CENTRO DE ACTUALIZACIÓN DEL MAGISTERIO
EN ZACATECAS
LICENCIATURA EN ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
DEL ESPAÑOL EN EDUCACIÓN SECUNDARIA
OPTATIVO. TALLER DE ESCRITURA CREATIVA
EVIDENCIA: ANTOLOGÍA DE TEXTOS CREATIVOS
MTRA: HORTENCIA HERNÁNDEZ RÍOS
ESTUDIANTE: ELIZABETH MONREAL CALDERÓN
QUINTO SEMESTRE
Índice
Introducción ....................................................................................... 3
Producciones del curso Taller de Escritura Creativa ......................... 4
Actividad 1. Foto-relato: Ella ......................................................... 4
Actividad 2. Calaverita: La catrina en tiempos del COVID ........... 5
Actividad 3. Carta: Carta a mi hermana .......................................... 6
Actividad 4. Historia de los audios: Siempre estaré ....................... 7
Actividad 5. Historia de un objeto: Un gran libro ........................ 10
Actividad 6. Atacado por los nervios: La navidad del cartero ..... 12
Conclusión ........................................................................................ 15
Bibliografía....................................................................................... 16
Introducción
La escritura creativa ha sido y sigue siendo un medio que se encuentra en el ámbito literario,
la cual ha permitido que se desarrollen ciertas habilidades creativas en las personas que la
practican, pues gracias a ella se han realizado producciones individuales en las que las
personas pueden crear sus propios mundos, pero donde también se encuentra involucrada la
realidad, sólo que siendo vista de diferente manera por ellos. La escritura creativa, es
conocida como “la actividad en la que una persona se expresa a través de la escritura, donde
también se promueve la lectura y mejora la comunicación tanto oral como escrita” (). En esta
práctica, se presentan diferentes procesos cognitivos, como lo son la memoria, atención,
comprensión, concentración e imaginación.
En el presente trabajo, se exponen las producciones realizadas por la docente en
formación a lo largo del quinto semestre en el curso Optativo. Taller de escritura creativa,
las cuales son textos, más que nada narrativos, en los que se dan a conocer los aprendizajes
que se han estado enseñando y adquirido a lo largo del semestre. Gracias a este curso, se
pudo conocer más acerca de lo que viene siendo la escritura creativa, pues de acuerdo a las
evidencias que se estuvieron produciendo a lo largo del presente semestre, hubo un gran
desarrollo del aprendizaje para mostrar la imaginación que la estudiante posee, mezclando
sus emociones y sentimientos en cada uno de esos textos.
El realizar este tipo de trabajos, promueve también que se vaya adquiriendo el
aprendizaje para producir textos literarios, y, por lo tanto, creativos. Aparte de que este curso
ha ayudado a mejorar y desarrollar las habilidades y capacidades que pueden presentarse en
un determinado contexto, también ha permitido que la estudiante, siendo una futura docente,
pueda tomar ideas y conocimientos acerca de este concepto, pues le servirá a lo largo de su
licenciatura para implementar ciertas actividades en las que ella sea capaz de mostrar su
creatividad, así como también impulsarla en las generaciones de estudiantes que a ella le
corresponda enseñar.
Producciones del curso Taller de Escritura Creativa
Actividad 1. Foto-relato: Ella
Me encontraba bajo la lluvia pensando en el último día que la vi, en el último lugar que
estuvimos juntos: la playa. Disfrutábamos del sol y el sonido del mar, mientras ella observaba
a los demás y sonriendo, yo la observaba a ella, tan linda y delicada, pensando lo afortunado
que era; venían a mis pensamientos los momentos juntos que habíamos pasado y me sentí
tan feliz, que parecía estar en un campo de girasoles, saltando sobre ellos como un astronauta
en el espacio, sin gravedad. Era tan rara mi imaginación al pensar en ella.
Volví en sí, al mundo real, donde ella ya no está; y sin darme cuenta, me encontraba
frente a la puerta de mi casa. Entré a mi hogar y me senté en el sillón junto a la ventana, tomé
mi libro favorito, el que había sido escrito por ella, y acompañado de una taza de café,
comencé a leer. Al abrir el libro y ver la primera página, pude observar mi nombre ahí, ella
había dedicado ese libro para mí: “Quiero agradecer a la persona más importante y
maravillosa de mi vida, el que me mostró todas esas cosas y momentos que hicieron posible
la escritura de este libro. Gracias amor mío por estar a mi lado y apoyarme siempre”.
Lágrimas cayeron por mis mejillas y solamente pensé: “Donde quiera que te
encuentres, querida, espero que estés siendo muy feliz”. Di vuelta a las páginas y estuve
admirando los detalles de esas calles, iglesias, personas, de esa comida, de la naturaleza que
ella dibujó de cada lugar que visitamos después de habernos casado; fueron muchos los
momentos que encontró, saboreó y disfrutó, era admirable cada cosa que hacía. Ella estaba
maravillada y agradecía por estar ahí, conmigo.
La lluvia se detuvo, cerré el libro, tomé mi abrigo y salí al jardín; miré al cielo y
sonreí, gracias amor mío, por hacerme tan feliz hasta el último de tus días.
Actividad 2. Calaverita: La catrina en tiempos del COVID
En este 2 de noviembre
Me fui a la dulcería
A comprarle a la catrina
Unos dulces de Sandía.
Cuando salí de la tienda
Desde lejos se miraba
La mismísima catrina
Que en persona se acercaba.
Aprovechando el momento
Quise entregarle mi ofrenda
Pero ella muy enojada
Me sacó la media vuelta.
¡Cómo sales a la calle
Sin ponerte un cubre bocas
Entregándome una ofrenda
Hasta rabia me provocas!
Así dijo la catrina
Mientras sacaba del bolso
Un KN95 que me iluminaba el rostro
“Nunca salgas a la calle
Con la boca descubierta
Tápate hasta la nariz
O vas a amanecer bien muerta
Porque el COVID-19
Siempre anda bien alerta”.
Ya me voy, ya me despido
Dejándoles el consejo
Que la catrina me dijo
El cual me dejó perplejo.
Hagan caso a la advertencia
Yo la catrina les digo
Porque antes de que cante el gallo
Me los llevaré conmigo.
Actividad 3. Carta: Carta a mi hermana
¡Hey! ¿Cómo estás hermanita? Sé que ha sido difícil, que se te complicaron las cosas cuando
se trataba de tu trabajo y estudio, y, sé también que hoy sigues luchando para superarte, para
salir a adelante. Nunca te lo dije, pero te he admirado mucho, por tu gran inteligencia, por
tus conocimientos y la gran persona que eres, muchos han dicho de ti que eres muy amable,
dedicada y que siempre ayudas a los demás, bueno, en eso tienen razón, mucha razón.
Siempre has estado para los demás, y por supuesto que, para mí también, tus consejos, tus
regaños, tus chistes y risas, siempre me han alentado, porque sé que formarán parte de mi
vida y serán momentos que recordaré.
Gracias por ser una maravillosa persona, por no dejarte vencer y amarme de una manera tan
inmensa, sana y linda; sé que muchas veces no te hice caso y fui grosera contigo, aun así,
quiero que sepas que te amo, que esos enojos no me han impedido amarte; siempre requeriré
de tu apoyo, no sabes cuan tranquila me hacen esas palabras que me transmites. Has logrado
lo que muchas veces te propusiste, ha sido cansado, has renegado, has llorado, pero nunca te
has rendido; y esa es una de las cosas que admiro de ti.
Agradezco que siempre has tenido la paciencia de escucharme y comprenderme, y, aunque
tomemos caminos diferentes, siempre serás la persona a la que querré volver, porque sé que
puedo contarte cualquier cosa; has estado en cada triunfo y fracaso por los que he pasado. A
pesar de cualquier malentendido, disgusto o alegría, siempre has tenido las palabras
necesarias para solucionar y hacer sentir bien a los demás.
Eres mayor que yo por algunos años, observo tu gran madurez y carácter; te has forjado a sí
misma y has tenido la paciencia para transmitirme todos esos conocimientos que tú tienes.
Muchas veces pensamos que las personas saben realmente lo que sentimos, pero no es así,
por eso hoy quiero decirte cuánto te amo: has tenido que soportar crisis y me parece
grandioso que, a pesar de todos tus tropiezos, te has levantado y recuperado tu fuerza. Eres
muy inteligente, responsable y honesta, es aquí cuando puedo decir que eres mi ejemplo a
seguir. Gracias por ser parte de mi vida y de mi familia, te amo demasiado.
Actividad 4. Historia de los audios: Siempre estaré
Era un día nublado y de mucho viento, me encontraba en la cocina y escuchaba cómo se
movían los árboles de la calle; podía ver por la ventana, mientras lavaba los trastes, que se
levantaban las hojas del suelo hasta alcanzar la punta de un árbol. Mi hermano Tomás se
encontraba viendo la televisión, siempre escogiendo los programas de ciencia, hace ya 5 años
que vive conmigo y en realidad, estoy muy feliz de que esté aquí. Lo observé sentado en la
sala y, levantando la mirada hacia mí, me dijo:
-¿Qué pasa Alexia?
-Nada, sólo quise mirar qué tan concentrado estabas- le dije riendo- pero, al parecer no estás
poniendo atención.
-Bueno, éste parece muy aburrido-respondió frunciendo el ceño- ¿Has terminado? Ven,
siéntate- me dijo señalando un lugar a su lado- podemos ver otra cosa juntos.
Era la primera vez que me hablaba así después de mucho tiempo, pues hubo un momento en
que fue un poco frío, tal vez era por el trabajo, nunca lo supe.
-Está bien, sólo me seco las manos-le dije.
Fui a sentarme con él y me abrazo, siempre fue así conmigo, siendo mi hermano mayor,
tierno y protector desde pequeños. Cuando la gente nos ve por la calle juntos, piensan que es
mi esposo, nosotros sólo nos miramos y reímos; aunque, en realidad, sí estuve casada, mi
esposo falleció hace 6 años y Tomás no quiso dejarme sola, fue entonces que decidió venir a
vivir conmigo.
-¿Qué te parece esta película de terror?
-Oh vamos-le dije molesta-sabes que no me gustan ese tipo de películas, sobre todo porque
siempre te diviertes asustándome.
-Bueno-dijo riéndose-entonces pongamos una de caricatura, siempre te gustaron esas.
-Eso sí me interesa-respondí riéndome.
Estábamos tan concentrados en la película, cuando comenzó a llover muy fuerte y nos
asustamos al escuchar un trueno; nos abrazamos y volteamos vernos, comenzamos a reír y
nos acercamos a la ventana. Estuvimos observando cómo la gente corría por la calle,
cubriéndose de la lluvia, a los niños que brincaban en los charcos. Fue entonces, que de
repente, recordé aquel día.
Me casé hace 8 años, pero mi esposo padecía de cáncer, vivimos juntos dos años, y fueron
los mejores dos años de mi vida, fuimos muy felices. Era un día lluvioso también, estábamos
en el hospital, ya habían pasado dos semanas desde que él se encontraba internado, yo no lo
dejaba solo y, sabía que él se encontraba muy grave; los médicos me dijeron que ya no
sobreviviría un día más, sabía que él que estaba sufriendo mucho, y acepté que debía irse. La
última noche que pude hablar con él, me dijo:
-Sigues siendo hermosa como la primera vez que te conocí. Gracias por ser parte de mi vida
y hacerme tan feliz-me acarició el rostro-, perdóname por no estar más a tu lado, perdóname,
pero ya no puedo más.
-No debes pedirme perdón-le dije llorando-, me alegra que sigas pensando eso, que te irás
feliz y estoy más feliz yo, porque me encuentro contigo, hasta el último día. Estoy agradecida
porque estuvimos juntos durante mucho tiempo y porque siempre serás parte de mi vida.
Él sonrío y besó mi mano, fue ahí cuando cerró sus ojos, se había ido para siempre. Lloré,
pero me alivió saber que ya no estaba sufriendo más, que allá a donde se fue estaría mejor;
Tomás llegó a la mañana siguiente, pues se encontraba viajando debido a su trabajo, fue a la
habitación donde mi esposo estaba y me vio ahí, entonces corrió a abrazarme. Lo vi y solté
en llanto, no dijo nada, sólo me abrazó muy fuerte.
Volví al presente, seguí observando cómo caía la lluvia, no sé por qué había recordado ese
día, tal vez estaba sensible por cómo Tomás se portó, no lo sé, pero lloré en silencio.
-Alexia, ¿estás bien? -me dijo Tomás.
-Estoy bien, sólo recordaba algunas cosas del pasado-le respondí mientras limpiaba mis ojos.
-Lo sé-me dijo- lamento que ese día no pude llegar a tiempo.
-Pero estas aquí-le respondí-. Siempre me cuidaste y nunca me dejaste sola, tu compañía me
hace feliz hermano, pero debes casarte –comencé a reír.
-Muy graciosa, claro que lo haré-dijo riéndose-, pero prometí que siempre te cuidaría y aquí
estoy-besó mi frente y me abrazó.
Actividad 5. Historia de un objeto: Un gran libro
Estaba olvidado, en el mismo lugar que la última persona lo tomó, se encontraba con los
demás libros para adolescentes, los cuales siempre eran escogidos por algunos jóvenes, pero
ese libro no. Fue entonces que, un día, siendo el 11 de octubre del 2011, sintió que dos manos
lo tomaban y lo ojeaban, “Vaya, se ve interesante, me gusta, me lo llevaré”; fue una niña
quien lo tomó, llamada Elizabeth y se dirigió con la bibliotecaria:
-Hola Elsa, me llevaré este libro.
-Hola Liz, claro que sí ¿sólo llevarás éste?
-Sí, creo que es el único que me parece interesante, por cierto, traje los libres que me prestaste
hace una semana.
-Muy bien, te lo agradezco-Elsa anotó en una libreta la fecha y el nombre de la niña-.
Entonces, en una semana tendrás que regresar el libro.
-Está bien, muchas gracias. Nos vemos.
Elizabeth se dirigió a su casa y, luego de hacer su tarea, comenzó a leer el libro; se titulaba
La Granja Groosham, ella siguió leyendo hasta que llegó la hora de dormir, “No quisiera
dejar de leerlo, me gustaría un poco más, pero tengo que dormir para ir a la escuela. Bueno,
seguiré mañana”, dijo la niña. Al día siguiente, Liz regresó de su escuela y se puso a leer el
libro, estaba muy emocionada, disfrutaba cada parte que ahí se narraba, desde pequeña
siempre le gustó la lectura y, no había día que no estuviera viendo algún libro.
Una semana después, ya había terminado con esa historia y fue a la biblioteca para entregarlo:
-Hola Liz-dijo la bibliotecaria-, ¿vienes a entregar el libro?
-Sí, bueno no-dijo Elizabeth-lo que pasa es que, vine a pedirte que me lo prestes otra vez.
-¡Claro que sí¡ Te gusto mucho ¿eh? Déjame anotar en la libreta y me lo puedes entregar
nuevamente en una semana.
-Muchas gracias Elsa.
Liz volvió a leer ese libro, incluso les platicó a sus amigos sobre él, tal parecía que le había
fascinado la lectura de esa historia. Cuando se venció la fecha para entregarlo en la biblioteca,
ella lo llevó y volvió a dejarlo en el lugar que lo había tomado; algunos de sus amigos fueron
a pedirlo también, debido a la recomendación que Elizabeth les había hecho sobre él. Era una
historia de terror, la cual hablaba de un niño que había sido elegido para ser vampiro y fue
engañado para llevarlo a una escuela y convertirlo en uno de verdad, era fantástico.
Al saber Liz, que ya lo habían devuelto a la biblioteca, volvió a ir para llevárselo a su casa y
leerlo nuevamente, lo tomó de la estantería y se dirigió con Elsa:
-¿El mismo libro?
-¡Sí! Es que, en verdad me gustó mucho. Sé que a lo mejor lo que cuenta es simple, pero me
divierto leyéndolo.
-Liz-dijo Elsa- ¿quieres quedártelo?
-¿Quedármelo? Pero, es de la biblioteca.
-En realidad no, es mío –dijo Elsa sonriendo-, bueno, era mío. Sólo lo dejé ahí porque ya no
lo leía más, incluso hay otros libros que ya no veía y decidí traerlos aquí. Así que, puedes
quedártelo.
-¿De verdad? ¡Muchas gracias Elsa! –respondió Liz muy entusiasmada– Me gustó mucho y
quisiera leerlo, aunque lo haya leído una y otra vez.
-De nada Liz, espero que lo disfrutes mucho todas esas veces que lo leas.
Desde ese momento, el libro ya no quedó en el rincón olvidado, pues ahora había alguien que
lo veía un tanto interesante y divertido; de hecho, el día de hoy, esa niña ya es una adulta,
tiene 20 años de edad y, aunque no pueda leer seguido sobre libros que no tengan que ver
con la escuela, hay momentos en que se pone a leer el libro de “La Granja Groosham”.
Actividad 6. Atacado por los nervios: La navidad del cartero
Y pensar que repartir cartas era un trabajo bien reconocido por la información, los mensajes
y los regalos que se dan y reciben entre las personas, hoy no puedo decir eso, al dejar en cada
puerta estas tarjetas creadas para una fecha especial y con un gran cariño, no demuestran la
gratitud que cada individuo posee. Hoy pienso que mi trabajo no es importante, nadie sabe
el esfuerzo que coloco en él: me levanto temprano, voy a la oficina postal para recibir
indicaciones, muchas cartas y recorrer la ciudad.
Salí de mi casa esta mañana, entusiasmado porque hoy me habían dado la tarea de
llevar tarjetas de navidad a los hogares de la ciudad, me alegraba que transportaría estos
regalos a cada una de las personas que se apreciaban y tomaban esta fecha como alegre, llena
de paz y felicidad. Era la primera vez que me hacían el encargo de este día, entonces me
dirigí a las casas; había personas en el patio o el jardín de sus hogares, la primera persona
que visité fue un anciano y le entregué la tarjeta en la mano, no hizo falta ponerla en el buzón:
-¡Feliz Navidad mi querido amigo! Aquí tiene-Le sonreí, pero él frunció el ceño, tomó la
carta y se dio la vuelta, no mencionó ni una palabra.
“No importa, es la primera persona, seguro que hoy se levantó muy temprano y por
eso tiene esa cara”, pensé; entonces seguí con mi positividad, esperanzado en que los demás
ciudadanos se portarían mejor. Me retracto, no recibí ni un “gracias que tengas un buen día”
o “feliz navidad”, absolutamente nada; estas actitudes, esos gestos, las emociones que
mostraron cuando me vieron, me hicieron sentir mal, eso demuestra la clase de personas que
son. No hay empatía, ven mi trabajo inferior a los demás, si supieran lo cansado que es, pero
no, “lo que hago no es importante”, decían sus ojos.
No puede ser que esté viviendo entre toda esta gente, ya no quería repartir esas
tarjetas, y lo que provocaron fue que yo también las otorgara de mala gana; llevaba la mitad
de la ciudad y lo único que había recibido por entregarlas, era una mala cara o en el peor de
los casos ni siquiera una mirada. Fueron pocas las personas que me lo agradecieron, pero,
aun así, nadie me mencionó algún buen deseo o bendición hacia a mí; me sentía tan mal, tan
insuficiente, que me entraron los nervios y comencé a llorar.
-Qué infeliz te ves-dijo una voz dulce de pronto-parece que no disfrutas el día, donde debería
haber risas, no lágrimas.
Levanté la mirada y ahí estaba ante mí, un hombre, se veía de unos 60 años y me
sonreía mientras me tendía la mano para ponerme de pie, me sequé las lágrimas:
-Disculpe, es que hoy no es ese día de alegría para mí, me han pasado cosas que han causado
tanto desprecio y tristeza hacia mí mismo.
-Oh amigo, todos tenemos días malos, no te rindas así tan fácil.
-Pero, soy un cartero, hoy me encargaron repartir tarjetas de Navidad a toda la ciudad, pero
parece que a nadie le agradan, y tampoco mi trabajo.
-Tu trabajo es importante, lo que a esta gente le pasa, es el dinero.
-¿El dinero?-dije confundido.
-Sí, el dinero-respondió el hombre- hay mucha gente que se alimenta de dinero, lo único para
ellos es trabajar y complacerse, piensan que así llenarán sus vacíos, sus emociones; pero
¿quiénes somos nosotros para hacerlos cambiar de parecer? Siempre hubo, hay y habrá gente
así, lo único que nosotros podemos hacer, los que sí podemos vivir sin ese dinero, es
regalarles sonrisas, desearles siempre lo mejor.
-¿Y de qué serviría?-le respondí inclinando la cabeza.
-No importa lo mucho que nos maldigan, nos desprecien o nos ignoren, al desearles una
buena vida, estamos bien con nosotros mismos, porque hemos deseado el bien a alguien, ya
es problema de ellos si quieren aceptarlo o rechazarlo. No te sientas mal si alguien no te dijo
hoy “Feliz Navidad”, es mejor dar que recibir, y no me refiero a lo material, sino a los
sentimientos, y no guardar rencor cuando alguien más nos lastima, siempre es bueno desearle
al otro lo mejor en su camino.
-Sí, tiene razón-dije levantando la mirada con esperanza-, he pasado por situaciones en las
que no me ha importado si no me dan nada a cambio, sólo quiero transmitir mi felicidad. En
este día, así fue, pero las actitudes de cada persona, hicieron que despreciara todo; aunque,
pensándolo bien, debería decírselos más alegre, que sientan esa buena vibra, como dicen, y
no sólo por compromiso, porque creo que así fue. En cuanto a mi trabajo, soy importante,
siempre lo he sido, porque soy yo el que les lleva el periódico cada mañana, soy quien les
lleva la correspondencia, ellos no mueven ni un dedo, es un orgullo lo que hago-le dije
riéndome y tomando mi bicicleta.
-Así es mi querido amigo cartero, nunca dudes en dar siempre lo mejor de ti, eso deja huella
en la persona que lo recibe, ya sea que él o ella no lo acepte de buena gana; sé siempre
positivo, habrá dificultades y personas así: materialistas, orgullosas, ignorantes, gruñonas, de
eso no te sorprendas. Y sobre tu trabajo, claro que es importante, todos lo son, pero hay
personas que no saben apreciar el esfuerzo de cada uno; ama lo que haces, disfrútalo, sé que
también habrá momentos en que decidas dejarlo, pero después de la tormenta viene la calma.
Al pronunciar todo aquello, me di cuenta de que no necesitaba una tarjeta de navidad
o una felicitación por este día, con esas palabras de motivación, fueron más que suficientes
para alegrarme. Me subí a la bicicleta, sonreí y le dije:
-Gracias. Por cada palabra, por esa felicidad que me ha transmitido.
-Feliz Navidad, amigo-el hombre sonrió y se despidió dándome la mano.
-Feliz Navidad-le respondí tomando su mano.
Me fui y volteé nuevamente para ver al hombre, pero ya no estaba; nunca supe su
nombre, quién era o de dónde venía, pero sí supe que era alguien que se había cruzado en mi
camino para alentarme, “tal vez era un ángel”, pensé, y me dirigí a las demás casas para
repartir las tarjetas que quedaban. A todas las personas que me cruzaba en la calle les gritaba
“¡Feliz Navidad, alégrate y que tus deseos se cumplan!” y les sonreía.
Después de todo, fue un gran día: llegué a casa, cené con mi familia, el tesoro más
preciado que tenía y agradecí por esa felicidad. Sé que hay momentos malos, sé que puedo
desanimarme, pero cuando eso pasa, pienso en las palabras que aquél hombre compartió
conmigo, y me digo a mí mismo “no te rindas”.
Conclusión
A partir de las diferentes producciones que se estuvieron realizando a lo largo del curso Taller
de escritura creativa, se obtuvo como principal aprendizaje, aprender a escribir mediante un
proceso creativo, es decir, a plasmar los conocimientos, emociones y sentimientos que la
estudiante posee. Con todos y cada uno de los trabajos presentados, por un lado, se llevó a
cabo la imaginación, la fantasía, los dibujos; pero, por otro lado, permitieron que surgiera la
innovación propia, es decir, conforme a que uno va escribiendo, va creando sus propios
escritos, y no específicamente cuentos de princesas, dragones, etc, sino más bien, a crear sus
propios mundos, tomando en cuenta la realidad y el lenguaje que desee.
Como bien se mencionó al inicio de este trabajo, este tipo de creaciones lleva a
generar diferentes habilidades para mostrarlas, a partir de ellas se originará el entendimiento
de cómo es nuestra manera de escribir, cómo “sacarle brillo” a esas producciones y, aparte
de que van surgiendo nuevas capacidades o bien, están saliendo a la luz las que ya poseíamos,
también podemos darnos cuenta de las debilidades que presentamos ante estos trabajos, pues
nos permiten estar al tanto de lo que debemos mejorar, lo que ya no debemos mencionar y lo
que es necesario agregar.
Un taller de escritura creativa, no es simplemente una actividad para formar
escritores o escribir solamente por compromiso, sino más bien un espacio en el que los
individuos resuelven sus dudas, conocen las inseguridades y emociones de otros, dándose
cuenta de que comparten los mismos sentimientos y en ocasiones, las mismas pasiones,
angustias y capacidades; y esto nos lleva a ser críticos, a veces muy despiadados, pero
siempre con la intención de que la otra persona reconozca sus errores y mejore.
En el taller de escritura creativa, surgirá la confianza, tanto en uno mismo, como
con los demás a quien compartes tus producciones; se experimenta, pero no siempre se va
por un camino fácil o rápido, sino más bien poco a poco, y no importan los errores o
equivocaciones que haya en esos textos creativos, importa el cómo se va progresando: las
equivocaciones y logros a los que se llegan. Ante todo, esto, el taller es un lugar plasmado
de experiencias por medio de textos, los cuales se leen, analizan, critican y reconstruyen, y
gracias a esto, cada uno los hace propios, porque, al fin y al cabo, uno mismos los está
puliendo y mejorando a su manera.