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CONCILIO VATICANO II, DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, LIBERTAD RELIGIOSA,

SERVICIO AL MUNDO

Mathijs Lamberigts

K.U. Leuven (Catholic University of Leuven)

1. Introducción

Siempre ha sido difícil reconciliar las pretensiones de verdad y el respeto por el prójimo.

Históricamente, las personas han afirmado que solo existe una verdad única o que esta es

demasiado amplia como para limitarse a una religión. A menudo pienso en el político e

intelectual romano Symmachus (345-405), quien pensaba que el misterio divino era tan rico y

diverso que no podía ser explicado por solo una religión. Hoy en día, muchas personas, al estar

frente a la presencia de otras religiones, estarían de acuerdo con él.

El 15 de agosto de 1832, el Papa Gregorio XVI, un pontífice conocido por su opinión

monárquica y elitista del papado1, promulgó la encíclica Mirari Vos, escrito que, como indicaba

su subtítulo, trataba del liberalismo y el indiferentismo religioso. En la encíclica, el Papa

condenaba el indiferentismo religioso, una postura perversa que declaraba que es posible obtener

la salvación eterna mediante la profesión de cualquier religión mientras se mantuviera la

moralidad2. De acuerdo con el Pontífice, el indiferentismo dio lugar a una propuesta absurda y

errónea que afirmaba que la libertad de consciencia debía mantenerse para todos3. El Papa

también condenó la libertad de prensa, estaba molesto con los críticos en cuanto a la confianza y

sumisión hacia los príncipes y rechazaba la separación de la Iglesia y el Estado4, una postura que

se debe entender en el contexto de la ascensión del Risorgimento, movimiento que buscaba la

unificación de Italia, unión que se vio obstaculizada por la presencia de austriacos en el Norte y

los territorios papales en el centro del país5. Su sucesor, Pío IX, enfrentado a estos desafíos en

que los católicos asumían distintas posiciones filosóficas, políticas, sociales y militares, confirmó

en su Syllabus errorum (1864) las posturas de sus antecesores. Sin embargo, la confirmación no

tuvo gran impacto pues en 1870 las tropas papales perdieron, Italia se unificó y el Quirinal se

transformó en la residencia del nuevo rey de Italia6. El Papa Pío X, en su encíclica de 1907,

Pascendi Dominici Gregis, se refería explícitamente al Syllabus errorum cuando condenaba el

modernismo.

1 Ver K. SCHELKENS-J.A. DICK-J. METTEPENNINGEN, Aggiornamento? Catholicism from Gregory XVI to

Benedict XVI. With an Afterword by D.G. SCHULTENOVER (Brill’s Series in Church History, 63), Leiden-

Boston, 2013, p. 7. 2 Mirari vos, nr. 13.

3 Mirari vos, nr. 14.

4 Mirari vos, nr. 20.

5 SCHELKENS-DICK-METTEPENNINGEN, Aggiornamento?, pp. 7-8.

6 SCHELKENS-DICK-METTEPENNINGEN, Aggiornamento?, pp. 28-32.

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El 25 de Marzo de 1928, la sociedad Amici Israel7, asociación que buscaba la conversión de

los Judíos al catolicismo, fue disuelta por decreto del Santo Oficio, el que fue aprobado por Pío

XI8. La organización se había fundado dos años antes en Roma y tenía el apoyo de personas con

influencia en la ciudad. A finales de 1927, 19 cardenales9, 278 obispos y alrededor de 3.000

sacerdotes pertenecían a dicha sociedad. Además, contaba con el apoyo de los Padres de la Santa

Cruz y los Franciscanos, y varios de sus miembros eran reconocidos teólogos, como Reginald

Garrigou-Lagrange (1877-1964), profesor del Angelicum, gran tomista y ferviente opositor del

modernismo. Sin embargo, en 1928 dejó de existir, principalmente porque la asociación quería

que se borrase el adjetivo perfidus y el sustantivo perfidia en la oración del Viernes Santo para la

conversión de los judíos. Esto ocurrió durante un período en que acciones, sentimientos e ideas

antisemitas estaban presentes no solo en Alemania sino que en el resto de Europa10

. El objetivo

de Amici Israel era desarrollar una actitud más acogedora hacia los judíos, pero probablemente

escogió un momento equivocado en la historia y las cosas no cambiaron.

Diez años después, en 1938, un jesuita chino, Wang Th’Ang Tche publicó un libro que tenía

como título “Les vertus des païens”: un libro con una preocupación… este jesuita convertido

buscaba responder a la pregunta: ¿cuál será el destino de mi familia en la vida venidera? Se

preguntaba si sus ancestros terminarían en el infierno (la doctrina oficial en aquel entonces

promulgaba que sin el bautismo las personas no podían salvarse), pues no se habían convertido a

la fe cristiana y, por ende y según la lógica cristiana, estaban condenados al infierno. Karl

Rahner había intentado contestar esta misma pregunta al hablar de los cristianos anónimos.

Con el Concilio Vaticano II, la situación cambió drásticamente. Este Concilio promulgó

documentos como: Nostra Aetate, Dignitatis Humanae, y Gaudium et Spes, escritos que trataban

sobre la actitud católica hacia las religiones no cristianas, la liberta religiosa y el rol de la Iglesia

en el mundo actual. Estos documentos fueron el resultado de los avances logrados en el Concilio

mismo, y se consideran como una señal de que la Iglesia estaba dispuesta a dialogar con otras

religiones y con el mundo, y que aceptaba la libertad de consciencia para todos. No es para nada

asombroso que varios creyentes opinaran que la Iglesia había roto sus propias tradiciones,

desarrolladas, entre otros, por los Papas antes mencionados. Los seguidores de la sociedad Pío X,

fundada por Monseñor Lefebvre, tienen menos problemas con el documento en liturgia,

7 La literature sobre esta sociedad es abundante. Ver H. WOLF, “Pro perfidis Judaeis”. Die “Amici Israel” und ihr

Antrag auf eine Reform der Karfreitagsfürbitte für die Juden (1928). Oder: Bemerkungen zum Thema katholische

Kirche, in Historische Zeitschrift 279 (2004) 3, 611-658, p. 617, n. 19. 8 Para detalles ver M. LAMBERIGTS, Discontinuity in the Teaching of the Church: the Case of Nostra Aetate 4, in

L. BOEVE-T. MERRIGAN (eds.), Tradition and the Normativity of History (BETL, 263), Leuven - Paris - Walpole,

MA, 2013, pp. 55-86, here pp. 55-62. 9 Dentro de los miembros de la sociedad estuvieron, entre otros, el entonces Secretario de Estado, cardenal Gasparri

(1852-1934), el Secretario del Santo Oficio, cardenal Merry del Val (1865-1930), en el tiempo de Pío X y de la

crisis anti-modernista él devino el Secretario de Estado, cardinal Van Rossum (1852-1932), un Redentorista

holandés, la cabeza de Propaganda Fide, el general de los dominicos y Arzobispo de Munich y Freising, von

Faulhaber (1869-1952), muy conocido por ser un férreo opositor de Hitler, nevamente algnos que apoyaron a la

campaña de Van Leer; cf. WOLF, “Pro perfidis Judaeis”, p. 618. Acercad de los obispos alemanes que apoyaron a

la sociedad ver WOLF, “Pro perfidis Judaeis”, pp. 620-621. 10

Ver WOLF, “Pro perfidis Judaeis”, p. 614. La actitud de los caólicos hacia el anti-semitismo sigue siendo un

tema de debate; ver O. BLASCHKE, Katholizismus und Antisemitismus im Deutschen Kaiserreich (Kritische

Studien zur Geschichtswissenschaft, 122), Göttingen, 1997; U. ALTERMATT, Katholizismus und Antisemitismus.

Mentalitäten, Kontinuitäten, Ambivalenzen. Zur Kulturgeschichte der Schweiz 1918-1940, Frauefeld-Stuttgart-Wien,

1999. De acuerdo a Alttermant, los católicos se distancian del ‘Rassen-‘Antisemitismus, pero “lehnten zich nicht

jeglichen Antisemitismus ab, sondern unterstützten vielmehr den ‘besseren’ christlichen Antisemitismus.” (p. 55).

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Sacrosanctum Concilium, que con las declaraciones sobre la libertad religiosa y el diálogo

interreligioso. En la época del Concilio, alemanes como el jesuita Karl Rahner y el peritus del

Cardenal Frings, Joseph Ratzinger, que opinaban que Gaudium et Spes era un documento

demasiado optimista, sino más bien ingenuo del rol de la Iglesia en el mundo de aquel

entonces11

. Que los obispos alemanes desarrollaran una actitud más positiva frente a dicho texto

se debe a Monseñor Elchinger de Strasbourg, aunque todavía opinaban que el documento era un

"texto incompleto, el comienzo de un diálogo con el mundo y no un cuerpo de enseñanza

definitivo y concluyente"12

.

Analicemos con mayor detención estos tres documentos, muy importantes para el tema en

discusión.

2. Nostra Aetate: Algunos datos

Sin duda alguna, uno de los documentos más destacables del Concilio Vaticano II es Nostra

Aetate. Este documento es el resultado de un largo y difícil proceso, muy controversial, incluso

hoy en día (cf. la reciente consternación con respecto a la oración del Viernes Santo para los

judíos). Una propuesta inicial, preparada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la

Unidad de los Cristianos, terminó por no revisarse en la reunión de la comisión preparatoria

central de junio de 1962, pues no querían intervenir en la duras discusiones entre los Judíos y

Árabes13

. El documento, que no se discutió en la comisión preparatoria central, se enfocaba en

los Judíos, quienes, de acuerdo con la visión del mundo Árabe, habían ocupado sus tierras con el

apoyo de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial.

Durante el Concilio, el tema de los Judíos continúo siendo una preocupación. El Concilio

hizo lo imposible para dejar claro que una declaración sobre los Judíos no tenía razón política. Se

realizaron varios viajes secretos al Medio Oriente para convencer a las distintas Iglesias

Católicas Orientales, que pertenecían a la Iglesia Católica, que apoyaran el texto14

. Además, se

realizaron varios intentos para explicar a los opositores del texto lo necesario que era. Cuando se

amplió el alcance en 1964, surgieron nuevos debates y disputas en torno al valor teológico de las

creencias hinduistas y budistas, debates que a veces revelaban la ignorancia cristiana sobre estas

religiones. Varias personas estaban molestas por lo que se dijo sobre el Islam, particularmente

los obispos del Medio Oriente, quienes no habían olvidado que habían sido víctimas de varias

persecuciones o como el Patriarca Maronita Meouchi (1894-1975) dijo: "Ellos (los musulmanes)

han perseguido a los cristianos durante siglos y nosotros somos hijos de los mártires. Su vida es

más animal y hace escándalo, a pesar del buen ejemplo de los cristianos... Homo animalis non

intelligit quae Spiritus sunt". El Coetus Internationalis Patrum, una organización en que

Monseñor Marcel Lefebvre, en aquel entonces Superior General de los Espiritanos, y Monseñor

11

K. RAHNER, Über den Dialog in der pluralistischen Gesellschaft, in Stimmen der Zeit 176, 1965, pp. 321-330; J.

RATZINGER, Ansgesichts der Welt von Heute: Überlegungen zur Konfrontation mit der Kirche in Schema XIII, in

Wort und Wahrheit 20 (August September 1965), pp. 49-54.. 12

Ver P. HÜNERMANN, The Final Weeks of the Council, in G. ALBERIGO-J.A. KOMONCHAK, History of

Vatican II. Vol. V. The Council and the Transition. The Fourth Period and the End of the Council. September 1965-

December 1965, Maryknoll-Leuven, 2006, p. 388. 13

ADP II,4, p. 22-23. Cf. also KOMONCHAK, The Struggle for the Council, p. 271 (with additional literature). 14

See M. LAMBERIGTS-L. DECLERCK, Mgr E.J. De Smedt et le texte conciliaire sur la religion juive (Nostra

Aetate, n° 4), in ETL 85 (2009) 341-384.

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Carlio de Segni, tuvieron un importante rol, afirmó, no sin razón, que el texto sobre los Judíos

debía considerarse como una ruptura con el pasado.

No obstante, a pesar de las críticas y oposición, en el texto final se puede leer: “La Iglesia

católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con

sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que

discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de

aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar

constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los

hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las

cosas." (Nostra aetate 2). El texto utiliza categorías abiertas como "verdadero" y "santo"15

. Estos

conceptos invitan a los católicos a tomar en serio lo que se presenta en otras religiones, incluso

cuando son distintas. La metáfora del "destello" (destello de aquella Verdad que ilumina a todos

los hombres), la que se refiere claramente a Juan 1:9, muy conocido en la teología patrística del

"logos" −en versiones previas, uno podía incluso encontrar una cita de Ireneo, Adversus haereses

IV, 28:2− ambos reconocen el valor de las otras religiones y que la tarea de la Iglesia es

proclamar y predicar a Cristo, pues él es la norma para el diálogo, no la Iglesia. En otras

palabras, el evangelio debe ser predicado, insta a todas las personas, incluso a los cristianos, a

llegar a "ein religionskritiches Moment"16

. El texto citado sugiere que un diálogo con todas las

personas de buena fe puede enriquecer a la Iglesia, o como indica Siebenrock, puede tener como

resultado recibir "una nueva experiencia de la plenitud de Cristo"17

.

3. El respeto y la misión van de la mano

Resulta evidente que existe una tensión entre reconocer el valor de otras religiones y la

misión de la Iglesia: predicar el evangelio en todo el mundo. Al respecto, resulta valioso discutir

el documento del Concilio Vaticano II sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes. Las

preparaciones en cuanto a este documento se han estudiado ampliamente. Aunque lo que todavía

sorprende es el hecho de que el Papa, en aquel entonces Pablo VI, el sucesor de San Pedro,

desconociera la importancia del documento que se revisaba por primera vez en el aula del

Concilio. El texto se presentó en aula el 6 de noviembre de 1964 y era simplemente una

introducción y 13 tesis, por lo que se calificó como texto sin cuerpo: ossa arida. El Papa Pablo

VI estaba presente en la congregación general de ese día y él esperaba que el esquema se

aprobase en principio. Yves Congar indica en su diario: “Él (el Papa) espera que el plan sea

aprobado para ser perfeccionado (aunque sé que los misioneros Superiores enviaron una carta

pidiendo que este esquema fuese destituido y reemplazado por otro que presentaron)"18

. Henri de

Lubac escribe en sus cuadernos: “El Papa parecía aconsejando aceptar el plan, mientras decía

que sería sin duda "minucioso y perfecto". (...) Se mostraba como un digno forastero haciendo

una visita ceremonial. Esto va más allá del Concilio, de acuerdo con una cierta ideología

15

Para lo que sigue ver los pertinentes comentarios de R.A. SIEBENROCK, Theologischer Kommentar zur

Erklärung über die Haltung der Kirche zu den nichtchristlichen Religionen Nostra aetate, in P. HÜNERMANN-B.J.

HILBERATH (eds.), Herders Theologischer Kommentar zum Zweiten Vatikanischen Konzil, Freiburg-Basel-

Vienna, 2005, Vol. III, pp. 657-658. 16

SIEBENROCK, Theologischer Kommentar zur Erklärung über die Haltung der Kirche zu den nichtchristlichen

Religionen Nostra aetate, p. 657. 17

Ibidem. 18

Y. CONGAR, Mon journal du concile, présenté et annoté par É. MAHIEU, Paris, 2002, Vol. II, p. 241.

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"romana", lo que significa que el Papa permanece aislado, fuera y por encima del episcopado"19

.

De Lubac es explícito respecto de uno de los dramas del Concilio Vaticano II: los consejeros no

informan bien al Papa. Sobre la base del material del Centro de Estudio del Vaticano II de

Leuven, uno simplemente podría indicar que un Papa mal informado fue humillado

públicamente. En medio del Segundo Concilio Vaticano, un grupo de superiores generales, la

mayoría de habla holandesa y algunos obispos nacidos en los Países Bajos (Bélgica y Holanda),

estaban muy insatisfechos con lo desarrollado en el documento sobre las misiones, avances que

dejaban en claro que lo que se consideraba como la esencia de la misión cristiana: predicar el

evangelio, de facto y en contextos específicos se había transformado en un problema. Miembros

del denominado Vriendenkring (círculo de amigos) incluían a Capuchin van Valenberg y a los

siguientes superiores generales: Volker de los Padres Blancos, Systermans de los Padres de

Picpus (Sagrados Corazones), Mondé de la Sociedad de Misiones Africanas, van Kerckhoven de

los Misioneros del Sagardo Corazón, Heiligers de Montfortans y el procurador general de los

Agustinos, Ad Van der Weyden. Estos superiores generales y los obispos que pertenecían a sus

comunidades opinaban que se le debía prestar mayor atención a los esfuerzos misioneros20

.

En el Vriendenkring eran bien conscientes de que incluso las regiones cristianas debían estar

descristianizadas, debido a las muchas migraciones características de la Europa Occidental

después de la Segunda Guerra Mundial. Los superiores generales se quejaron de la arbitrariedad

de la Sagrada Congregación para Propaganda Fide, una institución a la cual varios obispos

africanos se oponían21

. Los miembros saben que en este "nuevo" período de la historia se

requieren nuevas formas de hacer trabajos misioneros, lo que sería un desafío para las

congregaciones misioneras22

y sus miembros, quienes debían comenzar a dialogar con otras

religiones del mundo23

. Realizar actividades misioneras y mantener un diálogo interreligioso fue,

en efecto, uno de los mayores desafíos del Concilio Vaticano II. Si bien sorprende que durante el

Concilio la preocupación de los superiores generales fuera, en un principio, ignorada, ellos no se

dieron por vencidos y contribuyeron a lo que se transformaría en Ad Gentes. Esto se logró más

que nada con el trabajo del Padre Schütte, el superior general de los Misioneros del Verbo

Divino, aunque también fue el resultado del establecimiento de redes, la creación de una red

social en que se promovió un esquema y se contactó a los obispos misioneros24

. La colaboración

sincera y las redes se transformaron en palabras clave25

, de hecho era algo practicado por todos,

19

H. De LUBAC, Carnets du Concile, introduit et annoté par L. Figoureux. Avant-propos de F.-X. Dumortier et J.

de Larosière. Préface de J. Prévotat, Paris, 2007, Vol. I, p. 275. 20

Los archivos revelan que todos los superiors generales estuvieron a favor de trabajar ne las misiones, pero que

enfrentaron problemas acerca del modo como llevar adelante esto. 21

Cf. Reporte del encuentro de Febrero 21, 1964 (for the report, see the papers Van Kerckhoven, Center

Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 22

Cf. Reporte del encuentro de febrero 18, 1964 (for the report, see the papers Van Kerckhoven, Center

Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 23

Cf. Reposret del encuentro de Marzo 19, 1964 (for the report, see the Papers Van Kerckhoven, Center

Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 24

Carta Van Valenberg a los miembros del Vriendenkring dd. April 29, 1965 (Papers Van Kerckhoven, Center

Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 25

Para los detalles ver las cartas de van Valenberg of February 20, 1965 y March 27, 1965 (Papers Van Kerckhoven,

Center Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven).

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independiente si pertenecían a una minoría o mayoría26

. Todo esto pasó desapercibido, pues a

Propaganda no le gustaban tales "conspiraciones"27

. Es muy interesante que alrededor del 30%

de los Padres Conciliares pertenecieran a órdenes y congregaciones religiosas, pues

representaban a un grupo importante. Sus órdenes y congregaciones recibían importantes

recursos de Propaganda, pero debían pasar inadvertidos y pedir la ayuda de figuras destacadas

como Alfrink, Garonne, Frings, Duval, Rugambwa y De Smedt28

. En resumen, estas personas

estaban muy comprometidas y eran conscientes de la misión de la Iglesia como se describe en Ad

Gentes 2: “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de

la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre". Esta historia revela tres

aspectos:

1. La Iglesia Católica tenía en aquel momento dificultades para definir adecuadamente la

misión.

2. La información que se le había entregado a Pablo VI no era correcta o el presidente de la

comisión no conocía lo que ocurría en la vida real ni lo que esperaban las partes

involucradas.

3. Las competencias disponibles en aquel entonces no se utilizaron correctamente.

En la historia sobre el Vriendenkring, los superiores generales unieron dos elementos:

diálogo interreligioso y nuevas formas de misiones. Soy de la opinión que la misión y el diálogo,

el credo y el encuentro, se implican y se evocan una a otra. Es lo que se sugiere en la última parte

del párrafo 2: "La Iglesia exhorta a sus hijos con prudencia y caridad, mediante el diálogo y la

colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana,

reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores

socio-culturales que en ellos existen”.

4. Libertad religiosa

En el pasado el cristianismo jugó un rol dominante o más bien dictatorial. El adagio cuius

regio illius et religio es bien conocido. En Leuven, los edificios, los nombres de las calles, entre

otros, conmemoran el difícil período que los católicos ingleses e irlandeses vivieron en sus

respectivos países. Durante el siglo XIX, la idea de la libertad religiosa, que comenzó a entrar en

los círculos protestantes (Cf. el regreso de la Jerarquía Católica Romana en Holanda e

Inglaterra), se consideraba herejía, como se mencionó anteriormente. A comienzos del siglo XX,

procesos de emancipación académica tales como Loisy y Batiffol fueron bloqueados. En los años

50, se le pidió a John Courtney Murray −partidario de la libertad religiosa− que dejara de

publicar cosas al respecto, petición que acató29

. La italiana Silvia Scatena estudió ampliamente la

compleja génesis de este escrito30

.

26

Acerca de la minoría ver, e.g., Philippe J. ROY, Le Coetus internationalis patrum, un groupe d’opposants au sein

du Concile Vatican II, Lyon, 2011; cf. también las cartas de Msgr. D. Staffa a muchos superiors generals y peritos,

as preserved in the Center Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven. 27

Ver la carta de Van Valenberg, March 27, 1965 (Center Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 28

Ver las cartas de Van van Valenberg dd. April 29, 1965; June 18, 1965 (Papers Van Kerckhoven, Center

Conciliestudie Vaticanum II, KU Leuven). 29

Cf. D. GONNET, La liberté religieuse à Vatican II. La contribution de John Courtney Murray (Cogitatio Fidei),

Paris, 1994; G.P. FOGARTY, Vereinigte Staaten von Amerika, in E. GATZ (Hrg.), Die britischen Inseln und

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El documento sobre la libertad religiosa se presentó por primera vez durante la segunda

sesión del Concilio, el 19 de noviembre de 1963. Esta fue la primera vez que la Iglesia Católica

enfrentó dicho tema en una congregación con obispos provenientes de distintas partes del

mundo. Sin duda alguna, este fue un momento histórico, aunque extraño, pues la idea de la

libertad religiosa se trató desde una perspectiva interna cristiana, por lo que se sugirió que la

libertad religiosa y el cristianismo eran muy similares y que el cristianismo merecía estar por

sobre las otras religiones. La libertad religiosa todavía se consideraba un problema entre

cristianos de distintas denominaciones.

No obstante, como quedó en evidencia en la tercera sesión (septiembre de 1964), los que

presentaron el documento consideraban que el Estado no podía juzgar cuestiones acerca de

religiosis la verdad en religión. El estado, de acuerdo con el texto, no debía intervenir en asuntos

internos de tenor eclesiástico, debía ser neutral31

y limitarse a definir líneas dentro de las cuales

las personas podían confesar su fe en público y privado. El estado no tenía derecho de promulgar

medidas antirreligiosas. No hace falta decir que lo se describe aquí tuvo, en términos bastante

generales, importantes consecuencias. ¿Qué ocurre con la idea católica que profesaba que solo la

verdad católica tenía derecho a existir? ¿Qué ocurre con la conocida tesis que indicaba que los

errores no católicos solo podían ser tolerados? En aquel entonces, el estado ideal era un estado

católico definido por el Magisterio de la Iglesia. Para los que sostenían esta opinión, en su

mayoría de habla italiana o española, era evidente que la Iglesia Católica era la iglesia verdadera,

la única que merecía el apoyo de la autoridad civil. Aceptar la libertad religiosa significaba

abrirle el paso al liberalismo, lo que resultaría en el fin del trabajo misionero. En efecto, si todos

podían formar sus propias ideas sobre la verdad, ¿por qué las personas harían el esfuerzo de

convencer a otros de que sus opiniones ofrecían algún beneficio?

Los defensores del texto pensaban que no tenía sentido que la Iglesia Católica Romana

reclamara derechos religiosos para sí y se los negase al resto. La dignidad de la persona es un

valor que se aplica a todos los seres humanos. La libertad religiosa se consideraba el único medio

por el cual uno podía confesar sus propias convicciones religiosas en contextos totalitarios.

Debemos recordar que entre los defensores había obispos de países comunistas, y los obispos de

EE.UU., Inglaterra, Europa Central y Occidental, por mencionar algunos. Todos eran obispos

que sabían lo que era pertenecer a una minoría.

Otros argumentos a favor de la declaración indicaban que el respeto a la libertad religiosa

contribuiría a una sociedad pacífica entre seres humanos con distintas convicciones, en contextos

pluralistas, etc. Lo que se necesitaba era una plataforma común para hablar y colaborar con otras

denominaciones y religiones no cristianas o convicciones seculares. En este contexto, se debe

destacar que el texto enfatizaba la obligación de buscar la verdad; ser libre de presiones externas

no significaba que uno podía dejar de buscar la verdad. La libertad religiosa es un derecho y un

deber. Uno puede errar siempre y cuando busque la verdad encarecidamente.

Nordamerika (Kirche und Katholizismus seit 1945, 4), Paderborn, Munich, Vienna, Zürich, 2002, pp. 89-143, esp.

pp. 97-122. 30

S. SCATENA, La fatica della libertà. L’elaborazione della dichiarazione «Dignitatis Humanae» sulla libertà

religiosa del Vaticano II (Testi e ricerche di scienze religiose. Nuova serie, 31), Bologna, 2003. 31

AS III, 2, 352-353.

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Los votos al final del Concilio dejaron claro que las ideas del segundo grupo eran

compartidas por la mayoría de los padres. El 7 de diciembre de 1965, el resultado fue el

siguiente: 2.308 a favor; 70 en contra y 8 inválidos.

5. Gaudium et Spes: un Concilio en diálogo con el Mundo32

Gaudium et Spes es, al igual que los documentos presentados anteriormente, la consecuencia

del Concilio mismo33

. El documento es el resultado de un proceso de aprendizaje, del creciente

reconocimiento por parte de los obispos de que la Iglesia no solo debía dialogar con el mundo,

sino que también servirlo. Ser capaz de leer los signos de los tiempos se transformó en un tema

durante el Concilio, aunque ciertamente no fue el mayor problema de los obispos antes del inicio

del Concilio34

. Gaudium et Spes35

, en consonancia con la última encíclica de Juan XXIII, Pacem

in Terris, es una constitución pastoral para católicos y todas las personas de buena voluntad. La

constitución también se puede interpretar como la respuesta del Concilio al discurso de apertura

papal, Gaudet Mater Ecclesia36

, un discurso cuidadosamente preparado en el que el Papa

condenaba a aquellos que desconfiaban o temían al saeculum y consideraban que todas las cosas

eran peligrosas para la Iglesia: "En el ejercicio diario de nuestro oficio pastoral, a veces debemos

escuchar, muy a nuestro pesar, las voces de personas que, inflamados de celo, no han sido

dotados con mucho sentido de discreción o medida. En estos tiempos modernos no pueden ver

más que prevaricación y ruinas. Dicen que nuestra era, en comparación con épocas pasadas, está

cada vez peor, y se comportan como si no hubiesen aprendido nada de la historia, maestra de la

vida. Se comportan como si en la época de otros Concilios todo fuera triunfo, tanto la idea

cristiana, como la vida y la libertad religiosa. Sentimos que debemos discrepar con aquellos

profetas del pesimismo, quienes están continuamente anunciando desastres, como si el fin del

mundo estuviese cerca". Con estas palabras, el Papa encargó el Concilio a sus obispos. Dos días

después, los obispos pospusieron las elecciones y elaboraron sus propias listas, dejando en claro

que el Concilio les pertenecía a ellos37

. En varias de sus acciones los obispos sentían que el Papa

32

Toda esta pequeña parte está basada en M. LAMBERIGTS, Gaudium et Spes: A Council in Dialogue with the

World, in J. VERSTRAETEN (ed.), Scrutinizing the Signs of the Times and Interpreting Them in Light of the Gospel,

(BETL, 208), Leuven, 2007, pp. 17-40. 33

It is remarkable that these documents, in many senses the results of theological developments of the 40ties and

50ties, only became subject of (thorough if not vehement) discussion during the Council. 34

See the revealing survey of E. FOUILLOUX, The Antepreparatory Phase. The Slow Emergence from Inertia

(January, 1959 – Ocober, 1962), in G. ALBERIGO & J.A. KOMONCHAK (eds.), History of Vatican II. Vol. I,

Announcing and Preparing Vatican Council II. Toward a new Era in Catholicism, Maryknoll & Leuven, 1995, pp.

55-166. 35

The best study on the genesis of this document is Cf. G. TURBANTI, Un Concilio per il mondo moderno. La

redazione della costituzione pastorale <<Gaudium et spes>> del Vaticano II (Istituto per le scienze religiose –

Bologna : Testi e ricerche di scienze religiose, N.S. 24), Bologna, 2000, p. 111ff. 36

See A. MELLONI, L’allocuzione Gaudet Mater Ecclesia (11 ottobre 1962). Sinossi critica dell’allocuzione, in

Fede Tradizione Profezia. Studi su Giovanni XXIII e sul Vaticano II, Brescia, 1984, pp. 223-283; M.

LAMBERIGTS-L. DECLERCK, Gaudet Mater Ecclesia. Johannes XXIII’s openingsrede op het Tweede Vaticaans

Concilie, in Collationes 42 (2012) 363-379 (with further literature). 37

See M. LAMBERIGTS-A. GREILER, Concilium episcoporum est: The Interventions of Liénart and Frings

Revisited, October 13th, 1962, in Ephemerides Theologicae Lovanienses 73 (1997) 54-71; M. LAMBERIGTS-L.

DECLERCK, Le rôle de l’épiscopat belge dans l’élection des commissions conciliaires en octobre 1962, in J.

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9

los respaldaba38

, pues regularmente intervenía a favor de aquellos que querían hacer del Concilio

una reunión abierta de todos los responsables de la Iglesia39

.

Sin embargo, escribir un documento acerca de la Iglesia al servicio del mundo no era una

tarea fácil. Demoró siete versiones y una sesión extra (1965), pues de los 70 esquemas escritos

por las diferentes comisiones preparatorias, solo algunos trataban (de manera negativa) la

relación entre la Iglesia y el mundo40

. En enero de 1963, el esquema XVII era el último en la

lista de la agenda de la Comisión Central. En aquel entonces no tenía título y los intentos de

asignarle un nombre fallaron41

. Un número importante de figuras destacadas compartían la

opinión que el Concilio no debía tratar el rol de la Iglesia al servicio del mundo. Se debió esperar

hasta 1964 para encontrar la base de un texto que estuviese dirigido a los católicos, cristianos y

todos los que creyesen en Dios y los hombres y mujeres de buena voluntad42

. Hubo bastante

debate con respecto al contenido del texto43

, pues algunos querían comenzar con una evaluación

"negativa" de un mundo malvado y peligroso, en un contexto en que la vida monástica se

describía como una "huida del mundo".

Cuando la esencia del mensaje es el anuncio de una vida por venir, es difícil ser positivo con

el mundo. Varios participantes del Concilio consideraban que el ateísmo y el comunismo debían

ser condenados, dichas personas eran obispos que vivían en exilio u obispos italianos enfrentados

al creciente éxito que el comunismo estaba teniendo en sus países44

. Otro desafío estaba

relacionado con la tensión que existía entre el énfasis sobre la doctrina cristiana (enfoque

deductivo) y la lectura de los signos de los tiempos (enfoque inductivo)45

. Se le dio mucha

atención al problema de la pobreza, por lo general relacionado con el subdesarrollo, la

discriminación racial y el colonialismo46

.

LECLERCQ (éd.), La raison par quatre chemins. En hommage à Claude Troisfontaines (Bibliothèque philosophique

de Louvain, 73), Louvain-la-Neuve, 2007, pp. 279-306. 38

A. MELLONI, Giovanni XXIII e l’avvio del Vaticano II, in E. FOUILLOUX (éd.), Vatican II commence…

Approches Francophones (Instrumenta Theologica, 12), Leuven, 1993, pp. 75-104, here p. 93. 39

See M. LAMBERIGTS, The Conciliar Decisions of Pope John XXIII: A survey, in CCV II 5 (2005) 5-20. 40

Among the counciliar documents, Inter Mirifica still shows traces of such negative attitude towards the world.

See, among others, M. LAMBERIGTS, Storia di un'occasione perduta, in A. VALLI-M. RONCONI (eds.), L'era

della comunicazione. Introduzione a Inter Mirifica, Milan, 2009, pp. 29-46. 41

See the pertinent remarks of Cf. J. GROOTAERS, The Drama Continues between the Acts. The “Second

Preparation” and its Opponents, in G. ALBERIGO & J.A. KOMONCHAK (eds.), History of Vatican II. Vol. II.

The Formation of the Council’s Identity. First Period and Intersession (October 1962-September 1963), Maryknoll-

Leuven, 1997, p. 412. 42

For the details, zie E. VILLANOVA, The Intersession (1963-1964), in G. ALBERIGO & J. A. KOMONCHAK,

History of Vatican II. Vol. III. The Mature Council. Second Period and Intersession (September 1963-September

1964), Maryknoll-Leuven, 2000, pp. 408ff.; TURBANTI, Un concilio per il mondo moderno, pp. 336-338. 43

For details, see LAMBERIGTS, Gaudium et Spes, pp. 28ff. 44

Cf. LAMBERIGTS, Gaudium et Spes, pp. 33-34. 45

See the many valuable studies in J. VERSTRAETEN (ed.), Scrutinizing the Signs of the Times in the Light of the

Godspel (BETL, 208), Leuven-Paris-Dudley, MA, 2007. 46

See TANNER, The Church in the World, pp. 289-291. That poverty became an important aspect in the debate was

a direct result of the efforts made by the Church of the Poor Group. Cf. D. PELLETIER, Une marginalité engagé: le

groupe “Jésus, l’Église et les Pauvres”, in M. LAMBERIGTS, Cl. SOETENS, J. GROOTAERS (éd.), Les

Commissions Conciliaires à Vatican II (Instrumenta theologica, 18), Leuven, 1996, pp. 63-89. On John XXIII’s

interest in this topic, see G. ALBERIGO, “Église des pauvres” selon Jean XXIII et le Concile Vatican II, in M-A.

VANNIER , O. WERMELINGER, G. WÜRST (eds.), Anthropos Laïkos. Mélanges A. Faivre (Paradosis, 44),

Fribourg, 2000, pp. 13-31.

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Por lo general, la pobreza excluía a los niños de la vida cultural, la educación y cosas del

género. En este sentido, el cristianismo no había marcado la diferencia en un mundo donde el

75% de la población seguía siendo pobre y el 70% de las riquezas pertenecía al 16% de la

población mundial47

. Otros temas álgidos eran la sobrepoblación y las familias con demasiados

hijos, un grave problema, no solo en el Tercer Mundo, sino que en países como Irlanda. ¿Es

aceptable tener varios hijos sin tener medios para alimentarlos? ¿Qué ocurre con el rol de la

mujer, quien nunca tuvo permiso para participar en el Concilio? 48

¿Hay una actitud ambigua

hacia la ciencia y su eventual amenaza para la religión? ¿Qué decir sobre la paz en un mundo

caracterizado por la guerra, la violencia y la carrera armamentista? 49

.

En aquel entonces todos estos temas eran nuevos para varios líderes cristianos, pero todos

estaban relacionados con la vida cotidiana de los creyentes y, por lo tanto, debía ser un tema de

preocupación para los Padres Conciliares. No hace falta decir que el debate sobre el rol de la

Iglesia en el mundo no fue "normal". Los padres concordaban con mayor facilidad en temas

como la transubstanciación que en detalles como la pobreza, la exclusión, el racismo, entre otros.

Era un debate en el que todos los continentes tenían opinión. Probablemente, es el debate más

internacional del Concilio. ¿Fue un debate sobre una constitución optimista o tal vez ingenua? 50

Puede ser, aunque el texto final es el resultado de acuerdos. El texto recibió un inmenso apoyo

cuando se votó el 7 de diciembre de 1965, con 2.309 votos a favor, 75 en contra y 7 inválidos.

No obstante, a la luz de los debates posteriores al Concilio Vaticano II, uno se podría preguntar

si todos estaban aprobando la misma "interpretación" del texto. Se calificó como una

Constitución pastoral sobre la iglesia en el mundo actual, orientada a expresar la relación entre la

Iglesia y el mundo moderno. Era un trabajo en progreso, como podemos notar en el Nº91:

"Aunque reitera la doctrina recibida en la Iglesia, como más de una vez trata de materias

sometidas a incesante evolución, deberá ser continuada y aplicada en el futuro". Esto se debe

realizar en diálogo con todos los Católicos, todos los Cristianos, todos los creyentes y no

creyentes (Nº92).

Hay críticas que uno ciertamente debería expresar, pero varios de los temas mencionados en

la segunda parte de Gaudium et Spes todavía son temas de interés51

. Se debiese indicar que gran

parte de lo que aparece en el texto está escrito desde una perspectiva occidental52

. El problema

de la pobreza se discutió pero no tuvo mayor influencia en la constitución. No obstante, dicha

constitución fue el inicio de un proceso que se "debía perseguir y exponer" y todavía quedaba

mucho por hacer.

47

LAMBERIGTS, Gaudium et Spes, p. 32. 48

Partly thanks to the presence of observers, among whom were lay people, Roman Catholic lay people finally

received an invitation; cf. TURBANTI, Un Concilio per il mondo modern, p. 434. On the participation of the laity in

general and women in particular in the Council, see R. GOLDIE, From a Roman Window. Five Decades: the World,

the Church and the Catholic Laity, Sydney, 1998. 49

See LAMBERIGTS, Gaudium et Spes, p. 34. 50

This critique was, as mentioned above, already formulated during the Council; see also TURBANTI, Un concilio

per il mondo moderno, pp. 651ff. 51

See the pertinent remarks of N. METTE, Die pastorale Konstitution über die Kirche in der Welt von Heute

Gaudium et Spes, in F.X. BISCHOLF-S. LEIMGRUBER (Hg.), Vierzig Jahre II. Vatikanum. Zur

Wirkungsgeschichte des Konzilstexte, Würzburg, 2004, pp. 280-296, p. 288. 52

However, with both Medellin (1968) and Puebla (1979), Vatican II will receive its own image in Latin America.

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6. La religión, el respeto y la búsqueda de la verdad

Nostra Aetate comienza con la siguiente declaración: “En nuestra época, en la que el género

humano se une cada vez más estrechamente y aumentan los vínculos entre los diversos pueblos,

la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones

no cristianas. (…). Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto

que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin

último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se

extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el

resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz". (Nostra Aetate 1). La creencia

en un Dios, creador del cielo y la tierra, es un principio que los cristianos, judíos y musulmanes

comparten, pero difieren en los detalles. El Medio Oriente, Nigeria, Bruselas, Londres, India,

Pakistán, Irlanda del Norte y el drama que ocurre tanto a nivel macro como micro, dejan claro

que la esencia (revelada) de la fe en su aplicación concreta en diferentes religiones no calza con

las experiencias del diario vivir. En contra del trasfondo de una verdad "universal", las personas

en situaciones concretas/contextuales tienen la idea de que se encuentran "en el centro de los

detalles" y suelen olvidar que tienen tantas cosas en común con aquellos a quienes atacan o por

quien son perseguidos e incluso asesinados. Gran parte de lo que se cree se basa en lo que ha

sido revelado por figuras históricas como Moisés, Jesús y Mahoma. Existe una enorme distancia

entre las afirmaciones religiosas como tal y la manera en que la fe trascenderá. Resulta evidente

que dichos aspectos complicarán los intentos por desarrollar una religión con un impacto social

real.

¿Qué pensar de todo esto? En primer lugar, ni "la doctrina" ni "la verdad" son poseedores de

derechos, pero sí el ser humano y su consciencia53

. El Concilio Vaticano II enfatizó varias veces

la necesidad de predicar el evangelio de manera auténtica; al respecto, la ortopraxis podría ser la

palabra clave. Los cristianos tienen los mismos derechos y deberes que los no cristianos. La

época en que ser católico resultaba beneficioso ha terminado o al menos debería haber terminado

(cf. las normas en España, 1976; Italia, 1984). Los estados debiesen ser neutrales en los temas

religiosos. Documentos papales como Evangelii nuntiandi (5 de febrero de 1992) y Centesimus

annus (1991), por mencionar algunos, dejan claro que la Iglesia Católica Romana está muy

preocupada de defender los derechos humanos de todos54

.

Nostra aetate sigue siendo un manifiesto para cada diálogo interreligioso y auténtico en

libertad, tanto con otras denominaciones cristianas como con religiones del mundo. Será un

diálogo caracterizado por la interacción cultural y social55

, por lo que se transformará en un

diálogo multifacético. Además, será un diálogo difícil, basado en el respeto y reconocimiento de

la pluralidad social. Es parte del legado del Concilio Vaticano II dialogar con respeto: predicar el

Evangelio y el proceso de evangelización se deben hacen dentro del marco descrito por los

Padres del Concilio. La conversión solo ocurrirá en una situación real de libertad y respeto.

53

Cf. Dignitatis humanae 1-2. 54

Cf. H. RICO, John Paul II and the Legacy of Dignitatis Humanae, Washington DC, 2002, p. 119. 55

Cf. G.M. SIVIERO, La libertà religiosa dalla Dignitatis Humanae ai nostri giorni, in Quaderni di Diritto

Ecclesiale 11 (1998) 244-266, here p. 249.

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Sin embargo, esto representa otro desafío: el diálogo (interreligioso) y la voluntad para

hacerlo requiere de una disposición para comprender la esencia de otras convicciones no

religiosas, sin tener la garantía de que los otros estén dispuestos a dialogar56

. A veces la otra

parte interpreta la voluntad de diálogo como un signo de debilidad. En efecto, esta idea se

desarrolló en medios cristianos, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. No cabe

duda que el holocausto en Auschwitz fue un importante estímulo para que el respeto por otras

religiones aumentara. No obstante, el fin de la guerra también fue un punto crucial en el proceso

de debilitamiento del cristianismo, incluido el catolicismo57

. Para Europa el fin de la guerra

significó perder su dominio internacional. La descolonización de facto −que para varios países

africanos fue el comienzo de conflictos internos, guerras, etc.− implicó una pérdida de poder

económico para los países colonizadores. En varias de las ex colonias, el cristianismo se

concebía como poderes económicos y políticos extranjeros. El cristianismo se consideró y

considera una religión extranjera, un tipo de religión importada, p.ej. en los medios indios de

origen hindú58

. ¿Es el diálogo interreligioso signo de debilidad o una expresión (unilateral) de

profundo respeto por las convicciones religiosas del otro?

Sin embargo, la visión del Concilio Vaticano II −como se esboza arriba− se implementó en

varios lugares. Es verdad que las minorías católicas en varios países todavía no disfrutan de tal

libertad religiosa y en general viven bajo amenazas y con angustia59

. También es cierto que

incluso en países donde existen las condiciones para el diálogo verdadero en libertad, debido al

creciente relativismo y pluralismo cultural y a la fragmentación social, ha surgido un desinterés

por la religión o peor aún la división dentro de las comunidades cristiana está aumentando. En

este contexto, existe una constante tentación de cerrar la puerta y mirar hacia el pasado, un

pasado idealizado que nunca existió, pero que en ese caso todavía existiría.

Sin embargo, todavía es cierto que las personas continúan buscando el sentido, la verdad

y la verdad religiosa. Para los cristianos esta última no es una doctrina sino una persona, el

camino, la verdad, la vida, aquel a quien esperamos. Esto es lo que confesamos, lo que inspira

nuestra vida cotidiana y acciones, por esto debemos predicar el Evangelio, pero debemos hacerlo

con humildad y respeto hacia las otras religiones.

7. ¡El Vaticano II invita!

Un libro reciente, “Vatican II comme style”60

, una colección de estudios que deja claro que el

estilo de los documentos del Concilio Vaticano II es, por lo general, un estilo especial, un estilo

pastoral. En su introducción, el editor advierte sobre la lectura "dogmatizada" de los documentos

conciliares, pues dicha lectura olvida que estos escritos son textos de búsqueda, obras en

56

In this regard, see the helpful insights of D. HOLLENBACH, Human Rights and Interreligious Dialogue: The

Challenge to Mission in a Pluralistic World, in International Bulletin of Missionary Research, 1981, pp. 98-101,

here p. 98. 57

The growth of Catholicism in the West some people refer to, is partly the result of immigrations. It might be

interesting to examine thoroughly the opportunities this new situation offers to local communities. 58

Although such accusations are not always correct. Churches like the Syro-Malabar or the Syro-Malankara ones

were present in India long before Hinduism was considered to be a religion. 59

See esp. R. MINNERATH, La déclaration Dignitatis Humanae à la fin du Concile Vatican II, in Revue des

sciences religieuses 74 (2000) 226-242. 60

J. FAMERÉE (éd.), Vatican II comme style. L’herméneutique théologique du concilie, Paris, 2012.

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proceso. Estos textos no pretenden entregar la última palabra, pues tratar con la Iglesia en un

mundo cambiante también implica lidiar con una Iglesia cambiante. Los padres reconocen esto

de manera explícita en el Nº33 de Gaudium et Spes: "La Iglesia, custodia del depósito de la

palabra de Dios, del que manan los principios en el orden religioso y moral, sin que siempre

tenga a manos respuesta adecuada a cada cuestión, desea unir la luz de la Revelación al saber

humano para iluminar el camino recientemente emprendido por la humanidad"61

. La Iglesia

desconoce la respuesta a todos los problemas y desafíos presentes en su diálogo con el mundo y

con otras religiones que también buscan la verdad. En Dignitatis Humanae, se reconoce la

consciencia autónoma del ser humano en la religión. Con Gaudium et Spes, la Iglesia se ha

liberado a sí misma de lo que se denomina agustinismo político62

. Tal ideología se contrapone

con lo dicho en Ad Gentes II, 12: “La Iglesia, con todo, no pretende mezclarse de ninguna forma

en el régimen de la comunidad terrena. No reivindica para sí otra autoridad que la de servir, con

el favor de Dios, a los hombres con amor y fidelidad"63

. Con el Concilio Vaticano II, la era

constantiniana terminaría para no regresar nunca más.

En mi opinión, Dignitatis Humanae, Nostra Aetate, y Gaudium et Spes son los documentos

conciliares más desafiantes de la Iglesia Católica actual. En estos documentos, el Concilio

Vaticano II deja claro que deseaba estar al servicio del mundo, porque, en efecto, todos los

creyentes viven en mundos y contextos concretos e incorporan su fe en acciones específicas64

. El

Concilio Vaticano II reconoce que el mejor modus vivendi consiste en respetar a todas las

personas de buena fe, reconocer el derecho fundamental de la libertad humana y creer que Dios,

en su inmensa diversidad se revela ante todos. De hecho, la fe católica, cristiana y religiosa, la

incredulidad, el ateísmo y el agnosticismo están en permanente movimiento. Al respecto el

Concilio Vaticano II es claro: Los católicos están al servicio de los hermanos y hermanas,

creyentes y no creyentes. En la actualidad, este servicio se debe hacer con humildad65

, pues la

iglesia ha perdido bastante crédito debido a los abusos sexuales, los Vatileaks y la manera banal

en que viven varios obispos, entre otros. En este sentido, es impresionante ver cómo el Papa

Francisco, en reacción a varios de estos abusos, es criticado y resistido, aun cuando pide regresar

a los valores del Evangelio y pone el Evangelii Gaudium en el centro de nuestras vidas y

creencias.

El servicio a la humanidad se debe realizar con humildad y con respeto honesto. Más del

50% de la población mundial es cristiana o musulmana. Poco menos del 50% de la población

mundial pertenece a otras religiones o no cree en un ser divino trascendente. Es difícil pensar que

los cristianos (alrededor de un tercio de la población mundial) son los únicos que tienen la razón

y están en lo correcto, mientras que el resto está equivocado y son necios. Lo mismo se puede

decir de los cristianos, es difícil pensar que ellos, el mayor grupo confesional del mundo, son

61

Gaudium et Spes, nr. 33 (Ed. Tanner, p. 1089). 62

On this issue, still relevant today, see J. KOMONCHAK, A Postmodern Augustinian Thomism? In L. BOEVE-M.

LAMBERIGTS-M. WISSE, Augustine and Postmodern Thought: A New Alliance against Modernity? (BETL, 219),

Leuven, 2009, pp. 123-146. 63

Ed. Tanner, p. 1021. 64

In this regard, it is interesting to see that the noun servitium, 79 times present in the counciliar text, 26 times

appears in Gaudium et Spes, 12 times in Lumen Gentium, 11 times in Presbyterorum Ordinis, and 9 times in Ad

Gentes. 65

Cf. Gaudium et Spes, ch. 4-10, were the pastoral nature of the Council, is described in terms such as to serve, to

guide, to listen…

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necios y están equivocados, mientras que el resto no. Al respecto, uno debería leer y releer, una y

otra vez, Nostra Aetate 2, texto ya citado anteriormente. Los católicos proclaman que la verdad

es una persona y que, debido a él, deben obrar con sus actos: la ortopraxis siempre se debe

preferir por sobre la ortodoxia, aunque no se pueden separar. La búsqueda de la verdad se debe

concretar con acciones, razón por la cual la religión nunca se debe aislar o reducir a la esfera

privada66

.

Al respecto, un documento como el Dignitatis Humanae sirve como manifiesto católico. Los

redactores de este documento rechazan que la Iglesia Católica Romana reclame derechos

religiosos, mientras se los niega al resto. La dignidad de la persona es un valor que rige para

todos los seres humanos y los estados tienen un rol fundamental en este asunto. Dichos estados

tienen el deber de crear espacios en los que la religión pueda existir con respeto mutuo,

ciertamente un desafío para aquellos países en que la idea del respeto mutuo se considera

absurda67. La libertad religiosa es el único medio por el cual uno puede confesar sus propias

convicciones religiosas. Esto no será evidente en contextos totalitarios y debo admitir que donde

vivo, los cristianos y católicos no son realmente libres68. En este sentido, podemos aprender

bastante de la experiencia de los Padres Conciliares que vivían en países comunistas, quienes

eran considerados ciudadanos de segunda clase (EE.UU. e Inglaterra) o pertenecían a la minoría

cristiana, como ocurría en Europa del Norte y Occidental (cf. el norte de Alemania). Los

católicos incluso pueden funcionar como modelos. En consonancia con Dignitatis Humanae, los

últimos vestigios de la legislación anti reforma se quitaron en España en 1976 y en Italia en

1984. Estas medidas −que fueron muy apreciadas por las comunidades no católicas y no

cristianas− dejaban claro que los católicos querían participar en un diálogo abierto, esto en el

contexto de un bonum commune real y un marco jurídico sólido69. En documentos como

Evangelii nuntiandi (5 de febrero de 1992) y Centesimus annus (1991) 70 queda en evidencia que

la Iglesia Católica Romana y sus líderes son realmente promotores de los derechos humanos en

todo el mundo. Seamos claros, sin el reconocimiento de la libertad religiosa, no existe base ni

para el diálogo interreligioso ni para la colaboración honesta y sincera al servicio de un mundo

mejor.

8. Para concluir

Los cambios dramáticos en el mundo y los documentos conciliares, muy conscientes de

dichos cambios, dejan claro que regresar al siglo XIX no es una opción. En este período hubo un

distanciamiento de la sociedad y los individuos y, por otra parte, la sociedad y los individuos se

66

What is acceptable and accepted with regard to political parties, ipso facto is also acceptable for religious

organizations who respect the democratic state rules with regard to freedom of religion. 67

It should be emphasized that all Christians, including Catholics, needed centuries in order to discover that the

dignity of the person is prior to the primacy of truth; see I. ESSIG, Du primat de la vérité à celui de la dignité de la

personne: le déplacement opéré par la declaration ‘Dignitatis Humanae’, in J. DRISCOLL (ed.), Imgaginer la

théologie catholique. Permanence et transformations de la foi en attendant Jésus-Christ (Studia Anselmiana, 129),

Rome, 2000, pp. 437-463. 68

See R. MINNERATH, La déclaration Dignitatis Humanae à la fin du Concile Vatican II, in Revue des sciences

religieuses 74 (2000) 226-242. 69

Cf. Dignitatis humanae 4. 70

See H. RICO, John Paul II and the Legacy of Dignitatis Humanae, Washington DC, 2002, p. 119.

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distanciaron de la Iglesia. Gaudium et Spes "marca un giro definitivo respecto del pasado71

y, por

lo tanto, es mucho más que "un punto de inflexión", es un nuevo punto de partida, es un

"documento doctrinal" de la enseñanza de la Iglesia"72

. Al mismo tiempo, dicha Iglesia

−Ecclesia quaerens− no pensará en términos de potestas, sino que optará por la responsabilidad,

en base a la autoridad profética. En este enfoque, y esta era realmente la intención de los

redactores de Gaudium et Spes73

, había que sospechar de una visión jurídica de la Iglesia en el

mundo (aunque en términos de potestas).

Con Gaudium et Spes, el Concilio reconoció la validez del método inductivo. En relación a

su doctrina, la Iglesia, por su vocación, debe escuchar las necesidades y esperanzas, los temores

y desafíos del mundo, no como un espectador distante, sino que como colaborador fraternal. La

historicidad de la humanidad afecta profundamente a la Iglesia, porque está conformada por ser

humanos y está al servicio de ellos. Dichos seres humanos viven, piensan, actúan, aman y sufren

en situaciones concretas. Sus experiencias forman parte de la experiencia de la Iglesia, por ende,

las experiencias humanas se transforman en loci theologici74

. En otras palabras, lo que se debe

considerar seriamente no es la institución y sus estructuras, sino que las experiencias de vida de

seres humanos concretos. "El Segundo Concilio Vaticano (...) se dirige (...) a todas las personas,

en su deseo de explicarle a todos cómo concibe la presencia de la Iglesia y su actividad en el

mundo actual. Este mundo es visto como el mundo de hombres y mujeres, toda la familia

humana en su entorno..."75

. Las Iglesias y sus miembros son uno de los compañeros de diálogo.

Como resultado, se espera que los cristianos cooperen entre sí, con todas las personas de buena

voluntad, para hacer de este mundo un lugar mejor, un mundo que se caracterice por el respeto a

las convicciones de todos, y, al mismo tiempo, que esté constantemente consciente del sueño que

Dios tiene sobre la humanidad: "Dios quiere que todos los hombre se salven" (1 Timoteo 2:4)

Textos como Gaudium et Spes 40; 88; 90; 92 promueven la cooperación entre católicos y otros

cristianos, y entre cristianos y otras personas. De hecho dejan claro que "La iglesia siempre debe

reformarse porque el mundo siempre se está reformando". De hecho, se puede leer en el último

párrafo de la primera nota al pie de Gaudium et Spes: “La constitución debería, por lo tanto,

interpretarse de acuerdo a las normas generales de interpretación teológica y con la debida

atención, especialmente en la segunda parte, a las circunstancias cambiantes de los temas a

tratar".

Una Iglesia que desea tomar en serio el diálogo con el mundo debe considerar las

circunstancias cambiantes de los temas a tratar, y debe dialogar con el mundo como se presenta

hoy en día. Nostra Aetate, Dignitatis Humanae, y Gaudium et Spes todavía son documentos

relevantes, pues son la consecuencia de aceptar76

el mundo tal como es. En otras palabras, la

71

Meant is the medieval view of Church as a « potestas ». 72

Cf. J. GROOTAERS, Rupture et présence dans « Gaudium et Spes », in Y. M.-J. CONGAR & M.

PEUCHMAURD, L’Eglise dans le monde de ce temps. Constitution pastorale “Gaudium et spes”, T. 3. Réflexions

et perspectives (Unam Sanctam, 65c), Paris, 1967, p. 45. 73

CONGAR, Eglise et monde, p. 27: « Vraiment, on a voulu sortir d’une manière juridico-politique de concevoir les

rapports entre Eglise et monde ». 74

Cf. Gaudium et Spes, nr. 44. 75

See Gaudium et Spes 2 (ed. Tanner, p. 1069). 76

Acceptance does not mean approval: “Ce n’est pas que j’en approuve tout mais, avec mon Seigneur et son

Évangile dans le coeur, je me mets franchement dans les conditions qu’il me fait.”; CONGAR, Eglise et monde, p.

28.

Page 16: CONCILIO VATICANO II, DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, …teologia.uc.cl/images/Documentos/Paper_Lamberigts-Nostra_Aetate.pdf · en el mundo actual. Estos documentos fueron el resultado de

16

Iglesia no dialoga con un mundo "teórico", sino que con mundos concretos, sin importar si son

secularizados, pluralistas, indiferentes, agnósticos o profundamente religiosos. El diálogo

interreligioso honesto y el respeto por la libertad religiosa de otros solo es posible cuando se

acepta el diálogo con el mundo. Cuando Nostra Aetate promovió "la unidad y caridad entre las

personas", reconoció la diversidad como un valor positivo.

El Concilio Vaticano II invitó a las personas a salir de sus zonas de comodidad y a colaborar

en la renovación de la Iglesia, mediante un compromiso de renovar el mundo. La renovación

siempre está relacionada con las personas, pertenezcan o no a la Iglesia. Con este fin, no es

suficiente enfocarse en la Escritura y Tradición. También significa abrirse a los gritos de

aquellos que sufren y a la sabiduría de otras tradiciones religiosas. Además, requiere que todos

colaboremos, por ejemplo el compromiso en Justitia et Pax, grandiosa creación del Concilio

Vaticano II, que hizo posible en todo el mundo que la Iglesia cuidase de los pobres y oprimidos.

El diálogo interreligioso nos invita a desarrollar una sensibilidad y consciencia para promover la

paz, estén o no presentes en otras denominaciones o religiones. La verdadera pedagogía cristiana

desarrolla herramientas contra la violencia y depreciación de otro que no sea el creyente católico,

a favor del diálogo. Leí en algún lugar la siguiente frase: “No es que la Iglesia tenga una misión,

sino que la misión de Jesucristo tiene a la Iglesia para extender su trabajo de salvación en todos

las épocas y lugares”.

[traducción provisoria al castellano para el Coloquio]


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