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ESTUDIO HISTÓRICO-GEOGRÁFICO
SOBRE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA
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José Luis Mendoza Arellano
El propósito del presente trabajo no es el de dar con el olvidado lugar, cuna de Don Quijote de la Mancha, ya que lo consideramos quimera perseguida por muchos desde el mismo momento que se publicó la Obra, si no el de presentar los resultados de un estudio objetivo y alejado de toda pasión (que es la que suele llevar a conclusiones erróneas) en el que delimitamos una zona real, descrita en los primeros capítulos, apoyándonos en datos geográficos e históricos fehacientes. I - DATOS EXTRAÍDOS DE LA PRIMERA
SALIDA DE DON QUIJOTE
I. I- EL PRIMER DÍA:
Como punto de partida y ya desde el
principio, en el primer capítulo, nos da una
pista sobre el mítico lugar al hacer referencia
a Dulcinea: “...a lo que se cree, que en un lugar
cerca del suyo había una moza labradora de muy
buen parecer...” (1ª Parte, Cap. I)
Por lo que el punto de partida se trata de un
lugar (pueblo o aldea) cercano al Toboso.
Y así tenemos que sale de su aldea, en la
madrugada de un día del mes de julio, y tras
caminar a lomos de Rocinante casi todo el
día llega al anochecer a la venta donde
velará las armas:
“... una mañana, antes del día, que era uno de los
calurosos del mes de julio, […] Casi todo aquel día
caminó sin acontecerle […] vio, no lejos del camino
por donde iba, una venta, […] Diose prisa a caminar y
llegó a ella a tiempo que anochecía.” (1ª Parte, Cap.
II)
De estos primeros retazos, se desprende que
ese primer día realizó un recorrido de más
de catorce horas, que es la jornada de sol -
en un día de julio- en La Mancha, pero de
poco puede servirnos estimar la velocidad
media a la que podía ir un famélico caballo
con el fin de realizar un cálculo de la
distancia recorrida, ya que fue Rocinante
quien marcó la ruta a su antojo, descartando
por tanto la línea recta y sopesando incluso
que pudiese dar vueltas al mismo punto de
partida: “...y prosiguió su camino, sin llevar otro
que aquel que su caballo quería, creyendo que en
aquello consistía la fuerza de las aventuras.” (1ª
Parte, Cap. II)
Continuando con la narración,
encontramos por fin un dato geográfico
concluyente entre sus líneas; que al
amanecer caminaba por el Campo de
Montiel: “... subió sobre su famoso caballo
Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y
conocido campo de Montiel. Y era la verdad que por
él caminaba;..” (1ª Parte, Cap. II)
Teniendo en cuenta que este dato suele
ser uno de los más controvertidos en los
múltiples trabajos que se han realizado
sobre el tema, dejaremos su interpretación
para más adelante, con el objeto de no
perder el hilo de los acontecimientos que se
suceden en los siguientes episodios.
2
I. II – LA VENTA Y LOS PERSONAJES QUE SE
ENCUENTRAN EN ESTA:
Aun cuando los personajes que encontramos en la venta sólo nos aportan conjeturas que de poco nos sirven, pasaremos a estudiarlos brevemente para no dejar ninguna pista en el tintero. De entre todos los personajes, nos fijaremos especialmente en las dos mozas (rameras) que van a Sevilla con los arrieros: “... Estaban
acaso a la puerta dos mujeres mozas, de estas que llaman del partido, las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada […] Ella respondió con mucha humildad que se llamaba Tolosa, y que era hija de un remendón natural de Toledo, que vivía a las Tendillas de Sancho Bienaya […] -y la otra- dijo que se llamaba la Molinera, y que era hija de un honrado molinero de Antequera…” (1ª Parte, Cap. II y III) A pesar de que en ningún momento se mencione en estos párrafos que el punto de partida de los arrieros fuese Toledo, dado que si el padre de una de las mozas es un zapatero de esta ciudad,1 se puede llegar a presuponer que la venta se encuentra ubicada en algún punto del camino de Toledo a Sevilla, a su paso por la Mancha y que podría perfectamente tratarse de una venta que existía (y existe a día de hoy reformada) en Puerto Lápice, aunque Cervantes en su relato ni lo afirma ni lo desmiente, sino que incluso crea la duda en el lector: “Autores hay que dicen que la primera
aventura que le avino fue la de Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer,...” (1ª Parte, Cap. II) Pocas son las conclusiones que podemos extraer tras la lectura de este segundo episodio. Si acaso, el primer atisbo de lo que posteriormente se convertirá en una constante a lo largo de toda la Obra; la certeza de que Cervantes juega con el lector sembrando confusión sobre lugares y emplazamientos, como si fuera consciente de la polémica que habría de suscitar en el futuro la ubicación exacta de los escenarios
por los que transcurre su novela. De esta forma se entiende que él mismo ponga en duda que la citada venta se encuentre en Puerto Lápice. Y es que en realidad no tiene por qué ser Puerto Lápice, ni tan siquiera tendría que estar situada dicha venta en el camino de Toledo a Sevilla, ya que si nos paramos por un momento a investigar sobre el trabajo de los arrieros y cosarios (los profesionales del transporte hasta hace apenas un siglo) podremos comprobar que la actividad de estos era básicamente la del porte y reporte, esto es; que una vez contratado y realizado un transporte entre dos puntos lejanos, para rentabilizar su camino de vuelta, estos buscarán mercancía para transportar (o vender) a su punto de origen (reporte). Así tenemos que un arriero que hubiese transportado una carga desde Sevilla hasta Toledo no tiene por qué hacer el trayecto de vuelta por el camino más corto, antes bien y puesto que su trabajo consiste en transportar diversas mercancías podría, por poner un ejemplo; partir de Toledo con espadas para Chinchón, cargar melones en Villaconejos para venderlos en Mota del Cuervo, cargar ajos en las Pedroñeras con destino a Valdepeñas y de allí cargar vino para Sevilla. Por consiguiente y aunque no dejan de ser elucubraciones que de momento de nada nos sirven, la citada venta podría encontrarse en cualquier punto indeterminado de la geografía manchega. En cuanto a las dos “mozas del partido” dada su profesión, es obvio imaginar cómo se costeaban el viaje y alojamiento, no preocupándolas quizás, los rodeos y tardanza por llegar a su destino. I. III – EL ENCUENTRO DE DON QUIJOTE CON
JUAN HALDUDO, VECINO DE QUINTANAR.
(2º DÍA)
En el capítulo IV encontramos por fin las
primeras piezas de este rompecabezas que
iremos encajando poco a poco.
3
Nuestro héroe sale al alba de la venta: “La
del alba sería cuando don Quijote salió de la venta tan
contento […] guió a Rocinante hacia su aldea, el cual,
casi conociendo la querencia, con tanta gana
comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies
en el suelo. No había andado mucho, cuando le
pareció que...” (1ª Parte, Cap. IV)
A partir de este párrafo entran en escena
dos nuevos personajes: Andrés, un zagal de
15 años que es azotado por su amo, Juan
Haldudo el rico -vecino de Quintanar-
labrador de buen talle, que además posee
una manada de ovejas que le cuida el zagal:
“...que este mi amo no es caballero ni ha recibido
orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo, el
rico, el vecino de Quintanar.” (1ª Parte, Cap. IV)
Acabamos de encontrar un punto geográfico
más o menos determinado. Y decimos más o
menos, porque en la Mancha nos
encontramos con dos posibles candidatos:
Quintanar del Rey (antiguamente Quintanar
del Marquesado) en un extremo de la
provincia de Cuenca, y Quintanar de la Orden
(antiguamente Quintanar de la Encina) en la
provincia de Toledo, más centrado en la
comarca de la Mancha. Aunque nuestro
instinto nos susurra con claridad cuál de los
dos es el pueblo aludido, si pretendemos ser
objetivos no nos debemos decantar por
ninguna de las dos poblaciones hasta esperar
nuevos acontecimientos. Lo que sí queda
bastante claro es que los hechos de este
episodio no transcurren demasiado lejos de
una población llamada Quintanar, ya que el
detalle de que sea un rico labrador y además
posea ganado denota que debe tener sus
posesiones no muy alejadas de la población
donde reside y esto unido a que hasta en dos
ocasiones -y gracias a la presencia de Don
Quijote- Juan Haldudo invita al zagal a
acompañarle a su casa para pagarle los
sesenta y tres reales que le adeudaba, no
creemos que deje lugar a muchas dudas: “...en que no tengo aquí dineros; véngase Andrés
conmigo a mi casa, que yo se los pagaré un real sobre
otro […]- No niego, hermano Andrés – respondió el
labrador -; y hacedme placer de veniros conmigo; que
yo juro por todas las órdenes que de caballerías hay en
el mundo de pagaros, como tengo dicho un real sobre
otro, y aún sahumados.” (1ª Parte, Cap. IV)
I. IV – LOS MERCADERES TOLEDANOS.
Dejando al pobre Andrés a merced del de
Quintanar, felicísimo siguió -Don Quijote-
caminando hacia su aldea, diciendo a media
voz, cuan dichosa debía estar la bella
Dulcinea del Toboso, por haber desfecho el
mayor entuerto y agravio que formó la
sinrazón y cometió la crueldad: “…En esto, llegó
a un camino que en cuatro se dividía, y luego se le vino
a la imaginación las encrucijadas donde los caballeros
andantes se ponían a pensar cuál camino de aquellos
tomarían, y, por imitarlos, estuvo un rato quedo y, al
cabo de haberlo muy bien pensado, soltó la rienda a
Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el
cual siguió su primer intento, que fue irse camino de
su caballeriza…” (1ª Parte, Cap. IV)
Como hemos podido comprobar en dos
ocasiones Rocinante conoce el camino de
vuelta a su caballeriza -esa querencia de la
que habla- por lo que es lógico pensar que la
venta no debe encontrarse demasiado lejos
de su aldea, y de una población de nombre
Quintanar.
Pero es a renglón seguido, donde nos
encontramos con la pieza clave que nos
ayudará a encajar el rompecabezas: “…Y
habiendo andado como dos millas, descubrió don
Quijote un gran tropel de gente, que, como después se
supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a
comprar seda a Murcia.” (1ª Parte, Cap. IV)
4
II. I – EL CAMINO DE TOLEDO A MURCIA O
CAMINO DE LA SEDA:
Escogeremos como referencia la patria de
la sin par Dulcinea: El Toboso, del que se dice
que es fama que la mandó fundar en el año
1.275, el gran maestre de la Orden de
Santiago D. Pelayo Pérez Correa, para
asegurar el camino de Toledo a Murcia
durante el reinado de Alfonso X el Sabio.
Posteriormente este camino sería conocido
como Camino de la Seda.
Finalmente nos decantamos por Quintanar
de la Orden, ya que dista unos 9 kilómetros
de la villa del Toboso y por tanto no queda
muy alejado del camino de Toledo a Murcia.
Con este dato, unido a que Quintanar de la
Orden posee uno de los términos
municipales más reducidos de la comarca
(8.821 Has.), podemos situar la zona de
acción de Don Quijote en un área geográfica
real no demasiado extensa.
Tanto el Repertorio de Caminos de Pero
Juan Villuga del año 1.546, como el del
Correo Alonso de Meneses, de 1.576,
describen el camino de Toledo a Murcia, con
el siguiente recorrido: Toledo, Nambroca,
Almonacid, Tembleque, Villacañas, El
Molinillo,2 Miguel Esteban, El Toboso,
Manjavacas,3 Las Mesas, El Provencio,
Minaya, La Roda, La Gineta, Albacete,
Chinchilla... Murcia, con un total de 59
leguas.
Debemos considerar también la existencia
de otros caminos que discurren paralelos al
anterior y que, saliendo de Toledo por el
mismo lugar, se bifurcan y vuelven a
encontrar en algunas poblaciones -casi todos
en el Toboso y sus cercanías-. Dichos caminos
pueden discurrir por diferentes zonas de un
mismo término municipal. Como ejemplo
ilustrativo, podemos comprobar las
coincidencias y diferencias entre el anterior
Camino de la Seda y el camino de Santiago de
Compostela a Alicante -extraído de los
mismos repertorios- que, pasando por
Toledo, continúa por Nambroca, Almonacid,
Bogas, Tembleque, Villacañas (en este caso
por la parte norte del término junto a las
ermitas de la Esperanza y de San Gregorio),
Puebla de Don Fadrique, La Puebla de
5
Almoradiel, El Toboso, Manjavacas, y de aquí
sigue el mismo recorrido que el anterior
hasta Chinchilla, para desde allí dirigirse a
Alicante. Algo parecido ocurre con el de
Toledo a Valencia, una mezcla de los dos
anteriores, pues pasa también por Bogas,
pero de Villacañas se dirige a Miguel Esteban
y El Toboso, donde se bifurca hacia Mota del
Cuervo y de aquí a Valencia.
Estas variantes en la ruta debemos
tenerlas en cuenta a la hora de ser utilizados
como ramales alternativos al Camino de la
Seda, pues es más que probable que el
empleo de uno u otro dependiera de dos
factores importantes; en primer lugar las
etapas a recorrer en el día, pues hay
distancias entre dos pueblos que necesitaban
de una jornada completa para recorrerla, con
lo que si no se partía por la mañana,
difícilmente podrían cubrirla sin que les
cayese la noche encima4 y en segundo lugar,
según la época del año y el tipo de vehículo,
de factores tales como la existencia de vados
para atravesar los ríos -es el caso de los que
cruzan el Algodor en el camino de Almonacid
a Bogas: Vado de las Calesas y Vado de los
Carboneros-, o de la posibilidad de hacerlo
por un puente como el de Finisterre en el
camino de Almonacid a Tembleque.
Encontramos también una cita sobre otro
camino o ramal, en las respuestas dadas por
la villa de Camuñas en 1576 a las llamadas
Relaciones de Felipe II: “No es pueblo muy
pasajero, aunque está en el paso de los carros
que van de Toledo a Murcia e a Valencia. Hay
una venta a dos leguas de esta villa, la cual se
arrienda por cincuenta ducados cada año...”. 5 Desconocemos si esta descripción se
corresponde con alguna de las rutas
anteriores, pues no se cita Camuñas aun
cuando era sabido que este camino pasaba
rozando su término al discurrir por los de
Tembleque y Villacañas. Por cierto que éste a
su vez es atravesado por un ramal con el
nombre de Camino de Tinajeros, que se
dirige al Toboso pasando cerca de Quero.
En la actualidad, la ruta más corta -que no
la más rápida- entre Toledo y Murcia, pasa
por: Mora, Madridejos, Camuñas, Alcázar de
San Juan, Tomelloso, Munera, Lezuza,
Hellín… etc. coincidiendo parte de su trazado
en la parte manchega con la autovía de los
Viñedos (CM-42).
Podemos dar casi por hecho que esta
otra ruta Toledo–Murcia ya era practicable
en los siglos XVI y XVII, si bien dos motivos
esenciales nos llevan a descartarla como
escenario del episodio: el primero, la
distancia que existiría entre este camino y
Quintanar de la Orden; unos 30 kilómetros
en su parte más cercana (Alcázar de San
Juan), cuando ya hemos visto que el camino
por el que se movía Don Quijote debía
transcurrir a poca distancia de Quintanar; y
el segundo, la comodidad y seguridad, puesto
que, a diferencia del camino arriba
propuesto, en este otro nos encontramos con
grandes distancias entre poblaciones. De
hecho y por poner un ejemplo, Alcázar y
Tomelloso se encuentran separados por más
de 30 kilómetros de páramo manchego, lo
que supondría una jornada de camino
demasiado apretada y dura para realizarla en
pleno mes de julio. Lo mismo ocurre entre
Tomelloso y Sotuélamos o Munera, con más
de 40 kilómetros a través de monte y sin un
punto de parada y abastecimiento
intermedio. Un territorio, en definitiva,
propicio para los salteadores de caminos,
más aún si lo que se transporta es un artículo
6
de lujo como la seda (o el dinero para
comprarla), botín codiciado donde los haya.
Creemos por lo tanto que nuestros
mercaderes, en beneficio de su seguridad, no
se lo pensarían a la hora de optar por el
camino tradicional de Toledo a Murcia, en el
que apenas invertirían una jornada extra en
pro de la comodidad y la seguridad. (Fig. 1)
II. II. - LA MANCHA Y EL CAMPO DE
MONTIEL. Retomemos ahora este tema que
habíamos dejado aparcado para más
adelante , por ser el que los investigadores
suelen pasar de puntillas al tratarse de uno
de los más controvertidos en los diferentes
estudios realizados.
Recapitulemos: Don Quijote sale con las
primeras luces del alba del lugar de la
Mancha (cerca del Toboso), y al amanecer
caminaba, según el texto,"… por el antiguo y
conocido campo de Montiel".
Si nos circunscribimos a la Mancha y Campo
de Montiel que conocemos en la actualidad,
nos encontramos con una pieza imposible de
ensamblar en el pequeño rompecabezas que
hemos unido anteriormente; (→Quintanar de
la Orden ↔ El Toboso ↔ Camino de la
Seda), pues entre la población más cercana al
Campo de Montiel (Ossa de Montiel) y
Quintanar de la Orden, existe una distancia
de más de 70 kilómetros. Este dato sería
suficiente para echar por tierra cualquier
teoría que pretendiera traerse para nuestra
zona propuesta la patria del Ingenioso
Hidalgo. Sin embargo, la percepción de esta
región y comarca ¿ha sido siempre igual a lo
largo de los siglos? Rotundamente no, y
tampoco hace falta remitirnos cuatrocientos
años atrás para poder demostrarlo. Si
echamos mano del imprescindible diccionario
de Pascual Madoz, realizado entre los años
1.845 y 1.850, creemos encontrar la solución.
Recoge Madoz en su definición de Mancha
lo siguiente: “...hasta el siglo XVI, la parte
oriental de este terr. se denominó Mancha de
Montearagón […] todo lo demás se denominó
simplemente Mancha; después se dividió la
Mancha en Alta y Baja, según su diferencia
de nivel y curso de las aguas: la Alta
comprende la parte NE. desde Villarrubia de
los Ojos á Belmonte, país de los ant. pueblos
lanimitanos; y la Baja la parte SO. incluyendo
los campos de Calatrava y de Montiel, país de
los ant. pueblos oretanos....”
Si trazamos la línea propuesta entre las
poblaciones de Villarrubia de los Ojos en la
provincia de Ciudad Real y Belmonte en la
provincia de Cuenca, nos encontraremos en
la rayana de esta demarcación con Alcázar de
San Juan, Mota del Cuervo, Belmonte y La
Almarcha, creándose la siguiente división: en
la parte correspondiente a la Mancha Alta o
septentrional, todos los pueblos de la
Mancha toledana, algunos pueblos de la
provincia de Ciudad Real (Puerto Lápice y
Herencia) y otros cuantos de la provincia de
Cuenca, quedando como zona limítrofe, la
comarca que Madoz denomina “...los pueblos
de la órden de Santiago, que componían la
mesa del Quintanar de la Orden...”. Y en la
Mancha Baja o meridional, el campo de
Calatrava en la provincia de Ciudad Real y el
campo de Montiel que abarcaba pueblos de
esta misma provincia y de la de Albacete.
Pudiéndose considerar, según esta división
territorial, como limítrofes del campo de
Montiel a pueblos como Campo de Criptana,
Pedro Muñoz o Socuéllamos. (Fig.1)
7
Igualmente según Corchado Soriano; el
Campo de Montiel se convirtió bajo el
dominio de la Orden de Santiago en una
demarcación geográfica con fines
administrativos. Siendo en 1573, cuando el
rey Felipe II decidió que la capitalidad de la
comarca pasase a Villanueva de los Infantes.
Aun así, como lo de las divisiones
territoriales no señaladas en ningún mapa
suele resultar bastante ambiguo a la par que
abstracto, no está de más que sigamos
leyendo lo que recoge Madoz sobre el campo
de Montiel:
“llámase de este modo el terr. que en la
prov. de Ciudad Real y alguna limítrofe,
ocupan los pueblos pertenecientes á la Orden
de Santiago, y que antes de la nueva división
terr. formaban un solo part. administrativo y
jud. cuya cap. era la villa de Infantes...”
Cita después los diferentes pueblos que lo
componen con sus correspondencias a las
provincias y partidos judiciales. Pero es a
continuación cuando cita lo siguiente: “…
Figuraban también como agregados en este
part. por ser de la órden de Santiago, los
siguientes: Altillo, Cabeza Mesada, Campo de
Criptana, Hinojoso de la Orden, Miguel
Esteban, Horcajo de las Torres, Quintanar de
la Orden, Socuéllamos, Santa María de los
Llanos, Tomelloso, Toboso, Villamayor de
Santiago y Villanueva del Cardete.”
(Mencionando también el partido judicial y la
provincia a la que pertenecen). (Fig. 2)
Con esto podemos finalmente encajar la
pieza que nos había quedado suelta, pues
queda demostrado que la zona en la que
estamos desarrollando los acontecimientos
figuraba antiguamente como agregada al
Campo de Montiel, y que era la verdad que
8
por él caminaba. Por lo tanto nuestro
rompecabezas va tomando forma.
I.V – LOS MERCADERES TOLEDANOS
(CONTINUACIÓN)
Centrados ya en un espacio geográfico muy
concreto, pasemos a estudiar el camino de
vuelta de Don Quijote hacia su pueblo tras la
aventura con Juan Haldudo. Parte pues de las
cercanías de Quintanar de la Orden, bien de
su término o bien próximo a él, en dirección
Sur o Sudoeste -descartamos el Sudeste-6 y
llega a una encrucijada de caminos. Toma al
azar el de Toledo a Murcia y, tras recorrer
unas dos millas (algo más de tres kilómetros)
en dirección a Toledo, Don Quijote se
encuentra de frente con los mercaderes que
van a Murcia: “...puesto en la mitad del camino,
estuvo esperando que aquellos caballeros andantes
llegasen,...” (1ª Parte, Cap. IV)
En este preciso lugar fue donde “Cayó
Rocinante y fue rodando su amo...” siendo
después apaleado con saña por un mozo de
mulas que lo deja allí tirado.
Podemos fijar este lugar, sin temor a
equivocarnos, en un círculo imaginario
comprendido entre los siguientes pueblos: La
Villa de Don Fadrique, Puebla de Almoradiel,
Miguel Esteban y Quero. Nos daría igual
cualquiera de los dos ramales del camino que
llegan al Toboso pues, como no existe
demasiada distancia entre ellos, ambos
quedarían incluidos en esta área de no más
de ocho kilómetros de radio. (Fig. 3)
I.VI. – PEDRO ALONSO, LABRADOR, VECINO
DE DON QUIJOTE.
Tras ser apaleado por el mozo de mulas de
los mercaderes, encontrábase allí tirado don
Quijote recitando un viejo poema, cuando:
“quiso la suerte que, acertó a pasar por allí un
labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venia
de llevar una carga de trigo al molino...” (1ª Parte,
Cap. V)
Conmovido, recogió a don Quijote del
suelo y lo encaramó sobre su burro; recogió
igualmente toda su impedimenta y, tras
tomar por las riendas a Rocinante: “...se
encaminó hacia su pueblo...” (1ª Parte, Cap. V)
Dándole éste tal lata por el camino, que el
labrador le dijo: “…Mire vuestra merced, señor,
¡pecador de mí!, que yo no soy don Rodrigo de
Narváez, ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso,
su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos ni
Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor
Quijana, […] llegaron al lugar a la hora que
anochecía; pero el labrador aguardó a que fuese algo
más noche, por que no viesen al molido hidalgo tan
mal caballero (tendido sobre el burro). Llegada, pues,
la hora que le pareció, entró en el pueblo y en la casa
de don Quijote...” (1ª Parte, Cap. V)
Es en este capítulo, y más concretamente
en estas frases, encontramos otras dos pistas
de interés. La primera, que el lugar donde
está caído y es encontrado por su vecino -el
área que hemos localizado anteriormente-,
no debe andar demasiado lejos de su aldea,
pues llegan de vuelta a ella a la hora que
anochecía. Y la segunda y no menos
reveladora, que este vecino venía de llevar
una carga de trigo al molino.
II.III. – LOS MOLINOS DE VIENTO Y AGUA EN
LA COMARCA.
Los molinos de viento en la Mancha
comienzan a erigirse masivamente desde
principios del siglo XVI para subsanar los
problemas que con las sequías derivaban en
los molinos de agua. Debemos tener en
cuenta que el cultivo de cereales, y por tanto
la demanda de harina, se estaba
9
incrementando por estas fechas a la par que
se intensificaba el crecimiento demográfico.
Según las Relaciones Topográficas
ordenadas por Felipe II entre 1575 y 1579, las
poblaciones de la zona que figuran con
molinos de viento son: Campo de Criptana,
Belmonte, Las Mesas, El Pedernoso y
Villaescusa de Haro. Es muy probable que
otras poblaciones también contasen con ellos
pero, o bien no contestan a esta pregunta, o
bien no se encuentran sus “Relaciones” como
es el caso de Alcázar de San Juan, Corral de
Almaguer y Mota del Cuervo.
De todas formas, de poco nos sirve
estudiar los molinos de viento, pues
recordemos que su salida fue “... uno de los
calurosos del mes de julio...” y si por algo se
caracteriza este mes, es por la ausencia de
viento.
Cervantes, conocedor de esta
circunstancia, vuelve a jugar posteriormente
en el episodio de los molinos de viento, y él
mismo sopla las aspas de los molinos para
que pueda desarrollarse la acción: “Levantose
en esto un poco de viento, y las grandes aspas
comenzaron a moverse...” (1ª Parte, Cap. VIII)
Visto este crucial detalle que nos conduce
a pensar que era de un molino de agua y no
de viento de donde procedía el vecino de D.
Quijote, centrémonos ahora en averiguar
cuántos de éstos artefactos -bastantes
numerosos en el Cigüela y Riansares- existían
en la zona que nos ocupa.
Los molinos de agua. La Puebla de
Almoradiel cuenta en el siglo XVII con once
de estos artefactos que, junto con los siete
de Corral de Almaguer, convierten a estas
dos villas en las más molineras de La Mancha
en cuanto a ingenios movidos por agua se
refiere7. Cuentan también con este tipo de
molinos los siguientes pueblos de la comarca:
10
Cabezamesada, Villanueva de Alcardete,
Villacañas y Quero. (Fig. 3)
Dado que el perímetro que hemos
trazado como zona donde don Quijote es
recogido por su vecino, se encuentra
atravesada por el río Cigüela, es lógico que en
un principio nos centremos en el área de
influencia de este río. La sorpresa surge nada
más consultar el mapa, pues efectivamente
son los cuatro pueblos que hemos señalado
para delimitar el perímetro, los que se
encuentran en sus cercanías. Este dato
vendría a corroborar nuestras teorías y
añadiría una última pieza al rompecabezas.
Pero no acaba ahí la sorpresa, pues tras mirar
los términos municipales de estos pueblos,
no deja de llamarnos poderosamente la
atención el lugar elegido para dejar tirado al
Caballero Andante y hasta el que nos ha
guiado intencionadamente siguiendo sus
pistas, ya que se encuentra justamente en
los confines de dos importantes Ordenes de
Caballería; el territorio de la influyente Orden
de Santiago de la Espada con la no menos
importante Orden del Gran Priorato de los
Caballeros de San Juan de Malta, pues
mientras Villacañas y Quero pertenecen a
esta última, la Villa de don Fadrique y la
Puebla de Almoradiel eran de la Orden de
Santiago, siendo en el perímetro que hemos
trazado donde confluyen los cuatro términos.
(Fig. 4) Algo que nos resulta sumamente
llamativo, dada la naturaleza de la Novela
como veremos más adelante.
II.IV.- LOS PUEBLOS.
Los cuatro pueblos citados, son en
principio los que contarían con más
posibilidades de proclamarse como “Patria
del Ingenioso Hidalgo” y aunque como
adelantábamos al principio no es el cometido
11
de este estudio, nos vemos tentados aunque
sea tan solo por añadir algunos datos de
interés más. Así tenemos que, por las
inmediaciones del molino Tejahierro de La
Puebla de Almoradiel es “...por donde pasan
los cosarios que vienen de Cartagena y
Murcia a Toledo...”8
En Miguel Esteban, que era atravesado por
“la derrota a Cartagena” -Camino de la Seda-9
son varios los autores que han creído hallar
el lugar, e incluso algún otro en una aldea ya
desaparecida, que se encontraba a una legua
de esta villa y denominada Villaviciosa del
Arroyo. Otros investigadores lo han situado
en Quero con argumentos más o menos
convincentes y otros más peregrinos, como el
esgrimido de “...cuyo nombre no quero
acordarme...”. Por otro lado cierto es, que
casi nadie se acuerda o conoce el antiguo
nombre de La Villa de Don Fadrique, que se
llamó originalmente Puebla de la Isla10 al
encontrarse situada entre los ríos Cigüela y
Riansares. Posteriormente pasó a
denominarse Puebla de Don Fadrique para,
durante la dictadura de Primo de Rivera,
adoptar su definitivo nombre de Villa de Don
Fadrique, con el objeto de evitar confusiones
con su homónima de Granada. Curiosamente
pervive un topónimo en la zona que designa,
camino, paraje y casa, llamado La Cervanta11,
aunque desconocemos su origen.
Como hemos podido comprobar a lo
largo de este estudio, todas nuestras
investigaciones nos guían hacia alguna de las
cuatro poblaciones arriba mencionadas. Sin
embargo y dado que estamos haciendo una
investigación sobre una obra de ficción
intentando situarla sobre escenarios reales,
tendremos que atenernos -en pro de la
objetividad- a todas las posibilidades que nos
surjan. Por ello, no debemos pasar por alto
que el río Riansares –según las crónicas-12 se
suele encontrar por estas fechas totalmente
seco o con caudal insuficiente para mover los
molinos: “...también hay molinos en el
Riansares, pero no corre en tres o cuatro
años. En los de lluvia, la molienda puede
durar hasta mayo y, a veces, hasta San Juan
en Junio.” Lo que nos llevaría a suponer que
también los vecinos de las villas cercanas o
atravesadas por el Riansares acudirían al
Cigüela, como más cercano, a la hora de
proceder a la molienda de su grano. Según
hemos visto, el labrador que venía del molino
y encuentra tirado a D. Quijote en el camino
de la seda era su paisano, luego deberemos
tener también en cuenta las localidades
ribereñas al Riansares.
Pero si tenemos en cuenta que también el
Cigüela se seca algunos veranos, y en ese
caso hay que desplazarse aún más lejos para
poder moler el grano, “...aunque a veces van
a los del Tajo y del Guadiana... En ocasiones
también se seca el Guadiana, y van a moler al
Júcar.” Obtendríamos un abanico tan amplio
de posibles candidatos a ser la patria chica
del Ingenioso Hidalgo, que bien podríamos
llenar numerosos libros sin llegar a ninguna
conclusión. Nosotros por nuestra parte,
preferimos dejar a don Quijote, tirado y
recitando su viejo poema en algún punto de
esa zona que hemos delimitado, a la espera
de que llegue su vecino Pedro Alonso, y lo
lleve hasta su mítica aldea.
12
CONCLUSIONES:
Se podría decir que El Quijote permite tantas
lecturas diferentes e interpretaciones como
lectores tiene ya que la ambigüedad aderezada
con ciertos toques de un cinismo exquisito
enseñorea sobre toda la obra. Nuestra lectura en
el tema que nos ocupa es que Cervantes creó un
juego, ya que juega con sus personajes, juega con
el espacio-tiempo (y no solo en cuanto a la
geografía) y por supuesto juega con el lector,
quizás ideado para sus coetáneos, pero que a
tenor de todas las hipótesis que se han dado a lo
largo de estos cuatro siglos se demuestra que el
juego sigue totalmente vigente.
Como hemos podido comprobar ya desde la
primera frase comienza el juego de ambigüedad,
que repetirá constantemente con distintos y
magistrales recursos: nos indica que parte de un
lugar cercano al Toboso y de pronto se halla
cabalgando por el “lejano” Campo de Montiel y
resalta que “Y era la verdad que por él
caminaba” ¿por qué de esta reafirmación si
no para crear cierta desorientación en el
lector? Igualmente, sobre la ubicación de la
Venta, cuando narra que “Autores hay que
dicen que la primera aventura que le avino
fue la de Puerto Lápice […] pero lo que yo he
podido averiguar en este caso, y lo que he
hallado escrito en los anales de la Mancha…”
Primero parece darnos una pista pero
después la pone en duda. En otras ocasiones
puede inducir a pistas falsas, como que los
arrieros que van a Sevilla, proceden de
Toledo (y por ende por el Camino Real entre
estas dos ciudades) cuando en realidad esto
no se menciona en ningún momento, pues el
hecho de que una de las mozas que van con
ellos sea de Toledo no significa nada. Sin
embargo por otro lado va dejándonos otras
sutiles pistas en las que centrarse como las
que hemos ido siguiendo, o esta otra en su
segunda salida; “Acertó don Quijote a tomar
la misma derrota y camino que el que había
tomado en su primer viaje, que fue por el
campo de Montiel […] por ser la hora de la
13
mañana y herirles a soslayo los rayos del sol,
no les fatigaban.” (1ª Parte. Cap. VII).
A soslayo, significa oblicuamente, de
costado, por lo que, si nos remitimos a la
zona en que nos hemos centrado, y teniendo
en cuenta que el orto se produce por el este,
nos encontramos que, para entrar de nuevo
al territorio de los “agregados” de Campo de
Montiel y herirles el sol en los ojos “a
soslayo”, o bien tomaron dirección noreste,
por donde entrarían en tierras conquenses, o
bien y casi más seguro, hacia el sudeste,
donde se encontrarían con la aventura de los
molinos (pudiéndose situar perfectamente
esta en Campo de Criptana, que entraba
dentro de los agregados al campo de
Montiel) para después de este episodio
continuar, esta vez sí, hacia Puerto Lápice: “...
siguieron el camino del puerto Lápice, porque allí
decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse
muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy
pasajero, ...” (1ª Parte. Cap.VII).
Y ya es a partir de aquí que sus andanzas se
adivinan por otras latitudes, intuyéndose el
campo de Montiel, pero esta vez ya no en el
territorio de los agregados, sino en este
propiamente dicho. Las referencias
geográficas sobre el escenario del comienzo
se van volviendo cada vez más ambiguas y a
desdibujar más el lugar, difuminándose
paulatinamente la comarca.
Sin duda que Cervantes era un gran
conocedor de la Mancha en cuanto a su
organización administrativa-territorial13,
resultándonos muy significativo que juegue
con una gran carga de ambigüedad con tres
espacios administrativos distintos, pisando a
vez la frontera entre las dos importantes
Ordenes de Caballería, que aunque aún
influyentes en el siglo XVII habían perdido su
razón de ser, quedando solo para lucir
obsoletos títulos y cruces en el pecho como
ostentación y pompa de sus caballeros,
añorantes de tiempos pasados de gloria y
poder casi ilimitado, siendo precisamente
estos los que se burlaban de Cervantes
durante su estancia en la Corte.14 Y entre
tanto tenemos una novela protagonizada por
un loco Caballero Andante que añora y vive
en aventuras de pasado fantástico.
EPÍLOGO:
Como ya apuntábamos al principio creemos
que, aun contando con esas pistas que nos
han llevado a una zona de La Mancha Alta
muy concreta, el “Lugar de la Mancha” no
deja de ser una quimera, aunque es
totalmente lícito intentar, bajo argumentos
más o menos convincentes, apropiarse de él,
como lleva haciéndose desde el momento
mismo que se publicó tan Magna Obra,
siendo numerosos los investigadores
manchegos, conocedores como es lógico de
la geografía de su tierra, los que mayormente
llevados por la pasión y el deseo ferviente de
compartir patria chica con el Ingenioso
Hidalgo, olvidan que estos anhelos son los
que ponen venda nublando la objetividad.
Quizás el caso más significativo por la
repercusión mediática que tuvo hace diez
años con motivo de la celebración del IV
Centenario de la publicación de la primera
parte de la Obra, y que de hecho vuelven a
hacerse eco los medios en este aniversario de
la segunda parte es, el que sitúa el Lugar de
la Mancha en Villanueva de los Infantes
14
(localidad bastante alejada del Toboso) y que
aunque se anuncia el estudio como avalado
por un equipo de investigadores de
prestigiosas instituciones,15 la sombra de la
duda planea sobre la objetividad del trabajo
al estar dirigido este por una persona que
casualmente es natural de la misma
población que pretende ser la cuna de Don
Quijote e incluso, dada la especialidad del
autor, nos hace plantearnos si el tan
anunciado “descubrimiento” no se tratará en
realidad de un experimento sociológico…
El propio Cervantes, en los párrafos finales de
la obra, adelantándose a la polémica y
siguiendo su juego, nos manda un claro
mensaje a través del tiempo: “Este fin tuvo el
ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no
quiso poner Cide Hamete puntualmente, por
dejar que todas las villas y lugares de la Mancha
contendiesen entre sí por ahijársele y tenerle por
suyo, como contendieron las siete ciudades de
Grecia por Homero.” (2ª Parte. Cap. LXXIV)
NOTAS
1 – La calle de las Tendillas de Sancho Minaya, sigue
existiendo con ese nombre en la actualidad. 2 - El Molinillo; - No se encuentra ningún dato sobre
esta aldea, que en la práctica se debería ubicar en la zona donde convergen los términos municipales de Villa de Don Fadrique, Puebla de Almoradiel y Quero, ya que según los repertorios citados, se encontraría a mitad de camino entre Villacañas y Miguel Esteban, entre los que media una distancia de cuatro leguas (algo más de 22 kilómetros) distando dos leguas de cada una de ellas. En los planos actuales, encontramos una distancia en línea recta entre Villacañas y Miguel Esteban de 25 kilómetros, por supuesto que no podemos exigir unas medidas escrupulosas a estos ancestros de las guías modernas, pero curiosamente y con una exactitud milimétrica nos encontramos, justo a la mitad del trayecto, con un camino que cruza llamado de La Ventilla, y que parte de La Villa de Don Fadrique con el nombre de Camino del Molino del Viejo. También encontramos otros topónimos de interés como: la Cañada de los Torteros, que cruza con este camino por
esta misma zona, o el puente sobre el Riansares a la salida de Villacañas en esta dirección, que conserva el nombre de Puente del Toboso. Por lo que todos los indicios apuntan a una entidad de población menor a una aldea, posiblemente un molino del Cigüela con una pequeña venta anexa, que aprovecharía la encrucijada de este camino con la vía pecuaria, y recibiría el nombre de la mezcla de Molino y Ventilla. 3 -– En un reciente trabajo de investigación por parte
del el archivero e historiador Francisco Javier Escudero y la arqueóloga Isabel Sánchez Duque, sitúan dicha venta en Manjavacas, antigua aldea en el término municipal conquense de Mota del Cuervo. 4 - Así tenemos como ejemplo que en el Camino de
Toledo a Murcia, la distancia a recorrer entre Almonacid y Tembleque era de 5 leguas (unos 29 kilómetros) mientras que tomando el de Santiago a Alicante, se desviaba de Almonacid por Bogas (3 leguas) y a Tembleque (2 leguas). Igualmente podemos ver otro ejemplo entre Villacañas y Miguel Esteban separados por cuatro leguas o bien tomar la alternativa por la Villa de Don Fadrique y la Puebla de Almoradiel, con etapas más cortas. 5 -Respuesta nº 55 de Camuñas al interrogatorio de
las Relaciones Topográficas de Felipe II. 6 -- Existen diferentes motivos para descartar la
dirección Sudeste por la que también D. Quijote se habría cruzado con el camino de la Seda. El primero, por estar situado El Toboso en esta misma dirección y no poder ser éste el punto de destino y, aunque bien es cierto que existen otros pueblos adyacentes que no tendríamos porqué ignorar: - Pedro Muñoz, Mota del Cuervo, Manjavacas (hoy desaparecido) Las Mesas- etc.., de haber tomado el Ingenioso Hidalgo esta dirección, no se habría cruzado nunca de frente con los mercaderes que van a Murcia, si no que los habría abordado por la espalda y, como acabamos de ver, esto no sucede así. El segundo motivo, es la lejanía de los molinos de agua -los más cercanos se encuentran en el Záncara- mientras que, como veremos en otro apartado, la narración nos remite a un molino no excesivamente lejano al área de acción que nos ocupa. 7 - Los molinos en el Río Gigüela, en el término de
Puebla de Almoradiel: El Cervero, la Torrentera, Quemadillo, Pintado, Zurrón, Pinzagorras, Tejahierro, Botifuera, Novezuelo, de la Ortiza, de Doña Sol y del Padre Juan. -Molinos en el Riánsares en el término de Corral de Almaguer y Villacañas: De abajo, Enmedio, Berrueco, Santa María, Nogales, Nuevo, Paules, Pinzagorras, Rumarruecas, Tejado, Pedro Tejero y Vela. 8 - En respuesta de Puebla de Almoradiel al
interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II 9 - El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha. 1ª
Parte, Capítulo XXIX.
15
10
-No deja de resultar un tanto extravagante este nombre para un pueblo manchego, tan alejado del mar, si cabe -y por paralelismo- tan descabellado como la promesa de Don Quijote a Sancho de hacerlo gobernador de la Isla o Ínsula Barataria… 11
- No se sabe de donde proviene este nombre, pero no deja de resultar curioso que durante su estadía en Valladolid, le pusieran este apodo a su familia, al parecer por la vida licenciosa que llevaron su hermana e hija. 12
- Diferentes testimonios de algunos de los mencionados pueblos al cuestionario de las Relaciones de Felipe II : -Cabezamesada: "Al veinteno capitulo declaran que cerca de esta villa hay un arroyo, que se dice Riansares, el cual no corre sino es en tiempo de lluvias, y la mayor parte del año esta seco. Al veinte y dos capítulos declaran que en dicho arroyo hay un molinillo de una rueda, el cual no muele sino es cuando vienen las avenidas de las aguas. Al veinte y tres capitulos declaran que es muy falto de agua, y que van las moliendas al río de Tajo, que está cinco leguas de esta villa, y algunas temporadas van al río de Xigüela, que esta dos leguas de esta villa.” Lillo: “Al veinteno capitulo... ...tiene una legua al río de Ansares, corre a temporadas; el río de Xiguela, cae al oriente a las tres leguas, corre a temporadas ansi mismo. Al vigesimo tercio capitulo... ...Vase a moler el pan a los rios sobre dichos a los mas cercanos, y traen agua, y en todo tiempo al rio de Tajo.” Villacañas: “A los veinte capitulos se responde... ...pasa un pequeño río, que se dice Riansares, que es un río que la ribera de el es tierra salobre y sin provecho y el no corre en tres ni cuatro años sino es cuando hay muchas lluvias. A los veintidos capitulos se responde que esta villa no tiene ningun molino sino son cuatro molinos que hay en el dicho río arriba dicho Riansares, que no muelen en tres o cuatro años, son de particulares de esta villa. A los veinte y tres capitulos se responde... ...Vase a moler a Tajo, que esta nueve leguas y en invierno en Ciguela cuando el invierno es lluvioso, esta dos y tres leguas de esta villa.” 13
- Recordemos que Cervantes se empleó como recaudador de la Hacienda y anteriormente como comisario real de Abastos, requisando cereales y aceite para la Armada Invencible, lo que posiblemente le diese el conocimiento de cómo estaba estructurada la Mancha en cuanto a su organización administrativa-territorial. 14
- En la Corte pululan a sus anchas sus rivales literarios como Tamayo de Vargas o el mismísimo Lope de Vega que no dudan en ridiculizarle como inculto (ajeno al mundo universitario) pues no era licenciado,
llegando al colmo de aparecer algún escrito burlesco sobre la discapacidad física de su mano. 15
- El Quijote como un sistema de distancias tiempos: hacia la localización del lugar de la Mancha BIBLIOGRAFÍA: -AYUNTAMIENTO DE EL TOBOSO (2004): El Toboso. (Folleto turístico) Junta de Comunidades de C.-L.M. Delegación Provincial de la Consejería de Industria y Trabajo. -DEL RIO, Celestino. (1852-1853) Descripción de las Cañadas Reales. (De la Cañada Real Soriana y ramales.) Ediciones el Museo Universal, Madrid 1984. -GARCÍA MONTES, L. (1999). : Villacañas y su Historia. Ilmo. Ayuntamiento de Villacañas. -JIMÉNEZ BALLESTA, J. (2001): Molinos de viento en Castilla-La Mancha. Ediciones Llanura. Ciudad Real. -JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. (2000): La Mancha Toledana. Diputación Provincial de Toledo. -MADOZ, Pascual (1845-1850): Diccionario geográfico - estadístico - histórico. Tomos I y II, Castilla-La Mancha. Ámbito Ediciones (1987). Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Valladolid. -MÉNDEZ-CABEZA FUENTES, M. (1998): Los molinos de agua de la provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo. -MENESES, ALONSO de (1576): Repertorio de caminos. La Arcadia (Edic.1946) Madrid. -PÉREZ LÓPEZ, J. l. (2004): Introducción y notas de la edición del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de E.P. Don Quijote 2005, S.A. – Biblioteca IV Centenario. Toledo. -PERO JUAN VILLUGA (1545): Reportorio de todos los caminos de España Reimpresiones Bibliográficas. Madrid 1951. - VIÑAS MEY, C., y PAZ, R. (1955): Relaciones Histórico-Geográficas-Estadísticas de los pueblos de España, hechas por iniciativa de Felipe II (Reino de Toledo). T.III. Madrid. CARTOGRAFÍA:
- SERVICIO GEOGRÁFICO NACIONAL
(Centro de Descargas) – Ministerio de
Fomento – Centro Nacional de Información
Geográfica:
MTN50 Histórico – Hojas: 657, 658, 659,
660, 686, 687, 688, 689, 712, 713, 714, 715,
716, 717, 739, 741, 742, 763, 764, 765, 789,
790, 816, 817 y 843 (Varios años).
-Google Maps.
https://www.google.es/maps/@...
- Visor SigPac. Consejería de Agricultura de
la Junta de Comunidades de Castilla La
Mancha. http://sigpac.jccm.es/visorsigpac/