10
SECCIÓN OCHO: UN MAESTRO QUE ENSEÑA A TRIUNFAR

8. sección 8

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: 8.  sección 8

SECCIÓN OCHO: UN

MAESTRO QUE ENSEÑA

A TRIUNFAR

Page 2: 8.  sección 8

Una historia de la vida real, Jaime Escalante y su historia que lotitulé: Un maestro que enseña a triunfar.Un maestro que tuvo que escalar dos veces la montaña deléxito. Uno en su ciudad de La Paz, Bolivia, donde habíalogrado una total bonanza. Era respetado y exigido porimportantes instituciones, cada año sus estudiantes ganabanpremios, y él recibía más ofertas de trabajo de las que podíaatender. Sin embargo por más que trabajaba duro y fuerte, ladepresión económica que pasaba en ese entonces la ciudad,hizo que Escalante, Fabiola su esposa y Jaimito su hijo busquenel éxito en los Estados Unidos.La víspera de su partida le escribió a su madre: “Queridaviejita: Permita Dios que regrese algún día a vivir en paz. Midestino es poner en alto el nombre de mi familia, y tengo fe quelo lograré. No te preocupes por tu hijo Jaime, que siempre telleva en tus pensamientos. Las lecciones del ayer son buenas para elmañana”.La segunda escalada a la montaña del éxito se daría en lugareslejanos. Como la mayoría de los extranjeros, Jaime en losEstados Unidos tuvo que empezar de limpiador en unrestaurante; el gerente le entregó un trapo y le señaló el pisosucio. Escalante barrió y fregó hasta las siete de la noche,colocó las sillas sobre las mesas y limpió por última vez. A lamañana siguiente, la espalda le dolía tanto que apenas podíamoverse. Intentó pedir ayuda al gobierno del estado paratrabajar en su profesión, sin embargo los créditos de Escalantey sus estudios en Bolivia no eran válidos. Si quería ser maestroen Estados Unidos, tendría que repetir su carrera universitariacompleta y luego cumplir con un año más de posgrado. Pocasveces en su vida se había sentido tan desalentado.Jaime prosiguió con trabajos temporales y asistió a cursos porlas noches. Su profesor de clase de Jaime, conociendo su talentole dijo:•¿Puedo preguntarle algo, Jaime?•Desde luego, señor.•Qué va a hacer cuando se reciba?•Me dedicaré a la enseñanza, creo que puedo desenvolvermemucho mejor dando clases.•Convencido de su determinación de Jaime, el profesor lehabló de una beca, la cual le permitiría estudiar a tiempocompleto para obtener su título. ¡En tan sólo un año podía estarenseñando!.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

Una historia de la vida real, Jaime Escalante y su historia que lotitulé: Un maestro que enseña a triunfar.Un maestro que tuvo que escalar dos veces la montaña deléxito. Uno en su ciudad de La Paz, Bolivia, donde habíalogrado una total bonanza. Era respetado y exigido porimportantes instituciones, cada año sus estudiantes ganabanpremios, y él recibía más ofertas de trabajo de las que podíaatender. Sin embargo por más que trabajaba duro y fuerte, ladepresión económica que pasaba en ese entonces la ciudad,hizo que Escalante, Fabiola su esposa y Jaimito su hijo busquenel éxito en los Estados Unidos.La víspera de su partida le escribió a su madre: “Queridaviejita: Permita Dios que regrese algún día a vivir en paz. Midestino es poner en alto el nombre de mi familia, y tengo fe quelo lograré. No te preocupes por tu hijo Jaime, que siempre telleva en tus pensamientos. Las lecciones del ayer son buenas para elmañana”.La segunda escalada a la montaña del éxito se daría en lugareslejanos. Como la mayoría de los extranjeros, Jaime en losEstados Unidos tuvo que empezar de limpiador en unrestaurante; el gerente le entregó un trapo y le señaló el pisosucio. Escalante barrió y fregó hasta las siete de la noche,colocó las sillas sobre las mesas y limpió por última vez. A lamañana siguiente, la espalda le dolía tanto que apenas podíamoverse. Intentó pedir ayuda al gobierno del estado paratrabajar en su profesión, sin embargo los créditos de Escalantey sus estudios en Bolivia no eran válidos. Si quería ser maestroen Estados Unidos, tendría que repetir su carrera universitariacompleta y luego cumplir con un año más de posgrado. Pocasveces en su vida se había sentido tan desalentado.Jaime prosiguió con trabajos temporales y asistió a cursos porlas noches. Su profesor de clase de Jaime, conociendo su talentole dijo:•¿Puedo preguntarle algo, Jaime?•Desde luego, señor.•Qué va a hacer cuando se reciba?•Me dedicaré a la enseñanza, creo que puedo desenvolvermemucho mejor dando clases.•Convencido de su determinación de Jaime, el profesor lehabló de una beca, la cual le permitiría estudiar a tiempocompleto para obtener su título. ¡En tan sólo un año podía estarenseñando!.

Page 3: 8.  sección 8

Esta desición de ganar la beca, tenía serias consecuenciaseconómicas en la familia de Escalante. Cuando le explicó lasituación a Fabiola, ella recordó cómo Jaime en el aula danzabacon los números, llenando espacios con gráficas y diagramas, yexplicando las matemáticas superiores con una claridad con laque ella nunca pensó que se pudiera explicar.

En septiembre de 1974, cuando Jaime llegó a dar clases, laescuela secundaria Garfield se encontraba en manos de unosalborotadores. Tras medio siglo de servir al Barrio este de LosÁngeles, ese centro docente había llegado al borde del colapso.Los estudiantes no deambulaban por los pasillos con libros bajoel brazo, sino con radios estruendosos de música rock a todovolumen. El mobiliario y las paredes se veían pintarrajeados conletreros.Los estudiantes provenían de familias latinoamericanas deescasos recursos. El vandalismo y la violencia de pandillasestaban al orden del día. Tal era la situación cuando apareció enescena otro tipo de alborotador: Jaime Escalante, el nuevomaestro de matemáticas. Apasionado, exigente, excéntrico, estehombre había de poner de cabeza a la institución, y entredicholos prejuicios en torno a las capacidades de los estudiantesminoritarios y de escasos recursos.Tal era la delincuencia que Escalante en su primer día de clases,cuando escribía su nombre en el pizarrón, oyó con una mezclade estupor y desesperación la primera pregunta que le hacía unestudiante:•Oiga, ¿Qué curso es este?•¡Sexo! – gritó una chica de la primera fila, y sonrió, mientras elgrupo reía entre dientes.Escalante pasó lista; pensaba, mientras tanto, en la posibilidadde buscar otras alternativas de trabajo. Intentó explicar algunasreglas de conducta, y planteó un problema de matemáticas en elpizarrón. El parloteo hacía imposible concentrarse. Un chicogritó desde el fondo del aula:•¡Hey, hombre! ¿De qué nos vas a hablar?•Escalante sonrió y anunció: Voy a hablar de matemáticas.•No; eso es aburrido. Mejor hablemos de sexo.Escalante exhortaba a sus estudiantes a que ampliaran sushorizontes. Con tal comienzo, Jaime se impuso el reto de animara los más apáticos y desanimados, que al final de cuentas, sóloeran perezosos. Comprendió que tenía que hacerse amigo deellos, y atemorizarlos al mismo tiempo. Buscó oportunidades deiniciar discusiones por su manera de vestir, su impuntualidad ocualquier cosa, con tal de despertar su enojo y luego su interés.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

En septiembre de 1974, cuando Jaime llegó a dar clases, laescuela secundaria Garfield se encontraba en manos de unosalborotadores. Tras medio siglo de servir al Barrio este de LosÁngeles, ese centro docente había llegado al borde del colapso.Los estudiantes no deambulaban por los pasillos con libros bajoel brazo, sino con radios estruendosos de música rock a todovolumen. El mobiliario y las paredes se veían pintarrajeados conletreros.Los estudiantes provenían de familias latinoamericanas deescasos recursos. El vandalismo y la violencia de pandillasestaban al orden del día. Tal era la situación cuando apareció enescena otro tipo de alborotador: Jaime Escalante, el nuevomaestro de matemáticas. Apasionado, exigente, excéntrico, estehombre había de poner de cabeza a la institución, y entredicholos prejuicios en torno a las capacidades de los estudiantesminoritarios y de escasos recursos.Tal era la delincuencia que Escalante en su primer día de clases,cuando escribía su nombre en el pizarrón, oyó con una mezclade estupor y desesperación la primera pregunta que le hacía unestudiante:•Oiga, ¿Qué curso es este?•¡Sexo! – gritó una chica de la primera fila, y sonrió, mientras elgrupo reía entre dientes.Escalante pasó lista; pensaba, mientras tanto, en la posibilidadde buscar otras alternativas de trabajo. Intentó explicar algunasreglas de conducta, y planteó un problema de matemáticas en elpizarrón. El parloteo hacía imposible concentrarse. Un chicogritó desde el fondo del aula:•¡Hey, hombre! ¿De qué nos vas a hablar?•Escalante sonrió y anunció: Voy a hablar de matemáticas.•No; eso es aburrido. Mejor hablemos de sexo.Escalante exhortaba a sus estudiantes a que ampliaran sushorizontes. Con tal comienzo, Jaime se impuso el reto de animara los más apáticos y desanimados, que al final de cuentas, sóloeran perezosos. Comprendió que tenía que hacerse amigo deellos, y atemorizarlos al mismo tiempo. Buscó oportunidades deiniciar discusiones por su manera de vestir, su impuntualidad ocualquier cosa, con tal de despertar su enojo y luego su interés.

Page 4: 8.  sección 8

“Se aplicó usted demasiado maquillaje hoy, señorita”, le decía auna chica. “¿Tiene contrato con Drácula?”. Aprovechaba susantecedentes culturales: “Los mayas le llevaban la delantera atodo el mundo en lo que se refiere al concepto del cero. ¡Así queustedes, perezosos, llevan las matemáticas en la sangre!”.Un día, para explicar una clase sobre fracciones, Escalante sepresentó con un gorro de cocinero y un delantal blanco quehabía guardado de su trabajo en el restaurante, y acomodóvarias manzanas sobre una tabla de picar. Se oyeron las risitasde las chicas. Un muchacho gritó desde los últimos asientos: “!Acomer!” Con hacha de carnicero Escalante hizo picadillo unamanzana, lo cual suscitó hilaridad, y luego una atenciónabsoluta. Entonces, dividió hábilmente las otras manzanas enmitades, cuartos y quintos. Le arrojó un pedazo a una chica dela primera fila:•¿Qué parte de la manzana es esa, Sonia?•Un cuarto, señor.•¿Y a mi cuánto me queda?•Tres cuartos, señor respondió la joven.•Pero él ya estaba mordiendo uno de los pedazos sobrantes:Demasiado tarde, Sonia dijo, e hizo una pausa para deglutir;sólo me queda la mitad.Además, acostumbraba telefonear a los padres de losestudiantes que faltaban o llegaban con retraso. La amenaza dellamar era más efectiva que la llamada misma, sobre todocuando recordaba al grupo su propia tendencia a exagerar. “Medisgusta ir a la casa de algún estudiante y hablar con su madre,porque siempre cuento las historias más negras. No sé por quélo hago. Por ejemplo: si alguien falta a una clase, yo voy con lahistoria de que fueron dos o tres ausencias. Es mi debilidad”.Escalante en el transcurrir de las clases, se enteró la existenciadel examen AP (advanced placement, acreditación anticipada),el cual le valía al estudiante pase libre a diferentesUniversidades. El maestro quedó tan ilusionado al oír de talprograma, que empezó a formar un grupo, fijar metas. En elotoño de 1978 había 11 inscritos, pero muchos de ellos, yEscalante también, se sentían como chiquillos extraviados en elbosque.Al obtener un examen anterior de AP, hojeó cuidadosamente ycomprendió que sus estudiantes estaban lejos de poderresolverlas. Se preguntó hasta dónde podría avanzar con ellosen sólo ocho meses. Los muchachos necesitaban que él les dieraalgo más para acelerar su comprensión. El maestro empezó areunir una variada colección de apoyos didácticos; sin embargoa pesar de sus mejores esfuerzos, la mitad de los estudiantes delgrupo había desertado a las dos semanas.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

Un día, para explicar una clase sobre fracciones, Escalante sepresentó con un gorro de cocinero y un delantal blanco quehabía guardado de su trabajo en el restaurante, y acomodóvarias manzanas sobre una tabla de picar. Se oyeron las risitasde las chicas. Un muchacho gritó desde los últimos asientos: “!Acomer!” Con hacha de carnicero Escalante hizo picadillo unamanzana, lo cual suscitó hilaridad, y luego una atenciónabsoluta. Entonces, dividió hábilmente las otras manzanas enmitades, cuartos y quintos. Le arrojó un pedazo a una chica dela primera fila:•¿Qué parte de la manzana es esa, Sonia?•Un cuarto, señor.•¿Y a mi cuánto me queda?•Tres cuartos, señor respondió la joven.•Pero él ya estaba mordiendo uno de los pedazos sobrantes:Demasiado tarde, Sonia dijo, e hizo una pausa para deglutir;sólo me queda la mitad.Además, acostumbraba telefonear a los padres de losestudiantes que faltaban o llegaban con retraso. La amenaza dellamar era más efectiva que la llamada misma, sobre todocuando recordaba al grupo su propia tendencia a exagerar. “Medisgusta ir a la casa de algún estudiante y hablar con su madre,porque siempre cuento las historias más negras. No sé por quélo hago. Por ejemplo: si alguien falta a una clase, yo voy con lahistoria de que fueron dos o tres ausencias. Es mi debilidad”.Escalante en el transcurrir de las clases, se enteró la existenciadel examen AP (advanced placement, acreditación anticipada),el cual le valía al estudiante pase libre a diferentesUniversidades. El maestro quedó tan ilusionado al oír de talprograma, que empezó a formar un grupo, fijar metas. En elotoño de 1978 había 11 inscritos, pero muchos de ellos, yEscalante también, se sentían como chiquillos extraviados en elbosque.Al obtener un examen anterior de AP, hojeó cuidadosamente ycomprendió que sus estudiantes estaban lejos de poderresolverlas. Se preguntó hasta dónde podría avanzar con ellosen sólo ocho meses. Los muchachos necesitaban que él les dieraalgo más para acelerar su comprensión. El maestro empezó areunir una variada colección de apoyos didácticos; sin embargoa pesar de sus mejores esfuerzos, la mitad de los estudiantes delgrupo había desertado a las dos semanas.

Page 5: 8.  sección 8

A raíz de una de sus bajas, Escalante fue a ver a una consejerade la escuela.•¿Por qué están desertando estos chicos? – preguntó.•Ella le lanzó una mirada de comprensión y le explicó: Porquees muy difícil, señor Escalante. No tienen la capacidadnecesaria.El maestro se dejó caer en una silla, con la derrota y el disgustoreflejados en el rostro. Estaba convencido de que podíaenseñarles a los leones marinos a trepar con una soga, siempre ycuando asistieran a clases. A pesar de las bajas en el grupo, elresto continuaron con las sesiones especialmente arduas; y amanera de premio al grupo el maestro los llevaba en suVolkswagen a almorzar. Y para premiar la asistencia en día deexamen, les repartía dulces. “¡Endúlzate la vida! Y no le tengasmiedo al examen”, le murmuraba al oído a algún jovencito queparecía nervioso. Así recorría el pasillo, repartiendo caramelos ypalmaditas en el hombro.Todos los participantes en el curso adoptaron, en mayor omenor grado, la ética de trabajo de Escalante. Josie, llegaba tardede sus prácticas con el equipo de animadoras deportivas, luegobatallaba un rato con su tarea, para quedarse dormida por fin enel piso del comedor, frente a la rejilla del calefactor. La posiciónincómoda en que dormía la hacía despertarse a las 2 o 3 de lamañana, hora en que reinaba un agradable silencio en la casa, yentonces reanudaba el estudio hasta la hora del desayuno. Sumadre, preocupada ante el esfuerzo, le decía:•No estudies tanto, o vas a terminar con una úlcera. ¡Sal adivertirte un poco!•Mamá, yo sé bien lo que hago –le replicaba Josie-. Esto esdivertido.Luis Cervantes solía pasar su tiempo libre jugando a los“acelerones” en su auto Impala. Pero en las semanas anterioresal examen AP se dio cuenta de que se ponía nervioso sin su librode cálculo. Cuando le advirtieron a Elsa Bolado que susprácticas de corredora estaban interfiriendo en sus estudios dematemáticas, abandonó el entrenamiento. Escalante estaba felizal enterarse de la dedicación de sus discípulos, que seejercitaban como caballos de carreras. La noche anterior alexamen, les recomendó que lo tomaran con calma, que cenaranbien y se acostaran temprano. En Mayo de 1979, los cincodiscípulos especiales de Escalante presentaron en un salón de laescuela, el examen de cálculo AP. El equipo ya reunido creó unaatmósfera como vestidor en un estadio, antes de un gran juego,para darse ánimos.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

A raíz de una de sus bajas, Escalante fue a ver a una consejerade la escuela.•¿Por qué están desertando estos chicos? – preguntó.•Ella le lanzó una mirada de comprensión y le explicó: Porquees muy difícil, señor Escalante. No tienen la capacidadnecesaria.El maestro se dejó caer en una silla, con la derrota y el disgustoreflejados en el rostro. Estaba convencido de que podíaenseñarles a los leones marinos a trepar con una soga, siempre ycuando asistieran a clases. A pesar de las bajas en el grupo, elresto continuaron con las sesiones especialmente arduas; y amanera de premio al grupo el maestro los llevaba en suVolkswagen a almorzar. Y para premiar la asistencia en día deexamen, les repartía dulces. “¡Endúlzate la vida! Y no le tengasmiedo al examen”, le murmuraba al oído a algún jovencito queparecía nervioso. Así recorría el pasillo, repartiendo caramelos ypalmaditas en el hombro.Todos los participantes en el curso adoptaron, en mayor omenor grado, la ética de trabajo de Escalante. Josie, llegaba tardede sus prácticas con el equipo de animadoras deportivas, luegobatallaba un rato con su tarea, para quedarse dormida por fin enel piso del comedor, frente a la rejilla del calefactor. La posiciónincómoda en que dormía la hacía despertarse a las 2 o 3 de lamañana, hora en que reinaba un agradable silencio en la casa, yentonces reanudaba el estudio hasta la hora del desayuno. Sumadre, preocupada ante el esfuerzo, le decía:•No estudies tanto, o vas a terminar con una úlcera. ¡Sal adivertirte un poco!•Mamá, yo sé bien lo que hago –le replicaba Josie-. Esto esdivertido.Luis Cervantes solía pasar su tiempo libre jugando a los“acelerones” en su auto Impala. Pero en las semanas anterioresal examen AP se dio cuenta de que se ponía nervioso sin su librode cálculo. Cuando le advirtieron a Elsa Bolado que susprácticas de corredora estaban interfiriendo en sus estudios dematemáticas, abandonó el entrenamiento. Escalante estaba felizal enterarse de la dedicación de sus discípulos, que seejercitaban como caballos de carreras. La noche anterior alexamen, les recomendó que lo tomaran con calma, que cenaranbien y se acostaran temprano. En Mayo de 1979, los cincodiscípulos especiales de Escalante presentaron en un salón de laescuela, el examen de cálculo AP. El equipo ya reunido creó unaatmósfera como vestidor en un estadio, antes de un gran juego,para darse ánimos.

Page 6: 8.  sección 8

Escalante pasó las tres horas de la prueba con el estómago revuelto;permaneció en su nuevo cuartel general, un salón de la escuela. Sepreguntaba si no habría quedado pendiente algún tema. Luego detanto suspenso sus discípulos salieron abatidos, como si volvierande la guerra.En Julio, convocaron a Escalante a la oficina del asesor, para darlelos resultados. Las notas eran de 1 al 5, con un 3 o más se obtienecrédito para cursos a nivel universitario. Las calificaciones eran dosde 4, dos de 3 y un 1. “Bien, dijo Escalante”, “pero no lo suficiente”.Los muchachos comprendieron que Escalante tenía razón al decir:Determinación + disciplina + trabajo = el camino al éxito. Con ellose refería al empeño, a la voluntad de triunfo, de alcanzar logros, decrecer. Una de sus estudiantes decía con respecto a su maestro: “Yono voy a clases por mi gusto. Pero con todo lo que Escalante ponede su parte al trabajar, una lo ve y desea hacer el mismo esfuerzo, yhasta más”.Escalante constantemente exhortaba a sus colegas: “Estos chicosnecesitan algo que los motive. Si les damos tiempo libre, se van acasa a ver televisión; pero si se dedican a aprender cálculo u otrotema noble, se enriquecen”. En los años posteriores los estudiantesde Garfield, aumentaron en gran medida para presentarse en losexámenes de AP, y no sólo en matemáticas, sino que también enmaterias como biología, física, historia, etc.Escalante observó con especial orgullo cómo los graduados de sugrupo de 1982 emprendieron carreras prometedoras. Algunos deellos alcanzaron logros notables:•A los cinco años de haber presentado el examen de cálculo AP,Aili Tapio tenía no sólo una licenciatura, sino una maestría enadministración de empresas, y empleo como auditora de unaimportante compañía petrolera.•Margaret Zamarrita obtuvo su grado universitario, pasó el examenpara convertirse en contadora pública, y a raíz de eso ingresó a unafacultad de derecho.•Elsa Bolado, obtuvo sus diplomas de psicología social y dehistoriadora en la UCLA. Ahora se dedica a la docencia en unaescuela primaria, en el Este de Los Ángeles.•Raúl Haro aspira a obtener acreditaciones de ingenieríaaeroespacial e informática en el politécnico de California, enPomona, y además promueve activamente la profesión de ingenieroentre la comunidad de latinos.•Luis Cervantes obtuvo la licenciatura en inmunología ymicrobiología de la Universidad de Berkeley, y actualmente trabajaen un laboratorio de productos para diagnóstico médico.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

Escalante pasó las tres horas de la prueba con el estómago revuelto;permaneció en su nuevo cuartel general, un salón de la escuela. Sepreguntaba si no habría quedado pendiente algún tema. Luego detanto suspenso sus discípulos salieron abatidos, como si volvierande la guerra.En Julio, convocaron a Escalante a la oficina del asesor, para darlelos resultados. Las notas eran de 1 al 5, con un 3 o más se obtienecrédito para cursos a nivel universitario. Las calificaciones eran dosde 4, dos de 3 y un 1. “Bien, dijo Escalante”, “pero no lo suficiente”.Los muchachos comprendieron que Escalante tenía razón al decir:Determinación + disciplina + trabajo = el camino al éxito. Con ellose refería al empeño, a la voluntad de triunfo, de alcanzar logros, decrecer. Una de sus estudiantes decía con respecto a su maestro: “Yono voy a clases por mi gusto. Pero con todo lo que Escalante ponede su parte al trabajar, una lo ve y desea hacer el mismo esfuerzo, yhasta más”.Escalante constantemente exhortaba a sus colegas: “Estos chicosnecesitan algo que los motive. Si les damos tiempo libre, se van acasa a ver televisión; pero si se dedican a aprender cálculo u otrotema noble, se enriquecen”. En los años posteriores los estudiantesde Garfield, aumentaron en gran medida para presentarse en losexámenes de AP, y no sólo en matemáticas, sino que también enmaterias como biología, física, historia, etc.Escalante observó con especial orgullo cómo los graduados de sugrupo de 1982 emprendieron carreras prometedoras. Algunos deellos alcanzaron logros notables:•A los cinco años de haber presentado el examen de cálculo AP,Aili Tapio tenía no sólo una licenciatura, sino una maestría enadministración de empresas, y empleo como auditora de unaimportante compañía petrolera.•Margaret Zamarrita obtuvo su grado universitario, pasó el examenpara convertirse en contadora pública, y a raíz de eso ingresó a unafacultad de derecho.•Elsa Bolado, obtuvo sus diplomas de psicología social y dehistoriadora en la UCLA. Ahora se dedica a la docencia en unaescuela primaria, en el Este de Los Ángeles.•Raúl Haro aspira a obtener acreditaciones de ingenieríaaeroespacial e informática en el politécnico de California, enPomona, y además promueve activamente la profesión de ingenieroentre la comunidad de latinos.•Luis Cervantes obtuvo la licenciatura en inmunología ymicrobiología de la Universidad de Berkeley, y actualmente trabajaen un laboratorio de productos para diagnóstico médico.

Page 7: 8.  sección 8

• Como su maestro, Roy Márquez decidió incorporarse al cuerpodocente de Garfield. Fue contratado en septiembre de 1986 comoprofesor de informática. Nueve meses después sus discípulosobtuvieron los mejores resultados jamás logrados en la escuela enel examen de AP de esa especialidad.

Casi todos ellos nacieron en medios sociales caracterizados porescasa instrucción y bajos ingresos. A nadie le habría sorprendidoque permanecieran en ese medio, pero Jaime Escalante les enseñócómo superarse. La economía no determina el éxito de una persona,sino lo que él se propone y lucha incansablemente, logrará abrir laspuertas de la verdadera felicidad.

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

Page 8: 8.  sección 8

Mgr. Pedro Castro UstarezMgr. Pedro Castro Ustarez

EMMEditoraEditoraMendezMendez

“Es mayor la probabilidad de éxito, cuando una persona descubre suverdadero potencial, lo desarrolla y lo fortalece”.

Page 9: 8.  sección 8

Mgr. C. Ustarez, Pedro

Nacido el 2 de Junio de 1979 en Cochabamba, Bolivia. Su interés por la

educación lo llevaron a formarse como profesor de Matemática en la

Normal Católica “Sedes Sapientiae”. Posteriormente sacó su licenciatura

en la Universidad Salesiana de Bolivia y su maestría en Educación

Superior en la Universidad Técnica Privada Cosmos.

Como escritor publicó tres libros de matemáticas: “Libro de consulta

para la resolución de problemas matemáticos”; para 1º de secundaria, 4º

y 6º de secundaria. Se publicó cuatro libros de física: “La Ciencia de la

Física Integral” para 3º, 4º, 5º y 6º de secundaria.

Otra obra para contribuir a la matemática: “Diseño de gráficos para la

resolución de problemas físico-matemáticos”.

Un libro para contribuir a la pedagogía en Bolivia: “El método heurístico

como propuesta pedagógica” publicado el 2012. A sí mismo, otro libro

que apoya a los jóvenes estudiantes: “Estrategias de cooperación a

estudiantes con bajo rendimiento académico, problemas de conducta y

que atraviesan por maltratos físicos y psicológicos”.

Un libro que está en proyecto para enero del 2014 titulado: “La

psicología del estudiante vs. la vida”.

Actualmente es profesor de Matemáticas y Física en el colegio “IV

Centenario”, es facilitador brindando diferentes conferencias en talleres,

seminarios, congresos y otros.

Nacido el 2 de Junio de 1979 en Cochabamba, Bolivia. Su interés por la

educación lo llevaron a formarse como profesor de Matemática en la

Normal Católica “Sedes Sapientiae”. Posteriormente sacó su licenciatura

en la Universidad Salesiana de Bolivia y su maestría en Educación

Superior en la Universidad Técnica Privada Cosmos.

Como escritor publicó tres libros de matemáticas: “Libro de consulta

para la resolución de problemas matemáticos”; para 1º de secundaria, 4º

y 6º de secundaria. Se publicó cuatro libros de física: “La Ciencia de la

Física Integral” para 3º, 4º, 5º y 6º de secundaria.

Otra obra para contribuir a la matemática: “Diseño de gráficos para la

resolución de problemas físico-matemáticos”.

Un libro para contribuir a la pedagogía en Bolivia: “El método heurístico

como propuesta pedagógica” publicado el 2012. A sí mismo, otro libro

que apoya a los jóvenes estudiantes: “Estrategias de cooperación a

estudiantes con bajo rendimiento académico, problemas de conducta y

que atraviesan por maltratos físicos y psicológicos”.

Un libro que está en proyecto para enero del 2014 titulado: “La

psicología del estudiante vs. la vida”.

Actualmente es profesor de Matemáticas y Física en el colegio “IV

Centenario”, es facilitador brindando diferentes conferencias en talleres,

seminarios, congresos y otros.

Page 10: 8.  sección 8

¡¡¡Realiza tu pedido de tu libro!!!Llama ahora y aprenderás muchas cosas que

te servirán en tu trabajo pedagógico

¡¡¡Realiza tu pedido de tu libro!!!Llama ahora y aprenderás muchas cosas que

te servirán en tu trabajo pedagógico

79765440 -431065679765440 [email protected]@hotmail.com

Facebook: Pedro CastroFacebook: Pedro Castro

Mgr. PEDRO CASTRO USTAREZ

Formación: Profesor de Matemática en la Normal Católica“Sedes Sapientiae”, Licenciado en Ciencias de la Educación en laUniversidad Salesiana de Bolivia y Maestría en Educación Superioren la Universidad Técnica Privada Cosmos.

Ofrece libros; de matemáticas: “Libro de Consulta para laResolución de Problemas Matemáticos”. Para 1º, 2°, 3°, 4º y 5º desecundaria. De física: “La Ciencia de la Física Integral” para 1º, 2º, 3º y4º de secundaria.

Formación: Profesor de Matemática en la Normal Católica“Sedes Sapientiae”, Licenciado en Ciencias de la Educación en laUniversidad Salesiana de Bolivia y Maestría en Educación Superioren la Universidad Técnica Privada Cosmos.

Ofrece libros; de matemáticas: “Libro de Consulta para laResolución de Problemas Matemáticos”. Para 1º, 2°, 3°, 4º y 5º desecundaria. De física: “La Ciencia de la Física Integral” para 1º, 2º, 3º y4º de secundaria.

Facilitador pedagógico: En talleres, seminarios, capacitaciones,charlas y otros, sobre temas relacionados con el mejoramiento de laEducación Boliviana. Se entrega certificados con valor curricular,

avalados por la Dirección Departamental deEducación. En esta gestión se está asistiendo a los colegios queestán solicitando los talleres para capacitar al plantel docente. Tambiénse está impartiendo un curso especial a los de la promoción titulado:“Descubre tu potencial” con el fin de orientarlos en su vida futura enbase a sus habilidades.

Asesoramiento: En tesinas, trabajos de grado, monografías, tesisy otros.