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UNIVERSIDAD FERMÍN TORO VICE-RECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS ESCUELA DE DERECHO LA EXPROPIACIÓN Alumna: Bonilla Ramírez Abdel Nazareth C.I.: 25.927.038 ARAURE, SEPTIEMBRE DE 2015

Abdel, la expropiacion

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UNIVERSIDAD FERMÍN TORO

VICE-RECTORADO ACADÉMICO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS

ESCUELA DE DERECHO

LA EXPROPIACIÓN

Alumna:

Bonilla Ramírez Abdel Nazareth

C.I.: 25.927.038

ARAURE, SEPTIEMBRE DE 2015

LA EXPROPIACIÓN

En el Derecho Romano de manera clara no se conoció la institución

de la expropiación; no obstante, es de suponer su existencia, dadas las

diversas construcciones que se hicieron, muchas de ellas en el contexto

histórico de envergadura: coliseos majestuosos, acueductos, caminos,

parques, plazas, infiriéndose entonces que era necesaria la expropiación

para el logro de tales ejecutorias.

En el contexto venezolano, se han evidenciado y con mucha tristeza a

través de la historia, algunos episodios no muy justos desarrollados en

función de la expropiación. En este orden, ciertos grupos, amparados del

poder social, económico, político, donde se incluyen a los conquistadores y

caudillos militares del siglo XIX, controlaron y dispusieron a su antojo de su

capacidad transitoria y de oficio las regulaciones del gobierno en el ámbito

central relacionadas con la información precisa de la propiedad. Después,

frente a las graves dificultades de índole fiscal, advenidas por los

enfrentamientos que por su naturaleza entre ellos es lógico, conllevó a las

expropiaciones y saqueos de bienes productivos y de valor económico, para

de esta manera contar con recursos mal habidos en función de sus

incontroladas apetencias, por demás injustas.

Durante el régimen del tachirense, oriundo de la aldea “La Mulera”

Juan Vicente Gómez se aprobaron varias leyes, entre ellas la del Código

Civil, Código Penal y Código de Comercio, para de esta forma regular las

diferentes relaciones de los administrados con el Estado, ordenando

entonces, entre tantos aspectos de la vida en sociedad, las expropiaciones

dentro del marco de legalidad que ofrecía el estamento jurídico, obviando a

los instrumentos y mecanismos utilizados en el siglo XIX, el cual era sólo a

través de los decretos ejecutivos y por ende sin control alguno de los

órganos deliberantes de carácter legislativo y de control.

A través del tiempo hasta nuestros días, hemos experimentado, unos

a través de la historia y otros a través de vida real, aciertos y desaciertos

referidos a la expropiación, dentro de los cuales se destacan y de manera

lamentable la persistencia de las estrategias de la errónea manera de

hacerla, con visos de legalidad pero que en la realidad fueron hechas con

argumentos revanchistas, egoístas, dolosas, destinadas como tal al fracaso,

a la desolación y a la pobreza; otras, como debe ser, ajustado al Estado

democrático y social, de derecho y de justicia, al logro del bien común, con

fundos productivos, vialidad cónsona con el presente, acueductos de

envergadura, parques, plazas, corredores turísticos, bulevares espaciosos y

bonitos, viviendas dignas, todo para un pueblo digno, a las cuales se justifica

la limitación del derecho de propiedad.

La expropiación es una Institución de Derecho Público en virtud de la

cual la administración, con fines de utilidad pública o social, adquiere

coactivamente bienes pertenecientes a

los administrados, conforme al procedimiento determinado en las leyes y

mediante el pago de una justa indemnización.

Según Eloy Martínez (2006). “Es una Institución que tiene por objeto

conciliar los requerimientos del interés general de la comunidad con

el respeto debido al derecho de propiedad de los administrado.”

El Instituto expropiatorio ha sido considerado

desde hace siglos como el mecanismo que permite conciliar dos aspectos

fundamentales del orden social: por un lado, el interés público

que requiere de un determinado bien; por otro, el legítimo

derecho de propiedad de los particulares. Integrar lo más armónica y

justamente posible ambos elementos, constituye el desideratum de toda la

normativa expropietaria y la medida de su eficacia. Esta bipolaridad

adquiere rango constitucional en nuestro derecho, toda vez

que simultáneamente la Constitución garantiza el derecho de propiedad

(artículo 115) y permite que por causa de utilidad pública o interés social

se expropien toda clase de bienes, previo el cumplimiento a favor

del particular de una serie de garantías, justa indemnización y sentencia

firme.

La expropiación en el Ordenamiento Jurídico Venezolano:

A la luz de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

(CRBV), específicamente en el Capítulo VI referido a los Derechos

Económicos se encuentra en el artículo 115 la disposición constitucional

sobre el derecho de propiedad, estableciendo que “Se garantiza el derecho

de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición

de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones,

restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública

o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social,

mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser

declarada la expropiación de cualquier clase de bienes”.

De la transcrita norma constitucional se evidencian varios particulares:

(a) El establecimiento de la garantía constitucional sobre el derecho de

propiedad; (b) Que toda persona, tanto natural como jurídica, tiene el

derecho de usar, gozar, disfrutar y de disponer de sus bienes tanto muebles

como inmuebles; (c) El establecimiento de las limitaciones del aludido

derecho en cuanto a las contribuciones, restricciones y obligaciones

conforme a las leyes con finalidades siempre colectivas; (d) La expropiación

como limitación al derecho de propiedad, referida a causas de utilidad

pública o interés social, mediante sentencia firme y justa indemnización,

materializada con un pago oportuno y conciliado.

La expropiación es entonces una institución de Derecho Público, en

virtud de la cual la Administración Pública, en cualquiera de sus niveles

(nacional, estadal o municipal), con fines de utilidad pública o social,

adquiere coactivamente bienes pertenecientes a los administrados, conforme

al procedimiento determinado en las leyes y mediante el pago de una justa

indemnización.

Según la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social

(2002), en su artículo 2 conceptualiza a la expropiación como “una institución

de Derecho Público, mediante la cual el Estado actúa en beneficio de una

causa pública o de interés social, con la finalidad de obtener la transferencia

forzosa del derecho de propiedad o algún otro derecho de los particulares, a

su patrimonio, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa

indemnización”.

Según Lares Martínez Eloy (2013) en su Manual de Derecho

Administrativo expresa que la expropiación “es una institución que tiene por

objeto conciliar los requerimientos de interés general de la comunidad con

respeto debido al derecho de propiedad de los administrados”. El criterio

doctrinario expuesto evidencia, sin duda alguna, que la expropiación es un

mecanismo de Derecho Público que posibilita la conciliación del orden social

entre el interés público que requiere un determinado bien y el legítimo

derecho de propiedad de los administrados, en aras de la solución de las

diversas diferencias que pudiesen existir entre el Estado y los administrados.

Por su parte, Salomón de Padrón Magdalena (2006), en una de sus

obras “Consideraciones generales sobre la expropiación por causa de

utilidad pública o social” expresa que la expropiación “produce la

transferencia de la propiedad del particular al Estado y desapropia a aquel de

su derecho. Su característica más resaltante es que no hay en ella acuerdo

de voluntades, sino que su mismo fundamento jurídico -la potestad

expropiatoria- le otorga la suficiente eficacia jurídica para que, cumplido el

procedimiento legalmente previsto y el pago de una justa indemnización,

produzca el efecto obligatorio en el patrimonio de los particulares”. El referido

aporte doctrinario en el Derecho Administrativo niega la existencia de un

contrato en la expropiación y se acerca en consecuencia a la conciliación

como mecanismo expedito para la solución de los conflictos, mediante el

ejercicio del ius imperium que le asiste al Estado frente a los administrados,

en aras del interés público o social.

Factores indispensables para que la administración publica lleve a cabo

una expropiación de manera legitima

a.- El valor fiscal que el propietario haya declarado o aceptado tácitamente

b.- Los precios promedios de las ventas de inmuebles similares realizadas

los últimos doce (12) meses anteriores al avalúo.

c.- Las ventas o transmisiones de la propiedad afectada realizadas los seis

(6) meses anteriores al informe.

d. El pago oportuno y en efectivo: Se refiere a que el Estado, no puede pagar

con ningún bono de su emisión o permutarlo por otro bien, ni tampoco

realizar pagos a plazos o pagos parciales. Solo debe entregarle el dinero al

propietario (en caso de arreglo amigable) o al tribunal (juicio expropiatorio)

Elementos para que la Administración Pública cumpla con la

expropiación de modo legitimo:

Que la justificación de la expropiación sea el de la utilidad pública o

social. En este orden de apreciaciones, la Ley de Expropiación por Causa de

Utilidad Pública o Social (2002) establece en su artículo 3 que “Se

considerarán como obras de utilidad pública, las que tengan por objeto

directo proporcionar a la República en general, a uno o más estados o

territorios, a uno o más municipios, cualesquiera usos o mejoras que

procuren el beneficio común, bien sean ejecutadas por cuenta de la

República, los estados, del Distrito Capital, de los municipios, institutos

autónomos, particulares o empresas debidamente autorizadas”. De la norma

transcrita se evidencia entonces que no puede considerarse como causa de

utilidad pública o social aquella que solo beneficie a algún administrado en

particular o un grupo reducido de estos, pues entonces se desnaturalizarían

los propósitos insertos en la justificación.

El justiprecio o justa indemnización el cual resulta completamente

diferente a los conceptos que tenemos de de precio o de compensación,

pues lo que se trata es de resarcirle el daño al administrado frente al perjuicio

ocasionado. Se debe concebir entonces como la cantidad en efectivo y justa

-entendida como el equivalente y de manera integral al valor que se le priva-

que va a pagar el ente expropiante, en cualquiera de los niveles, sea

nacional, estadal o municipal, al propietario del inmueble, determinada por 3

expertos certificados, con la toma en consideración de algunas variables: (a)

El valor fiscal que el propietario haya declarado o aceptado tácitamente; (b)

los precios promedios de las ventas de inmuebles similares realizadas en los

últimos 12 meses anteriores al avalúo; (c) las ventas o transmisiones de la

propiedad afectada realizadas los 6 meses anteriores al informe.

El pago oportuno y en efectivo, refiriéndose a que el Estado, frente al

contexto en que se vive, a la premura del administrado en adquirir otro bien,

no puede pagar con otros medios, tales como bonos, o de manera parcial

que debiliten al administrado en su derecho que legal y legítimamente le

asisten.

Según la jurisprudencia venezolana, en materia de expropiación,

precisada en el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Político Administrativa,

mediante sentencia del 29 de junio de 2006, expuesta por la Magistrada

Evelyn Marrero Ortiz expuso que “vista la limitación al derecho de propiedad

del particular que resulta afectado por el decreto de expropiación, las

expropiaciones deben cumplirse en un tiempo razonable sin que de ningún

modo pueda pretenderse que el particular afectado se encuentre en una

incertidumbre permanente o que su propiedad se vea afectada

“eternamente”, independientemente de razones de diversa índole.

Fases intervinientes en el proceso de expropiación:

Fase administrativa: comprende dos etapas (a) etapa previa

denominada declaratoria de utilidad pública, en la cual la Asamblea Nacional,

los Consejos Legislativos Estadales o los Concejos Municipales, en sus

respectivas jurisdicciones declaran que una obra es de utilidad pública, a los

efectos de que sean expropiados los inmuebles necesarios; exceptuando de

tal declaratoria, de conformidad con el artículo 14 de la mencionada Ley de

Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social, entre otras, las

construcciones de ferrocarriles, carreteras, a utopistas, sistemas de

transporte subterráneo o superficial, caminos, edificaciones educativas o

deportivas, cuarteles, hospitales, cementerios .y (b) el decreto en sí de la

expropiación, dictado por el órgano del poder ejecutivo en sus diversos

niveles, correspondiéndole al nivel nacional al presidente o presidenta de la

República Bolivariana de Venezuela; en el estadal, al gobernador o

gobernadora del estado; y, en el ámbito local o municipal, al alcalde o a la

alcaldesa.

Fase amigable: dirigida a la adquisición del bien por la vía

administrativa, de manera conciliada entre las partes. Es menester aclarar

que frente a la conciliación hecha, se realiza una compra –venta, no sin

antes haberse acordado el criterio de tres (3) expertos o peritos en el área

para el respectivo avalúo, de los cuales uno debe ser propuesto por el ente

expropiante, el segundo propuesto por el expropiado y un tercero, designado

de mutuo acuerdo por ambas partes (administrador - administrado); con el

entendido que en caso de no ponerse de acuerdo las partes para el

nombramiento del tercer experto lo hará, de conformidad con el artículo 19

de la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social, el Juez de

Primera Instancia en lo Civil de la jurisdicción respectiva.

El juicio de expropiación: Esta fase la ejecuta la administración

pública una vez que se hay agotado el arreglo amigable, sin resultados

positivos.

Ley de Expropiación por causa de utilidad pública o social de 2002

El Artículo 1 establece como objeto de la ley, la expropiación por

causa de utilidad pública de bienes pertenecientes a la propiedad

privada, el Artículo 2 ofrece un concepto de expropiación

que abarca los caracteres que ya hemos expresado. Y el Artículo 3

establece cuando una obra es considerada de utilidad pública, en

los términos siguientes:

“Se considerarán como obras de utilidad pública, las que tengan por

objeto directo proporcionar a la República en general, a uno o más estados o

territorios, a uno o más municipios, cualesquiera usos o

mejoras que procuren el beneficio común, bien sean ejecutadas por

cuenta de la República, los estados, del Distrito Capital, de los

municipios, institutos autónomos, particulares o empresas

debidamente autorizadas. De manera tal que no puede considerarse com

o causa de utilidad pública aquella que sólo beneficie a algún particular o

a un grupo reducido de estos posteriormente en su Artículo 7 la ley desarrolla

los requisitos para llevar a cabo la expropiación, a saber:

­ Disposición formal que declare la utilidad pública.

­ Declaración de que la ejecución exija indispensablemente

la transferencia de la propiedad, total o parcialmente.

­ Justiprecio del bien objeto de la expropiación.

­ Pago justo y oportuno en dinero efectivo del bien

a expropiar. Una vez declarada la utilidad pública o social, a cargo de

los órganos legislativos (Asamblea Nacional, Concejo Legislativo o Concejo

Municipal) y el Decreto de expropiación a cargo

de órganos ejecutivos (Presidente de la República, Gobernadores o

alcaldes), se inicia el procedimiento de expropiación el cual podemos

resumir de la siguiente manera:

­ En un primer momento se procederá a buscar un arreglo

amigable mediante la designación de peritos Ley que valorarán el bien

afectado. (con base en el Artículo 19 de la Ley)

­ El particular tiene un lapso de 5 días, contados a partir de la

notificación del justiprecio para manifestar si lo acepta. De lo contrario, o

si no contesta, se acude a la vía judicial. El tribunal competente

es el de Primera Instancia en los Civil de la jurisdicción donde

esté ubicado el bien, a menos que el expropiante sea la República en

cuyo caso la competencia recae en Corte Primera de lo Contencioso Admini

strativo.

­ Una vez finalizado el procedimiento siguiendo los trámites

señalados en los artículos 24­33 de la Ley y en caso de que la autoridad

judicial declare la necesidad de adquirir todo o parte del bien, se convocará a

las partes a lograr un avenimiento sobre el precio del bien teniendo

como base el valor establecido por la Comisión de avalúos. De no lograrse

el avenimiento se convocará a una nueva Comisión de avalúos.

­ La ley establece (Artículo 36) una serie de elementos de

obligatoria apreciación por parte de la comisión en caso de que se trate

de bienes inmuebles, y otras