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Cuestionario de autoevaluación de prácticas cooperativas Antes de comenzar la auto-evaluación, revisa el siguiente texto de Pere Pujolás y responde a las siguientes preguntas: LECTURA El maestro, la profesora de geografía y el profesor de latín Pere Pujolás (2008). 9 ideas clave: El aprendizaje cooperativo. Barcelona. Graó En la escuela de mi pueblo, durante mi infancia (en los años cincuenta) sólo había dos clases - una para los niños y otra para las niñas - y dos profesores un maestro para los niños y una maestra para las niñas. A ellas acudían todos los niños y niñas del pueblo, de los seis hasta los doce o trece años. En ambas clases había, evidentemente, mucha diversidad y era muy difícil que el maestro o la maestra pudiera atender eficazmente a todo el alumnado. Sin embargo, recuerdo que tuve un maestro -un buen maestro, por cierto- que había organizado la clase de tal forma que todos los alumnos siempre tenían algo que hacer. Mientras explicaba la lección a unos, los demás hacían algún trabajo individual. Cuando uno acababa su trabajo, el maestro le enviaba a hacer leer a alguno de los más pequeños o a ayudar a un compañero que no sabía hacer algo. Poco antes de cumplir once años (faltaban unos días ) hice el examen de ingreso al bachillerato elemental de entonces. Allí tuve a una profesora - muy dinámica, por cierto - que, para que aprendiéramos de memoria los nombres de ríos, montañas, capitales, provincias, etc., había dividido el grupo clase en diferentes equipos y de vez en cuando organizaba un torneo en el que competíamos para saber qué equipo respondía mejor a sus preguntas. Dentro de cada equipo los alumnos podíamos ayudarnos y cada uno se "especializaba" en un tema: uno en ríos, otro en montañas, otro en provincias..., aunque, evidentemente, el examen final era individual y todos debíamos saberlo todo. También tuve a otro profesor, el de latín - muy estricto, por cierto - que cada semana dividía la clase en dos grupos y nos hacía sentar en dos largos bancos, situados uno frente al otro. Una vez sentados, hacía una pregunta al primero de uno de los bancos ( rosa, rosae) ; si no sabía la respuesta, preguntaba al segundo y, si éste respondía correctamente, "adelantaba" al primero. A continuación preguntaba al primero del segundo banco (amare: presente de indicativo). Y después se dirigía al primer banco, y preguntaba al siguiente... Y así sucesivamente hasta que había preguntado a todos los alumnos. Siempre que algún alumno no sabía la respuesta, preguntaba al siguiente, o al siguiente, hasta que uno daba la respuesta correcta y pasaba delante de todos los que no habían sabido responder... Finalizada la sesión, se escribía en en cada extremo de la pizarra la "clasificación" de cada uno de los bancos, y ésta determinaba la colocación de los alumnos en cada banco en la siguiente sesión. De todas formas, tengo que decir que la mayoría de los profesores y profesoras del instituto no hacían nada especial. Más o menos, en todas sus clases seguían esta secuencia: al iniciar la clase preguntaban aleatoriamente a algunos alumnos la lección o los ejercicios del día anterior; seguidamente explicaban una nueva lección, o cómo resolver algunos ejercicios, ponían algún ejemplo, hacíamos algún ejercicio (cada uno sentado en su sitio sin poder hablar ni consultar con los demás compañeros) mientras el profesor resolvía las posibles dudas de algún alumno, y señalaban los ejercicios o temas que teníamos que hacer o estudiar para el próximo día de clase. De vez en cuando ponían un examen de las lecciones que ya habíamos hecho algunas veces, incluso, sin avisar, sobre todo cuando nos habíamos portado mal-. También había un examen trimestral y otro final, durante el mes de junio. Bastante tiempo más tarde he descubierto -expresado con palabras más técnicas- que el maestro de la escuela de mi pueblo había organizado el trabajo en el aula de forma cooperativa, la profesora de geografía utilizaba una estrategia en la que había cooperación intragrupal y competencia intergrupal,

Cuestionario de autoevaluación de prácticas cooperativas edgar chacon

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Cuestionario de autoevaluación de prácticas cooperativas Antes de comenzar la auto-evaluación, revisa el siguiente texto de Pere Pujolás y responde a las siguientes preguntas:

LECTURA El maestro, la profesora de geografía y el profesor de latín

Pere Pujolás (2008). 9 ideas clave: El aprendizaje cooperativo. Barcelona. Graó En la escuela de mi pueblo, durante mi infancia (en los años cincuenta) sólo había dos clases - una para los niños y otra para las niñas - y dos profesores – un maestro para los niños y una maestra para las niñas. A ellas acudían todos los niños y niñas del pueblo, de los seis hasta los doce o trece años. En ambas clases había, evidentemente, mucha diversidad y era muy difícil que el maestro o la

maestra pudiera atender eficazmente a todo el alumnado. Sin embargo, recuerdo que tuve un maestro -un buen maestro, por cierto- que había organizado la clase de tal forma que todos los alumnos siempre tenían algo que hacer. Mientras explicaba la lección a unos, los demás hacían algún trabajo individual. Cuando uno acababa su trabajo, el maestro le enviaba a hacer leer a alguno de los más pequeños o a ayudar a un compañero que no sabía hacer algo. Poco antes de cumplir once años (faltaban unos días…) hice el examen de ingreso al bachillerato elemental de entonces. Allí tuve a una profesora - muy dinámica, por cierto - que, para que aprendiéramos de memoria los nombres de ríos, montañas, capitales, provincias, etc., había dividido el grupo clase en diferentes equipos y de vez en cuando organizaba un torneo en el que competíamos para saber qué equipo respondía mejor a sus preguntas. Dentro de cada equipo los alumnos podíamos ayudarnos y cada uno se "especializaba" en un tema: uno en ríos, otro en montañas, otro en provincias..., aunque, evidentemente, el examen final era individual y todos debíamos saberlo todo. También tuve a otro profesor, el de latín - muy estricto, por cierto - que cada semana dividía la clase en dos grupos y nos hacía sentar en dos largos bancos, situados uno frente al otro. Una vez sentados, hacía una pregunta al primero de uno de los bancos (rosa, rosae…) ; si no sabía la respuesta,

preguntaba al segundo y, si éste respondía correctamente, "adelantaba" al primero. A continuación preguntaba al primero del segundo banco (amare: presente de indicativo…). Y después se dirigía al

primer banco, y preguntaba al siguiente... Y así sucesivamente hasta que había preguntado a todos los alumnos. Siempre que algún alumno no sabía la respuesta, preguntaba al siguiente, o al siguiente, hasta que uno daba la respuesta correcta y pasaba delante de todos los que no habían sabido responder... Finalizada la sesión, se escribía en en cada extremo de la pizarra la "clasificación" de cada uno de los bancos, y ésta determinaba la colocación de los alumnos en cada banco en la siguiente sesión. De todas formas, tengo que decir que la mayoría de los profesores y profesoras del instituto no hacían nada especial. Más o menos, en todas sus clases seguían esta secuencia: al iniciar la clase preguntaban aleatoriamente a algunos alumnos la lección o los ejercicios del día anterior; seguidamente explicaban una nueva lección, o cómo resolver algunos ejercicios, ponían algún ejemplo, hacíamos algún ejercicio (cada uno sentado en su sitio sin poder hablar ni consultar con los demás compañeros) mientras el profesor resolvía las posibles dudas de algún alumno, y señalaban los ejercicios o temas que teníamos que hacer o estudiar para el próximo día de clase. De vez en cuando ponían un examen de las lecciones que ya habíamos hecho –algunas veces, incluso, sin avisar, sobre todo cuando nos habíamos portado mal-. También había un examen trimestral y otro final, durante el mes de junio. Bastante tiempo más tarde he descubierto -expresado con palabras más técnicas- que el maestro de la escuela de mi pueblo había organizado el trabajo en el aula de forma cooperativa, la profesora de geografía utilizaba una estrategia en la que había cooperación intragrupal y competencia intergrupal,

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el profesor de latín había optado por una organización social de su aula claramente competitiva y, finalmente, la organización social del aula del resto de profesores y profesoras era visiblemente individualista. Es decir, cada uno de ellos utilizaba una estructura de aprendizaje distinta.

¿Nos son familiares estos estereotipos?

Realmente estos escenarios son muy comunes y frecuentes en nuestro medio educativo,. Los maestros tiene un don o arte especial para enseñan con paciencia y dedicación, combinado con una formación pedagógica que les permite aplicar diversas herramientas y técnicas de enseñanza, basadas en el nivel de maduración, conocimientos y dificultad de la asignatura. No obstante, hay variables que alteran el normal funcionamiento y el desarrollo de la planificación educativa, entre otros tenemos, el número elevado de alumnos en los salones de clase, las carencias o pobrezas, en las que nos encontramos, muchos estudiantes llegan a sus clases sin ingerir sus alimentos, también tenemos el problema del riesgo que representa la violencia social delincuencial, muchos estudiantes y también docentes son amenazados. Encontramos aulas de clase en los primeros niveles de enseñanza, en el área rural, que en un mismo aula de clase se atiende de manera simultánea 2 ó 3 secciones de clase, por ejemplo 15 estudiantes de 1er. Grado, 15 estudiantes de 2do. Y 15 de 3er. Grado, en forma simultánea y en la misma aula.

¿Hemos tenido profesores de cada uno de estos tipos? Entre los cuatro tipos de profesores, encontramos con más frecuencia, el maestro competitivo e individualista. Es decir, se fomenta en las aulas de clase el trabajo de competencia por obtener los mejores puestos o mejores calificaciones. Se fomenta un trabajo competitivo que incluso le hace prestar mayor atención a los estudiantes más aventajados, con la consiguiente consecuencia de que se descuidan o ignoran a los estudiantes menos dotados intelectual o académicamente. En ocasiones se asignan muchas actividades o tareas individuales, de premian o incentivan las mejores calificaciones. En ocasiones sólo se preguntan a los mismos estudiantes, sólo participan los mismos, acaparan la atención del docente.

Cooperativo SI Cooperación intragrupal y competencia intergrupal SI Competitivo SI Individualista SI

¿Crees que algunas de estas “estructuras de aprendizaje” es más eficaz que las demás?

En general las cuatro estructuras podrían ser útiles y efectivas, de acuerdo a las circunstancias, el tipo de contenidos, asignaturas y el nivel de desarrollo de los estudiantes. No obstante, desde mi experiencia con los estudiantes de educación superior, es que el aprendizaje cooperativo y la cooperación intra e intergrupal es más útil. Es decir, el trabajo cooperativo es más efectivo debido a que los estudiantes inician su proceso de independencia y madurez emocional, lo cual se refleja en sus opiniones verbales y escritas. Hay mayor producción a nivel grupal, porque a través de sus ideas individuales se complementan con las ideas de sus pares, asimismo hay mayor crítica y discusión productiva. También se suele dar una mayor competencia intergrupal, lo cual se refleja en las exposiciones y defensas de grupo, en las cuales se destacan las individualidades y las competencias en sus defensas.

¿Te animas a analizar tu propia práctica para conocer su nivel de cooperación? Mi práctica en el aula de clase se basa prioritariamente en el trabajo cooperativo. Generalmente trabajamos en grupos de un máximo de 5 estudiantes por grupo. Generalmente tenemos la peculiaridad de que nuestros grupos de clase en las asignaturas, llamadas de “servicio o comunes”, los grupos son de 100 a 130 estudiantes en cada sección. Estas asignaturas están dirigidas a los estudiantes de nuevo ingreso, en materias de los primeros ciclos. Por consiguiente estamos formando

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alrededor de 20 grupos de trabajo. Las asignaciones son las mismas para cada grupo. Se entregan unas “guías de trabajo”, la cual contiene todos los lineamientos a desarrollar. Los grupos se organizan y generalmente se reparten algunas partes del trabajo y luego lo integran. En ocasiones se nombra un coordinador o representante del grupo, para que sean nuestro contacto, reporte alguna irregularidad e incluso que reporte alguna nota evaluada a sus compañeros de grupo. Finalmente deben entregar un reporte o informe final el cual deben defender o exponer. Usualmente los miembros del grupo seleccionan a un compañero para que exponga, la nota se asigna la misma a todos los integrantes. El siguiente cuestionario te puede ayudar a tomar conciencia de tu gestión cooperativa del aula:

El trabajo en clase se organiza en grupos de entre 2 y 7miembros. SÍ

Comenzamos por parejas para crecer luego hacia cuartetos y agrupamientos mayores. NO Hay un objetivo común para cada grupo de estudiantes. SÍ Trabajamos el desarrollo interpersonal y grupal además de los propios contenidos. SÍ Los grupos se organizan de manera heterogénea (sexo, niveles de rendimiento, interés, diversidad cultural, etc.). SÍ En los grupos los alumnos se necesitan para llegar a una meta común. SÍ El trabajo en grupo y el trabajo individual se complementan. SÍ Cada miembro del grupo tiene información o tareas complementarias que aportar al grupo. SÍ Se evalúa tanto a los estudiantes individualmente como al grupo en conjunto. NO Se evalúa el trabajo realizado pero también el funcionamiento del grupo como equipo de trabajo. NO Se usa para cualquier tipo de contenido y actividad (búsqueda de información, creación de un producto, evaluación, etc.). SÍ

¿Qué aspectos de tu estructura de aprendizaje crees que puedes cambiar para hacerla más cooperativa?

No obstante las dificultades y realidades que comenté anteriormente, con relación al tamaño en la conformación de los grupos de clase, considero que se podrían cambiar algunas técnicas para hacer el grupo más cooperativo, por ejemplo, asignar más de un tema a cada grupo de trabajo, variar o reducir el número de los integrantes de los equipos, utilizar otros instrumentos o fichas de evaluación, promover el trabajo grupal e individual para fomentar competencias o la creatividad individual. Es decir promover los aportes académicos destacados para compartirlo en el grupo. Fomentar la narración de experiencias y que puedan evaluar la participación individual y grupal, y el trabajo del coordinador de grupo. Se pueden gestionar visitas de campo y exposiciones de expertos exitosos para que cuenten su experiencia positiva del trabajo cooperativo en su vida laboral y personal. 02/05/2014. Edgardo René Chacón [email protected]