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DE LAS PROBABILIDADES….DE DIOS…DE LA VIDA…
Esp. JOSÉ LUIS JIMÉNEZ RODRIGUEZ
15 – 11 – 2013
En el Universo existen millones de Galaxias como nuestra Vía Láctea
y dentro de cada una de ellas una cantidad similar de sistemas solares
como en el que nos encontramos.
La densidad y su heterogeneidad es la gran fuerza de la creación del
Universo, de la vida misma, cada uno de los seres vivos del planeta
contamos con “polvo de estrellas”, con átomos de Carbono originados a
partir de las fuertes reacciones nucleares que dentro de ellas se
originan, podríamos afirmar que las estrellas que observamos en el
firmamento y otras que ya colapsaron son nuestra cuna Cósmica.
Se plantea que el Universo tiene una historia de 13.500 millones de
años, tiempo suficiente para que se dieran cantidad de fenómenos
dentro de cada estrella y se formaran todos los átomos naturales que
conocemos en la actualidad, los cuales están dispersos en todo el
Universo y en toda la Tierra, el planeta azul; todo lo que conforma la
materia son partículas, átomos y moléculas.
Es increíble referirnos a las condiciones que debió cumplir la Tierra
para poder que en ella se desarrollara la vida, a continuación se
describen algunas de ellas:
Según los científicos la zona habitable de un sistema solar es
aquella donde se puede hallar agua líquida y esa condición solo la
cumple nuestro planeta.
La distancia de la Tierra respecto al Sol es perfecta para que esta
estrella no caliente a extremo el planeta como en Venus y no baje
radicalmente su temperatura como en Marte.
La orbita de la Tierra alrededor del Sol se acerca más a un circulo
que a una elíptica, lo que hace que las distancias respecto a
nuestra estrella central no sean tan significativas y por ende la
variación de temperatura en el planeta.
Estos eventos podríamos definirlos como casualidades o conjunto de
probabilidades de acomodamiento Cósmico a partir de las grandes
fuerzas como la gravedad y el magnetismo. En la actualidad se sabe que
el Universo no se formó como consecuencia de una sola explosión, sino
de varias dando esto origen a la teoría de los multiuniversos y por ende
la probabilidad de formación de Galaxias con sistemas solares que
presenten zonas habitables es alta, con base a esto podríamos estimar
que no nos encontramos solos en el Cosmos, el mero hecho de reflexión
matemática lo sustentaría así.
Todo el Universo es energía que mana de grandes generadores
como las estrellas a cosmos microscópicos como los átomos en una
constante interacción, de ahí que la energía fluye en la dirección que sea
atraída, pensada.
Probabilidades, casualidades, Dios, innegablemente somos parte del
Universo, hermanos de las estrellas, de los planetas, de los colores que
iluminan a años luz de distancia, podríamos sentirnos minúsculos ante
esto, pero todo se forma a partir de densidades mínimas como los
pensamientos, como el polvo cósmico cargado de partículas atómicas a
densidades concretas como la realidad, como los cometas. El génesis en
las estrellas, en el azul que corta con la noche, en un devenir infinito de
materia cósmica, entrelazándose como condición de unanimidad para
que sucedan las cosas, pensamiento que puede convertirse en
conciencia humana sin ser probabilidad, casualidad, Dios mismo.
No cabe desestimar que somos árbol, arco iris, estrella, Tierra, que
nuestro cuerpo material se desintegran en sus componentes atómicos
fundamentales y dependiendo de los fenómenos del momento
estructuraran otras formas, otros elementos, otros sueños, nuestra
energía interna fluye buscando su cosmos de origen, campos
magnéticos que la atraen o la repelen de acuerdo a su condición.
Filosofía inmemorial que cabe en la psiquis humana como sentido de su
acervo de origen, no importa que aún busquemos a Dios fuera de
nosotros mismos o que aún manejemos el concepto de muerte como
algo total, radical y no entendamos que la materia no muere,
simplemente se transforma en lo que buscamos.
Cada que un átomo de los que nos compone entra en “excitación
electrónica”, sus electrones saltan de una órbita a otra generando
“cuantos” de luz por transcendencia de estimulación externa o
construcción interna, es por ello que todo elemento inerte o ser vivo
emite una sutileza o un cataclismo propio, por ende atrae, por
consiguiente se repele, solo energías similares posibilitarían que tales
acercamientos no sean efímeros ni circunstanciales, son propios de
vibraciones que crecen con otras en cualquier sentido: “lo similar atrae
lo similar”, están oscilando en una misma frecuencia, la dirección
correcta cual sentido figurado de cada posibilidad.
En el Universo la energía no se acumula, constantemente se está
disipando, pasando de una forma a otra o transfiriéndose de un
recipiente material a otro, dejando su huella en cada sitio en el que
mana, en el que se transforma, de ahí que el sentido de avance se
suceda de acuerdo a la polaridad que cada estructuración atómica y
molecular acumule en su corta o larga historia en el cosmos, es
conciencia, es voluntad, crecimiento energético que define hacia donde
se fluye.
Al observar la noche, al observar las estrellas podríamos reflexionar
sobre la inmensidad del Universo, aunque somos parte de su totalidad,
somos su materia con la posibilidad de transformarla como nosotros
queramos, es la conjunta obligación de posibilitar magnetismos similares
que nos lleven a salvar lo que aún queda y a eliminar de una vez por
todas la barbarie, la pobreza y la ignorancia que sumen a la humanidad
en sociedades anquilosadas, hambrientas y frenéticamente entregadas
a los dogmas religiosos y políticos, prosélitos de lo material a ultranza.
Probabilidad, casualidad, Dios, es la situación que podríamos
transformar ya que jamás volverán a suceder.