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M ª Carmen Lamata Molina UCM RESILIENCIA Y SUPERACIÓN EN TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA 1

Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

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reseñas de la investigación "Resiliencia y superación de conducta alimentaria", realizada por Carmen Lamata Molina

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M ª Carmen Lamata Molina UCM

RESILIENCIA Y SUPERACIÓN EN TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA

M ª C ARMEN LAMATA MOLINA

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M ª Carmen Lamata Molina UCM

RESEÑAS DE LA INVESTIGACIÓN

RESILIENCIA Y SUPERACIÓN EN TRASTORNOS DE CONDUCTA

ALIMENTARIA

C O M P E T E N C I A S S O C I O P E R S O N A L E S E N L A E N F E R M E D A D

La Resiliencia se entiende como la capacidad del ser humano para sobreponerse a las adversidades y construir sobre ellas (Ojeda y Munist, 2001). Su inclusión en la intervención psicoeducativa abre una nueva vía de trabajo animando a centrar los esfuerzos en las fortalezas de la persona. Desde el enfoque de la resiliencia el esfuerzo de los profesionales se dirige a descubrir y potenciar los recursos del individuo y organizar el ambiente para que pueda apoyarse en ellos y adaptarse con éxito a la situación en que se encuentre. De esta forma, la adversidad se transforma en oportunidad de cambio, se afronta la dificultad de manera constructiva y se parte de la expectativa de que es posible y positivo superarse gracias a ella.

El concepto de Resiliencia se erige como embajador de un ambicioso marco de trabajo en las ciencias sociales. Esta nueva sensibilidad compartida por profesionales de la psicología, la educación y otras ciencias sociales, impone una nueva óptica alejada de determinismos y fatalismos. Más allá de los problemas, déficits o experiencias traumáticas las intervenciones confían en la capacidad de superación de la persona. Este cambio epistemológico se hace patente en el mayor volumen de investigación generado en torno a la promoción de la salud y el estudio de los factores de protección frente a la adversidad. Las emociones positivas, la exploración creativa, la inteligencia afectiva y social, el humor, la resiliencia, el crecimiento postraumático se estudian como claves de la auténtica calidad de vida, elevando el bienestar físico, mental, afectivo y social de la persona.

En coherencia con estos planteamientos surge la presente experiencia de investigación sobre la resiliencia. En ella se observa y estudia dicho fenómeno con población infanto-juvenil hospitalizada por psicopatología alimentaria. Desde el estudio de casos, se indagan

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los rasgos definitorios de su comportamiento, así como las intervenciones de los profesionales y la interacción con el ambiente; se estudian los indicadores y factores relacionados con la construcción de la resiliencia y las posibilidades de medición y estimulación de la misma. El trabajo de fundamentación, recogida y organización sistemática de los conocimientos se realiza como paso previo al diseño de programas y selección de estrategias psicoeducativas de interés para dicho colectivo. El estudio pretende abrir nuevas posibilidades en el campo de intervención psicopedagógica, promoción de salud y el desarrollo personal. La investigación parte de la hipótesis de que la construcción de la resiliencia eleva la calidad de vida y el nivel de bienestar de la persona, favoreciendo el crecimiento y aprendizaje de la persona incluso ante experiencias de crisis. Desde dicho presupuesto estimular factores de resiliencia ante la enfermedad infantojuvenil constituye un medio eficaz para sobreponerse y continuar con éxito el desarrollo.

El estudio realizado representa una primera tentativa de respuesta ante los efectos de la resiliencia sobre el bienestar y la salud de la persona. Observa su potencial para trasformar la experiencia de enfermedad en oportunidad real de crecimiento. Se realiza con el fin de alcanzar un conocimiento más sistemático de la resiliencia, los factores y competencias que subyacen a la misma, y los procedimientos que permiten potenciarla en la etapa infanto-juvenil.

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PRESENTACIÓN

La presente investigación: Resiliencia y salud en trastornos de

conducta alimentaria. Competencias sociopersonales en la enfermedad, se

desarrolla dentro de la línea de investigación Inteligencia Emocional:

competencias personales y sociales. Intervención psicoeducativa que dirige la

profesora D. M ª Pilar Oñate García de la Rasilla dentro del Departamento de

Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense.

Se centra en el estudio de la resiliencia como fenómeno humano de

gran interés para entender por qué algunas personas, niños o adolescentes,

no se rinden ante situaciones traumáticas que amenazan a su salud y

desarrollo, sino que logran adaptarse, vencer la crisis y continuar avanzando

positivamente sobreponiéndose a las mismas. La resiliencia implica un

proceso dinámico de exposición, afrontamiento y superación de la adversidad,

aspectos que se estudian en este trabajo, observando sus indicadores y

efectos en relación a la experiencia de enfermedad.

La investigación se ha realizado con una muestra de la población

infanto- juvenil con Trastornos de Conducta Alimentaria (TAC). La selección de

este trastorno se debe a la gran incidencia y repercusión social que presenta

en la actualidad, constituyendo un verdadero problema para la salud pública.

Según los estudios realizados Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios

de la Comunidad de Madrid (Boletín epidemiológico del INUTCAM, 2001),

representa una de las problemáticas más graves en psicopatología infantil y

adolescente, siendo la tercera causa de enfermedad más frecuente en dicha

población. Frente a ello se ha puesto en funcionamiento en nuestro país una

iniciativa pionera, en la que participan las consejerías de Sanidad, Economía y

Hacienda, Educación, Familia y Asuntos Sociales, Cultura y Turismo y Deportes,

para adoptar medidas multidisciplinares y actuaciones de interés frente a

dichos trastornos. (Decreto 11/2007, de 1 de marzo),

“No hay probablemente un reto más ambicioso para los científicos sociales y las profesiones sanitarias que promover la salud y el bienestar de la gente y a

ese noble empeño dedicar nuestros esfuerzos”

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En lo que se refiere a la investigación, el fin último de la misma es

estudiar los efectos de la resiliencia al integrar como parte de los tratamientos

realizados, su estímulo y promoción. El enfoque de la resiliencia anima a un

cambio de prácticas apostando por lograr un mayor nivel de bienestar y salud

en dicha población. El trabajo en resiliencia viene a complementar la atención

tradicional de la sintomatología asociada, con un esfuerzo terapéutico

sistemático orientado a detectar los recursos y fortalezas de la persona. Desde

la resiliencia se busca estimular y enriquecer el dominio de competencias para

adaptarse y superar la adversidad como medio de prevención e intervención

en poblaciones de riesgo. Además la resiliencia supone el aprendizaje de la

circunstancia que se atraviesa; enseña a integrar el dolor y asumir las

dificultades como parte inherente al proceso de crecimiento; fomenta la

seguridad y confianza en la capacidad de la persona y anima a resolver

situaciones de una manera creativa. En conclusión, la resiliencia trata de

promover la salud mejorando el funcionamiento de la persona en todas sus

dimensiones. No se centra en la enfermedad sino en los recursos que se

poseen para hacerla frente, y favorece el desarrollo de competencias para que

la persona se decida a realizar un cambio personal que la encamine hacia su

bienestar y crecimiento.

La resiliencia parte de una concepción de la persona como una

unidad bio-psico-social en constante cambio y desarrollo. Por ello en la

investigación se estudian en primer lugar las competencias personales y

sociales; los rasgos; actitudes; valores, comportamientos; y las condiciones del

ambiente; que predisponen a la persona para afrontar la enfermedad. De este

modo se estudian las condiciones favorables para generar un aprendizaje y

construir la resiliencia desde el propio tratamiento. Posteriormente,

combinando modelos de intervención psicopedagógica, se trabaja por diseñar

intervenciones que ayuden a integrar un sistema saludable de sentir, pensar y

actuar en niños y adolescentes hospitalizados. Desde ambas actuaciones se

observa el poder de la resiliencia sobre el nivel de salud y bienestar alcanzado

en las personas.

La construcción de la resiliencia, es por tanto la línea directiva de la

investigación, con dicho fin se realizaron evaluaciones psicopedagógicas y

estimaciones del nivel previo de resiliencia y se analizaron para responder a

las necesidades o carencias detectadas en niños y adolescentes con

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psicopatología alimentaria mediante programas de intervención

psicopedagógica.

Sobre los aspectos prácticos del estudio, es necesario aclarar que en

la actualidad la medición de la resiliencia continúa siendo problemática para

los investigadores. No existe un consenso unánime sobre los factores que

intervienen en dicho fenómeno, ni se ha aceptado una operacionalización

definitiva del mismo. Sin embargo sí parece existir acuerdo en la necesidad de

tener presentes los rasgos, conocimientos, conductas y actitudes de las

personas, para realizar su medición. Por ello considerando tanto los rasgos de

la persona, como su interacción con un conjunto de factores y cualidades del

contexto es conveniente optar por modelos mixtos (Ospina. D, 2007) a la hora

de realizar la medición. En el trabajo que se presenta se recurre a la

implementación práctica de los principales modelos teóricos sobre resiliencia

como procedimiento para la detección, observación y compresión de factores,

competencias y cualidades personales, que constituyen indicadores del

constructo. Se establece una primera diferenciación entre factores internos

del sujeto - todos aquellos relacionados con las ideas, creencias, afectos,

motivaciones y conductas (rasgos)-, y factores externos cuya fuente de origen

corresponde en mayor medida al entorno, estando definidos por el ambiente

social y la dinámica organizacional, los mensajes y expectativas transmitidos

por personas significativas, el apoyo recibido, la dinámica de relación y las

características propias de la experiencia concreta que se vivenciaba en cada

caso.

Por otra parte desde el marco de una investigación operativa, la

combinación de investigación y acción en el trabajo es una constante. De este

modo el trabajo previo de investigación y las reflexiones realizadas frente a lo

observado, son el punto de partida para diseñar aplicaciones prácticas y

extraer conclusiones que permitan elaborar un programa de intervención para

el desarrollo de la resiliencia en la población bajo estudio.

Desde una perspectiva psicopedagógica, el desarrollo de la resiliencia

constituye una guía de trabajo válida para la promoción de salud y la

generación de competencias personales y sociales. El diseño, aplicación y

evaluación de programas dirigidos a construir la resiliencia en sujetos con

trastornos de conducta alimentaria, junto con la discusión de sus resultados

permitirán estudiar los beneficios de incrementar las competencias personales

y sociales para generar estrategias de afrontamiento resiliente sobre la mejora

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en el estado de salud, y el ajuste psicológico y nivel de bienestar alcanzado en

todas las dimensiones de la persona.

Finalmente se reflexionó sobre la atención prestada al colectivo bajo

estudio, analizando la contribución del enfoque de la resiliencia como vía de

mejora a incluir en los programas de tratamiento dirigidos a población infanto-

juvenil con trastornos de conducta alimentaria. Desde las reflexiones

derivadas de la propia evaluación y el contraste con los resultados en

instrumentos de evaluación, cuestionarios y entrevistas se analizó su potencial

para aliviar el sufrimiento, contrarrestar las repercusiones psicopatológicas

asociados a la enfermedad y enfocar las intervenciones hacia el crecimiento

de la persona. Todo ello se realizó con la intención de:

- Contribuir desde una orientación de carácter psicopedagógico a recuperar el

bienestar infantil; reparar los daños (físicos, psicológicos y sociales) que produce la vivencia de

enfermedad sobre el equilibrio personal y el proceso de desarrollo; promover la salud y garantizar la

atención adecuada en cada una de las etapas de evolución, aprovechando la intervención para reforzar

competencias personales y sociales que subyacen al fenómeno resiliente.

- Prevenir y contrarrestar el daño iatrogénico producido por intervenciones

incompletas o inadecuadas; asesorar a los profesionales informando y concienciando de su labor como

agentes constructores de resiliencia. Reforzar en los profesionales de ayuda y la organización la

detección y estímulo de su propia resiliencia y destacando el valor estratégico y la humanización de las

prácticas que se deriva de la promoción de la misma.

- Enriquecer las competencias parentales. Orientar a las familias para afrontar el

impacto de la enfermedad sobre la dinámica de sus relaciones. Dar a conocer modelos y pautas de

crianza adecuadas, oportunas y eficaces. Potenciar la autoestima y el respeto mutuo entre de todos sus

miembros restaurando la confianza en sí mismos. La intervención quiere asegurar una red de apoyo

satisfactoria en el contexto familiar donde el menor pueda sentirse aceptado incondicionalmente.

- Facilitar el desarrollo de competencias, rasgos y factores que subyacen a la

resiliencia de niños y adolescentes, realizando una síntesis de las aportaciones de modelos teórico-

prácticos para la construcción de la resiliencia y elaborando propuestas para la implementación de los

mismos en la práctica.

- Difundir la Resiliencia como nuevo enfoque de tratamiento que sitúa el objetivo en

la promoción de salud. Motivar más allá de la ausencia de trastornos, encaminando el trabajo hacia

metas de desarrollo. Generar un compromiso común hacia el que encaminar todas las acciones, que

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busque como fin último la máxima realización de la persona y favorezca el éxito un proyecto de vida

pleno.

La investigación se realizó en la unidad de trastornos alimentarios de un

hospital infantil público de la Comunidad de Madrid, en dicho centro a lo largo

del año, fueron hospitalizados por causa de los Trastornos de Conducta

Alimentaria, 174 menores de edad, la mayoría chicas adolescentes, y se

realizaron 1.290 consultas y 9.282 sesiones terapéuticas relacionadas con

dicha problemática. Para el estudio se observaron casos de los diferentes

programas de tratamiento.

La observación científica de los sujetos y el estudio de los efectos de los

tratamientos sobre su evolución, quiere constituir una experiencia de interés

para la mejora de las intervenciones, siendo de ayuda para clarificar qué

acciones son favorables a la construcción de la resiliencia en las personas,

niños y adolescentes que atraviesan la enfermedad, los profesionales

implicados, y en el ambiente que les rodea.

La cuestión principal que da sentido a la investigación es estudiar los beneficios que reporta el

enfoque de la resiliencia para la promoción de salud física, psicológica, emocional y social de la

persona, desarrollando desde la intervención psicopedagógica competencias personales y sociales que

predisponen su manifestación ante la enfermedad. Para ello se observa la influencia de su detección y

estimulo en niños y adolescentes hospitalizados y los efectos que produce sobre su adaptación,

aprendizaje y crecimiento.

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1. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO

1ª FASE Estudio y documentación de las siguientes secciones

Resiliencia

Desarrollo personal y competencias sociopersonales

Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA): Características enfoques y tratamientos

Investigaciones precedentes sobre resiliencia: Concepto, medición y desarrollo

2. FASE Investigación en la acción

Observación participante de tratamientos en niños y adolescentes con TCA

Identificación de factores de resiliencia en sujetos, familiares y profesionales

Medida de resiliencia en la organización

Estudio de casos

Análisis del discurso

Diseño de un programa para el desarrollo de la resiliencia

Potenciación de resiliencia a través de programas de intervención

Evaluación de los efectos del tratamiento sobre la mejora de los sujetos, la

construcción de resiliencia y el estado de desarrollo global

3. FASE Evaluación y conclusiones

Reflexión en la acción

Logros y líneas de mejora

Implicaciones para el avance de conocimientos y futuras vías de investigación

Durante la primera fase de trabajo, se revisa la literatura

científica y los modelos teóricos publicados en relación al tema de la

resiliencia para obtener una base amplia, actualizada y contrastada desde la

que profundizar en el concepto, su definición y las propiedades que lo

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caracterizan. Desde esta fundamentación de partida, se trabaja por relacionar

los conocimientos específicos de la resiliencia con las teorías de desarrollo

personal y las aplicaciones prácticas de intervención psicopedagógica. El

estudio de este fenómeno supone un medio de reciclaje y enriquecimiento

para avanzar en el diseño de propuestas de desarrollo y enfocar la atención de

colectivos en riesgo desde acciones preventivas que se pueden implantar. El

objetivo de fase es profundizar en la capacidad humana de trascender las

dificultades y justificar la importancia de las competencias de desarrollo

personal y social para lograrlo.

Desde los modelos teóricos elaborados y la revisión del uso que

hacen investigaciones precedentes, se investiga cómo alentar una de las

capacidades más destacables del ser humano: la capacidad de superación ante

la adversidad, y la generación de soluciones constructivas característica del

afrontamiento resiliente, en relación a la experiencia de enfermedad en

población infanto-juvenil.

Los modelos descriptivos y explicativos previos de la resiliencia

se derivaban del estudio de aquellos rasgos personales y factores del

ambiente que diferencian a los sujetos que son capaces de orientarse hacia el

crecimiento personal en situaciones de crisis. De estos estudios se concluye

que la resiliencia representa un estilo de afrontamiento competente, que

permite a la persona en situación de riesgo desenvolverse con eficacia

apoyándose en los propios recursos (Wolin, S Wolin, S. 1997) Dicha capacidad

está latente en todos nosotros, pero requiere de un desarrollo personal, y una

base afectiva y social mínima para poder manifestarse en plenitud. Por lo

tanto, considerando la vivencia de una enfermedad como una situación de

riesgo para la salud, y defendiendo como la función más genuina de las

intervenciones psicopedagógicas, la orientación de las personas a lo largo de

su proceso de desarrollo para establecer una sana identidad y afirmar su

personalidad, está justificado investigar sobre los medios que permiten

fortalecer y desarrollar la resiliencia, como parte de los aprendizajes que

conducen a su crecimiento.

En un mundo tan complejo y cambiante como el actual, enseñar

a las personas a enfrentarse a las crisis y obtener un aprendizaje de las

mismas en propio beneficio, es la mejor garantía de desarrollo y calidad de

vida que podemos asegurar desde las profesiones de ayuda. La construcción

de la resiliencia invita a profundizar en el autoconocimiento, el mundo

afectivo, la capacidad de autocontrol, el manejo de las emociones, la toma de

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decisiones, el estímulo de la creatividad y las destrezas sociales. En virtud de

los estudios revisados y la bibliografía consultada, atendiendo a las

peculiaridades propias de cada etapa evolutiva y a las experiencias vitales que

definan cada caso, la construcción de la resiliencia contribuirá al desarrollo de

una personalidad fuerte y equilibrada, resistente al cambio y eficaz ante el

estrés, siendo un medio adecuado para promover la salud y el bienestar de la

persona poniendo las bases para una auténtica calidad de vida.

Desde estos planteamientos como punto de partida, y en base a

los éxitos demostrados por investigaciones precedentes en la promoción de la

resiliencia, a lo largo de todo el trabajo se insiste en la importancia de generar

acciones de desarrollo personal como respuesta para superar circunstancias

que limitan nuestra realización. La presente propuesta de intervención

psicopedagógica para el desarrollo de la resiliencia en población infanto-

juvenil con trastorno de conducta alimentaria pretende constituir una

iniciativa de trabajo en este sentido.

La psicopatología asociada a los trastornos de conducta

alimentaria en la infancia es altamente desestabilizadora. Tanto la

enfermedad como el propio proceso de tratamiento suponen en sí mismas

vivencias críticas que vulneran el equilibrio psicobiológico y social del menor,

afectando todos los ámbitos de su desarrollo. Desde la psicología,

psicopedagogía y medicina altamente humanizadoras considero

imprescindible tomar conciencia de la importancia de construir la resiliencia

como parte de la recuperación y proceso de fortalecimiento de las personas.

La contribución de este enfoque en el contexto de intervención,

es presentar una estrategia motivadora que desplaza el objetivo de las

acciones hacia la situación deseada (salud y bienestar), resaltando la dignidad

y el valor de la persona. Generar la resiliencia, devuelve el protagonismo al

sujeto apelando a su mayor responsabilidad, al mismo tiempo que anima a los

profesionales a confiar en la capacidad natural de salir delante, y emprender

acciones que predispongan a ello. De este modo se reivindica su labor como

agentes de salud y crecimiento, que brindan las herramientas y apoyos

necesarios para que el niño pueda sobreponerse a la enfermedad y continuar

con éxito su desarrollo.

Desde el marco de una investigación operativa, a partir de la segunda

fase, el presente trabajo combina investigación y acción. En el contexto de

intervención se presentan junto al objetivo de identificar rasgos y factores de

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resiliencia en niños y adolescentes con trastornos de conducta alimentaria, los

medios propuestos para estimularlos desde su contexto; estudiando las

repercusiones de esta capacidad en todas las dimensiones de su persona

(biológica, cognitivo-emocional, conductual y socio-relacional); y elaborando

estrategias de intervención para elevar su desarrollo.

La hipótesis de trabajo defiende que la aplicación del enfoque de la

resiliencia en el ámbito médico y psicopedagógico será beneficiosa para el

logro de los objetivos de intervención en promoción de salud. La

identificación y refuerzo de rasgos y factores de resiliencia en el tratamiento

de psicopatología infanto-juvenil, favorecerá la mejora de su estado de salud

influyendo en la evolución de los casos en tratamiento, el nivel de bienestar

de sus familias y la satisfacción personal y relacional de los profesionales y la

organización.

Para estudiar y confrontar dicho planteamiento se combina la

observación y análisis de los sujetos, con el diseño de intervenciones y la

valoración de su impacto sobre la evolución de la persona mediante

indicadores previamente fijados. Estos aspectos se describen de manera más

detallada en el apartado destinado a explicar la metodología de trabajo, junto

con las fases del proceso de investigación y las tareas que emprendidas en

cada una de ellas, así mismo se especifican los objetivos operativos; se

describen los diferentes grupos con los que se trabajó y se indican las técnicas

de medición e intervención empleadas. Principalmente se procede desde una

metodología de carácter cualitativo, observando aquellos rasgos presentes en

los niños y adolescentes hospitalizados, familiares y profesionales que

favorecían la aparición de conductas resilientes. Se realizó una primera

recogida y análisis de datos, sobre el estado de los rasgos y factores de

resiliencia en la situación de casos seleccionados y, desde modelos mixtos se

combinaron técnicas propias de la investigación en la acción para definir

diferentes perfiles. En base a ello se diseñan e implementan acciones de

promoción de la resiliencia en el ámbito hospitalario, y finalmente, en relación

a los casos y el contexto concreto en el que se interviene, se proponen

estrategias y orientaciones con relevancia práctica.

En esta etapa de investigación el contacto diario con niños y

adolescentes en tratamiento por trastornos de conducta alimentaria, permite

constatar el sufrimiento que esta patología genera en ellos y sus familias. En

base a ello se considera urgente destinar esfuerzos hacia el desarrollo

personal, enseñando a gestionar conflictos y a resistir el malestar que se deriva

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de su situación. También se detectó la necesidad de reforzar actitudes

proactivas que pudieran motivar a los niños y adolescentes a adquirir mayor

control hacia sus conductas, tomar iniciativas de cambio y adoptar un nuevo

estilo de actuación de carácter resiliente modificando sentimientos de

incapacidad o incompetencia o responsabilicen únicamente a los profesionales

del éxito de los tratamientos.

Mediante el diario de investigación y la adopción de un enfoque de

investigación en la acción, se realiza una evaluación continua de todo el

proceso. En este sentido, a nivel general se recoge información relacionada

con la necesidad y conveniencia de fomentar la resiliencia de manera

preventiva en toda persona y a lo largo de toda su vida; observar cómo esta

capacidad evoluciona y se reactualiza constantemente ante los cambios y

retos del proceso de desarrollo y estudiar cómo favorecer su construcción

desde un enfoque preventivo y capacitador dirigido a la infancia.

Gracias a los seguimientos realizados durante la investigación, se

constata la importancia de detectar creencias limitadoras, y dificultades del

desarrollo personal, que interfieren en la manifestación de esta capacidad.

También en virtud de las observaciones realizadas, se encuentra una fuerte

relación entre el nivel de competencia personal y social, y manifestación de

respuestas resilientes frente a la enfermedad. De este modo, en aquellos

casos donde el nivel de competencia personal y social estimado es bajo hay

menor probabilidad de encontrar rasgos y factores característicos de la

resiliencia y se requiere del seguimiento de programas específicos para

establecerlos. En la evolución diferencial de los casos, queda patente el

beneficio de las habilidades sociales, la existencia y percepción de una red de

apoyo satisfactoria y el trabajo frecuente en competencias de desarrollo

personal (introspección, autoconcepto y autoeficacia) como factores de

protección ante la enfermedad; estos factores disminuyen el impacto

negativo de la misma y aumentan la probabilidad de emprender cambios

positivos para la persona. Todo ello se observa al realizar y revisar estudios

diagnósticos en grupos de niños y adolescentes de los diferentes programas

de intervención.

Al mismo tiempo se recoge información individual de cada uno de

ellos estableciendo necesidades específicas a cubrir en los diferentes ámbitos

de su desarrollo. Con ello se realizan propuestas de intervención

psicopedagógica destinadas a reforzar cualidades del sujeto y establecer

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nuevas condiciones en el entorno que permitiesen la construcción de la

resiliencia y generasen objetivos de salud y desarrollo.

La selección de estrategias y técnicas de intervención psicológica

está guiada por la detección previa de puntos fuertes y áreas de mejora en los

rasgos y factores característicos de la resiliencia. Se opta por recurrir a la

combinación de diferentes técnicas de intervención, aprovechando los

beneficios de cada una de ellas para avanzar en la secuencia de pasos que

permite tejer la resiliencia. De este modo se programaban acciones y líneas

diferenciales a seguir en función de su utilidad para cada caso, persiguiendo

como objetivo final el ayudar a integrar su situación como una experiencia de

aprendizaje ante la que sobreponerse y formar a la persona para que pudiese

continuar con éxito su desarrollo.

Como acciones realizadas en colaboración con los profesionales del

centro hospitalario, se participóaen las reuniones de trabajo donde se

realizaba un seguimiento de los casos, y se interviene en las discusiones

diagnósticas. Estas situaciones se aprovechan para intercambiar pareceres y

poder aportar una visión de desarrollo desde los modelos de resiliencia. Se

plantea al equipo de profesionales una interpretación de la enfermedad

infanto-juvenil como situación idónea desde la que construir la resiliencia,

orientando a los mismos para diseñar e implantar propuestas de desarrollo de

competencias y animando a identificar los recursos de la persona. Estas

cuestiones generan una actitud más positiva y elevan las expectativas de

recuperación previstas en cada uno de los casos. Al mismo tiempo. invitan a

reflexionar sobre la pertinencia de las acciones emprendidas valorando los

efectos a corto y largo plazo sobre la persona. Por otra parte, mediante un

aprendizaje dialógico, en estas reuniones se confronta con los profesionales

las actuaciones realizadas en cada caso. Desde todo ello, se programan

nuevas medidas dirigidas a desarrollar competencias y promover la resiliencia

en los casos bajo estudio.

Desde la evaluación de las prácticas bajo el enfoque de la

promoción de la resiliencia se analiza la pertinencia de las medidas adoptadas

y se evita que de algún modo se realicen actuaciones que interfieran con los

objetivos determinados para su tratamiento. Gracias a lo cual, durante esta

etapa se mantiene una reflexión continua en la acción, obtener información de

las prácticas y realizar planteamientos adecuados para su mejora. La

evaluación del proceso era permanente (detección de rasgos y factores,

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evaluaciones realizadas en la persona, su situación y su contexto, técnicas e

intervenciones realizadas, revisión de objetivos).

Finalmente transcurrido el tiempo de estancia para investigar en el

contexto de intervención, se destina un periódo de tiempo al análisis y

discusión de los datos obtenidos, las entrevistas realizadas, los cuestionarios y

registros cumplimentados y las conclusiones que había ido recogiendo

durante todo el proceso. Se evalúa el grado de cumplimiento de los objetivos

de la investigación y tras la revisión de los métodos de naturaleza cualitativa

aplicados durante la evaluación se recogieron algunas conclusiones.

Seguidamente se plantean vías de investigación para continuar el estudio.

La necesidad de unificar los diferentes modelos teóricos de

resiliencia en un único referente integrador que guíe la aplicación del

concepto y la conveniencia de continuación de estudios que profundicen, no

ya en el concepto general de la resiliencia, sino en cómo se desarrolla en cada

una de las etapas evolutivas de la persona y ante determinadas circunstancias

o condiciones diferenciales requiere de mayor volumen de investigación y de

la realización de seguimientos longitudinales más prolongados en el tiempo,

que junto con estudios de carácter experimental proporcionen datos

concluyentes sobre el poder de la resiliencia en la promoción de salud y el

desarrollo personal.

Con todo, las tareas de investigación realizadas quieren contribuir a

la mejora y perfeccionamiento de las aplicaciones del enfoque de la resiliencia

en beneficio de las personas y su crecimiento.

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2. OBJETIVO DE TRABAJO

2.1 Contextualización de la demanda

En las generaciones actuales de principios del siglo XXI urgen medidas

que permitan la construcción de una sana identidad biopsicosocial y actúen de

manera preventiva, o en su caso con la máxima precocidad y eficacia posibles

ante el fenómeno del enfermar psíquico en la infancia.

En el mundo del nuevo milenio se han logrado muchos progresos en

el campo técnico y científico; los recursos materiales de los que disponemos y

el abanico de ofertas a que tienen acceso los niños, adolescentes y adultos de

los países desarrollados son de gran variedad y riqueza. No obstante el

impacto de la estructura social, el ritmo acelerado de vida, y la influencia de

los medios de comunicación, no están ayudando a decantarse por modelos

integrales de salud y bienestar. Desde diferentes sectores sociales se reclama

un mayor compromiso por encontrar medios desde los que educar, formar y

orientar a la persona para que ésta pueda realizarse de manera satisfactoria.

Para ello es necesario revisar nuestra relación con la vida y nuestro modo de

concebirla; diseñar e implantar de programas formativos que difundan valores

humanos; alentar a las personas a crecer y desarrollarse en libertad; favorecer

un estilo de vida más auténtico y pleno y generar competencias desde las que

establecer vínculos de confianza y ayuda mutua con los demás.

En la población infanto-juvenil, la demanda resulta más urgente y

necesaria de atender. Entre los Derechos de todo niño se encuentra el

derecho a recibir los medios necesarios que garanticen una base sólida para su

crecimiento físico, psíquico, afectivo y social (Asamblea General Naciones

Unidas, Derechos del Niño. 20 XI 1959. Boletín de Documentación del

centro de estudios políticos y constitucionales. Nº 16 enero-abril 2003).

El niño requiere de un fundamento existencial firme que le permita

sobrellevar los desequilibrios y crisis propias que conforman el camino hacia

su adultez. La adolescencia supone además una etapa del ciclo vital donde

surgen nuevos retos y obstáculos significativos, estando íntimamente

relacionados con la definición de su identidad, la consecución de su

independencia de los criterios externos y la construcción del sentido de

pertenencia al grupo. Será por tanto a lo largo de estas etapas de transición

donde más esfuerzo ha de realizarse para lograr un desarrollo completo y feliz

en el niño. Cada fase de desarrollo requiere de una capacidad de

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afrontamiento, de estrategias cognitivas, afectivas y conductuales y de

competencias personales y sociales para lograr una adaptación y crecimiento

satisfactorios.

El comportamiento infanto-juvenil constituye una preocupación de la

salud pública. Según la OMS los trastornos de la alimentación representan en la

actualidad uno de los problemas de salud más importantes para la humanidad

(Chinchilla. 1994). En los últimos años se ha incrementado considerablemente el

número de casos de personas afectadas y se ha reducido alarmantemente la edad de

inicio del trastorno. Estudios médicos, psicológicos y sociológicos coinciden en

denunciar ciertos factores sociales por interferir en el mantenimiento de hábitos

saludables en la población: La presión social con respecto la delgadez, los

mensajes en defensa del tener y consumir, los intereses de industria

relacionados con las dietas y los productos para adelgazar, la falta de valores

sólidos alternativos y la desorientación general ante qué metas significativas

dirigir el esfuerzo diario predisponen a la persona a una mayor vulnerabilidad

ante los trastornos psicopatológicos y en ocasiones constituyen factores

precipitantes y perpetuantes de dichas enfermedades (Duker.M, Slade. R

1992; Toro. J, 1994; Rauch. H y Lisa. B 1997; Morandé.G 1999; Gual.P 2000).

Pero quizá la mejor manera de evitar las consecuencias negativas sea

fortalecer a las personas en competencias eficaces que las permitan

desenvolverse en su medio y no verse condicionadas por estas condiciones

externas. Si es verdad que la cultura del nuevo milenio dirige la atención de

manera constante y persistente hacia el poder de la imagen y la importancia

de alcanzar unas medidas perfectas para lograr la aprobación de los otros,

nuestra atención debe concentrarse en informar y formar especialmente a las

nuevas generaciones para ser críticos ante este tipo de intereses sociales.

La prioridad no estaría centrada en eliminar este tipo de mensajes

sino en preparar a nuestros niños y adolescentes para que no queden

limitados o “atrapados” por los mismos

La infancia, adolescencia y juventud son períodos especialmente

delicados por estar definiéndose la identidad. Durante estas etapas aún no se

tienen criterios ni valores firmes desde los que dirigir su conducta. En este

sentido, educación y cuidados psicobiológicos resultan esenciales para el

desarrollo de una sana autoestima, un buen concepto de sí y el desarrollo de

competencias personales y sociales que modularan la futura calidad de vida.

Hemos de habituar desde los primeros años, a tomar conciencia de sus

pensamientos, afectos, valores, intereses y capacidades. Orientar a los niños y

17

Page 18: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

adolescentes para que perciban que pueden enfrentar los problemas de forma

eficaz y que sus acciones y decisiones tienen efecto en su vida y también en el

funcionamiento de sus familias y de la sociedad. La construcción de la

resiliencia puede ser una variable de gran interés en este sentido. Ayudará a

enfocar las crisis como desafíos, a entender cómo afecta esta dimensión a

nuestra forma de pensar, sentir y relacionarnos con los demás.

Progresivamente generará habilidades de autoevaluación, que permitan

profundizar en el propio conocimiento, en la autorreflexión constructiva, en la

toma de conciencia de las creencias, deseos y valores que se defienden, y en la

comprensión del punto de vista de los demás. Todo un salvavidas emocional

que le servirá de protección para evitar ser manipulados por el contexto y

utilizar sus recursos para dar una respuesta sana y adaptativa al mismo.

En aquellos casos donde los problemas de la anorexia, bulimia o

trastornos alimentarios se manifiestan en población infanto-juvenil, la

enfermedad psicosomática tiene especial carga desestabilizadora para el

desarrollo psicológico del menor y el equilibrio de sus relaciones con el

entorno sociofamiliar. Es necesario un tratamiento integral, largo y continuado

que no pocas veces añade a su vez dolor y sufrimiento. Es quizá ante estos

aspectos donde las investigaciones en resiliencia tengan algo que decir. Los

estudios con niños resilientes han demostrado que un niño sometido a

condiciones de vida difíciles no está necesariamente condenado a quedar

marcado negativamente por las mismas, sino que puede incluso superarlas y

salir fortalecido gracias a las mismas (Vera.P, Carbelo.T y Vecina.B (2006)).

Para lograr que los niños y adolescentes se comporten de manera resiliente la

ayuda profesional es imprescindible. Las acciones han de estar coordinadas y

la intervención tendrá siempre un carácter multimodal. Los objetivos estarán

dirigidos a reestablecer la salud orgánica del niño, superar la sintomatología

propia del trastorno y aliviar a su vez el malestar psicológico que se produce

en él y en su familia.

Como afirma Rodríguez –Sacristán (1998) “el corazón de la

psicopatología del niño está compuesto indiscutiblemente por el fenómeno

psicopatológico evolutivo, hecho con la masa del sufrimiento psíquico

individual y repercusiones en lo familiar, social, comunitario, biológico,

pediátrico, la rehabilitación, lo educativo” Por tanto es nuestro deber realizar

un esfuerzo conjunto desde profesiones implicadas en el cuidado de la

infancia, para ayudar a superar el obstáculo que supone la enfermedad

psíquica en la infancia, saliendo fortalecidos para continuar con éxito su

18

Page 19: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

desarrollo evolutivo. Para ello se han de marcar nuevas pautas en el terreno

biológico, afectivo, cognitivo, conductual y social que permitan lograrlo.

La construcción de la resiliencia, la estimulación de los factores de

protección y el desarrollo de competencias personales y sociales, constituyen

aspectos a incluir en el tratamiento del enfermar psíquico infantil,

atendiendo sus repercusiones y fijando los objetivos en el logro de un estado

de salud integral

2.2 Hipótesis de trabajo

El Trabajo en la Resiliencia constituye sin duda una herramienta

muy poderosa desde la que poder avanzar en la prevención y recuperación de

personas con Trastorno de Conducta Alimentaria.

La hipótesis dela investigación se sustenta en el convencimiento de

que es posible sobreponerse al sufrimiento que supone el enfermar psíquico

infantil, enfocando la experiencia como un reto desde el que alentar el propio

desarrollo.

Es de esperar que la identificación de los recursos personales y el

desarrollo de competencias sociales para utilizarlos en propio beneficio, no

sólo mejore la confianza en uno mismo y la calidad de las relaciones con los

otros, sino que repercute en el estado de bienestar y la salud de la persona. Se

considera que el nivel y desarrollo de la resiliencia, influirá de manera

determinante en el inicio, mantenimiento y evolución de cualquier

enfermedad psicobiológica.

Una intervención psicoeducativa dirigida hacia la mejora de la

persona y su crecimiento aún en situaciones de enfermedad abre nuevas

posibilidades de salida más optimistas y constructivas. Esta visión genera

expectativas de éxito, transmite confianza en el niño o adolescente, le anima a

asumir mayor responsabilidad en su tratamiento, y destierra enfoques

culpabilizadores o etiquetados deterministas poco prácticos.

Las medidas de intervención que se emprenden, están destinadas a

contrarrestar los efectos traumáticos de la enfermedad sobre la personalidad

del niño, su mundo afectivo y la relación que establece con los demás. La

psicopatología del niño y adolescente conlleva en la práctica totalidad de los

casos pérdida de confianza personal e interpersonal, problemas en la

regulación de las emociones, déficit de autoestima, déficit de habilidades

19

Page 20: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

sociales, irritabilidad, ansiedad, depresión, sentimientos de culpa y otros

daños psicológicos que resienten el proceso evolutivo natural, y en ocasiones

lo bloquean. Frente a estas manifestaciones psicológicas, la identificación y

potenciación de los recursos de la persona resulta imprescindible para

recuperar el bienestar y generar una proyección positiva hacia el futuro. La

construcción de la resiliencia, ha de ser uno de los ejes que guíen el

tratamiento de niños y adolescentes con trastornos de conducta alimentaria,

como medio de paliar las secuelas emocionales y aportar factores de

protección que eviten las recaídas.

El programa, los métodos y las actividades planteadas se diseñan como

elementos a integrar dentro de un tratamiento holístico en el que participa un

equipo de profesionales. Junto a los problemas mencionados, la

sintomatología de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) precisa que

se atiendan alteraciones físicas y neuroendocrinas que permitan la

recuperación física y restablezcan el equilibrio orgánico del niño. Es necesario

insistir que el tratamiento de los trastornos de la alimentación comprende un

trabajo multidisciplinar y complejo, donde la alimentación, los psicofármacos

y el acompañamiento psicológico deben estar presentes. Con todo, diversos

estudios insisten que más allá del método psicoterapéutico y las herramientas

desde las que se trabaje, es la propia disposición del sujeto para asumir una

conducta activa y colaborar en su tratamiento lo que va a determinar los

resultados del mismo (cfr.M.Gerlinghoff, H.Backmund, 2003). De ahí que,

siendo consciente de la importancia de la toma de conciencia y aceptación de

las limitaciones generadas por la de enfermedad, el énfasis de las

intervenciones dentro del área de competencias de la intervención

psicológica, se centre en generar factores de protección y en fortalecer a la

persona, aumentando su autoestima, generando una autoimagen realista y

corrigiendo aquellos patrones cognitivo-afectivos disfuncionales que derivaron

hacia el trastorno de conducta y que lo mantienen en la actualidad. Con

especial interés se destinan esfuerzos a difundir el valor de la resiliencia para

superar el impacto de la enfermedad, lograr la recuperación total de la

persona y motivar hacia el aprendizaje de modelos alternativos de

afrontamiento y autocuidado.

Las nuevas estrategias que aporta el enfoque de la resiliencia se

centran principalmente en:

- Estimular las potencialidades y talentos que posee cada persona como factores de

protección

20

Page 21: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

- Ayudar a la clarificación de valores, motivaciones, metas, atribuciones y creencias de la

persona para establecer una fuerte identidad

- Partir de la convicción de que la capacidad humana de sobreponerse está presente en

todo ser humano y cuando se estimula permite adaptarse y superar cualquier situación

de riesgo que amenace el desarrollo

La construcción de la resiliencia requiere establecer un medio favorable

donde se ofrezca a la persona la seguridad y el afecto suficiente para

motivarse a cambiar. Resulta imprescindible orientar a la familia, solventar

conflictos y corregir patrones de interacción disfuncionales que puedan

interferir en el proceso de recuperación y ayudar a los padres a manejar la

ansiedad y dominar sentimientos ambivalentes que surgen de manera natural

ante la enfermedad de los hijos.

En conclusión, durante la etapa infanto- juvenil se producen múltiples

cambios fruto del proceso de maduración personal. Las circunstancias

asociadas a la enfermedad y su tratamiento van a producir un fuerte impacto

desestabilizador sobre el equilibrio psicobiológico infantil. La edad del niño, la

etapa evolutiva, su personalidad, la calidad de vínculos familiares, la existencia

de apoyo social, los problemas concomitantes, la atención profesional, la

información recibida del ambiente, el estilo de resolución y las experiencias

asociadas a la vivencia concreta de cada caso, van a ser determinantes para la

evolución posterior.

Desde la intervención psicológica hemos de orientar para sentar

bases adecuadas en la persona que permitan un buen funcionamiento

intelectual, afectivo, social y personal. Ante experiencias de enfermedad, la

recuperación física y los cuidados psicobiológicos, han de acompañarse con la

interiorización de pautas saludables de desarrollo y estrategias de adaptación

útiles para su futuro. En este sentido, Barundy,J y Dantagnan; M. (2007)

demuestran con sus investigaciones, que el establecimiento de una sana

identidad y el desarrollo de una buena autoestima en niños y adolescentes

bajo condiciones adversas son indicadores positivos de recuperación. Por lo

que en el caso de la población infantil afectada por Trastornos de Conducta

Alimentaria, cabe suponer unos resultados similares al transferir el modelo de

actuación basado en los buenos tratos y el desarrollo de la resiliencia.

Desde un estilo de trabajo de los profesionales atento al desarrollo

del área personal y social de la persona, podemos ofrecer medios para hacer

frente a la contrariedad, y continuar con éxito su desarrollo. Con ello es de

21

Page 22: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

esperar que el niño se desarrolle suficientemente bien y sano con capacidad

para proyectarse en el futuro como alguien no culpable, digno y valioso.

La Resiliencia estimula la capacidad innata de respuesta y adaptación

ante los diferentes problemas, reduce los factores de riesgo y conduce al

crecimiento de la persona a partir de las crisis. Para construirla en niños y

adolescentes hospitalizados hemos de generar experiencias reparadoras que

compensen el daño sufrido, amortigüen los efectos de la enfermedad y

ofrezcan una nueva visión de sí mismos más positiva. La resiliencia es una

alternativa de trabajo donde se reconoce el valor de su esfuerzo, y se parte de

la dificultad como reto para experimentar el orgullo de ser capaces de

sobreponerse.

Desde este marco se recupera a la persona como principal sujeto de

la observación, intervención y estudio, produciendo un avance considerable al

desterrar el discurso social heredero del enfoque de riesgo que se limitaba al

estudio de la patología de los sujetos y sus secuelas, para centrarse en la

comprensión de la persona que padece la enfermedad y en la detección y

estímulo de las fortalezas y recursos que presenta frente a ella. El enfoque de

la resiliencia deshecha todo tipo de creencias deterministas, que consideraban

inevitablemente la previsión de una psicopatología adulta tras la enfermedad

psíquica en la infancia (Garmezy 1994, B. Golse 1996), frente a estas posturas

pesimistas donde se asumen como insalvables determinados efectos

traumáticos en el funcionamiento diario, asociados a condiciones sociales

desfavorecidas, relaciones interpersonales disfuncionales y arreglos

institucionales perjudiciales (Rutter,1990).

Este trabajo de investigación defiende la eficacia de intervenciones

basadas en la resiliencia, los beneficios del optimismo y las creencias

posibilitadoras para dar sentido al sufrimiento, aportar mayor esperanza y

negar a toda experiencia vital la capacidad de producir carencias insalvables.

Como profesional de la ayuda, creo imprescindible defender que siempre es

posible la mejora, actuando desde la confianza en la capacidad de adaptación

y superación del ser humano y trabajando para brindar el apoyo necesario que

requiere la persona para restablecerse y alcanzar mayor salud, bienestar y

felicidad, al margen de la complejidad de la situación que se plantee.

Parafraseando a expertos en el desarrollo de la resiliencia podemos

afirmar que la Resiliencia es un fenómeno que manifiesta el ser humano al ser

22

Page 23: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

capaz de evolucionar favorablemente a pesar de estar expuesto a condiciones

ambientales de alto riesgo, gracias a lo cual la persona resiste el estrés que

genera la adversidad y encuentra los recursos suficientes para adaptarse a la

situación, transformarla y continuar su proceso de desarrollo. (Cfr. Rutter

1990, Kreisler 1996). La resiliencia es una llamada a centrarse en cada

individuo como alguien único, capaz de aprender a actuar ante la dificultad y

salir fortalecido tras ella (Cfr. E. Grotberg, A. Kotliarenco 1998).

Su potenciación radica en la forma de afrontar los cambios que se

producen en la vida de la persona y el tipo de decisiones y actuaciones que se

realizan como respuesta a los mismos. En las intervenciones psicosociales y

educativas, requiere un cambio de paradigma donde en la atención de los

programas, los riesgos se sustituyan por los recursos, el estudio de la patología

por las competencias que mitigan sus limitaciones, y la percepción de

incidentes críticos o experiencias traumáticas por la de oportunidades de

superación y crecimiento (Cfr. Lamas H, 2006).

Los profesionales de ayuda, no podemos renunciar a la construcción

de la resiliencia como parte de las intervenciones dirigidas al cuidado y la

atención de la población infanto-juvenil. Desde una concepción integral de los

tratamientos, hemos de sentar las bases en estas etapas para construir la

resiliencia, y generar factores de protección que garanticen una futura calidad

de vida y conduzcan al auténtico bienestar de la persona. Más aún, ante

situaciones de especial riesgo como la enfermedad, debemos optar por

modelos que crean en la salud como desarrollo del potencial humano y

presenten la resiliencia como fenómeno natural que se producirá al prestar los

apoyos y ayudas necesarias a la persona.

2.3 Objetivos específicos del trabajo

En el campo de la educación y de la salud se han realizado diversas

experiencias que desarrollaban la resiliencia como medio de capacitar a

poblaciones en riesgo para superar situaciones adversas y obtener un

aprendizaje de las mismas en propio beneficio (Barundy.J Dantagnan M

(2007); Barundy.J Marquebreuq (2006); Garrido. M (2005); Gardiner Meg

(1994), Henderson Grotberg (2006); Henderson Milkstein (2003); Martínez

Torralba (2006); Rutter (1984, 1990, 1993); Suárez Ojeda, (2002); Vanistendael

(1994, 2000); Werner (1994); Woolin (1995); Zukerfeld (2002)). Las

23

Page 24: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

investigaciones realizadas sobre los efectos de dicha capacidad humana, han

demostrado que gracias a la identificación y promoción de factores de

resiliencia las personas bajo estudio lograron afrontar el alto nivel de estrés

al que estaban sometidos, superar la situación y alcanzar un nivel mayor de

bienestar y salud.

La revisión bibliográfica de estos estudios permite comprobar como se

demuestran los beneficios de desarrollar la resiliencia como factor de

protección frente al impacto de condiciones adversas asociadas a pobreza,

marginalidad, maltrato, desintegración social, emigración, desarraigo,

discapacidades físicas, situaciones traumáticas por guerras, desastres

naturales y víctimas de atentados. Frente a todas ellas se investigaron rasgos

personales y factores ambientales que permitían a las personas no

desalentarse ante las dificultades, recuperarse de los efectos propios de las

mismas y sobreponerse con éxito de dicha situación.

En el marco de la salud y el estudio de los tratamientos ya existen

estudios que demuestran los beneficios del desarrollo de la resiliencia. En

concreto en lo referido a la atención de trastornos de comportamiento

infanto–juvenil, Moyano Walker, 2004 analizó los efectos de integrar la

resiliencia en la intervención de menores con déficit de atención e

hiperactividad encontrando resultados muy favorables a su aplicación y

revindicando la relevancia de la resiliencia como capacidad protectora

También Bruder.M (2004) observó los efectos de estimular resortes de

resiliencia en niños y adolescentes que estuvieron expuestos a situaciones

traumáticas, diseñó tratamientos que estimulaban la resiliencia y comprobó

en la evolución de casos clínicos cómo éstas favorecían un crecimiento más

saludable. En concordancia con estas iniciativas, se presenta este trabajo de

investigación para avanzar sobre su aplicabilidad en esta ocasión en los

programas de tratamiento de niños y adolescentes con trastornos de

conducta alimentaria.

La resiliencia abre un abanico de posibilidades, en tanto enfatiza

las fortalezas y aspectos positivos, presentes en los seres humanos. Más que

centrarse en los circuitos que mantienen las condiciones de alto riesgo para

la salud física y mental de las personas, se preocupa de observar aquellas

condiciones que posibilitan un desarrollo más sano y positivo

(Kotliarenco Ph. D, Estado de Arte en la resiliencia, 1997)

24

Page 25: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Desde la psicopedagogía y la psicología del desarrollo se presentan

nuevas herramientas para trabajar la capacidad de la resiliencia enfocadas a

recuperar el ajuste y la adaptación personal en niños o adolescentes que se

enfrentan a una enfermedad de alto riesgo.

Los sujetos principales de observación, investigación y tratamiento

son niños y adolescentes entre 11 y 17 años. Están ingresados por trastornos

de conducta alimentaria y siguen un tratamiento intensivo en el hospital. La

gravedad de la sintomatología interfiere en la mayoría de sus áreas de

desarrollo y suelen manifestar resistencia a los tratamientos, no

percibiéndolos como medidas de ayuda. En esta investigación se parte de una

comprensión profunda de los casos, no como objetivo primordial sino para

planificar objetivos de trabajo útiles y viables, que respondan a sus

necesidades y generen competencias específicas para construir en ellos la

resiliencia.

La resiliencia puede ayudar a plantear la superación de la enfermedad

como un reto de crecimiento y un acicate desde el que construir unas bases

firmes del funcionamiento adulto. Es importante comprender que la

resiliencia no es una capacidad fija ni se encuentra limitada a la respuesta a

una situación de crisis concreta. Su desarrollo se realiza a lo largo de todas y

cada una de las etapas de la vida, como proceso dinámico y constante, por ello

al margen de los factores de riesgo que estén presentes y las condiciones en

que se encuentre la persona, siempre será posible iniciar acciones para

estimularla. De la lectura de investigaciones precedentes se abstrajeron cuatro

principios rectores a respetar en la intervención. Su seguimiento como claves

de acción, permite el diseño de intervenciones en coherencia con el marco de

la resiliencia.

1. Personalismo Atención individualizada a cada sujeto como caso único, sin despersonalizar ni recurrir

a etiquetas. Los intereses del individuo deben prevalecer sobre los de la ciencia y sociedad

(Declaración de Helsinki 1964, 1989), el centro de la intervención es la persona no la atención de su

patología.

2. Enfoque Sistémico Tratamiento del problema como Situación que emerge de un complejo

relacional. La intervención ha de abarcar los procesos de interacción que subyacen a cada trastorno.

Ha de considerarse la implicación del entorno al formular los objetivos de tratamiento. “No se es

resiliente uno sin estar en relación” (Cyrulnik B. 2002).

25

Page 26: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

3. Enfoque Educativo de Desarrollo Las acciones se dirigen al crecimiento del sujeto a partir de la

experiencia. Ante cada circunstancia se busca el aprendizaje, la adquisición de competencias, la

compensación de limitaciones y carencias gracias al refuerzo de fortalezas internas y la generación

de nuevos recursos. No se admiten determinismos, diagnósticos cerrados o estables, o traumas

insalvables, la evolución de la persona es un proceso dinámico y continuo donde la capacidad de

adaptación siempre está presente y es efectiva si se dan las condiciones necesarias.

4. Maridaje proactivo entre Realismo y Optimismo. En la intervención se parte la situación actual. Los

objetivos de tratamiento han de ser conscientes de los factores de riesgo y las vulnerabilidades de

partida tratando de respetar el orden lógico de prioridades que permita garantizar la seguridad de la

persona y la atención de sus necesidades básicas. Pero el énfasis de la intervención se encamina

hacia al refuerzo de factores protectores y la identificación y potenciación de los recursos de la

persona y su ambiente. No busca la invulnerabilidad de la persona sino el desarrollo de

competencias fundamentales que le permitirán sobreponerse a las dificultades. Ante la enfermedad

trabajará en el mundo de lo posible, proyectando la situación deseada y manteniendo expectativas

de éxito. La resiliencia no debe ser entendida como la animada negación de las difíciles experiencias

de la vida, dolores y cicatrices: es más bien, la habilidad para seguir adelante a pesar de ello. (Cfr

Rutter 1984; Wolin & Wolin,1993).

Los casos estudiados en la investigación son seleccionados por

encontrase ante una situación de riesgo provocada por un conjunto de

factores cuya unión generaba fuerte impacto sobre el desarrollo de los

mismos y además corresponden a menores de edad, en su mayoría mujeres

adolescentes con psicopatología alimentaría.

En primer lugar han de superar los retos y obstáculos propios de la

etapa de desarrollo que se encuentran, además se enfrentan al malestar

asociado a la enfermedad; la ruptura con su ambiente natural por la

hospitalización; el estrés derivado del seguimiento de programas de

tratamiento a largo plazo; y la presión y conflictos que se viven en el ambiente

familiar por el impacto de la enfermedad en la dinámica relacional.

La necesidad de intervención es evidente.

Los profesionales deben velar por ayudar a niños y adolescentes a

avanzar en un desarrollo sano y satisfactorio atendiendo no sólo a las

dimensiones físicas de la persona sino también socioafectivos y mentales. En

este sentido es necesario intervenir sobre los tra para evitar que la experiencia

se torne traumática, en muchos de los casos se observó como los sujetos

26

Page 27: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

perciben que no pueden enfrentar sus problemas, tienen una baja autoestima,

no se sienten competentes y se ven desbordados por los efectos de su

comportamiento sobre su propia vida. Además los patrones de conducta que

mantienen son altamente disfuncionales y ponen en riesgo su salud física y

mental. Todo ello representa una amenaza para su salud ante la que los

profesionales de ayuda tenemos la obligación de generar factores de

protección que mitiguen los efectos señalados, y ayuden a estimular las

características personales, familiares y el apoyo social para adaptarse a la

situación y sobreponerse con éxito.

A partir de aquí, se investiga la presencia de indicadores de resiliencia

y factores que permiten adaptarse, encontrar sentido y realizar un aprendizaje

de la experiencia vivida. La observación y recogida de datos quiere ayudar a

comprender y explicar cómo se gesta y potencia el fenómeno de la resiliencia

humana en poblaciones en riesgo. Se estudia si se constatan beneficios

específicos en el nivel de bienestar, salud y satisfacción de niños y

adolescente, al orientar a familiares y los profesionales de salud para

apoyarles en la construcción de la resiliencia. En concreto, tras las acciones del

presente estudio, se analizó el grado de consecución de los siguientes

objetivos específicos (Tabla 1) y qué condiciones de aplicación se requieren

para su logro.

1. Desarrollar la capacidad de resiliencia de los sujetos bajo análisis, influyendo

positivamente sobre su salud, ajuste psicológico, adaptación social y satisfacción vital.

2. Elevar Expectativas de evolución positiva y de crecimiento en el sujeto, la familia y

Los profesionales de salud.

3. Mejorar la calidad de los Vínculos Interpersonales a través del desarrollo de

Competencias personales y sociales.

4. Aumentar la Percepción de Apoyo que el sujeto y la familia mantienen hacia la institución

médica, la gestión y política de sus acciones y las estrategias aplicadas.

5. Implicar a la persona afectada para que adopte una Actitud Proactiva, Consciente y

Responsable en todas las fases del proceso psicoeducativo: recuperación y fortalecimiento.

27

Page 28: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

6. Integrar la construcción de la Resiliencia entre los objetivos de

tratamiento. Trabajar la

experiencia de enfermedad como un desafío del proceso de crecimiento.

Desde esos objetivos se diseñan, desarrollan y evalúan las acciones de

investigación en la acción. Se busca el que sean beneficiosas para la

promoción de salud y la generación de auténtico desarrollo en el tratamiento

de los casos bajo estudio.

Con la detección y el estímulo de la resiliencia en los sujetos, en los

profesionales, las familias y en el ambiente se favorece el bienestar de la

persona. De esta manera se avanza en el conocimiento existente sobre el

concepto de resiliencia y su grado de influencia sobre la salud y el desarrollo

de las personas en circunstancias de riesgo.

La Resiliencia introduce, en palabras de Werner y Smith (1992), el "lente

correctivo" que permite una concepción más promisoria del destino de los

niños atrapados en la adversidad, responde al deseo de inyectar alguna

esperanza y optimismo dentro de la desalentadora historia de estrés y

adversidad (Cfr. Rutter 1993).

“Los niños son inherentemente

vulnerables, sin embargo, a la vez

son fuertes en su determinación a

sobrevivir y crecer”.

Radke—Yarrow y Sherman (1990)

3. Resiliencia y aplicación en la superación de TCA

28

Page 29: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

3.1 El concepto de Resiliencia

El paradigma de la resiliencia constituye una perspectiva emergente

que está suscitando gran interés en diferentes campos de las ciencias sociales

y el saber humano. Desde la psiquiatría, psicología, sociología, educación,

gerontología y filosofía social surgen nuevos estudios e investigaciones en

relación a la capacidad de las personas para sobreponerse a condiciones

extremas o de crisis; El interés de estas teorías se centra en definir los factores

y rasgos que permiten a niños, adolescentes y adultos en circunstancias de

alto riesgo superar la adversidad y fortalecerse al ejercitar para ello nuevas

competencias que permiten preservar su integridad en circunstancias difíciles.

En el campo de la promoción de salud y la orientación para el desarrollo de la

persona estos planteamientos desplazan el foco de atención de un modelo

médico, centrado en la patología y el enfoque del riesgo, hacia un nuevo

modelo proactivo basado en el bienestar, la psicología positiva y los factores

de protección que caracterizan a las personas capaces de llevar una vida feliz,

satisfactoria y exitosa. Actualmente la psicopatología del desarrollo, se

orienta hacia nuevas perspectivas de trabajo. Surgen numerosos estudios para

avanzar en la comprensión del fenómeno de la resiliencia, las aptitudes para

resistir la dificultad y las habilidades necesarias para crecer y madurar a partir

de las crisis. Desde el concepto de la resiliencia quiere darse una respuesta de

esta dinámica de acción que caracteriza los procesos de adaptación exitosos.

El auge de los estudios e investigaciones en torno al concepto de la resiliencia

en la literatura científica es reciente, pero la realidad sobre la que giran todos

ellos es tan antigua como el hombre. La capacidad de resiliencia está ligada a

la propia historia de adaptación del ser humano donde el cambio para la

supervivencia y evolución ha sido inevitable.

El concepto de Resiliencia como tal, fue introducido en el ámbito

psicológico en la década de los 70 por el paido-psiquiatra Michel Rutter. La

intención era advertir a los investigadores de los peligros de centrarse en la

identificación de los factores de riesgo, la medida del daño y el nivel de

vulnerabilidad de los individuos. Frente a ello, inspirado en un término de la

física que se aplica en metalurgia y designa la capacidad de los metales de

resistir un violento impacto y recuperar su estructura, propone incorporarlo al

campo de las ciencias sociales para referirse a la capacidad de sobreponerse a

la adversidad. En medicina el concepto ya había sido empleado dentro del

29

Page 30: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

ámbito de la osteología, expresando la capacidad de los huesos de crecer en el

sentido correcto después de una fractura (Suárez y Ojeda, 1993; en Bertrán,

Noemí, Romero, 1998) pero tras la iniciativa de Rutter. M (1969, 1993) tuvo

más acogida en los estudios e investigaciones posteriores la acepción

mencionada. Progresivamente se comenzó a incorporar el término en varios

campos de estudio, destacando su uso en relación a las de las situaciones de

riesgo, la resistencia al estrés o coping y en lo concerniente al estudio de los

traumas. Suárez Ojeda (2005) Director del Centro Internacional de

Investigación y Estudio de la Resiliencia. (CIER), considera como la definición

más aceptada de resiliencia la siguiente “La Resiliencia es la condición

humana que permite sobreponerse a las adversidades, construir sobre ellas y

proyectarse en el futuro”. Pero tras la revisión de la literatura científica en este

campo el término parece no agotarse

Las distintas aproximaciones teóricas hacen necesario realizar una

aclaración conceptual y asumir una posición teórica única para poder

profundizar en la comprensión del fenómeno resiliente. En base a la revisión

de las definiciones más representativas y comprometiendo las claves que

comparten la corriente norteamericana, europea y la latinoameriana,

representadas respectivamente por E.Grotberg; B. Cyrulnik, S. Vanistendael;

M.A. Kotliarenco y Suárez Ojeda, se parte en este trabajo de considerar que la

RESILIENCIA:

Es un fenómeno multifacético

Implica la dinámica de recursos personales y sociales, del individuo, su red de apoyo y

la comunidad a la que pertenece

Representa un concepto de acción. No es una característica estática ni un estado al que

se llega en un momento dado

Abarca los conocimientos, habilidades, afectos, destrezas e insight de la persona que se

articulan para dar respuesta a una determinada situación amenazante

Designa tanto la capacidad, como el proceso y el resultado de una adaptación exitosa

Es susceptible de ser desarrollada en todo ser humano y a lo largo de las diferentes

etapas del desarrollo

Su estímulo y potenciación eleva las posibilidades de producir respuestas asertivas y

satisfactorias que ante la adversidad que generan el aprendizaje de la persona y

favorecen su fortalecimiento.

30

Page 31: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

La resiliencia tiene un gran valor como principio, como estrategia y

como respuesta de cara a enriquecer y completar las intervenciones médicas,

sociales, psicológicas, sociológicas y educativas.

3.2 Consecuencias bio-psico-sociales del TCA en la infancia.

El DSM –IV (Rodríguez Sacristán, 1998) plantea como trastornos

específicos de la conducta alimentaria la anorexia nerviosa, la bulimia

nerviosa, la pica, el trastorno de rumiación y el trastorno de ingestión

alimentaria. Junto a estas categorías diagnósticas muchos autores incluyen

como Trastornos del Comportamiento Alimentario (TCA) la obesidad y la

sobreingesta o ingesta compulsiva.

Como cuadros clínicos de referencia, los criterios diagnósticos de la

anorexia y bulimia nerviosas, corresponden a enfermedades que suelen

abordarse unidas, e incluso son descritas por algunos autores dentro de un

mismo padecimiento a tratar “actitud anorexica” (Duker.M y Slade. R, 1992).

Tras ellos recojo una síntesis de las consecuencias de estas enfermedades, en

base a la bibliografía especializada (Chinchilla. A 1994, Duker.M y Slade. R,

1992, Gómez.Mª 2007, Gual. P 2000).

La anorexia nerviosa es sin duda el trastorno del comportamiento

alimentario más representativo, siendo el diagnóstico más frecuente dentro

de los casos en tratamiento. Se manifiesta principalmente por un estado

biológico de malnutrición debido a una pérdida de peso, produciéndose

alteraciones en los hábitos alimentarios por temor a engordar, negativa al

aumento de peso y una distorsión de la imagen corporal, o excesiva

implicación de la misma sobre la autoimagen. Estos cambios se acompañan de

otras complicaciones orgánicas y alteraciones psicológicas como tristeza,

ansiedad, irritabilidad, etc...El hecho más definitorio del trastorno anoréxico

es la permanente interacción y manifestación conjunta de alteraciones

somáticas y psicológicas. Siendo, como afirma Toro. J (1994) El trastorno

psicosomático por excelencia.

El inicio del trastorno suele producirse entre los 14 y 18 años de edad,

aunque la franja cronológica de riesgo se sitúa entre los 10 y los 24 años. Se da

preferentemente en mujeres.

Los criterios diagnósticos del DSM IV (1994) se reflejan en las siguientes tablas. Anorexia Nerviosa: Tabla 2, Bulimia Nerviosa: Tabla 3.

31

Page 32: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

A Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor

mínimo normal considerando la edad y la talla (peso inferior al 85% del

esperado, no ganancia del peso esperado en prepúberes).

B Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso.

C Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales,

exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del

peligro que comporta el bajo peso corporal.

D En mujeres pospuberales, presencia de amenorrea (ausencia de al

menos tres ciclos consecutivos).

Se distinguen dos tipos:

Tipo restrictivo: durante el episodio no recurren regularmente a

"atracones" (apetito irrefrenable) o purgas (vómitos inducidos o abuso

de laxantes, diuréticos o enemas).

Tipo compulsivo / purgativo: durante el episodio recurren

regularmente a atracones o purgas.

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS ANOREXIA

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Page 33: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

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Page 34: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

La Bulimia Nerviosa como cuadro clínico diferenciado de la anorexia,

es relativamente reciente (Russell, 1979). Si consideramos que la primera

descripción clínica de la anorexia nerviosa se atribuyó a Morton en el año

1694, y la acuñación del término a William Gull en 1874. Sin embargo, como

ocurría con la anorexia, desde la Edad Media y a lo largo de la historia

encontramos casos que presentaban las características típicas del trastorno

(hiperfagia, atracones y vómitos autoinducidos), si bien el como afirma Gómez

Martínez M (2007), el .miedo a engordar, las conductas purgativas y el

predominio del trastorno en el sexo femenino aparecen en la segunda mitad

del s.xx, junto con la estigmatización de la obesidad y presión social hacia la

delgadez. Estos condicionantes han ido perfilando las características de la

enfermedad tal y como se presenta en nuestros días.

34

Page 35: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

A. Presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por:

(1) Ingesta de alimento en un corto espacio de tiempo (p. ej., en un período de 2 horas)

en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de

tiempo similar y en las mismas circunstancias

(2) Sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento (p. ej., sensación de

no poder parar de comer o no poder controlar el tipo o la cantidad de comida que se

está ingiriendo)

B. Conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar

peso, como son provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u

otros fármacos; ayuno, y ejercicio excesivo.

C. Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como

promedio, al menos dos veces a la semana durante un período de 3 meses.

D. La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta corporales.

E. La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa.

Se distinguen:

Tipo purgativo: durante el episodio de bulimia

nerviosa, el individuo se provoca regularmente el vómito o usa laxantes,

diuréticos o enemas en exceso.

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE BULIMIA

35

Page 36: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Es importante tener presentes los cuadros clínicos y los diversos subtipos

definidos dentro de los Trastornos de Conducta Alimentaria. Desde este

conocimiento de la sintomatología específica asociada, podemos dar mejor

respuesta a sus comportamientos, actitudes y creencias. Dicho esto, y de cara

a los objetivos de la investigación más centrados en la solución y el desarrollo

que en el problema y la enfermedad, presento de manera general una síntesis

de las consecuencias que afectan el estado de salud del niño o adolescente

con trastorno de conducta alimentaria.

Con el objetivo de facilitar su exposición, se han clasificado en virtud de su

mayor repercusión física, personal y social, pero todas ellas se encuentran

estrechamente relacionadas entre sí.

A) Consecuencias Físicas:

La desnutrición y la pérdida de peso producido por la restricción

alimentaria es el fenómeno básico que caracteriza la anorexia nerviosa. Se

establece como criterio de referencia el índice de Quetelet (IMC) inferior a

17,5. Dicho índice se obtiene dividiendo el peso en kilogramos, por la talla

expresada en metros y elevada al cuadrado. El intervalo de valores normales

se encuentra entre 20 y 25 a partir de la adolescencia.

Otro de los criterios diagnósticos es la presencia de amenorrea. Como

señala el CIE 10 (Chinchilla, 1995) este trastorno involucra al eje hipotálamo-

hipofisario-gonadal produciendo en la mujer amenorrea y en el varón una

falta de interés sexual e impotencia. Puede haber niveles elevados de GH y

cortisol, cambios en el metabolismo periférico de la hormona tiroidea y

anormalidades en la secreción de insulina. Si la aparición es prepuberal, se

interrumpe el crecimiento. En las niñas no se desarrollan los pechos y hay

amenorrea primaria, en los niños los genitales permanecen juveniles. Con la

recuperación generalmente se completa la pubertad pero se retrasa la

menarquia.

Junto a estos trastornos aparecen simultáneamente diversas

consecuencias somáticas y otras complicaciones médicas que perjudican

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Page 37: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

gravemente al organismo: Pilar Gual 2000. p 92, realiza la siguiente

clasificación de complicaciones médicas:

1. Complicaciones cardiovasculares

- Hipotensión, bradicardia.

- Alteraciones del trazado electrocardiográfico.

- Arritmias.

- Disminución de las cavidades del corazón.

- Adelgazamiento de la pared ventricular izquierda.

- Fallo cardiaco.

2. Complicaciones digestivas

- Estreñimiento.

- Distensión y molestias abdominales.

- Alteraciones esofágicas.

- Retraso en el vaciado gástrico.

- Disminución de la motilidad gastrointestinal.

3. Complicaciones renales

- Disminución del filtrado glomerular y de la capacidad de concentración.

- Alteraciones hidroelectrolíticas: hipopotasemia, hipocloremia, alcalosis

metabólica, hipomagnesemia, hipofosfatemia, hipocalcemia.

- Edemas periféricos.

- Cálculos renales.

4. Complicaciones hematológicas

- Anemia, leucopenia, trombocitopenia.

- Hipoplasia médula ósea.

5. Complicaciones endocrinológicas

- Amenorrea.

- Disminución de los niveles de gonadotrofinas.

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Page 38: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

- Aumento de cortisol.

- Aumento de los niveles de hormona de crecimiento.

6. Complicaciones óseas

- Osteopenia.

- Osteoporosis.

- Aumento de riesgo de fracturas patológicas.

- En pacientes prepuberales estancamiento en el crecimiento y retraso

maduración ósea.

7. Complicaciones dermatológicas

- Piel seca, agrietada, escamosa.

- Lanugo.

- Callosidades en el dorso de las manos (Signo de Russell)

8. Complicaciones dentales

- Erosiones del esmalte dental, caries.

Con una fuerte implicación de los factores cognitivos encontramos

alteraciones de las percepciones internas de señales de hambre, replección o

vaciado gástrico, sueño, o cansancio. Estos desequilibrios parafisiológicos

conducen a una mayor desorganización de la persona, donde las alteraciones

de los ritmos biológicos y la acusada disfunción de la capacidad interioceptiva

dificultan el proceso de recuperación.

B) Consecuencias Personales:

Estos trastornos afectan gravemente el desarrollo personal

repercutiendo negativamente sobre los siguientes factores:

- Autoestima: Entendemos por autoestima la valoración que hace la persona de sí

misma, aceptando sus logros y limitaciones. Compromete la confianza que tenemos en la capacidad de

enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida y la seguridad en el derecho que tenemos de triunfar y ser

felices (cfr.Branden. N 1995). Las investigaciones han demostrado que existe una alta correlación entre

autoestima y el grado de satisfacción despertado por el atractivo físico o la imagen corporal, siendo esta

asociación mucho más estrecha en las mujeres (Tobin-Richards et al. 1983). En los niños y adolescentes

con un TCA es habitual encontrar una baja autoestima previa y sentimientos de rechazo y fuerte

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Page 39: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

autocrítica hacia sí mismos, que se agravan durante la crisis anoréxica. Los sentimientos de fracaso,

pesimismo e insatisfacción personal suelen ser recurrentes en los pacientes. La sensación de pérdida de

control y culpa que sobreviene tras la ingesta es uno de los factores que hacen resentirse a su

autoestima que depende casi en exclusiva de sus creencias en relación al peso y la silueta corporal.

- Autoimagen: Una de las características centrales de la persona afectada por un TCA

son los cambios cognitivos múltiples que originan distorsiones cognitivas referidas al cuerpo, alimento,

ejercicio y opiniones sociales con relación a su imagen. Las alteraciones de la imagen corporal constituyen

uno de los hechos nucleares del trastorno, siendo frecuente la estimación errónea de las propias

dimensiones y la ansiedad producida ante la distorsión (dismorfofobia). Este fenómeno se encuentra en

íntima relación con la baja autoestima.

- Identidad (Pérdida de identidad): La sintomatología propia del TCA compromete todas

las áreas de la persona y la somete a un fuerte nivel de estrés con peligro de derivar en la desintegración

de la personalidad del paciente. Ante el fuerte caos cognitivo-emocional que impone la enfermedad el

paciente termina por identificarse con la enfermedad. Desvía el sentido de su vida hacia la pérdida de

peso encaminando a ella todas sus acciones. Conforme el nivel de obsesión aumenta se da una pérdida

progresiva de identidad, situando al paciente en una posición más vulnerable ante la tentativa de

conductas autolíticas o ideación suicida.

- Sistema de Valores (Ambivalencia y vacío): Antes de la aparición del trastorno la

persona afectada podía haber elaborado más o menos una jerarquía de valores que en muchas ocasiones

entran en conflicto con las conductas propias del trastorno. Esto genera una disonancia cognitiva y

reacciones de ansiedad que perturban al paciente. Con el tiempo tendrá que solventar el conflicto

optándose por modificar sus valores (reafirmarse en la ideología anoréxica), negándose a tomar

conciencia de la situación (nula conciencia de enfermedad) o apostando finalmente por recuperarse y

actuar en coherencia con los valores que asume como propios.

- Presencia de rasgos narcisistas: En algunos casos se observan reacciones de

superioridad por parte de la persona enferma, que manipula el entorno y considera su conducta y

pensamiento como una filosofía de vida válida de la que hacer apología y estar orgullosa. La enfermedad

les hace considerarse especiales y superiores al resto por su mayor capacidad de control. Aunque casi

siempre detrás de esta imagen “aureolada” existen sentimientos de fuerte insatisfacción y frustración

interna.

- Estado de ánimo depresivo. Existe una fuerte asociación entre los TCA y el trastorno

depresivo, según una revisión (Toro y Vilardell, 1987) el 40% de los pacientes con TCA sufren de

depresión mayor a lo largo de su vida, y aproximadamente el 80% padece síntomas depresivos en algún

momento. Esta permanente asociación ha llevado a afirmar que “desde una perspectiva psicopatológica

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Page 40: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

el trastorno del estado de ánimo sea la etiqueta diagnóstica que mejor encaje en muchos de los TCA”.

(Toro Trallero. J en Rodríguez Sacristán, 1998. pág 430).

- Distorsiones Cognitivas. Entre los factores de origen y mantenimiento del trastorno es

frecuente encontrar un sistema de creencias altamente disfuncional basado en pensamientos

automáticos distorsionados. La persona que se ve afectada por un Trastorno de Conducta Alimentaria, se

encuentra progresivamente invadida a medida que se deteriora su estado de salud, por un diálogo

interno que le genera malestar. Se afianza en su psiquismo el hábito de pensar de manera irracional sin

que se sea consciente. Podemos sintetizar las distorsiones cognitivas más frecuentes en las reflejadas en

la Tabla 5 (Cf. Sank y Shaffer, 1993).

TABLA 5. DISTORSIONES COGNITIVAS

1. Pensamiento Dicotómico: todo-o-nada - Interpretar los eventos y personas en

términos absolutos, evidenciado en el uso de términos como "siempre", "nunca", "todos".

2. Sobregeneralización - Tomar casos aislados y generalizar su validez para todo.

3. Filtro mental - Enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos

y perturbadores de un evento o persona con exclusión de otras características.

4. Descalificar lo positivo - Continuamente echar abajo experiencias positivas, por

razones arbitrarias.

5. Saltar a conclusiones - Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para

ello. Dos subtipos han sido identificados: Lectura de pensamiento - Presuponer las

intenciones de otros y Adivinación - Predecir o "profetizar" el resultado de eventos antes

de que sucedan.

6. Magnificación y Minimización - Subestimar y sobreestimar la manera de ser de

eventos o personas. Un subtipo identificado es la 'catastrofización': Imaginarse y ruminar

acerca del peor resultado posible. Se relaciona con la poca tolerancia a la frustración (PTF),

cuya importancia psicopatológica ha sido ampliamente investigada por A. Ellis.

7. Razonamiento emocional - Formular argumentos basados en cómo se "siente" en

lugar de la realidad objetiva

8. “Debeísmo” - Concentrarse en lo que uno piensa que "debería" ser en lugar ver las

cosas como son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el

contexto situacional.

9. Etiquetado - Relacionada con la sobregeneralización, consiste en asignar un nombre

a algo en vez de describir la conducta observada objetivamente. La etiqueta asignada por

lo común es en términos absolutos, inalterables o bien con fuertes connotaciones

prejuiciosas.

10. Personalización - También conocida como falsa atribución, consiste en asumir que

uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya

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Page 41: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y

aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución

- Disforia Irritabilidad Los pacientes con TCA manifiestan una constante irritabilidad propia

del ánimo disfórico. Los efectos de las distorsiones cognitivas y pensamientos irracionales sobre su

control de emociones llegan a provocan un estado de tensión constante y un malestar generalizado

donde en ocasiones surgen episodios de ira y crisis de angustia. Es frecuente a su vez que tras dichas

“explosiones” de ánimo la persona se sienta culpable y parezca derrumbarse.

- Comorbilidad: Además del trastorno afectivo concurren en ocasiones: Trastorno

obsesivo, Trastorno de ansiedad, Trastornos de personalidad y drogodependencias. En este sentido Lacey

y Evans, 1986 describieron un subtipo de TCA que une a la sintomatología alimentaria, el abuso de

alcohol, drogas, autolesiones, robos, etc... denominándolo como “bulimia multiimpulsiva” (Lacey 1995)

En base a todo lo mencionado se puede deducir que los cambios

comportamentales son evidentes, de ahí que en su conjunto estas

enfermedades han sido clasificadas como trastornos de conducta que se

manifiestan en el ámbito alimentario.

El sistema de creencias erróneas y distorsiones cognitivas junto con el

desconocimiento de su mundo afectivo, el mal manejo de sus emociones y la

baja autoestima, conducen a una “Identidad Bascularizada” donde la obsesión

por adelgazar y una vida construida sobre la alimentación son los criterios de

referencia y seguridad para la propia valía y sensación de control.

Específicamente alterados se encuentran los hábitos alimentarios,

observándose una desorganización de los patrones de conducta y reacciones

anormales ante todo lo relacionado con la comida: elección, elaboración,

ingesta.

Ante el plato surgen auténticas compulsiones tales como desmenuzar

alimentos, ocultarlos, estrujarlos, olisquearlos, y muchas veces existe una

obsesión auténtica por el tema de la alimentación: cocinar, ver programas de

cocina, informarse sobre dietas derivando en conjunto en una respuesta

gravemente disfuncional. Es necesario incluir en el tratamiento métodos de

modificación de conducta que permitan eliminar y sustituir los diversos

estímulos desencadenantes de la conducta y romper hábitos perjudiciales

adquiridos para complementar el trabajo psicológico sobre el sistema de

creencias irracionales y distorsiones y el conocimiento y regulación afectiva

del mundo emocional del paciente.

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Page 42: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

C) Consecuencias Sociales:

- Aislamiento: El niño o adolescente que presenta un TCA tiende a aislarse progresivamente

de su entorno y a perder el contacto con amigos y familiares. Por un lado se distancian de la familia

porque no están de acuerdo con su modo de actuar y la persona afectada no se siente comprendida. Por

otra parte el hecho de comer tiene un valor social en nuestra cultura, las reuniones familiares y

celebraciones con amigos se organizan siempre en torno a una mesa. Dado que la alimentación

constituye un estímulo ansiógeno para la persona con TCA tratará de evitarlo limitando sus contactos

con los demás para no exponerse a la situación temida.

- Vida familiar: Según avanza el TCA y durante el proceso de tratamiento, la progresiva

presión familiar provoca conflictos interpersonales. La dinámica de la familia suele tornarse más

conflictiva siendo claramente disfuncional. La preocupación de los padres y las reacciones de ansiedad

ante la enfermedad tienden a hacer que la vida familiar gire en torno a la problemática del hijo. Con

frecuencia aparecen sentimientos de culpa y las relaciones entre los diferentes miembros se resienten.

- Rendimiento Escolar: Si bien en los inicios del trastorno suele haber un incremento de la

actividad intelectual, con dedicación obsesiva y perfeccionista ante los estudios y tareas escolares, la

mala alimentación y los pensamientos ansiógenos dedicados a la temática anoréxica terminan por

generar una bajada del rendimiento escolar. Se pierde capacidad de concentración y aumenta el nivel de

distrés bloqueando procesos de aprendizaje.

- Rechazo Social: Cuando la sintomatología de un TCA se hace evidente por el deterioro

físico de la persona o se pone en conocimiento de la gente la situación de la persona en proceso de

tratamiento existe una tendencia general a etiquetar de manera negativa al paciente. La incomprensión

ante sus conductas y obsesiones provoca una desaprobación social y rechazo por parte del ambiente. En

otras ocasiones los compañeros o amigos prefieren distanciarse por miedo a no saber reaccionar o

poder perjudicar a la persona.

- Aumento de las Demandas en los Servicios de Salud: La desnutrición sitúa en un estado de

mayor vulnerabilidad al niño o adolescente, lo que junto con la necesidad de tratamientos intensivos

requiere de asistencias continuadas a centros médicos. Hecho que supondrá la alteración de las rutinas

cotidianas e interrupción de actividades propias de su edad y tendrá un impacto cognitivo y socioafectivo

en el paciente.

3.3 Herramientas para aplicar la resiliencia en la superación de los TCA

En la literatura científica revisada existen varios modelos teóricos

para el desarrollo de la resiliencia. En cada uno de ellos se explica y describe

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Page 43: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

este fenómeno humano. Todos ellos exponen rasgos y factores que posibilitan

a la persona sobreponerse a situaciones adversas continuando con éxito el

proceso de desarrollo.

En relación a los objetivos de esta investigación, se seleccionan cuatro

modelos para su implementación práctica en las diferentes fases del estudio:

El modelo de la “Rueda de Resiliencia” de Henderson y Milstein (2003), El

modelo del Mandala de la resiliencia de Wolin y Wolin (1993), El modelo de

Verbalizaciones Resilientes de Grotenberg y Henderson (2006), y El modelo de

La Casita de S. Vanistendael y J. Lecomte. (2002). Todos ellos destacan por

sintetizar las propiedades de la resiliencia de manera clara y sencilla,

exponiendo un listado operativizable de los rasgos y factores que subyacen al

fenómeno resiliente. Más adelante se añadió el modelo de resiliencia de

Richardson,G. (1990)

En este apartado presento la implementación tecnológica de los

mismos, así como las herramientas heurísticas que se elaboraron en base a

sus principios. Desde ellos se diseñaron procedimientos para la identificación,

potenciación y evaluación de la resiliencia. Junto a ello es necesario alertar de

que construir la resiliencia sólo tiene sentido desde el desarrollo completo de

la persona, por tanto se incluyen además otras técnicas y herramientas

psicopedagógicas, que permiten completar la respuesta a las necesidades

detectadas en el contexto de intervención En su conjunto constituyen una

guía útil para realizar propuestas dirigidas a la promoción de la resiliencia y

desarrollar competencias personales y sociales imprescindibles para mantener

un estado de salud físico, afectivo y mental, satisfactorio.

Con respecto al ámbito concreto de la investigación, en la unidad de

trastornos alimentarios de un Hospital Universitario, la adaptación de los

modelos permite: En primer lugar, realizar un diagnóstico inicial del potencial

de resiliencia de los niños y adolescentes que acudían a los diferentes

programas. En base a los resultados orientar la estimulación de determinados

rasgos y factores por parte de los profesionales y adecuar la organización y

condiciones del ambiente elevando el impacto y la eficacia de las

intervenciones. También se recurre a estos modelos como instrumento de

comunicación que abrera nuevas posibilidades de trabajo más optimistas. Su

difusión a los pacientes, familiares y profesionales, aporta información

teórico- práctica sobre el concepto de resiliencia con vistas a que lo

relacionasen con su experiencia actual. De este modo la situación de

enfermedad comienza a abordarse como un desafío para su propio

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Page 44: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

crecimiento y una oportunidad ante la que obtener aprendizajes de valor y un

refuerzo positivo.

El uso compartido de dichas herramientas por el equipo de

profesionales del centro, refuerza el compromiso de cambio y la puesta en

marcha de iniciativas en esta línea. Finalmente, su revisión permite realizar un

análisis de la evolución que se produce en el proceso de construcción de la

resiliencia, permitiendo comparar mediciones sobre el nivel de resiliencia y el

estado de los sujetos en cada uno de los indicadores del mismo confrontando

las hipótesis de partida.

Esta información resultó de utilidad para extraer conclusiones,

identificar los logros del estudio y detectar líneas de mejora o desviaciones en

relación a lo programado, proporcionando un feedback sencillo, oportuno y

constructivo a todos los implicados.

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Page 45: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Desde la aplicación coordinada de diferentes modelos de

intervención se asegura un marco teórico, sólido y congruente para justificar

las decisiones y acciones descritas en el trabajo.

ESPECÍFICOS DE RESILIENCIA

GENERALES

Rueda de la resiliencia

Terapia Racional Cognitiva

Mandala de la resiliencia

Focusing

Modelo de las verbalizaciones Resiliencia

Entrevista Motivacional

Modelo de la Casita

Programación Neurolingüística

Manual de Identificación y promoción de la resiliencia

Logoterapia

Programa REVELA-T

Promoción de Competencias de desarrollo personal y social

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Page 46: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

4. MÉTODO DE TRABAJO

4.1 Proceso de Investigación

Se utiliza una metodología de carácter cualitativo seleccionando para

el acceso y trabajo en el campo de estudio, técnicas propias de la

investigación-acción. Desde esta perspectiva el estudio se apoya

fundamentalmente en procesos de observación y la aplicación de técnicas

interpretativas para identificar y describir los rasgos y factores de resiliencia

en aras de una mejor comprensión del fenómeno en casos reales. La muestra

de los sujetos se constituyó seleccionando pacientes de la sección se

psiquiatría infanto-juvenil de un Hospital de Madrid que acudieron durante los

meses de trabajo, así como familiares y profesionales de salud que intervenían

en el tratamiento (médicos, personal de enfermería, psicólogos y educadores).

Inicialmente se elaboran instrumentos de observación y registros

desde la implementación práctica de los modelos teóricos de resiliencia

(Wolin 1993, Henderson y Milstein 2003). Su principal objetivo es describir,

decodificar y valorar la cualidad resiliente que se hallaba presente en las

respuestas de los sujetos.

Se registra la frecuencia con que se refuerzan dichos rasgos en cada

una de las intervenciones de los terapeutas.

Otra de las principales fuentes de trabajo es el análisis de las

comunicaciones verbales de los pacientes y sus familiares. Mediante la técnica

del análisis de contenido se describe de forma sistemática y cuantitativa del

contenido que se manifestaba en cada intercambio, registrando la presencia

de preocupaciones, miedos e inseguridades, detectando así reiteraciones y

confrontando estilos de respuesta ante las mismas (negación, aislamiento,

huída, intelectualización, creatividad) así como los factores resilientes del

lenguaje. La tabulación y categorización de temas trabajados era un medio de

estimar la significación de diversos fenómenos en base a su frecuencia relativa

en el discurso.

Desde el estudio de casos particulares se analiza cada uno de ellos

como caso único, aunque por otra parte se estudian en su conjunto para

conocer lo que de común existía en situaciones concretas de los sujetos.

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Page 47: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

El análisis de los casos da lugar a una serie de conocimientos

ideográficos, Se aplica la Connor-Davidson Resiliencia Escala (CD-RISC) 2003

para valorar el nivel de resiliencia de los sujetos.

La selección de la muestra final se realiza atendiendo a la

representatividad de los casos y carácter identificativos del grupo.

Tras la recogida de información en el contexto hospitalario

(Hospitalización, Hospital de día y grupos de post-alta del Hospital ) se

adquiere una visión general de los siguientes aspectos: nivel de resiliencia de

niños y adolescentes con trastornos de conducta alimentaria, grado de

competencias personales y sociales, e influencia del ambiente en la

manifestación de las mismas. Este hecho incitó a la reflexión y el autoanálisis

en los profesionales del Hospital como medio de valorar las prácticas

realizadas y acicate para plantear iniciativas de mejora.

De la misma manera, una vez detectadas necesidades comunes de los

niños y adolescentes observados, se procede a diseñar intervenciones que

promueven los factores de resiliencia.

La intervención se orienta para elevar las probabilidades de generar

respuestas resilientes, estimular fortalezas y generar nuevos recursos.

Como parte del trabajo se diseña un Programa de intervención

psicopedagógico para la promoción de salud y el desarrollo de la resiliencia

en este colectivo: Programa REVELA-T. En este programa se da una respuesta

coherente a la realidad descrita, destinando acciones a la capacitación de los

niños y adolescentes, sus familiares y el conjunto de profesionales implicados

en la intervención. Su aplicación en una muestra piloto, con la consiguiente

recogida de datos, y la revisión a largo plazo permitirá la revisión del

instrumento, la verificación de su eficacia para la construcción de la resiliencia,

y el estudio de sus repercusiones en la mejora global de los sujetos que

participan.

En consecuencia, desde este enfoque de investigación se acomete un

proceso indagatorio sobre la realidad de los pacientes con TCA de la sección

infanto juvenil de un Hospital (objetivos exploratorios/descriptivos –

observación participante) guiando las diferentes acciones hacia la

identificación de rasgos y factores de resiliencia internos y externos que

pueden potenciarse.

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Page 48: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Progresivamente a través de la presencia física en la organización, la

participación en los tratamientos, las entrevistas con los profesionales y la

recogida de información de utilidad para el estudio, se involucra a los

diferentes profesionales y agentes sociales en la toma de medidas para la

mejora de la resiliencia en los sujetos, en su entorno de trabajo y en ellos

mismos (objetivos verificativos- investigación en la acción).

Junto a la generación de conocimientos se avanza en la mejora de la

propia acción analizada, animando a continuar el estudio de los cambios

generados (objetivos explicativos – análisis inferencial).

Como estrategia de investigación se integran durante todo el proceso

la teoría y la práctica, combinando acción y reflexión, medida y planificación

en cada una de las fases descritas (método de comparación constante). De

esta forma se realiza una investigación tipo dominio aplicada al estudio de la

resiliencia.

Las conclusiones de la investigación contribuyen a la mejor

compresión del fenómeno de la resiliencia ante los casos de niños y

adolescentes que presentan TCA, sus familias y los profesionales que trabajan

en su intervención.

El dominio es problematizado para estudiar la conducta resiliente

ante una situación de enfermedad y hospitalización en la etapa infanto-juvenil

por trastornos de conducta alimentaria. El fin es que el comportamiento

resiliente como explananda, contribuya a enriquecer la explanantia

reconstruyendo el dominio problematizado.

En el proceso de investigación se identifican los rasgos resilientes de

los sujetos, los contextos, tareas, relaciones o situaciones sociales específicas

que influyen en los mismos y las habilidades o competencias personales y

sociales que pueden desarrollarse para promover su construcción. Se

confirma que su desarrollo favorece la adaptación exitosa de acuerdo a las

condiciones reales de estos casos y se diseña y desarrolla un programa de

intervención para promocionar la resiliencia de manera organizada y

sistemática.

48

Page 49: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

4.2 Procedimientos seguidos en cada fase.

Toma de contacto con la unidad de trastornos alimentarios de la sección de psiquiatría de Hospital.

Observación y estudio de los diferentes programas de tratamiento. Localización de factores de

resiliencia en sujetos, familiares y profesionales de la salud y diseño de estrategias de potenciación.

(Metodología propia de la Investigación-Acción: Técnicas de observación, Diario de investigación,

Análisis del discurso, grupo triangular y Técnica Delphi).

Elaboración de instrumentos de observación de rasgos y factores de resiliencia. Implementación ad

hoc de los modelos teóricos de la literatura científica. (Registro de Rasgos de resiliencia en el sujeto,

Registro de factores de resiliencia en el ambiente).

Cumplimentación de registros de observación de las sesiones de terapia para valorar las

intervenciones de los terapeutas en el manejo de los factores del ambiente y la construcción de la

resiliencia en los sujetos.

Entrevistas abiertas y semiestructuradas con pacientes con TCA, padres y expertos (Análisis de

contenido, análisis inferencia, detección de necesidades representativas).

Estudio de casos. Aplicación de la Connor-Davidson Resiliencia Escala (CD-RISC) para estimar potencial

de resiliencia de cada niño y adolescente hospitalizado. Seguimiento semanal de los casos.

Participación y programación de sesiones de los grupos de post-alta de niños y adolescentes.

Recogida de datos del contexto. Aplicación de Escala Diagnóstico de la construcción de la resiliencia

en una organización Nan Henderson, M.S.W (2005)

Registro continuado de las observaciones a través del Diario de investigación.

Análisis de datos recogidos en los siguientes instrumentos:

- Registro de rasgos de resiliencia del sujeto

- Registro de factores de resiliencia del ambiente

- Autoinforme Resiliencia (CD-RISC, Connors Davison, 2003)

- Escala de resiliencia en la organización (Henderson, 2005)

Diagnóstico del Estado de la resiliencia en sujetos, familiares y profesionales

Análisis e interpretación de datos

49

Page 50: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Evaluación continua de la evolución de los sujetos. Constatación de cambios y efectos del enfoque de

la resiliencia sobre el desarrollo personal, madurez afectiva, grado de ajuste psicológico de la persona,

la relación familiar y su proceso de socialización, así como la adaptación a su situación y el estado de

salud en relación a la sintomatología descrita en los inicios del tratamiento.

Realización de Informes de investigación donde se realiza la interpretación de los datos conducida por

la teoría.

En relación a los informes se definen las dimensiones y subdimensiones objeto

de análisis con antelación a la recogida de datos. La selección de las mismas se

realiza en base a los objetivos de la investigación, considerando al mismo tiempo su

relevancia para la contextualización del estudio y su valor para la aplicación práctica

de los resultados. Se exponen a continuación las cuatro dimensiones que guian la

recogida, el análisis y la organización de la información reflejada en los informes:

desarrollo personal y resiliencia; tratamientos, recursos y promoción de la

resiliencia; proceso terapéutico y resiliencia; efectos de la intervención. Recogiendo

y analizando información significativa de cada uno de ellos.

A) Desarrollo personal y Resiliencia:

Características personales y sociofamiliares de los pacientes

Autoconcepto, rasgos de resiliencia y motivación a la mejora

Aspiraciones y expectativas de los pacientes

Nivel de Resiliencia manifiesto a lo largo del tratamiento

Grado de desarrollo de competencias personales y sociales

B) Tratamientos, Recursos y Promoción de la Resiliencia

Características personales de los profesionales

Satisfacción personal y profesional

Conocimiento e implicación en la construcción de resiliencia

Destrezas para generar resiliencia

Recursos disponibles

Apoyos externos

Características del Contexto institucional, Organización y Procesos de

Planificación:

Programación del tratamiento

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Page 51: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Ratio profesional/ sujetos

Procesos de formación

Gestión administrativa

Coordinación y colaboración entre profesionales

Refuerzo de la innovación e incentivos de logros

C) Proceso Terapéutico y Resiliencia

Enfoque y métodos de acción

Alianza terapéutica

Identificación, señalamiento y modificación de patrones disfuncionales

Refuerzo de fortalezas internas y externas de los pacientes

Manejo de resistencias

Orientación personal para el ajuste psicológico y bienestar general

Asunción de iniciativas

D) Efectos de la Intervención realizada.

- Concienciación e información de los profesionales sobre la promoción de resiliencia.

- Participación en propuestas de innovación sobre resiliencia

- Sobre los pacientes

Estado general

Actitudes hacia el tratamiento

Percepción de apoyo

Compromiso con el cambio

Constatación de mejoras

Tasas e índices de altas/recaídas

Interiorización e identificación con lo aprendido sobre la resiliencia

Intervención para la promoción de resiliencia

51

Page 52: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Difusión entre profesionales del hospital de modelos y herramientas para la construcción de resiliencia.

Transmitiendo las ventajas del abordaje terapéutico según este enfoque.

Participación en las sesiones y realización de entrevistas de seguimiento combinando estrategias de

intervención psicológica para el desarrollo de la resiliencia en niños y adolescentes ingresados y en sus

familias.

Diseño de una propuesta de intervención psicopedagógica específica para la construcción de la

resiliencia: Programa REVELA-T

Material Elaborado para la aplicación del Programa REVELA-T

o Manual para el profesional

o Cuaderno de trabajo para los participantes

o Taller de padres

o Taller de profesionales

o Diario de implantación

o Protocolo de evaluación del programa

- Evaluación mediante técnicas del paradigma cualitativo-interpretativo de las

diferentes dimensiones del programa:

a) Evaluación del diseño:

o Estudio previo de la viabilidad, aplicación y eficacia del proyecto con pacientes de la sección de

psiquiatría del Hospital.

o Estudio de la disponibilidad de recursos, aceptación de la muestra de participar en el mismo,

apoyo de la institución, colaboración de otros profesionales.

b) Evaluación de la aplicación:

o Programación diaria de la sesión. Valoración de las actividades y las condiciones de

aplicación, detección de desviaciones con respecto a la programación inicial.

o Evaluación continua de carácter formativo mediante la investigación en la acción y la

reflexión sobre el diario de implantación.

Evaluación del programa

52

Page 53: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

o Entrevistas con los participantes del programa y reuniones de trabajo interprofesionales.

c) Evaluación de los resultados:

o Aplicación del protocolo de evaluación del programa propuesto.

o Análisis de los Costes e inversión necesarios para la recogida de datos y resultados.

o Estimación de Pérdidas muestrales

o Análisis de datos y discusión mediante:

- Estadística descriptiva (Datos sociodemográficos, datos clínicos e

información de interés sobre el funcionamiento general de los sujetos)

- Estadística comparativa y análisis multivariable

a) Comparación intergrupos: Resultados de un grupo de participantes del

programa REVELA-T frente a un grupo control. Asignados aleatoriamente.

b) Comparación intragrupo: resultados pretest/postest en los participantes

en el programa mediante el Uso de la Escala valorar éxito/ fracaso terapia (H. Stierlin

y G. Weber) y la Connor-Davidson resiliencia Escala (CD-RISC) y escala de

autoevaluación de resiliencia (Adaptada de Connor-Davidson. CD-RISC)

La mejora de la resiliencia y otras variables significativas de su estado de

desarrollo, recogidas en evaluaciones previas: Inadaptación general, inadaptación

personal, trastorno alimentario, inadaptación escolar, inadaptación social,

insatisfacción familiar. Mediante la comparación de resultados en las siguientes

pruebas: Alimentación (EAT, BSQ, BITE, EDI); Ansiedad (STAI, ISRA), Depresión (BDI,

BDF), Autoestima (Rosenberg), Salud General (Goldberg), Escalas de observación

familiar (ABOS), Psicopatología (SCL-90).

d) Retroalimentación del programa (formativa y sumativa).

e) Constatación y sistematización de los datos, reseñando los principales

logros, y realizando una evaluación multiprofesional en que se contrasten los

criterios de valoración.

f) Toma de decisiones de continuidad, mejoras y adaptaciones a realizar sobre

el programa.

5. DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO Y ESTUDIO DE CAMPO .

53

Page 54: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

5. 1 Selección del contexto de investigación

Para realizar la investigación se escogió unHospital Universitario de Madrid.

La propuesta inicial se presentó ante el Jefe de la sección de psiquiatría

infantojuvenil, Las razones que me llevaron a seleccionar dicha institución médica

como contexto de intervención fueron las siguientes:

En primer lugar dentro de los hospitales y servicios de rehabilitación a los

que tenía acceso, el Hospital Universitario destacaba por ser considerado la cuna del

nacimiento de la especialidad pediátrica en España. Desde su fundación constituye

un centro sanitario pediátrico de referencia a nivel nacional. A este hecho se

añadían varias características del centro que lo hacían idóneo como contexto en el

que emprender una propuesta de investigación: su calidad científica, su vocación

docente e investigadora, el reconocido prestigio de su práctica clínica, y su deseo

manifiesto de ofrecer el mejor servicio a los pacientes potenciando la actividad

investigadora y docente como forma de garantizar una continua mejora en la calidad

asistencial.

La Unidad de Trastornos de Comportamiento Alimentario, es conocida por

ser una de las más importantes de España. Se creó en colaboración con la Sección

de Adolescentes del Hospital, para ofrecer tratamientos a medio y largo plazo de

patologías como la anorexia y la bulimia. Progresivamente ha ido incrementando los

recursos para poder abordar con eficacia este tipo de patologías. Hoy es una Unidad

con 17 camas de hospitalización, un Hospital de día que funciona en dos turnos

diferentes, consultas externas diarias de tratamiento y terapia individualizada,

ingreso domiciliario y módulos de terapias grupales para padres y pacientes. El

equipo de trabajo está formado por siete psiquiatras, cinco psicólogos, 23

profesionales de enfermería, seis celadores y un auxiliar administrativo. Junto a

ellos, intervienen con los pacientes ingresados en la sala de hospitalización y los que

acuden a Hospital de Día, profesores de primaria y secundaria, una profesional de

Bellas Artes que realiza talleres de arte terapia y voluntarios que colaboran con esta

sección desarrollando actividades lúdicas o de acompañamiento. El Hospital

resultaba ser un ámbito realmente completo para el estudio de casos de niños y

adolescentes con psicopatología alimentaria. La toma de contacto y asistencia a

dicha institución permitía observar diferentes modalidades de tratamiento y analizar

las repercusiones que cada una tenía para el desarrollo de la resiliencia.

Una vez que el comité ético del hospital aprobó el proyecto, se iniciaron las

tareas de investigación y el estudio de casos seleccionando los niños y adolescentes

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Page 55: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

que participaban en los siguientes programas de la unidad de trastornos

alimentarios:

Hospitalización (17 camas)

Hospital de día (8/10 plazas por turno)

Sesiones de post alta (Grupos de 15-18 pacientes)

Seguimiento ( pacientes en régimen ambulatorio)

Sesiones de padres (Grupos)

La práctica como camino a la teoría: Aplicaciones de la resiliencia

De los datos descriptivos que se recogieron durante la investigación, y

el análisis de los autoinformes, cuestionarios y registros de observación

realizados, se puede concluir:

A) Sobre la identificación de rasgos y factores de resiliencia

- Aquellos casos que evidenciaban un mayor número de rasgos

resilientes avanzaban con mayor rapidez y seguridad en las etapas de su

tratamiento.

- Las acciones de los profesionales que invitaban a la introspección

como método para profundizar en el autoconcepto y el sistema de creencias

que influye en las conductas de los pacientes era bien aceptado, reforzaban

sentimientos de mayor control sobre sus conductas y ejercían una influencia

positiva sobre la autoestima de los sujetos.

- Los cambios y mejoras en la sintomatología del trastorno adquieren

mayor estabilidad cuando la modificación de conducta va precedida de nuevas

orientaciones en relación a su identidad, sistema de valores y proyecto de vida.

- El sentido del humor y las respuestas creativas son un indicio claro de

la mejoría en los pacientes.

- La recuperación de redes sociales y mejora de los procesos de

comunicación intrapersonal e interpersonal motiva para superar las

limitaciones que impone el trastorno y reafirma en el compromiso de

superación.

55

Page 56: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Como observaciones de interés se encontró un perfil diferencial en

los casos bajo estudio, definido por el tipo de motivación para superar el

trastorno, el nivel de autoestima, la satisfacción con las relaciones con la

familia y los pares, la percepción de apoyo y la interpretación que hacían de la

enfermedad. Dicho perfil se correspondía con una puntuación más elevada en

resiliencia en los primeros (ER) frente una puntuación baja en los segundos

(CR). (Instrumentos utilizados: Connor-Davison Escala de Resiliencia, Registros

de rasgos y factores de resiliencia, entrevista semiestructurada)

Los casos más cercanos al primer perfil (ER) evolucionaban

favorablemente en cuanto se estimulaban los rasgos y factores propios de la

resiliencia, respondían bien al tratamiento de los profesionales y con el tiempo

se favorecía su desarrollo. Frente a ello los casos que se encontraban más

cercanos al segundo perfil (CR) eran resistentes a las intervenciones,

manifestaban menor bienestar psicológico, siendo necesario desarrollar

competencias personales y sociales de base para construir la resiliencia y

orientarles para poder proyectarse en el futuro estableciendo un proyecto

personal satisfactorio.

En conclusión, en base al seguimiento de los casos se encuentra que

los sujetos con puntuaciones más altas en resiliencia, frente a los de bajas

puntuaciones, tienen mayores habilidades y competencias personales y

sociales que les ayudan a mitigar el malestar producido por la enfermedad y el

proceso de hospitalización, favoreciendo mayores deseos de recuperarse y

persistir en el tratamiento. Por tanto, como hallazgo más significativo se

argumenta que el estímulo de la Resiliencia tiene la cualidad de actuar como

factor de protección ante situaciones de estrés grave, amortiguando el

impacto negativo de la enfermedad y la hospitalización en la etapa

infantojuvenil y favoreciendo la adopción de un estilo de pensar, sentir y

actuar más saludable.

B) Sobre la potenciación y construcción de la resiliencia en la persona y su

ambiente.

- Las acciones dirigidas a la construcción de la resiliencia en los sujetos a través del

conocimiento de dicha capacidad y las herramientas para el desarrollo de las mismas transmitían una

mayor expectativa de logro, una mayor percepción del apoyo social y terapéutico recibido y una menor

resistencia ante las actividades y orientaciones propuestas.

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Page 57: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

- La interpretación de la resiliencia transmitida a los sujetos, como mecanismo de

adaptación al estrés alternativo a las conductas propias del trastorno alimentario, disminuía los

sentimientos de culpa y la sensación de exigencia ante la modificación de patrones perjudiciales para sus

intereses. El hecho de dar sentido a las respuestas del sujeto, reforzaba la sensación de control sobre las

mismas y ayudaba a tomar decisiones sobre su mantenimiento o eliminación siendo más consciente de

sus consecuencias.

- Comunicar a los sujetos y a sus familiares la posibilidad de desarrollar estrategias para

superar la enfermedad e incluso salir reforzados tras ella mediante la resiliencia, les permitía adaptarse

mejor a la situación y elaborar una lectura positiva de la vivencia crítica, tratando de encontrar en ella

oportunidades de crecer gracias a la y aumentar los recursos personales. El conocimiento de la

Resiliencia abría en los sujetos la posibilidad de aprovechar la situación vivida en propio beneficio, como

acicate para (re)establecer la seguridad en uno mismo, el autoconcepto ajustado, y sentar unas bases

adecuadas para el futuro desarrollo y bienestar del menor. De esta manera al exponer a los niños y

adolescentes que podían afirmar la propia valía aceptando el reto de superar la enfermedad, y

planteándoles los objetivos de recuperación como un desafío de desarrollo, disminuía la resistencia hacia

el tratamiento y motivaba mayor medida a emprender los cambios y despertar otros intereses en los

sujetos, trascendiendo la focalización en el peso y el manejo de sus conductas de riesgo.

- Evaluar las fortalezas y atributos personales en los sujetos, orienta a los profesionales

hacia modelos positivos de salud y desarrollo y ayuda a que los propios sujetos descubran en sí mismos

recursos y apoyos para alcanzar un crecimiento sano, adaptativo y más satisfactorio . Este complemento

permite no limitarse a actuar y estudiar las conductas de riesgo, evitando que los sujetos reciban una

visión sesgada de sí mismos, en la que sólo se trabaje en virtud de los que es disfuncional, desadaptativo

o realizan de forma inadecuada.

En este sentido se confirma lo establecido en las investigaciones

adelantadas. En la práctica empírica se observa como la detección, estímulo y

refuerzo de los rasgos y factores presentes en los modelos de resiliencia

generan una plataforma para enfrentar situaciones de riego y favorecen un

estilo de pensamiento, sentimiento y actuación orientado hacia la

recuperación y restablecimiento de la persona. Un alto nivel de resiliencia en

los sujetos, predispone a iniciar un proceso de crecimiento continuo. El sujeto

se adapta a la situación con mayor flexibilidad, resistencia y optimismo

cuando sigue un tratamiento donde la calidad de las interacciones y la

expectativa de los profesionales se encaminan hacia el establecimiento de

mayor bienestar y salud en la persona desde el estímulo de sus fortalezas.

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Page 58: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

6. Conclusiones Se recogen los aspectos más relevantes derivados del estudio teórico

de la resiliencia y se enfatizan aquellas conclusiones derivadas del análisis de

las tareas de investigación con interés para la aplicación práctica del mismo.

Todo ello espera ser acogido como una primera aproximación del enfoque de

la resiliencia en la promoción de salud, a través del estudio llevado a cabo con

población infanto-juvenil hospitalizada por trastornos de conducta

alimentaria.

En primer lugar, quisiera destacar la importante aportación que

supone el nuevo concepto de la resiliencia para la atención y comprensión de

las personas en situación de riesgo, vulnerabilidad, desventaja social o

conflicto. Gracias a la literatura científica en defensa del concepto de

resiliencia “Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de

la vida, superarlas y ser trasformado positivamente por ellas”. (Grotenberg. E,

1998), se enriquece o confronta el tradicional enfoque de riesgo, desplazando

el foco de la intervención profesional del déficit hacia las fortalezas de la

persona. Las acciones se centran en la detección de potencialidades y recursos

del individuo en relación con el ambiente con el fin de continuar su desarrollo

y generar competencias eficaces para utilizar en nuevos contextos de

actuación.

El enfoque de la resiliencia dirige los programas terapéuticos o

educativos hacia la capacidad de aprendizaje y la excelencia humana.

Proporciona un conocimiento básico para la prevención, educación y

orientación de los tratamientos.

Desde la formación y promoción de la resiliencia los pronósticos se

tornan más esperanzadores y optimistas, abordando la intervención desde

una perspectiva abierta al cambio que destierra todo tipo de determinismos o

situaciones insalvables para la persona. La atención no se centra en la

patología, carencia, déficit o naturaleza negativa del problema, sino que

dedica gran parte de su esfuerzo a detectar fortalezas y mecanismos

protectores, buscando las posibilidades que tiene la persona de salir adelante

con éxito o estableciéndolas en base a sus recursos. Con ello se quiere partir

de la convicción de que es posible y positivo fomentar la resiliencia natural de

todo niño o adolescente, contribuir a que desarrolle un estilo de respuesta

competente, y dotarle de estrategias para resistir el malestar y persistir en el

58

Page 59: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

esfuerzo, gracias a cimentar un sentido de seguridad y confianza potenciador

de la persona.

La resiliencia está latente en toda persona, no se circunscribe a

casos excepcionales y los niños y adolescentes manifiestan comportamentos

resilientes cuando al menos una figura adulta cercana les incita y sostiene en

el esfuerzo de hacerlo. La resiliencia se puede construir en toda persona y los

profesionales de ayuda no podemos renunciar a promocionarla. Es necesario

que incluyamos su desarrollo como parte de los objetivos de atención a la

infancia, y como medida de protección y promoción de salud a lo largo de las

diferentes etapas de la vida. Su desarrollo en el ambiente familiar, la escuela,

el trabajo, y a nivel comunitario, ha de ser un compromiso que aceptemos en

beneficio de todos.

Por otra parte si asumimos las posibilidades de este concepto y

queremos potenciar la resiliencia, es necesario partir de una definición clara

que permita un uso operativo del mismo. En este sentido la variedad de

definiciones existentes para el mismo fenómeno y la diversidad de factores

que presentan los modelos descritos, dificultan su medición. Es importante

profundizar en las semejanzas y diferencias de este término con otros

constructos similares así como clarificar las propiedades específicas de la

resiliencia, para garantizar la validez y fiabilidad de las intervenciones que se

dirijan a promoverla. Hasta ahora las investigaciones en este campo son poco

abundantes, la complejidad y laboriosidad que exige el proceso de

identificación y estudio del concepto más allá del ámbito teórico nos sitúa en

un nivel de operativización parcial, existiendo aún limitaciones para llevar a

término el trabajo científico. El estudio científico para la comprensión de la

resiliencia es un proceso complejo que se ha iniciado pero que debe de

continuar, resulta necesario continuar los estudios preexperimentales o cuasi-

experimentales mediante investigaciones que ofrezcan una alternativa válida

a los diseños experimentales clásicos. Han de emplearse procedimientos

científicos que identifiquen los rasgos y factores exclusivos de la capacidad

de resiliencia y realicen el control de las variables intervinientes y extrañas a la

investigación y se requiere de un trabajo riguroso para realizar versiones

adaptadas en castellano de los instrumentos de medida ya existentes,

teniendo en cuenta las diferencias de edad, género y aspectos socioculturales.

Desde un esfuerzo interdisciplinar ha de profundizarse en todas las

dimensiones a las que atañe, pues la naturaleza y esfera de acción de la

resiliencia, compromete estilos de cognición, emoción y conductas de la

59

Page 60: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

persona, así como su aplicación en diferentes contextos de resolución de

problemas. Más allá de los presupuestos teóricos la separación y medición de

todos estos aspectos implica delimitar aquellos indicadores evaluables de la

resiliencia, claramente definidos, consistentes con los modelos teóricos e

identificables a través de conductas observables. Con todo, en lo referido a la

medición y evaluación de la resiliencia, se puede señalar la tendencia en los

últimos 15 años por desarrollar investigaciones enfocadas al diseño,

adaptación y validación de instrumentos de medición de la resiliencia desde la

infancia a la edad adulta. Según la investigación de Ahern, Kiehl, Sole, Byers

(2006) (Vinaccia S. 2006) a través de la que realizaron una revisión de los

estudios científicos precedentes sobre el análisis y el concepto de la

resiliencia, destacan como los instrumentos adecuados para su evaluación los

siguientes: The Baruth Protective Factors Inventory (BPFI); The Connor-Davison

Resilence Scale (CD-RISC) con versión española de 2003, The Adolescent

Resilence Scale (ARS), The Brief-Resilient Coping Scale (BRCS) y The Resilience

Scale (RS) con una versión en español validada en EEUU con población

mexicana. De igual forma Ospina M (2007) realizó una investigación similar

catalogando las técnicas e instrumentos utilizados para la medición de la

resiliencia en tres categorías: pruebas proyectivas, psicométricas y pruebas de

imaginología, defendiendo el uso de modelos mixtos para la mejor

comprensión del fenómeno (Ospina. M p. 64)

En la presente investigación, se ha tratado de compensar las

limitaciones mencionadas en relación a la medida de la resiliencia combinando

diferentes instrumentos, para conjugar las virtudes de pruebas proyectivas,

pruebas psicométricas y la observación científica, y compensar en lo posible

las limitaciones de cada una de las técnicas. Con este propósito se elaboraron

registros de rasgos y factores de resiliencia basados en los modelos teóricos y

al uso de CD-RISC, Connor y Davison 2003, por existir estudios preliminares

donde se estudiaron sus cualidades psicométricas y se demostró suficiente

consistencia, fiabilidad y validez con población normal y clínica adolescente.

En relación a las investigaciones sobre resiliencia en niños y

adolescentes, existen estudios previos relacionados con el lugar de la

resiliencia como protección de las consecuencias negativas tanto físicas, como

psicológicas de las enfermedades. (Vinaccia, Quiceno & Moreno San Pedro.

Resiliencia en adolescentes p.142), de esta manera, partiendo de la existencia

previa y posibilidad de la investigación científica en este terreno, se inicia una

investigación donde se trata de avanzar en la comprensión del fenómeno

60

Page 61: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

resiliente a través del seguimiento de población infanto-juvenil hospitalizada

por trastornos de conducta alimentaria. El estudio de los casos se realiza

apoyado en un modelo positivo de salud mental. Ante una población en riesgo

cuyo comportamiento constituye una preocupación de la salud pública y

representa un peligro para la evolución personal de los menores, el esfuerzo

de la investigación se centra en detectar fortalezas personales y localizar

recursos beneficiosos para generar en ellos resiliencia. De esta manera se

identifican los rasgos, factores y condiciones ambientales que ayudan a estos

niños y adolescentes a restablecerse y aprender de la situación, realizando

estas tareas a través de la medición y estímulo de la resiliencia.

El estudio realizado representa una alternativa a la mayoría de

investigaciones realizadas en el campo de los trastornos de conducta

alimentaria. No se haya centrado en un modelo patogénico donde se analizan

prioritariamente la sintomatología y las conductas de riesgo, sino que sitúa el

centro de interés en los rasgos y factores que actúan en calidad de protectores

y protegen de los efectos de la enfermedad o tratamiento promoviendo los

comportamientos resilientes. Con ello además de la medición del nivel de

resiliencia de los casos bajo estudio, se trata de examinar el grado de relación

entre la resiliencia y el nivel de salud de la persona en sus diferentes

dimensiones, para ratificar si existe o no relación entre el grado de resiliencia y

el nivel de salud de la persona. Para esto último se analizan los resultados de

la Escala de H. Stierlin y G. Weber (1997), que evalúa la mejoría en sujetos con

psicopatología alimentaria tras el seguimiento de una terapia en diversas

variables y se revisa la evolución de cada caso a lo largo de la intervención.

Para los estudios descriptivos se definieron operacionalmente las

variables presentes en los modelos teóricos de resiliencia. Registrando

sistemáticamente su presencia a través de indicadores observables con los

que se encontraban en relación. De esta forma se estudiaron los rasgos que

los sujetos percibían en sí mismos, expresaban, vivían o transmitían en los

grupos bajo observación, y se analizó la proyección de los mismos en sus

comportamientos. Se tuvieron en cuenta las condiciones específicas del

ambiente y sus efectos sobre la gestación, desarrollo y manifestación de los

factores de protección ante la adversidad y resistencia del malestar, también

se trató de aislar estas variables de otras que pudiesen distorsionar los

resultados. Para la medición del potencial de resiliencia del ambiente, además

de los registros se empleó la Escala de resiliencia en la organización

(Henderson, 2005). De acuerdo con los resultados de estas escalas y el análisis

61

Page 62: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

inferencial del resto de mediciones, realizadas utilizando una metodología

cualitativa, se estimó el potencial de resiliencia de los sujetos y el grado de

desarrollo manifestado por cada uno de los casos en relación a los rasgos,

factores, competencias y dimensiones señaladas en los modelos teóricos

sobre resiliencia. En el proceso de investigación se realizó un esfuerzo por

mantener un procedimiento riguroso, sencillo, útil y de fácil aplicación para

avanzar en el diagnóstico, guiar la propuesta de acciones de cambio y

favorecer el refuerzo de los logros alcanzados.

Tras la revisión de este proceso y la observación de los métodos e

intervenciones realizadas como hallazgo significativo se puede afirmar que el

estímulo de la resiliencia constituye una herramienta de gran valor para

elevar la calidad y el éxito de las intervenciones en población infantojuvenil

con trastornos de conducta alimentaria. La resiliencia centra la intervención

en el desarrollo de la persona y no la limita a la contención o eliminación de

los síntomas propios de la enfermedad. Ofrece una alternativa a los

profesionales frente al uso del control punitivo y la confrontación como

métodos terapéuticos. Evita las altas tasas de resistencia y el abandono de

los programas de tratamiento que provocan los modelos centrados en las

conductas disfuncionales y los síntomas y ayuda a romper con el discurso

social culpabilizador que daña el autoconcepto y la autoestima de las personas

afectadas y desvirtúan las intervenciones al identificar al menor con la

enfermedad. Además, la resiliencia contrapone frente al tradicional enfoque

de riesgo, una nueva manera de trabajar donde toda intervención sobre la

sintomatología se complementa con acciones dirigidas a descubrir fortalezas

internas y localizar puntos fuertes de la persona, destacando en ella los

indicios que se relacionan con conductas de adaptación y superación de la

adversidad. Este cambio de enfoque ayuda al profesional a no limitarse a

trabajar las conductas disfuncionales y asumir como labor el ser agente de

salud. De esta manera se le invita a aportar experiencias positivas que sirvan

de refuerzo para la persona durante su tratamiento. Al mismo tiempo al

incidir en los rasgos y factores de resiliencia, el sujeto en tratamiento

identifica más fácilmente sus propios recursos y toma conciencia de los

apoyos que existen a su alcance. Todo ello son factores que predisponen al

niño o adolescente a recurrir a ellos para superar la experiencia.

De otro lado, el seguimiento de diferentes actividades para estimular

explícitamente los rasgos y factores de la resiliencia eleva la expectativa de

éxito en la persona y le anima a adoptar una actitud proactiva abandonando

62

Page 63: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

posiciones victimitas. La difusión de testimonios reales de superación ante la

dificultad y el presentar la posibilidad de transferir dicha capacidad a su propia

situación de enfermedad, dirigía intencionalmente el fin de las intervenciones

hacia las posibilidades de superación y el desafío por metas de logro de las que

salir reforzados. El trabajo psicopedagógico de orientación para fijar un

proyecto personal más pleno, motivaba a persistir en el tratamiento y a

encontrar un sentido capaz de sostener el esfuerzo a pesar de las dificultades.

Formular las metas en positivo, era un medio de autorrefuerzo y servía de

referencia para guiar la actuación, empleando sus habilidades y competencias

en propio beneficio. En los niños y adolescentes hospitalizados, la mayor

presencia de rasgos y factores de resiliencia se relaciona de manera directa

con una mejor adaptación al tratamiento, menor nivel de malestar y

expectativas de superación más elevadas. En los casos donde se observa una

puntuación más alta en resiliencia la mejoría es más rápida y se realiza de

manera más estable (menor número de recaídas) que aquellos con peores

puntuaciones. El mayor nivel de resiliencia está directamente relacionado con

patrones de respuestas individuales exitosas ante situaciones de dificultad o

crisis, por lo que podría desprenderse que media en el impacto, intensidad y

duración de los síntomas que padecen niños y adolescentes con trastornos de

conducta alimentaria.

Estos resultados serían consistentes con los informes de la literatura

en este campo. La intervención en resiliencia convierte los obstáculos en

oportunidades de crecimiento, influyendo para el logro de un patrón de

adaptación exitoso, el restablecimiento de la salud y el aumento de bienestar

en la persona. La resiliencia y la superación del trastorno de conducta

alimentaria son fenómenos diferentes pero están relacionados. Por lo que una

intervención en resiliencia y la inclusión de actividades de aprendizaje de la

resiliencia en los tratamientos elevará la eficacia de los mismos y constituye

una herramienta de interés para optimizar el trabajo de los profesionales y

elevar la calidad de su respuesta. En este sentido, considero que es posible y

oportuno potenciar un mayor desarrollo de los rasgos y factores de resiliencia

mediante los tratamientos tanto en el momento de establecer el diagnóstico

como a la hora de establecer la intervención psicosocial y valorar el grado de

eficacia de los tratamientos. En concreto se puede trabajar la resiliencia:

- Estimulando el desarrollo de los siguientes rasgos: introspección,

independencia, iniciativa, humor, creatividad, moralidad y habilidades

interpersonales (Henderson N, Milstein M 2003).

63

Page 64: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

- Asegurando la presencia de factores que los potencian: vínculos

prosociales, existencia de límites claros y firmes, competencias para la vida, apoyo,

expectativas de éxito, oportunidades de tomar decisiones (Wolin S J y Wolin S 1993).

- Respetando como secuencia desde la que definir prioridades, cubrir las

necesidades básicas, sentirse aceptada incondicionalmente al menos por un adulto

significativo, desarrollar un proyecto personal donde esté presente la búsqueda de

sentido y abrirse a nuevas experiencias (Vanistendael S y J. Lecomte. 2002).

Desde estas conclusiones referidas a las aportaciones del enfoque de

la resiliencia y la atención prestada a niños y adolescentes hospitalizados por

trastornos de conducta alimentaria, se anima a formular políticas, planes,

programas y servicios coherentes con su filosofía. El desarrollo de la

resiliencia en esta población de riesgo ha de asumirse como una

responsabilidad compartida de los profesionales de ayuda, las familias y la

propia estructura social.

Los tratamientos han de diseñarse desde la firme convicción de que

es posible el restablecimiento completo tras la enfermedad y que gracias a la

resiliencia tenemos una guía para saber cómo lograrlo. El trabajo

psicoeducativo debe centrarse en fortalecer los rasgos y factores mencionados

para generar una plataforma de protección en la persona y orientarla hacia su

recuperación y crecimiento. De este modo hemos de poner los medios para

desarrollar nuevas competencias en niños y adolescentes, eficaces para

adaptarse al estrés, resistir el malestar, elevar la autoeficacia y favorecer

metas de sentido. Desde ello motivar en los tratamientos a aceptar el

compromiso de superar la enfermedad y prestar los apoyos necesarios para

garantizar una calidad de vida futura. Este planteamiento debe transmitirse

implícita y explícitamente desde la intervención para generar en el propio niño

o adolescente la expectativa de que es posible sobreponerse y crecer tras la

experiencia de enfermedad

Con mayor motivo, desde un modelo holístico y un enfoque

humanizador de los tratamientos el auténtico sentido de las intervenciones es

el apoyo y refuerzo de las capacidades de la persona. Tras cada sesión ha de

trabajarse para que el niño o adolescente se encuentre en mejor disposición y

situación hacia el restablecimiento de su salud. Ante un trastorno de

conducta alimentario, las acciones terapéuticas y los indicadores de

restablecimiento no pueden limitarse a frenar los síntomas propios de su

enfermedad o atender el daño biológico. Es imprescindible contraponer

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Page 65: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

acciones centradas en el desarrollo de fortalezas personales y estimulación

de recursos para dar igual prioridad al desarrollo personal y social del

menor. Desde el trabajo en resiliencia se logra que la dinámica existencial no

gire únicamente en torno a “lo enfermo” ni se centre únicamente en “las

debilidades de la persona”, con un trabajo sistemático y programas

específicamente diseñados para estimularla, se pueden trabajar los puntos

fuertes y las competencias de la persona y buscar la proyección de un estado

deseable futuro como medio de provocar la realización de cambios y la

eliminación de conductas que interfieren para lograr dichos objetivos. De este

modo se favorece el afán de superación, la motivación de logro y el

establecimiento de una afectividad positiva.

El trabajo en resiliencia con sujetos que atraviesan una enfermedad,

no niega ni omite la gravedad de los síntomas y conductas disfuncionales

característicos, sino que opta por incidir con mayor insistencia en los recursos

de la persona para superarlas. También se trabaja para eliminar conductas de

riesgo, pero no como un fin en sí mismo, sino como medio necesario para

alcanzar una meta de mayor valor para el sujeto. Para ello el esfuerzo de los

profesionales se dirige a poner en evidencia la disfuncionalidad de los síntomas

para el logro de objetivos asumidos como valiosos por la persona. Desde la

orientación se ha de ayudar al niño o adolescente a clarificar lo que quiere,

necesita y desea, comprendiendo el obstáculo que representan los

comportamientos actuales y el malestar que le conllevan. En este sentido hay

que evitar recurrir a discursos culpabilizadores o recurrir a un control punitivo

para que se produzcan cambios. La manera más eficaz de que se superen

antiguos patrones de conducta, consiste en presentar alternativas de actuación

más interesantes que permitan abandonar los hábitos adquiridos, y ayuden a

descubrir en el cambio una oportunidad de mejora y crecimiento.

El desarrollo de la resiliencia desde una organización requiere una

nueva visión más esperanzadora y optimista. Los profesionales han de

compartir la idea de que la capacidad de superación del ser humano está por

encima de las dificultades y obstáculos que representan este tipo de trastornos

y que el niño o adolescente puede sobreponerse a la enfermedad si le

prestamos los medios y ayudas necesarias. Para ello deben formarse y

comprometerse en la búsqueda de factores protectores, entrenarse en el

estímulo de los mismos y ser capaces de definir las condiciones o entornos que

favorecen el desarrollo. La resiliencia requiere de acostumbrarse a visualizar a

la persona sin los síntomas de la enfermedad, plantearse cómo sería una vez

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Page 66: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

finalizada la intervención y valorar las posibilidades que tendría para

desenvolverse con éxito en las diferentes áreas de su vida. Es necesario avanzar

en la comprensión de cada caso, comprobando si la motivación que impulsa al

menor a superar la enfermedad, la interpretación que hace de la misma, su

nivel de competencia personal y social y la calidad de su red de apoyo son

adecuadas para alcanzar un proyecto personal satisfactorio. Pues sólo desde

esa base podemos diseñar acciones y ofrecer tratamientos que sean realmente

efectivos.

En este sentido, como conclusiones referidas al contexto de

investigación y los tratamientos observados, para estimular la resiliencia es

necesario fomentar mayor participación de los propios niños y adolescentes en

sus procesos de mejora; otorgar oportunidades donde puedan actuar con

mayor autonomía y asumir las caídas como ocasiones que ayudan a ver qué es

necesario continuar trabajando. De acuerdo con estas mejoras,

progresivamente se encaminará la intervención a que el niño o adolescente

llegue a ser autónomo en su alimentación y opte por hábitos de conductas

saludables que le permitan desarrollar un proyecto de vida satisfactorio. El

trabajo psicoterapéutico ha de tener como finalidad la promoción de salud, y

encaminar hacia ella todas las acciones. El tratamiento será el apoyo necesario

para acompañar al menor en el proceso de alcanzarla. En la situación de

hospitalización, cuando el niño o adolescente no está en condiciones de decidir

por sí mismo lo que le conviene en relación a su cuidado personal y actividades

diarias, son los profesionales quienes establecen las pautas de actuación a

seguir, pero al hacerlo deben manifestar a los niños y adolescentes que es una

situación transitoria, que se prolongará el tiempo que necesiten hasta ser

capaces de tomar decisiones en propio beneficio. De igual forma, el control ha

de estar planteado como protección y no un medio de vigilancia. Es importante

que el niño o adolescente comprenda que la supervisión de sus conductas se

hace con el objetivo de protegerle y acompañarle en su proceso de

recuperación. Así se refuerza una visión del personal médico, como promotor

de salud que trabaja poniendo los medios para que el menor pueda

desarrollarse, y diseña el tratamiento en función de sus necesidades.

Los profesionales han de mostrarse más accesibles, escuchando de

manera activa y actuando como modelos de referencia y auténticos tutores de

resiliencia. Es importante cuidar los canales de comunicación y establecer

planes de comunicación que den respuesta a las necesidades de expresión de

niños y adolescentes. No cabe duda de que si se alinea la estrategia de la

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Page 67: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

organización con las necesidades fundamentales de los niños y adolescentes en

tratamiento, el éxito de la intervención estará prácticamente asegurado.

Como parte de las medidas de formación continua de los

profesionales y medio de enriquecer y reciclar sus competencias se deberían

ofertar planes de formación y desarrollo para el personal de la organización

generando un mayor conocimiento de los modelos de resiliencia y sus

aplicaciones. La difusión de experiencias de investigación en otros contextos

similares contribuirá a animar al personal a ajustar sus técnicas y estrategias a

este enfoque, reservando espacios de intercambio donde compartir mejoras y

dificultades encontradas en las prácticas para mantener un enfoque de

investigación acción constante.

La resiliencia aporta claves de gran valor para trabajar por un mejor

desarrollo infantil, juvenil y humano, si bien es cierto que para desarrollar

programas de intervención en resiliencia hay que tener en cuenta los recursos

disponibles y las limitaciones asociadas al contexto, la apuesta por nuevas

iniciativas de desarrollo ha de plantearse siempre como una inversión rentable,

que se centra en el mayor valor de la sociedad, su capital humano. En el caso

concreto de la población estudiada, junto a la satisfacción de los mínimos a los

que tienen derecho niños y adolescentes hospitalizados, pueden proponerse

nuevos recursos y estrategias de ayuda para mejorar su salud física, mental,

afectiva o social. Aunque estas propuestas excedan de lo tradicionalmente

establecido, considero de interés incluir en los tratamientos el seguimiento de

programas para el desarrollo de la resiliencia, el estímulo de competencias

sociopersonales a través de las experiencias y cambios a los que se enfrentan;

ofrecer la oportunidad de mantener contacto con personas que se han

recuperado de la enfermedad y proporcionen modelos de referencia saludables

y encarnen testimonios de superación cercanos e imitables; iniciar alianzas

clave colaborando con organizaciones y asociaciones de la comunidad realizar

diversas tareas, generando nuevos intereses y necesidades en los niños y

adolescentes; ampliar la oferta de actividades de aprendizaje, fomentar el

desarrollo de destrezas, presentación de hobbies y actividades de ocio, implicar

en oportunidades de voluntariado y participación en tareas sociales. Todo ello

desde un cambio estructural que aporte medios para generar salud y reportar

experiencias restauradoras de la persona. Una intervención de este tipo,

aunque sea más costosa a corto plazo, sitúa a la persona en el camino de su

realización y apuesta por ofrecer una respuesta de calidad centrada en los

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Page 68: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

recursos y no en los problemas, buscando el desarrollo más allá de la dificultad

y generando salud y crecimiento en cada una de sus acciones.

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Page 69: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Anexo: Reflexión en la acción y evaluación del contexto y programas de intervención

En lo que se refiere a las prácticas profesionales observadas en la

unidad de trastornos de conducta alimentaria, a nivel general se puede

afirmar que los profesionales médicos, de enfermería, educación, trabajo

social, psicología, trabajan en el Hospital por una causa común. Unen sus

esfuerzos para abordar las múltiples causas que están presentes en el origen y

el mantenimiento de la enfermedad y desde diferentes perspectivas trabajan

por diseñar en cada caso un plan concreto que compense y trate de paliar los

efectos que se han producido sobre la salud y bienestar del niño o adolescente,

restaurando su proceso de desarrollo normal.

El personal médico y los profesionales de ayuda se manifiestan a favor

de nuevos estudios e investigaciones que eleven la comprensión de los

cuadros clínicos propios de los trastornos de conducta alimentaria, y se

manifiestan dispuestos a realizar mejoras en la atención prestada a la

población afectada si éstas demuestran su eficacia. Actualmente se decantan

por combatir estos problemas desde un enfoque preventivo, a través de

planes de concienciación social y campañas de salud pública que impidan su

gestación. Por su parte desean continuar avanzando en el diagnóstico y la

detección de los factores etiológicos para realizar tratamientos completos,

que atiendan los comportamientos disfuncionales, las creencias, los afectos y

las condiciones ambientales que subyacen a estas psicopatologías.

La mayoría de ellos tiene nociones sobre el concepto de resiliencia

aunque también es frecuente que no cuenten con una definición precisa del

mismo y utilicen indistintamente el término “resistencia”. Los conceptos

resiliencia y resistencia guardan estrecha similitud y están relacionados con la

capacidad de tolerar las situaciones adversas. En 1972, Kobasa y Madi (cfr.

Lamas Rojas 2006) desarrollaron el concepto de personalidad resistente

estudiando a aquellas personas que ante hechos vitales negativos no se veían

afectados, y definieron esta Resistencia mediante la combinación de tres

conceptos existenciales (reto, compromiso y control). En la resiliencia hay

además una visión de la dificultad como oportunidad de enriquecimiento

personal, la resiliencia implica además de resistencia, una actitud activa y

creativa. No sólo se trata de resistir la adversidad sino que la energía de la

persona se concentra en esforzarse por transformarla. De este modo con la

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M ª Carmen Lamata Molina UCM

resiliencia, la persona sí cambia ante la situación, puesto que aprende de ella

para salir reforzada tras la misma.

Tras difundir entre los profesionales el valor terapéutico y

psicoeducativo de la resiliencia así como el poder estratégico que podía

representar su estímulo en los niños y adolescentes que trataban, se muestran

colaboradores y dispuestos a participar en la investigación. En su mayoría

realizan las tareas propuestas que consisten principalmente en cumplimentar

cuestionarios, analizar conjuntamente sus prácticas y dejarme participar en los

programas de tratamiento. Sin embargo con respecto a la implantación de

nuevas prácticas para la promoción de la resiliencia, la implicación resulta

variable, no hay una respuesta característica en relación a este punto,

depende más de la decisión y estilo personal de cada profesional. Se puede

afirmar como síntesis de lo reflejado que los profesionales se muestran

receptivos a nuevas iniciativas y permiten su desarrollo siempre que éste no

altere significativamente la estructura de la organización, o requiera un gran

despliegue de medios.

En relación a cada uno de los programas y modalidades de tratamiento

observadas y su capacidad para promover la resiliencia, considero necesario

reflexionar sobre determinados aspectos y componentes concretos

observados en el contexto de la investigación, planteando alternativas que

logren de reducir el impacto de la hospitalización y los costes personales y

sociales que se suman a los propios de la enfermedad. Con dichas

modificaciones se considera más probable reducir la resistencia y el número

de reacciones negativas de los sujetos, generar mayor protección y obtener

mejores pronósticos y una mayor calidad de vida de todos los implicados.

En los programas de hospitalización y hospital de día considero

necesario realizar mayores acciones para el fortalecimiento y el crecimiento

de la persona. Es importante no limitarse únicamente en el control de la

sintomatología asociada a la enfermedad y centrarse en las conductas

negativas de la persona. El desarrollo de la identidad, una sana autoestima y la

generación de competencias personales y sociales constituyen objetivos

insacrificables de todo tratamiento, más aún cuando éstos se dirigen a

poblaciones en desarrollo, por ello deben favorecerse experiencias

compensatorias que generen emociones positivas y transmitan un feedback

positivo sobre la persona. Estas afirmaciones se realizan consciente de que se

ha de respetar un orden lógico en la intervención.

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Page 71: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Los casos que ingresan requieren de una atención urgente de las

complicaciones orgánicas asociadas al estado de desnutrición, pero esta

prioridad y la necesidad de comenzar por cubrir las necesidades básicas, no se

contrapone con un modelo médico restaurador de la persona. Creo posible

basar las actuaciones sobre un modelo médico compatible con el desarrollo de

la resiliencia. El modelo de la casita de Vanistendael y J. Lecomte. (2002),

presentado en este trabajo (Herramientas para aplicar la resiliencia) es un

marco de referencia adecuado para permitir la unión de estos objetivos en el

tratamiento. En este sentido es necesario aclarar que no podemos emplazar el

cuidado de las dimensiones psicológicas afectivas o sociales centrándonos

únicamente en los aspectos físicos de la intervención, ya que la persona es una

unidad indisoluble que mejora de forma global.

Los métodos basados en un control severo de las conductas, uso y

abuso de la confrontación, la obediencia sin réplicas y los procedimientos de

castigo resultan altamente contraproducentes y elevan la resistencia. Estas

estrategias terapéuticas añaden mayor malestar psicológico al menor y

generan cambios motivados extrínsecamente.

Las actitudes de reproche, el recurso a sentimientos de culpa o la

indiferencia como métodos empleados para que el menor tome conciencia de

su situación de enfermedad no resultan efectivos a largo plazo, no generan

beneficios para el menor ni lo sitúan en el camino de su recuperación y

desarrrollo. Por contra, la aplicación de las técnicas basadas en la resiliencia y

las estrategias terapéuticas de Miller W y Rollnik S, (1999) de la entrevista

motivacional y orientación del proceso de cambio son más efectivas y además

resultan más satisfactorias para los profesionales.

Desde las recomendaciones que publicó la Comunidad Europea

(1987) para llevar a cabo la hospitalización infantil, resulta cuestionable el

tratamiento de choque que se realiza como norma aplicada al inicio del

ingreso. Éste consiste en que se impide al menor ver o estar con sus padres,

así como se limitan de manera estricta las actividades que realizará: Los

primeros días de ingreso se dedican en exclusiva al reposo en cama y el

cumplimiento de las tomas de alimentación pautadas, se prohíbe a los

menores llevar a cabo hábitos cotidianos de higiene, ocio o jugar con otros

iguales. Todo ello se establece con el fin de modificar su conducta. Sin

embargo en esta investigación se ha observado como la severidad de estas

condiciones sobre los menores supone un impacto negativo innecesario.

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Page 72: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Los menores con psicopatología alimentaria suelen caracterizarse por

ser especialmente vulnerables a la crítica, y llegan a los servicios médicos en

un estado anímico muy bajo. Su frágil autoconcepto, el bajo nivel de

autoestima y la sensación de fracaso interfieren en su capacidad y fuerzas

para sobreponerse. Por ello modelos tradicionales de obediencia-sumisión,

que enfatizan la disciplina y cumplimiento por temor a las represalias y el

control punitivo, no sólo resultan menos efectivas para su recuperación sino

que además merman la confianza en sí mismos, o en su caso en el ambiente y

la realidad que “les ataca”. El ingreso provoca inicialmente reacciones de

protesta y rebeldía, que suelen evolucionar hacia sentimientos de

desesperanza y estados depresivos. En otros casos se observa la acumulación

de rabia contra el personal médico y el rechazo a la familia que ha tolerado su

ingreso, e incluso se registraron casos donde el menor se mostró indiferente

hacia sus padres cuando se retomó el contacto. En los casos donde se logra un

cambio positivo del comportamiento, éste se debe al condicionamiento

negativo realizado. Las sanciones que derivan de sus malas conductas y el

deseo de escapar de la situación de hospitalización es lo que les impulsa a

aceptar las normas.

Desde esta investigación se considera más beneficioso optar por un

control positivo, basado en la comunicación, modelamiento y el refuerzo de lo

que sí es bueno para ellos. Se trata de generar desde el inicio destrezas nuevas

y la motivación, deseo y voluntad para realizarlas. Todo ello puede ser

absolutamente compatible con límites y normas estrictamente fijados pero

potencia a su vez los recursos y fortalezas del menor, sitúa a los profesionales

en la labor de ayuda y sus acciones se interpretan como medios cuyo principal

interés es el bienestar del menor. Paralelamente al tratamiento se tratará de

mitigar la ansiedad y angustia que conlleva el ingreso y se proporcionarán

oportunidades de establecer nuevas relaciones, continuar el contacto con su

red de apoyo y compensar los efectos del tratamiento mediante experiencias

lúdicas, educativas o relajantes. En este sentido considero necesario

determinar un nuevo protocolo de actuación en el programa de

hospitalización, donde se contemplen las recomendaciones fijadas por la

Comunidad Europea traduciéndose en un trato respetuoso y digno con el

menor. Es imprescindible hacer conscientes a los profesionales de los

esquemas previos que mantienen ante las enfermedades que atienden y

ayudarles a no caer en una identificación de la misma con el menor o

adolescente al que están ayudando. Es necesario evitar generalizaciones y

desterrar estereotipos, reforzando el sentido final de las intervenciones.

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Page 73: Resiliencia y superación de trastornos de conducta alimentaria

M ª Carmen Lamata Molina UCM

Desde un modelo médico centrado en el bienestar y desarrollo de la persona

los trastornos de conducta han de trabajarse desde la perspectiva del

aprendizaje, desde la interpretación de que el niño o adolescente actúa de la

mejor manera que sabe y puede, y utiliza lo que ha aprendido o le ha servido

hasta el momento en relación a objetivos o valores que ha asumido. Desde

ahí, sin desvalorizar al menor, ni entrar a juzgar sus intenciones podemos

enfocar el trabajo a capacitarle y desarrollar en él nuevas competencias para

que de forma más saludable y constructiva se motive para superar el

trastorno. Se trata de potenciar una percepción del tratamiento como medio

de ayuda, en el que trabajan junto a los menores profesionales que puede

orientarles en cómo alcanzar un buen estado de salud y bienestar, y que su

labor será acompañarles hasta que ellos por sí mismos, puedan continuar con

éxito su proceso de desarrollo.

La construcción de la resiliencia puede ser de ayuda de cara a

replantearse las condiciones del internamiento hospitalario señaladas y dar

pautas a los profesionales para incluir nuevos procedimientos, plantear

actividades y optimizar la atención de los casos donde se prevee un

tratamiento prolongado. La Resiliencia además de revindicar la necesidad de

diseñar tratamientos personalizados y reconocer la originalidad específica de

cada niño o adolescente, dirige su atención al mundo de las posibilidades, al

potencial de la persona y a lo que puede llegar a ser si le prestamos la ayuda

que necesita.

Los médicos y enfermeros han de sensibilizarse sobre el valor de la

resiliencia y su poder estratégico para generar cambios y adaptarse al estrés

de manera constructiva. Deben asumir la responsabilidad de su labor y el

impacto de sus prácticas para el desarrollo de la misma. El reestablecimiento

de niveles adecuados de salud y bienestar en los menores se encuentra

altamente relacionada con las actitudes y expectativas que mantienen los

profesionales. Es por ello que se debe capacitar al profesional para además de

ser competente médicamente se caracterice por un trato humano, creando

salud en cada encuentro que mantiene con el menor. Desde la resiliencia

aplicada es posible mantener una actitud que engendra vida y ganas de vivir

en sí misma, que devuelve humanidad y esperanza a la persona que necesita

ayuda y que identificando y potenciando sus recursos puede abrir nuevas vías

de salida.

Para evitar daños iatrogénicos derivados de las condiciones del

ingreso, ha de insistirse siempre en la necesidad de ver más allá de la

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M ª Carmen Lamata Molina UCM

enfermedad a la persona que sufre y requiere de medios para aliviar a su

situación. Los trastornos de conducta alimentaria han de interpretarse

contextualizándolos en la realidad que rodea a la persona pero sin

identificarlos con la misma. Las vivencias previas, el contexto familiar y social,

su personalidad y el conjunto de rasgos que le caracterizan han de incluirse

junto con la descripción de sus conductas problema. La capacidad de separar

los síntomas de la identidad del menor y ser capaz de proyectar cómo sería y

funcionaría de manera saludable sin el trastorno, ayudará a los profesionales a

tener clara la dirección en la que construir. Por ello es importante recoger

información relativa a los ejes que mantienen su identidad, el proyecto o

intereses por los que lucha, las posibilidades que y expectativas que tiene de

lograrlo, etc…. Esto permitirá un diagnóstico más completo y efectivo,

elevando la comprensión de lo que supone la enfermedad en cada historia

específica. Partir de un proyecto personal significativo y valioso será de gran

ayuda para reestablecer el proceso de desarrollo y aportar claves útiles en

relación a qué competencias y habilidades reforzar especialmente.

Como referencia para orientar las prácticas profesionales y realizar un

diagnóstico de la capacidad de las acciones de intervención para desarrollar la

resiliencia en los sujetos, se presenta una adaptación del modelo de

Henderson. N y Milstein. M (2005) adaptado al marco de acción de la

investigación que se realiza. De manera resumida mediante la siguiente tabla

se recoge una síntesis de aquellas características del clima de la organización

que no generan resiliencia, frente a las que sí favorecen su construcción en el

contexto de la investigación.

Esta forma de actuar enriquece el desarrollo de competencias de los

profesionales implicados en los tratamientos, es de utilidad para orientar a las

familias y favorece la excelencia de las intervenciones realizadas dotándolas

de eficacia, calidad y humanidad al mismo tiempo. Además se espera que den

mayor estabilidad a los resultados puesto que desde la perspectiva de la

resiliencia, el niño o adolescente considera que le han ayudado para que sea

él, quien en base a sus recursos, pueda salir adelante. De este modo gracias a

una mayor participación en el tratamiento, frente al exclusivo control externo,

el sujeto asume su protagonismo y responsabilidad en el proceso de

recuperación, y obtiene ante cada avance un sentimiento de logro personal

que genera mayor seguridad y confianza en sí mismo. Tras una experiencia así,

el menor tendrá en consideración a los médicos y a la familia como fuentes de

apoyo a los que recurrir cuando necesite ayuda, pero lo hará de manera

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M ª Carmen Lamata Molina UCM

autónoma, sintiéndose capaz de tomar la decisión de hacerlo y asumiendo

como tarea propia el deber de cuidarse.

En esto consiste estimular la resiliencia, en ayudar al sujeto a

percibirse como una persona capaz de sobreponerse a las dificultades y

continuar proyectándose en el futuro.

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