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Signo por Umberto Eco

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Signo por Umberto Eco.

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  • 1. SignoUmberto EcoTraducido por Francisco Serra CantarellEditorial Labor, Barcelona, 1988Segunda edicin, Colombia, 1994Ttulo original:Segno, 1973La paginacin se correspondecon la edicin impresa. Se haneliminado las pginas en blanco

2. PROEMIOLes paroles seules comptent.Le reste est bavardage.IONESCOI. Supongamos que el seor Sigma, en el curso de un viajea Pars, empieza a sentir molestias en el vientre. Utilizo untrmino genrico, porque el seor Sigma por el momento tieneuna sensacin confusa. Se concentra e intenta definir la moles-tia: ardor de estmago?, espasmos?, dolores viscerales? In-tenta dar nombre a unos estmulos imprecisos; y al darles unnombre los culturaliza, es decir, encuadra lo que era un fen-meno natural en unas rbricas precisas y codificadas; o sea,que intenta dar a una experiencia personal propia una califica-cin que la haga similar a otras experiencias ya expresadas enlos libros de medicina o en los artculos de los peridicos.Por fin descubre la palabra que le parece adecuada: estapalabra vale por la molestia que siente. Y dado que quiere co-municar sus molestias a un mdico, sabe que podr utilizar lapalabra (que el mdico est en condiciones de entender), en vezde la molestia (que el mdico no siente y que quizs no ha sen-tido nunca en su vida).Todo el mundo estar dispuesto a reconocer que esta pa-labra, que el seor Sigma ha individualizado, es un signo, peronuestro problema es ms complejo.5 3. El seor Sigma decide pedir hora a un mdico. Consultala gua telefnica de Pars; unos signos grficos precisos le in-dican quines son mdicos, y cmo llegar hasta ellos.Sale de casa, busca con la mirada una seal particular queconoce muy bien: entra en un bar. Si se tratara de un bar ita-liano intentara localizar un ngulo prximo a la caja, dondepodra estar un telfono, de color metlico. Pero como sabe quese trata de un bar francs, tiene a su disposicin otras reglasinterpretativas del ambiente: busca una escalera que desciendaal stano. Sabe que, en todo bar parisino que se respete, allestn los lavabos y los telfonos. Es decir, el ambiente se pre-senta como un sistema de signos orientadores que le indicandnde podr hablar.Sigma desciende y se encuentra frente a tres cabinas msbien angostas. Otro sistema de reglas le indica cmo ha de in-troducir una de las fichas que lleva en el bolsillo (que son dife-rentes, y no todas se adaptan a aquel tipo de telfono: por lotanto, ha de leer la ficha X como ficha adecuada al telfonode tipo Y.) y, finalmente, una seal sonora le indica que lalnea est libre; esta seal es distinta de la que se escucha enItalia, y por consiguiente ha de poseer otras reglas para desco-dificarla; tambin aquel ruido (aquel bourdonnement, comolo llaman los franceses) vale por el equivalente verbal valibre.Ahora tiene delante el disco con las letras del alfabetoy los nmeros; sabe que el mdico que busca corresponde aDAN 0019, esta secuencia de letras y nmeros correspondeal nombre del mdico, o bien significa casa de tal. Pero in-troducir el dedo en los agujeros del disco y hacerlo girar segnlos nmeros y letras que se desean tiene adems otro significa-do: quiere decir que el doctor ser advertido del hecho de queSigma lo llama. Son dos rdenes de signos diversos, hasta elpunto de que puedo anotar un nmero de telfono, saber aquin corresponde y no llamarle nunca; y puedo marcar un n-mero al azar, sin saber a quin corresponde, y saber que alhacerlo llamo a alguien.6 4. Adems, este nmero est regulado por un cdigo muysutil: por ejemplo, las letras se refieren a un barrio determinadode la ciudad, y a su vez, cada letra significa un nmero, de ma-nera que si llamara a Pars desde Miln, debera sustituir DANpor los nmeros correspondientes, porque mi telfono italianofunciona con otro cdigo.Sea como fuere, Sigma marca el nmero: un nuevo sonidole dice que el nmero est libre. Y finalmente oye una voz:esta voz habla en francs, que no es la lengua de Sigma. Parapedir hora (y tambin despus, cuando explique al mdico loque siente) ha de pasar de un cdigo a otro, y traducir enfrancs lo que ha pensado en italiano. El mdico le da hora yuna direccin. La direccin es un signo que se refiere a una po-sicin precisa de la ciudad, a un piso preciso de un edificio,a una puerta precisa de este piso; la cita se regula por la posi-bilidad, por parte de ambos, de hacer referencia a un sistema designos de uso universal, que es el reloj.Vienen despus diversas operaciones que Sigma ha de rea-lizar para reconocer un taxi como tal, los signos que ha de co-municar al taxista; cuenta tambin la manera como el taxistainterpreta las seales de trfico, direcciones prohibidas, sem-foros, giros a la derecha o a la izquierda, la comparacin que hade efectuar entre la direccin recibida verbalmente y la direc-cin escrita en una placa...; y estn tambin las operacionesque ha de realizar Sigma para reconocer el ascensor del inmue-ble, identificar el pulsador correspondiente al piso, apretarlopara conseguir el traslado vertical, y por fin el reconocimientodel piso del mdico, basndose en la placa de la puerta. Sigmaha de reconocer tambin, entre dos pulsadores situados cercade la puerta, el que corresponde al timbre y el que correspondea la luz de la escalera; pueden ser reconocidos por su formadistinta, por su posicin ms o menos prxima a la puerta, obien basndose en un dibujo esquemtico que tienen grabadoencima, timbre en un caso, lmpara en otro... En una palabra,Sigma ha de conocer muchas reglas que hacen que a una formadeterminada corresponda determinada funcin, o a ciertos sig-7 5. nos grficos, ciertas entidades, para poder al fin acercarse almdico.Una vez sentado delante de l, intenta explicarle lo que hasentido por la maana: Jai mal au ventre.El mdico entiende las palabras, pero no se fa: es decir, noest seguro de que Sigma haya indicado con palabras adecuadasla sensacin precisa. Hace preguntas, se produce un intercam-bio verbal. Sigma ha de precisar el tipo de dolor, la posicin.Ahora el mdico palpa el estmago y el hgado de Sigma; paral algunas experiencias tctiles tienen un significado que notienen para otros, porque ha estudiado en los libros que ex-plican cmo a una experiencia tctil ha de corresponder deter-minada alteracin orgnica. El mdico interpreta las sensacionesde Sigma (que l no siente) y las compara con las sensacionestctiles que experimenta. Si sus cdigos de semitica mdicason adecuados, los dos rdenes de sensaciones han de corres-ponder. Pero las sensaciones de Sigma llegan al mdico a travsde los sonidos de la lengua francesa; el mdico ha de compro-bar si las palabras que se manifiestan por medio de sonidos soncoherentes, de acuerdo con los usos verbales corrientes, conlas sensaciones de Sigma; pero teme que ste utilice palabrasimprecisas, no porque sean imprecisas sus sensaciones, sino por-que traduzca mal del italiano al francs. Sigma dice ventre,pero quizs quiere decir foie (y, por otra parte, es posible queSigma sea inculto, y que para l, incluso en italiano, hgadoy vientre sean entidad indiferenciada).Ahora el mdico examina las palmas de las manos de Sigmay ve que tienen manchas rojas irregulares: Mal signo mur-mura. No beber usted demasiado?. Sigma lo reconoce:Cmo lo sabe?. Pregunta ingenua; el mdico interpretasntomas como si fueran signos muy elocuentes; sabe lo que co-rresponde a una mancha, a una hinchazn. Pero no lo sabe conabsoluta exactitud; por medio de las palabras de Sigma y de susexperiencias tctiles y visuales ha individualizado unos sn-tomas, y los ha definido en los trminos cientficos a los quelo ha acostumbrado la sintomatologa que ha estudiado en la8 6. Universidad, aunque sabe a qu sntomas iguales pueden corres-ponder enfermedades diferentes, y a la inversa. Ahora ha depasar del sntoma a la enfermedad de la cual es signo, y estoes cosa suya. Esperemos que no tenga que hacer una radiografa,porque en tal caso tendra que pasar de los signos grficofoto-grficos al sntoma que representan, y del sntoma a la altera-cin orgnica. No trabajara con un nico sistema de conven-ciones sgnicas, sino sobre varios sistemas. La cosa se hace tandifcil, que es muy posible que equivoque el diagnstico.Pero de ello no vamos a ocuparnos. Podemos abandonar aSigma a su destino (con nuestros mejores deseos): si consigueleer la receta que le dar el mdico (cosa nada fcil, porque laescritura de los clnicos plantea no pocos problemas de descifra-do), quizs se ponga bien y pueda an gozar de sus vacacionesen Pars.Puede suceder, tambin, que Sigma sea testarudo e impre-visor, y que ante el dilema: o deja de beber o no puedo ase-gurarle nada sobre su hgado, llegue a la conclusin de quees mejor gozar de la vida sin preocuparse por la salud, quequedar reducido a la condicin de enfermo crnico que pesaalimentos y bebidas con una balanza. En este caso, Sigma esta-blecera una oposicin entre Buena Vida y Salud, que no eshomologa de la tradicional entre Vida y Muerte; la Vida, vividasin preocupaciones, con su riesgo permanente, que es la Muerte,le parecera como la misma cara de un valor primario, la Des-preocupacin, al cual se opondra la Salud y la Preocupacin,ambas emparentadas con el Aburrimiento. Por lo tanto, Sigmatendra su propio sistema de ideas (al igual que lo tiene en po-ltica o en esttica), que se manifiesta como una organizacinespecial de valores o contenidos. En la medida en que tales con-tenidos se le manifiestan bajo la forma de conceptos o de ca-tegoras mentales, tambin ellos valen por alguna otra cosa, porlas decisiones que implican, por las experiencias que sealan.Segn algunos, tambin ellos se manifiestan en la vida personale interpersonal de Sigma como signos. Ya veremos si ello escierto. La verdad es que son muchos los que creen as.9 7. Por el momento, lo que nos interesaba subrayar era que unindividuo normal, ante un problema tan espontneo y naturalcomo un vulgar dolor de vientre, se ve obligado a entrar in-mediatamente en un retculo de sistemas de signos.; algunos deellos, vinculados a la posibilidad de realizar operaciones prc-ticas; otros, implicados ms directamente en actitudes que po-dramos definir como ideolgicas. Pero, en cualquier caso,todos ellos son fundamentales para los fines de la interaccinsocial, hasta el punto de que podemos preguntarnos si son lossignos los que permiten a Sigma vivir en sociedad, o si la so-ciedad en la que Sigma vive y se constituye como ser humanono es otra cosa que un complejo sistema de sistemas de signos.En una palabra, Sigma hubiera podido tener conciencia racio-nal de su propio dolor, posibilidad de pensarlo y de clasificarlo,si la sociedad y la cultura no lo hubieran humanizado comoanimal capaz de elaborar y de comunicar signos?Con todo, el ejemplo de que nos hemos valido podra in-ducir a pensar que esta invasin de los signos solamente estpica de una civilizacin industrial, que puede observarse enel centro de una ciudad, rutilante de luces, anuncios, seales detrfico, sonidos y toda clase de seales; es decir, como si exis-tieran signos solamente cuando hay civilizacin, en el sentidoms banal del trmino.Pero es que Sigma vivira en un universo de signos inclusosi fuera un campesino aislado del mundo. Recorrera el campopor la maana y, por la nubes que aparecen en el horizonte, yasabra predecir el tiempo que har. El color de las hojas leanunciara el cambio de estacin, una serie de franjas del terre-no que se perfilan a lo lejos en las colinas le dira el tipo decultivo para el que es apto.Un brote de un matorral le sealara el crecimiento de de-terminado tipo de plantas, sabra distinguir los hongos comes-tibles de los venenosos, el musgo de un lado de los rboles leindicara en qu parte est el norte, si es que no lo haba des-cubierto ya por el movimiento del Sol. No disponiendo de reloj,el sol le sealara la hora, y una rfaga de viento le dira muchas10 8. cosas que un ciudadano de paso no sabra descifrar; de la mis-ma manera que determinado perfume (para l, que sabe dndecrecen algunas flores) quizs le dira de qu parte sopla elviento.Si fuera cazador, una huella en el suelo, un mechn de pelosen una rama de espino, cualquier rastro infinitesimal le reve-lara qu animales haban pasado por all, e incluso cundo...O sea que, aun inmerso en la naturaleza, Sigma vivira en unmundo de signos.Estos signos no son fenmenos naturales; los fenmenosnaturales no dicen nada por s mismos. Los fenmenos natura-les hablan a Sigma, en la medida en que toda una tradicincampesina le ha enseado a leerlos. As pues, Sigma vive enun mundo de signos, no porque viva en la naturaleza, sino por-que, incluso cuando est solo, vive en la sociedad; aquella so-ciedad rural que no se habra constituido y no habra podidosobrevivir si no hubiera elaborado sus cdigos propios, sus pro-pios sistemas de interpretacin de los datos naturales (y quepor esta razn se convertan en datos culturales).Ahora empezamos a comprender de qu debe tratar unlibro sobre el concepto de signo: de todo.Naturalmente, un lingista podra observar que si empeza-mos a llamar signo a cualquier artificio que permite de algunamanera una interaccin entre dos sujetos, e incluso las traduc-ciones solitarias que Sigma realizaba en su mente, ya no haymanera de detenernos. Existen artificios que son signos en sen-tido propio, como las palabras, algunas siglas, algunas conven-ciones de sealizacin, y luego est todo lo dems que no es sig-no, que puede ser experiencia perceptiva, capacidad de deducirhiptesis y previsiones de la experiencia, etc.La proposicin tiene aspecto de ser muy sensata; la pode-mos refutar por lo que se leer en las pginas que siguen, perostas no han sido ledas todava. Con todo, existen dos fen-menos que nos inducen a pensar que la objecin lingstica esdemasiado restrictiva (dejando a un lado el hecho de que estaobjecin ha sido liquidada en parte precisamente por un gran11 9. lingista como Ferdinand de Saussure). Por un lado, est elhecho de que a lo largo de toda la historia del pensamientofilosfico, el concepto de signo ha sido utilizado de maneramuy amplia, hasta el punto de que cubre muchas de las expe-riencias que hemos examinado en nuestro ejemplo. Por otro,el hecho de que el uso comn, el que se registra fielmente, enlos diccionarios, nos acostumbra a una utilizacin de la palabrasigno que parece haber sido hecha para asegurar un empleobastante generalizado.II. Tanto los filsofos como la gente comn recurren a lanocin de signo, la ltima, mediante expresiones cotidianascomo un mal signo, y tantas otras. Segn la impresin de laspersonas cultas, los filsofos utilizan el trmino signo de manerarigurosa y homognea, en tanto que en la conversacin coti-diana, como resulta de frases como la citada, signo viene a seruna palabra totalmente homonmica, o sea, que se utiliza endiferentes ocasiones, con diversos sentidos, y, en general, demanera metafrica y vaga. Ms adelante podremos ver hastaqu punto es vaga la utilizacin que hacen los filsofos de lapalabra signo.; de momento, nos limitaremos a considerar lautilizacin comn y as descubriremos que, pese a su variedad,es del todo apropiada, correcta, tcnicamente aceptable. Y aldecir tcnicamente, nos referimos a su aceptabilidad desdeel punto de vista de la disciplina que estudia todas las posiblesvariedades de signos, o sea la semitica o semiologa. Exami-nemos el uso lingstico comn, mediante una fuente autori-zada, como es el Diccionario de la Lengua. Para evitar parcia-lidades, construiremos una palabra ideal, signo, deducindolade las distintas acepciones tomadas de tres buenos diccionarios:DevotoOli, Le Monnier (10 acepciones), Zanichelli (17 acep-ciones) y Garzanti (9 acepciones).12 10. SIGNO (del lat. signum, marca, talla), sust. masc.A.1. Sntoma, indicio, indicacin palpable de la que se pueden sacardeducciones y smiles en relacin con algo latente. Elemento carac-terstico de una enfermedad, referido a un enfermo.2. Imperfecciones fsicas, sobre todo leves, tales como cicatrices,etctera, por las que resulta ms fcil el reconocimiento de unapersona, y que se citan en los documentos de identidad.3. Cualquier trazo o huella visible que deja un cuerpo sobre unasuperficie.4. Gesto, acto o cosa similar que pone de manifiesto una deter-minada manera de ser o de hacer, como puede ser, por ejemplo,un signo de alegra, etc.B.5. Gesto con el que se quiere comunicar o expresar alguna cosa, talcomo una orden, un deseo, o algo parecido.6. Contrasea, elemento distintivo, impreso en alguien o en algu-na cosa, para poderlo reconocer. Marca.7. Lnea, figura o algo parecido que se traza para sealar el puntoal que se ha llegado. Todos los signos de esta categora puedenindicarse con un sinnimo aparente de signo, que es seal.8. Cualquier expresin grfica, punto, lnea, recta, curva y otrassimilares adoptada convencionalmente para representar un objetoabstracto. Cualquier entidad grfica utilizada igualmente para re-presentar un objeto abstracto, como un nmero, una frmula qu-mica, expresiones algebraicas, operadores lgicos y sim. En deter-minados contextos se llama tambin smbolo, para que no seconfunda con el homnimo de la acepcin duodcima o decimo-tercera.9. Cualquier procedimiento visual que reproduzca objetos con-cretos, tales como el dibujo de un animal, para comunicar el objetoo el concepto correspondiente.10. (En lingstica.) Proceso mediante el cual un concepto (o unobjeto) se representa por medio de una imagen acstica (como laspalabras y sim.). A veces, cualquier componente menor del pro-ceso precedente.11. Cada parte de un procedimiento visual que se refiere a unaemisin fnica, a un concepto, a un objeto, a una palabra; talescomo las letras del alfabeto (o grafemas), los smbolos grficossubsidiarios (signos diacrticos), los signos de la notacin musical,del alfabeto Morse, Braille y otros.12. Smbolo, entidad figurativa u objetual que representa, porconvencin o a causa de sus caractersticas formales, un valor, unacontecimiento, una meta o cosas similares; as, la cruz, la hoz yel martillo, la calavera (a veces utilizado como smbolo de emblema,incluso herldico).13 11. 13. Smbolo, entidad figurativa u objetual que se refiere a unvalor, a un acontecimiento, a una meta, no definidos exactamente,de manera oscura y alusiva (a veces utilizado en el sentido de pa-labra potica).C.14. (raro y liter.) Ensea, bandera.15. (En desuso.) Imagen esculpida o pintada, estatua, efigie.16. (En desuso.) Estrella.17. Configuracin astronmica. Signo del Zodaco.18. (En desuso.) Muestra de orina para analizar.19. En hilo por hilo y signo por signo: con detalle y con orden.20. Cualquier acontecimiento natural asumido como manifestacinde una voluntad oculta, una intencin divina, una fatalidad, unpoder mgico.Hemos de advertir que para explicar la utilizacin concreta,los diccionarios consultados recogen las distintas acepciones demanera mucho ms desordenada que nosotros. Hemos procura-do organizar las diversas acepciones de tal forma que:1. Hemos distinguido en A los signos no emitidos inten-cionalmente y que, por as decirlo, constituyen acontecimientosnaturales que utilizamos para reconocer algo o deducir su exis-tencia, como de la espiral de humo sobre una colina deducimosla presencia de un fuego encendido; y en B se distinguieronlos signos llamados artificiales, que, en cambio, son puestosintencionalmente por los seres humanos para comunicar conotros seres humanos.2. Hemos distinguido las acepciones bsicas de las deriva-das por metfora o por extensin, que hemos puesto entre pa-rntesis al lado de las primeras.3. Hemos distinguido en C algunas acepciones en desusoo poticas, stas igualmente derivadas por extensin; como pue-de verse, la acepcin 15 depende de la 9, en tanto que la 18depende de la 1, ya que los orines se analizan precisamentepara hallar los sntomas de alguna enfermedad; la acepcin 19,que citamos porque la hallamos inserta en un diccionario comoautnoma, nos dice algo que no hemos de olvidar en el cursode nuestra investigacin, y es que existen trminos que adquie-14 12. ren un valor preciso slo en el contexto de otros trminos,aunque el signo de hilo por hilo y signo por signo dependede la acepcin 17.En fin, la acepcin 20, que est tan difundida como paraparecer totalmente autnoma, no es ms que una extensinde la 1, de la 5 o de la 10, segn dependa de la hiptesis me-tafsica, religiosa o mgica que rige en la interpretacin de ta-les signos; los cuales, por otra parte, no son ms que sntomas,rdenes, indicios o autnticas palabras del presunto lenguajedivino.En cualquier caso, leyendo la lista de definiciones nos dare-mos cuenta de que aparecen, o bien unas caractersticas comu-nes de cualquier tipo de signo, o bien unas cualidades que pa-recen distinguir los signos en distintas categoras. Desde tiemposremotos hasta nuestros das, muchas definiciones y clasificacio-nes del signo se han basado en estas caractersticas comunes ydistintivas. Aunque procedan de lingistas y filsofos, estas de-finiciones y clasificaciones tienen una cualidad que nos pareceevidente: se basan en el uso comn. O bien repiten definicionesy clasificaciones que los que hablan (o los vocabularios) hanadoptado siempre, o bien elaboran otras que, apenas son pro-puestas, resultan aceptables por el buen sentido.Ser preciso partir de esta recensin de los resultados delbuen sentido, tanto para disponer de una base de razonamien-to como para recorrer la historia y la lista de estas clasificacio-nes, y que no son otra cosa que una autntica fenomenologade los signos. Podr parecer un bizantinismo estrecho, pero sino lo hacemos as corremos el riesgo de mantener nuestro dis-curso en un nivel de metaforismo y vaguedad absolutos. Elhecho de que muchos filsofos hayan aceptado esta ltima so-lucin no nos sirve de excusa; al contrario, nos incita a serms rigurosos y tcnicos.Aristteles o Platn no se avergonzaban al mezclar sus dis-cusiones sobre filosofa del lenguaje con consideraciones e inves-tigaciones lingsticas y gramaticales; en cambio, en los dos15 13. ltimos siglos se ha difundido la figura del filsofo acadmico,reacio a realizar anlisis lingsticos en sentido tcnico; y noa causa de la creciente especializacin, con lo que no se sentiracon suficiente competencia para disertar sobre una materia queexige un aprendizaje riguroso y especfico, sino porque concibela filosofa como discurso terico global, que rehuye los an-lisis tcnicos detallados. En este sentido, decir que el hombre esun animal simblico y explicar las razones por las cuales co-munica, puede ser filosofa; pero explicar la manera como co-munica y la mecnica de las relaciones de comunicacin no esfilosofa, es lingstica o cualquier otra cosa. De esta guisa, fi-lsofos ilustres como Heidegger se permiten argumentar filos-ficamente con base en etimologas que haran rer a un lingistahistrico, y apenas excitaran las cenizas de Isidoro de Sevilla;y en cambio, Peirce, que se pas toda su vida clasificando yestructurando los posibles mecanismos de la significacin, du-rante mucho tiempo fue visto con malos ojos en los crculosfilosficos, y todava hoy se le considera filsofo por sus p-ginas de metafsica o de tica (a lo ms, de lgica), y no porsu contribucin semitica, sin la cual no es posible comprenderlo que quera decir cuando hablaba de Dios, del mundo o dela mente humana. Hoy da parece indudable que el filsofo seha de ocupar de aquellos problemas omnicomprensivos que lasdiversas ciencias, en su sectorialidad tal vez miope y estrecha,pierden de vista. Pero ocuparse de problemas globales no quieredecir ignorar los resultados sectoriales: al contrario, quiere decirque se han de tomar en consideracin y se han de interpretar(cuando se han producido fuera de la actividad filosfica), o in-cluso producir, cuando la filosofa se aventura en un campo enel que las disciplinas especficas todava no han alcanzado unresultado favorable.Los dos casos pueden comprobarse en el problema del sig-no; por un lado, actualmente es imposible hacer una filosofadel lenguaje sin tener en cuenta todo lo que ha producido lalingstica en los ltimos doscientos aos; por otro, y precisa-mente para extender el problema lingstico al de la significa-16 14. cin a todos los niveles (incluidos precisamente los no verba-les), es necesaria la semitica. No queremos dilucidar aqu si lasemitica es la forma ms tcnica de una filosofa de la sig-nificacin (que pone en crisis las filosofas ingenuas del len-guaje) o bien si es una tcnica de investigacin de la que seapropia la filosofa del lenguaje para hablar de los signos.Sea como fuere, dos cosas son indudables:a) al igual que ha sucedido en la fsica o en la psicologa,tambin en lingstica algunas de las contribuciones filosficasms importantes de nuestro siglo han sido aportadas, no porfilsofos, sino por tcnicos de otras disciplinas (Einstein o Hei-senberg en fsica, Saussure o Hjelmslev en lingstica);b) actualmente la semitica es una tcnica de investigacinque explica de manera bastante exacta cmo funcionan la co-municacin y la significacin.Por ello, y precisamente porque creemos que es importantepensar filosficamente el problema del signo, en este libro pro-cederemos en buena parte con modos que no recuerdan los deldiscurso filosfico acadmico. Intentaremos una descripcin tc-nica de todo el fenmeno de la semiosis, analizaremos funciona-mientos concretos, intentaremos definiciones parciales. Si no esde esta manera, no se puede hacer filosofa del signo, o se hacemala filosofa del signo. Con esto, probablemente hacemos exac-tamente lo que se debe hacer en una filosofa del signo.Para la cual, antes que nada se han de tener presentes casoscomo el que indica esta frase de Morris:Por ejemplo, la cuestin que se nos plantea constantemente de sila estructura del lenguaje es la estructura de la naturaleza, no puede serdiscutida adecuadamente hasta que los trminos estructura y estructuradel lenguaje queden bien explicados (MORRIS, 1938, pg. 36);y en consecuencia, se ha de considerar el anlisis semiticocomo un anlisis que permite a cualquier discurso filosficocontrolar sus propios trminos:17 15. La semitica promete realizar una tarea que tradicionalmente vienellamndose filosfica. Con frecuencia la filosofa ha pecado al confundiren su propio lenguaje funciones que realizan los signos. Pero segn unatradicin antigua, la filosofa ha de examinar las formas caractersticasde la actividad humana y luchar para un conocimiento lo ms general ysistemtico posible. Esta tradicin aparece en su forma moderna con laidentificacin de la filosofa con la teora de los signos y la unificacinde la ciencia, es decir, con el aspecto ms general y sistemtico de unasemitica pura y descriptiva (MORRIS, 1938, pg. 69).Morris pensaba en una determinada semitica, pero el valorde su afirmacin no cambia, ni siquiera hoy da en que la semi-tica se ha desarrollado en nuevas direcciones.Si se examina el ndice de este libro, se ver que se haintentado llevar a cabo las siguientes operaciones:Captulo 1. Examinar las modalidades principales de losprocesos en los que se utiliza el signo, elaborando una primeradefinicin provisional de signo.Captulo 2. Hacer una relacin lo ms completa posible(sincrtica y no histrica) de las distintas clasificaciones de lossignos, que una vez ms reflejan las diferentes maneras en quese suele atribuir a algo las caractersticas de signo (y aqu tam-bin sin temor a las contradicciones, las clasificaciones no ho-mogneas; no hay duda de que cada clasificacin depende deun punto de vista distinto, y que cada punto de vista tiene susjustificaciones prcticas y tericas).Captulo 3. Sintetizar los anlisis de la estructura internadel signo y de los sistemas en los que se inserta, tal como losha realizado la lingstica contempornea, por lo general sobrebases estructuralistas.Captulo 4. Sintetizar los principales problemas sobre lanaturaleza, la finalidad, las aporas del signo, tal como se ma-nifiestan en el pensamiento filosfico occidental.Captulo 5. Intentar una teora semitica unificada del sig-no, de tal forma que las definiciones propuestas puedan seraplicadas a cualquier tipo de signo, de las enumeradas en loscapitules 1, 2, 3; y que permita, si no resolver, al menos ex-18 16. plicar los problemas filosficos que aparecen en el captulo 4.En este ltimo captulo se proceder en el sentido de la mayoreconoma de definiciones posible; si el uso comn llama signosa una cantidad muy diversa de fenmenos, ha de existir unaestructura de fondo que los haga comunes; ser sta la defi-nicin de signo que intentaremos dar, bajo el lema del pro-grama de Occam enfia non sunt multiplicando, praeter necessita-tem, y en oposicin al sincretismo con que se han alineado lasdiversas taxonomas del captulo 2.Es posible que al final queden zonas oscuras, que de mo-mento no puede aclarar una descripcin semitica: esto quieredecir que se ha de mantener en servicio permanente una filoso-fa del signo, avanzando hiptesis all donde la teora semi-tica deje zonas vacas o descubra situaciones contradictorias.Y ello por la razn y esta observacin es de importanciacapital de que esto no es un tratado de semitica, sino sola-mente un libro sobre la nocin de signo. No hay duda de quela semitica trata de los signos como materia principal, perolos examina en relacin con cdigos e integrados en unidadesms vastas, tales como el enunciado, la figura retrica, la fun-cin narrativa, etc. La semitica es la disciplina que estudia lasrelaciones entre el cdigo y el mensaje, y entre el signo y eldiscurso. Algunos sostienen incluso que no puede existir unasemitica del signo si no se hace antes una semitica del dis-curso. En este libro pensamos que puede definirse una unidadelemental como el signo, y solamente nos referimos a unidadesms vastas cuando ello nos parece indispensable.Por ejemplo, se puede observar que, salvo algunas referen-cias accidentales, no damos aqu una definicin del uso est-tico de los signos. Y ello es as porque no existe un signo es-ttico por s mismo, ni un uso esttico de los signos, salvo deforma elemental, como en una frase, aunque quiz sera po-sible construir frases que sirvan como ejemplos mnimos de loque es un discurso esttico. Como se ha dicho, el problema es-triba en que en este libro nos detenemos en el umbral de una19 17. semitica del discurso, dentro de la cual se encuadra la semi-tica del arte. Por lo tanto, se ha de considerar como una propo-sicin de rigor asctico esta renuncia a tratar del arte, cuandouna gran parte del discurso filosfico sobre los signos resultaoscura y dilatante, precisamente porque nadie ha sido capazde hablar del signo sin hablar a la vez del arte.En fin, ms all del signo definido tericamente, existe elciclo de la semiosis, la vida de la comunicacin, y el uso y lainterpretacin que se hace de los signos; est la sociedad queutiliza los signos, para comunicar, para informar, para mentir,engaar, dominar y liberar. Todos estos problemas rebasanla medida fsica de este pequeo manual; aunque el manualespere facilitar al lector unos instrumentos que puede utilizardesarrollndolos libremente y aplicndolos, porque la semiticano es solamente una teora, ha de ser tambin una forma dela praxis.20 18. 1. EL PROCESO SIGNICO1.1. El signo como elemento del proceso de comunicacin1.1.1. El signo se utiliza para transmitir una informacin,para decir, o para indicar a alguien algo que otro conoce yquiere que lo conozcan los dems tambin. Ello se inserta enun proceso de comunicacin de este tipo:fuente emisor canal mensaje destinatarioEste esquema reproduce en forma simplificada el que losingenieros de telefona han elaborado para establecer las con-diciones ptimas para la transmisin de informaciones. En todocaso, se aplica a los procesos comunicativos de cualquier clase.Supongamos, por ejemplo, que en Filipinas se ha producido unterremoto y que el corresponsal de un peridico enva la no-ticia por teletipo. Lo que ha ocurrido en Filipinas es la fuente,el corresponsal es el emisor, el sistema de escritura electrnicacon sus ondas de radio o de televisin es el canal, la noticiaes el mensaje y el redactor que la recibe es el destinatario.Dejamos aparte las complicaciones tcnicas (hay una sealelctrica, un aparato transmisor y otro receptor, etc.) y algunassimplificaciones posibles (en el caso de un escritor, fuente yemisor prcticamente coinciden). Tambin prescindimos delhecho de que entre el terremoto y la noticia leda en los peri-21 19. dicos se intercalan varios procesos comunicativos (corresponsalredactor, redactordirector, directorarticulista, articulistati-pgrafo, etc., hasta llegar al lector).1.1.2. Desde el punto de vista del que estamos hablando, elmensaje equivale al signo. En realidad, un mensaje puede ser(y casi siempre es) la organizacin compleja de muchos signos.Pero si consideramos un proceso comunicativo ms elemental(yo grito /voy!/ a un amigo que me ha llamado), yo soyel emisor, identificado prcticamente con la fuente; el aire porel cual viajan las ondas sonoras que he emitido es el canal, y lapalabra voy es el mensaje, que esta vez se identifica con unsolo signo aislado. Queda claro que el esquema propuesto cons-tituye, como hemos dicho, una simplificacin y por lo tantono responde todava a problemas de este tipo: El mensaje esla emisin sonora o el significado de esta emisin? El men-saje son las palabras escritas o las palabras que puedo leer envoz alta y que son emisiones sonoras, y no trazos grficos? To-dos estos problemas sern abordados en otro lugar del libro.1.1.3. En todo caso se ha de aadir algo a nuestro esquema:mi amigo comprende el signo /voy!/ solamente si habla cas-tellano; si no conoce mi lengua, recibir una entidad sonoraindiferenciada, pero no comprender el significado. Por lo tan-to, entre emisor y destinatario ha de haber un cdigo comn,es decir, una serie de reglas que atribuyan un significado alsigno.Al exponer esta exigencia, hemos pasado a otro punto devista clasificatorio: el signo no es solamente un elemento queentra en el proceso de comunicacin (puedo tambin transmi-tir y comunicar una serie de sonidos sin significado), sino quees una entidad que forma parte del proceso de significacin.1.1.4. Un proceso de comunicacin en el que no exista cdigo, y por consiguiente en el que no exista significacin, quedareducido a un proceso de estmulorespuesta. Los estmulos no22 20. se adecan a una de las definiciones ms elementales del signo,la que dice que se pone en lugar de otra cosa. El estmulo nose pone en lugar de otra cosa, sino que provoca directamenteesta otra cosa. Una luz deslumbrante que me obliga a cerrarlos ojos es una cosa distinta de una orden verbal que me im-ponga el cerrar los ojos. En el primer caso cierro los ojos sinreflexionar; en el segundo, antes que nada he de entender laorden y descodificar el mensaje (proceso sgnico) para luegodecidir si obedezco (proceso volitivo, que escapa a la compe-tencia de la semitica). En este sentido, es estmulo el sonidode la campanilla que induce al perro del experimento de Pavlova salivar, como si estuviera a punto de llegar aquel alimentoque durante largo tiempo se ha asociado al tintineo de la cam-panilla. La campanilla no substituye al alimento; por alguna ra-zn se habla de reflejo condicionado. Sera distinto el casode un ser humano que hubiera comprendido que el tintineoprecede a la llegada del alimento: en este caso el tintineo seraun indicio de alimento o, como en el caso del toque militarde fajina, un autntico signo artificial como pudiera serlo unanuncio verbal. Los estudiosos de zoosemitica (SEBEOK, 1968,1972) admiten que tambin los animales tienen procesos sgni-cos. Nosotros creemos que el tintineo sera un signo para elperro si ste se comportara como el perro de un conocido chis-te, el cual, para conseguir alimento, iba cada da al InstitutoPavlov, se pona a salivar, e inmediatamente un psiclogo con-dicionado haca sonar una campanilla y le traa un plato desopa. Lo cual equivale a decir que los procesos sgnicos son ta-les en cuanto son reversibles, como todos los procesos inte-lectuales (PIAGET, 1968); uno puede pasar del signo a su refe-rente cuando es capaz de efectuar igualmente el camino in-verso; es decir, cuando no solamente se sabe que all dondehay humo se quema algo, sino que cuando algo se quema seproduce humo.23 21. 1.2. El signo como elemento del proceso de significacin1.2.1.Esta segunda manera de clasificar el signo es menosobvia que la precedente. En realidad, disponemos del ejemplode civilizaciones primitivas o de comportamientos aberrantes,en los que las distinciones que siguen no resultan muy claras.Nos referimos a esto cuando decirnos que en algunos contextosculturales las palabras se identifican con las cosas, o bien quenomina sunt numina. Aunque ya estuviera presente en el pen-samiento griego de los siglos ureos, en Platn y Aristteles,son los estoicos quienes explican de manera sistemtica estadistincin. Para stos, en todo proceso sgnico se deba dis-tinguir:el semainon, o sea, el signo propiamente dicho, como enti-dad fsica;el semainomenon, o sea, lo que es dicho por el signo y queno representa una entidad fsica;el pragma, es decir, el objeto al cual se refiere el signo yque vuelve a ser una entidad fsica, o bien un aconteci-miento o una accin.1.2.2. Esta distincin ha sido propuesta varias veces con otrosnombres en el curso de la historia de la filosofa del lenguajey de la lingstica, y como vamos a ver es muy aproxima-tiva, se ha de corregir mediante una investigacin semiticarigurosa. Con todo, la proponemos de nuevo como punto departida para el discurso que seguir, y para proporcionar deuna vez algunos trminos a los que podamos referirnos, dndolela forma de un tringulo, que tanta gente ya ha utilizado:significadosignificante referenciaPensemos en el signo /caballo/. Lo escribimos entre barras,porque desde ahora utilizaremos este artificio grfico para indi-24 22. 25car un signo asumido en su forma significante. El significante/caballo/ no significa nada para un esquimal que no conozcanuestra lengua (que no posea nuestro cdigo). Si quiero expli-carle cul es el significado de /caballo/, puedo darle la tra-duccin del trmino en su lengua, o bien definirle un caballo,como lo hacen los diccionarios y enciclopedias, o incluso dibu-jarle un caballo. Como veremos ms adelante, todas estas solu-ciones exigen que en lugar del significante que trato de expli-car, ofrezca otros significantes (verbales, visuales, etc., quevamos a llamar interpretantes del signo); de todas maneras, laexperiencia nos dice que en un determinado momento va aentender lo que significa /caballo/. Hay quienes creen que ensu mente se ha formado una idea o un concepto, otros dicenque se ha estimulado en l una disposicin a responder, con locual, o bien me traer un caballo autntico, o se pondr a re-linchar para demostrar que ha entendido. Sea como fuere, esevidente que, al entrar en posesin del cdigo, es decir, de unaregla elemental de significacin, para l, al igual que para m,al significante /caballo/ corresponder una entidad todava nodefinida, el significado, que vamos a escribir entre comillascaballo (una de las dificultades del lenguaje verbal es que,normalmente, para indicar un significado se usa la misma for-ma del significante; quizs sera ms correcto decir que al signi-ficante /caballo/ corresponde un significado x). Lo ciertoes que todo este proceso de significacin puede producirse sinque est presente ningn caballo. El caballo presente, o todoslos caballos que han existido, que existen y que existirn enel mundo, se indican como referente del significante /caballo/.Basta una pequea dosis de buen sentido para darse cuenta dela ambigedad de esta nocin de referente, pero basta tambinuna pequea dosis de buen sentido para darse cuenta de que,de momento, es la manera ms cmoda de explicar un hechoque se produce todos los das: es decir, que al emitir signos,en general queremos indicar cosas. Como puede verse, el trin-gulo tiene una lnea de puntos entre el significante y el refe-rente: ello se debe a que la relacin entre estas dos entidades 23. es muy oscura. Sobre todo, es muy arbitraria, en el sentido deque no hay razn alguna para llamar /caballo/ al caballo, obien /horse/, como dicen los ingleses. En segundo lugar, por-que se puede utilizar el significante /caballo/, no solamente nohabiendo un caballo, sino incluso en el caso de que nunca hu-bieran existido caballos. El significante /unicornio/ existe,puesto que puedo escribirlo en esta pgina; el significado uni-cornio es bastante claro para quien est familiarizado con lamitologa, la herldica, las leyendas medievales; pero el refe-rente unicornio nunca ha existido.1.2.3. Las objeciones que se pueden formular a esta clasifi-cacin traspasan el buen sentido; por ello, de momento las de-jaremos de lado. Vamos a limitarnos a dar una nueva versindel tringulo, en la que en cada vrtice pondremos las distin-tas categoras utilizadas por los diferentes clasificadores:interpretante (Pierce)referencia(OgdenRichards)sentido (Frege)intencin (Carnap)designatum (Morris, 1938)significatum (Morris, 1946)concepto (Saussure)connotacin, connotatum (Stuart Mill)imagen metal (Hjelmslev)estado de conciencia (Buyssens)signo (Pierce)smbolo (OgdenRichards)vehculo sgnico (Morris)expresin (Hjemslev)representamen (Pierce)sema (Buyssens)objeto (FregePierce)denotatum (Morris)significado (Frege)denotacin (Russell)extensin (Carnap)Como puede verse, el buen sentido concuerda en un repartotripartito, pero no en el nombre que se ha de dar a los trespolos. Unos llegan incluso a llamar /significado/ a lo que noso-tros hemos llamado objeto, y /sentido/ a lo que nosotros he-mos llamado /significado/. Quizs se trata de divergencias ter-26 24. minolgicas, o quizs sea que las divergencias terminolgi-cas ocultan divergencias radicales de pensamiento. Para ex-plicar todas estas alternativas clasificatorias deberamos re-dactar una vasta y polmica historia de la semntica. Por estarazn, solamente examinaremos algunas en las pginas que si-guen. Pero todava existe algo que nos deja perplejos: ques el signo, en esta clasificacin? Es la entidad a la izquierdadel tringulo? Segn Saussure (1916), el signo es una entidadde dos caras, compuesta de significante y significado (y el refe-rente, a la derecha, no tiene pertinencia en lingstica). Perola posicin de Saussure va ms all del uso comn.Adems, en la medida en que (como veremos) un signifi-cante puede referirse a varios significados, esta presunta uni-dad el signo se convierte en bastante problemtica, y confrecuencia se disuelve en una red de correlaciones que se rees-tructuran continuamente. Por otra parte, en los discursos filos-ficos, /signo/ se utiliza casi siempre como sinnimo de sig-nificante, o sea, algo que se pone en lugar de otra cosa. Porlo tanto, si no advertimos un uso distinto, utilizaremos /signo/como significante. En teora, no deberamos siquiera utili-zar el trmino /signo/, que resulta ambiguo y engaoso. Perola definicin del diccionario, que reproduce las ambigedadesdel uso comn, nos sugiere que, por debajo de la ambigedad,ha de existir una serie de constantes semiticas que por como-didad vamos a llamar /signo/.1.2.4. Una cosa es cierta: en cualquier clasificacin del signocomo elemento del proceso de significacin siempre aparececomo algo que se pone en lugar de otra cosa, o por algunaotra cosa. Peirce lo define como somethings which stands tosomebody for something in some respect or capacity (PEIRCE,1931, 2228), definicin que se puede traducir as: algo que alos ojos de alguien se pone en lugar de alguna otra cosa, bajoalgn aspecto o por alguna capacidad suya. Bajo algn aspec-to quiere decir que el signo no representa la totalidad delobjeto sino que mediante diferentes abstracciones lo repre-27 25. senta desde un determinado punto de vista o con el fin de al-guna utilizacin prctica.1.3. Tres maneras de considerar el signo: semntica, sintcticay pragmticaMorris (1946) ha propuesto una distincin entre las mane-ras de considerar un signo, que ha sido ampliamente aceptadaen los medios cientficos. El signo puede tomarse en considera-cin desde tres dimensiones:semntica, el signo se considera en relacin con lo que significa;sintctica, el signo se considera como susceptible de ser in-sertado en secuencias de otros signos, segn unas reglascombinatorias; quizs se considera tambin sintctico elestudio de la estructura interna de la parte significante delsigno (por ejemplo, la divisin de una palabra en unidadesmenores), con independencia del significado transmitido, eincluso en el caso de que se suponga que existan signos queno transmiten significados (cf. 2.6.6.);pragmtica, el signo se considera en relacin con sus propiosorgenes, los efectos sobre sus destinatarios, la utilizacinque hacen de ellos, etc. Esta tercera dimensin es la msoscura, como veremos en 4.4.4.El hecho de que la palabra /muerte/ evoque un sentimiento de temor es un fenmeno pragmtico, o dependedel poder semntico del trmino?En cualquier caso, aunque sea discutible y confusa, estadistincin tiene ciertas razones para ser empleada, y como talla registramos.28 26. 1.4. La unidad sgnica mnima1.4.1. Parece muy difcil determinar cul es la unidad mnimaen un signo; se ha dicho que son signos las llamadas palabras,pero que tambin lo son las letras del alfabeto que las com-ponen; lo son tambin los sonidos articulables a que se refie-ren y que componen las palabras?; y si son signo tanto unpunto como una curva, un blanco de tiro (compuesto de crcu-los concntricos y de un disco central), es un signo nicoo la combinacin de varios signos? Y qu significan los crcu-los de un blanco, tomados por separado? Y si es un signo lapalabra /signo/, qu ser la expresin /hilo por hilo y signopor signo/? Si la expresin /aqu/ es un signo que significams o menos el lugar exacto en que est, la expresin /venaqu/, dicha por otra persona, es un complejo de signos o unsigno nico? Y si se compone de muchos signos, qu signi-fica /aqu/ en aquella expresin?: quiere decir: el lugarexacto en que estamos? Sin duda, desde el punto de vista delque habla, as es, pero desde el punto de vista del que escucha,quiere decir el lugar exacto en el que est l, y as lo entien-do yo, si me muevo para obedecer la orden. Y por fin, noes esta expresin un signo nico, dado que, al ser signo, segnla acepcin 10, puede ser traducida por un signo nico en laacepcin 5, o sea, por un gesto?1.4.2. El problema ya estaba presente en los gramticos ylingistas de la Antigedad. Aristteles, por ejemplo, dis-tingua entre:onoma, signo que por convencin significa una cosa, como/Filn/ o /barco/;rema, signo que significa tambin una referencia temporal,como /est sano/ (un rema tambin es siempre un onoma,pero un onoma no es necesariamente un rema);logos, es decir, un signo complejo, un discurso significativoentero.29 27. 1.4.3. Junto a esta distincin, que hallamos en Sobre la in-terpretacin, en la Potica y en la Retrica, Aristteles habaidentificado tambin los syndesmoi, que podran corresponderal artculo, a la partcula, a la preposicin, al adverbio, signostodos ellos cuyo significado no es autnomo sino que se esta-blece por el contexto (no s lo que significa /a/ hasta que laveo inserta en expresiones como /voy a casa/, /te doy algoa ti/, o bien /estoy a pan y agua/). Esta observacin es reco-gida por los estoicos y luego, de manera definitiva, por losgramticos medievales, que distinguen entre signos categorem-ticos y signos sincategoremticos, en que /casa/ es un catego-rema (como tambin lo es /ir/) y /a/ es un sincategorema.1.4.4. Es innecesario decir que los gramticos griegos tam-bin haban individualizado aquellos signos como las flexiones,que sin duda aaden un significado al nombre. En latn /lupus/es un onoma, pero las desinencias /us/, /i/ o /um/ son igual-mente signos, porque determinan si estoy haciendo algo al loboo si el lobo me est haciendo algo.1.4.5. Los estoicos complicaron la cosa distinguiendo el sig-nificado del significante, denominando al significado lekton ysubdividiendo el lek on en completo e incompleto.; lo que estsignificado por un nombre o por un rema, es un lekton incom-pleto, en tanto que la expresin /Scrates es un hombre/ es unaxioma, es decir, un lekton completo.301.4.6. Volveremos a encontrar estas subdivisiones de los sig-nos registradas por Morris, en el prrafo 2.9. Es evidente quelos antiguos ya se haban preguntado cul era la unidad sgnicamnima, y haban determinado que, de alguna manera, todosstos eran signos. Frente a este problema, la actitud ms c-moda parece la de reconocer que existen tantos signos simplescomo signos complejos. Naturalmente, los signos complejos sonlos que se componen de varios signos simples; pero queda por 28. dilucidar si el significado de un signo complejo es sencillamentela suma de los signos simples.Buyssens intenta explicar esta distincin, hablando de sig-nos y de semas. La unidad portadora de significado es el sema,una expresin que comunica mi estado de conciencia a alguien:/ven aqu/ es un sema, y tiene significado; /aqu/, por s solo,no tiene significado, slo tiene un valor:Un signo no tiene significacin; una flecha, aislada de los discos desealizacin del trfico, nos recuerda diversos semas relativos a la direc-cin de los vehculos; pero, por s misma, esta flecha no permite con-cretar un estado de conciencia; para que sea as ha de tener un determi-nado color, una direccin determinada y ha de figurar en un disco colocadoen determinado sitio; lo mismo sucede con la palabra aislada, por ejem-plo, mesa.: surge como miembro virtual de diversas frases, en las que sehabla de cosas diversas; pero por ella misma no permite reconstruir elestado de conciencia de que hablamos (BUYSSENS, 1943, pg. 38).Con todo, mientras nos mantenemos dentro del mbitodel uso comn, decidimos definir como /signo/ cualquier en-tidad mnima que parezca tener un significado preciso. Es cier-to que la respuesta /aqu/ a la pregunta /dnde ests?/ slotiene sentido porque implica la pregunta como presupuesto(efectivamente, se trata de un sema abreviado que debera decir/yo estoy aqu/). Pero tambin es cierto que si pregunto a unnio en la escuela por la diferencia que existe entre /aqu/ y/all/, el nio estar en condiciones de explicrmela; es decir,por medio de una definicin me dar el significado de /aqu/.Significado genrico, con diferentes usos y colocaciones, peroa fin de cuentas, significado.Peirce (2243 y sigs.) ha definido unitariamente como signos:el rema, que se define de varias maneras, unas veces comouna descripcin y otras como una funcin preposicional, enel sentido de la lgica contempornea;el decisigno, que es una proposicin como /Scrates es mortal/;el argumento, que es un razonamiento complejo, como un si-logismo.31 29. Sin duda es arriesgado considerar como signo un discursopropiamente dicho, como lo es un silogismo; pero es menosarriesgado considerar como signo unitario, en determinadas cir-cunstancias, un decisigno, en la medida en que, por ejemplo,un signo visual como una fotografa de un hombre tiene unafuncin semntica unitaria (representa a Tal), pero a la vezpuede traducirse verbalmente en una proposicin como Tal,con gafas, vestido de oscuro, sonre, etc. En otro lugar, aldefinir un signo lingstico arbitrario (llamado smbolo), Peircedice que lo mismo son smbolos una palabra como un libroentero.Para no dilatar ms de lo necesario la categora de signo,en las pginas que siguen hemos decidido (salvo las restric-ciones que se irn explicando) distinguir los signos simpleso complejos de los enunciados, o aserciones. /Taza/ es unsigno simple; /la taza de caf/ es un signo complejo. Los l-gicos diran que el primero es un nombre y el otro es unadescripcin, y que ambos no afirman hechos que puedan serverdaderos o falsos, sino que simplemente denotan algo. Encambio, /aquella taza de caf se ha hecho aicos/ ya es unenunciado que afirma algo que es verdadero o falso, y que secompone de varios signos. En este sentido, un libro, que secompone de muchas aserciones, puede llamarse un smbolo(como sugiere Peirce) slo por extensin; en realidad, es yauna larga cadena de signos combinados de diferentes maneras.32 30. 2. LAS CLASIFICACIONES DE LOS SIGNOS2.1. Signos que se distinguen por la fuenteLas corrientes ms recientes de la semitica intentan incluiren la categora de signo todos los tipos de seales que comu-nican de alguna manera, y que el hombre y los dems seresreciben de otros seres, o de la misma materia inorgnica, in-cluso clasificando como signos las seales atribuidas al cdigogentico (GRASSI, 1972) y las posibles comunicaciones astra-les. Siguiendo esta direccin, se estudian tambin los sistemasde comunicacin animal en la disciplina denominada zoosemi-tica (SEBEOK, 1968), que incluye cualquier tipo de comunica-cin, comprendiendo la comunicacin qumica y olfativa, y yallega a perfilarse una endosemitica que estudie las comuni-caciones dentro del cuerpo humano o animal.En las pginas que siguen no vamos a considerar estas fron-teras extremas de la comunicacin, sino que nos vamos a limi-tar a la clasificacin de los signos que, como tales, intervienenen las relaciones interhumanas. Con todo, puede ser til repro-ducir la clasificacin propuesta por Sebeok:33 31. fuente de los signosobjetos inorgnicos substancias inorgnicasnaturales manufacturados extraterrestres terrestresHomo sapiens animalescomponentes organismo componentes organismodel organismo del organismo2.2. Significacin e inferencia2.2.1. Una distincin muy antigua (cf., por ejemplo, Occam,Summa totius logicae, 1, 2) traza una lnea de demarcacinentre los signos artificiales y los signos naturales. Los prime-ros seran los que alguien, hombre o animal, emite conscien-temente, a base de convenciones precisas, para comunicar algoa alguien (son stos las palabras, los smbolos grficos, los di-bujos, las notas musicales, etc.). En estos signos siempre existeun emitente. En cambio, los otros seran signos sin emitenteintencional, tal vez procedentes de una fuente natural, y quenosotros interpretamos como sntomas o indicios (son stoslas manchas en la piel que permiten al mdico diagnosticar unaenfermedad heptica, o el ruido de pasos que anuncia que al-guien se aproxima, las nubes cargadas de lluvia, etc.). A lossignos naturales tambin se les llama signos expresivos, cuandoson sntomas de disposiciones de nimo, como en el caso delas muestras de alegra no voluntarias (hay expresiones coti-dianas como se le escap un gesto de contrariedad); perola misma posibilidad de la simulacin ya nos indica que lossignos expresivos son elementos de un lenguaje socializado, yque, como tal, pueden ser analizados, estudiados y utilizados34 32. 2.2.2. El caso de los signos naturales autnticos es diferente.Muchos estudiosos los han clasificado y estudiado entre los sig-nos pero otros (cf. BUYSSENS, SEGRE, 1970), incluso recono-ciendo su existencia, no creen que pueda llamrseles signos. Encambio, otros estudiosos (GREIMAS, 1968) han hablado de unasemitica del mundo natural, insistiendo en el hecho de quecualquier evento fsico, el signo meteorolgico, la manera deandar de una persona, etc., son otros tantos fenmenos de sig-nificacin, por medio de los cuales interpretamos el universo,gracias a experiencias precedentes que nos han enseado a leerestos signos como elementos reveladores.2.2.3. Si se acepta la definicin de Buyssens segn la queun signo es un artificio por medio del cual un ser humano co-munica a otro ser humano su propio estado de conciencia, sepuede pensar que es una simple metfora llamar signo a unindicio que a alguien se le escapa sin intencin, o el rastro quedeja en la mesa un vaso mojado. Pero no es casual que el len-guaje cotidiano hable de signos en las dos ocasiones. Por estopreferimos decir con Morris (1938, pg. 20) que una cosaes signo solamente porque es interpretado como signo de algopor algn intrprete y que por ello, la semitica no tienenada que ver con el estudio de un tipo particular de objetos,sino que se refiere a los objetos ordinarios en cuanto (y sola-mente en cuanto) participan en el proceso de semiosis.2.2.4. Los que formulan objeciones a esta posicin sostienenque se est considerando como signo solamente un fenmeno atravs del cual se infiere la existencia de otro fenmeno; y lainferencia es un proceso lgico intelectivo, pero no necesaria-mente un fenmeno comunicativo. Vamos a intentar ofreceruna serie de fenmenos concretos:Tengo que ir a la estacin a esperar a un amigo.Primer caso. Baja del tren otro amigo y me dice: Fulano de Talesta en el vagn de al lado y baja en seguida. Este caso se refiere a la35 33. emisin de signos lingsticos propiamente dichos que se ponen en lugarde la percepcin que yo no tengo.Segundo caso. El amigo me ha escrito: Cuando llegue, agitar desdela ventanilla un ejemplar del Corriere della Sera. Veo el peridico, y porello s que mi amigo est en el tren. El peridico podra haber sido sola-mente un sntoma, pero antes ya ha sido convencionalizado en formaconveniente.Tercer caso. Veo a un mozo de estacin que hace salir por la ven-tanilla la caracterstica maleta de cuero blgaro, cubierta de etiquetas dehoteles orientales, con la que s que mi amigo acostumbra viajar. Porella s que mi amigo ha llegado, aunque no haya bajado del tren. Lamaleta es un indicio, pero la relaciono con mi amigo a causa de unaexperiencia precedente, ampliamente socializada, hasta el punto de queya se ha hecho objeto de bromas en nuestro ambiente: Fulano de Tales el nico que tiene el valor de viajar con una maleta as.Cuarto caso. Veo bajar del tren a la esposa de mi amigo. Como sque los dos esposos viajan siempre juntos, infiero que mi amigo tambinest en el tren.Sin duda, este ltimo caso es el ms embarazoso. En sen-tido estricto, la esposa de mi amigo no es un signo; es ciertoque yo la utilizo como si fuera un indicio, seal patente de laque se pueden sacar deducciones, conocimientos y parecidos, enrelacin a algo latente, lo cual, como se recordar, es la acep-cin 1 del trmino signo, en nuestro diccionario inicial. Peroen esto estriba el problema: llevando el caso indicio a susextremos, se puede seguir denominando signos a los in-dicios?Segn hemos podido concluir en la breve discusin sobre elcdigo (1.1.3.), el problema no depende precisamente de la na-turaleza del indicio (humo, mancha, o esposa de carne y hueso),sino de la fuerza de la relacin que convencionalmente se es-tablece entre la esposa y el amigo, o como en el caso de la ma-leta; en otras palabras, la caracterizacin del signo como tal de-pende de la existencia de un cdigo.2.2.5. En cualquier caso, nos autorizan a incluir tambin fe-nmenos de inferencia en el campo semitico las definicionesde algunos pensadores que desde hace mucho tiempo han soste-36 34. nido que un signo es el antecedente evidente del consecuen-te o al contrario, el consecuente del antecedente, cuando sehan observado antes otras consecuencias semejantes; y cuantasms veces se han observado, menos incierto es el signo(Hobbes, Leviatan, I, 3); o bien que el signo es un ente delque se infiere la presencia o la existencia pasada o futura deotro ente (Wolff, Ontologia, 952), para no hablar de los es-toicos, que definan el signo como una proposicin consti-tuida por una conexin vlida y reveladora de] consecuente(Sexto Empirico, Adv. Math., VIII, 245).2.2.6. Bajo este aspecto, la definicin de signo ms compren-siva es la que da el Diccionario de Filosofa, de Abbagnano,cuando dice:Cualquier objeto o acontecimiento, utilizado como seal de otro objetoo acontecimiento. Esta definicin, que es la que generalmente adopta opresupone la tradicin filosfica antigua o reciente, es muy general ypermite incluir bajo la nocin de S. todas las posibilidades de referencia;por ejemplo, la del efecto a la causa, y a la inversa; del condicionante alcondicionado, y a la inversa; de un estmulo de un recuerdo, al propiorecuerdo; de la palabra a su significado; del gesto indicativo a la cosaindicada; del indicio o del sntoma de una situacin, a la propia situacin.2.2.7. Se observar que es muy distinto pasar del efecto a lacausa que pasar de la palabra /caballo/ al concepto caballo.El primer movimiento parece estar constituido por un comple-jo trabajo de la inteligencia, en tanto que el segundo tiene todoel aspecto de una rutina, casi como un reflejo condicionado. Ladiferencia entre inferencia y asociacin llega hasta el punto deque el que utiliza el lenguaje comn casi no reflexiona sobreel hecho de que exista una diferencia entre /caballo/ y el sig-nificado a que se refiere el significante (y ello autoriza a Saussu-re a hablar de signo como si fuera la unin de ambos). Vamosa responder con dos ejemplos:1. Examinemos un artificio al que nadie negar la calificacin designo, que es el procedimiento retrico llamado metonimia, segn el cual,para denominar la flota de Cristbal Coln se dice las velas del descu-37 35. bridor de Amrica. Es evidente que los dos objetos designados de estaexpresin se indican de manera oblicua. /Velas/ es un tipo particular demetonimia que seala una parte por el todo; /descubridor de Amrica/designa a una persona mediante uno de sus actos (y adems de unametonimia es una antonomasia: Coln es el descubridor de Amrica porexcelencia). Ahora bien, las dos metonimias se complementan y significanpor causa de una conexin conocida, por la cual, en un rapidsimo tra-bajo de la inteligencia, paso de una entidad a otra vinculada a ella, yas comprendo naves por /velas/ y Coln por /descubridor/, etc.Es este proceso muy diferente de aquel por el que paso de un efectoa la causa?2. Se dir que las figuras retricas son precisamente signos complejosque implican un trabajo intelectual, siendo as que los signos normalescomo /caballo/ no exigen esfuerzos de inferencia. Pensemos ahora en loque significa la palabra /caballo/ en este contexto: bajando a caballopor la barandilla.... En este caso /caballo/ no designa al animal cono-cido. Ni siquiera se trata de homonimia, como cuando se utiliza /rosa/por flor, o por el nombre del color. He de comparar el signo conotros signos del contexto, elegir uno de sus posibles sentidos (cf. 3.8.)y llevar a cabo un proceso interpretativo. Quizs el ejemplo era dema-siado fcil, pero podramos aducir otros ms complejos, en los que laexpresin es altamente ambigua y con muchos sentidos (pensemos en unacriptografa mnemotcnica que d como solucin de santa leprosa elequivalente de varios sentidos rosa mstica). En este caso, la significacinaparece como similar al proceso inferente que PEIRCE llama abduccin(cf. 4.3.2.III).2.3. Signos que se distinguen por el grado de especificacinsgnica (o signos cuyo significante se presta a utilizacionesno sgnicas)2.3.1. La distincin que precede nos ha revelado que existensignos naturales y signos artificiales, y que los signos naturalespueden considerarse como signos, con tal que alguien los in-trprete como tales, basndose en un sistema de convencionessuficientemente asentado. Pero una vez admitido que todos losacontecimientos naturales pueden ser interpretados como sig-nos, podemos tambin interpretar como signos todos los ob-jetos artificiales? Nos damos cuenta en seguida de que algunosde ellos son producidos con el nico objeto de significar (la38 36. palabra, las seales de trfico, las notas de firmes!) y encambio otros (aunque sean muy artificiales) no parecen tenerprecisamente intenciones comunicativas (un automvil, untenedor, una casa, un vestido, un despertador). CuandoSaussure esboz el proyecto de una disciplina general que es-tudiara la vida de los signos en el seno de la vida social, sola-mente haba sealado signos no verbales concebidos especfica-mente como signos, tales como los toques militares, las formasde cortesa, el alfabeto de los sordomudos.2.3.2. Las tendencias actuales de la semiologa, en cambio,se inclinan a incluir entre los signos todos los aspectos de lacultura y de la vida social, incluyendo precisamente los objetos.:La funcin se compenetra en el sentido; esta semantizacin es fatal:por el mero hecho de que existe sociedad, cualquier uso se convier e entsigno de este uso. La funcin del impermeable es proteger de la lluvia,pero esta funcin no puede disociarse del signo de una situacin atmos-frica determinada; dado que nuestra sociedad no produce ms objetosestandarizados, normalizados, tales objetos son necesariamente ejecucionesde un modelo, las palabras de una lengua, las substancias de una formasignificante (BARTHES, 1964, pg. 39).La funcinsigno (o el signojuncin, o el signoobjetual.)ha pasado a ser uno de los captulos ms importantes de lasemitica contempornea. La prosmica (HALL, 1966) nos ex-plica cmo una distancia determinada, que puede medirse enmetros y centmetros, entre dos seres humanos, significa unadeterminada actitud social; y, en consecuencia, construir unamesa de despacho que incorpore esta distancia (o sea, que obli-gue al interlocutor a mantenerse a un metro o a tres de m)ya constituye un acto significativo; la mesa de despacho medice si estoy hablando con el director general o con un modes-to empleado.2.3.3. Diversos estudiosos han propugnado una semitica delos objetos de la sociedad de consumo (MOLES, 1969; BAU-DRILLARD, 1968). La arquitectura (cf. ECO, 1968; DE FUSCO,39 37. 1969; KOENIG, 1970) est siendo estudiada como un sistemade comunicaciones. Segn algunos, una configuracin sola (unaescalera, una puerta) comunica la funcin que facilita, y la co-munica incluso si no se realiza la funcin (s veo una puerta ce-rrada, decido no pasar en lugar de dar de nances contra ella).Pero precisamente a propsito de la arquitectura (ECO,1968), se ha puesto de manifiesto que se puede significar de dosmaneras: el objeto arquitectnico significa una funcin prima-ria propiamente dicha (pasar, sentarse, salir, subir, etc.), que sepodra considerar como una significacin no intencional, en elsentido de los signos naturales, ya que la primera intencindel que constituy el objeto cabe presumir que era la de faci-litar la funcin y no la de significar (aunque esto puede serdiscutible); en segundo lugar, el objeto arquitectnico casisiempre significa una funcin secunda ia que tiene unas carac-rtersticas sgnicas ms precisas, como en el caso de que se cons-truya una escalera con una barandilla suntuosa y decorada, unasilla se complique con entallados, o se acenten algunas carac-tersticas del respaldo o de los brazos, para que se conviertaen un trono (incluso a costa de la funcin primaria, que es lade la sedibilidad). En algunos casos, la funcin secundariaprevalece hasta el punto de atenuar o incluso eliminar del todola funcin primaria.Lo mismo sucede con los vestidos, los automviles, los ob-jetos de uso comn. Un sayo tiene unas evidentes funciones pri-marias (cubrir el cuerpo y proteger contra el fro), pero ha ad-quirido funciones secundarias de orden religioso (por ejemplo,sirve para distinguir a un dominico de un franciscano). Unafaldita de plumas de una bailarina tiene unas reducidsimasfunciones primarias, casi negativas (sirve ms para descubrirque para cubrir), y en cambio subraya enormemente sus funcio-nes secundarias.2.3.4. A la vista de estas observaciones, el presente prrafo,as como el precedente (2.2), dan lugar a una nueva clasifica-cin de los signos:40 38. signosartificiales naturalesproducidosexpresamenteparasignificarproducidosexpresamentecomofuncionesidentificados concosas o elementosde la naturalezaemitidos incons-cientementepor un agentehumano signos defunciones primarias signos defunciones secundarias signos mixtos signos mdicos signos psicolgicos indicios de actitudesy disposiciones indicios raciales,regionales, de clase otros...2.4. Signos que se distinguen por la intencin y el grado deconciencia de su emitente2.4.1. Un individuo puede ostentar signos de virilidad gue-rrera (uniformes militares, armas, caballo; son signos produ-cidos como funciones, que se utilizan como significacin de fun-ciones secundarias) y a pesar de ello le traiciona, o expresa, unexceso de hormonas femeninas. De la misma manera que unsuplantador que se finja descendiente de los Plantagenet puedehablar utilizando trminos refinados y explicar que cena habi-tualmente con la reina de Inglaterra, pero a travs de su pro-nunciacin vulgar revele que no es de origen noble (cf., porejemplo, BUYSSENS, pgs. 11-12). Por esta razn se han dis-tinguido los signos en comunicativos (emitidos intencionalmen-te y producidos como instrumento artificial) y expresivos (emi-tidos de manera espontnea, incluso sin intencin de comuni-car, y reveladores de una cualidad o disposicin de nimo).Los primeros estaran codificados (existen reglas que estable-cen una correspondencia convencional entre significante y sig-nificado), los segundos seran comprensibles por intuicin, es-caparan a la posibilidad de codificacin... Pero basta pensar41 39. que un actor puede asumir el aire de un afeminado, la caden-cia de un aristcrata, la postura o el ritmo circunspecto de uneclesistico, para que quede probado que estos gestos estncodificados de alguna manera, y que por lo tanto pueden serasumidos intencionalmente como instrumentos artificiales desti-nados a transmitir, por lo tanto, a comunicar. Pese a ello, enla vida cotidiana mucha gente emite estas seales sin saberlo,y son los dems quienes las interpretan de alguna manera. Ellesera suficiente para clasificarlas como signos naturales, aconte-cimientos que pueden ser asumidos como signos, al igual quelos sntomas mdicos, que tambin son muy susceptibles de fal-sificacin, con intenciones comunicativas, como saben muy bienlos que intentan librarse del servicio militar.Con todo, resulta evidente que cuando la impaciencia metraiciona por un gesto no controlado, alguien lee. como signola impaciencia que he dejado vislumbrar..2.4.2. Considerando que los signos pueden ser emitidos o re-cibidos voluntariamente (+) o involuntariamente () por partedel emitente (E) o del destinatario (D); y teniendo en cuentaque este ltimo puede atribuir al emitente una intencin (IE)voluntaria o involuntaria, he aqu las diferentes posibilidadesque se expresan en la matriz que sigue:E D IE1. + + +2. + + 3. + (+)4. + ()5. + +6. + 7. (+)8. ()A pesar de su abstraccin, veamos cmo a cada caso le co-rresponde una posible situacin significativa o comunicativa1. El actor finge el andar de un artrtico, y el espectador reconocela representacin voluntaria del artrtico.42 40. 2. Un simulador finge el andar de un artrtico y su vctima lo con-sidera verdaderamente como un artrtico al que traiciona involuntaria-mente su enfermedad.3. Para despedir a un inoportuno, tabaleo nerviosamente con losdedos sobre la mesa; aqul no capta voluntariamente el signo (y, por lotanto no puede preguntarse si lo estoy emitiendo voluntariamente o no),aunque advierte cierta desazn y comprende que se hace tarde. Pero entodos los signos interpretados voluntariamente es muy difcil saber si sucomprensin se ha de considerar involuntaria o por debajo del nivelde conciencia. En este ltimo caso no sucedera otra cosa distinta de loque sucede cuando oigo una palabra pero no la escucho, aunque nopuedo evitar la recepcin del estmulo significativo, o solamente me doycuenta de ello ms tarde. El psicoanlisis nos presenta casos como ste.Digamos que la voluntariedad de la recepcin, que es importante en psi-cologa, no incide en la definicin de signo como tal, desde el momentoen que ha sido emitido para significar. Nada excluye que ms tarde elinoportuno se d cuenta de que ha recibido un mensaje y reconozca queera voluntario.4. Es la misma del punto precedente: una vez admitido que si eldestinatario no recibe de manera consciente el mensaje, ya no cabenproblemas sobre mi intencionalidad (salvo el de creer ms tarde queestoy emitiendo sntomas de impaciencia).5. Hablando con el mismo inoportuno, no me doy cuenta de quedescubro mi impaciencia, tabaleando con los dedos. En cambio, l recibeel mensaje, cree que es intencional y se va. Estamos en la misma situa-cin del sntoma (se atribuye significado a un acontecimiento), salvo quese crea en una intencionalidad que no existe.6. El paciente en el divn del psicoanalista deja escapar un lapsus.El psicoanalista lo interpreta como signo dotado de significado (el cdigose lo da su experiencia; el cdigo puede atribuir significados pluralesal significado, pero el psicoanalista lo descodifica, midindolo por elcontexto), aun sabiendo que el paciente no pensaba en significar. Otrocaso, conocido tambin en psicoanlisis, puede ser el del paciente quenarra un sueo, creyendo que quiere decir una cosa, y en cambio elpsicoanalista lo interpreta como signo de una situacin muy distinta. De-jando aparte el error del emitente, la situacin es anloga a la prece-dente. Todo lo ms, como en el caso precedente, el signo puede serampliamente plural y dependiente del contexto, de manera que el psico-analista ha de hacer un trabajo hermenutico. Pero en el fondo, sudisciplina le suministra cdigos bastante comprensivos de las diferentesambigedades y bastante exactos al enumerarlas todas: Es posible quealguien utilice un smbolo, y a pesar de todo no sea consciente de susignificado. Dejando aparte los casos en que una cosa no es un signo43 41. para el individuo que lo produce, sino que es slo un signo expresivopara quien lo interpreta, puede suceder que el individuo para el que unacosa es signo no sepa que es un signo, no signifique que el signo esun signo y que no est en condiciones de formular su significacin. Escomprensible que en tales casos se diga que el signo tiene un significado,pero que la persona no conoce cul es, y frases como signo inconsciente, o significado inconsciente, o proceso mental inconscientepueden ser interpretadas con cierta elasticidad en estos trminos. Lo queha hecho el freudismo ha sido proponer una teora sobre por qu auna persona le es difcil formular la significacin de algunos de suspropios signos, y en cambio se oponga a que ello se haga por cuentapropia o ajena... Los smbolos freudianos son principalmente iconos y,como tales, capaces de denotar objetos que se les asemejan solamente enciertas relaciones (sueos de volar, simblicos del pene en ereccin; sue-os de libros abiertos, simblicos de los rganos genitales femeninos, etc.),son un caso especial de los signos metafricos, cada vez que ciertosprocesos del individuo obstaculizan o hacen difcil el reconocimiento deque la significacin metafrica facilita una satisfaccin parcial de undeseo irrealizado (MORRIS, 1946, pg. 396).7. Caso anlogo al punto 3. Conversando con el inoportuno descu-bro mi impaciencia tabaleando. Este capta inconscientemente la seal, yse va. Ms tarde, volviendo a pensar en ello, advierte que haba recibidoun mensaje y lo considera intencional. En el caso del punto 3 tenarazn, aqu no.8. Caso anlogo tanto al punto 4 como al precedente, salvo que elinoportuno, volviendo a pensar en ello, cree que yo he descubierto miimpaciencia involuntariamente, e interpreta mi comportamiento comosntoma. En el caso del punto 4 se equivocaba, aqu tiene razn. Esteltimo punto puede interpretarse tambin de otra manera: yo descubromi impaciencia, el inoportuno advierte cierto malestar, se va y no se dacuenta, ni ahora ni nunca, de lo que realmente ha sucedido. Esta situa-cin, muy corriente en las relaciones psicolgicas cotidianas, no interesaen un discurso sobre el signo, porque no sabemos si se ha producidoo no una situacin sgnica, si ha habido una simple relacin de estmulorespuesta, o si ha sucedido algo que debe explicar la psicologa de laatencin, y no la semitica.Esta clasificacin puede parecer bizantina slo a quienesno se dan cuenta de que las relaciones interpersonales estnsiempre entretejidas de estos intercambios significativos. Laprueba de la utilidad de la matriz nos la da el hecho de quesi se quiere puede ser utilizada para inventar diversas situa-ciones dramticas basadas en el equvoco y en la incomprensin,44 42. apuntando hacia una solucin u otra y mezclndolas todas. Com-parando esta matriz con las comedias de enredo, podramos verque agota las diferentes situaciones cmicodramticas, desdePlauto a Antonioni, con lo que expresa actitudes fundamentalesde las relaciones interpersonales. En la frontera entre semio-loga psicologa y sociologa estn los estudios en este sentidode Erving Goffman (GOFFMAN, 1963, 1967).2.4.3. Si volvemos a examinar el punto 2, veremos que nosolamente puede suceder que el simulador finja y que la vctimacrea que es verdaderamente artrtico, atribuyndole un com-portamiento sintomtico involuntario. Puede suceder tambinque el actor finja el sntoma para que el espectador interprete elcomportamiento como fingido y crea que el actor es realmenteartrtico. Ello quiere decir que paralelamente a la intencinque el destinatario atribuye al emitente, hemos de calcular tam-bin la intencin que el emitente quisiera que el destinatariole atribuyera, y en este caso la matriz se complicara de estamanera:EID E D IE+ + + ++ + + etctera, con todas las innumerables combinaciones posibles.Por ejemplo, + + + sera el esquema del simuladordesenmascarado; + + , el del simulador que tiene xito. Pero unclculo de esta clase no tendra nada que ver con elproblema de la voluntariedad de los signos; sera un problemade pragmtica, o, mejor, de una semitica de la simulacin. Enrealidad, el primer valor, o sea, la intencin que el emitentequiere que le atribuya el destinatario, se refiere a los efectosprcticos del signo y a la manera como el emitente puede uti-lizar el signo con fines persuasivos. Es un problema de retrica,y la retrica no tiene nada que ver con la semitica del signo,sino que se refiere ms bien a la semitica del discurso. Tantoes as, que no solamente este tipo de relacin no cambia la na-45 43. turaleza del signo, sino que ms bien restringe el campo nica-mente a los signos voluntarios y artificiales; en realidad, ca-recen de sentido todas las combinaciones del tipo + + +(o sea, con un en segunda posicin), ya que si el emitenteemite un sntoma involuntario, no puede querer que el destina-tario le atribuya una intencin cualquiera. Si bien es irrelevanteen una definicin del signo, ciertamente el problema no lo espara la definicin de los discursos persuasivos, tales como eldiscurso poltico, el religioso, la retrica de la prensa y de latelevisin, la tctica amorosa, etc. Por ejemplo, la situacinvence en el amor quien huye puede basarse en el modelo + + de simulacin conseguida.2.5. Signos que se distinguen por el canal fsico y por elaparato receptor humano2.5.1. Sebeok, que ha dedicado mayor atencin a los sistemasde sealizacin ms perifricos, ha elaborado una compleja cla-sificacin, distinguiendo los signos segn el canal material atravs del cual son transmitidos:canalesmateria energalquida slida qumica fsicaprxima distanteptica tctil acstica elctrica trmica etc.luz reflejada bioluminiscenciaaire agua slidos46 44. 2.5.2. Otros autores prefieren distinguir los medios de cana-lizacin, limitndose a los canales sensoriales, o sea, al modocomo el hombre recibe determinados signos. De esta manera sedispone de una clasificacin que tiene en cuenta el aparatoorgnico con el que el destinatario humano recibe algunas se-ales procedentes de los canales enumerados antes, y los trans-forma en mensajes:olfato: comprende varios sntomas e indicios (el olor de lacomida como signo de la presencia de comida) y algunossignos artificiales e intencionales (los perfumes, utilizadospara indicar limpieza, rango social, disponibilidad ertica,etctera); olores utilizados por los animales para repelero seducir, y que sirven como gestos unitivos del tipo venaqu o vete;tacto: comprende los signos del alfabeto Braille, los gestos delos dedos con los que se comunican los ciegos, sordomudos,etctera;gusto: ya se ha dicho bastante (cf. LVI-STRAUSS, 1964) quela cocina es tambin un medio de comunicacin; y un sabortpico puede ser indicio de la nacionalidad de un alimento;nada excluye que en determinadas situaciones pueda deci-dirse por un alimento dulce o salado, spero o amargo,para comunicar intencionalmente un mensaje;vista: se incluyen numerosas categoras de signos, desde lasimgenes hasta las letras del alfabeto, de los smboloscientficos a los diagramas;odo: seales acsticas de varios tipos y, como ms importan-tes, los signos del lenguaje verbal.2.5.3. Eric Buyssens, que ha estudiado estas categoras designos, denominndolas semias, ha observado que, naturalmen-te, los signos auditivos parecen ser privilegiados, en cuanto noexigen la proximidad de la fuente (como es el caso de lossignos tctiles y palatales); no exigen la presencia de la luz,como los visuales, y son muy articulables, a diferencia de los47 45. olfativos. Siguen los signos visuales, que tienen la facultad deconservarse con el tiempo (verba volant, scripta manent.), yno es casual el que la civilizacin, se haya desarrollado utili-zando en primer lugar los signos auditivos y despus los visua-les. Los escolsticos definan el odo y la vista como sentidosmaxime cognoscitivi, y podran haber dicho tambin maximecomunicativi. Pero varios estudiosos (cf. HALL, 1966) noshacen observar que nuestra vida social se basa, hoy todava,en una cantidad de signos no reconocidos como tales, como porejemplo las seales trmicas (reconocemos la disposicin emo-tiva de la persona con la que estamos bailando por las varia-ciones de temperatura de su cuerpo) y olfativas (dirigir o noel aliento sobre el interlocutor distingue a un mediterrneo deun americano, cultivar o reprimir los olores corporales natu-rales resulta discriminante si uno quiere ser admitido en unacomunidad hippie o en un club para directivos de empresa,etctera). Numerosas sociedades secretas establecen que susmiembros se reconozcan por medio de signos tctiles imper-ceptibles... Por otra parte, tambin en las semias visuales y au-ditivas existen sectores que hasta hace poco estaban olvidadospor la semitica: se crea que eran signos los smbolos- traza-dos con el lpiz as como las palabras articuladas, pero no quefueran signos organizados los gestos o las entonaciones de voz.En cambio hoy, una disciplina como la sinsica (SEBEOK,BATESON, HAYES, 1964) clasifica y analiza una infinidad delenguajes gestuales, algunos e ellos extremadamente codifi-cados y convencionalizados, como la jerga muda de los trapen-ses, otros en apariencia ms espontneos, como la gestualidadmediterrnea (pinsese en la exactitud con que un napolitanopuede decir con gestos que est sorprendido, loco, interesadosexualmente, puede expresar desprecio, interrogacin, resig-nacin, y lo distintos que son estos gestos, si llegan a existir,en un sueco o en un indio). Por otra parte, una disciplinacomo la paralingstica (TRAGER, 1964) clasifica las entona-ciones de voz, las variaciones prosdicas, los acentos; artificiosque muchas veces no solamente resultan decisivos (nicamente48 46. la entonacin determina si mi /ven aqu/ es una orden o unaimploracin, sino que llegan a ser rasgos que diferencian el va-lor de una emisin (en algunas lenguas orientales, lo que no-sotros consideramos como el mismo sonido dicho con dos tonosde voz, representa dos palabras diferentes).2.5.4. Adase, adems, que dentro de un mismo vehculosensorial se establecen distintas semias; tenemos no solamentelos gestos y los grafemas escritos, que establecen dos grandessemias dentro del canal visual, sino que a nivel de los grafemaspodemos considerar el signo /a/ como el equivalente de unaemisin fontica que funciona en la articulacin por ejem-plo de la palabra /asno/, o bien como un signo algebraicoen la expresin escrita /a=b/, en la que /a/ significa unaentidad matemtica. Digamos, por lo tanto, que /a/ pertenecepor diversos ttulos a dos semias o a dos cdigos distintos.2.6. Signos que se distinguen en relacin con su significado2.6.1. Los antiguos ya se haban dado cuenta de que el sig-nificado de un signo poda ser unvoco o plural, o sea que unasola palabra poda significar muchas cosas. Las discusiones co-rrientes distinguen entre:signos unvocos, que deberan tener un solo significado, sin po-sibles equvocos, como sucede con los signos aritmticos.Un exceso de univocidad podra ser la sinonimia, que esel caso en que dos signos distintos se refieren al mismosignificado;signos equvocos, que pueden tener distintos significados, to-dos ellos registrados como fundamentales; un ejemplo deequivocidad es la homonimia, en la que un mismo signotiene dos significados muy distintos;49signos plurales, que pueden serlo por connotacin (se origina unsegundo significado a partir del primero) o por otros arti- 47. ficios retricos, como en el caso de las metforas, de losdobles sentidos, etc.;signos vagos, tambin llamados smbolos, que mantienen unarelacin vaga y alusiva con una serie imprecisa de signi-ficados.2.6.2. Estas distinciones funcionan en algunas clasificacionessemnticas (por ejemplo, en la compilacin de diccionarios):no hay duda de que es un caso de homonimia decir que /gra-nada/ puede significar tanto una fruta como una bomba. Perotngase en cuenta que en este caso no estamos ante un signonico con dos significados, sino ante dos significados que se ex-presan con una forma significante idntica. Y si el signo es launin entre significante y significado, tenemos dos signos dis-tintos, que tienen una propiedad comn. La homonimia esalgo ms que la diferencia de acepciones: por ejemplo, el tr-mino /signo/ tiene sencillamente muchos sentidos posibles.Pero conviene preguntarse si todos los signos tienen mu-chos sentidos posibles. En tal caso no existiran signosunvocos.2.6.3. Para empezar, en rigor no existen verdaderos sin-nimos: cuando el mismo significado es expresado aparentemen-te por dos significados distintos, en realidad siempre estamosconsiderando matices diferentes: /revlver/ no es totalmentesinnimo de /pistola/, aunque puede ser utilizado en este sen-tido, y /aeroplano/ es sinnimo de /avin/ solamente paraquienes no captan ciertas connotaciones estilsticas implcitasen el primer trmino.502.6.4. En fin, hay signos que parecen absolutamente unvocos,como algunos operadores matemticos, o los nmeros y sm-bolos algebraicos; en realidad, slo son unvocos desde el pun-to de vista sintctico y dentro de una determinada convencin(operaciones con fracciones u operaciones con nmeros en-teros, etc.), pero desde el punto de vista semntico estn abier- 48. tos a todas las significaciones posibles, y en la lgica simblicasirven precisamente como funciones preposicionales. El gradomximo de univocidad corresponde a la mayor apertura. As,parecen absolutamente unvocos los nombres propios de per-sonas, en oposicin a la generalidad de los nombres comunes;pero el nombre /Jos/ es aplicable y se aplica realmente a tan-tas personas que ms bien constituye un ejemplo extremo dehomonimia, y por lo tanto de equivocidad.2.6.5. En cuanto a los signos vagos o smbolos (en sentidopotico), se han definido de tantas maneras y tan ambiguas enel curso de la historia del pensamiento, que ya no sabemoscon qu identificarlos. Goethe (Sprche in Prosa, 742) dice queel simbolismo transforma la experiencia en idea y la idea enimagen, de manera que la idea contenida en la imagen perma-nezca siempre infinitamente activa e inalcanzable y, como ex-presada en todas las lenguas, permanezca inexpresable. Unadefinicin como sta implica, en rigor, que los llamados smbo-los no sean signos sino solamente estmulos capaces de susci-tar una especial colaboracin inventiva por parte del destina-tario; o bien, son signos sin cdigo, o sea, falsos signos, a losque el emitente atribuye un sentido y el destinatario otro. Ade-ms, en la medida en que el emitente est seguro de que el des-tinatario se mantendr dentro de un mbito de descodificacin,existe cdigo y signos de alguna clase. Pero si consideramoscomo signo la palabra potica, en este caso smbolo solamentees una metfora, como sucede en la potica de los simbolistas:se nos ofrecen signos lingsticos autnticos, que se utilizanen un contexto determinado para producir algunos efectos evo-cativos, y, por lo tanto, podemos hablar de signos plurales.Pero si se consideran como smbolos algunos emblemasuniversales como la cruz, el loto, el mndala, stos son icono-gramas, con valores con frecuencia muy codificados y otras ve-zes una vez ms utilizados de modo mltiple, aprove-chando el entrecruzamiento de cdigos diversos. En cambio,otras veces se trata de signos naturales por medio de los cua-51 49. les el intrprete intenta establecer un cdigo, aunque sin quererconvertirlo en estrictamente obligatorio y estable.2.6.6. La discusin sobre estos conceptos podra continuarindefinidamente sin llegar a un resultado preciso, porque nose refieren a una clasificacin de los signos como significantes,sino a una clasificacin de los significados, y son el tema de unasemntica (cf. 3.73.9). En cualquier caso, no se puede dejarde aludir a otras distinciones establecidas sobre esta base, comola que existe entre los signos que tienen valor semntico (serefieren a un significado) y signos que tienen puro valor sin-tctico y solamente expresan sus relaciones recprocas. Estosseran los signos matemticos y en especial los signos musica-les. Esta ltima actitud se ha abierto camino como reaccin po-lmica a cierto descriptivismo de tipo romntico (la msica queexpresa valores o describe escenas pastoriles, batallas, paja-ritos que pan, etc.). A partir de Hanslick, se ha insistido enel hecho de que la msica no significa nada fuera de ella misma,o todo lo ms expresa ciertos dinamismos psicolgicos (quizspara llegar a rechazar que la msica sea un sistema sgnico).2.6.7. En ltimo trmino, se han clasificado signos que serefieren solamente a otros signos, hablando de semias substitu-tivas.El sentido comn ya nos indica que hay una diferencia entrela expresin verbal /caballo/ y la palabra escrita /caballo/,o la seal en Morse que significa /caballo/ para el receptortelegrfico. Solamente la palabra emitida verbalmente significaun significado mental o una cosa. La palabra escrita serefiere a la verbal, y el trazo de Morse no se refiere siquieraa la palabra escrita, aunque sus signos (lneas y puntos) sig-nifican letras del alfabeto escrito, que se combinan entre ssiguiendo las reglas del cdigo del lenguaje escrito. En cambio,el cdigo del lenguaje escrito prev reglas de combinacin entreletras que no son totalmen