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Coordinación Provincial de Planificación Territorial-Ministerio de Desarrollo Territorial Proyecto de Fortalecimiento Institucional Programa de formación-acción en prospectiva Módulo 1: introducción a la prospectiva Dra. Arq. Carina Nalerio-Diploma en Prospectiva Instituto Universitario CLAEH CARPETA DE SOPORTE TEÓRICO cuaderno 1b

Bertrand jouvenel

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Coordinación Provincial de Planificación Territorial-Ministerio de Desarrollo Territorial

Proyecto de Fortalecimiento Institucional

Programa de formación-acción en prospectiva

Módulo 1: introducción a la prospectivaDra. Arq. Carina Nalerio-Diploma en Prospectiva Instituto Universitario CLAEH

CARPETA DE SOPORTE TEÓRICO

cuaderno 1b

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Neuquén, octubre de 2011

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PERSPECTIVESLa colección Perspectives quiere promover una filosofía, conceptos, métodos y estudios de casos, mostrándonos cómo llegar a ser los artífices de un futuro elegido, reconciliando el progreso de las ciencias y de las técnicas con la exigencia del resultado global y del progreso humano. Las obras de esta colección, publicadas con el concurso del Ministerio francés de Asuntos Exteriores, son publicadas en dos idiomas para favorecer el dialogo indispensable entre culturas y civilizaciones.

Director de la colección: André-Yves Portnoff.

Hugues de Jouvenel, autor de la presente obra, es Director General del grupo Futuribles, redactor en jefe de la revista mensual Futuribles (principal revista de prospectiva en idioma francés), y asesor internacional en prospectiva y estrategia

______________________

HUGUES DE JOUVENEL

Invitación a la prospectiva

Invitation à la prospective

Traducido al español por

Anne-Marie Abautret

Publicado con el apoyo del Ministerio francés de Asuntos Exteriores.

Futuribles

PERSPECTIVES

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Introducción - Prospectiva y libertad

Capítulo I - La exploración de los futuros posibles

El futuro, ámbito de la libertad

Inserto - Génesis y difusión de la

prospectiva Inserto - Los ciclos largos: mito o

realidad La función de vigilia

Inserto - El reto educativo

Capítulo II - La construcción del futuro

El futuro, ámbito del poder

El futuro, ámbito de la voluntad

Inserto - El proyecto

Capítulo III - Prospectiva vs. pronóstico

Características del planteo

Los modelos

Los escenarios

Inserto - Escenarios y variantes

Capítulo IV - Las etapas de un ejercicio de prospectiva La

definición del problema y la elección del horizonte

La representación del “sistema”

Recopilación de datos, definición de las hipótesis de evolución

Inserto -¿ Quién posee el saber ?

La construcción de escenarios

Las opciones estratégicas

Conclusión - Artífices del futuro

Bibliografía y sitios de referencia en Internet

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Introducción

Prospectiva y libertadNi profecía, ni predicción, la prospectiva no tiene por objeto predecir el futuro - develarlo a nuestros ojos como si se tratara de algo prefabricado – sino el de ayudarnos a construirlo. Nos invita pues, a considerar el futuro como algo por hacer, por construir, en vez de verlo como algo que ya estaría decidido y del que solo se tratara de descubrir el misterio.

Desde este punto de vista, la prospectiva es el fruto de una verdadera revolución del pensamiento, ya que las filosofías de antaño se apoyaban ampliamente en la idea de un sistema autorregulado (o regulado por Dios) que se perpetuaba siguiendo una lógica propia (pensemos en la idea de la Naturaleza como buena) y dentro del cual, el hombre era apenas un sujeto. Esta filosofía es sustituida por una filosofía en la cual el hombre pretende ser un actor y quizás hasta el amo (inmensa presunción, dirán algunos).

A este respecto, se puede establecer un vínculo con el proceso de largo plazo de transición de los valores llamados “tradicionales” -cuyo principio de legitimidad se funda en la trascendencia- hacia ciertos valores dichos “individualistas” en la medida en que su legitimidad reside en el individuo. Este individualismo-cuya primera gran consagración pública ocurre en 1789 con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (después de la Declaración de Independencia Americana de 1776)-es alcanzado en el siglo XVIII con la filosofía de la Ilustración y el sistema filosófico kantiano.

No nos confundamos acerca del concepto de individualismo, cuyos múltiples significados se prestan a menudo a malentendidos. Nada tiene que ver en este caso con el término de egoísmo. La transición a la que me refiero es la que analizaron Émile Durkheim, Max Weber, Norbert Élias y muchos otros, refiriéndose a los tipos de legitimidad sobre los que se fundan nuestros valores.

“La legitimidad de los valores tradicionales, escribió Etienne Schweisguth, se funda en un orden de cosas que se considera superior al de las conciencias individuales y que los individuos deben respetar sin ponerlo en cuestión, se trate ya de un orden natural, sobrenatural, social, moral u otro. Enraizados en la tradición, estos valores predican frecuentemente la subordinación del individuo a su grupo de pertenencia y a las autoridades establecidas. Estos imponen a los individuos papeles sociales y normas de comportamiento que no pueden ser cuestionadas [...]. El principio del individualismo consiste, por el contrario, en subordinar el orden de las cosas a los deseos, a las necesidades, a la razón, o a la voluntad de los seres humanos. Los valores no son aceptados como hechos intangibles, sino medidos en su nivel de adecuación, a lo que se considere bueno para los individuos. La ley de Dios, de la naturaleza, de la ciudad o de la tradición, no es legítima en sí misma. Es en el individuo y solamente en el individuo que reside el principio de lo que es bueno1.”

No me refiero al individuo en sí mismo, aquí y ahora, en exclusión de los demás. Me refiero al individuo como perteneciente a una comunidad humana capaz, además, de renunciar a una parte de sus intereses personales inmediatos en provecho de objetivos comunes, de bienes considerados saludables (diferentes pues de la suma de los intereses individuales), incluyendo los de largo plazo, tales como por ejemplo el “desarrollo sostenible”, respetuoso del ecosistema y de los demás, de nuestros contemporáneos y de las generaciones venideras.

Es cierto que mucho podría decirse sobre este tema, interrogándonos en particular sobre el carácter más o menos universal de esta filosofía, y el modo en el que puede o no conciliarse con otras creencias dando un lugar más relevante a la predestinación.

1SCHWEISGUTH Etienne. “La montée des valeurs individualistes “Futuribles”, número especial sobre “l’évolution des valeurs”, n° 200, julio-agosto de

1995, pp. 131-160. Sobre el mismo tema, ver DUMONT Louis D. Homo hierarchicus. Paris: Gallimard, 1996 y Essais sur l'individualisme. Paris: Le Seuil, 1991.

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Podríamos disertar largo rato sobre la cuestión del determinismo y de la libertad, para llegar sin duda a la conclusión de que no somos ni totalmente libres ni estamos totalmente predestinados. Pero queda claro que la fe- antes concedida a la autorregulación de los sistemas, el consentimiento de los individuos a un destino ya trazado- cedió progresivamente su lugar al culto del hombre libre y responsable. Tan más libre y responsable que su poder no ha dejado de crecer - esencialmente a través de los avances de la ciencia y de la tecnología – para bien y para mal ...

Es así que la prospectiva se basa en tres observaciones que me parecen esenciales para explicar la filosofía, al menos implícita, del enfoque: el futuro es ámbito de libertad, de poder y de voluntad. Es, a la vez, un territorio por explorar-de ahí la utilidad de la vigilia y de la anticipación, y en particular de la prospectiva llamada exploratoria-. Es también un territorio por construir-de ahí la utilidad de la prospectiva a veces llamada normativa, referida, ya no a la investigación de los futuros posibles, sino a la de los futuros deseables, a las políticas y a las estrategias que se podrían adoptar para realizarlos.

En la primera parte de este breve ensayo, intentaré explicar estas nociones, la filosofía que las sostiene, y clarificar en consecuencia los conceptos generalmente utilizados. En la segunda parte, me esforzaré primero en mostrar en qué la prospectiva difiere del pronóstico y luego - sin pretender por supuesto describir aquí con detalles las herramientas utilizadas - exponer, de forma tan simple como posible, cuáles son las diferentes etapas del proceso prospectivo.

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CAPÍTULO I

La exploración de los futuros posiblesGaston Berger nos invita a “considerar el futuro no como algo decidido de antemano y que poco a poco se develaría ante nosotros, sino como algo por hacerse2». Y Bertrand de Jouvenel escribió por su parte: “Respecto al pasado, la voluntad del hombre es vana, su libertad nula, su poder inexistente [...]. El pasado es el lugar de los hechos sobre los cuales no puedo hacer nada, y al mismo tiempo, el lugar de los hechos reconocibles (lo que no excluye la diversidad de interpretaciones). Mientras que, por el contrario, el futuro es para el hombre en tanto sujeto pensante, el ámbito de la incertidumbre, y para el hombre como sujeto actuante el ámbito de la libertad y del poder3.

El futuro, ámbito de l ibertad

El futuro todavía no es; no está predeterminado. Está abierto, por el contrario, a muchos futuros posibles: los futuribles.

Decir que “todavía no es”, es afirmar de inmediato, que es por esencia, imposible de conocer . No puede existir entonces ninguna “ciencia del futuro”, que gracias a modernas herramientas de investigación – que substituyan la bola de cristal y la borra del café por potentes sistemas especializados - nos permitiría predecir con certeza como será el futuro4.

Como sujetos pensantes que somos, esta afirmación seguramente nos decepcionará. Peor aún, esto significa que, en la medida en que las incertidumbres aumenten (¿mito o realidad?), la prospectiva como” reductor de angustias”será vana.

En todas las épocas, la preocupación de los hombres frente al futuro ha sido enorme. Hoy , en la medida en que el cambio se acelera y las rupturas se multiplican, cuando la sensación de caos es más fuerte que la de un orden regulado, cuando el abanico de los futuros posibles se abre (de los mejores a los peores) y se extienden las incertidumbres , esta preocupación se acentúa.

En todas las épocas, concientemente o inconcientemente, hemos buscado reducir estas incertidumbres:

de ahí la búsqueda ancestral de invariantes tanto en el orden de la naturaleza como en el orden social;

de ahí nuestra propensión a buscar certezas en todas partes, en la palabra de otros y a través de la elaboración de leyes y de contratos.

Nadie niega la existencia de invariantes en el orden natural. Ya sea enel ciclo de los días, de las estaciones -y hasta de los climas, cuya evolución a lo largo de muchos siglos, o incluso milenios, ha sido objeto deinvestigaciones profundas- en base a las cuales, reaparece el esfuerzo por determinar “leyes”. Sin embargo,hay que cuidrse de creer que estas leyes se perpetuarán indefinidamente, de forma idéntica,independientemente, por ejemplo, de la naturaleza de las actividades humanas.

2BERGER Gaston. “L'attitude prospective”. Prospective, n° 1, 1958.

3JOUVENEL Bertrand (de). L’Art de la conjecture. Mónaco : éditions du Rocher, 1964 / Paris: SEDEIS (Sociedad de estudios y de documentación económicas , industriales y sociales), col Futuribles, 1972.

4De ahí la critica que se puede hacer al titulo de la conferencia dictada por H.G. Wells en la Royal Institución, el 24 de enero de 1902, titulada “El descubrimiento del futuro y el gran Estado”, a fortiori al termino de futurología usado, según creo, por primera vez por Ossip Flechtheim en un articulo publicado en Berlín en 1949, titulado “Futurología: The New Science”. Forum, vol. III, 1949, pp. 206-209.

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GÉNESIS Y DIFUSIÓN DE LA PROSPECTIVAEl futuro siempre ha sido sinónimo de preocupación y ha dado lugar, desde tiempos remotos, a prácticas de todo tipo, que han sido recopiladas y analizadas de forma particularmente interesante, por Bernard Cazes en su Histoire des futurs1.

La prospectiva, tal como la practicamos hoy, se desarrolló esencialmente después de la Segunda Guerra Mundial a partir de dos fuentes.

1) Primero en los Estados-Unidos, durante el período entre guerras, William Ogburn publicó su obra pionera “Comisión presidencial de investigación sobre las tendencias sociales” (1933), y luego su informe sobre “las tendencias tecnológicas y la política gubernamental”, encomendado por Franklin Roosevelt. Pero el verdadero despegue de la prospectiva “moderna” ocurre después de la Segunda Guerra Mundial, principalmente bajo la influencia de la Fuerza Aérea norteamericana.

La misma le solicita a Theodore von Karman un estudio sobre los avances técnicos que pudieran tener algún interés militar (“Towards New Horizons”,1947), y confía unos años más tarde a Douglas Aicraft la responsabilidad de un proyecto de investigación y desarrollo (proyecto Rand) sobre los aspectos no terrestres de los conflictos internacionales.

A partir de allí nació la Rand Corporation (1948), donde se desarrollaron posteriormente - bajo el impulso de Olaf Helmer, Theodore J. Gordon y HermanKahn (autor de la obra magistral “on Thermonuclear war”2)- la mayoría de los métodos “formales” de la prospectiva, principalmente el método Delphi y esencialmente el método de los escenarios; estas tres personalidades crearon posteriormente el ’Institute for the Future, el Future Group y el Hudson Institute.

Es también la época en la que surgen las primeras preocupaciones relativas a la real disponibilidad de recursos del planeta, que, después del informe Paley3, llevaron a la creación de la fundación Resources for the Future, y luego el primer satélite soviético Spoutnik I a la conquista del espaciol. Al mismo tiempo,

motivado siempre por el auge de estas ciencias y de estas técnicas y estimulado por el famoso informe de Vannevar Bush4, el Congreso se moviliza y crea la “Commission on the Year 2000”, en el marco de la Academy of Arts and Science, cuyos trabajos Towards the Year 2000 son reunidos por Daniel Bell en un número especial de la revista Dædalus (verano 1967). Al mismo tiempo, nace la World Future Society (1966) que reúne rápidamente un gran número de personalidades muy diversas que se interesan por el futuro.

2) La segunda fuente del origen de la prospectiva surge en Francia justo después de los años 1950, bajo el impulso de Gaston Berger, quien reinventa el término en su artículo publicado en La Revue des Deux Mondes (n°3, 1957) y Bertrand de Jouvenel, quien forja el concepto de “futuribles” para designar el grupo al que da vida en 1960; ambos con preocupaciones más bien humanistas y empresariales. Sus pensamientos se extienden rápidamente en Francia, bajo el impulso primero del Grupo de estudios prospectivos, que convoca unos treinta miembros (intelectuales, profesores, industriales y altos funcionarios del Estado). Luego bajo el impulso del Comité Internacional Futuribles, configurado desde el inicio, por intelectuales de unos veinte países del mundo (incluyendo a Daniel Bell, Hasan Ozbekhan, Saburo Okita, etc.).

Entre estos pioneros figuran: Jean Fourastié, Pierre Massé- en particular cuando pasa a ser Comisionado para el Plan en 1959-, Pierre Piganiol primero en Saint-Gobain, luego a la cabeza de la DGRST (Delegación general para la investigación científica y técnica), Andre Cournand, premio Nobel de medicina; pero también, en otros países europeos: Ossip K. Flechtheim, Robert Jungk, Johan Galtung, quiencrea, un poco más tarde, el movimiento Mankind 2000 que dará lugar junto con la Asociación Futuribles, a la creación de la World Federation for Futures Studies (Paris, 1972).

Según Edward Cornish, autor de una obra muy completa5, recientemente publicada, el movimiento se crea en Francia como una reacción a la derrota de1940, como prolongación de la corriente del “existencialismo” del período entre guerras (ver Maurice Blondel, entre otros) en estrecho vínculo con el esfuerzo de reconstrucción de la post-guerra, bajo la influencia del Comisionado General para el Plan, bajo cuyo auspicio nació el famoso Grupo 19856 en 1962.

El vínculo entre los dos lados del Atlántico se estableció rápidamente en los años 1960 y bajo el impulso de personalidades tales que Olaf Palme en Suecia, Radovan Richta en Checoslovaquia, Saburo Okita y Hitekoshi Kato en Japón, Eleonora Masini en Italia, Mahdi Elmandjra y Philippe de Seynes en el seno del sistema de las Naciones Unidas. El movimiento se extendió para finalmente dar lugar, en los años 1970, a la creación de numerosas estructuras (Club de Roma, World Federation for Futures Studies, Club de Dakar, etc.), a la organización de conferencias internacionales, así como a la constitución de programas gubernamentales (el Swedish Secretariat for Futures Studies, el groupe SESAME en la DATAR (Délégation française à l’aménagement du territoire et à l’action régionale), a las primeras sociedades de consultoría (SEMA/Société d’économie et de mathématiques appliquées), seguidos de programas internacionales como Interfuturs7.

Claro está, los temas de estudios prioritarios fueron evolucionando con el paso del tiempo, así como los métodos y, los protagonistas principales (tanto aquéllos que encargaban los estudios como los que los ejecutaban), debido tanto a las circunstancias cuanto a la renovación generacional. Simultáneamente, el cuerpo filosófico-político y las prácticas se reforzaron y bajo el efecto de una afortunada difusión, sólo a veces se diluyeron un poco.

1 CAZES Bernard. Histoire des futurs. Les figures de l’avenir de saint Augustin au XXe siècle. Paris Seghers, 1986, 475 p.

2 Princeton: Princeton University Press, 1962.

3 Resources for Freedom. Washington, D.C: U.S. Government Printing Office, 1952, 5 volumenes.

4 Science: The Endless Frontier. Washington, D.C.: United States Government Printing Office, 1945. 5

Futuring: The Exploration of the Future. Bethesda (Maryland): World Future Society, 2004, 313 p.

6 COMMISSARIAT GÉNÉRAL DU PLAN. Réflexions pour 1985. Paris: La documentation Française (col. Travaux pour le Plan), 1964.

7 INTERFUTURS. Face aux futurs. Paris: OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico), 1979, 450 p

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Pero una cosa es tratar de representar cómo han evolucionado las cosas en el pasado, incluso durante períodos históricos muy largos, y otra es entender cuáles son los fenómenos que implicaron estos cambios. Y aun otra cosa es suponer que las mismas causas se reproducirán generando los mismos efectos.

Así pues, resulta claro que la intensiva explotación de recursos fósiles -íntimamente vinculada a la revolución industrial y, de forma más general, a las actividades humanas- genera desde hace dos siglos, consecuencias mayores sobre el funcionamiento del ecosistema. Mucho antes de que se hablara del calentamiento global y que éste fuera objeto de simulaciones importantes, Svante Arrhenius, físico y químico sueco, ya destacaba el impacto que podría tener sobre la atmósfera el desarrollo de una era industrial que exigiera el consumo creciente de carbón y de petróleo5.

Hay también invariantes en el orden social: así encontramos la constitución de largas series que revelan un movimiento continuo, lineal o cíclico. , Sin embargo, aunque los historiadores lo detecten, este no se perpetuará necesariamente siempre de forma idéntica.6 Ahí radican los límites (cf. infra) de todos los métodos de pronóstico que se basan en la extrapolación del pasado.

Sin negar de que tales invariantes puedan existir -de las que sólo la historia podrá atestiguar la perpetuidad y sobre las cuales, indiscutiblemente, los investigadores tienen todavía mucho por hacer- afirmo que el futuro de las sociedades humanas está lejos de ser integralmente regulado por tales leyes, y que el porvenir permanece ampliamente indeterminado y abierto.

Desafortunadamente como sujetos pensantes que somos debemos aprender a vivir con la incertidumbre.Aprendizaje difícil, confesémoslo, para quienes nos hemos criado en el culto de la verdad y del conocimiento, ¡mucho más que en el del riesgo y la libertad! Pero resulta más fácil para el sujeto actuante, para quien, estas áreas de indeterminación constituirán tanto espacios de libertad como márgenes de autodeterminación.

LOS CICLOS LARGOS: MITO O REALIDAD

Somos naturalmente aficionados a las tesis que apuntan a evidenciar la existencia de invariantes en la historia de las sociedades humanas. Es notorio que muchos economistas se han dedicado a tratar de identificar la existencia de ciclos, extraídos de una observación más o menos pertinente de las evoluciones pasadas que en cierto modo – hagamos lo que hagamos -, determinarían las evoluciones futuras1.

Es asíque entre los ciclos dichos de largo plazo, el llamado “ciclo de Kondratiev” es particularmente famoso. Se le atribuye erróneamente la idea de que el crecimiento económico, íntimamente ligado a las olas de innovación, experimentará fases de expansión y de recesión que se sucederán de manera prácticamente ineludible ¡cada 50 años!

Es así que tomando como antecedente las “Treinta Gloriosas” -es decir los treinta años de prosperidad que siguieron a la Segunda Guerra Mundial- y luego las “Treinta Desastrosas”-o sea los treinta años de recesión en los años 1970-2000- muchos economistas cuando apenas notaron una mejora– ya fuera esta pasajera -, creyeron ver llegar en Europa al final de los años 1990, la vuelta del ciclo. Anunciaron así una nueva era de crecimiento duradero, fundado esta vez en la difusión de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Es en gran parte sobre estas bases, que el Observatorio francés de las coyunturas económicas (OFCE) y muchos otros creyeron detectar en el momento del rebrote de crecimiento al final de los años 1990, el principio de la fase ascendente de la quinta revolución industrial, lo que iba a traducirse en una nueva

Claro que el prospectivista no es de ninguna manera tan ingenuo como para creer que todo es posible. Es por eso que deberá identificar el abanico de los futuros posibles. Y como éste se deforma continuamente – algunos futuribles desaparecen mientras otros emergen -, tendremos que identificarlos, no de una vez por todas sino de forma permanente.

Esto evidente, aun cuando se trata de fenómenos portadores de una gran inercia. Es así que, si bien es indiscutible que heredamos un cierto capital de recursos minerales y mineros lentamente constituido a lo largo de un proceso milenario, no es menos cierto que:

5 Cf “L'effet de serre : la prévision de Svante Arrhenius”. Futuribles, n° 131, abril de 1989, pp. 11-15. Extraído de L'Evolution des mondes. Paris: Librairie Polytechnique,

Ch. Béranger, 1910.

6 Ver a título de ejemplo los trabajos de Cesare MARCHETTI: “Invention et innovation, les cycles revisités” y “L'automobile en danger de mort lente, ou Futuribles

interpellé”, entre otros. Futuribles, n° 53, marzo de 1982, pp. 43-58, y n° 99, mayo de 1986, pp. 27-38, respectivamente.

1 Sobre este tema, ver entre otros: SAUVY Alfred Prévision économique. Paris: Presses Universitaires de France, 1943.

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Los rápidos avances de la ciencia y de la tecnología permitirán el descubrimiento y la explotación deyacimientos ignorados ayer o inexplotables hoy. Es incluso probable que se descubra un uso para materiales hasta ahora considerados sin valor7.

Las fluctuaciones aún más rápidas de los precios - no exclusivamente generadas por la ley de la oferta y la demanda- y de las de las tasas de cambio harán que ciertos recursos sean más o menos atractivos, por muy cortos periodos de tiempo, sin que hayan reales cambios en su volumen ni en su calidad.

Así pues – incluso tratándose de fenómenos que creemos inmutables – conviene estar permanentemente atentos frente a los cambios posibles. A la inversa, en los ámbitos donde se cree que los cambios son rápidos, conviene no descuidar los factores de inercia y los que, simplemente, juegan un papel de freno. Un ejemplo de esto son los cambios socio-organizacionales y la adquisición de los nuevos conocimientos técnicos, que implican a menudo la adopción de nuevas tecnologías.

La función de vigi l ia

Esta función de vigilia es, sin duda alguna, la base de todo planteamiento prospectivo. Implica un análisis y una evaluación permanentes tanto de las tendencias robustas como de los “hechos portadores de futuro” .Pierre Massé los calificaba de este modo haciendo notar que “tenemos que descubrir la señal, insignificante por sus dimensiones presentes, pero inmensa por sus consecuencias virtuales, que anuncia una mutación técnica, económica o social”8.

Sin hablar siquiera de los desarrollos posteriores vinculados a la metodología, podemos señalar que la mirada con la que observamos la realidad es a menudo falseada por:

- Los lentes que llevamos (las anteojeras que tenemos), nos inclinan, muchas veces de forma inconsciente, a ver ciertas cosas (a menudo las que coinciden con nuestras ideas) y no otras (sobre todo aquéllas que nos molestan).

- Peor aún, nuestros esquemas mentales: la forma en que desciframos e interpretamos las cosas a partir deconceptos, estructuras mentales, emociones, reacciones, razones limitadas o de una herencia cultural específica, quizás inadaptada y seguramente sesgada.

- Las herramientas de observación que tenemos, o más básicamente aún, las fuentes de información disponibles y que utilizamos, tal vez sin el suficiente espíritu crítico.

- Los instrumentos de medida que empleamos. El ejemplo más evidente es el producto bruto interno (PBI) per cápita, que tiende por ejemplo a privilegiar lo que es costoso sobre lo que no lo es, y a veces a sobrestimar lo que podría ser accesorio mientras subestima lo esencial.

- El peso de las teorías a partir de las cuales creemos poder explicar la realidad. En Francia, seguimos enseñando que el átomo era indivisible, ¡años después de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima! Del mismo modo, sin duda, sería útil evaluar nuevamente la famosa teoría de las tres fases del desarrollo, que supuestamente pasa de la era agrícola a la era industrial, y luego hacia la era llamada post-industrial, la de los servicios9.

- La influencia de las ideologías y en general, de las ideas dominantes (cf. “La línea Maginot es insuperable”) que muchas veces ocultan la realidad. De hecho, algunas ideas se difunden deliberadamente con este fin (estrategia de desvío): así en Francia, se explica la crisis económica, por los “shocks” petroleros, y la salida de la crisis por las nuevas tecnologías, ¡tesis desgraciadamente demasiado simples para ser ciertas!.

7Recordemos, por ejemplo, que el mineral de aluminio, la bauxita, descubierta en 1821 por Berthier, se quedó como simple objeto de curiosidad y se le encontró poca utilización, hasta que, en 1886, se implementó el proceso para extraer el aluminio, metal identificado sólo en 1927. Asimismo, le Larousse de l'industrie de 1935 pudo escribir que el uranio, descubierto en 1789, aislado en 1842 por Peligot, “no tenía utilización en estado metálico” Los minerales de uranio se convirtieron en objetivos estratégicos y económicos sólo cuando Joliot-Curie, von Halban y Kowarst probaron, en 1939, la posibilidad de reacciones de fisión en cadena, cuando Fermi hizo funcionar en 1942 el primer reactor nuclear y cuando la primera bomba atómica estalló sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

8MASSÉ PIERRE. “Planification et prévision”. La Table ronde, n° 177, octubre de 1962.

9En efecto, si bien es innegable que el empleo en la agricultura ha disminuido, eso no impide que la producción agrícola aumente, por los efectos de la industrialización,entre otros. Y si el empleo en la industria tiende, a su vez, a declinar, el fenómeno hoy dominante, es más bien por la terciarización de la agricultura y de la industria (a la vez que la industrialización de los servicios) y no el desarrollo del llamado tercer sector opuesto a los dos sectores precedentes.

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EL RETO EDUCATIVO

“Los ingenieros que formamos en nuestras facultades y en nuestras escuelas estarán trabajando dentro de cinco o seis años. Los maestros que instruimos hoy, comunicaran su saber a alumnos que abordarán su propia vida profesional dentro de quince años. Entonces, es a este mundo futuro al que deben estar adaptados y no al mundo en el cual vivimos, y menos aún al mundo de nuestra infancia en el cual cada uno de nosotros tiende siempre a ubicarse inconscientemente. Cuando pensamos en la forma en que hoy día se transmiten los conocimientos y los métodos que usamos, y si mencionamos la velocidad con la que el mundo se transforma, uno no puede dejar de sentirse confundido. Un profesor de 50 años transmite a sus alumnos conocimientos que él mismo recibió 25 o 30 años antes, y que ellos utilizarán 10 o 15 años más tarde. El "período" de comunicación del saber es, pues, de unos cuarenta años. Es decir, dos veces más largo que el período de las grandes transformaciones causadas por el hombre.”

Extraído de BERGER Gastón. “Sciences humaines et prévision”. La Revue des Deux Mondes, n° 3, 1957

Estos errores – ampliamente inducidos por el rechazo a encarar problemas que perturban y por los límites, o incluso las carencias, de nuestras capacidades de análisis – conducen a su vez a la adopción muchas veces de estrategias inadecuadas. Irónicamente, estas estrategias se sostienen en los mitos colectivos que producimos para sustituir una realidad dolorosa o conflictiva, por un aparente consenso. Así la idea, muy extendida en Europa al final de los años 1990, de que estábamos en vísperas de una nueva era de crecimiento (un “Kondratiev ascendente”), que de forma espontánea -hiciéramos lo que hiciéramos - implicaría la erradicación del desempleo, permitiría prolongar el tiempo de actividad profesional sobre el conjunto del tiempo de vida, y por ende, resolver los desafíos vinculados al envejecimiento demográfico. (Ver p. 23.)

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CAPÍTULO II

La construcción del futuro

“Cuando algo es urgente, ya es demasiado tarde”, decía Talleyrand.

A medida que el cambio se acelera, los expedientes que requieren decisión inmediata se multiplican sobre el escritorio de los responsables, de modo que son abordados en el orden que dicta la emergencia.Lamentablemente, como los problemas sólo se inscriben en la agenda cuando se han vueltos “urgentes”, nuestros responsables se encuentran la mayor parte del tiempo, despojados de una auténtica libertad de movimiento.

El futuro, ámbito del poder

Los dirigentes justifican así muchas veces sus decisiones, afirmando que no tenían opción, que actuaban bajo presión. La verdad es, sin embargo, bien distinta: deberían decir que no tenían más opción, por haber dejado llegar la situación al punto en que ya no disponían de libertad alguna para cambiar el rumbo de las cosas.

Caer bajo el dominio de la necesidad es justamente la consecuencia de la imprevisión. Para que ello no ocurra, hay que tomar conciencia de las situaciones en formación cuando todavía son moldeables, antes de que hayan tomado una forma imperiosamente vinculante. En otras palabras, sin actividad previsora no hay libertad de decisión: los responsables están acorralados al momento de manejar las emergencias, disponiendo así de poca libertad de acción.

Tenemos que reconocer también que, si bien la anticipación se impone para administrar las emergencias para evitar de estar continuamente acorralado, la aceleración del cambio hace que la previsión se haga cada vez más necesaria. De ahí la metáfora del faro de Gaston Berger: “el conductor de una carreta que se desplaza de noche al paso del caballo, en una carretera que conoce bien, no necesita más que una linterna de poca potencia para alumbrar su camino. Por el contrario, un automóvil que circula a toda velocidad en una zona desconocida, debe contar con luces potentes. Manejar en alta velocidad sin ver nada sería realmente una locura10.

La velocidad del cambio y su imprevisibilidad creciente suscitaron el desarrollo de teorías tales como la de la reactividad: ya que no vemos bien, seamos adaptables. El concepto es seductor pero la adaptabilidad instantánea es una ilusión cuando se tiene a cargo una organización. La responsabilidad de un equipo cuyo“know-how” no puede renovarse en un instante, y su movilización implica un mínimo de proyectos que se inscriban en el tiempo.

Podemos agregar que el largo plazo es el único horizonte sobre el que se puede realmente actuar con profundidad. Esto implica, por ejemplo, realizar nuevas infraestructuras, formar hombres, cambiar mentalidades y comportamientos. Prácticamente, en el horizonte de algunos meses, de tres o cinco años, los juegos están ya casi hechos, y los márgenes de maniobra son muy limitados.

Todo depende ahora de la ambición que se tenga y del papel que jugamos. Cuán diferente será la actitud del bombero que reacciona al acontecimiento, a la del estratega que se plantea provocar el hecho.

Michel Godet distingue tres actitudes frente a la incertidumbre y a las potencialidades del futuro: la actitud pasiva (padecer el cambio), la actitud reactiva (esperar el cambio para reaccionar) y la actitud prospectiva en el doble sentido de la pre-actividad y de la pro-actividad. “ La pre-actividad, escribe, es prepararse a un cambio anticipado mientras que la pro-actividad, es actuar para provocar un cambio deseado”11.

Es evidente que decir que el futuro es ámbito del poder no significa que dispongamos de un poder absoluto.

10BERGER Gaston. “Sciences humaines et prévision”. La Revue des Deux Mondes, n° 3, 1957.

11Ver de forma general: GODET Michel. Manuel de Prospective Stratégique, (tomo 1: Une Indiscipline Intellectuelle; tomo 2 : L'Art et la Méthode). Paris: Dunod, 1997,

reeditado y aumentado en 2001.

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Hay un problema de conjunto y de subconjuntos debido a la coexistencia en una misma escena de diferentes actores que ejercen simultáneamente poderes diferentes, más o menos fuertes, y más o menos conflictivos. Es toda la dialéctica del actor y del sistema, tan bien analizado por Michel Crozier12, y que explica que toda reflexión prospectiva debe integrar no solamente al conjunto de los factores, sino también el juego de actores.

Cada uno posee una parcela de poder que le permite hacer proyectos para sí mismo. Pero cada uno debe demostrar simultáneamente capacidad devigilia y anticipación para poder informarse (informaciones siempre inciertas) sobre el movimiento impartido al conjunto por la propia dinámica del sistema y por los hechos producidos por los demás.

Estamos todos en la posición del navegante que debe simultáneamente:

Esforzarse por anticipar el viento, los arrecifes y el movimiento de los demás navegantes que circulan en el entorno: ahí está la función de anticipación sobre su entorno estratégico; podremos eventualmente hablar de instrumentos de vigilia, de anticipación y de escenarios exploratorios.

Actuar – teniendo en cuenta todas las propias fuerzas y debilidades - para evitar al menos volcar, y en el mejor de los casos, llegar lo más pronto posible a buen puerto. Este “buen puerto” constituye el proyecto. Su realización pasará eventualmente por un ejercicio de planeamiento, o incluso de programación, el establecimiento de una estrategia y, en consecuencia, por la adopción de instrumentos de pilotaje.

La anticipación y la acción mantienen una relación dialéctica permanente. Esta dialéctica se basa en dos lógicas diferentes, pero complementarias, que podemos resumir con dos preguntas: ¿Qué puede suceder? ¿Qué puedo hacer?

Obviamente, los poderes de los actores son desiguales; por su distribución y su evolución, son objeto de retos y de estrategias de alianzas y de conflictos. Por esa razón, se hace referencia muy a menudo, en prospectiva, a la teoría de los juegos, pero con una complejidad extrema, por el hecho de que, a diferencia del juego de ajedrez, por ejemplo, en cualquier momento el tablero aquí es susceptible de cambiar de forma, las piezas pueden variar en número e incluso las reglas de juego pueden ser modificadas.

El futuro, ámbito de la voluntad

“No hay viento favorable para el que no sabe hacia donde va” decía Séneca (Cartas a Lucilio), destacando así que la vigilia prospectiva (y estratégica) tiene sentido sólo para aquél que es animado por una intención. El ejercicio mismo del poder supone la existencia de una razón motriz, de un sistema de ideas y de valores en virtud del cual seremos capaces de definir un objetivo, de forjarnos una visión de un futuro deseable.

Interviene aquí el concepto de proyecto (de pro-jacio, una imagen lanzada hacia adelante), expresión de una voluntad que, para ser cumplida, se inscribe necesariamente en el tiempo-un tiempo más largo que su aplicación, lo que implica una ruptura con el orden existente y una movilización de los medios no disponibles instantáneamente-. Aquí interviene la sutil ecuación entre el sueño y la razón, el primero generando “visiones” que nos formamos de un futuro mejor, y que, pasadas por el cernidor de la razón (algunos hablarán de estudios de factibilidad), serán los verdaderos motores de la acción.

La intención es distinta de la opinión, la cual es ampliamente fruto de una reacción, a menudo fugaz, al acontecimiento. De ahí que una de las dificultades mayores en prospectiva, sea la de detectar cuáles son las motivaciones profundas de los actores, más allá de lo que ellos quieren decirnos a través de sondeos (además muy raramente repetidos a intervalos suficientemente regulares) y, por supuesto, de sus declaraciones públicas.

12CROZIER Michel, FRIEDBERG Erhard. L’Acteur et le Système. Paris: Le Seuil, 1977.

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El PROYECTO

“Proyectar, es lanzar algo en un tiempo por venir. ¿Qué se lanza? Mi imaginación: ella fue a alojarse en un tiempo que no existe todavía, y allí, construye algo: un signum, y esta construcción me atrae, me hace señas, ejerce sobre mí una atracción presente, de modo que el porvenir imaginado determina acciones que le preceden en el tiempo, y lo prepara racionalmente.

Quisiera comparar la proyección de la imagen “allá lejos”, al del lanzamiento de la cuerda del montañista que se cuelga “allá arriba”: en ambos casos, hay primero lanzamiento, gracias al cual el actor se dirige hacia el punto de enganche; hay sin embargo una diferencia; el punto fijo del trepador existe objetivamente y le proporciona una ayuda concreta, mientras que el proyecto sólo existe subjetivamente y le proporciona solamente un estímulo moral.

Ya que me atreví a esta metáfora, la utilizaré otra vez para comparar la “intención” a la cuerda con la cual el montañista se impulsa hacia su meta. Es la fuerza de la intención la que le da oportunidades para realizar su proyecto: in-tendere, es tender, tenderse, esforzarse hacia una meta.”

De JOUVENEL Bertrand (de). L’Art de la Conjecture. Mónaco: éditions du Rocher, 1964 / Paris: SEDEIS (Société d'études et de documentation économiques, industrielles et sociales), col. Futuribles, 1972, pp. 43-44. Traducción al inglés: The Art of Conjecture. Londres: Weidenfeld b Nicolson, 1967.

Esta dimensión esencialmente subjetiva inherente a los proyectos - implícitos o explícitos - constituye un obstáculo importante frente a cualquier análisis del futuro que se quiere neutro o científico. En efecto, implica tratar de entender cuáles son los resortes y los motivos profundos que animan a los hombres y a sus organizaciones.

Además, interviene aquí el problema de la negociación entre el corto, el mediano y el largo plazo, que no puede estar disociado de los análisis sobre la intensidad del deseo, el poder de las ideas, los criterios de decisión y los procedimientos de arbitraje.

Para ilustrar el debate, bastará con mencionar que los criterios principales de decisión son hoy en día criterios que favorecen el corto plazo en detrimento del largo plazo:

- criterios de orden económico que implican maximizar los beneficios en el marco de los presupuestos anuales, de modo que, por ejemplo, un silvicultor tendrá el mayor interés en sembrar resinosos en vez de frondosos (de ahí el viejo debate sobre la tasa de actualización...);

- criterios de orden político que se traducen simplemente en la pregunta “¿Qué podré hacer de aquí hasta el final de mi mandato, que me confiera una ventaja a favor de mi reelección?”

No corresponde aquí insistir sobre los efectos perversos de juicios sesgados que sacrifican el largo plazo al corto plazo, con el riesgo de que tales decisiones arrastren efectos negativos de segundo grado, infinitamente más importantes que los beneficios inmediatos.

Ante la dictadura de lo efímero, ¿habrá que sustituirla por la dictadura del largo plazo? Claro que no. Pero salir de la esclavitud de lo cotidiano es indispensable para administrar el cambio en el sentido de lo deseable.

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CAPÍTULO III

Prospectiva versus pronóstico

Las características del enfoque

La prospectiva tiene tres características esenciales que la diferencian del pronóstico.

Es un enfoque pluridisciplinario, de inspiración sistémica. Partiendo de la constatación elemental de que los problemas a los cuales nos enfrentamos no podrían ser reducidos a una sola dimensión, ni comprendidos correctamente si se los mira con la lupa, como nos han enseñado a hacer en disciplinas académicas distintas, la prospectiva se propone aprehender las realidades a través del conjunto de sus aspectos, de todas sus dimensiones, sea cual fuera su naturaleza.

Tomando prestado los principios del análisis de sistemas de forma genérica, la prospectiva nos invita a considerar los fenómenos a partir de un estudio del conjunto de los factores y de sus interrelaciones.

Es un planteamiento que integra la dimensión del largo plazo, pasado y por venir. No porque los prospectivistas estén obsesionados con el futuro, sino porque:

- En todo sistema, coexisten variables impregnadas de una gran inercia (aquéllas, por ejemplo, correspondientes a los ecosistemas y a los cambios demográficos), con otras cuyas variaciones intervienen sobre escalas de tiempo siempre más cortas (la innovación tecnológica, las fluctuaciones de las tasas de cambio...)

- Sólo el análisis de horizontes de largo plazo permite eliminar los “efectos de período” , aprehender la dinámica profunda de los sistemas, y analizar, a salvo de la tempestad, los resortes profundos de la evolución.

- Sólo en el mediano y el largo plazo podemos recuperar la suficiente libertad de maniobra para iniciar verdaderas transformaciones.

- La reflexión de largo plazo se impone cada vez más en la medida en que nuestros poderes aumentan y que las acciones que emprendemos pueden tener graves consecuencias. Claro que esto ya era verdad en tiempos de las vías romanas que, durante siglos han configurado nuestros territorios. Pero, esto es aun mas cierto cuando se manipulan, ayer el átomo y hoy los genes, y que pueden ofrecerse clones, por ejemplo, como reserva deórganos, como la copia de uno mismo o como un fantasma de inmortalidad por replicación”13.

La prospectiva es un planteamiento que integra las rupturas y por ende, en vez de postular la permanencia del cambio (mañana diferirá de hoy exactamente como hoy difiere de ayer), se esfuerza por tener en cuenta los fenómenos de discontinuidad y de ruptura, sufridos o deseados, resultando de factores tan diversos como:

- los efectos de umbral (por ejemplo, saturación de un mercado);

- la irrupción de innovaciones de todo tipo y de actores quebradores de costumbres;

- la voluntad humana de modificar las reglas del juego.

Es esencialmente a este nivel que se opera la distinción entre los métodos de pronóstico y los de la prospectiva. Los primeros se basan-como lo afirmaba Gaston Berger- sobre lo precedente, la analogía y la extrapolación: tres procedimientos que se inspiran de la retrospectiva14. Suponen un mundo estable en el cual consideramos que mañana diferirá de hoy como hoy de ayer, las mismas cosas cambiando siempre del mismo modo al mismo ritmo, en el mismo sentido, siguiendo leyes inmutables de algún modo.

Para usar la fórmula de Gaston Berger, “todo se repite” dice a menudo el administrador timorato para tapar los fallos de su voluntad. “Todo se parece”, añade, para justificar la rapidez de sus análisis y disculpar la pobreza de su imaginación. “Todo continúa” proseguirá con la autoridad que le confieren los números y dando a una simple rutina exploratoria las apariencias de un pronóstico científico.15

13SALOMON Jean-Jacques. “Le clonage humain: où est la limite ?” Futuribles, n° 221, junio de 1997, pp. 55-68.

14 BERGER Gaston. “Sciences humaines et prévision”. Op. Cit.

15Ibidem.

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El instrumento privilegiado del pronosticador, más allá de los métodos estadísticos clásicos (extrapolación, curvas envolventes, etc.), es el modelo econométrico que proviene de la mecánica y fue transferido a la microeconomía, y luego a la macroeconomía.

Los modelos

Los modelos16 son sistemas de ecuaciones con los que queremos representar cómo interactúan entre ellas las variables de un subsistema que hemos aislado de su contexto, en un sistema de ecuaciones que utilizaremos para efectuar simulaciones de futuro.

Este sistema se construye sobre la observación del pasado. Supone pues, que la representación que hemos hecho del pasado es correcta, pero sobretodo que:

- El subsistema así aislado (su morfología y su fisiología) no se modifique en el futuro; por ejemplo, que no existan efectos de umbral en el que las “reglas del juego” sean modificadas.

- El funcionamiento del subsistema no va a ser cuestionado por la irrupción de otra variable, ayer considerada exógena, y que no fue por lo tanto identificada.

Finalmente y sobre todo –suponiendo adquiridas la perpetuidad y la autonomía del subsistema-, este modelo de simulación (a pesar de su aspecto muy científica, por estar lleno de ecuaciones) no garantiza ni la exactitud, ni el carácter científico del pronóstico. Los resultados conservarán en efecto el mismo estatuto, arbitrario y subjetivo, que las hipótesis de entrada.

Y la experiencia,, muestra, lamentablemente, que si bien los economistas y los demógrafos, entre otros, adoran este tipo de modelos siempre más sofisticados, sus hipótesis de entrada son a menudo bastante primarias, arbitrarias y frágilmente argumentadas.

Los escenarios

Método preferido por los economistas, econometristas, estadísticos y pronosticadores, el método de los modelos es a menudo opuesto al método de escenarios, más desarrollado y utilizado por los prospectivistas, que parten de esta postura básica: más vale una aproximación grosera justa que un pronóstico muy fino pero erróneo. En otros términos, más vale barrer ampliamente y resaltar algunas macrotendencias que utilizar herramientas muy sofisticadas sobre segmentos de realidades que producen pronósticos cifrados muy precisos, pero generalmente erróneos porque ignoran las discontinuidades, las bifurcaciones y las rupturas- tanto las que nos arriesgamos a padecer como las que podemos nosotros mismos provocar -.

ESCENARIOS Y VARIANTES

Es frecuente encontrar el término de “escenarios alternativos” empleado de manera abusiva por algunos pronosticadores. Es así, ellos suelen por ejemplo decir, , que han elaborado tres escenarios alternativos sobre el futuro de la economía mundial. En realidad, no hay nada de eso. Con la ayuda de un modelo econométrico, que pretende representar un subsistema aislado de su contexto exterior (de ahí la formula “todas las cosas iguales – y suponiendo que la morfología y la fisiología del subsistema queden perennes –“) han establecido una proyección, a menudo llamada media. Luego, adoptando hipótesis más o menos optimistas, van a sacar una variante alta y una variante baja. Pero es siempre el mismo sistema funcionando de manera más o menos eficiente.

Los escenarios alternativos, tales como los utilizamos en prospectiva, suponen en principio configuraciones morfológicamente diferentes. No es un poco más o un poco menos de la misma cosa, sino que es otra cosa, otra historia construida a partir de transformaciones estructurales del sistema.

16En el lenguaje científico moderno, el término “modelo” ha tomado un significado inverso al que tenía tradicionalmente en las artes y la moral. Antiguamente,

llamábamos “modelo” a lo que se representaba, (el modelo del pintor) o a lo que se imitaba (un modelo de virtud); ahora, llamamos “modelo”, a lo que está construido artificialmente para representar la realidad o imitar la realidad. Es exclusivamente en este sentido que utilizamos la palabra aquí. Un modelo de la economía nacional es un sistema de ecuaciones que enuncian las relaciones que se estiman imperan entre las variables importantes del sistema. El s istema es “econométrico” si los parámetros que figuran en estas relaciones reciben expresiones numéricas”. In JOUVENEL Bertrand (de). L’Art de la Conjecture. Op.cit.

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Capítulo IV

Las etapas de la prospectiva

No daremos cuenta, en el marco de este breve ensayo, de todos los métodos utilizados en prospectiva17, que agruparía personalmente en tres grandes categorías. La primera abarcaría el conjunto de herramientas y métodos de la estadística y del pronóstico económico, que no deberíamos descartar tan rápidamente. La segunda categoría agruparía el conjunto de métodos llamados cualitativos, que abarcan desde el brainstorming (tormenta de ideas) hasta el método de escenarios, sin olvidar obviamente todos aquéllos tomados de las ciencias sociales, las encuestas Delphi, etc.. La tercera categoría, de una clase diferente, agruparía al conjunto demétodos probabilísticos.18

Lo que intentaré explorar más bien aquí son las distintas etapas del proceso prospectivo. Estas son esencialmente cinco:

1. La definición del problema y la elección del horizonte.

2. La construcción del sistema y la identificación de las variables claves.

3 La recopilación de datos y la elaboración de las hipótesis.

4. La construcción, a menudo con forma de arborescencia, de los futuros posibles.

5. La selección de estrategias.

La definición del problema y la elección del horizonte

Por más elemental que parezca, sabemos por experiencia que es bueno repetirlo: es indispensable ser tan claro como preciso en la explicitacion del problema, asegurarse esencialmente de que el título de la pregunta no lleve a confusión, y de que el campo esté bien delimitado.

Cuando hablamos del horizonte, solemos decir que un “buen” horizonte para un estudio prospectivo es el de las rupturas: la fórmula proviene de una tautología, sería necesario entonces realizar el estudio en primer lugar, antes de poder precisar ese punto. Por añadidura, en muchos casos, no hay una ruptura repentina claramente caracterizada, sino más bien una sucesión de micro rupturas, o incluso de inflexiones apenas perceptibles, que generan finalmente una nueva dinámica.

De hecho, el horizonte es elegido en función de:

la inercia del sistema y la necesidad de poder borrar los “efectos periódicos”, generadores de turbulencias nocivas a la correcta comprensión de la dinámica profunda del sistema;

el calendario de las decisiones por tomar, del poder de decisión y de los medios de acción (es inútil elaborar una estrategia si no se dispone de los medios para su aplicación);

el grado de rigidez y la motivación de los actores.

No existe ninguna receta milagrosa, sino que se requiere más bien de un máximo de sensatez y de pragmatismo en la elección a efectuar.

17Sobre estos métodos, ver GODET Michel. Op. cit., en particular L'Art et la Méthode.

18 Recordemos aquí la publicación de Condorcet “Réflexions sur la méthode de déterminer la probabilité des évènements futurs, d'après l’observation des évènements

passés. Mémoires sur le calcul des probabilités. In Mémoires de l’Académie royale des sciences (1783), y la obra mayor de NEUMANN John (von) y MORGENSTERN Oskar. Theory of Games and Economic Behaviour. Princeton : Princeton University Press, 1944.

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La representación del “sistema”

La primera etapa consistirá en identificar las variables de toda clase, que ejercen, o son susceptibles de ejercer influencia, al problema en estudio, para poder elaborar una lista de dichas variables con un nivel de desagregación coherente (no mezclar variables “genéricas” con otras demasiado especificas), asociadas cada una de ellas a una definición tan precisa como sea posible.

Esta lista puede ser establecida por una sola persona. Pero, a fin de evitar el exceso de subjetividad, ésta será en general elaborada por un grupo de trabajo pluridisciplinario, compuesto de actores y especialistas. Su elaboración podrá dar lugar a encuestas documentales, entrevistas a expertos yconsultas diversas.

La segunda etapa consiste en analizar las relaciones entre las variables, muchas veces recurriendo a una matriz de impactos cruzados, en la que dichas variables se llevan a líneas y columnas, a fin de poder examinarde forma sistemática, las relaciones de causalidad entre ellas.

Completar tal matriz, con ayuda de un grupo de trabajo, y eventualmente de entrevistas a expertos, de investigaciones documentales, o incluso de estudios especiales, puede parecer pesado y aburrido. Pero tiene dos utilidades:

a) La primera es dotar al grupo de trabajo de una cultura y un enfoque comunes frente al problema estudiado.

b) la segunda tiene que ver con los resultados que se podrán obtener en el tratamiento de esta matriz, y que permitirá, para cada variable, calcular:

un índice de motricidad, a veces llamado también índice de influencia (midiendo la intensidad con la cual esta variable actúa sobre el sistema);

un índice de dependencia (que mide la intensidad con la cual esta variable está regulada por el sistema).

Todas las variables podrán entonces ser representadas en un gráfico llamado de motricidad-dependencia (o de influencia y dependencia), que permitirá ver rápidamente cuáles son las variables motrices del sistema estudiado.

Una opción a considerar es si integrar o no a los actores en la lista de las variables. Si no han sido integrados, se establecerá, al menos para las variables más determinantes, un gráfico sobre el cual - variable por variable, y luego actor por actor – examinaremos cuál es el poder (o cuál podría ser el poder) de cada actor sobre cada variable, sus fuerzas y debilidades respectivas y los juegos de alianza o conflictos que podrían instaurarse entre ellos.19

Al terminar esta etapa, dispondremos de una idea bastante clara de las variables claves y de los actores principales, que determinan la evolución del sistema, de forma que ya podremos pasar a la etapa siguiente.

Compilación de datos, definición de las hipótesis de evolución

Esta etapa es, incuestionablemente la más pesada, puesto que, para cada variable motriz convendrá contestar a las tres preguntas que siguen:

¿Cómo ha evolucionado esta variable en el pasado?

¿Cuál es su evolución tendencial (extrapolación razonada)?

¿Cuáles son las inflexiones y rupturas eventuales que podrían llegar a frustrar la evolución tendencial?

Ahora bien, para contestar correctamente estas tres preguntas, conviene resolver cinco problemas.

¿Cuáles son los indicadores pertinentes para dar cuenta de la evolución de la variable en cuestión?

La elección del indicador es absolutamente fundamental. A veces, tendremos que tratar con indicadores llamados “simples” y cuantificables; sin embargo, no deja de ser indispensable conocer sus virtudes y sus límites respectivos. Es así que, si me intereso por la renovación generacional, ¿puedo referirme al número real de los

19Sobre los métodos correspondientes, ver GODET Michel. Op. cit., y el sitio Internet www.3ie.org/lipsor,/logiciels.htm .

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neonatos en un año, a la tasa de natalidad (informe del número de nacimientos en la población estimada a mediados del año en cuestión), al índice coyuntural de fecundidad (número promedio de niños por mujer en edad de procrear en un año dado) o a la descendencia final de cada generación (número promedio de niños por mujer que ha terminado su ciclo de fecundidad)? Cada uno de estos indicadores es útil; sin embargo, su utilidad respectiva es relativa.

A veces, tendremos que tratar con indicadores llamados “compuestos”. Uno de los más conocidos es indudablemente el PBI. Este mide la renta monetaria generada por la producción de bienes y servicios en un país dado: la renta vinculada a la producción de bienes positivos (que contribuyen al bienestar), sin que necesariamente se contabilicen todos los bienes que entren en esa producción (los bienes llamados “ gratuitos”, como el oxígeno) ni los bienes negativos descontabilizados (“las externalidades”, como las contaminaciones y las molestias), mientras que los “costos de descontaminación”, por su parte, se contabilizarán positivamente. Del mismo modo, por ejemplo, el trabajo doméstico no entra en el PBI por la sencilla razón que no da lugar a intercambios mercantiles.

Otro indicador compuesto, aún más discutible, es el famoso índice de desarrollo humano (IDH) desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Estos indicadores provienen de un cóctel en el cual entran el nivel de renta, el estado de salud, las desigualdades, el nivel educacional y hasta el de las libertades públicas.20

Cuando, finalmente, nos ocupamos de la evolución de los valores o de cualquier otra variable imperceptible con ayuda de instrumentos contables simples, el problema es aún más complicado. Y si por casualidad, tenemos que interesarnos, (¡y debemos hacerlo!), por ejemplo, por los modos de vida, el problema de su definición y de los indicadores pertinentes, así como su ponderación, obviamente, sería aún más complejo.

¿De qué datos podemos disponer, tanto cualitativos como cuantitativos? ¿ cuál es su fiabilidad y que ponderaciones, si es que son necesarias, podemos aplicar?

El PBI no es un indicador de felicidad nacional, tampoco es un indicador de bienestar individual. Es una evidencia. Pero supongamos que nos interesemos en el PBI per cápita. ¿Vamos a medirlo en euros corrientes, en euros constantes, en paridad de poder adquisitivo (PPA) y, accesoriamente, en su índice de crecimiento anual, o en volumen? Aquí también las opciones no son neutras. Y antes de interesarnos ya por el futuro, toda representación de las evoluciones pasadas tendrá un fuerte impacto sobre las opciones que hagamos.

Esto es crecientemente cierto, cuando buscamos entender las relaciones entre dos variables. Así, al interesarme por las relaciones entre el crecimiento económico y el empleo, cuando observo la evolución de estos dos factores durante los treinta últimos años, el paralelismo entre ambos me lleva a pensar que están íntimamente ligados. Si, por el contrario, comparo su evolución en volumen, el divorcio me aparece increíble... ¿Cuál es entonces la representación más adecuada sobre la cual yo pueda construir un razonamiento?

¿Cuáles son las series temporales pasadas que conviene retener, sabiendo que, en una extrapolación, todo depende de la base de referencia?

Así vemos que el índice de fecundidad en Francia, durante dos siglos, se ha caracterizado por períodos de alza y declinación y que, si no se le presta atención, se podrían llegar a hacer extrapolaciones diametralmente opuestas.

20 Ver BANETH Jean. “Les indicateurs synthétiques de développement” ; y GADREYJean. De la croissance au développement. A la recherche d'indicateurs alternatifs”.

Futuribles, respectivement, nº 231, mayo de 1998, pp. 5-27, y n° 281, diciembre de 2002, pp. 39-71.

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¿Qué interpretaciones podemos dar a estas evoluciones pasadas? En otros términos, ¿cuáles son las causas de los efectos observados?

La ausencia de un análisis causal adecuado puede conducir a extrapolaciones absurdas, puesto que se ha extraído la causa del fenómeno. Por ejemplo, los avances realizados en relación a la esperanza de vida han resultado, durante mucho tiempo, de la disminución de la mortalidad infantil (lo que resulta en un aumento de niños). En cuanto ésta alcanza un nivel piso, esta causa desaparece. En cambio, otro factor toma ahora la posta, (el retroceso de la edad de la muerte), y resulta en un efecto opuesto.

5) Las opiniones

Desconfiemos de la idea según la cual el pasado sería el ámbito de los hechos perfectamente reconocibles y el futuro el de las opiniones totalmente arbitrarias. El análisis del pasado da lugar a varias interpretaciones y desafía aún a menudo el conocimiento.

¿QUIÉN POSEE EL SABER?

Desde hace algunos años se ha instaurado un absurdo debate entre los partidarios de la tecnocracia y los de la democracia llamada participativa: para unos, sólo los especialistas están habilitados a pronunciarse; para otros, habría que estar permanentemente escuchando a la “sociedad civil” para detectar la demanda social.

¡Absurdo! Nadie es dueño de la verdad sobre el futuro.' ¡Los especialistas se equivocan a veces, pero no siempre1! Imaginar que consultando a la “sociedad civil” – peor aún, con los sondeos de opinión – , vamos a poder saber cuál es la demanda social, o decidir, por ejemplo, la construcción de un ferrocarril que marcará el territorio durante décadas -si no siglos- es ingenuo y demagógico.

Por supuesto, hay que asociarse con los especialistas, si es posible de distintas disciplinas e ideologías. Y claro está, hay que esforzarse por involucrar a las poblaciones en estos ejercicios de anticipación, y, por qué no, en la elaboración de proyectos y de estrategias. Siendo coautores, se apropiarán más seguramente del proyecto, se movilizarán más y de mejor grado en favor de su realización. Pero guardemos el sentido de la proporción.

formadle mismo modo, se ha instaurado un debate entre los partidarios de la prospectiva “al servicio del príncipe” vs. los partidarios de la prospectiva para el pueblo. Verdadero tema por otra parte. de hecho, Necesitamos, las tres: la prospectiva al servicio de las decisiones, la prospectiva como cultura política ciudadana, y la prospectiva en las instancias parlamentarias, donde, teóricamente al menos, se ejerce frente al Ejecutivo, un contrapoder que no es el de la calle, pero sí el de representantes del pueblo democráticamente elegidos2.

No es el futuro en si mismo que es objeto de especulaciones gratuitas. Debe ser objeto de hipótesis que, a falta de poder ser experimentadas, se deben sustentar en índices, análisis... Tal es el caso en particular de las opiniones enunciadas relativas a las inflexiones y las rupturas que podrán ocurrir con relación a una evolución tendencial dada, a veces combinadas con probabilidades asignadas a dichas inflexiones y rupturas.

Seamos más claros aún. Algunas variables, impregnadas de inercia, se caracterizarán por tendencias pesadas - por ejemplo, el envejecimiento de la población. Si razonamos para un lapso de 10 años, entonces será inútil elaborar hipótesis demasiado contrastadas. El envejecimiento de la población podrá ser más o menos intenso, pero la tendencia, caso omiso de una catástrofe mayor, no podría invertirse.

En otros casos, tendremos el sentimiento de una tendencia emergente, de un hecho -o, mejor aún, un conjunto de síntomas (las famosas “señales débiles”)- que nos hace pensar que una tendencia se destacará y que pesará mucho sobre el porvenir. Así pasó, a los ojos de algunos analistas, con el rebrote de crecimiento económico observado en Europa al final de los años noventa (cf. supra, p. 23). ¡Cuidado, no nos confundamos!: ¡una golondrina no hace la primavera!

Por lo tanto, no sabremos muchas veces cómo va a evolucionar la variable. Debemos entonces elegir varias hipótesis, cuidando de que no sean ni demasiado contrastadas ni demasiado restrictivas. Ni demasiado contrastadas, porque si imaginamos que todo es posible, y su contrario también, (abanico de las posibilidades abierto a 180 grados), no vamos a ir lejos. Ni demasiado restrictivas, para no omitir posibles discontinuidades o rupturas.

1 Ver CERF Christopher, NAVASKY Victor. The Experts Speak. New York: Villard Books, 1998, 448 p.

2 JOUVENEL Hugues (de). “La prospective pour une nouvelle citoyenneté. Futuribles, n° 59, octubre de 1982, pp. 3-15

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1960 Presente 2030 H2

Debemos reflexionar, eso es indiscutiblemente lo más importante. Y no imaginar que primero vamos a trabajar sobre nuestra representación del pasado, para que a continuación, (¡eureka!) inventemos las evoluciones que deben llegar. Nuestras opiniones sobre los futuros posibles se alimentan de nuestras reflexiones sobre el pasado, del trabajo de hormiga que hemos realizado para representar y comprender cómo funcionan las cosas; todo ello alimenta nuestra reflexión, y también - no lo olvidemos -nuestra imaginación.

Después de esta etapa, dispondremos para cada variable, de una representación de su evolución pasada y de una hipótesis de su evolución en el futuro. La etapa siguiente consistirá entonces en explorar cuáles son las combinaciones posibles entre estas hipótesis para construir escenarios.

La construcción de escenarios

Tomemos un ejemplo realmente muy simple: un ejercicio de prospectiva demográfica. La evolución, en este ámbito, es determinada por tres variables: los nacimientos, las muertes y el saldo migratorio. A diferencia de las personas que elaboran proyecciones a partir de hipótesis a menudo elegidas de manera muy arbitraria, a la luz de las evoluciones pasadas, vamos a intentar definir hipótesis razonadas más contrastadas para cada variable, y luego explorar sus posibles combinaciones.

Variables Hipótesis Nacimientos Muertes

Saldo migratorio

H2

H3

H3

H3

Esce narios

H4

Lectura: El escenario B es resultado de la combinación de las hipótesis H2 para la variable “nacimientos”, H1 para la variable “muertes”, y H2 para la variable « saldo migratorio

Notemos de paso que, incluso en un "sistema" tan simple, compuesto por tres variables motrices, objeto cada una de tres o cuatro hipótesis, el número de combinaciones posibles es bastante alto (3 x 3 x 4, lo que representa 36 escenarios), aunque se excluyan algunas de inmediato, debido al principio, siempre discutible, de la coherencia. Como el objetivo no es de ahogar al responsable sino de esclarecerlo, hay que elegir opciones

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para retener finalmente apenas un reducido número de escenarios que consideremos pertinente para ilustrar el espectro de los futuros posibles21.

Pero entendamos que cada una de estas mismas variables está influenciada por varios factores. Por ejemplo, la evolución del número de nacimientos por el número de mujeres en edad de procrear, la edad de unirse en pareja (¿a pesar de que..?), su deseo de tener hijos, sus expectativas frente al futuro (en términos de empleo, ingresos, vivienda, etc.).

Podríamos así decidir que una verdadera prospectiva demográfica exigiría una segmentación en tres subsistemas (también llamados componentes): el subsistema "nacimientos", el subsistema "muerte" y el subsistema "saldo migratorio". Cada uno de ellos es regulado por varias variables, y objeto de hipótesis más o menos contrastadas, que combinadas darán lugar a micro escenarios por subsistema, los que, finalmente, se combinarán entre ellos para elaborar escenarios globales. Es el método llamado morfológico que hemos experimentado, con la ayuda de François Bourse, en el estudio que conduje durante la segunda mitad de la década 1980 sobre Cataluña para 201022 y hemos aplicado, desde entonces, en una serie de estudios referentes a temas tan diversos como el futuro de las jubilaciones, el de la agricultura o el de Europa.

La importancia de la base y de las progresiones

Un escenario está constituido por tres elementos:

La base, que no es otra cosa que la representación que hacemos (a condición de que sea fiel) de la realidad actual entendida en su dinámica a largo plazo.

Las rutas, que son construidas haciendo progresar el sistema en la escala del tiempo, sabiendo que a medida que avanzamos, planteamos preguntas frente a las cuales consideramos varias hipótesis, para a continuación“desplegar” las consecuencias (proceso "si... entonces..."). Así pues, se construye por deducción (estableciendo en cada caso la condicionalidad) la estructura arborescente de los futuros posibles, y los descendientes potenciales del presente.

Las imágenes finales, que se obtienen en distintos períodos y particularmente en el horizonte del estudio, después de las progresiones antes mencionadas.

Es necesario hacer hincapié en el hecho de que la elaboración de imágenes finales no es más importante que los caminos para llegar a ellas. Por eso es esencial, en tal planteamiento, definir el orden de magnitud de los fenómenos y el momento de su aparición; en una palabra, de situarlos en el tiempo. Así pues, muy distinto será la visión que tendremos del futuro del Estado benefactor en Francia, si consideramos que el desempleo se reducirá cuando ocurran los problemas vinculados al envejecimiento de la población (de modo que será fácil alargar el tiempo de actividad profesional y en consecuencia el número de de cotizaciones anuales), o por el contrario, que el desempleo seguirá creciendo hasta 2005 y que la gente continuará en ese entonces jubilándose cada vez más temprano; la conjunción de los dos fenómenos (el del subempleo y el de la jubilación) hará casi imposible el mantenimiento del sistema actual de protección social durante la primera década del siglo.

Es necesario denunciar vigorosamente una práctica común que consiste en limitarse a elaborar una imagen (una instantánea) en un año dado a modo de escenario, sin preocuparse de cómo se llegó a ella. Esta práctica lleva casi ineludiblemente a hacer que algunas evoluciones se encuentren artificialmente en el año 2010 o 2020, sin tener en cuenta su diferente temporalidad: así se confunden desarrollos previsibles a cinco años, con otros poco realistas antes de 50 años.

¿Aproximación? ¡De acuerdo! Pero evitemos las fórmulas del tipo: “el envejecimiento de la población será una carga pesada para los fondos públicos”. ¿Cuánto pesará, en qué horizonte? Evitemos de la misma manera esta fórmula: “el crecimiento económico debería alcanzar x % entre 2000 y 2005”, especialmente ambigua puesto que

21Algunos expertos estiman útil, a este nivel, el recurrir a una probabilización, incluso con ayuda de métodos formalizados. No olvidemos nunca, sin embargo, que sean

cuales sean los métodos de tratamiento de la información, ésta tiene, a la salida, sólo el valor que tenía a la entrada.

22. Cf. JOUVENEL Hugues (de), ROQUE Maria-Àngels. La Catalogne ou 1'horizon 2010. Paris: Economica, 1994. Aqui, se puede utilizar el “método morfólogico”,

arreglado por ZWICKY Fritz. Morphology of Propulsive Power. Pasadena (Californie): Institute of Technology, 1962 ; y HETMAN Francois. Le Langage de la prévision. Paris: SéDéIS

(col. Futuribles), 1969 y GODET Michel. Op. cit.

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se puede concluir que es probable que será del x % (prospectiva exploratoria), así como que convendría que sea del x % (normativa). Las dos afirmaciones no tienen el mismo sentido en absoluto.

Haremos notar que en el método de los escenarios, el peligro es perderse ante la complejidad de las carreteras, de confundir las pistas, multiplicando demasiado los escenarios en vez de sacar a la luz algunas grandes opciones e ilustrar las consecuencias. Debemos, pues simplificar las cosas, puesto que el objetivo no consiste en ahogar al responsable sino en iluminarlo, simplificación imprescindible a la que se debe proceder con las precauciones antes mencionadas.

Los escenarios aquí descritos son algunos escenarios exploratorios que, como bien su nombre indica, están destinados a explorar el campo de lo posible. Muy distintos son los escenarios normativos que podemos calificar también de estratégicos. En vez de partir del presente hacia el futuro, provienen de un objetivo que se estableció en el futuro y se remonta en el tiempo, abriendo la cuenta regresiva de las acciones que deben emprenderse para alcanzarlo.

Seamos claros, el planteamiento habitual involucra a ambos enfoques: escenarios exploratorios para despejar lo que puede ocurrir, escenarios estratégicos para explorar lo que se puede hacer. Un mínimo de cuantificación, al menos resulta útil, aunque más no sea para comprobar el fundamento y la coherencia del ejercicio. Se combina actualmente más con la elaboración de los escenarios y la construcción de modelos simplificados de simulación.

Las opciones estratégicas

No podemos esperar que el ejercicio dicte científicamente a los responsables la opción a tomar. Su cualidad radica en esclarecer el camino lo más claramente posible, detectar cuáles son las principales tendencias, las principales incertidumbres, los riesgos principales de ruptura, los desafíos que se nos planteen el riesgo a exponernos, las estrategias que podríamos adoptar, sus ventajas y sus respectivas desventajas.

Es al sujeto decisor, por así decirlo, al que le toca elegir sus apuestas, a veces en secreto, a veces después de un debate público, que será tanto más rico en cuanto el planteamiento prospectivo sea más transparente y el ejercicio sea desarrollado en cooperación con los propios actores sociales. Pero, en realidad, entra aquí en escena el problema infinitamente más complejo del proceso de toma de decisiones y el papel que ejerce en él la prospectiva. Pero sería indudablemente el objeto de otro libro.

Recordemos simplemente, en esta fase, que está el problema del conjunto y de los subconjuntos que lo conforman, que voy a ilustrar con el ejemplo del ejercicio de prospectiva INRA 202023. El futuro del INRA (Instituto Nacional de Investigación Agraria) no puede ser examinado in vitro; dependerá en parte de la evolución de su medio ambiente estratégico, sobre el cual tiene apenas influencia, y en parte de su dinámica propia (su cartera de competencias, sus equipos, su gestión, ...) sobre la que si puede actuar. No pongamos pues en una misma bolsa las variables sobre las que podemos ejercer influencia (lo cual depende de nuestra estrategia como decisores) y aquéllas que no están bajo nuestro control.

CONCLUSIÓN23

JOUVENEL Hugues (de), DURAND Nicolas (coop.). INRA 2020. Des scénarios pour la recherche. Alimentation, agriculture, environnement. Paris : Futuribles Internaciónal / INRA Éditions, 2004.

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Artíf ices del futuro

A Jacques Lesourne, le gusta decir que el futuro depende de la casualidad, de la necesidad y de la voluntad. Tiene razón. Recordemos sin embargo que “la casualidad sólo es aprovechada por las mentes atentas” y que cuando uno cae bajo la influencia de la necesidad, se debe muchas veces a nuestra imprevisión. No quiero con esto pretender que todo es sólo una cuestión de voluntad, incluso porque ninguna voluntad, por suerte, es todopoderosa, y que varias voluntades se ejercen simultáneamente.

Pero es cierto que hay que terminar con la idea de que el futuro se nos escapa, que sólo depende de factores y actores frente a los cuales no podemos nada. Hay que terminar con la idea de que estaríamos condenados, por adelantado, a ser espectadores de un futuro ajeno. Hay que reapropiarse individual y colectivamente del futuro, y hacerse todos juntos artífices de un futuro elegido.

A este respecto, se impone realizar una revolución cultural en nosotros como individuos, miembros de distintas comunidades humanas, actores de un ecosistema y ciudadanos. Tenemos en todas estas esferas, un lugar, un papel que asumir, opciones que hacer, responsabilidades por ejercer. Así es la condición humana, lo que la hace digna y le también impone humildad. La prospectiva –vuelvo a la filosofía– es hija de la libertad y de la responsabilidad. No es, pues, un oficio y menos aún una caja de herramientas. Es más bien una filosofía, una forma de ser, una manera de ver las cosas, y, para aquellos que la practican a veces sin saberlo, (como el señor Jourdain y su prosa en la obra de Molière), un modo de vida.

Exige ciertamente un espíritu , a la vez crítico y creativo. Exige sentido común, algo de curiosidad, de reflexión y quizás un poco de audacia. No nos engañemos sobre los métodos formales. Son útiles herramientas de procesamiento, pero sus resultados no valen más que lo que ahí entró como datos, interpretaciones y opiniones. Son a veces también garantes útiles frente a cierto rigor intelectual que se impone, si queremos evitar que la prospectiva sea asimilada a unas amables discusiones de salón.

A este respecto, necesitamos desarrollar estructuras verdaderamente independientes de reflexión sobre el futuro, lugares donde podamos realizar investigaciones sobre la epistemología de la prospectiva y los métodos, donde podamos producir y confrontar puntos de vista contrastados sobre los futuros posibles y las opciones a tomar. Ese es el concepto de “foro previsor” que dio lugar a la creación, y constituye la razón de ser del grupoFuturibles.

En definitiva, cuando llegue el momento de elegir - no nos engañemos, no todos están en posición de elegir y el momento no es siempre el correcto-, no le tocará al prospectivista elegir o dictar “la buena solución”. Le tocará al decisor ejercer su oficio, lo cual, en cualquier caso, y, según su carácter, le exigirá correr un riesgo.

Asumirlo, es su privilegio.

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