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¡¡Todavía falta un elemen- to combustible, pongan el NN14 en la posición D5!!. E ra el dato que los físicos, desde la mesa de cálcu- los, le darían a los operadores, para alcanzar la primera criti- calidad del reactor nuclear RP10, aquella noche del 30 de noviembre de 1988. Los años habían transcurrido lenta- mente, desde 1980 cuando in- gresamos al IPEN, habíamos hablado mucho sobre este reactor en las clases teóricas de la maestría en energía nu- clear. Inclusive habíamos reci- bido entrenamiento en Argen- tina, bajo la dirección de los responsables del diseño y construcción del reactor, en sus respectivos laboratorios de los importantes Centros Ató- micos de Constituyentes y Eseiza, en Buenos Aires. Aho- ra, todo ese conocimiento acu- mulado debía ponerse a prue- ba, “será históri- co participar en la primera pues- ta a crítico del RP10”, comentá- bamos. Durante meses previos (según el plan de pues- ta en servicio- PES) se habían realizado las pruebas denominadas en frío –sin presencia de los combus- tibles y neutrones-, cada una de las partes había funcionado excelentemente. Pero, aquella noche, la prueba mayor sería que igualmente funcionasen bien cuando se tuvieran los combustibles y la fuente de neutrones, en el núcleo. Por la mañana de ese día, debíamos lucir mandiles nuevos, era un día especial. Las autoridades del IPEN habían coordinado con la delegación argentina en Lima, para que fuesen testi- gos de este acontecimiento y, como no podría ser de otra manera, la prensa también había sido invitada. En el laboratorio de física de reactores los nervios eran visi- bles. Vamos a revisar de nue- vo el procedimiento de puesta a crítico. Traigan el papel mi- limetrado, las reglas y las cal- culadoras. Ah, los lápices. No se olviden de asegurarse que los portaminas tengan carbón. No queremos dar mal espec- táculo. ¨ Agustín, no crees que ya lo hemos hecho lo sufi- ciente ayer todo el día, y salió bien. No nos pongas nerviosos, todavía hay tiempo, vamos con cal- ma. Contestó Pepe, mientras se arreglaba el cinturón del man- dil, y hablaba a su colega. ¨ Esteban, tómame una foto, antes de subir al ring. Pueda que no salga nada, al menos, me que- daré con este recuerdo. ¨ Veo que para arreglarte no pierdes un minuto, Apúrate que ya es hora de llevar las cosas arri- ba, a poco se va a iniciar la experiencia. Pero, mm, 3ULPHUD 3XHVWD D &UtWLFR GHO 53 /D 1RFKH GHO GH 1RYLHPEUH GH “Ahora, todo ese conocimiento acumulado debía ponerse a prueba, “será histórico participar en la primera puesta a crítico del RP10” Volumen 1 Nº 11 Página 33

PRIMERA CRITICALIDAD DEL REACTOR NUCLEAR RP10: 30 NOVIEMBRE 1988

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Page 1: PRIMERA CRITICALIDAD DEL REACTOR NUCLEAR RP10: 30 NOVIEMBRE 1988

¡¡Todavía falta un elemen-to combustible, pongan el NN14 en la posición D5!!.

E ra el dato que los físicos, desde la mesa de cálcu-

los, le darían a los operadores, para alcanzar la primera criti-calidad del reactor nuclear RP10, aquella noche del 30 de noviembre de 1988. Los años habían transcurrido lenta-mente, desde 1980 cuando in-gresamos al IPEN, habíamos hablado mucho sobre este reactor en las clases teóricas de la maestría en energía nu-clear. Inclusive habíamos reci-bido entrenamiento en Argen-tina, bajo la dirección de los responsables del diseño y construcción del reactor, en sus respectivos laboratorios de los importantes Centros Ató-micos de Constituyentes y Eseiza, en Buenos Aires. Aho-ra, todo ese conocimiento acu-mulado debía ponerse a prue-

ba, “será históri-co participar en la primera pues-ta a crítico del RP10”, comentá-bamos.

Durante meses previos (según el plan de pues-ta en servicio- PES) se habían realizado las

pruebas denominadas en frío –sin presencia de los combus-tibles y neutrones-, cada una de las partes había funcionado excelentemente. Pero, aquella noche, la prueba mayor sería que igualmente funcionasen bien cuando se tuvieran los combustibles y la fuente de neutrones, en el núcleo. Por la mañana de ese día, debíamos lucir mandiles nuevos, era un día especial. Las autoridades del IPEN habían coordinado con la delegación argentina en Lima, para que fuesen testi-gos de este acontecimiento y, como no podría ser de otra manera, la prensa también había sido invitada.

En el laboratorio de física de reactores los nervios eran visi-bles. Vamos a revisar de nue-vo el procedimiento de puesta a crítico. Traigan el papel mi-limetrado, las reglas y las cal-culadoras. Ah, los lápices. No

se olviden de asegurarse que los portaminas tengan carbón. No queremos dar mal espec-táculo.

¨ Agustín, no crees que ya lo hemos hecho lo sufi-ciente ayer todo el día, y salió bien. No nos pongas nerviosos, todavía hay tiempo, vamos con cal-ma.

Contestó Pepe, mientras se arreglaba el cinturón del man-dil, y hablaba a su colega.

¨ Esteban, tómame una foto, antes de subir al ring. Pueda que no salga nada, al menos, me que-daré con este recuerdo.

¨ Veo que para arreglarte no pierdes un minuto, Apúrate que ya es hora de llevar las cosas arri-ba, a poco se va a iniciar la experiencia. Pero, mm,

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“Ahora, todo ese

conocimiento

acumulado debía

ponerse a prueba,

“será histórico

participar en la

primera puesta a

crítico del RP10”

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….. si se trata de una so-la foto, tomémonos todos antes de salir. Voy a lla-marla a Marisa.

¨ Conmigo no cuenten pa-ra eso. Aquí estoy bien. Falta poco para iniciar la experiencia apúrense. Contestó Marisa fuerte desde el otro ambiente, la física argentina res-ponsable de la prueba.

El pequeño grupo de física de reactores, tenía la responsabi-lidad de hacer las estimacio-nes de carga de combustible y de determinar cuánto era la masa crítica (o el número de combustibles que deberían po-nerse para alcanzar ese esta-do). Aquel día el experimento se inició como a las 10 de la mañana, tres personas del grupo de física de reactores

(una por cada cadena de arranque) deberían obtener los datos para luego la respon-sable argentina decidir cuál de ellos transmitírsela a los operadores. Con mucha expe-riencia los operadores, en su mayoría argentinos, derrocha-ban tranquilidad. Mientras movían las barras de control, se hacían algunas bromas.

¨ Che Raudinno, ¿vos crees que llegaremos a crítico, antes de las 7 pm?.

¨ No, que va. Tal vez a las 10 ya me imagino al pre-sidente del IPEN y sus invitados, volviéndose sin degustar el vino ar-gentino. Ja, ja.

¨ Che eso nos conviene. Hacéla más lenta la subida. Así, los pocos que quedemos nos lo bebe-

mos todo. Intervino Quintana.

Efectivamente los preparati-vos eran tanto que las salas del tercer piso de unos 160 metros cuadrados estaban re-pletas de bocaditos, otra sala abarrotada de cajas de vino argentino. Los curiosos traba-jadores desde las otras depen-dencias venían a mirar la ex-periencia a través del vidrio de la puerta de la consola. Nos pasaban la voz levantando la mano, a la que devolvíamos el saludo muy orondamente. Por esos momentos éramos las es-trellas de la tarde. Aquellos parados en la puerta, miraban con ojos de asombro tratando de burilar en su memoria al-guna escena de esta promocio-nada fecha.

¨ Mario, ¿cuánto va a de-morar esto?. Preguntó Hernán.

¨ Mira, según mis estima-ciones, no alcanzan antes de las 11 pm.

¨ No, no, no es así. Según los cursos de teoría y los comentarios de Eleute-rio, esto no pasa de las 9 pm. Intervino Emilio.

¨ Bueno si no se ponen de acuerdo porqué no hacen una apuesta y, yo la ca-so. ¿Que tal un vinito?. Sugirió David, cual rey Salomón,

Esta tensión y espera del mo-

Página 34 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO

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mento cumbre no solo se vivía dentro de la sala de operación, afuera era mayor. Luego del almuerzo y el reinicio a las 3 de la tarde, los expertos ope-radores argentinos, sabían a qué hora debía “aterrizar la nave”. Así, que si la ceremonia estaba programada para las 8 pm, esa hora se pondrá a críti-co. Todo estaba bajo control.

¨ Bueno muchachos, sien-do las 17y45, y habiendo alcanzado la criticidad, dejémoslo ahí unos mi-

nutos mientras tanto les propongo tomarnos unas fotos. Antes que la jauría de periodistas nos devo-ren.

Ordenó Porro, como jefe de operación.

¨ Buena idea che. Vos, sos un fenómeno.

Saquen los minolta y pentax. Exclamó. Arenas.

¨ Vení peruanos, vení, Au-relio, Marisa, Agustín, Pepe, Juan, Esteban, Gu-

tiérrez, Quintana, José, César. Raudino revolo-teaba la sala tratando de juntarnos.

Todos los asistentes, detuvi-mos nuestras tareas y en es-casos minutos nos retratamos, los rostros denunciaban la emoción contenida durante el día, no solo en los peruanos, sino también en los amigos argentinos, que consolidaban una alianza nuclear. Ellos po-nían a crítico su primer reac-tor construido con tecnología argentina fuera de su país, y nosotros los peruanos, sellá-bamos años de espera. Una vez que se puso a crítico a la hora señalada, el presidente del IPEN ingresó con los invi-tados oficiales argentinos.

Se les explicó por qué el reac-tor alcanzó la criticidad y, co-mo siguiente paso y por segu-ridad se soltaron las barras para apagar el reactor y conti-nuar con la ceremonia. Trans-currido años los actores de en-tonces que aún trabajamos en Huarangal recordamos con cierta nostalgia aquel día, co-mo si fuera una prueba que todo tiempo pasado fue mejor.

La Pluma del Viento

Lima, 30 de noviembre 2013

Volumen 1 Nº 11 Página 35

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