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AGOSTO

El diario de Mr. Darcy- Amanda Grange

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AGOSTO

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Agosto

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Jueves 1ro. de Agosto.

He traído a Georgiana de vuelta a Londres. Se quedará conmigo

hasta que pueda encontrar una nueva compañera para ella.

Después del problema con Mrs Youngue, temo dejarla, pero sé

que debe hacerse. No puedo estar siempre en Londres, y ella no

puede estar siempre viajando conmigo. Ella debe atender sus

deberes. Sin embargo, deseo asegurarme que no seré engañado

por una dama de compañía otra vez. No solo seguiré referencias,

sino que visitaré a sus empleadores actuales y me aseguraré de su

honestidad, y su futura idoneidad como compañera, antes de dejar

a Georgiana a su cargo.

Es un alivio para mí el saber que mientras Georgiana esté en

Londres, tendrá la protección de un mayordomo y un ama de

llaves leales. Ellos han estado con la familia por muchos años, y

me alertarán prontamente si algo está mal. No quiero mandar a

Georgiana lejos de la ciudad, a menos que yo vaya con ella.

Miércoles 14 de Agosto

“He descubierto a una dama quien le podría acomodar a

Georgiana” me dijo el Coronel Fitzwilliam cuando cenaba

conmigo esta tarde. Como compartimos la tutela de Georgiana, le

he contado lo que sucedió en Ramsgate.

“¿Quién es ella?”

“Una Mrs. Annesley. Viene de una buena familia, y su tiempo con

mis amigos, los Hammonds, está llegando a su fin.”

“¿La haz conocido?”

“Si, un par de ocasiones. Sé que los Hammonds han estado muy

complacidos con ella.”

“Entonces visitaré a los Hammonds mañana y veré que puede ser

arreglado.”

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Jueves 15 de Agosto

Visité a los Hammonds y descubrí que Mrs Annesley es una mujer

gentil, y agradable de aspecto, quien me impresionó

favorablemente con su clase y su discurso. Ella tomará su posición

con Georgiana la próxima semana. Me quedaré en la ciudad por

unas semanas para asegurarme de que sea tan competente como

aparenta, y entonces me propongo hacer algunas visitas

inesperadas por el siguiente mes para convencerme

completamente de que todo está en orden.

Mientras tanto, la amiga de la escuela de Georgiana estará

llegando pronto. Le hará bien el tener compañía de su propia edad.

Viernes 23 de Agosto

Mrs. Annesley llegó esta mañana. Ella y Georgiana han

descubierto un cariño por cada una y pienso que su relación se

convertirá en una feliz amistad. Está encantada por saber que una

de las amigas de escuela de Georgiana vendrá de visita, y ha

organizado una variedad de salidas para las chicas. Espero que

esto complete la recuperación de Georgiana sobre el asunto de

Wickham. Estoy persuadido que para Navidad ella habrá

olvidado el incidente completamente.

Viernes 30 de Agosto

Ahora que Georgiana está establecida me siento tranquilo de

dejarla en el momento en que Bingley me necesite. Es una suerte,

pues si lo dejo escoger por si solo la finca, elijará una con un rio

inundado, o ratas, o de una renta exorbitante. Lo declarará

primordial y cerrara el trato con el agente antes de darse cuenta

de lo que está haciendo, y después vendrá a preguntarme como se

puede librar del predicamento. Es mucho mejor que lo ayude

desde el principio, en vez de tener que rescatarlo después.

Debo confesar que estoy ansioso de verlo otra vez. Estoy cansado

de Londres, y deseo visitar el campo.

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Septiembre

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Lunes 2 de Septiembre

He recibido una carta de Bingley:

Querido Darcy,

He encontrado un estado en Hertfordshire que suena perfecto.

Bien situado, de forma que pueda viajar a Londres cuando me

plazca, o al norte de Inglaterra para visitar a mi familia, y no

está muy lejos de Pemberley para visitarte fácilmente también. El

agente lo recomendó mucho, pero yo sé muy poco sobre estas cosas

y me gustaría tener tu opinión. ¿Me acompañarías?

Lunes 9 de Septiembre

Salí de Londres hoy y me reuní con Bingley en Netherfield Park.

Había olvidado que buena compañía es él; siempre listo para ser

complacido y siempre alegre. Después de mi complicado verano,

es bueno estar de nuevo con él.

“¡Darcy! Sabía que podía contar contigo. ¿Cómo estuvo tu verano?

No tan fastidioso como el mío, apuesto.”

No dije nada, lo cual lo tomó como una afirmación.

“Caroline me ha estado molestando estos últimos tres meses, pero

ahora que he encontrado una finca espero que estará satisfecha.”

Bingley estaba, por supuesto, complacido con todo lo que veía.

Decía que tan esplendida era la casa y no pregunto ninguna

pregunta sensata, sino que se paseó con las manos atrás de la

espalda como si hubiera vivido ahí por los últimos 20 años. Estaba

complacido con la ubicación y los cuartos principales, y satisfecho

con lo que el agente, Mr. Morris, decía en su alago. No pregunto

nada sobre las chimeneas, o la zona de caza, o el lago, o cualquier

cosa en absoluto.

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“¿Está en buenas condiciones?” Le pregunté a Mr. Morrris

Me aseguró que lo estaba, pero la inspeccioné cuidadosamente de

todas formas.

“¿Sera fácil encontrar sirvientes en el vecindario? Mi amigo estará

trayendo algunos, pero necesitará sirvientas, jardineros, y mozos

locales.”

“Él no encontrará ninguna dificultad en procurar algunos de

Meryton.”

“¿Qué piensas, Darcy?” preguntó Bingley, cuando habíamos

completado nuestro recorrido.

“El precio es demasiado alto.”

Mr. Morris insistió que era justo, pero fue pronto disuadido de

que era excesivo, y una suma mucho menor fue acordada.

“Por mi honor, Darcy, no me gustaría tratar y ponerme en contra

tuya cuando te has convencido de algo. ¡Si el pobre Mr. Norris

pudiera haber convenido contigo desde un principio, se habría

salvado todo el esfuerzo de tratar de discutir contigo!” dijo

Bingley cuando había concluido con el agente.

Puede reírse ahora, pero me agradecerá por mi diligencia cuando

esté establecido.

“¿Cuándo piensas mudarte?” le pregunté.

“Tan pronto como sea posible. Antes de Michaelmas,

definitivamente.”

“Deberías enviar algunos de tus sirvientes antes que partas,

entonces ellos pueden asegurarse que la casa esté lista para tu

llegada”

“¡Tú piensas en todo! Los tendré aquí al final de la próxima

semana.”

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Estaba agradecido de que hubiera aceptado mi consejo. Si no,

estaría llegando al mismo tiempo que sus sirvientes y entonces se

preguntaría porque no estaba la cena esperándolo.

Martes 24 de Septiembre

“¡Darcy, bienvenido a mi finca!” dijo Bingley cuando me reuní con

él en Netherfield Park esta tarde. Sus hermanas, Caroline y

Louisa, estaban con él, así como el esposo de Louisa, Mr. Hurst.

“La casa, el vecindario, todo es exactamente como lo había

deseado”

“El lugar está bien, pero el vecindario es pequeño con muy pocas

familias” señalé. “Te advertí sobre ello”

“Hay suficientes familias” dijo. “Suficientes para que cenen con

nosotros cuando queramos.”

“¿Buena compañía?” pregunto Caroline sarcásticamente.

“¿Conversación entretenida?”

“Estoy seguro de que encontraremos suficiente.” respondió

Bingley.

“Me debiste haber dejado ayudarte a escoger la casa.” dijo

Caroline.

“No necesitaba tu ayuda, tenía la de Darcy” dijo Bingley.

“Y una muy buena. Le estaba diciendo a Louisa esta mañana que

no podría haber encontrado una mejor.” dijo Caroline,

sonriéndome.

“Por mi honor, no puedo pensar en un campo mejor que

Hertfordshire” dijo Bingley.

Él estaba deleitado con el vecindario por el momento, pero creo

que lo encontrará aburrido si se queda por un periodo largo de

tiempo. Lo cual no es probable. Es tan caprichoso que

probablemente se irá en un mes. Esto le dije a Caroline después de

la cena.

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“Es muy posible” dijo. “Hasta entonces, debemos de estar

agradecidos de poder disfrutar la compañía de cada uno de

nosotros.”

Miércoles 25 de Septiembre

Este ha sido nuestro primer día completo en Netherfield Park.

Caroline ha organizado bien las cosas, y estaba particularmente

complacida cuando le comenté que nadie adivinaría que era una

casa rentada. Ella ha tenido algunos problemas con los sirvientes

contratados del vecindario vecino, pero es su logro el que la casa

esté funcionando sin problemas.

Jueves 26 de Septiembre

Las visitas del vecindario han comenzado. Es un aburrimiento,

pero era solo de esperarse. Sir William y Lady Lucas llamaron

esta mañana. Bingley los creyó muy corteses, debido a que Sir

William hacia reverencias cada dos minutos y mencionaba que

había sido presentado en St. James. Caroline sospecho que su

apresuramiento en visitarnos los marcaba como los padres de una

solterona poco atractiva entrada en años quien esperaban ver

casada, y le dijo a Bingley tan pronto como ellos se fueron.

“Puedes estar seguro de que tienen una hija llegando a los treinta

y la intentan pasar ¡como una de veintiuno!” Le advirtió

Bingley se rio.

“Estoy seguro de que no tienen ninguna hija, y si la tienen, ¡estoy

seguro de que es totalmente encantadora!”

“Caroline tiene razón” dijo Louisa. “Una de las sirvientas me dijo

que los Lucas tienen una hija llamada Charlotte. Charlotte no está

casada, y tiene veintisiete.”

“Eso no le impide ser simpática. Estoy seguro de que será una

dama encantadora” protestó Bingley.

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“Y yo estoy segura de que ella es una mujer hogareña quien está

siempre ayudando a su madre con los pasteles” dijo Caroline con

un tono burlón.

“Bueno, yo pienso que fue muy considerado de los Lucas

visitarnos, y mucho más invitarnos a la asamblea de Meryton”

dijo Bingley con firmeza.

“¡La asamblea de Meryton! Dios me salve de las asambleas de

pueblo.” Remarqué.

“Ha sido acompañado usted por mejor compañía” dijo Caroline.

“Lo he sido. Las asambleas de Londres esta llenas de la gente más

elegante en el país."

Por alguna razón ella no sonrió a este comentario. No puedo

adivinar el porqué. Sonríe a todas las cosas que digo, y

seguramente habrá estado pensando en mis conocidos en Londres

al hacer el comentario, o ¿a quién más se refería?

Sir William y Lady Lucas no fueron nuestros únicos visitantes.

Fueron seguidos por un Mr. Bennet. Parece ser un hombre

caballeroso.

“Tiene cinco hijas” dijo Caroline, cuando se fue.

“Muchachas bonitas” dijo Mr. Hurst, levantándose de su estupor,

“Las vi en Meryton. Guapas, la mayoría de ellas”

“¡Ahí tienes!” dijo Bingley. “Sabía que había hecho bien en

asentarme en Netherfield. Habrá suficientes muchachas bonitas

con quien bailar.”

“Sé lo que está pensado” remarcó Caroline, viendo mi expresión.

“Está pensando que sería una tortura el soportar una moza de

pueblo. Pero no necesita hacerlo. Charles hará el ridículo, no hay

duda, pero no usted no lo necesitará. Nadia espera que usted

baile.”

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“Espero que no” dije. “La idea de estar con personas que no

conozco es insoportable para mí.”

Bingley rio.

“Vamos, Darcy, tú no eres así. Usualmente no eres tan terco. Es el

clima. Solo deja que la lluvia pare y estarás tan dispuesto a bailar

como yo.”

Lunes 30 de Septiembre

Bingley y yo cabalgamos por parte de la finca esta mañana. Ha

sido mantenida en buen estado, y si espera comprarla, creo que

será apropiada. Pero esperaré a ver si él se queda. Es igual de

probable que él decida que quiere comprar una fina en Kent, o en

Cheshire, o Suffolk la próxima semana.

El pronto sugirió que volviéramos.

“Pensé que tal vez podría visitar a los Bennet” dijo

indiferentemente, mientras trotábamos de vuelta a la casa.

“¿Ansioso de ver a las señoritas Bennet?” le pregunté.

“Sé que crees que me enamoro y desenamoro cada pocas semanas,

pero es simplemente que pienso que sería educado devolver la

visita a Mr. Bennet.”

Nos separamos, el cabalgo hacia Longbourn, y yo regrese a

Netherfield. No paso mucho tiempo para que regresase.

“¿Bien, viste a las cinco bellas hijas de las que habías oído hablar

tanto?” pregunté cuando regreso.

“No” respondió melancólicamente. “Me senté en la librería de Mr.

Bennet por alrededor de diez minutos pero nunca tuve un vistazo

de las muchachas.”

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Octubre

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Martes 1ero. de Octubre.

El buen humor de Bingley fue restaurado por una invitación de

Mrs. Bennet, pidiéndole que acompañara a la familia para cenar.

“¡Pero no puedo ir!” dijo, cabizbajo. “Me invitaron mañana, y

tengo que estar ese día en la ciudad.”

“Mi querido Bingley, tanto ellos como tú sobrevivirán. Además,

los veras en la asamblea de Meryton.”

Bingley se animó con esto. “Sí, así será.”

Miércoles 2 de Octubre

Bingley fue a la ciudad hoy. Es tal como lo pensé. Nunca se

establecerá en el campo. Ya está cada vez más inquieto. No me

sorprendería que dejara Netherfield antes de Navidad.

Sábado 12 de Octubre

Hemos ido a la asamblea de Meryton, y fue mucho peor de lo que

esperaba. No habíamos estado ahí ni cinco minutos antes de que

oyera a una mujer- no me atrevo a llamarla una dama-

susurrando a otra que yo tenía diez mil libras por año. De

cualquier cosa en el mundo, el ser medido por mi fortuna, es lo

que odio más. El cuchicheo se expandió por todo el cuarto, y me

encontré siendo visto como si fuera un caldero de oro. No hice

nada para mejorar mi diversión durante la velada.

Afortunadamente, no tuve la necesidad de mezclarme con la gente

local. A pesar de que somos un grupo pequeño, Caroline, Mr y

Mrs. Hurst y yo nos las arreglamos para entretenernos

mutuamente.

Bingley se dedicó a impresionar como siempre lo hace. Él, claro,

fue bien visto. Siempre lo es. Tiene unos modales agradables que

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lo recomiendan en donde quiera que vaya. He oído una serie de

comentarios de su excelente persona y su guapo semblante. Yo,

también, fui descrito como un hombre guapo, hasta que desaire a

Mrs. Carlisle. Ella me hizo un atrevido comentario y fui obligado

a reprenderla: dos minutos antes, ella había estado cuchicheando a

su vecina que quería obtener mis diez mil libras para su hija, y

entonces, cuando me presenta a su hija, tuvo la osadía de decirme

en mi cara que pensaba que la riqueza era poco importante en el

matrimonio, y lo que importaba era el afecto mutuo.

Bingley bailo cada baile, muy para el entretenimiento de Caroline.

“Estará enamorado nuevamente antes de que acabe la velada” ella

dijo.

Yo concorde. Nunca había conocido a un hombre que se

enamorara y desenamorara tan fácilmente. Déjalo ver una cara

bonita y lindos modales, y no le quitará lo ojos de encima.

Bailé una vez con Mrs. Hurst, pero los músicos eran tan malos

que una canción fue suficiente. Rechacé el ser presentado a

cualquier otra joven y me contenté con pasear por el salón hasta

que Bingley bailará hasta quedar muerto. No fue fácil evitar

parejas. Había varias jóvenes sentadas a los lados del salón. Una

era la hermana de la joven con la que Bingley se había aficionado,

y Bingley decidió que me quería ver bailar con ella.

“Vamos Darcy.” dijo, “Tienes que bailar. Odio verte ahí de pie,

solo y con esa estúpida actitud. Es mejor que bailes.’

“No pienso hacerlo. Tus hermanas están comprometidas, y bailar

con cualquier otra mujer de las que están en el salón seria como

un castigo para mí.”

“¡No deberías ser tan exigente y quisquilloso! Por mi honor, nunca

había conocido a tantas muchachas bonitas en toda mi vida.”

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“Estas bailando con la única chica guapa del salón” Le recordé,

mirando a la mayor Miss Bennet.

“Oh! ¡Ella es la más hermosa creatura que llamas haya visto! Pero

ahí está una de sus hermanas, sentada justo detrás de ti, quien es

muy linda, y apostaría, muy agradable. Permíteme pedirle a mi

pareja que te presente.”

“¿A cuál te refieres?” le pregunte, mirando alrededor. Noté a Miss

Elizabeth Bennet, atrapando su mirada, y me vi forzado a desviar

la mía. “Es tolerable,” admití, “pero no es lo suficientemente guapa

para tentarme, y no estoy de humor para hacer caso a las jóvenes

que son despreciadas por otros.”

Caroline entendió mis sentimientos muy bien.

“¡Estas personas!” me dijo. “¡No tienen estilo, ni buen gusto, y aun

así están tan complacidos consigo mismos! ¿Sabes que fui forzada

a sonreír educadamente mientras Mary Bennet era descrita como

la chica más realizada en el vecindario? Si lo fuera la mitad, no, la

décima parte de lo que lo es Georgiana estaría muy sorprendida.”

“Pero eso sería muy difícil” dije. “Georgiana es inusualmente

dotada.”

“Sí que lo es. La adoro.” dijo Caroline. “Declaro que es casi como

una hermana para mí.”

Tal vez con el tiempo ella será en verdad una hermana para

Caroline. No es que diga nada de esto a ella, pero Bingley es un

buen hombre con suficiente fortuna, y haría un muy buen esposo.

No había pensado en arreglar un matrimonio para Georgiana

antes de que cumpliera veintiuno, pero después del incidente de

George Wickham, he empezado a pensar que no sería algo malo

casarla más pronto. Una vez casada con Bingley, ella estará libre

de los bribones de la estampa de Wickham. No estoy seguro que

Meryton le acomode. Si Bingley muestra alguna inclinación para

irse, lo animaré en ello. Me gustaría tenerla más cerca de casa, en

Derbyshire, o en Chesire, tal vez. Entonces podría visitarme en

unas pocas horas si lo deseara.

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Regresamos por fin a casa.

“Nunca he conocido a gente tan amable o chicas tan bonitas en

toda mi vida” dijo Bingley, mientras entrabamos a la sala. “Todos

fueron muy amables y atentos. No había ninguna formalidad ni

tensión. Pronto sentí que conocía a todos en el salón, y Miss

Bennet; no puedo pensar en un ángel más hermoso.”

Caroline me dirigió una mirada satírica. En Brighton, Bingley

había dicho sobre Mis Hart que era la más embelesadora creatura

que había visto jamás. En Londres había sido Mis Pargeter.

Parece que en Meryton, Miss Bennet es su elección.

“Es una chica muy dulce.” Caroline admitió.

“Es bonita” dije. Siempre es mejor concordar con Bingley cuando

esta con estos humores. “Pero sonríe demasiado”

“Ciertamente, sí que sonríe demasiado” concordó Louisa, “pero

aun así es un buena chica. Creo que podríamos hacerla nuestra

amiga mientras estamos aquí, ¿Caroline?”

“Por supuesto,” respondió Caroline, agregando, “Debemos de

tener a alguien que nos ayude a pasar las tediosas horas, y

divertirnos mientras los caballeros no están”

La única cosa que acecha mi mente mientras escribo, es la mirada

que vi en los ojos de Miss Elizabeth Bennet cuando mencioné que

no era lo suficientemente guapa para tentarme a bailar. Si no lo

supiera mejor, pensaría que había sido burlona. No estoy muy

tranquilo al pensar que me hubiera podido escuchar, pero no fue

mi intención que esas palabras llegaran a sus oídos. Además, sería

tonto preocuparse por sus sentimientos. Su temperamento no es

delicado, y si salió a su madre, no sufrirá ningún daño. Esa mujer

abominable me condeno continuamente en los oídos cualquiera

por mi comentario, describiéndome a todo el que la oyera como el

más orgulloso y desagradable hombre en el mundo, y diciendo que

esperaba que nunca volviera a ir jamás.

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Nunca pensé que concordaría con una mujer de su estampa, pero

en esta ocasión encuentro que compartimos la misma opinión.

Martes 15 de Octubre

Bingley y yo examinamos el bosque hoy. Mientras estábamos

afuera, las Misses Bennet esperaban a Caroline y Louisa.

Viernes 18 de Octubre

Mientras Bingley y yo estábamos afuera cabalgando, Caroline y

Louisa tomaron el coche hacia Longbourn y visitaron a los

Bennnets. Creo que se proponen hacerse amigas de las dos

hermanas mayores. Dios solo sabe, hay tan poca compañía para

ellas aquí.

Sábado 19 de Octubre

Un día lluvioso. Después de estar confinados dentro de la casa fue

casi un alivio el salir a una fiesta esta tarde. No fue mejor que la

asamblea, la gente no era más elegante y la conversación poco

estimulante, pero tuvo la ventaja de proveer novedad.

Bingley se sentó otra vez con Miss Jane Bennet. La ha hecho su

preferida, y como sus maneras son tan naturales como las de él,

forman una buena pareja. Ella no es propensa a ser herida por su

atención, tomándolo y viéndolo como la diversión y

entretenimiento agradable que es.

“Es una pena que las demás Bennet no tienen el rostro o los

modales de su hermana mayor.” Menciono Caroline después de la

cena.

“Lo es,” coincidí.

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“No me sorprende que no haya podido soportar la idea de estar

usted con Miss Elizabeth Bennet. No tiene ni una pizca de la

belleza de su hermana”

“Difícilmente tiene algún bonito rasgo en su rostro,” contesté,

desviando mis ojos hacia ella y estudiándola cuidadosamente.

“No, de ninguna manera.” dijo Caroline

“Oh, vamos Darcy” dijo Bingley, quien se había reunido con

nosotros al dejar a Miss Bennet con una de sus hermanas. “Es una

chica bonita”

“Ella no es admirable en ningún sentido.” respondí.

“Muy bien, que sea como tú dices. No existe nada tolerable en

ella.”

Se rio, y regresó con Jane Bennet.

Caroline continúo criticando a sus vecinos. Mientras lo hacía, mis

ojos se dirigieron otra vez a Miss Elizabeth Bennet, y empecé a

pensar que no le había hecho justicia. A pesar de que no tenía

ningún rasgo hermoso en su rostro, su semblante se mostraba

extraordinariamente inteligente por la hermosa expresión de sus

ojos oscuros. Le daban una animación que consideré muy

agradable. Me descubrí viéndola, y mientras se levantaba para

dejar la mesa, descubrí que su figura era ligera y deleitable.

Aún no es lo suficientemente guapa para tentar a un hombre de mi

altura, pero tiene más belleza de la que al principio creí.

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Noviembre

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Lunes 4 de Noviembre

Otra fiesta. Fue inevitable, pero me doy cuenta que no estoy tan

indispuesto a salir como antes. Proporcionan un cambio de

nuestro usual círculo íntimo. La fiesta de esta noche fue en la casa

de Sir William Lucas, Lucas Lodge.

“Prepárate a ser reverenciado cada diez minutos,” dijo Caroline, al

entrar a la casa.

“Cada cinco minutos” dijo Louisa.

“Sir William es una hombre muy agradable” dijo Bingley.

“Querido Charles, tú calificarías a cualquiera agradable mientras

te permitieran coquetear con Miss Bennet en una de sus

reuniones” Le dije.

“Ella es un ángel” dijo Bingley, ni un poco turbado.

Él pronto encontró a Miss Bennet. Mr. Hurst bailo con Caroline y

Louisa conversó con Lady Lucas.

Me di cuenta que Miss Elizabeth Bennet estaba ahí, hablando con

el Coronel Forster. Sin saber lo que estaba haciendo me acerqué, y

no pude evitar oír por casualidad su conversación. Había algo en

sus maneras que hacían juguetona su conversación, lo cual le

daba un cierto brillo a sus ojos. Lo noté, como noté también el

sonrojo de animación que le agregaba belleza a sus mejillas. Su

complexión es saludable, y su piel es ligeramente bronceada.

Puede que no sea tan elegante como la palidez de Caroline, pero es

igual de agradable.

Ella pronto dejó al Coronel Forster y buscó a Miss Lucas. Las dos

parecen ser amigas. Estaba a punto de hablar con ella, sintiendo

un ansia de ver el brillo en sus ojos otra vez, cuando la dama en

persona me cuestionó.

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“¿No cree, Mr. Darcy, que me expresé extraordinariamente bien

justo ahora, cuando estaba persuadiendo al Coronel Forster para

que diera un baile en Meryton?”

“Con gran energía” respondí, sorprendido, pero no ofendido, de

que me hablaran. “Pero es un tema que siempre emociona a las

damas” agregué.

“Usted es severo con nosotras”

Lo dijo con una mirada tan pícara que me vi inclinado a sonreír.

Sus modales no serían apropiados en Londres, pero en el campo

no tienen ningún problema. Uno necesita variedad, después de

todo.

“Ahora será su turno de ser persuadida”, dijo Miss Lucas,

volteando hacia mí. “Voy a abrir el instrumento, Eliza, y tú sabes

que sigue”

Ella se negó al principio, diciendo que no quería tocar en frente de

aquellos quienes estarían acostumbrados a escuchar a los mejores

músicos, pero Miss Lucas insistió hasta que ella accedió.

Su ejecución fue sorprendentemente buena. No debido a la

precisión de las notas; creo que la mayoría de ellas estaban

equivocadas. Pero había una dulzura en el tono que sonaba bien a

mis oídos.

Estaba empezando a caer por ella, estaba planeando continuar

nuestra conversación, cuando ella abandonó el pianoforte y por

asares del destino- afortunada o desafortunadamente, no se cual-

su hermana menor tomó su lugar. Mi sonrisa se congeló en mi

rostro. Nunca he oído una interpretación más desastrosa en mi

vida, y no podía creer que Mis Mary Bennet estuviera exhibiendo

su falta de talento enfrente de tantas persona. Si hubiera tenido

que escucharlo un minuto más, creo que se lo hubiera dicho yo

mismo.

Las cosas empeoraron cuando las dos más menores de las

hermanas se levantaron a bailar con algunos de los oficiales. Su

madre miraba, sonriendo, mientras la más joven coqueteaba con

todos los oficiales. ¿Cuántos años tiene? No aparenta más de

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quince. Debería de estar aún en el salón de clases, no en público

donde puede desgraciarse a sí misma y a su familia.

Su conducta alejó cualquier sentimiento que estuviera sintiendo

por Miss Elizabeth Bennet, y no volví a hablarle otra vez.

“Que diversión tan encantadora para los jóvenes es esto, Mr.

Darcy!” dijo Sir William Lucas, dirigiéndose hacia mi costado. “No

hay nada como bailar, después de todo. Lo considero una de los

primeros refinamientos de las sociedades civilizadas.”

“Indudablemente, señor,” respondí, mientras mi mirada se dirigía

a Miss Lydia Bennet, quien estaba bailando sin ninguna pisca de

decoro, “y tiene la ventaja también de estar en boga entre las

sociedades menos civilizadas del mundo. Cualquier salvaje puede

bailar.”

Sir William solo sonrió, y me atormento con una larga

conversación sobre el tema del baile, preguntándome si había

alguna vez bailado en St. James’s. Respondí lo educadamente

posible, pero pensé que si mencionaba una vez más St. James’s,

estaría tentado a estrangularlo con su propia corbata. Mientras mi

mirada se paseaba por el salón, vi a Miss Elizabeth Bennet

moviéndose hacia mi dirección. A pesar de las faltas de su

hermana, fui sorprendido nuevamente por la gracia de sus

movimientos, y pensé que, si había alguna persona en el salón a

quien desearía ver bailando, seria a ella.

“Mi querida Miss Eliza, ¿Por qué no está bailando?” preguntó Sir

William, como si estuviera leyendo mis pensamientos. “Mr.

Darcy, debe permitirme presentarle a esta joven, como una pareja

muy codiciada. No puede negarse a bailar, cuando tal belleza esta

frente a usted.”

Tomó su mano, y me sorprendió al casi dármela a mí. No había

pensado en bailar con ella, solo en verla bailar, pero hubiera

tomado su mano si no me hubiera sorprendido al ella apartarla.

“En realidad, señor, no tengo la menor intención de bailar. Les

pido que no supongan que me dirigí en esta dirección en busca de

una pareja” dijo ella.

Me di cuenta de que yo no quería dejar pasar el placer presentado.

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“¿Me haría el honor de bailar conmigo?” pregunte, interesado por

su renuencia a bailar conmigo.

Pero nuevamente se negó.

Sir William trato de persuadirla.

“A pesar de que a este caballero no le gusta el entretenimiento en

general, no puede tener objeción, estoy seguro, de complacernos

por media hora.”

Una sonrisa ilumino sus ojos, volviendo hacia mí, dijo: “Mr. Darcy

es todo generosidad”

Era una sonrisa desafiante; no cabía duda. A pesar de que decía

que yo era toda generosidad, para ella significaba todo lo

contrario. Sentí mi deseo de bailar con ella crecer. Se había puesto

como mi adversario, y sentí un instinto de conquistarla aparecer

dentro de mí.

¿Por qué me había rechazado? Porque me había escuchado decir

que no era lo suficientemente guapa para tentarme en el baile de

Meryton. ¡Claro! Me encontré admirando su espíritu. Mis diez mil

libras no significaban nada para ella comparados con su deseo de

vengarse.

La mire retirarse, notando la ligereza de su caminar y las

proporciones de su figura, tratando de recordar la última vez que

me había sentido tan bien complacido.

“Puedo adivinar las razones de sus cavilaciones” dijo Caroline,

poniéndose a mi lado.

“Imagino que no” le dije.

“Estas considerando que tan insoportable será el pasar más

veladas de esta manera, en tal sociedad; y claro, soy de su opinión.

¡Nunca estuve más contrariada! ¡La insipidez y aun así el ruido; la

nulidad y aun así la autosuficiencia de toda esta gente! ¡Que daría

por oír sus censuras en ellos!”

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“Sus conjeturas son muy erradas, le aseguro. Mi mente estaba en

parajes más placenteros. He estado meditando en el gran placer

que un par de ojos hermosos en el rostro de una mujer bonita

puede conferir”

Caroline sonrió.

“¿Y qué dama tiene el crédito de inspirar tales reflexiones?”

pregunto, volviendo su mirada a mi rostro.

“Miss Elizabeth Bennet” respondí, mientras la miraba al otro lado

del salón.

“¡Miss Elizabeth Bennet!” exclamó, “Estoy asombrada. ¿Desde

cuándo ha sido tu favorita? Y dígame, ¿Cuándo debemos

felicitarle?”

“Esa es exactamente la pregunta que estaba esperando que

hiciera” le dije. “La imaginación de una dama es muy rápida, pasa

de la admiración al amor, y del amor al matrimonio en un

momento. Sabía que me felicitaría.”

“Oh, si piensa tan seriamente sobre el asunto, lo considerare como

algo totalmente asentado. Tendrá una suegra encantadora, y

claro, ella estará siempre en Pemberley con usted.”

Dejé que hablará. Es un asunto de poca importancia lo que ella

diga. Si deseo admirar a Miss Elizabeth Bennet, entonces lo haré,

y ninguna de las ocurrencias de Caroline en cuanto a lindos ojos o

suegras me prevendrá.

Martes 12 de Noviembre

Bingley y yo cenamos con los oficiales esta tarde. Hay un

regimiento establecido temporalmente aquí, y son en su mayoría

hombres inteligentes y bien educados. Cuando regresamos a

Netherfield encontramos a Miss Bennet en la casa. Caroline y

Louisa la habían invitado a comer. Había viajado en caballo, y una

lluvia repentina la había mojado totalmente. No es sorpresa que

haya pescado un resfriado.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Bingley se alarmó en ese instante, insistiendo que ella debería

quedarse esa noche. Sus hermanas lo apoyaron. Ella se retiró a la

cama temprano, y Bingley estuvo distraído el resto del día.

Esto me hizo recordar el hecho de que el solo tiene veintitrés, una

edad inestable. En el presente está preocupado por la salud de

Miss Bennet, pero para Navidad estará en Londres, donde sin

duda se habrá olvidado de ella.

Miércoles 13 de Noviembre

Miss Bennet seguía mal esta mañana, y Caroline y Louisa

insistieron en que se quedara en Netherfield hasta que estuviera

totalmente recuperada. No insistirían tan vehementemente si no

fuera por lo aburridas que están, el clima es malo, y no hay nada

para ellas que hacer dentro de la casa, por lo cual estaban deseosas

de persuadirla a quedarse.

Bingley se empeñó en mandar a llamar a Mr Jones, el boticario,

tan pronto como se enteró de que ella no estaba mejor.

“¿Es en verdad necesario?” le pregunté. “Tus hermanas parecen

pensar que no es más que un dolor de garganta y una jaqueca”

“Nadie sabe a dónde un dolor de garganta y una jaqueca pueden

llegar” respondió Bingley.

Una nota fue enviada a Mr. Jones; y otra a la familia de Miss

Bennet, y después nos sentamos a desayunar.

Estábamos todavía en el comedor cuando se presentó un disturbio

en el pasillo. Caroline y Louisa voltearon desde sus tazas de

chocolate, indagando en sus miradas y en la de su hermano.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Quién podría visitarnos a esta hora, y con este clima?” preguntó

Caroline.

Su pregunta fue pronto respondida al abrirse la puerta y al

aparecer Miss Elizabeth Bennet. Su ojos estaban brillantes y sus

mejillas sonrojadas. Su ropa mostraba signos de su caminata y sus

botas estaban cubiertas de lodo.

“¡Miss Bennet!” exclamo Mr. Hurst, mirándola como si fuera una

aparición.

“¡Miss Bennet!” repitió Caroline. “¿No habrá venido a pie?”

pregunto, perpleja, mirando sus botas y sus enaguas, los cuales

estaban llenas de barro por seis pulgadas.

“Si” respondió, como si fuera lo más natural del mundo.

"¡Caminar tres millas a estas horas de la mañana!” dijo Caroline,

mostrando una mirada horrorizada a Louisa.

“¡Y con tan mal tiempo!” exclamo Louisa, regresando su mirada.

Bingley no estaba sorprendido por nada de eso.

“Miss Elizabeth Bennet, que gentil por su parte en venir” dijo,

saltando hacia ella y estrechando su mano. “Su hermana está muy

enferma, me temo.”

Caroline se había ya recuperado de su sorpresa, cuando dijo.

“Vamos, Charles, no la preocupes” y volviéndose a Mis Bennet.

“No es más que una jaqueca y un dolor de garganta. No durmió

muy bien, pero se ha levantado esta mañana. Aunque tiene algo de

fiebre y no está lo suficientemente bien como para dejar su cuarto”

“Debe de tener frio y estar mojada” dijo Bingley, mirándola con

preocupación.

“No es nada. Suelo caminar en las mañanas. El frio y la humedad

no me molestan. ¿Dónde está Jane? ¿Puedo verla?”

“Claro” respondió Bingley. “La llevaré a su habitación ahora

mismo.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No podía evitar pensar en el esplendor que el ejercicio le había

dado a su complexión, aunque me pregunte si debería caminar tal

distancia sola. Si su hermana hubiera estado en peligro, tal vez,

pero ¿por un resfriado?

Charles dejo el salón con Miss Bennet. Caroline y Louisa,

sintiendo como obligación para ellas como anfitrionas el ir, los

siguieron. Bingley regresó pronto, dejando a sus hermanas en el

cuarto de la enferma.

“Tenemos que irnos” le dije, mirando el reloj.

Habíamos quedado de vernos con los oficiales para un juego de

billar. Podía notar que Bingley no quería ir, pero lo persuadí de

que se haría pasar por una ridiculez si se quedaba en casa solo

porque una amiga de sus hermanas tenía un resfriado. Parecía que

estaba a punto de protestar, pero tiene el hábito de escucharme y

aceptar mis consejos. Estoy agradecido de ello. Coronel Forster

hubiera considerado muy raro que hubiéramos cancelado nuestro

compromiso por tal pretexto.

Regresamos a casa después durante la tarde, y a las seis y media

todos nos sentamos a cenar. Miss Elizabeth Bennet fue parte de

nuestro grupo. Se veía cansada. El color se había esfumado de sus

mejillas y sus ojos estaban apagados. Pero tan pronto como

Bingley le preguntó acerca del bienestar de su hermana, se

presentó más animada.

“¿Cómo está su hermana?” preguntó Bingley.

“Me temo que no está mejor.”

“¡Que mal!” dijo Caroline

“Me apena oírlo” dijo Louisa.

Mr. Hurst gruñó.

“Me desagrada sobre manera el estar enferma” dijo Louisa.

“A mí también. No hay nada peor.” respondió Caroline.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Hay algo que pueda hacer por ella?” preguntó Bingley.

“No, gracias” respondió ella.

“¿No hay nada que necesité?”

“No, ya tiene todo.”

“Muy bien, pero debe dejarme saber si hay cualquier cosa que

pueda darle para aminorar su sufrimiento”

“Gracias, lo haré.” dijo, conmovida.

“Se ve cansada. Ha estado usted sentada con ella todo el día. Debe

de permitirme ayudarle con un plato de sopa. No quisiera que se

enfermara al cuidar a su hermana.”

Ella sonrió agradecida por su consideración, y yo lo bendije. Él

tiene una desenvoltura que yo no poseo, y me alegraba verlo

usarla para ayudarla con lo mejor de los platillos en la mesa.

“Debo regresar con Jane” dijo, tan pronto como la cena había

terminado.

Hubiera preferido que se quedara. Tan pronto como se fue,

Caroline y Louisa empezaron a criticarla.

“Nunca olvidare su entrada esta mañana. Ella parecía casi una

salvaje” dijo Louisa.

“Ya lo creo, Louisa” respondió Caroline.

“Espero que hayas visto sus enaguas, seis pulgadas en lodo” dijo

Louisa.

Con esto, Bingley explotó.

“Sus enaguas sucias escaparon mi atención” dijo.

“Usted las vio, estoy segura, Mr Darcy” dijo Caroline. “Me temo

que esta aventura haya afectado su admiración por sus hermosos

ojos”

“Por el contrario” repliqué. “Fueron iluminados por el ejercicio.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Caroline fue silenciada. No dejaré que critiqué a Miss Elizabeth

Bennet enfrente mío, aunque estoy seguro de que lo hará en

cuanto le dé la espalda.

“Tengo un gran interés por Jane Bennet, ella es una chica muy

dulce, y deseo con todo mi corazón que estuviese bien establecida.

Pero con tal padre y madre, y tan bajas conexiones, me temo que

no hay ninguna posibilidad.” dijo Louisa.

“Creo haberte oído decir, que su tío es un abogado en Meryton”

comentó Caroline.

“Si; y tienen otro, quien vive en algún lugar cerca de Cheapside”

dijo Louisa.

“Si tuvieran tantos tíos como para llenar Cheapside, no los harían

ni un poco menos agradables” exclamó Bingley.

“Pero debe disminuir en gran medida sus probabilidades de

casarse con un hombre de cualquier consideración en el mundo”

comenté.

No hacia ningún daño el recordarle a Bingley la realidad. El año

pasado fue casi llevado por la corriente, y por poco se le propone a

una joven cuyo padre era un panadero. No hay nada malo con los

panaderos, pero no pertenecen a nuestra familia, ni tampoco los

abogados o la gente que vive en Cheapside.

“Que bien lo expresa, Mr Darcy” dijo Caroline.

“Ni yo podría haberlo dicho mejor” interrumpió Mr. Hurst,

levantándose momentariamente de su estupor.

“¡Cheapside!” dijo Louisa

Bingley no dijo nada, pero se hundió en melancolía.

Sus hermanas visitaron el cuarto de la enferma, y cuando bajaron,

Miss Elizabeth Bennet estaba con ellas.

“¿Se une con nosotros a jugar cartas?” preguntó Mr Hurst.

“No, gracias” respondió, viendo las apuestas.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

En un principio, ella tomo un libro, pero de vez en cuando se

acercaba a la mesa de cartas y veía el juego. Su figura se mostraba

favorecedoramente mientras estaba parada atrás de la silla de

Caroline.

“¿Ha Miss Darcy crecido mucho desde la primavera?” pregunto

Caroline. “¿Será tan alta como yo?”

“Creo que sí. Ahora es cerca de la estatura de Miss Elizabeth

Bennet, o más alta.”

“¡Como anhelo verla otra vez! ¡Tal porte, y tales maneras! ¡Y tan

talentosa para su edad!”

“Me asombra como las jóvenes pueden tener la paciencia para

aprender tanto, y ser tan talentosas” dijo Bingley.

"¡Todas las jóvenes talentosas! Mi querido Charles, ¿a qué te

refieres?” preguntó Caroline.

“Si, todas, creo yo. Pintan, forran biombos y tejen bolsas.”

“Tu lista de lo que abarcan comúnmente sus talentos, tiene mucha

verdad.” dije, entretenido. Me han presentado a docenas de

jóvenes como muy talentosas, solo para encontrar que no pueden

hacer otra cosa que pintar bien. “No puedo jactarme de conocer

más de media docena”

“Ni yo, eso es seguro.” dijo Caroline.

“Entonces debe de ser muy exigente su idea de una mujer

talentosa” dijo Miss Bennet.

Lo imaginé, o ¿se estaba riendo de mí? Tal vez si, tal vez no.

Estuve obligado a responder: “Si, soy muy exigente en ello.”

“¡Oh!, por supuesto” dijo Caroline.

Miss Bennet no estaba avergonzada, como lo había deseado. En

realidad, mientras Caroline listaba todas las características de una

mujer verdaderamente talentosa, distinguí una sonrisa

dibujándose en la cara de Miss Bennet. Comenzó en sus ojos,

cuando Caroline empezó a decir: “Una mujer debe tener un

conocimiento profundo de música, canto, dibujo, baile, y las

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Traducido por: Malinalli Quiroz

lenguas modernas…” y se había extendido a su boca cuando

Caroline termino; “Debe poseer un algo especial en su aire y

manera de andar, el tono de su voz, en su trato y modo de

expresarse.”

El regocijo de Miss Bennet me molestaba, y agregué severamente:

“A todo esto hay que agregar además algo más sustancial, el

desarrollo de su inteligencia mediante una lectura abundante.”

“Ya no me sorprende que entre sus conocidas haya solo seis

mujeres talentosas. Lo que me extraña es que conozcan siquiera

una.” dijo Miss Bennet riéndose.

Debería de estar enojado por su descaro, pero de alguna forma

sentí una sonrisa en contestación dirigiéndose a mis ojos.

Parecía absurdo, de repente, que esperará tanto del sexo opuesto,

cuando un par de hermosos ojos era todo lo que necesitaba para

sentir verdadera felicidad. Es una felicidad que nunca he sentido al

escuchar a una mujer cantar o tocar el piano, y dudo que jamás lo

vuelva a hacer.

“¿Es usted tan severa con su propio sexo, que duda de la

existencia de alguien así?” pregunto Caroline.

“Nunca he visto a tal mujer” respondió Miss Bennet. “Nunca he

visto tal capacidad, gusto, y aplicación, y elegancia, como ustedes

describen, unidas en una sola persona.”

Caroline y Louisa la desafiaron, declarando que conocían a muchas

mujeres que respondían a esta descripción.

Miss Bennet inclinó su cabeza, pero no en señal de reconocimiento

o derrota. Lo hizo de forma que no pudieran ver la sonrisa que se

estaba extendiendo en su boca.

Fue entonces cuando me di cuenta de que ellas estaban

contradiciendo sus opiniones iniciales, cuando dijeron que muy

pocas de tales mujeres existían. Ahora estaban diciendo que tal

mujer era común. Mientras veía la sonrisa de Miss Bennet

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Traducido por: Malinalli Quiroz

dirigirse a sus ojos, pensé que nunca antes me había gustado

tanto, o disfrutado más una discusión.

Mr Hurst pidió a su esposa y su hermana orden, volviendo su

atención de vuelta al juego, y Miss Bennet regresó al cuarto de su

hermana.

Me di cuenta de que existe un estrecho lazo de cariño entre ella y

su hermana. No pude evitar pensar que Caroline y Louisa nunca

hubieran estado tan deseosas de cuidarse una a otra, si alguna de

ellas hubiera enfermado; a pesar de que ellas, también, son

hermanas, muy poco cariño parece existir entre ellas. Es una pena.

El cariño de mi hermana es una de los placeres más grandes de mi

vida.

“Eliza Bennet” dijo Caroline, cuando Miss Bennet se había

retirado del salón, “es una de esas jóvenes que busca hacerse

agradables al sexo opuesto, al desacreditar el suyo propio; y con

muchos hombre, me atrevo a decir, esto funciona. Pero en mi

opinión, es un truco vil, un arte muy ruin.”

“Sin duda alguna, siempre hay vileza en cualquier truco que las

damas algunas veces se rebajan a emplear para cautivar a los

hombres. Cualquier cosa que tenga algo que ver con la astucia es

despreciable.”

Ella se retiró del asunto, y volvió a su juego.

Regresé a mi cuarto al fin, sintiéndome insatisfecho con lo

sucedido en el día. Mi usual paz mental estaba perturbada. Estuve

pensando, no en lo que iba a hacer mañana, sino en Elizabeth

Bennet.

Jueves 14 de Noviembre

He tenido un recordatorio de lo imprudente que es dejarme llevar

por un par de hermosos ojos. Elizabeth envió una nota a su madre

esta mañana, pidiéndole que fuera y revisara por su misma el

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Traducido por: Malinalli Quiroz

estado de salud de Miss Bennet. Después de sentarse un rato con

su hija enferma Mrs Bennet y sus dos hijas menores, quienes la

habían acompañado, aceptaron la invitación de acompañarnos en

el salón para el desayuno.

“Espero que Miss Bennet no esté tan mal como hubiera esperado,”

dijo Bingley.

Ha estado preocupado por toda esta situación, y nada puede

confortarlo, a excepción de una constante lista de instrucciones a

la ama de llaves, para incrementar la comodidad de Miss Bennet.

“En verdad que si lo he hecho, señor,” dijo Mrs Bennet. “Ella está

muy enferma como para ser trasladada. Mr Jones dice que no

debemos de pensar en moverla. Deberemos de abusar de su

generosidad un poco más.”

“¡Trasladarla!” exclamó Bingley. “Ni pensarlo.”

Caroline no parecía complacida con tal comentario. Creo que la

presencia de un inválido en la casa ha empezado a irritarla. Ha

pasado muy poco tiempo con su huésped, y si Elizabeth no hubiera

venido, su hermana hubiera pasado todo este tiempo muy sola en

una casa de extraños.

Aun así Caroline respondió educadamente, diciendo que Miss

Bennet recibiría toda la atención que necesitará.

Mrs. Bennet nos relató cuan enferma estaba su hija, y después,

olvidándose de ella, comento que Bingley había elegido muy bien

al rentar Netherfield.

“Espero que no pensará dejarlo repentinamente, aunque lo haya

alquilado por poco tiempo.”

“Cualquier cosa que hago, la hago repentinamente.” respondió

Bingley.

Esto llevo a una discusión acerca del carácter de las personas, en

lo que Elizabeth confesó entretenerse en estudiar.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“El campo no puede suplir de muchos sujetos para tal estudio”

dije.

“Pero la gente cambia tanto, que hay algo nuevo que observar en

ellos siempre.” respondió.

Hablar con Elizabeth es como hablar con ningún otro. No es una

actividad simple; si no un ejercicio estimulante para la mente.

“Si, ya la creo que si” dijo Mrs Bennet, sorprendiéndonos a todos.

“Les aseguro que hay tanta variedad en el campo como en la

ciudad. Por mi parte, no puede ver que Londres tenga ninguna

ventaja sobre el campo, a excepción de las tiendas y los lugares

públicos. El campo es mucho más agradable, o no, ¿Mr Bingley?”

Bingley, tan tolerante como siempre, dijo que era igualmente feliz

en cualquiera de ellos.

“Eso es debido a que tiene una buena disposición. Pero ese

caballero,” dijo, mirándome a mí, “Perece pensar que el campo no

es nada en absoluto.”

Elizabeth tuvo la bondad de ruborizarse, y decir a su madre que

estaba equivocada, pero fui recordado de que no importaba el

número de sonrojos, ni el que tan placenteros eran, no podrían

sobrepasar la desventaja de tal madre.

Mrs Bennet empeoro, y empeoro, adulando los modales de Sir

William Lucas, y haciendo referencias encubiertas hacia ciertas

personas que se pensaban tan importantes y que nunca habrían

sus bocas, por lo cual, supuse, se refería a mí.

Lo peor estaba por llegar. La más joven de las chicas dio un paso

al frente y suplico a Bingley que diera un baile. Él tiene tan buen

humor que aceptó de buena gana, después de lo cual Mrs Bennet y

sus dos hijas menores se fueron. Elizabeth regresó al cuarto de su

hermana enferma.

Caroline fue despiadada una vez ella se fue.

“¡Han comido con veinticuatro familias!” dijo. “No sé cómo me

contuve de reír. Y la pobre mujer cree que eso es una sociedad

variada.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Nunca escuche nada más ridículo en mi vida.” dijo Louisa.

“O vulgar,” dijo Caroline. “¡Y la más joven de las chicas! Pidiendo

por un baile. No puedo creer que la hayas animado, Charles.”

“Pero me gusta dar bailes” protestó Bingley.

“No debiste haber recompensado su impertinencia” dijo Louisa.

“No, por supuesto que no. Solo harás que se vuelva aun peor.

Aunque como podrá convertirse en algo peor, no lo sé. Kitty

estuvo terrible, pero la más joven – ¿cuál era su nombre?”

“Lydia” respondió Louisa.

“¡Lydia! ¡Claro, ese era! El ser tan directa. No le gustaría que su

hermana fuera tan directa, estoy segura, Mr Darcy,”

“No, en lo absoluto,” dije, poco complacido.

El comparar a Georgiana con esa niña esta sobre cualquier cosa

que pueda tolerar.

“Y aun así son de la misma edad,” siguió Caroline. “Es increíble

como dos chicas pueden ser tan diferentes, una tan elegante y

refinada, y otra tan descarada y escandalosa.”

“Es su crianza” dijo Louisa. “Con tan mala madre, ¿cómo podrían

ser menos vulgares?”

“Esas chicas,” dijo Caroline, sacudiendo su cabeza. “Todas han

sido infectadas por la misma vulgaridad, me temo.”

“¡No Miss Bennet!” protestó Bingley. “Ustedes mismas lo dijeron,

es una chica adorable.”

“Y lo es. Tal vez tengas razón. Tal vez logro escapar de la

corrupción de mezclarse con tales personas. Pero Elizabeth

Bennet esta inclinada a ser una insolente, aunque tiene unos

hermosos ojos,” dijo Caroline, volteando su mirada hacia mí.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Estuve a punto de desviar a Elizabeth de mis pensamientos, pero

cambie de opinión. No la haré solo para complacer a Miss Bingley,

no importa que tan sarcástica desee ser.

En la tarde, Elizabeth nos acompañó en la sala de dibujo. Me

cercioré de no decirle más que un breve ‘Buenas tardes’ y después

tome una pluma y empecé a escribirle a Georgiana. Elizabeth,

noté, tomo una labor de aguja en el otro lado del salón.

A penas había empezado mi letra, cuando Caroline empezó a

elogiarme en cuanto a la simetría en mi caligrafía, y la longitud de

mi carta. Traté lo más posible en ignorarla, pero no estaba

dispuesta a ser disuadida y continuo con sus elogios a cada rato.

El halago es algo bueno, pero un hombre puede cansarse de ello

hasta el punto que se vuelven maldiciones. No dije nada, a pesar

de todo, pues no deseaba ofender a Bingley.

“¡Que encantada estará Miss Darcy de recibir tal carta!” dijo

Caroline.

Lo ignoré.

“Escribe usted extraordinariamente rápido”

Fue poco sabio el responder con, “Se equivoca, escribo muy

despacio,”

“Le ruego le diga a su hermana que deseo mucho verla.”

“Ya lo hice una vez, por petición suya.”

“¿Cómo puede lograr escribir tan uniformemente?” preguntó.

Me tragué mi frustración y permanecí en silencio. Una tarde

lluviosa en el campo es uno de los peores males. Lo es,

especialmente, con una restringida compañía, y si respondía, me

temía que sería un comentario algo grosero.

“Dígale a su hermana que estoy encantada de enterarme de su

progreso en el harpa…”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Dígame, ¿de quién es la carta? por poco respondí, pero me detuve

justo a tiempo.

“… y déjele saber que estoy entusiasmada con el diseño de mesa

que hizo, y creo que es infinitamente mejor que el de Miss

Grantley”

“¿Me permite que aplace su entusiasmo para otra carta? En la

presente no tengo espacio para más elogios.”

Vi la sonrisa de Elizabeth aparecer debido a este incidente, y

hundió su cabeza en su trabajo. Sonríe fácilmente, y estoy

empezando a encontrarlo algo infeccioso, pues estuve casi tentado

a sonreír yo mismo. Caroline, sin embargo, no deseaba ser

reprimida.

“¿Escribe siempre cartas tan largas y encantadoras, Mr Darcy?”

“Son generalmente largas,” respondí, no siendo capaz de evadir su

pregunta. “Pero si son siempre tan encantadoras o no, no soy

quien para juzgar.”

“Es un regla para mí, cuando una persona puede escribir una carta

larga, con facilidad, no puede escribir mal” dijo ella.

“Ese cumplido no tendrá valor para Darcy,” intervino Bingley,

“Puesto que no escribe con facilidad. Estudia demasiado las

palabras. Siempre busca por palabras de más de cuatro silabas.

¿No es así, Darcy?”

“Mi estilo para escribir es muy diferente al tuyo,” acordé.

“Mis ideas fluyen con tal rapidez que no tengo tiempo para

expresarlas, por lo que mis cartas algunas veces no comunican

ninguna idea a mis remitentes,” dijo Bingley.

“Su humildad debe desarmar cualquier reproche” dijo Elizabeth,

dejando su costura al lado.

“Nada es más engañoso que la apariencia de humildad,” dije,

riéndome de los comentarios de Bingley, pero por debajo estaba

consciente de la irritación que sentía debido a que ella lo estuviera

halagando. “Usualmente es solo falta de opinión y a veces una

forma indirecta de vanagloriarse.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Y cuál de las dos aplica a mi reciente acto de modestia?”

Preguntó Bingley.

“La forma indirecta de vanagloriarse,” dije con una sonrisa. “El

poder de hacer cualquier cosa con rapidez es siempre muy

apreciado por el poseedor, y muy seguido sin ningún cuidado a la

imperfección del acto. Cuando le dijiste a Mrs Bennet esta mañana

que si alguna vez decidieras dejar Netherfield, te irías en cinco

minutos, lo utilizaste como un cumplido para ti mismo, pero no

estuve ni un poco convencido de ello. Si, montando ya en el

caballo, un amigo te dijese, ‘Bingley, deberías quedarte hasta la

próxima semana’ lo harías probablemente.”

“Solamente ha probado con esto que Mr Bingley no hizo ninguna

justicia a su propio temperamento. Lo ha favorecido ahora más de

lo que hizo el mismo,” dijo Elizabeth sonriendo.

“Le estoy en verdad agradecido por convertir lo que mi amigo

dice en un cumplido a mi temperamento” dijo Bingley felizmente.

Sonreí, pero no estaba satisfecho, aunque la razón de esto la

desconozco. Estoy seguro de que me agrada Bingley, y siempre

me complace cuando otras personas lo valoran, también.

“Pero Darcy pensaría mejor de mí, si bajo esas circunstancias

diera una negación categórica, ¡y cabalgara tan rápido como

pudiera!” agregó.

“¿Entonces Mr Darcy consideraría lo precipitado de su decisión

original expiada por su obstinación en seguirla?” pregunto

Elizabeth juguetonamente.

“Le doy mi palabra, no puedo explicar el asunto. Darcy deberá

hablar por sí mismo.”

Deje a un lado mi pluma, cualquier pensamiento relacionado con

mi letra olvidado.

“Esperas que dé cuenta de una opinión que eliges como mía, pero

que no he aceptado” dije con una sonrisa.

“El ceder rápidamente a un pedido de un amigo no tiene mérito

para usted” dijo Elizabeth.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

A pesar mío, fui atraído hacia su broma.

“El ceder sin convicción no es ningún cumplido para la

comprensión de ninguno” respondí.

“Me parece, Mr Darcy, que no admite la influencia que puede

tener la amistad y el cariño.”

Vi a Caroline mirar horrorizada nuestra discusión, pero estaba

disfrutando la estimulante conversación de Elizabeth.

“¿No sería mejor especificar el grado de intimidad entre ambos,

antes de decidirlo?” le pregunté.

“Por supuesto,” exclamo Bingley, “Tengamos todos los detalles

especificados, sin olvidar la diferencia en tamaño y altura, pues le

aseguro que si Darcy no fuera un sujeto tan alto, no le prestaría ni

la mitad de atención de lo que hago ahora. Confieso que no

conozco nada más imponente que Darcy, en su propia casa

especialmente, y en una tarde de domingo cuando no tiene nada

que hacer.”

Sonreí, pero a pesar de ello estaba ofendido. Temí que hubiera

algo de verdad en lo que había dicho Bingley, y no quería que

Elizabeth lo supiera.

Elizabeth parecía como si quisiera reírse, pero no lo hizo. Espero

que no me tenga miedo. Pero no. Si me tuviera miedo, ¡no se reiría

tanto de mí!

“Ya veo tus intenciones, Bingley” dije, dejando su comentario a un

lado. “Te disgustan las discusiones, y quieres terminarla.”

“Tal vez así sea,” admitió Bingley.

La vitalidad se había ido de la conversación, y un incómodo

silencio permaneció en su lugar. Elizabeth regreso a su costura, y

yo regrese a mi carta. El reloj marchaba en la repisa de la

chimenea. Terminé mi carta y la puse a un lado. El silencio

continuo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Para romperlo, pedí a las damas el honrarnos con un poco de

música. Caroline y Louisa cantaron, y me descubrí mirando a

Elizabeth. No es como ninguna mujer que haya conocido jamás.

No es hermosa, y aun así encuentro que prefiero mirar su rostro

que cualquier otro. No es elegante, y aun así sus modales y

maneras me complacen mucha más que los de cualquier otra

persona que haya conocido. No es estudiada, y sin embargo tiene

una inteligencia que la hace una debatiente hábil, y hace su

conversación estimulante. Ha pasado mucho tiempo desde la

última vez que tuve que buscar por palabras, y no estoy seguro si

alguna vez lo he hecho, y aun así con ella estoy frecuentemente

comprometido en un duelo de ingenio.

Caroline empezó a tocar algunas canciones escocesas, y fui movido

por un repentino impulso y dije, “No le apetecería, Miss Bennet,

aprovechar esta oportunidad para bailar un ´reel ?” (baile nacional

escoses muy vigoroso)

Ella sonrió, pero no contestó. Encontré su silencio enigmático.

¿Es acaso una esfinge, enviada para atormentarme? Debe de serlo,

pues mis pensamientos no son usualmente tan poéticos.

En lugar de molestarme, su silencio no hizo más que encenderme

aún más, y repetí mi pregunta.

“¡Oh!” respondió ella, “lo escuche antes; pero no podía determinar

que decir en respuesta. Yo sé que usted desea que diga que ‘Si,’ y

así tener el placer de criticar mis gustos; pero siempre me encanta

derrocar tales esquemas. Por lo cual he decidido responderle, que

no deseo bailar un reel en absoluto- y desprécieme ahora, si se

atreve.”

¿En verdad le parezco tan perverso? Me pregunto. Y aun así no

pude evitar sonreí a su ocurrencia, y a su valentía al proferirla.

“En absoluto me atrevo” dije.

Se veía sorprendida, como si ella hubiera esperado una respuesta

cortante, y me complació el haberla sorprendido, puesto que ella

siempre está sorprendiéndome.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

La encuentro sobre manera fascinante; y si no fuera por la

inferioridad de su situación en la vida, creo que podría estar en

verdadero peligro, puesto que nunca había estado tan cautivado

por una mujer en toda mi vida.

Fue la intervención de Caroline lo que rompió el tren de mis

pensamientos y me impidió decir algo de lo que me podría

arrepentir luego.

“Espero que su hermana no se esté sintiendo muy mal” dijo

Caroline. “Creo que yo debería ir a su cuarto y ver como esta.”

“Iré con usted” dijo Elizabeth. “Pobre Jane. Le he dejado sola

mucho tiempo.”

Fueron arriba, y fui llevado a preguntarme si Caroline había

regresado la atención de Elizabeth hacia su hermana

deliberadamente, y a pensar que tan cerca estuve de traicionar mis

propios sentimientos.

Viernes 15 de Noviembre.

Era una linda mañana y Caroline y yo decidimos tomar un paseo

por el jardín.

“Te deseo un muy feliz matrimonio,” dijo ella mientras

caminábamos por el sendero.

Quisiera que se olvidara de ese tema, pero me temo que no hay

gran posibilidad de ello. Me ha estado molestando con mi

supuesto matrimonio por días.

“Espero, también, que le darás a tu suegra algunos consejos,

cuando este suceso tan anhelado tome lugar, como la ventaja de

permanecer callada; y si puedes lograrlo, cura a las chicas menores

de su síndrome de corretear a los oficiales.”

Sonreí, pero estaba irritado. Había dado en el clavo, mostrándome

la razón por la cual no puedo perseguir mis intenciones. Nunca

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Traducido por: Malinalli Quiroz

podría tener a Mrs Bennet como mi suegra. Sería insoportable. Y

en cuanto a las hermanas menores, hacerlas hermanas de

Georgiana, no, no podría ser.

“¿Tienes algo más que proponer para mi felicidad domestica?” le

pregunte, sin dejarle ver mi irritación, pues solo lo haría aun peor.

“Permite que los retratos de tu tío y tía Philips sean puestos en la

galería de Pemberley. Y en cuanto al retrato de tu Elizabeth, no

debes de intentar hacerlo, puesto que ¿cuál pintor podría hacerle

justicia a sus hermosos ojos?” dijo con un tono divertido.

Ignoré sus ridiculeces, y me imaginé un retrato de Elizabeth

colgado en Pemberley. Imagine otro retrato colgado junto a él, de

Elizabeth y yo juntos. El pensarlo era muy placentero y sonreí.

“No sería fácil, ya lo creo, el capturar su expresión; pero el color y

la forma, y las pestañas, tan remarcablemente finas, podrían ser

copiadas,” reflexioné.

Caroline no estaba contenta, y estaba complacido de haberla

molestado. Estaba a punto de responder, cuando nos encontramos

con Louisa y Elizabeth que venían desde otro sendero.

Caroline estaba apenada, y bien debería de estarlo. Yo también,

estaba incómodo. No pensé que Elizabeth hubiera podido escuchar

algo, pero aun si lo hubiera hecho, no le habría turbado. No estuvo

perturbada cuando escuchó el comentario poco caritativo de mi

parte en la asamblea.

Mientras la miraba, estuve repentinamente consciente del hecho

de que ella era un huésped en la casa. Había estado tan ocupado

pensando en ella en otra manera, que me había olvidado de que

ella se estaba quedando con Bingley. Sentí una gran angustia al

darme cuenta que no había recibido ningún afecto o amistad

durante su visita. En realidad, había recibido cortesía en su cara,

pero esa cortesía faltaba tan pronto como ella daba la espalda.

Nunca había sentido tanta antipatía hacia Caroline, o simpatía

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Traducido por: Malinalli Quiroz

hacia Louisa, quien al menos se había tomado la molestia de

invitar a Elizabeth a dar un paseo, lo cual yo no había hecho. Me

condeno por ello. No estaba nada indispuesto a admirar sus ojos,

pero había hecho muy poco para hacer su estancia en Netherfield

más placentera.

Las siguientes palabras de Louisa deshicieron mis sentimientos

benévolos hacia ella, pues dijo: “Nos han tratado abominablemente

al irse sin decirnos que venían para acá,” tomo mi brazo libre y

dejó a Elizabeth sola.

Estaba mortificado, y dije enseguida: “El camino no es lo

suficientemente ancho para nuestro grupo. Deberíamos mejor ir

por la avenida.”

Pero Elizabeth, quien no estaba ni un poco turbada al ser usada

tan vilmente, solamente sonrió maliciosamente y dijo que nos

veíamos tan bien juntos como grupo que sería una pena el

arruinarlo con la adición de otra persona. Después despidiéndose

de nosotros, huyó felizmente, como un niño que se encuentra libre

de los deberes de la escuela. Mientras la veía irse, sentí que mi

espíritu se elevaba. Sentí como si yo, también, era repentinamente

libre, libre de mi confinada vida de solemnidad, y desee correr

tras de ella.

“Miss Elizabeth Bennet se comporta tan mal como sus hermanas

menores,” dijo Caroline burlonamente.

“No se comporta tan mal como lo hacemos nosotros,” respondí,

molesto, “Es una invitada en la casa de su hermano, por lo cual

merece nuestro respeto. No tendría que sufrir tales negligencias, o

sufrir de su constante crítica en cuanto nos da su espalda.”

Caroline parecía sorprendida y después displacida, pero mi

expresión era tan reprobadora que se quedó callada. Bingley

puede quejarse de mis terribles expresiones, pero tienen su

utilidad.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Voltee para ver a Elizabeth, pero ya había pasado el umbral de mi

vista. No la vi de nuevo sino hasta la hora de la cena. Desapareció

después, para ver a su hermana, pero cuando Bingley y yo nos

unimos a las damas en el cuarto de dibujo, la encontramos con

ellas.

Los ojos de Caroline se dirigieron directo a mí. Podía ver que

estaba inquieta. Le había hablado severamente más temprano en la

mañana, y no le había dirigido la palabra desde entonces. Le dirigí

una mirada fría y desvié mi atención hacia Miss Bennet, quien

estaba lo suficientemente bien para bajar, y quien estaba sentada

junto a su hermana.

Bingley estaba encantado de ver que Miss Bennet estaba

sintiéndose mejor. Iba de un lado a otro alrededor suyo,

asegurándose de que el fuego fuero lo suficientemente caliente, y

que no estuviera en una corriente de aire. Mi expresión se suavizó.

Podía sentirlo. La estaba tratando con todo el cuidado y la

atención que merecía, y recordé por qué le quería tanto y estaba

feliz de llamarlo mi amigo. Sus maneras pueden ser muy

confianzudas como para hacerlo un objetivo fácil para cualquiera

que desee engañarlo, pero esas mismas complacientes maneras lo

hacían un compañero agradable y un cálido anfitrión. Era evidente

que Elizabeth también lo pensaba, y sentí que, después de

nuestros pleitos, habíamos encontrado terreno común.

Caroline pretendió prestarle atención a la inválida, pero en

realidad estaba más interesada en mi libro, el cual tomé cuando

decidimos no jugar cartas.

“¡Declaro que no hay mejor entretenimiento que leer un libro!”

dijo, ignorando el suyo y favoreciendo el mío.

No respondí. Estaba molesto con ella. En lugar de ello, me

encomendé estudiosamente en mi libro; lo cual era una pena, pues

hubiera preferido ver a Elizabeth. La luz del fuego jugando en su

piel era una vista que encontraba fascinante.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Viendo que no podía hacerme hablar, Caroline molesto después a

su hermano hablando de su baile, antes de dar una vuelta al salón.

Estaba inquieta, y buscando atención. Yo, sin embargo, no se la di.

Me había ofendido, y no estaba listo para perdonar su ofensa.

“Miss Eliza Bennet, permítame persuadirla de seguir mi ejemplo,

y dar una vuelta por el salón”

No pude evitar voltear hacia arriba. Vi una expresión de sorpresa

cruzar el rostro de Elizabeth, y me pregunté si mis palabras a

Caroline habían hecho efecto en su comportamiento, punzando en

su conciencia sobre el trato hacia el huésped de su hermano. Pero

no era tal cosa. Ella simplemente deseaba mi atención, y había

sido lo suficientemente lista como para averiguar que ésta era la

forma de lograrlo. Inconscientemente cerré el libro.

“Mr Darcy, ¿no nos acompañaría?” dijo Caroline.

Rechacé su oferta.

“Hay solo dos razones por las que ustedes desearían caminar

juntas, y mi presencia interferiría en ambas.” dije.

Mi sonrisa no fue dirigida a Caroline, sino a Elizabeth.

“¿Pero qué es lo que querrá decir?” pregunto Caroline,

sorprendida. “Miss Elizabeth, ¿lo entiende usted?”

“En absoluto,” fue su respuesta. “Pero le aseguro, que sea lo que

sea, desea dejarnos mal, y la mejor forma de decepcionarle será no

preguntarle nada.”

Sentí mi sangre, fluir. Ella estaba esgrimiendo conmigo, a pesar

de que estaba hablando con Caroline, y esta nueva experiencia me

estaba gustando.

Caroline, sin embargo, no pudo esgrimir y solo dijo: “Debo saber a

qué se refiere. Vamos, Mr Darcy, explíquese.”

“No tengo inconveniente alguno. Ustedes eligen este modo de

pasar el tiempo o porque tienen que hacerse alguna confidencia, o

porque saben bien que paseando luce mejor su figura; si es la

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Traducido por: Malinalli Quiroz

primera, al ir con ustedes no haría más que importunarlas, y si es

por el segundo, las puedo admirar mucho mejor sentado en el

fuego”

“¡Qué horror!” Exclamo Caroline. “¿Cómo podríamos darle su

merecido?”

“Nada tan fácil, si está dispuesta a ello.” dijo Elizabeth con un

brillo en sus ojos. “Todos sabemos fastidiar y mortificarnos unos

a otros. Búrlese, ríase de él. Siendo tan íntima amiga suya, sabrá

bien cómo hacerlo”

“¡Burlarse de una persona flemática y de sangre fría! Y en cuanto a

reírse, no podemos exponernos, podría desafiarnos y tendríamos

nosotras las de perder.”

“¡Que no podemos reírnos de Mr Darcy!” exclamo Elizabeth. “Es

un privilegio extraño. Con lo que me gusta reírme.”

Y a mí también. Pero no me gusta que se rían de mí. No pude

decir esto, sin embargo.

“Miss Bingley me ha dado más importancia de la que merezco”

dije. “El hombre más sabio puede ser ridiculizado por una persona

cuyo primer anhelo en la vida es reírse.”

“Espero nunca ridiculizar lo que es sabio y bueno,” ella contestó,

“Tonterías y caprichos me divierten, pero estos, supongo son de lo

que usted carece.”

“Quizá no es posible para nadie. Pero yo he pasado mi vida

esforzándome en evitar estas debilidades que exponen al ridículo a

cualquier persona inteligente.”

“Tales como el orgullo y la vanidad.”

“La vanidad, sí. Pero en donde hay verdadera superioridad de

pensamiento el orgullo será siempre algo válido.”

Elizabeth se volteo para ocultar una sonrisa.

No sé por qué fue, pero su sonrisa me hirió. Creo que me hizo

sentir mal-humorado, pues cuando dijo: “Mr Darcy no tiene

defecto alguno. Lo reconoce el mismo claramente.” me vi obligado

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Traducido por: Malinalli Quiroz

a responder: “Tengo muchos defectos, pero no tienen que ver con

la inteligencia. De mi carácter no me atrevo a responder. Quizá se

me pueda acusar de rencoroso. Cuando pierdo la buena opinión

que tengo sobre alguien, es para siempre.”

Mientras hablaba, pensaba en George Wickham.

“Ese es realmente un defecto,” dijo Elizabeth. “El rencor

implacable es verdaderamente una sombre en un carácter. Pero ha

elegido usted muy bien su defecto. No puede reírme de él. Está a

salvo de mí.”

No lo estoy en absoluto, pensé.

“Oigamos un poco de música”, dijo Caroline, cansada de escuchar

una conversación en la que no formaba parte.

El pianoforte se abrió, y le pidió a Elizabeth que tocara.

Estaba molesto con Caroline en ese momento, pero después de

unos minutos, comencé a estar agradecido por ello.

Le estoy prestando mucha atención a Elizabeth. Ella me hechiza.

Y aun así sería una tontería el enamorarme de ella. Tengo

planeado casarme con un muy diferente tipo de mujer, una con

fortuna, y linaje igual al mío. No prestare más atención a

Elizabeth.

Sábado 16 de Noviembre

Bingley yo cabalgamos hacia el este esta mañana y examinamos

más de la propiedad. Bingley estaba complacido con todo lo que

veía y lo calificaba como extraordinario. Yo indique que las mallas

estaban rotas y que la tierra necesitaba un drenaje, pero el solo

dijo: “Si, supongo que así es.” Sé que tiene un carácter tranquilo,

pero había algo más que su habitual asentimiento en sus maneras.

Sospeche que en realidad no estaba poniendo atención, sino

preocupándose por Miss Bennet. Es una desgracia que ella se haya

enfermado mientras visitaba a sus hermanas. Ha hecho que la casa

se venga de cabeza. También me ha traído en constante contacto

con Elizabeth.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Siguiendo mi propósito, no le preste atención a Elizabeth cuando

entre al salón con su hermana más tarde esta mañana, cuando ya

habíamos regresado de nuestro paseo. Después de los debidos

saludos, Miss Bennet pidió que se le prestara el carruaje de

Bingley.

“Mi madre no puede pasarse sin el carruaje hasta el Martes, pero

ya estoy muy recuperada y no podemos sobrepasar su hospitalidad

más tiempo.” dijo ella.

Sentí una mezcla de emociones: alivio de que Elizabeth pronto se

iría de Netherfield, pesar de que no podría hablar con ella más

tiempo.

Bingley no compartía la opinión de Miss Bennet.

“¡Es muy pronto!” exclamó. “Puede usted parecer recuperada

cuando está sentada junto al fuego, pero no está lo suficientemente

mejorada como para soportar el viaje. Caroline, dile a Miss Bennet

que debe quedarse.”

“Querida Jane, por supuesto que debes quedarte,” dijo Caroline.

Detecté una frialdad en su voz, y no estaba sorprendido cuando

agregó; “No podemos ni pensar en que te vayas antes de mañana”

Una estadía de más de un día adicional no la complacían. Bingley

parecía sorprendido, pero Miss Bennet aceptó la sugerencia.

“Incluso mañana es muy pronto,” protesto Bingley.

“Es muy amable de su parte, pero realmente debemos irnos,” dijo

Miss Bennet.

Ella es una chica dulce, pero también puede ser firme, y nada que

Bingley dijera podía cambiar su decisión.

Estaba conscientemente en guardia durante el último día. Había

prestado demasiada atención a Elizabeth durante su estadía, y

estaba tardíamente dándome cuenta de que pude haber levantado

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Traducido por: Malinalli Quiroz

alguna expectativa. Decidí aplastar cualquiera, si acaso alguna se

hubiera formado. Apenas y le dirigí diez palabras en el curso del

día, y cuando estuve desafortunadamente solo con ella por media

hora, me apliqué a mi libro y no voltee ni una vez.

Domingo 17 de Noviembre

Todos atendimos el servicio en la mañana, y después las Bennet se

despidieron.

“Querida Jane, lo único que me puede resignar a dejarte ir es saber

que por fin estas bien,” le dijo Caroline, dándole una cariñosa

despedida a su amiga.

“Soy un hombre muy egoísta. Si no hubiera sido por el hecho de

que te encontrabas sufriendo, estaría complacido de que tu hubiera

dado un resfriado,” dijo Bingley afectuosamente, apretando la

mano de Jane. “Me ha permitido tenerte conmigo todos los días

por casi una semana.”

Él, por lo menos, había hecho de su estancia algo agradable, y se

había tomado la molestia de entretenerla en los momentos en que

podía bajar. Es fácil ver por qué Bingley la ha hecho su favorita.

Ella tiene una dulzura y amabilidad en sus maneras que la hacen

muy agradable, mientras que sus sentimientos no son del tipo de

los que son fácilmente comprometidos. No importa que tan

encantador o alegre sea Bingley, no necesita temer que sus

intenciones sean mal entendidas.

“Y Miss Eliza Bennet,” dijo Caroline, con una gran sonrisa. “Ha

sido muy… encantador tenerla aquí.”

Elizabeth notó su vacilación y sus ojos brillaron con picardía.

Respondió educadamente, sin embargo.

“Miss Bingley. Ha sido muy amable de su parte el permitirme

quedarme.”

A Bingley le dio una más cálida despedida.

“Muchas gracias por todo lo que ha hecho por Jane,” dijo. “Ha

hecho una gran diferencia para mí el verla tan bien atendida. Nada

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podría ser más amable que su disposición al atizar el fuego, o

moviendo las mamparas para evitar cualquier corriente de aire, o

sus instrucciones a la ama de llaves para preparar deliciosos

platillos que tentaran el apetito de Jane.”

“Solo lamento el no poder haber hecho más,” respondió, “Espero

que nos veamos pronto en Netherfield nuevamente.”

“También lo espero”

Volteo hacia mí.

“Miss Bennet,” dije, dándole una fría reverencia.

Parecía sorprendida por un momento, pero después una sonrisa

apareció en sus ojos, y me devolvió una reverencia, respondiendo

con tono señorial: “Mr Darcy.”

Casi me tentó a sonreír. Pero mantuve mi postura con una

expresión de severidad y me di vuelta.

El grupo entonces se desintegró. Bingley escoltó a las dos damas

al carruaje y las ayudó a entrar. Mi frialdad no había afectado el

ánimo de Elizabeth ni por un minuto. Estaba agradecido que así

fuera- antes de recordarme que el ánimo de Elizabeth no eran de

mi incumbencia.

Regresamos al salón.

“¡Bueno!” dijo Caroline. “Se han ido.”

No hice ningún comentario.

Ella volteo hacia Louisa e inmediatamente empezó a hablar de

asuntos de la casa, olvidando todo lo relacionado con su supuesta

amiga.

Mientras escribo esto, estoy feliz de que Elizabeth se haya ido.

Ahora, espero, poder pensar en ella como Miss Elizabeth Bennet

otra vez. Deseo pensar en cosas más sensatas, y no tener que

sufrir más de las bromas de Caroline.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Lunes 18 de Noviembre

Por fin, un día normal. Bingley y yo examinamos la esquina sur de

esta tierra. Parece estar interesado en comprarla, y dice que está

listo para establecerse en ella. Aun así, no ha estado aquí mucho

tiempo y no creeré sus intenciones hasta que haya pasado el

invierno en este lugar. Si le gusta después de eso, creo que podría

ser el lugar para él.

Caroline estuvo encantadora esta tarde. Sin Miss Elizabeth

Bennet en la casa, no me molesta, y pasamos una tarde placentera

jugando cartas. No extrañé a Miss Elizabeth para nada. Creo que

apenas y pensé en ella media docena de veces en todo el día.

Martes 19 de Noviembre.

“Creo que deberíamos cabalgar alrededor de la propiedad hoy,” le

dije a Bingley esta mañana.

“Después, tal vez,” respondió, “Deseo cabalgar hacia Longbourn

esta mañana para preguntar por la salud de Miss Bennet”

“La viste solo hace dos días,” comenté con una sonrisa; Bingley

cuando está en uno de sus enredos amorosos es muy gracioso.

“Lo que significa que no la vi ayer. Es tiempo de que remiende mi

negligencia.” respondió, igualando mi tono.

“¿Vendrás conmigo?”

“Está bien,” dije.

Un momento después, me arrepentí, pero estaba molesto conmigo

mismo por mi cobardía. Puedo sentarme con Miss Bennet por diez

minutos sin caer presa de su atracción, y además, no es seguro que

la vaya a ver. Puede que no esté en casa.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Salimos después del desayuno. Nuestro camino nos hizo pasar por

Meryton, y vimos el objetivo de nuestra salida en la calle

principal. Miss Bennet estaba tomando un poco de aire con sus

hermanas. Escuchando el trote de los caballos ella volteó hacia

arriba.

“Me estaba dirigiendo a su casa, para ver cómo se encontraba,

pero puedo ver que está mucho mejor. Me alegra mucho,” dijo

Bingley, tocando su gorro.

“Gracias,” ella respondió, con una sonrisa encantadora.

“Ha perdido su palidez, y ahora tiene algo de color en sus mejillas”

“El aire fresco me hace bien” respondió.

“¿Caminó hasta Meryton?” le preguntó.

“Sí.”

“¿Espero que no se haya cansado?” agrego, frunciendo el

entrecejo.

“No, gracias, el ejercicio fue beneficial. He pasado tanto tiempo

dentro de casa que estoy complacida de volver a salir.”

“Mis sentimientos son exactamente los mismo. Si alguna vez

estoy enfermo, no puedo esperar a salir tan pronto estoy mejor.”

Mientras ellos seguían con su conversación, y Bingley se

mostraba tan feliz como si Miss Bennet hubiera escapado de las

garras del tifus, en lugar de un insignificante resfriado,

estudiosamente evite mirar a Elizabeth. Dejé que mis ojos

deambularan sobre el resto del grupo. Vi a las tres menores

Bennet, una de ellas cargando un libro de predicaciones y a las

otras dos riendo juntas, y a un hombre corpulento a quien no

había vista antes. Por sus ropas pude saber que era un clérigo, y

parecía estar acompañando a las damas. Estaba reflexionando que

tal vez su presencia explicaba porque Mis Mary Bennet estaba

agarrando un libro de predicaciones cuando recibí una indeseada

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Traducido por: Malinalli Quiroz

sorpresa, no, un terrible sobresalto. En la orilla del grupo se

encontraban otros dos hombres. Uno era Mr Denny, un oficial a

quien Bingley y yo ya habíamos conocido antes. El otro era

George Wickham.

¡George Wickham! ¡Ese hombre odioso, quien había traicionada la

confianza de mi padre y casi había arruinado a mi hermana! El

estar forzado a verlo otra vez, en tal momento y tal situación…

Era abominable.

Pensé que ya había acabado con él. Pensé que no tendría que

volver a verlo jamás. Pero ahí estaba, hablando con Denny como

si no tuviera nada de qué preocuparse en este mundo. Y supongo

que no tiene, pues nunca se ha preocupado por nada en su vida, a

excepción de sí mismo.

Se volteó hacia mí. Sentí como me ponía blanco, y lo vi ponerse

rojo. Nuestros ojos se encontraron. Furia, aversión y desprecio

irradiaron de los míos. Pero recuperándose rápidamente, una

detestable insolencia irradio de los suyos. Tuvo el descaro de

tocar su sombrero. ¡A mí! Hubiera volteado, pero tenía demasiado

orgullo como para crear una escena, y me forcé a responder su

saludo.

Sin embargo, mi cortesía no sirvió de nada. Mirando de soslayo a

Miss Elizabeth Bennet, pude ver que se había dado cuenta de

nuestro extraño intercambio, y no fue engañada ni por un

instante. Sabía que algo estaba mal entre nosotros dos.

“Pero no debemos retenerte más,” escuche a Bingley decir. Sentí,

en vez de ver a Bingley volteando hacia mí.

“Vamos Darcy, debemos irnos.”

Estaba demasiado dispuesto a hacer lo que me pedía. Nos

despedimos de las damas y nos fuimos.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Se está sintiendo mucho mejor, y cree ya estar del todo

recuperada.”

No respondí.

“Se veía bien, creo yo.” dijo Bingley.

De nuevo no respondí.

“¿Pasa algo malo?” pregunto Bingley, dándose cuenta de mi raro

humor.

“No, nada” dije cortante.

“No, Darcy, no me engañaras. Algo te ha molestado.”

Pero no sería convencido. Bingley no sabe nada del problema que

tuve con Wickham en el verano, y no deseo revelárselo. La

ingenuidad de Georgiana podría provocar una sombra en su

reputación si se supiera, y estoy determinado a que Bingley nunca

escuche nada de ello.

Miércoles 20 de Noviembre

Salí temprano esta mañana, sin preguntarle a Bingley si deseaba

venir conmigo, pues quería estar solo. ¡George Wickham, en

Meryton!

Le ha quitado a mi visita lo placentero. Aun peor, me persigue el

recuerdo, de algo tan fugaz que apenas y puedo estar seguro de

que es real. Pero no me deja en paz y llena mis sueños. Es esto:

cuando cabalgaba hacia las damas ayer, pensé ver una expresión

de admiración en el rostro de Elizabeth al mirar a Wickham.

¡No puede preferirlo a él sobre mí!

¿Qué estoy diciendo? Sus sentimientos hacia mí no tienen

importancia. Ni sus sentimientos por George Wickham. Si desea

admirarlo, es su problema.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No puedo creer que lo podrá seguir admirando una vez que

descubra su verdadera naturaleza, y va a descubrirla. Él no ha

cambiado en absoluto. Es aun el sabandija que siempre ha sido, y

ella es muy inteligente como para seguir siendo engañada por

mucho tiempo.

Y aun así, es guapo. Las damas siempre lo han admirado. Y tiene

unas maneras tan agradables y un estilo para hablar que lo hace

ser agradado por todos los que lo conocen, mientras que yo…

¡No puedo creer que me esté comparando con George Wickham!

Debo de estar loco. Y aun así, si Elizabeth… no debo pensar en

ella como Elizabeth.

Si elige compararnos a ambos, entonces que lo haga. Probará que

está por debajo de mis estándares, y no estaré preocupado por

ningún pensamiento relacionado con ella.

Jueves 21 de Noviembre

Bingley declaró sus intenciones de ir a Longbourn para dar a los

Bennet la invitación al baile. Caroline y Louisa aceptaron

gustosamente el ir con él, pero yo rechacé la invitación, diciendo

que tenía algunas cartas que tenía que escribir. Caroline comentó

inmediatamente que ella también tenía cartas que escribir, pero

Bingley le dijo que podía esperar hasta mañana para hacerlo.

Estuve complacido. No quería ninguna compañía hoy. No puede

alejar mis pensamientos de George Wickham. Por las pláticas del

personal y de la comunidad, me he enterado de que piensa unirse

al regimiento. Sin duda piensa que se verá muy bien en un saco

escarlata.

Peor aún, Bingley ha incluido a todos los oficiales en su invitación

a Netherfield, y me temo que Wickham podría unirse a ellos. No

tengo ningún deseo de verlo, pero no evitaré el baile. No es mi

posición el evitarlo. Él es una sabandija y un villano pero no

importunaré a Bingley al negarme a ir a su baile.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Viernes 22 de Noviembre

Un día lluvioso. Fui capaz de salir a cabalgar con Bingley esta

mañana, pero entonces la lluvia empezó a caer y fuimos obligados

a permanecer dentro de la casa. Pasamos el tiempo hablando de

los planes de Bingley para la propiedad. Sus hermanas le dieron

sus opiniones sobre necesarias alteraciones a la casa y el tiempo se

pasó rápidamente, aunque extrañé la compañía alegre de

Elizabeth.

Sábado 23 de Noviembre

Otro día lluvioso. Caroline está de un genio insoportable. Estoy

agradecido de que Elizabeth no estuviera aquí, o hubiera hecho

explotar a Caroline con una ola de mal humor. Bingley y yo nos

retiramos al salón de billar. Me parece perfecto que la casa posea

una, pues de lo contrario hubiéramos estado terriblemente

aburridos.

Domingo 24 de Noviembre

Recibí una carta de Georgiana esta mañana. Está mejorando con

sus estudios, y es feliz. Está empezando un nuevo concierto con su

maestro de música, un hombre de quien estoy feliz de decir que la

música es su adoración, y ella se está divirtiendo enormemente.

La lluvia continúo. Caroline y Louisa se entretuvieron decidiendo

que ponerse para el baile, mientras que Bingley y yo discutimos

sobre la guerra. Estoy empezando a encontrar el campo muy

aburrido. En casa, en Pemberley, tengo muchas cosas que me

ocupen, pero aquí hay poco que hacer además de leer, o jugar

billar cuando el clima es malo.

Estoy interesado en ver si este periodo de mal tiempo disuade a

Bingley de no comprar Netherfield. Una propiedad en el campo

bajo la luz del sol es algo muy diferente a una en la lluvia

constante.

Lunes 25 de Noviembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Me alegre mucho lo del baile. Por lo menos, si tenemos otro día

lluvioso mañana, tendremos algo en que ocuparnos.

Martes 26 de Noviembre

La mañana fue húmeda, y me la pase escribiendo cartas. Esta

tarde, Bingley y sus hermanas estaban ocupados con los

preparativos finales para el baile. Tenía muy poco que hacer y

estaba molesto de descubrirme pensando en Mis Elizabeth

Bennet, tanto que cuando el grupo de Longbourn llegó esta

noche, estuve buscándola a ella. Pensé que ya la había logrado

sacar de mi cabeza, pero no le soy indiferente como había

supuesto.

“Jane se ve encantadora” dijo Caroline, mientras su hermano se

dirigía hacia ellos para saludar a Miss Bennet.

“Es una lástima que no se pueda decir lo mismo de su hermana,”

dijo Louisa, “¿Qué es lo que tiene puesto Miss Elizabeth Bennet?”

Caroline la inspeccionó con una mirada inquisitiva.

“Miss Eliza Bennet no se ha vestido a la moda, y está usando un

vestido que es tres pulgadas muy largo y uso demasiado encaje.

¿No lo cree así, Mr Darcy?”

“No sé nada de las modas de las damas,” dije, “pero para mí se ve

muy bien.”

Caroline enmudeció, pero solo por un momento.

“Me preguntó a quién podrá estar buscando. Definitivamente está

buscando a alguien.”

“Probablemente esté buscando a los oficiales,” dijo Louisa.

“Entonces no es tan rápida como sus hermanas, pues ellas ya los

han encontrado.” dijo Caroline.

Las hermanas más jóvenes habían corrido ruidosamente a través

del salón, y estaban saludando a los oficiales con risas y chillidos.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Si se acercan un poco más a Mr Denny, ¡seguro lo sofocaran!”

comentó Louisa.

“A usted no le gustaría ver a su hermana comportándose de esa

manera con los oficiales, estoy segura,” dijo Caroline dirigiéndose

hacia mí.

Ella no intentaba herirme, y aun así su comentario no pudo haber

sido mejor puesto. Mando mis pensamientos a Georgiana, y

después hacia Wickham, quien estaba por portar una casaca roja.

No, no me gustaría verlo, pero estaba convencido de que si no

hubiera llegado a Ramsgate sin avisar, hubiera podido suceder.

Caroline parecía alarmada al ver que palidecía, pero logré

responder normalmente: “¿Está comparando a mi hermana con

Lydia Bennet?”

“Son de la misma edad,” dijo Louisa, con una carcajada.

“No, por supuesto que no,” dijo Caroline rápidamente, dándose

cuenta de que había cometido un error. “No puede haber

comparación. Solo trataba de decir que las Bennet son permitidas

de hacer lo que les plazca.”

Incliné mi cabeza hacia ella y me alejé, esperando que la búsqueda

de Elizabeth alrededor del salón fuera para encontrarme a mí.

Mientras me acercaba a los oficiales, oí a Denny decir a Miss

Lydia Bennet que Wickham no estaba presente y que se había

visto forzado a ir a la ciudad por unos días.

“¡Oh!” respondió ella, bajando su rostro.

Elizabeth se unió a ellos y ella, también, parecía decepcionada.

Recordé la mirada que había tenido hacia Wickham en Meryton y

sentí mis manos formarse en puños mientras descubría la verdad;

cuando entró al salón a quien ella estaba buscando era a Wickham,

y no a mí.

“No imagino que tales asuntos lo hubieran mantenido lejos esta

noche si no hubiera deseado evitar a cierto caballero aquí

presente” escuche por casualidad oír a Mr Denny.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

¿Así que se había vuelto un cobarde? No me sorprendía en lo

absoluto. La valentía nunca fue algo que caracterizara a Wickham,

engañar a los inocentes y encantadoras jovencitas, ese si era su

fuerte.

¿Pero seguramente Elizabeth no era tan crédula? No. No era fácil

engañarla a ella. Puede que no lo haya descubierto todavía, pero

estoy seguro de que lo hará tarde o temprano. Mientras tanto, no

quise perder la oportunidad de hablar con ella.

Seguí caminando hacia ella.

“Me alegra verla aquí. ¿Espero que haya tenido un viaje

placentero?” pregunté. “Esta vez, espero, no habrá tenido que

caminar.”

“No, gracias,” dijo rígidamente. “Vine en carruaje.”

Me pregunté si acaso la habría ofendido. Tal vez ella sintió mi

comentario como una burla a la inhabilidad de su familia de

mantener a sus caballos solo para su uso en el carruaje. Traté de

reparar el daño provocado por mi primer comentario.

“¿Esta emocionado por el baile?”

Volteó y me vio directamente a los ojos.

“Es la compañía lo que hace un baile, Mr Darcy. Disfruto

cualquier entretenimiento en el que estén mis amigos presentes.”

“Entonces estoy seguro que disfrutará su velada aquí,” dije.

Se volteo con un grado de mal-humor que me sorprendió. No

pudo superarlo incluso cuando estaba hablando con Bingley, y me

decidí a dejarla en paz. Dejadla darme la espalda mientras le

hablo. Dejadla preferir a Wickham en lugar que a mí. No quiero

nada más que ver con ella.

Ella dejó a sus hermanas y atravesó el salón para hablar con su

amiga, Miss Lucas, y después su mano fue buscada por un

corpulento joven párroco. Lo había visto con ella en Meryton. A

pesar de mi enojo, no pude evitar sentir pena por ella. Nunca había

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visto una muestra de tan humillante muestra de baile en mi vida.

Por su expresión, pude suponer que ella sentía lo mismo. Él se

movía a la izquierda cuando debía ir a la derecha. Iba hacia atrás

cuando debía ir hacia delante. Y aun así, ella bailaba como si su

tuviera a un experto bailarín de compañero.

Cuando la vi dejar la pista de baile, sentí un impulso por solicitar

el siguiente baile. Vi frustrado mi intento cuando uno de los

oficiales bailo con ella, pero entonces me adelante para

preguntarle por el siguiente baile. Se veía sorprendida, y yo

también me sorprendí, tan pronto como le había pedido su mano

me pregunte qué estaba haciendo. ¿No había decidido dejar de

prestarle atención a ella? Pero ya estaba hecho. Había hablado, y

no podía retirar mi proposición.

Ella la acepto, pero fue más por la sorpresa que por cualquier otra

cosa, me supongo. No encontré otra cosa más que decirle, y me

retiré, determinado en pasar el tiempo con gente más sensata

hasta que el baile comenzara.

Salimos a la pista de baile. Había muchos rostros asombrados

alrededor nuestro, pero no estoy seguro del por qué. Puede que no

hubiera elegido bailar en la asamblea, pero es una situación muy

diferente a la de un baile privado.

Traté de pensar en algo que decir, pero no encontré nada, estaba

sin habla. Me sorprendió. Nunca había estado sin palabras antes.

Es cierto que no me es fácil hablar fácilmente con aquellos que no

conozco bien, pero generalmente puedo pensar en al menos un

rompe hielo. Creo que la hostilidad emanada de Elizabeth me

alteraba el sentido.

Por fin ella dijo: “Este es un baile muy agradable.”

Viniendo de una mujer cuyo ingenio y vivacidad me deslumbran,

era un comentario seco, y no di ninguna respuesta.

Después de unos minutos, ella dijo: “Ahora le toca a usted decir

algo, Mr Darcy. Yo he hablado del baile, y usted debería hacer

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algún comentario sobre las dimensiones del salón o sobre el

número de parejas.”

Eso era más como Elizabeth.

“Diré cualquier cosa que usted desee escuchar.” respondí.

“Muy bien. Esa respuesta servirá de momento. Quizá poco a poco

me convenza de que los bailes privados son más agradables que

los públicos. Pero ahora podemos permanecer en silencio.”

“¿Acostumbra usted a hablar mientras baila?” pregunté.

“Algunas veces. Es preciso hablar un poco ¿No cree? Pero en

atención a algunos, hay que llevar la conversación de modo que no

se vean obligados a decir más de lo preciso.”

“¿Está hablando de usted misma en este caso, o piensa que está

complaciéndome a mí?”

“Ambos” respondió con coquetería.

No pude evitar sonreír. Es esa coquetería la que me atrae. Es

provocativa sin ser impertinente, y nunca he conocido a ninguna

mujer que pudiera expresarse de esa forma antes. Ella eleva su

rostro de cierta manera cuando hace uno de sus comentarios

juguetones que me veo abrumado por el deseo de besarla. No es

que vaya a rendirme a tales impulsos, pero ahí están de todas

maneras.

“Siempre he encontrado un gran parecido en nuestra forma de

ser,” prosiguió. “Los dos somos insociables, taciturnos y

enemigos de hablar, a menos que esperemos decir algo que

deslumbre a todos los presentes y pase a la posteridad con todo el

brillo de un proverbio.”

Estaba intranquilo, sin saber si reír o preocuparme. Si era parte de

su coquetería, entonces lo encontraba muy divertido, ¿pero si

pensaba que era la verdad? Recordé la asamblea de Meryton, y

los días pasados en Netherfield. No me había quizás dispuesto a

encantarla, pero entonces, nunca lo hice. Quizás, haya sido

cortante en un principio, pero creía haber reparado el daño los

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últimos días de su visita. Pero el último día. Recuerdo mi silencio,

y mi determinación de no hablar con ella. Recuerdo el haberme

felicitado por no dirigirle más de diez palabras, y permanecí

totalmente callado cuando nos quedamos solos durante media

hora, pretendiendo estar absorto en mi libro.

Había estado en lo correcto al permanecer en silencio, pensé.

Inmediatamente me contradije, considerándolo algo equivocado.

Estaba tanto en lo correcto como en lo equivocado: correcto si

deseaba aplastar cualquier expectativa que se haya formado

durante el curso de su visita, pero equivocado si deseaba ganar su

aprobación, o el ser cortes. No suelo estar tan confundido. Nunca

lo estuve, hasta que conocí a Elizabeth.

Me di cuenta de que otra vez estaba callado, y sabía que tenía que

decir algo si no deseaba confirmar sus sospechas de que era

deliberadamente taciturno.

“Estoy seguro de que usted no es así.” Dije, mi intranquilidad

reflejada en mi tono de voz, pero no sabía si estar divertido o

herido. “En cuanto a mí, no sabría decirlo. Usted, sin duda, cree

que ha hecho un fiel retrato de mi persona.”

“No puedo juzgar mi propia obra.”

Permanecimos en un incómodo silencio. ¿Acaso me juzgaba? ¿Me

despreciaba? ¿O estaba jugando conmigo? No podía decidirme.

Al fin, le hable sobre su viaje a Meryton, y respondió que ella y

sus hermanas habían conocido a alguien ahí.

Me congelé. Sabía a quién se refería. ¡Wickham! ¡Y la forma en

que ella hablaba de él! No con desprecio, sino con gusto. Me temí

que deseara seguir ese tema, pero algo en mis maneras la deben de

haber hecho permanecer en silencio.

Sabía que debía ignorar el asunto. No tenía por qué explicarme. Y

aun así, dije: “Mr Wickham esta bendecido con unas maneras tan

alegres que le aseguran hacer amigos a donde vaya. Si es

igualmente capaz de mantenerlos es menos seguro.”

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“Él ha tenido la desgracia de perder su amistad, de tal forma que

sufrirá por ello toda su vida”

¿Qué es lo que le había dicho él a ella? ¿Qué le había contado?

Deseaba vehementemente decirle la verdad sobre todo lo

acontecido, pero no podía hacerlo por miedo de herir a Georgiana.

Una vez más permanecimos en silencio. Fuimos rescatados de él

por Sir William Lucas quien dejó escapar un comentario que alejó

a Wickham de mis pensamientos. Por eso, al menos, le estaba

agradecido. Nos felicitó por nuestro baile, y después, mirando a

Miss Bennet y a Bingley, dijo que esperaba tener el placer de verlo

repetirse cuando cierto evento esperado tomara lugar.

Estaba sorprendido. Pero no cavia ninguna duda de a qué se

refería. Lo pensaba posible, no, definitivo, que Miss Bennet y

Bingley se casarían. Los mire bailando, pero no pude ver nada en

el comportamiento de ninguno de ellos que llevara a dicha

conclusión. Aun así, si se estaba hablando de ello, quería decir que

el asunto era grave. No podía permitir a Bingley comprometer la

reputación de una mujer, no importaba que tan agradable fuera su

coqueteo. Recuperándome, le pregunte a Elizabeth de que

estábamos hablando antes de la interrupción.

Ella respondió, “De nada en absoluto.”

Empecé a hablar de libros. Ella no admitía que pudiéramos tener

los mismos gustos, así que declaré entonces, que al menos,

proporcionaría un tema de conversación.

Ella declaró que no podía hablar de libros en un salón de baile,

pero sospeché que ese no era lo que la estaba inquietando. El

problema era que su mente estaba en otro lugar.

De repente me dijo, “Recuerdo haberlo oído decir en una ocasión,

Mr Darcy, que usted muy difícilmente perdonaba, que cuando

había concebido un resentimiento, le era imposible aplacarlo.

Supongo, por lo tanto, que será muy cauto en concebir dichos

resentimientos… ”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

¿Estaba pensando en Wickham? ¿Le había contado acerca de

nuestra relación y fricciones? Ella pareció realmente ansiosa de

oír la respuesta, y le aseguré.

“Efectivamente” dije con firmeza.

Más preguntas siguieron, hasta que le pregunte las intenciones de

dichas preguntas.

“Conocer su carácter, sencillamente.” respondió “Estoy intentando

descifrarlo.”

Entonces no estaba pensando en Wickham. Me alegré.

“¿Y a qué conclusiones ha llegado?” No pude evitar preguntar

Meneando su cabeza dijo: “A ninguna. He oído opiniones tan

diferentes de usted, que no consigo aclararme en absoluto.”

“Reconozco que las opiniones acerca de mi pueden ser muy

diversas” dije, pensando con un sensación de depresión en

Wickham, “y desearía, que no esbozase mi carácter en este

momento, porque tengo razones para temer que el resultado no

reflejaría la verdad.”

“Pero si no lo hago ahora, puede que no tenga otra oportunidad.”

Ya había rogado por clemencia. No podía hacerlo otra vez.

Respondí fríamente: “De ningún modo desearía impedir cualquier

satisfacción suya”

Terminamos nuestro baile como lo habíamos comenzado, en

silencio. Pero no podía estar enojado con ella por mucho tiempo.

Había sido cuenteada por George Wickham, eso estaba claro, y

como él era incapaz de decir la verdad, no había duda de que todo

lo que ella consideraba como verdad eran un montón de mentiras.

Cuando nos separamos ya había perdonado a Elizabeth, y dirigido

toda mi furia hacia Wickham.

¿Qué le había dicho? Me pregunto. ¿Y qué tanto ha dañado mi

imagen en su estima?

Fui salvado de estas inquietantes reflexiones por la aparición de

un joven hombre reverenciándome y pidiendo perdón por

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introducirse el mismo. Estaba a punto de alejarme cuando recordé

haberlo visto con Elizabeth, y me dio curiosidad lo que tenía que

decirme.

“No está entre las formas establecidas de ceremonia entre la

nobleza él presentarse a uno mismo, lo sé bien, pero me

enorgullezco de que las reglas que gobiernan al clero son algo

diferentes, de forma que considero el oficio sacerdotal en igualdad

de dignidad con el rango más alto del reino, bajo lo cual he venido

a presentarme a usted, una presentación que, estoy seguro, no será

condenada como impertinente cuando sepa que mi noble

benefactora, la dama que bondadosamente me otorgó un generoso

beneficio, es nadie más que su estimable tía, Lady Catherine de

Bourgh. Ella fue quien me dirigió a la valiosa rectoría de

Hunsford, donde es mi deber, no, mi honor, el realizar las

ceremonias que deben, por su naturaleza, recaer en el beneficiado,”

me aseguró con una sonrisa servil.

Lo miré con asombro, preguntándome si estaba totalmente

cuerdo. Pareciera que en verdad creyera que un párroco puede ser

considerado como igual del rey de Inglaterra, pero no con mi tía,

pues su discurso estaba lleno de efusiones alusivas a la gratitud y

la alabanza de su nobleza y condescendencia. Me pareció muy

excéntrico, pero mi tía, al parecer, lo había encontrado digno del

beneficio, y como ella conocía mucho más que yo sobre el asunto,

solo pude suponer que poseía virtudes que yo desconocía.

“Estoy seguro que mi tía nunca otorgaría un favor a alguien que

no fuera digno de ello.” dije cortésmente, pero con suficiente

frialdad para prevenirlo de decir algo más. Pero no fue impedido,

y empezó un segundo discurso que era mucho más largo y más

rebuscado que el primero. Mientras abría la boca para tomar aire,

le di una reverencia y me fui. La absurdidad tiene su gracia, pero

no estaba de humor para divertirme con ella, pues apenas había

dejado a Elizabeth.

“Veo que haz conocido al estimable Mr Collins,” me dijo Caroline

mientras nos dirigíamos a cenar. “Es otro de los parientes de los

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Bennet. En verdad, parece que tienen una muy extraordinaria

colección. Creo que este supera incluso al tío en Cheapside. ¿O

usted que cree, Mr Darcy?”

“Todos tenemos parientes de los que no estamos orgullosos,”

respondí.

Le dio a Caroline un escarmiento. Le gusta olvidar que su padre

hizo su fortuna por medio del comercio.

“Muy cierto,” respondió. Pensé que había adquirido un poco de

cordura, pero un momento después dijo, “Hace un momento

estaba hablando con Eliza Bennet. Parece haber desarrollado un

gran agrado por George Wickham. No sé si usted ya se había

enterado, pero él planea unirse a la milicia aquí. Es de lo más

frustrante, que usted tenga que verse atormentado por un hombre

como George Wickham. Mi hermano no quería invitarlo, es un

hecho, pero no podía invitar a los oficiales y excluirlo a él

solamente.”

“Hubiera parecido algo personal,” concedí.

Bingley no podía ser culpado por la situación.

“Sé que Charles estuvo muy complacido con la noticia de la

ausencia de Wickham. Charles no desearía incomodarte en

ninguna forma. Sabiendo que Wickham no es un hombre de

confianza, advertí a Eliza Bennet de su carácter, diciéndole que

sabía que se había portado de una manera infame en contra tuya,

aunque no tenía los particulares de ello…”

Se detuvo, pero si estaba esperando que le aclarara los hechos, iba

sufrir una decepción. Mis asuntos con Wickham nunca serán

hechos públicos, o contados a nadie quien no los conozca ya.

“…pero ella ignoró mi advertencia y se lanzó en su defensa

salvajemente.”

Estaba a punto de poner punto final a su conversación, pues me

estaba causando no poco dolor, cuando otra voz penetró en

nuestra plática. Reconocí los tonos estridentes en seguida. Eran

los de Mrs Bennet. No tenía ningún deseo de escuchar su

conversación, pero era imposible no oír lo que estaba diciendo.

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“¡Ah! Ella es tan bella, sabía que no podía ser tan bella para nada.

Mi hermosa Jane. ¡Y Mr Bingley! Que hombre tan guapo. Que aire

de grandeza. Y maneras tan placenteras. Y luego, claro, esta

Netherfield. Está a la perfecta distancia de nosotros, pues a ella no

le gustaría estar muy cerca de casa, no con su propia propiedad

que atender, y aun así no nos tomara nada de tiempo el visitarla o

que ella nos visite en el carruaje. Me atrevo a decir que tendrán un

hermoso carruaje. Probablemente dos hermosos carruajes. O

quizás tres. El costo de un carruaje no es nada para un hombre

con cinco mil libras al año.”

Me puse rígido al oírla parlotear.

“Y además sus hermanas están tan encariñadas con ella”

Me alegro que la atención de Caroline hubiera sido distraída por

un joven a su izquierda, por lo cual no pudo escuchar nada. Su

cariño hacia Jane se evaporaría en el momento que supiera hacia

donde los pensamientos de Mrs Bennet estaban tendiendo. Pero

no era solo la opinión de Mrs Bennet. Sir William también había

tenido una opinión parecida.

Miré a través de la mesa, y vi a Bingley hablando con Miss

Bennet. Su maneras eran igual de confiadas, pero detecté algo más

que su atención habitual.

De hecho, entre más lo observaba, más seguro estaba que sus

sentimientos estaban comprometidos. Miré a Miss Bennet, y

aunque pude notar que estaba complacida al hablar con él, no

mostraba ninguna señal de que sintiera algún especial cariño. Si

podía sacar a Bingley del vecindario, estaba seguro de que pronto

la olvidaría, y ella lo olvidaría a él.

Su hubiera sido solo por Miss Bennet, tal vez no estaría

preocupado de que Bingley se casara con ella, pero no era solo

Miss Bennet, sino su madre, quien era una chismosa desenfrenada,

y su padre perezoso, y sus tres hermanas menores quienes eran

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tontas y sobremanera coquetas, y su tío en Cheapside, y su tío el

abogado, y sobre todo, su extraña conexión con el servil

párroco…

Mientras oía a Mrs Bennet, sentía que el momento pronto llegaría

de poner manos a la obra. No podía abandonar a mi amigo hacia

tal destino, cuando un poco de esfuerzo por mi parte podría

salvarlo de su predicamento.

Estaba seguro de que unas cuantas semanas en Londres, le harían

encontrar pronto a una nueva chica.

“Solo espero que sea tan afortunada como yo, Lady Lucas,” Mrs

Bennet continuó, aunque evidentemente creía que no había

posibilidad de que su vecina compartiera la misma fortuna que

ella. “El tener a una hija tan bien establecida- ¡qué maravilla!”

La cena terminó. Fue seguida por una exhibición del talento de

Mary Bennet, cuya habilidad para cantar era tan escaza como para

tocar.

Para hacer las cosas aun peor, cuando su padre al fin la hizo

retirarse del pianoforte, fue de tal manera que haría a cualquier

persona decente sonrojarse.

“Eso ha estado muy bien, niña. Nos has deleitado ya bastante;

ahora deja que se luzcan las otras señoritas.”

¿Existió alguna vez un discurso peor formulado?

La noche no terminaba lo suficientemente rápido, y por alguna

coincidencia o truco del destino, no se cual, el carruaje de los

Bennet fue el último en llegar.

“¡Por Dios, que cansada estoy!” exclamo Lydia Bennet, bostezando

violentamente, y Caroline y Louisa intercambiaron miradas

insolentes.

Mrs Bennet no podía estas callada ni por un instante, y hablaba

incesantemente. Mr Bennet no hacia ningún esfuerzo por

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remediarlo, y fueron los quince minutos más incómodos de mi

vida. Salvar a Bingley de tal compañía se volvió una prioridad.

“¿Vendrá a una cena familiar con nosotros, espero, Mr Bingley?”

dijo Mrs Bennet.

“Nada me daría más placer,” respondió, “Tengo algunos asuntos

que atender en Londres, pero los visitaré tan pronto como

regrese.”

Esta nueva información me alegró. Significaba que no tendría que

pensar en una forma de alejar a Bingley del vecindario, pues si él

permanecía en Londres, el contacto con Miss Bennet se terminaría

y no pensaría más en ella.

Tengo la intención de hablar con Caroline, para asegurarme de

que los sentimientos de Jane no estén comprometidos, y si

descubro, como sospecho, que no lo están, entonces sugeriré que

nos vayamos todos a Londres con Bingley y persuadirlo de

quedarse allá. Un invierno en la ciudad lo curaran de sus amores,

y lo liberaran para dirigirlos a alguien más digno de ellos.

Miércoles 27 de Noviembre

“Caroline, deseo hablar contigo,” dije, cuando él se había ido.

Caroline levantó la vista de su libro y sonrió.

“Estoy a tu disposición.”

“Es sobre Miss Bennet de quien deseo hablarle”.

Su sonrisa se esfumó, y presentí que estaba en lo correcto al

pensar que su cariño por su amiga estaba pendiendo de un hilo.

“Hubieron varias alusiones hechas en el baile entre los nuevos

vecinos de Bingley, relativas a la boda entre Miss Bennet y él.”

“¡Qué!” exclamó Caroline.

“Sabía que le incomodaría. No puedo ver nada en la forma de

comportarse de Miss Bennet que me haga suponer que está

enamorada, pero me gustaría tener su opinión. La conoce mejor

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que yo. Ha sido su confidente. ¿Acaso tiene sentimientos de amor

hacia su hermano? Puesto que, si es así, dichos sentimientos no

deben ser ignorados.”

“Ella no los tiene en absoluto.” dijo Caroline, liberando ese peso de

mis hombros.

“¿Está segura de ello?”

“Por supuesto. Ella ha hablado de mi hermano un par de veces,

pero solo en los términos que utiliza con cualquier otro hombre

que conoce. Por lo tanto, estoy segura de que nunca ha pensado en

Charles de esa manera. Ella sabe que él no planea quedarse por

siempre en Netherfield, y ella esta simplemente divirtiéndose

mientras él está aquí.”

“Es justo como pensaba. Pero los sentimientos de Bingley están

mucho más que comprometidos”

“Me he temido lo mismo. Si él fuera tan insensato como para

unirse a dicha familia, lo lamentaría de por vida.”

“Lo hará. Por lo cual debemos separarlos, antes de que su

comportamiento levante aún más sospechas y expectaciones. Si

esto sucediera, llegaría un punto en el que dichas expectaciones

deberán ser cumplidas, o la reputación de la dama sufriría un

irreparable daño.”

“Está en lo cierto. No debemos dejar que la reputación de mi

querida Jane sufra ninguna mancha. Ella es muy dulce. Louisa y

yo estamos muy encariñadas con ella. No debe ser dañada.”

Mr Hurst interrumpió en ese momento.

“¿Viene a cenar con los oficiales?” preguntó. “Ellos me invitaron a

que me uniera a ellos. Seguro que lo recibirán a usted también.”

“No,” dije. Quería terminar mi conversación con Caroline.

Hurst solo se encogió de hombros y llamó el carruaje.

“Propongo que sigamos a Bingley a Londres. Si nos quedamos con

él allá, no tendrá ninguna razón por la cual regresar aquí,” dije.

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“Un excelente plan. Le escribiré a Jane mañana. No le diré nada

fuera de lo ordinario, pero le haré saber que Charles no regresará

este invierno, y le desearé que disfrute de las bellezas y

diversiones de estas Navidades.”

Jueves 28 de Noviembre.

La carta de Caroline fue escrita y enviada esta mañana poco antes

de que partiéramos hacia Londres.

“Escuche el caso más increíble en Meryton la noche pasada,” dijo

Mr Hurst mientras el coche se dirigía hacia Londres.

No le presté mucha atención, pero mientras seguía su historia, no

pude evitar escucharlo.

“¿La chica Bennet- cuál era su nombre?”

“Jane” dijo Louisa.

“No, no ella, la otra. La de las enaguas”

“Ah, te refieras a Elizabeth.”

“Esa es. Tuvo una proposición del párroco.”

“¿Proposición? ¿Del párroco? ¿A qué te refieres?” preguntaron

Caroline y Louisa juntas.

“Una proposición de matrimonio. Collins. Ese era su nombre.”

“¡Mr. Collins! ¡Exquisito!” dijo Louisa.

“Parece que Mr Collins es otro admirador de hermosos ojos.” dijo

Caroline observándome satíricamente. “Creo que ellos se llevarán

muy bien. Uno es toda impertinencia y el otro todo estupidez.”

No había sabido, hasta que escuche esto, que tan lejos mis

sentimientos habían llegado. La idea de Elizabeth casándose con

Mr Collins era humillante, y dolorosa en una forma en la que

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nunca me hubiera imaginado. Pero no podía ser. Hurst debía estar

equivocado. Ella no podría rebajarse tanto. El estar unida a ese

zoquete por el resto de su vida…

“Debes de estar equivocado,” dije.

“De ninguna manera,” dijo Hurst. “Me lo contó Denny.”

“No es un mal casamiento,” dijo Louisa, considerándolo. “De

hecho es uno muy bueno. Hay cinco hijas, todas solteras, y su

propiedad sería heredada a otra persona, creo.”

“Heredada a Collins,” dijo Mr Hurst.

“Aún mejor,” dijo Louisa. “Miss Eliza Bennet no tendrá que dejar

su casa, y sus hermanas tendrán donde vivir cuando su padre

muera.”

“Al igual que su madre,” dijo Caroline felizmente. “¡Que

encantador el estar confinado con Mrs Bennet por el resto de sus

vidas!”

Nunca me había disgustado Caroline más. No desearía tal destino

a nadie, y definitivamente no a Elizabeth. Ella sufre debido a su

madre. Lo he visto. Se sonroja cada vez que su madre muestra su

imprudencia. El ser forzado a tal humillación por el resto de su

vida…

“Pero me pregunto porque no se lo propuso a Jane,” dijo Louisa.

“¿Jane?” pregunto Caroline.

“Sí. Ella es la mayor.”

Caroline me miró. Sabía lo que estaba pensando. Mr Collins no se

le había propuesto a Jane, porque Mrs Bennet lo había inclinado a

creer que Jane estaba pronta a casarse con Bingley.

“Me atrevo a decir, con la propiedad como herencia, pensó que

podía tener a la que quisiera,” dijo Caroline. “La impertinencia de

Miss Eliza Bennet le deba haber atraído, aunque no estoy segura

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de que sea adecuada para la esposa de un párroco. ¿Usted qué cree,

Mr Darcy?”

No dije nada, por miedo de decir algo que lamentaría luego. No

podía permitirme el admirar a Elizabeth, así, ¿Qué importaba si

otro hombre lo hacía? Pero mis manos estaban empuñadas y,

mirando abajo percibí que mis nudillos se habían puesto blancos.

Me miró, esperando una respuesta, y al final dije, más para

satisfacer mis sentimientos que los de ella:

“Puede que no sea nada. Denny puede estar equivocado.”

“No veo el cómo,” dijo Caroline. “Él y Lydia son uña y mugre.

Conoce todo lo que pasa en esa casa, me atrevo a decir.”

“Lydia es una niña, y puede estar equivocada,” me escuché decir.

“Denny no lo escuchó de Lydia,” dijo Mr Hurst. “Se lo dijo la tía.

La tía vive en Meryton. Ella misma le dijo a Denny. Toda la casa

estaba hecho un alboroto, ella dijo. Primero Mr Collins se le

propone a Elizabeth, después Elizabeth lo rechaza.”

“¿Lo rechazó?”

Sentí la esperanza en mi voz.

“Lo rechazó. La madre histérica. El padre del lado de Elizabeth.”

dijo Mr Hurst.

¡Bendito sea Mr Bennet! Pensé, listo para perdonar cualquier acto

negligente que hubiera tenido antes.

“Si ella no cambia de parecer y lo acepta, él se le propondrá a la

joven Lucas,” dijo Mr Hurst.

“¿Cómo lo sabe?” Preguntó Caroline sorprendida.

“La tía lo dijo, ‘Si Lizzy no se aplica, Charlotte lo atrapará,’ ella

dijo ‘Él tiene que casarse, su patrona se lo dijo, y una chica es

igualmente buena que la otra ‘”

Respiré nuevamente. En ese momento me di cuenta de que tan

profundamente había estado atraído por Elizabeth. Fue muy

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bueno que me fuera a Londres. Había salvado a Bingley de un

casamiento imprudente, y no podía hacer menos por mí mismo.

Una vez fuera del vecindario de Elizabeth, dejaría de pensar en

ella. Me adentraría en conversaciones sensatas, con mujeres

sensatas, y no pensaría más en su ingenio pícaro.

Llegamos a Londres en buen tiempo. Bingley estaba sorprendido

de vernos.

“No queríamos que estuvieras solo aquí, y tuvieras que pasar tus

horas libres en un incómodo hotel,” dijo Caroline.

“¡Pero mis asuntos solo tomarán un par de días!” dijo sorprendido.

“Espero no pienses irte antes de ver a Georgiana,” le dije, “Sé que

a ella le encantará verte.”

“Querida Georgiana,” dijo Caroline. “Crees que podamos

quedarnos en la ciudad por una semana, Charles”

“No veo por qué no quedarme un día o dos más.” aceptó. “Me

encantaría ver a Georgiana. Dime, Darcy, ¿ha crecido mucho?”

“No la reconocerías,” respondí. “Ya no es una niña. Está en camino

de volverse una dama.”

“¿Pero suficientemente joven como para disfrutar las Navidades?”

preguntó Caroline.

Sonreí. “Creo que sí. Deben de quedarse y celebrarlas con

nosotros.”

“No nos quedaremos aquí mucho,” dijo Bingley.

“¿Qué?, ¿y perder la compañía de Darcy y Georgiana en

Navidad?” preguntó Caroline.

“Pero prometí ir a cenar con los Bennet,” dijo. “Mrs Bennet me

invitó personalmente, y de la manera más amable.”

“¿Abandonarás a tus viejos amigos por los nuevos?” exclamó

Caroline. “Mrs Bennet dijo que podrías cenar con la familia en

cualquier momento. La escuché yo misma decirlo. Los Bennet

seguirán ahí después de Navidad.”

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Bingley parecía indeciso, pero entonces dijo: “Está bien. Nos

quedaremos en la ciudad para Navidad.” Empezaba a verse más

alegre. “Me atrevo a decir que será muy divertido. Siempre es

mejor celebrar la Navidad cuando hay un niño en casa.”

Esto no era un buen presagio de lo que eran sus sentimientos por

Georgiana, pero me consolé con el hecho de que no la había visto

desde hacía mucho, y que aunque la última vez que la vio hubiera

parecido una niña, estaba ahora claramente convirtiéndose en una

mujer,

“Una vez que esto termine, iremos a Hertfordshire para año

nuevo,” dijo. “Le escribiré a Miss Bennet para decirle sobre

nuestros planes.”

“No hay necesidad de eso,” dijo Caroline. “Estaré escribiéndole a

ella hoy. Yo misma se lo diré.”

“Mándale mis mejores deseos,” respondió Bingley.

“Por supuesto que lo haré.”

“Y dile que estaremos en Hertfordshire en Enero.”

“Me aseguraré de hacerlo.”

“Salúdame a su familia.”

“Claro”

Hubiera seguido, sino lo hubiera interrumpido: “Entonces ya está

arreglado.”

Caroline salió del salón para ir a escribir su carta. Louisa y su

esposo se fueron también, y Bingley y yo nos quedamos solos.

“Una Navidad que espero con ansias, y un Año Nuevo que espero

con más ansias.” dijo Bingley.

“Te gusta Miss Bennet,” observé.

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“Nunca he conocido un chica que me guste tanto.”

Me senté, y Bingley se sentó frente a mí.

“Y aun así no estoy seguro de que ella será una buena esposa para

ti.” dije pensativamente.

“¿A qué te refieres?” preguntó sorprendido.

“Sus bajas conexiones-”

“¡No deseo casarme con sus conexiones!” dijo Bingley con una

sonrisa.

“Un tío que es un abogado, otro que vive en Cheapside. No pueden

agregar nada de clase para ti, y van, al final, a disminuirla”

La sonrisa de Bingley se esfumo.

“No puedo ver porque importe. ¿Qué necesidad tengo yo de eso?”

“Cualquier caballero necesita de categoría. Y, además, están sus

hermanas.”

“Miss Elizabeth es un chica encantadora.”

Me había dado en mi punto débil, pero mi posición era firme y me

recuperé.

“Sus hermanas son, en su mayoría, ignorantes y vulgares. La más

chica es una incorregible coqueta.”

“No habrá necesidad de que los veamos” dijo Bingley.

“Mi querido Bingley, no puedes vivir en Netherfield y no verlos.

Ellos siempre estarán ahí. Así como su madre.”

“Entonces no viviremos en Netherfield. No he comprado aún la

propiedad. Solo es rentada. Nos estableceremos en algún otro

lugar.

“¿Pero Jane lo consentiría?”

Su rostro se ensombreció.

“Si sintiera un fuerte cariño por ti, tal vez pueda ser persuadida a

dejar el vecindario,” le dije.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Crees que no lo siente?” preguntó Bingley inseguro.

“Ella es una chica encantadora. Pero no mostraba ningún signo de

que disfrutará más tu compañía que la de cualquier otro hombre”

Él mordió su labio.

“Pensé… ella parecía tan encantada con hablar conmigo… parecía

tan contenta de bailar conmigo… en realidad pensé que ella se

sentía mucho más feliz en mi compañía que en la de cualquier

otro. Cuando bailábamos juntos-”

“Bailaste solo dos veces con ella en cada baile, y ella bailaba

también dos veces con otros hombres.”

“Lo hizo,” admitió, “pero pensé que era solo porque hubiera sido

grosero rechazarlos.”

“Tal vez hubiera sido grosero de su parte rechazarte a ti.”

“¿Crees que solo bailo conmigo paro no ser descortés?” preguntó

con preocupación.

“No iría tan lejos. Creo que disfrutaba bailar contigo, y hablar

contigo, y coquetear contigo. Pero creo que no lo disfrutaba más

que si lo hubiera hecho con otro hombre, y ahora que no estás en

Hertfordshire-”

“Debo regresar,” dijo, levantándose de su silla. “Lo sabía.”

“Pero si ella es indiferente, solo te causaras dolor.”

“Si ella es indiferente. No sabes que lo sea.”

“No, no lo sé, pero la observé cuidadosamente, y no pude ver

ningún signo de peculiar afecto hacia ti.”

“¿La observaste?” pregunto sorprendido.

“El que la prefirieras a ella estaba empezando a llamar la atención.

Otros lo notaron, no solo yo. Si hubiera pasado más tiempo, te

hubieras visto obligado a proponértele a ella.”

“Me hubiera gustado el proponérmele,” me corrigió, después

vaciló. “¿Crees que me hubiera aceptado?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Por supuesto. Eres un buen partido para ella. Tienes una

considerable renta, y una hermosa casa. Se hubiera establecido

cerca de su familia. No hay duda de que te hubiera aceptado. ¿Pero

te gustaría casarte por esas razones?”

Parecía indeciso.

“Preferiría casarme por lo que soy,” accedió.

“Y lo harás, algún día.”

Se volvió a sentar.

“Era demasiado buena para mí,” dijo melancólicamente.

“Difícilmente, pero si su afecto no estaba comprometido, ¿Cuál era

el punto de casarse? Conocerás a otra chica, tan dulce como Miss

Bennet, pero una que pueda responder tus sentimientos en igual

medida. Londres está lleno de jóvenes damas.”

“Pero no tengo ningún interés en otras jóvenes.”

“Con él tiempo, lo tendrás.”

Bingley no dijo nada, pero estaba tranquilo. La habrá olvidado

cuando el invierno termine.

Estoy complacido de que haya expresado su deseo de ver a

Georgiana nuevamente. La ha conocido mucho más tiempo que a

Miss Bennet, y una nueva amistad no puede tener el mismo lugar

en su afecto que una vieja amistad, particularmente cuando vea

cuanto ha crecido Georgiana. La unión será aceptada por ambos

lados, y estoy convencido de que será una unión muy feliz.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Diciembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Jueves 5 de Diciembre.

Bingley vino a cenar conmigo Hoy. Ha estado ocupado esta última

semana, pero llegó puntualmente esta tarde y se sorprendió

mucho al ver a Georgiana.

“Está volviéndose en una belleza,” me dijo. “Y es tan talentosa,”

agregó, cuando tocó para nosotros después de cenar.

Si lo es. Casi me había olvidado de lo que era escuchar una

interpretación excelente, y no pude evitar estremecerme al pensar

en el desempeño de Mary Bennet al tocar el piano, comparado con

el de Georgiana. La interpretación de Elizabeth era dulce,

ciertamente, pero no tan hábil como la de mi hermana, y aun así

había una cualidad en ella que me hacía querer escucharla.

Viernes 6 de Diciembre

Caroline vino a ver a Georgiana esta mañana, y la entretuve

mientras la lección de música de mi hermana terminaba.

“Charles fue conquistado por Georgiana la noche pasada,”

comento. “Dijo que Georgiana era una de las jóvenes más

hermosas y talentosas que haya conocido.”

Estaba muy complacido. Caroline parecía complacida, también.

Creo que no tendrá nada en contra de una boda entre ellos.

“¿Visitará a vuestra tía en Kent antes de Navidad?” preguntó.

“No, no lo creo, aunque probablemente la visitaré en Pascuas.”

“Querida Lady Catherine,” dijo Caroline, quitándose los guantes.

“Cuánto deseo conocerla. Rosings es una hermosa casa, todos me

han dicho.”

“Si, lo es, muy hermosa en verdad.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Una parte del país tan placentero.”

“Lo es.”

“Le sugerí a Charles que debería buscar una casa ahí. Estaría muy

feliz de vivir en Kent. Pero él pensó que Hertfordshire era un

mejor lugar. Qué lástima. Hubiera evitado enredarse con algunas

personas si se hubiera establecida en otra parte.”

“Ahora está libre de ellos,”

“Si, gracias a su intervención. Es tan afortunada de tener tan buen

amigo. Sentiría un gran alivio al saber que tengo a tan buen amigo

cuidándome,” dijo, volteando hacia mí.

“Tiene a su hermano.”

Ella sonrió. “Claro, pero Charles aun es un niño. En ocasiones

como esas una necesita a un hombre, alguien con intensidad y

madurez, quien esté acostumbrado a las forma en que el mundo

funciona y como vivir en él.”

“¿Tiene planes para casarse?”

“Los tendría, si conociera al caballero ideal.”

“Ahora que está en Londres tendrá más oportunidades de conocer

gente. Bingley planea organizar algunos bailes. Me lo dijo. Lo he

animado a ello. Entre más caras bonitas vea en las próximas

semanas, mejor. Y para usted, eso logrará extender su círculo

social.”

“No es tan pequeño. Cenamos con más de veinticuatro familias,

sabe.” comentó sarcásticamente.

Me recordó a los Bennet, como ella planeaba, pero si supiera el

rumbo exacto de mis pensamientos, dudo que estuviera

complacida. No importa que haga, cada conversación me recuerda

a ellos de una u otra manera. Afortunadamente he dejado de

pensar en Elizabeth, de lo contrario los Bennet nunca estarían

fuera de mi cabeza.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Sábado 7 de Diciembre

Bingley está ocupado con sus negocios y está de buen humor,

aunque de vez en cuando le veo una mirada anhelante en sus ojos.

“¿Estás seguro de que no sentía nada por mí?” me preguntó esta

tarde, cuando las damas se habían retirado después de la cena.

No necesitaba preguntarle a que se refería.

“Estoy seguro de ello. Ella disfrutaba tu compañía, pero nada

más.”

El asintió.

“Pensé que ella no podría… ese ángel…y aun así, yo tenía

esperanzas… pero es como dices. Se casará con alguien de

Meryton, supongo. Alguien que haya conocido toda su vida.”

“Probablemente.”

“No con alguien que acaba de conocer,”

“No.”

“Ella no me extrañará ahora que no estoy.”

“No.”

Estaba callado.

“Es algo muy afortunado el casarse con alguien que se ha

conocido toda la vida, o por mucho tiempo,” dije.

“Si, supongo que sí,” dijo, con ningún real entusiasmo.

“Conocen sus defectos, y no puede haber sorpresas desagradables.”

continué.

“Es como dices.”

“Y es bueno el conocer, y gustar, a su familia. Georgiana se casará

con alguien a quien conozca bien, espero” dije.

“Si, será algo bueno,” dijo Bingley sin verdadero entusiasmo.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Qué pena. Pensé que sus sentimientos estaban moviéndose en esa

dirección. Sin embargo, he hecho la alusión a ello, y en el futuro

quizás lo recuerde.

Martes 10 de Diciembre

He mandado a rediseñar las perlas de mi madre para Georgiana, y

deseo dárselas como regalo. Ya es lo suficientemente mayor para

usarlas, y creo que se verán muy bien en ella. Mientras estaba en

Howard & Gibbs, verifiqué en como remodelar el resto de las

joyas de mi madre. Son de buena calidad, y de gran valor, y

muchas de ellas han estado en la familia por generaciones. He

arreglado que el broche y los aretes de perlas sean modificados

ahora, y se los daré a Georgiana para su próximo cumpleaños.

Además he arreglado que las demás joyas sean examinadas y se

hagan modelos para su nueva apariencia. Los modelos pueden ser

alterados para acomodarse a cualquier moda y las joyas pueden

ser reajustadas cuando Georgiana sea lo suficientemente mayor

para usarlas.

Jueves 12 de Diciembre.

Cené con Bingley y sus hermanas. Durante el curso de la velada

hablamos sobre las festividades navideñas. Habrá grandes grupos

de personas que deberemos visitar, pero en los días cercanos a

Navidad, me gustaría organizar algunas pequeñas fiestas privadas

solo con los Bingleys, para que Georgiana pueda ir.

“Pensaba en tener un pequeño baile el veintitrés,” dije, “y después

charadas ( adivinanzas con mímica, poemas, prosa u otros medios

en Noche Buena.” convenidos por los participantes)

“Excelente idea,” dijo Caroline.

“¿He invitado al Coronel Fitzwilliam, y así seremos cuatro

caballeros y tres damas. ¿Cree que debería invitar a más damas?”

le pregunté a Caroline.

“No” dijo efusivamente. "Mr Hurst nunca baila, lo cual nos deja

con tres parejas.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mi mente regresó al baile de Bingley en Netherfield, donde baile

con Elizabeth.

“¿Ha decidido cuando hará su presentación a la sociedad

Georgiana?” preguntó Caroline, como si leyera mi mente.

“No hasta que cumpla dieciocho, tal vez después.”

“Dieciocho años es una buena edad. Habrá terminado la escuela y

superado su timidez, pero tendrá la frescura de la juventud.

Romperá muchos corazones. “

“Espero que no rompa ninguno. Quiero que sea feliz, y si llegaré a

encontrar a un buen hombre en su primera temporada, estaría

encantado de verla establecida.”

Caroline miró a Bingley.

“En dos años, entonces, debemos esperar que ella encuentre a

alguien digno de ella. Alguien con buen temperamento, que sea

generoso y amable.”

“Eso sería perfecto.”

“Mientras tanto, será bueno para ella estar en compañía de un

agradable joven, de forma que se acostumbre a la compañía

masculina y no se quede callada en presencia de los caballeros.

Nunca está callada con Charles, de hecho parece disfrutar su

compañía,” dijo Caroline.

“¿Qué están diciendo?” preguntó Bingley, quien había estado

hablando con Louisa, pero volteó cuando escuchó su nombre.

“Estaba diciendo que Georgiana siempre es abierta contigo. Darcy

quiere que tenga algunas diversiones más adultas esta Navidad, y

sé que puede confiar en ti para que bailes con ella.”

“Nada me daría mayor placer. Está volviéndose una belleza,

Darcy.”

Estaba satisfecho.

Lunes 16 de Diciembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

La casa se ve muy festiva. Georgiana ha estado ayudando a Mrs

Annesley a decorarla con acebo, metiendo racimos y hojas atrás de

los retratos y alrededor de los candelabros. Siempre la ha gustado

hacer esto, desde que era una niña. Cuando llegué, la encontré

adornando la ventana del salón con más hojas y racimos de acebo.

“Estaba pensando en tener un baile en un par de días.” le dije.

Se sonrojó.

“Solo uno pequeño, con nuestros amigos más íntimos,” le aseguré.

“Quizás le gustaría un nuevo moño para adornar su muselina,” le

dijo Mrs Annesley a Georgiana.

“Oh, sí,” respondió, mirándome ilusionada.

“Debes de comprar cualquier cosa que necesites,” respondí.

Estaba a punto de decirle que debía comprarse un nuevo abanico,

cuando lo pensé mejor. Se lo compraré yo mismo y la sorprenderé.

Miércoles 18 de Diciembre.

Hoy tuvimos nieve. Georgiana estaba tan emocionada como un

niño, y la lleve al parque. Caminamos sobre el sendero blanco, y

regresamos a la casa con rostros ruborizados y con gran apetito.

No pude evitar recordar que tan encendidas estuvieron las

mejillas de Elizabeth después de su caminata hacia Netherfield.

Sus ojos habían estado centelleantes, y su complexión había sido

iluminada por el ejercicio.

¿Dónde estará ahora? ¿Está caminando en los senderos alrededor

de su hogar? ¿Está en casa, arreglando acebos, como Georgiana lo

estada haciendo aquí? ¿Está emocionada por la Navidad? Si no

hubiera alejado a Bingley de Netherfield, podríamos todos estar

ahí, ahora… lo cual hubiera sido un grave error. Es mucho mejor

para todos que permanezcamos aquí en Londres.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Lunes 23 de Diciembre

Hoy tuvimos nuestro baile, y estaba complacido de ver a

Georgiana divertirse. Bailó dos veces con Bingley, una con el

Coronel Fitzwilliam y una conmigo.

“Georgiana se mueve con una gracia asombrosa” dijo Caroline.

Era un tema que no podía fallar en complacerme.

“¿Lo cree así?”

“Por supuesto. Fue una excelente idea el tener un baile privado.

Es bueno para ella practicar en todas estas ocasiones. Baila usted

muy bien, Mr Darcy. Usted y yo podemos ponerle un gran

ejemplo. Charles y yo estamos a su disposición cuando sea que

desee organizar otra velada como ésta. No puede pero beneficiar a

Georgiana el ver a otros bailar, y la ayudará a tener confianza y

elegancia.”

Me recordó a otra ocasión cuando ella me había elogiado, diciendo

que tan bien escribía mis cartas. Recuerdo perfectamente esa

escena. Había sucedido en Netherfield, y Elizabeth había estado

con nosotros. Sentí una agitación dentro de mí mientras pensaba

en ella. Enojo, quizás, ¿por haberme hechizado?

Nuestro baile termino. Nuestros invitados se fueron, y tuve la

satisfacción de ver a Georgiana retirarse a la cama, cansada pero

feliz.

Ya había olvidado completamente a Wickham, estoy seguro.

Mientras nada se lo recuerde, no creo que vuelva a pensar en él

otra vez.

Martes 24 de Diciembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Esta tarde jugamos a charadas después de comer. Estaba

complacido de que Caroline pensara en sugerir que Georgiana y

Bingley trabajaran en su charada juntos. Se alejaron a una esquina

del salón, sus cabezas tan juntas que estaban casi tocándose. Era

una muy agradable vista.

Las charadas fueron muy divertidas, y después de que todos

actuamos, fuimos a cenar.

“Sabes, Darcy, pensaba que pasaríamos la Navidad en Netherfield

este año,” dijo Bingley suspirando. “Ese había sido mi plan cuando

tomé la casa. Me preguntó que estarán todos haciendo ahora.”

Pensé que sería más sabio alejar sus pensamientos de esa

dirección.

“Lo mismo que nosotros estamos haciendo aquí. Toma algo de

venado.”

Hizo como sugerí, y no dijo nada más acerca de Netherfield.

Miércoles 25 de Diciembre

Nunca había disfrutado una Navidad tanto. Fuimos a la iglesia

esta mañana y en la tarde jugamos a Bullet Puding ( juego en el

que se usa un plato de peltre grande lleno de harina apilada en una

especie de pudín con una bala encima. Cada participante corta una

rebanada del pudín hasta que la bala caiga. La persona que corte el

pedazo que haga caer la bala debe hurgar con la nariz y la barbilla

y a Snapdragon hasta encontrarla y sacarla con la boca.) (juego en el

que se calienta Brandy en un recipiente ancho y poco profundo, uvas son

colocadas en el Brandy y se le prende fuego. Generalmente las luces se

apagaban o atenuaban para aumentar el efecto misterioso de las llamas

azules. El objetivo es sacar las uvas fuera del fuego y comérselas, con el

Mientras lo hacíamos noté un riesgo de ser quemado por las llamas).

cambio en Georgiana. El año pasado había jugado como una niña

pequeña, disfrutando de la novedad de poner sus manos en las

flamas para sacar las uvas ardientes, y soplar en sus dedos cuando

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Traducido por: Malinalli Quiroz

no era lo suficientemente rápida para sacarlos sin ser quemada.

Este año, ella jugó para complacerme. Podía verlo en sus ojos.

Me pregunto si Elizabeth juega Bullet pudding y Snapdragon. Me

preguntó si se quemó sus dedos al tratar de arrebatar las uvas del

fuego.

Sábado 28 de Diciembre

“Me preguntaba si no pensabas en casarte con Miss Bingley,” le

pregunté al Coronel Fitzwilliam mientras cabalgábamos esta

mañana.

“¿Miss Bingley?”

“Es una joven adinerada, y estas en necesidad de una heredera.”

El meneó su cabeza.

“No deseo casarme con Miss Bingley.”

“Ella es encantadora y elegante, agraciada y bien educada.”

“Ella es todas esas cosas, pero no podría casarme con ella. Ella es

una mujer fría. Cuando me case, me gustaría tener una esposa con

más calidez. También me gustaría a alguien que me admirara y

respetará a mí, en vez de alguien que admiré mi apellido.”

“No sabía que querías eso de una esposa,” le dije sorprendido.

“Como el hijo más pequeño, he tenido que respetar a otros en mi

vida. ¡Me gustaría vivir esa situación desde el otro ángulo!”

Habló a la ligera, pero creo que había cierta verdad en lo que

decía.

Cabalgamos sumidos en silencio por un tiempo, disfrutando la

vista de las calles cubiertas de nieve.

“¿Hasta cuándo estarás en la ciudad?” le pregunté

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“No mucho. Tengo asuntos que necesitan mi atención en Kent.

Planeo presentarle mis respetos a Lady Catherine mientras estoy

allá. ¿Debo decirle que estarás visitándole en pascuas?”

“Si, la visitaré como acostumbro. ¿Cuándo estarás de regreso en la

ciudad?”

“Pronto, espero. Antes de Pascua, definitivamente.”

“Entonces debes de comer conmigo cuando lo hagas.”

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Enero

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Viernes 3 de Enero.

Ha habido un incidente muy indeseable. Caroline ha recibido una

letra de Miss Bennet.

“Escribe que vendrá a Londres,” exclamó Caroline. “Se quedará

con su tía y tío en la calle Gracechurch. Por la fecha de su carta,

creo que ya debe de estar aquí.”

“Es algo que no me hubiera gustado que pasara.” dije. “Bingley

parece haberla olvidado. Si la ve de nuevo, su admiración puede

ser reavivada.”

“No necesita saber de su visita.” dijo Caroline.

Estaba de acuerdo. “Dudo que vayan a cruzar sus caminos durante

su estancia.” dije.

“Creo que no debo responder su carta. No estará en la ciudad por

mucho, y pensará que la carta se debió haber perdido. Mejor eso, a

que piense que no es bienvenida aquí. Es una chica muy buena, y

no deseo herir sus sentimientos, pero el amor por mi hermano es

más fuerte, y debo hacer lo que pueda para salvarlo de tan

inapropiado matrimonio.”

Aplaudí sus sentimientos, pero mi consciencia no está tranquila.

Cualquier cosa engañosa o deshonesta es abominable para mí.

Pero Caroline tiene razón. No podemos permitir que Bingley

sacrifique su vida en el altar con una familia vulgar, y es solo una

pequeña decepción después de todo.

Lunes 6 de Enero

Georgiana se está desarrollando justo como había querido. Sus

logros, su comportamiento y sus maneras son todos como siempre

he querido. No sabía cómo proceder cuando fue dejada a mi

cuidado, pero me congratulo al ver que se está convirtiendo en

una joven dama de la que mi madre estaría orgullosa.

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Martes 7 de Enero.

Tuve un gran sobresalto visitando a Caroline y su hermana hoy,

cuando fui a darles una nota de Georgiana. Mientras me acercaba

a la casa, vi a Jane Bennet irse.

“¿Qué ha pasado aquí?” pregunté cuando fui recibido.

Caroline se veía fuera de sí.

“Lo más desafortunado que pudo haber pasado. Jane Bennet ha

estado aquí. Pensé que ya se habría ido de vuelta al campo, pero

parece que espera hacer una extendida visita.”

“Esto es muy desafortunado. ¿Qué le dijiste?”

“Apenas y sé que fue lo que dije. Me tomó por sorpresa. Me dijo

que me había escrito y le dije que nunca había recibido la carta.

Preguntó por Charles. Le dije que estaba bien, pero que estaba

contigo tanto tiempo que apenas y lo veía. Le dije cuanto

Georgiana había crecido, y que íbamos a ir a verla para cenar esta

noche. Entonces le di a entender que Louisa y yo estábamos a

punto de salir. Después de eso ella no podía quedarse.”

“Tendrá que regresarle la visita,” le dije.

“No puede ser evadido. Pero no me quedaré mucho, y espero que

por mis maneras ella pueda ver que cualquier otra relación entre

nosotros no puede existir. Charles ya casi la ha olvidado. En pocas

semanas estará fuera de peligro.”

De eso no estoy muy seguro. Habla todavía de ella algunas veces.

Se controla cuando ve mi expresión, pero no es seguro para él

pensar ni en Miss Bennet ni en Hertfordshire todavía.

Martes 21 de Enero

Caroline tuvo su entrevista con Miss Bennet esta mañana. Fue de

poca duración, y uso su tiempo para decirle a Miss Bennet que no

era seguro que Bingley regresaría a Hertfordshire, y podría

incluso dejar Netherfield. Cuando se fue no hizo mención de

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Traducido por: Malinalli Quiroz

volver a ver a Jane nuevamente, y me dice que está ahora

completamente complacida de que Miss Bennet no volverá a

visitarlos nuevamente.

Un día Bingley agradecerá nuestros cuidados. Es el único

consuelo que tengo por esta duplicidad que nos hemos visto

forzados a utilizar.

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Febrero

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Sábado 1ero de Febrero.

“Caroline ha sugerido que vayamos a Bath en primavera,” dijo

Bingley esta mañana. “Tal vez alquile una casa allá,” agregó

indiferentemente.

Pensé que era una señal alentadora de que había olvidado

Hertfordshire.

“Es una excelente idea,” le dije.

“¿Te gustaría venir con nosotros?” preguntó.

“Tengo que ir a Pemberley y asegurarme que Johnson tenga todo

lo que necesita. Hay algunos cambios que deseo hacer a la

administración de la granja, y algunas mejoras que me gustaría

hacerle a la propiedad.”

“Entonces te veré nuevamente en el verano.”

Viernes 7 de Febrero

El Coronel Fitzwilliam ha regresado a la ciudad y cenó conmigo

esta tarde, trayéndome todas las noticias de Rosings. Me dijo que

Mr Collins había tomado a una esposa. Sostuve la respiración,

esperando que Hurst hubiera estado en lo correcto cuando había

dicho que Elizabeth había rechazado a Mr Collins.

“Parece una chica muy buena, aunque creo que debería de decir

mujer. Parece estar llegando a los treinta,” dijo mi primo.

Solté el aire.

“Pero esto es algo bueno,” prosiguió, “Una mujer más joven

hubiera sido intimidada por mi tía y sus…”

“¿Intervenciones?”

“Servicialidad,” dijo con una sonrisa torcida. “Pero Mrs Collins

acepta los consejos de Lady Catherine sin ningún reproche.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Creo haberla conocido en Hertfordshire. ¿Cuál era su nombre de

soltera?”

“Lucas. Miss Charlotte Lucas”

“Si, la conocí a ella y a su familia. Me alegra que este bien

establecida. Mr Collins puede que no sea el esposo más sensato,

pero puede darle un vida confortable.”

Y yo podría darle a Elizabeth mucho más. Pero no pensaré en eso.

Estoy resuelto a nunca pensar en ella otra vez.

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Marzo

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Viernes 28 de Marzo

Recibí una carta de Lady Catherine esta mañana, diciendo que

estaba ansiosa de verme. Estuve sorprendido al leer el siguiente

pasaje en su carta.

Mrs Collins ha invitado a su hermana María a quedarse con ella, y a

su amiga Miss Elizabeth Bennet.

Fue una gran conmoción el enterarme de que Elizabeth estaba en

la casa del párroco.

Creo que ambas serán conocidas tuyas. Sir William Lucas también

estaba ahí, pero ya ha regresado a su hogar. Miss Elizabeth Bennet

tiene muchos puntos que podría mejorar, pero como nunca ha tenido el

beneficio de una institutriz no es gran sorpresa. Una institutriz es

necesaria en una familia de mujeres, y así se lo dije. Mr Collins

estaba totalmente de acuerdo conmigo. He tenido el placer de presentar

muchas institutrices a sus empleadores. Cuatro sobrinas de Mrs

Jekinson están increíblemente situadas gracias a mí.

Las hermanas de Miss Bennet han sido todas presentadas en

sociedad. No sé en que estará pensando su madre. ¡Cinco hermanas,

todas en sociedad! Es muy extraño. Y las más jóvenes en sociedad sin

que la mayor este casada. Una casona muy mal regulada. Si Mrs

Bennet viviera cerca, se lo diría. Le encontraría una institutriz, y ella

sin ninguna duda estaría agradecida por mi recomendación. Maneja se

hogar muy pobremente.

Miss Bennet da sus opiniones muy decididamente para alguien tan

joven. El juicio que tiene de su familia es extraordinario. Declaró que

sería muy injusto para las hermanas menores el esperar hasta que sus

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Traducido por: Malinalli Quiroz

hermanas estuvieran casadas antes de que pudieran tener su

participación en la sociedad.

Estaba sonriendo por esto. Nunca había escuchado que alguien,

hombre o mujer, replicara a Lady Catherine antes, y ¡replicarle de

que manera! Pues es indudablemente duro para las jóvenes el

esperar su turno para salir a la sociedad, aunque nunca lo había

pensado de esa manera.

Quizás esté equivocado por conmocionarme de que Elizabeth este

en la casa parroquial. Quizás debería estar agradecido. Me dará la

perfecta oportunidad de demostrar que no tiene ninguna

influencia sobre mí. Sera un alivio saber que puedo estar en su

compañía sin ningún sentimiento impropio, y seré capaz de

felicitarme por haberme salvado a mí, y a Bingley, de un muy

imprudente matrimonio.

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Abril

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Jueves 3 de Abril

Cené con el Coronel Fitzwillian hoy en mi club. Hemos decidido

que viajaremos juntos a Rosings.

Lunes 7 de Abril

Mi primo y yo hemos tenido un agradable viaje a Kent, y después

de algunas generalidades, la conversación giro nuevamente al

matrimonio.

“Estoy en la edad en la que siento que debería asentarme, y aun

así el matrimonio es una aventura peligrosa,” dijo. “Es tan fácil

dar un paso en falso y después ser forzado a vivir con él el resto de

tu vida.”

“Los es,” concordé, pensando en Bingley. “Recientemente he

salvado a uno de mis amigos de tal paso en falso.”

“¿En verdad?”

“Sí. Él alquiló una casa en el campo, en donde conoció a una joven

de bajas conexiones. Estaba totalmente conquistado por ella, pero

afortunadamente un asunto lo obligo a regresar a Londres por un

tiempo. Percibiendo el peligro, sus hermanas y yo lo seguimos a

Londres y lo convencimos de quedarse.”

“Entonces lo has salvado de un matrimonio muy imprudente.”

“Lo he hecho.”

“Te agradecerá por ello cuando todo haya acabado. No es

placentero levantarse de un sueño y encontrarse atrapado en una

pesadilla.”

Estoy animado por su opinión. Respeto su juicio, y es

tranquilizador saber que piensa lo mismo que yo sobre este

asunto.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Llegamos a Rosings esta tarde, y la belleza del parque me

sorprendió de nuevo. No es tan bello como Pemberley, pero se ve

muy bien en primavera. Vimos a Mr Collins en nuestro camino a

la casa, y creo que había estado buscándonos. Nos reverenció

mientras pasábamos, y después se fue a toda prisa en la dirección

de la casa parroquial para dar a conocer la noticia a los residentes.

Me estuve preguntando si Elizabeth estaba adentro, y como se

sentiría por la noticia de nuestra llegada.

Martes 8 de Abril

Mr Collins nos visitó esta mañana para presentar sus saludos. Me

encontró a mí con el Coronel Fitzwilliam. Mi tía estaba dando un

paseo en el carruaje con mi prima Anne.

“Mr Darcy, es una honor el verlo otra vez. Tuve la fortuna de

conocerlo en Hertfordshire, cuando me estaba quedando con mis

lindas primas. No estaba casado entonces, pues mi querida

Charlotte no había aun consentido en ser mi esposa. Desde el

primer momento en que la vi supe que no sería una deshonra para

la casa parroquial de Hunsford, y encantaría a mi estimada

patrona, Lady Catherine de Bourgh, quien tiene el honor y

distinción de ser su más venerada tía, con su humildad y simpatía.

En verdad, Lady Catherine fue tan amable al decir-”

“¿Volverá a la casa parroquial?” pregunté, cortando su perorata.

Se detuvo un momento, y después dijo, “Por supuesto.”

“Es una linda mañana. Caminaremos con usted. ¿Qué dices?” le

pregunté al Coronel Fitzwilliam.

“Claro que sí.”

Salimos. Mr Collins nos relató las bellezas del parque,

intercaladas con expresiones de humilde gratitud por nuestra

condescendencia de visitar su pobre hogar. Mi mente empezó a

divagar. ¿Habrá Elizabeth cambiado desde el otoño? ¿Estaría

sorprendida de verme? No. Ya sabía de mi visita. ¿Estaría

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Traducido por: Malinalli Quiroz

contenta o lo contrario? Contenta, claro. El reencontrarse con un

hombre de mi posición debe ser muy deseable para ella.

Nuestra llegado fue anunciada por la campanilla de la puerta y

poco después entramos al cuarto. Le ofrecí mis saludos a Mrs

Collins, y ella me dio la bienvenida. Elizabeth hizo una cortesía.

Esta igual que siempre, pero el placer que sentí al verla me tomó

por sorpresa. Pensaba que ya había conquistado mis sentimientos

por ella, y claro, lo he hecho.

Solo fue el hecho de verla de nuevo por primera vez lo que me

desconcertó.

“¿La casa es de su gusto, espero?” Le pregunté a Mrs Collins.

“Si, por supuesto que lo es.” respondió.

“Me alegra. Mi tía ha hecho algunas mejoras últimamente, me ha

dicho. ¿Y el jardín? ¿Le gusta su aspecto?”

“Es muy placentero.”

“Bien”

Hubiera dicho más, pero mi atención se fue desviando hacia

Elizabeth. Estaba conversando con el Coronel Fitzwilliam en su

usual franca y desenvuelta manera. No podía decidir si me gustaba

o no. Estaba en plena libertad de hablar con mi primo, claro, y de

encantarlo si deseaba, pero me sentí insatisfecho de ver como él

disfrutaba de su compañía, y aun peor, el ver cuánto disfrutaba

ella de la suya. Poco después me di cuenta de que estaba perdido

en mis pensamientos, e hice un esfuerzo por sor educado.

“Su familia está bien de salud, espero, ¿Miss Bennet?” pregunté.

“Si, gracias,” respondió. Hizo una pausa y después dijo, “Mi

hermana Jane ha estado en la ciudad estos tres meses. ¿La ha visto

por casualidad?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Estaba desconcertado, pero respondí calmadamente.

“No, no he sido tan afortunado.”

Volví a sumirme en silencio, insatisfecho del giro que la

conversación había tomado, y poco después mi primo y yo nos

retiramos.

Día de pascua, Domingo 13 de Abril.

No he visto a Elizabeth desde mi visita a la casa parroquial, pero

la vi esta mañana en la iglesia. Se veía muy bien. El sol mañanero

le había dado color a sus mejillas, e iluminado sus ojos.

Después del servicio, Lady Catherine se detuvo para hablar con

los Collins. Mr Collins sonreía de alegría al acercarse ella.

“Tu sermón fue muy largo,” dijo Lady Catherine. “Veinte minutos

es tiempo suficiente para instruir a tu rebaño.”

“Si, Lady Catherine, Yo -”

“No hiciste ninguna mención de la sobriedad. Deberías de haberlo

hecho. Ha habido mucha embriaguez últimamente. Es el trabajo

de un rector el atender tanto el cuerpo de sus feligreses como sus

almas.”

“Por supuesto, Lady -”

“Fueron demasiados himnos. No me gustan más de tres himnos en

un servicio de Pascua. Me encanta la música y cantar es mi gozo,

pero tres himnos son suficientes.”

Comenzó a caminar hacia el carruaje, y Mr Collins la seguía.

“Si, Lady Catherine, yo -”

“Uno de los bancos tiene polilla. Lo noté mientras pasaba cerca de

él. Tendrás que verificarlo.”

“Inmediatamente, Lady -” dijo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Y vendrás a cenar con nosotros esta noche. Mrs Collins vendrá

contigo, así como Miss Lucas y Miss Elizabeth Bennet.

Pondremos una mesa de juego. ”

“Es tan buen -” dijo, inclinándose y frotando sus manos juntas.

“Enviaré el carruaje por ustedes.”

La seguí dentro del carruaje y el lacayo cerró la puerta.

Estaba ansioso por la llegada de Elizabeht a Rosings, pero

rápidamente aplasté ese sentimiento.

Su grupo llegó puntualmente, y debido a que conocía el peligro de

hablar con ella, pasé el tiempo conversando con mi tía. Hablamos

sobre nuestros familiares y relaciones, pero no podía evitar

desviar la mirada hacia Elizabeth. Su conversación era mucho más

animada. Estaba hablando con el Coronel Fitzwilliam, y mientras

veía la viveza de sus rasgos, me fue difícil quitarle los ojos de

encima.

Mi tía, también, volteaba seguido hacia ellos, hasta que al final

preguntó: “¿Díganme, de que están hablando? ¿Qué le está

diciendo a Miss Bennet? Déjeme escuchar lo que estaban

diciendo.”

El Coronel Fitzwilliam respondió que estaban hablando de

música. Mi tía se unió a la conversación, alabando las habilidades

en el pianoforte de Georgiana e invitando a Elizabeth a practicar

con el pianoforte en la habitación de Mrs Jekinson, ¿Invitar a un

huésped a tocar en el pianoforte de la habitación del servicio?

Nunca pensé que mi tía podría ser tan mal educada.

Elizabeth parecía sorprendida, pero no dijo nada, solo su sonrisa

mostraba lo que en verdad pensaba.

Cuando el café se terminó, Elizabeth empezó a tocar, y recordando

el placer que sentí al escucharla tocar antes, caminé hacia su lado.

Sus ojos estaban iluminados por la música, y me desplacé a una

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Traducido por: Malinalli Quiroz

posición en la que pudiera ver fluir sus emociones en su

semblante.

Ella lo notó. En la primera pausa en la música volteo hacia mí con

una sonrisa y dijo: “¿Pretende asustarme, Mr Darcy, al venir a

escucharme con esa seriedad? Yo no me inquieto, aunque su

hermana toque tan bien. Hay una especie de terquedad en mí, que

nunca permite que me intimide nadie. Mi coraje siempre crece

con cada intento de intimidarme.”

“No le diré que se ha equivocado” respondí “porque no cree usted

sinceramente que tenía intención alguna de alarmarla, y he tenido

el placer de conocerla lo bastante para saber que se complace a

veces en sustentar opiniones que en realidad no son suyas.”

De donde salió este discurso, no lo sé. No estoy acostumbrado a

hacer este tipo de réplicas picaras, pero hay algo en el carácter de

Elizabeth que aligera el mío.

Elizabeth se rio abiertamente, y sonrió, sabiendo que ambos

estábamos disfrutando de la conversación. Tanto me estaba

divirtiendo que olvide mis precauciones por ese momento.

“Su primo pretende darle a usted una linda idea de mi enseñándole

a no creer palabra de cuanto le diga.” dijo al Coronel Fitzwilliam.

Volteando hacia mí, dijo: “Es muy poco generoso por su parte

revelar las cosas malas que supo usted de mí en Hertfordshire, y

permítame decirle que es también muy indiscreto - pues esto me

podría inducir a desquitarme y saldrían a relucir cosas que

escandalizarían a sus parientes.”

Sonreí. “No le tengo miedo.”

Sus ojos se iluminaran con mi respuesta.

Coronel Fitzwilliam suplicó que se le dijera como me comportaba

entre extraños.

“Se lo diré” dijo Elizabeth, “pero prepárese a oír algo espantoso.

Ha de saber que la primera vez que le vi fue en un baile, y en ese

baile, ¿Qué cree usted que hizo? ¡Pues no bailo más de cuatro

piezas!”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

En su opinión, mi indisposición a bailar se volvía ridícula, y lo vi

yo mismo por primera vez. El andar encajonada en todo mi

orgullo, en lugar de divertirme como cualquier otro bien

comportado caballero lo habría hecho. ¡Absurdo! No hubiera

ordinariamente tolerado cualquier broma de ese tipo, y aun así

había algo en su forma de decirlo que le quitaba cualquier

resquemor, y lo hacía en su lugar una razón para reír.

Fue en este momento que me di cuenta de que había habido muy

pocas risas en mi vida últimamente. Había asumido la

responsabilidad de un hombre cuando mi padre murió, y me había

enorgullecido de desempeñarlas muy bien, tal como mi padre lo

hubiera hecho. Había tenido que atender mi propiedad, procurar el

bienestar de mis arrendatarios, proveer la salud, bienestar,

felicidad y educación de mi hermana, cuidar el beneficio del

párroco, y desempeñar mis negocios fielmente. Eso había sido

suficiente, hasta que conocí a Elizabeth; pues ahora veo cuan

aburrida mi vida había sido. Había sido muy ordenada. Muy bien

organizada. Solo ahora empezaba a verlo, y a sentirlo, pues los

sentimientos dentro de mí eran tan diferentes de los que jamás

había conocido. Cuando reía, mi humor mejoraba.

“No tenía en ese momento el honor de conocer a ninguna de las

damas de la reunión, a no ser las que me acompañaban.” señalé

usando su mismo tono.

“Cierto: y en un baile nuca hay posibilidades de ser presentado”

“Puede que me habría juzgado mejor si hubiese solicitado que me

presentaran. Pero no sirvo para darme a conocer a extraños.”

Se burlaba de mí, preguntándose cómo era posible que un hombre

de talento y bien educado no podía hacerlo, y el Coronel

Fitzwilliam se unió a ella, diciendo que no me tomaría la molestia.

“Reconozco que no tengo la habilidad que otros poseen de

conversar fácilmente con las personas que jamás he visto. No

puedo hacerme a esas conversaciones y fingir que me intereso por

sus cosas como se acostumbra.” acepté.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Mis dedos no se mueven sobre este instrumento del modo

magistral con que he visto moverse los dedos de otras mujeres,

pero siempre he creído que era culpa mía, por no haberme tomado

la molestia de practicar.”

Sonreí.

“Tiene usted toda la razón. Ha empleado el tiempo mucho mejor.”

En ese momento, Lady Catherine nos interrumpió.

“¿De qué están hablando, Darcy?”

“De música,” respondí.

Lady Catherine se nos unió en el pianoforte.

“Miss Bennet no tocaría incorrectamente, si practicara más, y

pudiera tener la ventaja de tener un maestro de Londres.” declaró

mi tía. “Tiene una muy buena noción de la posición de los dedos,

aunque sus gustos no son iguales a los de Anne. Anne hubiera

sido una estupenda interprete, si su enfermedad le hubiera

permitido aprender.”

Apenas y la oía. Estaba viendo a Elizabeth. Ella soporto los

comentarios de mi tía con una remarcable cortesía, y por la

petición del Coronel Fitzwilliam y la mía, permaneció en el

instrumento hasta que el carruaje estuvo listo para llevarlos a

casa.

Pensaba que me había desmenuzado mi admiración por ella.

Pensaba que la había olvidado. Pero estaba muy equivocado.

Lunes 14 de Abril.

Estaba tomando una caminata alrededor de la propiedad esta

mañana cuando mis pasos me llevaron inconscientemente a la casa

parroquial.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Estando afuera no podía, por toda educación, pasarla por alto, y

entonces toque para presentar mis saludos. Para mi horror,

encontré a Elizabeth sola. Parecía tan sorprendida como yo, pero

no estaba, creo, disgustada. ¿Por qué debería de estarlo? Debe ser

satisfactorio para ella el pensar que me ha cautivado. Me invitó a

tomar asiento, y no tuve otra opción que sentarme.

“Perdone por esta intrusión” dije, sintiendo la contrariedad de la

situación, y queriendo asegurarme de que supiera que no había

sido mi plan. “Tenía por seguro que todas las damas estaban en

casa.”

“Mrs Collins y María han ido a atender un asunto en el pueblo,”

respondió.

“Ah”

“¿Lady Catherine se encuentra bien?” pregunto por fin.

“Si, gracias. Lo está.”

Volvió el silencio.

“¿Y Miss de Bourgh? ¿También se encuentra bien, espero?”

“Si, gracias. Está bien.”

“¿Y el Coronel Fitzwilliam?” preguntó

“Si, él también se encuentra bien.”

Otro silencio.

“¡Que repentinamente se fueron todos ustedes de Netherfield el

pasado Noviembre, Mr Darcy!” Dijo por fin. “Debió de ser una

sorpresa para Mr Bingley verles a ustedes tan pronto a su lado, si

mal no recuerdo, él se había ido un día antes. ¿Esperó que tanto él

como sus hermanas estuvieran bien cuando salió usted de

Londres?”

“Perfectamente, gracias.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Tengo entendido que Mr Bingley no piensa volver a

Netherfield.”

“Nunca le he oído decir tal cosa; pero es probable que no pase

mucho tiempo allí en el futuro. Tiene muchos amigos y está en

una época de la vida en que los amigos y compromisos aumentan

continuamente.”

“Si tiene la intención de estar poco tiempo de Netherfield, sería

mejor para la vecindad que lo dejase completamente, y así

posiblemente podría instalarse otra familia ahí. Pero quizá Mr

Bingley no haya tomado la casa tanto por la conveniencia de la

vecindad como por la suya propia, y es de esperar que la conserve

en virtud de ese mismo principio.”

No me gustaba el rumbo de la conversación, pero respondí

tranquilamente.

“No me sorprendería que se desprendiese de ella en cuanto se le

ofreciera una compra aceptable.”

Debí de haber dejado la casa en ese momento. Lo sabía. Y aun así

no podía salir de ahí. Había algo en la forma de su cara que

invitaba mi mirada a seguirla, y algo en la forma en que su cabello

caía que me hacía querer tocarlo.

Ella no dijo nada, y una vez más hubo silencio.

No podía decir que es lo que pasaba en mi cabeza, y aun así se me

hacía difícil el dejar el lugar.

“Esta casa parece muy confortable.” dije.

“Si, lo es.”

“Tiene que ser muy agradable para Mrs. Collins vivir a tan poca

distancia de su familia y amigos”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Poca distancia le llama usted?” preguntó sorprendida. “Son

cerca de cincuenta millas”

“¿Y que son cincuenta millas de buen camino? Poco más de media

jornada de viaje.”

“Nunca habría considerado que la distancia fuese una de las

ventajas del matrimonio.” exclamó Elizabeth.

“Eso demuestra el apego que tiene usted a Hertfordshire. Todo lo

que esté más allá de Longbourn debe parecerle ya lejos.”

“No quiero decir que una mujer no pueda vivir lejos de su familia.”

Ah. Conocía las desgracias de sus familiares y no se lamentaría el

escapar de ellos. Cuando se casara, los dejaría atrás.

“Pero estoy segura de que mi amiga no diría que vive cerca de su

familia más que si estuviera a la mitad de esta distancia.” continuó.

“No tiene derecho a estar tan apegada a su residencia. No siempre

va a estar en Longbourn.”

Ella parecía sorprendida, y fui detenido. Fui casi llevado por la

admiración y tentado a decir que no tendría objeción alguna en

vivir en Pemberley, pero había ido muy rápido y estaba

agradecido por ello. Su semblante sorprendido me salvó de

cometer un curso de acción que seguramente lamentaría. Alejé mi

silla, y tome un periódico. Le di una ojeada.

“¿Le gusta a usted Kent?” pregunté con suficiente seriedad para

despistar cualquier esperanza que pudiera haber surgido por mis

maneras mal juzgadas.

“Es muy placentero” dijo, mirándome perpleja.

Me embarqué en una discusión de sus atracciones, hasta que fui

salvado de buscar mayor conversación por la llegada de Mrs

Collins y María. Estaban sorprendidas de verme ahí, pero

explicando mi error me quedé algunos minutos más y regresé a

Rosings.

Martes 15 de Abril

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Elizabeth me ha embrujado. Estoy en mucho más peligro aquí de

lo que estuve en Hertfordshire. Ahí, tenía a su familia frente a mi

constantemente, recordándome lo imposible que era la una unión

entre nosotros dos. Aquí, solo la tengo a ella. Su vivacidad, su

alegría, su buen humor, todos me tientan a abandonar mi

autocontrol y declarármele; pero no debo hacerlo. No solo estoy

yo, también tengo que considerar a mi hermana.

El exponer a Georgiana a la vulgaridad de Mrs Bennet sería un

acto de crueldad, y ninguna devoción fraternal lo puede permitir.

Y presentarle a Georgiana, como hermana, a Mary, Kitty y Lydia

Bennet sería repulsivo. Dejarla ser influenciada por ellas, forzarla

a estar en su compañía – pues no podría ser de otra forma si

hiciera a Elizabeth mi esposa – sería imperdonable. Peor aún,

puede verse forzada a escuchar de George Wickham, quien es un

favorito de las hermanas menores. No. No puedo hacerlo. No lo

haré.

Debo de tener cuidado, entonces, de no dejar salir una palabra en

compañía de Elizabeth. No debo dejarle saber cómo me siento. Lo

sospecha parcialmente, estoy seguro. En realidad, con su

naturaleza vivaz, la ha estado animando, y no hay duda de que

está esperando a que hable. Si se casara conmigo sería sacada de

su esfera social y elevada a la mía. Se uniría en matrimonio con un

hombre de carácter e inteligencia superior, y sería la señora de

Pemberley. Un hombre de mi estampa y reputación, riqueza y

posición tentaría a cualquier mujer. Pero no deber ser nunca.

Jueves 17 de Abril

No sé qué me ha pasado. Debería de estar evitando a Elizabeth,

pero todos los días cuando Coronel Fitzwilliam va a la casa

parroquial, voy con él. No puedo negarme el placer de verla. Su

rostro no es hermoso pero me acecha constantemente.

He tenido la suficiente voluntad para no decir nada, por miedo a

decir demasiado, pero mi silencio ha empezado a ser notado.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Por qué estás tan callado cuando vamos a la casa del párroco?”

preguntó Coronel Fitzwilliam mientras regresábamos a casa hoy.

“No es tu forma de ser, Darcy”

“No tengo nada que decir.”

“¡Vamos! Te he visto hablar con obispos y aradores. Siempre

puedes pensar en algo que decirles a ellos, no importa cuánto

digas que se te dificulta el conversar con extraños. Y aun así,

cuando vas a esa casa, no abres la boca. Es muy poco educado de

tu parte. Lo mínimo que podrías hacer es preguntar por las

gallinas de Mrs Collins, y preguntarle a Mr Collins sobre el

desarrollo de sus sermones, y si no puedes pensar en nada que

decirles a las damas, siempre puedes acudir al tema del clima.”

“Me esforzaré en hacerlo mejor la próxima vez.”

Pero mientras decía esto, me di cuenta de que no debía ir a la casa

del párroco otra vez. Si hablo con Elizabeth, no hay garantía de

adonde pueda llegar. Me mira expectante algunas veces, y estoy

seguro de que espera que me le declare.

¿Sería un matrimonio entre nosotros en verdad imposible? Me

pregunto a mí mismo, pero incluso cuando lo hago, una imagen de

su familia se me presenta, y sé que lo sería. Así que estoy decidido

a permanecer en silencio, pues si me someto a un momento de

debilidad, lo lamentaré por el resto de mi vida.

Sábado 19 de Abril

He permanecido fiel a mi resolución de no visitar la casa

parroquial, pero mis buenas intenciones se han visto frustradas

por mi tendencia de caminar en el parque, y ya van tres veces

ahora que me he encontrado con Elizabeth. La primera vez fue

una coincidencia; la segunda y tercera, pareciera que me adentraba

en sus rumbos lo quisiera o no. De no hacer nada más que

quitarme el sombrero y preguntar por su salud en la primera

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Traducido por: Malinalli Quiroz

ocasión, he llegado a decir más, y esta mañana traicione mi

resolución en un grado alarmante.

“¿Está disfrutando de su estancia en Hunsford, espero?” Le

pregunté al encontrarla.

Era una pregunta inocente.

“Si, lo estoy, gracias.”

“¿Encuentra a Mr y Mrs Collins en buena salud?”

“Sí.”

“¿Y felices, espero?”

“Creo que sí.”

“Rosings es una hermosa casa.”

“Lo es, aunque me es difícil encontrar mi destino. Me he perdido

en una o dos ocasiones. Cuando trataba de llegar la biblioteca,

llegué al salón en su lugar.”

“No es de esperarse que pueda orientarse fácilmente la primera

vez. La próxima vez que visite Kent tendrá una mejor

oportunidad de conocer Rosings mejor.”

Parecía sorprendida por esto, y me reprendí para mis adentros.

Me habían traicionado mis sentimientos, quienes en esa incauta

frase habían sugerido la idea de que la próxima vez que ella

visitara Kent, se alojaría en Rosings, y ¿Cómo podría hacer eso a

menos que fuera mi esposa? Pero, en verdad, se vuelve más difícil

el ser prudente. Debo irme en seguida, y alejarme del peligro.

Pero si lo hago, provocará habladurías, así que debo soportarlo un

poco más. El Coronel Fitzwilliam y yo nos iremos pronto, y

entonces estaré a salvo.

Martes 22 de Abril.

Estoy en un suplicio. Después de todas las promesas que me hice a

mí mismo. Después de todas mis resoluciones, esto - ¡esto! – es el

resultado.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No puedo creer todo lo que pasó en las últimas horas. Si solo

pudiera descartarlas como resultado de una fiebre o alucinación,

pero no hay duda de que pasaron. He ofrecido mi mano a

Elizabeth Bennet.

No debí de haber ido a verla. No tenía necesidad de hacerlo

porque no nos había acompañado a tomar el té. Ella tenía una

jaqueca. ¿Qué dama no sufre de una jaqueca?

Al principio tomé mi té con mi tía, mis primos y Mr y Mrs

Collins, pero todo el tiempo mis pensamientos eran de Elizabeth.

¿Estaba sufriendo? ¿Estaba en verdad enferma? ¿Podía hacer algo

para ayudarla?

Al final no me pude contener más. Mientras los otros hablaban de

la parroquia, comenté que necesitaba algo de aire fresco y exprese

mis intenciones de tomar un paseo. Apenas y se si planeaba visitar

la casa parroquial o no cuando salí de Rosings. Mi corazón me

dirigía allí, pero mi razón me presionaba a regresar, y mientras

tanto mis pies me llevaron hasta que estaba enfrente de la puerta.

Preguntando si Miss Bennet estaba en casa, fui llevado al salón,

en donde ella volteó sorprendida al verme entrar. Estaba yo

también sorprendido.

Empecé sensatamente. Pregunte por su salud, y me respondió

que no estaba tan mal. Me senté. Me levanté. Caminé alrededor

del salón. Al final no pude contenerme más.

“He luchado en vano.” Las palabras habían salido antes de que

pudiera detenerlas. “Ya no puedo más” Seguí. “Soy incapaz de

contener mis sentimientos. Permítame que le diga cuanto la

admiro y la amo apasionadamente.”

Listo. Ya lo sabía. El secreto que había cargado por tanto tiempo

había encontrado su voz, y buscado su camino hacia la luz del día.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Ella me miró fijamente, se ruborizó, y permaneció en silencio.

¿Cómo no podría estarlo? No había nada que ella pudiera decir.

Solo tenía que escuchar mi declaración y luego aceptarme.

Sabiendo que había caído bajo su hechizo, sabía perfectamente que

la puerta de Pemberley estaría abierta para ella, y el mundo de

sociedad seria suyo.

“No deseo parecer ignorante de su clase baja o de sus conexiones,

de la inferioridad y falta de valor,” dije, creyendo escasamente que

había dejado que mi amor por ella hubiera superado tales

sentimientos tan naturales, pero sobrellevados por emociones que

eran imposibles de controlar. “Habiendo pasado varias semanas en

Hertfordshire, seria deshonesto el pretender que no sería una

degradación el unirme con tal familia, y solo la fuerza de mi pasión

me ha permitido el dejar esos sentimientos a un lado.”

Mientras hablaba, una imagen de los Bennet se presentó frente a

mis ojos, y me di cuenta de que no le estaba hablado tanto a

Elizabeth, sino a mí mismo, pensando en voz alta todos los

pensamientos que me habían envuelto por las últimas semanas y

meses.

“Su madre, con su vulgaridad y lengua desenfrenada; su padre con

su deliberada privación de enderezar los excesos salvajes de sus

hermanas menores. ¡Unirse a tales muchachas!” dije, mientras

recordaba el canto de Mary Bennet en la asamblea. “La mejor de

ellas, una aburrida, esforzada niña con ningún gusto o sentido, y

la peor de ellas tonta, malcriada y egoísta, quien no encuentra

nada mejor que hacer con su tiempo que correr tras los oficiales,”

continúe, mientras recordaba a Lidya y a Kitty en el baile de

Netherfield. “Un tío es un abogado y el otro viviendo en

Cheapside,” proseguí, mis sentimientos saliendo en un torrente.

“He sentido la imposibilidad de tal unión todas estas semanas. Mi

razón me rebela contra ella, no, mi propia naturaleza me niega a

hacerlo. Sé que me estoy rebajando al hacer tal proposición. Estoy

hiriendo tanto a mi familia como a mi orgullo familiar. El tener

tales sentimientos por alguien que esta tan por debajo de mí es

una debilidad que detesto, y aun así no puedo conquistar mis

sentimientos. Me dirigí a Londres y me sumergí en negocios y en

placeres, pero ninguno de ellos removían el recuerdo de usted de

mi mente.” dije, volteando para verla y dejando que mis ojos se

templaran en su rostro. “Mi cariño ha sobrevivido todos mis

argumentos racionales, ha sobrevivido una larga separación, que,

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Traducido por: Malinalli Quiroz

en vez de curarlo, solo lo ha hecho más fuerte, y ha resistido mi

determinación de arrancarlo de raíz. No importa cuáles sean mis

sentimientos más sensatos, esto no puede ser negado. Es tan

fuerte que estoy preparado a pasar por alto las faltas de su familia,

lo bajo de sus conexiones y el dolor que se debo infligir en mis

amigos y familia, al pedirle que se case conmigo. Solo espero que

mi lucha sea ahora recompensada.” dije. “Rescáteme de mi dolor.

De mis ansiedades. Dígame, Elizabeth, que será usted mi esposa.”

Mi discurso había sido apasionado. Había hecho lo que nunca

había hecho por otro ser humano; había mostrado mi alma. Le

había mostrado todos mis miedos y ansiedades, mis debates y

luchas, y ahora esperaba por su respuesta. No podía tardar en

llegar. Ella había estado esperando por mi declaración;

aguardando; estaba seguro de ello. No podía ser ignorante de mi

atracción, y cualquier mujer estaría exaltada de haber ganado la

mano de Fitzwilliam Darcy. Solo faltaba que ella dijera la palabra

que nos uniría, y todo estaría hecho.

Y aun así, para mi asombro, la sonrisa que había esperado ver en

su rostro no apareció. Ella no dijo: “Me ha honrado

inmensamente, Mr Darcy. Estoy halagada, no, complacida por su

declaración, y estoy agradecida por su condescendencia. La

situación de mis parientes, sus tonterías y vicios, no pueden ser

motivo de regocijo, y estoy consciente del honor que me ha hecho

al pasar por alto sus deficiencias al pedirme el ser su esposa. Es

por lo tanto que con un humilde sentido de obligación que acepto

su mano.”

No dijo siquiera un simple “Si”.

En su lugar, el color se elevó a sus mejillas, y con la voz más

indignada posible dijo: “En estos casos creo que se acostumbra

expresar cierto agradecimiento por los sentimientos manifestados,

aunque no puedan ser igualmente correspondidos. Es natural que

se sienta esta obligación, y si yo sintiese gratitud, le daría las

gracias. Pero no puedo; nunca he ambicionado su consideración, y

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Traducido por: Malinalli Quiroz

usted me la ha otorgado en contra de su voluntad. Lamento haber

hecho daño a alguien, pero ha sido inconscientemente, y espero

que ese daño dure poco tiempo. Los mismos sentimientos que,

usted me dice, le impidieron darme a conocer sus intenciones

durante tanto tiempo, vencerán sin dificultad ese sufrimiento. ”

Le mire con asombro. ¡Me había rechazado! Nunca había

imaginado que lo hiciera. Ni una vez en todas esas noches cuando

me había mantenido despierto, recordándome la imposibilidad de

tal unión, nunca había imaginado este resultado.

¿Este iba a ser el final de todas mis preocupaciones? ¿Ser

rechazado? ¡Y de esta manera! ¡Yo! ¡Un Darcy! Ser tratado como

su fuera un caza-recompensas o un pretendiente indeseable. Mi

asombro dio paso rápidamente a resentimiento. Tan disgustado

me sentía que no abriría mis labios hasta que creyera controladas

mis emociones.

“¿Y esta es toda la respuesta que voy a tener el honor de esperar?”

dije por fin. “Quizá debería preguntar por qué se me rechaza con

tan escasa cortesía. Pero no tiene la menor importancia.”

“También podría yo preguntar” replico Elizabeth

apasionadamente, “por qué con tan evidente propósito de

ofenderme y de insultarme me dice que le gusto en contra de su

voluntad, contra su buen juicio y hasta contra su naturaleza. ¿No

es esta una excusa para mi falta de cortesía, si es que en realidad la

he cometido? Pero, además, he recibido otras provocaciones, lo

sabe usted muy bien. Aunque mis sentimientos hubieran sido

contrarios a los suyos, aunque hubiesen sido diferentes o incluso

favorables. ¿Cree usted que habría algo que pudiese tentarme a

aceptar al hombre que ha sido el culpable de arruinar, tal vez para

siempre, la felicidad de una hermana muy querida?”

Sentí que mi color cambiaba. Entonces había escuchado sobre eso.

Hubiera deseado que no fuera así. No podía esperar hacerla pensar

bien de mí. Pero no tenía nada de que estar avergonzado. Había

actuado con las mejores intenciones para mi amigo.

“Tengo todas las razones del mundo para pensar mal de usted. No

hay nada que pueda excusar su injusto y ruin proceder.” Siguió.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Sentí mi expresión endurecerse. ¿Injusto? ¿Ruin? No, por

supuesto que no.

“No se atreverá usted a negar que fuera el principal si no el único

culpable de la separación del señor Bingley y mi hermana,

exponiendo al uno a las censuras de la gente por caprichoso y

voluble, y al otro a la burla por sus fallidas esperanzas,

sumiéndolos a los dos en la mayor miseria.”

No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Caprichoso y voluble?

¿Quién juzgaría a Bingley de caprichoso por irse a Londres

cuando tenía asuntos que atender?

¿Burlas por fallidas esperanzas? Miss Bennet no había tenido

ninguna esperanza, a menos que hayan sido plantadas en su mente

por su madre, quien no podía ver más allá de las cinco mil libras

por año de Bingley.

¿La mayor de las miserias? Sí, eso sería lo que Bingley hubiera

sufrido si hubiera expresado sus sentimientos. Él se hubiera unido

a una mujer por debajo de su estatus.

“No tengo ningún deseo de negar que hice todo lo que estuvo en

mi poder para separar a mi amigo de su hermana, ni que me alegro

del resultado. He sido más amable con el que conmigo mismo.”

Elizabeth ignoró mi comentario y dijo, “Pero no solo en esto se

funda mi antipatía. Mi opinión de usted se formó mucho antes de

que este asunto tuviese lugar. Su modo de ser quedo revelado por

una historia que me contó Mr Wickhman hace algunos meses.

¿Qué puede decir de esto? ¿Con que acto ficticio de amistad puede

defenderse ahora? ¿Con que falsedad puede justificar en este caso

su dominio sobre los demás?”

¡Wickham! No pudo haber encontrado un nombre mejor calculado

para herirme, y al mismo tiempo, disgustarme.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Se interesa usted muy vivamente por lo que afecta a ese

caballero” comenté agitado.

Me lamente por mis palabras tan pronto las dije. ¿Qué me

importaba si mostraba algún interés por George Wickham?

Después de su rechazo, nada sobre Elizabeth tenía ningún derecho

de ser de mi interés otra vez.

Y aun así sentí intensificarse mi mortificación, y descubrí una

nueva emoción en mi pecho, una muy indeseable. Celos. ¡Era

intolerable que ella prefiriera a George Wickham que a mí! Que

fuera incapaz de ver a través de su sonriente exterior hacia el

negro corazón debajo.

“¿Quién, que conozca las penas por la que ha pasado, puede evitar

sentir interés por el?”

“¡Las penas que ha pasado!” repetí. ¿Qué historia le había estado

contando a ella? Wickham quien tenía todo. Quien había sido

mimado y consentido en su infancia y, a pesar de eso, se había

convertido en uno de los más viciosos, libertinos jóvenes que

había conocido.

Mientras pensaba en el dinero que mi padre había gastado en él,

las oportunidades que había tenido, y la ayuda que yo mismo le

había procurado, no pude evitar que mis labios se ondularan. “Si,

en verdad sus penas han sido inmensas”

“Y por su culpa” dijo enojada. “Usted lo redujo a su actual relativa

pobreza. Usted le negó el porvenir que, como bien debe saber,

estaba destinado a él. En los mejores años de su vida le privo de

una independencia a la que no solo tenía derecho sino que merecía.

¡Hizo todo esto! Y aun es capaz de ridiculizar y burlarse de sus

penas.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¡Y esa es,” exclamé, alterado por encima de mi resistencia,

comencé a dar zancadas por el salón, “la opinión que tiene de mí!

¡Esta es la estimación en la que me tiene! Le doy las gracias por

habérmelo explicado abiertamente. Mis faltas, según calculo, son

verdaderamente enormes. Pero puede que estas ofensas hubiesen

sido pasadas por alto si no hubiese herido su orgullo con mi

honesta confesión de los reparos que durante largo tiempo me

impidieron tomar una resolución. Pero aborrezco todo tipo de

engaño y no me avergüenzo de los sentimientos que he

manifestado, eran naturales y justos. ¿Cómo podía suponer usted

que me agradase la inferioridad de su familia y que me

congratulase por la perspectiva de tener unos parientes cuya

condición están tan por debajo de la mía?”

La irritación de Elizabeth crecía a cada instante, pero logro

controlar su temperamento para responder.

“Se equivoca usted, Mr Darcy, si supone que lo que me ha

afectado es su forma de declararse; si se figura que me habría

evitado el mal rato de rechazarle si se hubiera comportado de

modo más caballeroso.”

Sentí un intenso sobresalto. ¿Si me hubiera comportado de modo

más caballeroso? ¿Cuándo había sido otra cosa más que un

caballero?

“Usted no habría podido ofrecerme su mano de ningún modo que

me hubiese tentado a aceptarla.” dijo.

No podía creerlo. ¿Ella nunca hubiera podido aceptar mi mano?

¿Nunca hubiera aceptado una conexión con la familia Darcy?

¿Nunca aceptaría todos los beneficios que se le presentarían como

mi esposa? Era una locura. ¡Y el culparlo, no por mis manera, sino

por mi persona! La mire con obvia incredulidad. ¡Yo, quien había

sido cortejado en salones alrededor de todo la tierra!

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Pero ella aún no había terminado.

“Desde el principio, casi desde el primer instante en que le conocí,

sus modales me convencieron de su arrogancia, de su vanidad y de

su egoísta desdén hacia los sentimientos ajenos; me disgustaron

de mal modo que hicieron nacer en mi la desaprobación que los

sucesos posteriores convirtieron en firme desagrado; y no hacia un

mes aun que le conocía cuando supe que usted sería el último

hombre en la tierra con el que podría casarme.”

Sentí como la incredulidad daba paso al enojo, y el enojo a la

humillación. Mi penitencia estaba ahora completa.

“Ha dicho usted bastante, madame.” Le dije cortésmente.

“Comprendo perfectamente sus sentimientos y solo me resta

avergonzarme de los míos. Perdone por haberle hecho perder

tanto tiempo” – y para probar que era, incluso ahora después de

tales insultos, un caballero, agregué- “ y acepte mis buenos deseos

de salud y felicidad.”

Entonces, habiéndome entregado a mi final orgullosa declaración,

deje el salón.

Regresé a Rosings, caminando ciegamente, sin ver nada a mí

alrededor, solo viendo a Elizabeth. Elizabeth diciéndome que

había arruinado la felicidad de su hermana. Elizabeth diciéndome

que había arruinado las esperanzas de George Wickham.

Elizabeth diciéndome que no me había comportado como un

caballero. Elizabeth, Elizabeth, Elizabeth.

No dije ni una palabra en la cena. No veía nada, no escuchaba

nada, no saboreaba nada. Pensaba solo en ella.

A pesar de mis esfuerzos, no podía sacar sus acusaciones fuera de

mi cabeza. El cargo de que había arruinado la felicidad de su

hermana podría tener algún mérito, pero había actuado para el

beneficio de todos. La acusación de que había arruinado las

esperanzas de Wickham era de otro tipo. Negaba mi honor, y no

podía dejarlo así.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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123

Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Un juego de billar, Darcy?” pregunté el Coronel Fitzwilliam,

cuando Lady Catherine y Anne se retiraron por la noche.

“No. Gracias. Tengo que escribir una carta.”

Me miró con curiosidad pero no dijo nada. Me retiré a mi cuarto y

tomé mi pluma. Tenía que exonerarme. Tenía que responder su

acusación. Tenía que mostrarle que estaba equivocada. ¿Pero

cómo?

Mi querida Miss Bennet

Mire las líneas tan pronto las había escrito. Ella no era mi querida

Miss Bennet. No tenía ningún derecho de llamarla querida.

Arrugué la hoja de papel y la tiré.

Miss Bennet

El nombre me traía a la mente una imagen de su hermana. No

funcionaba. Tiré una segunda hoja de papel.

Miss Elizabeth Bennet.

No.

Traté de nuevo.

Madame, me ha recriminado con

No lo leerá.

No se alarme, madame, al recibir esta carta, ni crea que voy a repetir en ella mis sentimientos o a renovar las proposiciones que le molestaron anoche.

Mejor.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Escribo sin ninguna intención de afligirla ni de humillarme yo insistiendo en unos deseos que, para la felicidad de ambos, no pueden olvidarse pronto.

Sí. Las maneras eran formales pero, me enorgulleció, no rígida. La

aliviare de sus preocupaciones inmediatas y la persuadiré de

seguir leyendo. ¿Pero qué escribir ahora? ¿Cómo expresar en

palabras lo que tengo que decir?

Solté mi pluma y camine hacia la ventana. Miré el paisaje mientras

organizaba mis ideas. La noche estaba inmóvil. No había nubes, y

la luna podía verse brillando en el cielo. Debajo de esa misma luna,

dentro de la casa parroquial, estaba Elizabeth. ¿Qué estaba

pensando? ¿Estaba pensando en mí? ¿En mi proposición? ¿En mis

pecados?

¡Mis pecados! No tenía ningún pecado. Regresé a mi escritorio y

releí lo que había escrito. Tome mi pluma y continué. Mis

palabras fluyeron fácilmente.

Ayer me acusó de dos ofensas de naturaleza muy diversa y de muy distinta magnitud. La primera fue el haber separado a Mr Bingley de su hermana, sin consideración a los sentimientos de ambos; y el otro que, a pesar de determinados derechos y haciendo caso omiso del honor y de la humanidad, arruinar la prosperidad inmediata y destruir el futuro de Mr Wickham.

¡Destruir el futuro de esa sabandija! Le había dado todo beneficio,

y me había pagado buscando la ruina de mi hermana. Pero el

primer cargo debía ser tratado primero.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Recordé el otoño, cuando había llegado por primera vez en

Hertfordshire. Fue hace apenas algunos meses, y aun así pareciera

todo una vida de distancia.

No hacía mucho que estaba en Hertfordshire cuando observé,

como todo el mundo, que Mr Bingley distinguía a su hermana

mayor mucho más que a ninguna de las demás jóvenes de la

localidad. Observé cuidadosamente la conducta de mi amigo y

pude notar que su inclinación hacia Miss Bennet era mayor que

todas las que había presenciado antes.

Que no haya ningún engaño. Ya me había cansado de falsedades.

Había visto una parcialidad en Bingley, y no lo oculté.

También estudie a su hermana. Su aspecto y sus maneras eran francas, alegres y atractivas como siempre, pero no revelaban ninguna estimación particular. Mis observaciones durante aquella velada me dejaron convencido de que, a pesar del placer con que recibía las atenciones de mi amigo, no le correspondía con los mismos sentimientos. Si usted no se ha equivocado respecto a esto, será que yo estaba en un error. Como usted conoce mejor a su hermana, debe ser más probable lo último; y si es así, si movido por aquel error la he hecho sufrir, su resentimiento no es infundado.

Era caritativo, permitiéndole a Elizabeth expresar sus

sentimientos, su natural defensiva en torno a su hermana, pero

debo ser caritativo conmigo mismo.

…la desproporción de categoría no sería tan grave en lo que atañe a mi amigo como en lo que a mí se refiere; pero había otros obstáculos.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Dudé. Había expresado estos sentimientos antes, en persona. Las

palabras de Elizabeth se presentaron nuevamente. ‘Si se hubiera

comportado de modo más caballeroso’ ¿Era poco caballeroso

enlistar los defectos de su familia? Mi furia se agitaba. No, no era

nada más que la verdad. Y diría la verdad. Ya le había dado

razones para aborrecerme. No tenía nada que temer.

Debo decir cuáles eran, aunque lo haré brevemente. La posición de la familia de su madre, aunque cuestionable, no era nada comparado con la absoluta inconveniencia mostrada tan a menudo, casi constantemente, por dicha señora, por sus tres hermanas menores y, en ocasiones, incluso por su padre.

Perdóneme, me duele ofenderla.

¿Poco caballeroso? Pensé mientras escribía estas líneas, le había

rogado su perdón. ¿Qué podía ser más caballeroso que eso?

… consuélese pensando que el hecho de que tanto usted como su hermana se comporten de tal manera que no se les pueda hacer de ningún modo los mismos reproches, las eleva aún más en la estimación que merecen.

No solo caballeroso, magnánimo, pensé, satisfecho.

Bingley se marchó a Londres al día siguiente, como usted recordará, con el propósito de regresar muy pronto.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Me detuve un momento. Aquí mi consciencia no estaba tranquila.

Me había comportado de una manera encubierta. Me había

preocupado en ese momento, pues el engaño es repugnante para

mí, y aun así lo había hecho.

Falta ahora explicar mi intervención en el asunto

Me detuve otra vez. Pero la carta tenía que ser terminada.

El disgusto de sus hermanas se había exasperado igualmente que el mío, y pronto descubrimos que coincidíamos en nuestras apreciaciones. Vimos que no había tiempo que perder si queríamos separar a Bingley de su hermana, y decidimos irnos con él a Londres. Nos trasladamos allí y al punto me dediqué a hacerle comprender a mi amigo los peligros de su elección. Se los enumeré y se los describí con empeño. Pero, aunque ello podía haber conseguido que su determinación vacilase o se aplazara, no creo que hubiese impedido al fin y al cabo la boda, a no ser por el convencimiento que logré inculcarle de la indiferencia de su hermana. Hasta entonces Bingley había creído que ella correspondía a su afecto con sincero aunque no igual interés. Pero Bingley posee una gran modestia natural y, además, cree de buena fe que mi sagacidad es mayor que la suya. Con todo, no fue fácil convencerle de que se había engañado. Una vez convencido, el hacerle tomar la decisión de no volver a Hertfordshire fue cuestión de un instante. No veo en todo esto nada vituperable contra mí.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No, en verdad. Le evité un destino, el cual yo mismo no evité, y

aun así no estaba tranquilo. Había actuado mal, debía confesarlo.

Mi honor me lo demandaba.

Una sola cosa en todo lo que hice me parece reprochable: el haber accedido a tomar las medidas procedentes para que Bingley ignorase la presencia de su hermana en la ciudad. Yo sabía que estaba en Londres y Miss Bingley lo sabía también; pero mi amigo no se ha enterado todavía. Tal vez si se hubiesen encontrado, no habría pasado nada; pero no me parecía que su afecto se hubiese extinguido lo suficiente para que pudiese volver a verla sin ningún peligro. Puede que este disimulo sea indigno de mí, pero creí mi deber hacerlo.

Sobre este asunto no tengo más que decir ni más disculpa que ofrecer. Si he herido los sentimientos de su hermana, ha sido involuntariamente, y aunque mis móviles puedan parecerle insuficientes, yo no los encuentro tan condenables.

Había escrito la parte fácil de la carta. Lo difícil estaba aún por

venir. ¿Tenía el derecho de seguir? Los incidentes que habían

ocurrido no solo me involucraban a mí, sino a mi hermana, a mí

querida Georgiana. Si llegaran alguna vez a hacerse públicos…

pero no tenía ninguna preocupación de ello. Elizabeth no le

hablaría de ellos a nadie, definitivamente no si le pedía discreción,

y lo tenía que saber.

¿Pero tenía que saberlo todo? ¿Tenía que conocer la debilidad de

mi hermana? Tuve una lucha interna. Regresé nuevamente a la

ventana. Vi la luna moverse sobre el cielo sin nubes. Si no le

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Traducido por: Malinalli Quiroz

informaba de la debilidad de mi hermana, entonces no podría

entender la perversidad de Wickham, reflexioné, y era para

explicarle esto por lo que había empezado a escribir la carta.

Podía pretender que había sido para defenderme de la acusación

de ser la causa de la infelicidad de su hermana, pero sabía en mi

corazón que era porque quería exonerarme de todo la culpa que

existía en relación con mi conducta hacia George Wickham.

No podía soportar la idea de que él fuera su favorito, o la idea de

no valer nada a su lado. Seguí con mi carta.

Con respecto a la otra acusación más importante de haber perjudicado al señor Wickham, sólo la puedo combatir explicándole detalladamente la relación de ese señor con mi familia. Ignoro de qué me habrá acusado en concreto, pero hay más de un testigo fidedigno que pueda corroborarle a usted la veracidad de cuanto voy a contarle.

“Coronel Fitzwilliam me avalará” dije en voz baja.

¿Pero cómo iniciar la historia? ¿Cómo organizar los incidentes de

la vida de Wickham en algo coherente? ¿Y cómo escribirlo para

evitar que mi enemistad no marcara cada palabra? Pues deseaba

ser justo, incluso con él. Pensé un momento. Por fin seguí

escribiendo.

Mr Wickham es hijo de un hombre respetabilísimo que tuvo a su cargo durante muchos años la administración de todos los dominios de Pemberley, y cuya excelente conducta inclinó a mi padre a

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Traducido por: Malinalli Quiroz

favorecerle, como era natural; el cariño de mi progenitor se manifestó, por lo tanto, generosamente en George Wickham, que era su ahijado. Costeó su educación en un colegio y luego en Cambridge. Esperando que la Iglesia pudiera ser su profesión, procuró proporcionarle los medios para ello. Yo, en cambio, hace muchos años que empecé a tener de Wickham una idea muy diferente. La propensión a vicios y la falta de principios que cuidaba de ocultar a su mejor amigo, no pudieron escapar a la observación de un muchacho casi de su misma edad. Ahora tendré que apenarla de nuevo…

¿Qué tan profundos eran sus sentimientos? Me pregunté. Apuñalé

el papel con mi pluma y manché la página. Estaba lleno de

tachones y adiciones, que sabía que tendría que rescribirla antes

de presentársela a Elizabeth, y no le di importancia a la mancha.

… hasta un grado que sólo usted puede calcular, pero cualesquiera que sean los sentimientos que Mr Wickham haya despertado en usted, esta sospecha no me impedirá desenmascararle, sino, al contrario, será para mí un aliciente más.

Un aliciente para mantenerte a salvo, querida Elizabeth.

Me entretuve pensando en lo que pudo haber sido. Si me hubiera

aceptado, podría estar durmiendo profundamente, con la

expectativa de levantarme a una feliz mañana en su compañía.

Pero en realidad, era incapaz de dormir, escribiendo bajo la luz de

una vela y el brillo de la luna que entraba por la ventana.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Tomé mi pluma, diciéndole como mi padre, en su testamento,

había deseado darle a Wickham un valorable sustento, que

Wickham había decidido que no quería entrar a la iglesia y que me

había pedido dinero a cambio.

Pensaba seguir la carrera de Derecho, añadió, y que debía hacerme cargo de que los intereses de mil libras no podían bastarle para ello. Más que creerle sincero, yo deseaba que lo fuese; pero de todos modos accedí a su proposición. Sabía que Mr Wickham no estaba capacitado para ser clérigo; así que arreglé el asunto. Él renunció a toda pretensión de ayuda en lo referente a la profesión sacerdotal, aunque pudiese verse en el caso de tener que adoptarla luego, y aceptó tres mil libras. Todo parecía zanjado entre nosotros. Yo tenía muy mal concepto de él para invitarle a Pemberley o admitir su compañía en la capital.

Razonablemente expresado. No podía ponerle obstáculos esta

moderación, aunque tuve que escribirlo cinco veces para lograr

este resultado.

Estuve tres años sin saber casi nada de él, pero a la muerte del poseedor de la rectoría que se le había destinado, me mandó una carta pidiéndome que se la otorgara. Me decía, y no me era difícil creerlo, que se hallaba en muy mala situación. Creo que no podrá usted censurarme por haberme negado a complacer esta demanda e impedir que se repitiese. El resentimiento de Wickham fue proporcional a lo calamitoso de sus circunstancias, y sin duda habló de mí ante la gente con la misma violencia con que me injurió directamente. Después de esto, se rompió todo tipo de relación entre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

él y yo. Ignoro cómo vivió. Pero el verano pasado tuve de él noticias muy desagradables.

Si, el verano pasado. Fui a un lado de la habitación. Había traído

una licorera y un vaso conmigo. Serví un poco de whisky y lo

tomé. El fuego había sido encendido contra el frio de las pascuas,

pero hacia mucho que se había apagado y necesitaba whisky para

calentarme.

No quería escribir la siguiente parte de la carta pero tenía que

hacerse. Traté de dejarlo para después, pero el reloj estaba

avanzando y sabía que tenía que terminar lo que había empezado.

Debo, aun así, pedir por su reserva. No tenía duda de que la

concedería. Tenía una hermana a quien amaba. Entendería el amor

y el cariño que tenía por la mía.

Le conté el encuentro de Georgiana con Wickham en Ramsgate,

y la forma en que él había jugado con sus sentimientos,

persuadiéndola de fugarse con él.

El principal objetivo de Mr Wickham era, indudablemente, la fortuna de mi hermana, que asciende a treinta mil libras, pero no puedo dejar de sospechar que su deseo de vengarse de mí entraba también en su propósito. Realmente habría sido una venganza completa.

Me senté. Había terminado. Ahora todo lo que quedaba por hacer

era desearle felicidad.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Ésta es, señorita, la fiel narración de lo ocurrido entre él y yo; y si no la rechaza usted como absolutamente falsa, espero que en adelante me retire la acusación de haberme portado cruelmente con Mr Wickham. No sé de qué modo ni con qué falsedad la habrá embaucado; pero no hay que extrañarse de que lo haya conseguido, pues ignoraba usted todas estas cuestiones. Le era imposible averiguarlas y no se sentía inclinada a sospecharlas.

Puede que se pregunte por qué no se lo conté todo anoche, pero entonces no era dueño de mí mismo y no sabía qué podía o debía revelarle. Sobre la verdad de todo lo que le he narrado, puedo apelar al testimonio del Coronel Fitzwilliam, intentaré encontrar la oportunidad de hacer llegar a sus manos esta carta, en la misma mañana de hoy. Sólo me queda añadir: Que Dios la bendiga.

Fitzwilliam Darcy

Estaba hecho.

Miré el reloj. Eran las dos y media. Tenía que copiar la carta en

una letra legible, una que pudiera leer, pero estaba cansado. Decidí

descansar.

Me desvestí lentamente y me fui a la cama.

Miércoles 23 de Abril

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Esta mañana me levanté con el amanecer. Me volví a dormir,

hasta que mi criado me levantó. Me levanté rápidamente, y

después hice una copia limpia de mi carta. Me dirigí al cuarto del

Coronel Fitzwilliam. Estaba todavía en bata cuando llegué, su

criado a punto de afeitarlo.

“Necesito hablar contigo” le dije.

“¿A estas horas?” preguntó, riéndose.

“Necesito tu ayuda.”

Su semblante cambio. Pidió a su criado que se retirará.

“La tienes” respondió.

“Necesito que hagas algo por mí.”

“Dime.”

“Necesito que te presentes como testigo de los eventos relatados

en esta carta.”

Me miró sorprendido.

“Contiene detalles de la relación entre Wickham y mi hermana.”

Frunció el entrecejo, “No creo que debas divulgarlo a nadie.”

“Las circunstancias han hecho imperativo que lo haga.”

Brevemente le dije lo que había pasado; que me le había propuesto

a Elizabeth y que había sido rechazado.

“¿Rechazado?” Interrumpió. “Por Dios, ¿Qué pudiste haberle

dicho que la hizo rechazarte?”

“Nada. Solo dije lo que cualquier hombre sensato hubiera dicho,”

respondí. “Le conté sobre mi lucha interna para ignorar la

inferioridad de sus conexiones, el comportamiento objetable de su

familia, la inferioridad de su situación en la vida-”

“¿Solo lo que cualquier hombre sensato hubiera dicho?” pregunto

sorprendido. “Darcy, tú no eres así. No pudiste haberlo manejado

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Traducido por: Malinalli Quiroz

peor. ¿Insultar a una mujer y después esperar que se case

contigo?”

Estaba sorprendido por su reacción.

“No dije nada más que la verdad.”

“Si todos habláramos solo con la verdad, habría mucha infelicidad

en el mundo, y particularmente, en tales momentos. Algunas cosas

es mejor no decirlas.”

“Aborrezco el engaño” dije.

“¡Y yo aborrezco un cabeza dura!” respondió, la mitad de él

sonriendo y la otra exasperada. Entonces se puso serio, “Pero

ofrecérselo a Miss Bennet… confieso que me has tomado por

sorpresa. No tenía ni idea de que tus sentimientos estaban

comprometidos.”

“Puse mucho cuidado en que no lo supieras. No quería que nadie

lo supiera. Pensaba que podría vencerlos.”

“¿Pero eran demasiado fuertes para ti?”

Asentí, y aunque no lo admitiría enfrente de nadie, aun lo eran. No

importa. Los conquistaría. No tenía otra opción.

“Entonces, ¿te presentarás como testigo de lo que digo?¿Estarás a

su disposición, si ella lo llegaré a desear?” le pregunté.

“¿Estas aseguro de que ella no dirá nada de esto a nadie?”

“Estoy seguro.”

“Muy bien, Entonces sí, lo haré.”

“Gracias. Y ahora debo irme. Espero poner esta carta en sus

manos esta mañana. Ella camina por el parque después del

desayuno. Espero encontrarla ahí.”

Lo deje con su criado y fui al parque. No tuve que esperar mucho.

Vi a Elizabeth y camine hacia ella. Ella dudo, y creo que hubiera

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Traducido por: Malinalli Quiroz

dado la vuelta si hubiera podido, pero sabía que la había visto.

Camine hacia ella intencionalmente.

“He estado caminando por la alameda un tiempo con la esperanza

de encontrarla. ¿Me haría el honor de leer esta carta?”

La puse en su mano. Y después, antes de que pudiera

devolvérmela, hice una pequeña inclinación de cabeza y me fui.

De mis sentimientos mientras regresaba a Rosings, no diré nada.

Apenas y sé lo que eran. La imaginé leyendo la carta. ¿Me creería?

¿Pensaría mejor de mí? ¿O lo calificaría como un invento mío?

No tenía forma de saberlo.

Mi visita a mi tía está casi llegando a su fin. Me voy mañana con

mi primo. No podía irme sin despedirme de los habitantes de la

casa parroquial, pero estaba temeroso de mi visita. ¿Cómo se vería

Elizabeth? ¿Qué diría? ¿Qué tendría yo que decir?

Por designio de la casualidad, Elizabeth no estaba ahí. Dije todo lo

que era debido a Mr y Mrs Collins y me fui.

El Coronel Fitzwilliam fue después, quedándose una hora para

que Elizabeth tuviera la oportunidad de hablar con él si lo

deseaba, pero ella no regresó. Solo puedo esperar que ella haya

aceptado lo que le había dicho como verdad, y que sus

sentimientos hacia mía sean ahora menos hostiles. Pero cualquier

otro tipo de sentimiento… he perdido toda esperanza de ello.

Jueves 24 de Abril.

Estoy nuevamente en Londres. Después de todos los inesperados

sucesos en Rosings, encuentro que, por lo menos aquí, las cosas

siguen siendo iguales. Georgiana ha aprendido una nueva sonata y

ha tejido una bolsa. También ha hecho un retrato de Mrs

Annesley. Pero aunque Londres no ha cambiado, veo que yo sí. Ya

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Traducido por: Malinalli Quiroz

no soy feliz aquí. Mi casa parece solitaria. Nunca me había dado

cuenta de lo grande que es, o lo vacía que esta. Si las cosas

hubieran sido diferentes… pero no lo son.

Tengo mucho que hacer, y pronto estaré muy ocupado como para

pensar en el pasado. Durante el día, tengo pendientes que deben

ser atendidos, y en la noche planeo asistir a cada fiesta y baile al

cual haya sido invitado. No dejaré que los sucesos de las últimas

semanas me descompongan. He sido un tonto, pero no lo seré

más, y estoy resuelto a olvidarme de Elizabeth.

Viernes 25 de Abril.

“¡Mr Darcy! Que gentil es usted por haber venido a nuestra

pequeña reunión.” dijo Lady Susan Wigham mientras entraba a

su casa esta tarde.

Era agradable estar de vuelta en un mundo de elegancia y buen

gusto, con ninguna persona vulgar que pudiera mortificarme. El

salón de baile estaba lleno de gente refinada, muchos de los

quienes había conocido toda mi vida.

“Permítame presentarle a mi sobrina, Cordelia. Me está visitando

del campo. Es una chica encantadora, y una bailarina agraciada.”

Me presentó a Miss Farnham, una belleza rubia de diecinueve o

veinte años de edad.

“¿Le gustaría bailar, Miss Farnham?” pregunté.

Se sonrojó y murmuró: “Gracias. Sí.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mientras la dirigía a la pista de baile, mis pensamientos se

dirigieron a el baile en Netherfield, pero rápidamente los controle

y me forcé a pensar en Miss Farnham.

“¿Ha estado en la ciudad desde hace mucho?” le pregunté.

“No, no mucho” dijo.

Al menos, eso es lo que creo que dijo. Tiene la costumbre de

murmurar que hace muy difícil oírla.

“¿Está disfrutando su visita?”

“Si, gracias.”

Volvió el silencio.

“¿Ha hecho algo interesante?” pregunté.

“No, la verdad no.” respondió.

“¿Ha ido al teatro, quizás?”

“Sí.”

No dijo nada más.

“¿Qué obra fue la que vio?” la animé.

“No puedo recordarlo.”

“¿Ha ido a alguno de los museos, quizás?” Pregunté, pensando

que un cambio de tema podría animarla.

“No lo sé. ¿El museo es el edificio grande con columnas afuera? Si

es así, he ido ahí. No me ha gustado. Era muy frio y con muchas

corrientes de aire.”

“¿Quizás prefiera leer libros que visitar museos?” le pregunté.

“No especialmente” murmuró. “Los libros son muy difíciles, ¿no lo

cree? Tienen tantas palabras.”

“Es una de sus principales defectos.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Elizabeth hubiera sonreído por eso, pero no había ninguna gracia

en la voz de Miss Farnham cuando murmuró: “Eso es

exactamente lo que pienso.”

Permanecimos en silencio, y al darme cuenta que mis

pensamientos empezaban a incluir a Elizabeth, me propuse el

perseverar.

“¿Quizás le gusta dibujar?” le pregunté.

“No precisamente.”

“¿Hay algo que le guste hacer?” pregunté, notando un tono de

exasperación en mi voz.

Voltio hacia mí con mayor entusiasmo.

“Oh, sí, claro que lo hay. Me gusta jugar con mis mininos. Tengo

tres de ellos, Mancha, Lunar y Raya. Mancha (Spot, Patch y Stripe.)

tiene una mancha negra, si no la tuviera, sería completamente

blanco. Lunar tiene un lunar blanco en su espalda, y Raya -”

“Permítame adivinar. ¿Tiene una raya?”

“¿Cómo, lo ha visto?” Preguntó asombrada.

“No.”

“Debe de haberlo visto, si no, ¿Cómo podría saberlo?” dijo, con los

ojos como platos. “Creo que mi tía debe de habérselos mostrado a

usted cuando estaba afuera.”

Siguió hablando de sus gatitos hasta que el baile termino.

No permití que la falta de éxito en mi primer intento influenciara

mi resolución de divertirme, y bailé cada baile. Regresé a casa

complacido de no haber pensado en Elizabeth más de dos o tres

veces en toda la velada.

¿Piensa ella acaso en mí? ¿Piensa, quizás, en mi carta? Estoy

satisfecho de que me haya creído acerca de lo de Wickham, pues

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Traducido por: Malinalli Quiroz

no pregunto a mi primo sobre eso, ¿pero acaso entiende porque le

hable de la manera en que lo hice cuando me le propuse? Debe de.

No puede ser inconsciente de su posición inferior, y reflexionando

debe indudablemente haber decidido que no fue una forma poco

caballeroso en la que le hable. Debe de haberse dado cuenta que

estaba en lo correcto al hacerlo.

¿Y que con sus sentimientos en cuanto a la forma en que lidié con

las afecciones de su hermana? Ella ve ahora, espero, que actué en

busca de lo mejor. No puede evitar comprender, o aceptar, que lo

que hice estuvo bien.

En cuanto a George Wickham, conoce ahora lo sabandija que es.

¿Pero todavía tiene sentimientos por él? ¿Prefiere todavía su

compañía a la mía? ¿Está riéndose en este momento con él, en la

casa de su tía? ¿Cree que es mejor hablar con un hombre que tiene

la apariencia de gentileza, que con el que en verdad vale?

Si se casara conmigo…

No pensaré en ello. Si lo hago, me volveré loco.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mayo

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Miércoles 7 de Mayo.

Me encontré con Bingley esta tarde en el baile de Lady Jessop. Ha

estado en el norte, visitando a su familia, y ha regresado a la

ciudad.

“¡Darcy! No esperaba encontrarte aquí.”

“Ni yo a ti.”

“¿Cómo estuvo tu estancia con tu tía?”

“Estuvo bien.” respondí. “¿Te divertiste en el norte?”

“Si” respondió, pero faltaba animo en su voz.

¿Había hecho mal al separarlo de Miss Bennet? Me pregunto. No

ha encontrado una nueva enamorada desde entonces, y aunque

bailó toda la noche, nunca pidió a una dama el bailar más de un

baile.

Mi velada no fue más placentera. Fui solicitado por Mrs Pargeter

tan pronto llegué.

“¡Darcy! ¿Dónde se ha estado escondiendo usted? Debe de venir al

campo para vernos. Y ver al semental. Margaret se lo mostrará.

¡Margaret!” llamó.

Margaret se nos unió. Recordé el comentario de Caroline Bingley

que hizo el año pasado, diciendo que Miss Pargeter pasaba tanto

tiempo con caballos, que había empezado a parecérseles.

“Debería de estar pensando ya en salir a la caza, Darcy”, dijo Mrs

Pargeter. “Margaret tiene líneas puras. Excelente pedigree. Buena

provisión para la crianza.”

Margaret me miró con interés.

“¿Alguna demencia en su familia?” me preguntó.

“Ninguna que conozca.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Alguna enfermedad?”

“Mi prima tiene pulmones débiles,” respondí.

“Es cierto, Anne de Bourgh. Lo había olvidado.” dijo su madre.

“Mejor seguimos buscando, Margaret.”

Seria superfluo después de eso solicitarle a Margaret un baile.

Invite a varias jóvenes quienes eran suficientemente divertidas,

pero como Bingley, no pedí a ninguna un segundo baile.

Jueves 15 de Mayo.

Bingley ceno con Georgiana y conmigo esta tarde. He

abandonado cualquier pretensión de alentar una unión entre ellos.

Ella se vuelve más encantadora cada día, pero estoy seguro que

sus personalidades no combinarían. Hay otros impedimentos para

ese emparejamiento. Bingley estuvo distraído toda la tarde. ¿Será

que todavía no ha olvidado a Miss Bennet?

¿Qué le había dicho a Elizabeth, acerca de su hermana? No puedo

recordarlo. Me esfuerzo en acordarme de las palabras. ¿Fui muy

arrogante? ¿Rudo? ¿Poco caballeroso? No, seguramente no. Y aun

así el pretender que su hermana no era digna de ser la esposa de

Bingley… estoy empezando a pensar que estaba equivocado.

No hay nada en contra de ella. Tiene una bondad en su carácter y

una dulzura en su disposición que igualan las de él. Pero sus

parientes…no, no hubiera podido ser. Y aun así yo estaba

preparado para ignorarlos en mi propio caso. Lo había admitido

enfrente de Elizabeth. Si, y ella me había criticado por ello.

Me abstraje de mis pensamientos.

“Georgiana y yo organizaremos un picnic el próximo mes,

Bingley” dije.

“Eso suena excelente.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Estarás aún en la ciudad?”

“Sí.”

“Entonces debes venir”

“Si, Mr Bingley, eso sería muy agradable,” dijo mi hermana

tímidamente.

“Estaré encantado. Caroline y Louisa estarán en la cuidad

también, para entonces, y Mr Hurst. ”

Traté de ocultar mi falta de entusiasmo, y dije: “Debes de traerlos

a ellos contigo.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Junio

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Sábado 7 de Junio

Tuvimos un bien tiempo para nuestro día de campo. Comimos

debajo de las grandes ramas de un antiguo roble.

Georgiana estaba muy cohibida al principio, pero les dio la

bienvenida a sus invitados con cortesía y poco a poco se fue

desenvolviendo más. Después del almuerzo, me complació ver a

Caroline acercarse a Georgiana para platicar, mi hermana estaba

sola en ese momento. Fui con ellas y felicité a Georgiana por su

éxito.

“Estoy contenta por haberte complacido” dijo.

“Le estaba diciendo a Georgiana lo bien que se ve,” dijo Caroline.

“Usted también, se ve muy bien, Mr Darcy. El clima más cálido le

sienta bien.”

Por alguna razón sus elogios me molestaban. Solo dije: “Nos

sienta bien a todos.”

“Georgiana me ha estado contando que usted visitó Rosings estas

pascuas. Miss Eliza Bennet estaba en el grupo, he escuchado.”

“Si, lo era.”

“¿Y cómo estaban sus hermosos ojos?” preguntó Caroline.

“Tan brillantes como siempre”

Ella sonrió, pero mi respuesta no parecía complacerla.

“Tengo entendido que hubo algunos inconvenientes durante los

últimos días de su visita.”

No pudo haber escuchado nada de Georgiana, pero me pregunto si

el Coronel Fitzwilliam dijo algo indiscreto. No satisfice su

curiosidad.

“No. Nada en absoluto.”

Después de un rato, empezó otra vez.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Pase por Longbourn hace poco.”

No dije nada, pero me interese por lo que tenía que decir.

“Es por eso que pensé que había habido algunos inconvenientes”

dijo.

Ah, Entonces no fue mi primo. Ya sabía yo que no podría haber

sido él.

“Tome el almuerzo en el hotel, y los criados estaban

comadreando, como los criados siempre hacen. Mr Collins había

escrito a Mr y Mrs Bennet. Les había escrito sobre su sorpresa al

verle a usted en Rosings, y su carta decía algo sobre Miss Eliza

Bennet poniéndose enferma.”

“No pudo haberse sorprendido por mi visita. Visito seguido

Rosings. Y por la enfermedad de Miss Elizabeth Bennet, no

recuerdo nada más que una jaqueca.” dije. “¿Llamaron al doctor?”

Su sonrisa se desvaneció.

“No, creo que no.”

“Entonces no puede haber sido nada de gran importancia,”

observé.

Volvió a tratar.

“Escuché que George Wickham está comprometido…”

Sentí mi semblante empalidecer con el sonido de su nombre, y aún

más al saber que estaba comprometido. No pudo haberse

comprometido con Elizabeth. Seguramente, después de todo lo

que le dije, ¿no podría aceptar su mano en matrimonio? No

después de haber rechazado la mía. A menos que no me hubiera

creído.

“… a una heredera,” siguió Caroline.

Sentí que mi color empezaba a regresar. Si estaba comprometido

con una heredera, entonces mi temor de que estuviera

comprometido con Elizabeth era infundado. Sentí un alivio fluir

por mi cuerpo. Pero mi alivio fue de corta duración.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"Pero su familia la retiro de su cercanía,” dijo Caroline. “¿Me

pregunto por qué será?”

Esperó a que yo hablara. Ella solo sabe que Wickham se había

portado vilmente contra mí, y estaba esperando que le dijera más,

pero no lo hice. Me sentí mal al ver a mi hermana, quien estaba

moviéndose incómodamente a mi lado. El ser recordada de

Wickham era algo muy desafortunado.

“Miss Howard no tiene a nadie con quien hablar,” le dije a

Georgiana. “Creo que debes ir y preguntarle cómo se encuentra.”

Georgiana se fue complacida.

“Que chica tan hermosa,” dijo Caroline, viéndola irse. “Y tan

elegante. Tiene la misma edad que Miss Lydia Bennet, y aun así

son dos chicas muy diferentes. Lydia ira a Brighton, he oído

decir,” Caroline agregó burlonamente. “Está determinada a

perseguir a los oficiales, y si son enviados a Francia, ella

probablemente tome el primer barco.”

Deseaba que ella no hablara de los Bennet, pero no podía

detenerla sin parecer afectado particularmente por ese tema. No

me gustaba escuchar críticas de Miss Lydia Bennet, sin importar

que tan justificada fuera su censura. Criticar a alguien nunca es

bien visto.

Mientras pensaba esto, me sentí cada vez más intranquilo. Había

criticado a Lydia de una manera atroz, y en frente de su hermana.

No era de asombrar que a Elizabeth no le hubiera gustado

escucharlo. Me había felicitado en ese momento por mi

honestidad, pero empezaba a estar de acuerdo con mi primo, en

que algunas cosas, no importa que tan verdaderas, es mejor no

decirlas.

“Su padre sin duda siente que el aire de mar le hará bien a la

familia.” comenté.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Pero Caroline no iba a ser reprimida.

“Su padre no la llevará. No le gusta tomarse ninguna molestia en

cuanto a lo que su familia se refiere.”

“¿La ha dejado ir a Brighton bajo el cuidado de su madre?”

Pregunté, antes de poder detenerme.

“Lydia no va con su madre. Se va sola, en compañía del Coronel y

Mrs Forster.”

No podía creer que incluso Mr Bennet pudiera ser tan negligente

como para dejar que una chica del carácter de Lydia fuera a un

lugar de esparcimiento sin su familia. Ella seguramente los

deshonraría, y por lo tanto deshonraría a Elizabeth. ¡Mi pobre

Elizabeth! Como lo lamentaba por ella, y como arremetía contra la

injusticia de su situación. Su nombre sería manchado por una

hermana sobre quien no tenía ningún control.

Y aun así, injusto como era, ¿no la había marcado con las faltas de

su familia, y no le había dicho que ella estaba por debajo de mi

merecimiento porque sus hermanas se portaban mal?

Encuentro difícil de creer que haya sido tan poco generoso, pero

sé que ese fue el caso.

¿Qué es lo que ella había dicho de mí? ¿Qué fui poco caballeroso?

Me merecía esa crítica y más. Si hubiera ido a decirle que deseaba

no volverla a ver jamás, entonces hubiera habido alguna excusa

para mostrarle en que tan baja estima la tenía, pero decirle que no

era mi igual, decir que me estaría rebajando al conectarme con

ella, y ¡después tener la audacia de pedirle su mano! ¡Y pedírselo

de tal manera, con la seguridad de que sería aceptado! No puedo

creer que yo, quien siempre me he enorgullecido de mi buen y

justo juicio, pudiera portarme de esa manera.

Para distraer a Caroline de cualquier otra discusión relacionada

con los Bennet, le pregunté sobre su hermano. Me dijo de sus

asuntos en el norte, y dijo que tan complacidos estaban de ser

invitados a Pemberley nuevamente en el verano.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mire a Bingley mientras hablábamos de temas de carácter

general, interesado en ver si prefería a cualquier joven en sus

atenciones. De nuevo, no lo hizo. Hablaba con cada joven dama

presente, reía y era jovial, pero aun así había algo en sus maneras

que era de carácter reservado, como si estuviera reteniendo una

parte de sí mismo.

“¿Tu hermano tiene alguna preferida en el norte?” le pregunté a

Caroline.

“No. Ninguna le ha llamado la atención”

“¿No crees que todavía siente algo por Miss Bennet?”

“Para nada, tenlo por seguro,” respondió decididamente.

Pero creo que está equivocada. Estoy resuelto a observarlo y

asegurarme de ello, pero una vez que esté convencido, deseo

hablar con él y decirle que estaba equivocado acerca de que Jane

era indiferente. Debo de reparar el daño que he hecho.

Lunes 23 de Junio.

Le regale a Georgiana un nuevo parasol esta mañana, y estuve

complacido al ver cuánto placer le procuro el regalo.

Un poco de color empezaba a marcarse en su tez.

Mientras pensaba esto, no pude evitar pensar en Elizabeth. Su

semblante siempre era saludable. Le gustaba estar al aire libre, y

siempre estaba caminando, lo que iluminaba sus ojos y hacia que

su rostro brillara.

¿En dónde está ahora? ¿Está en Longbourn? ¿Piensa en mí? ¿Me

detesta, o me ha perdonado?

Miércoles 25 de Junio.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Estoy ahora convencido que Bingley está todavía enamorado de

Jane Bennet. Lo he observado por más de seis semanas, y sé que

está cercano el día en que debo confesarle lo que he hecho. Pensar

que puedo decirle con quien debe o no debe casarse fue un acto de

arrogancia, y usar el arte del engaño para hacer lo que deseaba fue

una impertinencia del peor tipo.

“Pareces pensativo, Darcy” dijo el Coronel Fitzwilliam,

acercándose hacia mí. “¿Ha hecho Bingley algo malo?“

“No. Soy yo quien ha hecho algo para angustiarlo.”

“¿Oh?”

“Creo haberte contado una vez de un amigo a quien había salvado

de una matrimonio desastroso. Estoy empezando a creer que fue

una interferencia equivocada.”

“Me parecía que le habías hecho un favor.”

“Y también yo lo pensaba así, pero él ha perdido todo interés en

las jóvenes desde entonces.”

“Ese joven amigo era Bingley, ¿No es así?”

Lo admití.

“Es joven. Pronto encontrará a alguien más.”

“No estoy tan seguro. Es ese momento pensé que actuaba por

amabilidad, pero ahora lo veo todo diferente. Fue

entrometimiento.”

“¡Entonces coincides con Miss Bennet!”

“¿Miss Bennet?” pregunté.

“Sí. Miss Elizabeth Bennet. Era de la opinión de que era

entrometimiento también. Oh, no temas.” dijo, al ver mi

expresión. “No le di ningún detalle, solo que tu habías salvado a

Bingley de un desastroso matrimonio. No mencione el nombre de

la dama, pues claro, no lo conocía. No necesitas temer que pueda

conocer a la familia.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No dije nada. La verdad, estaba muy alterado como para hablar.

Entonces Elizabeth había escuchado de mi intervención, y lo había

escuchado de una forma congratulatoria, de parte de mi primo,

quien en toda su inocencia, le dijo que tan útil había sido.

No es sorpresa que haya estado tan enojada conmigo en la casa

parroquial. Solo me pregunto cómo no pudo estar aún más

enojada. Empezaba a ver claramente porque me había rechazado.

Y veía ahora que, por medio de mi propio orgullo, arrogancia y

locura, había perdido a la mujer que amo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Julio

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Viernes 4 de Julio.

No estoy seguro de cómo actuar. Si le digo a Bingley que Miss

Bennet siente algo por él, entonces podría hacerle más daño que

bien. Han paso más de dos meses desde que hable con Elizabeth

sobre el tema, y es posible que en ese tiempo, Jane haya

encontrada a otro hombre a quien amar. He decidido que no le

hablaré sobre los sentimientos de Miss Bennet, pero lo animaré a

regresar a Netherfield después de su visita a Pemberley. Si ella

tiene algún sentimiento por él, Bingley pronto lo descubrirá.

Cuando Elizabeth me culpó por la infelicidad de su hermana, lo

califiqué como un cargo menor que el de ser culpable de los

infortunios de Wickham, pero empiezo a pensar que no era así.

Ahora conozco un poco del sufrimiento de Jane, sintiendo yo

mismo el dolor del rechazo. Si le he causado sentir el vacío que he

sentido por los últimos dos meses, entonces estoy verdaderamente

arrepentido.

Lunes 7 de Julio

“Que callados estamos ahora que Mr Bingley y sus hermanas se

han ido a visitar a su primo,” dijo Mrs Annesley mientras nos

sentábamos juntos después de la cena esta tarde.

“Los veremos otra vez en poco tiempo” dijo Georgiana, mientras

se sentaba cerca de la ventana con su trabajo de aguja.

“Vendrán a Pemberley con nosotros.”

“No puedo esperar a ver Pembereley,” dijo Mrs Annesley. “Tengo

entendido que es una hermosa finca.”

Mediante esta generosa frase persuadió a mi hermana de cantarle

sobre Pemberley, y pensé en lo afortunado que había sido al

encontrarla. Le ha ayudado a Georgiana a crecer con confianza y

mediante la ayuda de ambos, le dirigiremos a una adultez segura y

feliz.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Martes8 de Julio.

Regresé a Pemberley hoy, pues deseaba darle a Mrs Reynolds los

detalles de mi próxima visita, e informarle cuantos invitados

estaría trayendo. Pude haberle escrito, pero nuestra conversación

de anoche me llenó con una necesidad de volverlo a verla.

Mientras daba vuelta sobre el pabellón y cabalgaba por el parque,

no pude evitar pensar: 'Aquí pude haber traído a Elizabeth.'

Cabalgue por el bosque, siguiendo el sendero ascendentemente

hasta que llegue a la cima. Tire de las riendas de mi caballo y deje

mi mirada reposar en la casa de Pemberley, en las lejanías del

valle. Mi mirada recorrió toda la casa, el color de sus piedras que

marcaban el paso del tiempo, brillando con la luz del sol sobre el

arroyo enfrente de ella; y el canto de madera en la parte trasera.

De todo esto Elizabeth pudo haber sido señora. Pero había

rechazado mi mano. No había permitido que ninguna

consideración de posición o riqueza la influenciara, y la honré por

eso. No conocía a otra mujer que hubiera actuado de esa manera.

Sentí otra vez toda la miseria y el dolor de haberla perdido. Seguí

mi camino, descendiendo la colina y cruzando el puente antes de

llegar a la puerta. Mientras desmontaba, y esperaba frente a la

casa, me di cuenta de cuanto la hubiera valorado como esposa;

como la viveza de su carácter hubiera suavizado el mío, y su falta

de impropio orgullo hubiera moderado el mío.

Entré. Encontré la casa bien cuidada, y Mrs Reynolds estaba

complacida en saber que estaría visitando con un grupo de amigos

en Agosto.

“Será un gran places el ver a Miss Georgiana nuevamente, señor.”

“Ella está ansiosa por venir aquí. Extraña mucho Pemberley.”

Si Elizabeth hubiera aceptado mi mano, Georgiana estaría

viviendo aquí otra vez, no sola, sino con una familia. Ella y

Elizabeth hubieran sido hermanas… pero no debo torturarme con

eso.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Fui a darle un vistazo a la granja con Jonhnson, y vi las

reparaciones que le había comisionado. Él es un bien activo para la

propiedad, y estoy agradecido de tenerlo.

Cuando regresé a la casa, Mrs Reynolds había sacado un plan para

el acomodo de los invitados, dejándoles a Bingley y a sus

hermanas sus usuales habitaciones. Ellos se quedaran conmigo en

mi regreso. También sacó una selección de menús, les di mi

aprobación, y pase la tarde tratando con ella algunos cambios que

me gustaría hacer en el ala este, antes de retirarme a la cama.

Viernes 18 de Julio

Regresé a la ciudad, y espero terminar todos mis asuntos de

negocios antes de pasar el resto del verano en Pemberley

Sábado 19 de Julio

Me sorprendió ver a Bingley hoy, cuando estaba cabalgando por

el parque.

“Pensé que estabas visitando a tu primo” le dije.

“Estaba, pero regresé una semana antes. Tenías razón sobre mi

temperamento, no tengo perseverancia.”

Me alegraba que se me presentara esta oportunidad.

“Pensé que, en algo por lo menos, si tenías algo de perseverancia”

aventuré.

“¿Oh?”

No dijo nada más, pero podía ver hacia donde sus pensamientos se

estaban dirigiendo.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Te había contado que visité Rosings estas pascuas?” pregunté.

“Fui a ver a mi tía, Lady Catherine de Bourgh.”

“Sí, creo que escuche algo sobre eso,” respondió Bingley sin

interés. “¿Espero que Lady Catherine este bien?”

“Si, gracias. Estaba de muy bien humor y bien de salud. Tenía

algunas visitas quedándose con ella, un grupo de Longbourn.”

Cambió de color con esto.

“¿Longbourn? No sabía eso. ¿Qué estaban haciendo en Kent?”

preguntó, mientras entrabamos al parque.

“Estaban visitando la rectoría. Tal vez recuerdes a Mr Collins, un

hombre corpulento quien era el rector de la capilla de mi tía.”

“No, no creo recordarlo.”

“Se estaba quedando en Longbourn antes de Navidad. El asistió al

baile en Netherfield, con los Bennets.”

“Ah, ahora recuerdo. Había un rumor de que iba a casarse con

Elizabeth Bennet.”

“No era nada más que un rumor.” Gracias a Dios, pensé.

“Pero si encontró una esposa, y se casó con Charlotte Lucas.”

“¿La encantadora hija de Sir William?” preguntó Bingley,

volteando hacia mí.

“Sí.”

“Un buen partido,” dijo, complacido. “Sé que ella quería su propia

casa. Estoy feliz por ella. ¿Estaba feliz cuando la viste?”

“Sí. Tenía todas las razones para estarlo. Su familia la estaba

visitando. Su padre y su hermana se estaban quedando con ella.

Sir William se quedó solo una semana, pero su hermana María se

quedó más tiempo.” Me detuve. “Tenía otra acompañante, Miss

Elizabeth Bennet.”

Se sorprendió, pero solo dijo. “Sí, creo que eran amigas,” Después

de un momento dijo: “¿Se encontraba bien?”

“Sí.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Me agrada Miss Elizabeth Bennet mucho. Era una chica alegre

como la que cualquiera quisiera conocer. Y sus padres, ¿estaban

bien?”

“Si, eso creo.”

“¿Y su…s hermanas?” preguntó, ignorando mi mirada

estudiadamente.

“Estaban bien, aunque me temo que Miss Bennet no estaba feliz”

“¿No?” preguntó, dividido entre esperanza y preocupación.

“No.” Dije firmemente.

“Extrañaba a su hermana, quizás. Era muy apegada a ella, y no

quisiera estar separada de ella.”

“Ella había estado triste antes de que su hermana se fuera.”

“Extrañaba a Caroline, entonces. Se veían muy seguido cuando

todos estábamos en Netherfield, y éramos amigos. ”

“Quizás, pero no es común que una joven este infeliz solo porque

su amiga se haya ido.”

“No.”

Dudo un momento, y dijo: “¿Qué crees, Darcy? ¿Debería dejar

Netherfield?”

“¿Es lo que deseas hacer?”

“Estoy indeciso. Es una hermosa casa, y un hermoso condado, y la

gente era buena compañía – aunque, tal vez, no es a lo que tú estás

acostumbrado.” dijo, con un rastro de ansiedad.

“Quizás no, pero había varias personas quienes hacían el

vecindario muy placentero.”

“Claro, Sir William había sido presentado en St James’s”

“No estaba pensando en Sir William.”

Aunque estaba ayudando a mi amigo, no pude evitar ver la imagen

de Elizabeth enfrente de mis ojos.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Tal vez vaya por un par de semanas al final del verano. ¿Tú qué

dices?” preguntó.

“Creo que es una excelente idea.”

“Entonces creo que iré después de mi visita a Pemberley.”

No dije nada más. No deseaba darle muchas esperanzas, menos si

Jane había dejado su dolor a un lado y había empezado a

interesarse en un joven del vecindario. Pero si regresa al

vecindario, entonces un poco de tiempo les mostrara si deben de

estar juntos, y esta vez, no seré tan impertinente como para

interferir.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Agosto

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Domingo 3 de Agosto

Bingley y sus hermanas se nos unieron a Georgiana y a mi justo

después del desayuno, y partimos rumbo a Pemberley. Para

empezar, Caroline habló de su visita a su primo, pero después la

conversación se volvió en una ola de halagos.

“¿Qué hermoso coche tiene usted, Mr Darcy?” ella dijo, mientras

transitábamos por las calles. “Charles no tiene ninguno como éste.

Le sigo diciendo que debería comprar algo de este estilo.”

“Mi querida Caroline, si comprará todo lo que quisieras, estaría en

bancarrota al final del año.” dijo Bingley.

“Tonterías. Todo caballero debe tener su carroza, o usted qué

opina, ¿Mr Darcy?” preguntó.

“Es ciertamente muy útil.” admití.

“¡Darcy! ¡Confiaba en ti para estar de mi lado! Estaba seguro que

lo calificarías como una extravagancia.”

“Si esperas viajar mucho, entonces es más barato que alquilar un

coche.”

“Ahí lo tienes” dijo Caroline, dirigiéndome una sonrisa. “Mr Darcy

está de acuerdo conmigo. Que afable es cuando dos personas

piensan igual. Debes de tener respaldos en justamente este color,

Charles,” dijo, volteando hacia los asientos.

“Me aseguraré de que sean de un color totalmente diferente”

respondió, “de otra forma, no sobria si es mi coche o el de Darcy.”

“Que cómodo es,” dijo Caroline. “No es así, ¿Georgiana?”

pregunto, recurriendo a mi hermana.

“Si, lo es.” dijo Georgiana.

“Y tan bien moldeado. Charles, debes de asegurarte que tu coche

tenga estos mismos resortes.”

“Si lo hago, el coche de Darcy será muy incómodo sin ellos.”

“Y tendrás que mandar construir un escritorio para escribir en el

coche.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Me disgusta escribir cartas cuando estoy quieto, y no tengo

ninguna intención de hacerlo mientras soy sacudido por cada raíz

y hoyo.”

“Pero tus compañeros de viaje podrían disfrutarlo. ¿Qué dices

Georgiana? ¿No sería útil?”

“Sí.” mi hermana aventuró.

“Ahí lo tienes, Charles. Georgiana piensa que sería útil, y no solo

para escribir, tenlo por seguro. También sería útil para dibujar.

¿Cómo está tu progreso con el dibujo?” le preguntó a Georgiana.

“Bien, le agradezco.”

“Mi hermana me dio un dibujo de Hyde Park la semana pasada.”

dije.

“¿Estaba bien hecho?” preguntó Caroline.

“Estaba muy bien hecho.” dije con una cálida sonrisa.

“Recuerdo mis propios días de escuela. ¡Cómo me encantaba

dibujar! Debe dejarme ver ese trabajo, Georgiana.”

“Lo dejé en Londres” respondió mi hermana.

“No importa. Lo veré la próxima vez que nos encontremos.”

Viajamos en paz y sin problemas y nos detuvimos para pasar la

noche en el Black Bull Era una respetable hostería. (toro negro).

La comida era buena y los cuartos cómodos. Le había dicho a mi

criado que me despertará temprano. Tenía algunas cartas que

escribir antes de que siguiéramos nuestro viaje.

Martes 5 de Agosto

No puedo creerlo. He visto a Elizabeth. Apenas y sé que estoy

escribiendo. Fue tan extraño.

Estábamos de camino a Pemberley; Bingley, sus hermanas, Mr

Hurst, Georgiana y yo, cuando nos detuvimos para la merienda en

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Traducido por: Malinalli Quiroz

una posada. El día era caluroso y las damas estaban cansadas. No

deseaban viajar más lejos, y de hecho, le había dicho a mi ama de

llaves que no llegaríamos sino hasta mañana. Pero estaba inquieto.

Decidí adelantarme, deseando ver a Johnson y poner algunos

asuntos del cuidado de la propiedad fuera del camino antes de que

mis invitados llegaran.

Cabalgué a Pemberley. Era una tarde hermosa, y disfruté del

paseo. Estaba saliendo de los establos, y caminando hacia el frente

de la casa cuando me detuve en corto. Me pregunté si estaba

alucinando. El día era caliente, y dudaba si me había afectado el

sol. Pues estaba enfrente de mí una figura que conocía bien. Era

Elizabeth.

Estaba caminando por el prado hacia el rio, en la compañía de dos

personas a quienes no conocía. En ese momento ella volteó para

ver hacia atrás. Me vio. Me quede plantado en el suelo. Estábamos

a veinte yardas de cada uno. No había forma de (18.28 metros)

evitarla, aunque lo hubiera deseado. Nuestros ojos se encontraron

y la vi sonrojarse. Sentí mi propio rostro ponerse rojo.

En fin, me recuperé. Caminé hacia el grupo. Ella había

instintivamente volteado hacia otro lado, pero deteniéndose con

mi cercanía, recibió mis saludos con gran azoramiento. Me sentía

mal por ella, y lo habría hecho más fácil para ella si hubiera

podido.

Mientras le hablaba no podía evitar preguntarme qué estaba

haciendo ahí. ¡Estar en Pemberly! Parecía tan extraño, pero al

mismo tiempo tan correcto.

“¿Espero que este bien?” pregunté.

“Si, gracias.” respondió, ruborizándose, e incapaz de verme a los

ojos.

“¿Y su familia?”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Tan pronto como lo dije, la vi ruborizarse aún más, y sentí un

sonrojo en respuesta en mi rostro. No tenía ningún derecho de

preguntar por su familia, habiéndolos criticado tan tajantemente

en su cara, pero respondió educadamente.

“Están bien, gracias.”

“¿Hace cuánto que dejó Longbourn?”

“Casi un mes.”

“¿Ha estado viajando?”

“Sí.”

“¿Está disfrutando el viaje, espero?”

“Sí.”

Repetí lo mismo tres veces, preguntándole si se había divertido,

hasta que pensé que era mejor permanecer en silencio, pues no

tenía nada sensato que decir. Después de un momento me repuse y

me despedí.

Encontrar a Elizabeth, aquí, ¡en Pemberley! Y encontrarla

dispuesta a hablar conmigo. Había estado avergonzada, pero no

me había ignorado. Había contestado cada pregunta que le hice

con más educación de la que merecía.

¿Qué estaba pensado? Me pregunté. ¿Estaba complacida al

haberme encontrado? ¿Mortificada? ¿Indiferente? No, no lo

último. Se había sonrojado cuando me acerqué. Había estado

enojada, tal vez, pero no indiferente.

La idea me dio esperanzas.

Entre a la casa, pero en lugar de dirigirme al cuarto del

mayordomo, me vi yendo al salón.

No había estado tranquila, al menos eso estaba claro, y no había

hecho nada para ayudarla. Había estado envuelto en sorpresa, y en

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Traducido por: Malinalli Quiroz

un montón de otras emociones a las que no me atrevo poner

nombre, y había sido incoherente.

Un caballero la habría calmado. Un caballero la habría hecho

sentirse en casa. Un caballero le habría pedido que le presentara a

sus compañeros. ¡Qué tan lejos de ser un caballero estaba yo! Me

decidí a remendar mis errores pronto.

Saliendo a los jardines, le pregunté a uno de los jardineros en qué

dirección se habían ido los visitantes, y fui en busca de ellos.

Los vi abajo, cerca del río. Me fui acercando. Nunca se me había

hecho una caminata más larga. ¿Estaría complacida de verme? Yo

esperaba, por lo menos, que no estuviera disgustada.

Me acerqué a ella. Ella empezó a hablar, con un poco más de

tranquilidad que en nuestro previo encuentro.

“Mr Darcy. Usted tiene una hermosa propiedad aquí. La casa es

encantadora, y los jardines son muy placenteros”

Parecía que iba a seguir, pero entonces se sonrojó. Creo que

ambos pensamos lo mismo: la casa podría ser ahora suya, si

hubiera aceptado mi mano.

Para ayudarla en su apuro, dije: “¿Me haría el honor de

presentarme a sus amigos?”

Parecía sorprendida, y entonces sonrió. Había un rastro de

travesura en su sonrisa, y me di cuenta de cuanto la había

extrañado.

“Mr Darcy, permítame presentarle a mi tía y mi tío, Mr y Mrs

Gardiner,” dijo.

Entendí la razón de su traviesa sonrisa. Estos eran los parientes a

quienes había criticado, y había estado equivocado al

despreciarlos. Ellos no eran las bajas conexiones que me había

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Traducido por: Malinalli Quiroz

temido. En realidad, antes de que me los presentara, los había

tomado como gente elegante.

“Estábamos regresando hacia la casa” dijo Mr Gardiner. “La

caminata a cansado a mi esposa.”

“Permítanme caminar con ustedes.”

Tomamos camino.

“Tiene una hermosa propiedad aquí, Mr Darcy”

“Gracias. Creo que es una de las más hermosas en Inglaterra –

pero mi juicio es parcial.”

Mr y Mrs Gardiner se rieron.

“Su criado nos ha estado mostrando los truchas en el rio” dijo Mr

Gardiner.

“¿Le gusta la pesca?”

“Si, cuando tengo la oportunidad.”

“Entonces debe de venir aquí tanto como usted desee.”

“Es muy amable de su parte, pero no he traído mi caña para

pescar.”

“Hay suficientes aquí. Puede usarlas cuando venga.” Me detuve.

“Ese es un buen trecho del río.” dije, apuntando uno de los

mejores tramos para pescar la trucha.

Vi a Elizabeth y a su tía intercambiando miradas, y no pude evitar

darme cuenta de la mirada de asombro de Elizabeth. ¿Me creía

incapaz de ser educado? Quizás. Había dado muy poca muestra de

ello en Hertfordshire.

No pude evitar mirarla, aunque hablara con su tío. Su rostro, sus

ojos; su boca, todo me cautivaba. Pensé que se veía bien, y aunque

parecía avergonzada, no vi ningún rastro de hostilidad en su

expresión.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Después de un tiempo, Mrs Gardiner tomo el brazo de su esposo,

y fui mandado a caminar con Elizabeth.

“No sabía que usted estaría aquí,” dijo inmediatamente. “Mi tía

tenía el antojo de ver Pemberley. Vivía en el vecindario cuando

era una niña. Pero nos habían dicho que no regresaría usted sino

hasta mañana.”

Entonces había descubierto eso, y solo había venido bajo el

conocimiento de que no me vería. Mi ánimo se hundió, pero se

volvió a levantar al darme cuenta que el destino había jugado sus

cartas a mi favor. Si no me hubiera decidido a atender los asuntos

de mi propiedad, estaría con Georgiana en la posada, en lugar de

aquí con Elizabeth.

“Esa era mi intención, pero un asunto que tenía que arreglar con

mi mayordomo me trajo aquí unas cuantas horas antes de mis

acompañantes. Se me unirán mañana temprano, entre ellos hay

algunos que usted conoce – Mr Bingley y sus hermanas.”

No pude evitar pensar en todo lo que había pasado en relación con

Bingley, y supuse que sus pensamientos se dirigieron en la misma

dirección. Me pregunté si debía decir algo; darle algún indicio de

mi cambio de opinión en el tema; pero no sabía cómo empezar.

En lugar de eso, dije: “¿Me permitiría, o pido mucho, el

presentarla a mi hermana durante su estancia en Lambton?”

“Me encantaría.”

Había una calidez en su voz, y en su sonrisa que acompañaron esa

expresión, que alivio mis temores.

Seguimos caminando en silencio, pero más tranquilos que antes.

El ambiente no estaba tan tenso, y había, sino una confianza entre

nosotros, por lo menos no más azoramiento.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Llegamos al carruaje. Si tío y su tía estaban atrás.

“¿Le gustaría entrar a la casa? ¿Le gustarían algunos refrigerios?”

“No, gracias” respondió. “Debo de esperar a mi tía y tío.”

Estaba decepcionado, pero no la presioné.

Traté de pensar en algo que decir. Quería decirle lo equivocado

que había estado. Ella, también, parecía que quería decir algo,

pero que era, no lo sabía.

Al fin ella comenzó, pero solo para decir: “Derbyshire es una

región muy hermosa.”

“¿Ha visto mucho de ella?”

“Sí. Hemos estado en Matlock y en Dove Dale.”

“Vale la pena verlas.”

Mi conversación era fútil. La suya era mejor. Había tanto que

quedaba sin expresarse entre nosotros, pero no había tiempo.

Quizás, en unos días, cuando nos conociéramos un poco mejor…

Su tía y tío se acercaron. Los invité a tomar algunos refrigerios,

pero rechazaron la invitación. Ayude a las damas a subir al

carruaje y se fueron. Los vi irse por el mayor tiempo posible,

evitando que mi atención pareciera especial, y entonces caminé

lentamente hacia la casa.

No dije ninguna de las cosas que quería decir, pero saber que vería

a Elizabeth otra vez me animaba.

Estaba de mucho mejor humor del que había estado en mucho

tiempo.

Miércoles 6 de Agosto

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Me levanté de la cama muy temprano. No podía dormir. Busqué a

Georgiana y por fin llegó, con Bingley y sus hermanas. Los recibí

afectuosamente, y después, diciéndole a Georgiana que quiera

mostrarle un nuevo espécimen de árbol en el jardín la invité a

tomar un paseo. Ella fue conmigo enseguida. Cuando estábamos a

alguna distancia de la casa, le dije: “Georgiana, hay alguien a

quien me gustaría que conocieras.”

Me miró inquisitivamente.

“Cuando estaba en Hertfordshire el otoño pasado, conocí a una

joven llamada Elizabeth Bennet. Me agrada mucho.”

Georgiana parecía sorprendida, y después complacida.

“Está visitando Derbyshire, y se está quedando en una posada

cerca de aquí. Si no estás muy cansada, me gustaría que la

conocieras esta mañana.”

Sabía que era algo repentino, pero ahora que había encontrado a

Elizabeth, no podía esperar el presentársela a mi hermana.

“No, no estoy muy cansada. Me gustaría conocerla.”

Regresamos a la casa. Caroline y Louisa estaban arriba, y

Georgiana las siguió, prometiendo bajar cuando se hubiera lavado

la mugre de las manos y de la cara, y hubiera cambiado su vestido.

Bingley estaba en la biblioteca.

“Hay alguien quien se está quedando cerca de aquí, a quien creo te

gustará ver.”

“¿Oh?” volteó.

“Miss Elizabeth Bennet. Ha estado viajando con su tía y tío. Por

casualidad estaban visitando la casa ayer, justo cuando llegué.

Prometí que los visitaría esta mañana. Estaré llevando a

Georgiana conmigo, y pensé que te gustaría venir.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Parecía sorprendido, pero dijo: “Claro, Darcy. Me encantaría

volver a verla.” Dudó un momento y dijo: “¿Será mejor si no

pregunto por su hermana? ¿O parecería eso muy particular?”

“Creo que deberías preguntar por ella.”

Sonrió, y yo estaba complacido por el rumbo que la situación

había tomado.

Georgiana regresó al salón. Ordené que la calesa fuera traída y

viajamos a Lambton, con Bingley siguiéndonos en caballo.

Esperaba que Elizabeth no hubiera salido. La vi en la ventana y

me tranquilicé.

Creo que estaba tan nervioso como Georgiana cuando fuimos

admitidos en la posada. Elizabeth parecía azorada, pero tan pronto

como le presenté a Georgiana, ella recobró su compostura. Entre

ambas parecía haber un real cariño. Georgiana estaba cohibida al

principio, pero Elizabeth persistió, haciéndole preguntas y

guiándola gentilmente a que hablara. Georgiana cada vez era más

abierta en su conversación, y poco después estaban sentadas

juntas.

“No debe olvidar que prometió pescar en mi río.” le dije a Mr

Gardiner.

Parecía sorprendido, como si pensara que ya habría cambiado de

opinión, pero acepto rápidamente.

No pude evitar desviar mi mirada hacia Elizabeth, y creo que se

hubiera mantenido ahí si no hubiéramos sido interrumpidos por

Bingley. Afortunadamente sus hermanas no habían bajado

durante el tiempo en que nos preparábamos para partir, o

habríamos estado obligados a invitarlas a venir con nosotros.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Los rasgos de Elizabeth se suavizaron al verlo. No consideraba su

inconstancia como algo en contra suya, entonces. Estaba

agradecido. Yo había sido la causa de ello, no él. Si no hubiera sido

por su natural modestia, hubiera seguido su propio deseo en lugar

de escucharme a mí.

“Su familia está bien, ¿espero?” dijo.

“Si, muy bien, gracias.”

“¿Su madre y su padre?”

“Están bien de salud.”

“¿Y sus hermanas?”

“Si, están todas bien.”

“Perfecto.” Se detuvo, tan avergonzado como yo había estado el

día anterior. “Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que

tuve el placer de verla.” Ella abrió la boca para responder, pero él

siguió: “Han pasado alrededor de ocho meses. No nos hemos visto

desde el 26 de Noviembre, cuando todos estábamos bailando

juntos en Netherfield.”

Que tan lejano parecía. Y cuanto drama se había desarrollado

desde entonces.

“¿Cuándo planea regresar a Longbourn?” preguntó Bingley.

“Pronto. En un poco menos de una semana.”

“Estará encantada de ver a sus hermanas otra vez.”

Elizabeth sonrió. No podía ignorar la razón detrás de toda esta

charla acerca de sus hermanas.

“Sí.”

“Y ellas de verla.”

“Estoy segura que lo estarán.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Estoy pensando en regresar a Netherfield yo mismo,” dijo

indiferentemente.

“¿Oh? Había escuchado un rumor que deseaba dejarlo.”

“Para nada. Es la casa más placentera con la que me he topado.”

“Y aun así, ha estado mucho tiempo lejos.”

“Tenía asuntos que atender,” dijo. “Pero ahora soy el dueño de mi

destino.”

Los ojos de Elizabeth se toparon con los míos, y sonreímos.

Estaba seguro de que ella sabía a lo que Bingley se refería cuando

decía que ahora era el dueño de su destino.

Me di cuenta de que su tía volteaba en nuestra dirección, pero no

disfrace mi admiración por su sobrina. Que lo supiera. Me gustaría

decírselo a todo el mundo. Estoy enamorado de Elizabeth Bennet.

Me estuve preocupando por ser agradable. No fue difícil.

Simplemente pretendía que había conocido a los Gardiners toda

mi vida. Es increíble la fácil que es ser abierto con los extraños ya

que le encuentras la maña. Y la motivación, tenía que admitir. No

me hubiera tomado la molestia antes. Ahora, hacia un esfuerzo

para ser agradado.

Nos quedamos alrededor de media hora, pero no podía irme. Al fin

me di cuenta que Mrs Gardiner miraba seguido el reloj, y sabía

que debíamos retirarnos.

“Espero que nos acompañen a cenar antes de que se vayan del

vecindario,” dije, mirando a Georgiana para que se me uniera en la

invitación.

“Si, nos encantaría que nos pudieran acompañar.” dijo

tímidamente.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mire a Elizabeth, pero ella rehuyó mi mirada. No estaba

preocupado. Había un rastro de incomodidad, pero no hostilidad

en su rostro, y espero que con el tiempo nos conoceremos mejor y

esa incomodidad se esfumará.

“Estaríamos encantados,” dijo Mrs Gardiner.

“¿Qué tal el día después de mañana?”

“El día después de mañana será.”

“Estaré esperándolo con ansias,” dijo Elizabeth.

Se topó con mi mirada mientras lo decía, y sonreí. Vi una sonrisa

como respuesta elevarse en sus labios, y estuve satisfecho.

“Yo también lo espero con ansias,” dijo Bingley a Elizabeth.

“Tenemos mucho de qué hablar. Me gustaría escuchar sobre todos

mis amigos en Hertfordshire.”

Nos retiramos, y regresamos a Pemberley.

Georgiana se retiró a su cuarto para quitarse su boneta y su

pelliza. Entre al salón con Bingley, y encontramos a Caroline y a

Louisa ahí.

“¿Han estado fuera?” preguntó Caroline.

“Si, visitando a Miss Bennet” dijo Bingley.

“¿Jane Bennet está aquí?” preguntó Caroline sorprendida.

“Debía haber dicho, Miss Elizabeth Bennet.”

Aún peor, decía la expresión de Caroline. Pero pronto la suprimió.

“Dios mío, pero que coincidencia que ella resulte estar en

Derbyshire justo cuando usted regresa, Mr Darcy”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Si, es afortunado ¿no lo cree?” pregunté.

Ella parecía querer decir algo sarcástico, pero reflexionó.

“Me gustaría verla otra vez. Creo que le brindare una visita. ¿Qué

dices, Louisa? ¿Vendrías conmigo? ”

“No hay necesidad,” dijo su hermano. “Ella vendrá aquí.”

“¿Aquí?” Caroline sonaba horrorizada.

“Darcy la invitó a comer.”

“Con su tía y su tío,” agregué.

“¿No el abogado de Meryton?” preguntó con un tono burlón.

“No, el tío que vive en Cheapside,” respondí, removiendo su

aguijonazo.

Parecía molesta. “¿Y es él muy vulgar?” preguntó.

“Debe serlo. ¡Querida! Cheapside,” dijo Louisa estremeciéndose.

“Es de hecho un hombre muy caballeresco, y su esposa una dama

elegante.”

“¿Y vamos a conocer a estos dechados?” Dijo Caroline, “Que

entretenido.”

La escuche con condescendencia mientras seguía hablando de la

misma manera. Nada que dijera podría perturbar mi felicidad.

Pensé solo en Elizabeth. No me había repudiado. No me había

hablado con desagrado y desprecio. Había sido cortés, y agradable,

y había algo en sus maneras que me hacían tener esperanzas de

que no me era indiferente.

Cuando pienso que una vez había tomado por hecho que ella se

casaría conmigo... Que no hubiera ni siquiera considerado la

posibilidad de que me fuera a rechazar. Y ahora, aunque sentía la

esperanza crecer en mí, me precavía de que mis sentimientos

podrían no ser devueltos.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Pero no pensaré en algo tan lejano. La veré el día después de

mañana. Eso es suficiente.

Jueves 7 de Agosto.

Mr Gardiner llegó temprano esta mañana y lo lleve colina abajo

hacia el rio, junto con algunos de mis otros invitados. Tiene

conocimientos de pesca, y le preste una caña de pescar para que

pudiera probar su suerte en atrapar algo. Mis otros invitados

habían traído los suyos. Estaba por unírmeles cuando un

comentario de Mr Gardiner me hizo cambiar de parecer.

“Fue muy cortes de su hermana el visitarnos ayer, Mr Darcy. Mi

esposa y mi sobrina estaban muy sorprendidas por tal atención.”

dijo “Estaban decididas a regresarla esta mañana.”

“Es muy amable de su parte,” dije, cuando pude dominar mi

sorpresa.

“No quieren ser faltas de ninguna atención.”

“Espero que disfruten su pesca,” les dije a los caballeros. “Si me

disculpan, debo volver a la casa.”

Mis invitados murmuraron despedidas, asumiendo que tenía algún

asunto de negocios que atender, pero vi la mirada de comprensión

en el rostro de Mr Gardiner. Él lo sabía. No estaba asombrado.

No había tomado ninguna molestia en esconder mis sentimientos

cuando visité a su sobrina. No piensa fingir una falta de interés.

Regresé a la casa y entre al salón. Mis ojos fueron directamente a

Elizabeth. Sabía instantáneamente que ella pertenecía a este lugar.

Mientras la miraba, visualice un futuro, un futuro en el que veía a

Elizabeth y a mí viviendo en Pemberley. Lo deseaba más que

cualquier cosa, y solo puedo tener esperanzas que ella quiera lo

mismo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Miss Bennet, Mrs Gardiner, es muy gentil de su parte el regresar

la visita a mi hermana tan pronto,” dije.

“Oh, sí, muy gentil,” dijo Georgiana, ruborizándose. “No lo

esperaba.”

“No podíamos actuar de otra manera, después de su amabilidad en

darnos la bienvenida,” dijo Mrs Gardiner a Georgiana.

Georgiana se ruborizó nuevamente, pero solo tenía ojos para

Elizabeth. Su mirada se topó con la mía. Desvió la mirada,

avergonzada, y aun así pensé ver una aceptación en sus ojos antes

de que volteara.

Caroline y Louisa estaban sentadas silenciosamente, sin hacer

ninguna contribución a la conversación y dejando a Georgiana

realizar los deberes de anfitriona sola.

Mrs Annesley la ayudó, diciendo a Elizabeth: “Los jardines de

Pemberley son muy hermosos, ¿creo que los vio hace unos días?”

“Si, disfrutamos mucho caminar por ellos,” dijo Elizabeth. “Los

árboles son muy hermosos.” Miro hacia la ventana, a algunos

ejemplares.

“Son arboles de castañas españoles,” dijo Georgiana dulcemente,

complacida de poder hacer una contribución a la conversación.

“¿Han estado ahí mucho tiempo?” preguntó Elizabeth, volteando

hacia ella, alentándola.

“Oh, sí, son muy viejos.”

Georgiana se giró hacia mí buscando mi probación y le sonreí. No

tiene mucha experiencia recibiendo a invitados, y ninguna en

recibir a personas que no conoce, pero se ha adaptado muy bien.

Caroline evidentemente pensó que había permanecido en silencio

suficiente tiempo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Dígame, Mis Eliza, ¿los soldados no han sido removidos de

Meryton? Debe de ser una gran pérdida para su familia.”

Nunca la había escuchado hablar con tanto veneno. Sus

comentarios sarcásticos eran expresados con una pequeña sonrisa,

pero no había nada jocoso en ellos hoy, y me di cuenta por

primera vez de lo venenosa que Caroline puede ser.

Vi a Elizabeth angustiarse. Centenares de recuerdos llenaron mi

mente. Mis propios comentarios poco generosos relacionados con

sus hermanas menores; su rostro al acusarme de arruinar a

Wickham; mi furiosa respuesta; y mi carta.

Me sentí mal por ella, pero no necesitaba mi ayuda en repeler el

ataque. Después de un momento de angustia, respondió: “Siempre

es triste perder la compañía de gente inteligente y bien educada.

Hay algunos que entran en un vecindario con la intención de

burlarse de todo lo que ven, o con la intención de formar falsas

amistades para pasar el rato, y no tienen ninguna consideración de

los sentimientos de los que se quedaron una de vez se hayan ido.

Pero fuimos afortunados con los oficiales. Eran corteses y bien

educados. Nos procuraron placer cuando estuvieron con nosotros,

y no dejaron más que recuerdos placenteros detrás suyo.”

Atrapé la mirada de Elizabeth y sonreí. Caroline fue silenciada, y

mi hermana fue aliviada de la vergüenza que había experimentado

cuando las palabras de Caroline le recordaron a George Wickham.

Estaba liberado de un gran agobio. Por su conducta calmada creo

que la admiración de Elizabeth hacia Wickham había terminado.

La visita llego a su fin, pero no pude soportar el dejar a Elizabeth

irse.

“Debe permitirme llevarla al carruaje,” le dije, mientras Mrs

Gardiner se levantaba para irse.

“Gracias,” respondió.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Caminé con ellas, agradecido por la oportunidad que me daba de

estar con Elizabeth. Su tía camino un poco más adelante, para que

pudiera hablar a solas con ella.

“Espero que haya disfrutado su mañana.”

“Si, gracias, lo he hecho.”

“Espero verla otra vez aquí.”

Habíamos llegado al carruaje, y no podía decir más. Pero mis

sentimientos estaban en mi mirada. Ella se sonrojó, y bajó su

mirada, con confusión, espero. Hay aun algo de incomodidad entre

nosotros, pero ya pasará, y entonces descubriré si sus

sentimientos siguen siendo los mimos que en Pascua.

Ayudé a subir al carruaje a Mrs Gardiner. Después a Elizabeth, y

el carruaje se fue.

Nunca sospeché cuando llegué a Pemberley que encontraría tantas

cosas de mi interés. Pronto tendría una nueva dueña, esperaba.

Miré al otro lado de las amplias colinas e imaginé a mis hijos

yendo colina abajo hacia el río a pescar. Miré hacia la casa y vi a

mis hijas regresando de un paseo, sus faldas cubiertas en lodo. Si

estuviera seguro de que eso pasaría, sería muy afortunado, en

verdad.

Estaba poco dispuesto a regresar al salón, pero sabía que debía

hacerlo. No podía dejar a Georgiana sola con Caroline y Louisa.

No habían hecho nada para ayudarla durante la visita de

Elizabeth, y en cambio no hicieron más que angustiarla. Si era

posible invitar a Bingley a Pemberley sin sus hermanas, lo haría

deseosamente.

“Que mal se veía Miss Eliza Bennet esta mañana,” dijo Caroline,

tan pronto como entre a la habitación. “Se ha puesto tan quemada

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Traducido por: Malinalli Quiroz

y tosca. Louisa y yo congeniábamos de que no la hubiéramos

reconocido.”

Estaba claro que los comentarios de Caroline estaban inspirados

por los celos. Me había preguntado, en ocasiones, si ella se

imaginaba como la siguiente Mrs Darcy, pero siempre lo negaba.

Ahora estaba seguro de ello. Esta dispuesto a no dejar que sus

comentarios de mala naturaleza arruinaran mi felicidad.

“No vi nada diferente en ella, excepto que estaba algo bronceada,

lo cual no es ninguna sorpresa al haber estado viajando en

verano.”

“Por mi parte,” prosiguió maliciosamente, “debo confesar que

nunca vi ninguna belleza en ella.”

Mientras seguía criticando la nariz, el mentón, la complexión y los

dientes de Elizabeth, me molestaba más y más, pero no dije nada,

incluso cuando dijo: “Y en cuanto a sus ojos, que algunas veces has

sido llamados bellos, nunca pude percibir nada extraordinario en

ellos.”

Me miró retadoramente, pero permanecí en silencio.

“Recuerdo especialmente una noche, después de que ellos cenaran

en Netherfield, usted dijo: “¡Ella una belleza!- Primero llamaría su

madre un genio””

“Sí” repliqué sin poder contenerme más tiempo. “Pero eso fue

cuando empezaba a conocerla, porque hace ya muchos meses que

la considero como una de las mujeres más bellas que he visto.”

Y entonces, salí de la habitación.

La impertinencia de Caroline sobrepasa todo límite. Si no fuera la

hermana de Bingley, le diría que se fuera. ¡Insultar a Elizabeth

enfrente mío! Ella debe de estar inundada por celos.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Pero no puede quitarme mi felicidad. Amo a Elizabeth. Ahora solo

falta ver si Elizabeth me ama.

Viernes 8 de Agosto.

No pude dormir la noche pasado, pero esta vez fue causado por

felicidad. Creo que Elizabeth no siente aversión hacia mí. Con el

tiempo, creo, puedo llegar a gustarle. Creo que fue el feliz destino

quien la trajo a Derbyshire, y quien me incitó a adelantarme al

resto de mi grupo, para encontrarla. En Londres, traté de

olvidarla, pero era imposible. Ahora, debo tratar de ganarla.

Fui a la posada, por lo tanto, esta mañana, esperando sentarme

con ella. Fui invitado a la sala por el sirviente. Mientras íbamos

escaleras arriba, me pregunté cuál sería su expresión cuándo

entrará a la habitación. A partir de eso, podría saber. Una sonrisa

mostraría que era bienvenido. Un sonrojo me daría esperanza.

Una mirada fría me acabaría completamente.

La puerta se abrió. Pero en lugar de ver a Elizabeth sentada con

su tía, la vi saliendo disparada hacia la puerta, su rostro pálido y

sus maneras agitadas. Pensé que una gran calamidad le había

pasado para producir esa apariencia, pero antes de que tuviera la

oportunidad de hablar, volteo sus ojos angustiados hacia los míos

y exclamó: “Le ruego que me disculpe, pero debo dejarlo. Debo de

encontrar a Mr Gardiner en este momento, es un asunto que no

puede ser demorado; no puedo perder ningún instante.”

“¡Dios mío! ¿De qué se trata?” pregunté, esperando ser de ayuda.

Tan pronto como las palabras salieron, sabía que poco

consoladoras habían sido. Recuperándome, dije: “Permítame que

sea yo, o mande un criado a buscar a los señores Gardiner. Usted

no está en condiciones.”

“Oh, sí, el criado.” La llamó y le dijo con voz apagada: “Debe

encontrar a mi tío. Tráigalo pronto. Es una cuestión de la mayor

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Traducido por: Malinalli Quiroz

urgencia. Mande a un chico. Dígale que su sobrina lo necesita

inmediatamente. Dígale a mi tía. Ella debe venir, también.”

El criado prometió hacerlo así, y se fue.

Vi las rodillas de Elizabeth temblar y me moví hacia adelante,

listo para prestarle mi asistencia, pero ella se sentó antes de que

pudiera alcanzarla, viéndola tan descompuesta, no hubiera podido

irme, incluso si lo hubiera querido.

“Permítame llamar a su doncella,” dije suavemente, sintiéndome

repentinamente inútil. No sabía nada sobre ayudar a las damas en

tales circunstancias. Repentinamente se me ocurrió. “Una copa de

vino, ¿le traigo una?”

“No, gracias,” respondió. La vi luchar consigo misma y

controlando lo peor de su agitación. “Yo estoy bien. Lo único que

pasa es que estoy desolada por una horrible noticia que acabo de

recibir de Longbourn.”

Rompió a llorar. Deseaba acercarme y consolarla. Deseaba poner

mis brazos alrededor suyo y calmar su sufrimiento. Por primera

vez en mi vida condenaba la civilidad, los modales y la clase.

Siempre habían parecido tan importantes para mí, pero ahora eran

de poco valor porque me estaban separando de Elizabeth.

Un momento más y creo que hubiera aventado los modales al

aire, pero ella se recuperó y dijo: “He recibido una carta de Jane y

me da noticias espantosas que a nadie pueden ocultarse. Mi

hermana menor nos ha abandonado, se ha fugado, se ha entregado

a… Wickham. Los dos se han escapado de Brighton. Usted le

conoce demasiado bien para comprender lo que eso significa.

Lydia no tiene dinero ni nada que a él le haya podido tentar…

Está perdida para siempre.”

No podía creer lo que está escuchando. Esto era pérfido en verdad.

Robar a una joven lejos de sus parientes y amigos. Y aun así él ya

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lo había hecho antes, o al menos lo había tratado, y hubiera tenido

éxito de no haberlo detenido en el intento.

“¡Cuando pienso que yo pude haberlo evitado! ¡Yo que sabía quién

era!” exclamó.

No, quería decirle. Usted no tiene la culpa. Yo debí haber hecho

saber su naturaleza. Pero las palabras salían de ella como un

torrente, y no podía hacer otra cosa que dejarla hablar. Al final, su

corriente llago a su fin.

“¿Pero es seguro, completamente seguro?” pregunté.

Las noticias viajan rápido, especialmente las malas, pero es común

que sean distorsionadas en el camino. No podía pensar que

Wickham se fugará con Miss Lydia Bennet. No tenía nada que lo

tentará, y él no tenía deseos de establecerse con los Bennets. Él

debe de saber que tal comportamiento lo haría un prófugo. Era un

precio muy alto por el placer de casarse con una chiquilla sin

ningún nombre ni fortuna. Y entonces, en verdad, ¿Cómo podría

el casarse con ella? Ella era menor de edad. Podría llevarla a

Gretna Green, pero el viaje costaría mucho, y yo sabía bien que no

podría gastar ni la mitad de esa cantidad a menos que su novia

fuera una heredera de considerable fortuna.

“Dejaron Brighton juntos el Sábado en la noche y fueron

rastreados casi hasta London, pero no más lejos; definitivamente

no han ido a Escocia.

Estaba empezando a darme una idea de lo que debía haber pasado.

Wickham conocía Londres. Sabía que podría permanecer oculto. Y

cuando él hubiera obtenido su placer, podría abandonar a Miss

Lydia Bennet con impunidad.”

Todo esto había surgido por mi insufrible orgullo. Si hubiera

hecho público el carácter de Wickham, nada de esto hubiera

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Traducido por: Malinalli Quiroz

pasado, pero había despreciado el hacerlo, y en consecuencia había

herido a la mujer que amaba.

“¿Y qué se ha hecho, que han intentado hacer para encontrarla?”

pregunté.

Necesitaba saberlo, para así saber cómo usar mi tiempo, y como

llevar a cabo mi propia búsqueda. No descansaría hasta que la

hermana de Elizabeth regresará con ella.

“Mi padre ha ido a Londres, y Jane ha escrito solicitando la

inmediata ayuda de mi tío: espero que nos vayamos en media

hora.”

¡Media hora! A pesar de todas mis esperanzas, perder a Elizabeth

tan pronto, pero claro, debía de hacerse.

“¿Pero cómo convencer a un hombre semejante? ¿Cómo

descubrirles? No tengo la menor esperanza. Se mire como se mire,

es horrible.”

No podía decir nada, ni hacer nada, solo darle mi simpatía y

esperar que la fortaleciera. Deseaba abrazarla, pero su tío estaría

de regreso en cualquier momento, y hacerlo empeoraría la

situación.

“¡Oh, sí cuando abrí los ojos y vi quién era Wickham hubiese

hecho lo que debía! Pero no me atreví, temí excederme. ¡Qué

desdichado error!“

Sabía que ella deseaba que me fuera. Era yo quien la había

instigado en secrecía; yo quien le dijo que no debía decirlo a nadie.

Y este había sido el resultado. Una hermana arruinada, una familia

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Traducido por: Malinalli Quiroz

en disturbios… No me voltearía a ver. No estaba sorprendido.

Logré algunas palabras incoherentes, diciéndole que no había

nada que disculpara mi presencia, pero que me había quedado por

verdadero aunque inútil interés.

“Creo que este desdichado asunto va a privar a mi hermana del

gusto de verla a usted hoy en Pemberley”

Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, pensé en lo

ridículas que eran. Por supuesto que la privaría. No parecía

importarle a ella, pues me respondió directamente.

“¡Oh, sí! Tenga la bondad de excusarme ante Miss Darcy. Dígale

que cosas urgentes nos reclaman en casa sin demora. Oculte la

triste verdad, tanto como sea posible, aunque sé que no será por

mucho.”

“Puede confiar en mi discreción. Lamento que haya llegado a esto

– Le deseo una mejor conclusión de estos eventos de la que ahora

parece posible.”

Porque si una mejor conclusión es posible, la haría suceder de

alguna manera, pensé.

Dicho esto la dejé en su soledad y regresé a Pemberley.

“Ha estado afuera desde temprano” dijo Caroline mientras entraba

al salón. “Ha estado visitando a Miss Eliza Bennet, ¿quizás?”

Vi los celos en sus ojos, y lo oía en su voz. No me había percatado

hasta ese momento de cuanto me deseaba. O tal vez sería más

acertado decir, cuanto deseaba Pemberley. Sin eso, me hubiera

visto como un don nadie. Mi caligrafía podría ser la más alineada

del mundo y no hubiera pensado adecuado el comentarlo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Si, lo he hecho.” respondí.

“¿Y cómo ha estado esta mañana?”

“Está muy bien.”

“¿Y la estaremos viendo después, supongo? Como esta gente del

campo aburren con sus visitas.”

“No, ella no estará viniendo.”

“No son malas noticias de su hogar, ¿espero?” preguntó Caroline.

“¿Lydia Bennet no se ha fugado con uno de los oficiales?”

Me sorprendí, pero enseguida me controle. No pudo haber

escuchado de ello. Elizabeth no le había dicho a nadie, excepto a

mí. Las palabras de Caroline eran el resultado de desprecio, y su

acierto no era nada más que suerte.

“O tal vez su talentosa hermana – Mary, ¿no es así?- visitó a

Lydia en Brighton y atrajo la atención del Príncipe de Wales?

Tal vez él ha invitado a toda la familia a quedarse con él, para que

pudieran compartir el triunfo de Mary mientras lo entretiene en el

Marine Pavilion” dijo con un tono burlón.

“Su tío ha tenido que llevarla a casa. Se ha visto forzado a acortar

sus vacaciones, pues un asunto urgente de negocios lo requiere de

vuelta en Londres.”

“Estos hombres de ciudad y sus asuntos urgentes de negocios,”

dijo Caroline, convenientemente olvidando, como es su costumbre,

que su padre hizo su fortuna mediante el comercio.

“Esto es lo que pasa al tener un tío en Cheapside,” dijo Louisa,

“Compadezco a Miss Eliza Bennet. Debe de ser mortificante el

acortar unas vacaciones por razones de trabajo.”

“Me recuerda que yo también tengo asuntos que atender en

Londres, que he procrastinado demasiado,” dije cortantemente.

“Me permitirán ausentarme por algunos días, estoy seguro.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Vas a ir a Londres?” preguntó Bingley.

“Si”

“Que buena idea. Me encantaría pasar algunos días en Londres,”

dijo Caroline.

“¿Con este calor?” preguntó Louisa.

“El calor no es nada,” respondió.

“¿No pueden esperar tus pendientes?” me dijo Bingley, “Yo

también tengo que ir a Londres al final del mes. Podríamos ir

juntos.”

“Desafortunadamente es algo urgente. Quédense y disfruten

Pemberley. Hay mucho que ustedes pueden hacer aquí, y mi

hermana se asegurará de que sean bien atendidos. No me

ausentaré por mucho.”

“Creo que aprovecharé la oportunidad de ir a Londres con usted y

hacer algunas compras,” dijo Caroline, levantándose. “Llamaré a

mi modista. No puede objetar el llevarme con usted en el carruaje,

estoy segura.”

“No deseara dejar a Georgiana,” dije, “Yo sé cuánto disfruta de su

compañía.”

Caroline quedó muda. Ella le tenía cariño a Georgiana, o eso es lo

que le gustaba decir, y no podía seguirme sin revelar que su

amistad era falsa. Ella puede traicionar a Miss Bennet, pero no se

atrevería a traicionar a Georgina, particularmente por el plan

implantado en su mente, uno similar al que yo una vez tuve, en el

que Georgiana se convertía en su cuñada.

Sentí una punzada de remordimiento por abandonar a mi hermana

en compañía de tan mal talante, pero recordé que tendría su

música y sus dibujos para entretenerla, y tendría a Bingley para

divertirla, al igual que a Mrs Annesley, así que no sería tan

molestada. Además, no tenía opción. Debo de encontrar a

Wickham y reparar el daño que ha hecho.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Quería irme de inmediato, pero varias preparaciones debían

hacerse, y me dispuse a partir a primera hora de la mañana.

Sábado 9 de Agosto.

Llegué a Londres hoy y sabía en dónde empezar mi búsqueda:

Mrs Younge. Tuve suerte de haberla despedido y echado sin darle

la oportunidad de empacar sus cosas, porque significaba que tenía

que dejar una dirección a la cual pudieran ser enviados. La

encontré muy pronto, una gran casa en Edward Street.

“¡Mr Darcy!” Dijo sorprendida cuando abrió la puerta. Entonces

se volvió cautelosa. “¿Que está haciendo usted aquí? Si es para

acusarme de haberme llevado las cucharas para servir de plata

cuando me fui de Ramsgate, entonces es una mentira. Nunca las

toqué. Tengo mis sospechas sobre Watkins-”

“Mi visita no tiene nada que ver con las cucharas para servir,” dije,

agradecido de que este era un problema domestico del cual me

había zafado. “¿Puedo entrar?”

“No, no puedo,” respondió, inclinándose hacia atrás y poniéndose

su chal sobre sus hombros. “Tengo suerte de tener un techo sobre

mi cabeza después de que usted me echó tan cruelmente, sin

siquiera una referencia. No tenía donde ir –”

“Pero parece que lo ha hecho bien por sí misma,” comenté.

“Dígame, Mrs Younge, ¿Cómo logró costearse una casa como

ésta?”

Se lamió los labios. “Me dejaron una legacía,” dijo. “Y una muy

buena, después de-”

“Estoy buscando a George Wickham,” dije, no queriendo perder

más tiempo escuchando sus mentiras y decidiendo que sería inútil

el tratar de persuadirla en dejarme entrar.

Parecía sorprendida. “¿Mr Wickham?”

“Sí. George Wickham.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Se puso aún más reacia. “No lo he visto,” dijo.

Era obvio que estaba mintiendo, pero sabía que no obtendría nada

más de ella en ese momento.

“Dígale que lo estoy buscando. Regresaré luego. Buen día.”

Sabía que, eventualmente, la avaricia la convencería de buscarme.

Y con eso regresé a Darcy House.

Lunes 11 de Agosto

Mrs Younge vino a verme esta mañana, como sabía que lo haría.

“¿Usted dijo que estaba buscando a Mr Wickham?” preguntó, al

presentarla mi mayordomo.

“Si, así es.”

“Sé dónde está. Pasa que lo encontré por casualidad en el parque

ayer,” dijo. “Le mencione que usted estaba en la ciudad, y dijo que

estaría encantado de que lo visitará.”

Él piensa que puede sacarme dinero, sin duda.

“Muy bien. ¿Cuál es su dirección?”

“Pues, ahora, déjeme pensarlo. Era un nombre gracioso,” dijo,

extendiendo su mano.

Puse un soberano (moneda inglesa de oro con un valor nominal de una

en ella. libra esterlina)

“Si pudiera solo recordarlo.”

Me tomó cinco soberanos, pero al final descubrí lo que quería

saber.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Fui inmediatamente a la dirección que me había dado, y encontré a

Wickham esperándome.

“Mi querido Darcy,” dijo, volteando hacia mí al entrar. “Qué

amable de tu parte el encontrar tiempo para visitarme.”

Miré alrededor a su habitación Era pequeña y humilde, lo que me

dijo que su situación era desesperada. Estaba complacido, pues

sabía que lo haría más complaciente.

“Por favor, siéntate.” dijo.

“Prefiero permanecer de pie”

“Como desees.”

Él se sentó y pendía en su silla, descansando sus piernas sobre el

brazo.

“¿Qué te trae por aquí?” preguntó, sonriéndome.

“Sabes bien que me trae por aquí.”

“Confieso que estoy perdido. ¿Has decidido darme una

manutención, quizás, y has venido a darme las buenas noticias?”

Su insolencia me enfurecía, pero mantuve la calma.

“Vine a decirte lo que tu propia conciencia debería haberte dicho,

que nunca debiste haber secuestrado a Miss Bennet”

“¿Miss Bennet?” preguntó, fingiendo sorpresa. “Pero no he visto a

Miss Bennet. He estado en Brighton, y ella permaneció en

Longbourn.”

“Miss Lydia Bennet.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Ah, Lydia. No la secuestré. Ella vino conmigo por su propia

cuenta. Estaba partiendo de Brighton pues mis acreedores se

estaban poniendo algo bruscos, y Lydia sugirió el venir conmigo.

Traté de inducirla a que se quedará. Para ser honesto, Darcy, ella

me aburré. Es una conquista muy fácil. Ella se convenció a si

misma de que soy el hombre más apuesto del regimiento y todo

estaba hecho. Le dije que no tenía dinero, pero a ella no le

importó. ‘Estoy segura de que lo tendrás algún día.’ dijo. ‘Dios,

que gracioso’. Estoy tan cansado de sus suplicas que fue más fácil

el dejarla venir conmigo que el hacerla quedarse. Además, tiene

sus usos,” dijo descaradamente.

En ese momento la puerta se abrió, y la mismísima Lydia entró.

“¡Dios, que sorpresa! ¡Mr Darcy!” dijo, dirigiéndose hacia donde

estaba Wickham. Se paró detrás de su silla y descanso una mano

sobre su hombro.

“Mr Darcy ha venido a reprenderme por haberte secuestrado,”

dijo Wickham, cubriendo su mano con la suya.

Ella se río de mí.

“¡Mi querido Wickham no me secuestró! ¿Por qué habría de

hacerlo? Estaba muy dispuesta a ver Londres. Le dije que debía

llevarme con él. ¡Qué divertido ha sido!”

“¿No le tiene consideración a su familia?” le pregunté fríamente.

“Han estado preocupados por usted desde que dejo la protección

del Coronel Forster. No tienen ni idea de donde está.”

“¡Dios! Olvidé escribirles,” dijo Lydia. “He estado tan ocupada con

mi querido Wickham, ¡Nos hemos divertido tanto! Pero no

importa. Les escribiré tan pronto nos casemos. ¡Qué divertido

será, el firmar mi nombre, Lydia Wickham!”

Ella apretó la mano de él, y él, el insolente perro, la jaló hacia su

regazo y la besó, y después sonrió mientras la acariciaba.

“Entonces ya ves, Darcy, tus preocupaciones son infundadas,” dijo

él.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Las palabras de Lydia me habían dicho una cosa: que al menos ella

esperaba casarse. Sentí que ella estaría menos dispuesta en

quedarse con él si supiera que Wickham no tenía tales intenciones.

No pensé que se lo hubiera dicho, pues- ¿Por qué desperdiciaría a

una dispuesta compañera? – y entonces sentí necesario el hacer

algo.

“Me gustaría hablar con Miss Bennet a solas,” le dije a Wickham.

“Muy bien,” respondió, aventándole lejos de sí. “Trata de

convencerla de regresar a casa si deseas. Ella es una ramera. Pero

no sé porque su destino pueda importarte a ti,” agregó mientras se

ponía de pie.

“Importa porque pude haber hecho tu comportamiento público en

Meryton y no lo hice. Hubiera sido imposible para ti el

comportarte de esta manera si tu verdadero ser fuera conocido.”

“Quizás,” dijo, “Pero no creo que esta sea la razón. Dudo que me

hubieras buscado si me hubiese fugado con María Lucas”

No dudé. Si le dejaba adivinar que tenía una razón personal para

buscarlo, se me haría muy difícil el comprarlo a cualquier precio.

“Quédate” dijo Lydia, tomando su mano al caminar él hacia la

puerta.

“Mr Darcy desea hablar contigo a solas. Temé que te esté

forzando a quedarte aquí, y quiera darte la oportunidad de ir a

casa con él.”

“Como si quisiera regresar al mal ventilado y viejo Longbourn,”

dijo, enredando sus manos alrededor de su cuello y besándolo en

los labios.

Él puso sus brazos alrededor de ella y le regresó el beso, después

volteó hacia mí retadoramente antes de irse de la habitación.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿No es guapo acaso?” preguntó Lydia, mientras la puerta se

cerraba detrás de él. “Todas las chicas estaban locas por él en

Meryton, y Miss King se hubiera casado con él si su guardián no

la hubiera detenido. Fue lo mismo en Brighton. Muchas de las

chicas hubieran escapado con él. Miss Wenchester -”

“Miss Bennet, no puede quedarse aquí,” la interrumpí.

“Esta en un mal estado el lugar, es seguro, pero tendremos algo

mejor poco a poco. Me gustaría su ayuda en algo, Mr Darcy.”

“¿Si?” dije, esperando que hubiera visto la luz al fin.

“¿Usted qué cree? No puedo decidirme. ¿Mi querido Wickham se

ve mejor en su saco rojo o en el azul?”

“¡Miss Bennet!” exclamé violentamente. “No puede quedarse aquí

con Wickham. Él no tiene ninguna intención de casarse con usted.

Sé que él ha dicho que lo haría, pero era una mentira, para hacerla

fugarse con él.”

“Él no me hizo fugarme con él, fui yo quien lo hizo fugarse

conmigo. Brighton estaba volviéndose aburrido,” dijo con un

bostezó. “El Coronel Forster era tan molesto. Él no me dejaba ir a

la mitad de los lugares a los que yo quería, y tuve que escaparme

del campamento en dos ocasiones para atender las fiestas de

Wickham. Denny me ayudo. Me vestí como un hombre. Debería

haberme visto. Mi propia madre no me hubiera reconocido.”

“¡Su reputación quedará en ruinas! Él la abandonará tan pronto

como se canse de usted, y usted será dejada en Londres sin ningún

protector, sin dinero y en ningún lugar para vivir. Vuelva

conmigo ahora, y haré lo que pueda para persuadir a su familia

que la reciban de nuevo.”

“¡Dios! ¡No quiero ir a casa! Moriría de aburrimiento. Estoy

segura de que de un tiempo a otro nos casaremos, y si no, no

significa mucho,” dijo.

Era inmovible. No lo dejaría. Puesto que estos eran sus

sentimientos, no podía hacer otra cosa que tratar de asegurar que

el matrimonio tomará lugar.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Wickham regresó al cuarto, cargando una licorera en una mano y

un vaso en la otra. Puso su brazo alrededor de Lydia y ella volteo

para besarlo inmediatamente.

“¿Bien, Darcy? ¿La has persuadido de que me deje? ” Preguntó

cuándo había acabado.

“Ella ha perdido todo sentido común” dije furiosamente, “pero

puesto que ella no te dejará, debes casarte con ella.”

“Vamos Darcy. Sabes que no puedo hacer eso. Mis bolsillos están

muy vacíos. Tengo deudas por todo el país. Hay cuentas sin pagar

en Meryton, y peores en Brighton. Necesito demasiado a una

heredera.”

“¿Está escuchando esto?” le pregunté a Miss Bennet.

Ella solo se encogió.

“No significa nada. Una heredera podría darnos algo de dinero,

entonces podríamos tener una mejor casa,” dijo.

Era solo por Elizabeth que me quedaba. Mi deseo era salir de ahí y

dejar a su hermana en la vida que había elegido para ella. Pero el

recordar el rostro pálido de Elizabeth me sostenía.

“Reúnete conmigo en mi club mañana,” le dije a Wickham.

“Mi querido Darcy, sabes que no soy bienvenido ahí.”

“Me aseguraré de que seas admitido.”

Parecía sorprendido, pero dijo: “Muy bien.”

Mientras me alejaba de la casa, el recuerdo de su insolente sonrisa

estaba presente.

Jueves 14 de Agosto.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Me reuní con Wickham en mi club y las negociaciones

comenzaron.

“Debes de casarte con ella,” le dijo cortante.

“Si hago eso, perdería la oportunidad de hacer mi fortuna

mediante el matrimonio.”

“La has arruinado,” dije. “¿Eso no significa nada para ti?”

Cruzó un tobillo sobre otro y se recargó en la silla. “Ella misma se

arruinó.” dijo.

Un mesero paso, y él pidió un whisky. No reaccioné, sabiendo que

solo deseaba molestarme.

“¿Cuánto debes?” le pregunté, yendo directamente al grano.

“Varios cientos de libras.”

“Si esos es cierto o no, no puedo saberlo, pero lo sabré pronto. Si

le das tus cuentas a mi agente, él las pagará por ti. A cambio, te

casarás con Lydia.”

“Vamos, si estas tan ansioso de verla casarse, ella vale mucho más

que eso. ¿Es Miss Bennet quien ha acaparado tu atención, o es la

linda Elizabeth?”

“Estoy haciendo esto por mi propio consciencia” le dije.

Se rio en mi cara.

“Ningún hombre va tan lejos para aliviar su propia consciencia.

Déjame adivinar. Es la hermosa Jane Bennet. Con su naturaleza

dulce. Haría una espléndida adición a Pemberley. Te felicito,

Darcy.”

“No tengo ninguna intención de casarme con Miss Bennet.”

“Entonces es Elizabeth.”

No dije nada, pero debió de haberlo adivinado por mi expresión.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¡Ah! ¡Acerté! Su vivacidad te ha atraído. Nunca lo hubiera

pensado. Eres tan ceremonioso, Darcy, pero dicen que los

opuestos se atraen.”

Él tenía la ventaja y estaba disfrutando en utilizarla.

“Ten cuidado,” le advertí. “Haré mucho para salvar a Lydia Bennet

de su desgracia, pero si vas muy lejos, en vez de pagar tus deudas

y algo más, te encontraras perseguido por todos tus acreedores en

Brighton, y tal vez el ejército, pues les daré a todos tu dirección.”

“Puedo ir a Bath, o a Lyme, al distrito del Lago,” dijo. “No tengo

por qué vivir aquí.” Pero podía ver que no tenía las agallas para

seguir su vuelo.

“Entonces hazlo” dije, respondiendo su engaño. Me levanté y

camine hacia la puerta.

“Espera” dijo.

Me detuve.

“Me casaré con ella -”

“Bien” me volví a sentar

“- por treinta mil libras”

“¿Qué?” exclamé.

“Es la suma que hubiera tenido por Georgiana.”

Controlé mi furia con dificultad. “No te daré nada por el estilo.”

“Muy bien, entonces, veinte mil”

Me levanté y me fui del club.

Regresará pronto. No tiene a donde ir.

No me complace verle, pero saber que esto aliviara los temores de

Elizabeth me recompensa por cualquier problema o pérdida de

tiempo que tenga, y espero que, antes de mucho tiempo, la vea

feliz nuevamente.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Viernes 15 de Agosto.

Wickham me visitó esta tarde, como sabía que lo haría. Su

situación es desesperada, y no puede permitirse el despechar

cualquier ayuda. Solo el pensar en la felicidad de Elizabeth me

sostuvo en esta prueba, la cual fue tan poco placentera como

nuestro último encuentro. Si no fuera por ella, hubiera

abandonado todo el asunto. Por fin llegamos a un acuerdo en mil

libras para pagar sus deudas y otras mil.

“Y una comisión”

“No creo que seas bienvenido en el ejército.”

“Tienes algunas influencias ahí. Vamos, Darcy, necesito tener algo

para vivir. ¿De qué otra forma mantendré a mi esposa?”

Al final accedí, con la condición de que se uniera a un regimiento

en el norte. No quiero verlo cuando Elizabeth y yo estemos

casados. Si Elizabeth y yo nos casamos. Ya cometí el error una vez

al pensar que ella deseaba que me le propusiera, pero estaba

equivocado. No cometeré el mismo error otra vez.

Habiendo fijado todo con Wickham, decidí llamar a Mr Gardiner

para dejarle saber lo que se había decidido. Pronto encontré su

casa, pero cuando pedí verlo me percate por la charla de los

criados que Mr Bennet estaba con él. Dudé. Si Mr Bennet lo

supiera, temí que haría algo precipitado, al estar tan

estrechamente involucrado en el incidente. Investigando un poco

más descubrí que Mr Bennet estaría regresando a casa mañana.

Por esto juzgué más conveniente esperar, pensando que sería más

fácil hablar con Mr Gardiner que con Mr Bennet. Mr Gardiner

está menos involucrado, y será probablemente más racional.

Sábado 16 de Agosto.

Visité a Mr Gardiner y esta vez lo encontré solo. Estaba

sorprendido al verme, pero me recibió cordialmente.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Mr Darcy. No sabía que tenía planeado visitar la ciudad tan

pronto. ¿Cómo está su hermana? ¿Bien, espero?”

“Muy bien.”

“Estábamos encantados de conocerla en Derbyshire. Ella es una

hermosa joven.”

“Gracias. Es muy amable. No es sobre mi hermana por quien he

venido a hablar con usted, sino acerca de su sobrina.”

Lo vi cambiar de color.

“¿Desea sentarse?”

“Gracias. Fui a visitarla después de que la carta de su hermana

hubiera sido recibida.” dije, “y me reveló la desafortunada realidad.

Me siento responsable por la situación, pues conocía el carácter de

Wickham y aun así permanecí en silencio. Ya había hecho algo

similar antes, pero no lo mencione porque quería proteger la

reputación de la joven. Si lo hubiera hecho público, entonces

ninguna mujer habría sido capaz de amarlo, y Miss Lydia hubiera

estado a salvo.”

Su expresión decía que nada hubiera mantenido a salvo a una

chica tan inmadura como Lydia.

Pero solo dijo: “No es en absoluto su culpa.”

“Aun así, tomé como mi obligación el rastrearlo. Conocía sus

amistades, y sabía cómo descubrir el lugar en donde podría estar.

Lo he visto, y lo he persuadido de que una boda debe llevarse a

cabo.”

Cada vez parecía más y más sorprendido mientras desvelaba los

detalles. Se negó a dejarme asumir cualquiera de los arreglos

financieros, y mientras discutíamos sobre esto, una expresión

pensativa empezó a cubrir su rostro. Sospechaba la naturaleza de

mis sentimientos por Elizabeth. Estoy seguro de ello, pero no dijo

nada. ¿Cómo podría? Al fin él dijo que habíamos hablado

suficiente, y me invitó a presentarme mañana nuevamente. Creo

que desea consultarlo con su esposa sobre si debería permitirme

ayudar.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Lo dejé y me retiré a mi club. Todo estará pronto arreglado, tengo

confianza en ello. Tan pronto como Elizabeth escuche de esto,

estará muy aliviada, y esa idea es la que me sostiene. Sera capaz de

reír otra vez, y molestarme, y se olvidará de todo lo concerniente

con su hermana.

Sábado 17 de Agosto.

Visité nuevamente a Mr Gardiner, y esta vez Mrs Gardiner estaba

con él. Me recibieron calurosamente, y después de intercambiar

los debidos respetos, dije que deseaba arreglar las deudas de

Wickham. Aceptaron esta parte del trato, pero no accedieron en

permitirme arreglar nada más. Hay algunas otras cosas que falta

pactar, y me esforzare en convencer a Mr Gardiner mañana, hasta

que me permita resolver yo mismo todo el asunto.

Lunes 18 de Agosto

Todo se ha arreglado al fin. He logrado obtener lo que quería. Mr

Gardiner ha enviado un telegrama a Longbourn, y me satisface en

gran medida el saber que Elizabeth estará libre de sus

preocupaciones. Mr y Mrs Gardiner ofrecerán a Lydia su

protección hasta que la boda sea arreglada. No los envidio. No

siente ningún remordimiento por lo que ha hecho, y parece que lo

ve como una gran broma. Ella es la muchacha más indigna e

impertinente que he conocido.

Martes 19 de Agosto

Regresé a Pemberley, y estaba complacido de encontrar que mis

invitados no habían notado nada extraño sobre mi ausencia. Si

supieran que estaba arreglando una boda, en lugar de atender

algunos negocios, ¡que sorprendidos estarían!

Sábado 30 de Agosto

Viajé de regreso a Londres, y mañana tengo la poco placentera

tarea de asegurarme de que Wickham asista a su propia boda.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Septiembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Lunes 1ero de Septiembre

Hoy Lydia se casó, y su reputación fue salvada.

La mañana comenzó mal. Me reuní con él en sus aposentos a las

diez y media y lo encontré a medio vestir.

“¿Qué significa esto?” le pregunté. “Tienes que estar en la iglesia

en media hora.”

Se sirvió una copa y se la tomó de un sorbo.

“Solo nos tomará diez minutos el llegar a la iglesia. Hay suficiente

tiempo.”

“Si llegas después de la hora, no será posible que te cases hoy.” le

dije.

“Sabes, Darcy, si me hubieras dado el sustento que quería cuando

te lo pedí, todas estas displicencias nunca hubieran pasado.”

No le respondí.

“Me hubiera quedado mejor el casar a otras personas en lugar de

casarme yo mismo. Estoy empezando a creer que no quiero

casarme para nada.” comentó.

“Entonces debes encarar a tus acreedores.”

“Ah. Eso me gusta mucho menos.”

Puso su copa a un lado y recogió su abrigo. Se lo puso y ato su

corbata, entonces salió hacia el carruaje que esperaba afuera.

“Esto es como nuestra camaradería de antes” me dijo, mientras

nos subíamos al carruaje. “Los dos juntos. Siempre pensé que

estarías a mi lado en mi boda. Últimamente empezaba a dudarlo,

pero ya ves, aquí estamos, amigos otra vez.”

“Tú no eres mi amigo.” le dije.

Sonrió tentadoramente. “Si mis sospechas son ciertas, pronto

seremos algo más que amigos. Seremos hermanos.” Se reclinó en

el respaldo. “Que felices hubiera hecho esto a nuestros padres, el

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Traducido por: Malinalli Quiroz

saber que seriamos tan cercanos. Íbamos a ser casi hermanos el

año pasado…” se detuvo, y me tomo todo mi control el no

responderle. “Pero, bueno, el destino tenía otras ideas. O al menos,

tú las tenías. ¿Cómo esta Georgiana?”

“Mucho mejor al estar lejos de ti.”

“Que pena. No pensé que me olvidaría tan pronto. Aun pensaba

que estaba enamorada de mí. Estoy ansioso por verla otra vez,

cuando Lydia y yo visitemos Pemberley.”

“Eso es algo que nunca harán.” le dijo con finalidad.

El viaje a St Clement’s era corto. La iglesia había sido elegida por

estar cerca del lugar en donde se alojaba Wickham, y por qué el

rector estaba dispuesto a llevar a cabo la ceremonia. Él no sabía

nada de lo que había sido necesario para lograr este matrimonio,

solo que una joven pareja deseaba casarse. Él nos recibió con una

sonrisa mientras entrabamos a la iglesia y esperábamos a que

Lydia llegara.

“Tal vez ella cambio de parecer.” dijo Wickham. “No puedes

culparme. A pesar de esto tienes que pagar mis deudas.”

“Ella estará aquí. Su tía y su tío se aseguraran de ello.”

En ese momento Lydia entró en la iglesia. Miró hacia el altar y

explotó en un ataque de efusividad cuando vio que Wickham ya

había llegado.

Su tía y su tío le hicieron recordar en donde estaba, y caminaron

con ella hacia el altar.

“Estaré más que agradecido cuando todo esto terminé.” me dijo

Mr Gardiner en voz baja.

“Yo igual,” dijo su esposa. “Traté de hacerla comprender las

preocupaciones y temores que le había causado a sus padres, la

desgracia que podría haber traído a su familia y la gratitud que le

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Traducido por: Malinalli Quiroz

debía a aquellos que la habían rescatado de la ruina, pero sin

ningún resultado. No me prestaba ninguna atención y en su lugar

hablaba constantemente de Wickham, con una queja de vez en

cuando de tener que estar encerrada en la casa.”

La ceremonia inicio, y la boda que había tomado tanto tiempo en

lograr fue rápidamente consumada.

“Espero que agradezcas a Mr Darcy por todo lo que ha hecho,” le

dijo Mrs Gardiner a Lydia cuando todo había terminado.

“Mrs Wickham. ¡Qué bien suena!” dijo Lydia, ignorando a su tía y

mirando al anillo en su dedo.

Algunos curiosos habían entrado a la iglesia, y Lydia les mostro el

anillo, diciéndoles que debían felicitarla y ser los primeros en

llamarla por su nuevo nombre.

“Cuanta envidia me tendrán mis hermanas,” dijo, mientras

dejábamos la iglesia. “Ninguna de ellas está casada, y eso que

todas son más grandes que yo. Me avergonzaría el tener más de

veinte y no estar casada aun. Jane se está volviendo rápidamente

en una solterona. Ella tendrá que cederme su lugar en la mesa,

pues ahora soy una mujer casada. ¡Qué divertido será! ‘Jane’ diré.

‘Ahora yo tomo tu lugar, y debes de ir abajo, porque soy una

mujer casada.’”

Mr y Mrs Gardiner intercambiaron miradas.

“Todos estarán tan celosos de mí y mi guapísimo esposo. Estaba

tan preocupada esta mañana, cuando llegamos a la iglesia. Me

temía que estuviera de negro, pero mi felicidad fue completa

cuando vi que había elegido su abrigo azul.”

Sentí un deje de satisfacción al darme cuenta que Lydia será tan

tonta como su madre, y disfrute el saber que Wickham sería,

después de todo, castigado por sus maldades, porque tendría que

vivir con ella por el resto de su vida.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Martes 2 de Septiembre

Cené con los Gardiner esta tarde. Estábamos todos aliviados de

que todo hubiera salido bien. Las últimas semanas habían sido

duras, pero todo había salido de la mejor manera.

Son una pareja muy agradable. Mr Gardiner es inteligente, y Mrs

Gardiner tiene un gran sentido común. Son cultos y bien

educados, y pasé una muy placentera tarde en su compañía – tan

placentera que había olvidado que estaba en Gracechurch Street.

He pasado muchas veladas peores en mejores lugares.

El pensar que alguna vez los había juzgado sin siquiera

conocerlos, y había rechazado a Elizabeth porque sus parientes no

eran lo que yo deseaba que fueran. Si hubiera volteado una mirada

crítica a mis propios parientes y relaciones, tal vez me hubiera

dado cuenta de que ella no era la única que tenía conexiones

indeseables. Lady Catherine, con toda su elegancia, se degrado al

sugerirle a Elizabeth - ¡su invitada! – que practicara en el piano

del cuarto de la ama de llaves, algo que estoy seguro que Mrs

Gardiner nunca hubiera hecho. Y los parientes de Bingley son

difícilmente mejores. Caroline Bingley puede ser una mujer de

clase y elegancia, pero es también una mujer que esta carcomida

por los celos y el odio.

Miércoles 3 de Septiembre

Regresé a Pemberley para encontrar que Caroline y Louisa

estabas emocionadas por visitar Scarborough.

“Venga con nosotras, Mr Darcy,” dijo Caroline. “Scarborough es

tan revitalizante en esta temporada del año.”

“Tengo muchas cosas que hacer en mi propiedad.” le dije.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Pero sería muy bueno para Georgiana. Creo que ella no ha visto

el mar desde el verano pasado, cuando se quedó en Ramsgate. Ella

debe de estar ansiosa por ir.” Ella volteó hacia Georgiana. “¿No te

gustaría volver a verlo?”

Georgiana se sonrojó, y dijo que no tenía ningún deseo en hacerlo.

Caroline volteo hacia mí.

“Regresaría a Pemberley renovado, y podría manejar el doble de

trabajo que si no hubiera ido.” comentó.

“Mis intenciones son fijas. Pero ustedes deben ir,” mientras abría

la boca para cambiar de opinión. “El aire de mar les vendrá de

maravilla”

“Aire de mar,” dijo Mr Hurst, después volvió hacia su estupor.

Jueves 4 de Septiembre

Caroline, Louisa y Mr Hurst se fueron a Scarborough. Trataron

de persuadir a Bingley de ir con ellos, pero les dijo que no tenía

ningún deseo de ser arrastrado y que se quedaría en Pemberley.

Caroline alentó la idea. Ella todavía cree que Bingley se casará

con Georgiana, y quiere que se vean con mayor regularidad,

aunque es obvio para cualquier mirada imparcial que él nunca lo

hará.

Lunes 8 de Septiembre

“Creo que iré a Netherfield otra vez,” dijo Bingley

indiferentemente mientras cabalgábamos esta mañana.

“Es una buena idea. Si deseas quedarte con la casa, debes de hacer

uso de ella de vez en cuando.”

“Eso es exactamente lo que pienso. ¿Vendrás conmigo? Me

gustaría pagarte tu hospitalidad.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mi espíritu se levantó. Si iba a Netherfield, entonces tendría la

oportunidad de ver a Elizabeth otra vez.

“¿Cuándo piensas ir?” le pregunté.

“En una semana. Pensaba mandar a los sirvientes mañana, para

que prepararan la casa.”

“Si, te acompañaré.”

Parecía complacido.

“Es casi un año desde el día en que la alquile. Y un poca menos

desde…”

Su voz se desvaneció poco a poco, y no era difícil adivinar qué

rumbo habían tomado sus pensamientos. No dije nada más, y lo

deje perderse en sus ensoñaciones. Quizás se vuelvan realidad

después de poco. Y mis sueños… ¿Qué pasara con ellos?

Miércoles 17 de Septiembre

Llegamos a Netherfield esta tarde. Bingley declaro su intención de

cabalgar hacia Meryton tan pronto como llegáramos, fue la lluvia

la que lo hizo cancelar su visita.

Jueves 18 de Septiembre

Sir William Lucas nos visitó esta mañana, para darnos la

bienvenida en nuestro regreso al vecindario.

“Mr Bingley” dijo con una pequeña reverencia, “nos hace un gran

honor al regresar a nuestro humilde vecindario. Pensábamos que

no teníamos suficientes diversiones para mantenerlo aquí, y aun

así aquí esta, fresco de sus triunfos en la ciudad, y honrando

nuestro humilde pueblo con su presencia. Mr Darcy,” dijo, con

una baja inclinación. “Parece que fue ayer cuando estábamos

tomando el té con Lady Catherine en su hermoso salón en

Rosings Park. Disfruto su estancia, ¿espero?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

¿Disfrutarlo? Difícilmente describiría mis sentimientos durante

esas turbulentas semanas así, pero el tomo mi silencio como una

afirmación.

“¿Ha visitado a su estimable tía desde entonces?”

“No,” dije cortante.

“Espero visitar nuevamente a mi hija en poco tiempo.” dijo.

Se embarcó en un enmarañado discurso, exaltando las virtudes de

la posición de su hija. ¡Que tanto hubiera seguido si Mr Long no

nos hubiera visitado después,¡ no lo sé!

Cuando nuestros huéspedes se habían ido, Bingley dijo: “Fue

después de la visita de Sr William que Mr Bennet vino el año

pasado. ¿Crees que lo hará otra vez?”

Pensé en los indolentes hábitos de Mr Bennet y dude.

“Tal vez pueda visitar a los Bennet sin tanta ceremonia,” sugirió

Bingley.

“Espera y ve si él visita mañana” fue mi consejo.

Sábado 20 de Septiembre

Mr Bennet no nos visitó nuevamente ayer, y esta mañana Bingley

decidió ir a visitar Longbourn.

“Ven conmigo Darcy,” dijo.

Convenciéndome de que iría con él solo para ver si Miss Bennet

aún tenía algún interés en él, acepté, pero mi verdadero motivo

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Traducido por: Malinalli Quiroz

era ver a Elizabeth. Estaba ansioso por verla como Bingley lo

estaba por ver a su hermana, y estaba tan nervioso como él.

Partimos. Bingley estaba callado, y yo también, perdido en mis

pensamientos, preguntándome como sería recibido. Si Elizabeth

me culpaba por ser la causa de la ruina de Lydia no podía culparla,

y sobre todo porque ella no sabía que había ayudado para resolver

el problema.

Había estado especialmente preocupado porque no lo supiera. No

quería su gratitud. Si había desarrollado algún sentimiento

afectuoso hacia mí, quería que fuera por amor, y nada más.

Llegamos. Los sirvientes nos llevaron adentro. Inmediatamente vi

a Elizabeth bajas su mirada, avergonzada, y se ocupó de su labor

de aguja. ¿Qué significaba eso? Ojala lo supiera. ¿Significaba que

estaba consciente de la rareza de la situación, o no podía soportar

mirarme?

“¡Oh, Mr Bingley!” exclamó Mrs Bennet, levantándose con una

sonrisa. “Qué placer es verlo de nuevo en Longbourn. Como lo

hemos extrañado. ¡Nos dejó muy apresuradamente el año pasado y

no tuvo tiempo de decirnos adiós! ¿Espero que no esté pensando

en dejarnos otra vez tan rápido?”

“No, espero que no.” dijo Bingley, mirando a Miss Bennet.

La observé sonreír, y bajar su mirada. Ella, al menos, era fácil de

leer, y estaba claro que las esperanzas de Bingley no serían

decepcionadas.

“Y Mr. Darcy,” dijo Mrs Bennet con un tono malhumorado,

volteando hacia mí.

No le preste atención a su humor, y me fue difícil creer que hace

algunos meses lo había pensado suficiente razón para no

proponérmele a Elizabeth. ¿Que importaba si su madre era tonta

y vulgar? No quería casarme con Mrs Bennet.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No pude tomar asiento al lado de Elizabeth, sus hermanas

menores tomaron ese lugar, pero le pregunté cómo estaban su tía

y tío. Respondió cortésmente, pero entonces volvió su atención a

su labor.

Por fuera estaba calmado. Por dentro, era todo lo contrario, pero

no podía hacer nada. No estaba tan cerca de Elizabeth como para

continuar la conversación sin parecer algo particular, y que le

diría, bajo la mirada de su madre, ¿de lo que quería decir?

Para distraer mis pensamiento, mire a Miss Bennet y me pregunté

cómo no había visto su parcialidad hacia Bingley el año pasado.

Los sentimientos que ella sentía por él estaban en cada

movimiento, cada expresión, cada mirada y cada sonrisa. ¿Me

había cegado, esperando casar a Bingley con Georgiana? No lo

había pensado entonces, pero ahora me daba cuenta que lo había

hecho.

Miré otra vez a Elizabeth, deseando poder leer sus pensamientos.

Después de un rato, ella dijo: “Miss Darcy se encuentra bien,

¿espero?”

“Si, gracias.” respondí, complacido de escuchar el sonido de su voz.

No hubo oportunidad para nada más. Su madre empezó a hablar

de la boda de Lydia. Elizabeth no volteaba. ¿Sabía que yo estaba

involucrado? No, estoy seguro que no lo sabía. Los Gardiners me

habían jurado secrecía, y sabía que no me traicionarían. Su

confusión provenía del mismo tema, conociendo mi relación con

Wickham.

“Es algo maravilloso, el tener a una hija bien casada,” dijo Mrs

Bennet, un comentario que me hubiera disgustado algunos meses

antes, pero que ahora no tenían ningún efecto. No me importaba

Mrs Bennet. Dejadla ser la mujer más tonta en la cristiandad si

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Traducido por: Malinalli Quiroz

ella lo deseaba. Eso no me prevendría de casarme con Elizabeth, si

ella me aceptaba.

Mrs Bennet continuo hablando sobre Wickham, diciendo que

había entrado en el ejército, y agregando: “¡Gracias al cielo! Él

tiene algunos amigos, aunque no tantos como mereciese.”

El rostro de Elizabeth se puso completamente rojo, y sus ojos

brillaban con mortificación. ¡Como deseaba ayudarla! Mientras

pensaba como hacerlo si color natural volvió.

Después levantó si cabeza y habló.

“¿Piensa quedarse en el campo, Mr Bingley?” ella preguntó.

Deseé ser Bingley en ese momento, para ser al que le hablará.

¿Por qué favorecía a mi amigo? ¿Por qué no me miraba? ¿Acaso

no lo deseaba? Estaba destrozado.

Al fin, la visita llegó a su término. Me hubiera quedado todo el día

si pudiera, pero era imposible.

“Me encantaría que viniera a cenar con nosotros el Martes, Mr

Bingley” dijo Mrs Bennet mientras nos levantábamos. Volvió sus

ojos fríos hacia mí, añadiendo despectivamente: “Y usted también,

Mr Darcy.”

¿Y qué me importaban sus malos modales? Vería a Elizabeth otra

vez.

La próxima reunión me dirá si acaso ella siente algo por mí, si ella

pueda perdonar mis horribles errores que he cometido hacia su

familia, y si acaso puede amarme.

Me encontraré en tormento hasta entonces.

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Domingo 21 de Septiembre

“Creo que Miss Bennet se veía muy bien la noche pasada,” me dijo

Bingley esta mañana.

“Si, así fue.”

“Creo que se veía muy bien” dijo un poco después.

“Si, así fue.”

“Y de buen humor. Ha disfrutado el verano, supongo,” dijo

nostálgicamente.

“Era de esperarse. ¿No hubieras deseado que fuera infeliz?”

“Por supuesto que no,” respondió rápidamente.

“Pienso que no se veía tan radiante cuando entramos” le dije.

“¿No?” pregunto esperanzado.

“No. Pero su semblante floreció cuando te vio.”

Bingley sonrió. “Mrs Bennet es una maravillosa mujer. En verdad

encantadora. Y tan educada. No esperaba que me invitara a cenar

tan pronto. Es una atención que no merezco. ”

Cualquiera que puede pensar que Mrs Bennet es una mujer

maravillosa está más que cegado por el amor. ¡Está enamorado!

Me alegro por Bingley, y solo espero que mi propia fortuna pueda

ser tan buena.

Martes 23 de Septiembre

Bingley estaba preparado para ir a Longbourn media hora antes

de nuestra cita.

“No podemos ir tan pronto” le dije, aunque yo estaba tan ansioso

como él de partir.

“Algo podría retrasarnos en el camino” dijo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“No en un viaje tan corto” respondí.

“Jennings no querrá hacer a los caballos correr tan rápido.”

“Llegaremos a Loungbourn muy pronto, incluso si caminan todo

el camino.”

“Puede que haya una rama en el camino”

“Podemos manejar alrededor de ella”

“O el carruaje puede perder una llanta.”

“No podemos irnos hasta que pase media hora,” dije, sentando con

un libro en mano.

Deseaba sentirme tan calmado como aparentaba. Estaba tan

ansioso como Bingley por irme, y aun así me sentía renuente a ir.

Él tenía la certeza, y la felicidad que esta le daba de que sus

sentimientos eran correspondidos. Yo no tenía tal seguridad. ¡Ver

a Elizabeth nuevamente! Apenas y me atrevía a pensar en ello. Si

ella sonreía, ¡qué alegría! Si evitaba mi mirada, que miseria.

Bingley caminó hacia la ventana.

“Deberías hacer como yo, y escoger un libro,” dije.

Caminó hacia mí y tomó el libro de mis manos, después lo volteo

antes de devolvérmelo.

“Lo leerás mejor si está del lado correcto.” me dijo.

Me miro con curiosidad pero no le aclaré la razón de mi

distracción. En lugar de eso, mantuve mis ojos en el libro, pero no

veía nada. Por fin el tiempo acordado llego, y nos dirigimos a

Longbourn. Todo el camino nos mantuvimos ambos en silencio.

Llegamos. Entramos. Mrs Bennet saludo a Bingley con un exceso

de civilidad, y me dio una fría reverencia. Nos dirigimos al

comedor. Miss Bennet voltio el momento en que entramos y

Bingley tomo su lugar junto a ella. ¡Afortunado Bingley! Yo no

tuve tal fortuna. Estaba tan lejos de Elizabeth como era posible.

Aun peor, estaba sentado al lado de su madre.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mrs Bennet se había esforzado mucho para arreglar esta cena, y

no era difícil el adivinar porque. Sus atención constante hacia su

hija mayor y Bingley mostraban en qué dirección sus

pensamientos se estaban dirigiendo. La sopa estaba buena, y fue

seguida por perdices y venado.

“¿Esperó que encuentre la codorniz bien cocida?” Mrs Bennet me

preguntó.

“Remarcablemente,” respondí, haciendo un esfuerzo por ser

agradable.

“Y el venado. ¿Ha visto alguna vez una pierna más gorda?”

“No”

“Probara algo del gravy, ¿espero?” me presiono.

No tenía mucho apetito, y decline su oferta.

“Supongo que usted está por encima de un simple gravy,” dijo.

“Estará acostumbrado a una variedad de salsas en Londres.”

“Lo estoy” respondí.

“Ha cenado con el Príncipe de Wales, ¿supongo?”

“He tenido el honor”

“Algunas personas piensan que ese tipo de glotonería es refinada,

pero confieso que siempre la he clasificado como vulgar. Nosotros

no tenemos veinte salsas con cada platillo. No somos tan

despilfarradores en el campo.”

Volvió su atención hacia Bingley, y yo me dedique a comer mi

comida. Mire a Elizabeth, deseoso de una mirada en mi dirección,

pero no voltio hacia mí.

Las damas se retiraron. Los caballeros nos sentamos en el pórtico.

No preste atención a la conversación. Las injusticias de los

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franceses no me interesaban. Las tonterías del Príncipe de Wales

no podían mantener mi atención. Mire al reloj, y después al resto

de los caballeros. ¿A caso nunca dejarían de hablar?

Nos reunimos con las damas y me dirigí hacia Elizabeth, pero no

había lugar alguno cerca de ella. Los reunidos para la cena eran

muchos, y mientras ella servía el café, no pude acercarme a ella.

Lo intente sin embargo, pero una joven que será por siempre un

estorbo en mis ojos se acercó a ella y la comprometió en una

conversación.

¿A caso estaba Elizabeth molesta por esto? Pensé que así era, y el

pensarlo me dio esperanzas. Me aleje, pero tan pronto como

termine mi café, el cual quemo mi boca por la rapidez con la que lo

tome, lleve mi taza hacia ella para que me volviera a servir.

“¿Esta su hermana todavía en Pemberley?” preguntó.

Parecía tranquila, distanciada.

“Si, ella permanecerá ahí hasta Navidad,” respondí.

Pregunto por los amigos de Georgiana, y no dijo nada más. No

sabía si hablar o permanecer en silencio. Quería hablar, pero tenía

tanto por decir que no sabía por dónde empezar, y reflexionando

me di cuenta que nada de eso podría ser dicho en una habitación

ten engentada.

Mi silencio llamó la atención de una de las damas y estuve

obligado a retirarme, maldiciéndome por no haber aprovechado

mi oportunidad.

Las cosas del te fueron removidas y las mesas de cartas

acomodadas. ¡Esta era mi oportunidad! Pero Mrs Bennet pidió mi

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presencia en la mesa de whist, y no podía negarme sin ofenderla.

Casi lo hice. Por poco y decía: “Preferiría hablar con su hija.”

¿Qué hubiera respondido? ¿Ella me hubiera dicho que no tenía

ninguna intención de infligir tan desagradable hombre a

Elizabeth, o hubiera estado sorprendida, y hubiera callado

dichosamente? Estuve tentado a tratar, pero no podía avergonzar

a Elizabeth.

No podía mantener mi atención en el juego, perdí repetidamente.

Esperaba una oportunidad para hablar con Elizabeth antes de

irme, pero no pude encontrar ninguna, y regresé a Netherfield con

un humor sombrío.

Bingley, por el contrario, estaba rebosante de felicidad. He

decidido que, mañana, tengo que decirle que Miss Bennet estaba

en la ciudad, y que lo mantuve lejos de ella. No estará complacido

con la noticia, pero el engaño ha durado ya demasiado.

Miércoles 24 de Septiembre

“¿No es Miss Bennet la más hermosa joven que jamás hayas

visto?” Bingley me preguntó esta tarde mientras jugábamos

billar.

“Lo es.”

“Creo que tal vez haya esperanzas” dijo.

“Estoy seguro que las hay.” dude, pero tenía que hablar. “Bingley,

hay algo que tengo que decirte.”

“¿Oh?”

“Te he hecho un gran perjuicio. La primavera pasada, Miss

Bennet estuvo en la ciudad”

“¡Pero no la vi!” dijo sorprendido.

“No. Lo sé. Debí habértelo dicho, pero pensé que la habías

olvidado. No, permíteme ser honesto, esperaba que la hubieras

olvidado, o que la olvidaras, si no la volvías a ver otra vez. ”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¡Darcy!” Sonó herido.

“Lo siento. No tenía ningún derecho de meterme en tus asuntos.

Fue impertinente de mi parte.”

“¿Así que ella me siguió a Londres?” dijo, olvidando mi engaño

por la alegría que le causaba el pensar que ella lo había seguido.

“Ella fue para quedarse con su tía y tío, pero trató de verte. Le

escribió a Caroline.”

“¡Caroline! ¿Ella también lo sabía?”

“Sí. Me avergüenza decir que Caroline corto toda relación con

Miss Bennet, y que yo la animé.”

“¡Darcy!”

Estaba enfadado.

“Me porte de la peor manera, y ruego tu perdón.”

“Si ella acepta ser mi esposa, lo tendrás. Pero tal vez en el futuro

consideraras que puedo manejar mis propios asuntos.”

“Lo hare, y mejor de lo que manejo los míos”

Me miró inquisitivamente.

No dije nada más. No puedo hablar de mi amor por Elizabeth

hasta que sepa que es reciproco. Si es que lo es.

Jueves 25 de Septiembre

Me he visto obligado a regresar a la ciudad. Que tanto

permanezca allá dependerá de las circunstancias.

Martes 30 de Septiembre

Recibí una carta de Bingley esta mañana, evidentemente escrita

precipitadamente. Estaba manchada y tan mal escrita que era casi

ilegible. Pero por fin pude descifrarla.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Mi querido Darcy,

¡Felicítame! ¡Jane y yo nos casaremos! ¡Ella es el más

dulce y adorable ángel! No puedo creer que haya sido tan

afortunado como para ganarla. Su madre está emocionada.

Su padre complacido. Elizabeth está encantada. No tengo

tiempo para más. Caroline me pide que te mande sus

saludos. Ella está ya planeando su vestido como la dama

de honor, y espera verte en la boda.

Charles Bingley

P.S. Olvide preguntarte. ¿Estarás conmigo?

C.B.

Le escribí, enviándole mis más afectuosos felicitaciones y

diciéndole que por supuesto estaría con él. Me vi tentado a

regresar a Netherfield y darle mis mejores deseos personalmente,

pero Georgiana se siente mal y planeo quedarme en la ciudad

hasta que se sienta mejor.

Mientras estoy sentado junto a ella, no puedo evitar pensar en

Elizabeth. Las dos serían amigas si Elizabeth consiente en ser mi

esposa. Es de todas maneras una conclusión de todo lo que ha

pasado tan esperada, y aun así estoy inseguro. No he visto

ninguna señal en las palabras o en las maneras de Elizabeth que

me hagan pensar que mis sentimientos son correspondidos. Y aun

así no vi nada que me hiciera pensar que ella esta

irrevocablemente en contra mía. Tengo miedo de regresar a

Longbourn. Mientras estoy con Georgiana, sigo teniendo

esperanzas, pero una vez que regrese a Longburn pueden hacerse

trizas para siempre.

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Octubre

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Martes 2 de Octubre

El coronel Fitzwilliam nos visitó hoy para ver cómo estaba

Georgiana. Ella está muy recuperada, y pronto seré capaz de

regresar a Netherfield.

“¿Tengo entendido que has ido recientemente a Netherfield?” él

dijo.

Estábamos comiendo en el comedor. Georgiana, todavía

indispuesta por su enfermedad, prefirió la cena en su cuarto.

“Sí.” Le conté sobre el compromiso de Bingley.

“¿Y te molesta?”

“No. Estoy muy feliz por él. Estoy feliz por ambos.”

“¿Acaso Miss Elizabeth Bennet te habló sobre tu carta? ¿Ha

aceptado que tu no fuiste la causa de la ruina de Wickham?”

preguntó vacilante.

“Ella no ha dicho nada, pero creo que lo ha aceptado.”

“¿Y eso ha endulzado sus sentimientos hacia ti?”

No supe cómo responder.

“Estos asuntos son dolorosos mientras duran, pero no deben de

permitirse durar para siempre.” Dijo. “Es tiempo de que vuelvas tu

mirada al futuro nuevamente, Darcy. Debes de casarte. Sería

bueno para Georgiana el tener a un mujer en la casa” Tomó un

bocado de rodaballo, y dijo. “Anne ha estado esperando tu

proposición por varios años.”

“¿Anne?” pregunté sorprendido.

“Vamos Darcy, sabes cómo Lady Catherine ha tomado su

matrimonio como algo decidido desde que su cuna. Estaba

sorprendido cuando le ofreciste tu mano a Elizabeth, pero como

no era de mi incumbencia. Mantuve la calma. Ahora que te ha

rechazado, creo que deberías formalizar tu compromiso con

Anne.”

“No tengo ninguna intención de casarme con Anne.” Dije.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Pero Lady Catherine lo espera. Ella y tu madre los prometieron a

ella y a ti en sus cunas.”

“¿Ella no piensa en serio en eso? La he escuchado decirlo muchas

veces, pero lo tomaba como una vana fantasía, tal como: Cuando

eras un bebe, mi hermana y yo decidimos que irías al ejército, o

cuando eras niño, yo decidí que te adentraría a la política.”

“Te lo aseguró, ella lo dice en serio”

“¿Y Anne?” pregunté.

“Sí. Ella también lo espera. Es por eso que nunca se ha casado.”

“Yo pensaba que era porque aún era joven…”

“Ella tiene veintiocho, como tú. ¿Has olvidado que estuvieron en

sus cunas juntos, y que los tres jugábamos juntos cuando éramos

niños?”

Lo había olvidado. Ella solía perseguirnos a mi primo y a mí. No,

no perseguirnos. Ella podía correr igual de rápido que yo. Mi

primo, siendo cinco años más grande que yo, podía superarnos a

los dos.

“¿Recuerdas como solía retarnos a subir a la cima del roble?” él

preguntó. “Ella no debía subirlo. En su intento rompió su vestido,

y fue confinada al vivero con pan y leche por una semana.”

“Lo recuerdo. También recuerdo como le llevaste una sándwich

frio de res y una rebanada de pay, envueltos en un pañuelo. Pensé

que seguramente caerías al subir por el techo a su ventana. ¿Acaso

alguna vez fuiste atrapado robando de la cocina?”

“No. Mrs Heaney siempre culpaba al perro.”

“¡Pobre Ceasar! Había olvidado las hazañas de Anne. Era mucho

más vivaz como niña, cuando su salud era buena.” Comenté.

“Y cuando tenía a Sir Lewis para defenderla. Él se enteró de las

ordenes de Lady Catherine de tenerla confinada al vivero, y fue el

mismo a darle medio soberano.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿En verdad?” dije con una sonrisa.

Podía imaginarlo. Sir Lewis había querido siempre mucho a Anne,

y ella también había querido mucho a su padre. Había sido un

golpe muy fuerte para ella su muerte,

“Siempre me he preguntado….” Empezó mi primo.

“¿Si?”

“Has notado que su toz es siempre peor cuando su madre está

cerca.”

“No.”

“Y no solo su toz, también su timidez. Ella es mucho más vivaz

cuando está conmigo.”

“Ella nunca muestra mucho espíritu cuando está conmigo.”

“Pero es que te tiene cierto pavor.”

“¿A mí?”

“Eres todo un personaje, Darcy, particularmente cuando estas

fuera de quicio. Deja que el clima sea malo, y el aburrimiento te

vuelve un ogro.”

Estaba a punto de decirle que estaba diciendo tonterías, cuando

recordé que Bingley me había dicho algo similar.

“Lamento esto. Pero Anne no necesita sufrir más. Visitaré

Rosings y le diré que un matrimonio entre nosotros dos está fuera

de toda posibilidad”

“No hay necesidad. Lady Catherine está en Londres, y Anne esta

con ella. Las vi a ambas esta tarde, antes de venir aquí. Lady

Catherine desea visitarte antes de regresar a Rosings.”

Terminamos nuestra comida, y después de sentarse conmigo una

hora, el Coronel Fitzwilliam se fue. Se quedará en Londres por las

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Traducido por: Malinalli Quiroz

próximas dos semanas, y me ha prometido visitar a Georgiana

todos los días para asegurarse que este bien y feliz.

Sábado 4 de Octubre.

Lady Catherine vino esta mañana, trayendo a Anne con ella.

Estaba a punto de preguntar por su salud, cuando mi tía empezó

su discurso sin más preámbulo.

“Debes de poner un fin a estos sinsentidos de una vez, Darcy” dijo,

tan pronto como se había sentado.

No sabía de qué estaba hablando, pero antes de que pudiera decir

algo, prosiguió:

“He escuchado de Mr Collins que estabas a punto de proponerle

matrimonio a Miss Elizabeth Bennet. Siéntate Anne.”

Anne prontamente se sentó.

“Sabiendo que tal reporte debía de ser una grotesca falsedad, visité

Longbourn en orden de hacer que Miss Elizabeth Bennet lo

negarla. ¡La audacia de esa muchacha! ¡Qué perversidad! ¿Aunque,

que más podrías esperar con una madre como esa, y un tío en

Cheapside? Se negó a darme la negativa de tal reporte, aunque yo

sabía que era falso. Nunca he conocido a una chica más insolente

en toda mi vida. Se burló de mí en la manera más vulgar. Cuando

le dije que debía contradecir el reporte, me replico que, si había

declarada que era imposible, entonces no había necesidad de

contradicción. Eres un hombre muy orgulloso como para ser

influenciado, cualesquiera sean las artes que ella utilizó. ¡El aliarte

con tal familia! Y mediante ellos, el relacionarte con George

Wickham, el hijo del mayordomo de tu padre. Él, ¡nombrarte su

hermano! No debe siquiera pensarse. Que pusiera un fina sus

artimañas, le dije que estabas comprometido con Anne, y ¿sabes lo

que me dijo? ”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“No.” Respondí, no sabiendo que esperar del discurso de

Elizabeth, esperanzado – por primera vez tenía una razón de tener

esperanzas – de que no estuviera firmemente en contra mía.

“Que si era así, ¡no hubieras podido hacerle ninguna oferta a ella!

Ha perdido cualquier sentido de propiedad. Honor, decoro y

modestia, ¡todos prohíben tal alianza! Y aun así ella no podía

decirme que el rumor era falso. No tomaba en cuenta de ninguna

forma la desgracia que traería al honor de nuestro apellido, o la

contaminación que infringiría a la ¡sombra de Pemberley! ¡Cuando

pienso en una chica tan ignorante en Pemberley! Pero claro que es

imposible. Tú y Anne están hechos el uno para el otro.

Descienden de la misma línea noble. Sus fortunas son esplendidas.

Y aun así esta chica presuntuosa, sin familia, conexiones o fortuna,

no podía asegurarme que nunca se casaría contigo.”

Mis esperanzas se dispararon. ¡No estaba totalmente en contra

mía! Si hubiera sido así, se lo hubiera dicho a mi tía. Entonces

había aun una oportunidad para mí.

“¿Bueno?” Demando Lady Catherine.

“Mama -” empezó Anne tímidamente.

“Guarda silencio, Anne.” Comandó mi tía. “Dime, Darcy”

“¿Si?” pregunté.

“¿Me asegurarás que tú nunca le pedirás a esta mujer el ser tu

esposa?”

“No tía, no lo haré.”

Me miró furiosa.

“¿Entonces están comprometidos?”

“No tía, no lo estamos.”

“Ah, eso pensé. No podías estar tan perdido en lo que es correcto y

propio, y a cualquier sentido común.”

“Pero si ella me acepta, deseo hacerla mi esposa.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Su silencio fue horrible, y fue seguido por un torrente de palabras.

“Ni siquiera pienses que serás bienvenido a Rosings si te casas con

esa pretensiosa mujer. No traerás tal vergüenza y degradación a

mi propia casa, aun si eres capaz de traerla en tu propia persona.

Tu santa madre estaría perpleja al descubrir que esa mujer es su

sucesora en Pemberley.”

“Mi madre estará orgullosa de que haya elegido tan bien.”

“Debes de tener una fiebre. Es la única explicación,” dijo. “Si te

casas con esa muchacha serás desterrado por tu familia y amigos.”

“Ellos no te visitarán, ni te invitaran a visitarlos en respuesta.

Serás condenado al ostracismo, marginado. Te daré una semana

para que vuelvas a tus cabales. Si no escucho de ti de ahora a

entonces, diciendo que has estado totalmente equivocado en este

prepostero plan, y si no me ruegas por mi indulgencia, entonces

ya no seré tía vuestra.”

Le di una fría reverencia y ella salió de la habitación.

Ana se rezagó.

“Lo siento” le dije a ella. “Nunca supe que tomabas nuestro

matrimonio como algo asentado hasta que mi primo me hablo de

ello, de lo contrario, me hubiera asegurado de que supieras que no

me veo como prometido tuyo.”

“No hay ninguna necesidad de que te disculpes. No quería casarme

contigo” dijo.

Ella sonrió, y fui tomado por sorpresa. No había ninguna timidez

en su sonrisa, y mientras caminaba hacia mí, ella se veía confiada y

segura.

“¿Soy acaso tan terrible?” Pregunté.

“No, eso no. Como una amiga y una prima te quiero en verdad y

me agradas – siempre y cuando el clima sea bueno, y no te veas

forzado a quedarte en casa – pero no te amo, y la idea de casarme

contigo me hacía miserable. Me alegra que vayas a casarte con

Elizabeth. Ella está enamorada de ti. Ella te sacará de tu rigidez, y

seremos todos amigos.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Ella está enamorada de mí? Me gustaría poder estar tan seguro”

“Una mujer enamorada reconoce a otra” dijo.

Volvió a sonreír y después siguió a Lady Catherine fuera de la

habitación.

Lunes 6 de Octubre

Estoy nuevamente en Netherfield. Llegué aquí con más

esperanzas de las que haya sentido jamás, pero aun así no me

atrevo a tomar el amor de Elizabeth como algo asegurado.

Bingley y yo dejamos Netherfield temprano y llegamos pronto a

Longbourn. Miss Bennet estaba llena de sonrojos y nunca había

lucido más favorecida. Elizabeth era más difícil de entender. Ella,

también, se sonrojó. ¡Ojalá supiera la causa!

Bingley sugirió una caminata.

“Iré por mi boneta” dijo Kitty. “He estado esperando ver a María.

Podemos caminar hacia con los Lucas”

Mrs Bennet frunció el entrecejo para mostrarle su desaprobación,

pero Kitty no lo notó.

“No soy una buena caminante, me temo,” dijo Mrs Bennet,

volteando hacia Bingley con una sonrisa. “Deben disculparme.

Pero Jane ama caminar. Jane, mi querida, ve por tu chaqueta. Ese

hombre, supongo, ira también,” ella dijo, volteando hacia mí como

si fuera un insecto desagradable.

Elizabeth se sonrojó. Ignoré el comentario lo mejor que pude,

pensando que solo mi amor por Elizabeth podría inducirme a

volver a poner un pie en esta casa nuevamente.

Bingley parecía desvalido.

“Lizzy, corre y trae tu abrigo también. Debes de hacerle compañía

a Mr Darcy. Estoy segura de que el no estará interesado en nada

que Jane diga.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Estoy muy ocupada como para caminar,” dijo Mary, levantando

su cabeza de su libro. “He frecuentemente observado que aquellos

que son mejores caminantes son esos que carecen de la capacidad

intelectual de instruirse en los asuntos serios de la vida.”

“¡Oh, Mary!” dijo Mrs Bennet impacientemente.

Mary regresó a su libro.

Elizabeth y su hermana regresaron, y habiéndose puesto sus

abrigos nos fuimos. Bingley y su amada pronto se rezagaron.

Kitty, sabía, nos dejaría pronto para visitar a su amiga. ¿A caso

Elizabeth también iría? Esperaba que no. Si ella se quedaba

conmigo, entonces sería capaz de hablar con ella. Y hablar con ella

debía.

Llegamos al retorno hacia la casa de los Lucas.

“Puedes seguir tu sola,” dijo Elizabeth, “no tengo nada que

decirle a María.”

Kitty corrió hacía la vereda, dejándonos a Elizabeth y a mi solos.

Voltee hacia ella.

Elizabeth, estaba a punto de decir, cuando ella me detuvo al hablar

ella.

“Mr Darcy, soy una criatura muy egoísta que no me preocupo más

que de mis propios sentimientos, sin pensar que quizá lastimaría

los suyos”

Sentí como me ponía helado. Todas mis esperanzas parecían ahora

como mera vanidad. Ella iba a herir mis sentimientos. Había

estado equivocado al esperanzarme con su negativa de refutar el

reporte de nuestro compromiso. No había significado nada,

excepto que ella no se dignaría a negar un tonto reporte para

beneficio de mi tía.

Ella estaba obviamente encontrando difícil el continuar.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Ella me dirá que no vuelva nunca a Longbourn otra vez, pensé.

No puede soportar verme. Su disgusto hacia mí es tanto que no

puede superarlo. No he usado mis oportunidades. He visitado

Longbourn con Bingley y no he dicho nada, porque tenía tanto

que decir. Aun así nada podía ser dicho en frente de otros. Y ahora

es muy tarde. Pero no dejaré que sea muy tarde. Le hablaré y se lo

diré, le guste a ella o no.

Pero entonces ella continuó, después de que todos estos

pensamientos pasaran por mi cabeza.

“Pero ya no puedo pasar más tiempo sin darle a usted las gracias-”

¿Darme las gracias? ¿No culparme, pero darme las gracias? No

sabía que pensar.

“- por su bondad inigualable con mi podre hermana “

¿Bondad inigualable? ¡Entonces ella no me odia! La idea hizo que

mis ánimos aumentarán, pero cautelosamente, pues no sabía que

hubiera podido oír del asunto, o que más iba ella a decir.

“Desde que lo supe, he estado muy ansiosa por demostrarle cuan

agradecida me siento. Si el resto de mi familia lo supiera, no

tendría solo mi gratitud por expresar”

Gratitud. No quería su gratitud. Gusto, sí. Amor, sí. Pero no

gratitud.

“Siento muchísimo” dije “que haya sido usted informada de una

cosa que, mal interpretada, podía haberle causado alguna

inquietud. No creía que Mrs Gardiner fuese tan poco reservada.”

“No debe de culpar a mi tía” respondió. “La indiscreción de Lydia

fue lo primero que me descubrió su intervención en el asunto; y,

como es natural, no descansé hasta que supe todos los detalles.

Déjeme que le agradezca una y mil veces, en nombre de toda mi

familia, el generoso interés que le llevó a tomarse tanta molestia y

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

a sufrir tantas mortificaciones para dar con el paradero de los

dos.”

Generoso interés. Pensaba bien de mí, pero ¿de qué forma? Era un

suspenso agonizante.

“Si quiere darme las gracias, hágalo sólo en su nombre.” Dije. Mi

voz era baja y apasionada. No podía esconder mis sentimientos.

“Les tengo un gran respeto, pero no pensé más que en usted.”

Paré de respirar. Había hablado. Había expresado mis

sentimientos. Se los había ofrecido a ella, y solo podía esperar y

ver si ella los lanzaría de vuelta en mi cara. Pero ella no dijo nada.

¿Por qué no hablaba? ¿Estaba sorprendida? ¿Horrorizada? ¿Feliz?

La esperanza se avivo en mi pecho. ¿Tal vez se encontraba muda

por la felicidad? Tenía que saberlo.

“Es usted demasiado generosa para burlarse de mí.” añadí “Si sus

sentimientos son aún los mismos que en el pasado Abril, dígamelo

de una vez. Mi cariño y mis deseos no han cambiado, pero con una

sola palabra suya no volveré a insistir más.”

Parecieron años antes de que ella hablara.

“Mis sentimientos son tan diferentes…” comenzó.

Volví a respirar.

“… que me siento muy honrada de pensar que usted pueda aun

amarme…”

Empecé a sonreír.

“… ahora recibo con placer y gratitud sus proposiciones.”

“La he amado por tanto tiempo” dije, mientras ella pasaba su mano

por mi brazo y ya lo cubría con la mía. El reclamarla era un placer.

“Pensé que era imposible. Traté de olvidarla, pero sin ningún

resultado. Cuando la vi de nuevo en Pemberley estaba inundado

de sorpresa, pero rápidamente bendije mi buena fortuna. Tenía

una oportunidad para demostrarle que no era un malvado de

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

espíritu como usted me pensaba. Tenía una oportunidad para

demostrarle que podía ser un caballero. Cuando usted no me evitó,

cuando aceptó mi invitación, me atreví a tener esperanzas, pero

los problemas de su hermana la alejaron de mí y no la vi más. No

podía dejar que las cosas quedarán así. Tenía que ayudar a su

hermana, y lo hice sabiendo que al hacerlo estaría ayudándola a

usted. Entonces, cuando ella estuvo debidamente casada, tenía que

verla. Estaba igual de nervioso que Bingley cuando llegué a

Longbourn. Era claro que su hermana era una mujer enamorada

pero no podía decir nada de sus maneras o su cara. ¿Acaso me

amaba? ¿Le gustaba? ¿Podía siquiera tolerarme? Pensé que si,

después que no. Decía tan poco -”

“Lo cual no estaba en mi naturaleza” dijo con una amplia sonrisa.

“No.” Respondí, con una sonrisa. “No sabía si era porque estaba

disgustada por verme o meramente apenada.”

“Estaba apenada,” ella dijo. “No sabía por qué había venido. Tenía

miedo de mostrar demasiado. No quería exponerme al ridículo. No

podía creer que un hombre de orgullo como el suyo pudiera

ofrecer su mano cuando ya había sido rechazada.”

“Su mano no, pero su corazón sí. Usted es la única mujer con la

que he querido casarme, y al aceptar mi mano me ha puesto en

deuda con usted para siempre.”

“Se lo recordaré, cuando este enojado conmigo.” Dijo

juguetonamente.

“No podría estar nunca enojado con usted”

“Piensa ahora que no, pero cuando contamine las sombras de

Pemberley, es posible que lo esté.”

Reí. “Ah, sí, mi tía se expresó enérgicamente con ambos.”

“Ella me dijo que nunca viviría en Pemberley” dijo Elizabeth.

“Debo de aborrecerla por ello, pero esto en deuda con ella. Es su

visita la que me trajo con usted”

“¿Fue a verlo?”

“Lo hizo. En Londres. Ella estaba muy enojada. Me dijo que había

ido a verle, y que le había exigido que contradijera el rumor de

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

nuestro inminente matrimonio. Su negativa de satisfacer sus

deseos la pusieron tristemente fuera de sí, pero me permitió

albergar esperanzas”

Hablé de mi carta. “¿Acaso,” dije. “la hizo pensar mejor de mí?

¿Dio, al leerla, crédito de su contenido?”

“Me hizo pensar mucho mejor de usted, y tan inmediatamente,

que me sentí profundamente apenada de mi misma. La volví a leer

otra vez, y otra vez, y al hacerlo, cada uno de mis prejuicios fueron

desvaneciéndose.”

“Sabía que lo que estaba escribiendo podría causarle dolor, pero

era necesario. Espero que haya destruido la carta.”

“La carta será quemada, si cree que es esencial para la

preservación de mi aprecio; pero, como ambos tenemos razones

para pensar que mis opiniones no son totalmente inalterables, no

son, espero, tan fácilmente cambiantes”

“Cuando escribí esa letra, me creí a mí mismo en calma y

serenidad, pero desde entonces estoy convencido que fue escrita

esa carta en una terrible amargura de espíritu.”

“La carta, tal vez, comience con amargura, pero no termino así. El

adieu es caridad en sí mismo. Pero no piense más en la carta. Los

sentimientos de la persona que la escribió, y la persona que la

recibió, son ahora inmensamente diferentes de lo que fueron, así

que cualquier circunstancia desagradable debe ser olvidada. Debe

de aprender de mi filosofía. Piense solo en el pasado cuando el

recuerdo le procuré placer.”

No podía hacerlo. No podía dejar el pasado ir sin contarle a ella

sobre mis padres, buenas personas que me habían alentado a

pensar bien de mí mismo y mezquinamente de los demás. Le dije

que era el único hijo varón, e hijo único durante gran parte de mi

vida, y como había aprendido a valorar solo a los de mi círculo

familiar. “Por usted, fui propiamente humilde. Me presente con

usted sin ninguna duda de mi aceptación. Usted me mostro lo

insuficiente que eran todas mis pretensiones de complacer a una

mujer digna de ser complacida.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Hablamos sobre Georgiana y de Lydia, y del día en el hotel

cuando la carta de Jane llegó. Hablar de Jane naturalmente nos

llevó a hablar sobre su compromiso.

“¿Debo de preguntar si estaba usted sorprendido?” preguntó

Elizabeth.

“Para nada. Cuando me fui, presentí que pronto sucedería.”

“Eso quiere decir, que ya había dado su permiso, me atrevo a

adivinar”

Para entonces ya habíamos llegado a la casa. No fue hasta que

entramos que me di cuenta del tiempo que habíamos estado

afuera.

“Mi querida Lizzy, ¿en dónde pudiste haberte ido a caminar?”

preguntó su hermana, mientras nos sentamos en la mesa.

Elizabeth se sonrojó, pero dijo: “Nos paseamos por ahí, sin poner

atención de a dónde íbamos, y nos perdimos.”

“Ten seguro que me apena sobremanera,” dijo Mrs Bennet,

susurrando lo suficientemente fuerte para que lo escuchara “Debe

haber sido un gran suplicio para ti, tener que hablar con ese

antipático hombre.”

Elizabeth estaba mortificada, pero atrape su mirada y sonreí. Su

madre puede ser la mujer más espantosa que mi desgracia me haya

hecho conocer, pero toleraría una docena de madres como ella por

el bien de Elizabeth.

No podía hablar con ella como deseaba durante la tarde. Jane y

Bingley se sentaron juntos, hablando del futuro, pero hasta que le

pidiera a Mr Bennet la mano de Elizabeth, ella y yo no podríamos

consentir en tales discusiones.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Era tiempo de que Bingley y yo regresáramos a Netherfield. Fue

capaz de desahogar mis sentimientos un poco en el carruaje al

dirigirnos a casa.

“Ya te he deseado felicidad,” dije. “Ahora tú debes hacer lo

mismo.”

Bingley parecía sorprendido.

“Me casaré con Elizabeth.”

“¿Elizabeth?”

“Sí. Me le propuse durante nuestra caminata. Ella ha aceptado

casarse conmigo.”

“¡Estas son grandiosas noticias! Casi tanto como las mías. Ella es

la esposa perfecta para ti. Es la única persona que he conocido

jamás que puede enfrentarte. Nunca olvidaré la forma en que te

burlo cuando se quedó con nosotros en Netherfield, cuando Jane

estaba enferma. Estabas aburrido y en uno de tus augustos

humores. Caroline estaba admirando todo lo que hacías y decías.

Recuerdo haber pensado que sería una tragedia que te casarás con

ella. Ella te convencería de que estabas por encima de todos en

todos los aspectos. ¡No es que necesites mucho convencimiento

sobre eso!”

Me reí.

“¿En verdad era tan arrogante?”

“Lo eras,” dijo Bingley. “¡Sabes que lo eras! Pero Elizabeth se

asegurará de que no lo vuelvas a ser. ¿Cuándo planean casarse?”

“Tan pronto como sea posible. Elizabeth necesitará tiempo para

comprar los vestidos de novia, y si desea hacer cualquier

alteración a Pemberley antes de su llegada, entonces necesitare

tiempo para hacerlo. De otra forma, me gustaría casarme ya.”

“¿Alteraciones a Pemberley? Debe de ser amor,” dijo Bingley.

“Estoy seguro de que serán muy felices.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Estábamos hablando sobre ello, Elizabeth y yo. Hemos decidido

que tú y Jane serán felices, pero que nosotros seremos aún más

felices.”

“Oh no, en eso nunca acordaremos.”

El carruaje paró.

“¿Le dirás a Caroline, o se lo diré yo?” preguntó Bingley mientras

entrabamos. Inmediatamente prosiguió: “Tal vez sea mejor que

me permitas decírselo, o es posible que diga algo de lo que se

arrepienta al escuchar las noticias.”

“Como desees.”

Al entrar a la casa, me retiré a la librería, para pensar en

Elizabeth, y en el futuro.

Martes 7 de Octubre

Me encontré con Caroline en el desayuno, y estaba complacido

por la forma en que ella se comportaba, educadamente.

“Me he enterado de que debo felicitarle,” comentó.

“Si, me voy a casar.”

“Estoy encantada” dijo ella. “Ya era tiempo de que tomará a una

esposa. ¡Quién hubiera pensada que cuando venimos a Netherfield

el año pasado, ambos, usted y Charles encontrarían amor

verdadero!”

Ignoré su tono chusco.

“Tal vez algún día sea usted tan afortunada como yo.”

“No creo que me vaya a casar nunca” declaró. “No tengo ningún

deseo de dejar a nadie controlarme. ¿Cuándo será la boda?”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Pronto.”

“Entonces debo de ver a mi modista. Dos bodas en tan poco

tiempo requerirán de una planeación cuidadosa.”

“Oh, sí” dijo Louisa. “Debemos de tener algo nuevo.”

Después del desayuno, Bingley yo nos dirigimos a Longbourn.

“Caroline se portó muy educadamente,” le dije. “Creo que tomo

bien las noticias.”

“No fue tan educada cuando se lo dije,” comentó Bingley. “pero le

recordé que si no era cortés contigo se vería excluida de

Pemberley.”

Llegamos. Mrs Bennet estaba llena de sonrisas mientras saludaba

a Bingley, y llena de gestos al saludarme. ¿Cómo reaccionará

cuando sepa que estoy por ser su yerno?

Bingley miró a Elizabeth cálidamente, así que estoy seguro que

ella adivinaba que ya se lo había contado, cuando él dijo: “Mrs

Bennet, ¿No tendrá otros caminos por aquí en los que Lizzy pueda

perderse nuevamente?”

Mrs Bennet estaba lista para aceptar su sugerencia, ansiosa por

permitirle un poco de privacidad con Jane. Ella sugirió que

camináramos hacia el monte Oakham. Bingley, en un tono

brillante, dijo que estaba seguro de que sería demasiado para

Kitty, y Kitty concordó que prefería quedarse en casa. ¡Es un gran

cambio el tener a Bingley ordenando mi vida por mí! Pero no

podía quejarme, pues unos minutos después ya estaba fuera de la

casa, libre de hablar con Elizabeth.

“Debo de pedir el consentimiento de su padre para nuestro

matrimonio” comenté, mientras vagábamos por el monte.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¿Y si él no lo da?” ella preguntó con una amplia sonrisa.

“Entonces tendré que llevármela sin su consentimiento,” dije.

“¿Cree que me lo negará?” le pregunté más seriamente.

“No. No le temo a lo que él pueda decir. Por lo menos, no una vez

que lo haya conocido mejor, aunque, al principio creo que estará

sorprendido. Cuando la carta de Mr Collins llego…”

Se detuvo.

La miré inquisitivamente.

“Mr Collins le escribió, diciéndole que no debía casarme con usted,

pues molestaría a Lady Catherine”

“¿Y qué fue lo que su padre respondió?”

“Está muy ocupado disfrutando la ridiculez del asunto como para

responder aún.”

“Puedo ver que tendré una entrevista difícil con él. ¿Pensará que

estoy bromeando cuando le pida por su mano?”

“No creo que se atreva a hacerlo.” Respondió.

Ella hablaba alegremente, pero podía notar que estaba

preocupada.

“Me esforzaré por conocerlo” dije. “Él y yo nos entenderemos

mejor, y me aseguraré de que no se arrepienta de haber dado su

consentimiento.”

Seguimos caminando.

“Y además está mi madre.”

“¿Cree que dejaré de ser ‘ese hombre’ en sus ojos?” le pregunté

con una sonrisa.

“Ni lo mencione” dijo ella con un escalofrío. “Si supiera cuantas

veces me he apenado por ella, o cuantas veces he deseado que se

quede callada. Creo que se lo comentaré cuando este sola”

prosiguió. “Entonces tendrá la oportunidad de sobre pasar la

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Traducido por: Malinalli Quiroz

primera impresión, y posiblemente le hará hablar más

racionalmente hacia usted.”

“¡Exactamente los pensamientos de Bingley, cuando decidió que

sería mejor darle la noticia a Caroline el mismo!”

“¿Me preguntó si ella seguirá pensando que su caligrafía es tan

uniforme una vez que este casado?”

“Me temo que no. Ella probablemente la encuentra

extraordinariamente desordenada.”

Alcanzamos la cima del monte.

“Y bien, ¿qué le parece la vista desde aquí?” Elizabeth me

preguntó.

Voltee a verla a ella.

“Me gusta mucho” respondí.

Ella se veía tan hermosa que le cedí el paso a la necesidad de

besarla. Ella estaba sorprendida al principio, pero después

respondió tiernamente, y supe que nuestro matrimonio sería muy

feliz en todo sentido.

Seguimos caminando juntos, hablando del futuro. Estoy ansioso

por mostrarle a Elizabeth Pemberley, no como una visitante, pero

como su futura dueña.

“¿No le importará que mi tía y tío nos visiten?” ella preguntó.

“Por supuesto que no. Me agradan.”

“¿Y mis hermanas?”

“Jane y Bingley estarán con nosotros seguido. Sus hermanas más

jóvenes son bienvenidas de visitarnos cuando gusten, o cuando

usted lo desee- Pero no recibiré a Wickham.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Nos reunimos con Jane y Bingley mientras regresábamos a

Longbourn.

Durante el resto del día, Elizabeth no estaba tranquila. Deseaba

liberarla de sus preocupaciones, pero no podía hablar con Mr

Bennet sino hasta terminada la cena. Tan pronto como lo vi

retirarse a la biblioteca, lo seguí.

“Mr Darcy” dijo sorprendido, mientras cerraba la puerta de la

biblioteca detrás de mí.

“Me gustaría hablar con usted” dije.

“Estoy a sus órdenes. Ha escuchado, supongo, del rumor que dice

que usted está por casarse con Elizabeth, y desea que sea detenido,

pero le sugiero que disfrute de su absurdidad, en vez de

preocuparse por una inofensiva tontería.”

“No la encuentro ni remotamente absurda,” le dije. “La encuentro

altamente deseable. Lo he seguido con el fin de pedirle la mano de

Elizabeth en matrimonio.”

Quedo boquiabierto.

“¿Pedirme la mano de Elizabeth en matrimonio?” repitió por fin.

“Sí.”

“Pero debe de haber algún error”

“No hay ningún error.”

“Pero yo pensé… eso es, ¡Mr Collins es un tonto! Él está siempre

deleitándome con alguna noticia o historia absurda, y estaba

seguro de que debía haber cometido algún error. Usted, ¡quien

jamás había puesto ojos en Elizabeth en su vida! Y aun así me dice

ahora que desea casarse con ella.”

“En verdad la amo, y de haberla elegido para mis atenciones, he

hecho más que eso. Usted no ha estado ahí, sin embargo, así que

no puedo culparlo por su sorpresa. Cuando ella estaba en

Netherfield, y tuve el placer de disfrutar de su compañía por casi

una semana, pase la mayoría de mi tiempo con ella. La vi

nuevamente en Kent, cuando fue a visitar a Mrs Collins, y

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Traducido por: Malinalli Quiroz

llegamos a conocernos mejor. La encontré más recientemente en

Derbyshire, y cada vez que la encontraba, la amaba aún más. Mis

sentimientos no son de corta duración. Son duraderos, y no

cambiaran.”

“¡Pero ella siempre lo ha odiado!” respondió. “Cualquier hombre

que persista en contra de esta obvia aversión debe de sufrir

locura.”

A esto sonreí.

“Puedo asegurarle que estoy suficientemente cuerdo. Su aversión

ha sido superada hace mucho. Ya le he pedido que se casará

conmigo, y me dio el sí.”

“¡Dijo sí!” exclamó Mr Bennet débilmente.

“Y como los dos estamos de acuerdo, necesitamos solo su permiso

para fijar la fecha.”

“¿Y si no la doy?”

“En ese caso, me temo que tendré que casarme con ella sin él.”

Me miro como si estuviera decidiendo si estaba hablando en serio.

Después, recuperando su ingenio, dijo: “Si es como dice, y

Elizabeth en verdad desea casarse con usted, entonces ustedes

tienen mi consentimiento y mi bendición. Pero quisiera oírlo de

sus labios. Mandela conmigo.”

Lo deje y fui con Elizabeth. Ella vio por mi rostro que su padre

había dado su consentimiento.

“Él desea hablar contigo.”

Ella asintió, y dejo la habitación.

Mrs Bennet, quien había estado hablando con Jane y Bingley, notó

su partida.

“¿Ha donde ha ido Lizzy?” le preguntó a Jane.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“No lo sé,” respondió Jane, aunque por su expresión podía ver que

lo había adivinado.

“Supongo que ella ha logrado crear una excusa para salir de la

habitación, estando ya cansada de tener que hablar con ese

displicente caballero.” Dijo Mrs Bennet, sin tomarse la molestia de

bajar el tono de su voz. “No la culpo. Ahora, Jane, debes de tener

un nuevo vestido para tu boda. ¿Qué color crees que debe ser? Yo

me case de azul.” Ella dijo. “en uno de los vestidos más hermosos,

no como las modas de ahora. Tenía una falda amplia, y una blusa

en punta. Debemos de asegurarnos que tú tengas algo igual de

fino. Satín, creo, o encaje Bruges.”

Jane me miro disculpándose al inicio de este discurso, y después

atendió a su madre, pero apenas y escuche la efusiva charla de Mrs

Bennet. Me estaba preguntando qué estaba pasando en la

biblioteca. Elizabeth parecía hacerse ido ya mucho tiempo. ¿Qué le

estaba diciendo su padre? ¿Acaso le estaba tomando tanto tiempo

el convencerlo de sus sentimientos por mí?

“He notado frecuentemente, que el lujo de la boda no tiene

ninguna relación con la felicidad del matrimonio” dijo Mary,

saliendo de su libro. “Tales cosas son mera vanidad, dispuestas

para atrapar a la incauta mujer y dirigirla por el camino de la

tentación.”

“Oh, hush Mary, guarda silencio, nadie te pregunto” dijo Mrs

Bennet, molesta “Cuando encuentres a un esposo, puedes decir

tanto como quieras acerca de la naturaleza de los vestidos de

novia.”

Mary fue silenciada.

“Cuando me case, tendré una falda de satín cubierta por una capa

de encaje,” dijo Kitty, “Y no me escapare con mi esposo a vivir en

Londres primero.”

“Kitty, guarda silencio” dijo Mrs Bennet. Ella volteo hacia Bingley

con una sonrisa. “¿Qué es lo que usted se pondrá Mr Bingley?

¿Un saco azul o uno negro? Wickham se casó en su saco azul. ¡Mi

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Traducido por: Malinalli Quiroz

querido Wickham!” dijo con un suspiro. “Que hombre tan apuesto.

Pero no tan apuesto como usted.”

Capte la mirada de Bingley. Era probable que, si Wickham

hubiera tenido cinco mil libras por año, habría sido tan apuesto

como Bingley.

“Me pondré lo que Jane desee.” Respondió.

¿En dónde estaba Elizabeth? Sentí que mi impaciencia crecía. Al

fin regresó a la habitación y sonrió. Todo estaba bien. La velada

pasó tranquilamente, recibí una fría reverencia por parte de Mrs

Bennet cuando me fui, y me pregunté cuál sería mu recepción la

mañana del día siguiente. Vi líneas de preocupación en la boca de

Elizabeth, y sabía que no estaba feliz por lo que le esperaba en la

entrevista con su madre.

“Para esta hora mañana, todo habrá terminado” dije.

Ella asintió, y entonces Bingley y yo nos fuimos.

“¿Su padre dio su consentimiento?” preguntó Bingley mientras

regresábamos a Netherfield.

“Lo hizo.”

“Jane y yo ya hemos fijado una fecha para nuestra boda. ¿Nos

estábamos preguntando qué pensarían tú y Elizabeth de una boda

doble?”

Me sorprendió mucho la idea.

“Me agrada. Si Elizabeth acepta, entonces eso es lo que haremos.”

Miércoles 8 de Octubre.

“Mr Bingley” dijo Mrs Bennet, jugueteando mientras lo saludaba.

Volteo hacia mí, y vi a Elizabeth ponerse tensa. Pero su madre

simplemente me miro con asombro y dijo: “Mr Darcy.”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No había frialdad en su tono. En realidad parecía sorprendida. Le

hice una reverencia y me dirigí al lado de Elizabeth.

La mañana paso tranquila. Mrs Bennet llevo a las jóvenes arriba

con ella mediante cualquier pretexto, y Elizabeth y yo nos vimos

libres de hablar. Cuando el almuerzo fue servido, Mrs Bennet se

sentó a un lado mío, y Elizabeth en el otro.

“¿Un poco de salsa holandesa, Mr Darcy?” dijo Mrs Bennet.

“Tengo entendido que le gustan las salsas.”

Pase mi mirada por la mesa, y vi nada más que seis salseras.

Estaba por rechazar la salsa holandesa cuando vi la expresión

mortificada de Elizabeth y me decidí a devolver la nueva civilidad

de Mrs Bennet con civilidad de mi parte.

“Gracias.”

Tome un poco de salsa holandesa.

“Y b arnaise? La mande hacer especialmente para usted.”

Dude un poco, pero puse un poco de salsa b arnaise junto a la salsa

holandesa.

“¿Y un poco de salsa de vino de Oporto?” dijo. “Espero que pruebe

un poco. El cocinero la hizo especialmente.”

Me serví un poco de salsa de vino de Oporto y mire mi plato en

consternación. Mire a Elizabeth y la atrape riendo. Me serví un

poco de salsa de b chamel, salsa de mostaza y salsa de crema

también, y después me dispuse a comer mi extraña merienda.

“¿Está disfrutando su almuerzo?” preguntó Mrs Bennet

solícitamente.

“Si, gracias.”

“No es a lo que está usted acostumbrado, supongo.”

Podía decir honestamente que no lo era.

“¿Tendrá usted dos o tres cocineros franceses, me supongo?”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“No, solo tengo una cocinera, y ella es inglesa.”

“¿Es su cocinera en Pemberley?”

“Si, lo es.”

“Pemberley,” dijo Mrs Bennet. “Que imponente suena. Me alegra

que Lizzy haya rechazado a Mr Collins, pues una casa parroquial

no es nada comparada con Pemberley. Imagino que la chimenea

será aún más grande que la de Rosings. ¿Cuánto ha costado, Mr

Darcy? ”

“No estoy seguro.”

“Seguramente mil libras o más.”

“Debe ser difícil mantenerlo” dijo Mr Bennet. “Incluso en

Longbourn, es difícil sustentar todos los mantenimientos”

Nos adentramos en una discusión acerca de las propiedades, y

encontré que Mr Bennet es un hombre sensato. Puede ser

negligente en lo que concierne a su familia, pero sus deberes en

otras áreas son llevados a cabo responsablemente.

Debo de perdonar su presente negligencia, pues gracias a ella

Elizabeth es como es. Su vivacidad y energía habrían sido

aplastadas bajo una crianza ordinaria.

He decidido que Georgiana debe de tener un tiempo sin una

institutriz o acompañante, para que pueda desarrollar su propia

personalidad. Estoy segura que Elizabeth estará de acuerdo.

Viernes 10 de Octubre.

Elizabeth me ha preguntado cómo me había enamorado de ella.

“¿Cómo pudo haber iniciado?” preguntó- “puedo entender como

fue avanzando encantadoramente una vez comenzado; pero ¿Qué

pudo haberte inclinado hacia ello?”

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Lo pensé. ¿Qué pudo haber sido lo que me llevo a enamorarme de

ella? ¿Fue cuando me miro satíricamente en la asamblea? ¿O

cuando había caminado sobre el lodo para ver a Jane? ¿O cuando

se negó a alagarme, al no decirme cuán bien escribía? ¿O cuando

se había negado a tratar de atraer mi atención?

“No puedo decidir la hora, o el momento, o la mirada, o las

palabras que cimentaron la base. Fue hace mucho. Estaba en la

mitad del camino, antes de darme cuenta que había comenzado.”

Ella me molesto, diciendo que había resistido su belleza, y por lo

tanto debía haberme enamorado de su impertinencia.

“Es seguro, que usted no conocía nada bueno sobre mí – pero

nadie piensa en eso cuando está enamorado.”

“¿Acaso no había bondad en su comportamiento afectuoso hacia

Jane, mientras ella estaba enferma en Netherfield?”

“¡Mi querida Jane! ¿Quién podría haber hecho menos por ella?

Pero vuelve mi comportamiento una virtud sin falta. Mis

cualidades están bajo su protección, y podrá exagerarlas tanto

como sea posible.”

“No se ofende fácilmente. No pudo haber sido fácil para usted

estar en Netherfield – no fue muy bien recibida – y aún sí estaba

divertida, más que nada por nuestra rudeza.”

“Me gusta reír” admitió.

“Y usted le es leal a sus amigos. Me reprendió por mis

comportamiento con Wickham -”

“¡No hable de él!” me suplicó. “Apenas y puedo soportar él pensar

en ello.”

“Pero yo sí puedo. Él es un individuo detestable, pero no lo sabía

en ese momento, y lo defendió. No hay muchas mujeres que

defenderían a un podre amigo contra un rico y codiciable soltero.”

“Sin importar que tan indigno sea el ´amigo´” dijo tristemente.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Y no temió el cambiar de opinión una vez que supo la verdad. No

se aferró a sus prejuicios, tanto de Wickham como míos. Usted

admitió la justicia de lo que dije.”

“Si, acepte que un hombre que no le da una vivienda a un

derrochador no es un bruto. ¡Ese es un signo de gran bondad, en

verdad!”

“Ayudó con todo lo que estaba en su poder para ayudar a Lydia, a

pesar de que sabía que ella era salvaje y descuidada” remarqué.

“Ella es mi hermana. Difícilmente podría abandonarla a su suerte

con un truhan.” Replicó.

“Pero tengo el permiso de exagerar sus cualidades” le recordé-

“Usted misma lo dijo”

Ella se rio.

“Pobre Lydia. Pensé que ella había arruinado la posibilidad de mi

felicidad con usted para siempre. No podía imaginar cómo podría

usted desear estar conectado con una familia en la que una de las

hermanas se había fugado, especialmente por ser su mayor

enemigo con quien se había escapado.”

“Nunca pensé en eso. Usted me había enseñado para entonces que

tales cosas no importan.”

“Le he enseñado más cosas de las que había notado, entonces.

Cuando vino usted a Longbourn, después de la boda de Lydia -”

“¿Si?”

“Hablo tan poco. Pensé que yo ya no le interesaba.”

“Puesto que usted estaba seria y callada, y no me daba ningún

aliciente.”

“Estaba apenada” ella dijo.

“Y yo también.”

“Dígame, ¿Por qué regresó a Netherfield? ¿Era simplemente para

poder cabalgar a Longbourn y estar avergonzado? ¿O planeaba

algo con más consecuencia?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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244

Traducido por: Malinalli Quiroz

“Mi verdadero propósito era el verla, y juzgar, si podía, si acaso

podría tener esperanzas en enamorarla. Lo que declaraba, o lo que

me declaraba a mí mismo, era que venía a ver si su hermana estaba

aún interesa en Bingley, y si lo estaba, confesarle a Bingley mis

intervenciones en ese asunto.”

“¿Tendrá alguna vez el valor para anunciarle a Lady Catherine lo

que le espera?”

“Creo que necesitó más tiempo que valor, Elizabeth. Pero debe de

hacerse, y si me proporciona una hoja de papel, lo haré ahora

mismo.”

Mientras yo escribía mi carta para Lady Catherine, Elizabeth

escribió una carta a su tía y tío en Gracechurch Street. La suya era

mucho más fácil que la mía, puesto que proporcionaría placer,

mientras que la mía daría angustias. Pero debía realizarse.

Lady Catherine,

Estoy seguro de que deseará desearme felicidad. Le he pedio a Miss Elizabeth Bennet su mano, y ella me ha dado el gran honor de cedérmela en matrimonio.

Su sobrino,

Firtzwilliam Darcy.

Y ahora escribiré una más placentera, me dije. Tomé otra hoja de

papel y le escribí a Georgiana.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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245

Traducido por: Malinalli Quiroz

Mi querida hermana,

Sé que estarás encantada de escuchar que Elizabeth y yo nos casaremos. Te lo contaré todo cuando te vuelva a ver.

Tu amoroso hermano,

Fitzwilliam

Era corta, pero no tenía tiempo para más. La releí, la sellé y dirigí

el sobre.

“¿Le importaría tener otra hermana?” le pregunté a Elizabeth.

“De ninguna manera. Lo espero con ansias. ¿Vivirá con nosotros

en Pemberley?”

“¿Si no tiene usted ninguna objeción?”

“Ninguna.”

“Ella podrá aprender mucho de usted.”

“Y yo de ella. Podrá contarme todo lo referente a las tradiciones

en Pemberley.”

“Puede alterar cualquier cosa que no le agrade.”

“No, no alteraré nada. Mi tía y yo estamos de acuerdo en esto.

Pemberley es perfecto tal y como es.”

Martes 14 de Octubre

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Elizabeth esta deleitada con la letra de Georgiana, la cual llegó

esta mañana. Estaba bien escrita, y en cuatro páginas expresaba el

placer que sentía Georgiana de tener una hermana.

Menos bienvenida fue la carta de Lady Catherine.

Fitzwilliam,

No te nombro sobrino, pues ya no eres sobrino mío. Estoy

sorprendida y ofendida de que pudieras inclinarte a ofrecer tu

mano a una persona de tan bajo rango. Es una mancha en el

honor y crédito del apellido Darcy. Ella no te traerá más que

degradación y pena, y reducirá tu hogar a un lugar de

impertinencia y vulgaridad. Sus hijos serán salvajes e

indisciplinados. Sus hijas se escaparan y sus hijos se convertirán

en abogados. Nunca serás recibido por ninguno de tus conocidos.

Serás desgraciado en los ojos del mundo, y te convertirás en una

figura de desprecio. Te arrepentirás amargamente de este día.

Recordarás que te advertí de las consecuencias de tan desastroso

acto, pero para entonces será muy tarde. No terminaré esta carta

deseándote felicidad, pues ninguna felicidad puede seguir tan

desastrosa unión.

Lady Catherine de Bourgh.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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247

Traducido por: Malinalli Quiroz

Miércoles 15 de Octubre

Cene con Elizabeth esta tarde, y me sorprendió el encontrar un

grupo grande, consistente de Mrs Philips, Sir William Lucas y Mr

y Mrs Collins. La visita inesperada de los Collinses fue pronto

explicada. Lady Catherine había estada últimamente tan enfadada

por nuestro compromiso que pensaron más sabio el irse de Kent

por un tiempo y retirarse a Lucas Lodge.

Elizabeth y Charlotte tenían mucho que discutir, y mientras las

dos hablaban después de la cena, me vi consignada a las

gratificaciones de Mr Collins.

“Estaba deleitado al saber que usted le había ofrecido su mano a

mi querida prima, y que ella, en su sabiduría femenina y agraciada,

lo había aceptado.” Dijo, radiante. “Ahora comprendo la razón por

la cual ella no podía aceptar la propuesta que yo tan

imprudentemente le había hecho el otoño pasado, cuando yo no

conocía nada de los presentes felices acontecimientos. Pensé en

esos momentos que era extraño que una joven tan amable

rechazará la nada excepcional mano de un estimable caballero,

particularmente uno que poseía una viviendo tan ventajosa, y

quien, si me permite mencionarlo, tenía las virtudes de su

profesión que ofrecerle ,así como las virtudes de su persona. Su

negativa parecía inexplicable para mí en su momento, pero ahora

la entiendo completamente. Mi querida prima había ya perdido su

corazón por alguien quien, si me permite mencionarlo, es por

virtud de su posición, mucho más digno incluso que un párroco,

pues él tiene el destino del mismo en sus manos.”

Vi a Elizabeth mirar satíricamente hacia mi dirección, pero

soporte su conversación con compostura. Puedo incluso, con el

tiempo, empezar a entretenerme con ella.

“Admirablemente expresado” dijo Sir William Lucas, mientras se

nos unía. Me hizo una reverencia, y después a Mr Collins, y a mi

nuevamente. “Solo ese valor podría resignarnos al hecho de que

usted se estará llevando la joya más brillante del condado cuando

se lleve a Elizabeth a Derbyshire,” continuó con otra reverencia.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Espero que todos nos encontremos frecuentemente, ya sea en

Longbourn o en St James´s.”

Afortunadamente nos retiramos a cenar, y aunque me había

librado de la compañía de Mr Collins y Sir William, me encontré

sentado al lado de Mrs Philips. Ella parecía muy sorprendida

como para decir mucho, pero cuando hablo, fue todo muy vulgar.

“¿Entonces, Mr Darcy, es cierto que usted tiene diez mil libras al

año?” ella preguntó.

La miré inquisitivamente.

“Estoy seguro de que debe ser así, pues lo he oído decir en todas

partes. ¿Y es Pemberley más grande que Rosings?”

Cuando no respondí, ella volvió a hacer la pregunta.

“Lo es” dije.

“¿Y cuánto vale la chimenea? Mr Collins estaba contando que la

chimenea en Rosings había costado ochocientas libras. Supongo

que la chimenea en Pemberley debió costar alrededor de mil

libras. Mi hermana y yo hablamos sobre ello el otro día.”

“Téngalo por seguro” dije. “debió de haber sido más de mil libras”

“Es muy seguro que costó más de doce mil libras” respondió. “Es

algo muy bueno que Lizzy no se casará con Mr Collins, después

de todo, aunque mi hermana estaba muy disgustada con ella en su

tiempo, ¿pero qué es Mr Collins enfrente a Mr Darcy? Incluso

Lady Lucas concuerda que él no es nada. Diez mil libras por año.

Los vestidos, los carruajes que ella tendrá.”

Soporté sus comentarios lo mejor que pude, y esperé con ansias el

día en el que tendría a Elizabeth conmigo en Pemberley, libre de

todas sus relaciones.

Martes 28 de Octubre

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

No sabía que podía sentirme tan nervioso, pero esta mañana me

sentí casi tan nervioso como el día en que le pedí a Elizabeth que

se casara conmigo. Bingley y yo nos dirigimos a la iglesia juntos.

Creo que él estaba aún más ansioso que yo cuando fuimos y

tomamos nuestros lugares en el frente.

Los invitados comenzaron a llegar. Mr Collins fue el primero. Su

esposa no estaba con él, pues ella era la dama de Elizabeth. Mrs

Philips lo siguió. Los Lucas llegaron, después una cantidad de

conocidos de Elizabeth. Por mi parte, de familiares solo estaban el

Coronel Fitzwilliam y mi hermana Georgiana. Lady Catherine y

Anne no asistieron. No lo esperaba, y estaba aliviado de que mi tía

decidiera permanecer alejada, pero me hubiera gustado ver a

Anne, y sospecho que a ella le hubiera gustado verme

seguramente casado con Elizabeth.

La iglesia estaba llena. Los invitados tomaron sus asientos.

Bingley y yo intercambiamos miradas. Miramos hacia la puerta.

Nos volvimos a voltear a ver. Mire mi reloj. Bingley miró el suyo.

Él sonrió nerviosamente. Yo sonreí tranquilizadoramente. El

asintió. Junte mis manos. Y entonces escuchamos un suspiro y,

volteando alrededor, contemplé a Elizabeth. Estaba caminando

hacia el altar en el brazo de su padre, con Jane en el otro brazo.

Pero no tenía ojos para Jane. Tenía solo ojos para Elizabeth. Ella

se veía radiante. Sentí mis nervios y angustias dejarme mientras

ella se me unía, tomando su lugar junto a mí, como Jane tomaba

su lugar junto a Bingley.

El servicio fue sencillo pero me conmovió profundamente. Al

intercambiar los votos Elizabeth y yo, pensé que no podía existir

un hombre más feliz en toda Inglaterra.

Partimos de la iglesia, y mientras miraba a Elizabeth, sabía que

ella era ahora Mrs Darcy.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“¡Mrs Darcy!” dijo su madre, repitiendo mis pensamientos. “Que

bien suena. ¡Y Mrs Bingley! ¡Oh! Si pudiera ver a mis otras dos

hijas tan bien casadas, no tendría nada más que pedir.”

Regresamos a Longbourn para el desayuno de la boda, y después

Elizabeth y yo nos dirigimos a dar un paseo por Lake District.

Jane y Bingley fueron con nosotros. Nos detuvimos en la noche en

una pequeña posada y estoy haciendo lo mejor con esta

oportunidad de escribir en mi diario, pues no tendré tiempo

después. Estoy ansioso de que llegué la tarde. Después de la cena,

nuestro verdadero matrimonio comenzará.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Noviembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Martes 11 de Noviembre

Hoy regresamos a Pemberley, después de nuestra luna de miel en

los lagos. Elizabeth se veía feliz y saludable. La mire mientras el

carruaje seguía cuesta arriba por el camino, admirando su

asombro en su rostro al contemplar su nuevo hogar.

El carruaje se detuvo fuera de la puerta. Entramos. Mrs Reynolds

había llamado a asamblea a todo el personal, y nos dieron la

bienvenida. Mrs Reynolds, lo sé, está encantada en ver a una

señora en Pemberley nuevamente.

Nos dirigimos a nuestras recámaras. Me adentre en su suite junto

con ella. Eran las únicas habitaciones que ella quería cambiar, y

habían sido decoradas tal como ella deseaba.

“¿Te gustan?” pregunté.

Ella mira alrededor apreciándolo. “Es perfecto.”

Fui hacia ella y la bese.

“¿Te gustan a ti?” preguntó, mirando alrededor de la habitación

nuevamente.

“No importa si me gusta o no.”

“Yo creo que sí,” inició. “Después de todo, tú serás un frecuente

visitante.”

Sonreí y volví a besarla.

Fueron algunas horas después que volvimos a bajar.

“¿Estás segura de que no deseas ninguna de las otras habitaciones

redecorada?” le pregunte, mientras entrabamos en el comedor.

“No, me gustan tal y como están. Me recuerdan mi primera visita

a Pemberley.” Caminó hacia la ventana y miro hacia afuera. “Es

una hermosa vista.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Concordé. La colina frondosa era hermosa, y el rio centellaba al

fluir en su camino por el valle. Amo cada árbol y cada estrecho de

pasto, y me conforta el saber que ella también los ama.

“¿Qué fue lo que pensaste la primera vez que los viste?” le

pregunté.

Sonrió juguetonamente. “Que hubiera podido ser la señora de todo

esto, ¡si te hubiera aceptado!”

“¿Y te arrepentiste de haberme rechazado?”

“Por un minuto – hasta que recordé que no se me hubiera

permitido invitar a mi tía y tío aquí.”

“No puedo creer que haya podido ser tan orgulloso. Si no hubiera

sido por tus tíos, tal vez nunca nos hubiéramos visto nuevamente.

Serán bienvenidos en cualquier momento en que lo desees.”

Puse mis brazos alrededor de ella.

“Debemos de invitarlos pronto. Le he prometido a mi tía el

pasearla por el parque en un faetón y un par de ponies” Ella giró

dentro de mis brazos y acarició mi mejilla. “Pero por lo pronto,

aún no los invitaremos.”

Martes 18 de Noviembre

Hemos estado en Pemberley por una semana, y Elizabeth y

Georgiana se están llevándose tan bien como pude haberlo

esperado. Georgiana está empezando a perder un poco de su

timidez mediante su interacción con Elizabeth, y aunque ella no es

tan juguetona como Elizabeth, se ha aventurado a bromear

conmigo en una o dos ocasiones.

Por fin siento que puedo ser un hermano para Georgiana otra vez,

y no un padre o madre. Ella está creciendo ahora, y con Elizabeth

guiándome, ya no me preocupo por los asuntos de las damas que

quedan fuera de mi conocimiento. Si en algún momento entro en

duda, solo tengo que preguntarle a Elizabeth.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

La vida es mucho más sencilla para Georgiana también, pues

ahora tiene tanto una hermana como una confidente en Elizabeth.

Jueves 20 de Noviembre

Elizabeth recibió una carta de Lydia esta mañana, pidiéndole

ayuda con algunas cuentas. Me la encontré por casualidad

mientras estaba leyéndola en su habitación. Me miro con un

semblante culpable mientras entraba.

“¿Secretos?”

Parecía pesarosa.

“Es de Lydia. Ella es tan extravagante que ha excedido sus

ingresos otra vez. Me escribe que debe ser lindo ser rico, y pide

por mi ayuda.”

“¿No se la darás?” examiné su rostro. “Si, lo harás.”

“Es mi hermana después de todo.” Respondió.

“Déjala acudir a Jane.”

“Ya le ha pedido ayuda a Jane.” Respondió Elizabeth, su

coquetería devuelta. “Presiento que planea pedirnos a cada una en

turnos.”

“Debes de decirle no entonces. Entonces ella aprenderá a

moderarse-”

“¡Imposible para Lydia! Ella acumulará deudas hasta que los

comerciantes pidan su pago, y entonces ella y Wickham tendrán

que cambiar de alojamiento y empezar todo de nuevo. Piénsalo de

esta manera, no estoy ayudando a Lydia, estoy ayudando a los

comerciantes a los que está estafando.”

Con este argumento, ella sabía que no podía decir no.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Nunca dejo de preguntarme como es que tú y Jane se

convirtieron en tan buenas mujeres, mientras que tus otras

hermanas resultaron todo lo contrario.” Dije, yendo directo a su

lado y besándola en la mejilla.

“Kitty no es tan mala” dijo Elizabeth. “Estaba pensando en tenerla

con nosotros un tiempo. Después de la fiesta de Navidad el

próximo mes, voy a invitarla a quedarse. Un poco de compañía

superior servirá para influenciarla a mejorar.”

“Si debes de hacerlo, adelante. Aunque preferiría tenerte solo para

mí.”

“Ella no estará dentro de la casa todo el tiempo. Ella saldrá a dar

caminatas largas con Georgiana.” Dijo Elizabeth.

“O largos paseos en el carruaje” dije, besándola en los labios.

“O días de campo” dijo Elizabeth, regresándome el beso.

“Mi amor, mejor cierro la puerta.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Diciembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Viernes 5 de Diciembre

Elizabeth ha ordenado un faetón de dos para Navidad. Su tía y tío

se unirán al grupo, y llegarán en un poco más de quince días.

Elizabeth me ha convencido de que debo de invitar a mi tía

también. Es tiempo de poner el fin a las hostilidades, me ha dicho,

y tiene la razón. No puedo permanecer en malos términos con

Lady Catherine por siempre.

Jane y Bingley se quedarán con nosotros, y traerán a Caroline y a

Louisa con ellos. Mr y Mrs Bennet también vendrán junto con

Mary y Kitty, y Lydia los estará acompañando. He accedido

renuentemente a acogerla, pero bajo la condición de que Wickham

no viniera con ella. No lo tendré en Pemberley, ahora o nunca.

Elizabeth lo comprende. Ella no tiene ningún deseo de verlo

tampoco, y ambos sabemos que sería mortificante para Georgiana.

A las dos personas que no veremos son a Mr y Mrs Collins.

Charlotte está en una interesante condición y no puede viajar.

Elizabeth me ha recordado buscar una mejor vivienda para Mr

Collins de la que tiene en este momento.

"Una casa más grande para Charlotte", me dijo Elizabeth, "y una

con suficientes distracciones para mantener a Mr Collins ocupado.

Con algo cerca que pueda hacer él afuera de la casa, tal vez

algunas casas de caridad que administrar, sería mucho mejor. Y

asegúrate de que la casa tenga dos habitaciones placenteras, para

que Charlotte pueda tener una al igual que su marido."

"Esta hecho, pero no los tendré dentro de un perímetro de menos

de una hora de viaje de Pemberley. Me agrada Charlotte lo

suficiente, pero ni su amistad contigo puede conciliarme con su

esposo. "

Y en esto, Elizabeth y yo somos uno.

Sábado 13 de Diciembre

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Nuestros invitados llegarán el Lunes. Uno más se ha sumado al

grupo. El Coronel Fitzwilliam vendrá junto con Lady Catherine y

Anne.

Lunes 15 de Diciembre

Al fin ya están aquí. Bingley y Jane fueron los primeros en llegar,

trayendo consigo a Caroline y Louisa.

"Mrs Darcy" dijo Caroline, con un exceso de cortesía. "Qué

encantada estoy de volverla a ver." Ella sonrió como si ella y

Elizabeth hubieran siempre sido las mejores amigas, y después

volteo hacia mí. "Mr Darcy, que bien se ve usted," dijo, "Y

Georgiana. ¡Cómo has crecido! Debe ser por el aire de Derbyshire.

Es tan vigorizante."

Louisa fue menos verbal pero nos saludó amablemente. Mr Hurst

solo gruño antes de retirarse a la sala de billar. Caroline y Louisa

subieron a las alcobas superiores, guiadas por Georgiana, y

Elizabeth y yo fuimos libres de hablar con Jane y Bingley.

"Así que, ¿Lydia vendrá?" preguntó Bingley, mientras todos nos

sentábamos en la sala.

"Si; ella vendrá, aunque no junto con su marido" dijo Elizabeth.

"¿Crees que es incorrecto que no lo allá invitado?" le preguntó a

Jane.

"Querida Lizzy, por supuesto que no. No es cómo si él y Lydia no

tuvieran a otro lugar a donde ir. Han venido a quedarse con

nosotros dos veces. Les es mucho más barato quedarse con

nosotros que vivir por su cuenta. Dejaron de alquilar su vivienda

antes de venir con nosotros, de manera que no tuvieran que pagar

ninguna renta, y después alquilaron otra cuando regresaron."

"Qué penoso," dijo Elizabeth.

"No para Lydia. Ella es la misma de siempre, exuberante y con

buen humor. Ella medra con el cambio"

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"La próxima vez que vengan, creo que les diré a los sirvientes que

digan que no estamos en casa," dijo Bingley.

"Estamos muy convenientemente alocados en Netherfield, ese es

el problema" dijo Jane. "Visitan Longbourn, y después vienen con

nosotros cuando ya han sobrepasado su recepción ahí. Y no es

solo Lydia quien nos visita. Parece que todos los días mi madre

encuentra una razón para visitarnos. Estamos pensando en tomar

una casa en otro lugar."

"¡Pobre Jane! Debes de venir y vivir en Derbyshire" dijo

Elizabeth.

"Hay algunas muy hermosas propiedades por aquí" dije yo.

"Creo que lo haremos," dijo Bingley.

Un coche acercándose a la entrada nos alertó del hecho de que

Lady Catherine había llegado. Ella descendió con todo

refinamiento y entró a la casa. Unos minutos después entró dentro

de la sala sin esperar a ser anunciada.

Ella miró alrededor con una mirada ictérica.

" Puedo ver que los muebles no han sido remplazados, " dijo ella,

sin saludarme ni a mí ni a Elizabeth. "Pensé que usted pondría los

muebles de mi hermana en el ático y los remplazaría con algo de

muy inferior calidad."

"Su señoría no puede pensar que yo arruinaría mi propia casa."

dijo Elizabeth.

"¡Su casa! ¡Ha!" exclamó mi tía.

Elizabeth me lanzó una mirada burlona, pero haciendo un

esfuerzo, les dio la bienvenida a Lady Catherine, Anne y al

Coronel Fitzwilliam.

"Nos volvemos a encontrar" dijo él.

"Así es"

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"Y en felices circunstancias. Darcy es un hombre muy afortunado"

le dijo.

"Darcy no es tal cosa" dijo mi tía. "Él debió de haberse casado con

Anne."

Anne mandó su mirada al suelo.

"¿Ha tenido un buen viaje, espero?" le preguntó Elizabeth.

Anne levantó la mirada un poco, pero no respondió. Estaba

sorprendido por la diferencia en su comportamiento desde la

última vez que la había visto, y pensé en lo que mi primo me había

dicho, que ella tenía mucha más energía lejos de su madre.

"La salud de Anne es delicada. Ella nunca viaja bien" dijo mi tía.

"Pero el viaje fue bueno" dijo el Coronel Fitzwilliam. "El carruaje

de Lady Catherine es cómodo, y las carreteras no estaban mal."

"Permítanme llevarlos a sus habitaciones" dijo Elizabeth.

"Ese es el trabajo de la ama de llaves," dijo Lady Catherine

despectivamente.

"Entonces le pediré a Mrs Reynolds que le muestre el camino"

dijo Elizabeth. Ella volteo hacia Anee. "Permítame llevarla a su

habitación" dijo. "Es la habitación que siempre le es provista. Le

pregunte a Mrs Reynolds cual era la suya."

Anne miró preocupadamente a su madre, pero permitió a

Elizabeth que la guiara al piso superior. Jane fue con ellas,

mientras que mi tía tuvo que esperar por Mrs Reynolds.

El Coronel Fitzwilliam río. "Elizabeth no le teme a nadie" dijo,

cuando Mrs Reynolds había llevado a Lady Catherine arriba.

"Por supuesto que no" dijo Bingley. "¡Se casó con Darcy! Aunque

creo que él ya no es tan terrible como antes. El matrimonio le ha

sentado bien."

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"Les favorece a ambos. Tal vez deba de pensar en tomar yo mismo

ese paso." dijo el Coronel.

Elizabeth se nos unió nuevamente, y pronto el resto de las damas

habían encontrado su camino hacia la sala de estar. Mi tía y Anne

ya conocían a Caroline y a Louisa, y una vez que las cuatro habían

intercambiado saludos, mi tía comenzó a hablar, solo para

detenerse una vez que escuchó otro carruaje acercándose.

"¿Quién es?" ella preguntó, mirando fuera de la ventana.

"¡Mi tía y tío!" exclamó Elizabeth, brincando.

"¿El tío que es un abogado, o el tío que vive en Cheapside?"

pregunto Lady Catherine desdeñosamente.

Elizabeth no respondió, pero fue a recibir a sus invitados tan

pronto como entraron a la habitación.

"¡Elizabeth! Qué bien te ves" dijo Mrs Gardiner.

Ella estaba vestida elegantemente, y tenía un porte refinado.

"Positivamente floreciente" agregó Mr Gardiner.

Vi a Elizabeth satisfecha con la cara de sorpresa de Caroline.

Intercambiamos miradas, y nuestros pensamientos regresaron a

cuando conocí por primera vez a los Gardiners, cuando yo

también, había sido placenteramente sorprendido.

De ahí siguió la usual conversación acerca del viaje, y el hablar

sobre el carruaje de los Gardiner dio a que Elizabeth dijera.

"Tengo el faetón y los caballos listos para ustedes, tal como me lo

pidieron. Tan pronto como se sientan listos para viajar

nuevamente, lo llevaremos al rededor del parque."

“¿Faetón y caballos? ¿Qué significa esto? ¿Un equipamiento para

una salida? Debo de ser parte de dicho placer. Me gustan

sobremanera los paseos alrededor del parque. Hubiera aprendido a

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Traducido por: Malinalli Quiroz

manejar si Sr Lewis me hubiera enseñado, y estoy segura que

hubiera sobresalido en ello”, dijo Lady Catherine. “Sr Lewis me lo

dijo el mismo. Debe decirme cuando piensa ir. Iré con ustedes, al

igual que Anne.”

“Pero solo hay dos asientos.” Elizabeth remarcó.

“Entonces Anne y yo tomaremos el carruaje.”

“Estoy convencida que ha su señoría no le agradará la expedición”,

dijo Elizabeth. “No solo iremos por el rio, también pasaremos por

el bosque.”

“¿Qué significa esto?” preguntó Lady Catherine. “El bosque es

uno de mis grandes placeres. Cuando mi hermana estaba viva, nos

paseábamos seguido por ellos.

“Pero, como su señoría me informó en nuestro último encuentro,

mi presencia los has contaminado.” dijo Elizabeth maliciosamente.

Mi tía no pudo pensar en una respuesta. Nunca la había visto

quedarse sin palabras, fue una grata experiencia.

Pero ella no iba a ser superada, y después de unos minutos se

sobrepuso a su sorpresa y dijo: “Su madre y sus hermanas

vendrán, tengo entendido.”

“Si, así es.”

“¿Todas ellas?”

“Si, todas.”

“¿Qué, incluso la que se escapó con el hijo del mayordomo de

Darcy?”

“Si, incluida Lydia.” dijo Elizabeth seriamente, pero con una

sonrisa en sus ojos.

“He oído que su madre la ha recibido en Longbourn, después de su

escandaloso comportamiento. No puede ser cierto, por supuesto.

El reporte debe de ser falso. Ninguna madre podría aprobar tal

infamia por parte de una hija. Ella debería excluirla

inmediatamente y dejarla sufrir las consecuencias de sus actos.”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

En la estimación del carácter de Mrs Bennet, no podía estar más

equivocada. Mrs Bennet llegó poco después que su hermano y su

esposa, y no solo aprobaba el comportamiento de Lydia, lo

vanagloriaba.

“Lady Catherine, que bueno es verla nuevamente,” dijo ella

mientras hacia una reverencia. “Parece que fue ayer cuando nos

visitaba en Longbourn, trayéndonos noticias de Charlotte en su

camino por el pueblo. Si me hubiera dicho entonces lo que se

ahora, no lo hubiera creído. ¡Mi Lizzy, casándose con Mr Darcy!

Por supuesto, que no se debe de dudar. Ella siempre ha sido una

chica muy buena, la favorita de su padre, y aunque Jane tiene

mayor belleza, Lizzy tiene mayor ingenio, aunque claro, ya no

debería de decirle Lizzy, debo llamarla ¡Mrs Darcy! Que bien

suena. ¡Y pensar que ella es la señora de Pemberley! Sabía que no

podía ser tan energética por nada. Pemberley es una hermosa

vivienda. No tenía idea de que sería tan fina. Lucas Lodge no es

nada comparada con ella, y es aún mejor que la gran casa en

Stokes. “

“Y en cuanto a Purvis Lodge, tiene las más horribles buhardillas,

pero Lizzy- Mrs Darcy- me asegura que las buhardillas en

Pemberley son las mejores que ella haya visto.”

“Estoy seguro de que ella te dará un tour en ellos, si se lo pides

amablemente,” dijo Mr Bennet secamente, mientras entraba y

besaba a Elizabeth. “¿Cómo estas Lizzy? Te ves bien.”

“Estoy bien Papá.”

“Darcy te está tratando bien”

“Si, así es”

“Bien. Entonces no tendré que retarlo a un duelo.”

“Espero que venga conmigo a pescar en su lugar,” dije.

“Estaría encantado.”

“Y usted también está incluido en la invitación por supuesto” le

dije a Mr Gardiner.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Será todo un placer.”

“¿Qué te parece mi boneta Lizzy?” Preguntó Lydia, acercándose,

“¿No es encantadora? La compré ayer.”

“Pensé que necesitabas economizar”, dijo Elizabeth.

“Lo hice,” respondió Lydia, “Había tres bonetas en la tienda que

me gustaban, y solo compré una.”

“Por todo lo que he leído, la práctica de la economía no se da

naturalmente en las mujeres,” dijo Mary. “Deben de estudiarlo

diligentemente si no desean dejar que sus gastos excedan sus

ingresos.”

“Bien dicho Mary, muy bien planteado”, dijo Mrs Bennet. Ella

volteo hacia el Coronel Fitzwilliam. “Una chica tan talentosa. Ella

lee no sé cuántos libros. Será, para un afortunado soldado, una

excelente esposa.”

Por primera vez en mi vida, vi a mi primo desconcertado. No se

vio obligado a responder, pues mientras Lydia fue al espejo y

empezó a admirarse, Mrs Bennet siguió su conversación.

“Cuando usted se fue después de su visita a Longbourn, Lady

Catherine, hubiera creído más probable que un gato fuera a ver a

la reina, que nosotras fuéramos a ser parientes, pero ahora somos

familia.”

“Por supuesto que no lo somos” dijo mi tía indignada.

“¡Pero lo somos! Su sobrino está casado con mi hija. Eso nos hace

primas de alguna manera. Mi prima, ¡Lady Catherine! Qué envidia

tenía Lady Lucas cuando se lo dije, pues ella no es una verdadera

"Dama", solo le fue dado el título cuando a Sir William le fue dado

su título de caballero, a cuenta de un favor que le hizo al rey. Ella

era simplemente Mrs Lucas antes de eso, y su esposo era

comerciante en Meryton. Él dejo el trabajo cuando fue ascendido a

Sir William, pero el linaje se nota.”

“Eso es seguro”, remarcó Lady Catherine.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Y esta es la muchacha que se fugó con el hijo del mayordomo”,

preguntó, volteando hacia Kitty.

“No, no lo soy”, dijo Kitty sonrojándose.

“Ella es mi segunda hija más joven, Kitty.” dijo Mrs Bennet. “¡Una

chica tan buena! ¡Tan buenos modales! Y en el camino de volverse

toda una belleza. Ella estará volteando cabezas antes de que sea

más grande, marqué mis palabras. No es que no lo haya hecho ya.

El capitán Denny estaba muy atraído por ella, y había otros dos

oficiales que la preferían a ella, aunque aún fuera joven, pero –“

“No puedes ser tú”, dijo Lady Catherine, atravesando a Mrs

Bennet y volviéndose a Lydia. “Eres una niña.”

Lydia no volteo, pero habiéndose quitado la boneta, esponjo sus

rizos enfrente del espejo.

“¡La! ¡Qué tonterías habla usted! declaró. He estado casado estos

cuatro meses. Mi querido Wickham y yo nos casamos en

Septiembre. Soy toda una matrona.”

Se volteo y encaró a Lady Catherine. “Estoy encantada de

conocerla”, ella dijo, extendiendo su mano como si fuera una

duquesa y mi tía una esposa de un granjero. “Mi querido

Wickham me ha contado muchas cosas sobre usted.”

“¡Sí que lo ha hecho!” dijo Lady Catherine, ignorando su mano.

Lydia la bajo, nada perturbada, y volteo hacia el Coronel

Fitzwilliam, yendo hacia él con la mano extendida.

“¡La! Un oficial. Le hace bien a mi corazón ver una casaca roja. Me

recuerda a mi querido Wickham.”

“Siempre me han gustado los hombres en casaca roja”, dijo Mrs

Bennet a Lady Catherine. “Lydia se parece a mí en eso.”

“Desafortunadamente para quienes nos gusta una conversación

racional”, dijo Mr Bennet. “Darcy, ¿tendrá un salón de billar

aquí?”

“Si lo tengo, Señor. Permítame mostrárselo, ¿Caballeros?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Y diciendo esto, los rescate de las damas.

“Mi esposa es una fuente constante de diversión para mí.” dijo Mr

Bennet mientras salíamos de la habitación, “y Lydia aún más.

Tenía grandes esperanzas en Mary, pero se ha vuelto menos tonta

ahora que sale un poco más, y no sufre en comparación de sus

hermanas, aunque su arrebato del día de hoy me da esperanzas de

que su estupidez no haya desaparecido completamente. Kitty,

también, parece decepcionarme. Se ha convertido en una criatura

tan racional desde que pasa dos días de cada tres en Netherfield

que me temo que se convertirá en una sensata joven dama después

de todo.”

Todavía me siento incómodo con la manera de hablar de Mr

Bennet acerca de sus hijas, pero como su frivolidad ayudo a crear

el carácter juguetón de Elizabeth, supongo que no puedo

quejarme.

Martes 16 de Diciembre

Elizabeth llevó a su tía por los prados en el faetón hoy como

prometido, y las dos regresaron con ojos brillantes y un brillo

saludable en sus mejillas.

“¿Y, le gusta Pemberley tanto como la última vez que lo visito?”,

le pregunté.

“Mucho más”, ella respondió. “Antes era simplemente una

hermosa casa. Ahora es el hogar de Elizabeth.”

“Debe de ser una forma muy placentera de ver el prado.” dijo

Anne.

Había un rastro de nostalgia en su voz. Elizabeth lo escucho y

dijo, “Debe usted tomar un paseo conmigo esta tarde.”

La bendecí por eso. Anne tenía muy poca diversión en su vida.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Se fueron después de la merienda, y aunque su viaje fue más corto

que el anterior, regresaron muy alegres.

“Creo que he juzgado mal a Anne”, dijo Elizabeth después, “Yo

que me vanaglorio con mi habilidad para juzgar a las personas en

base a primeras impresiones, creo haber cometido puros errores

este año. Cometí un terrible error contigo, y creo haberlo también

cometido con Anne. La tomaba por alguien enfermiza y enojona, y

pensé –“.

Ella se detuvo abruptamente.

“Si, ¿qué fue lo que pensaste?”

“Pensé que ustedes dos se merecían el uno al otro”. Dijo ella

pícaramente.

“Es una pena que no supiera esto antes, pues pudiera haberte

complacido al casarme con ella.”

Nunca antes había sabido que era el burlarse de alguien, o ser el

objetivo de burla hasta que conocí a Elizabeth, pero ahora estoy

aprendiendo.

“Ella no es ni tan enfermiza ni tan enojona como suponía. De

hecho, entre más nos alejábamos de la casa, más vivaz ella se

convertía.”

“Ella solía ser mucho más alegre cuando éramos niños, hasta el

invierno en el que ella se resfrío, y la tos se quedó en su pecho. Mi

tía la saco del internado y dijo que no estaba lo suficientemente

bien como para regresar.”

“Ah. Entonces, ¿ella estuvo sola en Rosings con Lady Catherine

desde entonces?”

“Ella tenía su acompañante.”

“Deberá de ser una acompañante muy valiente para soportar a

Lady Catherine?

Concordé.

“¿De qué hablaste con Anee?”

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

“Para empezar, hablamos sobre el parque. Tiene muy buenos

recuerdos de él de cuando era niña, y me señalo el lugar en donde

perdió su muñeca, y el lugar en donde el Coronel Fitzwilliam la

encontró - aunque él no era Coronel en ese entonces. Pero parece

haber sido un buen chico. No pudo haber sido cómodo el tener a

una pequeña niña correteando detrás de él, y aun así parece que él

le mostro gran amabilidad.”

“Él siempre le tuvo mucho afecto a Anne.”

“Y después hablamos sobre libros. Ella ha leído una gran cantidad,

y disfrutamos de un debate amistoso. Creo que ella se siente

mucho mejor lejos de su madre. Le pediré a tía Gardiner que la

lleve en el faetón mañana. Entre nosotras dos, podremos separarla

de Lady Catherine durante la mayor parte de su visita.”

Jueves 18 de Diciembre

La visita dentro de la casa está probando ser sobremanera

placentera. Mrs Bennet es feliz con caminar a todo lo largo y

ancho de Pemberley, memorizando sus detalles para así poder

contarle a sus vecinos de sus esplendores en su regreso a

Longbourn. Lydia pasa su tiempo coqueteando con los jardineros.

Es inútil tratar de detenerla, y por lo menos eso la mantiene fuera

de la casa. Mr Bennet se sienta en la biblioteca la mayor parte del

tiempo, saliendo solo para los viajes de pesca.

Lady Catherine se ha tomado la libertad de instruir a Kitty y a

Mary en la conducta correcta que debe tener una joven dama, y

Kitty le tiene tal admiración a mi tía que se sienta y la escucha con

halagadora atención por horas seguidas. Mary, también, se siente

y escucha, interviniendo con sus profundas opiniones de sus

lecturas. Caroline y Louisa se entretienen con revistas de moda,

mientras que Mr Hurst duerme la mayoría del tiempo.

Anne ha aprovechado al máximo su oportunidad para escapar de

la atención de su madre, y ha comenzado a caminar por los prados,

donde es regularmente acompañada por el Coronel Fitzwilliam.

Su tos parece molestarla mucho menos que antes, y ella dice que

es el ejercicio lo que le está haciendo bien.

El Diario de Mr. Darcy Amanda Grange

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Cuando los demás están ocupados, es con Jane y Bingley,

Georgiana y Mr y Mrs Gardiner con quienes Elizabeth y yo

pasamos la mayor parte del tiempo.

Sábado 20 de Diciembre

Elizabeth y yo salimos con Jane y Bingley esta mañana para ver

una propiedad a diez millas de Pemberley. Es una hermosa casa,

con muy buen paisaje. Miramos alrededor y Jane y Bingley

estaban muy complacidos con lo que vieron.

"Si no encontramos nada mejor, creo que lo compraremos" dijo

Bingley.

"Empiezo a creer que estas aprendiendo a ser precavido," le dije a

Bingley. "Hace un año la hubieras tomado sin pensarlo."

"Es imposible para mi hacer eso ahora," dijo, sacudiendo la cabeza,

“Si he aprendido algo de ti, Darcy, es que no debo de tomar una

casa sin saber antes el estado de las chimeneas"

"Regañé a Bingley por no hacer ninguna pregunta sensata cuando

rentó Netherfield," expliqué, cuando Elizabeth me miro

desconcertada.

"Fue buena fortuna que no haya preguntado," dijo Elizabeth. “o

tal vez nunca nos hubiéramos conocido"

Regresando a la casa, encontramos a Mrs Bennet sumida en

conversación con Mrs Reynolds, averiguando cuanto habían

costado las cortinas, y cuáles eran las dimensiones exactas del

salón de baile.

Anee estaba en la sala de estar con Mrs Gardiner, y sus risas nos

llegaron cuando entrabamos a la habitación. Anne se ve mucho

mejor que antes, Hay una vivacidad en ella que faltaba

completamente cuando estaba confinada con Lady Catherine, y

debo admitirlo, cuando pensaba que se casaría conmigo.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"¿Les gustó la casa?" pregunto Mrs Gardiner.

"Si, mucho" dijo Jane. "Es un poco más pequeña que Netherfield,

pero sigue siendo de un buen tamaño"

"¿Más pequeña que Netherfield?" preguntó Mrs Bennet, entrando

a la habitación. "Eso no funcionará."

"Pero está a una corta distancia de Pemberley," dijo Jane.

"Pero por supuesto, eso es un punto a su favor. Entonces podría

visitarlas a ambos al mismo tiempo. Puedo quedarme con Lizzy

primero y después, querida Jane, me puedo quedar contigo. Es un

viaje muy largo para visitar a una hija, pero una corta distancia

para visitar a dos. Me atrevo a decir que estaré aquí todo el

tiempo."

"Creo que el parque era algo pequeño" dijo Bingley, mirando a

Jane.

"Y las buhardillas en mal estado" dijo ella.

"Oh, si las buhardillas están en mal estado, no la tomaría en

cuenta" dijo Mrs Bennet. "Deberían mejor quedarse en

Netherfield."

Lunes 22 de Diciembre

Fue un día lluvioso ayer. Después de la cena, Lady Catherine se

retiró temprano. Kitty y Lydia estaban ocupadas en adornar una

boneta, y Mrs Bennet estaba diciéndole a Kitty que cuando se

casara debía de asegurarse de tener una casa tan bella como

Pemberley. Mr Gardiner y Mr Bennet estaban jugando ajedrez,

mientras Mrs Gardiner miraba un libro de grabados.

"¿A alguien le gustaría una partida de billar?" preguntó el

Coronel Fitzwilliam

"Darcy jugará con usted, y yo observaré" dijo Elizabeth. "Anne,

¿nos acompañaría?"

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Anne aceptó, y los cuatros nos dirigimos a la sala de billar. A

penas habíamos entrado, cuando Elizabeth se excusó debido a una

jaqueca, y me pidió que la ayudara a volver a la sala de estar.

Al cerrarse la puerta de la sala de billar tras de nosotros, su

jaqueca parecía haber desaparecido.

"Pensé que Fitzwilliam y Anne estarían mucho mejor sin

nosotros" dijo ella.

La miré sorprendido.

"Él solo necesita un poco de estímulo para darse cuenta de que

está enamorado de ella"

"¿Fitzwilliam y Anne?"

"Creo que se ven bien. Sus ojos lo siguen siempre que está él en la

habitación, y ella apenas puede hablar de otro tema sin de alguna

manera mencionarlo. Por su parte, él siempre ha sentido cariño

por ella, y sería un casamiento apropiado, así como por amor. Él

necesita casarse con una heredera, y Anne está por heredar

Rosings y una considerable fortuna."

Estaba aún más sorprendido.

"¿Cómo sabes que debe casarse con una heredera?"

"Él me lo dijo"

"¿Cuando hizo eso?

"En Rosings, cuando estábamos todos juntos las pascuas pasadas.

Sospecho que era para ponerme en guardia, y advertirme que no

debía de esperar una oferta de su parte."

"¡Qué arrogantes hombres somos! ¡Los dos pensando que deseabas

una oferta por nuestra parte!"

"Tal vez si deseaba una oferta por parte del Coronel" bromeo.

"Mi amor, te advierto que soy un esposo celoso. Exiliaré a mi

primo de Pemberley, si no me dices en este instante que no

deseabas una oferta suya,"

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Traducido por: Malinalli Quiroz

"Muy bien, No la deseaba. Pero creo que Anne si la desea."

"Puede que no sea una mala idea" dije. "De hecho, entre más lo

considero, más me agrada la idea"

"Lady Catherine también, estaría complacida"

"¿Así que los estas alentando para complacer a Lady Catherine?"

le pregunte inocentemente.

"Mr Darcy, se está volviendo tan impertinente como su esposa"

bromeo.

"Pero no estoy seguro de que Lady Catherine lo apruebe" dije

pensativo.

"No puedo poner queja alguna acerca de su linaje"

"Tal vez no, pero es el hijo menor, y empobrecido" le recordé.

"Pero la fortuna de Anne es suficiente para dos"

"Mi primo no tiene propiedades"

"Él vivirá en Rosings" respondió.

"Mandando a Lady Catherine a la casa de retiro"

"Mientras que, si te hubiera casado con Anne, ella hubiera sido la

señora de Pemberley, y Lady Catherine hubiera seguido siendo la

señora de Rosings."

Ambos nos imaginamos como Lady Catherine reaccionaría cuando

se enterará de que debía de moverse a la casa de retiro.

"¿Crees que Anne encuentre el coraje para enfrentarse a su

madre?" pregunté.

"Será interesante verlo"

Jueves 25 de Diciembre

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Nunca hubiera pensado, cuando celebraba la Navidad con

Georgiana en Londres el año pasado, que la siguiente vez que la

celebrará estaría casado. Pemberley se ve muy festivo. Vegetación

esta entrelazada en las barandillas, mientras acebo, grueso con

bayas rojas, adornan los retratos y muérdago cuelga de los

candelabros.

Nos despertamos con un olor a comida, y después del desayuno,

fuimos a la iglesia. El clima era tan bueno que Elizabeth, Jane y

Bingley y yo decidimos caminar a la iglesia mientras que el resto

del grupo fue llevado en carruaje.

"Esto me recuerda a las caminatas que tomábamos cuando Jane y

yo estábamos recién comprometidos" dijo Bingley, mientras crujía

la escarcha bajo nuestros pies. "Aunque no hacia tanto frio"

"Tú y Jane estaban en la feliz situación de ser reconocidos como

pareja. Ustedes podían pasar el tiempo hablando entre ustedes e

ignorando al resto, mientras que Elizabeth y yo no podíamos ni

sentarnos juntos."

"Pero se las arreglaron para perderse en las veredas del campo

siempre que estábamos afuera de la casa" dijo Bingley con una

sonrisa.

"Las veredas fueron muy útiles" dijo Elizabeth.

"Y nuestra madre los ayudo sobremanera, al insistir que

mantuvieras ocupado a ese hombre" dijo Jane.

"Nunca en mi vida he estado tan mortificado" dijo Elizabeth, pero

estaba riendo al decirlo.

Llegamos a la iglesia y entramos. Nuestros invitados ya estaban

reunidos, y tan pronto tomamos nuestros lugares, el servicio

comenzó. Fue vivaz e interesante, lleno de buen ánimo para la

ocasión. Lady Catherine se quejó de los himnos, el sermón, las

velas y el libro de oraciones, pero estoy persuadido de que todos

los demás fueron animados por el servicio.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Tuvimos una espléndida cena, y después de ella jugamos charadas.

Caroline eligió al Coronel Fitzwilliam como su pareja, pero

Elizabeth frustró sus tentativas de llamar su atención más tarde

en la noche al invitarlo a abrir el baile junto con Anne. Hicieron

una muy vivaz pareja desmintiendo las advertencias de Lady

Catherine sobre Anne sufriendo un ataque de toz.

Kitty bailo con Mr Hurst, e incluso Mary fue convencida de pasar

a la pista, aunque protesto diciendo que el baile no era una

actividad racional y declaro que preferiría sobre manera leer un

libro.

Cuando todos nuestros invitados se habían retirado, nos dirigimos

arriba.

"¿Cansada?" pregunté.

Como respuesta, ella levanto su mano sobre su cabeza, y vi que

estaba sosteniendo una rama de muérdago.

Lunes 29 de Diciembre

Nuestro grupo se separó esta mañana. Lady Catherine y Anne

fueron las primeras en irse, acompañadas del Coronel Fitzwilliam.

Elizabeth esperaba escuchar sobre su compromiso, pero aunque

Fitzwilliam y Anne habían pasado gran parte del tiempo en

compañía del otro, nada había sido dicho.

Los Bennets fueron los siguientes. Por último fueron Jane y

Bingley.

"Deben de venir y visitarnos en Netherfield" dijo Jane.

"Y traigan a Georgiana " dijo Bingley.

Prometimos ir y verlos dentro de poco.

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Traducido por: Malinalli Quiroz

Al fin teníamos nuestra casa para nosotros.

"Es muy placentero tener invitados" dije, mientras el ultimo

carruaje se alejaba. "Pero es mucho mejor el verlos partir"

Regresamos a la sala de estar. Georgiana y Elizabeth pronto

iniciaron a revivir la visita, hablando sobre quienes habían visto.

Georgiana se aventuró a hacer un comentario chistoso acerca de

Lady Catherine, y después me miro para ver si había sido

ofendido. Al ver mi cara, la suya se relajó. Había perdido ya mucha

de su timidez, y estaba en camino de convertirse en una joven

dama segura y confiada. Por esto, y por muchas otras cosas, tenía

que agradecerle a Elizabeth.

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Marzo

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Miércoles 4 de Marzo

Mr y Mrs Collins llegaron esta mañana, y se quedarán por una

semana. Pensaron que era mejor irse de Kent ahora que Lady

Catherine está llena de ira. Se ha enterado de que Anne se casará

con el Coronel Fitzwilliam.

"Su señoría no estaba infeliz con la idea al principio, aunque ella

indulgentemente me confió que hubiera preferido tener a un

hombre de fortuna como nuero. Pero el estimable Coronel tiene

un antiguo nombre, y ella magnánimamente lo considera digno de

poder aliarse con su propia, más estimada, línea de familia. Ella fue

lo suficientemente condescendiente para dar su consentimiento, y

decir que Anee sería la novia más elegante del año. Fui capaz de

complacer a su señoría al mencionar que Miss de Bourgh

engraciaría a cualquier iglesia en la que eligiera casarse.

"Pero su señoría cambió de parecer cuando Anne le aclaró que ella

pensaba vivir en Rosings, y que deseaba que su madre se mudará a

la casa de retiro" agregó Charlotte.

“Lady Catherine muy educadamente lo declaro imposible. Ella me

honró con la más complaciente confidencia, diciendo que ella no se

movería de su casa para acomodarse a las conveniencias de un

irreflexivo muchacho, y prosiguió a confiarme amablemente que

Anne era una chica cabeza dura, quien no tenía el debida sentido

de gratitud.”

“Anne señalo que, si ella fuera un hombre, su madre debería dejar

la casa después de su matrimonio, a lo cual su señoría respondió

que Anee no era un hombre, y que por lo tanto ella debía

permanecer ahí.”

“Esperaba que Anne cediera ante esto,” dijo Charlotte, “pero no

fue el caso. El amor la ha hecho más fuerte.”

“La atmosfera no ha sido desafortunadamente de lo más

armonioso. De todas las cosas, me disgusta más el aire de

discordia. Ofende a un hombre de mi profesión de una forma que

no puedo describir. Trate de ofrecer una rama de olivo, señalando

que la casa de retiro era un edificio muy hermoso, con

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Traducido por: Malinalli Quiroz

apartamentos elegantes y jardines suntuosos, pero Lady Catherine

me miro con tal mirada de desaprobación que mi coraje

enflaqueció, y estuvo forzado a añadir, ‘pero no tan hermoso como

Rosings’, creo que eso le agrado a su señoría.”

“Pero no a su hija,” remarqué.

El rostro de Mr Collins se ensombreció.

“No, me temo que es imposible mantenerse en buenos términos

con ambas, y por lo tanto sentimos que era mejor venir aquí.”

“Y hay también otra razón por nuestra visita. Deseaba que vieras

a Elinor,” dijo Charlotte.

La enfermera trajo a Elinor. Nunca había tenido ninguna

atracción hacia los bebes, pero Elizabeth estaba encantada con la

pequeña niña, y la tomo de los brazos de la enfermera. Al

acurrucar al infante en sus brazos, me miro de una manera que

hizo mi corazón parar, y repentinamente los bebes se convirtieron

en la cosa más interesante en el mundo para mí.

Pensé que este último año había sido el más feliz de mi vida, pero

creo que éste será aún mejor.