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16 cuadernos de educación 2 Inteligencia emocional La especialización cerebral os estudios realizados sobre el cerebro humano, que son muy abundantes en los últimos tiempos, han puesto de manifiesto que tenemos dos cerebros o, para mejor decir, dos hemisferios cerebrales, cada uno de ellos destinado a actividades específicas, que actúan de manera distinta, propia y diferenciada, dando como consecuencia dos tipos de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emo- cional. Si en nuestra conducta destaca la influencia del hemis- ferio derecho podemos afirmar que estamos siendo dirigidos en las acciones de nuestra vida por el cerebro emocional; si, por el contrario, mostramos en nuestros actos una conducta racional, una tendencia a la racionalidad, aseguraremos que nuestro hemisferio cerebral predominante es el izquierdo; y seremos tanto más racionales o más emocionales, cuanto mayor sea el grado de influencia del hemisferio cerebral correspondiente. ¿Se oponen sentimiento y razón? Ante esta sucinta explicación podemos preguntarnos: ¿existe una oposición entre razón y sentimiento? Sabemos que una mente piensa y otra mente siente (Goleman, 1996), y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para cons- truir nuestra vida mental. Teniendo en cuenta esta afirmación y la otra recogida en los párrafos anteriores sobre la espe- cialización cerebral, podemos deducir, con facilidad, la impor- tancia que tienen en todo proceso educativo los estímulos que ponen en marcha las respuestas emocionales, los cuales son tan importantes como aquellos otros que actúan sobre lo racional. Ambas mentes tienen que ser atendidas en toda situación de la vida que trate de educar. No debe haber pre- dominio ni oposición, en todo momento se debe buscar el equilibrio. Inteligencia emocional y educación Cuando leímos el libro de David Goleman, Inteligencia emo- cional, una frase llamó tan poderosamente nuestra atención que no podemos dejar de transcribirla a continuación: ¿Quién no recuerda la escuela, al menos en parte, como un interminable desfile de horas de aburrimiento puntuadas por momentos de gran ansiedad? ¿Por qué hace esta referencia a la vida tradicional de la escuela? ¿Qué nuevas actividades se pueden plantear para llevar a cabo una enseñanza que aleje de las aulas el aburrimiento? ¿Las actividades que contribu- yen al desarrollo de la inteligencia emocional son siempre divertidas? Las respuestas a estas cuestiones se pueden encontrar en la consideración siguiente: la inteligencia emocional no puede seguir alejada de los centros de enseñanza; hoy debe hacerse realidad el hecho de aprender con todo el cerebro. Es posible y necesario crear experiencias educativas que permi- tan al maestro preparar situaciones en las que los alumnos usen y amplíen la comprensión de los temas a través de una experiencia que ellos ayuden a crear (Williams, 1986). La pro- yección de la personalidad del alumno en las tareas escola- res es un factor facilitador del aprendizaje; si nos gusta lo que hacemos, si disfrutamos con las actividades, se genera en las aulas un clima de flujo positivo. En la Escuela Infantil las experiencias emocionales y vividas se logran a partir de planteamientos que favorecen una educación completa. La educación completa será la que atienda al desarrollo de todos los sentidos, por lo tanto podemos hablar de una educación multisensorial, porque los sentidos de la vista y del oído, los del tacto y los cinestésicos (movimiento) envían constantemente información al cerebro y ayudan a recordar- la. Los sentidos son exploradores, vivenciales, descubrido- res, emotivos... Una educación completa será la que atienda el desarro- llo de la fantasía, que es la capacidad para generar y mani- pular la imagenería mental (Williams, 1986); la fantasía guiada es particularmente útil para la explicación de fenó- menos que uno no puede experimentar de primera mano: los cuentos son poderosos auxiliares en el mundo del cultivo y educación de la fantasía. Un mundo infantil lleno de cuentos, oídos y leídos, sienta las bases para la formación de un mundo emocionalmente sano. Una educación completa nos lleva al uso del lenguaje evocador, del lenguaje con significado, del lenguaje que se crea a partir de las experiencias vividas; por medio de las L

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c u a d e r n o s d e e d u c a c i ó n

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Inteligenciaemocional

La especialización cerebral

os estudios realizados sobre el cerebro humano, que sonmuy abundantes en los últimos tiempos, han puesto demanifiesto que tenemos dos cerebros o, para mejor decir,dos hemisferios cerebrales, cada uno de ellos destinado aactividades específicas, que actúan de manera distinta,propia y diferenciada, dando como consecuencia dos tiposde inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emo-cional.

Si en nuestra conducta destaca la influencia del hemis-

ferio derecho podemos afirmar que estamos siendo dirigidos

en las acciones de nuestra vida por el cerebro emocional; si,por el contrario, mostramos en nuestros actos una conducta

racional, una tendencia a la racionalidad, aseguraremos quenuestro hemisferio cerebral predominante es el izquierdo; yseremos tanto más racionales o más emocionales, cuantomayor sea el grado de influencia del hemisferio cerebralcorrespondiente.

¿Se oponen sentimiento y razón?

Ante esta sucinta explicación podemos preguntarnos: ¿existeuna oposición entre razón y sentimiento? Sabemos que una

mente piensa y otra mente siente (Goleman, 1996), y estas dos

formas fundamentales de conocimiento interactúan para cons-

truir nuestra vida mental. Teniendo en cuenta esta afirmacióny la otra recogida en los párrafos anteriores sobre la espe-cialización cerebral, podemos deducir, con facilidad, la impor-tancia que tienen en todo proceso educativo los estímulosque ponen en marcha las respuestas emocionales, los cualesson tan importantes como aquellos otros que actúan sobrelo racional. Ambas mentes tienen que ser atendidas en todasituación de la vida que trate de educar. No debe haber pre-dominio ni oposición, en todo momento se debe buscar elequilibrio.

Inteligencia emocional y educación

Cuando leímos el libro de David Goleman, Inteligencia emo-

cional, una frase llamó tan poderosamente nuestra atenciónque no podemos dejar de transcribirla a continuación:

¿Quién no recuerda la escuela, al menos en parte, como un

interminable desfile de horas de aburrimiento puntuadas por

momentos de gran ansiedad? ¿Por qué hace esta referencia ala vida tradicional de la escuela? ¿Qué nuevas actividades sepueden plantear para llevar a cabo una enseñanza que alejede las aulas el aburrimiento? ¿Las actividades que contribu-yen al desarrollo de la inteligencia emocional son siempredivertidas?

Las respuestas a estas cuestiones se pueden encontraren la consideración siguiente: la inteligencia emocional nopuede seguir alejada de los centros de enseñanza; hoy debehacerse realidad el hecho de aprender con todo el cerebro. Esposible y necesario crear experiencias educativas que permi-tan al maestro preparar situaciones en las que los alumnosusen y amplíen la comprensión de los temas a través de unaexperiencia que ellos ayuden a crear (Williams, 1986). La pro-yección de la personalidad del alumno en las tareas escola-res es un factor facilitador del aprendizaje; si nos gusta loque hacemos, si disfrutamos con las actividades, se generaen las aulas un clima de flujo positivo.

En la Escuela Infantil las experiencias emocionales yvividas se logran a partir de planteamientos que favorecenuna educación completa.

La educación completa será la que atienda al desarrollode todos los sentidos, por lo tanto podemos hablar de unaeducación multisensorial, porque los sentidos de la vista ydel oído, los del tacto y los cinestésicos (movimiento) envíanconstantemente información al cerebro y ayudan a recordar-la. Los sentidos son exploradores, vivenciales, descubrido-res, emotivos...

Una educación completa será la que atienda el desarro-llo de la fantasía, que es la capacidad para generar y mani-pular la imagenería mental (Williams, 1986); la fantasíaguiada es particularmente útil para la explicación de fenó-menos que uno no puede experimentar de primera mano: loscuentos son poderosos auxiliares en el mundo del cultivo yeducación de la fantasía. Un mundo infantil lleno de cuentos,oídos y leídos, sienta las bases para la formación de unmundo emocionalmente sano.

Una educación completa nos lleva al uso del lenguaje

evocador, del lenguaje con significado, del lenguaje que secrea a partir de las experiencias vividas; por medio de las

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palabras, podemos llegar a crear mundos alternativos de unagran riqueza emocional. El lenguaje objetivo se localiza en elhemisferio cerebral izquierdo, es científico y racional; el len-

guaje evocador busca su localización en el hemisferio

derecho, es creador y emocional, es representativo y seofrece cargado de emociones y sentimientos.

Teniendo en cuenta estos esbozos, a modo de apuntes,sobre lo que puede ser considerada una educación comple-

ta, desde el punto de vista de los estudiosos de la inteli-

gencia emocional (Goleman, Williams, Gardner, Salovey), nosinteresa hacer una breve mención a las investigaciones rea-lizadas con sujetos elegidos al azar y presentadas porSternberg, quien concluyó que la inteligencia social no sólo es

muy diferente de las habilidades académicas, sino que consti-

tuye un elemento esencial que permite a la persona afrontar

adecuadamente los imperativos prácticos de la vida (Goleman,1996). Esta afirmación nos invita a la reflexión, porque leyén-dola no podemos dejar de pensar que ha llegado el tiempode transformar nuestro concepto de educación.

El CI y el CE

Gardner afirmó que la vieja teoría de CI se ocupa sólo de lashabilidades matemáticas y lingüísticas. Eso está bien, forma

parte de la historia de la huma-nidad; pero sintió la necesi-dad, junto con otros psicólo-gos, Sternberg y Salovey, deanalizar otros tipos de inteli-

gencia. Todos ellos hanllegado a la conclusión de quela inteligencia constituye un

asunto decididamente perso-

nal o emocional.

Goleman nos informa de queSalovey organiza las inteligen-cias de Gardner en cinco com-petencias emocionales princi-pales:

a) El conocimiento de las

propias emociones: las perso-nas que tienen un mayor

conocimiento de sus emociones suelen dirigir mejor susvidas.

b) La capacidad de controlar las emociones: la concienciade uno mismo es una habilidad básica, que nos permite con-trolar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.

c) La capacidad de motivarse a uno mismo: si somoscapaces de sumergirnos en un estado de flujo estaremosmás capacitados para lograr resultados sobresalientes encualquier área de la vida.

d) El reconocimiento de las emociones ajenas: la empatía esotra capacidad que se asienta en la conciencia emocional deuno mismo, y constituye una habilidad fundamental.

e) El control de las relaciones: el arte de las relaciones sebasa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnosadecuadamente con las emociones ajenas.

Los niños emocionalmente sanos tienen una buena auto-estima personal. Saben tratarse a sí mismos del modo en quehan sido tratados por los demás. La imagen personal es elreflejo de la imagen que percibimos que los demás tienen denosotros. Los niños con alta inteligencia emocional son menosvulnerables a las erupciones del cerebro emocional. Es tarea dela educación llegar a lograr el dominio de uno mismo, desa-rrollar la capacidad para solucionar los contratiempos emocio-

Dibujo de Javier, 4 años

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nales que nos prepara la actividad cotidiana. El control de lasemociones, porque las conocemos y las asumimos, nos ayudaa librarnos de la prisión en la que pueden llegar a encerrarnosnuestros sentimientos. Es curioso señalar que este objetivo dela educación ya fue enunciado desde tiempos de Platón.

El desarrollo de la inteligencia emocional como necesidadLos niños son capaces de captar losestados de ánimo de los adultos, y elcoste emocional de la falta de sinto-nización en la infancia puede ser alto.La psicología evolutiva ha descubier-to que los bebés son capaces deexperimentar un tipo de angustiaempática antes incluso de llegar a serplenamente conscientes de su exis-tencia separada (Goleman, 1996).

A diferencia de la mente racional,que se comunica a través de lapalabra, las emociones lo hacen deun modo no verbal. El lenguaje delos gestos, el lenguaje de la expre-sión plástica, el lenguaje del arte nosintroducen de manera inconscienteen el mundo de las emociones.También es verdad que a través delanálisis de estas emociones podemosllegar a descubrir cuál es el grado dedesarrollo de la inteligencia emocio-

nal de nuestros alumnos.

Y después...

La inteligencia emocional se pone de manifiesto también enla conducta de las personas: una fuerte ética cultural de

trabajo se traduce en una mayor motivación, celo y perseve-

rancia, un auténtico acicate emocional; la perseverancia

depende fundamentalmente de factores emocionales, como el

entusiasmo y la tenacidad frente a todo tipo de contratiempos

(Goleman, 1996). ¿No es una propuesta interesante comoobjetivo de la educación en los tiempos que vivimos?

Nos gustaría acabar con unas palabras en las que sedescribe el ideal de persona a la que queremos educar decara al futuro: Las personas que poseen una elevada inteli-

gencia emocional suelen ser socialmente equilibrados, extra-

vertidos, alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar

sus preocupaciones. Demuestran estar dotados de una

notable capacidad para comprometerse con las causas y las

personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una

visión ética de la vida, son afables

y cariñosos en sus relaciones. Su

vida emocional es rica y apropiada,

se sienten a gusto consigo

mismos, con sus semejantes y con

el universo social en el que viven,

tienen visión positiva de sí

mismos, y la vida siempre tiene

sentido; hacen amigos rápidamen-

te.

Invitamos a los lectores a compar-tir este proyecto.El análisis de las ilustraciones queacompañan este artículo puedeponernos en contacto con diversosgrados de desarrollo de la inteli-

gencia emocional en niños de laEscuela Infantil.

Para profundizar en el tema acon-sejamos la lectura de los siguien-tes libros:

Gardner, H. (1990): Educación artística y desarrollo humano. Paidós.

Barcelona.

Goleman, D. (1996): Inteligencia emocional. Ed. Kairós. Barcelona.

Williams, L. V. (1986): Aprender con todo el cerebro. Ed. Martínez Roca.

Barcelona.

María CaparrósAna Isabel Jiménez

María Jaén

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Dibujo de Francisco, 4 años