Upload
gonzalo-ramirez
View
868
Download
1
Embed Size (px)
Citation preview
1
Bogotá, 30 de abril de 2015
Asunto:
Intervención Ciudadana sobre propuesta de reforma al Reglamento de la
Corte Constitucional
Presidenta (E)
Dra. María Victoria Calle
E.S.M.
La red de ciudadanos ¡Corte Limpia Ya! conformada por estudiantes y profesores
de facultades de derecho de distintas universidades del país, exfuncionarios de la
Corte Constitucional y ciudadanos preocupados por la buena marcha de la
Institución por las recientes denuncias de corrupción con la denuncia formulada al
Magistrado Jorge Pretelt ante la Comisión de acusaciones de la Cámara de
Representantes el pasado 27 de febrero de 2015 ha decidido presentar esta
intervención ciudadana como una forma de amicus curiae con miras a coadyuvar a
la Corte Constitucional en la reforma de su reglamento que adelanta por estos días
según información de la propia Corte Constitucional y con base en el derecho
fundamental de petición contenido en el artículo 23 de la C.P y en el literal d) del
artículo 9 del Reglamento de la Corte que establece que al Presidente de la
Corporación le corresponde “Poner en conocimiento de los otros Magistrados las
notas oficiales que reciba”.
Según Comunicación de la Corte Constitucional en el Informe de Gestión y
Rendición de Cuentas 2009 – 2015 realizado el 26 de marzo la Corte Constitucional
conformó una Comisión de nueve magistrados auxiliares para que el día 30 de
abril de 2015 presente un proyecto de reforma del reglamento de la Corte que se
2
socializará con los demás empleados de la Corte, en temas relacionados con la
selección de tutelas, las facultades electorales de la Corporación, la expedición de
un Código de ética y el establecimiento de plazos para dictar sentencias entre otros
temas.
Teniendo en cuenta esta información ¡Corte Limpia Ya! en manifiesto abierto ante
la opinión publica en su blog (www.cortelimpiaya.blogspot.com) el 10 de abril de
2015 estimó que en dicha reforma del reglamento debería además establecer lo
siguiente:
1) Que conjuntamente a la reforma del reglamento se haga una declaración
por parte de la Sala Plena de la Corte Constitucional para que en el proceso
que se realice del Magistrado Jorge Ignacio Pretelt en la Comisión de
acusaciones de la Cámara la propia Corte se comprometa a brindar toda la
colaboración para que dicha investigación se realice de manera expedita y
se llegue a la verdad de lo ocurrido sin dilaciones injustificadas respetando
el principio de presunción de inocencia y debido proceso.
2) Que con relación a la reforma del reglamento que esta llevando a cabo la
Corte como una forma de autorregulación se permita la participación de la
sociedad civil, la Academia, los Centros de Investigación y expertos por
medio de una convocatoria abierta que puede ser en Audiencia Pública para
que se tengan en cuenta las distintas propuestas que se formulen en la
búsqueda de la transparencia y mejoramiento de la Corte Constitucional.
3) Que los cambios propuestos debe tener como pilar la protección de las
funciones de la institución sin llegar limitar sus facultades o restringirlas.
En desarrollo de estos presupuestos se ha decido trabajar cinco puntos en esta
intervención relacionados con la reforma puntual del reglamento contenido en el
Acuerdo 5 de 19921 que en el artículo 90 establece que la Corte podrá reformar su
1 El Acuerdo 05 de 1992 se basa en el artículo 241.11 de la Constitución que establece que dentro de las funciones de la Corte Constitucional se encuentra la de establecer su propio reglamento. Dicho Acuerdo
3
reglamento, “…a proposición de cualquiera de los Magistrados, aprobado en dos
debates en sesiones celebradas en días distintos y con los votos de la mayoría
absoluta de los Magistrados”.
Estos cinco puntos son los siguientes: en primer lugar (1) el cese y suspensión de
los Magistrados de la Corte que pueden llegar a tomar la Sala Plena en
determinadas circunstancias; en segundo lugar (ii) la selección de las acciones de
tutela en sede de revisión, el trámite de las insistencias y la realización de
audiencias de selección con participación de sociedad civil y organismos de
control; en tercer lugar (iii) el Informe de Gestión o la Rendición Anual de Cuentas;
en cuarto lugar (iv) el llamado Código de Ética para los magistrados, y por último
(v) los términos para la decisión de fallos y publicación de las Sentencias.
1. Cese y Suspensión de Magistrados por parte de la Sala Plena:
Premisa:
Se propone adicionar al reglamento un artículo sobre cese y suspensión de los
magistrados que posibilite a la Sala Plena a proposición del Presidente o dos
miembros de la Corte, “Determinar el cese y la suspensión de las funciones de los
Magistrados”.
Propuesta de artículo:
Articulo adicional:
“Los Magistrados de la Corte Constitucional pueden ser cesados o suspendidos por las
siguientes razones:
a) Por renuncia aceptada por el Presidente de la Corte;
b) Por la expiración del plazo de su nombramiento; ha sido adicionado y modificado por los Acuerdos 01 de 1995, 01 de 1996, 01 de 1997, 01 de 1999, 01 de 2000, 01 de 2001, 01 de 2004, 01 de 2007, 02 de 2007 y 01 de 2008.
4
c) Por incurrir en alguna causa de incapacidad temporal o definitiva de las
previstas a los demás miembros de la Rama Judicial;
d) Por incompatibilidad sobrevenida;
e) Por dejar de atender con diligencia los deberes de su cargo o por violar la
reserva propia de su función
f) Por condena judicial en firme
El cese de funciones de los Magistrados se decretará por el Presidente de la Corte en
los apartados a) y b) y en caso de fallecimiento. En las demás causales deberá decidir
la Sala Plena.
Los Magistrados podrán ser suspendidos, como medida previa, en caso de
procesamiento o por el tiempo indispensable para determinar la concurrencia de
alguna de las causales establecidas en el presente artículo la suspensión será
decidida en Sala Plena a proposición del Presidente o dos miembros de la Corte y su
vacante será ocupada por un magistrado encargado, durante el término que dure el
trámite procesal”
Justificación de la Propuesta:
Existen dos modelos de régimen jurídico para la suspensión y cese de los
magistrados de las Cortes Constitucionales: el modelo que podríamos llamar de
“juicio político” (impeachment) que tiene origen en la tradición norteamericana y
que se tramita en una primera instancia ante el Congreso; y el modelo de régimen
disciplinario interno a la corporación.
En los casos de Colombia, Ecuador, El Salvador, Perú y Venezuela se entrega al
Congreso la posibilidad de destituir los magistrados del Tribunal Constitucional a
través de alguna especie de juicio político o acusación constitucional o simple
remoción por parte del Congreso. Por lo general, se ha señalado el peligro de
intervención política en los juicios constitucionales, a través de la influencia en la
composición de las Cortes y el riesgo correspondiente para la independencia del
poder judicial. A este respecto se señalan los casos de Perú durante el régimen de
5
Fujimori en Perú, o la acusación constitucional respecto de cinco de los nueve
magistrados del Tribunal Constitucional de Ecuador en 2003.
El caso del magistrado Pretelt sin embargo pone sobre la mesa otro riesgo: el de la
imposibilidad de resolver una situación que supone una deslegitmación constante
de la Instituión de los ojos de la opinión pública. Y es que si, como es el caso, el
magistrado no dimite y la Comisión de Acusaciones no inicia procedimiento, no
existe mecanismo institucional que permite poner freno al proceso de
deslegtimación social de la Institución.
Para estos casos resulta más adecuado el modelo de régimen disciplinario interno
de los magistrados constitucionales, propio de los Estados europeos, y que asienta
su competencia en el carácter de órgano constitucional de la Corte, una de cuyas
garantías de independencia es la autonomía organizativa y presupuestaria. Dentro
de esta autonomía organizativa estaría la posibilidad de cesar y suspender a lo
integrantes de la Corte en los supuestos normativamente previstos. Como existe en
otros reglamentos de Cortes y Tribunales Constitucionales, como en España con el
artículo 24 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, en donde se establece
que los Magistrados de manera individual podrán ser suspendidos cuando se
encuentran procesados por delitos si así lo decide la tercera parte del tribunal
resulta necesario establecer en el Reglamento de la Corte Constitucional un
artículo que posibilite la suspensión y cese de los Magistrados.
Este modelo también se ha utilizado en nuestro entorno geográfico. Por ejemplo,
en Costa Rica, los magistrados no pueden ser suspendidos de sus funciones sino
por declaratoria de haber lugar a la formación de causa, o por los motivos que
establezca la ley en materia de régimen disciplinario, acuerdo que sólo puede ser
tomado por la Corte Suprema de Justicia, en votación secreta y por dos tercios del
total de sus miembros. En Bolivia, antes de la Constitución de 2009, la Ley núm.
1836 del Tribunal Constitucional establecía en el art. 21 las causas de cese de los
magistrados en sus funciones y el art. 20 el supuesto de la suspensión, sólo en caso
de acusación en juicio de responsabilidades.
6
Con relación al parágrafo relacionado con la suspensión de los Magistrados como
medida previa, en caso de procesamiento o por el tiempo establecido para
determinar la concurrencia de alguna de las causales establecidas en el presente
artículo que será decidido por la Sala Plena a proposición del Presidente de la
Corporación o dos miembros de la Corte, lo que busca es que respetando el
principio de presunción de inocencia y el debido proceso, se logre mantener al
margen de posibles procesos de índole penal o disciplinario a la Corte
Constitucional de sus miembros cuando quiera que esto ocurra.
Como se ha establecido por parte de Siri Gloppen en un artículo titulado “Courts,
corruption and judicial Independence” 2 la corrupción y la percepción de la
corrupción en el órgano judicial no solo erosiona la confianza en la imparcialidad
de la institución, sino que también se termina minando la credibilidad en las
funciones que cumple el tribunal3, que en el caso de la Corte Constitucional tienen
especial relevancia dentro del diseño del Estado constitucional democrático ya que
es el órgano de cierre de la jurisdicción constitucional, que tiene como
competencia la interpretación de la Constitución en la declaratoria de
inconstitucionalidad de las leyes, tratados internacionales, leyes estatutarias,
reformas constitucionales, objeciones presidenciales, decretos leyes y legislativos
y muy especialmente en la interpretación y resolución de casos que se refieren a la
vulneración o amenaza de los derechos fundamentales.
Por esta razón, establecer en el reglamento que se pueda llegar a ser cesado y
suspendidos miembros de la Corte que tengan en curso procesos judiciales resulta
saludable para el blindaje que se tiene que dar la institución en la garantía de su
imparcialidad, confianza y credibilidad en las funciones que cumple y en nada
violaría el debido proceso ni la presunción de inocencia, porque una vez
solventado el procesamiento del miembro o los miembros denunciados el
magistrado puede volver a ocupar su puesto.
2 GLOPPEN, Siri, “Courts, corruption and judicial Independence”, pp. 68 79. En: http://www.cmi.no/publications/file/5091-courts-corruption-and-judicial-independence.pdf 3 Ibíd., p. 68.
7
Creemos que, a falta de una Ley Estatutaria de la Corte Constitucional, el
Reglamento es la norma idónea para la introducción de este régimen jurídico, toda
vez que, siendo la competencia disciplinaria una manifestación de la autonomía
organizativa de la Corte, es precisamente en el Reglamento dónde esta autonomía
se expresa normativamente.
2. Selección de las acciones de tutela en sede de revisión, insistencias y
participación de sociedad civil y organismos de control:
Premisa:
Uno de los principales logros de la Constitución de 1991 fue la acción de tutela (art.
86 de la C.P) que le dio la posibilidad a todas las personas de defender sus
derechos fundamentales de una manera rápida y eficaz contra las amenazas o
vulneraciones del Estado y de los particulares en determinados casos. Según la
Constitución, la Corte Constitucional es el órgano de cierre de la jurisdicción
constitucional y el referente interpretativo en materia de derechos ya que existe
vinculatoriedad del precedente en materia vertical y horizontal.
El trámite de la revisión de las tutelas se encuentra consagrado en el Capítulo XIII
del Reglamento titulado “De la Revisión de las Sentencias de Tutela” en donde se
establece en el artículo 49 que “Cada mes la Sala Plena de la Corte Constitucional
designará a dos de sus integrantes para conformar la Sala de Selección de Tutelas, en
forma rotativa y por sorteo…”. Igualmente se indica que se podrán dar peticiones
para la revisión de las tutelas por parte del Defensor del Pueblo, un Magistrado de
la Corte Constitucional y que el Procurador también tiene la facultad de insistir la
selección de una tutela.
La Corte Constitucional tiene la facultad de revisar las tutelas de forma
discrecional e inmotivada ya que no se establecen en el Reglamento unos criterios
normativos claros y específicos que determine dichas pautas. Esta discrecionalidad
o subjetivismo absoluto para la revisión de las tutelas de parte de la Sala de
Revisión se encuentra inclusive normatizado legalmente en el artículo 33 del
8
Decreto-‐ley 2591 de 1991 en donde se prevé que la selección de las tutelas se dará,
“sin motivación expresa y según su criterio”4. Siguiendo este presupuesto legal en el
artículo 49 del Reglamento de la Corte se indica que esta selección se dará de
manera discrecional. Las únicas normas que fijan unas pautas en materia de
selección de tutelas para la Sala de revisión es cuando se trata de una insistencia
por parte de algún Magistrado titular de la propia Corte o del Defensor del Pueblo,
en el caso del Magistrado titular se establece en el mismo artículo 33 del Decreto
2591 que solo se podrá utilizar dicha potestad cuando se trate (i) aclarar el alcance
de un derecho o (ii) evitar un perjuicio grave. Por otra parte, en las pautas que se
establecen para que el Procurador General de la Nación insista se establecen en el
artículo 7 del Decreto 262 del 2000 que sólo se pueda ejercer dicha potestad
cuando se trata de (i) la defensa del orden jurídico, (ii) el patrimonio público o (iii)
los derechos y garantías fundamentales.
Igualmente en la práctica de la Corte se han establecido tres criterios para realizar
la revisión. En primer lugar (i) cuando se traté de un cambio de jurisprudencia que
según el propio reglamento se debe realizar por Sala Plena, en segundo término
(ii) cuando se trate de un caso de importancia por su novedad en la jurisprudencia
que puede crear, y por último (iii) cuando se ha contemplado un error evidente en
los juicios de instancia o cuando se quiere consolidar una jurisprudencia
establecida por los fallos de instancia que se considere relevante.
Por otra parte, en el artículo 54.A que fue incluido con la modificación del Acuerdo
01 de 3 diciembre de 2008 del Reglamento de la Corte, por solicitud de cualquier
magistrado se decidirá en Sala Plena cuando (i) la tutela dé lugar a un fallo de
unificación de jurisprudencia, (ii) cuando la trascendencia del tema lo amerite o
(iii) cuando es un fallo contra una providencia judicial de la Corte Suprema de
Justicia o Consejo de Estado.
Finalmente y teniendo en cuenta la nueva Ley de Amparo mexicana de 2005 se
pueden dar criterios de revisión referidos a la defensa de grupos vulnerables y 4 Sobre el tema ver el libro de Nelcy López Cuellar, “Estudio de la selección y revisión de tutelas en la Corte Constitucional”, Bogotá, Universidad del Rosario, 2005, pp. 91 y ss. Se recomienda proponer un cambio en este sentido del Decreto – Ley.
9
minorías desventajadas, para que la tutela vuelva a estar orientada a proteger los
derechos de los menos favorecidos de una sociedad y no para dirimir conflictos
con intereses eminentemente económicos5.
De otro lado, se debe reglamentar las Audiencias Públicas de los resultados de la
Sala de Selección como el que se viene realizando desde el pasado mes de marzo de
2015 con la presencia de los delegados de asuntos constitucionales de la
Defensoría del Pueblo y de la Procuraduría, pero que además se de apertura a
cualquier parte interesada, miembros de la sociedad civil organizada o la
Academia. En este caso además de los meros informes estadísticos se debe incluir
un informe pormenorizado de las razones de la selección en atención a los criterios
mencionados. Es decir que en el Auto de Selección se debe establecer de manera
motivada porqué razones se seleccionaron las tutelas y sobre qué temas.
Propuesta de artículo:
1) Sobre criterios de selección de las tutelas en sede de Revisión:
“Artículo 53 B. Criterios de la Selección de tutelas. En la selección de la tutela
además de los criterios específicos numerados se tendrá se dará prioridad a aquellos
casos de violación de derechos fundamentales de las personas vulnerables y menos
favorecidos en la sociedad.
Los criterios para la selección de las tutelas son los siguientes:
a) Para aclarar el alcance de un derecho o evitar un perjuicio grave del mismo
b) Cuando se traté de un cambio de jurisprudencia en el entendimiento de un
derecho fundamental
c) Cuando se trate de un caso de importancia en la jurisprudencia que puede
crear 5 Artículo 4 de La nueva Ley de Amparo, que reglamenta los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 2005 que establece que de manera excepcional y sólo cuando exista urgencia atendiendo al interés social, se podrá solicitar al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que un juicio de amparo se resuelva de manera prioritaria teniendo en cuenta de la defensa de grupos vulnerables. Ver: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LAmp_140714.pdf
10
d) Cuando se ha evidenciado un error en los juicios de instancia
e) Cuando se quiere consolidar una jurisprudencia establecida por los fallos de
instancia que se considere relevante.
Estos criterios deben ser sustentados por la Sala de Selección de manera clara y
completa. Cuando se trate de insistencias de los magistrados de la Corte
Constitucional deben además justificar porque se trata de un caso relevante que
aclare el alcance de un derecho o evite un perjuicio del mismo, explicación que se
realizará en un memorial adjunto a la petición de insistencia teniendo en cuenta la
función social de la acción de tutela en la protección de los menos favorecidos”.
2) Sobre la Audiencia Pública obligatoria de la Sala de Selección:
Articulo adicional en el Capítulo XV del Reglamento. Audiencia Pública en Auto de
Selección de tutelas
“El Auto de Selección de tutelas se realizará en Audiencia Pública con la
participación de los delegados en asuntos constitucionales de la Defensoría del
Pueblo y de la Procuraduría. Así mismo se dará la posibilidad de que cualquier parte
interesada, miembros de la sociedad civil o de la Academia puedan intervenir en
dicha sesión para verificar que las motivaciones de las sentencias revisadas quedaron
suficiente explicadas teniendo en cuenta los criterios de selección del artículo 53.B.”
Justificación:
Lo que se busca con esta propuesta es una mayor objetividad en los criterios de
selección de las tutelas y una mayor motivación de parte de la Sala de la Selección y
de los Magistrados en las insistencias para que se evidencien las razones de la
revisión en la búsqueda de una mayor transparencia en el proceso. Del mismo
modo la Audiencia Pública de la Selección de tutelas garantiza la “transparencia
activa” de la Corte como se explicará en el siguiente numeral y propuesta.
11
3. Rendición Anual de Cuentas e Informe de Gestión:
La Corte Constitucional debe incorporar en su reglamento un conjunto de
herramientas que contribuyan a fortalecer su independencia, su nivel de contacto
con la sociedad y la posibilidad de que exista un control ciudadano a la función del
tribunal. En ese sentido, los ejercicios de rendición de cuentas constituyen un
mecanismo que permite encontrar el equilibrio entre el mayor nivel de autonomía
de una Corte Constitucional y la permanente necesidad de conocer la información
sobre su trabajo, los métodos que aplica y los resultados que arroja en un
determinado periodo.
Este es un aspecto en el que la Corte Constitucional ha sido especialmente pasiva.
El tribunal ha sub-‐utilizado las herramientas digitales y tecnológicas que permiten
proporcionar información oportuna, completa y sistematizada a los ciudadanos. El
modelo que se ha aplicado hasta el momento corresponde, precisamente, a un
esquema de transparencia pasiva en el que el tribunal pone a disposición de la
ciudadanía una base de datos que se centra en los resultados de su trabajo
(sentencias) y en una parte de sus procedimientos (autos). A esta base de datos a
la que se accede por medio de una página web, se suma la divulgación de los
resultados en las redes sociales, en las ruedas de prensa y en los comunicados de
prensa.
Sin embargo, el papel del tribunal como autoridad no se agota en la publicidad de
la decisión judicial. Esta es una garantía propia del Estado de Derecho y se
encuentra ínsita en la misma esencia de la función judicial. No puede ser
considerado un ejercicio excesivo de transparencia que la Corte confiera
publicidad a sus decisiones judiciales, las divulgue o discuta en seminarios o
encuentros anuales. Se trata del punto de partida para el control ciudadano a la
Corte Constitucional.
Desde esa base, la Corte Constitucional debe asumir un modelo de transparencia
activa que permita completar el ejercicio de publicidad propio de la función
judicial con un conjunto de datos, estadísticas y estudios sobre el ejercicio de su
12
autoridad. En este aspecto, la Corte adolece de graves problemas que impiden que
el ciudadano conozca la información sobre el trabajo del tribunal.
En la página web del tribunal aparece una estadística que se limita a mostrar unos
datos precarios sobre el número de sentencias y autos proferidos. Esta
información presenta una disgregación mínima por años y por tipo de decisión
judicial (constitucionalidad o tutela). Adicionalmente, la Corte se ha destacado por
descargar en las instituciones privadas y en los propios ciudadanos la labor de
sistematización de la información. Es públicamente conocida la fórmula con la que
el tribunal contesta derechos de petición de información en los que niega el acceso
bajo el argumento de que la información solicitada o su sistematización no
corresponden al tribunal sino a los centros de investigación.
En consecuencia, en este segundo aspecto es en el que la Corte debe asumir el
modelo de transparencia activa. Este esquema se caracteriza por la
incorporación de un conjunto de mecanismos mediante los cuales la autoridad
pública proporciona información de calidad, sistematizada, de manera permanente
y, especialmente, sin necesidad de que el ciudadano la solicite.
En una intervención ante la Corte Constitucional de Colombia no es necesario
justificar excesivamente la importancia de que las autoridades asuman un modelo
de transparencia activa. El propio tribunal ha destacado los elementos y ventajas
de este esquema (Sentencias C-‐872 de 2003, T-‐157 de 2010, T-‐451 de 2011 y C-‐
274 de 2013) y ha hecho propios los criterios de la Relatoría Especial para la
Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (El
derecho de acceso a la información pública en las américas – 2011). Quizás, solo
vale la pena destacar que, tanto la Corte como la CIDH, concluyen que la
transparencia activa puede implicar cargas para la autoridad que se encuentran
justificadas por la garantía de los derechos políticos de los ciudadanos, la vigencia
del Estado de Derecho y, sobre todo, por los beneficios que obtiene la propia
autoridad derivados del control ciudadano, el escrutinio constante y la difusión de
su trabajo.
13
El mayor acceso a la información posible sobre el trabajo de la Corte Constitucional
tiene el potencial de contribuir a mejorar su funcionamiento, comprender sus
problemas, desarrollar estrategias que mejoren su método de trabajo y redunda,
especialmente, en el fortalecimiento de la legitimidad del tribunal ante la
ciudadanía. Como órgano de protección de los derechos, la Corte está llamada a
asumir una conducta que garantice plenamente el acceso la información pública y
a concebir la transparencia como un método para auto protegerse de los actores,
condiciones y contextos que ponen en riesgo su independencia.
En ese marco, se proponen tres mecanismos concretos de transparencia activa: las
estadísticas, las memorias anuales de la Corte Constitucional y la audiencia anual
de rendición de cuentas.
3.1. Estadísticas.
Se propone cualificar la información que la Corte Constitucional presenta en la
pestaña de estadísticas, bajo la máxima de que se debe sistematizar la mayor
cantidad de información bajo el mayor número de criterios posibles. Esto no
quiere decir que la academia, los centros de investigación o la sociedad civil
descarguen sus obligaciones en el tribunal, ni significa que la Corte se convierta en
un centro de estudio o de investigación.
No obstante, un ejercicio de relatoría de calidad media (en relación con otros
tribunales constitucionales del mundo) debe superar la mera divulgación de los
datos sobre número de autos y sentencias por años, para avanzar en desgloses por
decisiones en virtud de cada una de las competencias de la Corte (de acuerdo con
cada numeral del artículo 241), resultado de la decisión, materias tratadas,
promedios, tasa de (in)constitucionalidad, porcentaje de intervención en la labor
legislativa, entre otros.
Estas estadísticas se deben actualizar mediante archivos descargables que deben
estar disponibles de manera permanente en la página web de la Corte. Con estos
insumos se pueden construir los dos siguientes mecanismos.
14
3.2. Memoria anual de la Corte Constitucional.
La Corte Constitucional debe preparar, presentar y divulgar un informe o memoria
anual. Lo ideal es que tal memoria se presente durante los primeros tres meses del
año siguiente y contenga los datos consolidados y sistematizados de las
estadísticas con un análisis o lectura general de la información divulgada.
Es muy importante que la Corte se refiera en su memoria anual a aspectos que
tienen relación indirecta con su trabajo, como la disposición de presupuesto (si
corresponde), los viajes, permisos, licencias o ausencias de los magistrados, los
procesos de control interno o disciplinario, las fuentes económicas del encuentro
de la jurisdicción constitucional y, en definitiva, el detalle de toda su actividad
como órgano judicial y como autoridad pública.
El informe debe estar disponible para descargar de la página web, como mínimo,
un mes antes de la realización de la audiencia de rendición de cuentas.
3.3. Audiencia de rendición de cuentas.
Es importante que se institucionalice un espacio público de rendición de cuentas.
La convocatoria debe atender a criterios previos y no coyunturales, debe ser
amplia para que permita la participación de órganos de control, ciudadanos,
organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación.
El objeto de la audiencia debe ser la discusión de la memoria de la Corte
Constitucional y un conjunto de preguntas relacionadas con esa misma
información o con aspectos de relevancia pública y relacionados con el
funcionamiento del propio tribunal. No es un espacio para discutir el contenido o
los efectos de una determinada decisión judicial o línea jurisprudencial.
Además de las magistradas y los magistrados de la Corte, es importante que en la
audiencia se encuentren las personas encargadas de la secretaría general y de la
15
relatoría, de manera que puedan contestar inquietudes en tiempo real y con
información cualificada.
Como se puede colegir de lo anterior, no se trata de una propuesta atípica o
insólita para una autoridad pública o para la labor de cualquier tribunal
constitucional. Por el contrario, se trata de una fórmula de mínimos, a partir de la
cual, la Corte Constitucional puede aumentar el grado de acceso a la información
de acuerdo con sus propias capacidades logísticas y organizativas.
4. Código de Ética:
Premisa:
Teniendo en cuenta que es necesario “prevenir y combatir los actos de inmoralidad
que afecten a la administración de justicia y restablecer la credibilidad y
transparencia donde se haya afectado” (Informe final de la Comisión de Expertos de
Reforma a la Justicia, 2010), se propone incorporar en el reglamento de la Corte
Constitucional un artículo en virtud del cual se adopte el Código Modelo
Iberoamericano de Ética Judicial como mecanismo para fortalecer la legitimidad de
la función judicial ejercida por la Corte Constitucional. Esto permite aproximar a
sus magistrados y funcionarios al ideal del “mejor juez posible”, tanto a partir de
los deberes propiamente jurídicos de los funcionarios judiciales, como de la
aceptación de las razones morales que subyacen a dichos deberes. Así mismo, de
acuerdo con la exposición de motivos del mencionado Código Modelo, se
incorporan deberes “menos perentorios, pero que contribuyen a definir la
excelencia judicial”.
Propuesta de artículo:
“Sin perjuicio del régimen disciplinario y de las sanciones penales que sean
aplicables, los magistrados y demás funcionarios y empleados de la Corte
Constitucional regirán su conducta por las previsiones del Código Modelo
16
Iberoamericano de Ética Judicial. En aplicación de dicho Código, el Presidente de la
Corte recibirá denuncias sobre faltas éticas cometidas por magistrados, funcionarios
o empleados de la propia Corte, de lo cual dará informe, sin dilaciones, a la Sala
Plena. La Sala Plena decidirá si la denuncia debe ser resuelta por la autoridad
disciplinaria, en cuyo caso ordenará que se compulsen las correspondientes copias. Si
la conducta no constituyere falta disciplinaria a juicio de la Sala Plena, así lo
declarará, indicando si constituye falta ética en los términos del Código”.
Justificación:
Al menos desde la “Declaración de Copán (San Salvador)” de 2004 –y, antes de
ésta, en la declaración de Canarias, en 2011-‐, se ha reivindicado la necesidad de
que los países de Iberoamérica adopten códigos de ética judicial. Colombia es uno
de los países que no han adoptado uno, a pesar de haber suscrito tal declaración y
de haber participado en las discusiones que culminaron con la aprobación, en
2006, del Código Modelo Iberoamericano de ética judicial. En 2010, la denominada
“Comisión de Expertos de Reforma a la Justicia”, llamó la atención acerca de la
importancia de considerar que la ética judicial no se reducía a las normas positivas
contempladas en la ley Estatutaria 270 de 1996: “La ética judicial contemporánea
no es una concepción meramente subjetiva de convicción de bondad u honestidad, ni
una expresión de comportamiento disciplinado, sino más bien una cualidad objetiva
que hace a la justicia del derecho aplicado, moralmente más justa, y hace del derecho
una realidad jurídica más justa”.
Aunque la participación de Colombia en los debates de las cumbres mencionadas
se ha dado a través de los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y de
representantes del Consejo Superior de la Judicatura (y, de hecho, de la Comisión
Iberoamericana de Ética Judicial hace parte actualmente un magistrado de la Corte
Suprema), no hay ningún obstáculo –ni teórico, ni material, ni formal– para que las
previsiones sobre ética judicial sean aplicables a los magistrados y funcionarios de
la Corte Constitucional. Tampoco hay obstáculo alguno para que, en caso de
estimarse necesario, la Corte adopte un Código de propio, que reproduzca los
lineamientos éticos del código modelo e incorpore sus propias consideraciones.
17
Instituciones como la Fundación Konrad Adenauer
(www.kas.de/wf/doc/kas_6062-‐544-‐4-‐30.pdf) han realizado juiciosos estudios
comparados sobre los códigos de ética judicial (2005) que suministran un
extraordinario material de base, y países como Uruguay han incluido
expresamente los Principios previstos en la Parte I del Código Modelo, con valor de
“Acordada” de la Corte Suprema de Justicia. Y la propia Comisión de Expertos de
Reforma a la Justicia recomendó desarrollar los “principios éticos básicos para los
juzgadores iberoamericanos” e incorporar el también mencionad Código
Iberoamericano de Ética Judicial, del que destacó los principios de independencia,
imparcialidad, motivación, conocimiento y capacitación, justicia y equidad,
responsabilidad institucional, cortesía, integridad, transparencia, secreto
profesional, prudencia, diligencia y honestidad profesional.
Los deberes contemplados en el Código Modelo Iberoamericano constituyen en
algunos casos faltas disciplinarias o delitos, en cuya investigación y juzgamiento
debe colaborar la Corte en el mayor grado posible. Sin embargo, dicho código
contempla además deberes y conductas que no constituyen falta disciplinaria ni
conducta punible, pero cuya comisión afecta el ideal de excelencia judicial.
Adoptar, en consecuencia, un conjunto de parámetros éticos como los
contemplados en el CMIEJ, no supone un solapamiento con las responsabilidades
penales y disciplinarias, sino un compromiso íntimo de los magistrados,
funcionarios y empleados de la Corte, con la excelencia y el rechazo de la
mediocridad, para modificar su comportamiento futuro.
5. Términos para la decisión de fallos y publicación de las Sentencias
Premisa:
Uno de los aspectos más importantes en la labor de la jurisdicción constitucional y
especialmente de la Corte Constitucional como órgano de cierre de dicha
jurisdicción es que las decisiones se tomen conforme a los principios de celeridad,
eficacia y publicidad, principios consagrados en los artículos 29, 228 y 229 de la
18
C.P sobre el debido proceso y acceso a la justicia6, ya que dicha jurisdicción es la
encargada de dar las pautas o criterios de interpretación general de los derechos
fundamentales, la resolución definitiva de casos de tutela en sede de revisión,
además del control de constitucionalidad de las leyes y otras entidades
normativas. No obstante este importante rol, se ha venido comprobando que para
resolver casos en materia de revisión de tutela o para que se publique una
sentencia de constitucionalidad de forma definitiva se han empezado a dilatar los
términos para fallar o publicar la decisión.
Por ejemplo, se utiliza frecuentemente dentro de la práctica de la Corte
Constitucional el artículo 57 del Reglamento que permite suspender los términos
de un proceso de tutela para la práctica de pruebas7 y así en algunos casos dilatar
los procesos judiciales de forma injustificada. Esta práctica ha dado lugar a que se
abuse del mecanismo produciéndose fallos que han sido demorados en su decisión
por dos o tres años, como el caso de la solicitud de adopción por parte de las
madres lesbianas de Medellín8 o el caso de “las Pavas” que todavía no ha sido
resuelto por la Corte. De esta manera se quiere evitar el “engavetamiento” de los
procesos y las dilaciones injustificadas con la propuesta de un artículo en donde se
establezcan términos perentorios de decisión.
Propuesta de artículo: 6 Estos principios se establecen por ejemplo cuando se trata de la acción de tutela que tiene como finalidad la protección inmediata de los derechos fundamentales, cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados. El artículo 4 del Decreto 2591 de 1991 que regula dicha acción establece específicamente en el artículo 3º que “El trámite de la acción de tutela se desarrollará con arreglo a los principios de publicidad, prevalencia del derecho sustancial, economía, celeridad y eficacia”. Del mismo modo en el artículo 4º de la Ley 270 de 1996 sobre administración de justicia se establece que, “La administración de justicia debe ser pronta, cumplida y eficaz en la solución de fondo de los asuntos que se sometan a su conocimiento. Los términos procesales serán perentorios y de estricto cumplimiento por parte de los funcionarios judiciales. Su violación injustificada constituye causal de mala conducta, sin perjuicio de las sanciones penales a que haya lugar. Lo mismo se aplicará respecto de los titulares de la función disciplinaria”. Sobre el tema general de la violación del derecho fundamental al debido proceso y tener una justicia pronta y eficaz el artículo de Mariana Ardila Trujillo, “La prohibición de dilaciones injustificadas en la jurisprudencia”, en: Revista de Derecho del Estado, No 23, 2009, pp. 67 88. 7 Del mismo modo en el artículo 53 del Reglamento se indica que los términos de los respectivos procesos se puede suspender los términos de los respectivos procesos. Esta suspensión no es tan habitual como la suspensión por práctica de pruebas. 8 Resuelto finalmente mediante la Sentencia SU-617 el 28 de agosto de 2014 después de dos años de mora.
19
Artículo adicional: Términos para la decisión y publicación de las sentencias.
“Las tutelas que sean seleccionadas para revisión por la Corte Constitucional y que
no sean llevadas a la sala plena, deberán ser resueltas en un término de tres meses a
partir de la remisión del asunto al Magistrado correspondiente.
De tratarse de un asunto cuya discusión deba surtirse ante la Sala Plena, la decisión
deberá ser proferida en un término no mayor a los seis meses.
Una vez resuelto el asunto y anunciado el sentido y fundamentos del fallo mediante
Comunicado de Prensa, la sentencia deberá ser publicada en su integridad en un
plazo máximo de un mes. Pasado este plazo el ponente debe justificar su mora ante la
Sala Plena y se le puede otorgar un plazo perentorio de un mes más para la
publicación del fallo en su integridad.
La suspensión de un fallo judicial por auto de pruebas, debe ser justificada por el
ponente en un término de seis (6) meses. La decisión de mantener la suspensión
puede ser impugnada por las partes, impugnación que debe ser resuelta por la sala
de decisión. En todo caso un fallo de tutela no podrá dejar de ser decidido después de
pasado un año”.
Justificación:
El reglamento de la Corte Constitucional, en su capítulo XIII no establece un
término en el que deban resolverse y publicarse los fallos de tutela que son
seleccionadas por el Tribunal. La ausencia de una norma que consagre la
obligación expresa de decidir y publicar los fallos en plazos razonables específicos,
al menos en el reglamento, revela cómo la práctica interna de la Corte ha sido
reiterada en el sentido de no tener límites temporales para resolver los casos en
los que la misma se atribuye la competencia de revisar y resolver a través de una
decisión definitiva, además de, como se dijo en párrafos anteriores, hacer uso
excesivo y arbitrario del artículo 57, según el cual el Magistrado sustanciador tiene
20
la potestad de suspender los términos para adoptar una decisión en aras de
decretar las pruebas que se consideren pertinentes para resolver el caso.
Por su parte, el Decreto Reglamentario 2591 de 1991, manifiesta en su artículo 33
que “Los casos de tutela que no sean excluidos de revisión dentro de los 30 días
siguientes a su recepción, deberán ser decididos en el término de tres meses”. Esta
norma que se refiere al procedimiento de revisión de tutelas por parte de la Corte,
no sólo establece que la selección se hará conforme a la discrecionalidad de los
Magistrados que integran la sala de revisión, sino que además impone la obligación
de resolver en un término de tres meses los casos que no sean excluidos de la
revisión. En todo caso, y como se ha reiterado ya, esta norma ha sido
insistentemente desconocida por la Corte con el pretexto de decretar pruebas
relevantes para el caso.
De otra parte, la misma Corte Constitucional ha sentado una sólida jurisprudencia
en materia de celeridad y plazos razonables o prudentes dentro de los cuáles las
autoridades judiciales han de resolver los casos que son puestos en su
conocimiento. En efecto, desde su jurisprudencia más temprana, la Corte ha
reconocido que la mora judicial constituye una afrenta a la garantía del debido
proceso y el derecho de acceso a la justicia, respaldado por los artículos 299, 228 y
229 de la Constitución Política10 y que por ende, esos límites temporales trazados
en las normas procesales, deben ser estrictamente cumplidos en la medida en que
ello hace parte de la garantía efectiva del núcleo esencial del debido proceso y el
9 Artículo 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas. […] Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho. 10 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-502 de 1997. Magistrado Ponente: Hernando Herrera Vergara.
21
acceso a la justicia como prerrogativas en cabeza de los particulares que acuden a
la administración de justicia11.
En cuanto al bloque de constitucionalidad, tenemos que la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en sus artículos 8 y 25 consagra los derechos a las
garantías judiciales y a la tutela judicial efectiva, que analizados en conjunto, han
sido entendidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
CorteIDH) como constitutivos del derecho de acceso a la justicia12.
El artículo 8.1, referente a las garantías judiciales, establece que todas las personas
tienen derecho a ser oídas por un Tribunal y a que su caso se resuelva en un plazo
razonable13. Por su parte, el artículo 25, consagra la obligación del Estado de
proveer a ciudadanos de un recurso de naturaleza judicial rápido y sencillo que les
protejan de las violaciones a los derechos fundamentales reconocidos a nivel
interno de las que pudieran ser víctimas14.
En atención a estas normas, la CorteIDH ha desarrollado el criterio del plazo
razonable como elemento fundamental para analizar si al interior de un Estado se
garantizan o no los mínimos del debido proceso y el acceso a la justicia. En efecto,
la Corte ha manifestado sobre el particular que:
“[…] una demora prolongada puede llegar a constituir por sí misma, en ciertos
casos, una violación de las garantías judiciales. Corresponde al Estado
exponer y probar la razón por lo que se ha requerido más tiempo que el que 11 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-572 de 1997. Magistrado Ponente: Jaime Sanín Greiffenstein. 12 Dentro de los Pactos Internacionales que garantizar la prohibición de las dilaciones injustificadas se encuentra el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que prescribe en el artículo 14 numeral 3 que prohíbe las dilaciones injustificadas en los procesos penales. Igualmente la Convención Interamericana de Derechos Humanos en el artículo 8º numeral 1 sobre garantías judiciales dispone que, “toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial…” 13 CADH. Artículo 8: 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. 14 CADH. Artículo 25: 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
22
sería razonable en principio para dictar sentencia definitiva en un caso
particular, de conformidad con los criterios indicados (supra párr. 143)”15.
Como puede leerse, la institución del plazo razonable se concibe con el fin de
verificar que la actuación del Estado en un determinado procedimiento no se
constituya en una demora que afecta per sé los derechos de los individuos que
acceden a la administración de justicia. En ese sentido, los requisitos para verificar
que un plazo judicial se ajusta a la obligación de protección de las garantías
judiciales son el (i) análisis de la conducta procesal de las víctimas, (ii) la actitud
de las autoridades judiciales y (iii) la complejidad del caso16. Adicional a lo
anterior, a partir del caso Valle Jaramillo v. Colombia, se incluyó como requisito la
necesidad de tener en cuenta la afectación de otros derechos a la hora de
considerar si el tiempo transcurrido en el proceso podía entenderse o no como
razonable17.
Estas cuestiones o requisitos para garantizar la efectiva protección de los derechos
a las garantías judiciales y a la tutela judicial efectiva, si bien han sido típicamente
enmarcadas en escenarios procesales penales, no pueden ser simplemente
desconocidas en el escenario de la tutela o amparo, pues es este el mecanismo que
por obligación convencional está llamado a garantizar los derechos de los
individuos cuya protección corresponde al Estado, de manera pronta y eficiente.
Así, y teniendo en cuenta los planteamientos antes señalados, la Corte
Constitucional no puede, bajo ningún punto de vista, soslayar su obligación de
adecuar su reglamento interno al imperativo que surge del bloque de
constitucionalidad y de las mismas normas que reglamentan la acción de tutela,
pues es claro que en su posición de juez constitucional tiene la obligación, no sólo
de aclarar la forma en que se tramita la selección de tutelas, sino que además, debe
adoptar decisiones conforme a derecho en tiempos prudentes, que a nuestro juicio,
15 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Hilaire, Benjamin, Constantine y otros vs. Trinidad y Tobago. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94. Párr 145. 16 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Suárez Rosero v. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35. Párr. 72. 17 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Valle Jaramillo y otros v. Colombia. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia 27 de noviembre de 2008. Párr. 155.
23
se enmarcan en el término de tres meses para tutelas que no se resuelven en sala
plena y seis para las que sí.
De otra parte la obligatoriedad de que se verifique si el Auto de suspensión se
justifica ante la Sala de Revisión y ante la Plena, con la posibilidad de impugnación
de las partes y dando un plazo máximo de un año de la suspensión garantizaría que
los fallos sean efectivos, ya que la celeridad busca la protección “inmediata” de los
derechos fundamentales y las demoras o dilaciones injustificadas no sólo van en
contra del debido proceso sino que vulnera la tutela judicial efectiva de los
derechos.
Por último establecer unos plazos perentorios para la publicación de la Sentencia
de forma integral de máximo dos (2) meses con autorización de la Sala Plena da
lugar a que se elimine la mala práctica de fallos judiciales que se conocen sólo a
través del Comunicado de Prensa, lo que va en contra de la necesaria y pronta
publicidad de los fallos judiciales para mantener la seguridad jurídica.
6. Solicitud adicional en ejercicio del Derecho de Petición:
En ejercicio del Derecho Fundamental de Petición y de Información solicitamos a la
Corte Constitucional para que nos mantenga al tanto de la propuesta de reforma
del Reglamento Interno en la Comisión formada para este labor. De esta manera se
podrá realizar un diálogo efectivo sobre la propuesta de los Magistrados
Auxiliares. Por ende, solicitamos respetuosamente que nos sea enviada la
propuesta de reforma de reglamento a la dirección de notificaciones abajo citada y
de todos modos recomendados la apertura de una Audiencia Pública en este
sentido.
Comunicaciones y Notificaciones: [email protected]
Dirección para Notificaciones: Cra. 5 No 62 -‐15 apto. 304
Teléfono: 3112155845.
24
Firmas de los miembros de ¡Corte Limpia Ya! y de los ciudadanos que
acompañan este intervención:
Maximiliano Aramburo Calle
C.C. 71.786769 de Medellín
Profesor de derecho civil y procesal Universidad Eafit (Medellín)
Mariana Arias Duque
C.C. 1.136.884.099 de Bogotá
Estudiante egresada de Derecho coordinadora Departamento de Derecho
Constitucional Universidad Externado de Colombia
Juan Camilo Caicedo Chapa
C.C. 11136655605
Estudiante de Derecho Universidad Externado de Colombia
Marcos Criado de Diego
Cédula de extranjería 520736
Profesor de Derecho Constitucional Universidad Externado de Colombia y
Universidad de Extremadura.
María Daniela Díaz Villamil
C.C. 1.010.207.601 de Bogotá
Estudiante egresada de Derecho coordinadora Departamento de Derecho
Constitucional Universidad Externado de Colombia
Mariana Jaramillo Fonseca
Psicóloga y Literata Universidad Javeriana (Bogotá). Trabaja Idartes.
C.C. 65.777796 de Ibagué
Javier Darío Pabón Reverend
C.C. 80083468 de Bogotá
25
Profesor de Derecho Penal Universidad del Rosario. Abogado litigante.
Carlos Vicente Pérez Giraldo
C.C. 1193132624 de Bogotá
Estudiante de Derecho Universidad Externado de Colombia
Gonzalo Andrés Ramírez Cleves
C.C. 79.654.033 de Bogotá
Profesor de derecho constitucional y filosofía del derecho Universidad Externado
de Colombia
Jorge Ernesto Roa Roa
C.C. 1.032.389.547 de Bogotá
Profesor de Derecho Constitucional Universidad Externado de Colombia
Laura Isabel Villamizar Pacheco
C.C. 1098663118 de Bucaramanga
Abogada Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. Miembro de la Comisión
Colombiana de Juristas.