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* Reincidente no incluye sección de Sociales * Reincidente no incluye sección de Sociales * Reincidente no incluye sección de Sociales Y a que antes de legar el poder, Pinochet logró consolidar en el país el modelo económico neo- liberal, fundado en la intervención tecnócrata de los Chicago Boys, la privatización de empresas na- cionales y servicios básicos. Y la Constitución de 1980 (junto a la Reforma educacional del 81) fue la legali- zación de un sistema político fundamentado en el lu- cro, donde las ganancias no se reinvierten en pos del bien común, se acumulan. Fueron los estudiantes quienes nuevamente (así como en el 2001 y 2006 antes) alzaron la voz en la lu- cha social contra la institucionalidad neoliberal. Y sus reivindicaciones eran directo reflejo de una problemá- tica que gatillabael modelo educacional que preserva- ba y potenciaba la educación como un negocio antes que como un derecho. Así, las consignas de una edu- cación pública, gratuita y de calidad, tienen como tras- fondo el exigir el fin de ese sistema que “negocia y lu- cra con la educación de la juventud”, donde el Estado, abandonando sus responsabilidades hacia la sociedad civil, se alejó de la regulación del sistema de educación superior y terminó por garantizar solo la precariedad de la calidad en la enseñanza de millones de personas, acentuando la desigualdad económica y cultural que caracteriza a este país, en el que el 10% de la población acapara el 45% de la riqueza nacional. Pero, ¿cómo comenzaron las movilizaciones? Su ac- tivación tiene un doble cariz. Por un lado, la elección de un presidente de derecha (Sebastián Piñera del pac- to UDI-RN) significó un remesón al panorama político chileno, sistema muy deslegitimado por la gestión del pacto de centro-izquierda (la Concertación) que había gobernado por 20 años; Concertación que, además de no lograr la construcción de un proyecto de país enfoca- do hacia lo social (muy por el contrario, se consolidó aun más la neoliberalización de Chile), terminó por despoli- tizar a la sociedad. Así, la promesa tecnócrata del empre- sario Piñera pasó a ser atractiva para la sociedad descon- tenta pero desconocedora de alternativas desde abajo. No obstante, la problemática de inicios de año en Ma- gallanes (conflicto por el alza de los combustibles) mos- tró el verdadero rostro que un gobierno de derecha tiene frente a la manifestación social, privilegiando los intere- ses privados: frente a la protesta no buscó una solución directa sino que, primeramente, la invisibilizó, y luego, visto que el conflicto crecía, pretendió aplacar las mani- festaciones con represión, mostrando mucho de ese viejo pasado dictatorial que veía a la sociedad como enemigo internoy que había que derrotar por medio del miedo. Fue de esa manera que se multiplicaron los conflictos sociales (la huelga de los presos políticos mapuche, la no reconstrucción post-terremoto en Dichato, el peligro en la Patagonia por la hidroeléctrica HidroAysén, la ter- moeléctrica en Pta. Choros, solo por nombrar los más relevantes), hasta que, a fines de Mayo, el no pronun- ciamiento presidencial en temas de educación, cuando ya algunas universidades se movilizaban y las marchas se iniciaban tibiamente, determinó que los estudiantes universitarios radicalizaran sus posturas frente a la invi- sibilizaciónpor parte del gobierno, de las demandas que pedían terminar con el endeudamiento como única for- ma de acceder a la educación universitaria. Estas radicalizadas medidas significaron tomas y protestas callejeras, cada semana más concurridas. Poco a poco, las movilizaciones de carácter interno con reivindicaciones micro, fueron adquiriendo una unidad, donde las redes comunicacionales y la con- ducción política de la Confederación de Estudiantes de Chile, tuvieron un papel clave. Se comenzó a tomar conciencia de que cada lucha en cada espacio, tenía un origen estructural fundado en el sistema educacional impuesto en la Dictadura, y que la solución a esto solo se daría derrocando el sistema completo y no gestio- nando mejoras o reformándolo. Esta lucha progresivamente adquirió fuerza. La lucha era considerada justa y hacía eco en cada estu- diante que hipotecaba su futuro con la deuda univer- sitaria entregada por el Crédito con Aval del Estado o Crédito Fondo Solidario. Era justo y necesario salir a las calles a manifestarse por el fin de una educación de mercado, y todos los estudiantes comprendían eso. La naturaleza de la demanda hacía prácticamente nula una oposición dentro del propio gremio. Muy por el contrario, estudiantes de izquierda, de centro, o despo- litizados, que nunca habían salido a marchar, respal- daban las exigencias; es más, participaban activamente en la construcción de propuestas, en las reflexiones co- lectivas en asambleas, en la expresión cultural en cada marcha y en otras múltiples formas de manifestación. Poco a poco, empezaron a ser visibles las protestas de los estudiantes; las tomas se posicionaban como es- pacios de trabajo e inclusión; las marchas volvieron a atraer a las familias con expresiones festivas y no vio- lentas; poco a poco la sociedad comenzó a apoyar a los estudiantes, puesto que detrás de cada estudiante movilizado había una familia endeudada. Y el gobier- no no pudo ya obviar las protestas y los voceros de la CONFECH se hicieron públicos, interpelando a senadores y al gobierno, demostrando un manejo con- ceptual muy superior al de los propios representantes del aparato estatal. Se demostró que el estudiantado sabía de qué hablaba y sabía lo que quería. Y no era solo un movimiento estudiantil, era una so- ciedad en movimiento. Se cuestionaban las bases del sis- tema económico-social; se cuestionaba a los operadores políticos que desde la institucionalidad proponían sali- das al conflicto. Las expectativas crecían. La amplitud en la cobertura en educación de los últimos años hizo que miles de jóvenes tuvieran la oportunidad de entrar a la educación superior y la visualizaran como herramien- ta de ascenso social, sin embargo, al ver la precaria ca- lidad de la educación que recibían, al valorar los costos económicos (el endeudamiento) que esto conllevaba y las escasa posibilidad de avanzar en un mercado labo- ral limitado, hubo una masiva frustración y un desen- canto generalizado del modelo neoliberal de país que, por un lado generaba un crecimiento macro económico notable, en tanto que en el plano social, no significaba ningún bienestar para las familias. Tal era el soterrado panorama que la sociedad en Chile evidenciaba. Las respuestas entregadas desde el gobierno no sa- tisfacían las demandas estudiantiles (Gran Acuerdo Nacional por la Educación y GANE 2.0). Más becas y más bonos no daban una solución estructural a las exigencias del movimiento que pedía fin al lucro en la educación. Así cayeron dos ministros de educación por su ineficacia para poder aplacar las movilizaciones. Pero el tira y afloja de propuesta entregada (que no respondía a las peticiones del movimiento), propuesta rechazada, generaba tensiones; en la práctica no había un diálogo entre Estado y sociedad civil. Se sostenía la asimetría en la relación social, generándose más malestar de ambas partes por la no solución del conflicto. De este modo, las tensiones evidenciaron las posturas antagónicas. Finalmente, el conflicto tomó un cariz radical. Como todo movimiento estudiantil, tiene la debilidad de no afectar directamente la relación capital-trabajo, centrando su fuerza en la cantidad de manifestantes in- volucrados pero, más temprano que tarde, termina por desgastarse. El gobierno optó por hacer caso omiso a las soluciones, gestionando según su visión sistémica, evidenciando un antagonismo de paradigmas, y apelan- do a una derrota policiaca antes que a una solución po- lítica, al ser la represión la única respuesta del aparato estatal. La cultura del miedo se incentivó fuertemente: los medios de información masiva y la institucionalidad terminaron por criminalizar al movimiento estudian- til resaltando los disturbios, pero omitiendo la violencia policial, ocultando los montajes para inculpar a deter- minados líderes estudiantiles y promoviendo leyes para cooptar la expresión social (ley Hinzpeter). No obstante, el movimiento estudiantil logró mu- chas victorias. En la sociedad civil, reactivó la politiza- ción y participación de las personas en los temas públi- cos, (re)creó relaciones de solidaridad entre las personas, reavivó conciencia de que solo la organización logrará una transformación sistémica, incentivó a abandonar el silencio frente a las problemáticas sociales, y puso en la palestra el cuestionamiento directo a las formas de con- ducción del país; es decir, fue un despertar de la socie- dad. Las prolongadas movilizaciones empujaron a una enorme ampliación del número de becas (por más que esa no haya sido la solución por la que se luchaba), e incluso dieron pie para que hoy en día se discuta un reajuste tributario y la renacionalización de los recursos naturales. En lo político, sentenció la aguda crisis de le- gitimidad del sistema en su conjunto, demostrando que la dirección del país no debe seguir en manos de una clase política (privilegiada) antagónica a la participación ciudadana y que es apremiante una liberación de las ata- duras dictatoriales mediante una Asamblea Constitu- yente que transforme esa fuerza social en una alterna- tiva política contra y alterhegemónica consolidada. En definitiva, que debe construirse territorialmente, a nivel micro y macro, una real opción de soberanía popular. * El autor cuenta con licenciatura en Historia y es es- tudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Cien- cias Sociales por Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Año III, Número 43, 2da. quincena de Septiembre de 2012 Lucas Pavez R* En 2011, Chile vivió la más grande movilización social desde la vuelta a la democracia, tras de la sangrienta dictadura de Pinochet. Pero ese mismo pasado de represión y violación a los derechos humanos, fue parte causal de este nuevo despertar de la sociedad. Y a que antes de legar el poder, Pinochet logró consolidar en el país el modelo económico neo- liberal, fundado en la intervención tecnócrata de los Chicago Boys, la privatización de empresas na- cionales y servicios básicos. Y la Constitución de 1980 (junto a la Reforma educacional del 81) fue la legali- zación de un sistema político fundamentado en el lu- cro, donde las ganancias no se reinvierten en pos del bien común, se acumulan. Fueron los estudiantes quienes nuevamente (así como en el 2001 y 2006 antes) alzaron la voz en la lu- cha social contra la institucionalidad neoliberal. Y sus reivindicaciones eran directo reflejo de una problemá- tica que gatillaba el modelo educacional que preserva- ba y potenciaba la educación como un negocio antes que como un derecho. Así, las consignas de una edu- cación pública, gratuita y de calidad, tienen como tras- fondo el exigir el fin de ese sistema que “negocia y lu- cra con la educación de la juventud”, donde el Estado, abandonando sus responsabilidades hacia la sociedad civil, se alejó de la regulación del sistema de educación superior y terminó por garantizar solo la precariedad de la calidad en la enseñanza de millones de personas, acentuando la desigualdad económica y cultural que caracteriza a este país, en el que el 10% de la población acapara el 45% de la riqueza nacional. Pero, ¿cómo comenzaron las movilizaciones? Su ac- tivación tiene un doble cariz. Por un lado, la elección de un presidente de derecha (Sebastián Piñera del pac- to UDI-RN) significó un remesón al panorama político chileno, sistema muy deslegitimado por la gestión del pacto de centro-izquierda (la Concertación) que había gobernado por 20 años; Concertación que, además de no lograr la construcción de un proyecto de país enfoca- do hacia lo social (muy por el contrario, se consolidó aun más la neoliberalización de Chile), terminó por despoli- tizar a la sociedad. Así, la promesa tecnócrata del empre- sario Piñera pasó a ser atractiva para la sociedad descon- tenta pero desconocedora de alternativas desde abajo. No obstante, la problemática de inicios de año en Ma- gallanes (conflicto por el alza de los combustibles) mos- tró el verdadero rostro que un gobierno de derecha tiene frente a la manifestación social, privilegiando los intere- ses privados: frente a la protesta no buscó una solución directa sino que, primeramente, la invisibilizó, y luego, visto que el conflicto crecía, pretendió aplacar las mani- festaciones con represión, mostrando mucho de ese viejo pasado dictatorial que veía a la sociedad como enemigo interno y que había que derrotar por medio del miedo. Fue de esa manera que se multiplicaron los conflictos sociales (la huelga de los presos políticos mapuche, la no reconstrucción post-terremoto en Dichato, el peligro en la Patagonia por la hidroeléctrica HidroAysén, la ter- moeléctrica en Pta. Choros, solo por nombrar los más relevantes), hasta que, a fines de Mayo, el no pronun- ciamiento presidencial en temas de educación, cuando ya algunas universidades se movilizaban y las marchas se iniciaban tibiamente, determinó que los estudiantes universitarios radicalizaran sus posturas frente a la invi- sibilización por parte del gobierno, de las demandas que pedían terminar con el endeudamiento como única for- ma de acceder a la educación universitaria. Estas radicalizadas medidas significaron tomas y protestas callejeras, cada semana más concurridas. Poco a poco, las movilizaciones de carácter interno con reivindicaciones micro, fueron adquiriendo una unidad, donde las redes comunicacionales y la con- ducción política de la Confederación de Estudiantes de Chile, tuvieron un papel clave. Se comenzó a tomar conciencia de que cada lucha en cada espacio, tenía un origen estructural fundado en el sistema educacional impuesto en la Dictadura, y que la solución a esto solo se daría derrocando el sistema completo y no gestio- nando mejoras o reformándolo. Esta lucha progresivamente adquirió fuerza. La lucha era considerada justa y hacía eco en cada estu- diante que hipotecaba su futuro con la deuda univer- sitaria entregada por el Crédito con Aval del Estado o Crédito Fondo Solidario. Era justo y necesario salir a las calles a manifestarse por el fin de una educación de mercado, y todos los estudiantes comprendían eso. La naturaleza de la demanda hacía prácticamente nula una oposición dentro del propio gremio. Muy por el contrario, estudiantes de izquierda, de centro, o despo- litizados, que nunca habían salido a marchar, respal- daban las exigencias; es más, participaban activamente en la construcción de propuestas, en las reflexiones co- lectivas en asambleas, en la expresión cultural en cada marcha y en otras múltiples formas de manifestación. Poco a poco, empezaron a ser visibles las protestas de los estudiantes; las tomas se posicionaban como es- pacios de trabajo e inclusión; las marchas volvieron a atraer a las familias con expresiones festivas y no vio- lentas; poco a poco la sociedad comenzó a apoyar a los estudiantes, puesto que detrás de cada estudiante movilizado había una familia endeudada. Y el gobier- no no pudo ya obviar las protestas y los voceros de la CONFECH se hicieron públicos, interpelando a senadores y al gobierno, demostrando un manejo con- ceptual muy superior al de los propios representantes del aparato estatal. Se demostró que el estudiantado sabía de qué hablaba y sabía lo que quería. Y no era solo un movimiento estudiantil, era una so- ciedad en movimiento. Se cuestionaban las bases del sis- tema económico-social; se cuestionaba a los operadores políticos que desde la institucionalidad proponían sali- das al conflicto. Las expectativas crecían. La amplitud en la cobertura en educación de los últimos años hizo que miles de jóvenes tuvieran la oportunidad de entrar a la educación superior y la visualizaran como herramien- ta de ascenso social, sin embargo, al ver la precaria ca- lidad de la educación que recibían, al valorar los costos económicos (el endeudamiento) que esto conllevaba y las escasa posibilidad de avanzar en un mercado labo- ral limitado, hubo una masiva frustración y un desen- canto generalizado del modelo neoliberal de país que, por un lado generaba un crecimiento macro económico notable, en tanto que en el plano social, no significaba ningún bienestar para las familias. Tal era el soterrado panorama que la sociedad en Chile evidenciaba. Las respuestas entregadas desde el gobierno no sa- tisfacían las demandas estudiantiles (Gran Acuerdo Nacional por la Educación y GANE 2.0). Más becas y más bonos no daban una solución estructural a las exigencias del movimiento que pedía fin al lucro en la educación. Así cayeron dos ministros de educación por su ineficacia para poder aplacar las movilizaciones. Pero el tira y afloja de propuesta entregada (que no respondía a las peticiones del movimiento), propuesta rechazada, generaba tensiones; en la práctica no había un diálogo entre Estado y sociedad civil. Se sostenía la asimetría en la relación social, generándose más malestar de ambas partes por la no solución del conflicto. De este modo, las tensiones evidenciaron las posturas antagónicas. Finalmente, el conflicto tomó un cariz radical. Como todo movimiento estudiantil, tiene la debilidad de no afectar directamente la relación capital-trabajo, centrando su fuerza en la cantidad de manifestantes in- volucrados pero, más temprano que tarde, termina por desgastarse. El gobierno optó por hacer caso omiso a las soluciones, gestionando según su visión sistémica, evidenciando un antagonismo de paradigmas, y apelan- do a una derrota policiaca antes que a una solución po- lítica, al ser la represión la única respuesta del aparato estatal. La cultura del miedo se incentivó fuertemente: los medios de información masiva y la institucionalidad terminaron por criminalizar al movimiento estudian- til resaltando los disturbios, pero omitiendo la violencia policial, ocultando los montajes para inculpar a deter- minados líderes estudiantiles y promoviendo leyes para cooptar la expresión social (ley Hinzpeter). No obstante, el movimiento estudiantil logró mu- chas victorias. En la sociedad civil, reactivó la politiza- ción y participación de las personas en los temas públi- cos, (re)creó relaciones de solidaridad entre las personas, reavivó conciencia de que solo la organización logrará una transformación sistémica, incentivó a abandonar el silencio frente a las problemáticas sociales, y puso en la palestra el cuestionamiento directo a las formas de con- ducción del país; es decir, fue un despertar de la socie- dad. Las prolongadas movilizaciones empujaron a una enorme ampliación del número de becas (por más que esa no haya sido la solución por la que se luchaba), e incluso dieron pie para que hoy en día se discuta un reajuste tributario y la renacionalización de los recursos naturales. En lo político, sentenció la aguda crisis de le- gitimidad del sistema en su conjunto, demostrando que la dirección del país no debe seguir en manos de una clase política (privilegiada) antagónica a la participación ciudadana y que es apremiante una liberación de las ata- duras dictatoriales mediante una Asamblea Constitu- yente que transforme esa fuerza social en una alterna- tiva política contra y alter hegemónica consolidada. En definitiva, que debe construirse territorialmente, a nivel micro y macro, una real opción de soberanía popular. * El autor cuenta con licenciatura en Historia y es es- tudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Cien- cias Sociales por Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Año III, Número 43, 2da. quincena de Septiembre de 2012 Lucas Pavez R* En 2011, Chile vivió la más grande movilización social desde la vuelta a la democracia, tras de la sangrienta dictadura de Pinochet. Pero ese mismo pasado de represión y violación a los derechos humanos, fue parte causal de este nuevo despertar de la sociedad. MOVIMIENTO ESTUDIANTIL CHILENO Lucas Pavez R. Daniela Sáez Andrea Sato Sebastián Puerto Mundt Valentina González Miguel Barrios DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza ZOOCIEDAD La Cigarra Ilustrada REINCIGRAMA Fernando Contreras FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña

Revista Reincidente 43

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Page 1: Revista Reincidente 43

* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

SA

Alejandra López Fuentes*

CÁRCELESAarón Rodríguez GarcíaBeatriz A. Gaytán VillalpandoAlexsh Yair Viveros CanteraDESDE LA FACULTADMariano Torres BautistaENGAÑOEnrique Condés LaraDICCIONARIO (poblano) DEL DIABLOHumberto Sotelo MendozaREINCIGRAMAFernando ContrerasARITMOMANÍAGabriela BreñaFRANTASÍASJosé Fragoso CervónZOOCIEDADLUCHADORESGabriel Quadri de la Torre

El país vive un momento crítico lleno de controversia y

situaciones que alteran a la sociedad; son tiempos de dudas y

de incertidumbre que han logrado que muchos ciudadanos se

vuelvan individuos confusos que, a la vez, están controlados por

imágenes e información irreal, nada concreta.

A lo largo de los meses recientes, han llegado a la

redacción de REINCIDENTE diversos artículos y

colaboraciones que estudiantes de la BUAP espon-

táneamente han enviado para su publicación. Son de

diverso tipo y sobre variados temas, que expresan in-

quietudes, conocimientos y preferencias presentes en-

tre los jóvenes universitarios de hoy.

Hicimos una selección de ellos que son los que en

este número presentamos. Y a la vez, reiteramos a to-

dos aquellos que tengan interés por decir algo, trans-

mitir una inquietud o difundir algún conocimiento,

que nuestras páginas están abiertas.

México vive en un estado de decadencia. No

porque sus ciudadanos padezcan algún pro-

blema neuronal. Se trata, más bien, de un

control de mentes que nos han impuesto como for-

ma para dormir las ideas; como un medio para hacer-

nos bajar la cabeza y seguir o actuar como la televisión

nos muestra. Un recurso para quedarnos en silencio

o, peor aún, como individuos que solo sirven de bo-

rreguitos a unos cuantos que impusieron esas imáge-

nes, esas historias, mejor dicho, esa programación, esos

canales que transmiten programas jodidos para joder

nuestras mentes, para joder y evitar que juntos logre-

mos un cambio. Todos deberíamos recordar aquel gran dicho que

dice: “la unión hace la fuerza”. Eso es lo que debería-

mos hacer. Pero ¿por qué no lo hacemos? Porque, para

empezar, tendremos que lidiar con nuestro “democrá-

tico” gobierno. Sí, aunque suene algo irónico, batallar

contra nuestro gobierno, ese que se supone es quien

debe protegernos y luchar por nuestro bienestar por

encima de todo. Y aunque se vea demasiado iluso, es

la verdad; para eso creamos el Estado mexicano y para

eso nos rige una Constitución.

No es justo que los personajes del Gobierno cobren

su “modesto” sueldo sin trabajar, mientras nosotros es-

tamos en lo jodido y ellos se encuentran en lo colosal.

Pero “ojo”, no es su culpa, puesto que el plan de nuestro

gobierno para apendejarnos ha funcionado muy bien y

tenemos a nuestras dos televisoras apendejadoras, digo

“educadoras”, que se encargan de dormirnos la concien-

cia y quitarle a nuestra mente la función de pensar. El

fin de nuestro gobierno es algo así como “hay que jo-

derlos para que no piensen”; sabe que las ideas en una

sociedad llena de individuos en situación de caos, hacen

que a cada uno de nosotros se nos despierte la crítica

sobre lo que sucede a nuestro alrededor. Y es aquí, pre-

cisamente, donde entran las televisoras, las mismas que

el gobierno autorizó y a las que les dio privilegios, al

amparo del Congreso, para jodernos la mente con es-

tupideces de contenidos, logrando que cada individuo

apague su mente y solo sirva como un borreguito y, en

consecuencia, sea un esclavo atado a la mente.

¿Injusto, no? Sí, pero es la realidad. Cualquiera que

mire a su alrededor sabrá de lo que lo que habla la

mayoría de la población. ¿La peruana estúpida de la

tele creerá que todos creemos que con ladrar como ella

lo hace, va a acabar con los problemas de este país? Si

así fuera ¿por qué no lo hizo en su propio país?; o ¿qué

es eso de hablar de la tonta boda de X persona de la

farándula o del desnudo que hará?

Esas sí son pendejadas, es decir, qué nos importa.

Pero, ¿ellos qué representan? Si solo son unos huma-

nos que han sido puestos en una situación de dizque

influencia guiada por los intereses de los dueños de

esas televisoras que, como dije, están unidos a nues-

tro gobierno para evitar que nosotros avancemos; para

provocar la burla de los extranjeros y, aún más impor-

tante, convertirnos en sus idiotas. No olvidemos las

declaraciones del anterior dueño y presidente del gru-

po Televisa (Emilio Azcárraga Milmo, alias “el tigre”):

“hago televisión para jodidos, y México es un país de

jodidos”. ¿Será posible más burla para nosotros? No sé,

pero sí sé que aún seguimos dándole de tragar a Tele-

visa. ¿Qué, no tenemos dignidad? Permitimos que se

reían de nosotros y nos humillen, y todavía nos pres-

tamos a su manipulación. Admito que no toda la cul-

pa es nuestra, porque está de por medio el Estado que

permite tales humillaciones a sus ciudadanos y, lo peor,

no solo no hace nada al respecto, sino que los apoya y

autoriza todo aquello que ayude a atontarnos más para

jodernos la mente y tenernos a su merced.

Y, regresando en este punto a la pregunta ¿por qué

no avanzamos?, se puede responder, ya de manera clara

y directa: porque no contamos con el apoyo de nuestro

Estado, el cual, por el contrario, parece ser nuestro peor

enemigo. (Con estos amigos, para qué quieres enemi-

gos). Da preferencia a toda aquella empresa o personas

privadas que representan su “prioridad”; a nosotros nos

ve como esclavos a los cuales puede vender al precio

que le convenga. Para “nuestro Gobierno” solo somos

mano de obra barata a merced del patrón; no nos ve

como ciudadanos a los cuales debe proteger y a los cua-

les debe procurar su bienestar. Peor aún, no solo nos ve

a nosotros como mercancía para vender al mejor postor;

sino también a nuestra tierra, a nuestro entorno, a Mé-

xico todo. Ha logrado ya que perdamos nuestra identi-

dad y con ella nuestra dignidad.

Hemos pasado de ser mexicanos a ser mercancías,

de ser personas libres a esclavos; de ser seres pensantes

a manipulables marionetas. Es lo que nuestro gobier-

no/Estado ha permitido y ha alentado desde que se

unió a mecanismos (televisoras) para dormir y aplacar

nuestro carácter emprendedor y destruir nuestra ac-

titud. Piensan que así los dejaremos trabajar a gusto;

que no tendrán queja ni grito de nosotros, pues, nos

tienen “muy entretenidos” luego de las largas jornadas

de jornadas diarias.El mexicano debería cuestionarse, debería hacer-

se valer y, más aún, dejar de creer que todo aquello que

pasa en televisión es cierto. Los medios se venden al

mejor postor y, para nuestra desgracia, están comprados

por nuestro gobierno y sus amigas mayores: las televiso-

ras. Ellos solo ven por sus particulares intereses y uno de

ellos es tenernos tontos (lo cual han logrado muy bien).

Por tanto, nunca deberíamos esperar que esas transmi-

siones se hagan reales o para nuestro provecho.

Nuestro beneficio lo creamos nosotros. Solo noso-

tros sabemos lo que necesitamos. Nosotros conocemos

cómo lograr nuestro bienestar. Ellos no. Nadie ajeno a

nosotros lo sabe. Es así que no necesitamos ser “gato”.

Que al final le sirvamos de instrumento en nuestro

perjuicio, creyendo ilusamente que tal vez algún día la

situación cambiará. El mundo está a reventar de hu-

manos, pero hay que recordar que solo aquellos que

hicieron un cambio tienen cifra y lucharon por un

avance y desarrollo. ¿Qué es lo que a ti te impide ha-

cerlo? ¿Realmente esas televisoras lograron abollarte

el cerebro para siempre?, Es decir, ¿el gobierno y sus

amigos lograron su fin? México tiene casi todo para dejar de ser el vasallo

de otros países, principalmente de E.U. Y aunque no

todo se puede tener, no necesitamos copiar, puesto que

podemos innovar; no necesitamos importar extranjeros,

nosotros tenemos el potencial; no necesitamos que nos

inyecten ideas, nosotros las producimos; no necesita-

mos de vecinos de otro país para que nos fastidien, me-

jor nosotros les sacamos provecho. Somos mejores, por

algo vienen a saquearnos. Tenemos el talento, tenemos

técnicas y somos únicos. Demostrémosle a todo aquel

que trate de pisarnos que no se lo vamos a permitir y

que ningún plan con maña nos va a hacer caer. Por el

contrario, nos vamos a levantar y vamos a dejar de ser

la burla de los demás. En síntesis, vamos a hacer lo que

somos, mexicanos, aquella mezcla de historia y cultura

de nuestros antepasados. Sin importar que nos hayan

conquistado en el pasado, no vamos a seguir cargando

nuestras derrotas, sino levantarnos y aprender de ellas.

No sentirnos mal por perder, sino por volver a caer en

el error. Requerimos innovar y decisión para avanzar.

A México le falta dejar la televisión; en su lugar,

tomar libros, tener unión y, lo más importante, educa-

ción de verdad. Tenemos una Constitución en la cual,

en el artículo 3°, se proclama directamente el derecho

a una educación laica y de calidad, no simulaciones, ni

farsas. Esa es la que debemos exigir y, no solo eso, sino

todo lo demás a lo que tenemos derecho. No quere-

mos sobras o muestras de lástima para sacar el “com-

promiso”. Ni que fuéramos basura o estuviéramos en

una institución de caridad (y aún así).

Somos individuos, somos ciudadanos, somos mexi-

canos, somos México. Y lo tenemos que hacer valer; te-

nemos que luchar y quitar todo lo que nos impida avan-

zar y esté en contra de nuestro beneficio. Por eso, no

debemos permitir la existencia de esas empresas ador-

mecedoras que solo sirven para aturdirnos. Tampoco

debemos permitir que nuestro propio gobierno nos ata-

que; por el contrario, hay que exigirle que cumpla su

función de protegernos y ver por el bienestar de todos.

Somos humanos y somos seres pensantes. Pero,

hagámoslo real. Entonces, ¿seguimos en estado off o

ya le prendemos al avance de nuestro único, colosal y

extraordinario país para alcanzar el estado on?

* La autora cursa la licenciatura de Relaciones Inter-

nacionales en la Facultad de Derecho y Ciencias So-

ciales de la BUAP.

Año III, Número 41, 2da. quincena de Agosto de 2012

Con esto no se ha pretendido denostar la fun-

cionalidad histórica sino la consideración ato-

mista de la lengua y mecanización de la his-

toria, ya que el tiempo no es el factor de la evolución

sino simplemente es el marco. La lengua, como hecho

humano, es el instrumento de interacción de la vida

mental y de la vida cultural del hombre. Lengua, cul-

tura y personalidad son los términos que pueden esta-

blecer las condiciones, primero, en el resultado donde

la evolución no difiere por fuerza según los niveles de

cultura, y que es posible aplicar a la comprensión de las

lenguas no escritas con respecto a los métodos y crite-

rios válidos para las lenguas con tradición escrita; se-

gundo, la descripción de algunos tipos lingüísticos, en

especial las lenguas amerindias, plantean problemáti-

cas que los métodos tradicionales no pueden resolver;

no obstante, el fenómeno mediático ha logrado pene-

trar hasta donde el imaginario se transmuta en una

realidad que no refleja la dimensión histórica actual de

nuestro entendimiento de la realidad.

La creación del universo humano radica en la crea-

ción de su palabra, de su palabra violenta, como la apa-

rición de las revueltas, como los disparos de quien no

se mueve, violencia. En el principio la Palabra era y la

Palabra estaba... Salta la palabra; provoca la explosión

del universo; la Palabra que crea “cuando en el silencio

de las tinieblas del principio, los nombres de los dio-

ses guardaban los secretos de la creación y el hombre

lo supo”; la violenta construcción del mundo a través

de la palabra, que como un disparo trasgrede los hori-

zontes de la arquitectura lingüística, y nos sitúa en el

intento de materialización de la imagen, en cuyo len-

guaje no hay límite para designar el mundo, sino que

lo interroga y ausculta, sometiéndolo con un dispa-

ro: la palabra. El lenguaje se recrea en el pensamiento,

arma poderosa que concentra la energía para disparar

la palabra creadora, el origen mismo. La palabra so-

mete el concepto de imagen cuando Octavio Paz de-

fine “...toda forma verbal, frase o conjunto de frases,

que el poeta dice y que unidas componen un poema”.

La imagen para Paz es “el producto imaginario”, es

“cifra de la condición humana”, mismas que poseen un

valor psicológico. Así pues, la relación simbiótica en-

tre imagen y palabra, materializada en el “lengua-je”,

se ha convertido en un elemento indispensable para

la conformación del habla, oral y escrita; la palabra.

Parafraseando a Óclesis, la configuración del lengua-

je, vista como fenómeno, se encuentra inscrita en la

conciencia, esto es, en la esfera interpretativa del ser

humano. “...el lenguaje es lo que configura al hombre

como hombre; lo que hace al Yo ser Yo. El lenguaje

no es una herramienta creada, ya que el ser lo necesita

para afirmarse: es ego quien dice ego.”

La ficción de la realidad, artificio ostensivo del

imaginario de la naturaleza humana, fomenta actitu-

des y creencias determinadas, que se transmiten por

medio de la eficacia simbólica del mensaje que subya-

ce como sustrato en todo discurso, en toda palabra. En

la cotidianidad de nuestras vidas sociales, y sus vastas

redes comunicantes en una constelación interminable

de constructos culturales que trazan la morfología de

la simbiosis social de nuestra existencia, coexistim

os

activamente en una continua agresión verbal, el len-

guaje transgresor apuntala una ideología que busca

transmitir, intrínseca a su naturaleza, la revuelta contra

la autoridad, lo establecido y lo pautado, quizá, como

dialéctica inherente a la naturaleza del lenguaje.

A través de los contenidos transmitidos por los

medios de comunicación, los intercambios se caracte-

rizan por ser cortos, básicos, sin mayor carga informa-

tiva, en los que abundan los malentendidos, las super-

posiciones o solapamientos, en una búsqueda constan-

te de imponerse al otro. El héroe televisivo sigue sus

propias normas y se burla, a su manera, del sistema.

Los insultos y los vocativos hirientes buscan amena-

zar la imagen positiva del interlocutor (incluyendo las

“buenas intenciones” de la carga axiológica). El len-

guaje en uso codifica posiciones particulares, creencias

y prejuicios; conductas verbales orientadas a la rebel-

día, la ausencia de autoridad, el facilismo, el dinero y

el sexo; en suma, una serie de valores incómodos en

el convencionalismo social. El recurso retórico de la

repetición ayuda a fijar determinadas actitudes; frases

que se repiten en uno y otro medio de información,

que hacen eco en nuestras mentes, en forma casi im-

perceptible (se dirá una mentira hasta que ésta se vuel-

va una verdad).

El suceso de redundar en forma literal, o con mo-

dificaciones, recuerda una estrategia para una campa-

ña publicitaria. Esto es un rasgo estilístico de un men-

saje único que se constituye en el constructo textual,

que contiene un mensaje persuasivo. Esto se percibe

como una técnica sutil, en la que el personaje ficcio-

nal-real (persuasor) deja deslizar enunciados de argu-

mentos en las conversaciones. Podemos denotar tres

niveles de proximidad a la realidad: Ajuste, Tipifi-

cación y Alienación (Daelker, C. 1979), los cuales se

ajustan a una realidad del siglo que vivimos, y de esta

forma se crea en el espacio ficcional una nueva reali-

dad, que se mantiene y se refiere a sí misma. El con-

tenido simbólico inherente a ella le confiere una fá-

cil interpretación de referencia múltiple: a la sociedad

de hoy, la influencia de los medios televisivos, y de la

música, por mencionar solo algunos, que modelan las

actitudes y crean una realidad virtual como única refe-

rencia de la realidad.

Nada es verdad, nada es mentira, lo es en la me-

dida en que la palabra-imagen esculpe los cuerpos, el

ser humano se recrea en la palabra y solo a través de

la experiencia que tenga de ella es posible la construc-

ción del mundo. Son las palabras las que toman una

actitud, no los cuerpos.

Bibliografía

B612, número 2/3, p. 33, Puebla: COLLHI – BUAP.

Daelker, C. (1979). La realidad manipulada. Barcelo-

na: Gustavo Gilli.

Óclesis, número 4, pp. 21-24. Puebla.

*El autor es licenciado en Lingüística y Literatura

Hispanoamericana por la Facultad de Filosofía y Le-

tras de la BUAP. Actualmente, es director editorial y

académico de la Universidad del Valle de Puebla, plan-

teles Puebla y Tehuacán. Asimismo, funge como di-

rector general de Óclesis, Víctimas del Artificio, A.C.

Año III, Número 41, 1ra. quincena de Septiembre de 2012

Hugo I. López Coronel*

Artificio ostensivo del imaginario de la

naturaleza humana

El aspecto sincrónico en los estudios lingüísticos es un punto de vista

que no incluye ninguna dimensión histórica, que funciona en virtud

de la naturaleza simbólica del lenguaje, y que ha contribuido al

entendimiento de la lengua en sí misma.

TEMAS DE CULTURA

Hugo I. López Coronel

Francisco Hernández Echeverría

Fernando Méndez Sánchez

Noé Cano Vargas

MIEL Y TRANSGÉNICOS

Rubén Costiglia

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

UN MONERO POLACO

Ya que antes de legar el poder, Pinochet logró

consolidar en el país el modelo económico neo-

liberal, fundado en la intervención tecnócrata

de los Chicago Boys, la privatización de empresas na-

cionales y servicios básicos. Y la Constitución de 1980

(junto a la Reforma educacional del 81) fue la legali-

zación de un sistema político fundamentado en el lu-

cro, donde las ganancias no se reinvierten en pos del

bien común, se acumulan.

Fueron los estudiantes quienes nuevamente (así

como en el 2001 y 2006 antes) alzaron la voz en la lu-

cha social contra la institucionalidad neoliberal. Y sus

reivindicaciones eran directo reflejo de una problemá-

tica que gatillaba el modelo educacional que preserva-

ba y potenciaba la educación como un negocio antes

que como un derecho. Así, las consignas de una edu-

cación pública, gratuita y de calidad, tienen como tras-

fondo el exigir el fin de ese sistema que “negocia y lu-

cra con la educación de la juventud”, donde el Estado,

abandonando sus responsabilidades hacia la sociedad

civil, se alejó de la regulación del sistema de educación

superior y terminó por garantizar solo la precariedad

de la calidad en la enseñanza de millones de personas,

acentuando la desigualdad económica y cultural que

caracteriza a este país, en el que el 10% de la población

acapara el 45% de la riqueza nacional.

Pero, ¿cómo comenzaron las movilizaciones? Su ac-

tivación tiene un doble cariz. Por un lado, la elección

de un presidente de derecha (Sebastián Piñera del pac-

to UDI-RN) significó un remesón al panorama político

chileno, sistema muy deslegitimado por la gestión del

pacto de centro-izquierda (la Concertación) que había

gobernado por 20 años; Concertación que, además de

no lograr la construcción de un proyecto de país enfoca-

do hacia lo social (muy por el contrario, se consolidó aun

más la neoliberalización de Chile), terminó por despoli-

tizar a la sociedad. Así, la promesa tecnócrata del empre-

sario Piñera pasó a ser atractiva para la sociedad descon-

tenta pero desconocedora de alternativas desde abajo.

No obstante, la problemática de inicios de año en Ma-

gallanes (conflicto por el alza de los combustibles) mos-

tró el verdadero rostro que un gobierno de derecha tiene

frente a la manifestación social, privilegiando los intere-

ses privados: frente a la protesta no buscó una solución

directa sino que, primeramente, la invisibilizó, y luego,

visto que el conflicto crecía, pretendió aplacar las mani-

festaciones con represión, mostrando mucho de ese viejo

pasado dictatorial que veía a la sociedad como enemigo

interno y que había que derrotar por medio del miedo.

Fue de esa manera que se multiplicaron los conflictos

sociales (la huelga de los presos políticos mapuche, la no

reconstrucción post-terremoto en Dichato, el peligro en

la Patagonia por la hidroeléctrica HidroAysén, la ter-

moeléctrica en Pta. Choros, solo por nombrar los más

relevantes), hasta que, a fines de Mayo, el no pronun-

ciamiento presidencial en temas de educación, cuando

ya algunas universidades se movilizaban y las marchas

se iniciaban tibiamente, determinó que los estudiantes

universitarios radicalizaran sus posturas frente a la invi-

sibilización por parte del gobierno, de las demandas que

pedían terminar con el endeudamiento como única for-

ma de acceder a la educación universitaria.

Estas radicalizadas medidas significaron tomas

y protestas callejeras, cada semana más concurridas.

Poco a poco, las movilizaciones de carácter interno

con reivindicaciones micro, fueron adquiriendo una

unidad, donde las redes comunicacionales y la con-

ducción política de la Confederación de Estudiantes

de Chile, tuvieron un papel clave. Se comenzó a tomar

conciencia de que cada lucha en cada espacio, tenía un

origen estructural fundado en el sistema educacional

impuesto en la Dictadura, y que la solución a esto solo

se daría derrocando el sistema completo y no gestio-

nando mejoras o reformándolo.

Esta lucha progresivamente adquirió fuerza. La

lucha era considerada justa y hacía eco en cada estu-

diante que hipotecaba su futuro con la deuda univer-

sitaria entregada por el Crédito con Aval del Estado

o Crédito Fondo Solidario. Era justo y necesario salir

a las calles a manifestarse por el fin de una educación

de mercado, y todos los estudiantes comprendían eso.

La naturaleza de la demanda hacía prácticamente nula

una oposición dentro del propio gremio. Muy por el

contrario, estudiantes de izquierda, de centro, o despo-

litizados, que nunca habían salido a marchar, respal-

daban las exigencias; es más, participaban activamente

en la construcción de propuestas, en las reflexiones co-

lectivas en asambleas, en la expresión cultural en cada

marcha y en otras múltiples formas de manifestación.

Poco a poco, empezaron a ser visibles las protestas

de los estudiantes; las tomas se posicionaban como es-

pacios de trabajo e inclusión; las marchas volvieron a

atraer a las familias con expresiones festivas y no vio-

lentas; poco a poco la sociedad comenzó a apoyar a

los estudiantes, puesto que detrás de cada estudiante

movilizado había una familia endeudada. Y el gobier-

no no pudo ya obviar las protestas y los voceros de

la CONFECH se hicieron públicos, interpelando a

senadores y al gobierno, demostrando un manejo con-

ceptual muy superior al de los propios representantes

del aparato estatal. Se demostró que el estudiantado

sabía de qué hablaba y sabía lo que quería.

Y no era solo un movimiento estudiantil, era una so-

ciedad en movimiento. Se cuestionaban las bases del sis-

tema económico-social; se cuestionaba a los operadores

políticos que desde la institucionalidad proponían sali-

das al conflicto. Las expectativas crecían. La amplitud

en la cobertura en educación de los últimos años hizo

que miles de jóvenes tuvieran la oportunidad de entrar a

la educación superior y la visualizaran como herramien-

ta de ascenso social, sin embargo, al ver la precaria ca-

lidad de la educación que recibían, al valorar los costos

económicos (el endeudamiento) que esto conllevaba y

las escasa posibilidad de avanzar en un mercado labo-

ral limitado, hubo una masiva frustración y un desen-

canto generalizado del modelo neoliberal de país que,

por un lado generaba un crecimiento macro económico

notable, en tanto que en el plano social, no significaba

ningún bienestar para las familias. Tal era el soterrado

panorama que la sociedad en Chile evidenciaba.

Las respuestas entregadas desde el gobierno no sa-

tisfacían las demandas estudiantiles (Gran Acuerdo

Nacional por la Educación y GANE 2.0). Más becas

y más bonos no daban una solución estructural a las

exigencias del movimiento que pedía fin al lucro en la

educación. Así cayeron dos ministros de educación por

su ineficacia para poder aplacar las movilizaciones. Pero

el tira y afloja de propuesta entregada (que no respondía

a las peticiones del movimiento), propuesta rechazada,

generaba tensiones; en la práctica no había un diálogo

entre Estado y sociedad civil. Se sostenía la asimetría en

la relación social, generándose más malestar de ambas

partes por la no solución del conflicto. De este modo,

las tensiones evidenciaron las posturas antagónicas.

Finalmente, el conflicto tomó un cariz radical.

Como todo movimiento estudiantil, tiene la debilidad

de no afectar directamente la relación capital-trabajo,

centrando su fuerza en la cantidad de manifestantes in-

volucrados pero, más temprano que tarde, termina por

desgastarse. El gobierno optó por hacer caso omiso a

las soluciones, gestionando según su visión sistémica,

evidenciando un antagonismo de paradigmas, y apelan-

do a una derrota policiaca antes que a una solución po-

lítica, al ser la represión la única respuesta del aparato

estatal. La cultura del miedo se incentivó fuertemente:

los medios de información masiva y la institucionalidad

terminaron por criminalizar al movimiento estudian-

til resaltando los disturbios, pero omitiendo la violencia

policial, ocultando los montajes para inculpar a deter-

minados líderes estudiantiles y promoviendo leyes para

cooptar la expresión social (ley Hinzpeter).

No obstante, el movimiento estudiantil logró mu-

chas victorias. En la sociedad civil, reactivó la politiza-

ción y participación de las personas en los temas públi-

cos, (re)creó relaciones de solidaridad entre las personas,

reavivó conciencia de que solo la organización logrará

una transformación sistémica, incentivó a abandonar el

silencio frente a las problemáticas sociales, y puso en la

palestra el cuestionamiento directo a las formas de con-

ducción del país; es decir, fue un despertar de la socie-

dad. Las prolongadas movilizaciones empujaron a una

enorme ampliación del número de becas (por más que

esa no haya sido la solución por la que se luchaba), e

incluso dieron pie para que hoy en día se discuta un

reajuste tributario y la renacionalización de los recursos

naturales. En lo político, sentenció la aguda crisis de le-

gitimidad del sistema en su conjunto, demostrando que

la dirección del país no debe seguir en manos de una

clase política (privilegiada) antagónica a la participación

ciudadana y que es apremiante una liberación de las ata-

duras dictatoriales mediante una Asamblea Constitu-

yente que transforme esa fuerza social en una alterna-

tiva política contra y alter hegemónica consolidada. En

definitiva, que debe construirse territorialmente, a nivel

micro y macro, una real opción de soberanía popular.

* El autor cuenta con licenciatura en Historia y es es-

tudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Cien-

cias Sociales por Pontificia Universidad Católica de

Valparaíso.

Año III, Número 43, 2da. quincena de Septiembre de 2012

Lucas Pavez R*

En 2011, Chile vivió la más grande movilización social desde la vuelta

a la democracia, tras de la sangrienta dictadura de Pinochet. Pero

ese mismo pasado de represión y violación a los derechos humanos, fue

parte causal de este nuevo despertar de la sociedad.

MOVIMIENTO

ESTUDIANTIL CHILENO

Lucas Pavez R.

Daniela SáezAndrea Sato

Sebastián Puerto Mundt

Valentina González

Miguel Barrios

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

Ya que antes de legar el poder, Pinochet logró consolidar en el país el modelo económico neo-liberal, fundado en la intervención tecnócrata

de los Chicago Boys, la privatización de empresas na-cionales y servicios básicos. Y la Constitución de 1980 (junto a la Reforma educacional del 81) fue la legali-zación de un sistema político fundamentado en el lu-cro, donde las ganancias no se reinvierten en pos del bien común, se acumulan.

Fueron los estudiantes quienes nuevamente (así como en el 2001 y 2006 antes) alzaron la voz en la lu-cha social contra la institucionalidad neoliberal. Y sus reivindicaciones eran directo reflejo de una problemá-tica que gatillaba el modelo educacional que preserva-ba y potenciaba la educación como un negocio antes que como un derecho. Así, las consignas de una edu-cación pública, gratuita y de calidad, tienen como tras-fondo el exigir el fin de ese sistema que “negocia y lu-cra con la educación de la juventud”, donde el Estado, abandonando sus responsabilidades hacia la sociedad civil, se alejó de la regulación del sistema de educación superior y terminó por garantizar solo la precariedad de la calidad en la enseñanza de millones de personas, acentuando la desigualdad económica y cultural que caracteriza a este país, en el que el 10% de la población acapara el 45% de la riqueza nacional.

Pero, ¿cómo comenzaron las movilizaciones? Su ac-tivación tiene un doble cariz. Por un lado, la elección de un presidente de derecha (Sebastián Piñera del pac-to UDI-RN) significó un remesón al panorama político chileno, sistema muy deslegitimado por la gestión del pacto de centro-izquierda (la Concertación) que había gobernado por 20 años; Concertación que, además de no lograr la construcción de un proyecto de país enfoca-do hacia lo social (muy por el contrario, se consolidó aun más la neoliberalización de Chile), terminó por despoli-tizar a la sociedad. Así, la promesa tecnócrata del empre-sario Piñera pasó a ser atractiva para la sociedad descon-tenta pero desconocedora de alternativas desde abajo. No obstante, la problemática de inicios de año en Ma-gallanes (conflicto por el alza de los combustibles) mos-tró el verdadero rostro que un gobierno de derecha tiene frente a la manifestación social, privilegiando los intere-ses privados: frente a la protesta no buscó una solución directa sino que, primeramente, la invisibilizó, y luego, visto que el conflicto crecía, pretendió aplacar las mani-festaciones con represión, mostrando mucho de ese viejo pasado dictatorial que veía a la sociedad como enemigo interno y que había que derrotar por medio del miedo. Fue de esa manera que se multiplicaron los conflictos sociales (la huelga de los presos políticos mapuche, la no reconstrucción post-terremoto en Dichato, el peligro en la Patagonia por la hidroeléctrica HidroAysén, la ter-moeléctrica en Pta. Choros, solo por nombrar los más relevantes), hasta que, a fines de Mayo, el no pronun-ciamiento presidencial en temas de educación, cuando ya algunas universidades se movilizaban y las marchas se iniciaban tibiamente, determinó que los estudiantes universitarios radicalizaran sus posturas frente a la invi-sibilización por parte del gobierno, de las demandas que

pedían terminar con el endeudamiento como única for-ma de acceder a la educación universitaria.

Estas radicalizadas medidas significaron tomas y protestas callejeras, cada semana más concurridas. Poco a poco, las movilizaciones de carácter interno con reivindicaciones micro, fueron adquiriendo una unidad, donde las redes comunicacionales y la con-ducción política de la Confederación de Estudiantes de Chile, tuvieron un papel clave. Se comenzó a tomar conciencia de que cada lucha en cada espacio, tenía un origen estructural fundado en el sistema educacional impuesto en la Dictadura, y que la solución a esto solo se daría derrocando el sistema completo y no gestio-nando mejoras o reformándolo.

Esta lucha progresivamente adquirió fuerza. La lucha era considerada justa y hacía eco en cada estu-diante que hipotecaba su futuro con la deuda univer-sitaria entregada por el Crédito con Aval del Estado o Crédito Fondo Solidario. Era justo y necesario salir a las calles a manifestarse por el fin de una educación de mercado, y todos los estudiantes comprendían eso. La naturaleza de la demanda hacía prácticamente nula una oposición dentro del propio gremio. Muy por el contrario, estudiantes de izquierda, de centro, o despo-litizados, que nunca habían salido a marchar, respal-daban las exigencias; es más, participaban activamente en la construcción de propuestas, en las reflexiones co-lectivas en asambleas, en la expresión cultural en cada marcha y en otras múltiples formas de manifestación.

Poco a poco, empezaron a ser visibles las protestas de los estudiantes; las tomas se posicionaban como es-pacios de trabajo e inclusión; las marchas volvieron a atraer a las familias con expresiones festivas y no vio-lentas; poco a poco la sociedad comenzó a apoyar a los estudiantes, puesto que detrás de cada estudiante movilizado había una familia endeudada. Y el gobier-no no pudo ya obviar las protestas y los voceros de la CONFECH se hicieron públicos, interpelando a senadores y al gobierno, demostrando un manejo con-ceptual muy superior al de los propios representantes del aparato estatal. Se demostró que el estudiantado sabía de qué hablaba y sabía lo que quería.

Y no era solo un movimiento estudiantil, era una so-ciedad en movimiento. Se cuestionaban las bases del sis-tema económico-social; se cuestionaba a los operadores políticos que desde la institucionalidad proponían sali-das al conflicto. Las expectativas crecían. La amplitud en la cobertura en educación de los últimos años hizo que miles de jóvenes tuvieran la oportunidad de entrar a la educación superior y la visualizaran como herramien-ta de ascenso social, sin embargo, al ver la precaria ca-lidad de la educación que recibían, al valorar los costos económicos (el endeudamiento) que esto conllevaba y las escasa posibilidad de avanzar en un mercado labo-ral limitado, hubo una masiva frustración y un desen-canto generalizado del modelo neoliberal de país que, por un lado generaba un crecimiento macro económico notable, en tanto que en el plano social, no significaba ningún bienestar para las familias. Tal era el soterrado panorama que la sociedad en Chile evidenciaba.

Las respuestas entregadas desde el gobierno no sa-tisfacían las demandas estudiantiles (Gran Acuerdo Nacional por la Educación y GANE 2.0). Más becas y más bonos no daban una solución estructural a las exigencias del movimiento que pedía fin al lucro en la educación. Así cayeron dos ministros de educación por su ineficacia para poder aplacar las movilizaciones. Pero el tira y afloja de propuesta entregada (que no respondía a las peticiones del movimiento), propuesta rechazada, generaba tensiones; en la práctica no había un diálogo entre Estado y sociedad civil. Se sostenía la asimetría en la relación social, generándose más malestar de ambas partes por la no solución del conflicto. De este modo, las tensiones evidenciaron las posturas antagónicas.

Finalmente, el conflicto tomó un cariz radical. Como todo movimiento estudiantil, tiene la debilidad de no afectar directamente la relación capital-trabajo, centrando su fuerza en la cantidad de manifestantes in-volucrados pero, más temprano que tarde, termina por desgastarse. El gobierno optó por hacer caso omiso a las soluciones, gestionando según su visión sistémica, evidenciando un antagonismo de paradigmas, y apelan-do a una derrota policiaca antes que a una solución po-lítica, al ser la represión la única respuesta del aparato estatal. La cultura del miedo se incentivó fuertemente: los medios de información masiva y la institucionalidad terminaron por criminalizar al movimiento estudian-til resaltando los disturbios, pero omitiendo la violencia policial, ocultando los montajes para inculpar a deter-minados líderes estudiantiles y promoviendo leyes para cooptar la expresión social (ley Hinzpeter).

No obstante, el movimiento estudiantil logró mu-chas victorias. En la sociedad civil, reactivó la politiza-ción y participación de las personas en los temas públi-cos, (re)creó relaciones de solidaridad entre las personas, reavivó conciencia de que solo la organización logrará una transformación sistémica, incentivó a abandonar el silencio frente a las problemáticas sociales, y puso en la palestra el cuestionamiento directo a las formas de con-ducción del país; es decir, fue un despertar de la socie-dad. Las prolongadas movilizaciones empujaron a una enorme ampliación del número de becas (por más que esa no haya sido la solución por la que se luchaba), e incluso dieron pie para que hoy en día se discuta un reajuste tributario y la renacionalización de los recursos naturales. En lo político, sentenció la aguda crisis de le-gitimidad del sistema en su conjunto, demostrando que la dirección del país no debe seguir en manos de una clase política (privilegiada) antagónica a la participación ciudadana y que es apremiante una liberación de las ata-duras dictatoriales mediante una Asamblea Constitu-yente que transforme esa fuerza social en una alterna-tiva política contra y alter hegemónica consolidada. En definitiva, que debe construirse territorialmente, a nivel micro y macro, una real opción de soberanía popular.

* El autor cuenta con licenciatura en Historia y es es-tudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Cien-cias Sociales por Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Año III, Número 43, 2da. quincena de Septiembre de 2012

Lucas Pavez R*

En 2011, Chile vivió la más grande movilización social desde la vuelta a la democracia, tras de la sangrienta dictadura de Pinochet. Pero

ese mismo pasado de represión y violación a los derechos humanos, fue parte causal de este nuevo despertar de la sociedad.

MOVIMIENTO ESTUDIANTIL CHILENO

Lucas Pavez R.Daniela SáezAndrea Sato

Sebastián Puerto MundtValentina González

Miguel Barrios

DESDE LA FACULTADMariano Torres Bautista

ENGAÑOEnrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

ZOOCIEDADLa Cigarra Ilustrada

REINCIGRAMAFernando Contreras

FRANTASÍASJosé Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

Page 2: Revista Reincidente 43

2

En 1988, Joseph Tainter escribió un libro in-quietante titulado: El colapso de las sociedades complejas. El trabajo de Tainter permitió dar

un vistazo a algunas de las sociedades más sofisticadas a lo largo de la historia para una mejor comprensión sobre lo que condujo a su caída –el Imperio Roma-no, los Anasazi en el Cañón del Chaco, la civilización Maya, la antigua Mesopotamia.

Cada uno de estos grupos tenían tradiciones ricas, complejas estructuras sociales y tecnología avanzada. Pero a pesar de su inteligencia, todos ellos se derrum-baron.

Estas grandes civilizaciones, todas separadas por el tiempo y la distancia, crearon sistemas de vida y de trabajo que no eran lo suficientemente flexibles como para sobrevivir a las exigencias del cambio.

En cada una de estas culturas era imposible enten-der las interrelaciones y el complejo funcionamiento de la totalidad para las personas que las vivían. Mien-tras que el evento desencadenante de su desaparición puede ser considerado un error clásico para los están-dares de hoy, habría sido imposible de predecir el co-lapso poco antes del momento.

Reinventar errores clásicos.En muchos aspectos, al igual que estas culturas an-tiguas, el escenario es similar para las industrias que operan en la actualidad, fuertemente influidas por fuerzas externas.

En septiembre del 2011, Blockbuster Video se de-claró en quiebra en medio de un mercado de tiendas de video de alquiler en rápido declive. En su apogeo, esta marca contaba con más de 4,400 tiendas en el mundo. En los próximos años, cada una de sus tien-das estarán cerradas, siendo las personas sustituidas por máquinas en su intento de rediseñar el modelo de negocio en torno a una operación de venta sin rostro. Finalmente, también desaparecerán. Las empresas de alquiler de videos van en la dirección de las Páginas Amarillas, agencias de viajes, y, en días anteriores, los herreros, los telegrafistas, y las caballerizas.

A diferencia de las culturas anteriores, en las que cada cambio se llevó una o dos generaciones, lo que

los hacía imperceptibles y servía para que las personas se adaptasen; en la actualidad, las oportunidades de negocios pueden ser capitalizadas en cuestión de días. Estas empresas se crean en torno a estructuras frági-les que pueden dar a las industrias de todo para crecer, pero también pueden colapsar en instantes, mismos que parecerían momentos fugaces dentro de cualquier libro de historia.

50% de desempleoUno de los temas objeto de considerables debates, hoy en día, es el desempleo. La tecnología está siendo de-sarrollada para substituir a los trabajadores humanos tradicionales.

Puesto que los negocios buscan contratar y em-plear al menor número de personas, se apresuran a saltar hacia cualquier automatización que razonable-mente pueda implementar ahorro de trabajo.

Muchos de estos automatismos eliminan miles de puesto de trabajo a la vez. Justo como el correo elec-trónico ha eliminado la necesidad de la entrega de co-rreo y los coches eléctricos eliminan la necesidad de automóviles mecánicos.

Este tipo de automatización se está introducien-do con una frecuencia cada vez mayor. Un grupo de investigación ha observado y calculado que está muy cerca el momento de algo tan devastador como el 50% de desempleo.

A inicios de la centuria de 1700, más del 97% de las personas en los EE.UU. participaron en la agricul-tura de una manera u otra. Hoy esa cifra es del 1,4%. Sin embargo, la producción de alimentos es mucho mayor. La agricultura es una industria que ha pasado por varias situaciones del 50% de desempleo.

Del mismo modo, en 1970 la industria del ace-ro de los EE.UU. empleaba 531,000 trabajadores que producían 91 millones de toneladas de acero. En 2006, la industria redujo el empleo a solo 159,000 trabaja-dores, no obstante, el sector produjo más de 106 mi-llones de toneladas de acero. Una vez más, esta es una industria que ha pasado por múltiples situaciones con 50% de desempleo.

Ninguna de estas industrias se ha derrumbado,

pero tienen un aspecto radicalmente diferente al que tenían unas décadas antes.

Nuevos motores de la creación de empleoEn una columna reciente se hizo la pregunta “¿Existe un para siempre?” “¿Siempre necesitaremos policías, bomberos, maestros, agricultores, médicos y enfer-meras, o una posición de trabajo que perdurará para siempre en el tiempo?” ¿Es posible que las profesiones también desaparezcan?

Un lector astuto comentó que siempre tendremos la necesidad de “padres” y “madres”. Excluyendo estas dos profesiones no pagadas, si partimos de la premisa de que no hay un trabajo para siempre, que todos los trabajos serán eventualmente desplazados, lógicamen-te podemos concluir que nuevos puestos de trabajo surgirán para tomar su lugar.

Yendo un paso más allá, si asumimos que el rit-mo de la vida está en constante aceleración, también debemos considerar la posibilidad de que los trabajos van a desaparecer mucho más rápido en el futuro que en la actualidad.

Por esta razón, la siguiente pregunta obvia es ¿po-demos o no crear nuevos puestos de trabajo más rápido que los viejos que desaparecen? Y si no, ¿vamos a sufrir la misma suerte que los Romanos, los Mayas y los Anasazi?

Consideraciones finalesEl colapso de las sociedades complejas ocurre porque son demasiado inflexibles para responder y la explica-ción que Tainter da es muy sencilla: cuando las socie-dades no responden con la reducción ordenada, no es porque no quieran, es porque no pueden.

Aun cuando los ajustes moderados se pueden ha-cer, tienden a ser rechazados, ya que cualquier sim-plificación es demasiado perjudicial para la élite. El colapso se convierte entonces en la última opción que queda en el camino de la simplificación.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad París I, Pantheon-Sorbonne; actualmente, es inves-tigador en el Programa Universitario de Estudios Comparados de la BUAP.

Thomas Frey, autor del libro Communicating with the Future: How Re-engineering Intentions Will Alter the Master Code of Our Future.2011, CGX Publishing, Denver.Traducción: Mariano Torres Bautista*

Este artículo es una inquietante reflexión acerca del futuro de la relación entre innovación tecnológica, sistema educativo y empleo que vale la pena considerar en la planeación de largo aliento.

El pasado 25 de agosto murió Neil Amstrong quien, como comandante del Apolo 11, tuvo el privilegio de ser el primer hombre en pisar la

Luna, el 21 de julio de 1969. Han sido innumerables los homenajes y reconocimientos que desde entonces se le han brindado, y no pocos los que todavía se le otorga-rán. Muchos, muchísimos más que los se otorgaron al creador del programa especial norteamericano y verda-dero artífice del arribo del hombre a la Luna: el cientí-fico alemán Wernher von Braun. Por razones políticas, difícilmente podría haber sido de otra manera.

Doctor en Física (1932) y doctor en Ingeniería Aeroespacial (1934), von Braun fue director técnico durante la II Guerra del Centro de Investigaciones situado en Peenemünde, la parte oriental de la cos-ta báltica alemana, donde se diseñaron algunas de las “armas secretas” de los nazis, entre ellas la bombas vo-lantes V2 que, para producirlas, emplearon decenas de miles de trabajadores esclavos, de los cuales se calcula que murieron alrededor de 20 mil.

Muy avanzado el conflicto bélico, la inteligencia militar norteamericana elaboró una lista negra de los

especialistas alemanes en cohetería, aeronáutica y fí-sica nuclear, que pronto se amplió a los expertos en química, combustibles sintéticos, medicina, comu-nicaciones, electrónica y espionaje, cuya experiencia y conocimientos debían aprovecharse e impedir que cayeran en manos de los soviéticos. Y sin el conoci-miento del Departamento de Estado, fueron llevados secretamente a los Estados Unidos más de 700 de esos científicos junto con sus familias; además, sus docu-mentos e identificaciones fueron reelaborados a fin de borrar sus pasados nazis y criminales, condición in-dispensable para obtener visados y, posteriormente, la nacionalidad estadounidense. En septiembre de 1945, el primer grupo de siete científicos llegó a Fort Strong, en Boston; uno de ellos fue Wernher von Braun, quien había estado a punto de ser capturado por los rusos para incorporarlo al equipo de Sergei Korolov, princi-pal diseñador de cohetes soviéticos.

Se había desatado una dura competencia en-tre soviéticos y norteamericanos para quedarse con lo mejor de los conocimientos y equipos humanos de los nazis. Cuando las tropas del primer ejército

de Estados Unidos arribaron a Peenemünde, el 11 de abril de 1945, capturaron todas las V-2 y equi-po complementario antes de que llegara el Ejército Rojo; se llevaron unos 300 vagones llenos de material y proyectos y dinamitaron las instalaciones, dejando los restos para los rusos. Pero el ingeniero Helmut Gröttrup, ayudante de von Braun en el diseño de las V2, se incorporó, al frente de unos 300 especialis-tas alemanes, al programa espacial soviético. (Treinta años después, nuevamente en Alemania, inventó el chip de las tarjetas inteligentes).

En tanto, instalado en Norteamérica, en los años sesenta, von Braun desarrolló los gigantescos cohe-tes Saturno que acabarían por llevar al hombre a la luna. Fue nombrado director de vuelos espaciales de la NASA, publicó una serie de artículos llamada “Pronto, el Hombre Conquistará el Espacio” e intervi-no en programas de Walt Disney sobre exploración espacial que lo hicieron tan popular que la gente “ol-vidó” que usó trabajadores esclavos en Peenemünde, y ayudó a que le entregaran la Medalla Nacional de Ciencias, en 1975.

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En la historia de la educación en Chile, se han impuesto de manera anti democrática lógicas elitistas y alienantes que han marcado profundamente su devenir histórico, social y político. El modelo se implementó

durante la dictadura militar de Augusto Pinochet y fue perfeccionado durante los gobiernos de Concertación y últimamente de la Alianza por Chile. En respuesta, una parte de la población se ha manifestado públicamente en

favor de generar una educación integradora y capaz de formar una sociedad equitativa y democrática.

Valentina González y Miguel Barrios*

El movimiento estudiantil del año 2011 englobó una considerable cantidad de personas a lo lar-go del país, las que en algún momento llegaron

a contar medio millón de personas manifestándose al mismo tiempo en las calles de diferentes ciudades. En este “despertar” estudiantil se da, como un proceso pa-ralelo, una confluencia natural de una amplia diversi-dad política, étnica, cultural y socioeconómica. Pero, ¿cómo es que logran los estudiantes, a pesar de la gran diversidad cultural que es transversal a nuestra socie-dad, encausar tantas visiones sobre el problema educa-cional?; ¿qué instancias concretas evidencian este en-cauzamiento de diversidades?

Esta variedad ha sido capaz de entrar en contacto y levantar un movimiento masivo e integrador. Pode-mos estar de acuerdo en que quizás nunca hubo una opinión homogénea, pero sí es claro que hubo una in-clusión que hizo posible movilizar a miles y lograr la simpatía de la opinión pública, a la sombra de un hori-zonte de ideas bien estructuradas y difundidas.

En este sentido, alzamos, a modo de hipótesis, que esta unión de elementos diversos se dio gracias a dos fuentes principales de identidad: por un lado, una his-toria común, una historia nacional marcada con vio-lencia y leyes que vulneran los derechos de todos los que han sido atraídos a la movilización y, por otro lado, la movilización misma ha contado con elementos in-tegradores de esa diversidad inmersa en los procesos históricos, elementos tales como la masividad de acce-so a medios de comunicación alternativos.

Veamos de qué manera estas líneas de pensamien-to heterogéneas se integran y se expresan en manifes-taciones culturales que hemos denominado “internas” y “externas”, impulsadas por un sustrato histórico co-mún entre quienes son convocados al debate y por las facilidades tecnológicas que confieren fuertes redes de contactos.

Tras el gobierno militar, las formas de manifesta-ción ciudadana fueron siendo aletargadas constante-mente con la construcción de un discurso de progre-so y de igualdad. Pero, paralelo a ello, la mayoría de las dinámicas sociales que resguardan derechos civi-les, económicos, educacionales, laborales, etc. siguie-ron siendo regidas bajo los conceptos y valores de la economía liberal de mercado impuesta por el régimen de Pinochet y contra las que se había luchado en los años ’80. Es a partir de esta proyección histórica que se justifica la aparición misma de los movimientos es-tudiantiles (y de otros), que además se apoyan en que, al menos en teoría, hoy hay más libertad de expresión.

Con estos acontecimientos llegamos al siglo XXI, donde la juventud, principalmente, no está tan marca-da por este miedo post-dictadura, sino que se encuen-tra con nuevas ideas y propuestas sobre las políticas públicas que tiene y debería tener el país. Esto pode-mos constatarlo en la llamada “Revolución Pingüina” del año 2006, desempeñada por diversas movilizacio-nes estudiantiles de los sectores secundarios de la en-señanza. Éstos se movilizaron con el fin de derogar las leyes educacionales como la Ley Orgánica Constitu-cional de Enseñanza (LOCE), finalizar la municipa-lización del sistema y regular el lucro en las institucio-nes estudiantiles. Esta movilización, a pesar de que sus frutos no fueron lo suficientemente satisfactorios, lo-gró poner ante la opinión pública la necesaria reforma educacional que requería el país de manera urgente, llevando a la mentalidad colectiva una revalorización de las manifestaciones.

En el año 2008, también se presentaron moviliza-ciones estudiantiles con fines reformadores. Este mo-vimiento se caracterizó por la molestia generalizada por el incumplimiento de los acuerdos pactados con el gobierno de Michelle Bachelet durante la “Revo-lución Pingüina”. En estas nuevas movilizaciones, “Se revive el cómo lograron organizarse horizontalmente, a pesar de contar con opiniones divergentes, respetando lo establecido por las asambleas y las bases de los estableci-mientos en paro y en toma” (Recuerdos Cercanos de la Revolución Pingüina, julio 5 2012. En, http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080607/pags/20080607181613.html), estableciendo un ante-cedente a la inclusión de la diversidad que caracteriza-rá las manifestaciones posteriores.

Es gracias a estos antecedentes que llegamos al movimiento estudiantil del año 2011, en el que pode-mos observar cómo las propuestas reformadoras, que vienen desde el 2006, se encuentran todavía sin so-lución. Este movimiento estuvo caracterizado en un principio por estar formado tanto por estudiantes se-cundarios como universitarios, los que empezaron a mostrar los primeros indicios de una movilización que marcaría a todo el país, uniendo a distintos sec-tores sociales y diversas áreas y rubros de trabajo. Así, se levantarán banderas de lucha desde diversos frentes ideológicos, los que desde sus propias consignas van integrando las demandas históricas del movimiento, pues son problemas que todos heredaron por igual al estar insertos dentro del mismo sistema educacional.

Ahora, dentro del tema de la integración en sí mis-ma, podemos ver que los medios de comunicación al-ternativos se alzaron como una herramienta de propa-ganda y convocatoria altamente efectiva. En 2011, la tendencia al alza en el acceso a internet en Chile era notable, calculándose que al menos unos siete millo-nes de chilenos tenían acceso al servicio1. Junto a esto, las redes sociales como Facebook y Youtube, además de servir como medios de convocatorias no interveni-dos por autoridades, sirven para la propaganda de las ideas del movimiento, concientizando a los usuarios, generando un vínculo de identidad con el problema, haciéndose parte y luego partícipe de las formas de protesta. En este sentido, la gente pasó a sentir el pro-blema como propio, por lo que, en consecuencia, se integra y ubica al otro como alguien que está en igual condición.

Dentro de las formas de movilización que ayudan en la integración de la alteridad y diversidad, están también la toma y la marcha.

En la toma, o sea, la ocupación de un lugar (por lo general los edificios educacionales por un período de tiempo), la comunidad movilizada convive en un espacio que no es el habitual ni menos propio (en el sentido liberal de propiedad). Se produce un vínculo con el lugar cuando éste sirve como escenario de inte-racción con otros que están ahí para generar activida-des que apuntan a los mismos problemas y que suelen ser abiertas y llamativas, por lo que, a su vez, se genera una identidad que hace sentir a cada quien como parte de algo más grande, y que ya no se está solo contra la máquina del sistema. Además, se vive y se interactúa a diario, por lo que la cotidianeidad parece funcionar como un elemento de arraigo emocional con quienes se comparten las experiencias. Tenemos, por ejemplo, las clases que se impartían en aquellos espacios, que se generaban directamente desde la autogestión, basán-dose en la construcción del conocimiento por parte

de los mismos estudiantes. Hemos denominado a esta instancia como una manifestación “interna” del ejerci-cio de inclusión, un trabajo que forjó en gran parte la solidez del movimiento.

En una segunda instancia, está la marcha, evento en el que se exteriorizan las ideas propias. A pesar de que todos van desde sus propias corrientes ideológi-cas o motivacionales, al salir en bloque a la calle to-dos avanzan en una misma dirección en una marcha compacta, formándose un gran cuerpo multicolor que tiende a invitar, a integrarse sin miedo en un clima de diversidad y de aceptación. Este ambiente hospitalario se manifiesta, por ejemplo, en que muchos de los can-tos que se dan son entonados por todos los concurren-tes al mismo tiempo, yendo desde la individualidad hacia lo común; Además, en casi todas las ciudades, los cantos que se entonan son iguales, por lo que re-sultan ser un elemento de unión que a todos convoca por igual. A esta instancia de movilización la hemos denominado “externa”, por el carácter que le da el he-cho de salir a la calle para mostrar a la ciudadanía la coordinación interna del movimiento.

En conclusión, podemos decir que uno de los ele-mentos que hizo vivir al movimiento estudiantil del año 2011, esel hecho de que los estudiantes fueron ca-paces de realizar un trabajo de inclusión, diversidad e integración, con palpables manifestaciones, como las marchas y las tomas. Además, estas manifestaciones del trabajo integrador fueron posibles gracias a la pro-yección de problemáticas educacionales históricas que invitan a la diversidad a unirse bajo los mismos cantos y trincheras de lucha, todo en un contexto de comu-nicaciones expeditas, elementos que juntos cuajan en una sociedad que ya no teme gritar por lo justo.

1 Usuarios de internet en Chile aumentan en un 8% el último año llegando a más de 7 millones, Emol, con-sultado el 4 de julio de 2012 [http://www.emol.com/noticias/tecnologia/2011/03/18/470855/usuarios-de-internet-en-chile-aumentan-en-un-8-el-ultimo-ano-llegando-a-mas-de-7-millones.html]

* Los autores son estudiantes de licenciatura en His-toria mención Ciencias Políticas, y Pedagogía en His-toria, Geografía y Ciencias Sociales, ambas en la Pon-tificia Universidad Católica de Valparaíso.

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)Nuestro correo electrónico es:[email protected]

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El historiador chileno Gabriel Salazar se refirió a los movimientos ciudadanos contemporá-neos en el diario El Ciudadano (No. 10. 2da.

Quincena de septiembre de 2011), como el producto de una acumulación de experiencias de violencia sufri-das por parte de las mayorías ciudadanas: la del fraca-so de querer hacer la revolución por vía parlamentaria con Salvador Allende; la de la violación a los Derechos Humanos por el terrorismo militar; la experiencia de la traición de la Concertación y la experiencia del mercado. En este sentido, la “memoria histórica so-cial” que propone el historiador, funcionaría como un catalizador para poder establecer en algún momento el cambio social que se busca. Así lo afirma –refiriéndo-se a los jóvenes estudiantes– en su último libro En el Nombre del Poder Constituyente (Chile, Siglo XXI):

Ténganlo presente, no lo olviden nunc Magistra Vi-tal a: ellos son hijos nuestros, vástagos directos, en primer lugar del endeudamiento con el mercado. Y a través de sus padres, de la ‘transición’ traiciona-da. Y por sus abuelos del terrorismo militar. Y por sus bisabuelos, de la tronchada democracia ‘liberal’ de 1938-73. Son hijos, pues, de una memoria social profunda.”

De acuerdo a lo que sostiene Gabriel Salazar, los movimientos ciudadanos deben desarrollar su sobe-ranía “desde abajo” para construir el orden social que mejor se adecue a los intereses del pueblo. En conse-cuencia el historiador apela al recurso de acercarse al pasado a través de la memoria, para invitarnos a recor-dar cómo es que la ciudadanía, y no las vanguardias políticas, fue la que demostró que Pinochet había per-dido la gobernabilidad en Chile:

¡Fueron 22 jornadas nacionales de protesta! ¡Has-ta intentamos matar al tirano!... El precio pagado por eso, sin duda, fue alto: sitiaron y castigaron poblacio-nes enteras. Cayeron centenares de prisioneros. Hubo decena de asesinatos callejeros. Pero seguimos. Perdi-mos el miedo. (…) “y cayó”…

Se acumuló suficiente rabia, fuerza y cultura para acorralar a Pinochet y obligarlo a negociar.

Pienso, sin embargo, que hablar de la ciudadanía como un grupo homogéneo es una buena táctica para crear unidad y fraternidad (que son las ideas que reco-rren el texto de Gabriel Salazar), pero una mala salida a la hora de querer entender que hay diferentes grupos ciudadanos, y que por ende, para tratar de hacer inte-ligible el futuro cambio social que se predica, se debe tener en cuenta primero, que convivimos con jóvenes Magistra Vital ciudadanos hijos de la transición entre la Dictadura Militar y la Concertación de Partidos por la Democracia. La administración del sistema neoli-beral, impuesto a través de la violencia, por parte de la Concertación debe haber tenido algún efecto en los pequeños que crecimos en aquellos años.

No obstante, teniendo en cuenta la posibilidad de este juicio en comunidad, que se materializaría en el

poder constituyente, para luego hacer ejercicio de la soberanía ciudadana ¿es posible que una ciudadanía que ha permanecido excluida de la toma de decisio-nes al momento de construir el Estado, pero que es integrada al momento de administrarlo, pueda ser en estas circunstancias un real agente de cambio? ¿Es el movimiento estudiantil el llamado a encarnar este su-jeto colectivo, encargado de imponer sus demandas al Estado, y ejercer la soberanía ciudadana? ¿Sería ma-niqueo de nuestra parte entender la sociedad chilena de hoy, como la lucha entre dos sectores rivales? Me pregunto ¿qué lugar ocupamos las generaciones que crecimos en “democracia”?

El Historiador inglés Eric Hobsbawn ha planteado de manera muy acertada en la introducción de su libro La Era del Imperio, la existencia de un pasado inme-diato oscuro, tanto para los individuos como para las sociedades. El historiador sostiene: “En todos nosotros existe una zona de sombra entre la historia y la memo-ria (…) la longitud de esa zona puede ser variable, así como la oscuridad y la vaguedad que la caracterizan”.

Lo que pretendo mostrar aquí es que, para los que nacimos de 1990 en adelante (incluso para los que na-cieron un par años antes), es decir, en el periodo del fin de la dictadura, lo acontecido entre 1973 y 1989 queda en un estado de sombras. Nuestro presente ha sido modelado por los sucesos acaecidos en ese marco temporal y no todos son conscientes de aquello. Veo que pocos jóvenes de nuestra generación conocen su pasado inmediato, más bien me parece que tenemos un conocimiento superficial de éste. O como la plan-tea el historiador y filósofo chileno Pablo Aravena, “lo más cercano [que tenemos] es un consumo estético del pasado, sobre todo a partir de las producciones te-levisivas del “bicentenario” o de una “moda nostalgia” (Violencias y rebeldías: política y revuelta en el Chile postdictatorial. Malku ediciones, Santiago, 2012).

Pero ¿qué razones nos pueden permitir entender que las actuales generaciones se desentiendan del co-nocimiento –la reconstrucción– de ese pasado tan im-portante del que habla Hobsbawn? Pues, si aceptamos que hay un sector de la ciudadanía que no conoce su pasado reciente, sería incongruente seguir pensando en una lucha entre dos clases. No es evidente que la mayoría se oponga al legado de la Constitución de Pinochet (1980). En consecuencia, me cuesta creer en “el” juicio de la historia al legado de la dictadura mili-tar, ya que hay ciudadanos que no piensan en cambiar el actual modelo. Es probable que exista una concien-cia de que las cosas no van bien, pero a lo que más as-piran es a calmar la violencia del sistema, como lo es el caso de nuestro actual movimiento estudiantil.

Pues existe un sector, producto histórico postdic-tatorial, que apoya el movimiento estudiantil, pero que a la vez se reconoce en el Estado neoliberal. Paradóji-camente, aquel que se encargó de mercantilizar nues-tra educación. Por esta razón, pienso que no es con-cluyente el argumento del historiador chileno Gabriel Salazar: “ellos son hijos nuestros, vástagos directos,

en primer lugar del endeudamiento del mercado”, ya que el mismo mercado es aceptado y reproducido, por ejemplo, en los centros comerciales a lo largo del país, nuestras “catedrales del consumo”, como lo ha sosteni-do el sociólogo chileno Tomas Moulian:

La propaganda seduce, glorifica los productos, en-salza las oportunidades. La ideología explica la mora-lidad del consumir y lo presenta como el acto pleno de la modernidad ya que constituye el acceso a la felici-dad de la época, confort y entretención. (El Consumo me Consume. Ed. LOM, Santiago, 1999).

¿Se puede tener una memoria social sobre el en-deudamiento del mercado? ¿Cuestionamos todo lo que abarca esta problemática? O simplemente ¿ponemos “el grito en el cielo” cuando nos damos cuenta de que el endeudamiento exagera el sentido común de la época?

El filósofo español Manuel Cruz en su visita a Chile el presente año, dictó una conferencia, en la Universidad de Valparaíso (2 de agosto del 2012), ti-tulada El abandono del pasado en el mundo actual. En dicha conferencia el filósofo traza con sus ideas un retrato de un imaginario cultural presente hoy en las sociedades de consumo, como la chilena por ejemplo.

Este imaginario cultural, que sería el conjunto de ideas, valores y opiniones que circulan en la cotidiani-dad del día a día, se relacionaría de una manera par-ticular con la percepción que tenemos de la Historia, entendida como el conocimiento de la temporalidad colectiva de las sociedades y el intento por reconstruir el devenir de éstas. Pues, esta atmósfera de ideas, sos-tiene el autor, se encontraría alejada de ese paradig-ma que ha rescatado el conocimiento del pasado como aquel que enseña y entrega herramientas para la cons-trucción del futuro (aquella que rescataron en su mo-mento histórico Cicerón con su Historia como Ma-gistra Vital, o George Santayana con su máxima “El pueblo que no conoce su historia, se verá obligado a repetirla”).

Esta crisis estaría relacionada con un cierto “ada-nismo”, en el sentido de que las sociedades actuales nos considerarnos inaugurales en nuestra época. De esta manera, el filósofo español trae a la palestra, ine-vitablemente, el problema de si la contingencia está relacionada con la posibilidad o con el azar, visto este último como la incertidumbre que crea esa percepción generalizada de no tener un futuro claro, de vivir al día, de que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento.

Pero ¿en qué contexto es que abandonamos el cono-cimiento del pasado? Manuel Cruz, sin pretender de-terminar o clausurar el debate, sostiene: por algo “razo-nable”, es muy posible que un gran factor sea el fracaso de los grandes proyectos de emancipación del siglo XX.

Ahora me pregunto, ¿El movimiento estudiantil chileno esta jugando por la posibilidad o por el azar?

* El autor es estudiante de Pedagogía y Licenciatura en Historia y Geografía en la Universidad de Viña del Mar, Chile.

Movimiento estudiantil en Chile

Sebastián Puerto Mundt *

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HORIZONTALES

1. (González), una de las líderes más visibles del movimiento estudiantil chileno.

6. (Ballesteros), líder estudiantil chileno, es candidato a alcalde.

11. Parte lateral de la frente.12. Asamblea Coordinadora de

Estudiantes Secundarios.13. Seis en números romanos.15. Regalar, donar.17. Del verbo decir.18. (Amín), ex dictador de Uganda.19. Enfermedad contagiosa de la

piel.21. Divinidad egipcia a quien los

griegos identificaban como Hermes Trismegisto.

22. Símbolos del amperio y elec-trón.

23. Confederación de Estudiantes de Chile (sigla).

25. Infusión.26. Poned sal.28. Mallas.30. Dueño de una cosa.31. Pato, ave palmípeda.32. (Gabriel), portavoz de la Con-

federación de Estudiantes de Chile.

34. (Harald), ministro de Educa-ción de Chile.

37. Lengua provenzal.38. Cantidad de nieve caída sin

interrupción y de una sola vez (pl.).

42. Infusión.43. Óxido de calcio.44. Contraigas nupcias (inv.).45. Hijo de Adán y Eva.46. Contracción gramatical.48. Lista, catálogo.50. Divinidad egipcia.51. (Titelman), dirigente de los

Estudiantes de la Universidad Católica.

53. (De la Halle), trovador fran-cés del siglo XIII, fue uno de los primeros autores del teatro profano medieval.

56. Aborréceme.

57. (Vallejo), propone fundar una nueva Carta Magna en Chile.

VERTICALES

1. Haces que alguien o algo vaya o sea llevado a alguna parte.

2. Forma de pronombre.3. Tres en números romanos.4. Conozco.5. Caminan.6. Parte muscular del cuerpo de

los animales, y especialmente la comestible.

7. Antes de Cristo (inic.).8. Movimiento de Estudiantes

Socialistas (sigla).9. Símbolos del yodo y azufre.10. Dejas de hacer.14. Representación de una cosa en

la mente.16. Símbolos del argón y flúor.17. Caudal que lleva una mujer

cuando se casa.19. Que se les ha eliminado la hu-

medad (inv.).20. Un municipio del estado de

Sonora (inv.).23. (Aguilar), articulista de Mile-

nio Diario.24. Excrementos.27. Hogar.29. (Doris), actriz y vocalista esta-

dounidense nacida en 1924.32. Porción de comida que cabe de

una vez en la boca.33. Dícese de algunos frutos muy

delicados.35. Fluido sutil que, según los anti-

guos llenaba los espacios siderales.36. Desafiaba.39. Mirarme, observarme.40. Cuezo a fuego directo.41. Penetrad un líquido en un

cuerpo (inv.).47. Instrumento de labranza.49. Hijo de Noé (Biblia).51. Conjunción copulativa.52. Antes meridiano (inic.).54. Del verbo dar.55. Nota musical.

Hermosas sorpresas arribaron al Zoológico de Yalta en Ucrania. Una leona de color beige dio a luz a dos cachorros blancos, a principios de ju-lio pasado. Aunque tuvieron que ser separados de la madre pues ésta no producía leche sufi-ciente, ambos raros ejemplares están en perfec-tas condiciones. El color de su piel se debe a un trastorno genético conocido como leucismo que provoca una coloración del pelaje más pálida.

Ve más en: http://www.bbc.co.uk/mundo/no-ticias/2012/07/120713_video_ucrania_yalta_leones_blancos_jg.shtml

También en Puebla están de plácemes. Numbi, la leona blanca del Parque Loro de Puebla, dio a luz a tres cachorros el pasado julio, de los cuales han sobrevivido dos hembras que se encuentran en buenas condiciones, aunque han tenido que

ser alimentadas artificialmente, pues Numbi se ha negado a hacerlo. En el planeta, solamente se conservan especímenes de león blanco en cauti-verio.

Lee más en: http://mexico.cnn.com/planetac-nn/2012/07/20/el-nacimiento-de-dos-leonas-blancas-en-puebla-fue-transmitido-por-internet

Por primera vez en un cuarto de siglo, un grupo de rinocerontes de Sumatra fueron fotografia-dos en libertad, dentro del parque nacional in-donesio Monte Leuser. Seis hembras y un ma-cho de diversas edades fueron filmados con cá-maras infrarrojas.

Lee más en: http://www.care2.com/causes/photos-prove-nearly-extinct-sumatran-rhino-is-still-alive.html#ixzz23QsjhQFK

Acatempan (abrazo de).- Episodio que marcó el fin de la Revolución de Independencia de México. Ocurrió el 10 de febrero de 1821, cuando Agus-tín de Iturbide (comandante en jefe del ejérci-to realista) y Vicente Guerrero (comandante del ejército insurgente) decidieron el cese de hosti-lidades.

Acapulco (abrazo de).- Episodio que marca el fin de la participación de las “tribus moderadas” del Partido de la Revolución Democrática (PRD), entre ellas “Los Chuchos”, en el esfuerzo em-prendido por Andrés Manuel López Obrador por anular el proceso electoral de julio de 2012, debido a las múltiples irregularidades que se pre-sentaron (entre ellas la compra descarada de vo-tos por parte del PRI). En tal ciudad, el 17 de agosto de 2012, dichas “tribus” anunciaron que “respetarían” la decisión del Tribunal Federal Electoral (Trife).

Figueroa, Alfredo (biograf.). Consejero ciudadano (del IFE) que pasará a la historia por haber “des-cubierto” que México dista mucho de ser una “democracia floreciente”. Dijo esto a raíz de las críticas que ha recibido dicha institución por pa-sar por alto las irregularidades perpetradas en el proceso electoral de 2012.

Huevo.- Alimento que durante mucho tiempo for-mó parte esencial de la dieta de los mexicanos. Ante el aumento desmedido del mismo, llegó a 40 pesos el kilo, la mayoría de dicho pueblo no tuvo más remedio que dejar de consumirlo.

Huevos.- Según no pocos de los sectores más avan-zados del pueblo mexicano, herramientas sin las cuales se torna imposible impulsar los cambios y transformaciones de fondo que requiere el país.

Monex Gate.- Escándalo suscitado a raíz de la de-nuncia presentada por la coalición Movimiento Progresista, que respalda la candidatura de An-drés Manuel López Obrador, en la que presentó pruebas de la participación del Grupo Financie-ro Monex en el financiamiento (paralelo) de la campaña de Enrique Peña Nieto, en el proceso electoral de 2012. La coalición citada sostiene que a través de Monex se ocultó la procedencia de recursos ilícitos hacia el candidato priísta, por lo cual solicitó a las autoridades que investigaran a fondo el asunto de referencia.

MVS.- Consorcio informativo a quien el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa ame-naza con retirar la concesión, so pretexto de no cumplir cabalmente con las exigencias que esta-blece la banda de 2.5 Ghz.

El presidente de dicha empresa, Joaquín Vargas Guajardo, mostró el 25 de agosto docu-mentos en los que demuestra que el motivo prin-cipal de tal iniciativa estriba en el rencor que guarda el mandatario mexicano contra MVS por

no haber despedido a Carmen Aristegui, titular de la primera edición de Noticias, quien en febre-ro de 2011 cimbró a la opinión pública del país al plantear la necesidad de aclarar el presunto alco-holismo del presidente Calderón, cuestión que a su vez expuso en la Cámara de Diputados el legis-lador petista Gerardo Fernández Noroña.

Frente a las presión presidencial, Vargas Guajardo le solicitó renunciar a Carmen Aris-tegui pero, al constatar que ésta recibió un gran apoyo por parte de su audiencia, decidió man-tenerla en su puesto, lo cual ocasionó la ira del primer mandatario.

Amplios sectores del pueblo mexicano le exigen al presidente Calderón respetar la conce-sión a MVS, a sabiendas de que el retiro de esta empresa del espectro informativo no haría otra cosa que fortalecer al duopolio televisivo que do-mina al país.

Soriana Gate.- Escándalo propiciado por la presun-ta participación de la cadena comercial de ese nombre en el financiamiento de la campaña pre-sidencial de Enrique Peña Nieto. Según la de-nuncia presentada por la Coalición que respalda a Andrés Manuel López Obrador, el PRI sos-tuvo un acuerdo con dicha empresa mediante el cual se otorgaron monederos con un valor total de alrededor de de 2 mil millones de pesos, a fin de comprar votos para el candidato presidencial de dicho partido. Tal escándalo ha provocado un gran impacto, no solo a nivel nacional sino tam-bién internacional.

Telebancada.- Núcleo de 20 legisladores vincula-do al duopolio televisivo Televisa y TV Azteca. Llegó al Senado y a la Cámara de diputados por vía plurinominal (a través del PRI y del PVEM) en el proceso electoral de 2012. Lo encabe-za Emilio Gamboa Patrón, quien fungió como Secretario de Comunicaciones y Transportes en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Parti-cipan en dicho núcleo, entre otros, Ninfa Sali-nas, hija de Ricardo Salinas Pliego, presidente de TV Azteca, y exdiputada federal; Juan Gerardo Flores, expresidente de la Comisión de RTC en la Cámara de Diputados, y quien trabajó en el área de análisis de regulación de Grupo Televisa (Vid. Proceso.com.mx. 24 de agosto de 2012).

La presencia de dichos personajes en el Po-der Legislativo pone de relieve que el duopolio televisivo no es solo parte esencial de los “pode-res fácticos” que dominan México, sino también ejerce ya una influencia fundamental en los po-deres establecidos (en este caso, en el Poder Le-gislativo).

* El autor es investigador en el Programa de Estudios Universitarios Comparados de la BUAP.

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El pasado 4 de agosto, se conmemoró en Chile un año del día que pasó a la historia del movi-miento estudiantil y de la memoria colectiva de

los chilenos, como el momento de mayor convulsión del movimiento social. Como el día de la marcha que no fue autorizada y que provocó la tensión más im-portante de todo el año 2011. Ese día ha de recordarse como el día del “cacerolazo”, por el importante núme-ro de personas que salieron a las calles con sus ollas y dispuestas a hacer ruido en apoyo al movimiento es-tudiantil, acción que tuvo como resultado el enfren-tamiento con la policía, muchos detenidos y una alta cuota de represión.

Aquel día se manifestó el descontento social y po-pular a lo largo de todo el país, que prosiguió durante la madrugada y tuvo como suceso de máxima expre-sión la quema de una multi-tienda en el centro de la capital. No se habló de otra cosa las siguientes sema-nas. Una jornada de violencia y terrorismo para el go-bierno de derecha del presidente Piñeyra; a la vez, una muestra de unidad, de apoyo e importancia alcanzada por el movimiento estudiantil, tanto para estudiantes y profesores, como para familias y todos aquellos que apoyaron las demandas del movimiento estudiantil en Chile, representadas en su famosa consigna: Educa-ción pública, gratuita y de calidad.

El movimiento estudiantil del año 2011 ha sido catalogado como el movimiento social más grande en Chile, desde la vuelta de la democracia, tras la dicta-dura del general Pinochet, causante del modelo eco-nómico neoliberal que cambió la Constitución Políti-ca del país en 1980 y realizó una reforma educacional en 1981, que trajo consigo la municipalización de la educación escolar , la creación de universidades pri-vadas y el total desprendimiento del Estado en asun-tos de educación pública, estableciendo así un sistema educacional fundado en el lucro y en una educación marcadamente de clase, que se mantiene hasta la ac-tualidad.

En estos términos, no resulta extraño asumir a Chi-le como uno de los países con mayor desigualdad edu-cacional en el mundo, con uno de los aranceles más cos-tosos, y con una prueba de selección universitaria, lla-mada PSU, que no hace sino aumentar aún más la bre-cha de desigualdad entre los colegios municipales que, gratuitos generalmente, ostentan bajos estándares en la calidad de su educación; los colegios subvencionados con estándares regulares (los que a cargo de privados reciben aportes parciales del Estado) y, finalmente, los colegios privados, con estándares de calidad elevados que cuestan una cantidad de dinero imposible de pagar para el común de las familias chilenas. Así, la educa-ción ha pasado a ser un bien comprable y de consumo por aquellos que poseen dinero, a la vez que apunta a la competencia constante entre los estudiantes.

Esta estratificación en el sistema educativo, no hace más que expresar la estructura de clases dividida

en niveles, según colegios municipales, subvenciona-dos y particulares, estratificación que se reproduce y continúa en la Universidad. Más aún, lo anterior se expresa en el el hecho de que, en Chile, el Estado solo se hace cargo del 15% de los recursos para educación, mientras que el otro 85% se encuentra a cargo de las familias. Con todos estos datos, según fuentes de la OCDE, se puede entender por qué miles de estudian-tes en conjunto con sus familias se endeudan, año tras año, por millonarias sumas para poder estudiar, a tra-vés de créditos bancarios o fiscales, hipotecando así su futuro.

El movimiento estudiantil del 2011, que comenzó al igual que en años anteriores como una reivindica-ción recurrente en los estudiantes universitarios, pasó a convertirse en un movimiento amplio que alcanzó importantes dimensiones, debido justamente a que pudo congregar a un número importante de actores sociales que se unieron en una sola voz. De esta forma, el movimiento social en Chile, de origen estudiantil, logró aunar ampliamente a los sectores populares en sus demandas. Dicho movimiento que, dadas sus ca-racterísticas, logró volcarse hacia un movimiento so-cial amplio, convirtiéndose en la reivindicación de una generación de jóvenes estudiantes, que no solo exigían mejoras en la calidad y la gratuidad de la educación, sino que demandaba además el fin de un modelo eco-nómico neoliberal que concibe la educación como un negocio antes que un derecho. Y fue en base a estas demandas que se vislumbró la necesidad de volver a un Estado protector, luego de que en la actualidad ha abandonado sus responsabilidades para con la socie-dad civil, garantizando solo la miseria y reproducción de la desigualdad, no únicamente en términos econó-micos, sino también en términos culturales.

En su conformación, el movimiento transitó de un movimiento de masas, sin una estructura visible y con demandas confusas, a un movimiento social y ciuda-dano que mantuvo reivindicaciones claras y compar-tidas por toda la sociedad, levantada en su respaldo, y que presentó una estructura bien definida tanto en sus bases como en la dirigencia. Sin embargo, en aquella, surgieron problemas respecto a lo que se llamó una “caudillización” del movimiento estudiantil por par-te de sus líderes. Aquellos, en su mayoría militantes de las juventudes del Partido Comunista, alcanzaron gran importancia como guías del proceso que se es-taba gestando, pero dada su condición de militantes, muchas veces se vieron en una encrucijada en las de-cisiones, porque la importancia que había alcanzado el movimiento podía generar réditos políticos de suma importancia para los partidos políticos y los mismos líderes. Por su parte, las bases del movimiento no se mostraron dispuestas a transar ni tampoco a ser uti-lizadas como herramientas en la construcción del fu-turo político de sus líderes, y que hoy se encuentran disputando puestos políticos en las próximas eleccio-

nes municipales. Este conflicto de intereses sin duda actuó como uno de los elementos importantes a consi-derar en el traspiés moral y político que tuvo el movi-miento estudiantil posteriormente; moral por cuanto las bases se decepcionaron de la insignificancia de lo obtenido por el movimiento versus lo obtenido en la carrera política por los líderes; político, puesto que el movimiento social no pudo lograr la conformación de una organización duradera, sino al contrario, sentó la desconfianza en los líderes del movimiento y la des-motivación de las bases en torno a la construcción de un poder alterno.

Pese a lo anterior, el movimiento social en Chile logró una articulación y organización a nivel nacio-nal y fue capaz de generar, con la ayuda de importan-tes intelectuales y expertos en la materia, una serie de propuestas de solución a los distintos conflictos y de-mandas. Así pues, mientras el gobierno negaba la po-sibilidad de una educación gratuita en Chile, los dis-tintos informes establecían que sí era posible llevarla a cabo en el país, dando como alternativa la estatización de la educación. Esto sin duda fue un avance notable respecto a los movimientos estudiantiles anteriores, ya que nunca habían llegado a presentar propuestas tan elaboradas para alcanzar sus peticiones.

En la actualidad, el movimiento estudiantil se en-cuentra reactivado. Sin embargo, no ha logrado el apo-yo amplio y ciudadano que el año pasado obtuvo, ya sea por la desmotivación y desmoralización de las ba-ses, como por el accionar de las cúpulas políticas que han impuesto una serie de proyectos de ley para re-primir y coartar el movimiento social, ello por cuanto existen en la educación intereses creados por parte de los mismos políticos que han sabido sacar provecho con la creación de colegios y Universidades privadas que abundan en el país. A pesar de esto, los secunda-rios se han levantado nuevamente con la toma de sus liceos y marchas estudiantiles, resistiendo varios des-alojos en los últimos días, aunque ha costado la deten-ción de un número significativo de menores de edad. Pese a ello, la lógica represiva del Estado no ha podido desanimar a los secundarios, que han emplazado a los universitarios a la participación y el apoyo en la nue-va oleada de protestas. Los estudiantes universitarios por su parte no se han manifestado a favor de iniciar procesos de toma, aún cuando respaldan las acciones de los secundarios.

Este 28 de agosto quedó establecido el llamado a Paro Nacional en Chile, jornada marcada por el en-frentamiento entre estudiantes y las fuerzas policiales, y un alto grado de represión. Luego de ello, habrá que esperar los caminos que tomen los estudiantes, en la continuación del movimiento estudiantil.

* Las autoras son estudiantes de la licenciatura de His-toria y Ciencias Sociales en la Universidad de Santia-go de Chile.

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Daniela Sáez, Andrea Sato*

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Aparece cada quince díasDirector y editor: Enrique Condés Lara

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Solución alReincigRama de eSte númeRo

Cheiser: (Pinche palabrita que utiliza mi amigo Juve-nal en sus artículos, para agregar un comentario f inal, una posdata, nota al pie, o algo así). Lo cierto es que el editor me tiene congelado en solo una cuartilla por pas-quín, aunque, como ahora, siempre tenga más cosas que tratar. Sugiero que los miles de lectores de estas letras es-criban a [email protected] para pedirle que me otorgue un poco más de espacio y pueda deleitarlos con mis frantasías completas.

La primera vez que abrí Las Puertas de la percep-ción (Aldous Husley), fue en un viaje a Puerto Escondido para ver un eclipse. Ahí nació el

gusanito de buscar a la verdadera chamana de los viajes alucinantes (María Sabina) en Huautla de Ji-ménez, Oaxaca.

Así, en un lejano verano del 71, con mochila al hombro y poco dinero en el bolsillo, el Honguito y su servilleta emprendimos la búsqueda de la alucinan-te experiencia. En la salida a Tehuacán, como siem-pre que viajábamos de aventón, buscamos a la pa-trulla de caminos estacionada que estaba vigilando (extorsionando) a todos los camioneros que pasaban, nos identificamos como estudiantes en vacaciones y le contamos de nuestra necesidad de llegar al estado de Oaxaca. Y para que no les hiciéramos mosca en el negocio, los patrulleros inmediatamente detuvie-ron al primer camionero con rumbo a Tehuacán y le ordenaron que nos llevara. Ya en confianza con el operador, sacamos a relucir las colas de borrego que llevábamos hasta el fondo de las mochilas e hicimos el viaje entre anécdotas carreteras, música de casete y carcajadas por el efecto de la efectiva.

En Tehuacán, haciéndole mosca al patrullero (otra vez) de esa jurisdicción, el guardián del orden con cara de encabronado, detuvo en esta ocasión a un camión guajolotero que nos llevó gratis (maldi-ciendo entre dientes el chofer, “pinches estudiantes jodidos”) a Teotitlán del Camino. En el transporte iba un camarada que de inmediato nos sacó a balcón y que nos relató que llevaba ya varios años hacien-do el viaje, por lo que de inmediato se convirtió en nuestro guía.

En Teotitlán empezó la verdadera aventura. Para recorrer los 65 kilómetros que la separan de Huautla, que en esos tiempos era por una angosta brecha en medio de la sierra que, según la recomendación de nuestro guía, se debería de hacer en un camión de redilas. Fue todo un episodio cargado de adrenali-na. Antes había viajado en tren a Veracruz y conocía las Cumbres de Maltrata, donde los desfiladeros se ven desde adentro de los carros, pero no tiene nada comparado con el camino a Huautla. En la brecha solo cabe un camión y cuando te encuentras a otro en sentido contrario, el que está más cerca de un lu-gar donde caben los dos y no hay muchos, se echa en reversa y con una parte del carro volando sobre el hondo desfiladero, circula el vehículo afortunado. El citadino Hongo cada vez que hacían estas maniobras se bajaba dizque para guiar al chofer (puro pinche miedote).

Nos recomendaron pasar la noche en las cuevas de Puente de Fierro, un lugar anterior a Huautla, porque eran muy gandayas los gendarmes que cuida-ban la población. Sin embargo, nuestro guía, el Mo-chilas, nos llevó a la casa de Toño, situada a unos tres kilómetros de Puente de Fierro, donde siempre caía y no cobraban caro.

La casa de Toño era un pequeño jacal de madera, al pie de la carretera, cuya parte baja (pequeño sóta-no con puerta a la cañada) era el lugar de dormir de diversos animales de granja (pollos, ratones de cam-po y de otros) y el almacén de costales de maíz, frí-jol y café que servían de colchón a los “huéspedes”. En la parte de arriba, al ras de la carretera, tenía una pequeña tienda con 3 o 4 latas de chiles en vinagre, sardinas, bolsas de sal, azúcar, etc. El negocio de Toño era canjear (trueque) pequeñas cantidades de semi-llas a los habitantes de la cañada que después de en-costalarlas, mandaba a Tehuacán, a cambio de aba-rrotes que no se encontraban en el lugar. Y ahí, entre puercos, pollos, ratones y costales, pasamos la noche. (¡Qué pinche noche!).

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP y cuatachín.

José Fragoso Cervón*

FRANTASÍAS

• En el mundo, alrededor de 900 mil personas se suicidan al año.• De ese total, el 84% es oriundo de países de ingreso medio o bajo.• Los hombres cometen suicidio más que las mujeres en una rela-

ción de 1.67 a 1.• Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud,

usando datos del año 2004, China y la India acaparan el 49% de las muertes mundiales por suicidio.

• Con el arribo de la crisis económica, el suicidio se ha incremen-tado en países de Europa. Solamente en Grecia, según datos proporcionados por el New York Times, donde 1 de cada 5.5 jóvenes está desempleado, el suicidio entre hombres se incre-mentó en un 24% entre 2007 y 2009.

• En Irlanda, los suicidios también se han incrementado. En el condado de Cork, 190 personas se suicidaron entre 2008 y mar-zo de 2011. 40% estaban desempleados y eran principalmente hombres.

• En Italia, los suicidios han aumentado 52%: de 123 en el año 2005 a 187 en 2010.

• Investigaciones apuntan a que las medidas de austeridad im-puestas por los gobiernos en la presente época de recesión son las responsables de tales comportamientos desesperados.

• Entre adolescentes, el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial.

• Alrededor del 10% de los adolescentes se ha lastimado a sí mis-mo. Más las mujeres que los hombres. Más entre los más pobres.

• El suicidio o su intento es una considerada lacra, una mácula im-borrable en la historia de las familias y, por lo tanto, es ocultado con pena y vergüenza. Hay gente que lo intenta y no lo logra. Di-fícilmente llegan a los hospitales o son tratados al respecto.

• La práctica de lastimarse a uno mismo ha ido en aumento en las las últimas décadas.

http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2812%2960913-1/fulltext?elsca1=ETOC-LANCET&elsca2=email&elsca3=

http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2812%2960322-5/fulltext

http://www.care2.com/causes/dramatic-rise-in-suicides-by-economic-crisis-in-europe.html#ixzz1sIwTTw8X

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1. La desigualdad social2. La pobreza

3. La inseguridad y la violencia4. Desempleo y migraciones

5. Los medios de comunicación6. Estado laico

7. Educacion pública y privada8. Nuestros partidos políticos

9. El sistema electoral10. ¿Reelección?: ¿Quién la quiere?

11. Investigación científica y tecnología12. El medio ambiente

13. Los sistemas de salud14. Coorporativismo sindical vs. Sindicalismo libre

15. El agro mexicano16. Patrimonio cultural: ¿lo vendemos o lo cuidamos?

17. Nuestras megalópolis: méxico, monterrey, guadalajara, puebla…

18. ¿Dónde quedó nuestra política cultural?19. ¿Dónde quedó nuestra política exterior?

20. La guerra contra las drogas

Para nadie es un secreto que el país enfrenta momentos difíciles y que la pasada contienda elec-toral, lejos de alimentar la búsqueda compartida de soluciones, agravó la incertidumbre, estimuló el desencuentro entre los mexicanos y minó la ya deteriorada credibilidad en las instituciones que nos rigen. La convicción de que los programas y propuestas de campaña fueron solamente un de-magógico recurso retórico de los distintos candidatos, oscureció la construcción social de caminos y proyectos claros, verificables y consensuados, con los cuales salir al paso a los espinosos problemas nacionales.

Una muy amplia franja de ciudadanos viven en el escepticismo y la desesperanza, y no pocos manifiestan continuamente sus descontentos y malestares por vías y medios extra-institucionales. La desconfianza en los mecanismos establecidos y en las autoridades afecta la adecuada atención y solución de los problemas. Pero la persistencia de estructuras de gobierno obsoletas y la inoperancia de muchos funcionarios y responsables de la cosa pública, abonan la sensación de abandono e impo-tencia que, a su vez, propician el conflicto social.

No podemos permanecer cruzados de brazos frente a tan inquietante panorama. Son muchas las cosas que hay que hacer, entre las más importantes de ellas, la elaboración de diagnósticos y de pro-puestas que puedan ser discutidas ampliamente. Y como en REINCIDENTE queremos coadyuvar al indispensable debate, los invitamos a que envíen a nuestro correo electrónico ([email protected]) propuestas, opiniones, análisis para publicar en nuestras páginas, sobre los siguientes temas:

A los amigos y lectores de reincidenteA investigadores, profesores y estudiantesA todos los mexicanos preocupados por la

situación del país

En REINCIDENTE no hay censura de ideas. Pedimos solamente claridad, coherenciay extensión de 8500 a 9000 caracteres por artículo.

ATENTAMENTE

CONSEJO EDITORIAL

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