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En un pueblo llamado Hamelín, la gente vivía muy feliz. Pero hubo una gran tormenta y una plaga de ratas
invadió el pueblo. Entonces la gente se puso muy triste.
Un día, un flautista llegó al castillo del rey. Éste le dijo:- Yo puedo hacer que esta misma noche no haya ni una
rata.
El rey respondió: - Si lo consigues te daré un gran tesoro.
Entonces, el flautista empezó a tocar una bonita melodía con la que hechizó a las ratas que lo seguían haya donde
fuera.
El flautista las llevó a un lugar muy lejano en el que había un gran río y como éstas no sabían nadar se ahogaron.
A la mañana siguiente el flautista fue a dar la gran noticia al rey:
- El trabajo está hecho. ¿Dónde está mi tesoro?
El rey le respondió: - Vete de aquí. De verdad creías que iba a recompensarte
por tal hazaña?
El flautista se enfadó mucho y hizo sonar de nuevo una bonita melodía.
Todos los niños empezaron a seguir al músico. El flautista los llevó a un lugar muy lejano y nunca más volvieron a
su pueblo.
La avaricia del rey fue lo que provocó esta desgracia para el pueblo de Hamelín.
Desde entonces Hamelín es una ciudad aburrida.
