laanaforas.fic.edu.uy/jspui/bitstream/123456789/43261/1/suplemento.pdf · contrario de casi...

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T en g o el sentim iento no solo de lunciar un incidente desagradab le, si- , tam bién de no poder hacerlo lisa y m ám ente; pues debo una satisfacción todas las personas que se han digna- > p ro te je r ben ignam ente m i naciente

itablecim iento.E l dia 2 del co rrien te se apersonó en

>i ca sa el S r. Je fe Político, y me inti- íó verbalmente una órden superior, re- ucida á prohibirm e publicar en el Mo- brador cosa a lguna re la tiva á Bue os A ires; conm inándom e con que, en aso con trario , se me m andaría pasa- o rte para sa lir de la R epública. E x ­uso por ah o ra exponer tan to la so r- resa que me produjo éste paso, como a.« observaciones que aduje al S r. Jefe >oiítico, y que creo mas poderosas que as consideraciones de ciertas eircuns- anciaSj que me m anifestó, po r v ía de

»atisfaccíon.Y o consideró que al no ticiar, como

iueño del diario, á los S res. R edacto ­res aquella novedad, éstos ta l vez reu- sarían el con tinuar, al m énos por aho­ra sus trabajos: porque de cierto , el m andato no podía se r mas vago. Según los térm inos de él, una ley de aduana, por ejemplo, d ictada en Buenos A ires, no puede ser tran sc rip ta en las páginas del Moderador: tan to m as, cuan to que esa prohibición verbal, no e ra una mé- ra reproducción del acuerdo superior de 24 de D iciem bre: es un algo mas : si fuera una misma cosa, no solo ha­bría 6Ído sin objeto, sino que tam bién seh ab ría dirijido á los demas propietarios

de im prentas, en vez de particu larizarse

conm igo solam ente.Sin em bargo no quise proceder de ü-

jer« ; y en Ih noche del mismo día dirijí al S r. Je fe Político la ca r ta siguiente—

Sr. Jéfe Politico D. Juan B. Blanco.Muy Sr. mio:— Aunque soy el propieta­

rio del periódico Moderador, nn soy yo el nue lo dirije y escribe. Por esta razón de­bo comunicar al editor la orden superior 'que Vd. se ha servido comunicarme verbal­mente esta mañana, reducida á prohibirme bajo pena de destierro, que se trate en el Diario de asuntos pertenecientes a la Ke- püblica Arjentino.—Yo cuento con que el editor tendrá consideración a jas circuns­tancias que según me ha manifestado Vd.r lian inducido al Gobierne á tomar esta me­tida, porque conozco cuales son sus senti­lamientos.

Sin embargo, como la orden ha sido ver­bal y contiene una prohibición muy V9ga, es decir, de hablar de Buenos Aires, desea­ría que Vd. se sirviera explicarme en tér­minos precisos, cual ha sido el concepto de S. E ., á saber:

l Se prohíbe al Moderador emitir su opi­nión sobre el comercio.arles, é industria de la República Arjentina!

¿Se le prohíbe publicar los sucesos que tengan lugar en aquella República sin co mentario!

¿O bien la prohibición está solo reducida á jo que parece prohibir el acuerdo última del S u p rio r Gobierno, es decir: á censurar ó comentar la política del Gobierno Arjen- tino!

Al comunicar esta órden ol editor, qui­siera decirle con precisión cual es la inten­ción del Superior Gobierno, para que se­gún ella pueda arreglar su conducta si ha de seguir la publicación del Diavio, y y o t también la roia para imprimirlo.

Aunque pienso manifestar á Vd. estas mismas idéas particularmente, las lie redac­tado en esta carta, para que pueda Vd. re­cordar con precisión los térinines de mis dudas, y se 6irva darme la esplicacion que crea oportuna.

Saludo á Vd. con mi mayor considera­ción. Casa de Vd., Enero 2 de 1836.

Manuel José Ca v ia .

C reí ingenuam ente que obtendría una respuesta c la ra y te rm in a n te ; porque me parece que toda autoridad ha de de­sear ser bien entendida en sus m anda- ios; ó que al m enos es de su estricto deber el hacerse com prender.

D esgraciadam ente me engallé ; pues

el 4 volvió á apersouársem e el S r. Jefe

Político: y toda la respuesta fué dec ir­me, quo había m anifestado mi c a r ta al S r. M inistro de G obierno, y éste le h a ­bía encargado mo dijese, que desearía hab lar conm igo para convencerm e de los justo9 motivos que tenia el Gobierno para haberm e hecho esta intim ación: y que no me había am enazado con des­tie rro , sino que me habia hecho ofrecer mi pasaporte, caso que no cumpliese con aquella, y abusase de la hospitalidad. Y o contestó, en tre o tras cosas, quo si me llam aba en calidad de M inistro, obe­decería é iría : mas que de lo contrario , e ra escusado. E fectivam ente: yo no pretendía saber los/m otivos de la medi­da, ni con tra je á esto mi ca rta : sean cuales sean los respeto, aunque no me pejsuadan; y no me injiero en av eri­guarlos, juzgarlos, ni clasificarlos. Lo único que yo exijia, porque tem a un derecho indisputable á exijirlo , e ra que se me m arcasen inequivocablem ente los objetos y lím ites de la prohibición; lo cual se eludía por el S r. M inistro, como se eludía el consignar cosa alguna al papel. Q ue por lo que respectaba á I» hospitalidad, yo no estaba en el caso ni de m erecerla , ni de abusar de ella, pues no habia venido prófugo de B ue­nos A ires, sino con pasaporte del mismo G obernador Rosas, prefiriendo sí el vi- v ire n un país constituido y donde pu­

diera e je rce r cualquier traba jo con se-

guridud-

F n tal estado, y después de consul­ta r á varias personas de luces y de j u i ­cio, he creído, á pesar del dictam en con trario de casi todnsellas, deber h a ­

ce r term inar por ah o ra la ca rre ra del Moderador; cumpliendo ni mismo tiem­po con el g ra to deber de dar á los SS. subscriptores las mas espresivas gra-

c ías, por la acojidn que se han servido dispensarle; y rogándoles se dignen continuársela, si circunstancias m enos azarosas permitiesen su reaparición .

H e dicho que tomo esta resolución contrariando los pareceres de varios S res . de respeto á quienes he consu lta­do. Debo pues & ellos, y al público en jen era l, la m anifestación de mis m otivos. Y a los he espuesto privadam ente á los

Sres. R edactores, quienes p arece se han penetrado de la prudencia de ello* y resignádose á esperar el que se les

presente o tra im prenta.Y en verdad. P ara lo que es llenar

en mi compromiso actual, las necesida­des de mi especialísim a y delicada po­sición, yo nada tengo que ver con que la medida del Gobierno sea inconstitu ­cional é inaudita: ni con que en ella «e haya 6 no com prom etido la dignidad é independencia del pueblo O rien ta l: ni

con que de éste modo se haya ó no au ­torizado á gobiernos estraños, para ex i- jir m añana cosas m ayores; como que m añana u rjirán esas m ism as considera, dones de ciertas circunstancias que han urjido hoy; y como que entonces no po­drá ya nuestro Gobierno oponer á nue- vas exijencias la incontrastable b a rre ra de 0O ~carezco de facultad s ^ ) pues los gobiernos estraños le repondrán 03~ lú nos has dem ostrado que puedes ó sabes tom ártelas. Repito que con nada de esto tengo que ver. Aunque todo eso fuera cierto, y aunque tam bién lo fuera lo que me aconsejaba otro do

d ichos S res., esto es, que yo puedo pro. testRr, y ocu rrir al Cuerpo Lejislativo

6 á su Comisión Perm anente; sin en - burgo, es preciso tener presente que nada de eso salva á esta «*'(• edad do los

funestos efeeto* morales do aquella int»«

dida: el paso ya-está dado: el mal y a es¿ tá consumado; pero estoy convencido de que éste no consiste tan to en que esa órden sea ejecutada, cuanto en que ha y a sido espedida.

T am bién se me ha espuesto por esos SS. : Q ue según el artícu lo 146 de la Constitución , yo tengo el derecho de dedicarm e á la industria que hoy ejerzo, sin o tra obligación que su je tarm e á la ley ; la cual no faculta al gobierno para in jerirse autoritativámenle en mis tra b a ­jos, y m ucho menos para penar: Queal contrario , el artícu lo 134 le prohíbe el hacerm e aquella prohibición; y que el 141 declara ser enteramente libre la comunicación de los pensamientos, por pa lab ras y por escritos privados, ó pu­blicados por la prensa en toda m a ter ia , siendo responsable an te la ley el aulor de ellos, y en su caso el im presor: Que según la ley de im prenta, el im presor solo responde, y solo puede ser penado,

cuando no presente en juicio un editor responsable; y aun en este caso, solo puede ser penado por la ley, y no por el

editor del Moderador, sino solam ente el / así: yo mismo confiaba ciegam ente en im presor, el gobierno debió dirijirse á l las seguridades que inspiraban las muyaquel, y llam arle á juicio, si lo creía justo : pero que al dirijrrse á mí, y al di rijirse de un modo privado, ha quebran­tado innegablem ente la carta , y la ley de la m ateria : Q ue yo no debo tem er esa am enaza de d e p o rta ro n , tan to porque según el artícu lo 147 de la Constitución, tengo el derecho de en trada y de per­manencia eti el territorio de la República (en que he estado avecindado 20 años continuos) ; cuanto porque según e! 136, ninguno pu e d e ser penado ni confinado, sin form a de proceso y sen tencia legal: Y en fin; que yo podia ydebía con testar netam ente al gobierno — no obedezco— porque habiendo él es pedido una órden en una m ateria tan grave y sagrada, esa órden ha sido ver­bal; cuando el artícu lo 83 de la Carta

dice term inantem ente, que el Presidente de la R epública no puede espedir órde nes sin la firma del ministro respectivo, sin cuyo requisito n a d ie psta ra obli­gado A obedecerle .

respetables y sabias leyes fundam enta lea del E stado: pero en tre tan to , sea que las m ejores leyes fundam entales de un pueblo, si no son seguidas de buenas leyes orgánicas, solo son un fantasm a para a lucinar á los am adores de las li­bertades; ó sea que, aunque nuestras,

se encuen tra el país, y que se sirv m anifestarm e el G obierno por condu del S r . Je fe Político. N ad a me mas sensible que el que yo fuera uno táculo directo 6 indirecto á sus pía y á su objeto; y me lisonjeo de que prevención que parece profesar hoy Moderador, desde que se ha singuía zado con él, d esaparecerá enteram en al fijar su atención en mi actual defere cía, con la que sacrifico 4 la vez m

leyes orgánicas estén bien calculadas, ,n tereses privados, y mis derechos inviduales.

Poder Ejecutivo: Q ue no s endo yo el J Muy bien: todo eso será , ó no será

haya , sin em bargo, en su espíritu un

algo misterioso que h ag a al poder eje­cutivo superior á su texto; el hecho es que m añana ú o tro d ia , el artícu lo mas inocente de mi D iario, podrá ser in te r­pretado como rela tivo a Buenos Aires, y quedar espuesta mi persona. N o se reponga que esto es imposible, como ab iertam ente inconstitucional. Si el gobierno se c ree facultado hoy para o b rar de un modo que todos unánim e­m ente me dicen ser ilegal, con m ay o r razon-se c reerá facultado m añana jja ra e jerce r actos, que solo serán conse­cuencias necesarias de un p rim er paso.

Por o tra parte: tengo bien presente los peÜgrosoa c ircunstanc iasen quo hoy

E u cuanto á Jos públicos, y á instituciones del Pueblo O rie n ta l, yo no me injiero en si han sido 6 no vul­neradas con aquel golpe de E stado; y solo diré que no es y a á mí á quien toca, ni á quien es dado defenderlas.

M ontevideo, E n ero 7 de 1836: E l P ropieta r io de la Im­

p r e n t a Or ie n t a l .

AVISO.El propietario de la Im pren ta la ofres

ce en venta ó arrendam iento ; é ín terin se verifica lo uno ó lo otro, se en carg a­rá de im prim ir docum entos, avisos, es­quelas y dem 8, con tal que en ellos no se toque el sagrado de Buenos Aires.

E n la m ism a IM P R E N T A O R IE N ­T A L se venden colecciones del M O D E- R A D O R , y núm eros sueltos.

IM PR EN TA O RIENTA L, CalU de San Migvel Número 91.