El Misterio de Obanos - The Mystery of Obanos

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El Auto Sacramental “Misterio de Obanos” versa sobre una leyenda del Siglo XIV, cuyos protagonistas son los hijos del Duque de Aquitania. The play commemorates the martyrdom of Santa Felicia and the penitence of San Guillén, a story dating from the 14th century

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El Auto Sacramental “Misterio de Obanos” versa sobre una leyenda del Siglo XIV, cuyos protagonistas son los hijos del Duque de

Aquitania, la obra comienza con la narración de la misma, por parte de El Guerrero, la Dama y el Monje.

En el año 813, se descubrió en Galicia el sepulcro del Apóstol Santiago , en un lugar que posteriormente se conocería como Santiago de Compostela.

Este hecho tuvo gran transcendencia en la Europa Altomedieval, tan necesitada de estímulos religiosos

Desde entonces y hasta la fecha actual una multitud de creyentes, de toda Europa, ha ido peregrinando hasta Santiago de Compostela, en lo que con el paso de los

tiempos se ha denominado “El Camino de Santiago”. La primera parte del Misterio de Obanos recrea el paso de estos peregrinos.

La obra se desarrolla en la plaza de la Villa, y se estructura con dos entradas diferentes, representando a los caminos de Roncesvalles y de Somport. Los

peregrinos de ambos caminos se unen en Obanos para continuar el camino único hacia Santiago.

Durante la representación van pasando a través del escenario diversos personajes, algunos reales, otros ficticios, unos simplemente pasan, otros

cuentan sus experiencias, sus razones para la peregrinación ….

Entre 300 y 400 figurantes, en su inmensa mayoría, vecinos de esta villa, actúan en la obra, haciendo uno o varios papeles diferentes.

En el escenario se van sucediendo el paso de Nobles,

de Guerreros,

Penitentes,

pecadores expiando sus culpas…

Por todo el norte de la Península Ibérica penetraron, no solamente peregrinos, sino las ideas y la cultura Centroeuropea, el comercio, y, sobre todo, el Arte

Románico, cuyos edificios jalonan el camino.

Hubo quienes no llegaron a Santiago, como El Obispo de Patras, que llevando consigo como ofrenda un hueso del brazo de S.Andres y gravemente enfermo, fallece durante su Peregrinación, sus restos están enterrados en San Pedro de

la Rua en Estella.

También peregrinan Clérigos, Monjas y Santos.

También peregrinan Clérigos, Monjas y Santos. Un día recorrió el Camino la Princesa Felicia de Aquitania, que siguiendo una

tradición familiar decidió hacer la peregrinación a Santiago.

Termina la primera parte de la representación teatral con la vuelta de los Peregrinos a su tierra, tras haber venerado a Santiago en su sepulcro.

Entre los que vuelven aparece el séquito que acompañó a Felicia de Aquitania vuelve sin la compañía de la Princesa, que tras la peregrinación, decide servir a

Dios, olvidando sus riquezas y su condición.

La Princesa Felicia opta por una vida de humildad, trabajo y sacrificio y decide quedarse a servir en un lugar de Navarra llamado Amocain.

Una vez que el séquito de Felicia llega a Aquitania, y cuenta en la Corte que Felicia a renunciado a su lujosa vida, cambiándola por otra de trabajos y

servicio, su hermano Guillén viene a buscarla para llevarla a su tierra.

Ella se niega, y Guillén no puede convencerla de que vuelva con los suyos a la Corte de Aquitania.

Tras una fuerte discusión, con Guillén cada vez más fuera de sí.

El heredero del Duque de Aquitania da muerte a su hermana.

Nada más cometer el fraticidio, Guillén al darse cuenta de lo que ha hecho decide peregrinar hasta Compostela, para redimir su culpa.

A su vuelta Guillén llegó a la

Ermita de Arnotegui, y

quedándose en ella dedicó el

resto de su vida al servicio de la Ermita y de los peregrinos que

hacían el Camino de Santiago.

En una de las últimas escenas del Misterio de Obanos, una lazarilla cuenta la parte final de la historia de Felicia .

De la herida que le ha producido su hermano nace un clavel blanco. Este hecho es interpretado como signo de Santidad y las autoridades eclesiásticas deciden colocar

su féretro en una burra y enterrarla donde el animal se detenga.

El animal llega al pueblo de Labiano y se para allí. En la actualidad todavía se venera el cuerpo incorrupto de Santa Felicia en esta localidad Navarra.

La obra acaba con la escena del arrepentimiento de Guillén.