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UNIVERSIDAD DE MONTERREY
División de Educación y Humanidades
Departamento de Humanidades
Maestría en Humanidades
El Premio Nobel de Literatura y la búsqueda del ideal literario en las trece mujeres elegidas
Autor
56149 Raquel Paulina Cevada Álvarez
Asesor
Dr. Alexander Havemeyer Catlin
San Pedro Garza García, N.L. 10 de diciembre, 2014
2
Un eterno agradecimiento a mi padre, por ser mi fuente de inspiración, mi
motivación, y mi ejemplo a seguir.
Toda mi admiración y el más profundo agradecimiento a mi madre, por su
paciencia, su amor, y su apoyo incondicional.
Ambos son la fortaleza y la luz que continua iluminando mi camino.
Gracias por todo.
3
Índice
Introducción. 5
Capítulo 1. Alfred Nobel. 6
Biografía. 6
El Testamento y la Fundación Nobel. 12
El Premio Nobel. 19
Ceremonia y Reconocimientos. 20
Capitulo 2. El Premio Nobel de Literatura. 25
Talento y Gusto: La Academia Sueca. 25
Premio Nobel de Literatura. 29
Kjell Espmark: revelando la misión. 35
Capítulo 3. La búsqueda del “ideal” literario. 38
El “ideal” de Alfred Nobel. 38
El “ideal” de la Academia Sueca. 42
Capítulo 4. La mujer en la Literatura. 55
Un breve recuento. 55
El “ideal” representado en las trece elegidas. 62
4
Capítulo 5. Las idealistas. 68
Capítulo 6. El ideal multicultural. 83
Capítulo 7. Las administradoras del legado. 96
La experiencia femenina. 96
La otra experiencia femenina. 109
Capítulo 8. La maestra Munro. 117
Capitulo 9. La gran apuesta. 126
De Alfred Nobel y la Academia Sueca. 126
De la mujer. 131
De la industria. 135
Conclusiones. 139
Bibliografía. 142
5
Introducción
El Premio Nobel de Literatura es entregado cada año ante la expectativa
mundial. El respeto al reconocimiento concedido por la Academia Sueca, y la
historia detrás de la Fundación Nobel, hacen de su existencia un fenómeno único
e irrepetible. Sin embargo, el sorprendente hermetismo con el que se manejan,
hace del proceso de selección, un mundo ajeno al conocimiento público.
Esta investigación busca exponer una parte de la historia del premio,
tomando como base la perspectiva de uno de los miembros actuales de la
Academia Sueca: Kjell Espmark. Él categorizó de manera cronológica, en su libro
El Premio Nobel de Literatura: cien años con la misión, las etapas en la orientación
de la Academia por la búsqueda de “la obra más sobresaliente de tendencia
idealista dentro del campo de la literatura”, como lo indicó Alfred Nobel en su
testamento.
Con dicho enfoque, el estudio se delimita con las trece mujeres elegidas
como ganadoras del Premio Nobel de Literatura, quienes sirven de modelo para
ejemplificar los criterios y escrutinios con los que la Academia Sueca elige a sus
candidatos. Así mismo, con la ayuda de los archivos disponibles de la Academia, y
diversas fuentes informativas, se enmarcan los caminos que recorrieron dichas
mujeres, como minoría significativa, para llegar a trascender en el mundo de la
literatura y obtener el Premio Nobel.
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Capítulo 1. Alfred Nobel.
Biografía.
El Premio Nobel fue instituido a partir del testamento de Alfred Nobel,
empresario sueco, cuya biografía sirve de antesala a la formación y propósito del
mismo. A través de su legado, Nobel trascendió con la creación de una institución
que se ha encargado de impulsar y reconocer a cientos de personas por méritos
científicos y humanistas.
Alfred Bernhard Nobel nació el 21 de octubre de 1833
en Estocolmo, Suecia. Siendo una persona ermitaña y
modesta, es poco lo que se conoce de la vida personal del
“vagabundo más rico de Europa”, como lo apodó su gran
amigo, el escritor Víctor Hugo. Sus biógrafos han utilizado
cartas y manuscritos que en vida Nobel dejó propiamente
documentados, y otros más en propiedad de terceros, para
enlazar los hechos que acontecieron en su vida.
La familia Nobel es descendiente de granjeros sureños de Suecia que, de
acuerdo a las costumbres del siglo XVII, adoptaron el apellido Nobelius en honor
al primer miembro de la familia en recibir educación universitaria: Petrus Olavi
Nobelius, quien provenía del distrito de Nobbelow, y era un talentoso músico que
acudió a la Universidad de Upsala. En dicho lugar conoció al considerado primer
sueco en realizar descubrimientos científicos, Olof Rudbeck.
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Rudbeck era escritor, astrónomo, médico, profesor, y gran defensor del
arte; fungió como mentor de Nobelius, y éste desposó a su hija, Wendela
Rudbeck, con quien procreó varios hijos. Se dice que fue uno de los nietos de esta
pareja quien acortó el apellido a Nobel cuando entró al ejército. Generaciones más
tarde, Immanuel Nobel, padre de Alfred Nobel, guió y llevó el renombre de la
familia a otro nivel.
Nacido en 1801 Immanuel Nobel se educó de manera
autodidacta en ingeniería, patentó múltiples inventos a lo
largo de su vida, y llegó a poseer su propia constructora
siendo aún muy joven. Sin embargo, sufrió su primer gran
revés cuando la constructora cayó en bancarrota tras perder
una serie de contratos. Poco tiempo después un incendio acabó con su casa,
obligando a la familia a vivir en un departamento que no podían costear, ubicado
en lo que hoy es el centro de Estocolmo.
Ante la catástrofe, y cada vez más en deuda, Immanuel se vio obligado a
buscar fortuna en Finlandia y Rusia, mientras que la madre de Alfred, Andriette
Ahlsell, con la ayuda de su padre y familiares, abrió una pequeña tienda de
conveniencia que le permitió mantener al pequeño Alfred, y a sus otros dos hijos:
Robert y Ludwig.
Immanuel Nobel encontró éxito en Rusia, dónde estableció en 1838 un
taller mecánico que le daba servicio al ejército. Desde esa posición logró asociarse
con personajes de alto rango, quienes le ayudaron a colocar varios de sus
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inventos y diseños en la milicia. En especial colaboró durante años en la
fabricación de minas marinas que bloquearon la entrada de barcos enemigos por
el Golfo de Finlandia. Este trabajo, en conjunto con el diseño de armas y máquinas
de vapor, le permitió establecerse con su familia en San Petersburgo después de
cinco años de separación. Procrearon entonces, otros tres hijos, de los cuales sólo
uno sobrevivió, Emil.
La educación de los hermanos Nobel fue
privada; tuvieron tutores especialistas en diversas
áreas: historia, literatura, filosofía, matemáticas, física
y química, además de haber estudiado varios
idiomas: ruso, inglés, francés y alemán. Los dos
hermanos mayores, Robert y Ludwig, se convirtieron
en ingenieros, mientras que Alfred se especializó en ingeniería química para
complacer a su padre, aunque nunca tuvo un título ni acudió formalmente a una
universidad.
El interés de Alfred Nobel por la literatura se desarrolló desde temprana
edad, y avivó en él una imaginación y creatividad que tal vez compensó otros
aspectos de su infancia. Se dice que era un niño solitario, que además carecía de
destreza física, y que gozaba de aprender páginas del diccionario para ampliar su
vocabulario. Practicó el francés traduciendo obras de Voltaire al sueco, y de nuevo
al francés, corrigiendo sus errores, y volviendo a traducir.
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Nobel fue fanático de la literatura inglesa, en particular de Lord Byron y
Percy Bysshe Shelley. Con este último en especial, compartió y tal vez emuló
algunas de sus características e idealismos, y su espíritu aventurero. Las primeras
creaciones literarias de Nobel fueron poesías, y aunque destruyó la mayoría,
continúo escribiendo al grado que pensó dejar su carrera de químico para
convertirse en escritor de tiempo completo.
Escribió dos obras literarias: La patente Bacillus en 1895,
una comedia; y Nemesis, escrita en 1896, relato trágico
inspirado en una obra de Shelley llamada Los Cenci. La obra
retrata la vida de Beatrice Cenci, joven italiana condenada por
matar a su abusivo padre en época post renacentista.
Después de la muerte de Nobel se imprimieron cien copias de Nemesis, las
cuales fueron destruidas, ya que la Iglesia de Suecia consideró una blasfemia su
contenido. El libro abarcaba temas de incesto, corrupción de la Iglesia, y el
deterioro de la sociedad burguesa, por lo que Nathan Söderblom, entonces
sacerdote, luego arzobispo de Upsala, y ganador del Premio Nobel de la Paz en
1930, mandó a quemar todas las copias, excepto una que se rescató de la
hoguera y que ahora es conservada bajo llave en la Biblioteca Real de Suecia.
Gracias a que Alfred Nobel fue enviado desde los diecisiete años a estudiar
en el extranjero, conoció a personajes que moldearon e influyeron gratamente en
su carrera. El encuentro más significativo de su juventud, sucedió durante su
estadía en Francia, donde conoció al italiano Ascanio Sobrero, descubridor de la
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nitroglicerina. Noble aprendió de la impredecible y poderosa sustancia, y se dio la
tarea de encontrarle un uso práctico.
De vuelta en Rusia, Alfred inició junto con su padre una serie de
experimentos usando nitroglicerina, sin embargo estos fueron interrumpidos
cuando la familia Nobel se vio obligada a retornar a Estocolmo, ya que la empresa
de Immanuel cayó en bancarrota. Los hermanos mayores, Robert y Ludwig, se
quedaron en Rusia y explotaron exitosamente la industria del petróleo, adquiriendo
una fortuna aún mayor que la que el mismo Alfred lograría en su vida.
En 1863, ya establecido en Estocolmo, Nobel continuó con sus
experimentos y un año más tarde descubrió que la diatomita, roca sedimentaria
capaz de absorber y filtrar líquidos, le permitía estabilizar la nitroglicerina de una
manera segura. Dicho invento lo patentó como “dinamita”, y creó un detonador en
forma de gran mecha para ser encendido a distancia. Rápidamente la demanda
por el invento se propagó, ya que las explosiones controladas reducían la cantidad
de maquinaria y fuerza laboral en construcciones.
La tragedia, sin embargo, tocó una vez más la puerta de los Nobel. Emil, el
hermano menor, murió junto con otras víctimas, en una explosión accidental en
sus almacenes. Al enterarse de la noticia, el patriarca Immanuel sufrió una
embolia, dejando a Alfred a los treinta y un años como el encargado del negocio
familiar. El incidente marcó a Alfred Nobel profundamente, no sólo por el aspecto
familiar, sino porque en la confusión se creyó que era Alfred el que había fallecido
y un periódico local publicó un obituario en el que lo catalogaron como “el
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mercader de la muerte”. Lo cual dejó muy claro que el aspecto negativo de sus
inventos era mayor al bienestar que él había concebido en su intención.
Los conflictos personales no detuvieron a Alfred Nobel, quien logró registrar
trescientas cincuenta y cinco patentes durante su larga carrera como inventor,
además de establecer un total de noventa fábricas y laboratorios en veinte países
diferentes, exportando a diversas partes del mundo. Llegó a tener una biblioteca
privada con más de mil quinientos volúmenes, entre ellos primeras ediciones en
idiomas originales de grandes escritores del siglo XIX, no sólo de literatura, sino
también de filosofía, historia, teología y ciencia.
Su riqueza le permitió viajar constantemente, por placer, y por trabajo,
desarrollando y mejorando tecnología en explosivos y química. Nunca se casó o
tuvo hijos; lo más cercano a una relación estable fue con Bertha von Suttner, quien
trabajó para él, y con quien conservó una larga amistad, aun cuando ella se casó
con otro hombre.
Nobel tenía cuarenta años cuando conoció a Bertha,
en 1876. En ese entonces había decidido establecerse en
París, en Avenue Malakoff. Su entrañable amistad produjo
una cuantiosa colección de cartas en donde discutían ideas
intelectuales, literarias y filosóficas. Bertha von Suttner se
convirtió tiempo después, en la creadora del movimiento
pacifista de Austria, y fue una incansable defensora de la paz mundial, hecho que
curiosamente le valdría el premio Nobel de la Paz en 1905, gracias a su
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contribución al escribir y actuar contra la carrera armamentista de la época, y “por
colaborar en la creación del Premio”, de acuerdo a la página oficial del Premio
Nobel.
Otros personajes significativos en la vida de Alfred
Nobel, fueron los escritores Juliette Adam-Lamber, el ya
mencionado Víctor Hugo, Pierre Loti, Paul Bourget y Guy
de Maupassant, quienes formaron un círculo intelectual
importante en su vida.
También conoció y apreció en vida las obras de otros escritores
contemporáneos de todas partes de Europa, entre ellos Selma Lagerlöf, cuya
Saga de Gösta Berling, alabó enormemente en una carta. Lagerlöf se convertiría
en 1909 en la primera mujer en ganar el premio Nobel de Literatura.
El Testamento y la Fundación Nobel.
Alfred Nobel murió el 10 de diciembre de 1896, a la edad de sesenta y tres
años, en San Remo, Italia, víctima de una hemorragia cerebral. Su cuerpo fue
incinerado después de varios servicios funerarios en su honor. Sin embargo, un
inesperado revés se presentó cuando se reveló el testamento, escrito por él
mismo de puño y letra, fechado el 27 de noviembre de 1895, un año antes de su
muerte.
De los motivos del mismo, sólo se puede especular al respecto. Tal vez el
obituario publicado por error treinta años antes de su muerte pudo haber tenido un
impacto profundo en Alfred, y no quería que su nombre se asociara a la “muerte”.
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También se puede inferir que su amistad con Bertha von Suttner acuñó su espíritu
pacifista, o que los años de experiencia recorriendo el mundo le dieron una visión
más amplia, y quiso contribuir a la construcción de un mundo mejor. Lo único
seguro es que a su fallecimiento dejó muy claro cuál era su última voluntad.
Nobel heredó sólo una mínima cantidad de su fortuna a su familia, y el 94%
lo dispuso para que se instituyeran premios que reconocieran la excelencia en las
áreas de física, química, psicología o medicina, literatura y paz. Nombró como
albaceas a Rudolf Lilljequist y Ragnar Sohlman, dos jóvenes ingenieros que
formaron la Fundación Nobel para mantener las finanzas y coordinación de las
instituciones encargadas de asignar los premios.
[…] La totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo
siguiente: el capital, invertido en cuentas seguras por mis albaceas,
constituirá un fondo cuyos intereses serán distribuidos cada año en forma
de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan realizado
el mayor beneficio a la humanidad. Dichos intereses se dividirán en cinco
partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera: una parte a la
persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante
dentro del campo de la física; una parte a la persona que haya realizado el
descubrimiento o mejora más importante dentro de la química; una parte a
la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del
campo de la fisiología y la medicina; una parte a la persona que haya
producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del
campo de la literatura, y una parte a la persona que haya trabajado más o
14
mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción
de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz
[…] (Nobel, 1895).
A pesar que la familia impugnó el testamento, sólo consiguieron detener la
premiación por algunos años. El testamento fue aprobado el 26 de abril de 1897
por el Parlamento de Noruega, y el 29 de junio de 1900 la Fundación Nobel fue
oficialmente establecida como una organización privada con el fin de administrar la
herencia de Alfred Nobel, y eventualmente las finanzas e inversiones que
permitieron la creación oficial del Premio Nobel.
Se designaron a petición explicita en el testamento de Alfred Nobel, las
instituciones en Suecia y Noruega que se encargan hasta la fecha de la selección
de los premiados. Hay que tomar en cuenta que hasta el momento de su muerte,
los Reinos Unidos de Suecia y Noruega pertenecían a un mismo régimen
monárquico. En 1905, cuando se dio la separación de dicha unión, se dividieron la
responsabilidad y quedaron los comités ordenados de la siguiente manera:
Premio Nobel de Física y Premio Nobel de Química, otorgados por la Real
Academia Sueca de las Ciencias.
Premio Nobel de Fisiología o Medicina, concedido por el Instituto Carolina de
Estocolmo.
Premio Nobel de Literatura, seleccionado por la Academia de Estocolmo.
Premio Nobel de la Paz, decidido por el Comité Nobel del Parlamento Noruego.
15
Existe un sexto premio otorgado en la actualidad, que corresponde a las
Ciencias Económicas. No se considera propiamente como un Premio Nobel; sin
embargo, los laureados son anunciados y premiados con el resto de los
ganadores.
El Premio de Economía fue creado en 1968 por el
banco sueco: “Sveriges Riksbank”, el cual celebró su
aniversario número trescientos donando una gran cantidad de
dinero a la Fundación Nobel para que fuera usado en
establecer un premio en honor de Alfred Nobel. El comité ejecutivo de la
Fundación Nobel lo aprobó y decidió no permitir más premios nuevos después de
éste. Al año siguiente, en 1969 se entregó el primer Premio de Ciencias
Real Academia Sueca de Ciencias.
• Premio Nobel de Física.
• Premio Nobel de Química.
• Premio de Ciencias
Económicas en Memoria de Alfred
Nobel.
Instituto Carolina de Estocolmo.
• Premio Nobel de Fisiología o Medicina.
Academia Sueca.
• Premio Nobel de Literatura.
Comité Nobel Noruego.
• Premio Nobel de la Paz.
16
Económicas en Memoria de Alfred Nobel, y se designó a la Real Academia Sueca
de las Ciencias como la institución encargada de su selección.
La misión principal de la Fundación Nobel
continua siendo la de administrar productivamente
la fortuna que Alfred Nobel heredó. Debe además,
proteger a las Instituciones designadas, e invertir
el dinero apropiadamente para generar ingresos continuos que permitan
incrementar la suma de dinero entregada a los laureados, y solventar todas las
actividades administrativas y promocionales que conlleva dicha tarea. Tienen
ubicadas sus oficinas administrativas desde 1926 en Sturegatan 14, en el centro
de Estocolmo.
La Fundación Nobel no se involucra en el proceso de selección de los
laureados, y da total derecho de libertad con éste respecto a las instituciones
encargadas. Éstas mismas son totalmente independientes de cualquier agencia y
organización gubernamental, y de la misma Fundación Nobel. Su autonomía se
considera de crucial importancia para mantener la objetividad y calidad de las
decisiones en los premios.
Las finanzas de la Fundación han tenido sus altas y bajas; sin embargo, a
excepción de causas ajenas, como lo fueron las dos Guerras Mundiales, la
premiación ha sido llevada a cabo sin mayores contratiempos desde 1901, y ha
entregado reconocimientos a cerca de novecientas personas e instituciones.
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Durante los primeros cincuenta años sus inversiones financieras fueron
estables, y sin mayor expansión. Cabe mencionar que al crearse la Fundación
Nobel, las leyes fiscales suecas no le otorgaron consideración especial; por el
contrario, llegó a poseer el impuesto más caro de la ciudad de Estocolmo. En
1946, cuando finalmente se le exenta totalmente de pago de impuestos en Suecia,
logró un gran crecimiento de capital, y eventualmente le permitió aumentar los
fondos para las instituciones que entregan los premios, y la suma entregada a los
ganadores.
En 1953 la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos también le otorgó el
privilegio de evitar impuestos, y durante los años subsecuentes en la décadas de
los sesentas y setentas continuó la diversificación en sus inversiones, llegando a
cotizar en la Bolsa de Valores en los años ochenta. Para la década de los noventa,
la Fundación Nobel había duplicado su valía original.
Desde su creación, la Fundación fue representada por una Junta Directiva
integrada por cinco ciudadanos suecos o noruegos. El presidente de la junta era
elegido por el Rey de Suecia y los otros cuatro miembros por las instituciones
encargadas de asignar los premios. Desde 1995, todos los miembros de la junta
son elegidos por los administradores, y sus cargos son elegidos por consenso
entre ellos mismos. Se elige a un Presidente, un Vicepresidente, y un Director
Ejecutivo.
La primera junta directiva fue elegida el 27 de septiembre de 1900, y hasta
1960, los presidentes elegidos pertenecían a la elite política de Suecia y Noruega.
18
Algunos habían sido Primer Ministros, Secretarios de Relaciones Exteriores u
oficiales de alto rango. En 1960, el profesor de bioquímica y ganador del Premio
Nobel de Química en 1948, Arne Tiselius, fue el primer Presidente electo en
romper el molde, y desde entonces, los presidentes de la junta han sido elegidos
de entre las instituciones encargadas de premiar. También se volvió costumbre
desde 1951 que el Vicepresidente, así como por lo menos uno de los miembros de
la junta, sean expertos en asuntos financieros, y que el Director Ejecutivo tenga
experiencia en administración o derecho.
Fundación Nobel.
Junta de Directores.
Presidente.
Vicepresidente.
Director ejecutivo.
Delegados.
Auditores.
Dos Presidentes.
Uno nombrado por el Gobierno y otro elegido por los
administradores.
Cuatro auditores representando y
elegidos por cada una de las instituciones.
Administradores.
Elegidos por las instituciones.
Real Academia Sueca de Ciencias. (615 miembros)
Comité Nobel.
Un presidente y cinco miembros elegidos
cada 3 años.
Instituto Carolina de Estocolmo. (50 miembros)
Comité Nobel.
Un presidente y cinco miembros elegidos cada
3 años.
Academia Sueca. (18 miembros)
Comité Nobel.
Un presidente y cinco miembros elegidos
cada 3 años.
Comité Nobel Noruego. (5 miembros)
Presidente y cinco miembros elegidos por el Parlamento
Noruego cada 6 años.
Pueden reelegirse.
19
El Premio Nobel.
El proceso de selección para el Premio Nobel comienza en septiembre de
cada año con el envío de boletas de nominación a un estimado de tres mil
individuos, expertos y académicos que trabajan en áreas relevantes de su
especialidad. Para el Premio de la Paz son invitados representantes de gobiernos,
miembros de cortes internacionales, profesores y rectores de instituciones
educativas de renombre, ex ganadores o ex miembros del comité Noruego del
Nobel, a que nominen y postulen a sus candidatos formalmente.
Las postulaciones tienen como límite para ser entregadas el 31 de enero
del año en que se entregará el Premio en cuestión. Se obtienen hasta trescientos
potenciales, dependiendo de la categoría, y no son publicados ni notificados. Los
archivos de nominaciones son sellados por cincuenta años. Entre marzo y mayo
del mismo año el Comité Nobel de cada Institución, se encargan de evaluar, junto
con expertos externos acreditados, a los candidatos, y preparan su reporte. En el
caso de los Premios de Literatura y Paz, reducen la lista a unos cuantos finalistas.
Durante el verano los miembros vigentes de las Instituciones se encargan
de escribir sus propios reportes, y leer las recomendaciones de los Comités,
mientras que para los miembros de la Academia Sueca es el tiempo para leer el
material de los candidatos finalistas. Los Comités tienen que entregar a más tardar
en septiembre sus reportes y observaciones finales para que los miembros de las
Instituciones puedan tomarlos en cuenta antes de votar. La elección se lleva a
20
cabo en octubre, el resultado de la votación es anunciado inmediatamente
después y es inapelable.
Los factores que influyen en las decisiones de las Instituciones han
cambiado a través de los años, y son basadas en diferentes aspectos de acuerdo
a la especialidad. Por ejemplo, para los Premios Nobel de Medicina, Física y
Química, esperan a que el descubrimiento o aporte científico haya sido validado
en un tiempo apropiado, y tenga una relevancia comprobable. Para los Premios
Nobel de Literatura y de la Paz toman en cuenta el historial y cuerpo de trabajo del
individuo y/o Institución postulada.
Ceremonia y Reconocimientos.
La ceremonia de premiación es realizada el 10 de diciembre de cada año,
fecha en la que se conmemora el aniversario de la muerte de Alfred Nobel. Los
Premios son entregados en Estocolmo, Suecia, a excepción del Premio de la Paz,
que se entrega en Oslo, Noruega el mismo día. Los discursos de los ganadores
son leídos con anterioridad de la gala en diversas ceremonias, usualmente
durante la semana previa. El ganador del Premio Nobel de la Paz es el único al
que se le permite leer su discurso en la ceremonia principal.
Septiembre
• Se abre la convocatoría de
Nominación.
31 de Enero
• Fecha máxima para nominar.
Marzo-Mayo
• Consulta con expertos.
• Eligen candidatos
finales.
Junio- Agosto
• Redacción de reporte.
• Leen el material producido por
los candidatos.
Septiembre
• Comités entregan reportes finales.
Octubre
• Laureados son elegidos.
Diciembre
• Entrega de Premios Nobel.
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Para la ceremonia en Suecia se utiliza en Estocolmo el Concert Hall y para
el banquete de la cena de gala, el City Hall. En Noruega, durante el período
comprendido entre 1905 a 1946, la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la
Paz, fue realizada en el Instituto Nobel Noruego, y entre 1947 a 1989, en el
Auditorio de la Universidad de Oslo. Desde 1990 al presente, se utiliza el City Hall
de Oslo para la ceremonia, y el Grand Hotel de Oslo para la cena de gala que se
celebra posteriormente.
El Premio Nobel no puede ser otorgado póstumamente, a menos que haya
sido nombrado ganador antes de su defunción, y no puede ser compartido por
más de tres personas. Cada ganador recibe una medalla de oro, marca registrada
de la Fundación Nobel, un diploma y una suma de dinero.
Las medallas otorgadas en Suecia fueron acuñadas por la compañía sueca
Myntverket desde 1902 hasta mayo del 2012, cuando asumió la enmienda la
compañía Svenska Medalj. En Noruega, la medalla es fabricada por la Casa de
Moneda de Noruega. Todas las medallas entregadas antes de 1980 eran de 23
quilates de oro. A partir de ese año son de 18 quilates de oro verde chapado en 24
quilates de oro.
Las medallas para los Premios Nobel de Física,
Química, Medicina y Literatura, fueron diseñadas por
el escultor sueco Erik Lindberg, y muestran la imagen
en perfil izquierdo de Alfred Nobel, acompañado de su
fecha de nacimiento y fallecimiento en latín. Al reverso
22
tienen grabadas la siguiente frase en latín: “Inventas vitam juvat excoluisse per
artes” (Las invenciones mejoran la vida que es embellecida por el arte), tomado de
La Eneida, canción 6, verso 663, escrita en el siglo 1 a. C por Virgilio.
Cada medalla tiene también grabado al reverso el nombre del laureado, y
de la Institución que la entrega, además de una imagen, la cual es alusiva a la
disciplina del Premio otorgado:
La Medalla entregada al ganador
del Premio Nobel de la Paz fue diseñada
por el escultor Noruego Gustav Vigeland.
Tiene las fechas de nacimiento en el
borde de la circunferencia de la medalla y al centro tiene la imagen de perfil
izquierdo de Alfred Nobel. Al reverso tiene inscrito el nombre del ganador y la
siguiente frase: “Pro pace et fraternitate gentium” (Por la paz y la hermandad de
Medalla Premio Nobel de Física y Premio Nobel de
Química.
• Naturaleza en forma de Diosa emergiendo de las nubes y sosteniendo el
cuerno de la abundancia en su mano derecha. El
velo que la cubre es sostenido por el Genio de
la Ciencia.
Medalla Premio Nobel de Medicina.
• Genio de la Medicina sostiene un libro abierto en su regazo, mientras
colecta el agua que cae de una roca para poder dar
de beber a una niña enferma.
Medalla Premio Nobel de Literatura.
• Un hombre joven sentado debajo de un árbol de
Laurel, quien, encantado escucha y escribe la canción de la Musa.
23
los hombres). La imagen del reverso representa a un grupo de tres hombres
formando un vínculo fraterno.
En 1968, cuando se instituyó el Premio en Ciencias Económicas en
Memoria de Alfred Nobel, se le asignó su diseño a Gunvor Svensson-Lundqvist. Al
reverso muestra el emblema de la estrella del norte de la Real Academia Sueca de
las Ciencias, rodeado por el nombre de la misma: "Kungliga Vetenskaps
Akademien". Al frente de la medalla se muestra la imagen del perfil izquierdo de
Nobel, con un diseño diferente a las demás
medallas, por debajo esta la insignia del
banco Sveriges Riksbank, e inscrito en el
borde el nombre del Premio otorgado.
El diseño de los diplomas otorgados a los laureados es elegido por cada
Institución, y son regularmente diseñados por artistas locales. La elaboración de
los cinco diplomas entregados en Suecia tienen un lazo en común, al ser
producidos por la compañía, Fälth & Hässler.
En Noruega el diploma es elaborado por la firma Kjell-Roger. A pesar que el
diseño gráfico y la caligrafía de los diplomas pueden variar por año, se sigue un
patrón. En el caso de los diplomas suecos, además de estar en ese idioma,
contiene un texto en el que se menciona el o los nombres de las personas
premiadas, acompañado por una cita del porqué de su elección. En el caso del
diploma noruego, no hay cita alguna, solamente el nombre del ganador.
24
El reconocimiento de ser un ganador del Premio Nobel y de ostentar ese
título que los acompañará el resto de sus vidas, va acompañado de una
recompensa monetaria. La cifra total de dicho premio, depende de los ingresos de
la Fundación Nobel en el año precedente a su entrega, y es anunciado en el
reporte anual de la Fundación.
En el 2014 el monto aproximado es de 1.4 millones de dólares americanos
por cada Premio. En caso de que existan dos o más ganadores para algunos de
los premios, se puede repartir en cantidades equitativas, o si así lo decide el
Comité se puede otorgar un porcentaje mayor del total a uno de ganadores, y el
resto se divide.
25
Capitulo 2. El Premio Nobel de Literatura.
Talento y Gusto: La Academia Sueca.
La institución encargada de otorgar el Premio Nobel de
Literatura fue fundada en 1786 por el Rey de Suecia,
Gustavo III. El emblema de la Academia de Estocolmo o
Academia Sueca es “Talento y Gusto”; “Snille Och Smak” en
sueco, y su objetivo principal es señalado como preservar la
“pureza, fuerza y sublimidad del idioma sueco”.
Con tan distintiva finalidad han publicado dos diccionarios, el primero es el
Svenska Akademiens Ordlista (SAOL), que consta de un volumen y ha sido
editado trece veces. El segundo diccionario es una versión extendida que incluye
principios y reglas por cada letra del abecedario sueco. El Svenska Akademiens
Ordbok (SAOB) se publicó por primera vez en 1898 y para el 2013, sus volúmenes
llegaban hasta la letra “u”.
Para la Academia no fue tarea fácil aceptar a primera instancia la voluntad
de Alfred Nobel en su testamento. Inicialmente hubo cierta resistencia al cambio y
a la idea de tomar la responsabilidad de una labor que sobrepasaba su capacidad.
Su mayor miedo era el de empañar su imagen y convertirse en una especie de
institución inquisitoria del mundo de la literatura. Cabe resaltar que para la época,
el trabajo de la Academia era en efecto muy limitado, focalizado a su país e
idioma, y con una perspectiva provinciana.
26
A pesar de no estar preparados, el entonces secretario permanente, Carl
David af Wirsén abogó a favor de aceptar la encomienda. Wirsén tuvo la suficiente
visión de reconocer la relevancia que lograría el Premio Nobel, y la oportunidad
excepcional que representaba para la Academia Sueca de obtener una posición
que influyera en el mundo de la literatura, y de adquirir el poder y prestigio que
conllevaba dicha tarea.
Entre las responsabilidades que la Academia recibió
se encuentra la del cuidado de la Biblioteca Nobel,
establecida en 1901 por la Fundación Nobel y situada en
las inmediaciones de la Academia Sueca desde 1921. Es
una institución abierta al público y actualmente cuenta con
más de doscientos mil volúmenes y ciento cincuenta
publicaciones especializadas.
La principal función de la Biblioteca desde su fundación, es la de adquirir y
hacer accesibles obras contemporáneas, algunas en idioma original, así como
trabajos literarios actuales de crítica y lingüística. De esa manera contribuye con el
material necesario para que la Academia realice las evaluaciones y
procedimientos requeridos en la elección del Premio Nobel de Literatura y en
diversos eventos internos.
La Academia Sueca está integrada por dieciocho miembros. En un principio
la mayoría eran seleccionados o recomendados por el Rey de Suecia, y
pertenecían o eran miembros de alto rango del gobierno; ahora la conforman
27
escritores, lingüistas, profesores, críticos
literarios, e historiadores. Gustavo III, quería
que fueran veinte miembros, como en la
Academia Francesa, sin embargo optó por
dieciocho porque la palabra en sueco para este
número se escuchaba más elegante: “De Aderton”, “Los Dieciocho”, apelativo con
el que se reconoce a los miembros de la Academia Sueca.
La elección para entrar a la Academia es en la actualidad secreta,
propuesta por los miembros vigentes, y tiene que ser ratificada por el Rey de
Suecia. Es una membrecía vitalicia, a la cual no se puede renunciar pero sí puede
ser inactivada. A cada miembro se le asigna un puesto enumerados del uno al
dieciocho, que sólo pueden ser ocupados por otra persona hasta que fallezca el
miembro vigente.
En la historia de la Academia siete mujeres en total han sido elegidas, de
las cuales cinco son miembros actuales. Dos de ellas, Lotta Lotass y Sara Danius,
quienes ocupan actualmente los puestos uno y siete, son las más jóvenes del
grupo, con cincuenta, y cincuenta y dos años respectivamente. El más longevo del
grupo actual es Gunnel Vallquist, quien ocupa el puesto trece y quien recién
celebró su cumpleaños número noventa y seis.
El promedio de edad actual entre los miembros de la Academia Sueca es
de sesenta y seis años y existen dos vacantes. La primera es de Kerstin Ekman,
quien decidió renunciar en 1989, junto con otros dos miembros quienes ya
28
fallecieron, a manera de protesta por la que consideraron una débil postura de la
Academia ante el debate en torno al escritor hindú Salman Rushdie, amenazado
de muerte por su controversial obra Los versos satánicos. De acuerdo a las reglas
de la Academia no fue sustituida, pero su posición se mantiene inactiva. En el
segundo caso, el puesto número once era ocupado por Ulf Harald Linde, fallecido
en octubre del 2013, y quien será sustituido por Klas Östergren en diciembre del
2014.
Puesto Miembro Edad Ingreso Profesión
1 Lotta Lotass 50 2009 Escritor.
2 Bo Ralph 68 1999 Lingüista, profesor de idiomas
nórdicos.
3 Sture Allén 85 1980 Profesor de lingüística
computacional.
4 Anders Olsson 64 2008 Escritor, profesor de literatura,
y crítico literario.
5 Göran Malmqvist 89 1985 Lingüista, historiador,
sinólogo, y traductor.
6 Tomas Riad 54 2011 Lingüista, profesor de idiomas
escandinavos, y violinista
profesional.
7 Sara Danius 52 2013 Profesor de arte y literatura;
crítico literario, y escritor.
8 Jesper Svenbro 70 2006 Poeta y filólogo.
9 Torgny Lindgren 75 1991 Escritor, profesor y político.
10 Peter Englund 57 2002 Escritor e historiador.
Miembros actuales de la Academia Sueca
29
11 Klas Östergren
(próximamente)
59 2014 Escritor y traductor.
12 Per Wästberg 80 1997 Escritor.
13 Gunnel Vallquist 95 1982 Escritor y traductor.
14 Kristina Lugn 65 2006 Poeta y dramaturga.
15 Kerstin Ekman
(Inactiva)
80 1978 Escritor.
16 Kjell Espmark 84 1981 Escritor, profesor de historia
de literatura.
17 Horace Engdahi 65 1997 Historiador y crítico literario.
18 Katarina Frostenson 61 1992 Escritor y poeta.
Premio Nobel de Literatura.
Tal y como lo estipuló Alfred Nobel en su testamento, el laureado del
Premio Nobel de Literatura debe ser seleccionado por la Academia de Suecia.
Para cumplir tal objetivo, y el de todas las Instituciones seleccionadas por Nobel,
Su Majestad el Rey Gustavo III, promulgó en el año 1900 los Estatutos básicos de
la Fundación Nobel, los cuales se conservan hasta la fecha salvo ciertas
modificaciones.
Entre los artículos que conciernen al Premio Nobel de Literatura, el número
dos, establece lo siguiente:
El término literatura debe comprender no sólo las bellas letras, sino también
otros escritos que por virtud de forma y estilo posean valor literario […] La
30
disposición en el testamento que la entrega de premios anuales deba ser
destinada para trabajos hechos durante el año precedente, debe
entenderse en el sentido que los premios deben de ser para los logros más
recientes en el campo de la literatura, como se refiere en el testamento, y
para trabajos antiguos solamente si su significado no había sido aparente
hasta hace poco” (The Nobel Foundation, 2006).
Para las nominaciones se envían boletas a miembros de la Academia
Sueca, a otras academias, instituciones, y sociedades acreditadas en el área;
también a profesores de arte, lingüística, literatura e historia, y ganadores previos.
El promedio de propuestas durante los primeros años era de veinticinco
nominaciones, y provenían únicamente de fuentes externas a la Academia.
Durante la Primera Guerra Mundial el número de nominaciones bajó a doce, y la
Academia decidió ejercer su derecho a nominar. En 1916 el Comité Nobel propuso
cinco nombres y dicha participación se incrementó gradualmente. El número total
de nominaciones actuales es en promedio de doscientas diez.
El Comité Nobel es integrado por cinco miembros, elegidos de ente “los
dieciocho” que conforman la Academia Sueca. Su función o tarea principal es
examinar las propuestas hechas y estudiar todo el material literario relevante para
acortar la lista preliminar a unos quince candidatos que van a ser considerados por
la Academia. Originalmente el Comité presentaba un solo nombre ante la
Academia y ellos ratificaban la decisión.
31
Durante los años setentas modificaron el procedimiento y el Comité empezó
a presentar reportes de todos los candidatos preliminares, con sugerencias y
comentarios para considerarse. Una segunda revisión llega a condensar la lista a
cinco nombres para que durante el verano los miembros de la Academia lean las
obras de los finalistas, se reúnan en septiembre y tomen su decisión final en
octubre.
El Premio Nobel de Literatura ha sido declinado en dos ocasiones, la
primera en 1958 por Boris Pasternak, presionado por el gobierno ruso, y la
segunda por Jean Paul Sartre en 1964, por convicciones personales. Desde la
primera entrega en 1901, hasta la fecha, la Academia Sueca ha entregado ciento
siete premios a ciento once laureados, esto porque han dividido el galardón en
cuatro ocasiones:
Comité Nobel
(actual) Per
Wästberg (Presidente)
Peter Englund
(Secretario)
Kjell Espmark
Katarina Frostenson
Kristina Lugn Horace Engdahl
32
1904 Frédéric Mistral (Francia) José Echegaray (España)
1917 Karl Gjellerup (Dinamarca) Henrik Pontoppidan (Dinamarca)
1966 Shmuel Agnon (Israel) Nelly Sachs (Alemania)
1974 Eyvind Johnson (Suecia) Harry Martinson (Suecia)
Han sido trece las mujeres acreedoras al Premio Nobel de Literatura,
incluyendo a Doris Lessing, quien tiene la distinción de ser la persona con más
edad al momento de recibir el galardón a los ochenta y ocho años. Mientras que
el laureado más joven ha sido Rudyard Kipling, con cuarenta y dos años al
recibirlo en 1907.
Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf Suecia 1909 a los 51 años.
Grazia Deledda Italia 1926 a los 55 años.
Sigrid Undset Noruega 1928 a los 46 años.
Pearl Buck E.U.A 1938 a los 46 años.
Gabriela Mistral Chile 1945 a los 56 años.
Nelly Sachs Alemania 1966 a los 75 años.
Nadine Gordimer Sudáfrica 1991 a los 68 años.
Toni Morrison E.U.A 1993 a los 62 años.
Wislawa Szymborska Polonia 1996 a los 73 años.
Elfriede Jelinek Austria 2004 a los 58 años.
Mujeres ganadoras del Premio Nobel de Literatura
33
Doris Lessing Irán 2007 a los 88 años.
Herta Müller Rumania 2009 a los 56 años.
Alice Munro Canadá 2013 a los 82 años.
De los ciento diez elegidos al Premio Nobel de Literatura, el idioma inglés
predomina entre los escritos de los ganadores, seguido de lejos por el francés,
alemán, español, sueco, italiano, ruso y polaco. Se tiene que tomar en cuenta que
algunos autores escriben en varios idiomas, y que no siempre está relacionado
con su nacionalidad.
Francia es el país productor de más ganadores al Premio Nobel de
Literatura con catorce laureados, incluido el más reciente, Patrick Modiano,
seguido por los Estados Unidos de América con diez ganadores; el Reino Unido
con nueve; Alemania y Suecia tienen ocho respectivamente; Italia tiene seis;
España cinco; Irlanda, Polonia, y Rusia, cuatro cada uno; Dinamarca y Noruega
24%
13%
12% 10%
6%
5%
4%
4%
22%
Idiomas en que escribían los ganadores del Premio Nobel de Literatura.
Inglés
Francés
Alemán
Español
Sueco
Italiano
Ruso
Polaco
Otros
34
han obtenido tres; Chile, China, Grecia, Japón, Sudáfrica, y Suiza han tenido dos
ganadores; y el resto de los treinta y ocho países representados, entre ellos
México, cuentan con un laureado.
Francia 14 Bélgica 1
E.U.A 10 Bulgaria 1
Reino Unido 9 Canadá 1
Alemania 8 Ex Checoslovaquia 1
Suecia 8 Colombia 1
Italia 6 Egipto 1
España 5 Finlandia 1
Irlanda 4 Guatemala 1
Polonia 4 Hungría 1
Rusia (Ex Unión Soviética) 4 India 1
Dinamarca 3 Islandia 1
Noruega 3 Israel 1
Chile 2 México 1
China 2 Nigeria 1
Grecia 2 Perú 1
Japón 2 Portugal 1
Sudáfrica 2 Saint Lucia 1
Suiza 2 Turquía 1
Australia 1 Ex Yugoslavia 1
Austria 1
Número de ganadores por nacionalidad.
35
Kjell Espmark: revelando la misión.
Dentro del selecto grupo de “los dieciocho”, el miembro que ocupa la
posición número dieciséis, Kjell Espmark, escribió el libro titulado: El Premio Nobel
de Literatura: Cien años con la misión. El escritor explica en la introducción del
mismo que su propósito es enfocarse en los “principios y las pautas de valoración,
y los criterios que han presidido la manera de administrar la misión de Nobel por
parte de la Academia” (2008, introducción, párr. 14).
Kjell Espmark tiene actualmente ochenta y cuatro años; es narrador, poeta,
catedrático, y miembro de la Academia Sueca desde 1981. Fue además
Presidente del Comité Nobel de Literatura en 1988 por un período de tres años,
como lo marcan los estatutos. Sigue formando parte del Comité, y desde su
posición, se ha convertido en una figura influyente.
A pesar que los registros de nominación del premio Nobel están sellados
por cincuenta años, Espmark logró recopilar datos interesantes entre los reportes
disponibles al público y discusiones internas en cientos de cartas entre los
miembros de la Academia. A través de esta investigación detallada, muestra las
diferentes interpretaciones del testamento de Alfred Nobel en los primeros años de
la entrega, y explica muchas de las acciones de la Academia.
Cien años con la misión consigue convertirse en una verdadera fuente de
información que nos aproxima a la hermética Academia Sueca. Francisco J. Uriz,
traductor español quien ha trabajado en las obras de Espmark, resume la
intención de este libro de una manera muy práctica: “Es una mina de
36
informaciones que podrían terminar con muchos de esos errores míticos que se
les atribuyen anualmente a los académicos suecos [….] cuando se equivocan, no
lo hacen a la ligera, sino con una enorme documentación y con razonamientos
llenos de sensatez que han evaluado dentro del estricto marco que establece el
testamento de Alfred Nobel.”
La anterior cita se publicó en El Diario El País, el 5 de diciembre del 2010,
junto con una entrevista a Kjell Espmark, en la cual expone varios comentarios
que reflejan la visión “desde adentro” de la Academia. Espmark declara que a su
juicio, las malas elecciones que se realizaron en el comienzo de la premiación se
debieron “[…] a que el jurado, a pesar de ser muy leído, votaba por aquellas obras
que tuvieran que ver con sus valores personales.”
Es precisamente la interpretación que los miembros de la Academia le han
dado a la misión encomendada por Nobel, y a la búsqueda del famoso “ideal”
literario en su elección, lo que le permite a Espmark establecer una línea de
tiempo que categoriza las etapas por las que la Academia ha pasado. Algunas de
ellas se superponen en tiempo y espacio pero convergen en su orientación.
Kjell Espmark (2008) establece en su libro: “Si se estudian con atención,
sobre todo los dictámenes del Comité Nobel, aparecen rasgos de una ideología y
una estética que explican muchas de las elecciones y rechazos que la posteridad
ha cuestionado”. Continúa aseverando que “cada época tiene su propio sello”, y
que además, “se tienen que tomar en cuenta los cambios en la composición de la
Academia y la variación de la ideología” (Introducción, párr. 3).
37
Kjell Espmark: Etapas de la Academia.
El trono, el altar y la familia.
Idealismo conservador y estética de inspiración clasicista.
• 1901 a 1912.
• Secretario permanente: Carl David af Wirsén de 1883 a 1912.
Política de neutralidad literaria.
Imparcialidad ante conflicto internacional para defender el ideal de paz mundial del Alfred Nobel.
• Primera guerra mundial.
• Secretario permanente: Hans Hildebrand en 1912, pro temporare.
• Secretario permanente: Erik Axel Karlfeldt de 1913 a 1931.
Gran humanidad cordial.
Búsqueda del gran estilo literario.
• Decenio de 1920.
• Secretario permanente: Erik Axel Karlfeldt de 1913 a 1931.
Para el lector normal.
Universalmente accesible. Obras literarias de interés humano general.
• Década de 1930.
• Secretario permanente: Per Hallström de 1931 a 1941.
Los innovadores y maestros.
Aportación del autor y su contribución a la evolución literaria.
• A partir de 1946.
• Secretario permanente: Anders Österling de 1941 a 1964.
• Secretario permanente: Karl Ragnar Gierow de 1964 a 1977.
Los maestros desconocidos.
Favorecer la continuación y evolución literaria. Orientado a la utilidad del premio.
• A partir de 1978.
• Secretario permanente: Lars Gyllensten de 1977 a a1986.
Una difusión global.
Premio a la literatura universal.
• A partir de 1984.
• Secretario permanente: Sture Allén de 1986 a 1999.
• Secretario permanente: Horace Engdahl de 1999 al 2009.
• Secretario Permanente Actual: Peter Englund desde el 2009.
38
Capítulo 3. La búsqueda del “ideal” literario.
El “ideal” de Alfred Nobel.
Uno de los grandes debates acerca del testamento de Alfred Nobel con
respecto a la entrega del Premio de Literatura es la elección de palabras que
utilizó para explicar su encomienda. “… a la persona que haya producido la obra
más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura”. La
interpretación del ambiguo concepto “idealista” es la clave para descifrar el porqué
de muchas de las acciones de la Academia Sueca.
(http://www.rae.es/)
El término idealismo nació en la Edad Moderna y se desarrolló dentro del
estudio de la filosofía; por lo tanto, el concepto no es propio de la literatura sino
que tiene un contexto filosófico. Proviene del término griego “idea”, que significa
forma o apariencia, derivada de la palabra “eido”, que significa “yo vi”. Por
Idealista.
•Que propende a
representarse las cosas de una manera ideal; que profesa la
doctrina del idealismo.
Idealismo.
•Condición de los sistemas
filosóficos que consideran la
idea como principio del
ser y conocer; aptitud de la inteligencia
para idealizar.
Idealizar.
•Elevar las cosas sobre la
realidad sensible por medio de la
inteligencia o la fantasía.
Ideal.
•Pensamiento, creencia, idea.
Idea.
•Primero y más obvio de los
actos del entendimiento, que se limita
al simple conocimiento
de algo.
39
consiguiente, una “idea” es una imagen o forma que el sujeto le da significado de
acuerdo a su pensamiento, y al contenido cognitivo que interpreta lo que ve.
Platón, cuya Teoría de las Ideas o de las Formas es el eje de su doctrina,
afirmaba que la realidad es una representación de las ideas. Todo lo que
observamos son reflejos, impresiones de las formas o ideas de nuestro
conocimiento con los limitantes que conlleva. Lo ejemplifica en su famosa Alegoría
de la caverna:
¿Qué crees que contestaría si le dijera de alguien que antes no veía más
que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la
realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más
verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a
contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees
que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más
verdadero que lo que entonces se le mostraba? (“Textos de Platón”,
http://www.webdianoia.com/platon/textos/platon_caverna.htm)
Agustín de Hipona o San Agustín, continúa en esta línea de pensamiento
filosófico platónico, cuando introduce el concepto idealista a la doctrina cristiana:
Las ideas son ciertas formas originales de las cosas, son arquetipos,
permanentes e incomunicables, que se contienen en la Divina inteligencia.
Sobre esas ideas sólo lo exclusivamente racional puede fijar su mirada,
dotado como está de la facultad que es su peculiar excelencia, esto es,
mente y razón, un poder, por así decir, de visión intelectual; y es para tal
40
intuición para la que sólo y únicamente está cualificado lo que es puro y
santo, esto es, aquello cuya mirada es normal, clara y bien adaptada a las
cosas que voluntariamente contempla (“San Agustín: Obras completas”,
http://www.augustinus.it/spagnolo/index.htm).
En la Edad Moderna, René Descartes y su célebre principio: “Cogito ergo
sum”; “pienso, luego existo”, ayudó a acuñar la filosofía idealista que logró su
mayor auge en Alemania desde finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Durante esta época se desarrolló el conocido “idealismo alemán”, escuela
filosófica originada por Immanuel Kant, y seguida por Johann Gottlieb Fichte,
Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, como sus
más distinguidos expositores.
A la par del idealismo alemán, se desarrolló el movimiento cultural y político
llamado Romanticismo, que introdujo el concepto idealista a la literatura.
Alemania, Francia y Reino Unido fueron algunos de los países en donde se dieron
grandes exponentes del género. La literatura romántica exaltaba la consciencia
humana hecha de la voluntad y sentimiento del autor. Se trataba de un lenguaje
literario libre de reglas, que lo hacía subjetivo y por lo tanto abierto a la
interpretación.
No es coincidencia que algunos de los mayores expositores del
Romanticismo inglés y francés hayan sido inspiración directa en Alfred Nobel. Es
probable que la postulación por una obra con tendencia “idealista”, haya sido con
referencia a la libertad de expresión y creatividad con la que autores como Lord
41
Byron, o Percy Bysshe Shelley se caracterizaron en sus vidas y en sus obras.
Además compartía una visión artística, literaria, y social con su entrañable amigo y
contemporáneo Víctor Hugo, quien formaba parte del movimiento cultural
romántico en Francia.
Según Kjell Espmark (2008), Georg Brandes, filosofo y afamado crítico
literario, originario de Dinamarca y nominado varias veces al Premio Nobel de
Literatura, relata en una carta personal haber preguntado al matemático y amigo
de Nobel, Gösta Mittag-Leffler, su opinión al respecto de la controversia. Se dice
que Gösta aseveró que Alfred Nobel era anarquista, y que seguramente se refería
a obras que se enfrentaran a las instituciones de la Iglesia, del matrimonio, la
monarquía, y la sociedad elitista de la época (Introducción, párr. 5).
Bajo esta misma línea, Anders Österling, poeta, quien ingresó a la
Academia en 1919 a la edad de treinta y cinco años, el más joven en ese
entonces, y miembro vitalicio por sesenta y dos años, opinaba que Nobel se había
“apropiado del idealismo utópico y el espíritu rebelde teñido de religiosidad de
Shelley; y que además aborrecía radicalmente a los curas” (Espmark, 2008,
Introducción, párr.5).
Knut Ahnlund, miembro de la Academia, que decidió renunciar en el 2005
por la elección de Elfriede Jelinek, concluyó que cuando Nobel hablaba de una
“tendencia idealista” “dejaba seguramente más campo libre a tendencias rebeldes
e independientes que lo que entendían sus intérpretes, en la medida que quisieran
entenderlo” (Espmark, 2008, Introducción, párr. 5).
42
Por otra parte Sture Allén, experto lingüista y miembro de la Academia,
realizó un estudio formal del uso de la palabra “ideal” por Nobel en otros escritos
de su autoría, y por contemporáneos. Su conclusión trató de ser imparcial, y se
limitó a establecer que Nobel quiso decir que se premiara a la obra literaria con la
que se contribuyera al “mayor bienestar de la humanidad”, como lo dice el objetivo
general de su testamento en las primeras líneas: “[…] para aquellos, que durante
el previo año hayan conferido el más grande beneficio a la humanidad”. Pero no
profundiza en cual podría ser ese bienestar y resultó ser una teoría tan subjetiva
como el testamento de Nobel (Espmark, 2008, Introducción, párr. 4).
La importancia del objetivo real de Alfred Nobel pasó a ser relevado por la
interpretación de un testamento confuso que le otorgó el poder a la Academia
Sueca, y la pauta para crear una empresa millonaria. El hecho que la Academia
acierte o cometa errores, lo hará siempre bajo una firme convicción de premiar al
“ideal” literario del momento, aunque sea uno muy diferente al que el testador
haya tenido en mente.
El “ideal” de la Academia Sueca.
Los primeros diez años de elección del Premio Nobel de Literatura fueron
marcados por el liderazgo de Carl David af Wirsén, quien para su fortuna estuvo
en el momento adecuado en la posición idónea. Wirsén entró a la Academia
Sueca en 1879 para ocupar el puesto número ocho. Fue nombrado Secretario
Permanente en 1884 después de haber mantenido el cargo pro temporare por un
año, y conservó su posición hasta 1912, año en que falleció.
43
Durante sus casi treinta años al mando, Wirsén reflejó una ideología
conservadora y clásica a lo largo de su carrera como poeta, crítico literario, y
miembro de la Academia Sueca. Estuvo en contra de las nuevas corrientes
literarias modernas y románticas, y conservó una estrecha relación con la
monarquía sueca. Además se distinguió por haber sido un gran estratega a la hora
de escoger los miembros que conformaron “su” Academia; una Academia que lo
apoyara y ratificara en sus decisiones.
Carl Rupert Nyblom Historiador de arte y literatura.
Clas Theodor Odhner Historiador.
Carl Snoilsky Poeta.
Esaias Tegnér Orientalista. (único opositor)
Hans Hidebrand Anticuario del Reino.
Karl Alfred Melin Poeta.
En la declaración para del Comité Nobel de 1905, Wirsén estableció que la
“dirección ideal” que quería seguir era la de “una elevada y sana idealidad”,
conforme la cual, las obras elegidas deberían de poseer “una autentica nobleza,
no sólo en su forma de presentarlas sino también en su concepción e ideología”
(Espmark, 2008, capítulo 1, párr. 4). Dicha ideología estaría basada en su filósofo
de cabecera: Christopher Jacob Boström, de origen sueco, quien tuvo una gran
Primer Comité Nobel.
44
influencia en el país a finales del siglo XIX. Su mayor contribución es lo que él
llamaba el “idealismo racional”.
Kjell Espmark resume en el primer capítulo de su libro la manera en que
Wirsén aplicó dicha filosofía a su propia ideología. El trono, el altar y la familia, o lo
que es lo mismo: la monarquía o Estado, la Iglesia, y el hogar, representaban los
componentes morales necesarios para aspirar al elevado y sano “ideal”.
Cuando Wirsén realizaba una crítica literaria utilizaba ese mismo sistema de
valores. Él esperaba encontrar esas virtudes en las obras seleccionadas para el
Premio Nobel de Literatura. La obra ideal que tenía en mente debía ser
respetuosa del Estado, no se aceptaba crítica social; cautelosa en su concepción
cristiana y religiosa, y conservador en los valores morales que proyectara.
Complementando su visión, Wirsén utilizaba el concepto estético del
“realismo ideal” de Friedrich Theodor Vischer, que en el mundo de la literatura
consiste en una “concreción perceptible”. Es decir, una escritura pura, clara y
objetiva, sin abstracción ni simbolismos, que buscara el equilibrio y armonía en su
Ideal
Iglesia
(El altar)
Monarquía o Estado
(El trono)
Hogar
(Familia)
Jerarquía moral de Carl David af Wirsén.
45
narrativa. Un ideal en el que no daba cabida a la mezcla de géneros por
considerarlos “impuros”, ni a lo “artificial” o lo que él considerará como
tendencioso. De acuerdo con la investigación de Espmark (2008), Wirsén
rechazaba una mezcla de ficción y realidad que “despojara de objetividad a la
presentación” (Capítulo 1, párr. 62).
Hacia finales del ciclo de Wirsén, se fueron sumando las voces, dentro y
fuera de la Academia, que demandaban un cambio. Sin embargo, a la Academia
no le fue tan fácil modificar su visión conservadora y euro centrista en las
siguientes etapas, aún después del fallecimiento de Wirsén. En 1912 fue
nombrado Secretario pro temporare Hans Hildebrand, y al año siguiente Erik Axel
Karlfeldt tomó posesión como Secretario Permanente.
En 1913 parecía empezar la era del cambio cuando por primera vez desde
su creación, le es entregado a un escritor no europeo el Premio Nobel de
Literatura. El elegido fue el poeta hindú Rabindranath Tagore, pero el estallido de
la Primera Guerra Mundial obligó a “los dieciocho” a replantear su posición y
suspender las premiaciones de 1914, y la de 1918.
Ante el conflicto bélico, la Academia propuso una política de neutralidad
literaria. La postura imparcial buscaba prevenir cualquier debate a favor o en
contra de cualquiera de los frentes políticos y de gobiernos involucrados en el
conflicto, y con ello salvaguardar la encomienda del ideal de paz de Alfred Nobel.
Asimismo cuidaba de atraer algún problema a Suecia y a los países representados
en las elecciones del Premio.
46
La política de neutralidad favorece, inclusive en los años posteriores al
conflicto, a las naciones fuera de las alianzas en guerra, y en especial a los países
nórdicos. Entre 1915 a 1920, dos escritores daneses, uno sueco y uno noruego,
fueron seleccionados. Además de un representante de Suiza, país que tampoco
participó en el conflicto.
Una vez terminada la primera guerra mundial, la ruptura decisiva con la
época de Wirsén, llega en la Academia Sueca con el cambio de la década. El tan
esperado rejuvenecimiento de la institución se concretó gracias a la dupla de Erik
Axel Karfeldt como Secretario Permanente de 1913 a 1931, y Per Hallström como
Presidente del Comité Nobel desde 1922, y posterior Secretario Permanente de
1931 a 1941.
1915 Romain Rolland Francia
1916 Carl Gustaf Verner von Heidenstam Suecia
1917 Karl Adolph Gjellerup y
Henrik Pontoppidan
Dinamarca
1919 Carl Spitteler Suiza
1920 Knut Hamsun Noruega
Ganadores del Premio Nobel de Literatura durante el
período de la “Política de Neutralidad”.
47
Por orden del año en que ingresaron, otros participantes en la renovación
de la Academia Sueca fueron:
1912 Carl Gustaf Verner von Heidenstam
1913 Johan Henrik Emil Schück
1914 Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf
1919 Anders Österling.
1922 Martin Fredrik Böök
1932 Hjalmar Hammarskjöld
Del distinguido grupo, Henrik Schück, fue el principal promotor de libertad
en la interpretación del concepto idealista de Alfred Nobel. Por años criticó desde
fuera las políticas estrechas y restrictivas que Wirsén impuso a la Academia, y una
vez dentro, propuso una “visión humanista”. Premiar obras que contribuyeran a
formar una “gran comunidad cordial” como nueva concepción del “ideal” de Nobel.
Este nuevo concepto era aún de corte conservador y su meta rápidamente
perdió la intención original. Pasó de la búsqueda humanista a la búsqueda del
“gran estilo literario”, que representara según su concepción, la “evolución” literaria
de la época. Los premios de 1921, 1923, y 1925 a Anatole France, William Butler
Yeats y George Bernard Shaw, respectivamente, son ejemplos del afán de la
academia por reconsiderar decisiones de la época anterior y por demostrar el
progreso de la institución.
48
Sin embargo, con los criterios del gran estilo se pierde la capacidad de
incluir a las corrientes literarias que se desarrollaban a principios del Siglo XX. Al
momento de evaluar, descartaron escritos por ser demasiado sencillos, no dignos,
o no lo suficiente buenos para sus elevados estándares.
En un nuevo intento por acallar las críticas que los hacía ver fuera de
sintonía con el verdadero mundo literario, Per Hallström, quien estaba ya al
mando, y con el apoyo del Comité Nobel, coincidieron que el nuevo enfoque de la
Academia debía buscar escritores capaces de llegar a un público más amplio.
Comenzaron la década de 1930 premiando a autores de cierto éxito para la
época como Sinclair Lewis, John Galsworthy, y Eugene O’Neill. Pero a pesar de
tener mejores candidatos, más accesibles, y con éxito comercial, el resto de la
década premian a personajes como Pearl Buck, el poeta finlandés Frans Eemil
Sillanpää, y el ex secretario permanente Erik Axel Karlfeldt, cuyos trabajos no han
sobrevivido la prueba del tiempo, ni lograron como autores producir más obras
significativas.
Durante la Segunda Guerra Mundial se suspendieron las premiaciones de
1940 a 1943, y con esto una nueva oportunidad de renovación emerge. Con el
premio de 1945 a la chilena Gabriela Mistral, segundo laureado de nacionalidad no
europea o estadounidense desde Tagore, comienza la época de los grandes
pioneros. Época respaldada por el nuevo líder de la Academia Sueca: Anders
Österling.
49
El sello de Österling, quien tomó posesión como Secretario Permanente en
1941, se distinguió por una nueva interpretación de la fórmula de “el que haya
hecho el mayor servicio a la humanidad”. Y decide enfocarse “en la aportación del
autor y las contribuciones que hayan posibilitado nuevas formas de ver y hayan
allanado así el camino, tanto a la evolución literaria como a una nueva sensibilidad
del público lector” (Espmark, 2008, capítulo 5, párr. 5).
De alguna manera con buscar la innovación se buscaba la validez universal
con la que aún no contaba la Academia. Durante esta transición los nuevos
miembros que se fueron integrando probaron ser elementos determinantes. Poco
a poco había aumentado el número de autores literarios en la composición de la
Academia, y para 1956 contaban con nueve escritores de diversos géneros con un
mayor aprecio y compromiso crítico por la literatura mundial contemporánea.
La oleada de innovadores y maestros se dio principalmente entre 1946 y
1960, con excepciones en años posteriores. Una vez que los principales maestros
e innovadores habían sido premiados, se consideran que muchos de los escritores
laureados posteriormente son producto de su influencia. Con el propósito de
marcar las diferencias entre autores innovadores y maestros, la Academia definió
los calificativos, de la siguiente manera (Espmark, 2008, capítulo 5, párr. 41):
Innovadores: “Aparecen como nudos de comunicación en un contexto
amplio”.
Maestros: “Completan una tradición”, se caracterizan por la “fuerza e
intensidad” de sus escritos.
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Premiado País de nacimiento Categoría
1946 Herman Hesse Suecia Innovador
1947 André Gide Francia Innovador
1948 T. S. Eliot Reino Unido Innovador
1949 William Faulkner E. U. A Innovador
1950 Bertrand Rusell Reino Unido Innovador
1951 Pär Lagerkvist Suecia Maestro
1952 Francois Mauriac Francia Maestro
1953 Winston Churchill Reino Unido Maestro
1954 Ernest Hemingway E. U. A Innovador y Maestro
1955 Halldór Laxness Islandia Innovador
1956 Juan Ramón Jiménez España Innovador
1957 Albert Camus Francia Maestro desconocido
1958 Boris Pasternak Unión Soviética Innovador
1959 Salvatore Quasimodo Italia Innovador
1960 Saint – John Perse Francia Innovador
1961 Ivo Andric Yugoslavia Maestro desconocido
1964 Jean – Paul Sartre Francia Maestro
1969 Samuel Beckett Irlanda Maestro
Innovadores y maestros
51
1988 Naguib Mahfouz Egipto Innovador
1989 Camilo José Cela España Innovador
2000 Gao Xingjian China Innovador
Karl Ragnar Gierow gobernó la Academia Sueca de 1964 a 1977, dándole
continuidad a la labor de Österling, y en 1977 tomó posesión como Secretario
Permanente Lars Gyllensten, con quien se renovó una vez más la perspectiva de
la Academia.
Gyllensten cuestionó la utilidad del premio, y declaró: “que el premio se
otorgue a una persona que todavía esté en la fase productiva de su vida, de modo
que se pueda esperar que el premio favorezca la continuación y la evolución de su
actividad”. Agregó que “el premio no ha de ser una condecoración, sino una
contribución o apuesta […] para favorecer a una obra que aún puede favorecerse
en aquel que recibe el premio y/o la orientación o los intentos que su obra
representa en la vida literaria contemporánea, en lectores y otros escritores del
frente literario” (Espmark, 2008, capítulo 6, párr. 5 y 6).
La interpretación del ideal de Gyllensten, escritor e investigador médico,
tuvo sus fundamentos, según la descripción de Espmark (2008), en “una exigencia
de calidad al premiado y una exigencia de utilidad al premio” (párr. 7). Y para eso
tenía que tratarse de una obra actual, prometedora, y que pudiera generar
continuidad. El objetivo principal era que el escritor se beneficiara en un momento
productivo, para que pudiera desarrollar sus aptitudes en el futuro próximo.
52
Además, la Interpretación de la última voluntad de Alfred Nobel orientada a
la utilidad del premio buscaba contribuir a diferentes niveles (Espmark, 2008,
capítulo 6, párr. 11):
De acuerdo a Espmark (2008, capítulo 7), Lars Gyllensten implementó
también nuevas medidas para mejorar los procesos de selección de la Academia:
1. Traducciones:
a. Se le permitió a los miembros de la Academia encargar sus propias
traducciones con ciertas limitantes.
b. Invitó a romper barreras del idioma y cultura, empezando por la
traducción de literatura que les interesara personalmente.
c. Les pidió además hacer un esfuerzo por entender el contexto original
y captar las referencias culturales antes de hacer una valoración.
2. Expertos:
Investigación por parte de expertos para asegurar el conocimiento de
una literatura extranjera y de difícil acceso. Un ejemplo es la elección de
Yasunari Kawabata en 1968, en donde intervinieron un investigador y tres
expertos para ayudar en la premiación que tardó siete años en concretarse.
Escritor original y renovador.
Le ayuda a continuar.
Género literario postergado.
Destaca y logra apoyo.
Idioma o ámbito cultural.
Se favorecen.
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3. Alta capacidad lingüística y literaria dentro de la Academia. Ingreso por
orden de los siguientes miembros permanentes, y sus especialidades:
1968 Artur Lundkvist Literaturas extranjeras, énfasis en habla española.
1981 Kjell Espmark Poesía moderna.
1982 Gunnel Vallquist Literatura francesa.
1983 Knut Ahnlund Literatura de habla española.
1985 Göran Malmquist Literatura moderna china.
1992 Katarina Frostenson Literatura francesa.
1997 Per Wästberg Literatura africana.
1999 Horace Engdahl Critico Influyente. Literatura rusa.
Desde mediados de los ochenta hasta la fecha, la Academia se ha
enfocado en orientar el ideal de Nobel a una “difusión global”. Los cambios que se
establecieron contribuyeron a una mayor representación de naciones entre los
laureados. Sture Allén, quien fue el Secretario Permanente de 1986 a 1999,
Horace Engdahl de 1999 al 2009, y el actual Secretario, Peter Englund, han dado
continuidad al proyecto.
Para Englund no es intencional el dejar fuera ciertas regiones del mundo.
Como Secretario Permanente reconoce que la visión euro centrista de la
Academia Sueca continúa progresando. Han servido de mucho los esfuerzos por
54
encontrar más y mejores expertos, dentro y fuera de la Academia, y la ayuda de
traducciones que cada día son de mejor calidad, permitiendo evaluaciones más
completas, y acercándolos al gran talento que existe en todo el mundo.
El cambio en el número de países representados en el Premio Nobel de
Literatura, es notorio. En primera instancia en el período comprendido de 1901 a
1979, es decir antes de que se planteara la política de “difusión global”, sólo siete
escritores de países fuera de Europa y los Estados Unidos de América habían sido
seleccionados, en comparación con los doce elegidos en el período de 1980 al
2014.
Por otra parte, durante el mismo período de los primeros setenta y ocho
años de la premiación, se enaltecieron veinticuatro naciones diferentes, la mayoría
de ellas europeas y de forma repetitiva. En los últimos treinta y cuatro años son
veintiséis los países representados, con una mayor diversidad de nacionalidades,
prácticamente una diferente cada año.
En el caso del género de los laureados, que poco se ha mencionado,
también es notorio un cambio. Tan sólo en los últimos veintitrés años se han
premiado a siete escritoras con respecto a las seis ganadoras de los primeros
noventa y un años en la historia del Premio. Un gran avance o una deuda saldada
que hace de las trece elegidas una historia aparte.
55
Capítulo 4. La mujer en la Literatura.
Un breve recuento.
La mujer ha estado presente siempre en el mundo de la literatura. Ha sido
la musa, la protagonista o el ideal que impulsa una historia a través de la pluma
del autor. Sin embargo, es su papel como escritora la que recibe protagonismo en
época reciente. Durante el siglo XIX, pero sobre todo en el siglo XX, la
participación activa de la mujer en el ámbito literario ha desembocado en el éxito
comercial y reconocimiento crítico del que goza en la actualidad.
Son cada vez más las escritoras que logran hacerse acreedoras por mérito
propio de la libertad creativa y estabilidad financiera con la que cualquier artista
anhela. Sólo basta con verificar las listas de los libros más vendidos. No obstante,
el camino no ha sido fácil ni libre de obstáculos. La historia de las mujeres en la
literatura está marcada por aquellas que dedicaron su existencia para enfrentar a
una sociedad hostil y reacia a la idea que la mujer tomara las riendas de su propio
destino.
A pesar que no género literario es exclusivo de un sexo en particular, es
importante distinguir que lo escrito por mujeres, para mujeres, y la literatura
feminista no son lo mismo. La “escritura femenina” tiende a ser englobada en un
solo concepto con contenidos que a simple vista podrían parecer similares, pero
que tienen un abismo de diferencias. Encasillar obras de autores femeninos pudo
haber sido oportuno en épocas pasadas, cuando sí era notoria la diferencia en la
56
educación recibida y el contexto en el que vivían. La literatura actual sólo debe dar
cabida a categorizaciones de género literario y evaluaciones de calidad.
Las primeras etapas en la historia de las mujeres como escritoras, se
desarrollaron por siglos en el ámbito de lo privado. Desde siempre escribieron en
sus diarios la experiencia de ser mujeres, relatando historias en cartas, apuntes, o
manuscritos hasta entonces menospreciados en su importancia.
Mariana Gaitán, miembro de la Facultad de Filosofía y Letras en la
Universidad de Buenos Aires, realizó un análisis literario de las obras de Virginia
Woolf titulado: La búsqueda de la identidad como mujer y como escritora, en el
que asevera que de acuerdo a Woolf, la mujer ocupaba un lugar central en la
literatura, pero secundario en la realidad.
La mujer de la ficción de siglos pasados era “construcción del hombre, una
idealización, creada y manipulada por la mente de un escritor masculino”. La
realidad daba constancia de mujeres sin voz propia en la literatura. Es hasta que
la mujer emprende su camino hacia la búsqueda de identidad propia, y reclama su
espacio ante la sociedad, que logra iniciar su desarrollo como escritor.
La literatura es, posiblemente, dentro de las artes y las profesiones
liberales, el ámbito al cual entra antes la mujer. Escritoras como Jane
Austen, George Eliot o las hermanas Bronté, abrieron un camino allá por el
siglo XIX que no ha parado de ensancharse y llenarse hasta hoy en día.
Muchas mujeres pasean y circulan por él; porque también desde el siglo
XIX, son legión las mujeres que consumen literatura, hecho, que por otra
57
parte, no pasa por alto a los editores y el resultado son colecciones y
colecciones que se dirigen a hipotéticas o reales compradoras. Esther
Tusquets (Tello, “La voz de la mujer en la literatura”).
El principal conflicto al que la mujer aspirante a ser escritora se enfrentaba
a principios del siglo XX, era la posibilidad de afirmarse como tal. El entorno y las
circunstancias dificultaban encontrar un estilo y lenguaje efectivos para
expresarse. Las limitaciones de una sociedad falta de modelos y referencias que
sirvieran de inspiración, hacían nula o poca la transmisión de textos escritos por
mujeres. Aunado a la falta de tradición en el ámbito literario por parte de críticos y
especialistas del medio, que aún no ponían atención suficiente a los escritos
femeninos.
El empoderamiento de la mujer en el mundo de la literatura se facilitó en
gran medida con el paulatino acceso a los recursos necesarios para alimentar en
ellas no sólo el deseo, sino el valor de plasmar sus pensamientos. El incremento
de su participación está directamente relacionado con la obtención de derechos,
que ahora podrán parecer básicos, pero que han sido motivo de lucha por
alcanzarlos:
1. Derecho educativo, y con ello el derecho a leer. Narra Virginia Woolf en su
afamado libro Una habitación propia, que al intentar recaudar información para
poder dictar una conferencia, se le prohibió ante su asombro la entrada a la
biblioteca de la Universidad de Oxford, ya que sólo acompañada de algún
profesor, o con un permiso por escrito, podría acceder.
58
El libro fue publicado en 1928; la conferencia en cuestión tenía que abarcar,
en toda ironía, el tema de las “Mujeres y la Novela”. Woolf cuestionaba
entonces lo que se necesitaba para ser una escritora, y cómo habrían hecho
sus predecesoras para sobrevivir el calvario de poder expresarse en una
sociedad patriarcal.
A pesar de los obstáculos, estamos ahora lejos de las épocas en que sólo
las mujeres que eran parte de la nobleza o religiosas recibían educación. Los
lamentos de Sor Juana Inés de la Cruz por ser apartada de sus preciados
libros han sido reivindicados al otorgar el derecho a la mujer de recibir mayor
educación, y por consecuente acceso a la lectura.
Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura en 1991, aseguró en una
entrevista publicada en nobelprize.org, que la única ventaja real que ella
recuerda de haber sido una niña blanca en Sudáfrica, fue tener acceso a la
biblioteca, y concluye dando el mayor consejo para cualquier aspirante a ser
escritor: “leer, leer, leer” (Stanford, 2005).
2. Derecho político. El derecho de la mujer a votar conllevó una lucha que
comenzó desde finales del siglo XIX, y se extendió a mediados del siglo XX
para algunos países. Entre ellos México, donde oficialmente las mujeres
ejercieron su derecho al sufragio en 1955. El hecho de obtener dicho derecho
significó una esperanza para las mujeres que escondían sus escritos, o que se
ocultaban detrás de un seudónimo masculino. Finalmente podrían contribuir
con su voz y voto ante una renovada sociedad.
3. Derecho laboral. Aunque la mujer ha contribuido en la fuerza laboral por siglos,
es el reconocimiento formal, la discriminación, y la desigualdad de
59
oportunidades los verdaderos temas a discutir. La emancipación económica de
la mujer en conjunto con el derecho a votar, y el derecho a una mejor
educación, son responsables de que existan estudios de género, y una
literatura feminista, que demandó una merecida equidad social a través de las
letras, símbolo de la mezcla de sentimientos y expresiones que van más allá
de los ecos de denuncia.
Con la obtención de derechos y una mayor libertad, las mujeres escritoras
se enfrentaron a un proceso de autodescubrimiento en el que fueron las grandes
ausentes: escritoras en géneros literarios como la poesía, el teatro, la crítica
literaria o el periodismo, que tardaron mucho más tiempo en desarrollarse. En su
lugar, se distinguieron autoras de libros para niños, traductoras, o críticas de
textos del pasado, así como de nuevos géneros literarios, como la novela por
entregas, o la novela por denuncia.
Según la escritora Amparo Tello (“La voz de la mujer en la literatura”),
Virginia Woolf señaló un punto importante al aseverar que la mujer se incorpora al
mundo de la literatura “[…] inclusive antes que a otras actividades creativas,
porque para escribir no es preciso un título académico, ni conocimientos
especializados. No es preciso abandonar el hogar, ni adaptarse a un horario
riguroso. Sólo se necesita una pluma, lápiz o bolígrafo y unas hojas de papel”.
Afortunadamente la tendencia entre muchas de las escritoras célebres del
siglo pasado con respecto a la falta de educación formal, también ha ido
cambiando. Toni Morrison, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1993,
60
escribió su primera novela “Ojos Azules”, “a lápiz y de madrugada” cuando tenía
casi cuarenta años. Ella contaba con maestría, fue profesora de afamadas
universidades, y trabajó como editora de Random House (Aguilar, 2009).
Selma Lagerlöf Grado Universitario.
Grazia Deledda Educación Primaria.
Sigrid Undset Educación Media Superior.
Pearl S. Buck Maestría.
Gabriela Mistral Educación Primaria.
Nelly Sachs Educación Primaria.
Nadine Gordimer Universidad. No concluida.
Toni Morrison Maestría.
Wislawa Szymborska Universidad. No concluida.
Elfriede Jelinek Grado Universitario.
Doris Lessing Educación Media Superior.
Herta Müller Grado Universitario.
Alice Munro Universidad. No concluida.
Actualmente existen miles de universidades alrededor del mundo ofreciendo
programas académicos, diplomados, cursos, conferencias, y talleres que
favorecen la creatividad del escritor. Es un hecho que la creciente equidad en el
Nivel académico de las mujeres ganadoras del Premio nobel de Literatura.
61
mundo educativo y laboral enaltece la idea que la literatura no sólo no tiene sexo,
sino que puede generar grandes ingresos.
En una era tecnológicamente competitiva, el universo de la imaginación que
ofrece la literatura ha sabido adaptarse a las nuevas exigencias. De la mano de
tales exigencias, las mujeres reafirman su protagonismo arrasando en premios
literarios, encabezando las listas de los libros más vendidos, y publicando sin
parar. Sin embargo, aún existen brechas por llenar. Los campos del periodismo e
investigación siguen siendo no explorados lo suficientemente por mujeres.
Según un artículo publicado por BBC Mundo en abril del 2014, una
encuesta realizada en el 2011 por la Fundación Wikimedia, reveló que las mujeres
representan solamente el 9% de los editores de Wikipedia, dato relevante si se
toma en cuenta que dicho portal se ha convertido en uno de los grandes
buscadores enciclopédicos del nuevo siglo, con más de cuatrocientos millones de
visitantes al mes.
Si más mujeres contribuyen en escribir artículos para el portal, tendrán más
repercusión con su opinión y sus historias; y eso es algo que vale la pena
compartir, así como vale la pena continuar con la creación de una tradición escrita
en la que mujeres inspiren a más mujeres a escribir, sin miedo, no importando el
tema, el ámbito, o el género literario. Lo importante es escribir.
62
El “ideal” de Alfred Nobel representado en las trece elegidas.
El reconocimiento al trabajo de las escritoras contemporáneas no ha
pasado desapercibido para la Academia Sueca. De los últimos diez Premios Nobel
de Literatura, cuatro han sido para mujeres, un promedio de una ganadora cada
dos años y medio, un panorama muy diferente al de los primeros años de la
entrega, cuando tuvieron que pasar hasta veinticinco años entre las premiadas.
La época en que la representación femenina tuvo un significativo período de
invisibilidad, entre 1967 a 1990, coincide con el apogeo del movimiento feminista.
Dicho movimiento encontró en la escritura un foro importante para su lucha:
mujeres escribían osadamente sobre política, sexualidad, religión, discriminación e
injusticia. Hecho que pudo haberles restado mérito ante los ojos conservadores de
la Academia Sueca.
Cuando finalmente, en 1991, Nadine Gordimer inauguró un nuevo ciclo, las
cosas habían cambiado, tanto para la mujer como para la Academia. Las mujeres
elegidas en los últimos veintitrés años tienen en común haber heredado los
beneficios de la lucha de sus antecesoras. Gozaron del acceso a un mayor nivel
educativo y tuvieron la opción de dedicarse libremente a la escritura en su vida
adulta. Estas mujeres no sólo ganaron un premio, sino que lograron cruzar
fronteras con su arte.
Por su parte la Academia Sueca desarrolló nuevos y mejores instrumentos
de selección durante las décadas de los ochenta y noventa, que les permitieron
reencontrarse con el talento femenino, y ponerse al corriente con el mundo
63
literario. Tomando como referencia el libro de Kjell Espmark (2008, capítulo 6), “El
Premio Nobel de Literatura: Cien años con la misión”, llama la atención en las
etapas de la Academia, dos puntos:
1. Durante las dos ausencias considerables de mujeres ganadoras, entre 1946 y
1966, y entre 1966 y 1991, se premiaron mayoritariamente a los llamados
“innovadores, maestros y maestros desconocidos”.
2. Algunas de las escritoras laureadas después de 1991 tienen los elementos
suficientes para ser parte de una etapa concreta de la Academia.
La respuesta de la Academia Sueca, según Espmark, fue la siguiente:
1. Las mujeres escritoras no fueron innovadoras, ni son desconocidas pues han
contado con aceptación comercial. Son las “administradoras de un legado”.
2. A partir de 1991, la Academia hizo labor de justicia a las “grandes narradoras
de la experiencia femenina”.
El ciclo orientado a la “difusión global”, comenzó a mediados de la década
de los ochenta; funcionaba bajo la premisa de honrar a la literatura universal, y
con ello expandir los alcances de la Academia. Significó acallar las críticas que por
años se habían realizado de sus elecciones y limitadas capacidades. El propósito
principal de la Academia ya no era buscar una interpretación del ideal de Alfred
Nobel, sino encontrar más allá de las fronteras europeas, dignos representantes
de la literatura.
De tal manera se premió al primer africano, Wole Soyinka en 1986; al
primer egipcio, Naguib Mahfouz en 1988, y al primer mexicano, Octavio Paz en
64
1990. El ideal de la Academia adquirió un nuevo compromiso consigo misma y con
el mundo literario. De cierta manera, es probable que por fin se encaminara al
verdadero objetivo que Alfred Nobel tenía en mente al establecer la premiación.
Durante los últimos treinta años veintiséis países diferentes se han visto
representados en la elección del Premio Nobel de Literatura. La diversidad de los
seleccionados ha incluido el notorio y mencionado incremento en la participación
femenina. Es evidente que a partir de 1991 una etapa alterna buscó representar el
ideal de la literatura universal a través de la “experiencia femenina”.
Selma Lagerlöf 1909 El trono, el altar y la familia.
“En apreciación del elevado idealismo,
imaginación vivida y percepción espiritual
que caracterizan sus escritos.”
Grazia Deledda 1926 Gran humanidad cordial.
“Por sus escritos inspirados en lo
idealista que con claridad plástica
representan la vida de su isla nativa y
con profundidad y simpatía lidian con
problemas humanos en general.”
Etapas de la Academia a las que corresponden las ganadoras del
Premio Nobel de Literatura.
65
Sigrid Undset 1928 Gran humanidad cordial.
“Principalmente por su poderosa
descripción de la vida del norte (de
Europa) durante la Edad Media.”
Pearl S. Buck 1938 Para el lector normal.
“Por sus ricas y verdaderas descripciones
épicas de la vida campesina en China y
por sus obras maestras biográficas.”
Gabriela Mistral 1945 Los innovadores y maestros.
“Por su notable contribución como
innovadora de la poesía contemporánea”
Nelly Sachs 1966 Los innovadores y maestros.
“Por su excepcional escritura lírica y
dramática, que interpreta el destino de
Israel con fuerza conmovedora.”
66
Nadine Gordimer 1991 Experiencia femenina.
“Quien a través de su magnífica escritura
épica ha sido, en las palabras de Alfred
Nobel, de gran beneficio a la humanidad.”
Toni Morrison 1993 Experiencia femenina.
“Quien en novelas caracterizadas por
fuerza visionaria y sentido poético, otorga
vida a un esencial aspecto de la realidad
americana.”
Wislawa
Szymborska
1996 Experiencia femenina.
“Por poesía que con precisión irónica
permite que el contexto histórico y
biológico salga a la luz en fragmentos de
realidad humana.”
Elfriede Jelinek 2004 Experiencia femenina.
“Por su fluidez musical de voces y contra
voces en novelas y obras de teatro que
con extraordinario celo lingüístico revelan
lo absurdo de los clichés de la sociedad y
su poder subyugante.”
67
Doris Lessing 2007 Experiencia femenina.
“Esa épica narrativa de la experiencia
femenina, que con escepticismo, fuego y
poder visionario ha sometido una
civilización dividida al escrutinio.”
Herta Müller 2009 Experiencia femenina.
“Quien con la concentración de poesía y
la franqueza de la prosa, representa el
paisaje de lo desposeído.”
Alice Munro 2013 Maestra.
“Maestra del cuento contemporáneo.”
68
Capítulo 5. Las idealistas.
Las tres primeras mujeres ganadoras del Premio Nobel de Literatura tienen
en común haber sido elegidas para representar un ideal literario conservador
característico de las etapas iniciales de la entrega. El camino hacia el Premio
Nobel, sin embargo, no fue sencillo para ninguna de estas escritoras europeas.
Sus nominaciones fueron ampliamente debatidas, y sus elecciones fueron
duramente cuestionadas en la posteridad. Lo que es indiscutible, es el hecho de
ser recordadas como las pioneras en la interpretación del ideal literario femenino.
La primera mujer ganadora del Premio Nobel de Literatura, tuvo la distinción
de ser originaria del mismo país que su fundador, Alfred Nobel. Selma Lagerlöf
nació el 20 de noviembre de 1858 en Marbacka, Suecia, en una familia que pasó
de más a menos cuando su padre Erik Gustar, ex militar, perdió todos sus bienes
y cayó en el alcoholismo. Su hermano mayor, Johan, se hizo cargo de la familia y
en 1881 consiguió un préstamo para apoyar a Selma en sus estudios.
Selma se especializó en el campo de la docencia. Inició en el Liceo Sjöberg
para Señoritas, y posteriormente en el Real Seminario Superior para Estudios
Superiores en Estocolmo. Su primer trabajo fue como profesora en Landskrona,
escuela primaria para niñas. Debido al gran agradecimiento que sentía por su
hermano mayor, le obsequió boletos de viaje para que junto con su familia
emigraran a los Estados Unidos en 1890, y siguió apoyándolo económicamente
durante su vida.
69
De niña, Selma Lagerlöf sufrió displasia infantil de la cadera, hecho que
favoreció su afición a la lectura. A los siete años leyó Oceola, el gran jefe de los
seminolas de Thomas Mayne Reid, famoso por sus libros de aventuras del viejo
oeste, que la inspiró a ser escritora. Para los diez años había leído La Biblia, obras
de los Hermanos Grimm, Esaias Tegnér, Carl Michael Bellman, Alexandre Dumas,
y Walter Scott; para ser introducida en su adolescencia a William Shakespeare,
Lord Byron y Johann Wolfgang von Goethe.
A los doce años comenzó a escribir poemas que hablaban de su amada
tierra Marbacka. Cuando se convirtió en profesora, su evidente talento le ganó la
simpatía de fieles adeptos. Uno de ellos fue la baronesa Sophie Adlespame, figura
del movimiento feminista sueco que le ayudó a conseguir una beca para que se
dedicara tiempo completo a terminar su primera obra: La Saga de Gösta Berling. A
pesar de que hoy en día es uno de sus trabajos más conocidos, no fue un éxito
instantáneo, pero su popularidad fue creciendo con los años.
Selma estuvo siempre consciente de
su entorno; fue una incansable luchadora de
los derechos de la mujer, y activista política,
lo mismo que actuaba contra la pobreza y la
ignorancia. Donó además su medalla de oro
del Premio Nobel para juntar fondos como apoyo a la resistencia finlandesa
durante la Guerra de Invierno contra la Unión Soviética.
70
En 1914 se convirtió en la primera mujer en ser miembro de la Academia
Sueca y poco tiempo antes de morir, a los ochenta y un años, el 16 de marzo de
1940, ayudó a refugiar intelectuales alemanes perseguidos por nazis, entre ellos a
la poetisa alemana judía Nelly Sachs, quien se convertiría en la sexta mujer
ganadora del Premio Nobel de Literatura.
Entre los homenajes que su patria le ha brindado a Selma Lagerlöf, se
encuentran el museo construido en su antigua casa, el billete de veinte coronas
que llevaba su rostro desde 1991, y el Premio Literario Selma Lagerlöf que
anualmente otorga cien mil coronas. Además, la Academia Sueca emitió una serie
de sellos postales conmemorativos.
A pesar de la enorme simpatía y popularidad con la que Selma contó en
vida, su elección fue una de las más debatidas. Según los archivos de la
Academia Sueca, Selma fue nominada por seis años consecutivos, entre 1904 y
1909, por veintinueve nominadores. Constantemente rebasada en la contienda
final, su historia con la Academia estuvo muy cerca de ser completamente
diferente gracias a Carl David af Wirsén, quien luchó abiertamente en contra de
premiarla.
La obra de Selma Lagerlöf, que rayaba en el romanticismo; se contraponía
con la ideología conservadora y el concepto estético que Wirsén había hecho
suyo, y por consecuencia de la Academia Sueca. Según la investigación de Kjell
Espmark (2008), la lista de objeciones contra Lagerlöf, incluían el estilo “impuro”
en que mezclaba ficción y realidad; su “manera de contar” que era abstracta y
71
llena de simbolismos que le “restaban armonía a la narrativa”; y al “diseño
artificial”, que “carecía de la sencilla verdad natural”. (Capítulo 1, párr. 62)
En 1904, Harald Hjärne, miembro de la Academia Sueca, fue el primer y
único nominador de Selma Lagerlöf en ese año. Sus argumentos fueron descritos
en una carta dirigida a Esaias Tegnér el 26 de diciembre de 1903:
El premio Nobel justamente ahora puede tener un gran significado para su
obra. Ella necesita una situación segura para no tener que dedicarse a
escribir folletines y narraciones navideñas. Nobel ha manifestado con
claridad que su premio debería servir de ayuda para continuar una
actividad. Ello ocurre de preferencia si recae en escritores que están en la
plenitud de su capacidad […] reforzaría su posición aquí en Casa, de una
manera particularmente firme (Espmark, 2008, capítulo 8, párr. 13).
En 1905 es nominada por un grupo de profesores de universidades de
Noruega, Suecia y Finlandia: Anton Bang, Adolf Noreen, Valfrid Vasenius, y
Fredrick Wulff. Bang repite su nominación en 1906, y Noreen y Wulff la nominan
en total cinco veces cada quien, de 1905 a 1909. En 1907 otro miembro de la
Academia se une a la candidatura de Lagerlöf, Gottfried Billing, que la nomina por
tres años consecutivos, para culminar con una nominación colectiva en 1909, junto
con los siguientes miembros de la Academia: Claes Annerstedt, Harald Hjärne, J
Vitalis, A Norström, Waldemar Rudin, Albert Gellerstedt y Karl Alfred Melin.
Otros nominadores de Lagerlöf en 1909, incluyeron a Hans Lange, y Axel
Olrik de la Real Academia Danesa de Ciencias y Letras; Karl Warburg, director de
72
la Biblioteca Nobel; Eugène Lewenhaupt, Leopold Frits Läffler, Erik Brate, y Carl
Carlsson Bonde, miembros de la Academia Real de Letras, Historia y
Antigüedades de Suecia; y los profesores suecos Otto Sylwan, Gustaf
Cederschiöld, L Stevenow, Johan Vising, y Ewert Wrangel.
Los votos a favor de Selma Lagerlöf se fueron sumaron con los años y para
1908 estuvo más cerca que nunca de ganar, pero no fue el caso, ya que Wirsén
logró frenar su premiación por última vez. En 1909 obtiene once nominaciones y la
mayoría de votos en una elección no unánime pero decisiva, gracias a los
argumentos que utilizaron sus defensores:
Esaias Tegnér: “Selma Lagerlöf sería de mucha más ayuda en la aspiración a
los ideales, con el espíritu puro y amoroso que en unión de una floreciente
poesía y un rico flujo de fantasía, caracteriza sus libros”; “Ha actuado al
servicio de lo bueno, de lo ideal y de la humanidad”. (Espmark, 2008, capítulo
1, párr. 63)
Karl Alfred Melin: “Excepcional talento para crear visiones”; “al mundo se le
recuerde que la patria de Nobel también tiene literatura”. (Espmark, 2008,
capítulo 1, párr. 63)
Estos últimos argumentos nacionalistas son los que convencieron a Wirsén,
de otorgar finalmente el Premio Nobel de Literatura a Selma Lagerlöf, por su
“elevado idealismo, imaginación vivida y percepción espiritual”. Si bien Wirsén
estaba perdiendo fuerza en los últimos años de su ciclo como Secretario
Permanente, era también cierto que Selma logró demostrar la unión entre la
73
practicidad y lo conservador del ideal que buscaba representar la Academia. Era
además, en efecto una importante representante local, y era el momento de
premiar a un ciudadano sueco en una época en que los méritos literarios no eran
el principal objetivo de la premiación.
El discurso realizado por Claes Annerstedt, entonces Presidente de la
Academia Sueca, el 10 de diciembre de 1909, estuvo plagado de comentarios
patrióticos, enalteciendo a Selma por su talento, pero dejando muy claro la
relevancia que alguien con la misma nacionalidad de su fundador fuera
reconocido: “Suecia luchó por un premio mundial en la batalla por el honor [...] Su
logro literario es tan importante que debe ser contado entre aquellos considerados
propiedad de la humanidad, y que están llenos de idealismo como Nobel lo
requirió”.
Continúo destacando las cualidades de Selma Lagerlöf como escritora:
Pureza y simpleza de dicción: Claridad de expresión. “Hija leal que ha
administrado la rica herencia de su lengua madre”.
Belleza de estilo: “La grandeza de su arte consiste en su habilidad de usar su
corazón”.
Poder de imaginación: “Dar a su visión la fuerza de la realidad. Gran intelecto
para moldear sus personajes”.
Fuerza ética: “Representa el alma de la gente o el pueblo sueco”.
“Sentimiento religioso profundo”.
74
Con una descripción que contradecía completamente los argumentos que
alguna vez Wirsén había utilizado en su contra, Selma Lagerlöf finalmente
encajaba por completo en el ideal que enaltecía: “el trono, el altar y la familia”.
Para la década de los años veinte, con Erik Axel Karlfeldt al mando, un
nuevo perfil del ideal de Alfred Nobel había emergido: “la gran humanidad cordial”.
El concepto propuesto por Henrik Schück, miembro de la Academia Sueca desde
1913, tuvo la misión de orientar el ideal de Alfred Nobel hacia el lado humanista.
La búsqueda del gran estilo literario brindó dos laureadas: Grazia Deledda y Sigrid
Undset.
Grazia Deledda nació el 27 de septiembre de 1871.
Era originaria de la provincia de Nuoro en Cerdeña, Italia,
lugar que tiene su propio dialecto: el sardo. El italiano,
idioma con el cual se dio a conocer como escritora, lo
aprendió como segunda lengua en la escuela. Deledda era
de familia numerosa y acomodada. Su padre, Giovanni
Antonio, fue un poeta aficionado, que publicó un periódico local y fue alcalde de
Nuoro en 1892. Su madre, Francesca Cambosu, era muy conservadora, religiosa
y rígida.
La educación formal de Grazia constó de cuatro años a nivel primaria,
después recibió clases particulares, y profundizó como autodidacta en sus
estudios literarios. Como su gran inspiración, menciona a Giovanni Verga, mayor
representante de la corriente literaria verista, que fue originada en Italia y consiste
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en presentar con objetividad y precisión situaciones y emociones reales a través
de los personajes del relato.
Sus primeras publicaciones fueron a los diecisiete años en la revista
L’ultima moda, bajo un seudónimo por el miedo a la reacción de la sociedad y de
su madre. Su primera obra de éxito fue En el azul, de 1890. A lo largo de su
carrera, escribió más de treinta novelas, cuatrocientos cuentos, artículos, obras de
teatro, ópera y poemas.
Sus personajes eran complejos, sumergidos en situaciones dramáticas,
luchando en contra del destino. Eran inspirados en la vida real de su entorno, y de
su propia familia, que vivió grandes tragedias. Su hermana Enza, tuvo un amorío
con un hombre comprometido, hasta que fue obligada a casarse para evitar mayor
vergüenza. Sin embargo, murió desangrada por un aborto espontaneo. Grazia la
encontró, la limpió y la recostó en su cama, donde se mantuvo a su lado, sola, por
un largo tiempo.
Su hermano Andrea, era alcohólico, mujeriego, ladrón, con tendencias
suicidas, y terminó en la cárcel. Su otro hermano Santus, era el orgullo de la
familia hasta que sufrió graves quemaduras en su cuerpo cuando realizaba un
experimento, y acongojado por el dolor físico cayó en el alcoholismo. Por último,
su madre, Francesca, sufrió de profundas depresiones, dejando a Grazia a cargo
de la familia y sus negocios.
Su vida cambio para bien cuando se casó con Palmiro Madesani,
funcionario del Ministerio de Guerra, al que conoció en Cagliari en octubre de
76
1899, y con el que se fue a habitar a Roma. Vivió una vida tranquila, junto con sus
dos hijos, aunque nunca pudo dejar atrás a sus fantasmas. Deledda murió el 15
agosto de 1936 a los sesenta y cuatro años, fue enterrada con el vestido que llevó
a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura. Sus restos descansan
en la tumba familiar ubicada en su lugar de origen: Nuoro.
Nominada desde 1913 por los académicos italianos Luigi Luzzatti y
Ferdinando Martini, el reconocimiento llegó después de catorce años, en 1926:
“Por sus escritos inspirados en lo idealista que con claridad plástica representan la
vida de su isla nativa y con profundidad y simpatía lidian con problemas humanos
en general.”
Entre Luzzatti y Martini, así como Carl Bildt, miembro de la Academia
Sueca, nominaron a Deledda un total de catorce veces. Sin embargo, la
candidatura de Grazia tuvo su mayor aliado en la presencia de Henrik Schück,
quien supo combatir las objeciones de algunos otros miembros de la Academia
Sueca, como Per Hallström, a quien el trabajo de Grazia Deledda le parecía “sin
Idealismo Expresividad
plástica Humanismo
Gran Estilo Literario
Plástico: Dicho de un estilo o una frase. Que por su concisión, exactitud y
fuerza expresiva da mucho realce a las ideas o imágenes mentales.
(www.rae.es)
77
unidad interior”, y sin “un valor tan alto como para ostentar un Premio Nobel”.
(Espmark, 2008, capítulo 2, párr. 42)
Schück nominó a Grazia en 1925 y 1926, consiguiendo que el Secretario
Permanente, Erik Axel Karfeldt también la apoyara, declarando que admiraba “su
concepción idealista de la vida y de sus problemas morales, su compasión por los
que sufren, su fina psicología […] el dulce y armonioso estilo […] y su capacidad
de describir “expresivamente”. (Espmark, 2008, capítulo 2, párr. 42)
Henrik Schück, quien en ese entonces era el Presidente de la Fundación
Nobel, fue el encargado de encabezar la ceremonia de premiación el 10 de
diciembre de 1927. En su discurso enlistó las numerosas cualidades de la
escritora:
“Historias llenas de dilemas morales, pasiones y debilidades humanas”.
“Influencia en canciones e historias folclóricas, y escritores locales”.
“Estilo como el de los grandes maestros de la narrativa; tiene las marcas
características de todos los grandes novelistas”.
“La estructura, relevancia social, colores vividos, descripciones de la
naturaleza, realismo en personajes, descripción vivida de costumbres”.
“Maestra en el arte de fusionar realismo con idealismo”.
Para Schück, Grazia Deledda cumplía con la encomienda de Alfred Nobel,
quien “querría que el Premio de Literatura fuera para alguien que en sus escritos
diera a la humanidad el néctar que infunde la salud y la energía de una vida
moral”. En el banquete posterior a la ceremonia, el Arzobispo Nathan Södeblom,
78
miembro de la Academia Sueca, le dedicó las siguientes palabras a la laureada:
“El proverbio dice “todos los caminos llevan a Roma”; en su trabajo literario todos
los caminos llevan al corazón humano”.
Con dos años de diferencia, en 1928, la siguiente galardonada, Sigrid
Undset, comparte con su predecesora el don de la expresividad que le dio a sus
descripciones de la vida medieval nórdica, el poder suficiente para ser catalogada
dentro del “gran estilo literario”.
Sigrid Undset nació el 20 de mayo de 1882 en
Kalundborg, Dinamarca, pero su familia se trasladó a
Noruega cuando ella tenía dos años. Su padre
Ingvald Martin Undset, arqueólogo de reconocimiento
mundial, especializado en la Edad de Hierro en
Europa, muere cuando ella tenía once años. Su madre Charlotte Gyth, distinguida
joven de origen danés, se ve en la necesidad de trabajar para mantener a sus tres
hijas. Sigrid, siendo la mayor, tuvo que abstenerse de ir a la universidad, y
consiguió un trabajo a los dieciséis años como secretaria.
Gracias a que formó parte de un hogar culto, donde se hablaba alemán y
francés, y se leía historia y literatura inglesa, es que pudo continuar con sus
aspiraciones de ser escritora. Su trabajo como secretaria del director de una
compañía alemana de ingeniería lo conservó por diez años, tiempo que empleó
para escribir simultáneamente su primera novela.
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Debido a la influencia de su padre, desarrolló una fascinación por la
mitología escandinava e historias y sagas medievales. A los veintidós años
terminó el manuscrito de su primer libro, pero fue rechazado. Eso no la detuvo, y
dos años después logró que se publicara. Consiguió una beca para escritores
jóvenes que le permitió viajar por Europa. En Roma conoció a su futuro marido, el
pintor noruego Anders Castus Svarstad, quien era nueve años mayor que ella,
casado y con tres hijos.
Undset y Svarstad contraen nupcias en 1912, después de que él obtuviera
el divorcio, y se mudan a Londres. Seis meses después vuelven a Roma, donde
nace su primer hijo en 1913. Su segunda hija nace con retraso mental y antes del
nacimiento de su tercer hijo el matrimonio se disuelve, y Anders la abandona con
sus hijos y los hijos del primer matrimonio de él.
Para 1919, el mismo año en que su tercer hijo nace, consigue el divorcio y
no vuelve a casarse. Instala su nuevo hogar junto con sus tres hijos en una casa
de campo en las cercanías a Lillehammer, en donde escribe su obra más
reconocida: Kristin Kavransdatter.
Después de su divorcio, y ante la incertidumbre de un futuro incierto, Sigrid
se refugia en la religión. A pesar de haber sido criada por padres ateos, las nuevas
creencias de Undset hacen que se convierta al catolicismo a los cuarenta y dos
años, en 1924, hecho escandaloso para la época, y raro en un país
mayoritariamente luterano.
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En 1940 donó su medalla de oro, obtenida por el Premio Nobel de
Literatura, al igual que lo había hecho Selma Lagerlöf, para apoyar a la resistencia
finlandesa ante la invasión soviética. Al estallido de la Segunda Guerra Mundial su
hijo mayor Anders, oficial del Ejército noruego, muere a los veintisiete años en un
enfrentamiento con tropas alemanas, y poco tiempo después muere su hija
enferma. Ante la inminente ocupación alemana de Noruega, huye a Estados
Unidos de América con su único hijo vivo.
Sigrid Undset regresó a Noruega para su liberación en 1945, pero no vuelve
a escribir. Muere cuatro años después a los sesenta y siete años, el 10 de junio de
1949, víctima de esclerosis múltiple. Fue enterrada en la misma tumba que sus
dos hijos fallecidos cerca del que fue su hogar en Lillehammer, Noruega.
Para cuando Sigrid Undset fue reconocida con el Premio Nobel de
Literatura, estaba en la cúspide de su carrera literaria; sin embargo algunos
miembros se preocuparon por la pesada y densa narrativa de “difícil inteligibilidad”
y de “cierta monotonía”. El gran don de revivir con vívidas descripciones a épocas
pasadas, no conectaba del todo con el lado humanista que para ese entonces
buscaba la Academia Sueca. (Espmark, 2008, capítulo 3, párr. 52)
La cita utilizada para anunciar su triunfo es algo ambigua: “Principalmente
por su poderosa descripción de la vida del norte (de Europa) durante la Edad
Media.” Sin embargo, los argumentos a favor rescatan una candidatura que estuvo
rondando por cuatro años, entre 1922 y 1928, gracias a que sus obras poseían un
toque majestuoso e intenso que cumplía la cuota del “gran estilo”.
81
Frederil Poulsen, arqueólogo y miembro de la Real Academia Danesa de
Ciencias y Artes la nominó por primera vez en 1922. En 1925 se recibió otra
nominación por parte de la misma Academia, sin especificar nombres, y en 1926,
otro miembro, Ulrik Motzfeldt, la nomina de nuevo. En 1928, la nominación corre a
cargo de Helga Eng, miembro de la Academia Noruega de Ciencias y Letras.
Per Hallström, Presidente del Comité Nobel, resaltó en el discurso de
entrega del premio, el 10 de diciembre de 1928: “el honor, religión, e historia, que
le dio voz a una era […] con una enorme fuerza literaria y moral en sus novelas,
con personajes recios, grandiosa humanidad, marcados por pasiones, y una
religiosidad poderosa y afilada”, argumentos que bien podrían haber sido
formulados por Carl David af Wirsén veinte años atrás.
En gran medida, las primeras etapas de la Academia Sueca quisieron
enaltecer valores y estilos conservadores para justificar una orientación mal
definida. Cabe recalcar una vez más, que se trató de una época en la que no se
premiaba el mérito literario, sino el conjunto virtuoso reflejado por el escritor y sus
obras. A pesar de sus esfuerzos, la Academia tuvo un inicio confuso, y comprobó
Per Hallström
Honor
Religión
Historia
Carl David af Wirsén
Trono
Altar
Familia
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no estar preparada para distinguir las verdaderas aportaciones de los autores
reconocidos. Con la elección de las tres primeras escritoras: Selma Lagerlöf,
Grazia Deledda y Sigrid Undset tuvieron tres ejemplos de idealistas, sólo que no
como lo habían concebido.
Sus triunfos significaron un idealismo alterno al que el conservadurismo de
la Academia quería demostrar. Con Lagerlöf en especial, tuvieron en sus manos
un gran ejemplo de la que probablemente haya sido la intención original de Nobel.
Ella era independiente, trabajó arduamente aun después de su triunfo, y nunca
bajó la guardia en su afán por beneficiar a la humanidad en la medida de sus
posibilidades. Dignificó además a la literatura de su país y apoyó a otros escritores
y colaboradores.
Selma Lagerlöf fue una feminista antes de que el concepto existiera, y tanto
ella, como Deledda y Undset tuvieron momentos difíciles en sus vidas que les
sirvieron para reafirmar su evidente valentía. El simple hecho de haber sido
mujeres que crecieron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, haciendo lo
que amaban, es admirable y representan un verdadero “elevado idealismo”.
Lamentablemente la Academia Sueca utilizó enfoques forzados para que
cupieran en la versión limitada de una institución que aún no tenía una visión
integral de la literatura, y mucho menos de la mujer escritora. Las mujeres que
inauguraron la participación femenina en el Premio Nobel de Literatura, lograron
ser reconocidas como escritoras, publicaron sus obras, y vivieron de ello, razones
de más para llamarlas “idealistas”.
83
Capítulo 6. El ideal multicultural.
Con las siguientes tres mujeres ganadoras del Premio Nobel de Literatura,
la Academia Sueca optó por representar estratégicamente los primeros indicios de
una visión multicultural. Pearl S. Buck, Gabriela Mistral y Nelly Sachs fueron
premiadas en diferentes décadas y bajo distintas orientaciones idealistas,
sirviendo de homenaje simbólico a las culturas olvidadas.
El enfoque al ideal literario de la década de los treinta, con Per Hallström
como Secretario Permanente, influyó para que la cuarta mujer seleccionada
obtuviera la victoria. Una victoria significativa, cabe destacar, ya que a diferencia
de la mayoría de los laureados, Pearl S. Buck ganó el Premio Nobel de Literatura
el primer año en que fue nominada.
Pearl Sydenstricker, cuarta de siete hijos, nació en 26 de junio de 1892, en
Hillsboro, Virginia Occodental, en Estados Unidos de América, pero creció en
China, donde vivió por grandes períodos de su vida desde los tres meses de edad
hasta los cuarenta años. Sus padres, Absalom y Caroline Sydenstricker, eran
misioneros presbiterianos que viajaban constantemente a este país. Fue educada
por su madre en inglés y por un tutor local en mandarín, y era una ardua lectora y
admiradora de Charles Dickens.
En 1911 viajó a Estados Unidos para asistir a la Universidad Randolph-
Macon, regresando a China en 1914. El apellido con el que se diera a conocer la
autora: Buck, lo tomó de su primer esposo, John Lossing Buck, economista de
agricultura, con quien se casó en 1917. Su primera hija, Carol, nació en 1921 con
84
retraso mental severo, y durante el parto fue sometida a una histerectomía. No
pudo tener más hijos biológicos pero en 1925 adoptó a una bebé, Janice.
Por años, Pearl y John Buck, trabajaron como profesores en la Universidad
de Nanking, lugar donde fijaron su residencia. En 1924, tomaron un año sabático
que ella aprovechó para obtener su grado de maestría en Estados Unidos, en la
Universidad de Cornell. Pearl S. Buck comenzó a publicar historias y ensayos en
1920. Su gran inspiración siempre fue China y su gente, con quienes tenía un gran
vínculo emocional, y ellos influyeron en su estilo directo y sencillo.
Tras dieciocho años de matrimonio, en 1935, la pareja Buck se divorció y
tomaron caminos diferentes, aunque ella conservó el apellido por cuestiones
artísticas. Al poco tiempo se casó por segunda ocasión con Richard Walsh,
ejecutivo de la compañía que le publicó su primera novela: Viento del este. Junto
con Richard se mudó a Estados Unidos en 1934, donde compraron una granja en
el condado de Bucks, Pensilvania y adoptaron seis niños más.
Pearl se preocupó por que en su país aminorara el
racismo contra las personas asiáticas y abogó por la adopción
de niños, que en aquel entonces no eran considerados
elegibles por su casta. En 1949 fundó, junto con otros
activistas, Welcome House, primera agencia de adopción en
que aceptaban niños asiáticos y mestizos. En 1964 instituyó
la Fundación Pearl S. Buck, con el propósito de combatir la pobreza y poca
educación de los niños en países asiáticos, abriendo orfanatos en varias países.
85
A su muerte, el 6 de marzo de 1973, a los 81 años por cáncer en los
pulmones, había dejado un gran legado humanitario y literario con más de ochenta
y cinco libros de todo tipo, un guión cinematográfico y un libro de cocina. Fue
enterrada en su granja en Pensilvania, en una tumba que ella misma diseñó. En
su lápida se puede leer una inscripción en chino que representa su nombre: Pearl
Sydenstricker.
Propuesta por los miembros de la Academia, Bo Bergman, Torsten
Fogelqvist, Sven Hedin y Henrik Schück, la ideología “para el lector normal”,
encontró en las “ricas y auténticas descripciones épicas de la vida campesina
China” (Espmark, 2008, capítulo 4, párr. 21) de Pearl S. Buck a un “autor de
pequeño formato pero de ámbito universal” (Espmark, 2008, capítulo 4, párr. 20).
Su historia de vida, y la cultura asiática reflejada en sus páginas, ajena a la
mayoría del mundo occidental, hicieron de su propuesta, un triunfo inesperado.
Su novela más exitosa La buena tierra, vendió un millón ochocientas mil
copias en el primer año, fue traducida a más de treinta idiomas, y ganó el Premio
Pulitzer en 1932. Anders Österling, miembro de la Academia, declaró, que el
triunfo de Buck era “una especie de confirmación a su fama mundial” (Espmark,
2008, capítulo 4, párr. 20). No escatimó en elogios para la escritora que, según su
apreciación, contaba con un “rango clásico y con ello la demandada perspectiva
de vida duradera, algo bastante raro en la literatura contemporánea” (Espmark,
2008, capítulo 4, párr. 21).
86
Desde el punto de vista de la Academia Sueca, Buck llenaba los requisitos
de una escritora “universalmente accesible”, con historias que transcurrían en un
país lejano, pero que conectaban con las emociones del lector. No obstante, las
reacciones inmediatas fueron negativas. Muchos críticos se preguntaban si
contaba con el mérito y la calidad suficiente, debate que se evidenció con tiempo
ya que Buck no volvió a tener un éxito similar, y a pesar que continúo publicando,
su calidad como escritora se vio duramente cuestionada.
La buena tierra ha sido comparada con otras dos obras publicadas en la
misma década: Lo que el viento se llevó y Las uvas de la ira. Las tres novelas
comparten características similares en sus temas. Sin embargo, es su
trascendencia en el tiempo lo que las diferencia.
Teniendo como fondo el campo, y lidiando con temas como el racismo, la
pobreza, la injusticia, y la desigualdad social, no es coincidencia que las tres obras
hayan sido escritas y publicadas durante la etapa de la Gran Depresión
Económica que comenzó en 1929, y sacudió a los Estados Unidos, y al mundo.
Las tres obras hicieron acreedores a sus autores del Premio Pulitzer y críticos y
lectores los alabaron en su momento.
"La buena tierra"
Pearl S. Buck
1931
"Lo que el viento se
llevó" Margaret Mitchell
1936
"Las uvas de la ira"
John Steinbeck
1939
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Sin embargo, las obras de Margaret Mitchell y John Steinbeck figuran en
algunas de las listas de los mejores libros de la historia y de los más vendidos.
Más aún, para Steinbeck no fue el único éxito crítico y comercial, ya que continúo
produciendo grandes obras llegando a ser reconocido como uno de los grandes
escritores de la literatura norteamericana, obteniendo el Premio Nobel de
Literatura en 1962.
Si la Academia buscaba llegar al lector normal con obras “universalmente
accesibles” y de “interés humano general”, aprendieron la lección de no
precipitarse a reconocer a un autor que recién comenzaba a resaltar. Desde hace
tiempo, la Academia es muy cuidadosa en premiar a escritores que han
comprobado su talento a través de una trayectoria, y no en un solo libro.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial surgió entre “los dieciocho” la
necesidad de reconocer a los que marcaron la pauta a seguir en términos
literarios. La inauguración del nuevo ciclo de premiación a los grandes
“innovadores y maestros”, llegó con el reconocimiento al primer escritor
sudamericano, y única mujer latinoamericana en haber obtenido el Premio Nobel
de Literatura: Gabriela Mistral.
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga nació el 7 de abril de
1889 en Vicuña, Chile. Su padre, Juan Jerónimo Godoy Villanueva, quien era
profesor, y su madre Petronila Alcayoga Rojas se separaron cuando ella tenía tres
años. Su media hermana, por parte de madre, Emelina Molina Alcayaga fue su
primera maestra, y una gran influencia en su vida.
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A los quince años, comenzó su carrera como maestra ayudante en la
Escuela de la Compañía Baja en La Serena. En 1908 fue maestra en la localidad
de La Cantera y después en Los Cerrillos. En realidad, Mistral nunca estudió
formalmente la carrera de docencia, ni asistió a la universidad. Sin embargo, en
1910, revalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal N.1 de Santiago, y
obtuvo título oficial de Profesora de Estado.
La distinguida trayectoria como profesora
en su país, llevó a Gabriela Mistral a vivir a México
de 1922 a 1924. Invitada por José Vasconcelos a
participar como consultora de la reforma al
sistema educacional, pudo contribuir con sus
conocimientos y experiencias en escuelas rurales, y con ideas creativas que
incluyeron a la clase trabajadora y a los niños indígenas.
Los méritos que logró en materia educativa en su país y en México fueron
superados por su carrera como poeta. Tomando como inspiración a su padre,
despertó en ella una temprana inclinación a escribir poesía. En 1904 comenzó a
escribir formalmente y en 1914 obtiene su primer premio por Sonetos de la
Muerte. Tiempo en el cual empieza a firmar sus obras como Gabriela Mistral, en
homenaje a sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D’Annunzio y el francés
Fredéric Mistral, quien ganó el Premio Nobel de Literatura en 1904.
En 1922 compone su obra maestra Desolación. A partir de 1933 trabajó
como cónsul de su país en ocho diferentes países por cerca de veinte años.
89
Gabriela Mistral nunca se casó ni tuvo hijos. Su gran amiga, que algunas teorías
sugieren que era su pareja sentimental, la escritora estadounidense Doris Dana,
quedó como única albacea de sus bienes materiales e intelectuales.
1932 Génova, Italia
1933 Madrid, España
1934 Lisboa, Portugal
1936 Guatemala, Guatemala
1939 Niza, Francia
1940 Niterói, Brasil
1941 Petropólis, Brasil
1945 Los Ángeles, EUA
1946 Santa Bárbara, EUA
1948 Veracruz, México
1950 Nápoles, Italia
1953 Nueva York, EUA
Son múltiples los homenajes que Gabriela recibió en vida, y que
aumentaron después de su muerte. Su fallecimiento aconteció el 10 de enero de
1957 en Nueva York, a los sesenta y siete años de edad. Desde entonces,
escuelas, universidades, centros culturales, premios, becas, calles, plazas, y
avenidas llevan su nombre, tanto en Chile como en el resto de Latinoamérica.
Lugares en que Gabriela Mistral trabajó como Cónsul de Chile.
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En 1939, un grupo de intelectuales latinoamericanos, encabezados por la
escritora ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós, deciden postular a Gabriela Mistral
como candidata al Premio Nobel de Literatura. Los archivos de la Academia
Sueca, indican que en efecto su nombre aparece entre la lista de candidatos por
primera vez en 1940.
La nominación fue presentada oficialmente por Luís Galdames y Yolando
Pino Saavedra, profesores de la Universidad de Santiago. Durante los siguientes
cinco años acumuló un total de ocho nominaciones. De 1941 a 1944, fue
nominada por el miembro de la Academia Hjalmar Hammarskjöld. Afonso Costa,
miembro de la Academia Literaria Brasileña, la nominó en 1942, y Elin Wägner,
miembro de la Academia Sueca, la nominó en 1945, año en que el candidato más
fuerte, el escritor francés Paul Valéry muere, abriendo la oportunidad de premiar a
Mistral y de manera simbólica a Latinoamérica, que hasta entonces había sido
completamente ignorada por los académicos.
La escritora chilena recibió el Premio Nobel de
Literatura, “Por su notable contribución como innovador
de la poesía contemporánea”. Hjalmar Gullberg,
miembro de la Academia Sueca, alabó a Mistral en la
presentación del premio, el 10 de diciembre de 1945,
por: “Su poesía lirica, que inspirada por emociones
poderosas, la ha convertido en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el
mundo Latinoamericano”. Con ello, Gabriela Mistral inauguraba oficialmente la
91
época de los innovadores, que dicho sea de paso, fue una de las mas atinadas y
prolíficas etapas de la Academia.
Si Mistral era la “reina espiritual de Latinoamérica”, la siguiente mujer en la
lista es la representante del “espíritu judío”. Leonie Sachs, mejor conocida como
Nelly Sachs, recibió el sexto Premio Nobel de Literatura para una mujer. Premio
que fue compartido con el israelita Shmuel Yosef Agnon.
Hija de judíos alemanes, William Sachs y Margaretre Karger de Sachs,
Nelly nació el 10 de diciembre de 1891 en Schöneberg, Alemania. En su casa la
literatura y el arte en general ocupaban un lugar importante. De niña fue muy
enfermiza por lo que sus padres la sobreprotegieron y no la alentaron a trabajar o
acudir a la universidad.
Fue educada en casa por instructores privados. Su primera gran pasión fue
la danza; soñaba con ser bailarina, y sus primeros versos fueron dedicados al
baile. A los diecisiete años publicó sus primeras poesías, y en ellas encontró
escape a sus pensamientos y emociones. Nelly era sumamente introvertida y
temerosa al mundo exterior, nunca se casó o tuvo hijos, y cuidó de su madre hasta
que falleció.
La amistad por correspondencia que sostuvo por años con Selma Lagerlöf
la salvó literalmente de morir en manos de los nazis. Su familia entera había sido
exterminada, a excepción de su madre. La idea la aterrorizaba y a una semana de
que tuvieran que reportarse en un campo de concentración, Lagerlöf negoció con
92
la nobleza sueca para que ayudaran a Nelly y a su madre a refugiarse en Suecia.
Lamentablemente, Lagerlöf murió antes que Sachs emigrara.
Sachs nunca volvió a Alemania, aunque todas sus obras fueron escritas en
alemán. Durante los años siguientes, Nelly se dedicó a hacer traducciones y
continúo escribiendo poesía y obras teatrales. El material que había escrito previo
a la guerra se perdió cuando huyó. Tuvo serios problemas emocionales durante el
resto de su vida, que rayaban en la paranoia. Con la muerte de su madre sufrió
una crisis nerviosa y tuvo que ser hospitalizada, pero continuó escribiendo, lo que
le dio la fuerza necesaria para salir adelante.
Nelly Sachs murió el 12 de mayo de 1970, a los setenta y ocho años de
edad, en Estocolmo, Suecia, coincidentemente el mismo año en que murió
Shmuel Agnon. Su experiencia durante el holocausto y después del mismo, se vio
reflejada en su trabajo, y alteró para siempre su vida, su visión del mal, y del
sufrimiento. Los verdugos no pudieron contra el espíritu y la sensibilidad del
pueblo judío, por eso sus poemas describen un mensaje de reconciliación con la
metamorfosis que significó el Holocausto para la humanidad (Korin, 2003).
Al obtener Nelly Sachs el Premio Nobel de Literatura en 1966, “Por su
excepcional escritura lirica y dramática, que interpreta el destino de Israel con
fuerza conmovedora”; y Shmuel Yosef Agnon: “Por su profundamente
característico arte narrativo con motivos de la vida del pueblo judío”, quedó claro
que el reconocimiento a ambos escritores era un homenaje al pueblo judío y que
93
el ideal representado no estaba orientado hacia la escritura innovadora, que fue
característica de la época.
En el discurso emitido por Anders Österling en la ceremonia de premiación,
el 10 de diciembre de 1966, explicó la justificación detrás de la elección: “Dos
grandiosos autores judíos que representan el mensaje de Israel a nuestro tiempo”,
asegura que, “[…] El compartir el premio tiene una especial justificación: el honrar
a dos escritores, que aunque escriban en dos idiomas diferentes, están unidos por
una nobleza espiritual y se complementan en sus esfuerzos por presentar el
patrimonio cultural del pueblo judío a través de la palabra escrita”.
Sobre Nelly Sachs, expresó: “Con emotiva
intensidad de sentimientos le ha dado voz a la
tragedia mundial del pueblo judío, que ella lo ha
expresado en lamentos liricos de belleza dolorosa
y en leyendas dramáticas. Su lenguaje simbólico
brillantemente combina un inspirado idioma
moderno con ecos de la poesía bíblica ancestral. Identificándose ella misma
completamente con la fe y el misticismo ritual de su gente, la señorita Sachs ha
creado un mundo de imágenes que no calla la terrible verdad”.
Ante la necesidad de la Academia Sueca por expandir sus horizontes, las
elecciones de estas escritoras significaron una inclusión superficial de culturas
antes no estimuladas. A través de la pluma de Pearl S. Buck se reconoció por
primera vez la cultura oriental. En sus escritos, los académicos descubrieron una
94
perspectiva de China inigualable y adaptable al mundo occidental. Era una
perspectiva con la que se identificaban y además funcionaba, pues en su
momento gozaba de éxito comercial y era predecible que continuaría ascendiendo
en su carrera.
Por otra parte, con Gabriela Mistral, los académicos encontraron la
oportunidad de premiar al mundo literario latinoamericano. Ella no pertenecía
enteramente a la etapa de los Innovadores, pero su nominación llegó en un
momento en que era necesario seleccionar a alguien de América Latina, y la
suspensión de la premiación de 1940 a 1943, había impedido que sucediera
antes. Su triunfo sirvió de enlace entre el final de la etapa para el lector normal, la
posguerra, y el inicio de los innovadores.
El homenaje a la comunidad judía, en la figura de Nelly Sachs, tardó en
darse. Es posible que la política de neutralidad adoptada desde la primera guerra
mundial, hiciera que los académicos se alejaran de cualquier literatura que se
pudiera asociar a la guerra, y en especial al Holocausto. Previo a ambas guerras
habían sido premiados cinco escritores alemanes, para después no ser
reconocidos hasta 1972 con Heinrich Böll.
Nelly Sachs oficialmente ganó el Premio Nobel de Literatura representando
a Suecia por haber adquirido dicha nacionalidad después que le otorgaran refugio.
De acuerdo a los archivos de la Academia, había sido nominada por primera vez
en 1963 por Gierow y Gerhard Heilfurth, profesores alemanes. En 1964 no hay
registro con su nombre, y es muy probable que su siguiente nominación haya sido
95
emitida el mismo año en que ganó, pero será algo comprobable hasta en un par
de años, cuando los archivos de nominación del año de 1966 estén disponibles.
La verdadera contribución de las tres escritoras radica en el impacto
multicultural que aportaron, más allá de sus triunfos. Con la motivación creada al
premiar escritores de diversas partes del mundo o pertenecientes a otras culturas,
seguramente buscaban propiciar un incremento en la diversidad de nominadores y
nominaciones, empezando por las mismas ganadoras.
Según los archivos, Pearl S. Buck nominó en dos ocasiones al escritor
chino Lin Yutang, en 1940 y en 1950. También nominó en 1958 al escritor
Junichiro Tanizaki, quien era considerado uno de los mejores exponentes de la
literatura japonesa. Con ello Buck demostró su conocimiento y defendió su vínculo
con la literatura oriental, mientras que Gabriela Mistral defendió la latinoamericana,
nominando al mexicano Alfonso Reyes en 1949, y al poeta peruano Alberto
Hidalgo en 1953.
Cuando se habla del ganador del Premio Nobel de Literatura, todo empieza
por una nominación. El hecho de incluir en la contienda a personajes que tuvieran
conocimientos y contacto con otras literaturas significaba ya una ventaja para la
Academia. En el transcurso de los siguientes años, sin embargo, un largo silencio
se suscitó para la mujer después del triunfo de Nelly Sachs. Un silencio que se
prolongó por veinticinco años.
96
Capítulo 7. Las administradoras del legado.
Las “administradoras del legado”, como las nombró Kjell Espmark, tienen la
característica en común de haber presenciado en carne propia la lucha de mujeres
y hombres por ser más libres, obtener mayores derechos, y ser vistos con
igualdad. Las consecuencias de la herencia literaria de tantos y marcados
fenómenos liberadores de la historia humana, permiten en especial a la mujer,
compartir su visión, y su experiencia femenina.
De los argumentos oficiales detrás de sus victorias se sabe poco. No se
puede saber con exactitud quién las nominó, quiénes votaron a favor o en contra,
o por cuántos años fueron candidatas. Los archivos de la Academia Sueca están
sellados por cincuenta años, pero la amplia cobertura mediática y los discursos o
entrevistas que la misma Academia difunde, dan una noción del porqué de sus
elecciones.
La experiencia femenina.
La séptima ganadora del Premio Nobel de Literatura, Nadine Gordimer,
nació en Springs, Gauteng Sudáfrica, el 20 de noviembre de 1923. Era hija de
inmigrantes judíos: Isidore Gordimer, de Lituania, y Hannah Myers de Inglaterra.
Nadine no fue educada bajo alguna religión en particular, aunque estuvo en una
escuela católica durante su educación primaria. A su madre le preocupaba su
salud, por lo que pasó muchas horas leyendo y validando materias desde su
hogar.
97
A la edad de quince años comenzó su carrera como escritora de cuentos
para niños. Acudió a la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, por un
año. En 1949 publicó su primera colección de cuentos Face to Face. Ese mismo
año contrajo matrimonio con el dentista Gerald Gavron, con quien tuvo una hija
que actualmente vive en Francia. Dicho matrimonio sólo duró tres años.
En 1953 publicó su primera novela: The Lying Days, y
al año siguiente se casó por segunda ocasión con Reinhold
Cassirer, refugiado alemán que combatió con el ejército
británico en la Segunda Guerra Mundial.
Tuvieron un hijo, Hugo, quien se
convirtió en cineasta y radica en Nueva York. Su matrimonio
duró cuarenta y siete años hasta que Reinhold falleció de
enfisema pulmonar en el 2001.
La inspiración de Nadine Gordimer como escritora, estuvo altamente
influenciada por su afición a la lectura, hábito que ella consideraba la mejor forma
de convertirse en escritor. Pero también por la experiencia de haber sido testigo
de primera fila de la verdadera y cruel cara del racismo en Sudáfrica. En particular
tres hechos marcaron su vida, y la impulsaron a ser una activista incansable
durante la época del apartheid:
1. La policía allanó su casa cuando era niña, buscaban confiscar documentos de
sus sirvientes negros. Además su madre fundó una guardería para niños de
raza negra, algo poco común y valiente para la época.
98
2. El arresto de su mejor amiga, Bettie du Toit, en
1960. Ella era activista política del Partido del
Congreso Nacional Africano. Gordimer y su
esposo la ayudaron a refugiarse en Inglaterra,
ante la amenaza de que la condenaran por
traición.
3. La masacre de Sharpeville, que sucedió el 21
de marzo de 1960, en la que policías mataron a
sesenta y nueve personas. La marcha era en
contra de la “Ley de Pases”, que pretendía
darles una especie de pasaporte interno a los
ciudadanos de raza negra. Dicha ley dictaba dónde tendrían acceso, y en caso
de infligir podían ir a la cárcel.
Amiga y colaboradora de Nelson Mandela, le
ayudó a escribir el famoso discurso Estoy preparado
para morir, que emitió en el juicio al que fue
sentenciado a prisión de por vida. Cuando obtuvo su
libertad, veintisiete años después, Gordimer fue una de las primeras personas en
reunirse con él, y lo apoyó en su posterior carrera política.
Nadine Gordimer falleció en 13 de julio del 2014, a los noventa años,
habiendo escrito trece novelas, más de doscientos cuentos, y varios volúmenes de
ensayos. Sus obras han sido traducidas en más de treinta idiomas. Recibió 15
doctorados honorarios y premios literarios importantes. Cuando ganó el Nobel en
99
1991, contaba ya con una gran cantidad de lectores que reconocían entre líneas el
poderoso análisis político, de “Quien a través de su magnífica escritura épica ha,
en las palabras de Alfred Nobel, sido de gran beneficio a la humanidad”.
Para Per Wästberg (2001), miembro de la Academia, “El Nobel a Gordimer
puso los reflectores en un país con una transición dolorosa, de racismo opresivo a
democracia turbulenta”. Él insiste en que el trabajo de Gordimer “[…] refleja el
camino de la pasividad y ceguera, a la resistencia y lucha; las amistades
prohibidas, el alma censurada, y las redes clandestinas. Ella ha trazado una zona
libre donde es posible imaginar cómo sería una vida más allá del apartheid […]
Escribió como si la censura no existiera […] dando una perspectiva de las raíces
de la lucha y mecanismos de cambio que ningún historiador pudo haber ilustrado”
En una entrevista realizada en abril del 2005 por Simon Stanford, Nadine
Gordimer habló acerca de la vida después del apartheid: “La vida no acabó con el
apartheid; una nueva vida comenzó.” “La novela como historia trabaja en la
dimensión imaginativa, siempre en una expedición en los misterios de la
experiencia humana”.
Sture Allén, entonces Secretario Permanente de la Academia Sueca, emitió
el discurso de presentación del Premio Nobel de Literatura, el 10 de diciembre de
1991, y se refirió a Gordimer con las siguientes palabras: “El arte está del lado del
oprimido […] Ella siente responsabilidad política y está consciente de sus
consecuencias, pero no deja que afecte su trabajo”. Nadine Gordimer compartió
su experiencia de la mejor manera que sabía hacerlo: escribiendo.
100
La siguiente escritora le enseñó al mundo que una mujer de raza negra
también podía ser protagonista dentro y fuera de la ficción. Chloe Anthony
Wofford, conocida en el mundo literario como Toni Morrison, es la octava mujer
ganadora del Premio Nobel de Literatura, “Quien en novelas caracterizadas por
fuerza visionaria y sentido poético, otorga vida a un esencial aspecto de la realidad
americana”, la realidad afroamericana.
Morrison nació el 18 de febrero de 1931 en Lorain, Ohio, en Estados Unidos
de América. Su familia era de clase trabajadora; su padre George Wofford era
soldador y su madre Ramah, era trabajadora doméstica. Su vida en Lorain fue
tranquila ya que tuvo la fortuna de crecer en un entorno integrado que le permitió
desarrollar sus habilidades sin el estigma del color de su piel, aunque no era ajena
a la tensión racial que se vivía fuera de su comunidad.
Su deseo de ser escritora nació cuando era niña. En su familia tenían la
tradición de reunirse a contar historias. Adultos y niños por igual, realizaban
narraciones llenas de espiritualidad y misticismo. Toni se benefició de esa
herencia afroamericana que enriqueció su imaginación, estimuló su creatividad, y
promovió en ella una afición a la lectura.
Encontró gran inspiración en Jane Austen, Fyodor Dostoievsky, y León
Tolstoi. “Esos libros no estaban escritos para una niña negra en Lorain, Ohio, pero
estaban tan magníficamente hechos que los entendí, ellos hablaban directamente
a mí fuera de su propia especificidad” (Thao, Dipasquale, Meyer, 2007). Le
101
impresionaba no sólo lo mucho que ella podía sentirse identificada, sino la manera
en que dichos autores presentaban su propia cultura, algo a lo que ella aspiraba.
Toni Morrison es un seudónimo literario compuesto de
su segundo nombre Anthony, y del apellido del que fuera su
esposo por seis años, el arquitecto jamaiquino, Harold
Morrison. Casada con él de 1958 a 1964, tuvo dos hijos:
Harold y Slade. Previó a su matrimonio, había obtenido el
título en Literatura Inglesa de la Universidad de Howard en
Washington, D.C, en 1953, y la Maestría en Artes en 1955 de
la Universidad de Cornell.
Fue profesora en distinguidas universidades, entre ellas la Universidad de
Texas Southern en Houston, y las Universidades de Howard, Yale y Princeton.
También ejerció el puesto de editora literaria para Random House en Nueva York,
desde donde influyó para que la literatura escrita por afroamericanos adquiriera
mayor reconocimiento.
Su primera novela publicada fue Ojos azules, en 1970. La historia gira
alrededor de la vida de Pecola, una niña afroamericana que desea tener ojos
azules. La protagonista es maltratada por prácticamente todos en su comunidad,
violada por su padrastro y llevada a la locura. La tendencia de explorar el papel de
la mujer negra en sociedades dominadas por el racismo y por hombres, se
manifestó en todas sus obras.
102
Su novela más alabada es Beloved, por la cual Toni Morrison ganó el
Premio Pulitzer en 1988. El tema central de la obra es la esclavitud, en donde la
protagonista mata a su hija para evitar que se convierta en esclava, y el fantasma
de ésta regresa a atormentarla. En la dedicatoria del libro se puede leer: “Sesenta
millones y más”, en alusión a los africanos y descendientes muertos por el tráfico
de esclavos a través del Océano Atlántico en el siglo dieciséis.
Su lista de célebres novelas se extendió a la década de los noventa y el
nuevo siglo. Morrison tiene actualmente ochenta y tres años, y es ampliamente
respetada en su país por su contribución literaria y cultural. Su compromiso con la
comunidad afroamericana se ha visto reforzado con su labor política, que la ha
llevado a apoyar a candidatos demócratas en su camino a la Presidencia de los
Estados Unidos, como fue el caso de Bill Clinton, y al actual Presidente, Barack
Obama.
Existen versiones que sugieren que el nombre de Toni Morrison apareció en
la lista de candidatos de la Academia Sueca desde 1987 cuando publicó Beloved.
Sin embargo, la Academia Sueca no parecía estar lista para reconocerla aún. Era
un ciclo en que se contraponían dos tendencias idealistas. Por un lado estaba la
orientación hacia a la utilidad del premio, destacando a los “maestros
desconocidos” que contribuían a la evolución literaria; por otro lado, comenzaban
a reconocer a la literatura universal.
Toni Morrison no era considerada una personalidad desconocida, ya que
gozaba de éxito crítico y comercial, y tampoco se le consideraba como una
103
renovadora destacada de la novela. Cuando surge de lleno la etapa orientada al
ideal de “difusión global”, uno de los primeros reconocidos, en 1986, fue el escritor
nigeriano Wole Soyinka. Tanto él como Morrison representan la comunidad de
raza negra que antes no había existido en el horizonte del premio.
Sture Allén, manifestó en su discurso de
presentación, el 10 de diciembre de 1993, del
Premio Nobel de Literatura, que Toni Morrison “le
ha dado a los afroamericanos su historia de vuelta,
pieza por pieza […] El lector deriva gran placer por
su excelente técnica narrativa […] Sus novelas dejan una impresión perdurable de
empatía, y compasión con los seres humanos”. Es simplemente “una artista
literaria de primer grado”.
De primer grado es también la novena mujer ganadora del Premio Nobel de
Literatura, Wislawa Szymborska, una de las pocas poetisas reconocidas por la
Academia. Testigo del Holocausto, la autora polaca, probablemente dio el discurso
más corto y elocuente al recibir su premio:
Persona que no tiene la rutina de recibir el Premio Nobel. La misma
persona que no tiene la rutina de expresar su reconocimiento. Dentro de mi
lengua materna, como dentro de cada lenguaje, existen muchas palabras
bonitas a elegir. Pero me parece que en esta ocasión la palabra más
sencilla tiene más sentido: Gracias (“Banquet Speech”, http://www.nobel
prize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1996/szymborska-speech.html).
104
Wislawa Szymborska nació el 2 de julio de 1923, en la pequeña comunidad
polaca llamada Kórnik. Su familia se mudó a Cracovia cuando ella tenía ocho años
y vivió ahí hasta su muerte, el 1 de febrero del 2012. Sus últimos años los pasó en
un sencillo departamento sin mayores lujos, pero “en el que nunca faltaban ni los
bombones ni el brandy” (Rodríguez Marcos, 2012)
Estudió Literatura Polaca y Sociología en la
Universidad Jagellónica, sin embargo no concluyó por falta
de dinero. Sus inicios en el mundo literario fueron como
traductora de obras francesas y como ilustradora de libros
de texto. Dentro del círculo literario de la época en su país,
tuvo la oportunidad de conocer al poeta polaco, Czeslaw
Milosz, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1980,
quien significó un mentor para ella.
En 1945 Szymborska publicó su primer poema y en 1948 contrajo
matrimonio con el poeta Adam Wlodek, de quien se divorció seis años después.
Sus primeras obras en prosa fueron censuradas por sus ideas socialistas. Cabe
recalcar que Szymborska fue miembro activo del grupo socialista de la República
del Pueblo de Polonia y del Partido de Trabajadores Polacos Unidos.
Escribió dieciséis colecciones de poesías. Cuando ganó el Nobel en 1996
“Por poesía que con precisión irónica permite que el contexto histórico y biológico
salga a la luz en fragmentos de realidad humana”, no había más que un puñado
de poemas suyos traducidos al español. Afortunadamente eso cambió después de
105
su triunfo. Su estilo poético es difícil de traducir, a decir del periodista español
Javier Rodríguez (2012), sus “versos están llenos de paréntesis que contradicen,
retocan y matizan cada uno de los términos que va anotando”.
Szymborska no era judía, así que no fue enviada a un campo de
concentración, pero vivió de cerca los horrores cometidos en su tierra. Fue
obligada a educarse clandestinamente mientras cumplía con horas de trabajo
forzado abriendo zanjas en la calle. Del Holocausto ella recuerda “el hambre […] el
frío […] la muerte de gente cercana […] y el haber sobrevivido” (Rodríguez
Marcos, 2009). El siguiente es un extracto del poema de Szymborska llamado
“Descubrimiento”, de su libro Principio y fin, publicado en 1993:
Creo en la mano detenida,
creo en la carrera arruinada,
creo en la labor perdida de muchos años.
Creo en el secreto llevado a la tumba.
Para mí estas palabras se remontan por encima de las reglas.
No buscan apoyo en ejemplos de ninguna clase.
Mi fe es fuerte, ciega y sin ningún fundamento.
106
Birgitta Trotzig, afirmó en su discurso de
presentación, el 10 de diciembre de 1996, que la
Academia Sueca quería “honrar una
representante del panorama poético, de una
poesía como respuesta a la vida, a un estilo de
vida, de palabra y trabajo pensado como una responsabilidad”. La autora expresa
en sus versos la “experiencia de una catástrofe, del colapso de fe”. Ante la
adversidad y ante el horror, Wislawa Szymborska siempre irónica opinaba: “El
mundo es cruel, pero merece también otros calificativos más compasivos”.
(Rodríguez Marcos, 2009)
Si la adversidad es un requisito en el perfil de las “administradoras del
legado” literario, la siguiente laureada, Doris Lessing, lo cumple a la perfección. La
onceava mujer en ganar el Premio Nobel de Literatura, luchó contra su familia,
contra los convencionalismos de la sociedad, contra el racismo, el comunismo, el
sexismo, la guerra, y la fama; y contra el mismo mundo literario. Lo hizo por su
incansable búsqueda de identidad, y lo hizo por defender su libertad y su
independencia.
Doris Lessing nació en la desaparecida Persia, ahora territorio de Irán, el 22
de octubre de 1919. Sus padres eran británicos: el Capitán Alfred Tayler, y la
enfermera Emily Maude Tayler. Su padre combatió en la Primera Guerra Mundial,
donde cayó herido y tuvieron que amputarle una pierna. Conoció a su futura
esposa en el hospital donde se recuperaba. Por buscar mejores oportunidades de
107
vida, la familia se trasladó a Persia, y luego a Zimbabue, en donde Doris vivió
hasta los treinta años.
La educación formal de Doris fue hasta los catorce años. Previamente
había estudiado en un convento dominico para niñas, y prosiguió de manera
autodidacta. A los quince años buscó independizarse, dejó su casa y trabajó como
niñera y operadora telefónica. En 1939 se casó a los diecinueve años con Frank
Wisdom, y tuvo dos hijos, John y Jean, pero se divorciaron en 1943. En 1944 se
casó con Gottfried Lessing, de quien se divorció cuatro años más tarde y con
quien tuvo su tercer hijo, Peter.
En 1949, Doris con su hijo Peter se mudaron a
Londres, dejando atrás a sus dos hijos mayores para
iniciar su carrera como escritora. Su vida estuvo
llena de lo que podrían parecer contradicciones, pero
que significaron una evolución constante en su
aprendizaje de vida.
Declarada a favor del comunismo, la desilusión la llevó a aborrecerlo.
Aguerrida feminista, odiaba hablar de literatura en términos de hombre y mujer,
porque lo consideraba un argumento no válido en la búsqueda de igualdad, de la
misma manera que odiaba a aquellas feministas que destrozaron el movimiento
con sus ideas fundamentalistas. Cuando la fama llegó a ella, retó al mundo
literario al publicar bajo el seudónimo Jane Somers, sólo para demostrar que la
industria le dan más importancia a un nombre que a la calidad del contenido.
108
Doris Lessing llegó a un público muy numeroso en virtud de su crítica social
y de la capacidad de crear personajes que conectaban con sus lectores. Una de
sus novelas más importantes, El cuaderno dorado, publicada en 1962, es
constantemente señalada como “literatura feminista”, muy a su pesar. Es además,
referencia obligada de muchas escritoras que leyeron el libro en su juventud y
fueron inspiradas por Lessing. La revista Time la nombró como una de las cien
mejores novelas de la historia de la literatura inglesa.
En el discurso pronunciado el 10 de diciembre del 2007, por Per Wästberg
al entregar el Premio Nobel de Literatura, mencionó que Lessing “Ha contribuido
en cambiar la forma en que vemos el mundo”. En su carrera logró producir un gran
volumen de trabajo, como ningún otro laureado. La autora corresponde a la
tradición de la gran narrativa por los atributos de sus historias: “Esa épica narrativa
de la experiencia femenina, que con escepticismo, fuego y poder visionario ha
sometido una civilización dividida al escrutinio”.
Doris Lessing murió el 12 de noviembre del 2012 en el Reino Unido, a la
edad de noventa y cuatro años. Encaja en el contexto que se inicia con Nadine
Gordimer, y continúa con Toni Morrison y Wislawa Szymborska. La “experiencia
femenina” define su labor de narradoras, continuando con la tradición de antiguos
escritores que nos muestran desde su perspectiva, una parte de la humanidad.
Nadine Gordimer
• Apartheid.
Toni Morrison
• Racismo.
Wislawa Szymborska
• Holocausto.
Doris Lessing
• Sexismo.
109
La otra experiencia femenina.
Las ganadoras del Premio Nobel de Literatura en el 2004 y 2009, Elfriede
Jelinek y Herta Müller, contribuyen a la narrativa de la experiencia femenina bajo
una diferente perspectiva. Cuando ellas nacieron, la Segunda Guerra Mundial
había terminado, sin embargo las consecuencias políticas, económicas,
demográficas, y sociales que se extendieron por Europa Central, repercutieron
directamente en sus vidas. Ambas escritoras tienen en común:
Elfriede Jelinek nació el 20 de octubre de 1946 en Estiria, Austria. Sus
padres de eran Friedrich Jelinek, judío de la ex Checoslovaquia, y Olga Llona,
católica de Viena, de clase acomodada. De niña acudió a una escuela católica, y
por instrucción de su madre, tomó clases de piano, órgano, guitarra, violín y viola.
Posteriormente se graduó de organista en el Conservatorio de Música de Viena.
Edad.
Elfriede Jelinek
recibió el Nobel a los
58 años.
Herta Müller lo obtuvo a los 56 años.
Origen.
Austria.
Rumania.
Alemania.
Perspectiva.
Pasado Nazi.
Visión cruda de la
realidad.
Guerra Fría.
Feminismo.
Temas de sexualidad,
política y opresión.
Idioma.
Escriben en Alemán.
110
Realizó cursos de teatro e historia del arte en la
Universidad de Viena, pero tuvo que retirarse debido a que
comenzó a tener ataques de ansiedad. Fue diagnosticada
con agorafobia o fobia social, problema que se agravaría
con el tiempo. Se refugió en casa de sus padres hasta que
gradualmente retomó su vida. Durante ese período inició su
carrera como escritora, y contrajo matrimonio con Gottfried
Hüngsberg, el 12 de junio de 1974.
Su inspiración como escritora, fue influida por los escritores austriacos
Thomas Bernhard, Karl Kraus y H.C. Artmann. Éste último le aconsejó que si
quería decir algo, dejara que el mismo lenguaje lo hiciera, “porque el lenguaje es
más significativo que el mismo contenido que uno quiere transmitir”. Para ella el
uso del lenguaje es una forma de resistencia; en todo lo que escribe hay “un
paradigma de la división de poder en la sociedad” (Packalén, 2005).
Jelinek compara su literatura “[…] a un musical o trabajo composicional con
el lenguaje. El problema es que es difícil de traducir. En ese sentido soy una
escritora provinciana” (Packalén, 2005). Sus adversarios consideran que sus
obras son obscenas e irritantes. Su burla mordaz, su experimento lingüístico, y su
estilo provocador son objeto de crítica. Pero también existen quienes la admiran y
señalan que su nivel literario no es para el lector normal. Evaluar la obra de
Elfriede Jelinek parece no dar cabida a puntos medios.
111
Sus historias se caracterizan por largos monólogos, entre prosa y poesía,
un alto contenido sexual, con temas de dominación y sumisión que representan
estructuras de poder, control y manipulación de las clases sociales. Traductora de
libros al alemán y autora de más de treinta obras teatrales, a decir de Horace
Engdahl, durante el discurso de entrega el 10 de diciembre del 2004, Jelinek es
una renovadora del teatro: “sorprendidos directores de escena afirman que ella ha
puesto en sus manos material para revolucionar el teatro”.
www.nobelprize.org
Una de sus novelas más conocidas, La Pianista, publicada en 1983, e
inspirada en su propia relación tortuosa con su madre, fue adaptada exitosamente
al cine en el 2001 por el director austriaco Michael Haneke. Tanto el filme como
sus protagonistas ganaron reconocimientos en el Festival de Cannes, y otras
premiaciones europeas.
•Feminista radical, cuya arma es la escritura.
•Expone hipocresías, fachadas, lo vacio de las convenciones sociales, y tradiciones patriarcales que han llevado a la opresión de la mujer y el abuso de
poder.
Feminismo.
•Crítica de la sociedad austriaca y su pasado autoritario y católico.
•Austria y su literatura no deben negar ni silenciar su pasado, y ella quiere revelar todo lo que está oculto.
Pasado Nazi.
•Miembro del Partido Comunista Austriaco.
•Voz de crítica al actual gobierno austriaco. Su participación en la vida social y política de su país es
muy notoria.
Politica Contemporánea.
Temas presentes en sus obras.
112
Cuando su triunfo fue anunciado “por su
fluidez musical de voces y contra voces en novelas y
obras de teatro que con extraordinario celo
lingüístico revelan lo absurdo de los clichés de la
sociedad y su poder subyugante”, acordó con la
Academia Sueca no recoger el premio debido a la fobia que padece. En su lugar
grabó un video, y se le entregaron sus preseas en una ceremonia íntima.
En el discurso de presentación del Premio Nobel de Literatura 2004,
Engdahl opinó que sus novelas:
“Rompen alegremente con las reglas del arte narrativo clásico”.
“Utiliza una extraña voz que habla en sus escritos”.
“Saturación de enunciados que no deja lugar a relajarse”.
“Manipula la cultura popular y a la vez capta el sentido común detrás de la voz
de las masas”.
“Tono insinuante, no tiene personajes empáticos, ni busca agradarle al lector”.
Ganar el Nobel significó para Elfriede Jelinek una manera de poder escribir
en calma y no preocuparse por lo material. Para la Academia Sueca, sin embargo,
significó un escándalo de mayores proporciones. Knut Ahnlund, miembro de la
Academia desde 1983, protestó enérgicamente contra lo que él consideraba un
trabajo “poco disfrutable” y “pornografía pública”; “una masa de texto empalmada
sin estructura artística”; “no sólo ha hecho daño irreparable a todas las fuerzas
progresivas, pero también a confundido la vista general de la literatura como un
113
arte” (Fleishman, 2005). Ahnlund renunció ante la institución, a pesar que la regla
dicta que los lugares ocupados por “los dieciocho” son vitalicios. Su puesto quedó
vacío hasta su muerte en el 2012.
Con un estilo menos controversial, la décimo segunda ganadora del Premio
Nobel de Literatura, Herta Müller, nació en una familia perteneciente a la minoría
alemana que vivía al oeste de Rumania. Los “Suabos del Danubio” hacen
referencia a los alemanes étnicos que vivieron en el antiguo Reino de Hungría,
específicamente en el valle del río Danubio.
Nacida el 17 de agosto de 1953 en Nitchidorf, Rumania,
el abuelo de Herta Müller había sido un prominente granjero y
comerciante, cuyas propiedades fueron confiscadas por el
régimen comunista. Su padre, Josef Müller, camionero, fue
formado como nazi y sirvió durante la Segunda Guerra Mundial,
hecho que Herta le recriminó toda su vida. Su madre Katharina
Müller, fue una de los cien mil alemanes deportados a la Unión Soviética en 1945,
donde pasó cinco años en trabajos forzados en el campo.
Su lengua materna es el alemán; aprendió rumano y tomó consciencia de
pertenecer a una minoría cuando estaba en la primaria. En 1973 se especializó en
Estudios Germánicos y Literatura Rumana en la Universidad de Timisoara. En
1976 comenzó a trabajar como traductora pero fue despedida de la empresa en
que laboraba cuando se negó a colaborar como espía para el Departamento de
114
Seguridad de Estado, quienes fungían como policía secreta durante la dictadura
de Nicolae Ceausescu.
Por un tiempo se dedicó a ser maestra de preescolar y a dar clases
privadas de alemán. En sus inicios como escritora, en los años ochenta, fue
censurada en su país. En 1987 junto con su entonces esposo, el escritor Richard
Wagner, obtuvieron asilo político en Alemania, desde donde siguió criticando
activamente el gobierno comunista de Rumania.
Herta Müller revela que al llegar a Alemania sus ojos le dolieron por
semanas ante el colorido paisaje de Berlín. Acostumbrada a los tonos grises de su
tierra natal y a la represión, le costó adaptarse. Lo que más le impresionó era la
libertad de poder hablar y expresarse sin miedo a que la estuvieran escuchando o
espiando, como le sucedió en Rumania por años.
En 1989 cuando la Revolución Rumana contribuyó a que cayera la
dictadura, su expediente fue publicado. Su desconfianza tenía fundamentos; uno
de sus mejores amigos resultó ser espía, y se revelaron cientos de reportes de
conversaciones telefónicas de Müller, así como audios grabados desde el
departamento debajo al suyo, donde vivían espías con micrófonos instalados y
vigilancia las veinticuatro horas del día.
Con fantasmas difíciles de librarse, y una gran carga sobre sus hombros, la
única manera de liberar los estragos de la opresión fue escribiendo. Sus novelas
en orden cronológico son una ventana biográfica. Sus personajes e historias han
estado inspirados en sus experiencias. Al igual que Jelinek, Müller critica la
115
“amnesia colectiva” que parece afectar a sus compatriotas, pretendiendo ocultar
su pasado comunista, y falsificando su pasado nazi.
Herta Müller ha escrito poesía, prosa, ensayos y es
creadora además de cuadros de collages compuestos de
palabras recortadas de periódicos, revistas, y
publicaciones impresas que ha coleccionado por veinte
años. Con ellos realiza poemas en alemán y representan
otra manera de escribir.
En 1988 se casó con el dramaturgo alemán Harry
Merkle. Su mayor éxito literario fue en el 2009, gracias a la
novela El ángel hambriento, que se destacó con una serie de
premios literarios que culminarían con el Premio Nobel de
literatura a, “Quien con la concentración de poesía y la
franqueza de la prosa, representa el paisaje de lo
desposeído.”
En el discurso de la ceremonia de entrega, el 10 de diciembre del 2009, el
miembro de la Academia Sueca Anders Olsson, destacó la obra de Müller, por la
“energía lingüística que te engancha desde la primera oración”. Mencionó la
dualidad en su educación como una ventaja, ya que “para un escritor es invaluable
tener dos idiomas para extraer nuevos significados”. Y culminó felicitándola por
“[…] mostrar gran coraje al repudiar sin concesiones la represión y el terror
político. En el valor artístico de esa oposición radica el mérito de este Premio”.
116
Elfriede Jelinek y Herta Müller representan un paradigma alterno en la
búsqueda de la Academia Sueca por premiar la literatura universal. Es un
paradigma en el que el pasado no se olvida ni se lamenta, se recuerda y se
confronta. En el que el uso del lenguaje no tiene límites ni preocupación. Los
estilos se pierden entre prosa y poesía. Las narraciones son densas y
provocadoras, deliberadamente ambiguas y subliminales, sin cabida a
sentimentalismos.
Es un paradigma controversial que constituye una apuesta de la Academia
por las herederas del legado, representantes de una generación que sufrió los
embates de una guerra que no vivieron, pero que enfrentaron psicológicamente.
Las aproximaciones que hacen en sus obras de los mismos temas pueden ser
bajo diferentes estilos literarios, pero su espíritu combatiente las une en una
perspectiva única de la experiencia femenina de la última mitad del siglo XX.
117
Capítulo 8. La Maestra Munro.
El Premio Nobel de Literatura del 2013 tuvo la distinción de ser uno de los
más celebrados en época reciente. Alice Munro es, como elocuentemente fue
nombrada por la Academia Sueca, una “Maestra del cuento contemporáneo”. Con
su elección, claramente basada en méritos literarios, se reconoció la importancia
del cuento, y a Munro como su mayor exponente actual.
El relato de historias breves, anécdotas o sucesos de la vida cotidiana han
existido desde hace siglos en la tradición oral. En la literatura adquirió el formato
de cuento, cuando en el siglo XIX se abrió el espacio para historias de no más de
cincuenta páginas en periódicos y revistas modernas. Con ello se generó una
demanda que cautivó además a escritores de la época.
La edición de historias cortas era bien remunerada, y más fácil de publicar
que las novelas. Escritores americanos como Nathaniel Hawthorne, Herman
Melville, Edgar Allan Poe, y el escritor inglés, ganador del Premio Nobel de
Literatura de 1907, Rudyard Kipling, encontraron en el cuento una fuente de
trabajo novedosa y atractiva.
En la evolución del cuento existe un antes y un después,
del autor que es considerado su mayor representante: Antón
Chéjov. El nombre de este escritor sobresale a menudo al hablar
del tema, ya sea en comparación o referencia. Él rediseñó la
forma narrativa del cuento moderno, y contribuyó a su
consolidación a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
118
Según William Boyd (2006), autor de varios artículos sobre este personaje,
“Chéjov presentaba la vida como es: incierta, misteriosa, abrupta, caótica, cruel,
sin sentido; y lo hacía sin juicio, sin manipulación, censura o alabanza”. Boyd
describe además que: “el poder perdurable y atractivo del cuento corto, radica en
que incorpora fotografías de la condición humana y de la naturaleza humana, y
cuando funcionan bien, y funcionan en nosotros, se nos da una rara oportunidad
de ver en ellos algo más que en la vida real”.
Los cuentos cortos son narraciones en prosa, que suelen contener una sola
temática y pocos personajes. La trama y el conflicto interactúan para darle la
fuerza necesaria a la historia que desencadenará en alguna resolución, aunque
ésta quede abierta a interpretación. Como en un rompecabezas, las piezas del
cuento se colocan sin necesidad de seguir un orden específico para componer su
estructura. Su longitud es subjetiva, puede ser tan corta o tan larga como la
historia lo requiera, pero por lo general no excede las sesenta páginas.
Crisis
Complicación
Exp
osic
ión
Clímax
Resolución
Estructura del cuento.
119
En la historia del Premio Nobel de Literatura, la Academia Sueca ha
premiado a treinta escritores que trabajan el cuento entre los géneros literarios
que han incursionado. Sin embargo, el único de los laureados que se ha dedicado
exclusivamente a escribir cuentos, es Alice Munro.
Alice Ann Laidlaw nació el 10 de julio de 1931 en Wingham, Ontario,
Canadá. Su padre, Robert Eric Laidlaw, criaba zorros plateados para vender su
piel y no recibió mucha educación formal, sin embargo acostumbraba leer un libro
a la semana en la biblioteca pública, y se desposó con una maestra en 1927: Anne
Clarke Laidlaw. Anne fue una mujer sumamente estricta, conservadora y
demandante con Alice y sus otras dos hijas, pero también era una mujer
energética, inteligente y artística. Le leía poemas a Alice de pequeña, le consiguió
la mejor educación posible, y le inculcó un cierto grado de ambición.
En 1943 Anne enfermó de Parkinson; el negocio familiar cayó en la
bancarrota, y Robert fue obligado a trabajar en una fábrica haciendo la limpieza.
La familia Laidlaw tuvo que mudarse a la parte pobre de Wingham, escenario que
serviría de fondo para muchos de los cuentos de Alice. Acostumbrada a tener el
control de todo, el estado anímico y emocional de Anne afectó a la familia, en
especial a Alice, a quien la complejidad de la relación con su madre la marcaría en
su vida y obra.
Desde niña, Alice Munro soñaba con ser escritora y producir obras como las
que leía: “Los libros me parecían magia, y yo quería ser parte de esa magia”
(Edemariam, 2003). La primera historia que escribió fue un final alterno a La
120
sirenita. El final de la historia le pareció tan triste, que decidió que la sirenita
merecía tener un final feliz y quedarse con el príncipe. De hecho, Alice menciona
en una entrevista realizada por la Fundación Nobel y publicada en nobelprize.org,
que durante un tiempo no toleraba las historias tristes, hasta que leyó Cumbres
borrascosas de Emily Bronté, y replanteó su concepto.
De alguna manera Alice Munro siempre fue una escritora en su mente, “por
años la mejor que conocía”, asevera en forma de broma en la misma entrevista.
Ejercitaba a diario sus habilidades, elaborando historias de lo que observaba y
acontecía a su alrededor. Sólo algunos profesores sabían de sus aspiraciones,
puesto que de haber contado sus planes a cualquiera, se hubieran burlado de ella.
Esto le permitió desarrollar una confianza en sí misma, que sólo cuestionó cuando
accedió a las grandes obras literarias. Entonces se dio cuenta de que aún le
faltaba mucho por aprender y practicar.
Alice realizó varios empleos intrascendentes para obtener
dinero e ir a la universidad. Finalmente consiguió una beca
académica en la Universidad de Western Ontario, donde estudió
periodismo. Sin embargo, abandonó sus estudios a los dos años
de haber comenzado para casarse con James Munro, en 1951.
La pareja procreó cuatro hijas: Sheila, que ahora es escritora; Catherine,
que murió quince horas después de nacida; Jenny, que es artista; y Andrea, que
es instructora de yoga. El casarse significó para Alice una alternativa a tener que
121
cuidar a su madre enferma, y regresar a su pueblo. La proveyó además de una
vida cómoda en el aspecto material y emocional.
James Munro, quien era un arduo lector, le tenía gran admiración a la
profesión de escritor. A pesar de provenir de una familia de clase media, con
estándares tradicionales, siempre le brindó todo el apoyo posible a su esposa. En
el cumpleaños número veintiuno de Alice, le regaló su primera máquina de
escribir. Fue un período que además le facilitó a Alice dedicarse a la lectura. Leyó
“todo de lo que había escuchado hablar, todos los grandes libros del siglo XX; casi
todos” (Edemariam, 2003).
Con el tiempo, sin embargo, su papel de ama de casa le hizo sentir que
vivía una doble vida; una que le causó periodos de depresión. La escritora que
llevaba dentro se sentía limitada y a la vez culpable, pues su vocación parecía
interferir con sus deberes maternales. En 1959 recibió otro duro golpe emocional
ante el fallecimiento de su madre, con quien nunca se reconcilió.
En 1963 la familia se muda a Victoria, en donde
invierten todo su capital en la creación de su propia librería,
llamada Munro’s Books. El negocio sigue operando después
de 51 años, y ocupa desde 1984 un renovado antiguo edificio
del Banco Real de Canadá, en el centro de la ciudad. James
Munro recuerda que Alice solía enojarse al leer algunos de los
libros y publicaciones que vendían, porque ella estaba segura que podía escribir
mejores libros.
122
Su labor de escritora se desarrolló mientras sus hijas dormían, manteniendo
sus historias cortas porque no podía concentrarse en ellas por mucho tiempo.
Estando a cargo de la librería, comenzó a enviar algunos de sus cuentos a CBC
(Canadian Broadcasting Corporation). En dicha cadena Robert Weaver, creó un
programa radial llamado Antología, donde dio espacio a jóvenes escritores, entre
ellos Alice Munro, para que se leyeran sus historias y les pagaran por ello.
Su primera compilación oficial de cuentos fue Dance of the Happy Shades
en 1968, libro que le valió el Premio del Gobernador General, mayor premio
literario en Canadá, y que ganaría tres veces en total. The New Yorker comenzó a
publicar sus cuentos con regularidad, dándola a conocer en el resto de
Norteamérica.
En 1972 Alice Munro decide divorciarse después de veintiún años de
matrimonio. Consigue un trabajo como maestra de literatura en la Universidad de
Ontario, en donde recibe un doctorado honorario. En 1976 se casa por segunda
vez con el geógrafo Gerald Fremlin, con quien permanece casada hasta la muerte
de él, en abril del 2013.
Admiradora del trabajo de Chéjov y otros escritores europeos, Alice Munro
admite que su mayor influencia fueron escritores americanos, como William
Maxwell, Carson McMullers, Flannery O’Connor, y principalmente Eudora Welty
con su libro de cuentos favorito: The Golden Apples, publicado en 1949.
Comparada eternamente con Chéjov por la forma en que construye sus
narraciones, Alice utiliza a su tierra natal, Wingham, como el rincón familiar del
123
universo Munro. La escritora deja que historias cotidianas lleguen a ella para
transformarlas, y darles una alternativa como lo hizo con La sirenita. Sólo que
ahora, en lugar de finales felices, otorga a sus personajes una manera de seguir
adelante, como la vida misma que continúa a pesar de todo. Para ella no hay
personajes ni historias ordinarias porque, sin distinción, todos los seres humanos
anhelan o buscan algo, aunque sea momentáneamente.
A Munro le tomó tiempo darse cuenta que no podía escribir novelas. Lo
intentó, según revela, pero cada vez que avanzaba, la narrativa perdía sentido, y
terminaba con varias historias cortas. Afortunadamente para el mundo de la
literatura, la grandeza de su habilidad ha sido traducida a más de veinte idiomas.
Ha publicado catorce colecciones, con un promedio de diez cuentos cada una, con
la distinción que cada libro vende más que el anterior.
Como lo explica su gran amiga, la escritora Margaret Atwood (2008), la
carrera de Alice Munro ha sido ascendente, del tipo de escritor que se descubre
por casualidad, y que sorprende por su excelencia y anonimato. Es una escritora
que ha sido descubierta y redescubierta a través del tiempo, a pesar que ha
estado presente desde la década de los sesenta. Soledad Puértolas (2014),
miembro de la Real Academia Española, y gran admiradora de Munro, declaró en
una conferencia: “A Munro hay que leerla muy despacio. Todo cuenta. Cada frase,
cada personaje, por mínima que sea su intervención, todo parece estar medido y
calculado. Ésa es su maestría”.
124
Los cuentos de Alice Munro son increíblemente detallados; en unas cuantas
páginas logra sutilmente revelar historias intensas y relaciones humanas que
exponen el drama de las vidas inesperadas de personas comunes. Recalca el
hecho que toda vida “ordinaria” está compuesta de momentos extraordinarios.
Utiliza además una voz propia que le da naturalidad a su narrativa, y te lleva de la
mano a su mundo.
Una vez dentro, se puede respirar y casi palpar el ambiente que ella retrata:
personajes conocidos, el pueblo donde nacimos, situaciones a las que nos hemos
enfrentado, que hemos sobrevivido, que seguimos intentando resolver. Todas las
piezas del rompecabezas las tiene Alice, y las entrega una a una para colocarlas
en nuestra mente. El “realismo psicológico” en sus historias, como lo cita la
Academia Sueca, te engancha dentro y fuera de sus páginas. Sus historias te
hacen pensar, cuestionar e imaginar a la vez, porque en realidad, mucho es
omitido.
Personajes.
•Gente común.
Escenario.
•Wingham, Canadá.
(con diferentes nombres)
Trama.
•Personas que ante la adversidad buscan la manera de
seguir adelante con
sus vidas.
Conclicto.
•Enfrentarse a sus
propios dilemas.
•Sobrevivir.
Tema.
•Todos quieren algo.
Elementos en los cuentos de Alice Munro.
125
El 10 de diciembre del 2013, Peter Englund expresó en
su discurso de presentación, que “Munro escribe acerca de lo
que usualmente llamamos gente ordinaria, pero su
inteligencia, compasión y poder sorprendente de percepción le
permite dar a sus vidas dignidad, ciertamente redención,
porque ella muestra cuanto de lo extraordinario puede caber en lo ordinario”.
Su triunfo tuvo una maravillosa respuesta, en especial en Norteamérica,
donde la mayoría de expertos literarios y escritores avalan el merecido
reconocimiento. El New York Times catalogó su triunfo como “un respiro después
de recientes ganadores obscuros, difíciles de entender o demasiado políticos”
(Bosman, 2013). USA Today, aclamó a la “escritora más popular en ganar el
Premio”. Y el Washington Post anunció que “no hay escritor vivo que inspire tanta
reverencia entre lectores, y escritores, como Alice Munro” (“Nobel Laureate Alice
Munro: International Media React To Her Win”, 2013).
Retomando las palabras de Englund: con un “[…] estilo minimalista, limpio,
transparente, sutil y preciso”, Alice Munro colocó en el mapa de la actualidad al
Premio Nobel de Literatura. Consolidó la posición del cuento moderno en los
anaqueles de la literatura mundial, y sobre todo le brindó a Munro una difusión sin
precedente, la que sólo una “maestra” reconocida podría merecer.
126
Capítulo 9. La gran apuesta.
De Alfred Nobel y la Academia Sueca.
El Premio Nobel de Literatura tiene la particularidad de poseer un cierto
encanto con los apostadores. Sus fundadores, la Academia Sueca, expertos, y
escritores han apostado su confianza, talento y conocimientos. Medios de
comunicación y lectores alrededor del mundo, apuestan hoy en día su atención y
su dinero a El Premio de Literatura, el más famoso que existe, el que otorga tanto
prestigio y difusión, sin saber exactamente el por qué.
Alfred Nobel inició la partida, y lo hizo apostando todo: su nombre, su
fortuna, su legado. Todo por un proyecto que no sabía si funcionaría, y que ni
siquiera vería realizarse en vida. La razón por la cual Alfred dejó encargada tan
grandiosa misión al morir, y no la llevó a cabo él mismo, es una verdadera
incógnita. Lo cierto es que la poética noción de premiar a quienes contribuyeran al
mayor bienestar de la humanidad, como premio póstumo, en honor al “gran
benefactor”, resultó ser un grandioso auto-homenaje revestido de generosidad.
El nombre de Alfred Nobel es, y será asociado irremediablemente, a los
Premios en primer plano, y a sus inventos en segundo. Hecho que posiblemente
también haya sido calculado, tomando en cuenta las connotaciones negativas que
tuvieron algunas de sus patentes, como la dinamita. Sin embargo, en toda apuesta
existe un margen de error. En este caso fue la aparente malinterpretación de sus
palabras.
127
Alfred Nobel olvidó que no todos sus compatriotas habían tenido la misma
oportunidad de viajar y conocer el mundo; de hablar otros idiomas, o conocer otras
culturas y políticas. No cualquiera leía literatura extranjera y poseía una biblioteca
tan extensa como la de él. Y por supuesto, no todos tenían como mejor amigo a
uno de los grandes escritores de la historia: Víctor Hugo. Fue una osadía de su
parte haber pensado que un grupo desconocido de personas compartirían su
misma visión.
El mensaje ambiguo que dejó en su testamento, con respecto al Premio
Nobel de Literatura, ha fungido como dudosa guía en la elección de ganadores. La
difícil tarea de juzgar qué es lo que constituye un bien para la humanidad, se
complicó aún más entre diferentes versiones. Los avances científicos y médicos,
reconocidos por los Premios Nobel, cuentan con pruebas empíricas, y aun así
habrán errado en más de una ocasión. Pero cuando se lidia con temas literarios y
artísticos, es difícil catalogarlos por su valor y calidad, pues son características
intrínsecas y subjetivas.
No obstante, la Academia Sueca adaptó a sus estándares el ideal de Alfred
Nobel y logró consolidar el proyecto. El Premio Nobel de Literatura es importante,
más allá de toda lógica, por su historia misma, por lo que representa para el
mundo de la literatura, por la manera tan dramática en que fue concebido, porque
ha estado presente por más de un siglo, por la cantidad de dinero que entrega, y
por el prestigio adquirido a través de las controversias, contextos y eventos
trascendentales para la humanidad.
128
Ciento trece años de historia le dan la victoria al mayor apostador de todos:
Alfred Nobel. Si él viviera para ver su creación, seguramente le sorprendería que
su propósito excediera las expectativas de todos. Suscitó una fundación que
parecía imposible de emprender, y será recordado como el excéntrico millonario
que quiso hacer de su fortuna un bien universal, asegurando con ello su nombre
en los anaqueles de la historia.
Otro gran apostador en la historia del Premio Nobel de Literatura, se
encuentra en la figura de Carl David af Wirsén. Cuando en 1883 aceptó el cargo
temporal de Secretario Permanente de la Academia Sueca, nunca se imaginó la
responsabilidad que adquiriría. Pero si algo tenía en común con Alfred Nobel era
la valentía para arriesgarse a lo desconocido. Wirsén supo negociar muy bien su
papel y el papel de la Academia ante la encomienda de Nobel.
Desde entonces, la apuesta de la Academia Sueca ha estado basada en su
instinto de supervivencia. Es una apuesta cuya motivación principal no ha sido
preservar el legado de Nobel, sino utilizarlo para elevar su prestigio y justificar sus
decisiones. Una buena jugada tomando en cuenta que sólo una minoría de
culturas, idiomas, y naciones, han encontrado representación en el Premio Nobel
de Literatura, y a pesar de esto se le considera un premio internacional.
Si bien se ha mencionado que para encontrar un sentido en las elecciones
de la Academia Sueca tiene que hacerse un análisis desde su perspectiva, los
archivos de nominación sellados por cincuenta años no lo hacen fácil. El
hermetismo con el que se manejan sus miembros tampoco clarifica el
129
razonamiento detrás de las decisiones que toman, o cómo funcionan realmente
sus procesos internos, aunado al hecho que la Academia ha estado conformada
por ciento noventa y un personas con valores, gustos, y opiniones propias,
personas que a través de los años han representado diferentes perfiles y reflejado
diferentes visiones.
La influencia de uno o varios miembros de la Academia han probado ser
definitivos, y a diferencia de marcadas tendencias en los inicios de la premiación,
la variación en su conformación ha hecho que sus elecciones evolucionen. En este
punto radica la importancia de mantener una agrupación de dieciocho expertos
que incluya diversidad de género, edad y enfoques profesionales.
Aun así, algunas elecciones siguen pareciendo confusas e inexplicables.
Esto se debe al principal punto a considerar en la perspectiva académica: la
búsqueda por el “ideal literario del momento”. Dicha búsqueda provee la pauta
para categorizar las etapas que atravesó la Academia, y dar un seguimiento a la
interpretación de las palabras del testamento de Alfred Nobel, en la que hace
referencia a la obra con “tendencia idealista”.
Con el paso del tiempo, dicha tendencia tomó diferentes posturas.
Conforme nuevos secretarios permanentes y miembros de la Academia Sueca
postulaban sus opiniones, se fue dando un proceso de descubrimiento en el que la
Academia exploró por lo menos siete versiones del ideal, más algunas
ramificaciones, como lo expone Kjell Espmark. Factores externos influyeron
130
también en la toma de decisiones, como fue el caso de su postura de neutralidad
durante de la Primera Guerra Mundial.
Otros factores posteriores, como el desarrollo de tecnología y la
globalización, favorecieron para que material de todas partes del mundo llegara
más fácilmente a ellos. La historia de la Academia Sueca en conjunto con los
Premios Nobel, adquirió una relevancia singular que bien valdría la pena analizar
más a fondo. Dentro de los archivos de la Academia hay mucho más que
investigar e indagar.
El mayor debate en contra de la Academia Sueca es sobre la evidente
renuencia por renovarse en ciertos aspectos, y por mantener una postura
conservadora. En múltiples ocasiones se les ha calificado de eurocéntricos, pues
el 75% de sus ganadores son de nacionalidad europea. La elección más reciente,
en la que Patrick Modiano, francés, de descendencia judía, cuyas historias son
ambientadas en la posguerra, sirve de ejemplo de la constante inclinación de la
Academia por premiar representaciones tradicionales de la herencia europea.
También han sido catalogados de sexistas, ya que sólo trece mujeres han
ganado en su historia, lo que representa el 11% de su totalidad, un número
verdaderamente insignificante ante más de un centenar de ganadores del sexo
opuesto. Más aún, dentro de la misma Academia Sueca sólo siete integrantes del
sexo femenino han sido aceptadas. La tendencia ha cambiado en época reciente a
la par de la industria literaria, que cada día abre más espacios de igualdad para la
mujer en general.
131
Otra acusación, quizás la que más revuelo ha causado en la actualidad, es
la de una supuesta postura anti americanista. Recientemente el ex Secretario
Permanente Horace Engdahl, aumentó la controversia, al hacer declaraciones en
referencia a lo que él considera un “aislamiento” de la literatura estadounidense
porque no traduce lo suficiente a otros idiomas, calificándolos además de
ignorantes de la literatura producida fuera de sus fronteras, y de no participar en el
diálogo literario internacional. Fueron declaraciones que tuvieron obvias
consecuencias, y que fueron interpretadas como una hostilidad abierta hacia los
escritores americanos. Cabe recalcar que desde hace veintiún años no hay un
estadounidense ganador; la última elegida fue Toni Morrison en 1993.
A pesar de todas las controversias, es innegable que la Academia Sueca ha
contribuido al mundo literario como medio de difusión. La industria, escritores y
lectores se benefician de las ganancias y descubrimientos que, la apuesta a un
individuo y su conjunto de obras, pueda generar. La Academia y sus “dieciocho”,
conforman una institución que ha evolucionado sin la necesidad de seguir modelos
o tendencias, y que sigue manteniendo el juego vivo.
De la mujer.
Para escribir novelas, una mujer debe contar con dinero y un espacio
propio, aseveraba Virginia Woolf. Ante la indiferencia, la falta de aliento, o la falta
de tradición; ante el sentimiento de inferioridad o el miedo, Virginia Woolf verbaliza
lo que muchas mujeres de la época pensaban. Su célebre libro, Un cuarto propio
aboga por un mundo más libre. Uno en el que las mujeres inspiren a otras mujeres
132
a escribir: “Los libros se influencian unos a otros. Escriban toda clase de libros
para su bien y el del mundo en general”. (p.78)
“Tener un cuarto propio”, de manera metafórica, significaba la ansiada
libertad intelectual de la mujer, derecho, que como otros tantos, se tuvo que ganar
por voluntad propia. “Acostumbrarse a la libertad y tener el valor de escribir
exactamente lo que pensamos. Hacer este trabajo, aun en la pobreza y la
oscuridad, merece la pena”. (p.81)
La historia del Premio Nobel de Literatura con las mujeres es compleja.
Tres poetisas en la lista, algunas primeras en representar a sus países o culturas,
otras elecciones controversiales y algunas otras elecciones celebradas en su
momento, componen el grupo de las trece mujeres ganadoras del Premio Nobel
de Literatura. Elecciones estratégicas, que lejos de representar la etapa del ideal
en que fueron seleccionadas, cumplen con criterios propios. Lo que es una
realidad es que el grupo de selectas mujeres reconocidas por la Academia Sueca,
demostraron que valió la pena apostar por tener un espacio propio en el mundo de
la literatura.
Es de llamar la atención que el trabajo del primer grupo de escritoras, a
excepción de Gabriela Mistral, no haya trascendido en el tiempo. Algunas
escritoras reconocidas y con éxito, como Edith Wharton, Virginia Woolf, o Margaret
Mitchell, perfectas candidatas para la época, no fueron elegidas. En su lugar, la
Academia Sueca hizo elecciones casi forzadas de escritoras poco conocidas.
133
Las seis primeras ganadoras tienen a su favor haber sido pioneras en su
ambiente. En una época en la que aún no era fácil dedicarse a la escritura,
consagraron su vida a una profesión incierta. En el caso de Pearl S. Buck logró un
mayor reconocimiento por su trabajo humanitario que literario en los años
posteriores a ganar el Premio Nobel, y Gabriela Mistral destacó a nivel
internacional por su labor en la docencia y como cónsul de Chile, lo que la llevó a
ser reconocida en toda Latinoamérica y Europa.
Sus premios representaron una época en que se le elegía al conjunto
integral que representara el laureado. La nacionalidad, cultura, historial, y valores
de un escritor, eran tan juzgados como sus escritos. Si bien es un criterio que se
puede debatir que aún está presente, es difícil de comprobar sin acceso a los
archivos recientes de la Academia. De tal manera, se le puede atribuir a la
Academia Sueca, que el trabajo literario del primer grupo de mujeres ganadoras
del Premio Nobel de Literatura sea reconocido a un nivel internacional, caso
contrario al de las siguientes siete ganadoras que contribuyeron en construir una
Academia de nivel internacional e incluyente.
Después del prolongado silencio femenino, la nueva generación de
escritoras ofreció una nueva perspectiva estratégica. Cada una con un historial
simbólico de una era en que la mujer fue menospreciada e ignorada por la
Academia. Este nuevo grupo de mujeres eran llamadas las “administradoras del
legado”, adjetivo con el que buscaron exponer talentos cuyas carreras se
desarrollaron en las décadas de los setenta y ochenta, a la luz de los principales
movimientos feministas.
134
Seis mujeres en veinte años parecían resumir los años de ausencia injusta
y el abandono que la literatura escrita por mujeres sufrió de parte de la Academia
Sueca. Había mucho que contar, mucho que opinar, y las narradoras de la
experiencia femenina estaban listas para hacerlo. Ellas significaron un paso muy
importante en la literatura mundial porque contaron con la difusión mediática de la
era moderna. Ya no eran sólo sus escritos, sino que sus voces también fueron
escuchadas, y la relevancia de su experiencia se duplicó con ello.
En el proceso, sin embargo, parecía que el propósito de premiar la mejor
literatura mundial se perdía entre tanta politización, hasta que llegó Alice Munro.
Ella logra trascender y separarse del grupo de mujeres, y también de hombres
ganadores, debido a su maestría en las letras, a su alejamiento de los medios y la
política, y a su franca dedicación a cada una de sus obras. Sin demeritar a sus
predecesores que se dedicaron a otras actividades y variados géneros literarios,
ella se concentró en el cuento corto y lo perfeccionó.
Alice Munro es el mejor ejemplo de cómo debería ser todo premiado por la
Academia. Su elección se dio en el momento oportuno, por suficiente mérito,
siendo conocida en la industria, respetada por colegas, y admirada por lectores.
De las pocas gemas originales en época reciente, que además envía el mensaje
correcto a jóvenes escritores para que exploren todo tipo de género literario y se
especialicen en ellos, pues todos son importantes.
Para la mujer es un mensaje alentador, pues Alice Munro comprobó que es
posible otorgar un premio a un escritor sin que cause asombro el hecho que sea
135
mujer; es una realidad, y debe continuar. En la gran apuesta de la mujer escritora,
el Premio Nobel de Literatura representa una partida que jamás terminara de
incrementar su valor, y dónde se aceptan más jugadoras que estén dispuestas a
apostar todo su talento, experiencia y técnica, en la creación de un espacio cada
vez más grande, en el mundo de la literatura.
De la industria.
El Premio Nobel de Literatura es muy popular entre la gente. Para el lector
regular es una referencia obligada en la búsqueda de buena literatura. Sin
embargo, un fenómeno reciente atrae no solamente a los que gustan por leer, sino
también a los que gustan por apostar, quienes encuentran en este premio la
correcta combinación de misterio e intriga.
Existe más gente que conozca de libros que los que sigan los avances
científicos, así que naturalmente, no existe la misma demanda de apuesta para los
otros Premios Nobel. La compañía inglesa Ladbrokes es la principal encargada
desde el 2005 de las apuestas. Hacen una lista entre las opciones que se manejan
en blogs literarios, comentaros en Twitter y otras redes sociales, así como de
críticas especializadas, y otros premios internacionales.
Para apostar a cualquiera de la lista preliminar se aceptan cantidades de
dinero menores que otras premiaciones, como la entrega del Premio Oscar, e
infinitamente menor que las apuestas deportivas. No obstante, pueden llegar a
obtener ganancias de hasta 81000 dólares aproximadamente, cifra que ha
incrementado su valor cinco veces desde que esta compañía se involucró. Es un
136
hecho que la industria de las apuestas es atractiva, así que ¿por qué no apostar
por tus autores favoritos, y agregarle un toque divertido a una actividad que de por
sí deja grandes experiencias en lectores asiduos?
Los medios de comunicación también le dan gran cobertura, tanto a la
especulación previa al anuncio oficial del ganador del Premio Nobel de Literatura,
como a los resultados de las apuestas. El problema es que cuando los medios
reportan sin saber que alguien es el favorito, la gente lo cree y por eso se
sorprenden del resultado oficial. Las listas que publican las casas de apuestas,
están basadas en especulaciones. La realidad es otra, pues la secrecía alrededor
de los verdaderos candidatos es inmensa.
La siguiente es una encuesta realizada por The Guardian, en la que
comparan los resultados de una encuesta realizada en su portal de internet, con la
lista de “finalistas” para el 2014 de acuerdo a la mencionada casa de apuestas
inglesa, Ladbrokes.
Escritor. Edad Actual. Finalistas
Ladbrokes.
Encuesta
The Guardian.
Ngugi Wa Thiong'o 76 7/2 12%
Haruki Murakami 65 9/2 36%
Svetlana Aleksijevitj 66 6/1 3%
Adonis 84 10/1 4%
Ismail Kadare 78 10/1 7%
Patrick Modiano 69 10/1 2%
137
Jon Fosse 55 12/1 2%
Peter Handke 72 12/1 4%
Philip Roth 81 12/1 28%
Assia Djebar 78 14/1 2%
(“Who Should Win the Nobel Prize in Literature”, 2014)
Inclusive para los que saben, no creen en rumores o son expertos en la
materia, la espera del anuncio del Premio Nobel de Literatura usualmente significa
otro año de sorpresa, porque lo más probable es que no gane “el favorito”. La
tendencia, como es notoria en la encuesta anterior, es la de considerar a
escritores de avanzada edad, pues la Academia es conocida por premiar a
escritores con trayectorias largas, aunque no sean famosos a nivel internacional.
La ganancia del autor y de la industria no se limita al Premio. Con el
nombramiento del Premio Nobel de Literatura, llega un incremento en ventas. “El
efecto Nobel” se hace sentir enseguida, pero no es algo duradero en todos los
casos. La buena lectura no es una moda. Para el verdadero lector un premio
puede ayudarle a descubrir nuevos horizontes, pero nada es definitivo. La prueba
del tiempo es un factor determinante en la conversión de una obra común, a un
clásico.
A horas de la victoria de Patrick Modiano, las librerías agregaron de
inmediato la faja Premio Nobel de literatura 2014 a cada libro del autor. Acto
seguido, su casa editora, Gallimard, ordenó una reimpresión de 250.000
138
ejemplares de sus obras. Modiano parece ser un descubrimiento para el mundo,
que no se sabe si será duradero. Su triunfo ha sido acogido con ciertas reservas
por especialistas y lectores, y tuvo una tibia respuesta en los medios. (“El efecto
Nobel”, 2014).
Una encuesta realizada por la página oficial del Premio Nobel de Literatura,
nobelprize.org, realizada inmediatamente después de anunciarse su triunfo, reveló
que el 92% de los encuestados no habían leído alguna obra de Patrick Modiano,
en contraste con el 7% que contestó afirmativamente. Ahora lo interesante será
presenciar cómo la atención sobre la obra de Modiano en lugares donde era muy
poco conocido, impactará en su vida, y obra.
La reacción ante la elección del Premio Nobel de Literatura del 2013 para
Alice Munro, marcó un panorama distinto. El buen recibimiento de la noticia se
debió a que ella figuraba entre los favoritos en las encuestas y apuestas de ese
año. Por primera vez en mucho tiempo, un sentimiento general de entusiasmo se
propagó por el triunfo de un autor que ya contaba con un leal y significativo séquito
de seguidores, y porque tal vez, finalmente pudieron ganar dinero apostando a su
escritor favorito.
139
Conclusiones.
En la historia del Premio Nobel de Literatura ha habido drama,
controversia, acción, y redención. La interpretación del concepto “ideal” se fue
ampliando poco a poco, hasta llegar a una posición en que el idealismo ya no es
requisito para el Premio. La evaluación del trabajo de la Academia Sueca
demostró la importancia de distinguir entre los argumentos detrás de una elección,
desde su perspectiva, y la información con la que disponemos ahora.
En la búsqueda del ideal literario, ejemplificado en esta investigación con
las trece mujeres ganadoras del Premio Nobel de Literatura, se expone parte de
esa información con la que contamos ahora, y que ofrece una perspectiva
desconocida para la mayoría. La representación de la mujer parece asegurar un
lugar de equidad en el futuro de la premiación, toda vez que la Academia Sueca
siga trabajando en sus métodos de selección y evolucione en sus propuestas.
El futuro de la Academia radica en dos opciones, una es la de convertirse
en un descubridor temprano. Es una posición que puede resultar conveniente, ya
que la visión del mundo, a pesar de las críticas, es de respeto hacia la Academia
Sueca y sus expertos. Un paso lógico en la evolución de la Academia debe de
contemplar aprovechar ese prestigio para alentar a nuevas generaciones a
escribir, y ser publicados.
Claro está que sería imposible esperar que se premien a todos los
escritores que se lo merecen, sobre todo cuando el mundo está lleno de grandes
autores que tardan en florecer o que no encuentran la correcta forma de difusión.
140
Lo que sí es posible, es darle el impulso necesario a talentos que están en edad
productiva y que puedan beneficiarse del prestigioso Premio.
Además para que se convierta en un verdadero premio internacional, la
Academia Sueca necesita tener un mayor diálogo con la literatura universal, y
ponerse al día con las corrientes modernas. Su responsabilidad va más allá de
tomar una de las decisiones más esperadas del año. El premio existe para crear
competencia, y la posibilidad de reconocimiento. Escritores alrededor del mundo
aprecian el Nobel porque representa la mejor oportunidad de ser otorgados la
clase de reconocimiento sublime que tienden a buscar en vida.
Es también para considerarse la iniciativa que la Academia responda a las
críticas abriendo sus archivos, exponiendo así las discusiones detrás del proceso
de nominación, selección y votación. Si la Academia publicara dicha información a
la par del ganador, le daría más razones al espectador para involucrarse en la
discusión y analizar los argumentos debatidos, pues está comprobado que aun
cuando premian a candidatos dudosos, crean controversia alrededor del tema.
Por otra parte, está la opción de seguir con la tendencia actual, en la que se
premia el conjunto de trabajos de un autor, lo que usualmente significa elegir a
escritores de edad avanzada. Sin embargo, la Academia debe procurar darle un
mayor énfasis a la literatura, y no a factores externos. El premiar conforme y
exclusivamente al mérito literario es más difícil de lo que parece. Cualquier premio
tiene como misión seleccionar lo mejor en su categoría; la literatura no es la
141
excepción, pero cuando una institución como la Academia Sueca adquiere un
estatus elevado, se puede perder de vista el verdadero propósito.
El protagonismo de la Academia Sueca y la Fundación Nobel, en general,
ha convertido la entrega del premio en un espectáculo. Opiniones y comentarios
de los miembros de la Academia cada día cobran más importancia entre sus
seguidores, y roban la atención de su trabajo. La sobresaturación mediática es
también un factor que puede restar mérito a la premiación, pues existe una
demanda por la especulación del ganador, que bien puede beneficiar o perjudicar
la carrera de un escritor, una vez revelado su nombre.
La tendencia idealista que solicitó buscar Alfred Nobel en el campo de la
literatura, podría finalmente cumplirse si la Academia intenta ser más congruente
consigo misma y con su labor, y justifique sus decisiones en argumentos sólidos.
Es una misión que seguramente apelará por su instinto de supervivencia, pues la
Academia Sueca ha sabido muy bien encontrar la manera de mantenerse activa.
Es tiempo de crear expectativas por las razones correctas y sea cual sea la
vertiente que elija, vaya en búsqueda del único ideal válido: el mérito literario.
142
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