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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año XLVII, número 8 (2.403) Ciudad del Vaticano 20 de febrero de 2015 Nuevos purpurados en la Iglesia Incardinados y dóciles La creación de nuevos cardenales Roma, 14 de febrero de 2015 El Sumo Pontífice Francisco, el sábado 14 de febrero de 2015, en la basílica vati- cana, tuvo el Consistorio ordinario pú- blico para la creación de nuevos carde- nales, la imposición de la birreta, la en- trega del anillo y la asignación del título o de la diaconía. El Santo Padre llegó a las 11 a la basí- lica e hizo una breve oración ante la Confesión. Tras ubicarse en la Cátedra, recibió por parte del prefecto del Tribu- nal supremo de la Signatura apostólica, Dominique Mamberti, primero entre los nuevos cardenales, unas palabras de sa- ludo. Luego, tras recitar la oración ini- cial y después de la proclamación del Trigésimo aniversario de la Jornada mundial de la juventud Exploradores de la belleza MENSAJE DEL PONTÍFICE EN PÁGINA 3 Mensaje del día de Hispanoamérica en las diócesis de España Evangelizadores con la fuerza del Espíritu PÁGINA 6 El único título de honor GIOVANNI MARIA VIAN El consistorio extraordinario y la creación de veinte cardenales ele- gidos literalmente de todas las partes del mundo muestran con claridad la intención del Papa Francisco, mientras está por iniciar el tercer año de su pontificado. En el signo de la comunión y de la colegialidad la preocupación cen- tral del Pontífice es la misión, cu- yos rasgos están delineados en la meditación sobre el himno de la caridad de san Pablo que Bergo- glio desarrolló en dos momentos, al hablar a los nuevos purpurados y luego al celebrar con ellos. Y precisamente en la caridad se mide la ejemplaridad a la que ca- da día está llamada la Iglesia de Roma con su curia. En esta Iglesia están incorporados a título espe- cial los cardenales, expresión, aho- ra como nunca antes, de una cato- licidad que el Papa describió con eficacia: «Es saber amar sin lími- tes, pero al mismo tiempo con fi- delidad a las situaciones particula- res y con gestos concretos». Si la Iglesia de Roma, en efecto, presi- de en la caridad, «toda Iglesia particular, en su ámbito, está lla- mada a presidir en la caridad». Durante dos días, en el consis- torio extraordinario, los cardenales de todo el mundo debatieron e in- discutiblemente sostuvieron, en la natural y obvia diversidad de vo- ces, la reforma de la Iglesia y de la Curia romana, que es necesaria y SIGUE EN LA PÁGINA 11 SIGUE EN LA PÁGINA 10 En la audiencia general Pa z para Ucrania Las zonas de conflicto estuvieron nuevamente en el centro de las preocupaciones del Papa durante los saludos a los grupos presentes en la plaza. Saludo cordialmente a los obispos de Ucrania, Слава Ісусу Христу! (¡alabado sea Jesucristo!) en visita «ad limina», así como a los peregrinos de las diócesis que los acompañan. Hermanos y herma- nas, sé que entre las muchas otras inten- ciones que traéis a las tumbas de los Apóstoles está la petición de la paz en Ucrania. Llevo en el corazón el mismo deseo y me uno a vuestra oración, para que llegue la paz duradera a vuestra pa- tria cuanto antes. Que Dios os bendiga. Quisiera invitar nuevamente a rezar por nuestros hermanos egipcios que ha- ce tres días fueron asesinados en Libia por el solo motivo de ser cristianos. Que el Señor los acoja en su casa y dé consuelo a sus familias y a sus comuni- dades. Oremos también por la paz en Oriente Medio y en el Norte de África, recordando a todos los difuntos, heridos y refugiados. Que la comunidad inter- nacional pueda encontrar soluciones pa- cíficas a la difícil situación en Libia. CONSISTORIO Y MISA CON LOS NUEVOS CARDENALES EN PÁGINAS 10 Y 11 Celebración del miércoles de ceniza en Santa Sabina El don de las lágrimas «Nos hará bien a todos, pero es- pecialmente a nosotros, los sacer- dotes, pedir el don de las lágri- mas, para hacer que nuestra ora- ción y nuestro camino de conver- sión sean cada vez más auténti- cos y sin hipocresía». El miérco- les de Ceniza el Papa trazó las coordenadas del itinerario cua- resmal. Al celebrar la misa en el Aventino el 18 de febrero, por la tarde, el Pontífice ofreció una re- flexión sobre la importancia del llanto, que evocó la que propuso en Manila durante el encuentro con una niña víctima de violen- cias. Para el Papa Francisco el llanto revela el rostro auténtico del hombre, más allá de los ges- tos hipócritas realizados para ab- solver «prescripciones corroídas por la herrumbre del formalis- mo». Después de la procesión peni- tencial desde la basílica de San Anselmo a Santa Sabina, el Papa presidió la Eucaristía con el rito de la imposición de la ceniza. PÁGINA 20 CATEQUESIS EN PÁGINA 2

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L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año XLVII, número 8 (2.403) Ciudad del Vaticano 20 de febrero de 2015

Nuevos purpurados en la Iglesia

Incardinados y dócilesLa creación

de nuevos cardenales

Roma, 14 de febrero de 2015El Sumo Pontífice Francisco, el sábado14 de febrero de 2015, en la basílica vati-cana, tuvo el Consistorio ordinario pú-blico para la creación de nuevos carde-nales, la imposición de la birreta, la en-trega del anillo y la asignación del títuloo de la diaconía.

El Santo Padre llegó a las 11 a la basí-lica e hizo una breve oración ante laConfesión. Tras ubicarse en la Cátedra,recibió por parte del prefecto del Tribu-nal supremo de la Signatura apostólica,Dominique Mamberti, primero entre losnuevos cardenales, unas palabras de sa-ludo. Luego, tras recitar la oración ini-cial y después de la proclamación del

Trigésimo aniversario de la Jornada mundial de la juventud

Exploradores de la belleza

MENSAJE DEL PONTÍFICE EN PÁGINA 3

Mensaje del día de Hispanoaméricaen las diócesis de España

E v a n g e l i z a d o re scon la fuerza del Espíritu

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El único títulode honor

GI O VA N N I MARIA VIAN

El consistorio extraordinario y lacreación de veinte cardenales ele-gidos literalmente de todas laspartes del mundo muestran conclaridad la intención del PapaFrancisco, mientras está por iniciarel tercer año de su pontificado. Enel signo de la comunión y de lacolegialidad la preocupación cen-tral del Pontífice es la misión, cu-yos rasgos están delineados en lameditación sobre el himno de lacaridad de san Pablo que Bergo-glio desarrolló en dos momentos,al hablar a los nuevos purpuradosy luego al celebrar con ellos.

Y precisamente en la caridad semide la ejemplaridad a la que ca-da día está llamada la Iglesia deRoma con su curia. En esta Iglesiaestán incorporados a título espe-cial los cardenales, expresión, aho-ra como nunca antes, de una cato-licidad que el Papa describió coneficacia: «Es saber amar sin lími-tes, pero al mismo tiempo con fi-delidad a las situaciones particula-res y con gestos concretos». Si laIglesia de Roma, en efecto, presi-de en la caridad, «toda Iglesiaparticular, en su ámbito, está lla-mada a presidir en la caridad».

Durante dos días, en el consis-torio extraordinario, los cardenalesde todo el mundo debatieron e in-discutiblemente sostuvieron, en lanatural y obvia diversidad de vo-ces, la reforma de la Iglesia y de laCuria romana, que es necesaria y

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En la audiencia general

Pa zpara Ucrania

Las zonas de conflicto estuvieronnuevamente en el centro de laspreocupaciones del Papa durante lossaludos a los grupos presentes en la plaza.Saludo cordialmente a los obispos deUcrania, Слава Ісусу Христу! (¡alabadosea Jesucristo!) en visita «ad limina»,así como a los peregrinos de las diócesisque los acompañan. Hermanos y herma-nas, sé que entre las muchas otras inten-ciones que traéis a las tumbas de losApóstoles está la petición de la paz enUcrania. Llevo en el corazón el mismodeseo y me uno a vuestra oración, paraque llegue la paz duradera a vuestra pa-tria cuanto antes. Que Dios os bendiga.

Quisiera invitar nuevamente a rezarpor nuestros hermanos egipcios que ha-ce tres días fueron asesinados en Libiapor el solo motivo de ser cristianos.Que el Señor los acoja en su casa y déconsuelo a sus familias y a sus comuni-dades.

Oremos también por la paz enOriente Medio y en el Norte de África,recordando a todos los difuntos, heridosy refugiados. Que la comunidad inter-nacional pueda encontrar soluciones pa-cíficas a la difícil situación en Libia.

CONSISTORIO Y MISA CON LOS NUEVOS CARDENALES EN PÁGINAS 10 Y 11

Celebración del miércoles de ceniza en Santa Sabina

El don de las lágrimas«Nos hará bien a todos, pero es-pecialmente a nosotros, los sacer-dotes, pedir el don de las lágri-mas, para hacer que nuestra ora-ción y nuestro camino de conver-sión sean cada vez más auténti-cos y sin hipocresía». El miérco-les de Ceniza el Papa trazó lascoordenadas del itinerario cua-resmal. Al celebrar la misa en elAventino el 18 de febrero, por latarde, el Pontífice ofreció una re-flexión sobre la importancia delllanto, que evocó la que propusoen Manila durante el encuentrocon una niña víctima de violen-cias. Para el Papa Francisco elllanto revela el rostro auténticodel hombre, más allá de los ges-tos hipócritas realizados para ab-solver «prescripciones corroídaspor la herrumbre del formalis-mo».

Después de la procesión peni-tencial desde la basílica de SanAnselmo a Santa Sabina, el Papapresidió la Eucaristía con el ritode la imposición de la ceniza.

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CAT E Q U E S I S EN PÁGINA 2

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

En la audiencia general el Papa habla de los hermanos

De la misma carneEs necesario «volver a llevar lafraternidad al centro de nuestrasociedad tecnocrática y burocrática»: lodijo el Papa Francisco durante laaudiencia general del miércoles 18 defebrero, en la plaza de San Pedro.Continuando con el ciclo de catequesisdedicadas a la familia, el Pontíficehabló de los hermanos.

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

En nuestro camino de catequesissobre la familia, tras haber conside-rado el papel de la madre, del pa-dre, de los hijos, hoy es el turno delos hermanos. «Hermano» y «herma-na» son palabras que el cristianismoquiere mucho. Y, gracias a la expe-riencia familiar, son palabras que to-das las culturas y todas las épocasc o m p re n d e n .

El vínculo fraterno tiene un sitioespecial en la historia del pueblo deDios, que recibe su revelación en lavivacidad de la experiencia humana.El salmista canta la belleza de la re-lación fraterna: «Ved qué dulzura,qué delicia, convivir los hermanosunidos» (Sal 132, 1). Y esto es ver-dad, la fraternidad es hermosa. Jesu-cristo llevó a su plenitud incluso estaexperiencia humana de ser hermanosy hermanas, asumiéndola en el amortrinitario y potenciándola de tal mo-do que vaya mucho más allá de losvínculos del parentesco y pueda su-perar todo muro de extrañeza.

Sabemos que cuando la relaciónfraterna se daña, cuando se arruina larelación entre hermanos, se abre elcamino hacia experiencias dolorosasde conflicto, de traición, de odio. Elrelato bíblico de Caín y Abel consti-tuye el ejemplo de este resultado ne-gativo. Después del asesinato deAbel, Dios pregunta a Caín: «¿Dón-de está Abel, tu hermano?» (Gen 4,9a). Es una pregunta que el Señorsigue repitiendo en cada generación.Y lamentablemente, en cada genera-ción, no cesa de repetirse también ladramática respuesta de Caín: «No

sé; ¿soy yo el guardián de mi herma-no?» (Gen 4, 9b). La ruptura delvínculo entre hermanos es algo feo ymalo para la humanidad. Incluso enla familia, cuántos hermanos riñenpor pequeñas cosas, o por una he-rencia, y luego no se hablan más, nose saludan más. ¡Esto es feo! La fra-ternidad es algo grande, cuando sepiensa que todos los hermanos vivie-ron en el seno de la misma mamádurante nueve meses, vienen de lacarne de la mamá. Y no se puederomper la hermandad. Pensemos unpoco: todos conocemos familias quetienen hermanos divididos, que hanreñido; pidamos al Señor por estasfamilias —tal vez en nuestra familiahay algunos casos— para que lesayude a reunir a los hermanos, a re-constituir la familia. La fraternidadno se debe romper y cuando se rom-pe sucede lo que pasó con Caín yAbel. Cuando el Señor pregunta aCaín dónde estaba su hermano, élresponde: «Pero, yo no sé, a mí nome importa mi hermano». Esto esfeo, es algo muy, muy doloroso deescuchar. En nuestras oracionessiempre rezamos por los hermanosque se han distanciado.

El vínculo de f ra t e r n i d a d que seforma en la familia entre los hijos, sise da en un clima de educaciónabierto a los demás, es la gran es-cuela de libertad y de paz. En la fa-milia, entre hermanos se aprende laconvivencia humana, cómo se debeconvivir en sociedad. Tal vez nosiempre somos conscientes de ello,pero es precisamente la familia laque introduce la fraternidad en elmundo. A partir de esta primera ex-periencia de fraternidad, nutrida porlos afectos y por la educación fami-liar, el estilo de la fraternidad seirradia como una promesa sobre to-da la sociedad y sobre las relacionesentre los pueblos.

La bendición que Dios, en Jesu-cristo, derrama sobre este vínculo de

fraternidad lo dilata de un modo ini-maginable, haciéndolo capaz de irmás allá de toda diferencia de na-ción, de lengua, de cultura e inclusode religión.

Pensad lo que llega a ser la rela-ción entre los hombres, incluso sien-do muy distintos entre ellos, cuandopueden decir de otro: «Este es preci-samente como un hermano, esta esprecisamente como una hermana pa-ra mí». ¡Esto es hermoso! La histo-ria, por lo demás, ha mostrado sufi-cientemente que incluso la libertad yla igualdad, sin la fraternidad, pue-den llenarse de individualismo y deconformismo, incluso de interés per-sonal.

La fraternidad en la familia res-plandece de modo especial cuandovemos el cuidado, la paciencia, elafecto con los cuales se rodea al her-manito o a la hermanita más débiles,enfermos, o con discapacidad. Loshermanos y hermanas que hacen es-to son muchísimos, en todo el mun-do, y tal vez no apreciamos lo sufi-ciente su generosidad. Y cuando loshermanos son muchos en la familia—hoy, he saludado a una familia,

que tiene nueve hijos: el más gran-de, o la más grande, ayuda al papá,a la mamá, a cuidar a los más pe-queños. Y es hermoso este trabajode ayuda entre los hermanos.

Tener un hermano, una hermanaque te quiere es una experienciafuerte, impagable, insustituible. Lomismo sucede en la fraternidad cris-tiana. Los más pequeños, los másdébiles, los más pobres deben enter-necernos: tienen «derecho» de lle-narnos el alma y el corazón. Sí, ellosson nuestros hermanos y como talestenemos que amarlos y tratarlos.Cuando esto se da, cuando los po-bres son como de casa, nuestra fra-ternidad cristiana misma cobra denuevo vida. Los cristianos, en efecto,van al encuentro de los pobres y delos débiles no para obedecer a unprograma ideológico, sino porque lapalabra y el ejemplo del Señor nosdicen que todos somos hermanos.Este es el principio del amor deDios y de toda justicia entre loshombres. Os sugiero una cosa: antesde acabar, me faltan pocas líneas, ensilencio cada uno de nosotros, pen-semos en nuestros hermanos, ennuestras hermanas, y en silencio des-de el corazón recemos por ellos. Uninstante de silencio.

Así, pues, con esta oración los he-mos traído a todos, hermanos y her-manas, con el pensamiento, con elcorazón, aquí a la plaza para recibirla bendición.

Hoy más que nunca es necesariovolver a poner la fraternidad en elcentro de nuestra sociedad tecnocrá-tica y burocrática: entonces tambiénla libertad y la igualdad tomarán sujusta entonación. Por ello, no prive-mos a nuestras familias con demasia-da ligereza, por sometimiento o pormiedo, de la belleza de una ampliaexperiencia fraterna de hijos e hijas.Y no perdamos nuestra confianza enla amplitud de horizonte que la fe escapaz de sacar de esta experiencia,iluminada por la bendición de Dios.

Los tuits en@Pontifex_es

16 FEB [6.15 PM] Jesús ha venido atraernos la alegría a todos y paras i e m p re

17 FEB [10.00 AM] Durante laCuaresma, hallemos modos con-cretos para superar nuestra indife-re n c i a

18 FEB [12.00 PM] Jesús no es unpersonaje del pasado: tambiénhoy sigue iluminando el caminodel hombre

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

El trigésimo aniversario de la Jornada mundial de la juventud

Exploradores de la bellezaQue Juan Pablo II interceda por nuestra peregrinación hacia Cracovia

«Ustedes, jóvenes, son expertosexploradores... Al mismo tiempo que lesinvito a descubrir la belleza de lavocación humana al amor, les pido quese rebelen contra esa tendencia tanextendida de banalizar el amor». Loescribe el Papa Francisco en el mensajepara la Jornada mundial de lajuventud 2015, que se celebrará a niveldiocesano el domingo de Ramos. Es elsegundo de los tres mensajes dedicadosa las bienaventuranzas evangélicas, queestán marcando la preparación para elencuentro internacional programado enCracovia en 2016.

«Bienaventurados los limpios decorazón, porque ellos verán a Dios»

(Mt 5, 8)

Queridos jóvenes:Seguimos avanzando en nuestra

peregrinación espiritual a Cracovia,donde tendrá lugar la próxima edi-ción internacional de la Jornadamundial de la juventud, en julio de2016. Como guía en nuestro camino,hemos elegido el texto evangélico delas Bienaventuranzas. El año pasadoreflexionamos sobre la bienaventu-ranza de los pobres de espíritu, si-tuándola en el contexto más ampliodel «sermón de la montaña». Descu-brimos el significado revolucionariode las Bienaventuranzas y el fuertellamamiento de Jesús a lanzarnosdecididamente a la aventura de labúsqueda de la felicidad. Este añoreflexionaremos sobre la sexta Biena-venturanza: «Bienaventurados loslimpios de corazón, porque ellos ve-rán a Dios» (Mt 5, 8).

1. El deseo de felicidadLa palabra bienaventurados (felices),

aparece nueve veces en esta primeragran predicación de Jesús (cf. Mt 5,1-12). Es como un estribillo que nosrecuerda la llamada del Señor a re-correr con Él un camino que, a pe-sar de todas las dificultades, condu-ce a la verdadera felicidad.

Queridos jóvenes, todas las perso-nas de todos los tiempos y de cual-quier edad buscan la felicidad. Diosha puesto en el corazón del hombrey de la mujer un profundo anhelode felicidad, de plenitud. ¿No notáisque vuestros corazones están inquie-tos y en continua búsqueda de unbien que pueda saciar su sed de infi-nito?

Los primeros capítulos del librodel Génesis nos presentan la esplén-dida bienaventuranza a la que esta-mos llamados y que consiste en lacomunión perfecta con Dios, con losotros, con la naturaleza, con noso-tros mismos. El libre acceso a Dios,

a su presencia e intimidad, formabaparte de su proyecto sobre la huma-nidad desde los orígenes y hacía quela luz divina permease de verdad ytrasparencia todas las relaciones hu-manas. En este estado de pureza ori-ginal, no había «máscaras», subter-fugios, ni motivos para esconderseunos de otros. Todo era limpio yc l a ro .

Cuando el hombre y la mujer ce-den a la tentación y rompen la rela-ción de comunión y confianza conDios, el pecado entra en la historiahumana (cf. Gn 3). Las consecuen-cias se hacen notar enseguida en lasrelaciones consigo mismos, de losunos con los otros, con la naturale-za. Y son dramáticas. La pureza delos orígenes queda como contamina-da. Desde ese momento, el accesodirecto a la presencia de Dios ya noes posible. Aparece la tendencia aesconderse, el hombre y la mujer tie-nen que cubrir su desnudez. Sin laluz que proviene de la visión del Se-ñor, ven la realidad que los rodea demanera distorsionada, miope. La«brújula» interior que los guiaba enla búsqueda de la felicidad pierde supunto de orientación y la tentacióndel poder, del tener y el deseo delplacer a toda costa los lleva al abis-mo de la tristeza y de la angustia.

En los Salmos encontramos el gri-to de la humanidad que, desde lohondo de su alma, clama a Dios:

«¿Quién nos hará ver la dicha si laluz de tu rostro ha huido de noso-tros?» (Sal 4, 7). El Padre, en subondad infinita, responde a esta sú-plica enviando a su Hijo. En Jesús,Dios asume un rostro humano. Consu encarnación, vida, muerte y resu-rrección, nos redime del pecado ynos descubre nuevos horizontes, im-pensables hasta entonces.

Y así, en Cristo, queridos jóvenes,encontrarán el pleno cumplimientode sus sueños de bondad y felicidad.Sólo Él puede satisfacer sus expecta-tivas, muchas veces frustradas porlas falsas promesas mundanas. Co-mo dijo san Juan Pablo II: «Es Él labelleza que tanto les atrae; es Élquien les provoca con esa sed de ra-dicalidad que no les permite dejarsellevar del conformismo; es Él quienles empuja a dejar las máscaras quefalsean la vida; es Él quien les lee enel corazón las decisiones más autén-ticas que otros querrían sofocar. EsJesús el que suscita en ustedes el de-seo de hacer de su vida algo gran-de» (Vigilia de oración en Tor Vergata,19 de agosto de 2000).

2. Bienaventuradoslos limpios de corazón...Ahora intentemos profundizar en

por qué esta bienaventuranza pasa através de la pureza del corazón. An-tes que nada, hay que comprender elsignificado bíblico de la palabra co-razón. Para la cultura semita el cora-zón es el centro de los sentimientos,de los pensamientos y de las inten-ciones de la persona humana. Si laBiblia nos enseña que Dios no miralas apariencias, sino al corazón (cf. 1Sam 16, 7), también podríamos decirque es desde nuestro corazón desdedonde podemos ver a Dios. Esto esasí porque nuestro corazón concen-tra al ser humano en su totalidad yunidad de cuerpo y alma, su capaci-dad de amar y ser amado.

En cuanto a la definición de lim-pio, la palabra griega utilizada por elevangelista Mateo es k a t h a ro s , quesignifica fundamentalmente puro, li-bre de sustancias contaminantes. En elEvangelio, vemos que Jesús rechazauna determinada concepción de pu-reza ritual ligada a la exterioridad,que prohíbe el contacto con cosas y

personas (entre ellas, los leprosos ylos extranjeros) consideradas impu-ras. A los fariseos que, como otrosmuchos judíos de entonces, no co-mían sin haber hecho las ablucionesy observaban muchas tradiciones so-bre la limpieza de los objetos, Jesúsles dijo categóricamente: «Nada queentre de fuera puede hacer al hom-bre impuro; lo que sale de dentro eslo que hace impuro al hombre. Por-que de dentro, del corazón del hom-bre, salen los malos propósitos, lasfornicaciones, robos, homicidios,adulterios, codicias, injusticias, frau-des, desenfreno, envidia, difamación,orgullo, frivolidad» (Mc 7, 15.21-22).

Por tanto, ¿en qué consiste la feli-cidad que sale de un corazón puro?Por la lista que hace Jesús de losmales que vuelven al hombre impu-ro, vemos que se trata sobre todo dealgo que tiene que ver con el campode nuestras relaciones. Cada uno tie-ne que aprender a descubrir lo quepuede «contaminar» su corazón, for-marse una conciencia recta y sensi-ble, capaz de «discernir lo que es lavoluntad de Dios, lo bueno, lo queagrada, lo perfecto» (Rm 12, 2). Sihemos de estar atentos y cuidar ade-cuadamente la creación, para que elaire, el agua, los alimentos no esténcontaminados, mucho más tenemosque cuidar la pureza de lo más pre-cioso que tenemos: nuestros corazonesy nuestras relaciones. Esta «ecologíahumana» nos ayudará a respirar elaire puro que proviene de las cosasbellas, del amor verdadero, de lasantidad.

Una vez les pregunté: ¿Dónde es-tá su tesoro? ¿en qué descansa sucorazón? (cf. Entrevista con algunosjóvenes de Bélgica, 31 de marzo de2014). Sí, nuestros corazones puedenapegarse a tesoros verdaderos o fal-sos, en los que pueden encontrar au-téntico reposo o adormecerse, ha-ciéndose perezosos e insensibles. Elbien más precioso que podemos te-ner en la vida es nuestra relacióncon Dios. ¿Lo creen así de verdad?¿Son conscientes del valor inestima-ble que tienen a los ojos de Dios?¿Saben que Él los valora y los amaincondicionalmente? Cuando estaconvicción desaparece, el ser huma-no se convierte en un enigma incom-prensible, porque precisamente lo

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Exploradores de la belleza

VIENE DE LA PÁGINA 3

que da sentido a nuestra vida es sa-bernos amados incondicionalmentepor Dios. ¿Recuerdan el diálogo deJesús con el joven rico (cf. Mc 10, 17-22)? El evangelista Marcos dice queJesús lo miró con cariño (cf. v. 21), ydespués lo invitó a seguirle para en-contrar el verdadero tesoro. Les de-seo, queridos jóvenes, que esta mira-da de Cristo, llena de amor, lesacompañe durante toda su vida.

Durante la juventud, emerge lagran riqueza afectiva que hay en suscorazones, el deseo profundo de unamor verdadero, maravilloso, gran-de. ¡Cuánta energía hay en esta ca-pacidad de amar y ser amado! Nopermitan que este valor tan preciososea falseado, destruido o menoscaba-do. Esto sucede cuando nuestras re-laciones están marcadas por la ins-trumentalización del prójimo paralos propios fines egoístas, en ocasio-nes como mero objeto de placer. Elcorazón queda herido y triste trasesas experiencias negativas. Se losruego: no tengan miedo al amor ver-dadero, aquel que nos enseña Jesúsy que San Pablo describe así: «Elamor es paciente, afable; no tieneenvidia; no presume ni se engríe; noes mal educado ni egoísta; no se irri-ta; no lleva cuentas del mal; no sealegra de la injusticia, sino que gozacon la verdad. Disculpa sin límites,cree sin límites, espera sin límites,aguanta sin límites. El amor no pasanunca» (1 Co 13, 4-8).

Al mismo tiempo que les invito adescubrir la belleza de la vocaciónhumana al amor, les pido que se re-belen contra esa tendencia tan ex-tendida de banalizar el amor, sobretodo cuando se intenta reducirlo so-lamente al aspecto sexual, privándo-lo así de sus características esencialesde belleza, comunión, fidelidad yresponsabilidad. Queridos jóvenes,«en la cultura de lo provisional, delo relativo, muchos predican que loimportante es “d i s f ru t a r ” el momen-to, que no vale la pena comprome-terse para toda la vida, hacer opcio-nes definitivas, “para siempre”, por-que no se sabe lo que pasará maña-na. Yo, en cambio, les pido que seanrevolucionarios, les pido que vayancontracorriente; sí, en esto les pidoque se rebelen contra esta cultura delo provisional, que, en el fondo, creeque ustedes no son capaces de asu-mir responsabilidades, cree que uste-des no son capaces de amar verdade-ramente. Yo tengo confianza en us-tedes, jóvenes, y pido por ustedes.Atrévanse a “ir contracorriente”. Yatrévanse también a ser felices» (En-cuentro con los voluntarios de la JMJde Río de Janeiro, 28 de julio de2013).

Ustedes, jóvenes, son expertos ex-ploradores. Si se deciden a descubrirel rico magisterio de la Iglesia en es-te campo, verán que el cristianismono consiste en una serie de prohibi-ciones que apagan sus ansias de feli-

cidad, sino en un proyecto de vidacapaz de atraer nuestros corazones.

3. ...porque verán a DiosEn el corazón de todo hombre y

mujer, resuena continuamente la in-vitación del Señor: «Busquen mirostro» (Sal 27, 8). Al mismo tiem-po, tenemos que confrontarnos siem-pre con nuestra pobre condición depecadores. Es lo que leemos, porejemplo, en el Libro de los Salmos:«¿Quién puede subir al monte delSeñor? ¿Quién puede estar en el re-cinto sacro? El hombre de manosinocentes y puro corazón» (Sal 24,3-4). Pero no tengamos miedo ni nosdesanimemos: en la Biblia y en lahistoria de cada uno de nosotros ve-mos que Dios siempre da el primerpaso. Él es quien nos purifica paraque seamos dignos de estar en sup re s e n c i a .

El profeta Isaías, cuando recibióla llamada del Señor para que habla-se en su nombre, se asustó: «¡Ay demí, estoy perdido, pues soy un hom-bre de labios impuros!» (Is 6, 5). Pe-ro el Señor lo purificó por medio de

de la oración, que describió como«tratar de amistad, estando muchasveces tratando a solas con quien sa-bemos nos ama» (Libro de la vida, 8,5). Por eso, les pregunto: ¿rezan?¿saben que pueden hablar con Jesús,con el Padre, con el Espíritu Santo,como se habla con un amigo? Y noun amigo cualquiera, sino el mejoramigo, el amigo de más confianza.Prueben a hacerlo, con sencillez.Descubrirán lo que un campesino deArs decía a su santo Cura: Cuandoestoy rezando ante el Sagrario, «yole miro y Él me mira» (Catecismo dela Iglesia católica, 2715).

También les invito a encontrarsecon el Señor leyendo frecuentemente laSagrada Escritura. Si no están acos-tumbrados todavía, comiencen porlos Evangelios. Lean cada día un pa-saje. Dejen que la Palabra de Dioshable a sus corazones, que sea luzpara sus pasos (cf. Sal 119, 105). Des-cubrirán que se puede «ver» a Diostambién en el rostro de los hermanos,especialmente de los más olvidados:los pobres, los hambrientos, los se-dientos, los extranjeros, los encarce-lados (cf. Mt 25, 31-46). ¿Han tenidoalguna experiencia? Queridos jóve-

considerar la llamada a la vida con-sagrada y al sacerdocio. Qué maravi-lla ver jóvenes que abrazan la voca-ción de entregarse plenamente aCristo y al servicio de su Iglesia.Háganse la pregunta con corazónlimpio y no tengan miedo a lo queDios les pida. A partir de su «sí» ala llamada del Señor se convertiránen nuevas semillas de esperanza enla Iglesia y en la sociedad. No lo ol-viden: La voluntad de Dios es nues-tra felicidad.

4. En camino a Cracovia«Bienaventurados los limpios de co-

razón, porque ellos verán a Dios» (Mt5, 8). Queridos jóvenes, como ven,esta Bienaventuranza toca muy decerca su vida y es una garantía de sufelicidad. Por eso, les repito una vezmás: atrévanse a ser felices.

Con la Jornada mundial de la ju-ventud de este año comienza la últi-ma etapa del camino de preparaciónde la próxima gran cita mundial delos jóvenes en Cracovia, en 2016. Secumplen ahora 30 años desde quesan Juan Pablo II instituyó en la

un ángel que le tocóla boca y le dijo: «Hadesaparecido tu culpa,está perdonado tu pe-cado» (v. 7). En elNuevo Testamento,cuando Jesús llamó asus primeros discípu-los en el lago de Ge-nesaret y realizó elprodigio de la pescamilagrosa, Simón Pe-dro se echó a sus piesdiciendo: «Apártatede mí, Señor, que soyun pecador» (Lc 5, 8).La respuesta no se hi-zo esperar: «No te-mas; desde ahora seráspescador de hombres»(v. 10). Y cuando unode los discípulos deJesús le pidió: «Señor,muéstranos al Padre ynos basta», el Maestrorespondió: «Quien meha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn14, 8-9).

La invitación del Señor a encon-trarse con Él se dirige a cada uno deustedes, en cualquier lugar o situa-ción en que se encuentre. Basta «to-mar la decisión de dejarse encontrarpor Él, de intentarlo cada día sindescanso. No hay razón para que al-guien piense que esta invitación noes para él» (Exhort. ap. Evangeliigaudium, 3). Todos somos pecadores,necesitados de ser purificados por elSeñor. Pero basta dar un pequeñopaso hacia Jesús para descubrir queÉl nos espera siempre con los brazosabiertos, sobre todo en el Sacramen-to de la Reconciliación, ocasión pri-vilegiada para encontrar la miseri-cordia divina que purifica y recreanuestros corazones.

Sí, queridos jóvenes, el Señorquiere encontrarse con nosotros,quiere dejarnos «ver» su rostro. Mepreguntarán: «Pero, ¿cómo?». Tam-bién Santa Teresa de Ávila, que na-ció hace ahora precisamente 500años en España, desde pequeña de-cía a sus padres: «Quiero ver aDios». Después descubrió el camino

nes, para entrar en la lógica del Rei-no de Dios es necesario reconocersepobre con los pobres. Un corazónpuro es necesariamente también uncorazón despojado, que sabe abajar-se y compartir la vida con los másnecesitados.

El encuentro con Dios en la ora-ción, mediante la lectura de la Bibliay en la vida fraterna les ayudará aconocer mejor al Señor y a ustedesmismos. Como les sucedió a los dis-cípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35),la voz de Jesús hará arder su cora-zón y les abrirá los ojos para recono-cer su presencia en la historia perso-nal de cada uno de ustedes, descu-briendo así el proyecto de amor quetiene para sus vidas.

Algunos de ustedes sienten o sen-tirán la llamada del Señor al matri-monio, a formar una familia. Hoymuchos piensan que esta vocaciónestá «pasada de moda», pero no esverdad. Precisamente por eso, todala Comunidad eclesial está viviendoun período especial de reflexión so-bre la vocación y la misión de la fa-milia en la Iglesia y en el mundocontemporáneo. Además, les invito a

Iglesia las Jornadas mundiales de lajuventud. Esta peregrinación juvenila través de los continentes, bajo laguía del Sucesor de Pedro, ha sidoverdaderamente una iniciativa provi-dencial y profética. Demos gracias alSeñor por los abundantes frutos queha dado en la vida de muchos jóve-nes en todo el mundo. Cuántos des-cubrimientos importantes, sobre to-do el de Cristo Camino, Verdad yVida, y de la Iglesia como una fami-lia grande y acogedora. Cuántoscambios de vida, cuántas decisionesvocacionales han tenido lugar en es-tos encuentros. Que el santo Pontífi-ce, patrono de la J M J, interceda pornuestra peregrinación a su queridaCracovia. Y que la mirada maternalde la Bienaventurada Virgen María,la llena de gracia, toda belleza y to-da pureza, nos acompañe en este ca-mino.

Vaticano, 31 de enero de 2015Memoria de san Juan Bosco

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

En la misa en Santa Marta el Papa ofreció la celebración por los veintiún coptos «degollados por el solo motivo de ser cristianos»

Como mártires«Ofrecemos esta misa por nuestrosveintiún hermanos coptos, degolla-dos por el solo motivo de ser cristia-nos». Lo dijo el Papa Francisco enla celebración que presidió el martes17 de febrero en la capilla de la CasaSanta Marta. «Recemos por ellos—añadió—, que el Señor los acoja co-mo mártires, por sus familias, por mihermano Tawadros que sufre mu-cho». Y precisamente con el patriar-ca de la Iglesia ortodoxa copta, Ta-wadros II, el Papa habló personal-mente por teléfono el lunes por latarde manifestándole su profundaparticipación en el dolor por el cruelasesinato realizado por los funda-mentalistas islámicos. Y asegurótambién su oración con ocasión delos funerales.

Repitiendo las palabras de la antí-fona de ingreso «Sé la roca de mirefugio, un baluarte donde me salve,tú que eres mi roca y mi baluarte;por tu nombre dirígeme y guíame»(Salmo 31, 3-4), el Papa Franciscoinició la homilía. El pasaje del Librodel Génesis sobre el diluvio (6, 5-8;7, 1-5.10), propuesto por la liturgiadel día, «nos hace pensar —dijo elPontífice— en la capacidad de des-trucción que tiene el hombre: elhombre es capaz de destruir lo queha hecho Dios» cuando «le pareceque es más poderoso que Dios». Y,así, «Dios puede hacer cosas buenas,pero el hombre es capaz de destruir-las todas».

También «en la Biblia, en los pri-meros capítulos, encontramos mu-chos ejemplos, desde el comienzo».Por ejemplo, explicó el Papa Fran-cisco, «el hombre llama el diluviopor su maldad: es él quien lo lla-ma». Además, «el hombre llama elfuego del cielo, en Sodoma y Go-morra, por su maldad». Luego «elhombre crea la confusión, la divisiónde la humanidad —Babel, la Torrede Babel— por su maldad». En defi-nitiva, «el hombre es capaz de des-truir, nosotros somos todos capacesde destruir». Nos lo confirma, tam-bién en el Génesis, «una frase muy,muy aguda: “la maldad del hombrecrecía sobre la tierra y todos los pen-samientos de su corazón —del cora-zón de los hombres— tienden siem-pre y únicamente al mal, siempre”».

No es cuestión de ser demasiadonegativos, destacó el Papa, porque«esta es la verdad». A tal punto que«somos capaces de destruir inclusola fraternidad», como lo demuestrala historia de «Caín y Abel en lasprimeras páginas de la Biblia». Unepisodio que, precisamente, «destru-ye la fraternidad, es el inicio de lasguerras: los celos, las envidias, tantacodicia de poder, de tener más po-der». Sí, afirmó el Papa Francisco,«esto parece negativo, pero es realis-ta». Por lo demás, añadió, basta contomar un «periódico cualquiera» pa-ra ver «que más del noventa porciento de las noticias son noticias dedestrucción: ¡más del noventa porciento! ¡Y esto lo vemos todos losdías!».

Pero entonces, «¿qué sucede en elcorazón del hombre?», fue la pre-gunta fundamental propuesta por elPapa. «Jesús, una vez, advirtió a susdiscípulos que el mal no entra en elcorazón del hombre porque coma al-go que no es puro, sino que sale delcorazón». Y «del corazón del hom-

bre salen todas las maldades». Enefecto, «nuestro corazón débil estáherido». Está «siempre ese deseo deautonomía» que lleva a decir: «Yohago lo que quiero y si tengo ganasde hacer esto, lo hago. Y si por estoquiero declarar una guerra, la decla-ro. Y si por esto quiero destruir a mifamilia, lo hago. Y si para ello tengoque matar al vecino, lo hago». Peroprecisamente «estas son las noticiasde cada día», destacó el Papa, obser-vando que «los periódicos no noscuentan noticias de la vida de lossantos».

Así, pues, continuó tratando lacuestión central: «¿por qué somosasí?». La respuesta es directa: «Por-que tenemos esta posibilidad de des-trucción, este es el problema». Y ac-tuando así, luego, «en las guerras,en el tráfico de armas somos em-prendedores de muerte». Y «haypaíses que venden las armas a esteque está en guerra con este, y lasvenden también a este, para que asícontinúe la guerra». El problema esprecisamente la «capacidad de des-trucción y esto no viene del vecino»sino «¡de nosotros!».

«Cada íntimo intento del corazónno era otra cosa más que el mal» re-pitió una vez más el Papa Francisco.Al recordar precisamente que «noso-tros tenemos esta semilla dentro, estaposibilidad». Pero «tenemos tam-bién al Espíritu Santo que nos sal-va». Se trata, por ello, de elegir apartir de las «pequeñas cosas». Y,así, «cuando una mujer va al merca-do y encuentra a otra, comienza ahablar, a criticar a la vecina, a laotra mujer de más allá: esa mujermata, esa mujer es malvada». Y loes «en el mercado» pero también«en la parroquia, en las asociacio-nes: cuando hay celos y envidias,van al párroco y le dicen: “esta no,

este sí, este hace”». También «estaes la maldad, la capacidad de des-truir que todos nosotros tenemos».

Es sobre este punto que «hoy laIglesia, a la puerta de la Cuaresma,nos hace reflexionar». La invitacióndel Papa se orienta a preguntarnosla razón de ello, a partir del pasajeevangélico de san Marcos (8, 14-21).«En el Evangelio Jesús riñe un pocoa los discípulos que discutían: “p erotú tenías que tomar el pan —¡No,tú!”». En definitiva los doce «discu-tían como siempre, peleaban entreellos». Y he aquí que Jesús les dirige«una hermosa palabra: “Estad aten-tos, evitad la levadura de los fariseosy de Herodes”». Así, «presenta sen-cillamente el ejemplo de dos perso-nas: Herodes es malo, asesino, y losfariseos hipócritas». Pero el Señorhabla también de «“levadura” y ellosno comprendían».

El hecho es que, como relata sanMarcos, los discípulos «hablaban depan, de este pan, y Jesús les dice:“pero esa levadura es peligrosa, loque nosotros tenemos dentro y quenos conduce a destruir. Estad aten-

tos, prestad atención”». Luego «Je-sús muestra la otra puerta: “¿ Te n é i sel corazón endurecido? ¿No recor-dáis cuando distribuí los cinco pa-nes, la puerta de la salvación deDios?». En efecto, «por este caminode la discusión —dijo— jamás, jamásse hará algo bueno, siempre habrádivisiones, destrucción». Y continuó:«Pensad en la salvación, en lo quetambién Dios hizo por nosotros, yelegid bien». Pero los discípulos «noentendían porque el corazón estabaendurecido por esta pasión, por estamaldad de discutir entre ellos y verquién era el culpable de ese despistedel pan».

El Papa Francisco exhortó a con-siderar «seriamente este mensaje delSeñor». Con la consciencia de que«estas no son cosas raras, no es eldiscurso de un marciano», sino queson, en cambio, «las cosas que cadadía suceden en la vida». Y para veri-ficarlo, repitió, basta sólo con tomar«el periódico, nada más».

Sin embargo, añadió, «el hombrees capaz de hacer mucho bien: pen-semos en la madre Teresa, por ejem-plo, una mujer de nuestro tiempo».Pero si «todos nosotros somos capa-ces de hacer tanto bien» somosigualmente «capaces también dedestruir en lo grande y en lo peque-ño, en la familia misma: destruir alos hijos, no dejando crecer a loshijos con libertad, no ayudándoles acrecer bien» y así, en cierto modo,anulando a los hijos. Al considerarque «tenemos esta capacidad», paranosotros «es necesaria la meditacióncontinua: la oración, la confronta-ción entre nosotros», precisamente«para no caer en esta maldad que lodestruye todo».

Y «contamos con la fuerza» parahacerlo, como «nos recuerda Jesús».Por ello «hoy nos dice: “R e c o rd a -dlo. Recordaos de mí, que he derra-mado mi sangre por vosotros; recor-daos de mí que os he salvado, queos he salvado a todos; recordaos demí, que tengo la fuerza para acom-pañaros en el camino de la vida, nopor la senda de la maldad, sino porel camino de la bondad, de hacer elbien a los demás; no por el caminode la destrucción, sino por la sendadel construir: construir una familia,construir una ciudad, construir unacultura, construir una patria, ¡cadavez más!».

La reflexión de hoy sugirió al Pa-pa Francisco pedir al Señor, «antesde comenzar la Cuaresma», la graciade «elegir siempre bien el caminocon su ayuda y no dejarnos engañarpor las seducciones que nos llevaránpor el camino equivocado».

El dolor de los familiares de los egipcios coptos masacrados en Libia (Reuters )

Para no abandonarlosLU C E T TA SCARAFFIA

En Trípoli el obispo ha perma-necido en su cátedra despojadapara no abandonar a sus fieles.En un país completamente mu-sulmán, durante más de cuarentaaños, primero como franciscano ydespués como vicario apostólico,Giovanni Innocenzo Martinelliha estado siempre al servicio delos últimos de la tierra, en un te-rritorio inmenso y en continuatransformación. En efecto, Marti-nelli siempre se ha ocupado delos inmigrantes, no solo cristia-nos, sino también de quienes lle-gan a Libia para escapar de laguerra y desde allí después prue-ban fortuna en Europa.

Por tanto, en una diócesis for-mada en gran parte por desespe-rados, mujeres y hombres de pasoa los que encuentra brevemente,pero quizá en los momentos másduros e inciertos de su vida, elobispo ha garantizado las prime-ras ayudas y, sobre todo, ha ofre-cido amor paterno. Y durante es-tos largos años Martinelli siempreha salido a su encuentro para lle-varles ayuda material y una pala-

bra de afecto y aliento, incluso enlas terribles cárceles en las que,sin motivo aparente, a menudointernan a los prófugos eritreos.

Sus fieles son también las mi-norías de inmigrantes que lleganpara trabajar y que en el obispofranciscano han encontrado siem-pre un punto de reunión, un mo-mento de comunión y participa-ción. Precisamente para estar jun-to a ellos, un grupo de filipinosque en Libia se dedican sobre to-do a la asistencia sanitaria en loshospitales, Martinelli no se mar-cha, aunque es muy consciente delos riesgos que corre.

Cuando viajé para encontrarmecon él en 2008, me contó queesos filipinos, con su trabajo si-lencioso, dan un gran testimoniode amor cristiano en la sociedadlíbica. En su modestísima casajunto a la catedral, me explicómuchos aspectos del país dondenació, vive y considera suyo. Esun padre que permanece en sulugar, hombre intrépido como elvicario apostólico de Bengasi, elfranciscano Sylvester Carmel Ma-gro: todos debemos rezar porellos.

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página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

Mensaje de la Comisión pontificia para América Latina con motivo del Día de Hispanoamérica (1 de marzo) en las diócesis de España

Evangelizadores con la fuerza del Espíritu«Doy gracias a mi Dios cada vezque os recuerdo; siempre que rezopor vosotros, lo hago con gran ale-gría. Porque habéis sido colaborado-res míos en la obra del Evangelio,desde el primer día hasta hoy» (Flp1, 3-5). De este saludo del apóstolPablo bien puede hacerse eco el Pa-pa Francisco, como también yo mis-mo o cada uno de los obispos deEspaña y, en especial, S.E. mons.Braulio Rodríguez Plaza, presidentede la Comisión episcopal de misio-nes y cooperación entre las Iglesias,recordando a los más de 9.000 mi-sioneros españoles que trabajan alservicio de la evangelización enAmérica Latina. «Gracia y paz a vo-sotros de parte de Dios nuestro Pa-dre y del Señor Jesucristo» (Ef 1, 2).

Vaya nuestro abrazo fraterno a lossacerdotes y laicos que colaboran enla misión como fidei donum, en parti-cular a los cerca de 300 sacerdotesque sirven a la Iglesia en Latinoamé-rica acogidos a la Obra de coopera-ción sacerdotal hispanoamericana(O CSHA), así como a todas las reli-giosas y religiosos españoles quecooperan con la evangelización enaquellas tierras. Mi palabra de grati-tud se dirige también a quien presi-de la Comisión episcopal de misio-nes y cooperación entre las Iglesiasy a quienes colaboran con ella paraacompañar y alentar esa corrientemisionera tan importante para la mi-sión de la Iglesia en América Latina.

La próxima celebración del «Díade Hispanoamérica», tradicional citaanual que se está celebrando desdeel año 1959, es una buena ocasiónpara tener presentes a todos esos mi-sioneros en la oración y en la comu-nión eclesial, que se hace explícitaen la cooperación entre las Iglesias.«Doy gracias a mi Dios continua-mente por vosotros, por la gracia deDios que se os ha dado en Cristo Je-sús» (1 Cor 1, 4).

Alegría en el Espíritu SantoEs muy bueno que, inspirándose

en el capítulo V de la Exhortaciónapostólica Evangelii gaudium, que elSanto Padre Francisco ha propuestopara invitar «a una nueva etapaevangelizadora [...] e indicar cami-nos para la marcha de la Iglesia enlos próximos años» (EG 1; cf. 287),se haya escogido para esta nueva ci-ta del Día de Hispanoamérica el le-ma «Evangelizadores con la fuerzadel Espíritu». En efecto, es en Pen-tecostés cuando los Apóstoles, conla fuerza del Espíritu, salen de símismos y se convierten en evangeli-zadores. Ellos, que hasta ese mo-mento habían estado aherrojadospor el miedo y el temor, manifiestancon alegría y audacia su fe en Cristoresucitado. Esta transformación esfruto de esa fuerza del Espíritu, que«renueva, sacude e impulsa a laIglesia en una salida fuera de sí paraevangelizar a todos los pueblos»(EG 261).

Fue el entonces cardenal JorgeMario Bergoglio, como presidentede la Comisión de redacción del Do-cumento conclusivo en la V Confe-rencia general del episcopado lati-noamericano y del Caribe (Apareci-da, mayo de 2007), y el hoy Papa

Francisco, en la redacción de estaExhortación apostólica, quien haquerido personalmente incorporaren ambos textos la alegría como unaelocuente señal de identidad de losprimeros evangelizadores, como de-be serlo también de los de ahora, si-guiendo el pensamiento de Pablo VI:«Recobremos y acrecentemos el fer-vor, “la dulce y confortadora alegríade evangelizar, incluso cuando hayque sembrar entre lágrimas [...]. Yojalá el mundo actual —que buscacon angustia, a veces con esperan-za— pueda así recibir la Buena Nue-va, no a través de evangelizadorestristes y desalentados, impacientes oansiosos, sino a través de ministrosdel Evangelio, cuya vida irradia elfervor de quienes han recibido, antetodo en sí mismos, la alegría deCristo” (EN 80)» (EG 10).

La propuesta que ofrece el lemade la jornada, «Evangelizadores conla fuerza del Espíritu», es fruto de ladecidida confianza en el EspírituSanto, que «acude en ayuda de

de misioneros y misioneras han lle-gado a América, especialmente des-de España, en unos casos, para laprimera evangelización; en otros, pa-ra la cooperación con aquellas Igle-sias en formación. Estas personasson conscientes de su vocación divi-na, hasta el punto de que puedendecir con el Papa Francisco: «Yo soyuna misión en esta tierra, y para esoestoy en este mundo» (EG 273).

La respuesta a tal llamada implicaen cada caso un largo y muchas ve-ces arduo camino: requiere dejar elpropio terruño y sus gentes, partirhacia mundos lejanos, incorporarseen la vida de otros pueblos, compe-netrarse con su historia, congeniarcon su temperamento, vibrar con sussufrimientos y esperanzas, participaren una nueva realidad eclesial, po-nerse al servicio de nuevos obispos,alargar los horizontes de la solicitudapostólica universal... Tampoco seocultan las oscuridades que el evan-gelizador encontrará en su trabajomisionero (cf. EG 287). Sin embargo,

en el interior de las personas hayuna espera, aunque sea inconsciente,por conocer la verdad sobre Dios,sobre el hombre, sobre el caminoque lleva a la liberación del pecadoy de la muerte (cf. RM 45; EG 265).

Entonces descubren con aún ma-yor evidencia la necesidad de apo-yarse en la oración, como siervosinútiles y mendicantes, pero dócilesy disponibles, y en la audacia (p a r re -sía) para proclamar el Evangelio envoz alta y en todo tiempo y lugar,incluso a contracorriente. La fuerzales viene del Espíritu. «No hay ma-yor libertad que la de dejarse llevarpor el Espíritu, renunciar a calcular-lo y controlarlo todo, y permitir queÉl nos ilumine, nos guíe, nos orien-te, nos impulse hacia donde Él quie-ra. Él sabe bien lo que hace falta encada época y en cada momento. ¡Es-to se llama ser misteriosamente fe-cundos!» (EG 280).

La fuerza del primer amorEl Papa Francisco recuerda en su

Exhortación apostólica que la prime-ra motivación para evangelizar es elamor de Jesús que hemos recibido,esa experiencia de ser salvados porÉl que nos mueve a amarlo siempremás —«¿qué amor es ese que nosiente la necesidad de hablar del seramado, de mostrarlo, de hacerlo co-no cer?»—. El verdadero misionero,que lo es por ser discípulo, sabe queJesús camina con él, respira con él,trabaja con él; percibe a Jesús vivoen medio de la tarea misionera (cf.EG 264-265). Y «si uno no lo descu-bre a Él presente en el corazón mis-mo de la entrega misionera, prontopierde el entusiasmo y deja de estarseguro de lo que transmite, le faltafuerza y pasión. Y una persona queno está convencida, entusiasmada,segura, enamorada, no convence anadie» (EG 266). Sólo desde ese sa-berse enviado por Dios puede el mi-sionero vivir con alegría el serviciode iluminar, bendecir, vivificar, le-vantar, sanar, liberar a los demás.

De ahí el grito de Francisco: «¡Nonos dejemos robar la alegría evange-lizadora!» (EG 83). Es una invita-ción a sumergirnos en la alegría delEvangelio y a alimentar el amor deDios, capaz de iluminar la vocacióny la misión propias. Con motivo delúltimo DOMUND escribía el SantoPadre: «Os exhorto a recordar, co-mo en una peregrinación interior, el«primer amor» con el que el SeñorJesucristo ha caldeado el corazón decada uno, no por un sentimiento denostalgia, sino para perseverar en laalegría. El discípulo del Señor perse-vera en la alegría cuando está conÉl, cuando hace su voluntad, cuan-do comparte la fe, la esperanza y lacaridad evangélica» (Mensaje para laJornada mundial de las misiones2014).

Encuentro personal con CristoEl misionero sabe, por propia ex-

periencia, que tiene necesidad de«recomenzar» siempre su renovadoencuentro personal con Jesucristo.Nada se puede dar por presupuestoni por descontado. No puede con-formarse con lo que considera «ad-

nuestra debilidad» (Rom 8, 26), paraseguir impulsando una corrienteevangelizadora marcada por esa ale-gría, más fervorosa, generosa, audaz,llena de amor hasta el fin y de vidacontagiosa, promovida por «evange-lizadores llenos de coraje, incansa-bles en el anuncio y capaces de unagran resistencia activa» (EG 263).

La vocación de los misionerosFidei donum

El origen y la causa por la que losmisioneros son enviados a cooperarcon otras Iglesias más necesitadasestá en la iniciativa divina, que lesha llamado a estar con Él y a anun-ciar el Reino (cf. Mc 3, 14-15); esDios quien les da esta vocación quetransforma su vida. No marchan poriniciativa propia o por otros motivosque no sean el anuncio del Evange-lio. Así sucedió en los orígenes de laprimera evangelización del continen-te americano. Desde entonces, miles

se perciben nuevos brotes y signosde que tarde o temprano se produci-rá el fruto esperado. «Esa es la fuer-za de la resurrección y cada evange-lizador es un instrumento de ese di-namismo» (EG 276). Por eso, el mi-sionero tiene la seguridad de que nose perderá ninguno de sus esfuerzosrealizados con amor, como no sepierde el amor de Dios; de que sutrabajo dará frutos, pero sin preten-der saber cómo, ni dónde, ni cuán-do.

Estas convicciones que animan alos misioneros brotan del convenci-miento de que «ninguna motivaciónserá suficiente si no arde en nuestroscorazones el fuego del Espíritu» (EG261), porque saben que es Él quienprecede a la actividad misionera enel secreto de los corazones y en lacultura de los pueblos. Son cons-cientes de que su misión es ser ins-trumentos en manos del EspírituSanto, y hacen gravitar la certeza desu misión en esa seguridad de que

este proceso es, a lavez, motivo de conver-sión y de renovadoentusiasmo, porque elorigen y el fruto de laactividad misionera nodepende de los pro-yectos individuales, nide las fuerzas huma-nas, necesarias porotra parte para el sos-tenimiento y el dina-mismo en esa «pere-grinación misionera».Es Él, el que da la vo-cación, quien otorgatanto la fuerza de em-prender el camino pa-ra «llegar a todas lasperiferias que necesi-tan la luz del Evange-lio» (EG 21), como laalegría del anuncio,para que esa luz deCristo ilumine a cuan-tos todavía no lo co-nocen o lo han recha-zado.

A la vez aconteceque, en medio de laoscuridad y de los im-pedimentos, siempre

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

quirido». Las nuevas exigencias dela actividad misionera —como ocurreen el caso de América Latina, dondela fe y la vida cristiana de las comu-nidades parece que tardan en conso-lidarse— requieren siempre de unnuevo inicio, que mantenga despier-to el asombro y la fascinación porese encuentro.

Cuando más pesa el cansancio, eldesaliento o la tristeza al no advertirlos frutos de muchos sacrificios, yaparece la soledad difícil de sobrelle-var; cuando aparece la tentación dedejarse arrastrar por apatías y escep-ticismos, más necesita el misionerorecomenzar, con el mismo entusias-mo con el que pronunció en su mo-mento el «sí» para salir a la misión;con el «sí» de la renovación de laspromesas sacerdotales o de los votosde consagración; con aquel «sí» porel que se mostró disponible a la mi-sión ad gentes. Como el «fiat» de laVirgen María, gracias al cual el Hijode Dios entrega su vida al Padre y lafuerza imparable de su Resurrecciónse convierte en fuente inagotable desemillas de un mundo nuevo (cf. EG276-278).

Esa es la razón de la alegría y dela esperanza del misionero, de sucontinuo revivir el amor a quienes lehan sido confiados, para compartircon ellos el don del encuentro conCristo, que les llena de gozo y senti-do, de fuerza y esperanza; que es larespuesta sobreabundante y total-mente satisfactoria a las «necesida-des más profundas» de sus personas,que anhelan amor y verdad, justiciay felicidad. Por la fuerza del Espíri-tu el misionero vive, en su más ab-sorbente actividad, la contemplacióndel rostro de Dios en los demás; poreso, urge recobrar un espíritu con-templativo, sin cansarse de «pedirlea Él que vuelva a cautivarnos» (EG264). Esta experiencia contemplativase trueca en oración de intercesiónpor los demás, la cual posibilita queel poder, el amor y la fidelidad deDios se manifiesten con mayor niti-dez en el pueblo: «Interceder no nosaparta de la verdadera contempla-ción, porque la contemplación quedeja fuera a los demás es un enga-ño» (EG 281).

Para contar siempre con la presen-cia y compañía del Señor, «nos hacefalta clamar cada día, pedir su graciapara que nos abra el corazón frío ysacuda nuestra vida tibia y superfi-cial» (EG 264). El Papa Franciscoinsiste en que la misión comienza derodillas, se alimenta y adquiere suímpetu de entrega a través de unadisciplina de oración, se despliegadesde la comunión con Él en la Eu-caristía, necesita de tiempos de ado-ración, y siempre recomienza, másallá de nuestros desfallecimientos ycaídas, por la frecuencia del sacra-mento de la reconciliación. «Sin mo-mentos detenidos de adoración, deencuentro orante con la Palabra, dediálogo sincero con el Señor, las ta-reas fácilmente se vacían de sentido,nos debilitamos por el cansancio ylas dificultades, y el fervor se apaga»(EG 262).

Vivir la oración contemplativa nosepara de la realidad; por eso, el

Santo Padre advierte que «se deberechazar la tentación de una espiri-tualidad oculta e individualista, quepoco tiene que ver con las exigen-cias de la caridad y con la lógica dela Encarnación» (EG 262). Frente aese equívoco, ahí está el testimoniode tantos misioneros y misionerasque gastan su vida al servicio delEvangelio y ofrecen a sus gentes lamemoria viva y grata de la Presenciadel Señor, que bien conoce y ama larealidad humana, especialmente lade quienes carecen de lo más necesa-rio. Porque «Jesús no ha resucitadoen vano. ¡No nos quedemos al mar-gen de esa marcha de la esperanzaviva!» (EG 278).

Pasión por el puebloEn estos tiempos propicios y exi-

gentes de «salida misionera», seconfirma que «la misión es una pa-sión por Cristo, pero, al mismotiempo, una pasión por su pueblo»(EG 268). La evangelización es siem-pre obra de todo el pueblo de Diosy destinada a todos, sin acepción depersonas ni grupos sociales. Esa ca-pacidad de abrazar a todo pueblo alque se está destinado se encuentra,de modo muy especial, en la entrañade la vocación misionera ad gentes yad extra.

Los misioneros no caen en para-caídas sobre la gente, sino queaprenden a conocerla, a apreciarla, aquererla, a valorarla, a crecer conella. Se enriquecen con sus expresio-nes de piedad popular, con sus testi-monios de fe, esperanza y caridad. Yesto, dice el Papa, «es fuente de go-zo superior» (EG 268). ¿No nosmuestran los misioneros cómo gozanestando muy cerca de los suyos,«perdiendo el tiempo» en la convi-vencia, compenetrados con sus ale-grías, sufrimientos y esperanzas,siempre misericordiosos, solidarios,serviciales, sin excluir a ninguno?Miran cómo lo hacía Jesús y «tocanla carne sufriente de los demás»,abrazando en especial a los más po-bres y necesitados. Son un ejemplode compasión y consuelo, de sana-ción y liberación. Esta dinámica deidentificación con el pueblo es laque hace que el misionero pueda ex-clamar con el Papa Francisco: «Silogro ayudar a una sola persona avivir mejor, eso ya justifica la entre-ga de mi vida. Es lindo ser pueblofiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitudcuando rompemos las paredes y elcorazón se nos llena de rostros y denombres!» (EG 274).

El misionero, tomado de en me-dio del pueblo y enviado al pueblo,manifiesta su identidad al reconocersu pertenencia a Cristo, y, por Cris-to, al mundo y al pueblo al que esenviado. Esta vinculación es la quele hace ser un manantial que desbor-da y refresca a sus hermanos. Sola-mente puede ser misionero quienbusca el bien de los demás y deseala felicidad de los otros. Esa apertu-ra de su corazón es precisamente lafuente de su felicidad, hasta el pun-to de verificarse las palabras del Se-ñor que recordaba Pablo a los fielesde Mileto: «Hay más dicha en darque en recibir» (Hch 20,35).

La actividad misionera de la Igle-sia en América Latina es una conti-nua solicitud por los más necesita-dos. Ha sido uno de los principalesargumentos en las sucesivas Confe-rencias generales del episcopado lati-noamericano y del Caribe. Bastaacudir al Documento Conclusivo deAparecida para descubrir cómo laIglesia sigue el ejemplo del Maestro;según recuerda el Papa Francisco,«en el hermano está la permanenteprolongación de la Encarnación paracada uno de nosotros: «Lo que hi-cisteis a uno de estos hermanos míosmás pequeños, lo hicisteis a mí» (Mt25, 40)» (EG 179).

De la mano de MaríaBendigo de corazón a los misione-

ros y misioneras, y a todos los queacompañan y apoyan esta coopera-ción con las Iglesias en formaciónde América Latina, para que elanuncio del Evangelio pueda resonar

en todos los rincones de este conti-nente. Ellos encarnan, según lasmencionadas palabras del beato Pa-blo VI, «la dulce y confortadora ale-gría de evangelizar» (EN 80). María,mujer orante y trabajadora en Naza-ret y Nuestra Señora de la pronti-tud, sigue siendo el ejemplo de este«salir alegres» para auxiliar a los de-más «sin demora» (Lc 1, 39) y hacerpresente la justicia y la ternura quesalen el encuentro de los otros.

A todos y cada uno de los 9.000misioneros españoles al servicio de laIglesia en América Latina los invito,en fin, a leer y releer, a gustar en laoración, todo lo que escribe el PapaFrancisco en los últimos números desu Exhortación apostólica Evangeliigaudium respecto a ese «regalo deJesús a su pueblo», que es la mater-nidad de María. Cristo nos lleva aMaría, pero también María nos con-duce a Cristo, porque en esa imagenmaterna se descubren todos los mis-terios del Evangelio (cf. EG 285) yporque «ella es la misionera que seacerca a nosotros para acompañar-nos por la vida, abriendo los corazo-nes a la fe con su cariño materno»(EG 286).

El pueblo americano peregrina alos santuarios marianos, pedazos decielo, para pedirle a la Virgen quetransforme este continente en la casade Jesús con «una montaña de ter-nura». Pidamos también nosotros aMaría la gracia de tener siempre pre-sentes su camino de obediencia a losdesignios del Padre, su estar dis-puesta a la efusión de gracia del Es-píritu Santo para que el Verbo se hi-ciera carne en su carne, su insepara-ble relación con su Hijo, su materni-dad llena de ternura y consuelo, suintercesión ante la Santísima Trini-dad, su testimonio de primera discí-pula, su guía como Estrella de lanueva evangelización, «para que estainvitación a una nueva etapa evange-lizadora sea acogida por toda la co-munidad eclesial» (EG 287).

A todos y cada uno, vaya mi ben-dición pastoral y un abrazo fraterno,

MARC CA R D. OUELLETPresidente de la Comisión pontificia

para América Latina

El lunes 16 de febrero, por la mañana, el Papa Francisco recibió en audiencia a Pynchas Brener,rabino jefe emérito de la Unión Israelita de Caracas, con el séquito

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página 8 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

Las mujeres en la vida social y eclesial según el Papa Francisco

No huéspedes sino protagonistasEs necesario «estudiar criterios ymodalidades nuevos para que lasmujeres no se sientan huéspedes, sinoplenamente partícipes en los variosámbitos de la vida social y eclesial»: lodijo el Papa Francisco a los miembrosdel Consejo pontificio de la cultura, aquienes recibió el sábado 7 de febrero,en la sala del Consistorio, al términode la asamblea plenaria que fuededicada al tema «Las culturasfemeninas: igualdad y diferencia».

Queridos hermanos y hermanas:Os acojo con agrado al final de

vuestra asamblea plenaria en la queos dedicasteis a la reflexión y a la in-vestigación sobre el tema Las cultu-ras femeninas: igualdad y diferencia.Agradezco al cardenal Ravasi las pa-labras que me ha dirigido tambiénen nombre de todos vosotros. Deseoexpresar mi agradecimiento, en par-ticular, a las mujeres presentes, perotambién a todas las que —y sé queson muchas— contribuyeron de dife-rentes modos a la preparación y a larealización de este trabajo.

El argumento que elegisteis me in-teresa mucho, y ya en diversas oca-siones tuve la posibilidad de abor-darlo e invitar a profundizarlo. Setrata de estudiar criterios y modali-dades nuevos para que las mujeresno se sientan huéspedes, sino plena-mente partícipes en los varios ámbi-tos de la vida social y eclesial. LaIglesia es mujer, es la Iglesia, no elIglesia. Este es un desafío que ya nose puede postergar. Lo digo a lospastores de las comunidades cristia-nas que están aquí en representaciónde la Iglesia universal, pero tambiéna las laicas y laicos comprometidosde diversas maneras en la cultura, enla educación, en la economía, en lapolítica, en el mundo del trabajo, enlas familias, en las instituciones reli-giosas.

El orden de las temáticas que pro-gramasteis para el desarrollo del tra-bajo de estos días —trabajo que, cier-tamente, también proseguirá en elf u t u ro — me permite indicaros un iti-nerario, ofreceros algunas líneas di-rectrices para realizar dicho compro-miso en cualquier parte de la tierra,en el corazón de todas las culturas,en diálogo con las diferentes confe-siones religiosas.

El primer tema es: Entre igualdady diferencia: en busca de un equilibrio.Pero un equilibrio que sea armonio-so, no sólo balanceado. No hay queafrontar ideológicamente este aspec-to, porque la «lente» de la ideologíaimpide ver bien la realidad. Laigualdad y la diferencia de las muje-res —como, por lo demás, de losh o m b re s — se perciben mejor en laperspectiva del con, de la relación,que en la del c o n t ra . Desde hacetiempo hemos dejado atrás, al me-nos en las sociedades occidentales,el modelo de subordinación social dela mujer al hombre, modelo secularque, sin embargo, jamás ha agotadodel todo sus efectos negativos. Tam-bién hemos superado un segundomodelo, el miedo a la pura y simpleparidad, aplicada mecánicamente, ya la igualdad absoluta. Así, se haconfigurado un nuevo paradigma, elde la re c i p ro c i d a d en la equivalencia yen la diferencia. La relación hombre-

mujer, pues, debería reconocer queambos son necesarios porque po-seen, sí, una naturaleza idéntica, pe-ro con modalidades propias. Una esnecesaria para el otro, y viceversa,para que se realice verdaderamentela plenitud de la persona.

El segundo tema, La «generativi-dad» como código simbólico, dirigeuna mirada intensa a todas las ma-dres, y ensancha el horizonte a latransmisión y protección de la vida,

ocupar espacios, a acoger en lugarde excluir. En este sentido, me com-place describir la dimensión femeni-na de la Iglesia como seno acogedorque regenera la vida.

El tercer tema, El cuerpo femeninoentre cultura y biología, nos recuerdala belleza y la armonía del cuerpoque Dios ha dado a la mujer, perotambién las dolorosas heridas que seles han causado, a veces con cruelviolencia, por ser mujeres. Símbolo

de desear una presencia femeninamás amplia e influyente en las co-munidades, para que podamos ver amuchas mujeres partícipes en las res-ponsabilidades pastorales, en elacompañamiento de personas, fami-lias y grupos, así como en la refle-xión teológica.

No se puede olvidar el papel in-sustituible de la mujer en la familia.Las dotes de delicadeza, peculiarsensibilidad y ternura, de la que esrica el alma femenina, no sólo repre-sentan una fuerza genuina para lavida de las familias, para la irradia-ción de un clima de serenidad y ar-monía, sino también una realidadsin la cual la vocación humana seríai r re a l i z a b l e .

Además, se trata de alentar y pro-mover la presencia eficaz de las mu-jeres en numerosos ámbitos de la es-fera pública, en el mundo del trabajoy en los lugares donde se adoptanlas decisiones más importantes y, almismo tiempo, mantener su presen-cia y atención preferencial y del to-do especial en y para la familia. Nohay que dejar solas a las mujeresmientras llevan este peso y tomandecisiones, sino que todas las institu-ciones, incluida la comunidad ecle-sial, están llamadas a garantizar la li-bertad de elección a las mujeres paraque tengan la posibilidad de asumirresponsabilidades sociales y eclesia-les de un modo armónico con la vi-da familiar.

Queridos amigos y amigas: Osaliento a llevar adelante este com-promiso, que encomiendo a la inter-cesión de la bienaventurada VirgenMaría, ejemplo concreto y sublimede mujer y madre. Os pido, por fa-vor, que recéis por mí, y os bendigode corazón. Gracias.

Delegación iraní visita el Vaticano

Once mujeres alrededor de una mesaPor primera vez en la historia de lasrelaciones bilaterales, el 12 de febrerouna vicepresidenta iraní, ShahindokhtMolaverdi, encabezó una delegaciónformada sólo por mujeres en el Vati-cano para tratar con el Papa Francis-co y con los dicasterios de la SantaSede cómo defender la familia y pro-mover el papel de las mujeres en lasociedad y en la política internacio-nal.

Las mujeres hoy son cada vez másvíctimas de la violencia y del funda-mentalismo, sin embargo pueden serprecisamente ellas el motor para uncambio radical de las sociedades. Es-to es, en síntesis, el punto central delencuentro que tuvo lugar primero enel Consejo pontificio para la familia yluego en el Vaticano, donde las dele-gadas iraníes mantuvieron un encuen-tro con el Pontífice. Durante la mesaredonda moderada por monseñorVincenzo Paglia, presidente del Con-sejo pontificio la familia, once muje-res —seis de la República Islámica deIrán, encabezadas por la vicepresi-denta Molaverdi, y cinco en represen-tación del Vaticano— se confrontaronsobre temas relacionados con la iden-

tidad femenina y la familia. Ademásde la vicepresidenta, la delegacióniraní estaba formada por Zohreh Se-fati, consejera para las cuestiones in-herentes al derecho islámico, AshrafGheramizadegan, responsable paralas cuestiones legales, Aliye Shokr-beighi, secretaria del grupo de trabajopara una sana familia, Fatemeh Ra-hmati, consejera para las cuestionesinternacionales y Atefeh Karbalaei,periodista de la agencia Isna. Porparte vaticana, intervinieron FlaminiaGiovannelli, subsecretaria del Conse-jo pontificio Justicia y paz, Mary Me-lone, rectora de la Pontificia Univer-sidad Antonianum, Lucetta Scaraffia,editorialista de nuestro periódico yresponsable del encarte «donne chie-sa mondo», Myriam Tinti, profesorade derecho canónico, y Giulia Ga-leotti.

En el día de la fiesta nacional de laRepública Islámica de Irán, monse-ñor Paglia hizo un pequeño milagro:alrededor de la mesa del debate, diezmujeres se confrontaron sobre las mu-jeres. Un binomio para nada previsto,pero terriblemente de buen agüero.

no limitada a la esfera biológica, quepodríamos sintetizar con cuatro ver-bos: desear, dar a luz, cuidar y dejari r.

En este ámbito tengo presente, yaliento, la contribución de tantasmujeres que trabajan en la familia,en el campo de la educación en lafe, en la actividad pastoral, en la for-mación escolar, pero también en lasestructuras sociales, culturales y eco-nómicas. Vosotras, mujeres, sabéisencarnar el rostro tierno de Dios, sumisericordia, que se traduce en dis-ponibilidad a dar tiempo más que a

das a vivir en condiciones de peli-gro, de explotación, relegadas almargen de las sociedades y converti-das en víctimas de una cultura deldescarte.

Cuarto tema: Las mujeres y la reli-gión: ¿fuga o búsqueda de participaciónen la vida de la Iglesia? Aquí los cre-yentes son interpelados de modoparticular. Estoy convencido de laurgencia de ofrecer espacios a lasmujeres en la vida de la Iglesia y deacogerlas, teniendo en cuenta las es-pecíficas y cambiadas sensibilidadesculturales y sociales. Por lo tanto, es

de la vida, el cuerpo fe-menino a menudo esagredido y desfiguradoincluso por quienes de-berían ser sus custodios ycompañeros de vida.

Por lo tanto, las nume-rosas formas de esclavi-tud, de mercantilización,de mutilación del cuerpode las mujeres, nos com-prometen a trabajar paravencer esta forma de de-gradación que lo reducea simple objeto para mal-vender en los distintosmercados. En este con-texto, deseo atraer laatención sobre la doloro-sa situación de tantasmujeres pobres, obliga-

El jueves 12 de febrero, el Papa recibióen audiencia a la vicepresidenta islámica

de Irán, Shahindokht Molaverdi

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

El Pontífice abre los trabajos del consistorio extraordinario

Comunión y colegialidad

«Bienvenidos a esta comunión, que seexpresa en la colegialidad»: con estaspalabras el Papa Francisco saludó eljueves 12 de febrero a los cardenalesreunidos en el aula del Sínodo para elconsistorio extraordinario sobre lareforma de la Curia romana. Entreellos también diecinueve de los veinteeclesiásticos que el sábado 14 de febrerorecibieron la púrpura.

Queridos hermanos:«Ved qué dulzura, qué delicia,

convivir los hermanos unidos» (Sal133, 1).

Con las palabras del Salmo alaba-mos al Señor que nos ha convocadoy nos da la gracia de acoger en estaasamblea a los 20 nuevos cardenales.A ellos y a todos dirijo mi cordialsaludo. Bienvenidos a esta comu-nión, que se expresa en la colegiali-dad.

Gracias a todos los que han pre-parado este evento, en especial alcardenal Angelo Sodano, decano delColegio cardenalicio. Agradezco a laComisión de los nueve cardenales ya su eminencia Óscar Andrés Rodrí-guez Maradiaga, coordinador. Doylas gracias también a su excelenciaMarcello Semeraro, secretario de laComisión de los nueve cardenales:es él quien hoy nos presenta la sínte-sis del trabajo realizado en estos úl-timos meses para elaborar la nuevaconstitución apostólica para la refor-ma de la Curia. Como sabemos, estasíntesis se dispuso a partir de mu-chas sugerencias, también de partede los jefes y responsables de dicas-terios, así como de expertos en lamateria.

La meta a alcanzar es siempre lade favorecer mayor armonía en eltrabajo de los diversos dicasterios yoficinas, con el fin de realizar una

colaboración más eficaz en la abso-luta transparencia que edifica la au-téntica sinodalidad y la colegialidad.

La reforma no es un fin en sí mis-ma, sino un medio para dar un fuer-te testimonio cristiano, para favore-cer una evangelización más eficaz,para promover un espíritu ecuméni-co más fecundo y para alentar undiálogo más constructivo con todos.La reforma, deseada vivamente porla mayoría de los cardenales en elámbito de las congregaciones gene-rales antes del cónclave, tendrá que

perfeccionar aún más la identidadde la Curia romana misma, o sea lade ayudar al sucesor de Pedro en elejercicio de su suprema función pas-toral, para el bien y el servicio de laIglesia universal y de las Iglesiasparticulares. Ejercicio con el cual serefuerzan la unidad de fe y la comu-nión del pueblo de Dios y se pro-mueve la misión propia de la Iglesiaen el mundo.

Ciertamente, alcanzar una metaasí no es fácil: requiere tiempo, de-terminación y, sobre todo, la colabo-

ración de todos. Pero para realizaresto debemos ante todo encomen-darnos al Espíritu Santo, que es elverdadero guía de la Iglesia, implo-rando en la oración el don del au-téntico discernimiento.

Con este espíritu de colaboracióninicia nuestro encuentro, que será fe-cundo gracias a la aportación quecada uno de nosotros podrá expresarcon p a r re s í a , fidelidad al Magisterioy consciencia de que todo se orientea la ley suprema, o sea a la salusanimarum. Gracias.

Presentadas las propuestas

Líneas directrices para la reforma de la Curia romana

Las modificaciones a la «Pastor bonus»Antes de las recientes reformas en el campo económico queridas por el Pa-pa Francisco, las modificaciones legislativas más significativas realizadas ala constitución apostólica Pastor bonus del 28 de junio de 1988 —si se ex-ceptúan los cambios de los nombres de algunos dicasterios— se llevaron acabo con seis motu proprio, uno firmado por Juan Pablo II y los otros cin-co por Benedicto XVI.

El primero en orden cronológico fue el Inde a pontificatus, del 25 de mar-zo de 1993, con el que el Papa Wojtyła suprimió el Consejo pontificio parael diálogo con los no creyentes (Pastor bonus, arts. 163-155), uniéndolo alConsejo pontificio para la cultura (arts. 166-168); además, con el mismomotu proprio creó la Comisión pontificia para la conservación del patrimo-nio artístico e histórico (arts. 99-104), que estaba unida a la Congregaciónpara el clero, en una comisión autónoma, cambiándole el nombre en Comi-sión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, con cierto contactooportuno con el Consejo pontificio para la cultura.

Por lo que respecta al Papa Ratzinger, con Ubicumque et semper, del 31 deseptiembre de 2010, instituyó el Consejo pontificio para la promoción de lanueva evangelización; con Quaerit semper, del 30 de agosto de 2011, transfi-rió la competencia sobre la dispensa super rato (art. 67) y sobre la causas deinvalidez de la sagrada ordenación (art. 68), que la Pastor bonus encomen-daba a la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacra-mentos, a una oficina establecida en la Rota romana; con Pulchritudinis fi-dei, del 30 de julio de 2012, unió la Comisión pontificia para los bienes cul-turales de la Iglesia al Consejo pontificio para la cultura; con M i n i s t ro r u minstitutio, del 16 de enero de 2013, transfirió la competencia sobre los semi-narios de la Congregación para la educación católica a la Congregación pa-ra el clero; y, por último, con Fides per doctrinam, en esa misma fecha trans-firió la competencia sobre la catequesis de la Congregación para el clero alConsejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización.

Racionalización, simplificación, agi-lización: las palabras clave de la re-forma de la Curia romana queridapor el Papa Francisco, y en la cualestá trabajando desde octubre de2013 el Consejo de cardenales, sonel hilo conductor de las propuestasde la revisión de la Pastor bonuspresentadas a los purpurados al ini-cio del consistorio. Propuestas

orientadas, esencialmente, a mode-lar una Curia cada vez más fiel enla tarea de ayudar al Papa en el go-bierno diario de la Iglesia, como loindicó el obispo secretario del Con-sejo de cardenales Marcello Seme-raro y como sintetizó brevemente eldirector de la Oficina de prensa dela Santa Sede, padre Federico Lom-bardi, en un encuentro con los pe-riodistas al término de la primeramañana de trabajos.

Precedida por una introduccióndel cardenal Rodríguez Maradiaga—que recorrió las etapas principalesde la actividad del Consejo de car-denales instituido en septiembre de2013— la relación del prelado indicólos principios inspiradores y las lí-neas guía de la reforma. Recordóen particular la naturaleza específi-ca de la Curia romana y sus funcio-nes constitutivas, hipotizando unaracionalización y un reordenamien-to. En lo que se refiere a la Secreta-ría de Estado, destacó en especialsu papel de coordinación o «mode-ración» de los diversos sectores dela Curia: papel para el cual, especi-ficó el padre Lombardi durante elbriefing, no se prevé la instituciónde una nueva figura específica. Enlos detalles el texto ha indicado losperfiles teológicos de dos grandepolos temáticos («laicos, familia yvida» y «caridad, justicia y paz»)alrededor de los cuales podríanagruparse los actuales Consejospontificios y algunas Academiaspontificias dando vida a dos nuevosdicasterios. En su ámbito de activi-dad se incluirían sectores ya hoybien delineados en el organigramade la Curia y otros de especial ac-tualidad como por ejemplo la tutela

del ambiente natural y la «ecologíahumana».

Entre los demás temas tratadosen la relación, el criterio de la sino-dalidad como dimensión funda-mental del trabajo de Curia y laexigencia de elegir el personal pri-vilegiando el espíritu de servicio yresponsabilidad. En lo que se refie-re al procedimiento a seguir en laobra de reforma, se confirmó que elproceso será largo y se indicó la po-sibilidad —como ya sucedió para laelaboración de la Pastor bonus— deinstituir una comisión reducida en-cargada de redactar un primer es-quema de una nueva constitución.Esquema que podría luego ser so-metido al Consejo de cardenalespara una primera valoración, segui-da por una consulta entre los pur-purados, obispos y dicasterios. Porúltimo, una comisión cardenaliciatendría que encargarse de la redac-ción del texto definitivo que se pre-sentará para la aprobación del Pa-pa. Esto no quita —precisó el padreL o m b a rd i — que algunas disposicio-nes se puedan realizar de modo ex-perimental incluso antes de la apro-bación definitiva de la nueva cons-titución.

Doce las intervenciones que si-guieron a la relación del obispo Se-meraro. Se habló, entre otras cosas,del contexto teológico y jurídico dela reforma, de la necesidad de con-siderar la aportación del Colegiocardenalicio, del consistorio y delSínodo de los obispos, de la rela-ción entre sinodalidad y colegiali-dad, la exigencia de mayor colabo-ración y coordinación en la activi-dad de los dicasterios, del papel dela Secretaría de Estado y la forma-ción permanente del personal.

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATO

En el consistorio ordinario público en la basílica vaticana el Pontífice crea veinte nuevos cardenales

Incardinados y dócilesDurante el consistorio ordinario públicopara la creación de veinte cardenales, quetuvo lugar el sábado 14 de febrero, por lamañana, en la basílica de San Pedro, elPapa pronunció la siguiente alocución.

Queridos hermanos cardenales:El cardenalato ciertamente es una

dignidad, pero no una distinción hono-rífica. Ya el mismo nombre de «carde-nal», que remite a la palabra latina«cardo - quicio», nos lleva a pensar, noen algo accesorio o decorativo, comouna condecoración, sino en un perno,un punto de apoyo y un eje esencialpara la vida de la comunidad. Sois«quicios» y estáis i n c a rd i n a d o s en laIglesia de Roma, que «preside toda lacomunidad de la caridad» (Conc. Ecum.Va t . II, Const. Lumen gentium, 13; cf.IG N. AN T., Ad Rom., Prólogo).

En la Iglesia, toda presidencia pro-viene de la caridad, se desarrolla en lacaridad y tiene como fin la caridad. LaIglesia que está en Roma tiene tambiénen esto un papel ejemplar: al igual queella preside en la caridad, toda Iglesiaparticular, en su ámbito, está llamada apresidir en la caridad.

Por eso creo que el «himno a la cari-dad», de la primera carta de san Pabloa los Corintios, puede servir de pautapara esta celebración y para vuestro mi-nisterio, especialmente para los quedesde este momento entran a formarparte del Colegio Cardenalicio. Serábueno que todos, yo en primer lugar yvosotros conmigo, nos dejemos guiarpor las palabras inspiradas del apóstolPablo, en particular aquellas con lasque describe las características de la ca-ridad. Que María nuestra Madre nosayude en esta escucha. Ella dio al mun-do a Aquel que es «el camino más ex-celente» (cf. 1 Co 12, 31): Jesús, caridadencarnada; que nos ayude a acoger estaPalabra y a seguir siempre este camino.Que nos ayude con su actitud humildey tierna de madre, porque la caridad,don de Dios, crece donde hay humil-dad y ternura.

En primer lugar, san Pablo nos diceque la caridad es «magnánima» y «bene-volente». Cuanto más crece la responsa-bilidad en el servicio de la Iglesia, tan-to más hay que ensanchar el corazón,dilatarlo según la medida del corazónde Cristo. La magnanimidad es, en cier-to sentido, sinónimo de catolicidad: es

saber amar sin límites, pero al mismotiempo con fidelidad a las situacionesparticulares y con gestos concretos.Amar lo que es grande, sin descuidar loque es pequeño; amar las cosas peque-ñas en el horizonte de las grandes, por-que «non coerceri a maximo, contineri ta-men a minimo divinum est». Saber amarcon gestos de bondad. La benevolenciaes la intención firme y constante dequerer el bien, siempre y para todos,incluso para los que no nos aman.

A continuación, el apóstol dice quela caridad «no tiene envidia; no presume;no se engríe». Esto es realmente un mi-lagro de la caridad, porque los sereshumanos —todos, y en todas las etapasde la vida— tendemos a la envidia y alorgullo a causa de nuestra naturalezaherida por el pecado. Tampoco las dig-nidades eclesiásticas están inmunes aesta tentación. Pero precisamente poreso, queridos hermanos, puede resaltartodavía más en nosotros la fuerza divi-na de la caridad, que transforma el co-razón, de modo que ya no eres tú elque vive, sino que Cristo vive en ti. YJesús es todo amor.

Además, la caridad «no es mal educa-da ni egoísta». Estos dos rasgos revelanque quien vive en la caridad está des-centrado de sí mismo. El que está auto-centrado carece inevitablemente de res-peto, y muchas veces ni siquiera lo ad-vierte, porque el «respeto» es la capaci-dad de tener en cuenta al otro, su dig-nidad, su condición, sus necesidades.El que está auto-centrado busca inevi-tablemente su propio interés, y cree queesto es normal, casi un deber. Este «in-terés» puede estar cubierto de noblesapariencias, pero en el fondo se tratasiempre de «interés personal». En cam-bio, la caridad te des-centra y te poneen el verdadero centro, que es sóloCristo. Entonces sí, serás una personarespetuosa y preocupada por el bien delos demás.

La caridad, dice Pablo, «no se irrita;no lleva cuentas del mal». Al pastor quevive en contacto con la gente no le fal-tan ocasiones para enojarse. Y tal vezentre nosotros, hermanos sacerdotes,que tenemos menos disculpa, el peligrode enojarnos sea mayor. También de es-to es la caridad, y sólo ella, la que noslibra. Nos libra del peligro de reaccio-nar impulsivamente, de decir y hacercosas que no están bien; y sobre todonos libra del peligro mortal de la iraacumulada, «alimentada» dentro de ti,que te hace llevar cuentas del mal reci-bido. No. Esto no es aceptable en unhombre de Iglesia. Aunque es posibleentender un enfado momentáneo quepasa rápido, no así el rencor. Que Diosnos proteja y libre de ello.

La caridad, añade el Apóstol, «no sealegra de la injusticia, sino que goza con

la verdad». El que está llamado al servi-cio de gobierno en la Iglesia debe tenerun fuerte sentido de la justicia, de mo-do que no acepte ninguna injusticia, nisiquiera la que podría ser beneficiosapara él o para la Iglesia. Al mismotiempo, «goza con la verdad»: ¡Quéhermosa es esta expresión! El hombrede Dios es aquel que está fascinado porla verdad y la encuentra plenamente enla Palabra y en la carne de Jesucristo.Él es la fuente inagotable de nuestraalegría. Que el Pueblo de Dios veasiempre en nosotros la firme denunciade la injusticia y el servicio alegre de lav e rd a d .

Por último, la caridad «disculpa sinlímites, cree sin límites, espera sin límites,aguanta sin límites». Aquí hay, en cua-tro palabras, todo un programa de vidaespiritual y pastoral. El amor de Cristo,derramado en nuestros corazones por elEspíritu Santo, nos permite vivir así,ser así: personas capaces de perdonarsiempre; de dar siempre confianza, por-que estamos llenos de fe en Dios; capa-ces de infundir siempre esperanza, por-que estamos llenos de esperanza enDios; personas que saben soportar conpaciencia toda situación y a todo her-mano y hermana, en unión con Jesús,que llevó con amor el peso de todosnuestros pecados.

Queridos hermanos, todo esto noviene de nosotros, sino de Dios. Dios esamor y lleva a cabo todo esto si somosdóciles a la acción de su Santo Espíri-tu. Por tanto, así es como tenemos queser: i n c a rd i n a d o s y dóciles. Cuanto másincardinados estamos en la Iglesia queestá en Roma, más dóciles tenemos queser al Espíritu, para que la caridad pue-da dar forma y sentido a todo lo quesomos y hacemos. Incardinados en laIglesia que preside en la caridad, dóci-les al Espíritu Santo que derrama ennuestros corazones el amor de Dios (cf.Rm 5, 5). Que así sea.

C

Un riLos cardenales creados por el Papa FranciscoVIENE DE LA PÁGINA 1

Evangelio, el Papa pronunció la alo-cución. Sucesivamente leyó la fórmulade creación de los cardenales procla-mando sus nombres:

— Dominique Mamberti, prefectodel Tribunal supremo de la Signaturaap ostólica;

— Manuel José Macário do Nasci-mento Clemente, Patriarca de Lisboa(Portugal);

— Berhaneyesus Demerew Sourap-hiel, C.M., arzobispo de Addis Abeba(Etiopía)

— John Atcherley Dew, arzobispode Wellington (Nueva Zelanda);

— Edoardo Menichelli, arzobispode Ancona-Ósimo (Italia);

— Pierre Nguyên Văn Nhon, arzo-bispo de Hanoi (Vietnam);

— Alberto Suárez Inda, arzobispode Morelia (México);

— Charles Maung Bo, S.D.B., arzo-bispo de Yangón (Myanmar);

— Francis Xavier Kriengsak Kovi-thavanij, arzobispo de Bangkok (Tai-landia);

— Francesco Montenegro, arzobis-po de Agrigento (Italia);

— Daniel Fernando Sturla Berho-uet, S.D.B., arzobispo de Montevideo( U ru g u a y )

— Ricardo Blázquez Pérez, arzobis-po de Valladolid (España);

— José Luis Lacunza Maestrojuán,O.A.R., obispo de David (Panamá);

— Arlindo Gomes Furtado, obispode Santiago de Cabo Verde (Archipié-lago de Cabo Verde);

— Soane Patita Paini Mafi, obispode Tonga (Islas de Tonga);

— José de Jesús Pimiento Rodrí-guez, arzobispo emérito de Manizales(Colombia);

— Luigi De Magistris, arzobispo ti-tular de Nova Pro – Penitenciario ma-yor emérito;

— Karl-Josef Rauber, nuncio apos-tólico;

—Luis Héctor Villalba, arzobispoemérito de Tucumán (Argentina);

—Júlio Duarte Langa, obispo eméri-to de Xai-Xai (Mozambique).

Siguió la imposición de la birreta alos nuevos cardenales, la entrega delanillo y la asignación a cada uno deellos del título o de la diaconía.

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RE ROMANO páginas 10/11

Durante la misa con los nuevos cardenales el Santo Padre recuerda que la Iglesia no debe marginar sino reintegrar

En la encrucijada de dos lógicas

Con la presencia de Benedicto XVI

ito rico de símbolos

«Señor, si quieres, puedes limpiar-me...». Jesús, sintiendo lástima; exten-dió la mano y lo tocó diciendo: «Quie-ro: queda limpio» (cf. Mc 1, 40-41). Lacompasión de Jesús. Ese padecer conque lo acercaba a cada persona que su-fre. Jesús, se da completamente, se in-volucra en el dolor y la necesidad de lagente... simplemente, porque Él sabe yquiere padecer con, porque tiene un co-razón que no se avergüenza de tenercompasión.

«No podía entrar abiertamente enningún pueblo; se quedaba fuera, enlugares solitarios» (Mc 1, 45). Esto sig-nifica que, además de curar al leproso,Jesús ha tomado sobre sí la margina-ción que la ley de Moisés imponía (cf.Lv 13, 1-2. 45-46). Jesús no tiene miedodel riesgo que supone asumir el sufri-miento de otro, pero paga el precio contodas las consecuencias (cf. Is 53, 4).

La compasión lleva a Jesús a actuarconcretamente: a reintegrar al margina-do. Y éstos son los tres conceptos cla-ves que la Iglesia nos propone hoy enla liturgia de la palabra: la compasión deJesús ante la marginación y su voluntadde i n t e g ra c i ó n .

Marginación: Moisés, tratando jurídi-camente la cuestión de los leprosos, pi-de que sean alejados y marginados porla comunidad, mientras dure su mal, ylos declara: «Impuros» (cf. Lv 13, 1-2.45.46).

Imaginad cuánto sufrimiento y cuán-ta vergüenza debía de sentir un lepro-so: físicamente, socialmente, psicológi-camente y espiritualmente. No es sólovíctima de una enfermedad, sino quetambién se siente culpable, castigadopor sus pecados. Es un muerto vivien-te, como «si su padre le hubiera escupi-do en la cara» (Nm 12, 14).

Además, el leproso infunde miedo,desprecio, disgusto y por esto vieneabandonado por los propios familiares,evitado por las otras personas, margina-do por la sociedad, es más, la mismasociedad lo expulsa y lo fuerza a viviren lugares alejados de los sanos, lo ex-cluye. Y esto hasta el punto de que siun individuo sano se hubiese acercadoa un leproso, habría sido severamentecastigado y, muchas veces, tratado, a suvez, como un leproso.

Es verdad, la finalidad de esa norma-tiva era la de salvar a los sanos, p ro t e g e ra los justos y, para salvaguardarlos detodo riesgo, marginar el peligro, tratan-do sin piedad al contagiado. De aquí,que el Sumo Sacerdote Caifás exclama-se: «Conviene que uno muera por elpueblo, y que no perezca la nación en-tera» (Jn 11, 50).

Integración: Jesús revoluciona y sacu-de fuertemente aquella mentalidad ce-rrada por el miedo y recluida en losprejuicios. Él, sin embargo, no derogala Ley de Moisés, sino que la lleva aplenitud (cf. Mt 5, 17), declarando, porejemplo, la ineficacia contraproducentede la ley del talión; declarando queDios no se complace en la observanciadel Sábado que desprecia al hombre ylo condena; o cuando ante la mujer pe-cadora, no la condena, sino que la sal-va de la intransigencia de aquellos queestaban ya preparados para lapidarlasin piedad, pretendiendo aplicar la Leyde Moisés. Jesús revoluciona tambiénlas conciencias en el Discurso de lamontaña (cf. Mt 5) abriendo nuevos

mentalidad dominante de la gente; sinpreocuparse para nada del contagio. Je-sús responde a la súplica del leprososin dilación y sin los consabidos apla-zamientos para estudiar la situación ytodas sus eventuales consecuencias. Pa-ra Jesús lo que cuenta, sobre todo, esalcanzar y salvar a los lejanos, curar lasheridas de los enfermos, reintegrar a to-dos en la familia de Dios. Y eso escan-daliza a algunos.

Fiesta de rojo púrpura, con reflejos y rasgos de varioscolores según la vestimenta, las banderas, las etnias, laslenguas de la variada asamblea reunida en San Pedro.Europeos, latinoamericanos, africanos, habitantes de lasislas del Pacífico: todos juntos para participar en la misacon diecinueve de los veinte cardenales creados por elPapa Francisco en el consistorio del sábado. Alrededor dela Eucaristía presidida por el Pontífice el domingo 15 defebrero, por la mañana, había 135 purpurados —e n t re

ellos Sodano, decano del Colegio, y Parolin, secretario deEstado— con numerosos arzobispos, obispos, prelados,sacerdotes, religiosos y laicos, quienes participaron en elrito celebrado en varias lenguas: el Evangelio de Marcosfue proclamado en latín, la primera lectura en español, lasegunda en portugués. En la oración de los fieles seelevaron intenciones en vietnamita por la Iglesia, eninglés por los cardenales, en chino por los legisladores ylos gobernantes, en francés por los cristianos perseguidos y

en birmano por los pobres, los que sufren y las víctimasdel odio. Los cantos estuvieron a cargo del coro de laCapilla Sixtina apoyados por el coro guía. Prestaronservicio en el altar los Legionarios de Cristo.Junto al Cuerpo diplomático acreditato ante la SantaSede estuvieron presentes, entre otros, los arzobisposBecciu, sustituto, y Gallagher, secretario para lasRelaciones con los Estados, y monseñor Bettencourt, jefedel Protocolo.

El único títulode honor

la quiso el Pontífice en coherenciacon las indicaciones que surgierondurante la última sede vacante. Aellos y a todos los fieles el PapaFrancisco recordó la esencia delEvangelio: «Para Jesús lo que cuen-ta, sobre todo, es alcanzar y salvar alos lejanos, curar las heridas de losenfermos, reintegrar a todos en la fa-milia de Dios».

Esto había dicho el arzobispoBergoglio a sus hermanos reunidosen Roma para elegir allí al obispo yesto repitió hoy a los nuevos carde-nales: hay que «salir del propio re-cinto para ir a buscar a los lejanosen las «periferias» esenciales de laexistencia», venciendo la siemprepresente tentación del hermano ma-yor descrita en la parábola evangéli-ca del hijo pródigo, perdonado porla misericordia paterna. Sabiendoque el único título de honor del cris-tiano es la disponibilidad para servira los demás.

VIENE DE LA PÁGINA 1

horizontes para la hu-manidad y revelandoplenamente la lógicade Dios. La lógica delamor que no se basaen el miedo sino en lalibertad, en la caridad,en el sano celo y en eldeseo salvífico deDios, Nuestro Salva-dor, «que quiere quetodos se salven y lle-guen al conocimientode la verdad» (1 Tm 2,4). «Quiero misericor-dia y no sacrificio»(Mt 12, 7; Os 6, 6).

Jesús, nuevo Moi-sés, ha querido curaral leproso, ha queridotocarlo, ha queridoreintegrarlo en la co-munidad, sin autolimi-tarse por los prejui-cios; sin adecuarse a la

Juraron fidelidad y obediencia al Pontífice así como a sus sucesores, des-pués uno por uno subió al altar de la Confesión y arrodillándose ante elPapa Francisco recibieron de sus manos las insignias cardenalicias: fue es-te el momento más significativo del consistorio ordinario público para lacreación de veinte cardenales, que se llevó a cabo el sábado 14 de febrero,por la mañana, en la basílica vaticana. A la cita faltaba el colombiano Jo-sé de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales, quedentro de cuatro días cumplirá 96 años; recibirá la birreta en los próxi-mos días en su tierra natal.

A los pies del altar, junto a los purpurados del orden de los obispos, seencontraba Benedicto XVI. Una presencia significativa, como ya había su-cedido en el consistorio de febrero de 2014, que fue recibida con un pro-longado aplauso. Y el Papa Francisco, al término de la procesión de in-greso a la basílica, se acercó a su predecesor y lo saludó, repitiendo elgesto al final del rito.

Al inicio el prefecto del Tribunal supremo de la Signatura apostólicaDominique Mamberti —primero de los nuevos cardenales— dirigió alPontífice un saludo en nombre de los presentes. Después todos juntos re-novaron la profesión de fe. A la fórmula del juramento le siguió la entre-ga del anillo y de la bula de asignación de la diaconía o del título, querepresenta la participación en la solicitud pastoral del obispo de Romapor su diócesis. Ante los dos cardenales diáconos con más de ochentaaños, Luigi De Magistris y Karl Joseph Rauber, el Papa Francisco se pu-so de pie. La universalidad de la Iglesia estuvo representada por las dis-tintas zonas geográficas de las que provienen los nuevos cardenales: sietede Europa (de los cuales tres son de Italia), cinco del continente america-no, tres de África, tres de Asia y dos de Oceanía. El más joven es el obis-po de Tonga, Soane Patita Piani Mafi, quien nació en 1961.

En el rito estuvieron presentes más de cien purpurados que en los díaspasados habían participado en el consistorio extraordinario. Entre ellos eldecano del Colegio cardenalicio Angelo Sodano y el secretario de EstadoPietro Parolin. Al término de la celebración, el Papa se dirigió a la capillade la Piedad para recibir el saludo de los jefes de las delegaciones oficiales.

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página 12 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

Durante el Ángelus la reflexión sobre la curación del leproso

Miedo de tocarEn la encrucijada

de dos lógicasVIENE DE LA PÁGINA 11

Cuando se hace el bien a alguienno hay que tener miedo de mirarloa los ojos y tocarlo, así como hizoJesús con el leproso curado: lorecomendó el Papa en el Ángelusdel domingo 15 de febrero, en laplaza de San Pedro.

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

En estos domingos el evange-lista san Marcos nos está relatan-do la acción de Jesús contra todotipo de mal, en beneficio de losque sufren en el cuerpo y en elespíritu: endemoniados, enfer-mos, pecadores... Él se presentacomo aquel que combate y venceel mal donde sea que lo encuen-tre. En el Evangelio de hoy (cf.Mc 1, 40-45) esta lucha suyaafronta un caso emblemático,porque el enfermo es un leproso.La lepra es una enfermedad con-tagiosa que no tiene piedad, quedesfigura a la persona, y que erasímbolo de impureza: el leprosotenía que estar fuera de los cen-tros habitados e indicar su pre-sencia a los que pasaban. Eramarginado por la comunidad ci-vil y religiosa. Era como unmuerto ambulante.

El episodio de la curación delleproso tiene lugar en tres brevespasos: la invocación del enfermo,la respuesta de Jesús y las conse-cuencias de la curación prodigio-sa. El leproso suplica a Jesús «derodillas» y le dice: «Si quieres,puedes limpiarme» (v. 40). Anteesta oración humilde y confiada,Jesús reacciona con una actitudprofunda de su espíritu: la com-pasión. Y «compasión» es unapalabra muy profunda: compa-sión significa «padecer-con-elotro». El corazón de Cristo ma-nifiesta la compasión paterna deDios por ese hombre, acercándo-se a él y tocándolo. Y este detallees muy importante. Jesús «exten-dió la mano y lo tocó... la lepra sele quitó inmediatamente y quedólimpio» (v. 41-42). La misericor-dia de Dios supera toda barreray la mano de Jesús tocó al lepro-so. Él no toma distancia de segu-ridad y no actúa delegando, sinoque se expone directamente alcontagio de nuestro mal; y preci-samente así nuestro mal se con-vierte en el lugar del contacto:Él, Jesús, toma de nosotros nues-

tra humanidad enferma y noso-tros de Él su humanidad sana ycapaz de sanar. Esto sucede cadavez que recibimos con fe un Sa-cramento: el Señor Jesús nos«toca» y nos dona su gracia. Eneste caso pensemos especialmen-te en el Sacramento de la Recon-ciliación, que nos cura de la le-pra del pecado.

Una vez más el Evangelio nosmuestra lo que hace Dios antenuestro mal: Dios no viene a«dar una lección» sobre el dolor;no viene tampoco a eliminar delmundo el sufrimiento y la muer-te; viene más bien a cargar sobresí el peso de nuestra condiciónhumana, a conducirla hasta susúltimas consecuencias, para libe-rarnos de modo radical y defini-tivo. Así Cristo combate los ma-les y los sufrimientos del mundo:haciéndose cargo de ellos y ven-ciéndolos con la fuerza de la mi-sericordia de Dios.

A nosotros, hoy, el Evangeliode la curación del leproso nos di-ce que si queremos ser auténticosdiscípulos de Jesús estamos lla-mados a llegar a ser, unidos a Él,instrumentos de su amor miseri-cordioso, superando todo tipo demarginación. Para ser «imitado-res de Cristo» (cf. 1 Cor 11, 1) an-te un pobre o un enfermo, no te-nemos que tener miedo de mirar-lo a los ojos y de acercarnos conternura y compasión, y de tocar-lo y abrazarlo. He pedido a me-nudo a las personas que ayudana los demás que lo hagan mirán-dolos a los ojos, que no tenganmiedo de tocarlos; que el gestode ayuda sea también un gestode comunicación: también noso-tros tenemos necesidad de seracogidos por ellos. Un gesto deternura, un gesto de compasión...Pero yo os pregunto: vosotros,¿cuándo ayudáis a los demás, losmiráis a los ojos? ¿Los acogéissin miedo de tocarlos? ¿Los aco-géis con ternura? Pensad en esto:¿cómo ayudáis? A distancia, ¿ocon ternura, con cercanía? Si elmal es contagioso, lo es tambiénel bien. Por lo tanto, es necesarioque el bien abunde en nosotros,cada vez más. Dejémonos conta-giar por el bien y contagiemos elbien.

Y Jesús no tiene miedo de este tipode escándalo. Él no piensa en las per-sonas obtusas que se escandalizan in-cluso de una curación, que se escanda-lizan de cualquier apertura, a cualquierpaso que no entre en sus esquemasmentales o espirituales, a cualquier ca-ricia o ternura que no corresponda asu forma de pensar y a su pureza ri-tualista. Él ha querido integrar a losmarginados, salvar a los que están fue-ra del campamento (cf. Jn 10).

Son dos lógicas de pensamiento yde fe: el miedo de perder a los salva-dos y el deseo de salvar a los perdidos.Hoy también nos encontramos en laencrucijada de estas dos lógicas: a ve-ces, la de los doctores de la ley, o sea,alejarse del peligro apartándose de lapersona contagiada, y la lógica deDios que, con su misericordia, abrazay acoge reintegrando y transfigurandoel mal en bien, la condena en salva-ción y la exclusión en anuncio.

Estas dos lógicas recorren toda lahistoria de la Iglesia: marginar y reinte-g ra r. San Pablo, dando cumplimientoal mandamiento del Señor de llevar elanuncio del Evangelio hasta los extre-mos confines de la tierra (cf. Mt 28,19), escandalizó y encontró una fuerteresistencia y una gran hostilidad sobretodo de parte de aquellos que exigíanuna incondicional observancia de laLey mosaica, incluso de parte de lospaganos convertidos. También san Pe-dro fue duramente criticado por la co-munidad cuando entró en la casa deCornelio, el centurión pagano (cf. Hch10).

El camino de la Iglesia, desde elConcilio de Jerusalén en adelante, essiempre el camino de Jesús, el de lamisericordia y de la integración. Estono quiere decir menospreciar los peli-gros o hacer entrar los lobos en el re-baño, sino acoger al hijo pródigo arre-pentido; sanar con determinación y va-lor las heridas del pecado; actuar deci-didamente y no quedarse mirando deforma pasiva el sufrimiento del mun-do. El camino de la Iglesia es el de nocondenar a nadie para siempre y di-fundir la misericordia de Dios a todaslas personas que la piden con corazónsincero; el camino de la Iglesia es pre-cisamente el de salir del propio recintopara ir a buscar a los lejanos en las“p eriferias” esenciales de la existencia;es el de adoptar integralmente la lógi-ca de Dios; el de seguir al Maestroque dice: «No necesitan médico los sa-nos, sino los enfermos. No he venido allamar a los justos, sino a los pecado-res a que se conviertan» (Lc 5, 31-32).

Curando al leproso, Jesús no haceningún daño al que está sano, es más,lo libra del miedo; no lo expone a unpeligro sino que le da un hermano; nodesprecia la Ley sino que valora alhombre, para el cual Dios ha inspiradola Ley. En efecto, Jesús libra a los sa-nos de la tentación del «hermano ma-yor» (cf. Lc 15, 11-32) y del peso de laenvidia y de la murmuración de lostrabajadores que han soportado el pe-so de la jornada y el calor (cf. Mt 20,1-16).

En consecuencia: la caridad no puedeser neutra, aséptica, indiferente, tibia oimparcial. La caridad contagia, apasiona,arriesga y compromete. Porque la caridad

verdadera siempre es inmerecida, incondi-cional y gratuita (cf. 1 Cor 13). La cari-dad es creativa en la búsqueda del len-guaje adecuado para comunicar conaquellos que son considerados incura-bles y, por lo tanto, intocables. Encon-trar el lenguaje justo... El contacto esel auténtico lenguaje que transmite,fue el lenguaje afectivo, el que propor-cionó la curación al leproso. ¡Cuántascuraciones podemos realizar y transmi-tir aprendiendo este lenguaje del con-tacto! Era un leproso y se ha hay con-vertido en mensajero del amor deDios. Dice el Evangelio: «Pero cuandose fue, empezó a pregonar bien alto ya divulgar el hecho» (Mc 1, 45).

Queridos nuevos Cardenales, ésta esla lógica de Jesús, éste es el camino dela Iglesia: no sólo acoger e integrar,con valor evangélico, aquellos que lla-man a la puerta, sino salir, ir a buscar,sin prejuicios y sin miedos, a los leja-nos, manifestándoles gratuitamenteaquello que también nosotros hemosrecibido gratuitamente. «Quien diceque permanece en Él debe caminar co-mo Él caminó» (1 Jn 2, 6). ¡La dispo-nibilidad total para servir a los demáses nuestro signo distintivo, es nuestroúnico título de honor!

Pensadlo bien en estos días en losque habéis recibido el título cardenali-cio. En esta Eucaristía que nos reúneentorno al altar, invocamos Invoque-mos la intercesión de María, Madre dela Iglesia, que sufrió en primera perso-na la marginación causada por las ca-lumnias (cf. Jn 8, 41) y el exilio (cf.Mt 2, 13-23), para que nos conceda elser siervos fieles de Dios. Ella, que esla Madre, nos enseñe a no tener miedode acoger con ternura a los margina-dos; a no tener miedo de la ternura.Cuántas veces tenemos miedo de laternura. Que Ella nos enseñe a no te-ner miedo de la ternura y de la com-pasión; nos revista de paciencia paraacompañarlos en su camino, sin buscarlos resultados del éxito mundano; nosmuestre a Jesús y nos haga caminarcomo Él.

Queridos hermanos nuevos Carde-nales, mirando a Jesús y a nuestra Ma-dre María, os exhorto a servir a laIglesia, en modo tal que los cristianos—edificados por nuestro testimonio—no tengan la tentación de estar con Je-sús sin querer estar con los margina-dos, aislándose en una casta que nadatiene de auténticamente eclesial. Os in-vito a servir a Jesús crucificado en to-da persona marginada, por el motivoque sea; a ver al Señor en cada perso-na excluida que tiene hambre, que tie-ne sed, que está desnuda; al Señor queestá presente también en aquellos quehan perdido la fe, o que, alejados, noviven la propia fe, o que se declaranateos; al Señor que está en la cárcel,que está enfermo, que no tiene trabajo,que es perseguido; al Señor que estáen el leproso —de cuerpo o de alma—,que está discriminado. No descubri-mos al Señor, si no acogemos auténti-camente al marginado. Recordemossiempre la imagen de san Franciscoque no tuvo ha tenido miedo de abra-zar al leproso y de acoger a aquellosque sufren cualquier tipo de margina-ción. En realidad, queridos hermanos,sobre el evangelio de los marginados,se juega y se descubre y se revela nues-tra credibilidad.SIGUE EN LA PÁGINA 19

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 13

Los cardenales creados por el Papa FranciscoPublicamos las biografías de los veinte purpurados creados por el PapaFrancisco durante el consistorio ordinario público que tuvo lugar el 14 defebrero, por la mañana, en la basílica vaticana. El orden seguido es el quedio el Pontífice durante el Ángelus del domingo 4 de enero.

co tiempo después de su nacimiento.Estudió derecho en Estrasburgo ycursó el post-grado en la Universi-dad de París II, donde obtuvo el di-ploma de estudios superiores de de-recho público y de ciencias políticas.

Ingresó en el Pontificio seminariofrancés de Roma, y recibió la orde-nación sacerdotal el 20 de septiem-bre de 1981, incardinado en la dióce-sis de Ajaccio (Corsica). Tras ser lla-mado a la Pontificia Academia ecle-siástica, continuó la formación en laPontificia Universidad Gregoriana,donde se doctoró en derecho canó-nico.

Ingresó en el servicio diplomáticode la Santa Sede el 1 de marzo de1986, y trabajó en las representacio-nes pontificias en Argelia, Chile, an-te las Naciones Unidas en NuevaYork, en Líbano y en la Secretaríade Estado, en la sección para las Re-laciones con los Estados.

El 18 de mayo de 2002 Juan PabloII lo nombró arzobispo titular de Sa-gona y nuncio apostólico en Sudány delegado apostólico en Somalia.Recibió la ordenación episcopal el 3de julio sucesivo en la basílica deSan Pedro. El 19 de febrero de 2004lo nombró también nuncio apostóli-co en Eritrea. El 15 de septiembre de2006 Benedicto XVI lo llamó a la Se-cretaría de Estado para desempeñarel cargo de secretario para las Rela-ciones con los Estados, y en esa mi-sión lo confirmó el Papa Franciscoel 31 de agosto de 2013.

El 8 de noviembre de 2014 fuenombrado prefecto del Tribunal su-premo de la Signatura apostólica,pero continuó su servicio en la Sec-ción para las Relaciones con los Es-tados hasta mediados de enero de2015.

Títulos y diaconías de los purpuradosDOMINIQUE MAMBERTI, diaco-

nía de Santo Espíritu en Sassia.MANUEL JOSÉ MACÁRIO DO

NASCIMENTO CLEMENTE, títulode San Antonio en Campo Mar-zio.

BERHANEYESUS DEMEREWSOURAPHIEL, C.M., título de SanRomano Mártir.

JOHN ATCHERLEY DE W, títulode San Hipólito.

ED OARD O MENICHELLI, títulode los Sagrados Corazones de Je-sús y María en Tor Fiorenza.

PIERRE NGUYÊN VĂN NHON,título de Santo Tomás Apóstol.

ALBERTO SUÁREZ INDA, títulode San Policarpo.

CHARLES MAU N G BO, S.D.B., tí-tulo de San Ireneo en Centocelle.

FRANCIS XAV I E R KRIENGSAKKO V I T H AVA N I J, título de SantaMaría Dolorosa.

FRANCESCO MO N T E N E G R O, tí-tulo de San Andrés y San Grego-rio en el Monte Celio.

DANIEL FERNAND O STURLABE R H O U E T, S.D.B., título de SantaGalla.

RICARD O BLÁZQUEZ PÉREZ, tí-tulo de Santa María en Vallicella.

JOSÉ LUIS LACUNZA MAESTRO-JUÁN, O.A.R., título de San Joséde Cupertino.

ARLIND O GOMES FURTAD O, tí-tulo de San Timoteo.

SOANE PAT I TA PAINI MAFI, tí-tulo de Santa Paula Romana.

JOSÉ DE JESÚS PIMIENTO RO-DRÍGUEZ, título de San Juan Cri-sóstomo en Monte Sacro Alto.

LUIGI DE MAGISTRIS, diaconíade los Santísimos Nombres de Je-sús y María en Via Lata.

KARL-JOSEF RAU B E R , diaconíade San Antonio de Padua en laCircunvalación Apia.

LUIS HÉCTOR VILLALBA, títulode San Jerónimo en el Corviale.

JÚLIO DUA R T E LANGA, títulode San Gabriel de la Dolorosa.

José Macáriodo Nascimento Clemente

patriarca di Lisboa(Portugal)

Historiador de la Iglesia, expertoen pastoral en los contextos urbanosoccidentales de antigua tradición ca-tólica necesitados de una nuevaevangelización: el cardenal portu-gués Manuel José Macário do Nas-cimento Clemente supo unir el estu-dio de los orígenes del cristianismolusitano a un ministerio caracteriza-do por una presencia activa en lasdos ciudades más grandes del país,Oporto y Lisboa.

Nació en Torres Vedras, en el pa-triarcado de Lisboa, el 16 de julio de1948. Tras estudiar historia generalen la facultad de letras de la Univer-sidad de Lisboa, ingresó en el semi-nario patriarcal. Obtuvo la licencia-tura en teología y el doctorado conespecialización en teología históricaen la Universidad católica portugue-sa. Recibió la ordenación sacerdotalel 29 de junio de 1979, incardinadoen el patriarcado de Lisboa.

Inició su ministerio como colabo-rador parroquial y formador en elseminario mayor donde, más tarde,fue, sucesivamente, vicerrector y rec-tor, en 1997. Juan Pablo II lo nom-bró obispo titular de Pinhel y auxi-liar de Lisboa el 6 de noviembre de1999; recibió la ordenación episcopalel 22 de enero de 2000. Al año si-guiente comenzó a dirigir el Centrode estudios de historia religiosa delateneo católico portugués. Y el 11 deabril de 2002 pasó a ser promotor de

la pastoral de la cultura en la Confe-rencia episcopal nacional, donde, de2005 a 2011, presidió la comisión pa-ra la cultura, los bienes culturales ylas comunicaciones sociales.

Benedicto XVI, el 22 de febrero de2007, lo trasladó a la sede de Opor-to. En 2010 lanzó la misión especialpara la nueva evangelización de ladiócesis, una realidad territorial demás de dos millones de personas.

En 2011 fue elegido vicepresidentede la Conferencia episcopal portu-guesa y nombrado miembro delConsejo pontificio para las comuni-caciones sociales. En octubre de2012 participó en el Sínodo para lanueva evangelización, donde fuemiembro de la comisión para la in-formación.

El 18 de mayo de 2013 el PapaFrancisco lo promovió como deci-moséptimo patriarca de Lisboa. Y el

19 de junio fue elegido presidente dela Conferencia episcopal portuguesa.

También en la capital portuguesapropuso un estilo pastoral de cerca-nía y de apertura. En enero de 2014,como conclusión de la semana ecu-ménica, firmó junto a ortodoxos, an-glicanos, presbiterianios y metodistasuna declaración de mutuo reconoci-miento del sacramento del bautismo.En octubre participó en el Sínodoextraordinario sobre la familia quetuvo lugar en el Vaticano. En enerode 2015 inauguró la iniciativa «Escu-tar a cidade» («Escuchar la ciu-dad») promovida por veintisiete en-tre comunidades, movimientos, orga-nizaciones y grupos católicos portu-gueses integrantes del sínodo dioce-sano, lanzado algunas semanas antesy que concluirá en noviembre de2016 coincidiendo con el tercer cen-tenario de la bula pontificia «In su-premo apostolatus solio», con la queClemente XI, el 7 de noviembre de1716, elevó la archidiócesis de Lisboaal rango de patriarcado.

tráfico de seres humanos, migracio-nes de masa.

Nació el 14 de julio de 1948 enTcheleleka, en el vicariato apostólicode Harar, en una familia de ochohijos. En 1963 ingresó en el semina-rio menor de los padres lazaristas enAddis Abeba; y en 1968 pasó al se-minario mayor San Kaleb, tambiénen la capital, donde cursó sus estu-dios en la Universidad HaileselassieI. De 1970 a 1974 estudió en el «Mis-sionary institute» de Londres y en el«King’s College» de la Universidadde Londres.

Recibidó la ordenación sacerdotalen Addis Abeba el 4 de julio de 1976en la Congregación de la misión (la-zaristas), y partió voluntariamente a

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Dominique Mambertiprefecto del Tribunal supremo

de la Signatura apostólicaDespués de ocho años como res-

ponsable del servicio diplomático dela Santa Sede, el cardenal Domini-que Mamberti ahora está llamado aocuparse de la administración de lajusticia en los tribunales eclesiásticosde todo el mundo. El Papa Francis-co lo nombró el pasado mes de no-viembre prefecto del Tribunal supre-mo de la Signatura apostólica, cargoque asumió a tiempo pleno a iniciosde este año.

Nació en Marrakech, en la archi-diócesis de Rabat, en Marruecos, el7 de marzo de 1952, de padres fran-ceses que regresaron a su patria po-

Berhaneyesus DemerewSouraphiel

arzobispo de Addis Abeba(Etiopía)

Experimentó la persecución y lacárcel por la fe el cardenal Berhane-yesus Demerew Souraphiel, arzobis-po de Addis Abeba. Es el segundoetíope que recibe la púrpura despuésde Paulos Tzadua. En más de unaocasión denunció los dramas queafligen el Cuerno de África: guerras,carestías provocadas por la sequía,

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la región sudoeste del país. En juniode 1979 fue arrestado durante sietemeses durante la persecución militariniciada por el gobierno comunistadel dictador Menghistu Hailé Ma-riàm. Tras su liberación, en 1980completó la formación en Roma enla Pontificia Universidad Gregoria-na, donde se doctoró en sociología.

Al regresar a Addis Abeba en1983, desempeñó su ministerio enuna parroquia y al mismo tiempoera responsable del noviciado laza-rista y profesor en el instituto filosó-fico y teológico San Francisco de lacapital. En 1991 pasó a ser superiorde la comunidad lazarista local y fuenombrado también vicario episcopaldel vicario apostólico de Nekemte.

Con la erección de la prefecturaapostólica de Jimma-Bonga el 10 dejunio de 1994, pasó a ser el primerprefecto apostólico. El 7 de noviem-bre de 1997 Juan Pablo II lo nombróobispo titular de Bita y auxiliar deAddis Abeba; recibió la ordenaciónepiscopal el 25 de enero de 1998.

El 16 de junio de 1999, tras la re-nuncia del cardenal Tzadua a la sedede Addis Abeba, fue nombrado ad-ministrador «sede vacante» de dichaarchieparquía y el sucesivo 7 de juliofue promovido a arzobispo metropo-litano de Addis Abeba. Al mismotiempo fue elegido presidente de laConferencia episcopal de Etiopía yEritrea, mientras que desde 1998 pre-side también el Consejo de la Iglesiaetiópica. Y desde el año 2000 es re-presentante oficial de la Iglesia cató-lica ante el Gobierno y las organiza-ciones internacionales en Etiopía.

En calidad de presidente del epis-copado de su país participó en latercera asamblea extraordinaria delSínodo de los obispos sobre la fami-lia en octubre pasado.

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Los nuevos purpurados

John Atcherley Dewarzobispo de Wellington

(Nueva Zelanda)Desde hace diez años es el pastor

de la capital ubicada más al sur delmundo: el cardenal neozelandés Jo-hn Atcherley Dew, arzobispo de We-llington, es también una de las vocesmás autorizadas del episcopado deOceanía, que guió de 2010 a 2014 encalidad de presidente de la Federa-ción de las conferencias de los obis-pos católicos del continente(FCBCO). Es el cuarto neozelandésen la historia del país que recibe lapúrpura.

Nació el 5 de mayo de 1948 enWaipawa (entonces archidiócesis deWellington, actualmente diócesis dePalmerston North). En el seminario«Holy Name» de Christchurch cur-só los estudios filosóficos y en el«Holy Cross» de Mosgiel los teoló-gicos. Completó la formación bíblicaen el Instituto San Anselmo enKent, Reino Unido.

Recibió la ordenación sacerdotalel 9 de mayo de 1976 en Waipuku-rau. Inició su ministerio pastoral enuna parroquia de Upper Hutt hasta1979, luego marchó como párrocomisionero a la diócesis de Raroton-ga, en las Islas Cook, donde perma-neció hasta 1982. De regreso a sudiócesis de origen desempeñó diver-sos cargos.

Juan Pablo II lo nombró obispotitular de Privata y auxiliar de We-llington el 1 de abril de 1995; recibióla ordenación episcopal el 31 de ma-yo sucesivo. El mismo Papa lo pro-movió a arzobispo coadjutor de We-llington el 29 de abril de 2004; pasóa ser arzobispo de dicha sede el 21de marzo de 2005. El sucesivo 1 deabril fue nombrado también Ordina-rio militar para Nueva Zelanda.

El 30 de octubre de 2009 fue ele-gido presidente de la Conferenciaepiscopal neozelandesa, un país conmenos de 4 millones y medio de ha-bitantes —de los cuales sólo el 15 porciento son católicos— y cuenta consólo seis diócesis. Al año siguientefue elegido también presidente de laF C B C O, que dirigió hasta 2014.

Edoardo Menichelliarzobispo de Ancona-Ósimo

(Italia)Más de veinte años de ministerio

episcopal en dos archidiócesis deItalia central, precedidos por un lar-go servicio en la Curia romana: sepuede resumir así la experiencia delcardenal Edoardo Menichelli, arzo-bispo de Ancona-Ósimo.

Nació en Serripola di San Severi-no Marche, en la provincia de Mace-rata, el 14 de octubre de 1939. Trasiniciar sus estudios en el seminariode San Severino Marche (la diócesisde origen que en 1986 se unió a laarchidiócesis de Camerino con la de-nominación de Camerino - San Se-verino Marche) y cursar la filosofía yla teología en el Pontificio seminarioregional Pío XI de Fano, se trasladóa Roma, donde se licenció teologíapastoral en la Pontificia UniversidadLateranense.

Recibió la ordenación sacerdotalel 3 de julio de 1965, y durante tresaños desempeñó su ministerio en sudiócesis. En 1968 fue llamado aprestar servicio en la Santa Sede,donde permaneció veintiséis años,hasta 1991, trabajando como oficialdel Tribunal supremo de la Signatu-ra apostólica y luego en la Congre-gación para las Iglesias orientales.

Juan Pablo II, el 10 de junio de1994, lo nombró arzobispo de Chie-ti-Vasto; recibió la ordenación sacer-dotal el 9 de julio sucesivo.

Durante su ministerio episcopalen Chieti-Vasto trabajó sobre todopor relanzar la vida pastoral, sindescuidar una atención especial a lareforma económica-administrativa dela archidiócesis. Diez años después,el 8 de enero de 2004, Benedicto XVI

lo trasladó a la sede metropolitanade Ancona-Ósimo.

El 11 de septiembre de 2011 acogióa Benedicto XVI en la visita pastorala Ancona, con ocasión de la misaconclusiva del 25° Congreso eucarís-tico nacional italiano.

En la Conferencia episcopal italia-na es miembro de la comisión parala educación, la escuela y la universi-dad.

Alberto Suárez Indaarzobispo de Morelia

(México)

Un pastor de frontera llamado atrabajar en un contexto social mar-cado por la expansión de la crimina-lidad vinculada sobre todo con elnarcotráfico. El cardenal mexicanoAlberto Suárez Inda desde haceveinte años es arzobispo de Morelia,

Pierre Nguyên Văn Nhonarzobispo de Hanoi

( Vi e t n a m )Pastor de la capital de uno de los

países asiáticos de mayor y consis-tente presencia católica, el vietnami-ta Pierre Nguyên Văn Nhon.

Nació el 1 de abril de 1938 en ĐàLat y creció en una familia católica.A los once años ingresó en el semi-nario menor de Saigon (hoy Than-Phô Hô Chí Minh, Hôchiminh Vi-lle) y luego pasó al Pontificio Cole-gio San Pío X en Đà Lat para los es-tudios filosóficos y teológicos.

Recibidó la ordenación sacerdotalel 21 de diciembre de 1967. Desem-peñó su ministerio como profesor enel seminario menor de Đà Lat, rectordel seminario mayor, párroco de lacatedral, decano del decanato de ĐàLat y vicario general de la diócesis.

Juan Pablo II, el 19 de octubre de1991, lo nombró obispo coadjutor dela diócesis; recibió la ordenaciónepiscopal el 3 de diciembre sucesivo.El 23 de marzo de 1994 pasó a serobispo de Đà Lat. Durante ese pe-ríodo, en la Conferencia episcopalvietnamita (CEVN) presidió la comi-sión para los laicos y fue subsecreta-rio general de la misma de 1998 a2001; y en 2007 fue elegido presiden-te, cargo que desempeñó durante

dos mandatos. Se distiguió por lasolicitud pastoral demostrada antelos cambios de la sociedad vietnami-ta provocados por una recesión eco-nómica que despobló las zonas rura-les, amontonando a los ex campesi-nos en las periferias urbanas, entrelos cuales había muchos cristianos.Y cuando a finales de 2007, trasaños de relativos progresos, las rela-ciones entre autoridades civiles y al-gunos sectores de la Iglesia local lle-garon a ser tensas, eligió siempre lalínea del diálogo.

Benedicto XVI lo promovió a arzo-bispo coadjutor de Hanoi el 22 deabril de 2010, y pocos días después,el 13 de mayo, pasó a ser arzobispode dicha sede. En esos años de suministerio episcopal continuó traba-jando en la búsqueda del diálogo através de la siembra diaria del Evan-gelio, incluso sin dejar de denunciarinjusticias que perjudicaban a las co-munidades católicas.

capital del Estado de Michoacán,ciudad ensangrentada a menudo poruna violencia que sólo en 2014 pro-vocó mil homicidios y no evitó ata-ques a la Iglesia: en los últimosquince años cinco sacerdotes fueronasesinados. Numerosos sus llama-mientos a la pacificación y sus invi-taciones a abandonar los deseos devenganza y de muere.

Nació en Celaya el 30 de enero de1939, es el undécimo y último hijode una familia profundamente cris-tiana. Ingresó en el seminario deMorelia, donde cursó los estudioshumanísticos. Luego, de 1958 a 1965,estudió en Roma como alumno delColegio Pío latinoamericano.

Recibió la ordenación sacerdotalel 8 de agosto de 1964 en Celaya.Inició su ministerio pastoral comovicario parroquial en San José deMorelia y en la basílica de Pátzcua-ro. Luego le encomendaron ser pro-fesor de algunas materias en el semi-nario diocesano: introducción a laSagrada Escritura, liturgia e historia

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de la salvación. Más tarde lo nom-braron primer párroco de la nuevacomunidad de la Asunción de Ma-ría, en su ciudad natal de Celaya.Con la creación de la homónimadiócesis, en 1974 fue nombrado rec-tor del seminario menor, misión quedesempeñó hasta 1985.

Juan Pablo II, el 5 de noviembrede 1985, lo nombró obispo de Ta-cámbaro; recibió la ordenación epis-copal el 20 de diciembre sucesivo. Elmismo Papa lo promovió a arzobis-po de Morelia el 20 de enero de1995.

En los veinte años de gobiernopastoral promovió la creación de lanueva diócesis de Irapuato, formadacon territorio desmembrado de la ar-quidiócesis de Morelia y de la deLeón, instituyó más de 40 nuevasparroquias y ordenó casi 300 sacer-dotes y cuatro obispos. Además rea-lizó tres visitas pastorales, presidióocho asambleas diocesanas y promo-vió tres proyectos diocesanos de pas-toral.

En el ámbito de la Conferenciaepiscopal mexicana (CEM) ha sidoresponsable del sustentamiento so-cial del clero y presidente de la co-misión del clero, que instituyó a losresponsables diocesanos para la for-mación permanente de los sacerdo-tes. Más tarde, y durante dos trie-nios, fue vicepresidente de dichaConferencia episcopal y responsablede la comisión para la creación denuevas diócesis. Actualmente es res-ponsable de la pastoral educativa.

En el Consejo episcopal latinoa-mericano (CELAM) fue miembro deldepartamento de vocaciones y minis-terios y participó en la cuarta Confe-rencia del episcopado latinoamerica-no en Santo Domingo en 1992.

Por mandato de la Santa Sederealizó la visita apostólica a variosseminarios de México y de AméricaCentral.

Los cardenalescreados por el Santo Padre

Charles Maung Boarzobispo de Yangon

(Myanmar)Firme defensor del diálogo entre

los pueblos y las religiones, concre-tamente comprometido en la promo-ción de la paz, la reconciliación y lajusticia en un país cuya historia, in-cluso reciente, está marcada por ladictatura y por los enfrentamientosétnicos. Charles Maung Bo es el pri-mer cardenal de Myanmar, país querecién ha celebrado el quinto cente-nario de la evangelización y en elcual la Iglesia, incluso siendo unapresencia numéricamente exigua,siempre ha dado testimonio de fe enmedio de las persecuciones.

Nació el 29 de octubre de 1948 enMonhla, en la archidiócesis de Man-dalay, en el corazón del país asiáti-co.

Tras quedar huérfano de padrecuando sólo tenía dos años, fue en-comendado a los cuidados de los sa-lesianos de Mandalay y bajo la luzdel carisma de don Bosco recibió to-da su formación, en especial los es-tudios realizados de 1962 a 1976 enel aspirantado salesiano Nazaret deAnikasan en Pyin Oo Lwin.

Tras ser ordenado sacerdote sale-siano en Lashio el 9 de abril de 1976,le encomendaron su primer tareapastoral como párroco. Luego fueformador en el seminario de Anisa-kan y en 1985 le confiaron —por unaño como administrador apostólico

y después, hasta 1990, como prefectoap ostólico— la prefectura de Lashio,en el atormentado Estado de Shan.Y cuando el 7 de julio de 1990 fueelevada a la categoría de diócesis,pasó a ser el primer obispo; recibióla ordenación episcopal el 16 de di-ciembre sucesivo.

Juan Pablo II, el 13 de marzo de1996, lo trasladó a la diócesis de Pat-hein y luego, en 2002, lo nombróadministrador apostólico de la archi-diócesis de Mandalay.

El 15 de mayo de 2003 el mismoPapa lo promovió a arzobispo deYangon, la más grande ciudad bir-mana y, en ese período, capital de lanación.

Actualmente desempeña diversoscargos a nivel nacional y continentalen la Conferencia episcopal deMyanmar y en la Federación de lasconferencias episcopales de Asia.

dera indispensable el compromiso dela Iglesia en ese ámbito.

Nació el 27 de junio de 1949 enBan Rak, archidiócesis de Bangkok.Inició los estudios eclesiásticos en elseminario de San José en Sampran,luego, en Roma, recibió la forma-ción filosófica y teológica en la Pon-tificia Universidad Urbaniana. Reci-bió la ordenación sacerdotal el 11 dejulio de 1976. Su primera misiónpastoral fue la de vicario parroquial,luego lo nombraron vicerrector delseminario menor de San José enSampran. En 1982 regresó a Romapara cursar la especialización en es-piritualidad en la Pontificia Univer-sidad Gregoriana, y al regresar a supatria fue durante seis años rectordel seminario intermedio SagradaFamilia, en Nakhon Ratchasima, yluego rector del seminario mayor na-cional «Lux Mundi» en Sampran.Además, fue subsecretario de laConferencia episcopal tailandesa.

Benedicto XVI lo nombró obispode Nakhon Sawan el 7 de marzo de2007; recibió la ordenación episcopalel 2 de junio sucesivo de manos delprimer purpurado tailandés, MichaelMichai Kitbunchu, su predecesor enBangkok.

El mismo Papa lo promovió a ar-zobispo de la capital el 14 de mayode 2009. Ese mismo año fue elegidovicepresidente de la Conferenciaepiscopal de Tailandia.

Ahora se prepara para celebrar elaño santo proclamado en este 2015por la Iglesia tailandesa para conme-morar el 350° aniversario del primerSínodo de Ayutthaya (antigua capi-tal del reino del Siam), que tuvo lu-gar en 1664 y lanzó las bases para lapresencia estable de la Iglesia en lanación. En esta circunstancia se tie-ne también el primer Concilio plena-rio de la Iglesia católica en Tailan-dia, sobre el tema «Los discípulosde Cristo viven la nueva evangeliza-ción», programado del 20 al 25 deabril bajo la presidencia del arzobis-po de Bangkok.

Francis XavierKriengsak Kovithavanij

arzobispo de Bangkok( Ta i l a n d i a )

Promotor del diálogo con las reli-giones en el sureste asiático, en espe-cial con la mayoría budista de supaís, el cardenal Francis XavierKriengsak Kovithavanij, arzobispode Bangkok, es el segundo tailandésque recibe la púrpura en la historiade esta comunidad. Firmementeconvencido del papel fundamentalde los líderes religiosos en la cons-trucción de sociedades pacíficas y ar-moniosas, en más de una ocasiónelevó la voz contra la corrupciónque a menudo paraliza la vida y laeconomía de su nación. Cree en laimportancia de la educación y consi-

las situaciones de marginalidad y dep obreza.

Por la especial atención al fenó-meno migratorio —una de las priori-dades pastorales en una diócesis quecomprende en su territorio tambiéna Lampedusa y Linosa, metas conti-nuas de llegada de inmigrates— lonombraron, el 24 de mayo de 2013,presidente de la comisión episcopalpara las inmigraciones y presidentede la Fundación «Migrantes».

El 8 de julio de 2013 recibió al Pa-pa Francisco en Lampedusa en elprimer viaje del Pontificado.

Francesco Montenegroarzobispo de Agrigento

(Italia)Son los más necesitados, sobre to-

do los inmigrantes, los destinatariosprivilegiados del ministerio pastoraldel cardenal Francesco Montenegro,arzobispo de Agrigento. El purpura-do siciliano ha sido por un quinque-nio presidente de Cáritas nacional ydesde 2013 preside la comisión paralas inmigraciones en la Conferenciaepiscopal italiana y en la fundaciónMigrantes.

Nació en Messina el 22 de mayode 1946. Cursó los estudios eclesiás-ticos en el seminario diocesano desu ciudad. Recibió la ordenación sa-cerdotal el 8 de agosto de 1969, ydurante dos años desempeñó su mi-nisterio en el poblado UNRRA («Uni-ted Nations relief and rehabilitationadministration»), un barrio periféri-co que toma el nombre de la admi-nistración de las Naciones Unidaspara la asistencia y la rehabilitaciónde zonas destrozadas por la guerra.

Fue director de Cáritas diocesana,y llegó a ser también delegado de

Daniel FernandoSturla Berhouet

arzobispo de Montevideo( U ru g u a y )

La apertura al diálogo y al en-cuentro es lo que caracteriza el estilopastoral del cardenal uruguayo Da-niel Fernando Sturla Berhouet. Des-

de hace un año guía la arquidiócesisde Montevideo —capital de un paísque desde inicios del siglo pasadoestableció la clara separación entreEstado e Iglesia adoptando un ca-

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Cáritas regional y representante deCáritas nacional.

Juan Pablo II, el 18 de marzo de2000, lo nombró obispo titular deAurusuliana y auxiliar de Messina.Recibió la ordenación episcopal el29 de abril sucesivo.

De 2003 a 2008 fue presidente deCáritas italiana. Y Benedicto XVI, el23 de febrero de 2008, lo promovióa arzobispo metropolitano de Agri-gento. Desde el inicio de su ministe-rio en esta sede dirigió su obra porsenda de la comunión, la misión y laformación, con atención especial a

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lendario laico— y está especialmenteatento al debate sobre laicismo y se-cularización, incluso a la luz de suformación histórica y teológica.

Nació el 4 de julio de 1959, es elsegundo eclesiástico en la historia deUruguay que recibe la púrpura.

Atraído por el carisma de sanJuan Bosco, ingresó en el noviciadode los salesianos de Montevideo.Luego cursó sus estudios de filosofíay ciencias de la educación en la capi-tal del país. Tras un periodo depráctica didáctica en los TalleresDon Bosco, de 1984 a 1987 continuólos estudios en teología en el Institu-to Monseñor Mariano Soler, dondealgunos años más tarde obtuvo la li-cenciatura.

Recibió la ordenación sacerdotalel 21 de noviembre de 1987.

Tras desempeñar diversas misionesen la Sociedad Salesiana de SanJuan Bosco, fue también director delaspirantado salesiano y maestro denovicios. Además fue director delInstituto pre-universitario JuanXXIII.

En 2008 fue nombrado inspectorde la provincia salesiana de Uru-guay, cargo que desempeñó hasta el10 de diciembre de 2011, cuando Be-nedicto XVI lo nombró obispo titularde Phelbes y auxiliar de Montevi-deo; recibió la ordenación episcopalel 4 de marzo de 2012. El PapaFrancisco lo promovió a arzobispode Montevideo el 11 de febrero de2014.

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Los nuevos purpurados

Ricardo Blázquez Pérezarzobispo de Valladolid

(España)Es una de las voces más represen-

tativas del episcopado español. Elcardenal Ricardo Blázquez Pérez ac-tualmente preside por segunda vezla Conferencia episcopal españoladespués del primer mandato que tu-vo lugar del 2005 al 2008 y tras ha-

ber sido vicepresidente durante dostrienios. De 72 años hijo de humil-des agricultores de Villanueva delCampillo, en la provincia de Ávila,guía de la archidiócesis de Vallado-lid desde hace cuatro años.

Nació el 13 de abril de 1942 en Vi-llanueva del Campillo, diócesis deÁvila. A los trece años ingresó en elseminario menor de Ávila, y en lamisma ciudad continuó la formaciónen el seminario mayor. Recibió la or-

denación sacerdotal el 18 de febrerode 1967. Se doctoró en teología en laPontificia Universidad Gregorianade Roma.

Durante los 21 años de ministeriosacerdotal trabajó especialmente enámbito académico. Fue secretario delInstituto teológico de Ávila, profe-sor, decano de la Facultad de teolo-gía y luego vicerrector de la Pontifi-cia Universidad de Salamanca.

Juan Pablo II, el 8 de abril de1988 lo nombró obispo titular deGerma de Galazia y auxiliar de San-tiago de Compostela; recibió la or-denación episcopal el 29 de mayosucesivo. El mismo Papa lo nombróobispo de Palencia el 26 de mayo de1992 y lo trasladó a la diócesis deBilbao el 8 de septiembre de 1995.Del año 2000 al 2005 fue gran can-ciller de la Pontificia Universidad deSalamanca.

En el seno de la Conferencia epis-copal española desempeñó diversoscargos, entre otros, formando partede la comisión para la doctrina de lafe y de la comisión litúrgica. Luegofue presidente de la comisión para ladoctrina de la fe y de la comisión delas relaciones interconfesionales. En2005 fue elegido presidente de dichaConferencia episcopal. Terminado elmandato en 2008, durante dos trie-nios fue vicepresidente, hasta que el12 de marzo de 2014 fue elegidonuevamente presidente para el trie-nio 2014-2017.

Benedicto XVI lo promovió a la se-de arzobispal de Valladolid el 13 demarzo de 2010.

En 2011 participó en la decimoter-cera asamblea general ordinaria delSínodo de los obispos sobre la nue-va evangelización y en octubre pasa-do en la tercer asamblea general ex-traordinaria dedicada a la familia.

José LuisLacunza Maestrojuán

obispo de David( Pa n a m á )

Es agustino recoleto de origen es-pañol el primer cardenal de Panamá.José Luis Lacunza Maestrojuán esobispo de David desde 1999, la ter-cera ciudad del país. Es también elprimer cardenal en la historia de suorden religiosa, cuya fundación seremonta al 1588.

Nació en Pamplona, Navarra, el24 de febrero de 1944. Ingresó en laOrden de Agustinos Recoletos enEspaña. Inició los estudios eclesiásti-cos en el seminario de Nuestra Se-ñora Valentuñana, en Sos del ReyCatólico, en la provincia de Zarago-za, y los continuó en el seminariomayor de Pamplona. Recibió la or-denación sacerdotal el 13 de julio de1969.

Tras ser profesor en el ColegioNuestra Señora del Buen Consejode Madrid, fue enviado a Panamá,donde continuó los estudios y se lic-neció en filosofía y en historia en laUniversidad nacional de Panamá.

En su Orden religiosa desempeñódiversos cargos en el ámbito acadé-mico, también fue elegido consejerode la provincia agustina recoleta deCentroamérica y Panamá y fue ad-ministrador de dicha provincia reli-giosa. Fue también rector de la Uni-

versidad católica Santa María la An-tigua (USMA) en Panamá.

En la archidiócesis panameña fuenombrado miembro del consejopresbiteral y rector del seminariomayor San José, además de ser vica-rio general y vicario episcopal parala educación y para la capital.

Juan Pablo II, el 30 de diciembrede 1985, lo nombró obispo titular dePartenia y auxiliar de Panamá; reci-bió la ordenación episcopal el 8 deenero de 1986.

El mismo Papa, el 29 de octubrede 1994, lo nombró obispo de ladiócesis de Chitré y el 28 de agostode 1999 lo trasladó a David, dondeviven casi medio millón de habitan-tes, entre los cuales casi setenta milindígenas.

Arlindo Gomes Furtadoobispo de Santiago de Cabo Verde

(Archipiélago de Cabo Verde)Primer cardenal caboverdiano, Ar-

lindo Gomes Furtado es, desde hacepoco más de un lustro obispo deSantiago de Cabo Verde, antigua se-de episcopal que se remonta a 1533.Representa en el Colegio cardenali-cio a los cerca de quinientos mil ha-bitantes del archipiélago africano ensu mayoría católicos, pero también alos más de setecientos mil cabover-dianos de la diáspora que fueronabandonando el país para buscarfortuna en América o en Europa.

Nació el 15 de noviembre de 1949en Figueira das Naus, en Santa Ca-tarina, diócesis de Santiago de CaboVerde. En octubre de 1963 ingresóen el seminario menor de San José yen septiembre de 1971 marchó aCoimbra para cursar los estudioseclesiásticos en el seminario mayorde la ciudad portuguesa. Tras regre-

sar a su patria fue ordenado diáco-no, y durante un año colaboró pas-toralmente en una parroquia. Reci-bió la ordenación sacerdotal el 18 dejulio de 1976.

Inició su ministerio como vicarioparroquial, y luego, entre otros car-gos, fue rector del seminario menorde San José, canciller, ecónomo dio-cesano y capellán de los caboverdia-nos en los Países Bajos, país en elque residió durante un año. Enagosto de 1986 marchó a Roma paraestudiar en el Pontificio Instituto Bí-blico, donde obtuvo la licenciaturaen Sagrada Escritura. Al regresar aCabo Verde continuó su ministerioen el seminario, además trabajó pas-toralmente en diferentes zonas y fueprofesor. En 1991 marchó nuevamen-te a Portugal, donde permanecióhasta 1995, y fue profesor de mate-rias bíblicas en el Instituto superiorde estudios teológicos de Coimbra,además de colaborar en dos parro-quias y ayudar en la traducción dela «Nova Bíblia» de los Capuchinos.Nuevamente en su país, en 1995, leencomendaron la misión de párrocoy fue miembro del Consejo nacionalde la educación.

Hasta finales de 2003 fue tambiénvicario general de la diócesis de San-tiago de Cabo Verde. Juan Pablo IIlo nombró primer obispo de la nue-va diócesis de Mindelo el 14 de no-viembre de 2003; recibió la ordena-ción episcopal el 22 de febrero de2004. Benedicto XVI, el 22 de juliode 2009, lo trasladó a la antigua se-de de Santiago de Cabo Verde.

Soane Patita Paini Mafiobispo de Tonga(Islas de Tonga)

Con sus cincuenta y tres añoscumplidos hace poco, el cardenal

Soane Patita Paini Mafi es el más jo-ven del Colegio y el primer tonganoque recibe la púrpura y representa ala Iglesia de Oceanía. Presidente dela Conferencia episcopal del Pacífi-co, es también el primer eclesiásticonacido en la década de los años se-senta que recibe la púrpura.

Nació en Nuku’alofa el 19 de di-ciembre de 1961. Cursó los estudioseclesiásticos en el seminario regionaldel Pacífico, en Suva, en las IslasFiji. Recibió la ordenación sacerdo-tal el 29 de junio de 1991.

Inició su ministerio como párrocoy vicario general de Tonga. Luegoestudió psicología (pastoral counse-ling) en el «Loyola College» de Bal-

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timora, en Estados Unidos. Al regre-sar a su país fue nuevamente párro-co, además de ser profesor y forma-dor en el seminario regional del Pa-cífico en Fiji, del que más tarde fuev i c e r re c t o r.

Benedicto XVI lo nombró obispocoadjutor de Tonga el 28 de juniode 2007; recibió la ordenación epis-copal el 4 de octubre sucesivo. Pasóa ser obispo diocesano el 18 de abrilde 2008. Ese mismo año fue elegidopresidente de Cáritas nacional y del«Tonga national forum of Churchleaders», cargo que desempeñó hasta2014.

En 2010 realizó la visita pastoral aNiua Toputapu & Niua Fo’ou, en elextremo norte del archipiélago ton-gano, y en 2012 a los connacionalesresidentes en Hawaii y en Niue.

Participó en el Sínodo sobre lanueva evangelización. Su aportacióna la reflexión se centró en especialen la necesidad de que los sacerdo-tes y los obispos examinen constan-temente la propia vida personal a laluz de un sencillo «modo de ser», osea, siendo «sencillos»: la sencillez,en efecto, destacó, excluye el «au-toengaño», el hecho de llevar «más-caras».

Los cardenalescreados por el Santo Padre

José de JesúsPimiento Rodríguez

arzobispo emérito de Manizales(Colombia)

Nombrado obispo hace sesentaaños por el Papa Pío XII, el cardenalcolombiano José de Jesús PimientoRodríguez, arzobispo emérito deManizales, es uno de los pocos pa-dres conciliares que aún viven.

el 29 de febrero de 1964, cuando fuetrasladado a Garzón (Huila).

Tras participar en el Concilio Va-ticano II, fue delegado en las confe-rencias generales del episcopado lati-noamericano celebradas en Medellínen 1968, en Puebla de los Ángeles,México, en 1979, y en Santo Domin-go en 1992.

En julio de 1972 fue elegido presi-dente de la Conferencia episcopalcolombiana, cargo que desempeñódurante dos mandatos, hasta 1978.

El 22 de mayo de 1975 Pablo VI lopromovió a la sede arzobispal deManizales, que gobernó durante 21años, durante los cuales dio gran im-pulso a la aplicación de los decretosdel Vaticano II, atendiendo de formaespecial la pastoral familiar, juvenil ysocial, sin olvidad el mundo de laeducación. Promovió la renovaciónconciliar a nivel parroquial y en elseno de la organización del semina-rio mayor arquidiocesano. Especialatención prestó a la actualización y ala formación de los sacerdotes y alcuidado de las vocaciones.

Su episcopado se caracterizó tam-bién por la realización de variasobras sociales, tanto a nivel local co-mo nacional.

En 1995, al cumplir 75 años, pre-sentó la renuncia como arzobispo deManizales, que Juan Pablo II aceptóel 15 de octubre del año sucesivo. Seretiró a Urabá, en la parroquia deTurbo, para trabajar pastoralmenteen la diócesis de Apartadó, donde élmismo, siendo arzobispo de Maniza-les, había promovido una experien-cia misionera fraterna. Actualmentereside en el «Foyer de Charité SanPablo», en Bucaramanga.

Nació el 18 de febrero de 1919 enZapatoca, en el departamento deSantander. Cursó los estudios ecle-siásticos en los seminarios de SanGil y en el seminario mayor de Bo-gotá. Recibió la ordenación sacerdo-tal el 14 de diciembre de 1941, incar-dinado en su diócesis de origen: So-corro y San Gil.

En sus primeros años de ministe-rio fue vicario parroquial, luego de-sempeñó su misión como prefecto yprofesor en el seminario y coordina-dor de la Acción social y Acción ca-tólica diocesana.

Cuando apenas tenía 36 años, el14 de junio de 1955, el Papa Pacellilo nombró obispo titular de Apollo-nide y auxiliar de Pasto; recibió laordenación episcopal el 28 de agostosucesivo. Cuatro años después, el 30de diciembre de 1959, Juan XXIII lonombró obispo de la diócesis deMonteria, donde permaneció hasta

LuigiDe Magistris

pro-penitenciario mayor emérito

Cumplirá 89 años pocos días des-pués de recibir la púrpura el carde-nal sardo Luigi De Magistris, pro-penitenciario mayor emérito. Trasser por más de veinte años regentedel primero de los tribunales de laSanta Sede, pasó a ser la más altaautoridad durante dos años, antes deretirarse por límite de edad.

Nació en Cágliari el 23 de febrerode 1926. Si bien su vocación al sa-cerdocio la descubrió a tempranaedad, siguiendo el consejo del padre,antes de entrar en el seminario cursósus estudios en la facultad de letras

de la Universidad de Cágliari, don-de obtuvo el doctorado.

Con la probación del arzobispomarchó a Roma para cursar los estu-dios eclesiásticos en el Pontificio se-minario romano mayor.

Recibió la ordenación sacerdotalel 12 de abril de 1952. En Cerdeñatrabajó en el Tribunal eclesiásticodiocesano y en el regional. Al mismotiempo fue colaborador parroquial.

En 1957 regresó a Roma para tra-bajar, en un primer momento, comosecretario del ateneo Lateranense.Luego pasó al Santo Oficio comonotario sustituto, sucesivamente fuetrasladado al Consejo para los Asun-tos públicos de la Iglesia y, por últi-mo, a la Penitenciaría apostólica.

Desde el año 1979 fue regente dela Penitenciaría apostólica, y el 6 demarzo de 1996 Juan Pablo II lo nom-bró obispo titular de Nova. Recibióla ordenación episcopal el sucesivo28 de abril en Cágliari. El 22 de no-viembre de 2001 fue nombrado pro-penitenciario mayor y promovido aarzobisp o.

En 2003 renunció a dicho cargopor límite de edad, pero continuó sutrabajo pastoral en Roma. Y en2010, por motivos de salud, regresódefinitivamente a su ciudad natal.

Ka r l - J o s e p hRaub er

nuncio apostólicoLlamado a afrontar situaciones

particularmente delicadas en su lar-go servicio diplomático de la SantaSede, el cardenal alemán Karl-JosefRauber que por un trienio se ocupótambién de la formación de los futu-ros representantes pontificios.

Nació el 11 de abril de 1934 enNorimberga (Nürnberg), archidióce-sis de Bamberga. En 1950 comenzó aestudiar teología en la Universidadde Maguncia. Recibió la ordenaciónsacerdotal el 28 de febrero de 1959.Los primeros años de su ministeriopastoral los dedicó a una pequeñacomunidad católica.

En 1962 se trasladó a Roma, don-de obtuvo el doctorado en derechocanónico y fue alumno de la Pontifi-cia Academia eclesiástica. Ingresó enel servicio diplomático de la SantaSede en 1966 y hasta 1977 fue uno delos cuatro secretario de Giovanni Be-nelli —que luego fue cardenal arzo-bispo de Florencia— en el períodoen el que era sustituto de la Secreta-ría de Estado. Benelli y Pablo VImismo incidieron en la vida y en elministerio de Rauber de modo pro-fundo: en los once años pasados enla Curia romana él adquirió unagran experiencia eclesiástica en estre-cha comunión con el Papa.

Desde 1977, como consejero denunciatura, prestó servicio en las re-presentaciones pontificias en Bélgi-ca, Luxemburgo y Grecia. Juan Pa-blo II lo nombró arzobispo titular deGiubalziana y nuncio apostólico enUganda el 18 de diciembre de 1982;recibió la ordenación episcopal en labasílica de San Pedro, de manos delPapa Wojtyła el 6 de enero de 1983.

En enero de 1990 se le confió lapresidencia de la Pontificia Acade-

para la población; en Suiza colaboróen aplacar las tensiones que afecta-ban a la diócesis de Coria y el obis-po Wolfgang Haas; en Hungría ges-tionó la fase de restablecimiento delas relaciones entre Estado e Iglesiadespués de la época comunista; enBélgica trabajó en un contexto socialy político no siempre fácil; y cuandoen Bruselas se creó también una re-presentación pontificia ante laUnión europea se ocupó de armoni-zar y subdividir con sensibilidad eltrabajo de las dos instituciones di-plomáticas en tierra belga.

Al cumplir 75 años, en 2009, se re-tiró del servicio diplomático y desdeentonces ejerce su ministerio espiri-tual y pastoral en Alemania.

Luis Héctor Villalbaarzobispo emérito de Tucumán

( A rg e n t i n a )Ha sido durante largos años, y lo

sigue siendo, un obispo de periferiasegún el estilo del Papa Francisco.

SIGUE EN LA PÁGINA 18

Luis Héctor Villalba guió hasta hacepocos años la arquidiócesis argenti-na de Tucumán, pero incluso des-pués de la renuncia presentada en2011 por límite de edad no dejó de

mia eclesiástica. Tres años despuésvolvió al servicio activo primero co-mo representante pontificio en Suizay en Liechtenstein, luego en Hun-gría y en Moldavia; y por último enBélgica y en Luxemburgo, terminan-do precisamente donde había inicia-do la carrera diplomática. Comonuncio apostólico tuvo que afrontardesafíos difíciles para la Iglesia: enUganda, por ejemplo, prestó servicioen los años en que se expandía el si-da, con consecuencias devastadoras

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página 18 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

VIENE DE LA PÁGINA 17

Los nuevos purpuradosser pastor. Actualmente es rectorde la iglesia de Santa Cruz deSan Miguel de Tucumán y sededica a la predicación de ejer-cicios espirituales al clero y a re-ligiosas.

Entre 2006 y 2011, como pri-mer vicepresidente de la Confe-rencia episcopal argentina, tra-bajó muy cerca de Jorge MarioBegoglio, que era el presidentede la misma, compartiendo conél sobre todo la atención a lospobres y a los últimos. Una sin-tonía evidente en sus llamamien-tos en defensa de los derechosde los más necesitados.

Nació en Buenos Aires el 11de octubre de 1934. Ingresó enel seminario metropolitano de lacapital, donde cursó los estudioseclesiásticos. Recibió la ordena-ción sacerdotal el 24 de septiem-bre de 1960. Inmediatamentedespués lo enviaron a Roma,donde se licenció en teología ehistoria de la Iglesia en la Pon-tificia Universidad Gregoriana.Al regresar a Argentina desem-peñó primero su ministerio co-mo vicario parroquial, y luegolo nombraron rector del semina-rio mayor de Buenos Aires. Trasla creación del curso propedéu-tico, el primero en el país, en1968 el arzobispo Juan CarlosAramburu le encomendó dirigirla nueva casa de formación.

Juan Pablo II lo nombró obis-po titular de Ofena y auxiliar deBuenos Aires el 20 de octubrede 1984; recibió la ordenaciónepiscopal el 22 de diciembre su-cesivo. El 16 de julio de 1991 elmismo Papa lo nombró obispode la diócesis de San Martín yel 8 de julio de 1999 lo promo-vió a arzobispo de Tucumán.Benedicto XVI aceptó su renun-cia al gobierno pastoral de dichasede el 10 de junio de 2011 y lonombró administrador apostóli-co de Tucumán hasta la llegadade su sucesor, el 17 de septiem-bre del mismo año.

Además de la vicepresidenciade la Conferencia episcopal ar-gentina de 2006 a 2010, se re-cuerda su actividad como miem-bro del departamento de cate-quesis del Consejo episcopal la-tinoamericano (CELAM) y su par-ticipación en la cuarta y en laquinta conferencia del episcopa-do latinoamericano, que tuvie-ron lugar, respectivamente, enSanto Domingo en 1992 y enAparecida en 2007.

JúlioDuarte Langa

obispo emérito de Xai-Xai(Mozambique)

Muchos mozambiqueños con-sideran como un padre al ancia-no obispo Júlio Duarte Langa,emérito de Xai-Xai. Duranteveintiocho años estuvo al frentede la diócesis que le encomen-daron al sur del país, y fue tam-

bién responsable de la forma-ción del clero diocesano en elseno de la Conferencia episco-pal, dejando un recuerdo imbo-rrable entre los sacerdotes. Es elsegundo mozambiqueño que re-cibe la púrpura en la historia deesta Iglesia africana.

Nació el 27 de octubre de1927 en Mangunze, en la actualdiócesis de Xai-Xai. Inició losestudios eclesiásticos en el semi-nario de Magude, luego en elde Namaacha, entonces archi-diócesis de Lourenço Marques,que tras la independencia de1975 tomó el nombre de Mapu-to. Recibió la ordenación sacer-dotal el 9 de junio de 1957 en lacatedral de la capital del país.

Inició su ministerio como vi-cario parroquial, luego fue pá-rroco en la misión de Malaisse ysucesivamente lo nombraronmiembro del colegio de consul-tores y del consejo presbiteral y,por último, vicario general de ladiócesis. Es un profundo cono-cedor de las lenguas locales, porello tuvo a su cargo las traduc-

ciones de los textos del ConcilioVaticano II en las principaleslenguas de Mozambique.

Pablo VI lo nombró obispo dela diócesis de João Belo —quedesde el 1 de octubre del mismoaño cambió el nombre por Xai-Xai— el 31 de mayo de 1976. Re-cibió la ordenación episcopal el24 de octubre sucesivo, de ma-nos de Alexandre José Mariados Santos, primer sacerdote,primer obispo y primer cardenalnativo de la ex colonia portu-guesa de África sudoriental.

Fue obispo de Xai-Xai, quetiene una gran extensión territo-rial, durante casi treinta años,caracterizados por la larga gue-rra civil que ensangrentó Mo-zambique desde la época de laindependencia hasta los acuer-dos de paz firmados el 4 de oc-tubre de 1992 en Roma.

Durante su ministerio buscómantener viva la práctica religio-sa y da nuevo impulsó a la Igle-sia, en una zona azotada por ca-restías, epidemias y catástrofesnaturales. En el mismo período,en la Conferencia episcopal seocupó del clero diocesano. Re-nunció al gobierno pastoral dela diócesis el 24 de junio de2004.

COMUNICACIONES

Colegio episcopal

Monseñor José Crispiano Clavijo Méndez, obispo de Sincelejo (Colombia)

RENUNCIAS:

El Papa ha aceptado la renuncia al go-bierno pastoral de la diócesis de Krk(Croacia) que monseñor Valter Županle había presentado en conformidadcon el canon 401 § 1 del Código dederecho canónico.

Valter Župan nació en Cunski el 10de agosto de 1938. Recibió la ordena-ción sacerdotal el 8 de julio de 1962,incardinado en la diócesis de Krk.Juan Pablo II le nombró obispo deKrk el 31 de enero de 1998; recibió laordenación episcopal el 15 de marzo de1998.

El Papa ha aceptado la renuncia al go-bierno pastoral de la diócesis deQuimper (Francia) que monseñorJEAN-MARIE LE VERT le había presen-tado en conformidad con el canon 401§ 2 del Código de derecho canónico.

Jean-Marie Le Vert nació en Papeeteel 9 de abril de 1959. Recibió la orde-nación sacerdotal el 10 de octubre de1987. Benedicto XVI le nombró obispotitular de Simidicca y auxiliar de ladiócesis de Meaux el 21 de noviembre

de 2005; recibió la ordenación episco-pal el 8 de enero de 2006. El mismoPapa le nombró obispo de Quimper el7 de diciembre de 2007.

EL PA PA HA NOMBRAD O:

—Obispo de Krk (Croacia) al padreIVICA PE TA N J A K , O.F.M.

Ivica Petanjak, O.F.M., nació enDrenje, archidiócesis de Đakovo-Osijek, el 29 de agosto de 1963. Ingre-só en la Orden de Frailes Menores,donde recibió la ordenación sacerdotalel 24 de junio de 1990. Obtuvo el doc-torado en historia de la Iglesia en laPontificia Universidad Gregoriana deRoma. En su ministerio ha sido, entreotras cosas, vicemaestro de seminaris-tas; maestro de postulantes; vicario pa-rroquial y párroco; guardián de unmonasterio; ministro y definidor pro-vincial.

—Obispo de Sincelejo (Colombia) alpresbítero JOSÉ CRISPIANO CL AV I J OMÉNDEZ.

José Crispiano Clavijo Méndez na-ció en Tocancipá, diócesis de Zipaqui-rá, el 13 de junio de 1951. Recibió laordenación sacerdotal el 20 de noviem-bre de 1988, incardinado en la diócesisde Valledupar. Obtuvo la licenciaturaen catequesis y pastoral juvenil en laPontificia Universidad Salesiana deRoma. En su ministerio ha desempe-ñado los siguientes cargos: párroco endiversas parroquias, canciller de la cu-ria diocesana, rector de la catedral, de-legado episcopal, vicario general y rec-tor del seminario mayor.

—Obispo titular de Buffada y auxiliarde Yangon (Myanmar) al presbíteroJOHN SAW YAW HA N.

John Saw Yaw Han nació en la al-dea de Homalim, archidiócesis de Yan-gon, el 5 de mayo de 1968. Recibió laordenación sacerdotal el 18 de marzode 1995. En su ministerio ha desempe-ñado los siguientes cargos: asistenteparroquial en diversas parroquias; do-cente en diversos seminarios mayores yrector de un seminario menor y mayor.

—Obispo titular de Capso y auxiliar deAustin (Estados Unidos) al presbíteroDANIEL ELÍAS GARCÍA .

Daniel Elías García nació en Came-ron (Texas), diócesis de Austin, el 30de agosto de 1960. Recibió la ordena-ción sacerdotal el 28 de mayo de 1988.Obtuvo el máster en estudios litúrgi-cos en la Saint John’s University en Co-llegeville (Minesota). En su ministerioha sido vicario parroquial en diversasparroquias; párroco; decano; miembrodel consejo presbiteral; consultor dio-cesano; vicario general y moderador dela curia.

Audiencias pontificiasEL SANTO PADREHA RECIBID O EN AU D I E N C I A :

Jueves 12 de febrero—A la vicepresidenta de la Repú-

blica islámica de Irán, ShahindokhtM o l a v e rd i .

Lunes, día 16—Al cardenal Gerhard Ludwig

Müller, prefecto de la Congregaciónpara la doctrina de la fe.

—Al moderador de la Iglesia deEscocia (Reformada), John P. Chal-mers, con el séquito.

—Al rabino jefe emérito de laUnión Israelita de Caracas, PynchasBrener, con el séquito.

—A su majestad Tupou VI, rey deTonga, con la reina Nanasipau’aho yel séquito.

Miércoles, día 18—Al presidente del Supremo Tribu-

nal Federal de Brasil, Ricardo Le-wandowski.

Jueves, día 19—A monseñor Vito Rallo, arzobis-

po titular de Alba.—A monseñor Miguel Maury

Buendía, arzobispo titular de Italica,nuncio apostólico en Kazajstán, Kir-guizistán y Tayikistán.

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número 8, viernes 20 de febrero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 19

El jesuita alemán había recibido la púrpura de manos de Benedicto XVI en febrero de 2012.

La muerte del cardenal BeckerEl cardenal jesuita alemán Karl JosefBecker, docente emérito de la PontificiaUniversidad Gregoriana y consultoremérito de la Congregación para ladoctrina de la fe, falleció el martes 10de febrero en el hospital romano de los«fatebenefratelli». Tenía 86 años.

Con más de treinta años de docenciae investigación científica en la Uni-versidad Gregoriana, donde dirigiómás de cincuenta tesis doctorales,Karl Josef Becker, durante muchotiempo colaborador de Joseph Rat-zinger en el ex Santo Oficio, fueuno de los estudiosos que más con-tribuyó a la profundización de im-portantes temas teológicos y dogmá-ticos, ofreciendo también una apor-

tación significativa a la comprensiónde la figura de Antonio Rosmini.

Nació el 18 de abril de 1928 en elseno de una familia de sólida tradi-ción católica. Bajo el nacionalsocia-lismo, a pesar del riesgo de represa-lias, sus padres lograron impedir lainscripción de sus cuatro hijos a lasasociaciones juveniles impuestas porel régimen.

El 13 de abril de 1948, tras haberestudiado lenguas clásicas e historia,ingresó en la Compañía de Jesús.Durante el período de formación,primero en la escuela de Pullach ysucesivamente en la facultad de teo-logía de «Sankt Georgen» en Fránc-fort del Meno, obtuvo la licencia enteología dogmática.

Después de su ordenación sacer-dotal, el 31 de julio de 1958, se tras-ladó a Roma y en 1963 obtuvo eldoctorado en sagrada teología en laPontificia Universidad Gregorianacon una tesis intitulada: Die Recht-fertigungslehre nach Domingo de Soto.Das Denken eines Konzilsteilnehmersvor, in und nach Trient («La doctrinade la justificación según Domingode Soto. El pensamiento de un par-ticipante al Concilio, antes, durantey después de Trento»).

Tras un breve período de docen-cia en «Sankt Georgen» (1963-1969)fue llamado a Roma como docentede la Gregoriana, donde enseñó du-rante más de treinta años, convir-tiéndose en profesor emérito en2003. Como ordinario de teologíadogmática impartió numerosos cur-sos sobre sacramentos en general,confirmación y bautismo, doctrinade la gracia, relación entre magiste-rio y teología, método teológico,Credo e interpretación del dogma.Fue director de la revista «Gregoria-num» de 1972 a 1985, donde publicónumerosos ensayos y dirigió más decincuenta tesis doctorales. Entre losprofesores de la Gregoriana fue unode los que promovieron de maneraespecial el estudio del Concilio deTrento y los documentos del Vatica-no II.

Junto a su vasta actividad de do-cencia e investigación científica en laGregoriana, no hay que olvidar quea partir de 1985 —prefecto el carde-nal Joseph Ratzinger— fue consultorde la Congregación para la doctrinade la fe. Y, de 1997 a 1999 participó

en las últimas dos importantes sesio-nes de la comisión mixta encargadade tratar las divergencias entre laFraternidad sacerdotal San Pío X yla Iglesia católica.

En 2003, con ocasión de su sep-tuagésimo cumpleaños, fue publica-da una ponderosa Festschrift con eltítulo Sentire cum Ecclesia. Homenajeal Padre Karl Josef Becker S.J., encuya redacción participó Joseph Rat-zinger con una aportación personal(Eucharistie-Communio-Solidarität),presidiendo luego la presentacióndel volumen en noviembre de 2003.

Fue Benedicto XVI mismo quienlo creó cardenal de la diaconía deSan Julián Mártir en el consistoriodel 18 de febrero de 2012.

Pésame del PapaEl Santo Padre Francisco apenas tuvo noticia de la muerte del cardenal KarlJosef Becker, se recogió en oración. Después envió al prepósito general de laCompañía de Jesús, padre Adolfo Nicolás Pachón, el siguiente telegrama depésame.

La noticia de la pía muerte del venerado cardenal Karl Josef Becker sus-cita en mi alma una afectuosa nostalgia y deseo de expresar sentimientosde profundo pésame a Usted y a toda la compañía de Jesús, al recordarcon profunda gratitud el servicio intenso y ejemplar desempeñado duran-te muchos años por el difunto purpurado en la enseñanza, en la forma-ción de las nuevas generaciones, especialmente de los sacerdotes, en la in-vestigación teológica, así como en el servicio a la Santa Sede. Elevo al Se-ñor fervientes oraciones para que, por intercesión de la Virgen Santa y desan Ignacio de Loyola, conceda al difunto cardenal el premio eterno pro-metido a sus fieles discípulos y de corazón le envío a Usted y a quieneslo conocieron, apreciando sus dones de mente y corazón, la confortadorabendición apostólica.

Cuatro nuevas santas el próximo 17 de mayoLa segunda parte del Consistorio quetuvo el Papa Francisco en la basílica va-ticana el sábado 14 de febrero, por lamañana, se dedicó al voto sobre las cau-sas de canonización de Juana Emilia deVilleneuve, María de Jesús CrucificadoBaouardy y María Alfonsina Ghattas.

El Pontífice estableció que las procla-mará santas el domingo 17 de mayo,junto con la beata María Cristina de laInmaculada Concepción (en el sigloAdelaide Brando, Nápoles 1856 - Caso-ria 1906) fundadora de la congregaciónde las Hermanas Víctimas Expiadorasde Jesús Sacramentado, cuya canoniza-ción ya se había decidido en el consisto-rio del 20 de octubre de 2014, junta-mente con la de José Vaz, celebrada lue-go durante el viaje a Sri Lanka, el pasa-do 14 de enero. Las cuatro nuevas san-tas son todas religiosas: dos son de Tie-rra Santa, una es italiana y una france-sa.

El cardenal Angelo Amato, prefectode la Congregación para las causas delos santos, hizo la peroración de las cau-sas de canonización. Tras subir al altarpresentó breves biografías de las tresbeatas: Juana Emilia De Villeneuve, na-ció en Tolosa, Francia, el 9 de marzo de1811, y murió por una epidemia de cóle-ra en Castres el 2 de octubre de 1854.Fundadora de la congregación de lasHermanas de la Inmaculada Concep-ción de Castres, fue beatificada el 5 dejulio de 2009 por Benedicto XVI. María

Alfonsina Danil Ghattas nació en Jeru-salén el 4 de octubre de 1843 y murió enAin Karem el 25 de marzo de 1927. Fun-dadora de la congregación de las Her-manas del Santísimo Rosario de Jerusa-lén, fue beatificada el 22 de noviembrede 2009 también por el Papa Ratzinger.La carmelita María de Jesús Crucificado(Mariam Baouardy) nació en Nazaret,Galilea, el 5 de enero de 1846 y murióen Belén el 26 de agosto de 1878. Fuebeatificada por Juan Pablo II el 13 denoviembre de 1983.

El Papa Francisco expresó la P e rp e n s i ovotorum de propositis Canonizationibus.«Vosotros, venerados hermanos, ya porescrito —dijo en latín dirigiéndose a loscardenales y a los obispos presentes—habéis manifestado de forma individualvuestro parecer y declaráis a los mismosbeatos como ejemplos de vida cristianay de santidad para proponer a toda laIglesia, en consideración sobre todo dela situación de nuestro tiempo».

Al término el Pontífice decidió inscri-bir en el catálogo de los santos los nom-bres de las tres beatas, añadiendo el deMaría Cristina de la Inmaculada Con-cepción y dando a conocer que la fechaestablecida para la canonización es eldomingo 17 de mayo.

Por último el Papa impartió la bendi-ción apostólica a los presentes, antes deque la asamblea abandonara la basílicamientras se cantaba el «Salve, Regina».

Miedo de tocar

Al término de la oración elPontífice dirigió su felicitación alos pueblos de Extremo Orienteque se preparan para celebrar elnuevo año lunar y saludó a losfieles reunidos con ocasión delconsistorio.

Queridos hermanos y herma-nas:

Dirijo un deseo de serenidady de paz a todos los hombres ymujeres que en Extremo Orien-te y en diversas partes del mun-do se preparan para celebrar elnuevo año lunar. Esas fiestas lesofrecen la feliz ocasión de re-descubrir y vivir de modo in-tenso la fraternidad, que es vín-culo precioso de la vida y fun-damento de la vida social. Queeste regreso anual a las raícesde la persona y de la familiaayude a esos pueblos a cons-truir una sociedad en la cual secreen relaciones interpersonalesfundadas en el respeto, la justi-cia y la caridad.

Os saludo a todos vosotros,romanos y peregrinos; en espe-cial, a quienes habéis venidocon ocasión del Consistorio,para acompañar a los nuevos

cardenales; y doy las gracias alos países que han querido estarpresentes en este evento condelegaciones oficiales. Saluda-mos con un aplauso a los nue-vos cardenales.

A todos vosotros os deseo unfeliz domingo. Por favor, no ol-vidéis de rezar por mí. ¡Buenalmuerzo y hasta la vista!

VIENE DE LA PÁGINA 12

Cosimo Rosselli y Piero Di Cosimo

«Curación del leproso» (1481-1482)

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página 20 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de febrero de 2015, número 8

El Pontífice celebra el miércoles de ceniza en Santa Sabina

El don de las lágrimas«Nos hará bien a todos, peroespecialmente a nosotros, los sacerdotes,al comienzo de esta Cuaresma, pedir eldon de lágrimas, para hacer quenuestra oración y nuestro camino deconversión sean cada vez másauténticos y sin hipocresía». Lorecomendó el Papa Francisco durantela misa del miércoles de ceniza, el 18de febrero por la tarde, en la basílicaromana de Santa Sabina.Como pueblo de Dios comenzamosel camino de Cuaresma, tiempo enel que tratamos de unirnos más es-trechamente al Señor para compartirel misterio de su pasión y su resu-r re c c i ó n .

La liturgia de hoy nos propone,ante todo, el pasaje del profeta Joel,enviado por Dios para llamar alpueblo a la penitencia y a la conver-sión, a causa de una calamidad (unainvasión de langostas) que devasta laJudea. Sólo el Señor puede salvardel flagelo y, por lo tanto, es necesa-rio invocarlo con oraciones y ayu-nos, confesando el propio pecado.

El profeta insiste en la conversióninterior: «Volved a mí de todo cora-zón» (2, 12).

Volver al Señor «de todo cora-zón» significa emprender el caminode una conversión no superficial ytransitoria, sino un itinerario espiri-tual que concierne al lugar más ínti-mo de nuestra persona. En efecto, elcorazón es la sede de nuestros senti-mientos, el centro en el que madu-ran nuestras elecciones, nuestras ac-titudes. El «volved a mí de todo co-razón» no sólo implica a cada perso-na, sino que también se extiende atoda la comunidad, es una convoca-toria dirigida a todos: «Reunid a lagente, santificad a la comunidad, lla-mad a los ancianos; congredad a losmuchachos y a los niños de pecho,

salga el esposo de la alcoba y la es-posa del tálamo» (v. 16).

El profeta se refiere, en particular,a la oración de los sacerdotes, obser-vando que va acompañada por lágri-mas. Nos hará bien a todos, pero es-pecialmente a nosotros, los sacerdo-tes, al comienzo de esta Cuaresma,pedir el don de lágrimas, para hacerque nuestra oración y nuestro cami-no de conversión sean cada vez másauténticos y sin hipocresía. Nos harábien hacernos esta pregunta: «¿Llo-ro? ¿Llora el Papa? ¿Lloran los car-denales? ¿Lloran los obispos? ¿Llo-ran los consagrados? ¿Lloran los sa-cerdotes? ¿Está el llanto en nuestrasoraciones?». Precisamente este es elmensaje del Evangelio de hoy. En elpasaje de Mateo, Jesús relee las tresobras de piedad previstas en la leymosaica: la limosna, la oración y elayuno. Y distingue el hecho externodel hecho interno, de ese llanto delcorazón. A lo largo del tiempo estasprescripciones habían sido corroídaspor la herrumbre del formalismo ex-terior o, incluso, se habían transfor-mado en un signo de superioridadsocial. Jesús pone de relieve una ten-tación común en estas tres obras,que se puede resumir precisamenteen la hipocresía (la nombra tres ve-ces): «Cuidad de no practicar vues-tra justicia delante de los hombrespara ser vistos por ellos… Cuandohagas limosna, no vayas tocando latrompeta por delante como hacenlos hipócritas… Cuando recéis, noseáis como los hipócritas a quienesles gusta rezar de pie para que losvea la gente… Y cuando ayunéis, nopongáis cara triste, como los hipó-critas» (Mt 6, 1. 2. 5. 16). Sab ed,hermanos, que los hipócritas no sa-ben llorar, se han olvidado de cómose llora, no piden el don de lágri-mas.

Cuando se hace algo bueno, casiinstintivamente nace en nosotros eldeseo de ser estimados y admiradospor esta buena acción, para teneruna satisfacción. Jesús nos invita ahacer estas obras sin ninguna osten-tación, y a confiar únicamente en larecompensa del Padre «que ve en losecreto» (Mt 6, 4. 6. 18).

Queridos hermanos y hermanas:El Señor no se cansa nunca de tenermisericordia de nosotros, y quiereofrecernos una vez más su perdón—todos tenemos necesidad de Él—,invitándonos a volver a Él con uncorazón nuevo, purificado del mal,purificado por las lágrimas, paracompartir su alegría. ¿Cómo acogeresta invitación? Nos lo sugiere sanPablo: «En nombre de Cristo os pe-dimos: ¡que os reconciliéis conDios» (2 Co 5, 20). Este esfuerzo de

conversión no es solamente una obrahumana, es d e j a rs e reconciliar. La re-conciliación entre nosotros y Dios esposible gracias a la misericordia delPadre que, por amor a nosotros, nodudó en sacrificar a su Hijo unigéni-to. En efecto, Cristo, que era justo ysin pecado, fue hecho pecado pornosotros (v. 21) cuando cargó connuestros pecados en la cruz, y asínos ha rescatado y justificando anteDios. «En Él» podemos llegar a serjustos, en Él podemos cambiar, si

acogemos la gracia de Dios y no de-jamos pasar en vano este «tiempofavorable» (6, 2). Por favor, deten-gámonos, detengámonos un poco ydejémonos reconciliar con Dios.

Con esta certeza, comencemos conconfianza y alegría el itinerario cua-resmal. Que María, Madre inmacu-lada, sin pecado, sostenga nuestrocombate espiritual contra el pecadoy nos acompañe en este momentofavorable, para que lleguemos a can-tar juntos la exultación de la victoriael día de Pascua. Y en señal denuestra voluntad de dejarnos recon-ciliar con Dios, además de las lágri-mas que estarán «en lo secreto», enpúblico realizaremos el gesto de laimposición de la ceniza en la cabe-za. El celebrante pronuncia estas pa-labras: «Acuérdate de que eres polvoy al polvo volverás» (cf. Gn 3, 19), orepite la exhortación de Jesús:«Convertíos y creed el Evangelio»(cf. Mc 1, 15). Ambas fórmulas cons-tituyen una exhortación a la verdadde la existencia humana: somos cria-turas limitadas, pecadores siemprenecesitados de penitencia y conver-sión. ¡Cuán importante es escuchary acoger esta exhortación en nuestrotiempo! La invitación a la conver-sión es, entonces, un impulso a vol-ver, como hizo el hijo de la parábo-la, a los brazos de Dios, Padre tier-no y misericordioso, a llorar en eseabrazo, a fiarse de Él y encomendar-se a Él.

Del 22 al 27 de febrero en Ariccia

Ejercicios espirituales del Papa y la Curia«Servidores y profetas del Dios vivo»: es el tema de los ejercicios espiri-tuales que tendrán lugar del 22 al 27 de febrero en la Casa Divino Maes-tro de Ariccia y en los cuales participarán el Papa Francisco y los miem-bros de la Curia romana. Las meditaciones, que presentarán una lecturapastoral del profeta Elías, estarán a cargo del carmelita Bruno Secondin.

El programa de los ejercicios prevé para el domingo de inicio, a las 18,la adoración eucarística y las Vísperas. Los días sucesivos iniciarán con laoración de Laudes a las 7.30, seguido de una primera meditación a las9.30 y luego por la concelebración eucarística. Ya por la tarde, a las 16, setendrá la segunda meditación, que precederá la adoración eucarística y laoración de Vísperas. La jornada conclusiva, viernes 27, está programada laconcelebración eucarística a las 7.30 y una conclusión a las 9.30.

Las meditaciones iniciarán el domingo 22 con una reflexión sobre el te-ma «Salir del propio “p oblado”» y se sucederán según este programa dia-rio: «Caminos de autenticidad» (las raíces de la fe y la valentía de decirno a la ambigüedad), «Senderos de libertad» (de los ídolos vanos a lapiedad verdadera), «Dejarse sorprender por Dios» (el encuentro con unDios que está más allá y el reconocimiento del pobre que nos evangeli-za), «Justicia e intercesión» (testimonios de justicia y solidaridad). La jor-nada conclusiva se dedicará al tema «Recoger el manto de Elías» (parallegar a ser profetas de fraternidad). Durante el período de retiro, comoes habitual, se suspenden las audiencias privadas y especiales, incluida laaudiencia general del miércoles.