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CAPÍTULO 1 ESTABLECIMIENTO DEL CULTIVO Samuel Contreras Erick Kelly El establecimiento del cultivo tiene como objetivo lograr una población uniforme de plantas, de genotipo conocido, y distribuidas de manera que permita maximizar el uso de recursos para la obtención de un alto rendimiento y calidad. Equivocarse en la elección del cultivar o en su adecuado establecimiento significará una limitación del rendimiento alcanzable y hará ineficiente el uso de recursos durante la producción; es decir, se obtendrá menor rendimiento por unidad de recurso usado (ej. agua, suelo, nitrógeno, mano de obra, etc.). Aspectos de calidad de las cebollas, como por ejemplo calibre, uniformidad, color, forma, presencia de centros únicos y su potencial de almacenamiento, también son determinados por la correcta elección del cultivar y su establecimiento. A las decisiones de momento, distribución y población de plantas, se suma la posibilidad de realizar el establecimiento por almácigo y trasplante o por siembra directa, decisión que afecta de manera importante los costos de producción y que deberá tomarse de acuerdo a la experiencia y nivel tecnológico de cada productor. En el presente capítulo, se presentan antecedentes y discuten resultados que buscan facilitar la toma de decisiones relacionadas con el establecimiento del cultivo de cebolla. 11

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CAPÍTULO 1

ESTABLECIMIENTO DEL CULTIVO Samuel Contreras

Erick Kelly

El establecimiento del cultivo tiene como objetivo lograr una población uniforme de plantas, de genotipo conocido, y distribuidas de manera que permita maximizar el uso de recursos para la obtención de un alto rendimiento y calidad. Equivocarse en la elección del cultivar o en su adecuado establecimiento significará una limitación del rendimiento alcanzable y hará ineficiente el uso de recursos durante la producción; es decir, se obtendrá menor rendimiento por unidad de recurso usado (ej. agua, suelo, nitrógeno, mano de obra, etc.). Aspectos de calidad de las cebollas, como por ejemplo calibre, uniformidad, color, forma, presencia de centros únicos y su potencial de almacenamiento, también son determinados por la correcta elección del cultivar y su establecimiento. A las decisiones de momento, distribución y población de plantas, se suma la posibilidad de realizar el establecimiento por almácigo y trasplante o por siembra directa, decisión que afecta de manera importante los costos de producción y que deberá tomarse de acuerdo a la experiencia y nivel tecnológico de cada productor. En el presente capítulo, se presentan antecedentes y discuten resultados que buscan facilitar la toma de decisiones relacionadas con el establecimiento del cultivo de cebolla.

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Al igual que para cualquier especie agrícola, la posibilidad de producir cebolla depende del ambiente en que se quiere cultivar. Factores como suelo, temperaturas y disponibilidad de agua determinarán el desarrollo y crecimiento potencial del cultivo, los posibles problemas culturales que se podrían presentar (por ejemplo, desórdenes fisiológicos, tipos de plagas o enfermedades, etc.), las medidas que se deberían tomar para la prevención y control de éstos, el desempeño productivo o rendimientos y, por último, los costos en que se deberá incurrir en el cultivo. A continuación se describen los requerimientos del cultivo de cebolla para algunas de las variables ambientales más relevantes. La realización de un cultivo sostenible y competitivo requiere considerar estos requerimientos, ya que de no hacerlo se podría incurrir en prácticas y costos que terminarían por afectar la rentabilidad de la producción.

1.1.1 Clima Al igual que en todo organismo vivo, la temperatura es un factor ambiental crítico determinando el crecimiento y desarrollo de cebolla. Esta hortaliza es una especie de estación fría, con tolerancia a heladas moderadas y temperaturas óptimas de crecimiento que fluctúan entre 20 y 25°C. Además, esta especie bienal presenta un requerimiento de horas luz o fotoperiodo mínimo y creciente, que interactúa con la temperatura para la inducción y desarrollo de los bulbos. Por lo mismo, aparte de determinar si la producción es factible en las condiciones particulares de una localidad, las temperaturas y el fotoperiodo del ambiente son factores críticos para el éxito económico del cultivo. Para cada etapa de desarrollo, existen temperaturas mínimas, máximas y óptimas afectando el crecimiento de las plantas. Si bien estas temperaturas pueden variar según cultivar, en el Cuadro 1.1 se presentan las temperaturas cardinales típicamente asociadas a las distintas etapas del desarrollo en cebolla. Por ejemplo, se ha observado que la tasa o velocidad de germinación y emergencia aumenta linealmente entre los 2°C (temperatura mínimas) y los 20 a 25°C (temperatura óptima que puede variar según cultivar), siendo críticos también en esta etapa una adecuada disponibilidad de agua y aireación. Las temperaturas óptimas para el crecimiento vegetativo de las plantas se ubican entre 20 y 25°C, condición de temperaturas moderadas en que se logra un número elevado de hojas, maximizando así el área foliar capaz de interceptar la radiación solar y generar las reservas que luego se almacenarán en el bulbo. En cebolla, el momento en que se inicia la formación del bulbo está determinado por el fotoperiodo o largo de día, el que debe superar un número de horas que es característico de cada cultivar o genotipo (requerimiento de día largo).

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1.1 Requerimientos ambientales

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Después de alcanzarse el fotoperiodo adecuado para la inducción de los bulbos, se requieren temperaturas más altas y crecientes para el crecimiento y posterior maduración de los bulbos; sólo así se logrará un óptimo desarrollo del color, olor, sabor y tamaño de los bulbos deseados. El hecho que la temperatura y el fotoperiodo jueguen un rol determinante para la producción de bulbos de cebolla, no significa que otros factores no sean relevantes. Por ejemplo, la alta humedad relativa o el agua libre (lluvias, neblinas y rocío) pueden generar problemas fisiológicos o de enfermedades, especialmente cerca de la cosecha. Por otro lado, en las distintas etapas de crecimiento y desarrollo de cebolla, las plantas necesita de un adecuado suministro de agua, aireación y nutrientes, lo que estará influenciado por la elección del suelo y el manejo agronómico del cultivo.

1.1.2 Suelo Idealmente, el suelo debiese ser profundo, de textura media (suelo franco), sin problemas de drenaje ni piedras, con alto contenido de materia orgánica, de alta fertilidad natural, de pH en el rango de 6 a 7, baja salinidad (< 1 mmhos/cm), sin patógenos que pudiesen afectar al cultivo, etc. La disponibilidad de suelos ideales es ocasional y, por lo que frecuentemente el productor deberá realizar ciertas prácticas culturales para mejorar la condición limitantes que su suelo pudiese presentar, por ejemplo drenajes, fertilización, rotación de cultivos, etc.

Cuadro 1.1 Requerimientos térmicos en etapas del desarrollo de plantas de cebolla. Adaptado de Brewster, 2008.

Establecimiento del cultivo

Etapa del cultivo Temperatura, °C Otras condiciones importantes Mínima Optima Máxima

Germinación 2 25 37 Agua y aireación

Emergencia 3 20-25 37 Agua y aireación

Crecimiento vegetativo (follaje) 6 20-25 35

Radiación, agua, nutrientes,

fotoperiodo¹

Formación y maduración de bulbos 10-15 20-28 32-37

Radiación, agua, nutrientes,

fotoperiodo1 1: Cada cultivar presenta un largo de día o fotoperiodo crítico, por sobre el cual ocurre la formación del bulbo. Durante el crecimiento vegetativo se necesita que el fotoperiodo sea menor al crítico del cultivar, mientras que para la formación y maduración del bulbo se requiere un fotoperiodo de día mayor.

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La elección de un suelo de las características más apropiadas para la especie resultará en menos labores, prácticas y costos unitarios que si se elige un suelo problemático, afectando así la sustentabilidad de la producción. Las rotaciones de los suelos hortícolas suele depender más de factores económicos o prácticos que de otras consideraciones. Sin embargo, para cebolla constituye una práctica fundamental considerar el uso anterior del suelo, debido a la posible ocurrencia de problemas comunes con cultivos previos. Por ejemplo, si el suelo presenta un historial de malezas problemáticas como chufa (Cyperus spp.), enfermedades como Fusarium spp., o plagas como Delia spp., estos problemas podrían agravarse durante un nuevo cultivo de cebolla, al punto de hacer inconveniente o no rentable la producción. Por lo mismo, llevar registro, consultar la secuencia de cultivos de los cuarteles o potreros en que se quiere cultivar cebolla, y preferir suelos libres de problemas sanitarios, es una práctica que debiese realizarse en toda producción sustentable.

1.1.3 Agua El cultivo de cebolla tiene requerimientos de agua que dependen del ambiente, cultivar, época de producción, eficiencia del sistema de riego y otros factores. Cifras generales de la zona central indican que los requerimientos brutos de agua para el cultivo de cebolla regada por surcos serían variables entre 5.000 a 7.500 m³ por hectárea en variedades tempranas y entre 10.000 y 14.000 m³ por hectárea en variedades tardías. Las situaciones de estrés hídrico, por exceso o carencia de agua disponible para la planta, resultan en problemas de crecimiento y desarrollo, en desórdenes fisiológicos, en mayor presencia de enfermedades, etc. Estas situaciones pueden generar importantes pérdidas de rendimiento y de disminución de la calidad de los bulbos. Por lo tanto, aunque parezca obvio, durante la planificación del cultivo se deberá asegurar disponibilidad de agua en los volúmenes y oportunidad requerida por el cultivo. La implementación de un sistema de riego, especialmente en los casos que el recurso hídrico es escaso, también resulta una práctica fundamental para asegurar la sustentabilidad de la producción (ver Capítulo 2. “Manejo del riego en el cultivo de cebolla de guarda”). La calidad del agua de riego tiene importancia ya que puede contener elementos químicos u organismos que afecten al cultivo. Por ejemplo, aguas con un alto contenido de sales, con conductividad eléctrica mayor a 2 mmhos/cm, resultan en disminución de los rendimientos de cebolla y lo mismo puede suceder con excesos de algunos elementos como boro, cobre, etc.

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Por otro lado, la presencia de organismos como bacterias y hongos, en especial bajo ciertos sistemas de regadío, puede resultar en enfermedades de las plantas o bulbos. Por lo tanto, se aconsejan una adecuada selección de la fuente de agua, basada en el análisis físico, químico y microbiológico de la misma, y el uso de sistemas de riego y manejo que minimicen el contacto directo del agua libre con las plantas, especialmente hacia el momento de cosecha de los bulbos.

La elección del cultivar o variedad es una de las prácticas fundamentales que determinan el éxito de cualquier producción hortícola. Cada cultivar se diferencia por características de producción (ej. rendimiento potencial, requerimientos ambientales, uniformidad, susceptibilidad a una determinada enfermedad, etc.) y calidad (ej. tamaño, forma, color, pungencia y sabor del bulbo) que lo hacen único y diferente a otros cultivares. La elección equivocada del cultivar puede llevar a que para una misma superficie y gasto de recursos (agua, fertilizantes, mano de obra, maquinaria, insumos fitosanitarios, etc.) se obtenga un menor rendimiento, afectando así la eficiencia en el uso de los recursos y la rentabilidad del cultivo. Es por esto que la elección varietal resulta crítica para la sustentabilidad de un cultivo, y se debiese basar en criterios objetivos. Sin embargo, este no es un proceso simple, porque para muchos criterios o características que deben considerarse en el proceso de selección no existe información disponible y la elección del cultivar a usar termina haciéndose por intuición o razones subjetivas.

1.2.1 Diversidad de la especie y criterios de selección La cebolla es una especie que presenta una gran diversidad de tipos y variedades cultivadas, lo que se explica por tres razones principales (Brewster, 2008): a) un prolongado desarrollo histórico del cultivo, el que se estima en más de 4.700 años, b) requerimientos específicos de temperatura y fotoperiodo para el desarrollo de inflorescencias y bulbos, y c) cultivo y consumo en diversidad de países. De esta manera, a través del tiempo se han ido desarrollando cultivares adaptados a múltiples condiciones agroclimáticas y con características de producto particulares, que se ajustan a formas de consumo y gustos locales.

1.2 Elección del cultivar

Establecimiento del cultivo

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En cuanto a tipo de producción y producto se pueden distinguir dos grandes categorías (Welbaum, 2015): cebollas para producción de bulbo y cebollas para producción de cebollín. El cebollín corresponde a una cebolla inmadura, que se cosecha antes que haya formación de bulbo y lo que se consume corresponde al falso tallo, compuesto por las vainas de las hojas; no confundir con el cebollino japonés o “bunching onion”, el cual corresponde a otra especie, Allium fistulosum, la cual no forma bulbo. Las cebollas para producción de bulbos requieren de un mayor periodo de producción, con una combinación específica de fotoperiodo y temperaturas para permitir el desarrollo del bulbo; es en este tipo de producto que existe la mayor diversidad de material genético disponible. A continuación se presentan algunas de los criterios de selección más relevantes en la elección de un cultivar de cebolla para producción de bulbos.

1.2.1.1 Requerimiento de fotoperiodo Si bien todas las cebollas presentan un requerimiento de día largo para la formación del bulbo, el número de horas mínimo por sobre el cual se induce la formación del bulbo varía con la temperatura y entre cultivares. Esto ha llevado a que, en la práctica, se identifiquen cuatro grandes grupos: a) de día corto o tempranas, b) intermedias o de media estación, c) de día largo o tardías, y d) de día muy largo. En Chile son relevantes los tres primeros grupos; en el Cuadro 1.2 se presentan algunos de los cultivares disponibles en Chile para cada uno de estos grupos. Las cebollas de día corto se conocen también como cebollas tempranas, ya que por lo general se cosechan inmaduras y se comercializan en rama, desde inicios a fines de primavera. En este caso el objetivo es comercializar en el momento que se está acabando la disponibilidad de cebolla de guarda (almacenada desde la temporada anterior) y los precios de venta son relativamente altos. Las cebollas intermedias en Chile también se conocen como pascuinas, ya que se cosechan y comercializan cerca de la navidad, entre fines de primavera e inicio del verano. Su aparición en el mercado es posterior a las variedades tempranas y anterior a las tardías o de guarda. A diferencia de los cultivares anteriores, lo habitual es cosechar las cebollas tardías una vez que han completado la madurez de sus bulbos (follaje comienza a caerse), entre enero y marzo. Estos cultivares presentan un potencial de almacenamiento mayor a los otros dos grupos, por eso también se les conoce como cebollas de guarda, ya que pueden almacenarse y comercializarse hasta inicios de la primavera siguiente, momento en que aparecerán las cebollas tempranas.

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1.2.1.2 Características de bulbo Los bulbos de distintos cultivares se pueden caracterizar por distintos aspectos de apariencia externa e interna, así como también de composición. Entre las características externas que típicamente se usan para definir un cultivar están el color (variando entre amarillo, blanco, rojo y morado), tamaño, forma del bulbo y forma y tamaño del cuello (punto de cierre de las catáfilas externas), prefiriéndose que sea cerrado para así evitar deshidratación y la entrada de patógenos. Características internas del bulbo son el color de las catáfilas reservantes, número y grosor de catáfilas externas, presencia de centro único (importante en la preparación de aros de cebolla), contenido de sólidos solubles, pungencia, contenido de materia seca y la densidad o dureza del bulbo. Otra característica propia de los bulbos es su capacidad de almacenamiento, definida especialmente por su resistencia a brotación, deshidratación y pudriciones (ver Capítulo 7. "Poscosecha de cebolla").

Cuadro 1.2 Principales tipos de cebollas para consumo fresco utilizados en Chile, su fotoperiodo crítico (rango aproximado), fecha de cosecha y algunos de los cultivares disponibles en el mercado.

1. requerimientos de fotoperiodo pueden variar con la temperatura. 2. Según búsqueda realizada en Enero 2017. Sem: Seminis, SLA: Semillas Latino Americanas, Agr: Agrical, Ana: Anasac, All: Alliance, Nun: Nunhems, Bej: Bejo, Mus: Semillas Music, Ter: Terranova Seeds.

Tipo de cebolla

Fotoperiodo Crítico¹

Fecha de cosecha

Cultivares y empresa distribuidora en Chile²

Temprana

11 a 12 horas

Inicios de primavera

Century (Sem), Estrella (SLA), Hacienda (Bej), Kiara (Ana), Mercedes (Sem), Naira (SLA), Reforma (Bej), Sonic (Agr), Texas Grano 502 (Agr, Mus), Ultra (All)

Intermedia

13 a 14 horas

Fines de primavera a inicios de verano

Braxton (Bej), Caballero (Sem), Candy (Sem), Cimarron (Nun), Colorada (Sem), Expression (Bej), Rumba (Nun),

Tardía

Mayor a 14

horas

Pleno verano

Cobra (Ana), Cobra Nova (Ter), Crocket (Bej), Dawson (Bej), Delfos (Agr), Grano de Oro (Seminis), Pandero (Nun), Reina Elena (Mus), Sintética 14 (Agr, Ana, Mus), Tormes (Sem), Thor (SLA), Titán (SLA), Valenciana (Mus), Vaquero (Nun)

En algunos casos, cuando hay poca cebolla intermedia y el precio está bueno, estas cebollas se pueden cosechar y comercializar en rama, antes de que los bulbos completen su madurez (primera parte del verano). Este es el principal tipo de cebolla producido en Chile y la región de O’Higgins, por lo que las actividades del proyecto FIC, “Cebolla, innovación para un cultivo sustentable”, se centraron en este tipo.

Establecimiento del cultivo

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Como ocurre con cualquier atributo fenotípico, la expresión de todas estas características depende no solo del genotipo o cultivar, sino también del medio ambiente en que crece y se desarrolla el cultivo. De esto se desprende la importancia de seleccionar en un ambiente y prácticas adecuadas de producción, que permitan expresar las características propias de cada cultivar. Por ejemplo, la expresión del tamaño y forma de los bulbos se ve afectada por la densidad poblacional y la profundidad de trasplante, el potencial de almacenamiento se puede ver afectado por la nutrición y manejo sanitario durante producción, etc.

1.2.1.3 Otras características importantes en la elección de un cultivar Además de las características antes mencionadas, los cultivares presentan atributos de tipo agronómico que pueden ser menos evidentes pero igualmente importantes, especialmente en un plan de producción sustentable. Por ejemplo, la elección de cultivares resistentes o con baja susceptibilidad al ataque de enfermedades como fusarium, mildiú o raíz rosada, permitirá obtener producción con menor nivel de insumos agroquímicos o bien, una mayor producción bajo un mismo plan de manejo fitosanitario; en ambos casos aumentando la eficiencia en el uso de recursos y la competitividad del productor. La uniformidad entre plantas es otra característica importante, que si bien es muy susceptible de ser afectada por el manejo del cultivo (por ejemplo por la condición de siembra, sistema de establecimiento, métodos de riego y fertilización, etc.) tiene un componente genético muy importante. Otros atributos agronómicos relevantes al seleccionar un cultivar son la precocidad, resistencia a subirse (florecer o “bolting”) y características del follaje (color, tamaño, altura). El rendimiento (total y comercial) también puede considerarse un atributo agronómico, y probablemente la mayoría de los productores lo consideren prioritario a la hora de seleccionar un cultivar. Sin embargo, es importante tener presente que, si bien cada cultivar presenta un rendimiento potencial, la capacidad de alcanzar dicho rendimiento dependerá fuertemente de factores ambientales y de manejo. Seleccionar una variedad con un muy alto potencial de rendimiento y cultivarlo en un ambiente inadecuado, o con un manejo agronómico deficiente, podría terminar dando un peor rendimiento que un cultivar más rústico, con menor potencial de rendimiento pero mejor adaptado a ese ambiente y manejo de cultivo. De esto se desprende la importancia de evaluar y comparar el comportamiento de los cultivares en el ambiente y bajo las prácticas de producción características de la localidad en que se quieren producir.

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1.2.1.4 Uso de cultivares híbridos Un cultivar híbrido se diferencia de uno estándar (de polinización abierta) porque su semilla se obtiene del cruce controlado entre dos parentales de diferente genotipo. Esto tiene dos implicancias: a) que su semilla es más cara (su producción tiene una mayor dificultad y costo), y b) la semilla que producen las plantas del híbrido no sirven para reproducir al híbrido, por lo que el agricultor que quiera cultivar el híbrido deberá comprar la semilla cada temporada. Si bien estas dos implicancias pueden considerarse desventajas en contra de la adopción de cultivares híbridos por parte de los agricultores, en general esto no ocurre porque estos cultivares suelen tener ventajas de calidad, uniformidad y rendimiento que hacen que los productores estén dispuestos a pagar más por su semilla y comprarla cada temporada. Por otro lado, las empresas de semillas tienen un estímulo adicional para el desarrollo y comercialización de cultivares híbridos, por lo que la disponibilidad y renuevo de estos cultivares en el mercado es, por lo general, mayor que el de cultivares estándar. En el caso de cebolla, el desarrollo de cultivares híbridos se popularizó a mitad del siglo pasado, cuando comenzó a usarse macho esterilidad citoplasmática para la producción de semillas híbrida a precios competitivos. Desde entonces, el desarrollo y cultivo de híbridos de cebolla se hizo común en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en muchas áreas aún predomina el uso de cultivares estándar, los que han sido desarrollados y están adaptados a las condiciones locales. En estos casos, bajo condiciones específicas de ambiente (fotoperiodo, temperaturas, tipo de suelo, presión de enfermedades e insectos) y manejo agrícola (método de establecimiento, sistemas de riego, fertilización y protección del cultivo), las variedades híbridas introducidas (mejoradas en otras condiciones) pueden no expresar su potencial productivo y no justificar su uso. Otra limitación a la introducción de algunas variedades híbridas, puede estar asociada a las características del producto, ya que podría ser que el color, tamaño, forma y pungencia de los bulbos no corresponda a las preferencias del mercado local, y en ese caso, salvo que la producción sea para exportación, no se justificaría la selección de estas variedades, incluso si alcanzaran excelentes producciones.

1.2.2 Evaluación de cultivares en la Región de O’Higgins De acuerdo a las últimas estadísticas disponibles de ODEPA (hasta el año 2015), en la región de O’Higgins cada temporada se producen cerca de 1.500 ha de cebolla de guarda y 250 ha de cebolla temprana, lo que representa aproximadamente un 35 y 10% de la superficie cultivada en el país, respectivamente. Por esta razón, el proyecto FIC “Cebolla, innovación para un cultivo sustentable” enfocó sus actividades en la evaluación de cultivares de cebolla de guarda o tardía.

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Cuando el proyecto se inició a fines del 2013, la información disponible de encuestas y visitas a productores indicaba que sobre un 90% de la superficie cultivada con cebolla en la región usaba un número restringido de cultivares, principalmente Cobra, Grano de Oro y Sintética 14, todos del tipo estándar o polinización abierta. Sin embargo, existía un interés creciente de los productores por evaluar el uso de cultivares híbridos, que en los últimos años se han introducido en gran número y, hasta ese momento, se carecía de datos objetivos que justificasen su uso o preferencia en relación a los cultivares tradicionales. Con el objetivo de comparar el comportamiento productivo de cultivares tradicionales y de reciente introducción, durante las temporadas 2014-15 y 2015-16 se realizaron ensayos en los que se evaluó el rendimiento, distribución de calibres y otros aspectos de calidad en más de 20 cultivares de cebolla de guarda. Todos estos ensayos se realizaron en campos de la región de O’Higgins, cuyo manejo y condición de cultivo correspondió a lo mismo que agricultores de la zona realizan. En el Cuadro 1.3 se presenta una lista de todos los cultivares evaluados en estas dos temporadas, indicando también si corresponden a cultivares híbridos o estándar (polinización abierta); si bien algunos cultivares se incluyeron en todos los ensayos, otros sólo se incluyeron en parte de éstos. En cuanto al valor de las semillas, se pueden distinguir dos grandes grupos: por un lado, los cultivares estándar, cuya semilla tuvo un valor promedio de $53.765 por el medio kilo, mientras que en el caso de los híbridos el medio kilo de semilla promedió $146.248 (valores calculados en base a costo de semillas en temporada 2014-15). Durante la temporada 2014-15 se realizaron ensayos en Malloa y Chépica. En ambas localidades el establecimiento se hizo por almácigo y trasplante. Los almácigos fueron producidos por un agricultor de Quinta de Tilcoco. En Malloa, el trasplante se realizó el 2 de octubre, poniendo aproximadamente 8 plantas por metro, en hileras dobles sobre camellones a 50 cm de distancia y riego por surco. En Chépica, el trasplante se realizó el 22 de octubre, en mesas de 1,2 m de ancho con 6 hileras por cama, 8 plantas por metro y riego por cinta. En ambas localidades, el cuidado de los ensayos se realizó de acuerdo a las prácticas culturales propias del agricultor en que se encontraban. En los Cuadros 1.4 y 1.5 se presentan los resultados de rendimiento para los ensayos de Malloa y Chépica. Además del rendimiento total, se presenta la distribución de los bulbos según su calibre (mm de radio ecuatorial); el peso promedio de los bulbos en cada una de estas categorías fue el siguiente: < 60 mm: 87 g/bulbo; 61 a 77 mm: 169 g/bulbo; 76 a 90 mm: 272 g/bulbo; 91 a 105 mm: 476 g/bulbo; 106 a 120 mm: 567 g/bulbo; > 120 mm: > 650 g/bulbo.

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Cuando el proyecto se inició a fines del 2013, la información disponible de encuestas y visitas a productores indicaba que sobre un 90% de la superficie cultivada con cebolla en la región usaba un número restringido de cultivares, principalmente Cobra, Grano de Oro y Sintética 14, todos del tipo estándar o polinización abierta. Sin embargo, existía un interés creciente de los productores por evaluar el uso de cultivares híbridos, que en los últimos años se han introducido en gran número y, hasta ese momento, se carecía de datos objetivos que justificasen su uso o preferencia en relación a los cultivares tradicionales. Con el objetivo de comparar el comportamiento productivo de cultivares tradicionales y de reciente introducción, durante las temporadas 2014-15 y 2015-16 se realizaron ensayos en los que se evaluó el rendimiento, distribución de calibres y otros aspectos de calidad en más de 20 cultivares de cebolla de guarda. Todos estos ensayos se realizaron en campos de la región de O’Higgins, cuyo manejo y condición de cultivo correspondió a lo mismo que agricultores de la zona realizan. En el Cuadro 1.3 se presenta una lista de todos los cultivares evaluados en estas dos temporadas, indicando también si corresponden a cultivares híbridos o estándar (polinización abierta); si bien algunos cultivares se incluyeron en todos los ensayos, otros sólo se incluyeron en parte de éstos. En cuanto al valor de las semillas, se pueden distinguir dos grandes grupos: por un lado, los cultivares estándar, cuya semilla tuvo un valor promedio de $53.765 por el medio kilo, mientras que en el caso de los híbridos el medio kilo de semilla promedió $146.248 (valores calculados en base a costo de semillas en temporada 2014-15). Durante la temporada 2014-15 se realizaron ensayos en Malloa y Chépica. En ambas localidades el establecimiento se hizo por almácigo y trasplante. Los almácigos fueron producidos por un agricultor de Quinta de Tilcoco. En Malloa, el trasplante se realizó el 2 de octubre, poniendo aproximadamente 8 plantas por metro, en hileras dobles sobre camellones a 50 cm de distancia y riego por surco. En Chépica, el trasplante se realizó el 22 de octubre, en mesas de 1,2 m de ancho con 6 hileras por cama, 8 plantas por metro y riego por cinta. En ambas localidades, el cuidado de los ensayos se realizó de acuerdo a las prácticas culturales propias del agricultor en que se encontraban. En los Cuadros 1.4 y 1.5 se presentan los resultados de rendimiento para los ensayos de Malloa y Chépica. Además del rendimiento total, se presenta la distribución de los bulbos según su calibre (mm de radio ecuatorial); el peso promedio de los bulbos en cada una de estas categorías fue el siguiente: < 60 mm: 87 g/bulbo; 61 a 77 mm: 169 g/bulbo; 76 a 90 mm: 272 g/bulbo; 91 a 105 mm: 476 g/bulbo; 106 a 120 mm: 567 g/bulbo; > 120 mm: > 650 g/bulbo.

Cuadro 1.3 Listado de cultivares incluidos en una o más de las evaluaciones varietales realizadas durante la temporada 2014/15 y 2015/16 en la región de O’Higgins.

1: “Agricultor1” y “Agricultor2” no son cultivares comerciales sino semilla de autoconsumo empleada en las temporadas 2014/15 y 2015/16, respectivamente.

Nombre cultivar¹ Tipo Empresa

AGRICULTOR1 Estándar Autoproducción AGRICULTOR2 Estándar Autoproducción BARBARO Híbrido Seminis BGS280 Híbrido Bejo CALIBRA Híbrido Bejo CAMPERO Híbrido Nunhems COBRA Estándar Anasac DAWSON Híbrido Bejo DELFOS Estándar Agrical EXPRESSION Híbrido Bejo GRANO DE ORO Estándar Seminis HAMILTON Híbrido Bejo LEGEND Híbrido Bejo MARENGE Híbrido Nunhems MISSISSIPPI Híbrido Seminis MONACO Híbrido Bejo PANDERO Híbrido Nunhems REINA ELENA Estándar Semillas Music SINTETICA 14 Estándar Agrical THOR Híbrido Semillas Latino Americ anas TITAN Híbrido Semillas Latino Americanas TORMES Híbrido Seminis VALINIA Estándar INIA

Establecimiento del cultivo

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Una de las principales conclusiones de estos ensayos es que, en general, el uso de cultivares híbridos no garantiza un rendimiento mayor al de cultivares tradicionales. A diferencia de lo que ocurre con otras especies, como por ejemplo maíz, en cebolla los híbridos disponibles en el mercado no presentan un rendimiento que sobresalga por sobre los cultivares de polinización libre. Esto se explicaría por el hecho de ser cultivares introducidos, mejorados y seleccionados en condiciones que no necesariamente se asemejan a las locales. Sin embargo, dentro de cada grupo, de cultivares híbridos y estándar, existen diferencias significativas que deben ser analizadas con atención.

Cuadro 1.4 Rendimiento y distribución de bulbos por calibre de 16 cultivares de cebolla de guarda producidos en Malloa durante la temporada 2014/15. Los valores corresponden al promedio de cuatro repeticiones.

1: Valores de rendimiento promedio seguidos por una misma letra no presentan diferencia estadísticamente significativa, según prueba de diferencias mínimas significativas (LSD; p≤ 0,05).

Cultivar Rendimiento¹ kg/m²

Distribución de rendimiento por calibres (% de peso cosechado)

> 120 mm

106 a 120 mm

91 a 105 mm

76 a 90 mm

61 a 75 mm

< 60 mm

BGS280 9,9 a 0 12 48 31 8 1 TORMES 9,4 ab 0 12 46 28 12 1 COBRA 8,8 ab 0 13 54 24 7 2 AGRICULTOR1 8,5 abc 0 17 44 30 8 1 TITAN 8,5 abc 0 3 47 33 15 2 DELFOS 8,3 abc 0 13 46 33 7 1 GRANO DE ORO 8,1 bcd 0 13 47 30 9 1 REINA ELENA 7,5 bcd 0 19 63 14 3 1 THOR 6,6 cde 0 1 30 41 24 4 PANDERO 6,4 cde 0 3 29 51 16 1 MONACO 6,1 de 2 5 50 30 9 4 CAMPERO 5,5 def 0 0 22 47 25 5 SINTETICA 14 5,1 ef 0 7 31 42 19 2 BARBARO 3,6 fg 0 0 19 48 26 6 CALIBRA 3,5 fg 0 0 31 35 30 5 MARENGE 1,7 g 0 0 19 20 36 40

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Entre los cultivares estándar, Sintética 14, Reina Elena, Grano de Oro y Cobra corresponden a variedades tradicionales y populares entre agricultores de la región, sin embargo, elegir una u otra puede traducirse en diferencias significativas de rendimiento y, por lo tanto, rentabilidad. De este grupo, Sintética 14 tiende a tener un rendimiento menor, Grano de Oro y Reina Elena intermedio, y Cobra superior. El aumento de rendimiento de Cobra con respecto a Sintética 14 fluctuó entre 30 y 73%, lo que se traduciría en aumentos de rentabilidad que podrían superar los 5 millones por hectárea (suponiendo costo de producción de 5,5 millones y venta a $150 el kg de cebolla), siendo un buen ejemplo de la importancia que tiene la correcta elección de cultivar en la rentabilidad del cultivo. Dentro del grupo de las variedades estándar merece atención Delfos, cultivar poco difundido en la región y que en ambos ensayos mostró buenos rendimientos, similares a los de Cobra.

Cuadro 1.5 Rendimiento y distribución de bulbos por calibre de 16 cultivares de cebolla de guarda producidos en Chépica durante la temporada 2014/15. Los valores correspon-den al promedio de tres repeticiones.

1: Valores de rendimiento promedio seguidos por una misma letra no presentan diferencia estadísticamente significativa, según prueba de diferencias mínimas significativas (LSD; p≤ 0,05).

Cultivar Rendimiento¹

kg/m²

Distribución de rendimiento por calibres (% de peso cosechado)

> 120 mm

106 a 120 mm

91 a 105 mm

76 a 90 mm

61 a 75 mm

< 60 mm

TITAN 9,0 a 0 0 14 50 35 1 THOR 8,7 ab 0 0 15 58 22 4 DELFOS 7,4 abc 0 0 4 46 41 9 TORMES 6,9 bcd 0 0 6 50 35 9 COBRA 6,8 cd 0 0 17 54 24 4 GRANO DE ORO 6,6 cde 0 0 14 44 34 7 MONACO 6,5 cde 0 0 8 51 33 7 PANDERO 6,5 cde 0 2 7 47 38 6 CAMPERO 6,5 cde 0 0 2 35 53 9 BGS280 6,4 cde 0 0 9 47 36 9 AGRICULTOR1 6,1 cde 0 0 11 46 36 7 BARBARO 6,0 cde 0 0 11 41 38 9 REINA ELENA 5,7 cde 0 0 6 45 38 11 SINTETICA 14 5,2 de 0 0 7 34 45 13 CALIBRA 4,8 ef 0 0 5 39 41 15 MARENGE 3,2 f 0 0 0 19 50 31

Establecimiento del cultivo

23

En el caso de los híbridos, pese a que todos los cultivares han sido mejorados y seleccionados por tener un alto potencial de rendimiento, se observaron las mayores diferencias de desempeño entre variedades. Probablemente, la presión de enfermedades presentes en las áreas de cultivo fue una de las principales razones asociadas al bajo rendimiento de algunos de estos genotipos. En ambas localidades, Fusarium fue un problema causando importantes pérdidas en cultivares como Marenge, Calibra y Barbaro. En otros casos, las mermas en rendimiento pueden estar asociada a un manejo inadecuado (momento de establecimiento, riego, fertilización, protección del cultivo, etc.) y eso explicaría la diferencia en rendimiento entre localidades (por ejemplo, Thor y BGS280) o con respecto a otros ensayos o experiencias productivas (por ejemplo, Pandero en otros ensayos del proyecto ha presentado rendimientos cercanos a 10 kg/m², similar al de Cobra bajo la misma condición de cultivo). Esto recalca la importancia de evaluar los cultivares en las condiciones locales de producción. Debe destacarse, el buen desempeño observado en cultivares híbridos como Titán y Tormes, los que lideraron los rankings de rendimiento en los ensayos de ambas localidades. Eso sí, como estos cultivares tienen un mayor valor de semillas, equivalente a cerca de $370.000 adicionales por hectárea, su elección debiese estar justificada por una diferencia en desempeño que compense esta diferencia. Por ejemplo, a un valor de venta de $150/ kg de cebolla, un aumento de rendimiento de 2,5 ton/ha (0,25 kg/m²) permitiría justificar esa diferencia. Por otro lado, a rendimientos similares de 80 ton/ha, si la calidad de cebollas de un cultivar permitiera alcanzar precios de venta superiores en $5 por kilo respecto a otro, también se justificaría la diferencia de costo en semilla. Es por esto, que a la hora de elegir el cultivar, la calidad de los bulbos también debe ser un factor importante a considerar. Durante días de campo en las comunas de Malloa y Chépica, cebollas de los 16 cultivares evaluados fueron desplegadas para calificación de los agricultores asistentes. La evaluación consistió en poner una nota de 1 a 7 (siendo 1 la peor y 7 la mejor) a las cebollas de cada cultivar, además de indicar los aspectos de calidad que consideraban de mayor importancia en su evaluación. Los resultados de estas evaluaciones se presentan en el Cuadro 1.6. De los 22 agricultores que participaron de las evaluaciones, la mayoría incluyó el color y calibre de los bulbos como las características de mayor relevancia, siguiendo en importancia la forma, presencia de centros únicos, uniformidad y firmeza. Destacan de estas evaluaciones los cultivares Titán y Cobra, los que además de presentar rendimientos destacados en los ensayos de campo, concentran su producción en calibres medianos a grandes y obtuvieron muy buenas notas de apariencia. Uno de los aspectos de calidad en que se marca una clara diferencia en favor de los cultivares híbridos es en la presencia de centros únicos.

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24

Durante la temporada 2015/16 se volvieron a realizar ensayos de cultivares en la región, esta vez en las comunas de San Vicente de Tagua Tagua y Malloa. En la primera de estas localidades el establecimiento se hizo por siembra directa el 9 de septiembre, sobre mesas de 1,2 m de ancho, seis hileras por mesa, 10 plantas por metro y tres cintas de riego a lo largo de cada mesa. En Malloa, el cultivo se estableció el 9 de octubre, por trasplante, poniendo aproximadamente 8 plantas por metro, en hileras dobles sobre camellones a 50 cm de distancia y riego por surco. Los resultados de estos ensayos se presentan en los Cuadros 1.7 y 1.8. Debido a que en esta temporada las producciones incluyeron porcentajes considerables (6 a 30% según cultivar) de bulbos pequeños (diámetro menor a 60 mm), el rendimiento se presenta como rendimiento total o rendimiento de bulbos sobre 60 mm de diámetro.

En general los cultivares híbridos presentaron porcentajes mayores de bulbos con centro único, en muchos casos cercanos a 100%, mientras que en los cultivares de polinización libre fue común encontrar una fracción mayor de bulbos con más de un centro, característica que además varió bastante según condición de cultivo.

Cuadro 1.6 Evaluación de calidad a cebollas cosechadas en ensayos de variedades en la Región de O´Higgins. La nota de apariencia (1 a 7, mala a excelente apariencia) corres-ponde al promedio de las calificaciones de 22 agricultores durante días de campo en las comunas de Malloa y Chépica.

Cultivar Nota apariencia AGRICULTOR1 5,4 BARBARO 4,6 BGS280 4,3 CALIBRA 4,7 CAMPERO 4,9 COBRA 5,9 DELFOS 5,1 GRANO DE ORO 5,6 MARENGE 4,7 MONACO 6,0 PANDERO 5,1 REINA ELENA 5,9 SINTETICA 14 4,5 THOR 4,0 TITAN 6,2 TORMES 5,3

Establecimiento del cultivo

25

Los rendimientos en ambas localidades fueron en promedio cercanos a 5 kg/m² (50 ton/ha), marcadamente menores a los de la temporada anterior, pero ligeramente superiores a los que se consideran promedio para la región. Los datos de esta segunda temporada refuerzan algunas de las ideas antes planteadas; por ejemplo, la necesidad de evaluar los cultivares en distintas condiciones de cultivo (localidades y temporadas), y las dificultades de algunos cultivares híbridos para expresar su potencial productivo bajo condiciones alejadas del óptimo. Destaca en esta temporada el cultivar de polinización libre Valinia, el que fue desarrollado por INIA bajo condiciones locales. Concordando con resultados de estudios previos (González y Herrera, 2012), Valinia presentó un buen desempeño productivo, similar al de Cobra. Entre los cultivares híbridos destacó Expression, el que no había sido evaluado la temporada anterior y de buen desempeño en ambas localidades.

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Cuadro 1.7 Rendimiento y distribución de bulbos por calibre de 17 cultivares de cebolla producidos en San Vicente de Tagua Tagua en ensayo establecido por siembra directa el 9 de septiembre de 2015. Los valores corresponden al promedio de cuatro repeticiones.

1: Valores de rendimiento promedio seguidos por una misma letra no presentan diferencia estadísticamente significativa, según prueba de diferencias mínimas significativas (LSD; p≤ 0,05).

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Cultivar Rendimiento¹

total kg/m²

Rendimiento¹ > 60 mm

kg/m²

Distribución de rendimiento por calibres (% de peso cosechado)

106 a 120 mm

91 a 105 mm

76 a 90 mm

61 a 75 mm

< 60 mm

EXPRESSION 6,5 a 6,2 a 1 22 46 26 6 TITAN 6,3 ab 5,7 ab 0 17 43 32 9 THOR 6,2 abc 5,5 ab 1 20 44 25 11 COBRA 5,9 abcd 5,3 abc 0 13 40 37 10 VALINIA 5,6 abcde 5,2 abc 0 21 39 32 7 PANDERO 5,4 abcde 4,8 bc 0 11 42 36 12 TORMES 5,4 abcde 4,8 bc 0 22 39 27 12 REINA ELENA 5,1 bcdef 4,5 bcd 1 11 39 37 12 GRANO DE ORO 4,9 bcdefg 4,4 bcde 1 14 39 36 10 LEGEND 4,9 cdefg 4,0 cdef 0 6 40 35 19 MISSISSIPI 4,8 defg 4,4 bcde 0 11 39 41 8 MONACO 4,8 defg 4,1 cdef 0 6 34 46 14 AGRICULTOR2 4,3 efgh 3,1 defg 0 19 19 34 27 HAMILTON 3,9 fgh 2,7 fg 0 1 14 55 29 DELFOS 3,8 fgh 3,2 defg 0 2 32 50 16 CAMPERO 3,7 gh 3,1 efg 0 17 38 30 15 DAWSON 3,1 h 2,3 g 0 3 24 46 27

En resumen, los resultados de los ensayos realizados en el proyecto enfatizan la importancia que tiene la elección del cultivar en la sustentabilidad de la producción de cebolla. Existe un importante número de variedades disponibles en el país, algunos de polinización libre y otros híbridos. Los de polinización libre presentan un menor costo de semilla y una adaptación relativamente buena a las condiciones de cultivo local. Sin embargo, no da lo mismo cuál de estos cultivares elegir. En este grupo el cultivar Cobra destaca por su buen desempeño productivo, bastante estable en las distintas condiciones evaluadas. En el caso de los híbridos, su semilla es más cara, y su elección deberá estar justificada por ventajas de rendimiento y/o calidad que en muchos casos no se producen, especialmente bajo condiciones productivas que se alejan del óptimo. En este grupo destacan cultivares como Titán, Tormes y Expression.

Cabe destacar que en la decisión de que cultivar usar, la capacidad de guarda de los bulbos puede resultar crítica para quienes deseen almacenar sus cosechas en espera de mejores precios. Este es un aspecto que se discutirá en el Capítulo 7, referido al almacenamiento de los bulbos.

Cuadro 1.8 Rendimiento y distribución de bulbos por calibre de 14 cultivares de cebolla producidos en Malloa durante la temporada 2015/16. Los valores corresponden al promedio de cuatro repeticiones.

1: Valores de rendimiento promedio seguidos por una misma letra no presentan diferencia estadísticamente significativa, según prueba de diferencias mínimas significativas (LSD; p≤ 0,05).

Establecimiento del cultivo

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Cultivar Rendimiento¹

total kg/m²

Rendimiento¹ > 60 mm

kg/m²

Distribución de rendimiento por calibres (% de peso cosechado)

91 a 105 mm

76 a 90 mm

61 a 75 mm

< 60 mm

COBRA 6,4 a 6,0 a 5 47 42 6 VALINIA 5,4 ab 4,9 ab 5 42 44 9 GRANO DE ORO 5,2 b 4,3 bc 3 23 56 19 DELFOS 5,0 bc 4,4 bc 0 26 62 12 EXPRESSION 5,0 bcd 4,1 bc 0 21 60 19 CAMPERO 4,8 bcd 3,8 bcd 3 5 71 21 REINA ELENA 4,7 bcd 3,8 bcd 0 20 62 18 MONACO 4,6 bcd 3,4 cd 0 9 64 26 TITAN 4,6 bcd 3,5 cd 0 14 62 24 AGRICULTOR2 4,5 bcd 3,6 cd 1 24 54 21 MISSISSIPI 4,4 bcd 3,6 cd 0 30 52 18 TORMES 4,3 bcd 3,3 cd 0 16 60 24 THOR 4,0 cd 2,7 d 0 13 53 34 LEGEND 3,9 d 3,3 cd 0 18 64 17

En la medida que un productor mejore su capacidad productiva y aspire a mercados de mayor exigencia en cuanto a calidad, como por ejemplo el de exportación, es probable que la elección de cultivares híbridos sea la más apropiada. En productores de tecnología media, con producción orientada a mercado interno, el uso de cultivares de polinización libre, adaptados a las condiciones de cultivo locales, todavía resulta ser lo más recomendable. Cualquiera sea el caso, hay que tener presente que el mercado de variedades de cebolla ha ido cobrando un dinamismo importante, con permanente aparición de nuevas variedades, y, por la relevancia que la elección varietal tiene para la sustentabilidad del cultivo, los productores debiesen evaluar permanentemente cuales son las mejores alternativas para sus condiciones particulares de producción y venta.

1.3.1 Momento de establecimiento La fecha de siembra depende de la variedad y del objetivo del cultivo, pero está determinada por la posibilidad de que las plantas vernalicen y el requerimiento de largo de día o fotoperiodo para formar bulbos que presente el cultivar. La vernalización corresponde a la acumulación de frío necesaria para que las plantas florezcan y se produce una vez que las plantas han alcanzado un tamaño mínimo; tanto la cantidad de frío como el tamaño mínimo que deben alcanzar las plantas puede variar según el cultivar. Por otro lado, el requerimiento de fotoperiodo corresponde al largo de día por sobre el cual se induce la formación de bulbos en las plantas, sin necesitar que estas hayan alcanzado un tamaño mínimo. Entonces, si el objetivo es la producción de cebollas, la siembra debiese ser lo suficientemente temprano como para que las plantas lleguen al momento de fotoperiodo crítico con un crecimiento (número y tamaño de hojas) que les permita formar un bulbo de buen tamaño. Si se sembrara (o trasplantase) muy tarde, se corre el riesgo de que el crecimiento que tengan las plantas sea tan bajo que no alcance a sustentar el desarrollo de un bulbo con diámetro mínimo para comercializar como cebolla (aunque serviría si el objetivo es la producción de cebolla picklera). Por el contrario, si se siembra muy temprano, se corre el riesgo de que las plantas alcancen el tamaño mínimo para acumular horas de frío y vernalicen durante el invierno, produciendo que luego en primavera las plantas se “suban”, es decir emitan un tallo floral y no formen un bulbo comercializable.

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1.3 Establecimiento

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Debido a que las tasas de germinación, emergencia y crecimiento de las plantas dependen de variables como temperatura, disponibilidad de agua y nutrientes, no es posible establecer un calendario exacto de fechas óptimas para cada tipo de cultivar. Sin embargo, con los datos de diversos ensayos y experiencias productivas, se han llegado a determinar rangos óptimos de siembra para los distintos tipos de cultivares, los que se presentan en el Cuadro 1.9.

La información que se presenta en el Cuadro 1.9 corresponde a cultivos establecidos por almácigo y trasplante en la zona centro del país. En el caso que el establecimiento se haga por siembra directa, la fecha óptima estaría en el periodo intermedio entre lo que se indica como adecuado para la siembra del almácigo y para el trasplante. Por ejemplo, en el caso de cultivares de día largo o tardíos, un rango óptimo estaría entre mitad de julio y mitad de agosto. Si bien sembrar antes (dentro del rango propuesto para la siembra de almácigos) no debiese producir problemas desde el punto de vista vernalización de plantas, no se justificaría porque el frío y humedad del invierno hacen que las tasas de germinación y crecimiento sean muy lentas, lo que podría arriesgar innecesariamente la calidad del establecimiento (población, distribución, uniformidad). Además, al no existir el estrés postrasplante, las plantas presentarán un crecimiento continuo desde su emergencia, permitiendo equiparar el crecimiento que tendrían plantas sembradas antes pero trasplantadas.

1.3.2 Población y distribución de plantas En el punto anterior se enfatizó la importancia de la fecha de siembra para alcanzar un adecuado crecimiento de la planta y el bulbo. Sin embargo, el tamaño o calibre alcanzado por el bulbo (g/ bulbo) es solo uno de los componentes de rendimiento determinando la producción total, el otro componente corresponde al número de bulbos cosechados por hectárea (g/bulbo * nº de bulbos cosechados = rendimiento total), el que es una función directa del número de plantas cultivadas por unidad de superficie.

Cuadro 1.9 Fechas de siembra y trasplante para los distintos tipos de cebolla cultivados en la zona central de Chile (adaptado de Giaconi y Escaff, 1998) .

Tipo de cebolla Fecha de siembra

Fecha de trasplante

Temprana 15 enero - 15 marzo abril – mayo

Intermedia 15 marzo - 15 mayo junio - julio

Tardía 15 mayo - 15 julio septiembre – 15 octubre

Establecimiento del cultivo

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Siendo así, uno puede suponer que mientras mayor sea el número de planta por unidad de superficie, mayor será el rendimiento total; sin embargo, el tamaño promedio de los bulbos disminuye en la medida que la población aumenta (Figura 1.1) y esto hace que la población óptima sea una función de maximizar el rendimiento de bulbos con tamaño adecuado para comercialización. En el caso de producción de cebollas de guarda tipo Valenciana, que corresponde al tipo habitualmente producido en Chile, la población que permite maximizar rendimiento y calidad de bulbos estaría en torno a las 400.000 plantas por hectárea. Una vez definida cuál es la población objetivo (número de plantas a cosecha), se debe decidir cómo distribuir estas plantas en el potrero. Desde un punto de vista productivo, la distribución debiese buscar que la distancia entre plantas sea lo más parecida posible entre y sobre hilera, ya que así se estaría maximizando el uso del espacio, llevando al máximo la intercepción de la radiación solar y disminuyendo al mínimo la competencia entre plantas. Sin embargo, por razones prácticas (paso del tractor, control mecánico de malezas, necesidad de regar por surcos, etc.) lo habitual es que la distancia entre hilera sea superior a la distancia sobre hilera. Con el sistema de almácigo trasplante, lo tradicional es que las plantas se ubiquen sobre camellones, en hileras dobles (una hilera a cada costado del camellón), lo que además de facilitar el trasplante, permite el riego por surco y el control mecánico de malezas. En este caso, para alcanzar 400.000 plantas por hectárea se deben trazar los camellones a 50 cm de distancia y trasplantar 10 plantas por metro de hilera (20 plantas por metro de camellón; Figura 1.2A). El problema es que no siempre es posible tener los camellones a 50 cm, y se terminan trazando a 55 o 60 cm. En este caso, acercar las plantas por hilera a menos de 10 cm tendría un efecto negativo sobre el rendimiento y termina siendo una limitante del sistema. Por otro lado, muchas veces ocurre que incluso teniendo los camellones a 50 cm, quienes trasplantan son trabajadores a trato que tiendan a colocar menos de 10 plantas por metro. En ambos casos la población termina siendo menor al objetivo de 400.000, con lo que se estará resintiendo el rendimiento. Una de las ventajas del uso de herbicidas, riego presurizado y la posibilidad de realizar siembra directa, es que el establecimiento se puede hacer en mesas, lo que permite lograr poblaciones altas con una muy buena distribución de plantas. Uno de los sistemas que está adquiriendo popularidad para el cultivo de cebolla de guarda en la región de O´Higgins es el establecimiento en mesas de 1,0 a 1,2 m de ancho, separadas por pasillos a 1,5 m, con seis hileras de planta sobre la mesa y plantas a 10 cm sobre la hilera, distribución con la que se alcanzan las 400.000 plantas por hectárea (Figura 1.2B).

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Figura 1.1 Efecto de la población de plantas sobre el rendimiento físico y el diámetro del bulbo de cebollas del tipo Valenciana (Krarup y Contreras, 2003).

Figura 1.2 Esquemas de distribución comunes en el cultivo de cebolla de guarda. A: Camellones con dos hileras de planta. Esta es la alternativa tradicional y permite el riego por surco y cultivo de la entre hilera. B: Mesas de plantación con seis hileras de plantas. Este sistema por lo general se usa con tres cintas de riego por mesa.

Establecimiento del cultivo

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1.3.3 Métodos de establecimiento Hasta hace algunos años, en Chile el establecimiento de cebolla se realizaba básicamente por el sistema de almácigo y trasplante. Por causas que se discutirán más adelante, hoy una fracción significativa de los productores está estableciendo sus cultivos por siembra directa. A continuación, se discutirán estos dos sistemas de establecimiento.

1.3.3.1 Almácigo y trasplante En el sistema de almácigo y trasplante se distinguen dos etapas, primero la producción de almácigo y luego su trasplante al terreno definitivo. Las principales ventajas de este sistema es que en la siembra y crecimiento de los almácigos se puede procurar una mejor condición de cultivo (preparación de suelo, siembra, riego y protección de los plantines), disminuyendo así el riesgo de presentar problemas o pérdidas en el establecimiento. Luego, al trasplantar plantas que ya presentan cierto crecimiento, se facilita la obtención de una población y distribución de plantas a cosecha que permitan un mejor aprovechamiento de los recursos y rendimiento del cultivo. Las desventajas de este sistema corresponden principalmente a su mayor costo y requerimiento de mano de obra, además de que por el estrés que presentan las plantas luego del trasplante, se incrementa el periodo total de cultivo. En la producción de los almácigos el objetivo es producir plantas con un crecimiento adecuado, uniformes y sanas. Se considera un crecimiento adecuado para el trasplante (Aljaro 2001; Krarup y Contreras 2003):• 3 a 5 hojas verdaderas• 15 a 20 cm de altura • 6 a 10 mm de diámetro en el falso tallo• Numerosas raíces secundarias. Para lograr este objetivo, hay varios aspectos de manejo que son de importancia en la producción de los almácigos, entre los que destacan la elección del lugar de producción, siembra y distribución de las semillas, fertilización, riego y protección de las plantas. En cuanto al lugar donde establecer la almaciguera, es fundamental buscar un área sin problemas de sombra y con adecuada ventilación, aspectos importantes para el buen crecimiento y sanidad de las plantas, especialmente si se considera que este ocurrirá durante meses de otoño e invierno. El suelo es otro aspecto fundamental, deberán preferirse texturas livianas que permitan una adecuada infiltración del agua de riego o lluvia, evitando así problemas de anegamiento y anoxia en las raíces. La sanidad del suelo también es clave, deberán evitarse suelos con problemas de malezas o enfermedades (ver Anexo 5.1 “Factores que favorecen el desarrollo de enfermedades provenientes del suelo en cebolla”), que pudiesen afectar el crecimiento de los almácigos o comprometer la producción de las plantas una vez trasplantadas.

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Si existe un historial de problemas sanitarios (malezas y/o enfermedades) y no se cuenta con otro suelo, el uso de fumigantes (ej. dazomet, metam sodio) puede ser una buena alternativa (Figura 1.3).

La siembra se puede realizar al voleo o en hileras (Figura 1.4), siendo recomendable la siembra en hilera porque asegura una mejor distribución de las plantas, permite un mejor control de la dosis de semilla y asegura una profundidad de siembra más homogénea (Aljaro,. 2001). Todo esto repercute en un uso más eficiente de recursos y la obtención de plantas más uniformes, aspecto fundamental para el éxito del establecimiento por almácigo y trasplante. Por lo general, los almácigos se realizan en canchas o mesas de 1 a 1,2 m de ancho con 8 a 10 hileras (Figura 1.4). El uso de mesas con cierta altura es recomendable, especialmente en suelos pesados, ya que asegura un mejor escurrimiento del exceso de agua. La labor de siembra se puede realizar a mano, previa demarcación o “rayado” de las hileras de siembra, con sembradoras manuales como la de bastón o bien con sembradoras de precisión como las empleadas en siembra directa (Figura 1.5).

Figura 1.3. Producción de almácigos de cebolla en la comuna de Chépica. En la izquierda la siembra se hizo sobre un suelo no tratado y se observa como la presencia de malezas afecta el crecimiento y uniformidad de las plantas. La imagen de la derecha muestra una siembra sobre suelo fumigado, se observa el crecimiento de las plantas de cebolla libres de competencia con malezas.

Establecimiento del cultivo

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Cualquiera sea el caso, lo que se busca es establecer las semillas a una profundidad homogénea de 1 a 2,5 cm, y a distancias los más uniforme posible tanto entre como sobre la hilera. Se considera adecuado para el crecimiento de los almácigos obtener cerca de 1000 plantas por m²; por ejemplo, si se tienen 10 hileras por mesa de 1 m de ancho, y 100 plantas por metro lineal, se estará alcanzando la población deseada.

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Figura 1.4 La imagen de la izquierda muestra la emergencia en una almaciguera sembrada al voleo. En la derecha se muestra una almaciguera sembrada en hileras; en este caso la siembra se hizo sobre mesas, con 8 hileras de siembra y 4 cintas de riego por mesa.

Figura 1.5 La imagen de la izquierda muestra el uso de bastón para siembra manual de almaciguera. La imagen de la derecha muestra la siembra de una almaciguera en hileras con sembradora neumática de precisión.

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Como se discutirá más adelante, la dosis de semillas dependerá del peso de la semilla, su vigor y la emergencia esperada según la condición de siembra. Por ejemplo, en una almaciguera de 10 hileras/m², si se tienen 250 semillas por gramo y se espera que de cada 10 semillas sembradas solo 5 lleguen a producir una planta adecuada para el trasplante, el objetivo en la siembra debiese ser colocar 200 semillas por metro lineal o 2.000 semillas por m² (8 g de semilla/m²). En el ejemplo anterior, si se busca obtener 400 mil plantas para una hectárea, se necesitarán 400 m² de almaciguera y 3,2 kg de semilla. Si producto de una buena calidad de semilla, preparación de suelo y labor de siembra se esperaran 8 plantas por cada 10 semillas sembradas, el requerimiento cambiaría a colocar 125 semillas por metro lineal (5 g por m²) y uso de 2 kg de semilla para obtener las 400 mil plantas. De estos ejemplos, se desprende la importancia de usar semilla de buena calidad y asegurar una óptima condición de siembra como uno de los primeros pasos hacia la sustentabilidad del cultivo. Una vez que las plantas han alcanzado el crecimiento adecuado para su trasplante, deberán ser extraídas y seleccionadas con el mayor cuidado posible, eliminando todas aquellas dañadas, enfermas o fuera de tipo (por ejemplo, plantas pequeñas o deformes). Para facilitar esta labor, y dependiendo de la textura del suelo, es recomendable regar 1 a 2 días antes del arranque de las plantas, facilitando así el arranque y separación de las plantas. Debe tenerse presente que el daño mecánico es vía de entrada para patógenos causantes de enfermedades y pérdidas económicas del cultivo, por lo que éste se debe minimizar en la medida de lo posible. Para partir con un cultivo sano, también es recomendable que previo al arranque o trasplante de los almácigos, estos sean tratados con productos sanitarios (fungicida, insecticidas) que protejan las plantas durante los días posteriores al trasplante. Lo ideal es que el trasplante se efectúe inmediatamente después de extraídas las plantas del almácigo, en un suelo con alta humedad o agua corriendo en el surco (Figura 1.6). Dicha humedad debe ser mantenida mediante riegos frecuentes, hasta que las plantas hayan superado el estrés propio del trasplante. La profundidad de trasplante es importante porque, además de incidir en la recuperación y establecimiento de la planta, puede afectar la forma del bulbo a cosecha. Bulbos que se desarrollan en plantas trasplantadas muy profundas tienden a adoptar formas alargadas; por ejemplo, cebollas del tipo Valenciana trasplantadas a 2,5 cm de profundidad desarrollan bulbos con su forma redondeada característica, mientras que si se trasplantan a una profundidad mayor tienden a producir bulbos alargados (Escaff y Saavedra, 2001). Cuando no sea posible un trasplante inmediato o si se requiere un transporte a distancia de los almácigos, éstos debieran mantenerse protegidos del daño mecánico, hidratados y a una baja temperatura, lo más cercana posible a 0°C.

Establecimiento del cultivo

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Almácigos a raíz cubierta Si bien el sistema recién descrito de almácigos a raíz desnuda es el más usado en Chile para el establecimiento de cebolla, también existe la posibilidad de usar cepellones, almácigos con raíz cubierta hechos en contenedores (Figura 1.7). Entre otras ventajas, realizar los almácigos en contenedores permite un uso más eficiente de la semilla, lo cual puede ser especialmente importante en el caso de variedades híbridas de alto costo. Además, permite producir los almácigos en condiciones ambientales más controladas de temperatura, humedad, nutrición y sanidad, con lo que se puede acelerar el proceso de obtención de plántulas aptas para el trasplante. Sin embargo, el mayor costo de esta alternativa en comparación a almácigos a raíz desnuda hace difícil justificar su elección, especialmente en el caso de cebolla de guarda en que se trasplanta un mayor número de plantas por hectárea. De acuerdo a estimaciones de la Asociación de Viveros de Chile (2016) la superficie de cultivos de cebollas trasplantada con este tipo de almácigo disminuyó de 369 ha en 2011 a 43 ha en 2015. Es probable que esta disminución se deba al hecho que los agricultores proclives a aplicar innovación y mayor tecnología en sus cultivos han ido adoptando el sistema de siembra directa como alternativa de establecimiento en sus producciones.

Figura 1.6 Trasplante de cebollas a raíz desnuda.

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1.3.3.2 Siembra directa La siembra directa es el método de establecimiento predominante en países con baja disponibilidad de mano de obra y tecnologías avanzadas de producción agrícola. Debido a la posibilidad de mecanización, su principal ventaja es el menor costo de producción, especialmente cuando el valor de la mano de obra es elevado. Además, si se hace bien, permite lograr un continuo crecimiento y desarrollo de las plantas, sin el estrés postrasplante que se produce al usar almácigos. Sin embargo, la siembra directa es un sistema más riesgoso que el de almácigo y trasplante, lo que en el caso de cebolla de guarda es especialmente marcado debido a:• presentar semillas pequeñas y de forma irregular, lo que dificulta su localización al sembrar,• la germinación y emergencia es lenta, especialmente a bajas temperaturas, como suele ocurrir en las fechas de establecimiento de cebolla,• plántulas de lento crecimiento inicial y con baja capacidad de competir con malezas,• la siembra se realiza en invierno, pudiendo dificultarse las labores de preparación de suelo y siembra, • es un cultivo con capacidad limitada de ajustar su crecimiento frente a problemas de población, lo que hace que si el número, distribución y/o uniformidad de las plantas es malo, el rendimiento y calidad de la cosecha se afecte directamente.

Figura 1.7 Producción de almácigos de cebolla a raíz cubierta.

Establecimiento del cultivo

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Pese a todos estos inconvenientes o desafíos, en los últimos años la adopción de siembra directa entre los productores de cebolla chilenos ha ido en aumento. Entre las razones que han gatillado este cambio se encuentran:• Escasez y alto costo de la mano de obra. La labor de trasplante puede ser sacrificada y tediosa, y cada vez son menos los trabajadores dispuestos a realizarla. Esto implica que el costo de trasplante ha ido en aumento y que en ocasiones, la mano de obra no esté disponible en el momento adecuado. Esto agrava el problema, ya que atrasos en el establecimiento pueden afectar el potencial de rendimiento a alcanzar.• Mayor disponibilidad y acceso a la tecnología necesaria para realizar siembra directa y disminuir sus riesgos asociados. Esto incluye la existencia de maquinaria necesaria para preparación de suelo y siembra (labores que se pueden contratar), disponibilidad de alternativas químicas para un efectivo control de malezas en las etapas iniciales del establecimiento, implementación de sistemas de riego presurizado (cinta o aspersión), calidad de semilla relativamente buena (con valores de germinación estándar por sobre lo exigido por la ley) y la disponibilidad de semilla recubierta (“peletizada” o “pildorada”) o del servicio de recubrimiento. • Ventajas adicionales asociadas a la siembra directa, como por ejemplo aumentar la población de plantas, acortar ciclos productivos o, dependiendo del sistema de siembra y distribución de plantas, poder acceder a alternativas de arranque mecánico de plantas en cosecha. Al igual que en el caso de la siembra de almácigos, la dosis de semilla dependerá de la condición de siembra, además del peso y germinación de la semilla. La gran diferencia, es que en el caso de almácigo y trasplante los problemas con la distribución de plantas que emergen luego se podrán corregir al momento de trasplante, que es cuando se determina la población y distribución de plantas a cosecha. En el caso de siembra directa, los problemas de población y distribución de plantas emergidas se acarrean hasta el final, repercutiendo directamente en el rendimiento y calidad de la cosecha. Es por esto lo importante de una buena dosificación de semilla y labor de siembra propiamente tal. La dosis de semilla a usar se puede calcular usando la siguiente ecuación (adaptada de Brewster, 2008):

Dosis semilla (kg/ha) = 0,1 * población objetivo (plantas/ha) (semillas/g * % germinación * factor de campo)

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El número de semillas por gramo de acuerdo a literatura puede variar entre 250 y 400, y siendo un dato simple de determinar y relevante en el cálculo de la dosis de siembra, es importante que cada agricultor cuente con este dato al momento de planificar su siembra. Por ejemplo, en los ensayos de cultivares antes presentados, se observó que el número de semillas por gramo variaba entre 205 y 290. El porcentaje de germinación de la semilla corresponde al porcentaje de germinación estándar, el cual determina la capacidad de producir plántulas normales bajo condiciones estandarizadas y óptimas para la especie (12 días a 20°C). La semilla de cebolla que se comercializa en Chile, por ley debe tener al menos 80% de germinación. Durante la primera temporada de proyecto se evalúo la germinación de varios de los lotes de semilla comercial usados en los ensayos de cultivares, obteniéndose en general valores entre 88 y 95%. Sin embargo, debe tenerse presente que la semilla de cebolla pierde su germinación con relativa rapidez, por lo que es importante el uso de semilla del año o que ha sido almacenada bajo condiciones adecuadas, es decir a baja temperatura y en envases herméticos qué mantengan la semilla seca. En cuanto al factor de campo, este corresponde a un valor entre 0 y 1, y representa la proporción de semillas que, teniendo el potencial de germinar, serán capaces de emerger y generar una planta adulta en condiciones de campo. Este factor considera aspectos como textura del suelo, que tan mullida está la cama de semillas, compactación, humedad, aireación, calidad de la siembra, etc. Por ejemplo, un factor de 0,9 representa una buena condición de campo, cercana al ideal, en que 90% de las semillas que germinan serán capaces de emerger y dar origen a una planta adulta; un factor de 0,7 representa una condición promedio, mientras que un factor de 0,5 representaría una mala condición (Brewster, 2008). Los valores de germinación y factor de campo también permiten determinar cuántas semillas debiesen sembrarse por metro lineal durante la siembra, dato fundamental a la hora de realizar esta operación. La siguiente ecuación describe como realizar el cálculo:

Nº de semillas a sembrar por metro = 100 * (nº de plantas deseado por metro) (% germinación * factor de campo)

En el Cuadro 1.10 se presenta como varía el requerimiento de semilla (dosis en kg/ha) para una misma población objetivo pero con distintos valores de semillas por gramo, germinación estándar y factor de campo. En el mismo cuadro, también se presenta cual sería el número de semillas que se debiese sembrar por metro lineal, lo que se calculó suponiendo que se esperaba contar con 10 plantas establecidas por metro.

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De los valores de este cuadro, se debe rescatar la importancia de contar con información correcta a la hora de planificar la siembra. Por ejemplo, con los mismos valores de germinación y factor de campo, el requerimiento de semilla puede variar en más de un 40% si se considera un valor incorrecto de semillas por gramo. En el Cuadro 1.11, se presentan valores para el caso hipotético de que en una siembra no se consideran las variables correctas de factor de campo o germinación estándar. En el ejemplo, se tomó una de las situaciones representadas en el Cuadro 1.10, en que se busca una población de 400.000 plantas por hectárea, se tienen 250 semillas por gramo, 90% de germinación y un factor de campo de 0,8. Con esas variables el número de semillas por metro a sembrar es de 13,9 (Cuadro 1.11) y suponiendo que se siembran 14 semillas por metro se obtendría un promedio de 10,1 plantas por metro y 403.200 plantas por hectárea. Si se sembraran las mismas 14 semillas por metro, pero en casos en que se tienen menor valor de germinación y/o factor de campo, se pueden llegar a obtener poblaciones que distan bastante a la que se tenía como objetivo, afectando así desde un principio el potencial de rendimiento que presentará ese cultivo. Este ejemplo deja de manifiesto la importancia de una adecuada planificación en la realización de la siembra directa, ya que solo así se podrán disminuir los riegos asociados a este sistema de establecimiento comparado con el de almácigo y trasplante.

Cuadro 1.10 Ejemplo de dosis de semilla y número de semillas a sembrar por metro en casos que se busca una misma población objetivo pero varían los valores de semillas por gramo, germinación estándar y factor de campo. En el ejemplo, el número de plantas por metro que se quiere obtener es de 10.

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Población objetivo

(plantas/ha)

Semillas por gramo

Germinación estándar, %

Factor de campo

Dosis semilla, kg/ha

Nº semillas por metro en

siembra 400.000 250 90 0,9 1,98 12,3 400.000 250 90 0,8 2,22 13,9 400.000 250 90 0,7 2,54 15,9 400.000 250 90 0,5 3,56 22,2 400.000 210 90 0,7 3,02 15,9 400.000 300 90 0,7 2,12 15,9 400.000 250 85 0,7 2,69 16,8 400.000 250 80 0,7 2,86 17,9

Hasta aquí, nos hemos referido a la importancia de las variables afectando el número de semillas capaces de germinar, emerger y generar una planta adulta. Sin embargo, hay otro aspecto crítico afectando la rentabilidad del cultivo: la uniformidad de emergencia y crecimiento de las plántulas. Además de beneficiar la calidad de las cebollas cosechadas, contar con una población homogénea facilita y hace más eficiente el manejo agronómico del cultivo, por ejemplo al determinar el momento óptimo de aplicar ciertos productos fitosanitarios, la fertilización, aplicación de hidrácida maleica, momento de arranca, etc. En el caso de almácigo y trasplante la uniformidad se puede alcanzar en la medida que se haga una buena selección de las plántulas y un buen manejo agronómico del trasplante y labores posteriores. En el caso de siembra directa el desafío de establecer una población uniforme de plantas es algo mayor, y depende de variables como el vigor de las semillas, la preparación de la cama de semillas, la calidad de la siembra y los cuidados sanitarios y culturales posteriores a la siembra. El vigor de la semilla se refiere no solo a su capacidad de germinar, sino a su capacidad de hacerlo de manera rápida y uniforme en un amplio rango de condiciones de campo. Si bien en Chile los laboratorios no ofrecen un servicio de evaluación de vigor de semillas, una manera sencilla de obtener una idea del valor relativo del vigor de una semilla sería ponerlas a germinar sobre un papel absorbente humedecido y hacer conteos diarios de las semillas germinadas. Un lote será vigoroso en la medida que concentre su germinación en un periodo corto de tiempo, por ejemplo si 75% de sus semillas germinan en un periodo de dos días. Otra forma de asegurar semillas vigorosas es adquirirlas de proveedores confiables, en envases correctamente etiquetados, sellados y herméticos.

Cuadro 1.11 Ejemplo de plantas por metro y población real de plantas (plantas establecidas) que se obtendrían al sembrar 14 semillas por metro lineal en distintas condiciones de germinación estándar y factor de campo. En todos los casos se tienen 250 semillas por gramo.

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Germinación estándar, %

Factor de campo

Nº semillas por metro en

la siembra

Plantas a cosecha por

metro

Población real,

plantas/ ha 90 0,8 14 10,1 403.200 90 0,7 14 8,8 352.800 90 0,5 14 6,3 252.000 80 0,8 14 9,0 358.400 80 0,7 14 7,8 313.600 80 0,5 14 5,6 224.000

Ahorrar dinero usando semilla de procedencia desconocida o poco confiable, de años anteriores, o que no ha sido guardada y etiquetada correctamente, constituye un riesgo muy alto para la rentabilidad del cultivo, especialmente si se decide establecer por siembra directa.

1.3.4 Experiencias de siembra directa en la región de O’Higgins Al iniciarse el proyecto (temporada 2013-14) una de las mayores inquietudes entre los agricultores de la región se refería al elevado costo y escasez de mano de obra, especialmente en la incidencia que esto tenía en el costo de establecer el cultivo por almácigo y trasplante. Una de las alternativas que se barajaba para abordar este problema fue la mecanización del trasplante, de manera similar como se hace en otras hortalizas. Sin embargo, el uso predominante de plantas a raíz desnuda, el alto número de plantas a trasplantar por unidad de superficie, y la baja disponibilidad de maquinaria para realizar esta labor desincentivaron la evaluación de esta alternativa. Por otro lado, el uso de siembra directa ya se estaba realizando en la región con resultados alentadores, especialmente entre agricultores medianos y grandes. Las inquietudes de los agricultores que no habían adoptado esta tecnología se referían básicamente a cómo se realiza este sistema de establecimiento, cómo se pueden manejar los riesgos asociados a su uso y los beneficios económicos que tendría. Algunas inquietudes puntuales se referían a si se necesitaba o justificaba el uso de semilla peletizada y si el sistema se podía implementar tanto en cultivares híbridos como estándares. A continuación se presentan resultados de ensayos realizados como parte de proyecto y que ayudan a resolver parte de estas inquietudes.

1.3.4.1. Uso de semilla peletizada El peletizado o pildorado de la semilla corresponde a una técnica de recubrimiento que modifica el tamaño, forma y peso de la semilla. Su principal objetivo es facilitar la siembra, ya que al homogenizar el tamaño y forma de la semilla, además de aumentar su peso, facilita el trabajo de la sembradora y la caída de la semilla en el lugar y a la profundidad esperada. Otras ventajas que tiene es que permite agregar uno o más productos fitosanitarios a la semilla (por ejemplo un insecticida y un fungicida) y, al darle color y aumentar su tamaño, facilita el monitoreo de la semilla en el suelo durante la labor de siembra. Sin embargo, es importante entender que el peletizado no mejora la germinación de la semilla; de hecho, se ha visto que en general la germinación se hace algo más lenta y que el porcentaje de emergencia podría llegar a disminuir si el peletizado se hace de manera inadecuada o se aplica a un lote de semilla de baja calidad.

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En el país existe la posibilidad de comprar semilla ya peletizada, lo que es frecuente en cultivares híbridos, en que la misma compañía que vende la semilla se hace responsable de peletizarla antes de importarla. También existe un servicio de peletizado nacional, el que tiene un costo aproximado de $0,25 por semilla. Durante la temporada 2014-15 se comparó la germinación y emergencia en semilla peletizada y desnuda de los cultivares Cobra y Pandero. En el caso de Cobra, se usó semilla del mismo lote, antes y después de peletizar (servicio nacional). En el caso de Pandero, la semilla peletizada y desnuda no correspondían al mismo lote. Los datos de emergencia en condiciones de laboratorio (evaluada en macetas con turba y perlita) confirman que si bien la emergencia fue más lenta en semilla peletizada, no hubo diferencias en el porcentaje de emergencia total, la que en todos los casos alcanzó o superó el 90% (Figura 1.8). Estos resultados indican que es posible peletizar semilla estándar usando del servicio nacional, sin tener pérdidas en su potencial de emergencia. Sin embargo, se debe tener presente que la semilla peletizada presenta una emergencia más lenta que la semilla desnuda.

Figura 1.8 Emergencia de plántulas de cebolla a partir de siembras con semilla desnuda (líneas punteadas) y peletizada (líneas continuas) de los cultivares Cobra (círculos celestes) y Pandero (cuadrados amarillos). Datos representan momento en que cotiledón alcanza estado de codo en 90 grados, en ensayos realizados en macetas con sustrato de turba y perlita.

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La emergencia de estos mismo 4 lotes de semilla (Cobra y Pandero, desnuda y peletizada) se evaluó luego de su siembra en un predio de San Vicente de Tagua Tagua. Esta siembra se realizó el 15 de agosto de 2014 y contempló la colocación de 13 a 14 semillas por metro, a 2 cm de profundidad. Cuando la emergencia de esta siembra fue avaluada, los promedios fueron de 8,6 y 9,8 plantas por metro en Cobra desnuda y peletizada, respectivamente, mientras que en Pandero las emergencias fueron de 8,3 y 10,5 para semilla desnuda y peletizada, respectivamente. De similar manera, se evalúo emergencia en 19 cultivos de cebolla establecidos por siembra directa en las comunas de Chépica, Quinta de Tilcoco, Malloa, Santa Cruz y San Vicente de Tagua Tagua. De estas producciones, 8 habían usado semilla desnuda y 11 semilla peletizada. Los resultados (Figura 1.9A) indican que el número de plantas emergidas por metro vario entre 6 y 10, sin existir diferencias claras entre el uso de semilla desnuda o peletizada. Si se pudo observar que en los casos que se usó semilla peletizada las plantas tendieron a tener una mejor distribución, con un menor número de plantas dobles, es decir plantas encontraban en una misma posición producto de dos semilla que cayeron juntas (Figura 1.9B).

Como conclusión, los ensayos y muestreos realizados indican que el uso de semilla peletizado por sí sólo, no garantiza una buena siembra y emergencia del cultivo. Tanto en cultivos establecidos con semilla desnuda como en aquellos establecidos con semilla peletizada se pueden observar distribuciones que se acercan al objetivo de 10 plantas por metro, como otras que llegan hasta 6 plantas por metro. Sin embargo, cuando se usó semilla peletizada, la distribución de las plantas tendió a mejorar, observándose menos plantas dobles. Cuando se comparó semilla peletizada y desnuda bajo una misma condición de siembra (caso de Cobra y Pandero en San Vicente de Tagua Tagua), siembras con semilla peletizada tendieron a tener una a dos plantas más por metro lineal. Dado el bajo costo de peletizar las semillas (aproximadamente $125.000 por hectárea) y el beneficio que se tendría al tener plantas mejor distribuidas o 1 a 2 plantas más por metro (40 a 80 mil bulbos más por hectárea), el peletizado de semilla se consideraría una práctica recomendable de realizar en una siembra directa.

Sin embargo, debe tenerse presente que el peletizado tiende a disminuir la velocidad de emergencia, que no se debiese hacer a un lote de baja calidad (por ejemplo uno con germinación menor a 85%), y que no garantiza un buen establecimiento y distribución de las plantas.

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Figura 1.9. Resultados de muestreos en cultivos de cebolla establecidos por siembra directa en cinco comunas de la región de O’Higgins. Se muestrearon 19 producciones,8 en que se usó semilla desnuda (barras naranjas) y 11 en que se usó semilla peletizada (barras azules). Los datos representan el promedio de al menos 19 observaciones en distintas partes de cada campo y sus respectiva desviación estándar. A: Número promedio de plantas por metro lineal en cada producción muestreada. Barra representa desviación estándar de los datos. B: Distribución de las plantas en los cultivos muestreados. Se presenta la distribución promedio de cultivos que usaron semilla desnuda y peletizada.

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1.3.4.2. Uso de siembra directa en cultivares híbridos versus estándar Como ya se mencionó, la siembra directa es el sistema de establecimiento predominante para cebolla en países con altos niveles de tecnificación agrícola. En estos países, predomina el uso de cultivares híbridos, por lo que surge la interrogante de si los cultivares estándar habitualmente usados en el país se adaptarían bien a este sistema. Durante la temporada 2014-15 se realizó un ensayo en Quinta de Tilcoco en que se establecieron los cultivares Cobra (estándar) y Pandero (híbrido) por siembra directa. La siembra se realizó el 13 de agosto, en mesas de 1,2 m de ancho (pasillos a 1,5 m), con 6 hileras de siembra (tres con Cobra, tres con Pandero), riego por cinta (3 cintas por mesa) y fertirrigación. La población promedio que se alcanzó fue similar en ambos cultivares (360 mil plantas por hectárea, 9 plantas por metro lineal). Los resultados de cosecha se presentan en la Figura 1.10 y se aprecia que tanto en rendimiento total como en la distribución por calibres los cultivares se comportaron de manera similar; de acuerdo al análisis estadístico de los datos la diferencia de rendimiento entre cultivares no fue significativa.

Figura 1.10 Rendimiento y distribución por calibre en producciones de los cultivares Cobra y Pandero. El establecimiento se realizó por siembra directa el 13 de agosto de 2014 en un predio de Quinta de Tilcoco. Se presentan promedios de cuatro repeticiones y su respectivo error estándar.

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1.3.4.3. Consideraciones finales respecto al uso de siembra directa Durante el proyecto se pudo monitorear diversos cultivos establecidos tanto por siembra directa como por trasplante de almácigos. Se observó que la productividad de los cultivos no fue directa consecuencia del sistema de establecimiento, ya que con ambos sistemas se encontraron cultivos de rendimientos buenos, regulares y malos. Por lo tanto, la decisión de cómo establecer el cultivo dependerá de la valoración que cada productor haga de las ventajas y desventajas de cada sistema. Por un lado, la siembra directa es un sistema que involucra mayores riesgos, los que se pueden manejar en la medida que se logre realizar una buena planificación y manejo agronómico del establecimiento. Por otro lado, la siembra directa involucra una importante reducción de costos en el cultivo, lo que al final puede determinar que frente a un mismo rendimiento, la rentabilidad sea mayor en cultivos establecidos por siembra directa. En el caso de siembra directa, problemas frecuentes que se observaron fueron un mal control de malezas, pobre preparación de suelo, encostramiento, falta de uniformidad en el riego y siembras muy tardías. Las consecuencias de estos problemas variaron desde falta de uniformidad o problemas de distribución en las plantas, los que igual permitían alcanzar rendimientos rentables, a casos en que se decidió terminar el cultivo producto del pobre establecimiento. Entre los agricultores que realizaron siembra directa, los problemas más graves se concentraban en aquellos que usaban el sistema por primera vez, mientras que aquellos que tenían uno o más años usando este sistema, por lo general lograban buenos resultados y expresaban su voluntad de seguir realizando siembra directa en el futuro. En cuanto a costos, el servicio actualmente existente en la región, el cual involucra preparación de las mesas y la siembra, tiene un valor cercano a $200 mil por hectárea, mientras que establecer el cultivo por almácigo y trasplante suma costos de las plantas y su trasplante que superan el millón de pesos. Durante el cultivo, la siembra directa involucra algo más de costo por un mayor número de aplicaciones, especialmente herbicidas, pero plantea la posibilidad de ahorrar en el arranque de los bulbos, si las plantas se distribuyen en mesas. De esta forma, la siembra directa involucra un ahorro en los costos totales del cultivo que bordea el millón de pesos, lo que en un cultivo de 5 a 6 millones de costo, con valores de venta que varían de manera importante entre temporadas, puede tener una significativa incidencia en la rentabilidad final de la producción. A la hora de decidir por un sistema de establecimiento, debe considerarse que además de la ventaja en cuanto a costos, la siembra directa representa una oportunidad de dejar de depender de mano de obra cada vez más escasa e impredecible en cuanto a disponibilidad.

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En resumen, la siembra directa representa una opción de establecimiento más económica y eficiente en el uso de recursos que el trasplante de almácigos, propia de sistemas hortícolas modernos y competitivos. Sin embargo, su implementación involucra riesgos importantes en un aspecto fundamental del cultivo de cebolla, como es el establecimiento de una población uniforme de plantas. Agricultores que logren alcanzar una mínima planificación y tecnificación de sus sistemas productivos podrán usar este sistema sacando provecho de sus ventajas y minimizando los riesgos asociados. En el caso de agricultores de menor tamaño, con ciertas limitaciones técnicas en sus producciones, o en que el manejo y costos de la mano de obra no representen un problema importante, el uso del sistema de almácigo y trasplante sigue siendo la opción a preferir, sin que necesariamente pierdan competitividad o rentabilidad en sus cultivos. Cualquiera sea el caso, debe tenerse presente y nunca subvalorar la importancia que un buen establecimiento del cultivo tiene para la obtención de producciones rentables y sostenibles.

Se agradece la disposición de las personas que prestaron una valiosa colaboración en la obtención de los datos presentados en este capítulo: Catalina García, Laura Bascuñan, Andrés Durán, Carlos Pérez, Arturo Larraín, Jorge Wellmann, Arturo Varela y Daniel Arellano.

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1.4 Agradecimientos

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Aljaro, A. 2001. Almácigos, producción, selección de plantas y sistemas de plantación. En: A. Aljaro (ed.). Segundo curso/taller de cebollas. Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). Santiago, Chile.

Asociación de Viveros de Chile AGV, 2016. Anuario Viveros 2016: Plantas Frutales, Vides y Plantines de Hortalizas Comercializadas en Chile. Chile. Brewster, J.L. 2008. Onions and other vegetable alliums, 2nd edition. CAB International, Oxfordshire. UK.

Escaff, M., y G. Saavedra. 2001. Efecto genético ambiental sobre el comportamiento de las variedades. En: A. Aljaro (ed.). Segundo curso/taller de cebollas. Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). Santiago, Chile.

González, M.I. y P. Herrera, 2012. Valinia, a new early storage onion variety for central south Chile. Chilean Journal of Agricultural Research 72: 16-20

Krarup, C. y S. Contreras. 2003. Guía de buenas prácticas de manejo para la producción de cebollas. Capítulo en: “Manual de Buenas Prácticas Agrícolas para el Sector Hortofrutícola”. Fundación para el Desarrollo Frutícola, Fundación para la Innovación Agraria, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.

Welbaum, G.E. 2015. Vegetable production and practices. CAB International, Oxfordshire. UK.

1.5 Referencias

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