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:: portada :: Europa :: Ucrania 26-04-2014 Ucrania Historia, paralelismos, hipocresías (miradas finales) Maciek Wisniewski La Jornada P { margin-bottom: 0.21cm; direction: ltr; color: rgb(0, 0, 0); widows: 2; orphans: 2; }A:link { color: rgb(0, 0, 255); } ¿Cuándo los "enemigos históricos" y los bogeymen de la mitología nacional se convierten en amigos y aliados? Cuando las élites de un país, afectadas por el virus de la geopolítica dicen que sí. A mediados de 2013, en Polonia los nacionalistas ucranios -los banderovtsy- y su líder, Stepán Bandera (1909-1959), el dirigente de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), eran un diablo encarnado. La discusión a raíz del 70 aniversario de la "matanza wolyniana" (1943-44) en que bajo la ocupación nazi, los ucranios masacraron en Wolyn y Galizia a más de 100 mil polacos (y en menor grado gente de otras nacionalidades: rusos, judíos, armenios, etcétera.) -a balas, a palos o quemándolos vivos junto con las iglesias donde los corretearon- giraba en torno si banderovtsy cometieron un genocidio o "apenas" una limpieza étnica con rasgos de genocidio. Pero ya a finales del mismo año, los herederos de Bandera que dominaron a Maidán (Svoboda/ Pravy Sektor), eran nuestros "hermanos" y "románticos freedom fighters" que soñaban con "ir a Europa". Las elites polacas de hoy visitando a Kiev en una suerte de "excursión kieviana 2.0" -soft y PR- se aliaban con Tiahnybok y sus grupos de choque fascistas, como las elites de ayer con Petlura y sus cosacos. Ni siquiera tenían reparos en fotografiarse debajo de las banderas rojinegras (sic) de UPA, que meses antes usaban para asustar a su electorado. Estos ultranacionalistas que no escondían su pasado colaboracionista con Hitler, la participación en numerosos pogromos, ni el antisemitismo presente, ya no generaban rechazo ni en Varsovia, ni en Bruselas, cuando apenas en 2010, precisamente por esto, el Europarlamento a petición de Polonia, condenó a Ucrania por declarar a Bandera -que acabó asesinado por la KGB en Múnich - "héroe nacional". Con Putin de bogeyman y Rusia de enemigo principal, la crítica y la lucha con el nacionalismo ucranio -y con el fascismo en general (¡sic!)-, ya eran solo un "resentimiento comunista" y un "cuento de la República Popular Polaca 1945-1989", encarnado en el "falso mito" del general Karol Swierczewski (1897-1947), un oficial polaco-soviético (participante, entre otros, de la guerra polaco-bolchevique del lado bolchevique o de la guerra civil española y retratado por Hemingway como el general Golz en Por quién doblan las campanas, 1940), muerto a manos de UPA (Polityka blog, 22/3/14). page 1 / 3

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Historia

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:: portada :: Europa :: Ucrania

26-04-2014 Ucrania

Historia, paralelismos, hipocresías (miradas finales)Maciek WisniewskiLa Jornada

P { margin-bottom: 0.21cm; direction: ltr; color: rgb(0, 0, 0); widows: 2; orphans: 2; }A:link { color:rgb(0, 0, 255); }

¿Cuándo los "enemigos históricos" y los bogeymen de la mitología nacional se convierten enamigos y aliados? Cuando las élites de un país, afectadas por el virus de la geopolítica dicen que sí.

A mediados de 2013, en Polonia los nacionalistas ucranios -los banderovtsy- y su líder, StepánBandera (1909-1959), el dirigente de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y elEjército Insurgente Ucraniano (UPA), eran un diablo encarnado.

La discusión a raíz del 70 aniversario de la "matanza wolyniana" (1943-44) en que bajo laocupación nazi, los ucranios masacraron en Wolyn y Galizia a más de 100 mil polacos (y en menorgrado gente de otras nacionalidades: rusos, judíos, armenios, etcétera.) -a balas, a palos oquemándolos vivos junto con las iglesias donde los corretearon- giraba en torno si banderovtsycometieron un genocidio o "apenas" una limpieza étnica con rasgos de genocidio.

Pero ya a finales del mismo año, los herederos de Bandera que dominaron a Maidán (Svoboda/Pravy Sektor), eran nuestros "hermanos" y "románticos freedom fighters" que soñaban con "ir aEuropa". Las elites polacas de hoy visitando a Kiev en una suerte de "excursión kieviana 2.0" -soft yPR- se aliaban con Tiahnybok y sus grupos de choque fascistas, como las elites de ayer con Petluray sus cosacos. Ni siquiera tenían reparos en fotografiarse debajo de las banderas rojinegras (sic) deUPA, que meses antes usaban para asustar a su electorado.

Estos ultranacionalistas que no escondían su pasado colaboracionista con Hitler, la participación ennumerosos pogromos, ni el antisemitismo presente, ya no generaban rechazo ni en Varsovia, ni enBruselas, cuando apenas en 2010, precisamente por esto, el Europarlamento a petición de Polonia,condenó a Ucrania por declarar a Bandera -que acabó asesinado por la KGB en Múnich - "héroenacional".

Con Putin de bogeyman y Rusia de enemigo principal, la crítica y la lucha con el nacionalismoucranio -y con el fascismo en general (¡sic!)-, ya eran solo un "resentimiento comunista" y un"cuento de la República Popular Polaca 1945-1989", encarnado en el "falso mito" del general KarolSwierczewski (1897-1947), un oficial polaco-soviético (participante, entre otros, de la guerrapolaco-bolchevique del lado bolchevique o de la guerra civil española y retratado por Hemingwaycomo el general Golz en Por quién doblan las campanas, 1940), muerto a manos de UPA (Politykablog, 22/3/14).

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Y la estrategia de las autoridades comunistas post-1945 que reubicaron a la población ucraniadurante la "Acción Vistula" (1949), matando "de paso" a parte de ésta, ya era "puramentetotalitaria", cuando en realidad fue la continuación directa de la brutal política de "desucranización"iniciada en el periodo de entreguerras por Józef Pilsudski (véase la entrega anterior: Historia,paralelismos, hipocresías (miradas siguientes), en: Rebelión, 12/4/14).

Todo esto era una perfecta muestra de la "derechización de la historia", un profundo revisionismoque iguala los dos totalitarismos y trata a fascismo como una mera -y "legitima"- reacción alcomunismo. Además, tanto la rápida absolución de Bandera, como su anterior satanización ("Lamanera más fácil de sanar la herida por la pérdida de Ucrania por la Iglesia y la nobleza polaca",según el historiador polaco-ucranio Bogdan Huk), eran dos caras de la misma hipócrita políticahistórica.

Las mismas contradicciones del nacionalismo ucranio permiten un trato así. Aunque Bandera se aliócon Hitler (que solo trató a Ucrania como Lebensraum y granero), por estar demasiadoindependiente, fue encarcelado (1941-44) y UPA pasó a combatir a los nazis (y soviéticos a la vez);aunque los banderovtsy, eran profundamente antisemitas, autores de múltiples crímenes, no eran"nazis" sensu stricto.

El nacionalismo ucranio -hecho ignorado por la historiografía oficial- en su esencia fue... unmovimiento anticolonial (¡sic!), dirigido, en mucha parte contra de la colonización polaca (Le MondeDiplomatique, ed. polaca, 1/14). A diferencia del nazismo, no fue la encarnación de la bestialidadcapitalista sustentado por industriales, clase media y trabajadora a servicios del capital("nacionalsocialismo"), sino por la base campesina que se oponía a la colonización de sus tierras ysu propia eliminación y cuya reacción sangrienta fue proporcional al peso de yugo en su cerviz. 

¿No sería admitir y asumir esta historia el mejor paso para sanar la herida de la "matanzawolyniana"? En lugar de esto las elites polacas prefieren "absolver" tácticamente a los nacionalistasucranios y usarlos como peones en su juego contra Rusia (y desde las posiciones neocolonialesfungir de agentes de Washington y del capital).

***

Siguiendo la "historia del tiempo presente" de Ucrania, en vez de aplaudir el "retorno de la guerrafría", conviene más ver a este conflicto como uno de los indicios de la "transición hegemónica"(Immanuel Wallerstein); en vez de aplaudir las "jugadas geopolíticas" de un poder imperial o delotro, conviene más centrarse en los intereses reales en juego y en los de abajo quienes pagan lacuenta.

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Tanto Zbigniew Brzezinski, el gurú geopolítico de obamismo de origen polaco, como AleksandrDugin el gurú geopolítico del putinismo, fascista y ultranacionalista, oscuro teorético del"neo-euroasianismo" como un contrapeso al Occidente, están inspirados en trabajos de los mismosteóricos alemanes. Disputando Lebensraum para sus imperios en efecto se están dando las manos.En un conflicto así, no hay un lugar para la izquierda, o para las sociedades, que quedanmarginalizadas e instrumentalizadas.

La crisis, como la que vivimos, lleva a las elites a recurrir a tres viejas herramientas: una es elnacionalismo y se lo ve muy bien en la "vieja Europa"; otra es la geopolítica, que permite sustituirlas necesarias mejoras en casa, por las supuestas mejoras en la casa del otro.

El gran historiador polaco Marian Malowist, que tanto influyó a Wallerstein, subrayaba: "A la mismanoción de geopolítica habría que dejarla en el olvido junto con otras teorías seudocientíficashitlerianas. Sería socialmente provechoso y aumentaría el grado de responsabilidad por la suertede país", (Wschód a zachód Europy, 1973, p. 385).

Y la tercera es la historia y su manipulación: los de arriba sugieren modos de "leerla", losparalelismos, pretenden que olvidemos el pasado, o que quedemos atrapados en él, repitiendo losescenarios que los favorecen.

La historia sin embargo, no está de ningún lado; y el resultado de la "bifurcación histórica" (pugnaentre los de arriba y los de abajo) es una cuestión abierta.

*Maciek Wisniewski es un periodista polaco.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/04/11/opinion/024a2pol

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