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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE MEDICINA DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES MÉDICAS INSTITUTO Y CÁTEDRA DE HISTORIA DE LA MEDICINA Director: Prof. Dr. Alfredo G. Kohn Loncarica “La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?” MONOGRAFÍA DE LA MATERIA: Antropología Médica POR: Ricardo Ángel La Valle. Doctor de la UBA. Médico. ADSCRIPTO AL DEPARTAMENTO DE: Salud Pública AÑO: 2004

2004 La Valle R - Monografía de Antropología Médica

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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRESFACULTAD DE MEDICINA

DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES MÉDICASINSTITUTO Y CÁTEDRA DE HISTORIA DE LA MEDICINA

Director: Prof. Dr. Alfredo G. Kohn Loncarica

“La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?”

MONOGRAFÍA DE LA MATERIA: Antropología Médica

POR: Ricardo Ángel La Valle.Doctor de la UBA. Médico.

ADSCRIPTO AL DEPARTAMENTO DE: Salud PúblicaAÑO: 2004

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

TABLA DE CONTENIDOS:

Página:

1. INTRODUCCIÓN.

2. QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA. Los pacientes dicen...

2.1. Hágalo usted mismo (nadie conoce mejor su cuerpo que usted).

2.2. Tiempos modernos... Si es con un aparato seguro que es mejor.

2.3. Para el doctor que la mira por TV.

2.4. Medicina delivery.

3. POR LA RAZÓN O POR LA FUERZA. Los médicos dicen:

3.1. ¡Y...! ¡Si no me tienen fe...!

3.2. Parábola de la frazada corta. ¿La límites de la ciencia o la ciencia que limita?

3.2.1. Karl Popper. El método hipotético deductivo o refutacionismo ingenuo.

3.2.2. El refugio de la probabilidad. Lo importante no es que sea verdad sino

que lo parezca.

3.3. Corto mano corto fierro. La relación médico paciente está disuelta.

3.4. No solo de ciencia vive el hombre.

3.4.1. Condiciones sociales.

3.4.2. Globalización del conocimiento.

3.4.3. Local vs. Global.

3.4.4. Vínculo disuelto. De reduccionismos y límites de la ciencia.

4. CONCLUSIÓN.

5. BIBLIOGRAFÍA.

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INTRODUCCIÓN

El oficio de la medicina y, seguramente el de paciente, se ponen cada día más difíciles.

Enfrentar cada día la interminable cantidad de horas de trabajo para intentar no "caerse del

sistema" y sobrevivir en un ambiente hostil sin cometer errores que nos expongan a ser

carroña apetecible para los abogados no es una tarea para cualquiera.

Enfrentar un día en que uno se siente mal, indefenso, en situación de inferioridad,

comenzando desde las 4 de la mañana la lucha con una cola que, si podemos superar la mala

cara y los obstáculos que opondrá el mal humor o la creatividad del empleado de turno, nos

conducirá ante el nirvana de una persona vestida generalmente de blanco que nos mirará con

desconfianza, a veces nos tocará, llenará un montón de papeles con jeroglíficos indescifrables,

pondrá cara de: “¿este es estúpido o se hace?” cuando tenga que repetirnos lo que tenemos

que hacer y cara de: “¡qué tipo pesado!” cuando le pidamos que nos explique de nuevo qué es

lo que tenemos y nos responda que el problema puede ser una pavada o algo muy serio pero

para saberlo hay que hacer muchos estudios. Salir del consultorio ya avanzado el mediodía,

con el hambre punzando con su latido insistente, las manos llenas de papeles, buscar algún

lugar donde sentarse a ordenar todo lo sucedido y decidir por donde seguir. Son múltiples las

posibilidades, lo que es seguro, es que el ser paciente no es tarea para cualquiera.

Hace 18 años salimos por la escalinata de la calle Paraguay con el portarrollo bajo el brazo y

la cabeza llena de huevos y harina creyendo que habíamos adquirido la ciencia y el poder de

curar a la gente. Hoy nos enfrentamos a un mundo distinto, con situaciones que, aunque un

tanto caricaturescas, son semejantes a las descriptas en los párrafos precedentes. Pasaron los

años y los ilusiones de transformaron en el desencanto por la pérdida de los valores de la

modernidad, de la racionalidad, de las verdades científicas, de las ideologías, de las utopías;

en la incertidumbre, por la presencia del azar en las cosas y la contingencia de los hechos; en

la fragmentación que hoy explica las manifestaciones de heterogeneidad, pluralismo,

localismo y etnias exaltadas1.

El propósito del presente trabajo es analizar el discurso de pacientes y médicos para,

relacionándolo con el pensamiento filosófico, encontrar algunas respuestas y/o nuevas

preguntas. Intentaremos encontrar algunas respuestas a estas situaciones sin pretender dar una

explicación integral y cerrada dado que creemos que los problemas son multidimensionales y

1 Baranchuk N. S. Salud y Posmodernidad. Buenos Aires: Almagesto; 1996. Pág. 14.Dr. Ricardo Ángel La Valle

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complejos. En este recorrido intentaremos reconocer, a través del discurso de los actores, en

qué forma son atravesados por la modernidad y la posmodernidad y cómo se encuentran

entrampados por la crisis de estos paradigmas en una posición que provoca el sufrimiento de

todos los actores. La voz de los pacientes estará representada por expresiones recogidas por el

autor en el transcurso de su práctica profesional. Para investigar el discurso médico

utilizaremos los mensajes electrónicos cursados a un importante foro de discusión mediante

correo electrónico de Medicina Familiar durante los meses de abril y mayo de 2004. También

utilizaremos algunos artículos periodísticos que median y se intercalan entre estos dos

discursos.

Dr. Ricardo Ángel La Valle

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QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA. Los pacientes dicen...

Hoy con oído atento se pueden escuchar expresiones como las siguientes:

HÁGALO USTED MISMO (NADIE CONOCE MEJOR SU CUERPO QUE USTED).

Doctor: hace un mes me hice un electrocardiograma ¿quiere verlo?

Tengo dolor de cabeza y me quiero sacar una tomografía.

Lo llamé para tomarme la presión porque me duele la cabeza. Me la tomé hace un rato y

estaba alta, me dijo la enfermera que tenía 15 - 9 y me dijo que consultara un médico...

Buenas tardes... ¿qué le anda pasando?

Tengo una intoxicación. Ayer comí un asado y me parece que eso me hizo mal.

¿Pero qué le pasa?

No sé. Creo que es una intoxicación.

¿Pero qué siente?

¡Ahhh!... después de comer el asado empecé con dolor de panza y después fiebre...

La globalización del mercado ha mutado pacientes en clientes y, en consecuencia, un cliente o

consumidor, tiene el derecho de decidir plenamente sobre su suerte y es poseedor de los

conocimientos adecuados para tomar tal decisión. La internalización de los "derechos del

consumidor" en nuestra población tiene aspectos positivos al poder exigir y luchar contra los

abusos de las financiadoras y prestadoras de servicios del sistema de salud pero, al mismo

tiempo, este cambio de tipo de relación, al transformarla en una relación contractual,

transforma su situación en la de alguien que demanda un servicio, una mercancía, un contrato

entre individuos iguales recortando de esta forma los indispensables aspectos humanos, éticos,

artesanales inherentes a la relación médico-paciente y ocultando la visión de la salud como un

bien social.

La palabra paciente deriva etimológicamente del latín patiens: el que soporta males, en tanto

que la palabra cliente2, del latín cliens, significa: persona defendida por el patrón3. Según esta

concepción, un paciente, en tanto portador de males, necesita ayuda mientras que un cliente,

al estar defendido no. Médico del latín medicus, deriva de mederi "cuida, curar, medicar"4, 2 Corominas J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. 3° ed. Madrid: Ed. Gredos; 2003.3 Idem 2.4 Idem 3.

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así, lo que se establece es una relación entre el que padece males y el que cuida, cura o

medica. Esta es una relación asimétrica, es una relación de poder donde hay una parte con un

padecimiento y otra con un conocimiento capaz de aliviarlo. Posturas extremas de esta

relación son, por un lado, el modelo médico hegemónico que niega todo posible conocimiento

o participación en el proceso de toma de decisiones por parte del paciente y, por el otro, la

relación cliente-proveedor, que es la expuesta por los ejemplos de los discursos, en la que

existe una relación de iguales y la imposibilidad de cuidar y de dejarse cuidar.

TIEMPOS MODERNOS... SI ES CON UN APARATO SEGURO QUE ES MEJOR

Lo que usted tiene es un simple catarro. Hágase vapores...

Si, tengo nebulizador...

No. Haga vapores; no nebulizaciones.

Su dolor de cabeza es tensional, es debido a la contractura muscular que tiene en el cuello.

¿Pero doctor? ¿No será necesario hacer una radiografía o una tomografía?

En este discurso de los pacientes podemos apreciar la desaparición del saber del médico a

partir de su mediatización a través de aparatos o instrumental. Esta afirmación es posible ya

que en la modernidad, nuevas relaciones de poder y nuevas formas de vínculos humanos

abrieron la posibilidad de un saber diferente. El saber moderno difiere del medieval. Se

articula otro tipo de razón. Primero había sido el logos griego, integrador. Luego fue la razón

medieval, sierva de la fe. Finalmente constituye la ratio moderna como razón científico-

técnica. Esta nueva razón sólo admite verdades claras y distintas. Las verdades ya no son

dogmas que hay que aceptar, son evidencias que se deben buscar. Para acceder a dichas

verdades se necesita un método, no fe.

En la conformación griega, la razón había respetado la naturaleza En su acaecer medieval,

respetaba la fe. En su versión moderna, es la razón la que debe ser respetada. La razón

científica se constituye así en razón absoluta. Pasa a ser fuente y paradigma del conocimiento

en general. No sólo del científico. Se pretende que el modelo de razón por excelencia sea la

razón científica.

Todo debe ser pensado a partir de un paradigma racional que se maneja con cierta noción de

orden y de eficiencia. La sociedad ya no se legitimará por los valores éticos tradicionales, sino

por una racionalidad que se pretende progresiva.Dr. Ricardo Ángel La Valle

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El primer paso para recomponer la noción de razón fue separarla del cosmos. Desde la

modernidad, la razón reside solamente en el hombre. Luego, en tanto produce conocimiento

científico, se la separó de la ética y de la estética. No porque no se necesite la razón para

determinar lo moral. Ni porque se pueda excluir lo racional del goce estético. Sino porque la

razón científica es objetiva.

El segundo paso para la conformación de esta razón soberana fue dotarla de instrumentalidad.

Esta nueva razón científica por un lado conoce y por otro domina. A partir de ello, el

conocimiento racional se tornará instrumental. E1 conocimiento científico moderno se

constituye en herramienta, en instrumento para manipular lo que conoce.

Sólo conociendo las leyes de la naturaleza se puede dominarla. También se pueden dominar

ciertos aspectos humanos, pues el hombre, por un lado, forma parte de la naturaleza y, por

otro, forma parte de una cultura que también es estudiada por la ciencia. La ciencia se aplica a

la realidad, se transforma en tecnología. De este modo se construirán artefactos que le

arrancan sus secretos a la naturaleza, se inventarán remedios poderosos para casi todas las

enfermedades, se aumentará ostensiblemente el bienestar5.

Es esta ratio científico-técnica la que opera como dispositivo de garantía de verdad en los

ejemplos del discurso de los pacientes y es por ello que la intermediación instrumental alivia

al paciente al generar confianza en la intervención de un operador.

PARA EL DOCTOR QUE LO MIRA POR TV

Los medios de comunicación aportan su “grano de arena”:

"DIEGO ESTÁ NUEVAMENTE CON EL RESPIRADOR ARTIFICIAL. Cuando todas las miradas que apuntaban al cuarto piso de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina lo hacían entre sonrisas porque las noticias eran alentadoras ya que a Diego Armando Maradona le habían sacado el viernes el respirador artificial y ya podía respirar por sus medios, ayer, llegó el nuevo parte médico indicando que el mejor futbolista de todos los tiempos necesitó el viernes la reposición del tubo endotraqueal para "apoyo respiratorio intermitente y manejo de secreciones bronquiales"... Según dice el parte, la reinstalación del apoyo respiratorio "se motivó por el uso ineludible de una sedación permanente, que disminuyó la capacidad mecánica del movimiento torácico". Pero se asegura que "la reinstalación del tubo endotraqueal no se debió a empeoramiento del cuadro cardiológico ni infeccioso, que continúan estables respecto al informe anterior". De todas formas, el parte aclara que "el paciente continúa con pronóstico reservado como desde que ingresó a la clínica". Y agrega: "La evolución, aún de ser favorable, se prevé lenta y trabajosa dada la gravedad del cuadro y la patología basal".Según pudo averiguar Clarín, a Maradona le sacaron el respirador el viernes por la tarde y se lo tuvieron que colocar de forma casi inmediata debido a que su corazón no resistió el trabajo de respirar por sus propios medios. La lectura de los diferentes estudios que se le realizaron indicaron que era el momento de intentar que el astro respirara sin ayuda mecánica pero el cuadro se complicó y ahora un nuevo intento de ese tipo deberá esperar..."6

5 Díaz. E. (editora). "La producción de los conceptos científicos". Buenos Aires: Biblos; 1994. Pág. 13 - 17.6 Diego está nuevamente con el respirador artificial. Clarín 25 de abril de 2004; Sección Deportes. Pág. 78.

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Todos hemos asistido, queriéndolo o no, al padecimiento mediático de Maradona. Hemos

seleccionado el recorte de diario precedente dado que revela un divorcio entre el discurso

médico y el de los medios.

Se puede observar que los fragmentos de parte médico insertos en el texto están plagados de

tecnolectos que dificultan la comprensión del público lego. Esas palabras que son habituales

en el léxico médico están incrustadas en un discurso de divulgación de información

estableciendo, por un lado una discontinuidad en la interpretación del mensaje, y por otro

fundamentando la veracidad de los dichos del diario al hacer soportar su información en una

fuente presuntamente confiable. Asimismo, es destacable que, mientras el discurso médico se

atiene a la situación del enfermo en un determinado momento sin aventurar un pronóstico, el

discurso periodístico se ve forzado a explicar para satisfacer la demanda de los lectores.

Frente a la oscuridad del discurso médico se origina la necesidad un divorcio que el discurso

periodístico utiliza para hacerle decir al parte médico lo que no dice y, tal vez, actuar en forma

oracular arrogándose la potestad de poder interpretar lo que el público en general quiere

escuchar aún a costa de tergiversar el mensaje original.

Cabe preguntarse acerca de los aspectos éticos comprometidos en esta noticia. Dice Gilles

Lipovetsky:

"La primacía de los hechos sobre los valores es sólo uno de los aspectos del posmoralismo mediático. En su realidad concreta, la información es también una mercancía que se vende buscando un público cada vez mayor: en esas condiciones, lo que presentan los medios de comunicación, comprometidos en una competencia comercial permanente, es una mezcla de neutralidad y de sensacionalismo, de objetividad y de espectacularidad. Desde hace mucho los "grandes titulares", los escándalos y los diferentes hechos han ocupado frecuentemente las páginas de los diarios; en la actualidad la televisión toma su relevo con la explotación de las imágenes impactantes, las "pequeñas frases", los debates explosivos, la fiebre del directo; lo primero de todo, la teatralización, distribuir la emoción, cautivar al público con el desfile acelerado de imágenes más o menos inauditas... La información se produce y funciona como una animación hiperrealista y emocional de la vida cotidiana, como un show semiangustiante semirrecreativo que ritma las sociedades individualistas del bienestar. La liturgia austera del deber se ha ahogado en la carrera jadeante de la información, en el espectáculo y en el suspense posmoralista de las noticias."7

En el presente artículo se encuentran dos discursos que actúan en sinergia para que se pierda

el ser humano comprometido en esta información.

Por un lado, el discurso biomédico discurre, teñido de una omnipotencia técnica,

individualista y deshumanizada. Por el otro, el discurso periodístico denuncia su falta de

responsabilidad, su voyeurismo, la carrera desenfrenada por la audiencia, sus informaciones

7 Lipovetsky G. El crepúsculo del deber. 5° ed. Barcelona: Anagrama; 2000. Pág. 54.Dr. Ricardo Ángel La Valle

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no verificadas, constituyéndose en símbolos de manipulación, de impostura, de

insignificancia, de falta de respeto hacia los hombres.

Ante el requerimiento público sobre información se responde con una descolorida ilusión

cientificista que resulta en una patética jerigonza en la que sólo apuntan a protegerse a sí

mismos y a que se venda su "mercancía".

MEDICINA DELIVERY:

Guardia en ambulancia, día hábil, 16.00 hs. El paciente consulta por herida cortante en

rostro. El médico indica traslado para sutura en ambiente quirúrgico. El paciente se queja

a su prepaga porque no fue suturado en su domicilio.

¿Será que la credencial de un prepago caro garantiza la asepsia?

Guardia en ambulancia, día hábil, 22.00 hs. La paciente, de 27 años, consulta por

precaución a pedido de sus amigas. Éstas reciben al profesional en la puerta y le solicitan

no preguntarle a la misma por lo sucedido el día anterior. Ante la pregunta por el motivo

de la consulta la paciente refiere que suspendió su matrimonio a tres días de la ceremonia,

después de dos años de noviazgo y de un año programando el acontecimiento...

¿Cuál será el trabajo “randomizado, doble ciego” que aporte la evidencia necesaria para

tratar desengaños amorosos?

El Dr. Marcos Mercado recomienda desde la pantalla un producto sin el cual nuestros hijos no

crecerán sanos. Sentada en una sillita minúscula, la señorita Bovero, insiste en las bondades

de este mismo producto desde su foro del jardín de infantes aunque en letras minúsculas en la

parte inferior de la pantalla puede leerse: "ante la menor duda consulte a su médico". Mirtha

Legrand, todos los mediodías, exhibe su farmacopea para la tos, el catarro, las micosis,

inflamaciones, etc. y afirma que si consultamos a nuestro médico seguro nos recomendará ese

mismo producto. A veces uno se pregunta si existe una intencionalidad o si es simplemente

una cruel burla no advertida por los avisadores la que hace posible que se conjugue la

situación en la que el "Mercado" nos recomienda un producto respaldado por la ciencia y

tememos las consecuencias de no hacer lo que la señorita "Bovero" nos recomienda.

Existe una relación entre los medios y los usuarios-productores. En lo referido a la televisión

particularmente en los años 70 se la consideró como un reflejo de la realidad, en los años 80

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como una ventana al mundo. Esto es lo que Umberto Eco llama la "paleotelevisión"8. Se trata

de aquella televisión que sólo tenía canales de aires, principalmente estatales, en aquellos

años en los que el control remoto no dominaba los hábitos de la audiencia. A partir de los

años 90, la neotelevisión, fundamentalmente privada, con más de sesenta opciones de canales

de cable, en la que impera el zapping, en la que cada vez se habla menos del mundo exterior.

La televisión habla de sí misma y del contacto que establece con el público. Se trata de una

invención televisiva, de una ficción de la que participamos todos: espectadores,

comunicadores, actores, entretenedores y la propia tecnología. La paleotelevisión tenía

programas de información y programas de fantasía o de ficción bien diferenciados. En los

primeros, la televisión ofrece enunciados acerca de hechos que se verificaban

independientemente de ella, y de los cuales el público exige la verdad. En los segundos, el

espectador acepta tomar por cierto lo que es una construcción fantástica. Pero en la

neotelevisión esa dicotomía fue neutralizada por distintas técnicas de comunicación que

refuerzan, en lugar de la relación entre la televisión y la realidad, la conexión entre ella y su

audiencia. En la neotelevisión la relación entre el enunciado y los hechos resulta cada vez

menos importante. Lo que importa ahora es la relación entre la verdad del acto de enunciación

y la experiencia de recepción por parte del espectador. Los gestos, los rituales que rodean la

enunciación, los dispositivos tecnológicos son los que confieren verosimilitud y veracidad a la

televisión9.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Nos cambiaron el juego y no nos dimos cuenta? Aquel que mire la

práctica de la profesión en forma crítica y con mentalidad abierta podrá percibir que:

1 Existe un deterioro profundo de la relación médico paciente expresándose en una mutua

desconfianza.

2 La medicina se ha convertido en una práctica hiperespecializada, despersonalizada,

fragmentada. En el ámbito público muchos profesionales tienen el sentimiento de ser

víctimas de dos frentes, por un lado el Sistema Sanitario que los acorrala con la falta de

insumos, salarios magros, etc. y, por el otro, los pacientes, cada vez más numerosos, cada

día con mayores carencias y con su carga de violencia latente. En el ámbito privado

también tienen el sentimiento de ser víctimas de dos frentes, por un lado el Sistema

Sanitario que los acorrala exigiendo cada vez menores costos, con inexistencia de

8 Eco U. La estrategia de la ilusión. Buenos Aires, Lumen/De la Flor; 1992.9 Díaz. E. (editora). "La ciencia y el imaginario social". Buenos Aires. Biblos. 1996: pág. 287 - 288.

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estabilidad y derechos en los modos de contratación, etc. y, por el otro, los pacientes,

devenidos en clientes, cada vez más demandantes (con el argumento "yo pago"), más

querellantes y más insatisfechos. Los médicos enfrentan esta realidad sin entender a qué

se debe su creciente pauperización, desprestigio y riesgo en el ejercicio sin contar con

instituciones de tipo gremial o científico que asuman alguna actitud que intente revertir la

situación.

3 Los pacientes cargan con la responsabilidad de su tratamiento, no se sienten contenidos,

sufren maltrato, bombardeo mediático permanente de profesionales de dudosa calificación

creando expectativas propias de una realidad propia del primer mundo, recetas mágicas o

impracticables. Ante la necesidad de asistencia sufren, en el sector público: maltrato,

graves dificultades de accesibilidad, carencia de insumos y en el sector privado precios y

prácticas abusivas.

4 Una intensa y creciente medicalización de la sociedad.

5 Las Instituciones de salud están atravesadas por la crisis socioeconómica, el desprestigio,

ausencia de políticas de salud desde el sector gubernamental, marasmo de ideas y de

respeto por el conocimiento.

Veamos ahora que tienen para decir los médicos.

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POR LA RAZÓN O POR LA FUERZA. Los médicos dicen:

A continuación expondremos distintos mensajes de correo electrónico que fueron tomados de

un foro de discusión de Medicina Familiar. Se han tomado los mensajes que se detallan a

continuación dado que en ellos se expresa el estado de discusión que impera actualmente

acerca de los paradigmas médicos vigentes y los conflictos que acarrean el intento de su

aplicación en la práctica clínica. La ventaja de estos mensajes es que permiten revelar las

cuestiones centrales que los preocupan en un diálogo intimista tal como si asistiéramos a una

charla informal en una sala de reunión de médicos. Este discurso permite advertir el quiebre

que se produce en los involucrados, quienes están entrenados para responder en términos de

certidumbres probadas empíricamente, en el manejo de la evidencia, los cánones científicos

establecidos, a la hora de responder a demandas no contempladas por estos patrones.

Es oportuno mencionar que se eligió especialmente el foro de discusión de dicha especialidad

por los principios que la gobiernan. Siguiendo a Mc Whinney10, podemos resumir así, los

principales principios que gobiernan las acciones de los Médicos de Familia:

1. El médico de familia está comprometido más con la persona que con un cuerpo particular

de conocimientos, grupos de enfermedades o técnicas especiales. Es el paciente quien

delimita su ejercicio profesional al definir el problema. Su compromiso es con el paciente

y no con el proceso de curación de una enfermedad.

2. El médico de familia intenta comprender el contexto de la enfermedad. Muchas

enfermedades atendidas en la práctica familiar no se pueden comprender a fondo si no son

consideradas en su contexto persona, familiar y social.

3. El médico de familia considera cada contacto con sus pacientes como una ocasión ideal

para aplicar medidas de prevención o educación sanitaria.

4. El médico de familia considera al conjunto de sus pacientes como una población en

riesgo. Ello implica un compromiso para mantener la salud de la población a la que

atiende, con independencia de que determinados individuos acudan o no a su consulta.

5. El médico de familia se considera a sí mismo parte de la red comunitaria de apoyo y

atención sanitaria.

6. Idealmente los médicos de familia deben vivir en el mismo hábitat que sus pacientes.

10 Mc Whinney I R. Medicina de Familia. Barcelona; Mosby/Doyma Libros, 1995: pág. 12.

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7. El médico de familia atiende a los pacientes en el consultorio, en sus domicilios y en el

hospital. La distribución del tiempo y el interés hacia alguno de estos tres contextos

variará de acuerdo con las circunstancias.

8. El médico de familia concede más importancia a los aspectos subjetivos de la medicina.

Durante la mayor parte de este siglo, la medicina ha estado dominada por una actitud

estrictamente objetiva y positiva hacia los problemas sanitarios. Los médicos de familia

siempre han tenido que reconciliar esa actitud con la sensibilidad hacia los sentimientos y

la valoración de las relaciones. En tal concepto se incluye la percepción de ellos mismos:

los médicos de familia saben bien que sus propios valores, actitudes y sentimientos son

determinantes importantes de la forma como practican la medicina.

9. El médico de familia es un gestor de recursos. Los recursos son limitados en todas las

partes del mundo, y a veces muy limitados, por lo tanto, el médico de familia tiene la

responsabilidad de gestionarlos para proporcionar el máximo beneficio a sus pacientes.

¡Y... SI NO ME TIENEN FE...!

Uno de los miembros envía un artículo tomado de la revista española Escepticemia.

"Enviado el: Lunes, 17 de Mayo de 2004 07:11 a.m.

ESCEPTICEMIA La medicina vista desde Internet y pasada por el saludable filtro del escepticismo.

LímitesAutor: Gonzalo CasinoViernes, 14 de Mayo de 2004

Sobre la pervivencia del pensamiento mágico en medicina

El poderío que ha alcanzado la medicina científica bien parece capaz de desplazar de una vez y para siempre cualquier otra vía o aproximación terapéutica que no se ajuste al canon de la ciencia. Ante el empuje del racionalismo y empirismo científicos, el pensamiento mágico que ha sustentado toda una vigorosa tradición terapéutica debería de batirse en retirada. Pero hay muchos indicios de que esto no es así. Parece incluso que cuanto más pujante, dominante y avasalladora se presenta la medicina científica y técnica, más adeptos tienen las llamadas terapéuticas alternativas y los remedios que no soportan la validación del método científico. Todo indica que si con la consigna de que “todo lo que no es ciencia es magia” se ha querido echar por la puerta el pensamiento mágico, éste nos ha vuelto a entrar por la ventana. Y quizá el mejor indicador de la vigencia y vitalidad del pensamiento mágico en el campo de la salud es el dinero que ya mueven en todo el mundo las medicinas heterodoxas y los remedios no probados.

Aunque los ensayos clínicos realizados con ciertas medicinas heterodoxas han aportado algunas evidencias sobre su eficacia terapéutica (la acupuntura, principalmente), en muchas otras se empieza a constatar que en el mejor de los casos son sólo un puro placebo. La absurdidad de muchas terapias pasa a un segundo plano cuando entra en escena el poder del efecto placebo, una

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

fuerza curativa no bien conocida y de naturaleza casi mágica que está relacionada con la confianza que el terapeuta y el paciente tienen en el tratamiento. El milagro de todos los productos milagrosos no es otro que el desencadenado por el pensamiento mágico y sustentado en la fe. Además, algunos de estos productos, como el polémico Bio-bac, tienen sus riesgos, por que el placebo no basta para curar el cáncer y los pacientes pueden dejar de recibir terapias eficaces. La gran paradoja que ilustra el Bio-bac, un medicamento que nunca fue autorizado por la Agencia Española del Medicamento, es precisamente la persistencia de la confianza de muchos pacientes en un producto más que dudoso a pesar de la falta de pruebas sobre su eficacia.

¿Cómo puede ser que haya gente que confíe más en un fabricante de medicamentos no autorizados que en las propias autoridades sanitarias? ¿Por qué se cree en las pociones mágicas? ¿Qué es lo que falla en la medicina oficial para que esto ocurra? La existencia de numerosos productos mágicos como el Bio-bac, pero también el auge de todo tipo de medicinas no probadas, viene a mostrar las carencias de una medicina hipertecnificada, iatrogénica y limitada a pesar de su pretendida omnipotencia. Es inevitable y comprensible que ante la cara más deshumanizada de la medicina oficial y en las enfermedades crónicas o incurables muchos pacientes busquen alivios alternativos. Pero la pervivencia del pensamiento mágico tiene que ver también con un exceso de soberbia científica que parece ignorar los límites de la razón.

Existe un archivo con todos los artículos de Escepticemia publicados desde el 19 de febrero de 1999.

--------------------------------------------------------------------------------Escepticemia © Copyright Ediciones Doyma, S.L. http://www.doyma.es"

Este artículo plantea, al mismo tiempo, el paradigma del pensamiento médico actual y la

fractura que este presenta a la hora de enfrentarse a su aceptación social. Parecería que aún

desde una postura de defensa acérrima del ideal actual de la medicina en el ámbito académico

no pueden obviarse las anomalía que éste presenta al ser confrontado con la sociedad.

Parecería ser, según el autor, que la gente no entiende las maravillas que le ofrece la ciencia y,

en un acto de cruel desagradecimiento, continua eligiendo la magia y los placebos.

Tal vez sería hora de preguntarse qué es lo que la ciencia no ofrece a los pacientes para que

estos se sientan mejor tratados por la magia, tal vez sería hora de pensar en cuestionar un

poco esas verdades que tenemos por seguras en vez de atribuirle a la irracionalidad de la gente

común la subsistencia de “falsos tratamientos”. Es interesante agregar que para el autor del

artículo nada interfiere entre la voluntad de la gente y la elección de la alternativa terapéutica.

Llamativamente desconoce en su discurso la política de venta del mercado que utiliza lo que

el autor desprecia para ofrecer cualquier cosa basta de garantizar el consumo.

Posteriormente volveremos sobre los conceptos de empirismo y racionalismo científico

utilizados por el autor.

PARÁBOLA DE LA FRAZADA CORTA. ¿La límites de la ciencia o la ciencia que

limita?

Dr. Ricardo Ángel La Valle

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

El conjunto de textos a continuación presenta el problema de los límites de la ciencia desde el

paradigma hegemónico a la hora de aplicarlos con los pacientes y la preocupación que se

observa en la discusión de los colegas que aunque aparentemente debaten acerca de la

preeminencia de algunas teorías sobre otras, en realidad, están cuestionando su propio

abordaje teóricos al mostrarse insuficiente para contemplar la problemática de su paciente.

“From: RTo: medfamSent: Tuesday, April 20, 2004 7:59 PMSubject: *medfam* Psicoanálisis y Cardiologma.

Me permití extraer este correo de Edgardo del Foro de discusión del Primer Simposio Internacional de Cardiología Dr. Cosme Argerich. Espero les resulte interesante como a mí. Un saludo a todos. ******************************************************************************Queridos amigos:Creo que Esteban pone el dedo en la llaga desde ya mismo las primeras palabras de su mensaje: "se me plantea el siguiente dilema, que me gustaría compartir en el marco de constante preocupación sobre el método científico, en el mismo marco que estamos tratando de llevar adelante sobre la medicina basada en la evidencia..." ¿Por que digo que pone el dedo en la llaga?Porque desde mi punto de vista, en el estricto marco, -como propone él- del método científico es imposible realizar cualquier abordaje sobre el psicoanálisis y mucho menos ubicarlo en el plano de la medicina basada en la Evidencia. ¿Seria posible medir un litro de agua con un metro?¿Es el discurso científico apropiado como herramienta para "medir" el psicoanálisis? Respondo que no. Porque precisamente el Psicoanálisis se ocupa de aquello que quedo por fuera de la ciencia, que es el inconsciente del sujeto. Y si introduzco el concepto de sujeto, -sujeto del inconsciente- estoy hablando desuBjeto, de subjetividad, la cual no es precisamente materia de estudio de la ciencia ni del método científico. A ver si nos entendemos: la Ciencia -para dar un ejemplo- puede estudiar el proceso de soñar. Puede concluir sobre la fase REM, los procesos neuroquímicos que se activan, las áreas del cerebro con las que se sueña, etc. Puede proponer diseñar un estudio en el que comparemos como son estos procesos, por ejemplo, en el niño y en el adulto, en el hombre y la mujer, en el "normal" y en un enfermo, etc. y analizar si hay o no diferencias significativas entre unos y otros. Pero no puede explicar por que anoche soñé con mi tía Catalina que estaba resfriada, pero resulta que no tengo ninguna tía Catalina. Tampoco por qué ella estaba sentada en un bote mientras leía un cuento de Borges inconcluso... (???)

Seguramente tampoco podrá explicar el CONTENIDO del sueño de Esteban, si es que anoche tuvo alguno, ni el de ninguno de los colegas del Foro que hayan soñado. Tampoco la ciencia puede explicar porque la Sra. Juana que consultaba semanalmente a nuestro Servicio de cardiología y era (cada vez) atendida por uno de nosotros que en la Historia Clínica, dejaba asentado notaciones como.... "paciente que consulta por cianosis unilateral en mano derecha....(???)... el examen clínico no constata diferencias de coloración en ambas manos, que son de color absolutamente normal..."... "Todos sus estudios descartan que se trate de cianosis..."Y la paciente cambiaba de cardiólogo una vez por semana, porque nadie prestaba atención a este síntoma que ella siempre reiteraba diciendo siempre lo mismo:"TENGO LA MANO DE COLOR AZULADO....". Y Juana mostraba su mano rosadita estando convencida de su color "azulado".Hasta que algún colega, quizás mas joven entonces, como propone Carlos en su escrito sobre Medicina basada en la narrativa, "le puso la oreja" y le propuso que contara que le estaba pasando.Ni bien el colega le hizo esta propuesta, Juana estallo en llanto y comenzó a narrar sus preocupaciones: su relación con su marido se hallaba deteriorada.SOMOS COMO HERMANOS, dijo y repitió varias veces.

¿Que quiere decir, Juana, cuando dice que "somos como hermanos"?

Dr. Ricardo Ángel La Valle

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

¡Eso! ..que somos como dos hermanos... yo siento que estoy solamente a su lado. Entre nosotros no pasa nada"

¿Que podríamos decir desde la ciencia, desde la cardiología de esta "cianosis" tan particular?Claro, alguno o muchos de ustedes podrán decir que eso no era cianosis, y que Juana estaba loca.AceptoLa ciencia, la Medicina basada en la Evidencia, la que enseñamos con Carlos Tajer y Hernán Doval en nuestro Curso de Formación de Investigadores Clínicos, no se ocupa de estos pacientes. No se ocupa de estos "síntomas".Estos síntomas, en realidad, provocan un Malestar en la Ciencia, que no puede abordarlos. Un MALESTAR EN LA CULTURA. Pero existen, hacen sufrir y quienes los padecen, SUFREN! Pregunto: ¿a alguno de Ustedes se les ocurrió algo con el "color azulado" de la mano de Juana? ¿Tienen respuesta desde la semiología o desde la Ciencia? ¿Saben quien aclaró el misterio de Juana? ¡Juana!, cuando conducida por un psicoanalista pudo analizar buscando en su inconsciente el significado de su propio decir.UN PSICOANALISTA. Que no emplea el método científico, sino que propone al suBjeto utilizar la ASOCIACION LIBRE (que no es para nada "científica" por aquello de "...diga lo primero que se le ocurra") La voy a hacer corta, pero fíjense como "escuchó" el psicoanalista las palabras de Juana, que cuando pudo acceder a este "saber inconsciente", cuando el síntoma inconsciente pudo hacerse consciente... logro que por lo menos esa manifestación que la angustiaba, desapareciera por completo.Pero antes, les cuento que 5 años antes Juana había padecido un infarto, y por eso se controlaba en nuestros consultorios del Hospital Ahora si, vean: "que somos como dos hermanos... yo siento que estoy solamente a su lado.Entre nosotros no pasa nada" "que somos como dos herMANOS... yo siento que estoy solamente AZULADO. Entre nosotros no pasa nada" Este era el significado de la "cianosis" de la (her)mano de Juana. ¿Que tiene que ver esto con la ciencia? A mi gusto, NADA!Pero eso no significa que había allí en esa "cianosis" un saber inconsciente que sustituía el conflicto matrimonial de Juana por esa coloración inexistente,... excepto para su inconsciente. Y puedo asegurarles que tal "cianosis" volvió locos a los cardiólogos, entre los que me incluyo, hasta que el AZULADO pudo descifrarse como "simplemente, a su lado" y sus MANOS como "somos como dos herMANOS" Hasta aquí llego hoy Un abrazo E. _______________________________________________Simposio-Argerich mailing [email protected]://simposio-argerich.com.ar/mailman/listinfo/simposio-argerich

De: J. B.Fecha: Martes, 20 de Abril de 2004 11:18 p.m.

¿Seria posible medir un litro de agua con un metro? NO 1) La MBE, hasta donde entendí, es una herramienta. Que sirve solo para determinadas cosas. No sirve para entender un discurso particular de ningún paciente. No sirve para entender un dialogo. Tampoco me explica como debo saludar al próximo paciente que esta en la sala de espera: ¿le doy la mano, un beso, le palmeo la espalda? ¿lo trato de Ud., lo tuteo? 2) El psicoanálisis nos sirve para comprender un poco mejor la queja de esta paciente. Lo que no me queda claro cual es la generalización a la que se quiere llegar. Está claro que la técnica psicoanalítica no es un instrumento adecuado para la consulta médica (donde dice técnica debe leerse técnica). El aporte de Freud en los conceptos de transferencias y contratransferencia seguramente los tenemos más olvidados de lo útil. Sirven para entender porque el paciente reacciona de una manera que el médico no preveía, o que nos toma por alguien que no somos. Pero

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

de ahí a que debamos entender el discurso de un paciente en toda consulta médica. Tan práctico como psicoanalista con estetoscopio. 3) Otro tema es la validez del psicoanálisis, que excede a lo que podamos comentar acá. Más importante me parece las indicaciones de psicoanálisis. Hay 2 concepciones bien diferenciadas: si es un tratamiento de problema mentales o psicoanalizar es un objetivo en si mismo. La segunda opción, más lacaneosa, lo aleja de la terapéutica y para mi deja de ser un tema médico. Si es una terapia, si debería tener indicaciones precisas. Porque debemos saber cuando esa técnica es la más útil en relación a las otras posiblemente aplicables a un problema determinado...Dr. J. B.

De: A. Z.Fecha: Miércoles, 21 de Abril de 2004 12:55 p.m.

Acabo de leer un texto donde se dice que en todas partes del mundo hay programas de control de la enfermedad tal o cual, con sus correspondientes normas de diagnóstico y tratamiento, pero en ninguna parte del mundo hay programas de atención a los pacientes afectados a la enfermedad tal o cual, y esto explicaría para el autor el fracaso de muchos programas, construidos para un paciente promedio ideal, con independencia de sus características individuales

Según lo entendí la MBE se basa en los resultados promedio obtenidos sobre pacientes standarizados de una patología, en condiciones mas o menos experimentales, cuyos resultados serían aplicables a todos los pacientes en condiciones reales, es decir no experimentales, como guía o orientación vaya y pase, como regla o norma quizás sea peligroso ???

He escuchado hablar sobre el tema al profesor Gianni Tognoni, profesor de farmacología clínica en alguna universidad del norte de Italia, los casos típicos de depresión son muy raros, de modo que los estudios mas grandes de antidepresivos se hacen en forma colaborativa juntado 100 o 200 pacientes, de varios grandes hospitales, luego se asume que estos resultados podrán ser aplicados a los casos no típicos que el medico general ve habitualmente.

Cuando empecé a trabajar de médico me metieron a controlar los pacientes tuberculosos puestos en tratamiento sobre evidencias clínicas y radiológicas, se practicaba muy poco el examen bacteriológico, a menos del 10 % de los pacientes, por considerarlo de menor valor que la clínica y la radiología, obviamente encontramos que la mayor parte de las personas que recibían tratamiento antituberculoso no tenían tuberculosis sino otra patología, con el tiempo las cosas fueron cambiando, aunque evidentemente en forma exagerada, no es raro que me encuentre con jóvenes médicos que me afirman que si el paciente no tiene bacteriología positiva no puede tener tuberculosis !!!!!!!!

En alguna época de mi vida estudie un poco de epistemología con Gregorio Klimovsky, y si no estoy mal informado la sala de conferencias de la Asociación Psicoanalítica Argentina lleva su nombre en homenaje a sus contribuciones en la epistemología del psicoanálisis, al que él estudiaba como hobby, el afirmaba que la teoría psicoanalítica estaba construida como cualquier otra teoría científica, solo que era más compleja por el número de variables e hipótesis que la componían, y si no entiendo mal él estaba tratando de reconstruirla, tenia un psicoanalista como compañero, que salía bastante perplejo de las discusiones con Klimovsky porque Klimovsky inevitablemente sabia mas que el de los textos de Freud, en fin, la cosa se arruino un poco cuando vino Mario Bunge y dijo que en las facultades de psicología serias del mundo, el psicoanálisis se estudiaba solo en la materia historia de la psicología.Profesor A. Z.Profesor de Salud Pública”

Desde el paradigma actual de los médicos se piensa su práctica como integrante de las

ciencias biológicas. Esta forma de abordaje, característico de la modernidad, excluyen las

consideraciones humanas hacia el paciente y hacia el propio médico. Este paradigma se ha

visto reforzado en los últimos años con la aparición de la Medicina Basada en la Evidencia,

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

expresión que irrumpe resaltando la importancia del método en el campo Metodología de la

Investigación en el área médica.

El concepto de medicina basada en la evidencia fue descrito en forma clásica en la

Universidad de McMaster en el Canadá11 como una nueva manera de enseñar y de practicar

medicina. Según Marshal, “los grandes avances en la tecnología de las comunicaciones y la

informática han facilitado el acceso a la evidencia derivada de la investigación científica, y

con ello surge una nueva epistemología, la epistemología científica, como el nuevo paradigma

en el área del conocimiento médico”12.

La epistemología científica plantea que el conocimiento médico válido es aquel que emana de

la investigación rigurosamente diseñada y ejecutada, y descalifica la autoridad de la

experiencia clínica, de lo anecdótico, de lo empírico.

Fue en la Universidad de Oxford donde se hicieron los primeros planteamientos por parte de

Archie Cochrane, epidemiólogo inglés, en su libro Effectiveness and Efficiency. Random

Reflexions on Health Services (1972)13, en el cual llamó la atención sobre la ignorancia

general que existía acerca de los efectos de la atención de la salud y proclamó la necesidad de

disponer de revisiones sistemáticas de los estudios prospectivos y randomizados en el campo

de la atención medica.

Aveyard14 asimila el concepto de medicina basada en la evidencia al de medicina basada en

los resultados de la investigación científica y los relaciona con la calidad de la atención. En el

campo clínico, defiende su aplicación, diciendo que sus ventajas aparecen cada vez más

claras, sin embargo, en el de la salud pública, algunos autores han expresado escepticismo en

cuanto al incremento de la dimensión de la calidad.

Según Naylor15, los postulados de la medicina basada en la evidencia han dado lugar a

polémicas. Un filósofo, Tanenbaum16, al atacarla, arenga a los médicos a defender el proceso

del razonamiento clínico basado en la experiencia y en el conocimiento de los mecanismos

fisiopatológicos, y critica los efectos de la epidemiología clínica y de la investigación sobre

servicios de salud en la práctica médica. Plantea que, el resultante de inflar las expectativas de

la investigación sobre resultados finales en los servicios de salud y de la medicina basada en

11 Evidence-Based Medicine Working Group. Evidence-based medicine. A new approach to teaching the practice of medicine. JAMA 1992;268:2420.12 Marshall T. Scientific knowledge: a new clinical epistemology? J Eval Clin Pract 1997;3:133.13 Cochrane AL. Effectiveness and Efficiency. Random Reflexions on Health Services. Nuffield Provincial Hospitals Trust. London; 1972.14 Aveyard P. Evidence-based medicine and public health. J Eval Clin Pract 1997;3:139.15 Naylor CD. Grey zones of clinical practice: some limits to evidence-based medicine. Lancet 1995;345:840.16 Tanenbaum SJ. What physicians know. N Engl J Med 1993;329:1268.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

la evidencia, es que ha producido una reacción en que muchos médicos consideran que con

ello se pone en peligro el arte del cuidado del paciente. La medicina basada en la evidencia es

de poca ayuda cuando se enfrentan las "zonas grises" de la práctica médica donde la evidencia

pertinente a riesgos y a opciones clínicas encontradas es incompleta o contradictoria. Por otro

lado, la aplicación prudente de las ciencias evaluativas viene a reforzar, más que a eliminar, el

arte de la medicina. Al fin y al cabo, los mismos límites de la evidencia continúan

restringiendo el ámbito de la medicina basada en la evidencia. El arte del cuidado del paciente

florece no sólo en las "zonas grises" del ejercicio profesional en las cuales no se dispone de

suficiente evidencia científica, sino también en situaciones donde lo que aparece bien definido

como negro y blanco en la bibliografía, se convierte en gris en la práctica en la medida que el

médico trate de atender las necesidades específicas del paciente. Naylor concluye citando a

Osler, quien dijo que la buena práctica clínica siempre es una mezcla del arte de la

incertidumbre con la ciencia de la probabilidad.

Naylor aporta aspectos interesantes que pueden ayudar a esclarecer la cuestión. Este autor

plantea los mismos puntos que están insinuados en los correos electrónicos citados. Por un

lado está el dilema de la evidencia y la situación experimental en que es obtenida, y por lo

tanto el hecho de que la subjetividad queda afuera del discurso científico hegemónico en la

medicina. Por el otro, encontramos el problema del papel de la probabilidad en la ciencia.

La Medicina Basada en la Evidencia, pensamiento hegemónico en la medicina actual, postula

que el conocimiento médico válido es aquel surgido de la investigación rigurosamente

diseñada y ejecutada, y descalifica la autoridad de la experiencia clínica, de lo anecdótico, de

lo empírico. Esta afirmación nos denuncia que estamos ante una concepción racionalista que

valora la “evidencia” al enfatizar la utilidad de la “evidencia externa”, es decir, los estudios

aleatorizados, en un intento de “verificar” sus afirmaciones. Esta situación, desde el punto de

vista epistemológico, hace que sea imposible “medir un litro de agua con un metro”, pensar la

influencia de un sueño en la salud de un individuo, concebir un sujeto o considerar el

psicoanálisis o cualquiera de las escuelas que se ocupan de la salud mental como científicas.

Es esta misma situación es la que, ante un paciente en particular y, como dice Naylor es donde

transcurren las “zonas grises”, donde no existen negros y blancos, el médico corre el riesgo de

aplicar en forma fundamentalista el dogma de la Medicina Basada en la Evidencia y entonces

queda enfrentado a entelequias derivadas de hipótesis racionales, poblaciones experimentales,

que no tienen nada que ver con el sujeto que demanda su ayuda.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

Retomemos a Naylor citando a Osler quien dijo que la buena práctica clínica siempre es una

mezcla del arte de la incertidumbre con la ciencia de la probabilidad. Esta afirmación nos

remite al problema de las situaciones experimentales y de la verificación de las hipótesis. Una

situación experimental, por más sofisticada que sea, nunca puede reproducir la amplitud de

factores que intervienen en una situación real. Para ilustrar esta afirmación citaremos a Paul

Feyerabend17:

“El mundo que habitamos es de una abundancia que sobrepasa nuestra imaginación más desatada. Están los árboles, los sueños, las auroras; están las tempestades, las sombras, los ríos; están las guerras, las pérdidas, los amores; están las vidas de las gentes, los dioses, las galaxias enteras. La acción humana más simple difiere de una persona y de un momento a otro —¿de qué otra manera, si no, reconoceríamos a nuestros amigos sólo por el modo en que caminan, la pose, la voz, y adivinaríamos sus cambiantes estados de ánimo?—. Objetos estrechamente definidos como la teología parisina del siglo XIII, el control de las masas y el arte tardomedieval de la Umbría están repletos de dificultades y sorpresas, probando de esta manera que ningún fenómeno, no importa cuanto se le restrinja, tiene límites. «Para él», escribe Francois Jacob de su maestro Hovelaque, «un hueso, tan simple en apariencia, como la clavícula se convierte en un paisaje fantástico cuyas montañas y valles se pueden cruzar infinitamente18».”

En cuanto a la verificación de las hipótesis, nos encontramos con un obstáculo

epistemológico, ya advertido por Karl Popper, y que da origen al Falsacionismo.

KARL POPPER. El método hipotético deductivo o refutacionismo ingenuo.

El hombre, para Popper, intenta explicar el mundo que lo rodea con conjeturas o hipótesis,

verdaderos intentos de explicación o solución de problemas. Este método no comienza con

observaciones como pretendía el inductivismo, sino con afirmaciones tentativas acerca de un

estado de cosas en el mundo que surgen como consecuencia de un problema a resolver. La

teoría guía la observación; todos los términos poseen “carga teórica”. Para Popper el hombre

no construye su conocimiento inductivamente, siempre construye refutando conocimientos

anteriores, siendo que los primeros conocimientos se hunden en lo puramente biológico

confundiéndose con él. Según su método, es posible, apelando a los resultados de la

observación, demostrar que una teoría es falsa, aunque “asimétricamente” no es posible

mostrar que sea verdadera.

La lógica avala este modo de proceder, en efecto, un enunciado universal puede ser falsado

con un enunciado singular, pero ningún número finito de observaciones singulares asegura la

verdad del universal correspondiente (en cuyo caso se estaría procediendo inductivamente). El

17 Feyerabend P. La conquista de la abundancia. Barcelona: Paidós; 2001. Pág. 23.18 Jacob F. The Statue Within, Nueva York: Basic Books; 1988. Pág. 94

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

método hipotético deductivo descansa en el razonamiento deductivo que es, desde el punto de

vista lógico, válido pero, al ser aplicado a la ciencia incurre en la falacia de afirmación del

consecuente. Si las consecuencias observacionales son confirmadas mediante las

observacionales pertinentes, esto nada dice respecto de la verdad de la Hipótesis. En cambio

en el caso en el que las consecuencias observacionales son refutadas significa definitivamente

que la Hipótesis es falsa.

Lo descrito hasta aquí representa lo que podríamos llamar “Falsacionismo o refutacionismo

en una versión ingenua o simple” porque resulta muy esquemática y se atiene solamente a la

relación lógica entre enunciados y al control empírico de enunciados de primer nivel, sin tener

en cuenta que la investigación científica es, casi siempre, más compleja. El Falsacionismo

ingenuo presenta importantes objeciones como, la “carga teórica” de la observación, la

complejidad de las situaciones experimentales, la existencia de hipótesis intermedias, etc.,

pero basta para reflejar el hecho de que no se puede hablar de confirmación o verificación de

las hipótesis19.

EL REFUGIO DE LA PROBABILIDAD. Lo importante no es que sea verdad sino que

lo parezca.

El inductivismo ha tenido una fuerte influencia en el pensamiento moderno y, a pesar de las

múltiples argumentaciones que demuestran su insuficiencia, como las expresadas por Popper,

recurren al refugio de la probabilidad diciendo que, después de todo, si no se puede tener la

certeza absoluta acerca de los conocimientos, un alto grado de probabilidad funcionaría

adecuadamente, puesto que parecería ser que toda nuestra vida se desenvuelve en medio de

inducciones y probabilidades. Sigue habiendo autores que sostienen que el método científico

es el inductivismo20. Ha sido tan grande el poder de seducción de la metodología inductivista

y tanto el prestigio adquirido por su apego a los “hechos” que científicos importantísimos,

revolucionarios y reconocidos, como por ejemplo, Isaac Newton y Charles Darwin se

declararon explícitamente partidarios de este método. Los problemas de que adolece el

inductivismo conducen a la imposibilidad de fundamentar en él el conocimiento científico en

tanto conocimiento probado. En al ámbito de la historia de la epistemología esta instancia

constituye lo que algunos autores califican como la muerte del justificacionismo, es decir, la

concepción que sólo considera conocimiento científico al conocimiento probado. A este

19 Glavich E., Ibáñez R, Lorenzo M., Palma H. Notas introductorias a la filosofía de la ciencia. La tradición anglosajona. Buenos Aires: EUDEBA; 2000. Pág. 76-81.20 Cf. Hempel C. Filosofía de la ciencia natural. Madrid: Alianza; 1973.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

respecto, y para no extendernos demasiado en el tema, se puede consultar Popper K.,

Conjeturas y refutaciones y Lakatos I., La metodología de los programas de investigación

científica.

Hay que agregar, además, lo que constituye quizás la objeción más fuerte e importante. Para

el inductivismo es problemático incluir en la ciencia los términos teóricos, es decir, aquellos

términos que designan entidades inobservables. Términos como “clase social”, “átomo”,

“gen”, “electrón”, “inconsciente”, etc., que no son producto de ningún número de

experiencias previas.

Volviendo a la probabilidad; podemos decir que constituye una herramienta que intenta

reducir la incertidumbre. Para que nuestra estadística tenga alguna utilidad deberemos

suponer que resulta ser una muestra que puede extenderse a una población en general, vale

decir, que existe cierta regularidad de comportamiento en los grupos en cuestión. Este

supuesto funciona cuando es aplicado a un conjunto finito de elementos pero que además son

conjuntos con relativamente pocos elementos. Pero, ¿qué pasa cuando el número de

elementos del conjunto es inmensamente grande?, ¿podemos afirmar que “todos los hombres

son mortales” a pesar de que sólo podemos confirmar con certeza la muerte de “unos

pocos”?21

Podemos reconocer que la probabilidad es una herramienta útil a la hora de enfrentar la

incertidumbre, pero también, como diría Gastón Bachelard, actúa como un obstáculo

epistemológico al enfrentar ciertas situaciones clínicas con una opinión que nos remite a

incurrir en una falacia. Tomemos como ejemplo un paciente del sexo masculino, 55 años de

edad, obeso, sedentario, diabético tipo II, fumador de 40 cigarrillos diarios. Si le preguntamos

a cualquier médico ¿cuál es la probabilidad de este paciente de padecer un infarto agudo de

miocardio?, seguramente contestará que la probabilidad es elevadísima y la situará,

intuitivamente, en el orden del 70 al 90 %. El hecho es que la probabilidad del paciente en

cuestión es de un 50 % ya que hablamos de una persona, un caso individual, y no de una

población. La paradoja es que pensamos en poblaciones cuando tratamos con individuos y

que hacemos nuestras recomendaciones fundados en certezas que no son tales.

CORTO MANO CORTO FIERRO. LA RELACIÓN

21 Glavich E., Ibáñez R, Lorenzo M., Palma H. Notas introductorias a la filosofía de la ciencia. La tradición anglosajona. Buenos Aires: EUDEBA; 2000. Pág. 64-72.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

MÉDICO PACIENTE ESTÁ DISUELTA.

En este caso, en el mismo foro de discusión aparece un artículo tomado de un diario:

From: SLTo: medfamSent: Thursday, June 03, 2004 11:11 AMSubject: *medfam* Articulo interesante

¿La relación médico-paciente está en su peor momento?Tres referentes de la Medicina coinciden en que hoy el vínculo está prácticamente "disuelto". Una de las causas es que predomina el fin de lucro debido a la actual estructura de la "industria de la salud".Por Liliana Moreno

Explicaciones(Diario Clarín)

Aquel vínculo especial y directo entre el paciente y el médico, basado en la confianza de uno y la vocación del otro, hoy está hecho trizas. Lo dicen los profesionales, que se saben parados frente a un dilema crucial de la medicina actual. Habrá quien se pregunte: ¿Por qué hacer eje en una relación, cuando los médicos tienen tantos recursos para combatir las enfermedades? "Porque lo que realmente cura es el vínculo, y hay que recurrir a la técnica cuando el vínculo la demande", dice el doctor Antonio de los Santos.

De los Santos es profesor de Medicina Interna y secretario académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Él diagnostica: "Lo que hoy falla, y antes existía, es la confianza. Nunca la medicina tuvo tantos recursos como ahora y, sin embargo, nunca hubo tanta gente, como ahora, que se pasara a la medicina alternativa. Es porque ahí los escuchan". Su colega, Pedro Politti, oncólogo clínico y profesor de Farmacología, agrega: "El reconocimiento de que los derechos de los pacientes existen y deben ser respetados es un avance de los últimos años en la relación médico-paciente. Pero su cumplimiento está amenazado por la mercantilización de la medicina. Yo me pregunto, como lo hacía un personaje de la película Filadelfia, ¿si los médicos empiezan a actuar como empresarios, a quién va a ir uno cuando necesite un médico?" El doctor Carlos Gherardi, director del Comité de Ética del Hospital de Clínicas y miembro del Consejo Académico de Ética en Medicina, cierra el círculo: "Aquel vínculo se disolvió. Y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de tratar de reconstruirlo".

Muchos factores llevaron a este estado de situación. Pero tres en particular, según Gherardi, afectaron a la medicina de modo intenso en lo últimos años: 1) El aporte de las ciencias básicas y de la tecnología a la asistencia médica, que le permitieron a la medicina influir en los procesos de la vida y de la muerte como nunca antes; 2) el reconocimiento del derecho de los pacientes a conocer y decidir sobre las actos médicos a los que pueden ser sometidos; 3) la aparición de una estructura destinada al cuidado de la salud, "que comenzó a interponerse o, por lo menos, a interactuar, en medio de la tradicional relación médico-paciente".

En la llamada industria de la salud, las obras sociales y las prepagas pueden tercerizar sus servicios de salud, y está todo bien. Pero cuando predomina el fin de lucro, hay "dos monstruos", dice Politti, que acechan la relación médico-paciente: el de hacer de más y de menos para obtener un beneficio económico.

"Hacer de más es cesáreas de más o medicamentos de más —explica—, una conducta que la sociedad puede identificar: lo primero no es el juramento hipocrático sino hacerme el quincho. En cambio, la forma en que hacer de menos da un rédito económico es cuando está todo pago de antemano. Por ejemplo, para tratar el cáncer de mamas hay opciones de 35 pesos y de 35 mil pesos por mes ¿cuál es la presión que ejerce el grupo prestador sobre los médicos para 'inclinar' su lapicera, cuando cada paciente es visto como una amenaza para sus finanzas? Existe la llamada 'ley mordaza': es un pacto entre la institución y los médicos a partir del cual el paciente no debe enterarse que tiene otras opciones, si su sistema asistencial no está dispuesto a pagarlas. Esta modalidad hizo eclosión en los últimos años. Hay médicos que cedieron y otros que no."

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

Si no es posible para los médicos cuantificar la dimensión de esta praxis, sí es visible para los pacientes que la entrevista médica y el examen físico prolongado fueron reemplazados por cantidad de estudios y de interconsultas. Gherardi no cree que éste sea el camino: "Son cambios que responden a la influencia de una compulsiva complejización del examen médico, que muchas veces conduce a la pérdida de la idea directriz que toda presunción diagnóstica debe tener".

La medicina tecnológica —explica De los Santos— soluciona los problemas de unos pocos, porque la mayoría de la gente tiene malestares que son mezcla de factores orgánicos, biológicos, sociales, económicos, expectativas que no se concretaron, problemas con los hijos... "Es decir, la gente tiene problemas con la vida y la medicina como disciplina de conjunto no le responde. No lo escucha para extraer la dimensión humana de su enfermedad. Es que el sistema se ha estructurado de una manera en que paga la resonancia magnética y no las horas médicas. Y en que lo más probable sea que un paciente de un hospital no sepa quién lo operó cuando uno le pregunta por una cicatriz tremenda. Es decir, no sabe cómo se llama quien tuvo su vida en sus manos".

Aunque de menos impacto, otro factor que incide en la relación médico-paciente es la cantidad de información sobre salud —provista por la televisión, los diarios, Internet, las revistas—, conque la gente llega al consultorio. Esto tiene un doble efecto sobre el vínculo. Por un lado, colabora a democratizarlo, porque los pacientes al "saber" pueden ser responsables en la toma de decisiones, antes un terreno exclusivo de los médicos. El problema —dice Gherardi— es que "mucha de esa información es insuficiente y está malversada, entonces entorpece la comunicación. Porque la gente ya no toma a la muerte como un hecho lógico".

Qué hacer frente a este diagnóstico. La salida no resulta clara, ya lo dijeron: es un dilema de la medicina, aquí y en el mundo. Lo que los médicos no niegan es la tremenda responsabilidad que les cabe, más allá de la responsabilidad social. Dice De los Santos: "La sociedad nos confiere mucho poder —entramos a sus casas, tenemos acceso a sus cuerpos—, por eso estamos obligados a enfatizar el contenido ético de nuestra profesión". "¿O no es una falla ética grave —pregunta Politti— que el médico se aproveche del estado de necesidad de un paciente para privilegiar su beneficio económico? El médico no debe olvidarse que es un trabajador con un juramento".

Confianza, vocación, vínculo, derechos de los pacientes, mercantilización de la medicina,

tecnología, conocer y decidir, fin de lucro, “ley mordaza”, complejización, información sobre

salud insuficiente y malversada, contenido ético de nuestra profesión. Interesante

combinación de ingredientes para el dilema de la medicina aquí y en el mundo. La salida no

resulta clara, tampoco el reparto de responsabilidades y poderes y, mucho menos, los nombres

de todos los actores de este drama social.

NO SOLO DE CIENCIA VIVE EL HOMBRE.

El panorama hasta aquí presentado navega entre múltiples dimensiones que recorreremos a fin

de formar alguna conclusión.

Condiciones Sociales:

El descontento de los pacientes, es decir, de la sociedad en general que sufre los avatares de

los cambios socioeconómicos de la llamada posmodernidad. Condiciones de vida que, tras los

cambio sufridos en el país en la última década, abarca desde sectores cada vez más opulentos

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

hasta masas cada vez más pauperizadas y excluidas. Cambios sociales, en que siguiendo a

Lipovetsky22, se produjo una mutación de las sociedades modernas: democráticas-

disciplinarias, universalistas-rigoristas, ideológicas-coercitivas que prevaleció hasta los años

cincuenta del siglo XX cuya lógica de la vida política, productiva, moral, escolar, asilar,

consistía en sumergir al individuo en reglas uniformes, eliminar en lo posible las formas de

preferencias y expresiones singulares, ahogar las particularidades idiosincrásicas en una ley

homogénea y universal, ya sea la “voluntad general”, las convenciones sociales, el imperativo

moral, las reglas fijas y estandarizadas, la sumisión y abnegación exigidas por las reglas

racionales colectivas afianzadas por una educación autoritaria y mecánica a la Sociedad

Posmoderna: descentrada, materialista, psi, porno y discreta, renovadora y retro, consumista y

ecologista, sofisticada y espontánea, espectacular y creativa, narcisista, tolerante y hedonista,

con igualación o declinación de las jerarquías supremas, hipertrofia del ego, obsesionada por

la información y la expresión pero con cada vez menos cosas que decir, con una subjetividad

cada vez más anónima, más vacía, más apática y más desencantada.

Globalización del Conocimiento:

Estos cambios que se piensan globales desde el centro del pensamiento hegemónico, en

realidad, no son homogéneos. No es la misma posmodernidad la de Tokio, Paris, Londres o

Nueva York que la de Buenos Aires, Calcuta o Luanda. Esta “globalización” en un extremo

celebra sus beneficios para aliviar la pobreza, mientras que en el otro extremo lo más

destacado es el incremento de la marginación y de la miseria. Estas dos facetas son

condiciones necesarias de las formas actuales de globalización. Enrique Dussel, creador de la

filosofía de la liberación, subrayaba en 1977 que, para él, el espacio geopolítico debía tomarse

en serio y que no era la misma cosa nacer en Nueva York que en Chiapas, no estaba

solamente hablando de las estructuras de dominación y opresión económicas y sociales sino

también, y fundamentalmente, intelectuales. Walter Mignolo23 distingue los conceptos de

global y local ilustrándolo con el ejemplo del desplazamiento de la universidad renacentista

por parte de la universidad Kantiana – Humboltdiana y la filosofía de la Ilustración. Estas

críticas al concepto de razón que aparecieron a finales del siglo XIX, así como las críticas a

las formas de capitalismo, fueron ganando terreno desde Francis Bacon y René Descartes

hasta Kant y Hegel y se constituyeron en conflictos epistémicos y filosóficos que animaron el

escenario europeo adquiriendo, tanto para los sectores en situaciones de poder tanto en

22 Lipovetsky G. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barcelona; Anagrama: 12° ed. 2000.23 Mignolo W. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. Buenos Aires; Ediciones del signo: 2001.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

Europa como en las áreas colonizadas, un valor local. Colonialismo e imperialismo son

conceptos centrales en el planteo de Mignolo ya que estos no sólo extendieron el capital

paulatinamente a todo el planeta, sino que a medida que lo hacían, con el capital iban juntos

formas de pensamiento, tanto de análisis y justificación como de crítica. Emerge así un

pensamiento en y en la diferencia colonial que postula la diversalidad (la diversidad

epistémica como proyecto universal) y no ya la búsqueda de nuevos universales abstractos de

derecha o izquierda. El pensamiento de frontera y de la diversalidad contribuye a mostrar las

carencias y las cegueras del pensamiento crítico hegemónico. El paralelismo entre la historia

del capitalismo y la constitución de una epistemología localizada en occidente es obvia. La

epistemología está geohistórica y políticamente situada. El capital que requieren las

instituciones y las personad que producen y desde donde se expande el conocimiento y su

valor, están ubicadas en las ciudades, y las ciudades están localizadas también en las lenguas

y en la historia del capitalismo. Existe una distribución geopolítica del conocimiento y de las

estructuras epistémicas de poder. Esta distribución explica las asimetrías de poder, o la

colonialidad del poder, en la distribución planetaria de conocimientos y las diferencias entre

centro-periferia. No hay conexiones de intercambio de conocimientos entre Buenos Aires,

Rabat o Calcuta, pero si Rabat, Calcuta y Buenos Aires están conectados con París, Londres y

Nueva York.

Local vs. Global:

Los interlocutores epistémicos de los médicos argentinos son los que detentan la hegemonía

del pensamiento hegemónico. Esta hegemonía está particularmente interesada en que se

diluya lo local, es decir, las formas de ser en esta parte del mundo que habitamos. Si

pensáramos por un minuto en una suerte de demonio de Maxwell que comande los designios

de la hegemonía podría encontrarnos que sus acciones serían las siguientes:

1. Disminución del poder del Estado (descentralización) con reducción del poder de

policía de estructuras crónicamente corruptas.

2. Mercantilización de la vida nacional, individualismo, hedonismo, el placer y el

disfrute como máximo valor. Lo importante es la adquisiciones de bienes, “los

científicos que se vayan a lavar los platos”, bajar de peso, estar lindo, estudiar y

aprender sin esfuerzo.

3. Reducción del presupuesto público de salud y educación privilegiando al sector

privado convenientemente tercerizado por el Estado.Dr. Ricardo Ángel La Valle

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

4. Concentración y monopolización del capital y de los medios por los poderes

hegemónicos.

5. Pauperización y acceso a la educación para cada vez menos. Vaciamiento Científico y

Cultural. En 1993 surge en Argentina un nuevo sistema educativo. La modificación de

los regímenes de calificaciones, la "naturalización" de la repitencia, la disminución de

la exigencia de estudio sistemático, la introducción de incontables periodos de

compensación, la desaparición del estudio sistemático de la lengua oral y escrita, el

abandono de la lectura y del uso de libros, el menosprecio por la memoria y la

adquisición de automatismos, son algunas de las formas en que la educación ha ido

acompañando la crisis económica, social, cultural del país. Desde la visión

hegemónica la misión principal de la educación sería la transmisión de datos e

información en pro del crecimiento de la ganancia. La educación sería entonces una

industria y no un derecho; una mercancía, un insumo que necesita un molde para

ajustarse a los objetivos financieros requeridos. El objetivo se refleja en una cobertura

amplia de la educación básica, tecnificación de la media, negación de recursos para la

superior, recortes generales de presupuesto, desmonte de las instituciones públicas a

favor de las privadas y el autofinanciamiento de los centros educativos públicos. El

poder habla en términos económicos. Las políticas educativas impulsadas por los

organismos multilaterales de crédito en América Latina apuntan a la autonomía en la

formación individual y a una superficialidad formativa que sólo abarque el

conocimiento inmediato técnico y funcional del saber. Un sistema educativo que no

cumpla con estas condiciones no sólo sería impráctico para el capital financiero

transnacional: al inducir a nuevas formas de pensamiento pondría en peligro los

fundamentos de las reformas estructurales en los países tercermundistas en su fase

globalizante. En este sentido, el tema educativo ha dejado de ser un objetivo que

incluya a todos los grupos sociales, para convertirse en una industria productora de

rentabilidad. Según el Banco Mundial, esta se mide como el mayor ingreso monetario

que recibe un egresado como resultado de la educación, “... se expresa como un

rendimiento anual (porcentaje), similar al cotizado por las cuentas bancarias de ahorro

o los bonos del Estado”24. Es evidente que esta forma de medición se corresponde con

los lineamientos de mercado, en última instancia con el capital transnacional, y que

excluye el debate y la participación de la sociedad.

24 Banco Mundial. “Informe sobre el Desarrollo Mundial. De la planificación centralizada a la economía de mercado” 1996, página de colección Biblioteca Virtual, Datalegis, No, 1. Washington D. C.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

Desde una postura menos ingenua debemos recordar la concepción de hegemonía de Antonio

Gramsci para quien la clase dominante ejerce su poder no sólo por medio de la coacción, sino

además porque logra imponer su visión del mundo, una filosofía, una moral, costumbres, un

"sentido común" que favorecen el reconocimiento de su dominación por las clases dominadas.

Para que exista un poder hegemónico es necesaria el consenso de los dominados, es necesario

que la clase dominante "convenza" a las demás clases de que es la más idónea para asegurar el

desarrollo de la sociedad25.

La aceptación de esta hegemonía por parte de los factores de poder local implica que se

acepta que la forma de razonamiento clínico es hipotético-deductivo y no abductivo como

plantean otras corrientes epistemológicas (Peirce, Samaja, etc.). El pensamiento hipotético-

deductivo plantea que el conocimiento proviene de las hipótesis, es decir, es racional,

reproducible en sus consecuencias observacionales y, por lo tanto, es global. El pensamiento

abductivo plantea que el razonamiento parte de la percepción de signos que nos permiten

identificar una especie a la que pertenece, por ejemplo, un paciente. Esta forma de

razonamiento, es audaz y, fundamentalmente local.

El razonamiento hipotético-deductivo puede ser enseñado a través de textos y de casos

hipotéticos en cualquier lugar del mundo y en cualquier contexto. El razonamiento inductivo

requiere la existencia de maestros que nos guíen en el aprendizaje del reconocimiento de los

signos. Este proceso es local y permite diferenciar las particularidades de cada caso individual

y, por lo tanto, es eminentemente local y considera todos los signos “percibibles”, o sea es una

forma de abordaje menos reduccionista ya que permite considerar una constelación de signos

que implican a la persona como totalidad.

VÍNCULO DISUELTO. De reduccionismos y límites de la ciencia.

Como bien lo dice el artículo sobre la relación médico paciente, los médicos no niegan la

tremenda responsabilidad que les cabe. Lo que tampoco niegan, o mejor dicho negamos, es

que no entienden-entendemos muy bien es, en qué consiste esta responsabilidad. La

concepción hegemónica de la ciencia médica dicta que tratamos con entidades abstractas

surgidas de la racionalidad, estas entidades están perfectamente definidas en cuanto a que sólo

25 Thwaites Rey Mabel. La noción Gramsciana de hegemonía en el convulsionado fin de siglo. Publicado en: Ferreira L, Logiudice E, Thwaites Rey M. Gramsci mirando al sur. La hegemonía en los 90. K&ai Editor; Buenos Aires: 1994.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

podemos ocuparnos de aquellas partes que sean medibles, divisibles, formalizables y

reproducibles en condiciones experimentales.

Esta concepción acerca de la ciencia se origina en el positivismo y mantiene la fe en la unidad

fundamental del método científico. Si bien se pueden establecer matices, sostiene que los

modos de acceso al conocimiento son los mismos para todo tipo de saber (fundados en la

experiencia), y también son iguales los modos a través de los cuales la experiencia disponible

en algún campo específico es elaborada por la reflexión teórica. Esto tiene varias

consecuencias:

1. Se reduce la razón a la ciencia. De este modo el conocimiento científico aparece no sólo

como el exponente más elevado y acabado de la razón humana, sino que se constituye en

la única racionalidad posible.

2. El modelo de todo saber fue durante varios siglos la física ya que, "entre todas las

disciplinas empíricas, es la que ha elaborado los más valiosos modos de descripción, y

cuyas explicaciones se extienden a las propiedades y a los fenómenos más universales

dentro de la naturaleza.

3. A partir de lo anterior se establece una jerarquía de las diferentes disciplinas científicas.

Las diferencias cualitativas entre ellas obedecen a razones de desarrollo histórico, es decir,

aquellas ciencias que no hayan alcanzado el grado de desarrollo de la física se

encontrarían en un estadio inferior.

4. Se ha postulado repetidas veces que todo saber es reducible en última instancia a la física.

Los intentos reduccionistas son una tendencia bastante común en la historia de la ciencia,

aunque en grados diversos y con dispares resultados. Como cuando se habla de

reduccionismo no siempre se quiere decir lo mismo. En primer lugar, podemos hablar de

un “reduccionismo ontológico” que consistiría en afirmar la tesis según, la cual una

disciplina o teoría B puede ser reducida a una disciplina o teoría A (que podemos

denominar básica) porque, en el fondo, las entidades de B son estructuras cuyos

componentes, relaciones, correlaciones y funcionamiento corresponden a A. El

reduccionismo ontológico es una posición muy fuerte y quien la defienda tendrá que

probar que todos los fenómenos de un ámbito son explicabas en otro más básico. De lo

contrario deberá mostrar estrictamente en cuáles aspectos se puede hacer la reducción y en

cuáles no, con lo cual la posición se debilita y dificulta. Otra forma de reduccionismo más

restringida es la que podríamos llamar semántica. Aquí ya no se habla de entidades

reductibles sino en los siguientes términos: el lenguaje de la disciplina B (que es la que se

quiere reducir) puede ser traducido al lenguaje de la disciplina básica A, Sostener esta Dr. Ricardo Ángel La Valle

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

posición implica, además, suscribir una postura determinada en cuanto a la relación entre

el lenguaje y las entidades a que éste se refiere. Sostener un reduccionismo ontológico

implica el reduccionismo semántico, aunque no a la inversa.

Un reduccionismo generalizado apostaría a reducir la conducta humana a lo biológico, lo,

biológico a los procesos químicos y éstos, en última instancia, a la física.

En este sentido, en las ciencias biológicas entre los años'30 y '50 del presente siglo se ha

operado la unión de la teoría darwiniana de la evolución, la genética de poblaciones y la

genética de origen mendeliano para constituir la “teoría sintética de la evolución”. Esto, más,

que una reducción, constituyó la unión de diversas teorías ligadas al campo biológico. Pero,

en este mismo ámbito, en los años '70, los autodenominados sociobiólogos propusieron la

incorporación de las ciencias sociales a este complejo ya constituido: la llamada "nueva

síntesis". Esta última incorporación puede considerarse verdaderamente como un caso de

reduccionismo ontológico poco justificado, ya que propone que las conductas sociales están

determinadas, en un sentido no trivial, genéticamente.

Podríamos decir así, que si hay un rasgo distintivo del neopositivismo es su carácter

ampliamente reduccionista: reduce unas ciencias a otras; reduce el conocimiento humano

relevante a aquél que tiene su origen en lo empírico; pretende reducir la diversidad

metodológica a la unidad, y por último realiza una estratégica e ideológica doble reducción:

reduce la racionalidad a la ciencia, y ésta a sus aspectos puramente metodológicos (el control

lógico y empírico de las teorías científicas).

Si nos atenemos a esta caracterización general de la postura podremos comprender una de sus

tesis fundamentales: el criterio verificacionista del significado, según el cual las únicas

proposiciones que pueden formar parte del corpus de la ciencia son aquéllas que se pueden

verificar empíricamente. Esta verificación es la que le otorga a las proposiciones sentido o

significado; las otras, lisa y llanamente, carecen de él. Obviamente con este criterio estrecho

las afirmaciones de la metafísica en particular, y de la filosofía en general carecen de sentido

para esta concepción científica del mundo.

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CONCLUSIÓN

De lo expuesto hasta aquí surge con claridad por qué no se puede medir un litro de agua con

un metro, por qué la gente sigue recurriendo al “pensamiento mágico” y a las medicinas

alternativas, por qué se ha disuelto el vínculo médico-paciente, por qué se disolvió la

confianza y por qué los pacientes no entienden los postulados científicos ni aceptan los

beneficios de la gerenciación de la salud. También surge por qué los médicos nos enfrentamos

perplejos a una sociedad que no entendemos y sin conciencia de cuáles son los factores que

habría que modificar para reconstruir el vínculo con los pacientes, tener una relación de poder

más equitativa con los factores hegemónicos que gobiernan el ejercicio de la profesión y sus

condiciones laborales y participar del diseño de los contenidos de enseñanza que deben

impartir las instituciones educativas.

La mayoría de los médicos transitamos hoy en día en la delgada línea de demarcación entre

víctimas y victimarios. Somos víctimas del Sistema Sanitario y de las violentas y precarias

condiciones sociales pero cuesta creer que seamos inocuos espectadores pasivos. Tal vez

tengamos la firme convicción de que el guardapolvo actúa como una suerte de escudo mágico

que nos otorga el poder de aislarnos de la gente. Este escudo nos protege, igual que el

guardapolvo, de “mancharnos” con el sufrimiento y la miseria con los que convivimos y al

mismo tiempo actuaría como una especie de garantía de que nuestras acciones son puramente

técnicas y que no tenemos nada que ver con lo que pasa “allá afuera”. Esta concepción no

surge de la nada, es producto de nuestra “formación científica” sazonada con cultura

positivista, es hija directa del cientificismo y prima hermana de la despersonalización,

fragmentación y mediaticidad de la posmodernidad. Este paradigma es el que nos incapacita

para ponernos en el lugar de una “persona” que viene a nuestro hospital porque tiene una

necesidad. Una persona que se encuentra en condiciones de inferioridad por tener un

problema de salud y, en la mayoría de los casos, enormes carencias socio-económico-

educativas.

¿Víctimas? Si; pero también victimarios. Víctimas y victimarios. En nombre de una vocación,

empapados de años de experiencia y servicio, amparados en la injusticia del Sistema

Sanitario, dotados de las mejores intenciones de ayudar, somos capaces de mantener esta

enorme e ineficiente maquinaria que termina, en muchos casos, siendo una formidable

herramienta para destrozar a la gente y a nosotros mismos.

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Los médicos somos además parte de una sociedad. Una sociedad que está enferma de

individualismo, mezquindad, mercantilismo, indiferencia, hastío, anomia, vacío. Una sociedad

que además es la de una Argentina en que todavía lo que menos vale es la vida. Una sociedad

que ha matado sistemáticamente los mejor de sí, su gente, en especial a los jóvenes, los ha

matado con guerras, terrorismos de diversas calañas, político, de Estado, económico, los ha

matado con hambre, con exclusión de oportunidades, con analfabetismo, con falta de futuro y

de proyecto. Una sociedad que mata a sus hijos es una sociedad sin futuro.

Nos propusimos al comienzo de este trabajo encontrar algunas respuestas, algunas de ellas

han servido para esbozar un diagnóstico de situación que, sin pretender agotar todos los

aspectos, ha sido amplio y complejo. Otras respuestas tendrían que servir para trazar algunas

líneas que ofrezcan una orientación para intentar revertir la situación descripta. Ensayaremos

algunas:

Convertir la formación y el estudio de la medicina en una disciplina humanística. Según el

Diccionario de la Lengua Española26, el humanismo es la “Doctrina o actitud vital basada en

una concepción integradora de los valores humanos”. Debemos formar médicos que vean

personas y no meros conjuntos de órganos o cañerías que pueden ser reparados de forma más

o menos sencillas. Debemos formar médicos que no necesiten revestirse de una costra de

frialdad para no ser afectados por dolores, miserias y sufrimientos a que estamos expuestos

todos los días. Nuestros médicos deben saber que “no hay medicina que cure lo que no cura

la felicidad”27. Debemos formar médicos que a la hora de producir o utilizar el conocimiento

tengan conciencia de que “la idea de que la ciencia puede y debe regirse según unas reglas

fijas y de que su racionalidad consiste en un acuerdo con tales reglas no es realista y está

viciada”28, que los conocimientos obtenidos por el método científico son provisionales y

contingentes y que la ciencia no es necesariamente mejor que otros campos de conocimiento.

Como sociedad debemos situar la vida, la educación, el conocimiento, la cultura del trabajo,

el respeto a las normas, asunción de la responsabilidad por parte de todos los ciudadanos del

cuidado de la res pública, es decir, los jóvenes, las instituciones, la carga pública y los bienes

26 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. 22° ed. (edición en CD-ROM) Madrid: Espasa Calpe; 2003.27 Frase del médico que Gabriel García Márquez en “Del amor y otros demonios” caracterizaba así: “Licenciado Abrenuncio de Sa Pereira Cao. El médico más notable y controvertido de la ciudad. ... (quien) Había sido alumno esclarecido del Licenciado Juan Méndez Nieto, otro judío portugués emigrado al Caribe por la persecución en España, y había heredado su mala fama de nigromante y deslenguado pero nadie ponía en duda su sabiduría”. 28 Feyerabend P. Contra el método. Barcelona: Planeta; 1993 p. 122.

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

del estado como valores indispensables a recuperar. Los adultos debemos asumir nuestra

responsabilidad social de, valga la redundancia, adultos, es decir, los responsables de cumplir

y hacer cumplir las normas, ser “maestros”, guías que cuiden y muestren el camino en la vida

a los más jóvenes, sostén y reaseguro de los mayores.

País

“Alguna vez tuvimos un país.

Cuando recuerdo, entre brumas,

me parece mentira.

Pero tuvimos un país,

una limpia manera de respirar el aire,

el viento solidario y las mañanas

con luminosas ganas de vivirlas.

Cuando recuerdo, entre la noche,

me parece mentira,

tal vez un cuento que me contó mi padre

o el País de Alicia entre las Maravillas.

Un país que se parecía mucho a la alegría,

como un viejo contento.

Pero, para qué recordarlo

si con lo que tenemos

ya es suficiente para el sufrimiento.”29

29 Lima Quintana H. En el fondo del horizonte. Buenos: Torres Agüero Editor; 1995 p. 19.Dr. Ricardo Ángel La Valle

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La conflictiva relación médico-paciente. Una mirada ¿posmoderna?

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Dr. Ricardo Ángel La Valle

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