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Durante todo el mes de diciembre ven y disfruta de los especiales en tu Librería CDA. Horario: Lunes a Viernes 10:00 a 3:30 pm. (787) 256-5100 Muchas felicidades al Hno. Cesar Aquino por su cumpleaños el 20 de diciembre, que el Señor siga renovando sus fuerzas cada día y siga guiando sus pasos por camino de bendición. 4 18 de diciembre de 2016 • Volumen XII • No. 565 L a reflexión anterior nos permitió continuar el análisis de la transformación de una vida descuidada a una vida con propósito. En esa reflexión analizamos algunos de los elementos bíblico- teológicos que nos llevan a concluir que el propósito central de Dios para el ser humano es que este último glorifique al Creador. En esa reflexión también vimos la conexión entre los avivamientos y la Navidad. El primer capítulo del Evangelio de Lucas nos sirvió como marco referencial para este análisis. E se capítulo nos permite analizar otra dimensión del propósito divino. Si bien es cierto que hay un propósito central para la creación del ser humano, también es cierto que hay propósitos particulares y específicos para cada creyente en Cristo Jesús. Es de esto último que habla el profeta Jeremías en cuando define que Dios es un Dios de propósitos (en plural). Veamos lo que dice este profeta: “11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11) E n reflexiones anteriores analizamos que el mensaje que Jeremías ha recibido es uno en el que define a Dios como un Dios de “machashabah” (H4284, propósitos) y esos propósitos son para nuestra paz y nuestra esperanza. Este análisis también nos llevó a considerar que esos propósitos (en plural) salen del corazón de Dios (Sal 33:11). O sea, que cuando Dios nos coloca, pone y afina sus propósitos en nosotros, literalmente nos está transplantando Su corazón. En esa reflexión también vimos la posibilidad de definir el proceso de conversión como el ejercicio de abandonar nuestros “machashabah” (propósitos) para aceptar los de Dios (Isaías 55:7). C uando una persona necesita esta clase de transformación, oramos por él o por ella y le pedimos a Dios que lo visite. Sin embargo, cuando es un pueblo el que lo necesita, entonces necesitamos un avivamiento. Este análisis nos puede llevar a una conclusión inicial: hay un propósito divino central (glorificar a Dios) y hay propósitos específicos y personales que Dios puede tener con individuos, instituciones y/o naciones. La Biblia está llena de narrativas e historias que nos permiten identificar propósitos específicos que Dios puso sobre los hombros de hombres y mujeres señalados con especificidad. Un ejemplo de esto es José (Gn 30:23-50:26). Este joven creía que su propósito en la vida era el de interpretar sueños. Sin embargo, la Biblia nos dice que durante un buen periodo de tiempo su vida se convirtió en una escuela usada por Dios para llevarlo a Egipto (estar en el lugar adecuado para la tarea asignada), ser adiestrado (estar preparado para la tarea asignada) y madurarlo a fuego lento (tener el tesón adecuado para la tarea asignada). Luego de esto descubrió su propósito *No habrá Estudio Bíblico hasta el 12 de Enero de 2017

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Durante todo el mes de diciembre ven y disfruta de los especiales

en tu Librería CDA.

Horario: Lunes a Viernes 10:00 a 3:30 pm.

(787) 256-5100

Muchas felicidades al Hno. Cesar Aquino por su cumpleaños el 20 de diciembre, que el Señor siga renovando sus fuerzas cada

día y siga guiando sus pasos por camino de bendición.

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18 de diciembre de 2016 • Volumen XII • No. 565

La reflexión anterior nos permitió continuar el análisis de la transformación de una vida descuidada a una vida con propósito.

En esa reflexión analizamos algunos de los elementos bíblico-teológicos que nos llevan a concluir que el propósito central de Dios para el ser humano es que este último glorifique al Creador. En esa reflexión también vimos la conexión entre los avivamientos y la Navidad. El primer capítulo del Evangelio de Lucas nos sirvió como marco referencial para este análisis.

Ese capítulo nos permite analizar otra dimensión del propósito divino. Si bien es cierto que hay un propósito central para la creación del ser humano, también es cierto que hay

propósitos particulares y específicos para cada creyente en Cristo Jesús. Es de esto último que habla el profeta Jeremías en cuando define que Dios es un Dios de propósitos (en plural). Veamos lo que dice este profeta:

“11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11)

En reflexiones anteriores analizamos que el mensaje que Jeremías ha recibido es uno en el que define a Dios como un Dios de “machashabah” (H4284, propósitos) y esos propósitos

son para nuestra paz y nuestra esperanza. Este análisis también nos llevó a considerar que esos propósitos (en plural) salen del corazón de Dios (Sal 33:11). O sea, que cuando Dios nos coloca, pone y afina sus propósitos en nosotros, literalmente nos está transplantando Su corazón. En esa reflexión también vimos la posibilidad de definir el proceso de conversión como el ejercicio de abandonar nuestros “machashabah” (propósitos) para aceptar los de Dios (Isaías 55:7).

Cuando una persona necesita esta clase de transformación, oramos por él o por ella y le pedimos a Dios que lo visite. Sin embargo, cuando es un pueblo el que lo necesita,

entonces necesitamos un avivamiento. Este análisis nos puede llevar a una conclusión inicial: hay un propósito divino central (glorificar a Dios) y hay propósitos específicos y personales que Dios puede tener con individuos, instituciones y/o naciones. La Biblia está llena de narrativas e historias que nos permiten identificar propósitos específicos que Dios puso sobre los hombros de hombres y mujeres señalados con especificidad. Un ejemplo de esto es José (Gn 30:23-50:26). Este joven creía que su propósito en la vida era el de interpretar sueños. Sin embargo, la Biblia nos dice que durante un buen periodo de tiempo su vida se convirtió en una escuela usada por Dios para llevarlo a Egipto (estar en el lugar adecuado para la tarea asignada), ser adiestrado (estar preparado para la tarea asignada) y madurarlo a fuego lento (tener el tesón adecuado para la tarea asignada). Luego de esto descubrió su propósito

*No habrá Estudio Bíblico hasta el 12 de Enero de 2017

Page 2: (787) 256-5100 - AMEC Casa de Alabanzaameccda.org/recursos/heraldo/heraldo_18diciembre2016.pdf · Durante todo el mes de diciembre ven y disfruta de los especiales en tu Librería

Un detalle muy particular es que esta historia es el preámbulo de la historia de la navidad. La historia del

precursor de Jesús es una extraordinaria. La historia de Jesús es celestial. El nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo, comienza a ser anunciado insertando el mundo espiritual, las dimensiones eternas, en la realidad humana, en la fragilidad nuestra. Se trata aquí de ángeles que traen la noticia de ya ha había nacido el Salvador, Cristo el Señor (Ls 2:8-11). Es el inicio de la interrupción de las noches largas de nuestras esperas por la luz gloriosa y eterna del Señor que quiere que el pueblo que andaba en tinieblas viera gran luz (Isa 9:2).

El nacimiento de Jesús anuncia las noticias celestiales que producen un gozo grande. Son noticias que producen gran

gozo porque anunciaban que había comenzado el proceso para la liberación del pecado y de la maldad. Son noticias que producen gran gozo porque anunciaban el cumplimento de la promesa y de la esperanza de Israel. El Señor lo había prometido y la Gloria de Israel no puede mentir (1 Sam 15:19) ni arrepentirse. Son noticias que producen gran gozo porque anuncian el inicio de la restauración del ser humano a su estado relacional original, antes de la caída (Gn 3).

El interés particular que los ángeles ponen en el escenario del nacimiento de Jesús subraya el interés celestial que

hay en el bienestar de la humanidad. La admiración que los ángeles tienen de la sabiduría de Dios, ahora crece cuando los ángeles saben que esos seres humanos a los que Jesús el Cristo es entregado, terminarán enseñando a las principados y potestades celestiales misterios que ellos no conocen (Efe 3:10). Esa admiración aumenta cuando los seres celestiales saben que comenzaba la época en la que ellos anhelarían administrar las responsabilidades que serían puestas sobres los hombros de estos a quienes Jesús venía a salvar.

Este es el escenario que abre paso a la Navidad. Jesús el Hijo de Dios se encarna y nace en un pesebre provocando

que los cielos se abran para nosotros. Los cielos se abren en la Navidad y desciende Gracia, misericordia, perdón y paz de Dios. Pero los cielos también se abren para que podamos entender las dimensiones del amor manifestado allí y las profundidades de los misterios que allí se desatan. La Biblia dice que Dios no socorrió a los ángeles, pero sí socorrió a la descendencia de Abraham (Heb 2:16) y a nosotros (Jn 3:16). Ese amor se encarna en la Navidad. La Biblia dice que Dios no perdonó a los ángeles (2 Ped 2:4), pero nos perdonó a nosotros. Ese amor se encarna en la Navidad.

La Biblia dice lo siguiente: 5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy,

y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? (Heb 1:5). Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? (Heb 1:13). Dios nos ha hecho a nosotros las promesas que no le hizo a sus ángeles. Ese amor se encarna en la Navidad. La Biblia dice que nosotros vamos a juzgar a los ángeles que no guardaron su dignidad (1 Cor 6:3; Judas 1:6). Esa responsabilidad se inicia en la Navidad.

vida. Él es la “voz que clama en el desierto” (Isa 40:3) que prepara el camino para presentar a Jesús como el Cordero de Dios.

Ser lleno del Espíritu Santo (Lcs 1:15c). Dios prometió que cada creyente recibiría el Espíritu Santo (Lcs 11:13)

con tan solo pedirlo. La Tercera persona de la Trinidad ha sido prometida para estar con nosotros y en nosotros (Jn 14:16-17; 1 Cor 3:16; 6:19). Juan podría ser considerado un prototipo muy particular de esto (lleno del Espíritu Santo desde que estaba en gestación). Esta llenura era necesaria para poder discernir e identificar a Jesús. Esto es así porque nadie pude llamar a Jesús Señor si no es por el Espíritu Santo (1 Cor 12:3).

Tener control de sí mismo (Lcs 1:15b). Podemos concluir que Juan no podía mezclar la presencia del Espíritu

Santo con la ingestión de espíritus destilados. Sin embargo, esta aseveración angelical implica mucho más que esto último. Dice H.D.M. Pence que se trata de un hombre que para poder cumplir con un propósito especial, tiene que aprender a controlar sus apetitos, regular sus gustos, formar su temperamento de manera tal que este no le controle y poseer hábitos puros 1. En otras palabras, tener control de sí mismo. Esto es, no ser vencido , sino vencer con el bien el mal (Rom 12:21)

Uno que vive los valores y la autoridad de gigantes de generaciones anteriores (Lcs 1:17). En Juan el

Bautista se manifestarían los valores y la autoridad de una valentía poco común, capaz de negarse a sí mismo, que no temía enfrentar el peligro cara a cara y que podía reprender reyes sin que se le dilataran las pupilas ni que le sudaran las manos. Elías era un profeta con una vida heroica escogido hasta para aparecer al lado de Jesús en la Transfiguración (Mt 17:2-3).

Juan tendría que aprender a vivir renunciando a la carne para vivir en el Espíritu (Rom 8:9). Todo esto para

poder cumplir con un propósito en la vida. El resultado final esperado por Dios requería que Zacarías y Elisabet entendieran este reclamo divino como un proyecto de vida en el cuál se regocijarían (Lcs 1:14). Para esto necesitarían ser un ejemplo paterno y materno filial de sabiduría y juicio. Además, ser padres capaces de adiestrar y enseñar. Estos requisitos, sin duda alguna los llevarían a ser especialistas en la intercesión. O sea, que en este caso particular, el propósito particular que Dios tenía con Juan, colocaría grandes responsabilidades sobre los hombros de sus padres.

en la vida. Asegurarse de desarrollar un plan maestro para que la civilización de su tiempo pudiera tener alimentos en tiempo de escasez y de grandes dificultades.

Otra narrativa singular es la Simón el hijo de Jonás. Jesús se “atraviesa” en la vida de este hombre, conminándolo

a ser su discípulo. La primera vez que le llama lo hace con señales de Su poder (Lcs 5:1-11). Las herramientas de trabajo de Pedro se rompen en medio de esas señales. Pedro decide allí llamar Señor a Jesús, pero pidiéndole que se mantenga a la distancia porque su humanidad no está capacitada para soportar tal autoridad. Jesús le repite la escena luego de 3 años y medio de entrenamiento. Esta vez, las herramientas de trabajo no se rompen y es Pedro el que nada para acercarse al Señor resucitado y dejarse abrazar por Su amor. Es allí que entiende que le cambiaron el nombre de Simón a Pedro para que mirara las fortalezas que Cristo le había concedido, y decidiera poner sus debilidades en las manos del Señor. Dios lo había llamado a ser pescador de hombres. Hay que leer 2 Ped 1:1-11 para recoger parte de las conclusiones a las que había llegado casi al final de su carrera.

El primer capítulo del Evangelio de Lucas nos permite estudiar otros escenarios sobre la operación de esos

propósitos individuales y específicos. Los primeros versículos de ese pasaje (Lcs 1:5-20). En esos versículos se nos describe el plan de Dios y los requisitos divinos para la concepción, el nacimiento, el desarrollo y el alcance del ministerio de un profeta que se llamaría Juan. Es importante destacar que los padres no tendrían derecho para escoger su nombre (vs 13). Datos específicos que describen a este hombre en el desarrollo de su ministerio como un profeta adulto incluyen lo siguiente: Ser grande delante de Dios (vs 15a). Las implicaciones que trae consigo esta aseveración son extensas. Nosotros sabemos que somos hijos de Dios porque recibimos a Cristo y creemos en Él (Jn 1:12). Sabemos que si somos hijos, también somos herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom 8:17). Sabemos que la obediencia nos asegura la amistad del Padre y del Hijo (Jn 14:23; 15:14). Sabemos que dentro de los muchas otros resultados de esta relación con Dios a través de Cristo se encuentra el llegar a ser reyes y sacerdotes para el Padre (Apoc 1:6).

Sin embargo, a Zacarías le prometen algo muy particular; Juan va a ser grande, no delante de los hombres sino

delante de Dios. Lo que hace este dato uno singular es que Juan tiene que prepararse para realizar una sola tarea en la

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Benjamín Merced Matos.....................................................HogarCarlos Santana....................................................................Hogar Dr. José L. Carlo..................................................................HogarFrandiego Romero Parrilla..........................................WashingtonPastora Becky Parrilla..................................................Washington Francisco González Díaz............................ Hosp. Pavía, SanturceIlia Serra.............................................................................Hogar Janet Santana......................................................................Hogar Jacinto Martínez..................................................................Hogar Josefina Vega.......................................................................Hogar Jorge L. Medina Millán........................................................Hogar Madeline De la Cruz...........................................................Hogar Mariel Rodríguez García..............................Hosp. Auxilio MutuoMargarita Cepeda...............................................................Hogar Magaly Vargas.............................................. Hosp. San FranciscoNancy Cruz........................................................................HogarNilda González..................................................................Hogar Noemí Velázquez...............................................................Hogar Nydia Ortiz...............................................................PhiladelphiaOlga Guzmán Milland........................................................Hogar Oscar Carlo Collazo......................................Hosp. Área CarolinaWilliam Canales.................................................................HogarCamila Lastra Chávez.........................................................HogarJulio O. Pereira Rodríguez............................Hosp. Auxilio MutuoJoaquin Sequeira.................................................................Hogar

Esto y muchas otras noticias (1 Ped 1:12) provocan que los ángeles vengan a celebrar el nacimiento del Salvador

del mundo y el cumplimiento de los propósitos que Dios tiene para aquellos que aceptan a Jesús como el Señor y el Salvador de sus vidas. Es por esto que cantan el “Gloria in excelsis”; porque la hora del cumplimiento de todas estas promesas había llegado. Ese amor se encarna en la Navidad.

1 Spence-Jones, H. D. M. (Ed.). (1909). St. Luke (Vol. 1, p. 20). London; New York: Funk & Wagnalls Company.