15
Del relato de amor ¿De dónde viene esa voz que me acosa y me hace preguntas? de lo que sé y lo que no. ¡Qué lejos suena la música! Y quiere aún que responda y que de mí nada le acuda. Bien, pues no, no lo sé. ¿Cómo quieres que sepa la tumba qué es lo que guarda? La greda, la grama, el viento, la lluvia ¿van a saber lo que son, si son algo o cosa ninguna? No, no lo sé. ¿Pretendes que un muerto crea o deduzca que es un muerto ni nada si ya ha olvidado figuras, números, nombres y todo, si se ha olvidado por nunca de él mismo, si lo han olvidado de las ciudades y rutas todos a él? No sé. No lo sé. ¿Porqué me preguntas? ¿Le has preguntado al gusano si sabe el puesto que ocupa en la lista del sabio? A la araña si sabe que teje? A la luna si sabe en qué cuarto está? Al candil si sabe que alumbra? Si sabe su hora el reloj? Si su rumbo sabe a la brújula? Pues no, no lo sé. No lo sé. Un muerto ni sabe ni duda. Es lo que es y ya está. ¿Cómo va la nada profunda a saber que no es nada? Y la última cifra ¿cómo la última va a saber ella que es? Oh! ¡Saber!. El verbo me zumba en torno a la huera cabeza. Y no sé qué dice ni busca. No sé si estoy. No que sepa ni sí ni no. sino pura esta verdad que no, no lo sé. Es tu sola pregunta quien se responde.

Agustin Garcia Calvo Poemas

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Agustín García Calvo (Zamora, 15 de octubre de 1926 - ibídem, 1 de noviembre de 2012)1 fue un gramático, poeta, dramaturgo, ensayista, traductor y pensador español.Realizó estudios de Filología Clásica en la Universidad de Salamanca, donde estudió con la primera promoción de alumnos del maestro de la filología clásica española, Antonio Tovar. Se doctoró en Madrid a los 22 años con una tesis titulada Prosodia y métrica antiguas. En 1951 ejerció como profesor catedrático de instituto.2 En 1953 ocupó una cátedra de lenguas clásicas en Sevilla y en 1964 en Madrid, en la Universidad Complutense (UCM), hasta que la dictadura franquista lo separó de la cátedra madrileña en 1965 junto a Enrique Tierno Galván, José Luis López-Aranguren y Santiago Montero Díaz por prestar su apoyo a las protestas estudiantiles.3 José María Valverde y Antonio Tovar renunciaron a sus cátedras voluntariamente como protesta contra esta medida. A García Calvo su exilio lo llevó durante varios años a París, donde fue profesor en la Universidad de Lille y en el Collège de France. También trabajó como traductor para la editorial Ruedo Ibérico. En la capital francesa coordinó una tertulia política en el café La boule d'or del Barrio Latino. En 1976 fue restablecido en su cátedra, en la que permaneció hasta su jubilación en 1992. Fue profesor emérito de la UCM.

Citation preview

Del relato de amor

De dnde viene esa vozque me acosa y me hace preguntas?de lo que s y lo que no.Qu lejos suena la msica!Y quiere an que responday que de m nada le acuda.Bien, pues no, no lo s.Cmo quieres que sepa la tumbaqu es lo que guarda?La greda, la grama, el viento, la lluviavan a saber lo que son,si son algo o cosa ninguna?No, no lo s.Pretendes que un muertocrea o deduzca que es un muerto ni nadasi ya ha olvidado figuras,nmeros, nombres y todo,si se ha olvidado por nunca de l mismo,si lo han olvidado de las ciudades y rutas todos a l?No s. No lo s. Porqu me preguntas?Le has preguntado al gusanosi sabe el puesto que ocupaen la lista del sabio?A la araa si sabe que teje?A la luna si sabe en qu cuarto est?Al candil si sabe que alumbra?Si sabe su hora el reloj?Si su rumbo sabe a la brjula?Pues no, no lo s. No lo s.Un muerto ni sabe ni duda.Es lo que es y ya est.Cmo va la nada profundaa saber que no es nada?Y la ltima cifracmo la ltima va a saber ella que es?Oh! Saber!. El verbo me zumbaen torno a la huera cabeza.Y no s qu dice ni busca.No s si estoy. No que sepa ni s ni no.sino pura esta verdadque no, no lo s.Es tu sola pregunta quien se responde.Mi lengua est dicindote, muda:No, no lo s. No lo s.Si el silencio oyes escucha.No s si he muerto.No s si lo estoy.Nadie hay que presumasaber aqu nada.No s. No lo sMil veces en una,No s. No lo s.Y mi voz, al callar, responde segura.

NO TENTAR A LA MALA SUERTE

Ser un mal poeta,fatal si es necesario,y por la maana levantarte muy tarde,alargar los versoscomo quien acumula piedrecitasy despus las lanza a la marea,y por la noche levantarte an ms tarde,y despus las lanza a la resaca,escoger una palabra al azary dar vueltas y ms vueltaspor la ciudad, junto a ella,cogiditos de la mano,escoger una palabra gigante,como, por ejemplo, hermafrodita,y pasearla junto a tipor en medio de las multitudes desacostumbradas,y despus levantarte muy tardeen la maana, y que ella ya no est,lavarte los dientes y las manos,sentarte a escribir y esperar,esperar, cansarte de esperar,limpiar el polvo y hacer la cama,descubrir bajo la mesacientosde objeciones muertasy un despertador enajenadoque gira y gira, impasibleante tus horas de sueo o de insomnio.

CORTOMETRAJE

No podemos fingir el dolor,el dolor nos finge a nosotros.

LECCIONES MAESTRASEstbamos Valente y yo,l en su casa de Almera,yo en la ma de Barcelona.Estbamos los dos,l hablaba,yo callaba.Era muy tarde en la noche,y Valente explicaba su soledad-la nica posible-ante unos periodistas,mientras yo lo vea en la tele desde la ma.

PALABRAS

Amamos la mentira,dime, dime amor, dimequ sueo te ha de desvelar.

Mientras nos amamos,callas,dime, dime amor,dime las mentiras que sigo queriendoescuchar.

Amo el silencioque me clavas,dime, dime amor,no me digas an cmo atas mis zapatosal borde del desierto, cmo recelas de mcada vez que te hablo.

Amamos la mentira,te digo,te digo amor,cada vez que consigues alzarmepara despus negar,asombrado,que tras esta noche, habr una cada.

A LA MANERA DE CERNUDA

La materia es de papel.El hombre es de papel.Los sueos son de papel y estn escritos.Slo el aire escapa a cualquier designio.

De Ismena

La voz de la razn me manda:si el mundo quieres conocer,primero muchacho a ti mismo, concete.No es fcil esta tarea,al que conoce conocer.Cuando ya lo veo,deja de ser aqul que ve.Mas, ea!. Sepamos quin soy,aunque no sea yo el que lo s.

Tiene sus nmeros el alma.Dos es primero, porque essu padre y su madre que a mediasle han dado el ser.Pero al ser su madre y su padrey los dos juntos a la vez,es tambin el alma inevitablemente tres.La vida y la ley de la vida,y el amor de la vida y la ley.

Soy dos!, me digo, el uno y el otro.Soy dos, me lo digo segunda vezconmigo mismo en amor y guerra.Soy dos, tres veces me lo dir.Y el que lo dice ni es uno ni otro,otro tercero tendr que ser.Soy tres, soy tres, me lo digo dos vecespara enterarme bien.

Y como dicen que da lo mismotres veces dos, dos veces tres,heme aqu ya que me veosiendo por lo menos seis.Para que no se pierda la cuentapor dedos y mano la llevar.

Si estiro dos, tres quedan dobladosy dos me quedan si estiro tres.Y si los sumo los tres con los dos,ya tengo una mano, ya soy un ser.

Soy uno, uno, como uno cualquiera,como se debe ser.Y todos somos uno, lo mismonosotros, yo, t y l y aquel.Somos el coro de niosy nos cuenta el sumo juez.Quin soy, qu soyal seor le pregunty el me respondicalla y multiplcate.

Uno a uno seris todos.Todos cada cual seris.Esa ser la repblicadonde la lucha y el haz y revsde clases, edades y sexossea en total concordia y nica fe.

Y en este coro entre todos a mi vezyo ser el que soy por no ser ni t ni aquel.Cuando crezca y me haga un hombre ya veris lo que ser:Rey de mi mismo que rijamis tropas rebeldes a mi mismo fiel.Mis choques, caprichos y dudasharn la paz en m como nico rey.Iba yo cavando a buscar mi almay mi tumba era lo que cav.Tierra de memorias y de deseosque no nombre tienenni mios eran ni s de quin.

Y cuando pensaba llegar al fondode pronto me encontrSlo bajo el sol entre los soldados en el patio del cuartel,gritando a coro Viva la muerte, Viva la madre que me dio el ser.Descubr tesoro que slo valepor la condicin de que oculto est.La verdad saber de mi mismo quise,yo que slo soy porque soy mentira y no lo s.Si pelis el fruto, la roja pulpa se seca y se hace piel.Si por ver mi cara me voy quitando mi careta y mi papel,qu habr de ser la cara que quede?Mscara, ms cara, habr de ser.NO PAZ, SINO GUERRA A LA GUERRA

Abril 1996

Hay una equivocacin de raz en las proclamaciones y reclamaciones de Paz y "Paz entre los hombres de buena voluntad", que una vez y otra domina y asimila las buenas intenciones y los deseos ms fervientes de los que esos clamores de Paz surgan.Pues, a quien se elevan esas reclamaciones? A qu Dios se pide la Paz?.Basta dejarse latir un poco para sentir que se le pide al Seor de los Ejrcitos, al Dios para quien la guerra es una necesidad constitutiva.O, si no, echemos una mirada alrededor: aqu, en el estado del Bienestar, perfeccin de la Historia entera, gozamos de paz desde hace medio siglo; estaPaz se alimenta, primero, por una serie de guerritas en el cinturn de los alrededores (Vietnam y Corea para empezar); despus, peleas de rabes y judos en Oriente Prximo; despus, remociones en Centroamrica o rias de tribus en frica; luego, a falta de mejor pasto, la guerra televisiva del Irak; al fin, tras el derrumbe de la divisin entre las dos Democracias con que nos haban tenido entretenidos 40 aos, la resurreccin, en los arrabales ms cercanos, de las brasas de guerra arcaica de los Balcanes), y, segundo, en el seno del propio Estado del Bienestar, por el mantenimiento, tambin constante, de luchas de bandas terroristas, mafiosas, neofascistas, o sencillamente de siervos de la violencia, matones y policas, esto es buenos y malos, de cuyos modelos las pelculas televisivas no han dejado de nutrir a las sucesivas generaciones.Y en medio de esto, las almas inocentes reclaman a lo Alto paz, paz, por ejemplo, para el ao 2000, armona de los estados y de las personas. Pues bien, quien no vea que la Paz es esta guerra, que la armona es esta discordia organizada desde arriba, no har mas que contribuir a la misma con su clamor de Paz, pues que en este clamor mismo est conformndose con la falsa Paz que los Medios del Poder le venden.El verbo encarnado ha dicho "no creis que he venido a meter paz en la tierra: no he venido a meter paz, sino espada". La sola paz de veras que nos cabe es la guerra contra la guerra, es decir contra el Dinero y el Estado, que necesita la guerra (y la Fe en la Paz) para sostener su Poder, que es el poder de administrar la muerte, en paz y en guerra.

El Estado y yo

Para ver la Estrecha relacin (que monta a tanto como a una identidad) entre el Estado y Yo, baste con recordar que Yo, en cuanto soy una Persona, no puedo menos ya de ser un Sujeto o Sbdito del Estado: esto es, que como el Estado es esa forma de Orden poltico que pretende constituirse en un conjunto cerrado o Todo, correspondientemente Yo no puedo ser otra cosa sino elemento del Conjunto, el Uno de ese Todo. Ahora bien, es sabido que cada elemento de un conjunto finito es de algn modo el conjunto entero, en cuanto que todos los elementos han de ser en verdad el mismo, intercambiables el uno por el otro, a fin de poder contarse, y adems, por otro lado, siendo Yo un elemento de un conjunto definido, en M se centran todas las relaciones con cada uno de los otros elementos componentes y Yo estoy constituido como centro de esa red de relaciones; de manera que con verme a m se est viendo al Estado todo del que formo parte. Ni el Estado puede tener una realidad palpable sin contar con que la vida sea Mi Vida y est Yo constituido a su servicio ni puedo Yo ser el que soy si no es como un sbdito del Estado , que es el que me garantiza una identidad bien fija y definida. Es as como, sin exageracin ni inexactitud alguna, aquel "El Estado soy Yo", que dicen que pronunci el Rey Sol en un momento crtico del establecimiento del Estado, puede orse como simple constatacin de una verdad (de una tautologa), con slo tomar la precaucin de completarlo, dndole tambin la vuelta para que diga "Yo soy el Estado". Pero ser tambin ilustrativo a tal propsito recordar cmo el desarrollo del Estado y el de M mismo han sido estrictamente paralelos: que en otros tiempos, cuando no haba propiamente Estado y slo formas ms imperfectas de Patria dominaban a las gentes, tampoco Yo era propiamente todava este Yo que soy ahora, sino que slo se hablaba aproximadamente del Alma, que era lo que serva por entonces para reducir mi cuerpo a un cierto Orden y a ser una Idea de s mismo ( pues antes, cuando no haba siquiera Alma, est claro que no haba tampoco Cuerpo), y as reinaban en estrecha correlacin la Idea de Alma con la de Patria, sirviendo una y otra a confirmar, desde distintos lados, la muerte de uno solo o de los miles de cuerpos que ya como miles de almas se contaban en las ciudades de la Patria. Sobre esta situacin, vino el momento en que se decidi decir de M, como de Dios, que EXISTO, y as se constituy, en lugar del Alma, esa forma ms perfecta y aparentemente definida de la Persona y de la Fe en M Mismo que lleg a llamarse el Yo, haciendo nombre sustantivo del pronombre, insustantivo como lo era. Pues bien, a tal institucin de M mismo corresponde punto por punto la institucin del Estado propiamente dicho de la Era Moderna y casi ya ms bien Contempornea. Y la correspondencia se refleja bien en la de los smbolos respectivos que a tal propsito hubieron de desarrollarse: pues si de un lado la Bandera Nacional, a partir de los usos vagos y conflictivos de enseas o pendones anteriores, vino a fijarse y constituirse como la faz visible del Estado, al mismo tiempo del otro lado el Documento Nacional de Identidad vino a fijarse y establecerse obligatoriamente, como smbolo propio de M Mismo y garanta conjuntamente de mi propia seguridad y de la del Estado. De cmo asimismo la forma correspondiente de Dinero, definida como Capital, necesitaba al mismo tiempo del desarrollo de la Masa estadstica, del desarrollo de la Personalidad individual puede ilustrarnos sin ms el rememorar los refranes de la Propaganda, que es la que suele decir a voces las ms profundas verdades y secretos del Seor. As que, en fin, mostrado - espero -, aunque con rapidez, con cierta claridad, cmo funciona la identidad entre el Estado y Yo, puede el lector sin ms deducir de ah lo irrisorio de la demanda de aquellos bienintencionados que contraponen al Estado con el Yo y que piensan rebelarse contra la esclavitud del Estado en nombre de la libertad del Individuo o la Persona sin percatarse de que lo uno y lo otro son las dos caras necesarias de Lo Mismo. Cmo podr de veras Yo, que constituyo el Estado, enfrentarme al Estado que me constituye? Son esos militantes la contrapartida y complemento de aquellos otros que, por el procedimiento de las llamadas reivindicaciones, reclamaban la libertad y el gozo de la vida al Capital y al Estado mismo, que slo tienen su esencia y razn de ser en la muerte de sus vidas y en la prisin de sus libertades.

(Del libro : "Qu es el Estado" Edit. La Gaya Ciencia -1977-)

FORO POR EL TREN VA DE LA PLATA "...Continuamos hoy, contando esta vez con la apreciable, descarnada aportacin de Jos Ramn Montes que acabis de or.

Continuamos de todas maneras esta guerra, que es aparentemente una guerra contra el cierre, por la reapertura, del Va de la Plata, pero, como sabis ya, es una guerra del Automvil contra el ferrocarril, del ferrocarril contra el Automvil, y ms todava: es una guerra de la gente contra el Dinero. Si no se entiende bien hasta que punto el Automvil representa pura y simplemente el poder del Dinero, y el ferrocarril representa la utilidad de veras, no para el dinero, sino para la gente, si esto no se entiende bien, desde luego no vamos a hacer mucho los que estamos aqu y los otros que acaben interesndose por esto. Para m, el inters est desde luego en reconocer que es un punto clave ste de la oposicin entre Automvil y ferrocarril, dentro de esta poltica general del pueblo contra el Poder y por tanto de la utilidad para la gente, para el comn contra las necesidades del movimiento del Capital y por tanto de las necesidades del Estado, que en el Rgimen que hoy padecemos, como sabis muy bien, est enteramente confundido con el Capital. Cuando habis visto en el ttulo "ventajas", yo creo que los organizadores han puesto ventajas del ferrocarril sobre el automvil, del tren sobre el automvil, un poco por modestia o por no asustar, pero se puede decir mucho ms que ventajas, se puede decir una verdadera oposicin en el sentido que os acabo de enunciar. es una oposicin entre la utilidad de veras y la necesidad de movimiento del Capital. Es mucho ms que una ventaja. Ya en la primera sesin, de fines del mes pasado de esta lucha, las ventajas que el sentido comn reconoce sin ms casi sin que se le diga, del ferrocarril y el tren sobre la carretera o autopista o autoloquesea y el automvil se pusieron de relieve. Ahora me voy a limitar nada ms a recordar tres puntos. Hablo otra vez a vuestro sentido comn. Uno se refiere a la estructura: ya creo que tuvimos ocasin de hablar de lo incomparable, en este aspecto, entre los dos medios de transporte, de gente y de mercancas. En primer lugar, el invento del terraplen, el balastro, las traviesas y los rales, que es una estructura, aparte de otras ventajas, prcticamente indestructible; basta con que una vagoneta de vez en cuando, como lo hacan antes algunos de los casilleros, se pasee para repasar, nada ms. Es un verdadero invento, una cosa que no se les haba ocurrido a los romanos, que ya es decir. Es decir que mereca la pena. Contraponed a eso, pues lo que conocis, carreteras, autovas, autopistas, autoloquequieras llamar, autorruta (no s cuntas maneras, pero desde luego siempre poniendo auto-) pero todo es lo mismo: es el camino, la calzada; es el retroceso a los tiempos por lo menos de las diligencias. Es una estructura que no vale para nada ms que para tenerla que reparar todos los aos y repararla apenas se est haciendo, es una cosa que, como se ve obligada a soportar, entre otras formas de trasporte insensatas, las ristras de camionazos nocturnos, resulta que no puede durar nada, es decir, que apenas se ha hecho, se ha apisonado, y se ha recubierto con la capa de betn consiguiente, ya inmediatamente se est reparando. Claro que, algunos dirn "Bueno se estn creando Puestos de Trabajo". Si os dejis engaar con este cuento de los Puestos de Trabajo, en esta ocasin como en otras, no estis en esta guerra a la que os estoy invitando. Eso de los Puestos de Trabajo pertenece enteramente al Capital; se le quiere hacer tragar a la gente, pero pertenece al Capital. Eso para la estructura del firme de transporte; luego, la ristra de vagones, la ristra enorme de vagones, capaz de transportar cualquier cosa a cualquier sitio y con la mayor rapidez, no tengo que encarecerlo ms. Comparad con, por ejemplo, esa sucesin siniestra de camionazos nocturnos. Comparad con la torpeza y el atasco constante del trfico urbano en el que se incluye los Autos Personales y luego, para rematar, los autobuses, que han sustituido a los tranvas asesinados hace unos 50 aos, asesinados por el Seor, como siempre por el Poder, ....uno de los muchos asesinatos que nos tienen que mover aqu , para seguir con esta guerra, el de los tranvas. Comparad con todo lo dems: comparad con las caravanas consabidas de cualquier fin de semana para entrar en Madrid o cualquier conglomerado por el estilo como eso que siguen llamando Madrid. Comparad y ved que nada tiene que ver: vagones de mercancas, vagones de viajeros, unos detrs de otros enganchados, yendo a cualquier parte sin molestar a nadie y a las velocidades que buenamente hagan falta, con posibilidad, adems, de una cosa para m muy importante, de mantener un ritmo. Los que muchas veces hemos hecho versos de lrica ferroviaria sabemos bien lo que importa esto. No slo la ventanilla, que es algo tambin incomparable con las de los autobuses, no digamos la de los Autos Personales y con las cristaleras esas de los autocares de turismo que pretenden que se vea todo de una vez y que no dejan sin embargo ver nada; aparte de la ventanilla, el propio traqueteo ms o menos acentuado, el ritmo; el ritmo es otro elemento verdaderamente de vida y de poesa al mismo tiempo y todo lo que queris. No voy a seguir encareciendo ms los elementos estructurales El segundo punto en el que me quiero detener, esta diferencia fundamental (y que si no lo veis, es que tenis el sentido comn demasiado recubierto por las ideas que se os han suministrado, como por desgracia suele mayoritariamente suceder; pero llamo a pesar de todo a vuestro sentido comn), la diferencia entre un tramo de vida en el que sigis viviendo, y muchas veces de una manera ms interesante que cuando se est en casa o cuando se va por las calles (esto es lo que es un tren de viajeros, un tramo de vida, muchas veces de los ms interesantes, en cuanto que se puede ir haciendo cualquier cosa, conociendo a gente, tratando con los prjimos y todo lo que se quiera inventar de tal forma que puede ser ms interesante que tramos correspondientes, el trnsito por las calles, o no digamos estando en casa, con la familia o con quien sea), la diferencia entre eso y el llegar, la necesidad de llegar, como si el viaje consistiera exclusivamente en la llegada, de tal forma que entonces cunto ms se acorte el viaje ms hemos progresado y ms hemos hecho por la Humanidad. Esta es la gran mentira y esta es la oposicin; por eso tenis que guardaros mucho de cuando los poderes, incluso como Jos Ramn ha recordado, se acuerdan del tren: cmo siguen, sin embargo, manteniendo este criterio como nico: el de llegar. La gente no les ha dicho eso, no les ha dicho nunca, que lo que les importaba era llegar, la gente que s yo, queran viajar de la manera ms agradable, ms cmoda y todo lo dems, pero que tuvieran esa prisa por llegar, que tuvieran esa prisa por estar en Pars en 5 horas, eso cundo se lo ha dicho la gente? Eso se lo habr dicho alguno de los Ejecutivos creados por el propio Rgimen para que se lo diga, pero la gente, la gente de ninguna manera no?. "La llegada mata el viaje" dice el sentido comn por lo bajo; el viaje debera ser un seguir viviendo con los alicientes de la relativa novedad y ruptura con los hbitos. El llegar, como dice D. Antonio Machado en sus versos: "Londres, Madrid, Ponferrada, tan lindos para alejarse; lo peor es la llegada". Lo peor es la llegada efectivamente, porque la llegada es el Futuro y, como ms de una vez me habris odo decir hablando a vuestro sentido comn, no hay ms futuro que la muerte; el Futuro es la muerte; por eso el Futuro es lo que el Poder maneja, el Estado y el Capital tienen por funcin la administracin de la muerte y por tanto maneja el Futuro como su arma principal. El Futuro es de Ellos. Nunca en esta polmica, en esta guerra, por el Va de la Plata o en otra, os dejis engaar por las cuestiones de futuro, por ejemplo, el futuro o el futurito de Zamora, que son las cosas que los polticos suelen manejar. No: el Futuro es de Ellos: lo nuestro lo de ac abajo, lo de la gente, es otra cosa, que no es precisamente el Futuro. En esta contraposicin, entre ir viviendo en un tren y tratar de llegar en un blido, tenis representado de la manera ms precisa, como un smbolo, eso que os estoy diciendo ms en abstracto. La tercera diferencia, es la diferencia entre coger, atrapar o pillar un medio que te pasa casi por delante de la puerta, segn pasa, o tenerlo, poseerlo. Si vuestro sentido comn no se da cuenta de que efectivamente aqu es una cuestin de vida en un lado y muerte en el otro, entonces no estamos haciendo nada y no estamos en esta guerra de verdad. Coger un tren, un tranva, un metro, una cosita de transporte comn que te pasa cerca o a pocos pasos de la casa, y cogerlo a las horas del tren, a las horas de ellos, que pueden ser lo ms frecuentes posibles, naturalmente, pero en todo caso a las horas de ellos, y cogerlo segn pasa y dejarlo cuando lleguis al sitio adonde queris ir y desprenderos de l completamente: "Ah, ah te vas burro, ah te olvido, y t sigue haciendo lo que sea".

Pues comparad esto con lo de tener que tenerlo, como seguramente a la mayora de vosotros os han hecho tener que tenerlo, comprar uno o progresando el Progreso, comprar uno para l y otro para la seora, y comprar otro para el nio, para la nia y todas esas cosas: tenerlo. Cualquier poseedor de auto, si en lugar de hablar con la boquita de arriba, deja hablar al sentido comn sabe lo que se ha comprado: se ha comprado una esclavitud, un entretenimiento, algo que le exige una dedicacin, un tiempo que seguramente, si no tuviera que tener el auto, poda dedicarse a cosas ya casi inimaginables, no slo en la accin, sino en el habla: cunto en un bar, en la casa, en cualquier sitio, cunto hay que hablar, de cmo me pararon y de la multa que me echaron, si me tiene cuenta comprar este modelo o el otro! Pero, diablos, se puede matar la palabra de esa manera?, se puede condenar a la gente a pasar la mitad del tiempo hablando acerca del automvil, el ajeno y el propio o futuro, para dejar que la otra mitad se llene hablando de deportes o hablando de compras las seoras?, se puede matar as la palabra?.

Aqu lo que nos importa es que, si en buena parte est tambin condenada, eso es a consecuencia de tenerlo: eso es la posesin, eso es lo que se contrapone al uso, a eso de pillarlo segn pasa, pillar un medio de transporte comn segn pasa, sea cual sea; y ya el otro da tuve que advertiros que esto no slo se refiere a viajeros, sino a las mercancas; os record aquellas viejas fbricas que tenan su plataforma dispuesta para recibir en un ramal de va frrea cualesquiera carga que se les echara, y lanzarla para que despus fuera y siguiera corriendo por las lneas grandes. Si se le hubiera dejado, s se le dejara, el ferrocarril llega a cualquier sitio, pasa bastante cerca de cualquier puerta, y puede circular con toda la frecuencia apetecible. Es simplemente cuestin de dejarlo: en el invento est, en el invento estn todas las posibilidades. No se le ha dejado porque haba que vender autos. Pues a eso paso ahora. Frente a todo esto que os cuento y ms que os podra contar y que vuestro sentido comn os dice por lo bajo, frente a eso no hay ms que una cosa: hay la ilusin de la Voluntad Personal. Eso es lo esencial de la propaganda del Automvil, la ilusin de la Voluntad Personal. "Es que as puede ir Vd adonde quiera, a las horas que quiera"; y entonces, efectivamente, va Vd adonde quiera a las horas que quiera, pero basta colocarse en Madrid en cualquier semforo y ver cul es el resultado de eso, que todos van ms o menos a los mismos sitios y a las mismas horas, slo que cada uno en virtud de su propia voluntad personal, es decir, siendo lo propio que la palabra ominosamente dice, Automvil, siendo uno que se mueve a s mismo, siendo un automvil, o un ocupante de automvil, que no hay mucha diferencia, porque el conductor, con esa cara que suelen poner los conductores cuando se ponen al volante de creer que van algn sitio, no es ms que un implemento del automvil, que, gracias a que no se ha perfeccionado todava el chisme pues todava hace falta un tipo de carne y hueso, pero, vamos que muy bien podra prescindirse de l, y que siguieran siendo automviles, movindose en virtud de la Voluntad Personal de cada uno . Pues esto, con las ilusiones consiguientes de con este modelo tanta potencia!, con este modelo tanta velocidad!, para que despus se pasee uno por cualquier sitio y vea cuales son las velocidades y para que serva la potencia, con eso es con todo lo que se han arreglado para engaaros y para seguiros engaando, para imponer un medio de transporte fracasado, intil como es el automvil, y como consecuencia, autobuses, autocares y camionazos, imponerlo sobre los medios de transporte verdaderamente tiles. Alguno de vosotros a lo mejor, se extrae un poco de que yo diga que la voluntad personal es una ilusin: pues, si no entendis que la Voluntad Personal es una ilusin, entonces tampoco podris entrar nunca en una guerra de la gente (no de las personas: de la gente, del pueblo) contra el Poder. Fijos que en el Rgimen que hoy padecemos precisamente es esa voluntad, hasta libertad personal lo que rige todos los manejos del Poder: la democracia desarrollada est fundada justamente en esa ilusin, cada uno sabe qu quiere, adonde va, qu compra, qu le gusta; entonces apoyndose en eso, ya veis los manejos. Se cuenta con que la mayora es, como tiene que ser, necesariamente idiota, y que todos van a querer lo que est mandado que quieran; y entonces pues todos tan conformes y as el Rgimen se mantiene tan potente, como lo padecis conmigo todos los das. Esa es la nica cosa que el Automvil puede contraponer a eso. Quiero volver a plantearos esta guerra con toda la amplitud que tiene. No quiero daros esperanzas, pero s, ante este espectculo que os he recordado, hasta ver en esta sangrienta imposicin de medios de transporte intiles y fracasados, contra medios tiles de verdad, lo que en esta guerra se encierra de guerra entre gente y masa de personas, entre vida y administracin de muerte, una cierta confianza para continuar en la guerra. Hasta, si creyramos en los recuerdos, en la Historia, podramos costatar que, a la larga o aunque sea muy a la larga, el sentido comn acaba siempre venciendo; es decir que el Poder se arregla para imponer ilusiones y mentiras y someter as al pueblo o a los pueblos a ellas, durante tiempo, siglos, decenios, se mantienen imperios, se puede levantar a lo largo de varias generaciones de faraones las pirmides de Egipto, se puede sin necesidad de llegar a tanto tiempo levantar los rascacielos, levantar los horrendos bloques de nichos contra los que este mircoles mismo me voy a lanzar tambin en ese articulito que suelo sacar en La Razn, se pueden imponer esas cosas, y pueden durar, una dictadura puede durar, un Rgimen como este Rgimen del Bienestar puede durar lo que se quiera; no, seguramente tanto como el rgimen de los faraones egipcios, ni siquiera como el Imperio Romano, tal vez no, pero en todo caso puede durar mucho. Y, sin embargo, nos es dado observar que frente a esos imperios, a esa imposicin de las ideas el sentido comn al que estoy aludiendo y al que estoy en vosotros llamando por debajo de las personas, el sentido comn acaba venciendo siempre, acaba derribando las ilusiones de los imperios y volviendo a los caminos que eran de verdad tiles, necesitados para la gente. Y as es de suponer que el Imperio del Automvil sea no menos efmero que cualquier otro. Est fracasando desde hace muchos aos: llevamos un siglo desde que el seor Ford empez a fabricarlos en cadena; a lo largo de este siglo han demostrado ya bien, en la urbe y otros sitios, su incapacidad, su impotencia, su inoportunidad; puede tardar mucho ms, en acabar de derrumbarse, es decir, en que el Capital empiece por lo menos aunque sea tmidamente, a desviarse de su movimiento, aprovechando el ferrocarril para su movimiento, aprovechando otras cosas, como esas pequeas incursiones hacia el tren, que Jos Ramn os ha contado, con motivo de la Alta Velocidad, con los Cercanas y dems; puede tardar mucho en derrumbarse, pero no cabe duda: se derrumba: el sentido comn, el pueblo, no muere: los que mueren son personas, y por tanto los estados; sos son los que mueren, y por eso se dedican a la administracin de muerte, pero la gente indefinida, la gente que no es personas, sa no muere nunca; por tanto, no tiene prisa, no tiene prisa: caer cuando caiga. De forma que en esta guerra, aunque efectivamente estis, estamos, oponindonos tan cerradamente a los tiempos, (qu otra guerra o rebelin merece la pena sino una que se contrapone a los tiempos, que va contra los tiempos?), aunque estis contra ellos, tambin en otro sentido, estis empujados, alentados, por un tiempo ms verdadero en otro sentido, un tiempo que no se cuenta como el tiempo de ellos.

Os podra incluso, ya que son algunos de los de Zamora los que nos han trado a esta sesin, os podra contar un cuento, un mito del revs; deciros: fijos qu bien estara que llegar un da, dentro de unos pocos cientos o miles de aos, en que alguien dijera: "ya ven ustedes, en el momento en que todava el Imperio del Automvil estaba en todo su auge y segua siendo el favorito de estados y de bancos y de empresas y de capitales, en un rinconcito all perdido a las orillas del ro Duero, una poca gente empez a darse cuenta de que eso no poda ser, por lo imponente que fuera, y con motivo de la reapertura de una va frrea cerrada por el Poder aos antes, empez a dar uno de los primeros pasos para el derrumbamiento del Imperio del Automvil", etc, etc. Os puedo contar este cuento, pero con prevenciones, claro: porque os he dicho que el Futuro es de Ellos, y os lo vuelvo a decir. Si entendis eso como una especie de profeca o de futuro est mal: lo digo porque es simplemente verdad; no hace falta que sea un cuento: es as.

El sentido comn no acaba de morir nunca, est siempre por debajo y puede manifestarse aqu, como en cualquier otro sitio. Las cosas no requieren tener ideales, metas a las que aspirar; el cuento que os he contado no es un ideal, no es una meta: es algo que toca a lo ms inmediato. Eso de proyectos, planes, ideales, metas que alcanzar eso es todo de Ellos, eso es todo lo que hacen los administradores de muerte, el Capital y el Poder; por ac abajo la gente no podemos seguir el mismo procedimiento.

De manera que era un cuento para daros confianza, pero no un cuento de ningn futuro. Recordad que aunque sea una cosa tan pequea como guerrear por la reapertura del Va de la Plata en contra de los tiempos, eso quiere decir que se est haciendo por amor de la verdad, o, para no ser presuntuosos, por odio de la mentira, que es la verdad que nos cabe.