Alma Dorantes

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Alma Dorantes

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  • 61

    Takw / Nm. 13 / Primavera 2008 / pp. 61-82

    Se sabe poco sobre las pequeas con-

    gregaciones evanglicas o protestantes

    que haba en el estado de Jalisco en

    las ltimas dcadas del siglo xix y las

    primeras del xx. En gran medida, ese

    escaso conocimiento se origina en la

    Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario: entre el respeto a la norma y la conflictiva realidad

    Alma Dorantes Gonzlezinah Jalisco

    casi total ausencia de fuentes primarias,

    de ah la importancia del documento

    que aqu se presenta y que permite atis-

    bar a un pequeo grupo disidente del

    catolicismo en los aos del movimiento

    revolucionario.

    Palabras clave: protestantismo, metodismo, evanglicos, Revolucin Mexicana

    Introduccin

    Al estallar el movimiento revolucionario de 1910 la congregacin protes-tante de Ahualulco de Mercado, Jalisco, conformada por un puado de metodistas, haba cumplido varias dcadas de existencia. Su nacimiento recibi el trgico sello del martirio y en sus primeros aos sobrevivi a la sacudida que represent la disputa suscitada entre los misioneros nor-teamericanos que la tutelaban, motivo por el cual dej de pertenecer a la denominacin1 congregacional para afiliarse a la metodista.2 Pese al

    1 En Estados Unidos, Canad y ciertos pases europeos, iglesia y denominacin

    son trminos que se utilizan de manera indistinta con el propsito de subrayar

    el estatus similar que poseen todas las confesiones o credos religiosos frente a

    la sociedad y el Estado. Ver Patricia Fortuny Loret de Mola (coord.), Los Otros

    hermanos. Minoras religiosas protestantes en Jalisco, Guadalajara, Gobierno del

    Estado de Jalisco, 2005, p. 89.2 En la siguiente seccin me refiero a ese conflicto entre los misioneros.

  • Takw / Historiografas62

    entorno catlico e intolerante, ese pequeo ncleo de disidentes del ca-tolicismo permaneca firme en sus convicciones. Adems del culto domi-nical, otras actividades que los congregaban eran las desarrolladas en la asociacin juvenil llamada Liga Epworth.

    El hallazgo fortuito del libro de actas de las sesiones de esta asocia-cin, celebradas entre 1910 y 1918,3 nos proporciona un testimonio valioso en varios sentidos. Despus de varios aos dedicados a investigar el de-sarrollo del protestantismo en Jalisco, el documento citado es uno de los pocos que conozco que fue redactado exclusivamente por los mexicanos afiliados a esa rama del cristianismo. En l no aparece una sola mencin a los misioneros norteamericanos, no obstante que por esos aos estaban al frente de las escuelas, los hospitales, los peridicos y las congregacio-nes patrocinados por sus respectivas denominaciones. La de Ahualulco, segn lo indican las actas, estuvo a cargo de cuatro pastores mexicanos, lo que confirma que los misioneros extranjeros, establecidos en las ciu-dades ms importantes, trabajaron en sus alrededores slo los primeros aos posteriores a su arribo al pas y pronto dejaron a los conversos la responsabilidad de proseguir la labor proselitista en el medio rural.4

    Por otra parte, el libro de actas de la Liga Epworth de Ahualulco nos revela otros dos aspectos interesantes de la vida de esos pequeos gru-pos de conversos al protestantismo:

    El primero es el apego irrestricto por parte de los mexicanos al mo-delo diseado, en los Estados Unidos, para esta asociacin juvenil de la Iglesia Metodista Episcopal. Dicho modelo surgi a finales del siglo xix, cuando las asociaciones protestantes norteamericanas vivan una poca de esplendor en medio de un ambiente de acelerado crecimiento econ-mico y relativa estabilidad social. Sin embargo, ese conjunto de normas y prcticas, ideadas para organizaciones de gran tamao, resultaban in-congruentes y hasta grotescas cuando eran observadas por un puado de socios como los de la citada poblacin jalisciense que, adems, es-taban inmersos en un mundo sujeto a radicales transformaciones en lo poltico, lo econmico y lo social. Esta manera de proceder, que parece

    3 Este documento es propiedad de la maestra Elba Rebeca Solrzano, quien amablemen-

    te me proporcion una fotocopia del mismo, en marzo de 1999, en Guadalajara, Jalisco.

    Sus bisabuelos, Lorenzo y Petra Godina, formaron parte de la congregacin de Ahualul-

    co, al igual que el hijo de stos, Vctor Godina, quien aparece mencionado en repetidas

    ocasiones en el libro de actas citado. 4 Abraham Tllez Aguilar, Protestantismo y poltica en Mxico en el siglo xix, en Laura

    Espejel Lpez y Rubn Ruz Guerra, El protestantismo en Mxico (1850-1940). La Igle-

    sia Metodista Episcopal, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, p 33.

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...63

    extraa o discordante con el momento histrico, podra deberse a que los ahualulquenses metodistas eran a la vez conversos y disidentes del ca-tolicismo. Es decir, en ellos se conjugaban el celo del nefito con el deseo de resguardar todo aquello que los diferenciaba de la inmensa mayora catlica; en este caso, las asociaciones de jvenes evanglicos resulta-ron una novedad cuando empezaron a fundarse en la dcada de 1870. Las organizaciones catlicas similares tardaran en aparecer pues hasta el despuntar del siglo xx se establecieron las primeras, inspiradas en la encclica Rerum Novarum (1891). As pues, considero que el cuidado y esmero en el cumplimiento de los deberes recin aceptados por parte de los protestantes o evanglicos5 se manifestaban en la estricta observan-cia del reglamento de la Liga, aunque con ello parecan dar la espalda a su propia realidad y a la del entorno.

    El segundo, otra cuestin interesante que revela el citado libro de actas, est relacionado con la ausencia de indicios que apunten hacia la existencia de cierto inters o compromiso de los metodistas con el movimiento revolu-cionario iniciado en 1910. El silencio que se percibe a travs de las anotacio-nes acerca de las difciles circunstancias que vivan los ligueros al igual que toda la poblacin catlica derivadas de la inestabilidad poltica y del declive de la produccin agrcola y minera propias de la regin, podra atri-buirse al afn de respetar el reglamento de la Liga Epworth, que no daba cabida a consignar por escrito las inquietudes y necesidades de los socios. Cabe tambin la posibilidad de que ese puado de evanglicos estuviera en desacuerdo con la revuelta poltica iniciada en 1910 y juzgara incompati-ble la violencia revolucionaria con los autnticos principios cristianos. Una postura semejante adoptaron los misioneros y conversos que editaron en Guadalajara El Testigo, peridico de la Misin Congregacional.6 Esto ltimo reforzara lo que he sealado en otro trabajo,7 en relacin con la indiferencia y pasividad de los protestantes jaliscienses ante la Revolucin, situacin

    5 Utilizo de manera indistinta estos dos trminos consciente de que en Mxico los

    creyentes de distintas corrientes que siguen los principios religiosos y ticos del pro-

    testantismo se llaman a s mismos evanglicos. En mi caso hago alusin, exclusiva-

    mente, a las distintas denominaciones del protestantismo histrico.6 El Testigo calific de revuelta poltica a la revolucin maderista. Los evanglicos que

    en ella haban participado era un nmero reducido que no haba hecho debidamente

    suyo el espritu del verdadero cristianismo, afirm Artemio R. Salas en un artculo publi-

    cado en dicho peridico. Ver Alma Dorantes Gonzlez, Tolerancia, clero y sociedad de

    Guadalajara, en Manuel Ramos Medina (comp.), Historia de la Iglesia en el Siglo xix,

    Mxico, Centro de Estudios de Historia de Mxico condumex, 1998, p 237.7 Me refiero al trabajo antes citado.

  • Takw / Historiografas64

    distinta a la que encontraron Deborah J. Baldwin8 y Jean Pierre Bastian9 en otras regiones del pas. Para inclinarse por cualquiera de dichas explicacio-nes sera necesario conocer el desarrollo histrico de la obra misionera de los metodistas en Jalisco, investigacin que est pendiente de realizarse no obstante que podra haber sido la ms importante de la entidad en tr-minos de los recursos econmicos invertidos.10 Otra tarea imprescindible consistira en comparar el libro de actas de la Liga de Ahualulco con textos similares para saber si en las asociaciones de la juventud metodista de otros estados de la Repblica se observ el mismo orden del da durante el periodo revolucionario y si sus miembros, al igual que los de Ahualulco, se abstuvieron de referirse a los problemas que enfrentaban a diario. Por ltimo, debido a lo escueto de los referidos apuntes, no podemos saber si ese pequeo grupo disidente del catolicismo se vala de esa organizacin para discutir y difundir ideas y valores del liberalismo.11 A pesar de estas limitaciones, esta fuente documental nos permite atisbar a los integrantes de ese grupo que luchaban a la vez por imprimir vitalidad a la Liga Epworth y, previsiblemente, por sortear las dificultades y peligros ocasionados por el movimiento revolucionario iniciado en 1910.

    Origen de la congregacin metodista

    En 1910 el Estado de Jalisco se subdivida en doce cantones para su r-gimen interior. El nmero 12, con cabecera en Ahualulco de Mercado, se distingua tanto por su numerosa poblacin como por la diversidad de sus fuentes de riqueza. La poblacin total ascenda a 66, 216 habitantes, de los cuales 5, 546 radicaban en la ciudad de Ahualulco. sta y Etzatln

    8 Deborah J. Baldwin, Protestants and the Mexican Revolution. Missioners, Ministers,

    and the social change, Chicago, University of Illinois, 1990. 9 Jean Pierre Bastian, Los disidentes. Sociedades protestantes y revolucin en Mxico

    1872-1911, Mxico, fce/ El Colegio de Mxico, 1989.10 Hago esta deduccin basndome en los comentarios del misionero Alfred C. Wright

    que pona de ejemplo a los metodistas norteamericanos porque eran capaces de re-

    caudar grandes cantidades de dinero para su obra misionera en Mxico. Por ejemplo,

    afirm que en 1904 haban invertido en ella 75, 000 dlares. Alma Dorantes , Protestan-

    tes de ayer y de hoy en una sociedad catlica. El caso jalisciense, tesis de doctorado,

    ciesas, 2004, p. 340. 11 Bastian propone que en el Mxico decimonnico las sociedades protestantes junto con

    las logias masnicas y los crculos espiritistas fueron modelos de asociacin portado-

    res de representaciones y valores nuevos y, por lo mismo, reveladores de las mutacio-

    nes que afectaron a la sociedad. Bastian, Los disidentes, 1989, p. 16 y ss.

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...65

    figuraban entre las 24 localidades de la entidad que contaban con ms de cuatro mil vecinos. En la explotacin minera, sobresalan las minas de oro y plata de Hostotipaquillo as como los yacimientos de cobre de Etzatln. En Tequila, otro de los municipios del 12 cantn, estaba muy desarrollado el cultivo de una variedad de maguey que se empleaba para la manufactura de un alcohol que llevaba el nombre de esa villa y gozaba de fama en el pas, as como para la extraccin de fibras. En el valle de Ahualulco el cultivo de la caa de azcar generaba buenas ganancias.12

    La produccin agrcola y minera del 12 cantn se incentiv gracias a las inversiones nacionales y extranjeras que llegaron sobre todo a partir de la dcada de 1890. A su vez, stas requirieron del ferrocarril para el expedito transporte de metales y productos del campo. Proyectado desde 1892, y otorgada la concesin de su construccin a una compaa nortea-mericana, el ferrocarril que uni esta zona con la capital jalisciense y con la frontera norte se inaugur en 1909 y 1910.

    12 Secretara de Fomento, Colonizacin e Industria, Divisin territorial de los Estados Uni-

    dos Mexicanos formada por la Direccin General de Estadstica, Mxico, Imprenta de la

    Secretara de Industria y Comercio, 1914, p. 4.

    Ilustracin 1Estado de Jalisco 1907

    Fuente: Jos Mara Muri, Historia de las

    Divisiones Territoriales de Jalisco, Mxico,

    Instituto Nacional de Antropologa e

    Historia, 1976, p. 123.

    Ilustracin 2Cantn de Ahualulco 1910

    Municipalidades:

    Ahualulco Magdalena

    Amatitln Sanr Marcos

    Etzatln Tequila

    Hostotipaquillo

    Poblacin:

    66,216 habitantes

  • Takw / Historiografas66

    Al conmemorarse el Centenario de la Independencia, la pequea con-gregacin protestante de Ahualulco era una de las ms antiguas de Ja-lisco. El primer misionero que arrib, lo hizo estimulado por la fama de liberal que posea esa poblacin. Quiz esa distincin surga de su mis-ma localizacin geogrfica y riqueza minera, que la converta en un cen-tro de atraccin de inmigrantes y sitio de paso hacia los vecinos estados de Aguascalientes, Zacatecas, y al Territorio de Tepic. Ese conjunto de caractersticas podran haberle otorgado un cariz algo menos conserva-dor que a otras ciudades jaliscienses, lo que lleg a odos del norteame-ricano John L. Stephens, uno de los enviados de la sociedad misionera de las Iglesias Congregacionales de los Estados Unidos conocida como la American Board.13 Stephens y David F. Watkins se establecieron en 1872 en Guadalajara; al ao siguiente el primero viaj diez horas en diligencia para llegar a Ahualulco y encontrarse con que exista inters y una gran curiosidad por su mensaje, que difunda los principios del cristianismo reformado junto con los del congregacionalismo.14 Segn escribi a la so-ciedad misionera que lo patrocinaba: Antes de que tuviera tiempo de sacudirme el polvo del camino, alrededor de catorce personas vinieron a darme la bienvenida, e inmediatamente, empezaron a preguntar sobre nuestra fe....15 A las reuniones pblicas que organiz diariamente co-menzaron asistiendo veinte vecinos, que luego aumentaron a cincuenta, adems de los curiosos que queran ver y escuchar al extranjero: Como todas las casas dan a la calle, mi presencia en cualquiera de ellas era notada de inmediato, y los transentes podan entrar y escuchar la Biblia

    13 El nombre completo de esta asociacin es American Board of Commissioners for Fo-

    reign Missions. Establecida en 1810 por las iglesias congregacionales, se erigi en la

    primera asociacin norteamericana dedicada a las misiones extranjeras. 14 El origen remoto del congregacionalismo se encuentra en el puritanismo ingls del

    siglo xvi. Uno de los grupos puritanos, el de los separatistas, se traslad al Nuevo

    Mundo en 1620 para establecerse en la Baha de Massachussets, siendo conocidos

    como los Peregrinos del Mayflowers. Las iglesias que fundaron bajo los principios

    de la reforma protestante rechazaron la estructura jerrquica de gobierno, carac-

    terstica del catolicismo y el anglicanismo, y adoptaron una democrtica en la cual

    la congregacin de creyentes fue la instancia donde se tomaban las decisiones re-

    lativas a la doctrina y la organizacin institucional. Hasta mediados del siglo xix, el

    Congregacionalismo se identificaba con una forma de vivir el cristianismo reformado

    y no con una iglesia o denominacin especfica. No fue sino hasta esa poca, al calor

    de la competencia con otras iglesias protestantes, que las congregacionalistas se

    convirtieron en una denominacin. 15 Dorantes, Protestantes de ayer, 2004, p. 198.

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...67

    hasta que el cuarto, la puerta y las ventanas ya no podan dar cabida a ms gente.16

    Los que mostraron simpata hacia la predicacin de Stephens, as como inters en los impresos que distribua y en las clases de alfabetizacin que imparta, se constituyeron formalmente en un grupo disidente a la muerte del misionero. ste fue vctima de la intolerancia catlica exacerbada por la poltica anticlerical implantada por el presidente Sebastin Lerdo de Tejada (18721874) quien, adems de incorporar las Leyes de Reforma a la Constitucin, promulg ordenamientos legales que impusieron nuevas li-mitaciones a las actividades de la Iglesia catlica. Se interrumpi as, abrup-tamente, la poltica conciliadora fomentada por el presidente Benito Jurez con dicha institucin y, en consecuencia, desde la perspectiva catlica, los lerdistas reiniciaron la persecucin religiosa. Los catlicos reaccionaron de maneras diversas al sentirse atacados: unos recurrieron a la palabra impre-sa para externar su repudio al gobierno; otros, con las armas en la mano, se erigieron en defensores de la religin y dirigieron su clera hacia las pequeas clulas de protestantes a quienes vean como aliados de los liberales para acabar con el poder eclesistico y la unidad religiosa de los mexicanos. Esto ltimo ocurri en Ahualulco, donde una turba de catlicos fanticos, azuzados por el cura prroco, asesinaron al misionero Stephens junto con un converso de nombre Jess Islas, en marzo de 1874.

    La congregacin primigenia permaneci bajo los auspicios de la Mi-sin Congregacional hasta principios de la dcada de 1880, cuando el misionero Watkins dej de trabajar para esa organizacin y comenz a hacerlo para la asociacin misionera de la Iglesia Metodista Episcopal.17 La mayora de los conversos jaliscienses, entre ellos los de Ahualulco, siguieron a Watkins y adoptaron los principios metodistas.

    En los primeros tiempos los ahualulquenses que simpatizaban con la religin recin llegada eran alrededor de medio centenar18 pero, en los

    16 Ibid., p. 199.17 Watkins fue acusado por John Edwards y J.K. Kilbourn, de conducirse de manera in-

    apropiada en el trabajo proselitista, por ejemplo, al asociarse con sacerdotes catlicos

    que no haban abjurado de su fe religiosa y con espiritistas. En consecuencia, la Ame-

    rican Board le retir su apoyo; poco despus Watkins se uni al equipo misionero de la

    Iglesia Metodista Episcopal del Sur recin llegado a Jalisco. Dorantes, Protestantes de

    ayer, 2004, p. 220 y ss.). Es lgico suponer que esas situaciones podan desalentar a los

    recin conversos y provocar su desbandada en un grupo recin creado. 18 As lo inform el misionero Stephens en sus cartas dirigidas a la American Board, las

    cuales se encuentran en el acervo de esta asociacin que custodia la Biblioteca Houg-

    hton de la Universidad de Harvard. Idem.

  • Takw / Historiografas68

    aos del porfiriato, la desercin hizo estragos en la membresa y al inicio de la revolucin se compona tan slo de una docena.

    El Libro de Actas de la Liga Epworth de Ahualulco

    En Mxico las sociedades de jvenes metodistas, bajo el nombre de Liga Epworth, se fundaron a partir de 1893. Esta asociacin haba surgido en los Estados Unidos cuatro aos atrs, en mayo de 1889; en ella se fusiona-ron las diferentes sociedades juveniles de la Iglesia Metodista Episcopal que funcionaban desde mediados del siglo xix. Algunas de estas socieda-des daban preferencia a la cultura, a la evangelizacin o a la educacin, por lo que se disgregaban y perdan eficiencia en los resultados. Con base en esa experiencia, los metodistas norteamericanos coincidieron en la necesidad de formar una asociacin unificada tanto en su organizacin como en sus actividades, y cuyo nombre recordara el lugar de nacimien-

    Ilustracin 3Portada Libro de Actas de la Liga Epworth

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...69

    to Epworth, Lincolnshire, Gran Bretaa del ingls John Wesley (17031791), uno de los primeros lderes del movimiento metodista.

    Los metodistas mexicanos acogieron con entusiasmo esa institucin que debera brindar a la juventud oportunidades de desarrollo armnico por medio de actividades espirituales, intelectuales, fsicas, culturales y sociales. En su peridico El Abogado Cristiano apareci, en abril de 1893, la traduccin del reglamento o Constitucin que deba regir a estos grupos, acompaada de la invitacin a los pastores a conformarlos en sus congregaciones. Las primeras ramas mexicanas de la Liga Epworth se organizaron en la ciudad de Mxico para luego extenderse hacia los estados del centro de la Repblica.

    En Ahualulco esta asociacin se fund en 1896,19 de modo que haba cumplido su decimoquinto aniversario cuando en enero de 1911 se estre-n la libreta, donada por la socia Luz Camacho, en la cual se llevara un cuidadoso registro de las actas de la sociedad. De acuerdo con esa fecha, estampada en la portada, las actas correspondientes a octubre y noviem-bre de 1910 se copiaron una vez que se cont con la libreta. En esas primeras anotaciones se comprueba que la Liga funcionaba desde haca tiempo, pues de haber coincidido su instalacin con el comienzo del libro de actas se hubiera hecho la declaratoria correspondiente. En las pginas iniciales se aclar que la rama ahualulquense estaba dedicada a honrar la memoria de Stephens e Islas, el misionero y el converso que, como se dijo antes, haban sido asesinados en 1874 por catlicos intolerantes.

    Entre 1910 y 1918 se llevaron a cabo 31 sesiones. Las reuniones de la sociedad se interrumpieron en julio de 1916 y se reanudaron casi dos aos despus, en marzo de 1918, cuando se procedi a la reorganizacin de la Liga. Los socios o ligueros demostraron mayor actividad en 1911 y en 1914, aos en que se celebraron ocho y seis sesiones respectivamente, en tanto que en 1915 se reunieron una sola vez, y en dos ocasiones en 1916.

    En las actas de la Liga Epworth de Ahualulco se hace la distincin entre las reuniones que tenan lugar antes del culto dominical y las de negocios que se realizaban los martes por la noche. Parece factible que cada estas sesiones se convocaran una vez al mes, lo que obligara a los asociados a reunirse cada quince das. Sin embargo, a los metodistas de dicha ciudad no les fue posible cumplir con esta norma, cuestin en la que insistir ms adelante.

    El mecanismo de las juntas de los asociados no registr variacin al-guna entre 1910 y 1918, por lo que es evidente que se segua al pie de

    19 En Guadalajara la Liga Epworth se estableci en 1894. El Testigo, tomo xv, nm. 23, p.

    265.

  • Takw / Historiografas70

    la letra el modelo diseado por los jvenes metodistas norteamericanos. La reunin se inauguraba con el canto de un himno y una breve oracin pronunciada por quien la presida, ya fuera el pastor20 o el presidente de la Liga. En ocasiones ese acto inicial inclua la lectura de un pasaje de la Biblia seguida de la explicacin del pastor. A continuacin se pasaba lista a los miembros de la Liga; los presentes contestaban al or su nombre y se haca la colecta de la aportacin econmica de los asistentes, cuyo monto parece haber estado previamente convenido, aunque no siempre se respetara ese acuerdo pues las cantidades especificadas en las actas contienen muchas variaciones.

    Una vez leda y aprobada el acta de la reunin anterior se proceda a escuchar los informes de los encargados de los departamentos y las co-misiones. Esos informes se presentaban por escrito o de manera verbal e igualmente deban ser aprobados. En el acta se sealaba si uno o ms de los individuos que tena algn cargo estaba ausente o no haba trabajado y, por lo tanto, careca de noticias que comunicar a sus compaeros. Por ejem-plo, el 15 de febrero de 1912 se consign que: El departamento de Cari-dad a cargo de la seorita Julia Arias no present ningn informe. El 5 de mayo del mismo ao, se aclar que: La Comisin de Vigilancia a cargo del hermano v. [Vctor] Godina no ha trabajado. Slo en forma excepcional se mencionaba la causa de esas omisiones pero, an as, debido a lo escueto de la anotacin, ciertas explicaciones parecen inverosmiles, como sucede en el acta del 1 de julio de 1913. Ese da, el encargado del departamento de Cultos adujo la lluvia como pretexto para no presentar por escrito su infor-me; podra tratarse de una persona dedicada a las labores del campo cuya labor cotidiana se trastoc con motivo de dicho fenmeno meteorolgico, lo que le impedira la realizacin del escrito en cuestin; pero sta sera slo una de muchas conjeturas a que se presta una explicacin tan limitada.

    Con ms frecuencia, aunque con el mismo tono escueto, se hizo re-ferencia a los esfuerzos emprendidos para presionar a los que tenan al-guna responsabilidad a que la ejecutaran. As, el 3 de mayo de 1914 se nombr una comisin formada por las seoras Luz Camacho y Manuela Garca para que exhorten a la vicepresidenta de Vigilancia para que cumpla con el cargo que se le ha confiado por ser el de ms importan-cia. En este mismo sentido de la falta de un mayor compromiso de los miembros apunta la repetida recomendacin hecha a los encargados

    20 Entre 1910 y 1918 los pastores fueron: Manuel Gmez Banda, Francisco Morales,

    Felipe Rincn y Vctor Aguayo. Con la familia de este ltimo emparent Vctor Godina

    al casarse con Soledad Aguayo. Entrevista con la maestra Elba Rebeca Solrzano reali-

    zada por la autora, el 2 de marzo de 1999, en Guadalajara, Jalisco.

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...71

    de los diferentes departamentos [para que] hicieran sus programas para cada reunin.

    Desahogada esta parte de la orden del da, se discutan los asuntos miscelneos y, uno por uno, reciban la aprobacin de la mayora o de la totalidad de los asistentes. Algunos de los asuntos aprobados fueron los siguientes: A fines de 1910, formar o tener su libro de Actas de la Liga, as como el de organizar una fiesta de la Liga para el ao nuevo de 1911, habiendo sido nombrados oradores oficiales... Para dicha fiesta se nombr un tesorero particular, quedando elegida la seorita Guadalu-pe Gil. En 1911, uno de los acuerdos fue el relativo a mandar hacer un estandarte de la Liga, eligiendo a la seorita Juana Ascanio para que se encargara de recoger una colecta especial para este efecto; una segunda resolucin orden destinar el fondo econmico de la Liga para ayudar a la compra de las bancas del saln de cultos. La llegada del nuevo presbtero presidente amerit, en mayo de 1912, la integracin de una comisin que preparara la recepcin que se le brindara y se escogi al orador oficial. En marzo de 1914, una socia propuso la compra de un reglamento general de la Liga, medida aprobada por unanimidad.

    Mientras resulta comprensible que las cuestiones anteriores amerita-ran la designacin de los responsables de cumplir los acuerdos respec-tivos, se aprecia como innecesaria semejante formalidad para solventar asuntos nimios. No obstante, cualquier motivo, independientemente de su trascendencia para el funcionamiento de la asociacin, pasaba por el mismo proceso. As, en mayo de 1912 la socia Francisca Guerrero propu-so que durante cada reunin se asearan las ventanas del saln, dicha comisin la formaron las hermanas Francisca Guerrero y Luz Camacho. El mismo mes, pero de 1913, se propuso una comisin de aseo para cada ocho das nombrndose las personas siguientes: Vctor Godina para sa-cudir las paredes y las seoritas Julia Arias y Rosa Ascanio para limpiar las vidrieras. Esta manera de actuar se justificaba en una organizacin de gran tamao pero resultaba ridcula y extravagante si los socios no rebasaban la docena.

    Resueltos los negocios miscelneos, la sesin finalizaba con el canto de otro himno o la recitacin de algn salmo bblico y la bendicin del que la presida.

    La estructura organizativa de la Liga Epworth resultaba demasiado pesada para la rama correspondiente de Ahualulco. Esa estructura constaba de una mesa directiva y los presidentes de los departamen-tos y las comisiones. La mesa directiva la formaban el presidente, el secretario y el tesorero. Entre los departamentos figuraban los de Ayuda y Caridad, Cultos, Esfuerzo Cristiano y Literatura. Las

  • Takw / Historiografas72

    comisiones eran: Floral, Limpieza interior, Limpieza exterior, Vigilancia, Ornato, Reuniones Sociales y las que se creaban con un propsito especial.

    Los metodistas de Ahualulco cumplieron con los aspectos formales de la Liga Epworth; sin embargo, estuvo fuera de su alcance hacer de sta una sociedad que promoviera el desarrollo integral de los jvenes de la congregacin metodista porque stos en ningn momento constituyeron la mayora de los consocios. Entre 1910 y 1916 estuvo conformada por seores, seoras y seoritas. De estas ltimas no es posible saber la edad dada la costumbre de dar ese ttulo a las mujeres solteras independien-temente de su edad. Sera hasta la reorganizacin de la asociacin, el 17 de marzo de 1918, cuando por primera vez se habl de jvenes para referirse a tres miembros del sexo masculino que resultaron electos para ciertos cargos. Teniendo en cuenta la meticulosidad que predomina en las actas y, por otra parte, que los apellidos de dos de los jvenes en cues-tin Bayardo y Murillo aparecieron con anterioridad para designar a varones adultos y mujeres casadas que formaban parte de la asociacin, es seguro que se trataba de los hijos de stos.

    Aunque nunca se menciona la ocupacin de los ligueros de Ahua-lulco, la caligrafa y la ortografa de dos de los secretarios de actas cons-tituyen indicios elocuentes del grado de educacin o instruccin formal que les separaba y que, posiblemente, exista tambin entre otros miembros. En efecto, en las actas de 1910 a 1914 firmadas por Juan H. Enrquez, en su calidad de secretario, la escritura denota el dominio del arte de escribir con letra correctamente formada y se descubren pocas faltas de ortografa.

    El cambio en ambas cuestiones es radical a partir del ltimo ao se-alado, cuando se nombra secretario a Samuel Godnez. La letra peque-a y de rasgos mal trazados, las frecuentes enmendaduras que exhiben sus actas (aada palabras encimndolas al texto previamente escrito porque eran necesarias para completar las oraciones) y las abundan-tes faltas de ortografa en palabras de uso comn as como del lxico religioso (himno, bblico) hacen pensar en alguien que si bien saba escribir, lo haca con gran dificultad. El nombre de la Liga, en los textos de Godnez, no volvi a ser escrito en forma correcta sino que apareci como Epowth o Eporth. (Comprense las ilustraciones 4, 5 y 6)

    Metodistas y revolucin

    La formalidad con que se conducan los consocios de la organizacin me-todista citada, y los diversos cargos y comisiones al frente de los cuales

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...73

    Ilustracin 4Primera parte del acta del 10 de octubre de 1910

    deban estar una o dos personas elegidas democrticamente, parece in-necesaria al saber el reducido tamao de la membresa; lo que se agrava-ba debido al problema de la inasistencia de los ligueros y de la escasez de recursos econmicos. Esta trada de dificultades se present de modo persistente de 1910 a 1918 sin que pudiera solucionarse.

  • Takw / Historiografas74

    Aunque slo de vez en cuando se menciona el nmero de asistentes a las juntas de la Liga, los datos indican que se reunan menos de una decena y slo espordicamente se rebas ese nmero. La asistencia de slo diez individuos en marzo de 1918 incluyendo al pastor constituy un impedimento para la reorganizacin de la sociedad; para solventarlo se reconoci como miembros a media docena de personas aunque algu-nas de ellas no estaban presentes. Gracias a esa estratagema se logr completar un total de diecisis afiliados (diez mujeres y seis hombres), nombrar a la mesa directiva e iniciar una nueva etapa de la sociedad.

    Ilustracin 5Segunda parte del acta del 7 de marzo de 1911

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...75

    Pronto la incorporacin de socios al vapor demostr su nula efecti-vidad pues al mes siguiente se asentaba que las personas propuestas como miembros de la Liga no han asistido a ninguna reunin. Esa au-sencia era comprensible si los implicados ignoraban que ya se les haba inscrito en la lista de socios y hasta se les haba nombrado para algn cargo, como sucedi con el joven Ramn Murillo, que se present a la reu-nin del 28 de abril del ao citado sin llevar el informe del Departamento de Vigilancia a cuyo cargo haba quedado sin saberlo.

    Qued as demostrado que la sola voluntad de los asociados fieles era insuficiente para incrementar la membresa; sin embargo, tampoco se descubre la existencia de planes que tuvieran esa finalidad. O quiz esa impresin se origina en el lenguaje conciso utilizado en las actas, como sucede en la del 8 de noviembre de 1914, donde se afirma que la Comisin de Propaganda inform que ha cumplido en cuanto le ha sido

    Ilustracin 6Acta del 5 de abril de 1914

  • Takw / Historiografas76

    posible. Tal vez para remediar la escasez de miembros en el futuro, al reactivarse la Liga en 1918 el pastor Aguayo solicit incluir unos nios en la Liga, medida que se aprob y se secund.

    Ilustracin 7Reorganizacin de la Liga Epworth en 1918

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...77

    El desinters en participar de manera activa y constante, demostra-do por varios de los que conformaban la de por s reducida membresa de la Liga ahualulquense, llev con frecuencia a la formacin de co-misiones encargadas de reconvenir a los creyentes su apata e indife-rencia, insistiendo en la necesidad de que asistieran a las reuniones y contribuyeran con sus cuotas al mantenimiento de la asociacin. Pese a los intentos, los pocos asiduos no encontraron la solucin a dicho

    Ilustracin 8Segunda parte del acta del 17 de marzo de 1918

  • Takw / Historiografas78

    problema que continu presente a lo largo del periodo comprendido en el libro de actas.

    La incapacidad de realizar peridicamente las juntas de la Liga Epwor-th de Ahualulco podra ser una seal de la inestabilidad del entorno, pro-vocada por el movimiento revolucionario cuya etapa blica transcurri precisamente entre 1910 y 1917. Llama la atencin, sin embargo, el silen-cio de los encargados de elaborar y aprobar las actas con respecto a las vi-cisitudes padecidas en lo individual o como grupo. Para tal efecto podran haber aprovechado la seccin de asuntos miscelneos del programa pero no sucedi as. En una nica sesin, la del 3 de julio de 1916, apare-

    Ilustracin 9ltima parte del acta de 17 de marzo de 1918

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...79

    cen ciertas expresiones que aludan a la conflictiva realidad del momento. En primer trmino consta que: El departamento de Literatura inform verbalmente que no ha trabajado como quisiera pues no ha pasado de reuniones sin poder hacer ms debido a la crisis monetaria. Unos ren-glones ms adelante se consign que el fondo econmico de la asociacin ascenda a 8 pesos con 36 centavos de la actual moneda.21

    Esas explicaciones, que vinculan la marcha de los asuntos de la so-ciedad metodista citada con la grave inestabilidad econmica derivada de la lucha civil, datan de 1916, ao en que la turbulencia revolucionaria comenzaba a amainar. Sin embargo, prueban la influencia que, sin duda, tuvo ese movimiento social en el pequeo grupo disidente. Como seal antes, lo sorprendente es que no se dejara constancia escrita de las diver-sas afectaciones padecidas. El ausentismo de los ligueros, la extrema escasez de fondos econmicos de la asociacin y la falta de actividades proselitistas, que son cuestiones que aparecen constantemente en las actas de las sesiones, debieron agravarse conforme se deterioraron las condiciones de vida y de trabajo de dichos evanglicos.

    Asimismo, llama la atencin que justo en 1911 y 1914, aos en los cua-les proliferaron los grupos armados en Jalisco, se realizara mayor nmero de sesiones que en el resto del periodo a que se refiere el libro de actas. Cabe entonces la posibilidad de que al aumentar la inseguridad social se estimulara la participacin de los ligueros que hubieran visto en su asociacin una especie de refugio que los ayudara a enfrentar las tempes-tades revolucionarias que, una tras otra, trastocaban sus formas de vida.

    1911 fue un ao rcord en cuanto al nmero de sesiones de la sociedad juvenil metodista: ocho repartidas entre enero y diciembre. Tambin re-present un parteaguas entre la larga pax porfiriana y la propagacin del movimiento revolucionario en Jalisco. Los insurrectos, que se decan segui-dores de Francisco I. Madero, adujeron el incumplimiento del Plan de San Luis en lo relativo a devolver las tierras enajenadas a las comunidades y la pervivencia de los tiranos del antiguo rgimen. Los Tratados de Ciudad Jurez, firmados en julio de ese ao, pretendieron infructuosamente cortar el impulso de la revolucin. Los grupos alzados se multiplicaron y mantu-vieron en permanente zozobra a amplias zonas rurales de la entidad.22

    El cantn de Ahualulco fue de los ms afectados. Por su relativa proximidad al estado de Zacatecas, los grupos rebeldes de aquella enti-dad se pasaban a esa zona del territorio jalisciense cuando eran perse-

    21 En estas citas, las cursivas son mas.22 Mario Aldana Rendn, Del reyismo al nuevo orden constitucional, 1910-1917, Guadala-

    jara, Gobierno del Estado de Jalisco/ Universidad de Guadalajara, 1987, p. 139.

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    guidos y atacaban sus poblaciones para apoderarse de armas, vveres y dinero. A partir de 1913 los constitucionalistas lo convirtieron en zona de paso de sus ejrcitos que marchaban rumbo al centro del pas. En cuanto a las compaas mineras de esa circunscripcin polticoadmi-nistrativa, casi todas propiedad de norteamericanos, la existencia de los grupos rebeldes afectaron seriamente sus operaciones, al grado que el cnsul Samuel E. Magill solicit al Gobernador pronta y adecuada proteccin para la vida e intereses de los ciudadanos americanos resi-dentes en los distritos cercanos a Guadalajara. 23 Todo el estado, ase-ver el cnsul, estaba lleno de bandoleros y no se poda trabajar en las minas. Estas condiciones persistieron e inclusive se agravaron por lo que en 1913 la Amparo Mining Company, ubicada en Etzatln, obtuvo el permiso para comprar dos ametralladoras.24

    En 1914, el otro ao que se distingue porque los metodistas de Ahualulco se reunieron en seis ocasiones, esta poblacin junto con Etzatln estuvieron en el ojo del huracn. En esos municipios se con-centraron las fuerzas constitucionalistas procedentes del Norte. A me-diados de junio llegaron a Etzatln las que estaban al mando de Manuel M. Diguez, quien estableci ah la sede de su gobierno. El 24 de ese mes lleg lvaro Obregn y dos das despus agrup a sus fuerzas en Ahualulco para iniciar la campaa cuyo objetivo final era la toma de Guadalajara. Ya en Ahualulco, Diguez promulg importantes decretos, como los referentes a la circulacin forzosa de papel moneda fraccio-nario y la supresin de las jefaturas y las direcciones polticas, pues las autoridades que las haban encabezado cometieron toda clase de abusos y arbitrariedades en perjuicio de la poblacin que gobernaban. Desapareci as, para siempre, la divisin cantonal, quedando los muni-cipios como base de la divisin poltica y administrativa del estado.

    La celebracin de un nmero ms elevado de sesiones en 1911 y 1914 parece indicar que a la Liga metodista de Ahualulco no le perjudic el desarrollo del movimiento revolucionario. En ese mismo sentido apunta el hecho de que en 1914 se consign por primera vez el ingreso de dos seoritas y un varn,25 admitindose adems la participacin de otra se-orita por el tiempo que permanezca en esta [ciudad]. Sin embargo, surge la impresin contraria si se considera la falta repetitiva, en esos aos, de quienes tenan un cargo o las frecuentes ocasiones en que stos

    23 Ibid., pp. 142-143.24 Ibid., p. 192.25 El acta del 8 de marzo de 1914 estipula el ingreso de las seoritas Marcolfa Murillo y

    Herlinda Guerrero. En octubre de ese ao ingres Ambrosio Bayardo.

  • Alma Dorantes Cullar / Una asociacin protestante en el Jalisco revolucionario:...81

    declaraban no haber realizado las tareas inherentes a sus responsabilida-des. A partir de 1914 se incrementaron las ausencias y los informes que consignaban que a algn comisionado no le ha sido posible cumplir con su deber o ha cumplido con su deber, en cuanto le ha sido posible. Esta situacin fue evidente desde 1913, como se aprecia en el acta del 1 de julio, en la cual se anot la ausencia del tesorero y de los encargados de los departamentos de Ayuda y Caridad, y de Vigilancia. Un repaso a las actas de 1914 indica el incremento de las ausencias: el 5 de abril no asisti la responsable de la Comisin de Vigilancia; el 3 de mayo fal-taron los que encabezaban el departamento de Esfuerzo Cristiano y las comisiones de Literatura y Vigilancia. El 4 de octubre se anot que el te-sorero se haba ido de la ciudad; adems, debido a que la encargada del Esfuerzo Cristiano segua sin acudir a las juntas, se nombr a otra socia. En esa fecha tampoco asistieron los de Caridad y de Literatura. Estos dos ltimos fallaron tambin a la sesin del 8 de noviembre.

    Ante panorama tan desolador, en enero de 1915 se resolvi que se le-yera a los miembros de la Liga las reglas generales de la sociedad para que se esfuercen los oficiales en cumplir con su deber; tambin se propuso que se hiciera una lista por alfabeto para ver con cuantos miembros cuenta la sociedad. Ignoro si las disposiciones se cumplieron y, lo ms importante, si se logr estimular la participacin de los involucrados pues sa fue la nica reunin de todo el ao. Sin duda la Liga agonizaba y no la reanim ni la concurrencia de los Discpulos de Cristo, otra denominacin evanglica que debi tener unos cuantos fieles en Ahualulco.26 Aunque stos acudieron en junio y julio de 1916, esas resultaron ser las ltimas sesiones. Las activida-des se reanudaron, como ya seal, hasta marzo de 1918.

    En la nueva etapa se presentaron los mismos problemas a que he he-cho referencia. Ningn sealamiento en las actas de las cuatro sesiones de 1918 hace sospechar la inminente suspensin de las actividades de la Liga. Por el contrario, en la ltima acta, fechada el 7 de julio, en la sec-cin de asuntos miscelneos el departamento de Literatura propuso se hiciera una reunin social o un da de campo[,] quedando aprobado el paseo. En la hoja siguiente de la libreta aparecen unos apuntes sobre Lengua nacional que indican el cambio en el uso de la misma pero no la clausura de la asociacin metodista. Se tiene entonces la impresin que se dej de utilizar la libreta o ya no se consign por escrito el orden del da de las siguientes sesiones. Esto ltimo parece menos probable dado lo dicho sobre el respeto al reglamento de la Liga Epworth.

    26 La Iglesia Cristiana de los Discpulos de Cristo tuvo sus inicios en Mxico, en Paso del

    Norte (hoy Ciudad Jurez) en 1895.

  • Takw / Historiografas82

    A manera de conclusin

    En las primeras dos dcadas del siglo xx la congregacin metodista de Ahualulco, en lugar de crecer, haba visto disminuir el nmero de sus afiliados. Si, como ocurri en otros lados, los misioneros norteamericanos les traspasaron la responsabilidad del proselitismo, llevarlo a cabo result sumamente difcil para los evanglicos que deban convivir, da a da, con la sociedad catlica. El activismo en la propaganda de una religin de origen extranjero, calificada de hertica por la Iglesia catlica, poda acarrearles enemistades y todo tipo de manifestaciones de rechazo a ese pequeo grupo disidente del catolicismo.

    Escasas en nmero de individuos y en recursos econmicos propios, y teniendo que enfrentar el rechazo y la intolerancia de la sociedad catlica, las asociaciones juveniles como la Liga Epworth tuvieron una vida ines-table y precaria. Adems, en el caso de la de Ahualulco, slo pudieron imitar la forma, pero no el espritu ni los fines, de las sociedades juveniles protestantes que se crearon y expandieron en los Estados Unidos.

    Si se tiene en cuenta que Ahualulco y sus distintos municipios fueron el escenario de muchos episodios de la revolucin en Jalisco, pareciera que, conscientemente, eludieron referirse a esas graves situaciones. Pero, ms bien, me inclino a pensar que esa manera de proceder obe-deci al afn de apegarse a un reglamento elaborado para las sociedades protestantes norteamericanas que estipulaba minuciosamente los pasos a seguir en las reuniones. Los evanglicos mexicanos se esmeraron en cumplir con ese programa en gran parte debido al respeto exagerado por las enseanzas de los fundadores de las iglesias protestantes histricas. Como lo muestra el libro de actas de la Liga Epworth de Ahualulco, esa caracterstica se adquiri desde hace mucho tiempo. Faltara por inves-tigar si el apego a las normas preestablecidas, apreciado por los evang-licos de esas organizaciones como una manera de honrar sus orgenes, se ha concretado en una resistencia al cambio y si ha repercutido en el reducido tamao de sus membresas tanto del pasado como de hoy da.

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