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SIGLO NUEVO 21 L os atuendos que Theresa May, primera ministra de Reino Unido desde el pasado mes de julio, no han pasado desapercibidos para la prensa internacional. Algu- nos consideran que es una mujer elegante que ha perfilado un estilo ecléctico que refleja su personalidad y aplomo, y que ha sabido encontrar la manera de proyectar su persona- lidad sin ceñirse por completo a las últimas tendencias. Desde 2010, momento en el que fue nombrada ministra del Interior, May ha bajado de peso y ha cam- biado su corte de pelo sin perder su esencia y particular estilo clásico, que a veces refresca con prendas más atrevidas como botas de mos- quetero, vistosos zapatos o chaque- tas con llamativos estampados. Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación y consultor político, ex- plica que la británica ha pasado paula- tinamente de la media melena al cabe- llo corto, sin excesos, sin ocultar las ca- nas, lo cual le ha ayudado a configurar una imagen serena y experimentada. Para él, la ministra es consciente de que su imagen va a ser tan ana- lizada como sus decisiones políticas, por lo que ha preferido mantener una imagen natural, una apuesta que denota una gran determinación en una sociedad mediatizada. La segunda mujer en la historia de este país en tomar el cargo, des- pués de Margaret Thatcher, luce en sus apariciones públicas un estilo ecléctico y sobrio que ha ido cam- biando con el tiempo, donde las cha- quetas estampadas, con dibujos y cortes geométricos, durante su eta- pa como portavoz de los conserva- dores, han dado paso a tonos básicos, no exentos de vivacidad, en patro- nes más clásicos. Un estilo que tiene mucho que ver con su personalidad. “Es una mujer de carácter reserva- do y serio. Toma decisiones y las sabe comunicar”, considera Gutiérrez-Rubí, añadiendo que todo esto denota que a la ministra no le intimida la responsa- bilidad, al contrario, le gusta. Chaquetas amplias, de varios bolsillos, en tonos rojos, verdes y los clásicos marinos, además de gris o chocolate forman parte de su fondo de armario, en el que las prendas han ido reduciendo su talla. Las faldas justo a la rodilla o por encima son lo habitual, aunque com- bina los pantalones como uniforme de trabajo. Durante los últimos meses, el calzado es el aspecto que más ha innovado en su vestuario. Su altura le permite utilizar zapatos planos y calzado con poco tacón, aunque no renuncia a finos stilletos. Estampa- dos de tigre en diferentes tonos, con lazos o bien adornos con apliques de piedras de colores o tachuelas han sido habituales. Como complementos, los colla- res de abalorios y bolas en distin- tos colores son una constante en su vestuario, siendo especialmente fiel a una gargantilla de generosas cuen- tas doradas que forma parte de su joyero desde hace años. AMANTE CONFESA Theresa May, por su parte, no ha teni- do ningún problema en revelar que le gusta la moda, en especial los zapatos, los ha lucido de tacón medio y con es- tampado de leopardo, zapatos de piso (flats ( ( ) con estampados de labiales, y botas de charol hasta la rodilla. En octubre pasado, durante la cumbre Women of the World, afirmó en una entrevista: “Soy mujer y me gusta la ropa. Uno de los retos de las mujeres en la política, en los negocios, en todas las áreas de la vida laboral, es ser nosotras mismas y decir que pode- mos ser inteligentes y estar interesa- das en la ropa”. Mientras que en el programa de radio de la BBC, Desert Island Discs, dijo que si naufragara en una isla desierta, el “artículo de lujo” que le gustaría tener sería una suscrip- ción vitalicia a la revista Vogue. May se ha negado a aceptar que estar interesada en la moda es incom- patible con tener la capacidad de dis- cutir temas como la política nuclear,

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S I G L O N U E V O • 21

Los atuendos que Theresa May, primera ministra de Reino Unido desde el pasado mes de

julio, no han pasado desapercibidos para la prensa internacional. Algu-nos consideran que es una mujer elegante que ha perfi lado un estilo ecléctico que refl eja su personalidad y aplomo, y que ha sabido encontrar la manera de proyectar su persona-lidad sin ceñirse por completo a las últimas tendencias.

Desde 2010, momento en el que fue nombrada ministra del Interior, May ha bajado de peso y ha cam-biado su corte de pelo sin perder su esencia y particular estilo clásico, que a veces refresca con prendas más atrevidas como botas de mos-quetero, vistosos zapatos o chaque-tas con llamativos estampados.

Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación y consultor político, ex-plica que la británica ha pasado paula-tinamente de la media melena al cabe-llo corto, sin excesos, sin ocultar las ca-nas, lo cual le ha ayudado a confi gurar una imagen serena y experimentada.

Para él, la ministra es consciente de que su imagen va a ser tan ana-lizada como sus decisiones políticas, por lo que ha preferido mantener una imagen natural, una apuesta que denota una gran determinación en una sociedad mediatizada.

La segunda mujer en la historia de este país en tomar el cargo, des-pués de Margaret Thatcher, luce en sus apariciones públicas un estilo ecléctico y sobrio que ha ido cam-biando con el tiempo, donde las cha-quetas estampadas, con dibujos y cortes geométricos, durante su eta-pa como portavoz de los conserva-dores, han dado paso a tonos básicos, no exentos de vivacidad, en patro-nes más clásicos. Un estilo que tiene mucho que ver con su personalidad.

“Es una mujer de carácter reserva-do y serio. Toma decisiones y las sabe comunicar”, considera Gutiérrez-Rubí, añadiendo que todo esto denota que a

la ministra no le intimida la responsa-bilidad, al contrario, le gusta.

Chaquetas amplias, de varios bolsillos, en tonos rojos, verdes y los clásicos marinos, además de gris o chocolate forman parte de su fondo de armario, en el que las prendas han ido reduciendo su talla.

Las faldas justo a la rodilla o por encima son lo habitual, aunque com-bina los pantalones como uniforme de trabajo.

Durante los últimos meses, el calzado es el aspecto que más ha innovado en su vestuario. Su altura le permite utilizar zapatos planos y calzado con poco tacón, aunque no renuncia a fi nos stilletos. Estampa-dos de tigre en diferentes tonos, con lazos o bien adornos con apliques de piedras de colores o tachuelas han sido habituales.

Como complementos, los colla-res de abalorios y bolas en distin-tos colores son una constante en su vestuario, siendo especialmente fi el a una gargantilla de generosas cuen-tas doradas que forma parte de su joyero desde hace años.

AMANTE CONFESA

Theresa May, por su parte, no ha teni-do ningún problema en revelar que le gusta la moda, en especial los zapatos, los ha lucido de tacón medio y con es-tampado de leopardo, zapatos de piso (fl ats(fl ats( ) con estampados de labiales, y botas de charol hasta la rodilla.

En octubre pasado, durante la cumbre Women of the World, afi rmó en una entrevista: “Soy mujer y me gusta la ropa. Uno de los retos de las mujeres en la política, en los negocios, en todas las áreas de la vida laboral, es ser nosotras mismas y decir que pode-mos ser inteligentes y estar interesa-das en la ropa”.

Mientras que en el programa de radio de la BBC, Desert Island Discs, dijo que si naufragara en una

isla desierta, el “artículo de lujo” que le gustaría tener sería una suscrip-ción vitalicia a la revista Vogue.

May se ha negado a aceptar que estar interesada en la moda es incom-patible con tener la capacidad de dis-cutir temas como la política nuclear,