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Antes de empezar Hilos para bordar ofrece referencias que entretejidas, hilvanadas, devanadas, muestran el escenario social en el que vivieron las mujeres poblanas durante el porfiriato. Nada fácil, como buscar una aguja en el pajar, es saber cómo fuimos construidas culturalmente, cuánto y cómo nos hemos transformado en casi más de un siglo. Ojalá estas generalidades, apoyadas en documentos de archivo y periódicos de la época, sirvan en un futuro para hilar fino, armar el tejido social y en éste sacar desde la ¡nvisibilidad a las mujeres. Segura estoy de que cosiendo en pespunte podemos armar el rompecabezas de la historia, donde las mujeres una y otra vez han permanecido, como ésas costuras ocultas que sostienen lo visible. El hilo conductor del que parto es este: somos las mujeres, junto con los hombres, quienes hemos dado vida a esta ciudad, mucho antes de su fundación, por supuesto. Mirar el pasado para comprender nuestro presente es el fin de estos Hilos para bordar, porque sólo así podemos explicar cómo somos las poblanas en el mosaico cultural de las mexicanas. Es decir, conocer nuestras peculiaridades y al mismo tiempo, valorar nuestra identidad con las mujeres del mundo. Al remontarnos al porfiriato veremos a las poblanas vivir al ritmo de vida de una ciudad que crecía, y que transitaba de lo rural a lo urbano y se modernizaba; en él las mujeres ingresaban al mundo del trabajo no doméstico. Finalmente expreso mi agradecimiento a mi amigo Martín Pérez Zenteno, cuyos consejos me ayudaron a concluir los hilos para bordar.

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Antes de empezar

Hilos para bordar ofrece referencias que entretejidas, hilvanadas, devanadas, muestran el escenario social en el que vivieron las mujeres poblanas durante el porfiriato. Nada fcil, como buscar una aguja en el pajar, es saber cmo fuimos construidas culturalmente, cunto y cmo nos hemos transformado en casi ms de un siglo.Ojal estas generalidades, apoyadas en documentos de archivo y peridicos de la poca, sirvan en un futuro para hilar fino, armar el tejido social y en ste sacar desde la nvisibilidad a las mujeres. Segura estoy de que cosiendo en pespunte podemos armar el rompecabezas de la historia, donde las mujeres una y otra vez han permanecido, como sas costuras ocultas que sostienen lo visible. El hilo conductor del que parto es este: somos las mujeres, junto con los hombres, quienes hemos dado vida a esta ciudad, mucho antes de su fundacin, por supuesto.Mirar el pasado para comprender nuestro presente es el fin de estos Hilos para bordar, porque slo as podemos explicar cmo somos las poblanas en el mosaico cultural de las mexicanas. Es decir, conocer nuestras peculiaridades y al mismo tiempo, valorar nuestra identidad con las mujeres del mundo. Al remontarnos al porfiriato veremos a las poblanas vivir al ritmo de vida de una ciudad que creca, y que transitaba de lo rural a lo urbano y se modernizaba; en l las mujeres ingresaban al mundo del trabajo no domstico.Finalmente expreso mi agradecimiento a mi amigo Martn Prez Zenteno, cuyos consejos me ayudaron a concluir los hilos para bordar.

Antecedentes. Labores de las abuelas

A partir de su fundacin en 1531, la ciudad de Puebla fue habitada por hombres y mujeres. Desde entonces la presencia de las mujeres es una constante creciente en la vida de la ciudad. Apoyndonos en algunos datos que Eva Robles rescat en el archivo de la ciudad, podemos conocer algo de las mujeres fundadoras. Segn consta en los censos de 1532, en Puebla haba 80 vecinos, entre ellos varias viudas y otras mujeres de las que no se especifica su estado. Las viudas reciban ayudas del cabildo. Entre estas mujeres estaban;Catalina Prez, Maran Rodrguez, Marina Corts, Leonor Rodrguez, La Caballera, viuda de Martn Alonso Vendicho, Catharina Nio, Beatriz Nuez y Mara Muoz.'El cabildo hizo bien en ayudarlas pues eran ellas quienes nicamente sostenan a sus familias. Se les concedieron tierras, solares, agua y tambin se les ayud con mano de obra no asalariada, como el reparto de indios.Segn una relacin de 1534, otras mujeres fundadoras llegaron acompaando a sus maridos, espaolas tambin, por supuesto. Entre las fundadoras no todas eran originarias de Espaa, pues algunos hombres se casaron con mujeres de esta ciudad (no se aclara s eran indgenas, suponemos que s). Una pequea lista registra hombres casados con mujeres de Castilla, otros cinco vecinos no conquistadores que dejaron a sus mujeres en Espaa y mandaran por ellas. En fin, de toda esta informacin concluimos: las mujeres empezaron a trabajar.Podemos imaginarnos las expectativas generadas al poseer estas nuevas tierras. Si bien la mayora de quienes llegaban provenan de la regin de Extremadura, todos buscaban mejor fortuna. Si atravesar el mar era una osada, imaginemos su significado para las viudas que llegaron buscando mejores condiciones para su familia. Pocos conquistadores haban trado a sus esposas y slo algunos mandaron por ellas a Espaa.

' Mara Eva Robles Galindo. "Las mujeres en el proceso de fundacin de la Puebla de os ngeles", en La presencia femenina en la Puebla novohispana siglos XVI y XVII, H. Ayuntamiento de Puebla. 1999, p. 16.

Ahora bien, el cabildo poblano orden que los vecinos hispanos contrajeran nupcias, con el propsito de que se quedaran a vivir con sus mujeres en estas tierras; situacin diferente a la de otras ciudades donde les inquietaba el mestizaje y presionaban a que trajeran a sus mujeres de Espaa.

Sin embargo, como afirma Eva Surez:.. .Ni la cuarta parte de los vecinos establecidos en la ciudad, y que aparecen en la relacin, cumplieron con la ordenanza del rey de traer a sus esposas en los primeros aos de la fundacin de la Puebla de los ngeles y asi cumplir con las intenciones del rey .Carlos V, que era la de poblar este valle y detener el desenfreno, de la vida relajada, que llevaban los espaoles en estas tierras y en toda la Nueva Espaa.2En una relacin de mercedes concedidas por el ayuntamiento asentadas en los Libros de Cabildo podemos apreciar que en la primera mitad del siglo XVI se les otorgaron a muehas mujeres ttulos de vecindad, cuyo beneficio era el repartimiento de tierras.En el proceso de poblamiento las mujeres fueron incorporndose a las diversas actividades, al mismo tiempo que el proceso de mestizaje gestaba e incorporaba a los nuevos pobladores en otras actividades econmicas. Entre 1544 y 1549, anota la autora, haba 162 mujeres, esposas de espaoles, y en estos cinco aos nacieron 138 nios. Nada mejor s de lo que se trataba era de poblar la Puebla.Dato interesante como encontrar una aguja en el pajar es conocer que Marina Muoz, una de las primeras pobladoras en estado de viudez, se cas nuevamente en 1544 y bautiz a uno de sus hijos. Tambin fue el caso de otras viudas que pudieron casarse, siempre y cuando guardaran luto de un ao a su difunto esposo, reglas que en otro momento no seran ya aceptadas, por la Iglesia, sobre todo. Pero entonces se trataba de poblar esta ciudad.De toda esta mezcla tnica y cultural surgieron las mujeres que se hacan llamar y conocer como "poblanas".La situacin y rol de ellas fueron las de realizar las labores del hogar, la crianza de los hijos y, en ausencia del padre, cumplir con dos roles: padre y madre a la vez. Admirable. En el lenguaje actual esto se denomina doble o triple jomada. Desde entonces las mujeres se inmiscuyeron en el entramado econmico-social, en actividades como molineras, vendedoras de tepache, bizcocheras, fruteras, lavanderas. Un abanico de actividades que fue incorporando a ms mujeres y abriendo otros oficios, comercio y actividades que2 Mara Eva Robles Galindo. Op.cit., p, 21.no precisamente desempeaban las mujeres en Espaa.En el siglo XVII tenemos obrajeras, panaderas, dueas de bao de vapor, dueas de mesn, dueas de tiendas de ropa, de menudencias, de casas de carniceras, vendedoras de maz, y algo que me llam poderosamente la atencin la presencia de escritoras profesionales y de artistas, registradas como autoras de comedias (cinco) y comediantes (cuatro).Los datos anteriores nos permiten imaginar que algunas mujeres incursionaron en varios oficios al mismo tiempo que los hombres y casi en igualdad de condiciones, favorecidas por este proceso de poblamiento y quiz mal vistas por las mujeres que no tenan necesidad de trabajar. Lamentablemente las circunstancias fueron cambiando y durante la colonia la mayora de mujeres fue sumida a las labores del hogar y como cabezas del ncleo familiar.3La ciudad creca y el abanico del tejido social se ampliaba, no todas las doncellas espaolas tuvieron la posibilidad de estudiar, educarse e instruirse. Muchas no llegaron a ser esposas legtimas y esto las coloc en situacin de desprestigio social; algunas tuvieron que meterse a conventos, otras buscar un oficio; hubo mujeres abandonadas. En fin, se configur un proceso complicado del que aqu slo se darn atisbos.No obstante estas posibilidades en el poblamiento se fueron transfigurando, y la mayora de mujeres qued confinada al cuidado del hogar y de la familia. Ni la Independencia ni la Guerra de Reforma lograron transformar sustancialmente su vida. No fue sino hasta el porfiriato cuando se brindaron nuevas expectativas, sobre todo mayores oportunidades de trabajar.Este proceso de incorporacin se dio como signo de una nueva forma de pensar, de vivir, en una ciudad que igualmente cambi su perfil urbano. El intercambio de ideas, de informacin, la apertura de las comunicaciones, coadyuvaron a este nuevo escenario en el que las mujeres empezaron a dejar la esfera de la vida privada. Cmo y en qu cambiaron las mujeres porfirianas es lo que este texto se propone entretejer, tratando de cruzar varios hilos, a veces no los principales conductores, pero con la grata tarea de brindar la labor tejida, no acabada. Tiempo despus vendr...3 Sin temor a equivocamos podramos aseverar que las formas de vida de las mujeres no cambiaron profundamente hasta despus de la Revolucin Mexicana; tanto las mujeres de la lite, como de las del "pueblo". Luz Marina Morales ha logrado retratar con claridad lo que debi ser la vida de muchas mujeres de la lite: "Las mujeres que nos antecedieron en uno o dos siglos tuvieron la encomienda de formar y consolidar la familia, mantener las tradiciones y fomentar y resguardar la fe de sus mayores; sin embargo, estas mujeres no recibieron una educacin regular y completa, mucho menos acadmica, no tuvieron un sistema orgnico de enseanza, ni siquiera Instituciones de aprendizaje medio o superior...". Vase "Mujeres de lite en la vida colonial poblana", en Enlaces, revista de ciencias sociales y humanidades, de la BUAR no. 6, nueva poca, primavera-ve ra no de 1999, pp. 11-17.

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Primeras puntadas. El escenario social

Como sabemos, el porfiriato fue el ingreso de Mxico a la modernidad. Las comunicaciones influyeron de diversas formas, particularmente ferrocarriles y barcos contribuyeron al cambio de fronteras territoriales, que de nacionales se volvieron internacionales. Los navios, que desde la Colonia realizaban la transportacin martima, se vieron beneficiados al multiplicarse los envos de mercancas en locomotoras de vapor. La presencia de los ferrocarriles increment tambin la comunicacin en el interior de la repblica y pronto muchos lugares pudieron recibir, adems de mercancas, noticias, cartas de amor y de negocios, ilusiones, publicidad, expectativas...El correo por ' irril, por diligencia o por carretas expandi tambin la comunicacin escrita, y -- o efecto de estas nuevas posibilidades de comunicacin los peridicos y gacetas, nacionales y locales se multiplicaron en este periodo. Hacia 1881 Puebla era otra, definitivamente, ferrocarriles y tranvas circulaban fuera y dentro del estado.Como es de suponerse las famlias poblanas se llenaban de gozo y ante ese abanico de oportunidades empezaron a dejar airas una visin de vida pueblerina. Sus aspiraciones se acercaron ms a la vida urbana, al mundo moderno, una parte de la sociedad anhelaba sobre todo el modo de vida europeo. Evidentemente la vida cotidiana en muchas ciudades se vio transformada con la llegada de ferrocarriles, tranvas y de diversos tipos de coches, incluso los jalados por mulitas. As el transporte frreo fue un elemento sin el cual no podra concebirse el crecimiento econmico del pas, como tampoco los cambios sociales. Como siempre en la vida, en las ciudades coincidan rasgos del antiguo rgimen y del moderno.En las mercerasComo dijimos a finales del siglo XIX la llegada de los ferrocarriles favoreci el comercio. Los dueos de grandes almacenes de telas y ropa vislumbraron mejores expectativas de mercado y edificaron o ampliaron sus accesorias; la mayora de esos almacenes se instalaron en la Calle de Mercaderes. Algunos de esos establecimientos eran merceras a las que acudan las mujeres para surtirse de hilos, hilazas, chaquira y dems enceres para la costura. El Hilo de Oro estaba ubicado en la Calle de Guevara nmero 2; almacenes de ropa y de telas como La Ciudad de Mxico, establecido en el Portal Iturbide, y Las Telas de Francia fueron los expendios ms grandes dedicados a los menesteres del bien vestir. Adems de estos almacenes se encontraba La Independencia, instalada en la primera Calle de Mercaderes nmero 7; El Siglo Diez y Nueve, una tienda exclusiva de telas y artculos de iglesia, situada en Calle de Guevara nmero 4. La Parisiense, sedera domiciliada en la primera Calle de Mercaderes; la Sommer Herrmann y Ca. sucursal que se encontraba en las Calles de Guevara e Independencia.El Primer Almanaque Anunciador promocionaba quince merceras y cuatro almacenes de ropa instalados en esta ciudad que cambiaba* a pasos agigantados y donde se realizaban obras por el aqu y por all, porque efectivamente a ciudad era reedificada.Los hechos mencionados son indicadores de algunos cambios positivos que sufra Puebla, ya que ese trajn social significaba que la vida de Puebla se tornaba urbana, comercial y cosmopolita..y tomamos el tranva

Uno de los ejes de transformacin corresponda a las comunicaciones internas. Desde inicios de los ochenta del siglo XIX la instalacin de tranvas ocurra en diferentes sitios. En el tendido de vas se concentraban cuadrillas de peones que sumaban entre 2000