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 EN ESTA EDICN: Jorge Basadre / David Sobrevilla / Renzo Valenc ia Cas tillo / Manu el Bu rga / Fredy Gambetta / Augusto Ruiz Zevallos / Camilo Fernández Cozman / Marcel Velázquez Castro R  E F L E X I Ó N  , A  R T E Y  C  U L T U R A  P  E R U A N A Basadre, el Perú como posibilidad R  E F L E X I Ó N  , A  R T E Y  C  U L T U R A  P  E R U A N A SUPLEMENTO DEL DIARIO , AÑO 1, NÚMERO 31, LUNES 17 DE FEBRERO DE 2003

Basadre suplemento identidades

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Basadre

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EN ESTA EDICIÓN: Jorge Basadre / David Sobrevilla / Renzo Valencia Castillo / Manuel Burga / Fredy Gambetta / Augusto Ruiz Zevallos / Camilo Fernández Cozman / Marcel Velázquez Castro
R    E F L E X I Ó N   , A   R T E Y   C   U L T U R A   P   E R U A N A
Basadre, el Perú como
posibilidad
R    E F L E X I Ó N   , A   R T E Y   C   U L T U R A   P   E R U A N A
 
PRESENTACIÓN
E l legado de Jorge Basadre nos deja una serie de preguntas sobre nuestro pasado y tiende una serie de caminos en nuestro futuro. En el primer aniversario de su nacimiento, como era de espe-
rarse, identidades ofrece un homenaje al autor de Historia de la República.
Dos historiadores de diversas generaciones, Augusto Ruiz Zevallos y Manuel Burga, reflexionan sobre su importancia en el campo que más se le conoce: investi- gador de nuestro pasado.
Por su parte, el crítico literario Camilo Fernández Cozman destaca el perfil de Basadre como agudo lector de las obras de los miembros de la Generación del 900.
Como ya ha sucedido con otros personajes importan- tes de nuestra cultura, son los casos de José Carlos Mariátegui, César Vallejo y Julio Ramón Ribeyro, ofre- cemos una serie de cartas inéditas; esta vez le corres- ponde a nuestro más importante historiador. En esta oportunidad le debemos la gratitud al poeta tacneño Fredy Gambetta.
De gran importancia es, asimismo, el documento que el filósofo David Sobrevilla nos entrega. Es una lista de temas urgentes a mediados de la década de 1970. Una evidencia de la preocupación por el devenir de nuestra Patria que acompañó siempre a nuestro historiador.
Sumario
SumarioA los lectores
El suplemento no comparte necesariamente la opinión de sus colaboradores.
Envíe sus colaboraciones y comentarios a [email protected]
Entrevista
Augusto Ruiz Zevallos Basadre y la Nación multicultural
Manuel Burga Basadre historiador
David Sobrevilla Sobre un ensayo y un proyecto
Renzo Valencia Descifrando orígenes
Camilo Fernández Cozman Basadre como crítico literario: una lectura de Equivocaciones 
Ericka Herbias De actuantes, patriotas y amantes
Álvaro Sarco Rumbos, entre la literatura y la tradición
 Anteriores
deBasadre y un proyecto
La obra intelectual de Jorge Basadre fue intensa. Supuso tanto su labor de investigador en la soledad de las bibliotecas como el trabajo en conjunto, la previsión de la gesta de varios como un compromiso histórico con la actualidad. De esto último, la siguiente agenda para pensar el Perú, que presenta el filósofo y compañero de ruta del historiador, David Sobrevilla, está por entero vigente.
L A crítica situación perua- na a fines del régimen dictatorial del general
Juan Velasco Alvarado hizo concebir a Jorge Basadre la idea de escribir el ensayo La crisis de la República peruana en el siglo XX .
En él se preguntaba por las causas de la crisis, sus caracte- rísticas y su relevancia para el futuro. Aun más: esta crisis lo llevó a concebir el proyecto de un análisis conjunto hecho por un grupo de intelectuales pe- ruanos que tuvieran una ma- yor o menor distancia del pro- ceso “revolucionario” peruano acerca de la situación del mun- do, de América Latina y del Pe- rú hacia 1974.
Fue así como nos comu- nicó este proyecto a Francis- co Miró Quesada y a mí. Es- tuvimos de acuerdo conque era posible y necesario lle- varlo a cabo, y conversamos sobre nombres de posibles colaboradores.
Surgieron de inmediato los de Mario Vargas Llosa y Fer- nando de Szyszlo. Ambos ex- presaron también su conformi-
dad. Este último fue más lejos, pues nos ofreció su taller como lugar de reunión –preocupado como siempre ha estado “Gody” por el destino del Pe- rú, y por el presente y futuro de su democracia.
Conservo felizmente el pro- yecto que redactaron Basadre y Miró Quesada, con las correc- ciones manuscritas de nuestro gran historiador –y una de “Pa- co” (la palabra “realizaron” en la segunda hoja) y otra mía (el añadido “San Marcos” en la segunda hoja también)–. Es el siguiente:
Algunas reflexiones sobre nuestro proyecto
Propósito de este testimonio Nada dogmático. Tampoco ca- tequístico. Pensar en voz alta y en común. Independencia de cada uno. Algo de lo que cabría decir en uno o muchos libros, en uno o más artículos de revistas. ¿Pedantería? ¿Ilu- sión de omnisapiencia? ¡No! Tener ideas sobre asuntos que a toda persona de nuestra época interesan.
Me parece que, en princi- pio, nuestros planteamientos
deben versar sobre estos tres grandes temas: el mundo, América Latina y el Perú.
El mundo
Temas como ¿Tiene la historia un sentido? ¿Puede decirse que hay una meta de la histo- ria? Si la hay, ¿qué cosa se quie- re realmente decir cuando afir- ma que existe?
Futurología o prospectivis- mo. ¿Son valederos?
¿Cuál es esta meta? Aquí pueden analizarse los diversos puntos de vista: providencialis- mo, materialismo histórico, hu- manismo, etc.
Si la historia no tiene una meta, ¿tiene el ser humano una salida?
Temas más concretos como el Tercer Mundo, el problema energético, la pugna entre ca- pitalismo y socialismo. La pug- na entre países socialistas. Ge- neraciones viejas y generacio- nes jóvenes. Konrad Lorenz. La  juventud actual.
La violencia en el mundo. ¿Por qué esta nueva marejada de violencia? ¿Se trata de un síntoma, del anuncio de algo nuevo que se está forjando en el vientre de la historia?
 DAVID  SOBREVILLA  (*)
Lima, lunes 17 de febrero de 2003 I
 
DOCUMENTOS
Tecnología y alienación. La sociedad de consumo, las tesis de Illich sobre la sociedad con- vivencial, etc. etc. Los nuevos sistemas de comunicación. MacLuhan.
Desde cuándo existe la cul- tura occidental y cuáles son sus notas fundamentales. ¿Es la única cultura propiamente dicha? Las culturas occidenta- les. La cultura americana pre- colombina.
América Latina
¿Puede hablarse de unidad la- tinoamericana?
Relaciones entre América Latina y Estados Unidos, Amé- rica Latina y Europa, América Latina, Rusia, China, etc. Posi- ción especial de Cuba.
El fenómeno de la depen- dencia. La “cultura de la domi- nación”.
¿Tiene futuro América Lati- na? ¿Puede, debe ser o no, lí- der del Tercer Mundo?
Papel que puede desempe- ñar en las relaciones futuras entre el Tercer Mundo y los países poderosos.
Análisis del concepto de Tercer Mundo.
La violencia en América Latina. Casos argentino y uruguayo.
América Latina y diferentes regímenes sociales.
Ventajas y taras de los or- ganismos internacionales. El aislamiento de la mayor par- te de los intelectuales lati- noamericanos.
El Perú
Intento de una explicación de por qué la historia del Perú ha sido como ha sido. ¿Debía de- sembocar esta historia en una situación como la actual?
Oligarquía o plutocracia. Análisis del proceso revolu-
cionario peruano. Inicios. Pre- populismos y populismos ante- riores a 1930: pierolismo, bi- llinghurstismo, leguiísmo. El APRA, Acción Popular, la Fuer- za Armada.
La tesis de la revolución de- mocrática. ¿Es o no posible ha- cerla?
Ideología y revolución. Di- versas ideologías. Ideología aprista, ideología populista, social progresista. El marxismo en el Perú. El humanismo.
Análisis de la manera como debería realizarse una revolu- ción humanista. Revolución y libertad. Revolución y violen- cia. La paradoja de la libertad.
Situación del Perú frente
a los demás países de Améri- ca Latina. Intento de pros- pección política.
El indio. El mestizaje. Tal vez el problema de la
universidad y de la educa- ción en general. La Reforma Educativa.
Algo sobre los intelectuales peruanos y sobre el movimien- to cultural en el Perú.
San Marcos.
Guardo también la lista de intelectuales convocados con los temas que propusieron –salvo el caso de Stefano Vare- se–. Son los siguientes:
Alfredo Barnechea: “Los intelectuales peruanos y el utopismo”.
Jorge Basadre: “La crisis de la República peruana en el si- glo XX”.
Julio Cotler: “La mexicani- zación de la política peruana”.
Alonso Cueto: “Excentrici- dad y heterogeneidad de la li- teratura peruana”.
José Antonio Encinas: “De- sarrollo económico, bienestar económico y socialismo”.
Francisco Miró Quesada Cantuarias: “Revolución y hu- manismo”.
David Sobrevilla: “Las al- ternativas de la cultura lati- noamericana”.
Fernando de Szyszlo: “Au- tonomía y colonialismo en el arte peruano”.
Blanca Varela: “La situa- ción de la mujer”.
Stefano Varese: Mario Vargas Llosa: “La li-
bertad de prensa”.
Nos reunimos unas tres ve- ces en el taller de De Szyszlo y poseo los planes de los traba-  jos de Basadre y José Antonio Encinas. El plan de Basadre pa- ra el estudio del Perú –con al- gunas ideas de Francisco Miró Quesada y otras mías incorpo- radas– es el siguiente1:
El Perú
El proceso revolucionario peruano. Resultados de los seis años precedentes. Peligros. Prospecciones para los próxi- mos años.
La situación interna del Pe- rú: la situación económica (¿qué resultados han obtenido las medidas de redistribución?, ¿qué diferencias económicas existen aún?, ¿qué medidas se pueden y deben tomar?, ¿ha sido correcta la política econó- mica seguida o es necesario cambiarla radicalmente?), la si- tuación social (los diferentes clases y grupos sociales y étni- cos: la oligarquía, la clase me- dia, el proletariado, el campe- sinado; el blanco, el indio, el negro, el chino, el mestizo, el selvícola), la situación política (las diversas instituciones y gru- pos: la administración pública; el poder judicial; los partidos –el APRA, el PCP, Acción Popu- lar, el Socialprogresismo, Van- guardia Revolucionaria–; la Iglesia; las Fuerzas Armadas; los intelectuales, los sindicatos; (la educación escolar y univer- sitaria, la investigación, el pa- pel de San Marcos, las genera-
ciones significativas, la produc- ción librera y artística).
La situación externa del Pe- rú: el Perú en América Latina y el mundo desde el punto de vista económico, político y cul- tural. 2. ¿Cómo se ha originado la situación actual?
Esquema de explicación de la historia del Perú; períodos y cortes dentro de ella; ¿primera y segunda independencias? (¿tercera? –¿se repiten las revo- luciones indefinidamente?–); historia del Perú o de Latinoa- mérica?; ¿historia del Perú, del Occidente o del Tercer Mundo?
Génesis de la situación ac- tual. Los inicios. Prepopulismos y populismos anteriores a 1930: pierolismo, billinghurstis- mo, leguiísmo. Las guerrillas y las Fuerzas Armadas. 1968. Tendencias a partir de 1968. ¿Liquidación de la oligarquía o neoimperialismo? 3. La pregunta por el futuro.
Valor de las prospecciones. Elementos para hacerlas.
Finalidad del proceso histó- rico. Posibilidad real y posibili- dad abstracta. Promesa y prin- cipio esperanza.
Tendencias manifiestas: a) El socialismo. ¿Es posible
una revolución democrática? ¿Igualdad o libertad? Obstácu- los a la revolución. El papel de la violencia. Violencia represiva y violencia liberadora. ¿Huma- nismo? Las garantías frente al poder, la planificación, la buro- cracia. El papel del individuo. La nueva sensibilidad.
b) El nuevo orden mun- dial. La política del poder
mundial. El equilibrio de los polos múltiples. Tercer Mundo y países industrializados. La li- bertad política.
c) Filosofía, ciencia, reli- gión, arte, literatura.
Este proyecto no llegó la- mentablemente a efectuarse: actuaron en contra diversos factores. Entre los más impor- tantes fueron el endureci- miento del régimen de Velas- co Alvarado, que deportó a Julio Cotler a México; el reem- plazo de Velasco Alvarado por Morales Bermúdez, des- pués del pronunciamiento de éste en Tacna el 29 de agosto de 1975; y los frecuentes via-  jes de muchos de los miem- bros del proyecto. Probable- mente también el que no se tratara de un proyecto con un respaldo institucional.
Sin embargo, es interesan- te observar que dos de los artí- culos planeados llegaron a es- cribirse en cierta forma en la efímera revista Después, que se publicó entre noviembre y diciembre de 1975. En la se- gunda edición (diciembre de dicho año), Miró Quesada Cantuarias publicó el texto “Las paradojas de la revolu- ción” (pp. 54-56), que corres- ponde a la temática de su ar- tículo “Revolución y humanis- mo”; y Fernando de Szyszlo escribió “Autonomía y crea- ción en el arte latinoamerica- no” (pp. 26-27), que se refiere en forma más amplia al pro- blema planteado en su artícu- lo “Autonomía y colonialismo en el arte peruano”.
En cuanto al ensayo de Ba- sadre, acerca de la crisis de la República en el siglo XX, lo si- guió trabajando en solitario. Así, al finalizar sus memorias, Basadre escribía:
“Sería muy extenso inten- tar aquí el examen de los orí- genes, de la trayectoria y del futuro de la Revolución perua- na. El autor cree que es un ine- ludible deber suyo, como hom- bre que se ha dedicado (aun- que no exclusivamente) al pe- ríodo histórico que siguió a la proclamación de la indepen- dencia, estudiar en forma mi- nuciosa la crisis de la República en el siglo XX y analizar cómo el futuro debe otorgar libertad y justicia a todos los peruanos. Dicho trabajo está ya en prepa- ración” (La vida y la historia. Li- ma, Banco Industrial del Perú, 1975: 611-612).
Un lector acucioso como Luis Enrique Tord le hizo en fe- brero de 1976 una pregunta al respecto:
Después de 1895, luego de que las montoneras obtienen las victorias, surge un nuevo tipo de aparato estatal y se inicia una época que podría calificarse de optimista.
 
DOCUMENTOS
“En las líneas finales de La vida y la historia usted anuncia que prepara un minucioso es- tudio acerca de la crisis de la República en el siglo XX. ¿Qué puede adelantar sobre la tesis que allí plantea?”
La respuesta de Basadre fue la siguiente:
“El decirlo será verdadera- mente una primicia, pues falta aún un tiempo para concluir el libro. Mire usted, lo que digo en este estudio es que, después de 1895, luego de que las mon- toneras obtienen las victorias, surge un nuevo tipo de apara- to estatal y se inicia una época que podría calificarse de opti- mista. Es un estado de ánimo que dura hasta 1904. En esos años se pensó que después de muchas caídas y dificultades, el Perú comenzaba a madurar. Fue una visión engañosa pero que alegró la mente y la con- ciencia de esa generación.
El inicio del siglo XX fue re- cibido con entusiasmo. A este clima corresponde el libro de Francisco García Calderón, El  Perú contemporáneo, que es símbolo de ese momento. Pero por dentro ocurre una erosión y se produce en forma imper- ceptible la separación entre el país legal y el país real. Poco a poco va perdiendo autentici- dad el régimen electoral. No son precisamente los elemen- tos más populares los que triunfan en los comicios. Se manipula desde el sistema la vida del país.
Al mismo tiempo hay fenó- menos de otro tipo: la moder- nización de Lima y el incre- mento del capital extranjero, especialmente el norteameri- cano, en las minas del centro. Antes de 1901 no había habido inversiones en esta escala. La erosión y la inautenticidad per- miten la irrupción en forma plebiscitaria de la acción popu- lar, la voz del pueblo. Este se rebela y en 1912 se expresa con la imposición desde abajo de la candidatura de Guillermo Bi- llinghurst, que es el primer po- pulismo que ha tenido el Perú. Como se sabe, Billinghurtst en- frentó la candidatura oficial y las masas que impiden la vota- ción obligan al Congreso a que lo invista presidente. Esta fue una primera expresión de la disconformidad con el sistema.
En 1919 se produce un alza- miento parecido. Esta vez fue con Leguía quien, en cierta for- ma, sucede a Billinghurst como cabecilla de este fenómeno. Más tarde, cuando Leguía in- tenta perpetuarse, es derroca-
do en 1930 por otra eclosión. Son pues expresiones plebisci- tarias que desafían al aparato del Estado e imponen su vo- luntad.
Después de 1930 viene una nueva etapa con la aparición de los partidos de masas repre- sentados en primer lugar por el APRA y, también, por el san- chezcerrismo. Este último fue una fuerza muy grande, que ciertamente no se puede com- parar con el aprismo en mu- chos aspectos, pero que fue multitudinaria. Además, fue decapitado. Asimismo llegó al poder y el poder desgasta.
Luego se va produciendo un fenómeno anormal en el seno de la vida peruana: la aparición de un neomilitaris- mo que puede calificarse co- mo un tercer militarismo. Esta denominación lo diferenciaría del primer militarismo que so- brevino en los años siguientes a la victoria de Ayacucho y del segundo militarismo que apa- reció después de la Guerra del Pacífico. Este tercer militaris- mo se enfrentó al problema, pues la clase dirigente se aga- zapó detrás de él y lo impulsó.
Y ese fue el cuadro del Perú en 1931, en 1933 con Benavi- des, en 1936 con el apoyo de Benavides, en 1939 con el go- bierno civil que patrocinó Be- navides. En 1945 ocurrió una nueva eclosión popular con ciertas características similares a las de Billinghurst en 1912, a la de Leguía de 1919 y la de Sánchez Cerro en 1930 en Arequipa. Con la diferencia de que ésta se encauzó por la vía electoral. Surgió la presiden- cia de Bustamante y Rivero, fue un experimento de tipo democrático que fracasó cuando emergió de nuevo el militarismo empujado por la derecha económica.
Estos fenómenos de anor- malidad en la vida peruana van sembrando las semillas de las crisis de la República en el si- glo XX. En 1962 y 1968 creo que ocurre una agudización de la crisis institucional por la cir- cunstancia de que se presenta el dualismo entre el poder le- gislativo, de un lado, y el ejecu- tivo, de otro. Ello estuvo acom- pañado por otros fermentos de diversa magnitud: la emer- gencia de las clases medias, el despertar de las clases popula- res, el crecimiento de la con- ciencia entre los intelectuales acerca de los desniveles socia- les y, en especial, de la situa- ción del indio, aunque esto úl- timo fue una inquietud que comenzó en la década de 1920. El crecimiento de la in- fluencia del capital extranjero, el desarrollo urbano, la llegada al proceso educacional de gen- tes de las capas bajas y el éxo-
do rural van acumulando moti- vaciones a las ya mencionadas. Todo ello confluye en la crisis de esa República pensada por los hombres que leyeron con entusiasmo El Perú contempo- ráneo, de García Calderón.... ¡Pero Luis Enrique!, creo que ya he dicho demasiado sobre lo que estoy preparando... hay que guardar, como los prestidi- gitadores, una paloma debajo de la manga para mantener la expectativa de que en ese libro habrá alguna novedad más de lo que ya he adelantado” (“La crisis de la República”, en: Equis. Lima, 26 de febrero de 1976: 34-35).
¿Qué ha sido de este ensa- yo de Basadre –lo terminó, pues era un trabajador infati- gable aun en sus últimos años cuando ya estaba muy enfer- mo, o no?
Es bastante conocido que José Carlos Mariátegui escri- bió, además de 7 ensayos de interpretación de la realidad 
 peruana, un octavo ensayo acerca de la política, que se perdió en 1929, cuando lo en- vió a la editorial madrileña His- toria Nueva, fundada por su amigo César Falcón. Menos co- nocido es que el Amauta con- cebía 7 ensayos… como una work in progress, o sea, como una obra abierta, y que, por ello, los ensayos del libro hu- bieran podido también ser ocho o más. En cualquier caso, la desaparición del octavo en- sayo constituye una gran pér- dida, pues impide reconstruir fielmente el pensamiento de Mariátegui sobre un tema tan fundamental –algo que sólo se puede hacer muy imperfecta- mente con los textos conteni- dos en Ideología y política–.
¿Qué ha pasado con el en- sayo de Basadre sobre la crisis de la República peruana en el siglo XX? Una parte fue publi- cada como libro por la Univer- sidad del Pacífico en 1980, po- co antes de su muerte, con el título de Elecciones y centralis- mo en el Perú (Apuntes para un esquema histórico) (Lima: Universidad del Pacífico, 1980), pero, sin duda, debe quedar otra que no se conoce. Esperemos que se encuentre entreverada entre los papeles que dejó, pues constituiría otra irreparable pérdida para la historia intelectual peruana que se hubiera extraviado es- ta iluminadora reflexión pós- tuma y decisiva del mayor de nuestros historiadores sobre la raíz de nuestros males en el si- glo pasado.
La erosión y la inautenticidad permiten la irrupción en forma plebiscitaria de la acción popular, la voz del pueblo.
C on ocasión de conmemorarse cien años del nacimiento de Jorge Basadre, se realiza una serie de actos recorda-
torios, alusivos tanto a su magisterio inte- lectual como a su importantísima obra. Es propicia entonces la reedición de La inicia-  ción de la República por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Fue en 1927 cuando Basadre sustentó su tesis de Doctorado en dicha casa de estu- dios. Esa tesis,Contribución a la historia de  la evolución social y política del Perú duran-  te la República , sería luego ampliada para la publicación –en 1929 y 1930– de los dos volúmenes hoy reeditados. Dichos trabajos son considerados como el germen de la compendiosa Historia de República , refe- rente obligado para el conocimiento del Pe- rú independiente.
Ya en estas tempranas empresas histo- riográficas puede vislumbrarse la posterior senda productiva –en cuanto al rigor inves- tigador y capacidad para la visión de sínte- sis se refiere– de nuestro historiador más importante. Dan cuenta de ello la claridad expositiva y el amplio manejo documenta- rio (sin dejar de establecerse una abierta postura contra los excesos y las arideces del mero eruditismo).
En relación con esto, es explícita la afir- mación del autor: “No se trata de acumular datos en un afán de trapero; se trata de bu- cear en los documentos auténticos y sacar de ellos lo más importante y esencial”.
La iniciación de la República da cuenta de una etapa de gravitancia decisiva en el derrotero histórico peruano, no sólo mos- trando el originario contexto de una enti- dad colectiva en plena fragua, sino desen- trañando las complejas particularidades de ese proceso.
Así, con desapasionado criterio, son ex- plicados en el primer libro los momentos más significativos en la gestación de nues- tro sino histórico, como el escaso interés que mostraron los limeños ante la expedi- ción libertadora. O las tentativas de una nueva instauración monárquica de San Mar- tín y algunos libertarios, lo cual promovería una irrepetible riqueza en el nivel del deba- te congresal, entre las facciones pro monár- quica –Moreno,Monteagudo– y republicana –Pérez de Tudela, Sánchez Carrión.
En el segundo libro se asiste al largo e inestable período en el que tuvo lugar el caudillaje militar, figura omnipresente en la historia latinoamericana de entonces, con su consecuente estrechez de miras para con la idea de gobernabilidad futura (cuando Burckhardt, en sus reflexiones sobre la filo- sofía de la historia quería referirse al caos político y a la ingobernabilidad más tenaz, ejemplificaba con la política hispanoameri- cana de esta época).
Puede afirmarse que con La iniciación de  la República Basadre brindó a cabalidad su capital aporte. El esclarecimiento de la di- námica histórica peruana, en este contexto de orígenes y consolidación del Estado, no es poco lo que le debe.
Descifrando orígenes
 
L A infancia es la pa- tria más entrañable del hombre. ¿Cómo pudo haber influido
en la obra de Basadre su experiencia infantil en la Tacna cautiva?
–Creo que los nueve años que pasó en Tacna (1903- 1912) fueron decisivos para su proyecto intelectual futuro. Aquí hay dos elementos im- portantes que se conjugan: por un lado, la experiencia del cautiverio y, por otro, el hecho de que él formaba parte de una antigua familia local en la que, por la línea paterna, ha- bía algunos que eran historia- dores como Modesto Basadre. Esta conjugación de vivir la in- fancia en un territorio ocupa- do, y formar parte de una fa- milia que había cultivado y desarrollado la memoria, hizo que la infancia de Jorge Basa- dre constituyera un estímulo central en lo que sería su pro- yecto posterior. Existe un pa- rangón en la historia peruana: Garcilaso Inca de la Vega. Él vi- vió sus primeros 19 años en el Cusco, rodeado de sus tíos ma- ternos, que eran generales del ejército inca que se pregunta- ban constantemente por qué los incas habían sido derrota- dos. Probablemente los fami- liares que rodeaban al niño tacneño se hacían la misma pregunta. El proyecto intelec- tual del Inca Garcilaso intenta contestar esa pregunta en el contexto del Renacimiento, en el que el género histórico era la crónica, que no se exigía fidelidad en el relato. En el si- glo XX ya existía la disciplina de la historia; Basadre contes- tó a esa pregunta escribiendo sobre la viabilidad y posibili- dad de la nación peruana.
Macera consideraba que en la Historia de la Repúbli-
ca la narrativa del destino truncado y de las oportuni- dades perdidas que define nuestra historia republica- na era contrapesada por una excesiva afirmación de ciertas figuras centrales que condensaban proyec- tos valiosos. ¿Cómo obser- va este juego especular de sombras y luces?
–Es razonable la opinión de Pablo Macera, pero agre- garía que no hay una contra- posición. Ante el enorme im- pacto que significó la derrota de la guerra y las enormes di- ficultades que se vivieron en el Perú después de 1929, la res- puesta de Basadre incluyó también hacer una ucronía: narrar paralelamente la histo- ria que se desarrolló y aquella que pudo desarrollarse, que pudo ser mejor. Aquí están ciertos personajes paradigmá- ticos como el mariscal Castilla, constitucionalista e introduc- tor del liberalismo; Cáceres en la resistencia; el segundo go- bierno de Piérola y otros que
son representativos de un Pe- rú que pudo ser mejor para el desarrollo de una nación pe- ruana con mayor equidad y bienestar para todos.
“El Perú es un país su- perdotado de historia”, sos- tuvo Basadre. Sin embargo, no es difícil observar que nuestra memoria como co- munidad es casi insignifi- cante: tenemos mucho pa- sado y poca memoria. ¿Có- mo se desarrolla en nuestra sociedad la dialéctica entre memoria e historia?
–Todas las sociedades, al construir sus memorias tratan de recordar lo mejor, por lo
que olvidan aquello que no es congruente con las necesida- des del presente ni del futuro. Sin embargo, en el Perú he- mos construido una historia en la que se enfatizan los mo- mentos trágicos: hay un enor- me interés en la Conquista, en el período colonial y hay un delgado interés por los mo- mentos más cercanos a nues- tra historia, que son los más importantes en función del futuro.
¿Desde la filosofía de la historia es posible trazar períodos en la obra del his- toriador?
–Considero que hay un primer Basadre, el de La mul- titud, la ciudad y el campo (1928), La iniciación de la Re-  pública (1929) y Perú, proble- ma y posibilidad (1931). En es- tos años, el historiador, desde una posición socialista, se ins- cribe en una historia científi- ca que pretende resolver los problemas. Así, construye una interpretación de la historia pensando en la relación entre explotados y explotadores. Sin embargo, a partir de 1939, cuando se publica la primera edición de Historia de la República, hasta 1979, cuando se publica la última edición, hay un cambio que va del Basadre socialista, cuya concepción histórica descan- saba en la interpretación, hasta uno cuya concepción de la historia se fundamenta en la evidencia histórica. Esta transformación es una res- puesta a los cambios ocurri- dos en el mundo, al desgaste de los ideales de la Reforma Universitaria, a la crisis per- manente del Perú, al tercer militarismo y al empobreci- miento de las clases medias. Asistimos a la transformación de un historiador con voca- ción de intérprete, a un pre- sentador de la historia con pretensiones objetivas sus-
tentadas en el dato y en el documento.
Este desplazamiento de Basadre puede enmarcarse en una problemática ma- yor que abarca a la Genera- ción del Centenario y a lo mejor a la Generación del 900: luego de los libros ca- pitales de Riva-Agüero, García Calderón, Basadre, Haya y Mariátegui, se abandona la posibilidad de pensar integralmente al Perú. Las generaciones de intelectuales posteriores no han podido igualar es- tos esfuerzos…
–Entre 1907 (El Perú con- temporáneo) y 1931 (Perú,  problema y posibilidad ) se pu- blica también un conjunto de libros –El antiimperialismo y el   APRA y 7 ensayos de interpre- tación de la realidad peruana, entre otros– que buscaban una explicación a las frustra- ciones del Perú y apostaban por un proyecto nacional. Hay una suerte de filiación entre el libro de García Calderón y el de Basadre, pese a las diferen- cias políticas en ambos hay una apuesta afirmativa por el Perú. En cambio, en el libro de Haya de la Torre y en el de Ma- riátegui hay una crítica a la his- toria transcurrida y una pro- puesta de nuevo país pensado de una manera radicalmente diferente al que realmente existía. Todas ellas son pro- puestas globales de país, un antecedente semejante sólo lo encontramos en 1614 con la Nueva crónica y buen gobier- no, de Guamán Poma. El silen- cio de estas propuestas inte- grales de buen gobierno se vuelve a romper a mediados de la década de 1970 con pro- puestas como la cholificación del país: el Perú como una eco- nomía que había que formali- zar o como un país que había que rehacer desde la presencia de las multitudes andinas.
6 I Lima, lunes 17 de febrero de
ENTREVISTA
Basadre
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos acogió en sus aulas a varias generaciones de intelectuales, cuyas obras en muchos casos aún están por ser leídas. Entre éstos, Jorge Basadre es un autor central para pensar nuestros problemas como país e intentar soluciones. El actual rector de esa casa de estudios, también historiador, Manuel Burga, destaca en la siguiente conversación aspectos actuales y necesarios del autor de Perú,  problema y  posibilidad .
DIÁLOGO CON MANUEL BURGA
 
Usted comentó en una ponencia que la relación entre su generación de his- toriadores y la obra de Ba- sadre fue peculiar y tardía. ¿Puede explicarnos este as- pecto?
–Esa pregunta podría for- mularla de una manera dife- rente: ¿por qué Basadre no in- vitó a nuestra generación a acercarnos a su estudio? La respuesta presenta dos aspec- tos, a diferencia de la genera- ción del 50 que era una bisa- gra entre posiciones naciona- listas y socialistas, mi genera- ción definitivamente quería construir un Perú socialista, y no un Perú tal como lo enten- día Basadre o García Calde- rón. En segundo lugar, la his- toriografía de la década de 1960 alcanzó un mayor profe- sionalismo historiográfico. To- dos intentaron negar a los maestros y descalificar los es- fuerzos anteriores con el membrete de “historia tradi- cional”. ¿Por qué no fuimos capaces de entender que lo que él quería era la construc- ción de la nación peruana y que se debía caminar en esa dirección? Esa es una acucian- te pregunta todavía vigente.
En su libro, escrito junto con Flores Galindo,  Apo- geo y crisis de la República aristocrática, agradece a Basadre en el prólogo…
–Basadre murió en 1980 y nosotros nos acercamos tar- díamente, en 1978. Tuvimos dos reuniones de trabajo. Una para conversar y entregarle el manuscrito, y otra para escu- char sus comentarios. Nos sor- prendimos de su actualizada información. Por ejemplo, ha- bía leído a Theodore Zeldin, quien había escrito reciente- mente, en cinco volúmenes, Historia de las pasiones fran- cesas 1848-1945 y que él tenía en su biblioteca. Entonces nos dimos cuenta de que lo que
nosotros habíamos postulado como historia tradicional era simplemente una historia dis- tinta de la que nosotros que- ríamos realizar.
¿Es posible volver a pensar la historia de la Re- pública sin las categorías de Basadre?
–Se han hecho múltiples esfuerzos para pensarla de una manera diferente, pero su cronología es una cronología inevitable: la Independencia, el Primer Militarismo, la Época del Guano, la Guerra con Chi- le, el Segundo Militarismo, la Reconstrucción, la República Aristocrática y Leguía. Estos son períodos sólidamente es- tablecidos. Lo que cambiará –y de hecho ya está modifi- cándose– son las variables que se estudian y las formas de in- terpretar los hechos que él mismo estudió.
Libros recuperados
La multitud, la ciudad y el  campo en la historia del 
Perú es el primer libro de historia que asigna un pa- pel relevante a las masas y a los sujetos colectivos en la construcción de nuestra historia. ¿Por qué su generación tan intere- sada en esta perspectiva no prestó mayor atención a ese libro?
–Eso es un misterio. ¿Por qué ese libro no fue más usa- do, más citado en nuestros trabajos y en nuestras clases? ¿Por qué no se retomó su le- gado donde la presencia de lo social era más importante que las individualidades? Algo que después se criticará a Basadre. Lo que ocurrió es algo similar a lo sucedido en otras tradicio- nes historiográficas por los cambios generacionales: el li- bro Los reyes taumaturgos, de Marc Bloch, que se publicó en 1922, fue reeditado en 1982 con un prólogo de Jacques Le Goff y retomado en ese año. La rama dorada, de James Fra- zer, fue retomado también en la década de 1970. Es decir,
hay un juego de olvidos y re- cuperaciones generacionales, y hoy estamos en un franco proceso de recuperación de su obra.
Basadre fue director de la Biblioteca Central de San Marcos y de la Biblioteca Nacional. Era un bibliógra- fo extraordinario y su In- troducción a las bases do- cumentales para la historia de la República con algu- nas reflexiones constituye testimonio vivo de esa pa- sión. ¿Cuál es la relevancia de este libro en las ciencias humanas en el Perú?
–Es un libro de superlativa importancia. Él describe y ana- liza el valor de las fuentes do- cumentales que utilizó en His- toria de la República. Es una de las obras perdurables de Basadre, porque muestra su interés por las fuentes. Los his- toriadores a veces descuidan que la relación con las fuentes se da por medio de dos cami- nos: la heurística y la herme- néutica. Ambos permiten al historiador saber si las fuentes que uno emplea en su trabajo son auténticas. Basadre nunca olvidó ese procedimiento y por eso publicó este libro en el que muestra las fuentes au- ténticas que permitirán una reelaboración de la historia de la República.
Intelectuales, promesa y política
¿En estos tiempos de diso- lución de fronteras nacio- nales, de culturas desterri- torializadas e identidades migrantes, es posible aún pensar en el Perú como un proyecto de nación o ya simplemente se estaría ca- zando fantasmas?
–¿Por qué no? La última vez que conversamos con Ben Anderson, el autor de Comuni- dades imaginadas, quien po-
see una inmensa experiencia estudiando las naciones en el sudoeste asiático y en el mun- do, sostenía que era posible pensar un desarrollo con na- ciones que busquen mantener su singularidad en el futuro globalizado. La idea de Basa- dre, como la de Anderson, es que una nación es nación cuando existe un proyecto co- lectivo asumido por todos co- mo pasado, presente y futuro. En tanto, todos somos parte de ese plan, todos se sienten parte de un proyecto colectivo y parte de una comunidad que existe sólo en la imaginación de la gente. Además, mientras existan las fronteras geográfi- cas existirán las naciones.
Basadre fue dos veces ministro de Educación y enfrentó serias dificulta- des políticas, sus ilusiones de reforma y moderniza- ción se estrellaron contra burócratas impermeables a las nuevas ideas. A la luz de esa experiencia, ¿de- ben los intelectuales re- nunciar a intervenir en la vida política?
–Recuerdo que Alexis de Tocqueville en La democracia en América sostenía que un defecto de la democracia es que da más oportunidades a los políticos que a los técnicos y a los intelectuales. En el caso de la democracia peruana, se debe propender a una mayor participación de intelectuales y técnicos en la conducción de las políticas públicas, pero no al estilo mexicano, sino con una participación más inde- pendiente en función de un proyecto de desarrollo nacio- nal. Basadre fue dos veces mi- nistro de Educación y guió su gestión por el afán de contri- buir por medio de la educa- ción a una mejor ciudadanía en el país, ya sea por la alfabe- tización, la educación técnica o superior.
Lima, lunes 17 de febrero de 2003 I
ENTREVISTA
historiador 
 
E N mi hog temprana, con admir Jorge Basa
ilustre tacneño, ilustres como él, ban algunas cal cumplí los diez a ces, el querido p ciones de Minist ca, en el segund Manuel Prado actuación públic Pardo que, aco María, lo vi por “colé” en una f para aparecer e tre tacneño.
Conocí físic sadre en los pri cada de los 70, una actuación tituto Nacional que, tímidamen Me impresionó hombre acucios no de estatura, de cabello, de n nía un tono de apagado, que c tu discreto y fin tos de la conver esfuerzo para e
Su fraternida bre todas las cos como para estre que lo sentíamo mano mayor, c llamásemos.
Pocos días de encuentro, tuve l
INÉDITOS
Señor  Fredy Gambetta Uría Dos de Mayo 623 Tacna
Muy estimado amigo:
 Ayer recibí su carta de 5 del presente mes junto con el reportaje que con tanta genero-  sidad me hizo usted.
Quedo profundamente agradecido por todo esto. Posee usted una cualidad que ha de servirle de acicate en la vida y ojalá no le genere tropiezos al pasar por un camino donde hay tantos factores siniestros o alevosos: el don de ser bueno.
En cuanto al reportaje en sí, un poco sorprendido ante el hecho de queCorreo lo pre-  sente en dos páginas. Me lleva ante los hogares de Tacna. En dos recientes oportunida- des hablé en el teatro Municipal ante auditorios muy pequeños. Gracias, una vez más.
Dentro de la improvisación de las respuestas fielmente grabadas y transcritas, puedo  parecer un conservador. No lo soy. Algo de eso hablamos en la grata charla que terminó en el aeropuerto. Quizás le interese leer algo de lo que pienso sobre el momento actual, fin de una época y comienzo de otra época, condensado en un discurso de la sesión inau- gural de la Convención celebrada por el Rotary de Tacna no hace mucho tiempo. Entien- do que allí sacaron copias mimeográficas de aquella charla. No sé si cometieron errores al reproducirla. Todavía no ha sido impresa.
He charlado largo rato con Héctor Velarde sobre el problema urbanístico de Tacna. Usted sabe que Héctor hizo el elogio de la tradicional arquitectura de nuestra ciudad en un artículo de Dominical , suplemento deEl Comercio. A él se debió que se salvara esa jo-  ya que es el Teatro Municipal cuando iban a derruirlo. Estuvo presente en esta conver-  sación José García Bryce, arquitecto especializado en el siglo XIX. El techo con mojinete,  según ellos, está perdido dentro de la técnica contemporánea por los ingredientes que lo forman. García Bryce insinúa que un Consejo especializado de reciente creación en el  Instituto Nacional de Cultura podría mandar expertos que señalaran las casas sobrevi- vientes y procurara que, sin perjuicio para los dueños, resulten salvadas. Dicho organis- mo también podría recomendar (no le es dable ordenar) sugerencias en torno al progre-  so, inevitable por lo demás, de nuestra ciudad para no acabarla de despersonalizar, pa- ra que no se anonimice.
 Ante su gentil oferta de ayudarme, he aquí dos pedidos rogándole me disculpe ya que usted me autoriza para esta majadería: 1) En la ceremonia de la biblioteca Luis León P. estuvo presente un viejo tacneño apellidado Sañudo. Si mi recuerdo no me engaña, él   pronunció un discurso en una ceremonia en la Sociedad de Artesanos cuando llegué co- mo Ministro de Educación en 1957 más o menos. Tendría especial interés en poseer co-  pia de ese discurso. Mi padre fue alguna vez Presidente de la Sociedad de Artesanos.
 Algún día le contaré por qué cometí el error de ir al Ministerio en 1956 y por qué re- nuncié en 1958. Si usted lo cree mejor, yo podría escribir directamente a Sañudo previo conocimiento de su nombre y dirección exactos.
 2) No hace mucho tiempo falleció en Tacna el señor Carlos Cornejo. Varias personas me han dicho que reunió una interesante colección de periódicos, libros y folletos. Si sus herederos aceptan, podría adquirir entre ellos los materiales que me sean útiles. Después los donaría a la Biblioteca de nuestra ciudad, conforme a un pacto específico.
Chabuca me encarga responderle en lo que atañe a los saludos para ella. Con su agra- decimiento y el cariño de sus mejores votos. Conviene que usted sepa que ella no perte- nece a la familia de los Ayulo ricos sino a la de los Ayulo pobres.
Un abrazo afectuoso de
Texto en una tarjeta de Navidad
Un abrazo muy cordial y los mejores deseos para 1974. Creo que aparecerá pron- to el libro con las conversaciones que tuve con el joven historiador Pablo Macera. Hay allí recuerdos de Tacna y referencias a usted y a Lucho Cavagnaro. Muchos sa- ludos para él.
Su viejo amigo
 Jorge Basadre
 A lo mejor reapareceremos en Tacna En enero o febrero. Guárdenos el secreto.
   C   a   r
er h C O R R E S P
Hasta la segunda mitad de la década de 1960, Tacna no aportó significativamente a la bibliografía peruana. Primero, porque cerca de cincuenta años vivió cautiva, en poder de Chile, y después porque, explicablemente, la ciudad se movió sólo entre el comercio y la burocracia.Atento a tal situación,Jorge Basadre se relacionó con la nueva intelectualidad tacneña,surgida a partir de 1967 o 1968,para alentarla. La presente correspondencia, exclusiva para identidades , testimonia sobre ese afán.
FREDY GAMBET
Lima, lunes 17 de febrero de 2003 I
ñez más hablaba, el doctor e era un ados tan res lleva-   Cuando a. Enton- a las fun- ón Públi- el doctor e en una nico José
mi mamá hasta me docentes  tan ilus-
ctor Ba- de la dé- siglo, en or el Ins-
Recuerdo ué a él. irada, de e. Media- a, escaso , que te- ave, casi su espíri- momen- ue hacer
a por so- us brazos n abrazo . De her- a que lo
el primer inmensa,
que me halagó sobremanera, de recibir una tarjeta suya, que conservo, en la que me agradecía los momentos depar- tidos en Tacna. Este fue el primer deta- lle que me hizo apreciarlo en toda su grandeza. No alcanzaba a entender có- mo un hombre de su estatura intelec- tual, dos veces Ministro de Estado, el autor de la Historia de la República del  Perú, respetado y admirado, no sola- mente en el Perú, tenía la delicadeza de remitir una esquela a un joven paisano al que poco había tratado y que, en ese momento, apenas había publicado al- gunos poemas en algunas revistas.
Haber conocido al doctor Jorge Ba- sadre Grohmann, el tacneño más sobre- saliente del siglo XX y uno de los más notables peruanos de ese siglo, cuyo pensamiento, todavía vigente, no ha si- do debidamente estudiado y difundi- do, conversado con él, en horas inolvi- dables, acompañándolo en sus reen- cuentros con el paisaje y la gente de Tacna, es uno de los regalos más gran- des que la vida me ha brindado. Su pre- sencia infundía energía y su recuerdo nos alienta a seguir transitando el cami- no de la literatura y de la investigación, escogidos hace más de veinte años.
Lima, 18 de marzo de 1975 
Mi querido Fredy :
Calientito y sabroso, como si del horno viniera ese pan sin las trabas del frío correo, llegaron sus Epigramas & Epitafios. Gran victoria de su espíritu que no cede ni se rinde, ésta. Otros se dedican a la siesta burocrática, a la charla de café, al diálogo en las esquinas. Usted produce, contra viento y marea. Felici- taciones y un abrazo.
Duro, el sarcasmo a veces. ¿ Por qué habrá esa proclividad en parte de la  poesía tacneña? Recuerdo a Hugo Salazar del Alcázar.
La vida lo ha golpeado, Fredy. “La pita se rompe por lo más delgado”. “¡Al  rincón quita calzón!” “Si la casa está cerrada/escupen en la puerta/. Si la abres, escupen adentro./Así ha sido siempre/”.
Como estoy algo enterado de su producción, sé muy bien que Epigramas & Epitafios sólo recoge una parte de su personalidad. Ha escrito usted y es- cribe también bellas cosas líricas, frente al amor, a la muerte, a la vida, a la realidad cotidiana. Ojalá pronto junte todo para un libro futuro, un libro y  no ya una plaqueta. Cuente usted materialmente conmigo, en lo que esté a mi alcance. Exhiba usted esa personalidad multiforme y exíjase de sí mismo lo mejor. Y siga adelante.
Un abrazo con todo afecto de su sincero amigo
 Jorge Basadre
Le incluyo el recorte de un reportaje a Borges de la revista CRISIS Nrº 13-Mayo 1974
Lima, 5 de julio de 1979
Mi querido amigo Fredy Gambetta:
Mucha alegría me dio recibir sus noticias después de largo tiempo. También que grato saber que su hija crece y encanta, que sigue usted escribiendo (he leído un lindo poema sobre los artesanos de Tacna) y que su situación ha me-
 jorado no obstante los negros tiempos actuales. Gróver me envió solo las primeras hojas que el I.N.C. divulga. Lástima que
no ha tenido tiempo para continuar con estas remisiones. No oigo sino halagadoras noticias sobre el Archivo; sobre las adquisiciones
que frecuentemente hace; y sobre lo bien manejado que está por nuestro co- mún amigo Lucho Cavagnaro. He convencido a mi prima Mary Forero de Gubbins para que entregue allá los dos tomos con la titulación de la hacien- da Para. Son estos volúmenes dos tesoros que llevan casi las raíces más anti- guas de nuestra tierra. Para fue de los caciques Ara desde tiempos inmemo- riales y nunca salió de la familia hasta que vino la reforma agraria. El último cacique, José Toribio, en pugna con su hijo José Rosa, dejó aquellas tierras a
 su hija Manuela, esposa del coronel colombiano Manuel María Forero. Don Emilio Forero Ara, Senador por Tacna durante muchos años y tenaz propul-
 sor del ferrocarril de nuestra ciudad a La Paz (malogrado por los celos de los arequipeños) compró sus derechos a todos sus hermanos, entre los que estu- vo mi abuela Concepción Forero de Basadre. Mi abuelo cometió el error de abandonar la agricultura para implantar audazmente ¡en la segunda ciudad  del Perú después de Lima! El alumbrado público y privado de gas.
No podré estar con ustedes en la fecha solemne de agosto. Los médicos  prefieren la tranquilidad de una convalecencia larga y temen el efecto de una agitada celebración. Pero Chabuca y yo nos hacemos la idea de que po- dremos viajar hacia octubre si no surgen inconvenientes.
Mucho anhelo que la vida de Tacna no sea tan cara como la de Lima. Hay  alzas feroces de precios a consecuencia de las alzas relativas, relacionadas con la gasolina y otros elementos necesarios. Nosotros, que vivimos de una renta fija –una pensión– nos vemos en apuros. Y como nos envuelven las huelgas y  la honda incertidumbre sobre el futuro político, no hay asidero para el opti- mismo. Pero, en fin, estas son cosas desagradables que no interfieren con el 
 privilegio de seguir contando con la buena amistad de usted y de todos los amigos de la tierra común.
Muchos saludos a ellos y, sobre todo, a su esposa y a la heredera,
 Jorge Basadre
D E N C I A
 
En las “Reconsideracio- nes” a su libro Perú,
 problema y posibilidad, publicadas 47 años después de la primera edición, Jorge Basadre formuló el conjun- to de planteamientos más lúcidos escrito por entonces con relación a la cuestión étnica en el país. Fueron propuestas tardías de un Basadre otoñal, cercano a la muerte. Tardías para él, pe- ro tempranas para 1978, cuando aún no asomaba un contexto como el actual, en el que el tema de la diversi- dad étnica y cultural y el es- tallido de los nacionalismos ocupan un lugar protagóni- co. Basadre puede decirnos mucho y ayudarnos a com- prender sin dogmatismos la especificidad peruana en un mundo que ha ingresado a una fase en que, como pro- ponen Huntington, Delors y otros autores, la cultura y las identidades culturales configuran las pautas de co- hesión, desintegración y conflicto.
Cohesión y no disgrega- ción en la historia peruana fue lo que Basadre quiso transmitir en la primera edi- ción de Perú, problema y 
 posibilidad (1931). La histo- ria del Perú aparece en este ensayo como un largo pro- ceso de acercamiento entre los peruanos, en el que las formaciones estatales y el peligro extranjero fueron factores clave, pero insufi- cientes para la construcción de la nación. Por esta razón, al igual que Haya de la To- rre, Sánchez, Castro Pozo,
Porras Barrenechea, Enci- nas, Belaunde y Uriel Gar- cía, Basadre asumió la de- fensa del mestizo como un actor decisivo de la trama histórica peruana y de sus posibilidades. Distante de las fáciles sentencias de los indigenistas (en especial de Mariátegui y Valcárcel), que sindicaban al mestizo como un producto mórbido, de orígenes oscuros, de contri- bución nula y que era por- tador de una cultura conde- nada a la esterilidad, Basa- dre prefirió verlo como un factor importante en la construcción de la nación. Sus orígenes y sus resulta- dos estuvieron llenos de no- bleza. La mezcla de razas –explica– se hizo más fácil en un país donde los espa- ñoles encontraron socieda- des constituidas y semicivili- zadas de tipo agrícola y de población muy numerosa. “Los grandes representan- tes de la América auténtica han sido mestizos desde Garcilaso Inca hasta Bolívar. Producto del amor y de la fusión de castas, el mestiza-
 je llena una bella misión unitiva.”
Esta apología del mesti- zo no lo lleva a proponer la fusión de razas como inevi- table vía para lograr la inte- gración: “Lima con sus ne- gros, zambos, chinos y blancos, con sus zonas tan disímiles –el Cercado, Ma- lambo, Hoyos y las nuevas avenidas– sería la ciudad representativa si tuviese un porcentaje de indígenas”, afirma en 1931, en una suerte de visión en germen del Perú como una socie- dad multicultural. Sin em-
bargo, la verdad es que Ba- sadre no profundizó más en el tema y en este sentido sus posturas a favor del mestizaje no son más lúci- das que las de sus contem- poráneos y, es más, podría- mos decir que allí donde Valcárcel y Mariátegui acer- taron (el problema indíge- na), Basadre falló por omi- sión. Más allá de algunas frases alusivas, los indios
–o, mejor dicho, aimaras, quechuas y aborígenes del amazonas– están virtual- mente ausentes de su na- rrativa. Trató posteriormen- te de subsanar su error ju- venil en La promesa de la vida peruana (1959), Perú vivo (1966) y en la sexta edición de Historia de la Re-
 pública (1968-1969), aun- que sin formalizar una pro- puesta de articulación de las diferencias étnicas exis- tentes en nuestro país. Ésta sólo llegará con la segunda edición de Perú, problema
 y posibilidad (1978). Allí Basadre precisó que
si bien el indio no es el úni- co personaje en significa- ción e importancia, merece relevancia. Esto se despren- día de que una gran parte de la población ha conser- vado su habla vernácula. Si bien el español debe man- tener su papel de nexo en- tre los peruanos –pues nos permitía estar en contacto con los adelantos de la cien- cia, además de otras razo- nes–, eso no implicaba que el quechua, el aimara y las lenguas amazónicas debie- ran estar ausentes en las es- trategias para elevar el ni- vel de vida, mantener la personalidad colectiva, edu- car en el cuidado de la sa- lud, fomentar las activida- des agropecuarias, fortale- cer la conciencia cívica y fa- vorecer la auténtica partici- pación en el quehacer co- mún nacional; pues el desa- rrollo de los medios audio- visuales, en especial la radio y la televisión, daban a estas lenguas una posibilidad de aplicación que por escrito nunca podían tener.
10 I Lima, lunes 17 de febrero de
ENSAYO
Jorge Basadre afirmó que la toma de conciencia acerca del indio fue el fenómeno más importante en la cultura peruana del siglo XX. Eso es verdad. Pero sostuvo también que la cultura andina no es lo único importante, pues importaban también los indios de la Selva y la diversidad de habitantes de la Costa.
Todas las BASADRE Y LA NACIÓN MULTICULTURAL
 AUGUSTO RUIZ ZEVALLOS (*)
etnias
El historiador nos ayuda a entender al Perú en una época en que la globalización ha producido un debilitamiento del Estado nación.
 
Su propuesta de política apuntaba a seguir constru- yendo el Perú “lejos de se- paratismos suicidas, más uni- do, más coherente, con el debido respeto a sus distin- tos grupos históricos y a la altura de los tiempos que vi- vimos y de los que vendrán”. Basadre buscaba entonces la integración nacional, pero con un modelo que respeta- ra las diferencias étnicas, sin deslizarse por lo que Todo- rov, mucho después, llamó “la política de la identidad excesiva”. Entre otras razo- nes porque Basadre era consciente –gracias a su tem- prana búsqueda de los espa- cios intermedios– de que las impurezas étnicas eran una realidad que en el caso del Perú estuvo muy acentuada desde la llegada de los espa- ñoles. Fue consciente de es- tas impurezas desde 1973, cuando en el diálogo con el historiador Pablo Macera, promovido por la Editorial Mosca Azul (Conversaciones, Lima, 1974), precisó que no “hay la homogeneidad sufi- ciente entre los grupos étni- cos dispares que existen en el Perú”. En ese libro, mien- tras Macera insiste en la tesis de las “varias naciones”, Ba- sadre precisa que “no hay una conciencia histórica quechua o aimara como sí hay una conciencia histórica húngara o austríaca”. No hay idea de nación en las et- nias peruanas, a diferencia de las centroeuropeas.
¿Por qué? Una, entre las muchas respuestas que Basa- dre acumuló, se encuentra en las “Reconsideraciones” a Pe- rú, problema y posibilidad  (1978), especialmente cuan- do trae a colación el caso de los vascos, bretones, corsos y flamencos, grupos étnicos que son “naciones interdic- tas” deseosas de formar Esta- dos propios. A diferencia de ellos, los quechuas y aimaras se distribuyen en el norte, centro y sur, muchas veces en convivencia más o menos par- cial con otras gentes, y no for- man unidades vigorosas ni agresivas, señala Basadre con gran lucidez. Estas intuiciones fueron semillas que no fructi- ficaron en un terreno intelec- tual dominado por distintas variantes del discurso indige- nista y marxista. Y hasta no hace mucho se han repetido las ideas en torno a las nacio- nes criolla, india y selvática que integran supuestamente nuestra sociedad.
Pero el tiempo le ha dado la razón a Basadre. En este sentido el historiador nos
ayuda a entender al Perú en una época en que la globali- zación ha producido un de- bilitamiento del Estado na- ción, y una radicalidad de los nacionalismos en sociedades con tensiones étnicas en Eu- ropa, África, Asia y Oceanía. Salvo los Estados naciones basados en una sola etnia, como Portugal y Finlandia, en el resto de los países los conflictos étnicos han pasa- do a ocupar los primeros pla- nos de la agenda política. Países compuestos por mu- chas etnias con idea de na- ción estallaron como grana- das –el caso de las otrora Unión Soviética y Yugosla- via– o mantienen una uni- dad teñida con sangre (vas- cos, bretones, corsos y fla- mencos continúan produ- ciendo movimientos políti- cos separatistas en España, Francia y Bélgica, en algunos casos con demasiada violen- cia). Rusia actual afronta un conflicto con los chechenos, China con los islámicos de Xianjiang y la India con los habitantes de Cachemira. Tutsis y hutus desangran Ruanda, y, como ellos, fac- ciones étnicas revestidas de mantos religiosos buscan formar Estados propios en otros países de África, Asia y Oceanía. En México la gue- rrilla zapatista reclama la creación no de una nueva nación, sino de un Estado multiétnico, con gran apoyo de la etnia chiapaneca, cuyas manifestaciones culturales realzan el legado maya para enfrentarlo al republicano.
No es el caso del Perú. En conjunto es América Latina la que ofrece serias resisten-
cias a la desintegración na- cional, lo cual remite a fac- tores comunes. Pero si toma- mos en cuenta que en el Pe- rú las grietas económicas, culturales y sociales son ma- yores que las de países como Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Costa Rica y otros donde, además, el porcenta-
 je de la población indígena ha sido inferior, no queda si- no preguntarnos por las ra- zones específicas que hacen que el nuestro no sólo sea “el país más diverso”, sino también el más unido –en el sentido de que no ofrece tendencias visibles a la de- sintegración– entre los paí- ses del mundo con tan gran- des problemas.
Sin duda, una de las res- puestas la encontramos en los argumentos de Basadre respecto a que, a diferencia de los casos europeos, en el Perú las identidades étnicas no siempre se corresponden con las identidades territo- riales. En segundo lugar, a la importancia del mestizaje racial y, sobre todo, cultural. Esto lleva a la convivencia con otros grupos o, como di- ríamos hoy, al ir y venir tras- pasando las fronteras étni- cas (Gruzinski), formando espacios in between y, por ello mismo, a que no se for- men unidades monolíticas que son la desdichada con- dición para que florezcan los discursos étnicos excluyentes y nacionalistas.
Lo último no debe hacer- nos perder de vista que la desintegración nacional es siempre una posibilidad la- tente. Pero sus promotores tendrían que apelar a los re- gionalismos económicos, an- tes que al discurso étnico.
“No fomentemos los mi- cronacionalismos”, decía premonitoriamente el histo- riador en 1978. Basadre nos dejó una propuesta marco para seguir trabajado a la al- tura de los tiempos en que vivimos. Por este motivo mantiene vigencia para quienes vemos impor- tante que el tema de la nación vuelva al primer plano.
ENSAYO
Lima, lunes 17 de febrero de 2003 I
 
PRECISIONES
E N este breve texto in- tentamos aproximarnos a la obra de Basadre en tanto investigador de
nuestra literatura sobre la ba- se de un análisis de uno de sus libros juveniles: Equivocacio- nes. Ensayos sobre literatura  penúltima (1928)i.
La crítica literaria en el Perú en la década de 1920. Primera aproximación.
Antes de realizar un análi- sis de las ideas de Basadre en Equivocaciones, quisiéramos resumir muy brevemente la opinión de críticos anteriores y coetáneos a Basadre. A prin- cipios de siglo tenemos la tesis de José de la Riva-Agüero, Ca- rácter de la literatura del Perú independiente (1905)ii, que planteaba que la peruana era una literatura que constituía una provincia de la española. Se trata de la tesis hispanista que excluye a la literatura quechua del corpus de la lite- ratura peruana. Por otro lado, Ventura García Calderón, in- tegrante –como Riva-Agüero– de la Generación del 900, rea- lizó una revaloración de la obra de Ricardo Palma y enfa- tizó la naturaleza ficcional de las Tradicionesiii.
Sin embargo, en los años veinte aparece la Generación del Centenario, representada por Luis Alberto Sánchez, Jor- ge Basadre y José Carlos Ma- riátegui, entre otros. Sánchez tiene el enorme mérito de in- corporar la producción oral quechua prehispánica al cor- pus de la literatura peruana y plantea su tesis mesticista: la literatura peruana es de esen- cia mestiza, en otras palabras, bebe de dos fuentes (la que- chua y la occidental)iv. Por su parte, Mariáteguiv concibe que la literatura es un proceso
donde la escritura es más im- portante que la oralidad y en esa literatura observa el fun- cionamiento de tres períodos: el colonial, el cosmopolita y el nacional. Además, en la época había un crítico muy impor- tante: Antenor Orrego, quien fue uno de los primeros en destacar los aciertos de la poe- sía de César Vallejo y defendió a éste de los ataques de Cle- mente Palmavi.
En Equivocaciones, Jorge Basadre realizó una crítica a la Generación del 900. Ésta, se- gún Basadre, no fue futurista, sino tradicionalista, “pero de ella (de la generación que ro- deó a Riva-Agüero), contra to- dos los augurios favorables que sugiriera al iniciarse, nos quedan libros, artículos, ver- sos, pero no acción”vii.
Entre los ensayos que for- man Equivocaciones, hay dos que destacan nítidamente: “Elogio y elegía de José María Eguren” y “Viaje con escala por la obra de Valdelomar”. Quisiéramos enfatizar la vi- sión de Basadre en lo que res- pecta a la obra de Eguren y Valdelomar.
José María Eguren
Este es uno de los más im- portantes ensayos de crítica literaria escritos por Basadre y mantiene una actualidad verdaderamente envidiable. Muchas de sus ideas han mo- tivado posteriores reflexio- nes y, por ello, han sido muy fructíferas en lo que respec- ta al proceso de la crítica egureniana.
Vale la pena mencionar que Basadre es uno de los primeros que valora la poesía de Eguren que no fue com- prendida por la Generación del 900. Evidentemente, no
una lectura de  Equivocaciones
Basadre como
crítico literario:
La obra de Jorge Basadre abarca diversas esferas del conocimiento. Se ha estudiado su labor como historiador. Sin embargo, el papel que cumplió como crítico literario ha quedado sepultado en el olvido.
(*) Doctor en literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y especialista en poesía peruana. Rodolfo Hinostroza y la poesía  de los sesenta es su más reciente publicación.
   I   L    U    S    T    R    A    C    I    Ó    N   :    N    U    M    A    R    U    E    D    A
 CAMILO FERNÁNDEZ COZMAN (*)
Lima, lunes 17 de febrero de 2003 I
es el único crítico que realiza dicha valoración, pues Mariá- tegui, Pedro Zulen, Abraham Valdelomar y Enrique Busta- mante y Ballivián también ponderan el mensaje de Egu- ren. Hoy se sabe, de acuerdo con los últimos estudios, que Eguren es indiscutiblemente el fundador de la poesía con- temporánea en el Perú. No obstante, ni Riva-Agüero ni Sánchez pudieron compren- der plenamente los aciertos e innovaciones del poeta de Simbólicas. Tal vez ellos esta- ban demasiado atados a la estética decimonónica.
Por el contrario, Basadre muestra una agudeza poco co- mún para la interpretación del universo egureniano. Comien- za su análisis situando a Egu- ren desde el punto de vista his- tórico. Basadre afirma que an- tes de Eguren la literatura bus- caba, en general, el gran pú- blico. Chocano quería ser el cantor de América; González Prada es un orador; Leonidas Yerovi “era esencialmente un poeta de periódico”viii; y Luis Fernán Cisneros fue “absorbi- do por un periodismo epigra- mático”ix. Aquí observamos que, según Basadre, un escri- tor debe ser analizado en rela- ción con otros narradores y poetas coetáneos con el fin de trazar similitudes y diferencias. Se trata, en efecto, de una óp- tica histórica.
Este panorama lleva a Ba- sadre a plantear una hipótesis sumamente sugestiva: Eguren inicia la separación radical en- tre el público y el poeta. En otras palabras, el poeta co- mienza a escribir en difícil y es- to disgusta a los grupos de po- der. En este caso, observamos una preocupación de Basadre por la relación que existe en- tre el escritor y el público. De acuerdo con la teoría literaria actual, todo autor construye un lector modelo que descifre plenamente el sentido del tex- to y sepa cooperar en la actua- lización del sentido del discur- so poético. Subyace a las refle- xiones de Basadre la idea de que Eguren enfatizó el carác- ter innovador de su poesía y para ello tuvo que concebir un lector modelo algo más creati- vo y especializado.
A Basadre le interesa en particular la literatura compa- rada; por eso compara a Egu- ren con Palma, González Pra- da y Chocano. El autor de Tra- diciones peruanas, según Ba- sadre, prefiere una literatura orientada hacia el pasado;
González Prada se identifica con el futuro y Chocano con una literatura continentalista. Por su parte, Eguren hace una “literatura estética”. Ba- sadre, al efectuar esa caracte- rización de la poesía egure- niana, le asigna a la literatura una autonomía en relación con el mundo real y admite la posibilidad de leer las obras li- terarias a través de una óptica que enfatiza la pertinencia de los valores estéticos.
Eguren es un poeta de mi- norías, según Basadre, quien resalta la manera como mu- chos críticos no comprendie- ron la obra de Eguren. Ni Riva- Agüero, ni Clemente Palma ni Ventura García Calderón pu- dieron entender la originali- dad del poeta; por el contra- rio, Valdelomar, en la revista Colónida, le rinde un mereci- do homenaje.
Basadre considera que hay cuatro elementos distintivos en la poesía de Eguren: el liris- mo de raigambre romántica, el paisajismo, el simbolismo y el creacionismo (puro imagi- nismo). El carácter romántico de la lírica egureniana se ob- serva, según Basadre, en el pa- pel que cumple la mujer en es- te universo poético. Es decir, la mujer es un espíritu evanes- cente o una muerta de marfil, aspecto que vincula a Eguren con el romanticismo. Se trata, creemos, de un arquetipo de mujer no corporal, sino espiri- tual. Esta idealización de índo- le romántica no hace que Egu- ren sea un simple imitador, si- no un creador en el más estric-
to sentido de la palabra. Si quisiéramos ser rigurosos, ha- bría que agregar la armonía del misterio y el pasado desco- nocido del personaje central, características típicas del ro- manticismo. En las obras ro- mánticas hay una predilección por el misterio y, además, en el teatro romántico, muchas veces, se desconoce el pasado del héroe.
El paisajismo aparece en la poesía de Eguren. A la mane- ra de un pintor impresionista, Eguren hace descripciones de paisajes. Basadre, apoyándose en Enrique Carrillo, habla de “una transposición musical del paisaje”x. En esta concep- ción aparece la unión de dos conceptos: la armonía musical y el cromatismo descriptivo, vale decir, una especie de si- nestesia en que la música y la pintura se abrazan entre sí.
Eguren, según Basadre, no es un simple introductor de los aportes del simbolismo
francés, sino un poeta inno- vador. La diferencia radica en que la lírica de Eguren pone de relieve “una total super- posición de imágenes y de es- cenarios fantásticos”xi, parti- cularidad que no se manifies- ta en los poetas simbolistas franceses. Eguren no es un poeta confesional, sino her- mético. Basadre dice que “trae a la literatura peruana el esoterismo”xii.
Cuando Basadre habla del creacionismo de Eguren, no se refiere a la influencia de la co- rriente de Vicente Huidobro en esta poesía, sino al empleo de imágenes que no tiene un directo correlato con el mun- do real. Eguren deja de lado la anécdota (el poema, en otros términos, no cuenta una his- toria) y tiene un sentido de matiz que se manifiesta en las imágenes.
Al final de su ensayo, Basa- dre compara a Eguren con otro poeta difícil: Vallejo. Para el crítico literario, Eguren es un poeta más aristocrático que Vallejo. Aquél manifiesta un mundo de imaginería; en cambio, éste se encuentra en medio de la vida. A Eguren no le gusta que Vallejo emplee la palabra “cobrador” en un poema. Vallejo no entiende cómo Eguren se solaza descri- biendo la liga de la marquesa. Los poemas de Eguren, según Basadre, dan la sensación de algo absolutamente acabado; los de Vallejo nos transmiten la sensación de un fracaso, pero de un estupendo fraca- so. Estas ideas de Basadre son francamente interesan- tes y constituyen un aporte esencial para el desarrollo de la literatura comparada en el Perú.
Abraham Valdelomar
Basadre considera que Valde- lomar funda el cuento criollo en el Perú con “El caballero Carmelo”. Cuando habla de este tipo de relato, hace refe- rencia al cuento costeño que retrata la vida del hogar pro- vinciano. Las tradiciones de Palma no eran cuentos en sen- tido estricto y, además, esta- ban más centradas en Lima. López Albújar, por su parte, retrató el universo vivencial de la Sierra. Por tales razones, Basadre piensa que a Valdelo- mar le tocó el papel de ser el introductor de la atmósfera costeña no circunscrita a Lima, sino que testimonia el funcio- namiento de otros referentes.
Este punto de vista de Ba- sadre es medular, porque si- túa a Valdelomar como un es- critor fundacional en el pro- ceso de la literatura peruana y considera que él se acercó al mundo costeño a través de sus recuerdos de niño. En sen- tido riguroso, Basadre opina que con Valdelomar aparece el niño en la narrativa perua- na. Es indudable que cuentos como “El vuelo de los cóndo- res” evidencian una profun- dización en la psicología del niño como personaje litera- rio. Este trabajo en el nivel de la caracterización psicológica y en la construcción de la at- mósfera hace de Valdelomar un escritor excepcional.
Valdelomar, según Basa- dre, significa la madurez de la literatura periodística. Surgido de las canteras del periodis- mo, Valdelomar supo cultivar con habilidad los diferentes géneros literarios: la poesía, la crónica parlamentaria, la no- vela, el cuento, el teatro y el artículo periodístico, entre otros. Pensamos que se trata de un escritor polifacético y muy profesional respecto al trabajo con el estilo, porque concibió el acto de escribir co- mo un oficio que debe ser per- feccionado con el correr de los años.
Basadre destaca la sor- prendente unidad artística de la obra de Valdelomar. A pe- sar de que éste cultivó disími- les géneros, siempre se respira en estas obras una personali- dad estilística que las sumerge en un mismo caudal de creati- vidad. Esta apreciación de Ba- sadre es sugestiva, porque re- vela una preocupación por la estructura y el trabajo con el lenguaje.
Coda
Basadre no sólo es un historia- dor de enorme valía, sino tam- bién uno de nuestros críticos literarios de la década de 1920 más agudos y sugestivos. Por lo tanto, merece un sitial de honor en la historia de la críti- ca literaria peruana debido a que supo acercarse, con pa- sión y rigor, a la obra de nues- tros escritores sobre la base del empleo de un estilo nota- ble, porque Basadre es tam- bién un escritor. Para él, escri- bir bien no era un simple lujo verbal, sino una poderosa ar- ma del conocimiento. En su obra, expresión y contenido se unimisman como las dos caras de una misma moneda.
i La edición que utilizaremos será la siguiente: Basadre, Jorge. Equivocaciones. Ensayos sobre literatura  penúltima. Lima, Librería Studium Ediciones, s/f. ii Cf. José de la Riva- Agüero.Carácter de la  literatura del Perú  independiente . Lima, PUC,1962. iii Cf.Ventura García Calderón.Del  romanticismo al  modernismo. Prosistas y  poetas peruanos . París, Sociedad de Ediciones Literarias y Artísticas – Librería Paul Ollendorf, 1910,pp. 319-325. iv Cf. Luis Alberto Sánchez. La literatura  peruana. Derrotero para  una historia cultural del  Perú. Lima, Ed.Juan Mejía Baca,1981. v Cf. José Carlos Mariátegui.7 ensayos  de interpretación de la  realidad peruana . Lima, Biblioteca Amauta, 1991. vi Recuérdese los distintos artículos de Antenor Orrego en que éste hace una lectura sagaz y aguda de la poesía de Vallejo. vii Basadre, Jorge.Op. cit., p.81. viii Ibídem . p.22. ix Ibídem. x Ibídem , p.30. xi Ibídem. xii Ibídem , p.32.
Subyace a las reflexiones de Basadre la idea de que Eguren enfatizó el carácter innovador de su poesía y para ello tuvo que concebir un lector modelo algo más creativo y especializado.
 
RESEÑAS
ERICKA HERBIAS
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El Fondo Editorial del Congreso del Perú ha pu- blicado Juan Pablo Viscar- do y Guzmán. Ideólogo y   promotor de la indepen- dencia de Hispanoaméri- ca, de Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio, par- lamentario e historiador arequipeño. Aunque en- tendido como libro bio- gráfico, el punto medular incide en el reconoci- miento tardío que ha me- recido el autor de Carta a los españoles americanos por parte de la historia oficial peruana. Un am- plio conjunto de breves
capítulos da un recuento pormenorizado de las vi- cisitudes de un joven je- suita pampacolquino, proindígena y militante sublimado por la Ilustra- ción, que a partir de la ex- pulsión de la Orden de Loyola, en la segunda mi- tad del siglo XVIII, termi- na errante por diversos países de Europa, empe- ñado en propulsar, vía sus célebres corresponden-
cias, la causa independen- tista para América Latina.
Basado en diversos trabajos como los de Mi- guel Batllori, Pedro Gra- ses, Merle Simons y otros importantes histo- riadores del Perú, De Be- launde desarrolla un es- tudio de proyección, abierto (salvo por un se- vero tinte romántico, en el que podría resbalar el discurso histórico como
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El amor verdadero, puro, no contaminado, posee siempre una orien- tación clara hacia los valo- res sustantivos, que, lejos de caer en la instrumen- talidad y los fines utilita- rios, se goza en ser el divi- no servidor, el cuerpo y el alma ofrecidos a merced. El amor conlleva la erradi- cación de las mezquinda- des del hombre y le da a tono un borde azul a su espiritualidad (la expe- riencia erótica cuando se está cerca y la experiencia epistolar cuando se está lejos: los amantes en- cuentran el plano donde efectuar el abrazo).
Podemos exponer así las ideas gravitantes en Psicología del amor , de Leopoldo Chiappo, psicó- logo y doctor en Filosofía, de larga trayectoria, que cuenta con reconocidos trabajos de investigación, así como con las publica- ciones Dante y la psicolo- gía del Infierno y Escenas de la Comedia.
Mediante un eviden- te enfoque interdiscipli- nario, el ensayo postula la necesidad de estable- cer los lineamientos de una psicología funda- mental del amor, intere- sada en descubrir y en- cerrar su esencia a través de la palabra. Los gran- des amores de la historia y la literatura le sirven de soporte para sentar una taxonomía laxa, que cede en aprecio a un aparato simbólico y exe- gético de raíces dantea- nas y competente sol- vencia. Lo que no queda muy claro es si el estudio configura al hombre que aspira a amar como Dios o al hombre que as- pira a amar como Hom- bre. Pero, siguiendo a Chiappo: Amo ergo vivo de verdad.
De actuantes, patriotas y amantes ÁLVARO SARCO
La revista bilingüe Rum- bos de Sol & Piedra ofrece en su nueva edición dos homenajes. Uno, “Silen- cio en las montañas”, al fotógrafo Renzo Uccelli. El reportaje gráfico reco- ge un estimable trabajo de Uccelli –no falto de en- foque artístico– en las cumbres de la Cordillera Blanca, en Huaraz. Dos, “El Carmen de los feste-  jos”, a la antropóloga y fotógrafa Carmen del Prado. Sus elocuentes vis- tas son lo mejor de un in- forme que gira alrededor del festivo espíritu de los chinchanos.
El especial “Rastreando la vida en el Alto Tambo- pata” brinda espectacula- res imágenes de la exube- rante flora y fauna de esa región, e interesantes apuntes científicos. En la misma línea expediciona- ria está “Travesía subterrá- nea”, relato del descenso por la sima Pumacocha, la caverna más profunda de Sudamérica.
Rumbos brinda, tam- bién, dos llamativos infor- mes del quehacer arqueo- lógico: “Vida en el desier- to”, crónica de los descu- brimientos en Palpa; y “Prevenir antes que res- taurar”, acerca de las ven- tajas de la “conservación preventiva” en la supervi- vencia de las piezas ar- queológicas.
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ginebra magnolia, novísima publicación de creación e investigación literaria, busca, en sus primeras páginas, recor- dar y reivindicar los pos- tulados del ouvroir de littérature potentielle (OULIPO), “taller de lite- ratura potencial”, fun- dado en 1960 por el eru- dito y escritor Raymond Queneau y el matemáti- co François Le Lionnais.
El movimiento exami- nó e intentó combatir “las limitaciones de la creación literaria” con fórmulas de inspiración estructuralista y experimentaciones del más diverso cuño, todas recogidas y ampliadas, luego, por otros grupos de renovación art&iacut