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TRAMA Editorial La Identidad Nacional Anthony D. Smith 180pdginas 2.450ptas. (I.V.A. incluido) ■■AI final del segundo milenio la identidad nacio- nal continua siendo parte fundamental de nuestra vida nodal y politica, y origen a la vez de comunion y conPlicto», senala el autor en el prologo a esta cdicioii (\spanola. Por tanto, entender los funda- mentos do la lealtad a la nacion, que es uno de los elementoH Im.sicos de division de nuestro mundo habitado, en una de las claves para el futuro de la especic humana. A1 estudio de los elementos que conforman las identidades nacionales y las formas en las que 6staH surgeii se dedica Anthony D. Smith en este trabajo. En el aborda clara y equilibradamente cuestiones como las relaciones entre grupo etni-co y nacion, las rafces de las naciones, las clases de nacionalismos y sus estrategias de creaci6n de la nacion y las ilustra con numerosos ejemplos. Por ultimo, se ocupa de los desafios actuales a la identidad nacional y las posibilidades de su superacion. Anthony D. Smith es Catedratico de Sociologia en la London School of Economics and Political Science de la Universidad de Londres, en Gran Bretana. Actualmente es uno de los directores de la revista Nations and Nationalism. Entre sus publica- ciones mas destacadas se encuentran Theories of Nationalism (1971), Nationalism in the Twentieth Century (1979), State and Nation in the Third World (1983) y The Ethnic Origins of Nations (1986). Pedidos: TRAMA Editorial Apartado Postal 10.605 • Tfno/Fax: (91) 573 80 48 • 28080 MADRID Forma de pago: Talon bancario o giro postal -M-A++ -M4+A

Buroway, Dos Métodos en Pos de La Ciencia, Skocpol Versus Trotski

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TRAMA Editorial

La Iden t idad N ac iona l Anthony D. Sm ith

180pdginas 2.450ptas. (I.V.A. incluido)

■■AI fin a l del segundo milenio la identidad nacio­nal con tinu a siendo parte fundamental de nuestra vida nodal y politica, y origen a la vez de comunion y conPlicto», senala el autor en el prologo a esta cdicioii (\spanola. Por tanto, entender los fu n da-

mentos do la lealtad a la nacion, que es uno de los e lem entoH Im.sicos de division de nuestro mundo h ab itado , en una de las claves para el futuro de la especic humana.

A1 estudio de los elementos que conforman las identidades nacionales y las formas en las que 6staH surgeii se dedica Anthony D. Smith en este trabajo. En el aborda clara y equilibradamente cuestiones como las relaciones entre grupo etni-co y nacion, las rafces de las naciones, las clases de nacionalismos y sus estrategias de creaci6n de la nacion y las ilustra con numerosos ejemplos. Por ultimo, se ocupa de los desafios actuales a la identidad nacional y las posibilidades de su superacion.

Anthony D. Smith es Catedratico de Sociologia en la London School of Economics and Political Science de la Universidad de Londres, en Gran Bretana. Actualmente es uno de los directores de la revista Nations and Nationalism. Entre sus publica- ciones mas destacadas se encuentran Theories of Nationalism (1971), Nationalism in the Twentieth Century (1979), State and Nation in the Third World (1983) y The Ethnic Origins of Nations (1986).

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Dos metodos en pos de la ciencia: Skocpol

versus TrotskiMichael Burawoy

«L a metodologfa solo puede ofrecernos una comprension re- flexiva de los medios que han demostrado su valor en la practi- ca elevandolos al nivel de la consciencia explfcita; no es la me- todologia una precondicion del trabajo intelectual fructffero mas de lo que el conocimiento de la anatomi'a es precondicion del caminar “ correctamente” . Si el trabajo metodologico — y esa es naturalmente su intention— puede en algun momento servir directamente a la practica del historiador, es de hecho permitiendole escapar de una vez por todas del peligro de ser sojuzgado por un diletantismo filosoficamente embellecido.»

M a x W e b er

I ;i sociologfa ha basado sus credenciales cientfficas en la imita­tion del metodo de las ciencias fisicas tal y como este ha sido en- icndido por los filosofos. Los principios reguladores tales como

I si-i iln la primera y mas cruda version de este ensayo en el otofio de 1985 para mi scminario de doctorado. Pronto Kyoung Cho, Linda Blum, Vedat Milor, Gay '.ridmnn, Louise Jezierski y Brian Powers lo recibieron con perplejidad, con <onsternaci6n, e incluso con horror. ,̂Se habia vuelto loco su director de tesis? I v .ilc cntonces he moderado el argumento varias veces bajo la influencia de sus■ oinciiiiiiios como tambien de los de Vicky Bonnell, Carol Hatch, Elizabeth Ni- i in it. Michael Liu, Charles Tilly, Ira Katznelson, Arthur Stinchcombe, Jerry Ka- i ill’<• I. Adam Przeworski, Wally Goldfrank, Wolfgang Schluchter, Erik Wright, U.iii Sica, Kathleen Schwartzman, Reinhard Bendix, Julia Adams, Ron Amin- i>It Karbara Laslett, Bill Sewell, Perry Anderson, Rick Biernacki, Rebecca nil, Hill Rosemberg y Jeffrey Alexander. Me gustarfa rendir tributo tambien a

la pac icncia de Hill Form, editor de la American Sociological Review y su bata-

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los “ canones de induccion” de Mill, la “ explication nomologico- deductiva” de Hempel, o el “ falsacionismo” de Popper han sido impuestos como el metodo cientffico. Estos principios, sin em­bargo, emanaron mas de la especulacion filosofica que del exa- men empfrico cuidadoso de las ciencias “ duras” de las que pro- venfa su legitimidad. En efecto, cuando los filosofos volvieron a la historia y a la practica real de la ciencia se encontraron con que sus propios principios habfan sido violados. Afloraron nue- vos modos de entender la ciencia, menos motivados por la bus- queda de un unico metodo abstracto y universal y mas por la ne- cesidad de explicar el crecimiento del conocimiento cientffico. Mi proposito en este artfculo es el de expl&rar las implicaciones que tiene para la sociologfa el adoptar una de estas concepciones historicamente arraigadas de la ciencia, a saber, la metodologfa de los programas de investigation cientffica propuesta por Imre Lakajos, por medio de una comparacion entre esta y la metodo- logfa de induccion comun'.

lion de seis referees quienes, durante un pcrfodo de dos anos, instigaron dos im- portantes revisiones y mas de sesenta paginas de intereambio por escrito. Aun- que al final nuestras diferencias se demostraron demasiado grandes como para tender puente alguno entre ellas, creo que el ensayo se ha beneficiado substan- cialmente de sus objeciones. De los dos referees an6nimos de Theory & Society, me gustarfa agradecer en particular al que me brindd un soberbio conjunto de crfticas a mi forma de manejar la obra de Skocpol, forzandome a revisar el argu- mento una vez mds. Finalmente, las cuestiones de las que aquf me ocupo fueron centrales al curso de metodologia que impregno a cuatro cohortes consecutivas de estudiantes de tercer ciclo que accedieron al Departamento de Sociologfa de Berkeley entre 1984 y 1987. Fue con aquellos estudiantes con quienes explore los posibles significados de la ciencia social. Quedo agradecido a todos ellos por haber senalado las grandes imperfecciones de este artfculo, forzandome a revi­sar, clarificar y elaborar sus afirmaciones [«Two Methods in Search of Science: Skocpol versus Trotsky», en Theory & Society, vol. 18, num. 6,1989, pp. 759-805. Michael Burawoy, sociologo y etnometodologo, desarrolla su trabajo en el De­partamento de Sociologfa de la Universidad de California en Berkeley. Traduc­tion de Leopoldo Moscoso],

1 Es importante hacer hincapie en que aquellos que han criticado el uso del “metodo cientffico” para estudiar el mundo social han aceptado tambien definiciones mas viejas y “positivistas” de la ciencia. La crftica de la sociologfa como ciencia se basa con frecuencia en concepciones periclitadas de la ciencia.I .a ironfa aqui es que las aproximaciones alternativas a la sociologfa, las apro- ximaciones “ interpretativas” propuestas por humanistas con una vena anticien- tfl'ica, a menudo resultan ser similares a las visiones historicas de la ciencia ta­lcs como las que se encuentran, por ejemplo, en Michael Polanyi, Personal

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Organizar y concretar la comparacion requiere ejemplos de cada metodologfa que estudien un objeto similar de una manera tambien similar. Por razones que se iran haciendo patentes, es diffcil encontrar casos puros de cada metodologfa, y menos aun casos que combinen teorfas comparables con metodologfas dife- rentes. Escojo States and Social Revolutions de Theda Skocpol y lialance y perspectivas de Leon Trotski por las razones siguien- les. La primera es porque, con importantes salvedades, estas dos obras ilustran respectivamente las metodologfas de la inductionV del programa de investigation. Segundo, porque ambas obras se enfrentan a la logica causal de las revoluciones sociales en el marco de una perspectiva comparative£n tercer lugar, porque ambas se basan enjfvariables explicativasjmuy similares. Ambas subrayan la importancia dela" lucha de clases, la autonomfa delI stado y las relaciones internacionales en relation con las causasI unto como a los resultados de las revoluciones. Asf, Skocpol •nliraya las crisis polftico-militares del Estado y de la domina­tion de clase, la emergencia mas que la gestation de las situacio- ncs revolucionarias, el desarrollo desigual del capitalismo, las re- laciones economicas transnacionales y un sistema internacional de Kstados en competition, el reloj de las epocas mundiales, los desarrollos organizativos e ideologicos entre revoluciones, asf I'timo el Estado en tanto que actor independiente y estructura polencialmente autonoma tanto en su propio territorio como en cl exterior2. Estos son precisamente los factores que Trotski pre- M-nta no solo en la obra citada mas arriba sino tambien en su monumental Historia de la revolution rusa3. Ya que las similari-

l\ now/edge (Chicago: University of Chicago, 1958); Thomas Kuhn, The Struc- m if o f Scientific Revolutions (Chicago: University O f Chicago, 1970) [La es- ti in tiira de las revoluciones cientificas, Mexico: f c e , 1990]; Stephen Toulmin, Human Understanding (Princeton: Princeton University, 1972) [La compren- \imi humana, Madrid: Alianza, 1977]; Paul Feyerabend, Against Method (Lon-• 11 ■ Verso, 1975) [Contra el metodo, Barcelona: Ariel, 1989], o Imre Laka- in\, The Methodology o f Scientific Research Programmes (Cambridge: i imhridge University, 1978) [La metodologta de los programas de investiga-■ inn, Madrid: Alianza, 1993]. En este artfculo sigo la metodologfa de Lakatos no |)(iic|ue esta encaje mejor con la aproximacion de Trotski sino porque ex- I’lii .i ilc forma mas satisfactoria el crecimiento del conocimiento cientffico.

States and Social Revolutions (Cambridge: Cambridge University Press, I '*/')), pp. 17-31 [Los estadosy las revoluciones, Mexico: f c e , 1984].

1 Kesulta particularmente extrano, por consiguiente, encontrarnos a Skocpol in ilci icndo el marxismo junto con otras teorfas porque estas «teorizan sobre la

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dades son tan considerables, las diferencias podran ser aisladas con mas facilidad y atribuidas a sus divergentes metodologfas.

Uno de los meritos del States and Social Revolutions de Skocpol es que este trata de seguir rigurosamente los canones de induccion de Mill. Con una tenacidad sin parangon en la histo- riograffa, Skocpol sigue el rastro de las causas de las revolucio- nes mediante el examen de lo que las revoluciones “ triunfantes” tienen en comun, para tratar de aislar despues esos factores cau- sales que distinguen a .las revoluciones triunfantes de las “ fraca- sadas” . Su intento esta claro: «^Como vamos a llegar alguna vez a nuevas visiones teoricas si no dejamos que las pautas historicas nos hablen, en lugar de verlas siempre a traves de las anteojeras,o de las oscuras lentes, de las teorfas preexistentes?»4.

La induccion es entonces el proceso por el que se infieren ex- plicaciones causales desde los hechos “ preexistentes” . Karl Pop­per ha sido, entre los filosofos de la ciencia, el mas celebre opo- nente de esta vision, argumentando que sin un mecanismo de selection de los hechos no hay manera de inferir teorfas5. Las teorfas o — como Popper gusta llamarlas— las conjeturas son necesariamente anteriores a los hechos que estas organizan y se- leccionan. Ademas, los hechos no deben utilizarse para verificar conjeturas sino para refutarlas. Aunque esta sea una position

base de una imagen voluntarista, de como ocurren las revoluciones [...], se cen- tran de manera" primordial o exclusiva sobre conflictos //irranacionales y proce- sos de modernization confunden analiticamente Estado y sociedad, o redu- cen las acciones poh'ticas y del Estadofa meras representaciones de fuerzas e intereses socioeconomicos»\(States and Social Revolutions, p. 14). Inexplicable- mente, nada se nos dice de Trotski — ;ni de su vision de la historia como un guion dramatico en el que los actores pueden solo interpretar los papeles que les han sido asignados, ni de su teori'a del desarrollo combinado y desigual del capi- talismo a escala mundial, ni tan siquiera de su obsesivo interes por la autonorm'a del Estado! De hecho, en todo su libro la autora se refiere a Trotski solo en dos ocasiones y solo de pasada: primero en conexion con la observation de Trotski de que 1905 fue un ensayo general para 1917, y en segundo lugar cuando descri­be la organization del Ejercito Rojo (States and Social Revolutions, pp. 94 y 217). No hay en la obra de Skocpol referencia alguna a la teorfa de Trotski de la Re­volution rusa, como tampoco de hecho a sus escritos sobre la Revolution france- sa o a sus profeticos comentarios sobre la Revolution china.

4 Skocpol, «Analyzing Causal Configurations in History: a Rejoinder to N i­chols*, Comparative Social Research, num. 9, 1986, p. 190.

5 The Logic o f Scientific Discovery, Londres: Hutchinson, 1959 [La logica de la investigation cienttfica, Madrid: Tecnos, 1985],

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ampliamente defendida es tambien insostenible. Desde el puntoV liora que todas las teorfas nacen ya refutadas y continuan rel'u- latlas, si siguieramos la prescription de Popper el conocimiento sc encontrarfa en una situation de caos perpetuo y no en una si- luacion de crecimiento.((No tendrfamos teorfas si siempre las abandonasemos cada vez que alguna de ellas fuera refutada por los hechos6. j

Estas coriclusiones condujeron a 1 .akatqs a aducir que la ciencia se desarrolla no a traves de la refutation de teorfas sino ii futando refutaciones o, al menos, refutando algunas refutacio- iics c ignorando otras7. Los programas de investigation afloran dcsde los iritentos de proteger de la refutation a las premisas de anleriores logros cientfficos.(.Los cientfficos establecen un nucleo iluro de postulados que aceptan por convention) De acuerdo con el principio metodologico que Lakatos llama heuristica ne- ,i;ativa, las refutaciones del nucleo duro-no-estaapermitidas. Los cientfficos se sirven de varias estrategias para defender contra la lalsacion el nucleo duro de sus programas de investigaci6n. Al- V.unas de estas estrategias conducen a “ cambios de problema” progresivos *, mientras que otras conducen a “ cambios de pro- blema” degenerantes **. Las estrategias de protection del nu- i Ico conducen hacia programas de investigation degenerativos i uando estas se ven forzadas a reducir el contenido empfrico de los postulados nucleares mediante la restriction de su alcance o nicdiante la identification y el etiquetado de las anomalfas, esto< s, los rompecabezas o los resultados teoricamente inesperados,

'■ Vcase, por ejemplo, Polanyi, Personal Knowledge; Feyerabend, Against \lctliod', Kuhn, The Structure o f Scientific Revolutions', Larry Laudan, Progress• mil its Problems (Berkeley: University of California, 1977); Lakatos, The Metho- ilology o f Scientific Research Programmes; Hilary Putnam, «The “Corrobora- 11< hi ' of Theories®, en Ian Hacking (comp.), Scientific Revolutions (Nueva York: i Klord University, 1981), pp. 60-79.

The Methodology o f Scientific Research Programmes, pp. 8-101. Aparte del imli.ijo del propio Lakatos, hay tres volumenes que aplican y discuten sus ideas: i olni I lowson (comp.), Method and Appraisal in the Physical Sciences (Cam- I'liili’c: Cambridge University, 1976); R. S. Cohen, P. K. Feyerabend y M.W. Win lol'sky (comps.), Essays in Memory o f Imre Lakatos, Boston Studies in the Philosophy of Science, vol. xxxix (Dordrecht: D. Reidel, 1976); y Gerard Rad- mi/ky y Gunnar Andersson (comps.), Progress and Rationality in Science, Bos- i = mi Studies in the Philosophy of Science, vol. l v i i i (Dordrecht: D. Reidel, 1978).

1 (progressive problemshifts [N . del T.]).1 1 (degenerating problemshifts [N. del T.]).

como excepciones8. Los cambios de problema progresivos, por el contrario, resuelven las anomalfas introduciendo teorfas auxiliares que expanden la potencia explicativa de los postulados nuclearesj) Los cientfficos siguen aquf el principio metodologico al que Laka­tos denomina heuristica positiva, que es una polftica de investiga­tion hecha de modelos y de ejemplares orientada a digerir las anomalfas mediante la construction de teorfas^que resulten con- gruentes con los postulados del nucleo duro.jEn otras palabras, una defensa progresiva del nucleo duro toma la forma de un cin- turon expansivo de teorfas que acrecientan el contenido emmrica- mente corroborado y resuelven sucesivos rompecabezas| Los cientfficos no deberfan evaluar una teorfa aislada contra otra sino mas bien las secuencias de teorfas que dan forma a los programas de investigation. De acuerdo con Lakatos, por consiguiente, las revolucioncs cientfficas reemplazan los programas de investiga­tion degenerativos con programas de investigation progresivos.

Tratarc de mostrar que la teorfa de Trotski sobre la Revolu­tion rusa puede verse como parte de un programa progresivo de investigation marxista. Nuestro enfoque se centrara en su for­mulation de 1906 en Balance y perspectivas: «la mas radical re­formulation de la prognosis de la revolution socialista llevada a cabo desde el Manifiesto comunista de M arx»9. El hecho de que Trotski se anticipara mucho a Lakatos no es razon para negar la relevancia de la metodologfa de los programas de investigation. La ciencia que progresa no depende del seguimiento de una me­todologfa articulada10. De hecho, algunos dirfan incluso que de- masiada conciencia metodologica es un obstaculo para la buena ciencia. Segun Michael Polanyi, los cientfficos trabajan con “ha- bilidades tacitas” no explfcitas que proceden del hecho de “habi- tar en” una tradition investigadora11. Esta es una razon, aunque

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8 Lakatos, Proofs and Refutations (Cambridge: Cambridge University, 1976) [Pruebas y refutaciones, Madrid: Alianza, 1994].

9 Isaac Deutscher, The Prophet Armed Trotsky: 1879-1921 (Nueva York: Vintage, 1954), p. 150 [Trotski, elprofeta armado, Mexico: Era, 1968],

10 Eli Zahar, por ejemplo, se ocupa directamente de este problema tratando de mostrar que la metodologfa de los programas de investigation cientffica la mejor reconstruction disponible de la metodologfa intuitiva en casos de avances cientfficos importantes. Vease, « “Crucial” Experiments: A Case Study», en Pro­gress and Rationality in Science, pp. 71-98.

11 Personal Knowledge, capftulos 1, 4 y 6.

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no la principal, por la que la elaboration de los principios en el l>rograma de investigation habra de tener, necesariamente, un caracter menos definitivo que la correspondiente elaboration de los principios de induccion. Mas importante aun, los canones de induction pretenden ser aplicables en todos los contextos cienti­ll cos mientras que cada programa de investigacion posee sus propios principios distintivos, o su propia “ heurfstica” como La­katos los llama. No puede haber prescription metodologica al- I’.una que se aplique a todos los programas de investigacion12.

Mi preocupacion, sin embargo, no es solo la de comparar las dos metodologias. Las evaluare, de anadidura, en terminos de su i apacidad para hacer progresar la ciencia sociologica. Para ello nccesitamos, sin embargo, ser claros sobre el sentido de “ avance lientffico” . Propongo utilizar los tres criterios de Popper para el iTccimiento del conocimiento13. Primero, una nueva teorfa debe pmceder de alguna «idea unificadora, simple, nueva y potente». Scgundo, la nueva teorfa debe ser «verificable de manera inde- pendiente», esto es, debe conducir a predicciones de fenomenos micvos e inesperados mas que simplemente dar cuenta de los fe- nomenos existentes. Tercero, se requiere que la teorfa «pase al­bums pruebas nuevas y severas», esto es, algunas de sus predic- ciones deben ser corroboradasv

/.Como se miden con estos tres criterios las aproximaciones il> Trotski y Skocpol? Tanto uno como otra introducen una ••idea unificadora, simple, nueva y potente». Skocpol propone

1 ’ Del mismo modo que este artfculo no tiene que ver con las revoluciones mu liilcs per se, tampoco esta pensado como una defensa del marxismo. Se trata■ I* una discusion de dos metodologias que no se encuentran necesariamente uni-* In*, a ningun marco teorico en particular. Por consiguiente, he asociado las teo- n.r. ilc Trotski a la metodolpgm ,de. los programas .de investigacion y no a las iHi'seripciones metodologicas delpropio Marx. La metodologia de los programas ilc investigacion ha dado forma tambien a algunas recientes reconstrucciones del Imii ionalismo estructural” . Vease, por ejemplo, Jeffrey Alexander, Positivism,

I'n suppositions, and Current Controversies (Berkeley: University o f California, l‘»i The Modern Reconstruction o f Classical Thought (Berkeley: University ofI .ililornia, 1983); «The Centrality of the Classics®, en Anthony Giddens y Jonat- Imu Turner (comps.), Social Theory Today (Londres: Basil Blackwell, 1987), pp.II > / | /,(i teoria social hoy, Madrid: Alianza, 1990], Estas reconstrucciones no si- ru m i strictamente a Lakatos en la medida que hacen poco hincapie en el descu- luiiinenlo y la corroboraeion de nuevos hechos.

1 ’ ( 'onjectures and Refutations (Londres: Routledge and Kegan Paul, 1963), l>|i 240-243.

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que las revoluciones triunfantes tienen lugar como resultado de circunstancias estruct unties mientras que Trotski elabora sus teorfas del desarrollo desigual y combinado y de la revolution permanente para explicar las causas y los resultados de diferen- tes revoluciones. Pero, ^son sus teorfas “ independientemente verificables” y “ pasan algun test nuevo y severo” ? Skocpol, como tratare de mostrar, se resiste a la prediction de nuevos fe- nomenos y evita, por consiguiente, el desaffo de los tests seve- ros, mientras que Trotski, en 1906, predijo correctamente tanto el estallido como la salida de la Revolution rusa, si bien se equi- voco en sus expectativas sobre la revolution en Occidente.

Con respecto a los criterios de Popper sobre el avance cientf- fico, Trotski sobrepasa a Skocpol. Elio resulta particularmente sorprendente ya que — en contraste con el distanciamiento de Skocpol, con sus aspiraciones cientfficas y sus pretensiones de ser leal a las “pautas historicas”— Trotski, en tanto que partici- pante y dirigente en los sucesos que el mismo analjza,(|echa por tierra todas las normas de la objetividad positivista^No persigue la “ imparcialidad tramposa” del historiador que «se quedarfa de pie sobre la muralla de una ciudad asediada y contemplarfa al mismo tiempo a los sitiadores y a los sitiados»14.

La pregunta, entonces, debe ser planteada: / Por que deberfa la una haberse quedado corta y el otro haber conseguido satisfacer los criterios segundo y tercero de Popper? Una respuesta serfa que el innato genio de Trotski habrfa de permitirle asomar su ca- beza y sus hombros por encima de todos nosotros, incluso por en- cima de Theda Skocpol. Pero esta respuesta no es de gran ayuda: hay metodo incluso en el genio. Una segunda respuesta, la principal rival de la respuesta ofrecida en este artfculo, es que la ejecucion del metodo, mas que el metodo mismo, es la fuente de las diferen- cias. Esta vision tiene dos variantes. Uno podrfa argumentar, comolo ha hecho Stinchcombe, que solo hay un metodo verdadero, el de induction, y que Trotski lo ejecuta mejor que Skocpol15. O uno podrfa argumentar que hay de hecho dos metodos pero que Trotski sigue el suyo con mas tino del que tiene Skocpol siguiendo

14 Trotski, The History o f the Russian Revolution (Londres: Pluto Press, 1977 [1933]), p. 21 [Historia de la revolution rusa, Paris: Ruedo Iberico, 1972].

15 Theoretical Methods in Social History (Nueva York: Academic Press, 1978).

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cl suyo. Pues bien, en este artfculo espero demostrar lo contrario.1,11 primer lugar, que hay de hecho dos metodologfas que tienen miplicaciones diferentes para el desarrollo de la ciencia. En se- gundo lugar, que Skocpol aplica los canones de Mill con habilidad consumada hasta que este metodo colapsa, mientras que Trotski, i n momentos decisivos, se desvfa de la metodologfa del programa lie investigation. En otras palabras, ninguno de los dos sigue un linico metodo de manera consistente — como tratare de mostrar, .ilortunadamente para Skocpol y desafortunadamente para Trots­ki. Skocpol se eleva por encima de su metodo mientras que Trotski vc hunde por debajo del suyo, y sin embargo Trotski consigue el mayor avance cientifico subrayando asi la superioridad de los pro- y,ramas de investigacidn sobre la induction.

Las inherentes limitaciones de los canones de induction de Mill forzaron a Skocpol a violar sus principios en momentos cru- ciales. Sin embargo, en la medida en que Skocpol sigue de hecho cl metodo de Mill, su trabajo tiende a resentirse. En primer lu­nar, cl metodo de induction le niega la posibilidad de demostrar la Icorfa que ella pretende estar demostrando. En segundo lu­nar, lejos de ser un algoritmo neutral para derivar teorfas de los hechos, el metodo de induction genera teorfas independientes ilc los hechos. En tercer lugar, el metodo de induction protege ilc la falsacion y de la competition de otras teorfas a la teorfa11 tie el mismo genera. Dos asunciones metodologicas de la induc- nuii l'omentan este estado de cosas. Las asunciones son, senala- ilamente, que en el ultimo analisis los hechos (pautas historicas) .mi incontrovertibles y que, ademas, convergen siempre hacia una linica teorfa. Finalmente, si el metodo inductivo incorpora una conception de una historia verdadera, tambien tiende hacia una historia del pasado que resulta discontinua con el presente. Se ( rata de una historia que pretende ubicar al historiador fuera ilc la historia. En otras palabras, tratare de mostrar que la apo- valura de Skocpol en los hechos resulta ser una apoyatura en el metodo que acaba separandola de los hechos. Todo ello inhibe la prediction de nuevos fenomenos. Que Skocpol fuera todavfa■ apaz de desarrollar tan potente teorfa de las revoluciones es mas bien un tributo a su imagination macrosociologica que pudo .um lar los metodos de Mill en momentos cruciales.

I ,a fuerza de Trotski, de otro lado, se encuentra en su implf- i iin eompromiso con la metodologfa de los programas de inves-

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tigacion. Su toma de tierra se encuentra en un programa de in­vestigacion marxista que el mismo elabora a la luz de las anoma- lfas, conduciendole a formular predicciones, algunas de las cua- les se ven confirmadas y otras refutadas. Pero la refutation no conduce al rechazo del programa de investigacion marxista sino a la construction de nuevas teorfas sobre los mismos cimientos marxistas. Mediante el rechazo de las anomalfas, la historia fuer- za la constante reconstruction del marxismo, lo que conduce, a su vez, a la reconstruction de la propia historia, pero tambien de los futures posibles. Bajo esta conception, el historiador se en­cuentra siempre inmerso en la historia, atrapado entre el future y el pasado, y entrando en dialogo con una tradition de investi­gacion en desarrollo sobre las potencialidades del mundo circun- dante. A llf donde Trotski no consigue satisfacer la metodologfa del programa de investigacion, ello sucede en detrimento de su analisis. Su insistencia en el caracter revolucionario de la clase obrera occidental es el caso mas sorprendente de “ exclusion de excepciones” — la negativa a reconocer un contraejemplo glo­bal— y ciertamente limito sus contribuciones al programa de in­vestigacion marxista.

En resumen, Trotski satisface mejor que Skocpol los criterios de Popper porque la metodologfa modal del primero es la del programa de investigacion, mientras que la metodologfa de la segunda es la inductiva. El analisis de Skocpol brilla cuando la autora repudia los canones de induccion de Mill y palidece cuan­do los incorpora, igual que el marxismo de Trotski prospera cuando este se adhiere a la metodologfa de los programas de in­vestigation pero retrocede cuando el autor se aparta de sus lf- neas maestras. A l hacer hincapie, por tanto, en los rasgos induc- tivistas de States and Social Revolutions y en los rasgos que acercan Balance y perspectivas a las directrices del programa de investigacion — como debo hacer para poner en pie mi argumen- to— inevitablemente presenta a Skocpol bajo una luz mas tenue y a Trotski bajo una luz mas brillante de lo que estarfa justificado en el caso de una evaluation conjunta de sus respectivas obras.

El analisis que sigue es una conjetura que pide refutation. Pide, esto es, una explication alternativa del exito relativo de Trotski. Para facilitar tal refutation he organizado este artfculo de manera que sus postulados generates queden bien a la luz. La primera parte examina el trabajo de Skocpol, principalmente

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Slates and Social Revolutions, y la segunda parte examina cl Ira bajo de Trotski, principalmente Balance y perspectivas. Las dos obras son contrastadas en terminos de siete antinomias que han sido disenadas para poner de relieve los siguientes aspectos. En primer lugar, el contexto del descubrimiento, donde examina- mos como la metodologfa da forma a la teorfa (induction versus deduction, historia sin movimiento versus “historia que no se re- |iite” , factores causales versus procesos causales). En segundo lugar, ponemos de relieve el contexto de la justification, en don­de examino como son validadas las teorfas (infalsabilidad versus lalsabilidad, ausencia de predicciones versus predicciones). Con- sideramos finalmente el contexto del cientffico, en donde exami­no como la metodologfa situa al cientffico con relation al mundo que esta siendo estudiado (historia del pasado versus historia del I'uturo, situarse fuera de la historia versus estar en el centro de la historia)16.

THEDA SKOCPOL

I. E l metodo de induction

Inscribe Skocpol que el analisis historico comparativo posee «un largo y distinguido pedigree en las ciencias sociales. Su logica fue explfcitamente establecida por John Stuart M ill en su obraA System o f L o g ic »xl.

16 Mis criticos protestan porque solo me ocupo de un unico ejemplo de cada metodologfa y no he demostrado, por consiguiente, mis postulados sobre las consecuencias que se siguen de la adopcion de diferentes metodologfas. Induda- blemente, este artfculo resultarfa mucho mas persuasivo si se incorporasen otros casos a la discusion. Sin embargo, incluso si el espacio no fuera un problema, en- contrar los casos adecuados no es facil. Para poder aislar los efectos de la meto­dologfa, cada caso deberfa, en la mayor medida posible, ser metodologicamente puro y postular la misma teorfa. Estas fueron precisamente las razones que me condujeron a Skocpol y a Trotski. Aunque estos ejemplos no son perfectos, po- drfa ser muy diffcil encontrar casos mejores.

17 States and Social Revolutions, p. 36. Vease tambien Theda Skocpol y Mar­garet Sommers, «The Uses of Comparative History in Macrosocial Inquiry*, en Comparative Studies in Society and History, vol. 22, num. 2,1980, pp. 174-197; asf como Theda Skocpol (comp.), Vision and Method in Historical Sociology (Cam­bridge: Cambridge University Press, 1984), cap. 11.

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Uno trata, basicamente, de establecer asociaciones validas de causas potenciales con el fenomeno que uno trata de explicar. Hay dos modos principales de proceder. Primero, uno puede tratar de establecer que varios casos que tienen en comun el fenomeno que uno trata de expli­car, tienen tambien en comun un conjunto de factores causales, aunque estos casos varfan en otros sentidos que podrian haber parecido causal- mente relevantes. Esta aproximacion es la que Mill llamo el “ metodo del acuerdo” . Segundo, uno puede contrastar los casos en los que el fe­nomeno por explicar y las causas contempladas por las hipotesis estan presentes con otros casos en los que tanto el fenomeno como las causas se encuentran ausentes, pero que por lo demas resultan lo mas similares posibles a los casos positivos. Este procedimiento es el que Mill etique- to como “ metodo de la diferencia” 18.

Skocpol aplica estos dos principios al descubrimiento de «la logica generalizable que se encuentra en funcionamiento en todo el conjunto de las revoluciones en discusion» 19. Define la

18 Ibid., p. 36.19 Ibid., p. 6. Charles Ragin y David Zaret postulan que el metodo de Weber

de la explication gen6tica en busqueda de trayectorias historicas particulares es «no menos evidente en el trabajo de Bendix y de Skocpol» («Theory and Met­hod in Comparative Research: Two Strategies*, en Social Forces, num. 61 [1983], p. 746). Contrariamente a las concepciones de la propia Skocpol sobre lo que ella misma hace, Ragin y Zaret plantean que la adoption por parte de Skocpol de los metodos de Mill no se encuentra orientada hacia la busqueda de explica- ciones genericas caracterfsticas de los analisis estadfsticos. En lo que sigue mos- trare, por el contrario, que Skocpol si trata de mimetizar las estrategias estadfsti- cas de comparacion, y que lo hace con las adversas consecuencias que Ragin y Zaret anticipan. No en vano, la evaluaci6n de estos ultimos refleja una tension real en el libro de Skocpol. Sigo aqui la identification de Elizabeth Nichols del analisis genetico o “ coyuntural” que se encuentra latente por debajo de la reduc-

\cion que opera Skocpol de todas las revoluciones a la suma de revuelta campesi- na y presion internacional sobre el Estado («Skocpol on Revolution: Comparati­ve Analysis versus Historical Conjuncture*, en Comparative Social Research, vol. 9,1986, pp. 163-186). Skocpol explica estos dos factores como emergentes de una constelacion de fuerzas que es particular a cada revolution, un modo de explica­tion que nada tiene que ver con los canones de induccion de Mill. En su replica a Nichols, Skocpol rehusa reconocer la distincion de Weber, siguiendo a Rickert, entre las ciencias culturales generalizadoras y particularizantes. Skocpol entien- de incorrectamente la critica de Nichols, como si Nichols la hubiera acusado de haber hecho una aplicacion defectuosa de los canones de Mill, cuando lo que N i­chols apuntaba en la obra de Skocpol era la cohabitation de estos canones con un metodo diferente. Skocpol parece tan atrapada dentro de una notion de cau- salidad lineal en la que cada factor debe hacer la misma contribution causal a cada revolution, que se vuelve ciega con respecto a su propio uso subterraneo de

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revolution social como «la coincidencia de un cambio societal (■structural con agitaciones de clase;y la coincidencia de la trans­formation polftica y social»2i). Para los propositos de su analisis do las revoluciones clasicas en Francia, China y Rusia, Skocpol reduce las revoluciones sociales a dos componentes: la crisis po- lilica y la revuelta campesina.

Skocpol comienza con el examen de los factores comunes11 ue dieron lugar a las crisis polfticas en Francia y China:

I as crisis revolucionarias afloraron tanto en Francia como en China por- que los viejos regi'menes se vieron expuestos a inusitadas presiones de las naciones mas desarrolladas en el exterior, y porque aquellas presio- iics condujeron a conflictos politicos internos entre las autoridades auto- i laiicas y las clases dominantes [...]. Los intentos autocraticos de intro- tludr reformas modernizadoras desde arriba en Francia y en China [...] ilcsencadenaron la resistencia polftica concertada de fuerzas bien orga- m/adas de la clase dominante. A su vez, ya que estas fuerzas posei'an in- llucncia dentro de las maquinarias formalmente centralizadas de los es- lailos monarquicos, su resistencia desorganizo aquellas maquinarias [...].II |a rampante oposicion a las reformas autocraticas abrio inadvertida- mmte la puerta hacia la profundizacion de las revoluciones tanto en I i ancia como en China 21.

I n Rusia, sin embargo, las clases dominantes eran mucho mas debiles y sucumbieron a las reformas del Estado. «En Ru- •aa. una nobleza terrateniente debil no pudo bloquear las refor­mas dcsde arriba. Y sin embargo, la economfa agraria y la■ .Iructura de clases sirvieron como frenos contra la industriali- •H ion dirigida por el Estado, haciendo asf imposible para la Ru-

■aa /arista ponerse al dfa economica y militarmente con la Ale- m ania Imperial, su principal enemigo potencial en el sistema

mi.i Mocioii diferente de causalidad (vease, «Analyzing Causal Configurations in111 .i. .i v••)- Skocpol trata la obra de Barrington Moore, Social Origins o f Demo-

1 , 1 1 i mill Dictatorship, de una manera similar, forzando la obra de Moore a en-i >ini i n cl molde de la explication generica (generalizadora), cuando buena par- !■ .lei .inalisis dc Moore busca explicaciones geneticas (particulares) de la mndi i ni/iicidn. Viiase «A Critical Review of Barrington Moore’s Social Origins , ■! I'h hih nship and Democracy», en Politics and Society, vol. 4, num. 1,1973, pp. I M

" Slull's mid Social Revolutions, p. 4.1 Ibid., pp. 80-81.

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europeo de Estados»22. Pero en los tres casos, el Estado quedo atrapado entre las presiones internacionales que exigfan refor­mas domesticas y las constricciones de una estructura agraria que obstrufa tales reformas. «[L]as crisis polfticas revoluciona- rias aparecieron en los tres viejos regfmenes porque las estructu- ras agrarias encorsetaron a las organizaciones estatales autocra- ticas y protoburocraticas de tal modo que bloquearon o trabaron las iniciativas monarquicas orientadas a afrontar la escalada de competition militar international en un mundo en el que el capi- talismo estaba operando transformaciones desiguales»23.

La tarea ahora es mostrar que tanto la presion internacional como una «clase dominante independiente y organizada con in- fluencia sobre cl Estado» eran los ingredientes necesarios para las crisis polfticas. Sus dos casos de control son la Restauracion Meiji (1868-1873) cn el Japon y el Movimiento de las Reformas en Alemania (1807-1815). En ambos casos, aunque por diferen- tes motivos, la clase dominante fue o bien no lo suficientemente poderosa (Alemania) o carecfa de influencia sobre el Estado (Japon) y, por consiguiente, no desencadeno una crisis polftica revolucionaria. De este modo, el Estado fue capaz de introducir las reformas sin sembrar al mismo tiempo las semillas de la revo­lution.

Las diferentes suertes corridas por estos regfmenes monarquicos agra- rios enfrentados a los desaffos de la adaptation a las exigencias de un desarrollo internacional desigual pueden en buena medida explicarse observando la forma en la que las relaciones agrarias de production y las clases dominantes terratenientes influenciaron a las organizaciones estatales24.

Todo claro hasta aquf. Pero conviene reparar inmediatamen- te en que los casos utilizados para el contraste no demuestran que las “presiones internacionales” sean necesarias para el de­sarrollo de una crisis polftica revolucionaria.

En el siguiente capftulo Skocpol examina las condiciones ne­cesarias para que aparezca la segunda componente de la revolu­tion: la revuelta campesina. La autora procede, como en el ante­

22 Ibid., p. 99.23 Ibid., p. 99.24 Ibid., p. 110.

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rior capftulo, primero con el “metodo del acuerdo” y luego con cl “ metodo de la diferencia” . Muestra como las estructuras agra- i ias en Francia y Rusia hicieron posible la autonomfa y la solida- ridad entre las comunidades campesinas, lo que se combino con la crisis polftica de un Estado represivo para producir una re- vuelta agraria. La autora se encuentra ahora ante la necesidad ilc demostrar que tanto la crisis polftica como la autonomfa cam- pesina eran ingredientes necesarios para la revuelta agraria. To- memos primero la crisis polftica. Durante largos perfodos de liempo, la historia de la autonomfa campesina en Francia, China y Rusia solo dio lugar a rebeliones campesinas localizadas. Solo acompanada de una crisis polftica revolucionaria puede tener lu- )>ar una revuelta campesina de dimensiones sociales. Para esta­blecer, de otro lado, la necesidad de la autonomfa campesina, Skocpol debe alegar con ejemplos en los que la crisis polftica no condujo a la revuelta campesina.

I )ado que las crisis polfticas revolucionarias habfan depuesto a los mo- narcas absolutos, y habfan desorganizado las administraciones centrali- /adas y los ejercitos, las relaciones de clase en el campo y los entrama- ilos politicos locales en Francia y Rusia permitieron a las comunidades c ampesinas la suficiente cohesion y autonomfa como para asestar un V.olpe a la propiedad y a los privilegios senoriales. Condiciones tan con- ilucentes hacia las revueltas campesinas no se encontraban en absoluto presentes en todos los pafses. Y su ausencia podri'a dar cuenta de por <|U6 una revolucion social triunfante no podia tener lugar allf, incluso roii la concurrencia de una crisis polftica de dimensiones sociales25.

Tanto en la revolucion polftica de Inglaterra como en la falli- da revolucion social en Alemania (1848) tuvo lugar una crisis polftica, pero el ingrediente crucial para la revuelta campesina, y por tanto para la revolucion social, una comunidad campesina ilotada de autonomfa, se encontraba ausente. Finalmente Skoc­pol se vuelve hacia el complejo caso de China en donde la comu- nidad campesina era solo potencialmente autonoma. Esa poten- eialidad solo fue explotada a partir de 1930, bajo la direction de un ejercito campesino.

Parecerfa que Skocpol ha conseguido un argumento convin- <r nto: que una revolucion social triunfante implica la presencia de

Ibid., p. 140.

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una estructura agraria que paralice la respuesta del Estado frente a presiones internacionales acrecentadas, conduciendo asf hacia una crisis polftica que a su vez desencadena una revuelta campesi- na allf donde las comunidades campesinas tienen autonomfa y cohesion. Pero solo combinando los dos conjuntos de argumentos de Skocpol en un unico cuadro pueden hacerse visibles algunas de las debilidades de su argumentation (vease el cuadro 1);

Establecer la necesidad de la autonomfa de la comunidad para la revuelta campesina depende de que exista de hecho una crisis polftica en Alemania en 1848, y en Inglaterra en 1640. Pero si esto es asf, entonces el analisis original de la crisis polftica para Francia, China, Rusia, Japon y Alemania en 1807 ya no se sos- tiene. Ya que, examinando el caso de Inglaterra en 1640 y el de

CUADRO 1. LOS ARGUMENTOS DE SKOCPOL

M6todo M6todo del acuerdo(revolucionestriunfantes)

MStodo de la diferencia (revoluciones fracasadas)

Casos Francia China Rusia Alema­nia, 1807

Japdn Ingla­terra

A lem a­nia, 1848

Variable

Presioninternacional

S S S S S N N

Clases dominantes independientes y organizadas, con influencia sobre el Estado

S S N N N S N

Economia agraria pr6spera

S N N S S S S

Comunidades campesinas autonomas y solidarias

S S* S N N N N

Crisis polltica S S S N S S S

Revueltacampesina

S S s N N N N

Leyenda: S = Si; S* = Si despues de 1930; N = No.

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Alemania en 1848, descubrimos que ni el conflicto internacional ni «una clase dominante independiente y organizada, con in fluencia sobre el Estado» resulta necesaria para el desarrollo dc una crisis polftica ni, por lo tanto, tampoco para la revolucion social. En resumen, la aplicacion del metodo de Mill a la revue 1 ta campesina en el capftulo 3 socava su propia aplicacion a la cri­sis polftica en el capftulo 2.

El metodo de Mill no arroja los resultados que Skocpol le imputa; senaladamente, una logica generalizable para las revolu­ciones26. Aunque es cierto que en Francia, China y Rusia el Es­tado fue incapaz de responder efectivamente a las presiones in- ternacionales debido a las constricciones impuestas por sus respectivas estructuras agrarias, nada hay en los datos que sugie- ra que tales constricciones impuestas por las estructuras agrariaso los factores internacionales fueran necesarios para precipitar una revolucion clasica27.

26 Aunque es verdad que John Stuart Mill si abogo, con importantes salveda- des, por el metodo de la induccion, o lo que el llama el metodo “ experimental” o "qui'mico” para las ciencias naturales, tambien es verdad que Mill explfcitamente (epudia su aplicabilidad a las ciencias sociales. En el estudio de la sociedad, don-< lo «las causas de cada fenomeno social [...] son infinitamente numerosas», no se puede asumir que un efecto tiene siempre las mismas causas, de tal manera queI.is revoluciones, por ejemplo, pueden estar causadas por diferentes factores en tlilcrentes paises. El metodo de las diferencias resulta incluso de menor utilidad ilc acuerdo con Mill. Uno debe encontrar casos en los que dos sociedades son ulonticas en todos los aspectos excepto en aquel que estamos tratando de aislari oino factor causal. «Pero la suposicion de que dos instancias tales puedan en-< onlrarse es manifiestamente absurda». Vease A System o f Logic (Nueva York:II.a per, 8“ ed., 1888), pp. 612 y 610. La resuelta aplicacion que hace Skocpol de lii1. ilos canones justifica el escepticismo de Mill. La cuestion no es que Skocpol mi consiguiera ejecutar correctamente el metodo de induccion. Se trata mas bien 11* que el metodo esta, como Mill bien sabfa, «completamente fuera de lugar» en la. < irndas sociales. Skocpol se encuentra, por supuesto, bien al corriente de es- lii’, del'cclos — la imposibilidad de conseguir el grado de control sobre las varia- M' que es necesario para ejecutar el metodo de la diferencia, que las unidades■ I. .malisis que se comparan son rara vez, si alguna, independientes, y que la in-........... hi no puede ser un sustituto de la teoria (States and Social Revolutions, pp.' I ( on todo, Skocpol sigue aferrandose a esta como si fuera la mejor apro-■ hi posible. Aunque «no exenta de sus dificultades y limitaciones» y «siem-

I • *11if iki sea mecanicamente aplicada, [esta aproximacion] puede, de un lado, •I H pi. a cxlensiones y reformulaciones teoricas, y de otro lado, a nuevas mane- > i .li uliservar los casos historicos concretos» (ibid., p. 40).

( Inn les l illy considera que Skocpol presta demasiada atencion al metodo | i ....... In v no la suficiente al metodo de las diferencias. Propone observar las

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No estoy sugiriendo que las intuiciones de Skocpol sobre los jdeterminantes estructurales de la revolution sean invalidas. En absoluto. Estas siguen constituyendo la “ idea unificadora, simple, nueva y poderosa” que hace de su libro un clasico. Lo que estoy sugiriendo es que sus intuiciones no se siguen ni son confirmadas por los principios de induction de Mill. Antes bien, la aplicacion de estos principios parecerfa falsar la teorfa de Skocpol.

Para dar sustento a sus conclusiones, Skocpol ha tenido que abandonar su metodo historico comparativo y adoptar de hecho un analisis coyuntural en el que las crisis pohticas tienen causas diferentes segun si sus resultados son o no son los de una revolu­tion social. No hay, despues de todo, razon alguna para creer que las crisis pohticas tengan un unico conjunto de causas. Esta es, como veremos, una asuncion arbitraria que deriva de la apli­cacion de Skocpol del metodo de Mill.

2. La historia sin movimiento

Acabamos de ver como la intuition historica de Skocpol queda por encima de su proclamado metodo historico comparativo. En

variaciones que existen dentro de aquellas sociedades que experimentaron revolu­ciones — tanto las diferencias regionales en el momento del estallido revoluciona- rio como el porque no ocurrio la revolution en periodos anteriores. Vease Big Structures, Large Processes, Huge Comparisons (Nueva York: Russell Sage, 1984), pp. 105-115 [Grandes estructuras, procesos amplios, comparaciones enormes, Ma­drid: Alianza, 1991], En otro lugar, sin embargo, Tilly observa que la revolution es un Estado de la sociedad entera y que no puede explicarse por medio de la compa- racion de sus partes. Vease La Vendee (Cambridge [Mass.]: Harvard University, 1976), p. 159. En cuanto a la comparacion de diferentes momentos en la historia de una sociedad, resulta considerablemente diffcil explicar un no-suceso. Hay — como advierte Mill— demasiadas variables que controlar. El problema no radica, por tanto, en el deficiente uso por parte de Skocpol del metodo de las diferencias, sino en el metodo de induction mismo; un metodo que subestima la importantia de la teorfa previa y toma los hechos como dados. Muy diferente es el metodo de La Vendee, en donde Tilly se muestra sensibilizado tanto con la construction so­cial y los sesgos de los hechos historicos como con la necesidad de proceder deduc- tivamente desde una teoria — en su caso, una teorfa del proceso de urbanization. Cuando un investigador recoge sus propios datos con vistas a realizar un analisis comparativo cuidadoso, la necesidad de enfrentarse con el caracter ilusorio, com- plejo e incierto de los “hechos” empuja hacia una dependencia mucho mayor de las teorizaciones previas. Mas importante todavfa, Tilly busca reconstruir la teoria basandose en una anomalfa — un movimiento contrarrevolucionario en la Francia revolutionaria— mas que descubrir inductivamente teoria alguna.

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otros momentos, sin embargo, es su metodo el que queda por encima de su intuition. En algunos aspectos cruciales, su teorfa es un artefacto de los dos principios de la induction. El metodo se convierte en un sustituto de la teoria.

Para llevar a cabo el metodo del acuerdo de Mill, Skocpol tiene que asumir tres cosas. En primer lugar que las revoluciones en Francia, China y Rusia son todas ellas miembros de la misma clase de objetos. Skocpol define la revolution como «la coinci­dencia del cambio societal estructural con las agitaciones de cla­se; y la coincidencia de las transformaciones pohticas y las socia- les»28, de tal modo que estas tres revoluciones parecen ser de hecho ejemplos particulares de una unica especie29. En segundo lugar, los mismos factores causales operan en las tres revolucio­nes, i.e., hay de hecho una teorfa de las revoluciones sociales. En lercer lugar, las pautas de causalidad que conducen a las revolu- i iones fracasadas son diferentes de las pautas causales que con- tlucen a las revoluciones que triunfan. Es decir, la distincion en- i re las revoluciones que transforman las estructuras polfticas y las revoluciones que transforman las estructuras sociales es una ilistincion causalmente notable30.

Estas asunciones equivalen a congelar la historia mundial du- i ante tres siglos, desde 1640 a 1947, en el sentido de que durante csle perfodo las revoluciones son de un unico tipo y tienen las mismas causas. Se podrfa decir que Skocpol esta tratando de mantener la historia constante o de controlar * la historia. De modo que, por ejemplo, Skocpol descarta el alzamiento de las ' lascs trabajadoras en Petrogrado y en Moscti en 1917 como ne- . csario para la Revolution rusa porque un alzamiento similar noI in encontrado en las otras dos revoluciones31. Esta conclusion■ un artefacto de su metodologfa32. Theda Skocpol no la justifi-

States and Social Revolutions, p. 4.' Skocpol escribe tambien: «Las revoluciones sociales son transformaciones

i' i-.ii .is y rapidas del Estado y de la estructura de clases de una sociedad» (ibid, I' 1)1 Inn se pregunta si la Revolucion china de 1911 encaja con esta definitioni mIi i que las transformaciones solo se completan en 1949. Skocpol misma se re-......... perfodo de 1911 a 1949 como un interregno revolucionario. ^Como de ra-I'nln i s "rapido”?

111 Vease Nichols, «Skocpol on Revolution*.1 '1stadfsticamente [N . del T.].

1 Slates and Social Revolutions, p. 113.I )c nuevo aquf el propio Mill nos advierte contra el metodo del acuerdo:

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ca sobre la base de un examen de los sucesos de la Revolucion rusa.

La asuncion metodologica de una logica causal comun trae consigo una segunda consecuencia. Elimina la posibilidad de que una revolucion inaugure nuevas condiciones para las revolu­ciones subsiguientes. El metodo de Mill, aquf tambien, prevalece sobre el juicio de la propia Skocpol. Antes de entrar en el anali­sis real de las revoluciones, Skocpol escribe en la introduction:

Deberfa prestarse atencion a los efectos de las secuencias historicas y del cambio historico mundial [...]. Una posibilidad es que los actores en las revoluciones mas tardfas hayan sido influenciados por los aconteci- mientos desarrollados en las mas tempranas; por ejemplo, los comunis- tas chinos se convirtieron en emuladores conscientes de los bolchevi- ques, y durante un tiempo recibieron asesoramiento y ayuda directa del regimen revolucionario ruso. Otra posibilidad es que los “ avances” cru- ciales o mas significativos en terminos historico-mundiales — tales como la revolucion industrial o la innovation de la forma leninista de la orga­nization del partido— hayan intervenido entre dos revoluciones simila- res en lfneas generates33.

Uno podrfa anadir, siguiendo a Sewell, que la Revolucion francesa amplio el discurso politico mediante la introduction de las ideas de “ revolucion” y de “nacionalismo” 34. Pero el metodo del acuerdo conduce a Skocpol a difuminar cualquiera de tales emulaciones, prestamos o innovaciones historicas. Las revolucio­nes deben constituirse como sucesos aislados e inconexos en el espacio y en el tiempo. Son, por tanto, arrancadas de la historia mundial en constante evolution organica de la que~ forman parte.

«En consecuencia, por el mero hecho de haber sido capaces de eliminar alguna circunstancia, no podemos de ninguna manera inferir que esta circunstancia no fuera instrumental al efecto en algunos de los mismos casos de los que la hemos eliminado. Podemos concluir que el efecto se produce en ocasiones sin ella; pero en modo alguno que, cuando la circunstancia se encuentra presente, esta no con- tribuya en su medida» (A System o f Logic, p. 612). Incluso en su discusion de las ciencias naturales (ibid., libro hi, cap. 10), Mill nos sensibiliza sobre el problema de la pluralidad de las causas, alii donde el metodo del acuerdo asume «que ha- bfa solo una combination de condiciones de la que el efecto en cuestion pudo haber resultado» (ibid., p. 311).

33 States and Social Revolutions, pp. 23-24.34 «Ideologies and Social Revolutions: Reflections on the French Case», en

The Journal o f Modern History, vol. 57, num. 3,1985, pp. 81-84.

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3. Ausencia de procesos causales

I Ic argumentado que la aplicacion de los principios de induccion tic Mill a la explication de la revuelta campesina socava la apli­cacion de esos mismos principios a la explication de las crisis po- lilicas. De un lado, al aplicar el metodo de la diferencia a las causas de la revuelta campesina, Skocpol permite que las crisis polfticas se desarrollen desde muy diferentes contextos causales.I )e otro lado, la aplicacion del metodo del acuerdo a las revolu­ciones triunfantes asume, sin justification empfrica o teorica, que las causas de las crisis polfticas fueron las mismas durante tres si- j ’ los. Aducire a continuation que este mismo procedimiento in- iluctivo tambien predispone hacia lo que es el rasgo central de la icon'a de Skocpol; v.g., que.las revoluciones no “sc hacen” sinoI I uc “ suceden” .

Segun Mill,

I .i I ,cy de Causation, cuyo reconocimiento es pilar principal de la cien- ci.i inductiva, no es mas que la verdad comun de que la invariabilidad ili la sucesion se encuentra en la observation que se verifica entre cada lirclio en la naturaleza y algun otro hecho que lo ha precedido; inde- I" mlientemente de todas las consideraciones concernientes al modo fi-11.iI ilc production de los fenomenos, y de cualquier otra cuestion con-■ cmionte a la naturaleza de las “Cosas por sf Mismas” 35.

Al (|ucrer encontrar la logica causal de las revoluciones sociales uno busca, por tanto, regularidades empfricas o lo que Skocpol llama «asociaciones causales»36. Skocpol busca, es decir, las con-■ Iii lones antecedentes comunes}a todas las revoluciones triun- i mics y ausentes en las revoluciones fracasadas. Este uso de la notion de causalidad de Hume deja dos cosas sin explicar: la■ r.icncia de condiciones antecedentes y la manera en la que 6s- l.r, causan su resultado ' . Son precisamente estos silencios expli-

I System o f Logic, p. 236.Slum- and Social Revolutions, p. 39.I I modulo nomologico-deductivo de Carl Hempel recodifica la causalidad

Iliu m iiia ilc “ conjuncidn constante” insistiendo en que la conexion entre condi-■ ihiii .intrivdentcs y resultados ha de ser explicada mediante “ leyes de cobertu- ■ . isiilos. I lempcl aduciria que Skocpol no distingue entre condiciones an-

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cativos los que predisponen hacia la vision de que las revolucio­nes “ suceden” 3S.

El metodo de Skocpol conduce a dar cuenta de los factores de las revoluciones sociales, pero no de los procesos sociales que_ convierten a esos factores en causas39. Por decirlo en terminos li- geramente distintos, los canones de induction aspiran a descu- brir las condiciones necesarias, pero no los procesos que hacen de estas condiciones suficientes para la revolution. Un examen de estos procesos sociales llevaria consigo el escrutinio de como “se hacen” las revoluciones. En resumen, Skocpol llega a la con-

teccdcntes y “ leyes” : «Un error similar consiste en escoger uno de entre variosgrupos importantes de factores que deberia haber sido declarado en las condi­ciones iniciales, y postular entonces que el fenomeno en cuestion se encuentra“determinado” por ese grupo particular de factores y que por lo tanto puede ser explicado en terminos de aqudl». V6ase Aspects o f Scientific Explanation (Nueva York: Free Press, 1965), p. 239. El hecho de que este modelo sea en realidad rara vez aplicado a los analisis historicos Hempel lo atribuye a la complejidad de las leyes historicas, mientras que Popper aduce por el contrario que es la trivialidad de aquellas la que a menudo conduce a su omision. Vease The Poverty ofH isto- ricism (Londres: Routledge and Kegan Paul, 1957) [La miseria del historicismo, Madrid: Alianza, 1987]. Sea como fuere, Skocpol parece compartir la descon- fianza de Hempel en la invocation de mecanismos causales como un rasgo defi- nidor de la explication. Para una critica general de los defectos de semejante em- pirismo vease, por ejemplo, Richard Miller, Fact and Method (Princeton: Princeton University Press, 1987), parte primera.

38 En su replica a la recension que de su libro escribio Sewell, Skocpol escri­be: «Pocos aspectos de States and Social Revolutions han resultado mas incom- prendidos que su llamamiento a una aproximacion “no voluntarista” y “ estructu- ralista” a la explication de las revoluciones sociales [...]. Pues la cuesti6n es simplemente que ningun grupo unico de actores, se trate de una clase o de una vanguardia ideologica, puede deliberadamente dar forma a los complejos y mul- tiplemente determinados conflictos que producen las crisis revolucionarias y sus salidas». Vease «Cultural Idioms and Political Ideologies in the Revolutionary Reconstruction of State Power: A Rejoinder to Sewell», en The Journal o f M o­dern History, vol. 57, num. 3,1985, pp. 86-87. Pero... ^que academico serio sostie- ne que la action intencional de un linico actor es causa suficiente para una revo­lution? En este texto Skocpol critica las teorfas que nadie sostiene y sostiene teorfas que nadie critica. El verdadero postulado que persigue hacer valer en su libro es mas interesante. A llf niega que la intention de un actor colectivo de ha­cer una revolution sea necesaria para su estallido. Con todo, este postulado no es examinado empfricamente y mucho menos justificado y ello guarda relation, creo, con el caracter de su analisis causal.

39 Stinchcombe hace a Skocpol la misma critica por dejar fuera los microfun- damentos del proceso revolucionario, pero no atribuye esto a su metodo. Vease Economic Sociology (Nueva York: Academic Press, 1983), pp. 12-15 y 247-250.

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< lusion de que las revoluciones “ suceden” porque /su metodo, al no ilistinguir entre condiciones necesarias y suficientes, suprimc• ■I cdmo “ se hacen” las revoluciones.

No niego con esto que emplee una buena cantidad de ener- V.ia en describir los procesos de la revolution — en el analisis deI.is causas de las revueltas campesinas, o las percepciones de los piopietarios agrarios franceses, o las luchas entre los propieta- m o s agrarios en la explication de la Revolution china. En reali- >lad, si no fuera por estos ricos y persuasivos tratamientos de los procesos revolucionarios su libro nunca habria recibido su bien merecida aclamacion. Esta virtud existe a pesar, y no a causa, de a metodo declarado. Los procesos sociales se encuentran fuera

ilc ese metodo, carecen de consecuencias para sus propositos mctodologicos y quedan, por tanto, sin teorizar. Skocpol no tie- nr teoria alguna sobre como las condiciones antecedentes con- ilucen a los actos revolucionarios.

Si el metodo de Mill, lejos de ser un instrumento neutral para ileducir una teoria desde los hechos, se introduce oculto en sus piopias y no bien defendidas asunciones teoricas, un cambio de metodo deberfa arrojar resultados distintos. A l examinar las sa- lulas de las revoluciones *, Skocpol abandona la aplicacion es-11 icta del metodo del acuerdo y de las diferencias por una mas laxa estrategia en la que las maneras en las que se derrumbo el Antiguo Regimen, el acompasamiento y la naturaleza de la re- vuclta campesina, los legados socioeconomicos del viejo regimenv los acontecimientos de la historia mundial ponen todos ellos i'<i movimiento las luchas sociales entre los lfderes politicos que I ni lan de «afirmarse y hacer buenas sus pretensiones de sobera- n i a sobre el estado»40. Sus explicaciones estan “sobreespecifica-• las” con mas variables independientes que casos, y con tantos I adores explicativos para manipular, Skocpol no puede fallar en dar cuenta de cualquier variation en la “ construction del Esta- ilo” , especialmente cuando esta es definida en terminos tan va- I'.i is como los de «la consolidation de nuevas organizaciones del I vslado»41. Pero si su analisis de las salidas carece de las virtudes ilc la audacia y de la precision, ^consigue al menos evitar los pe-

1 Outcoms o f revolutions en el original [N . del T.].States and Social Revolutions, p. 164.

41 Ibid., p. 163.

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ligros de su teorfa de las causas de la revolucion y, en particular, la ausencia de mecanismos causales y la separation artificial en­tre causa y consecuencia?

En principio, si; en la practica, no. Incluso tan laxo uso del metodo del acuerdo y de las diferencias conduce a Skocpol a ubi- car las diferencias y similitudes de las salidas revolucionarias en las exigencias de la crisis revolucionaria. Skocpol se ve por tanto obligada a presentar un panorama en el que la salida se encontra- ba ya presente en la crisis. La victoria de Stalin era inevitable porque, en las circunstancias del socialismo en un solo pafs, su es- trategia economica y polftica resultaba mas atractiva a las elites polfticas. Nada ofmos de las luchas entre Stalin y la Oposicion de Izquierda, mientras que la lucha entre Stalin y la Oposicion de Derecha queda reducida a la falta de realismo de la estrategia economica de Bujarin. Ahora bien, ^por que entonces no triunfo Trotski en 1924, cuando ya estaba defendiendo la colectivizacion y la planificacion central? ^Por que tenemos que esperar que Sta­lin haga eso mismo en 1929? Aunque Skocpol admita su impor- tancia, su metodo comparativo no facilita un analisis de las luchas que tienen lugar ni dentro ni fuera del Estado. En su conception, por consiguiente, las salidas revolucionarias son inmanentes a las crisis revolucionarias, al tiempo que las revoluciones ocurren como resultado de una constelacion de factores estructurales. La historia queda por tanto reducida o bien a las leyes del condicio- namiento o bien a los accidentes. En ambos casos, sin embargo, el metodo no deja espacio alguno para cl agente liuniano.

4. Infalsabilidad

Hemos visto como el metodo de induccion conduce en algunos casos a su propio rechazo (section 1) y en otros a sus propias ex- plicaciones arbitrarias (secciones 2 y 3). Esto es todo en lo que concierne al contexto del descubrimiento. Pero, (',que decir del contexto de la justification? Skocpol inmuniza contra la falsacion a su teorfa metodologicamente inducida por medio de dos estrata- gemas metodologicas diferentes. Asume de un lado que solo una teorfa puede “ encajar” con los “hechos” , y rehusa, de otro lado, entretenerse en predicciones. Nos ocupamos de la primera estra- tagema en esta section y de la segunda en la section siguiente.

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(-.Como reivindica Skocpol la superioridad de su teoria sobre las demas? Solo en su introduction se ocupa Skocpol dc otras leorfas con cierto detalle. Pero allf argumenta mediante asercio- nes. La “ imagen intencional” de las revoluciones — aduce Skoc- |H)I— asume de manera falaz la necesidad de que exista un con- senso sobre los valores para hacer posible el orden societal42. ( ) bien — escribe mas adelante— la teoria de la privation relati- va es demasiado general para que sea posible desconfirmarla43

aunque_lajnisma. Skocpol invoca en realidad una variante de rsla teoria cuando da cuenta de las rebeliones campesinas44. No hay de hecho proceso de adjudicacion alguna entre las diferen- ics teorfas. Skocpol asume que si su teoria es correcta, entonces las demas deben ser erroneas; o lo que es igual, asume la exis- icncia de un cuerpo de hechos “pre-existentes” inequivocos que, *>i uno sigue el metodo correcto, determinan las teorfas de mane- ia unfvoca. La asuncion de que un cuerpo de hechos indiscuti- lilcs proporciona la cimentacion del conocimiento es falaz por dos razones. Primera: los hechos mismos no son “ dados” . Los licchos historicos, en particular, se crean filtrandose desde un vaslo cuerpo de acontecimientos pasados. Y segundo: varias teo- iias podrfan encajar con los mismos hechos igualmente bien45. Me ocupare sucesivamente de estas dos falacias.

I ,os hechos se encuentran seleccionados. Por ejemplo, para demostrar que su propia teoria “ estructural” encaja con los he-• In is Skocpol presta poca atencion a los hechos historicos quell.unarfan la atencion sobre la importancia de la legitimidad de

1 ’ Ibid., p. 16." Ibid., p. 34." Ibid., pp. 121-123.1 Aunque Mill no considera que los hechos sean problematicos, sf reconoce

ii propension a infradeterminar la explication: «En consecuencia, la mayoria de l>i'. pensadores, los mas y los menos sensatos, conceden que una hipotesis de este111 m i no sea acogida como probablemente cierta porque da cuenta de todos los Ii imim'nos conocidos, ya que dos hipotesis en conflicto satisfacen en ocasiones

In condition medianamente bien; toda vez que hay probablemente muchas 'ii.r. hipotesis que son igualmente posibles pero que, a falta de algo semejante

■ ii imeslra experiencia, nuestras mentes no son capaces de concebir. Pero pare-11 in embargo, que una hipotesis del tipo en cuestion merecerfa una mas favo- ' il'lr acogida si, ademas de dar cuenta de todos los hechos previamente conoci-l.i ha conducido a la anticipacion y a la prediction de otros que la experiencia■ iiln 6 a continuation [...]» (A System o f Logic, p. 356).

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los Estados, o sobre el papel de los partidos politicos. Ignora los mismos hechos que habrfan de ocuparse de la validez de las teo­rfas competidoras. El trabajo de Skocpol resulta en este punto notable por ignorar las controversias que son el pan nuestro de cada dfa en los debates de los historiadores. El conservador tra- tamiento de Francois Furet sobre las diferentes interpretaciones de la Revolucion francesa muestra precisamente como los deba­tes sobre “ los hechos” han sido concertados alrededor de intere- ses politicos del presente46. Segun el mismo Furet, la Revolucion francesa no fue en absoluto una revolucion en el sentido de Skocpol de «una coincidencia de la transformation polftica y so- cial». Furet aducirfa que la interpretation de Skocpol confunde la mitologfa de la revolucion con su realidad, toda vez que aque-llo que marca la revolucion no es una transformation de la es- tructura social sino la “ cristalizacion colectiva” de un nuevo dis- curso politico. La cuestion aquf no es quien tiene razon, si Soboul, Lefebvre, Mazauric o Furet, sino simplemente que para Skocpol los hechos poseen una cierta obviedad de la que al pa- recer carecen para los historiadores. Todo ello se hace particu- larmente problematico cuando Skocpol asume la existencia de una crisis polftica de toda la sociedad (v.g., en Alemania en 1848, o en el Japon en 1868) o cuando reclama el factor de la “presion international” . No deja de ser ironico que, toda vez que Skocpol sigue el metodo de la induccion e insiste en que las pautas historicas tienen voz propia, ella misma preste tan poca atencion a las controversias que braman alrededor de los hechos historicos. Se encuentra obligada a quedarse en esta ceguera por mor de conseguir que su maquina de induccion despegue del suelo.

A l basarse en el metodo de la induccion, Skocpol no solo asume que los hechos no son problematicos, sino tambien que, una vez constituidos, estos dan lugar a una unica teorfa. Pero teorfas alternativas resultan compatibles con los mismos “ he­chos” . Por ejemplo, la reconstruction que hace Stinchcombe de las explicaciones de Tocqueville y Trotski sobre las revoluciones francesa y rusa es una variante de la teorfa del Estado debil47.

46 Interpreting the French Revolution (Cambridge: Cambridge University Press, 1981).

47 Theoretical Methods in Social History, cap. 2.

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I .as revoluciones suceden cuando los regfmenes se vuelven incfi races y emergen centros alternativos de poder. ^Ofrece Skocpol cvidencia alguna de que esta teorfa sea incorrecta? Si esta expli- i a tanto los casos de exito como los del fracaso de la revolucion, cntonces £como puede Skocpol reclamar la superioridad de su loorfa?

Los canones de induccion de Mill pueden generar cualquier nitmero de explicaciones causales partiendo de los mismos he- i hos, pero no pueden discriminar entre estas sobre la base de sus icspectivos contenidos de verdad. En consonancia con ello, Mo-I I is Cohen y Ernest Nagel concluyen que el metodo es inservible■ onio herramienta de descubrimiento o de prueba48. Sugieren por el contrario que este sea adoptado para la elimination, mas i|iie para la confirmation, de las teorfas propuestas. En otras pa-l.ibras, a Skocpol le habrfan ido mejor las cosas sirviendose del melodo de Mill para rechazar teorfas de las revoluciones marxis- t .is o estructural-funcionalistas en la medida en que estas violen licchos aceptados, y presentando su teorfa como una conjetura Miidaz. Sin embargo, Skocpol hace todo lo contrario: descarta poi decreto las teorfas alternativas e interpreta incorrectamente In induction como si esta confirmase la superioridad de su pro- pi.i teorfa49.

1 I usencia de predicciones

I I compromiso con los principios de la induccion permite a '•kocpol poner su teorfa a resguardo de la competition con otras i' i mas. Ahora bien, ^consigue tambien Skocpol poner su teorfa i ilvo ile los hechos? ^Hace Skocpol alguna prediction suscep­

l/i Introduction to Logic and Scientific Method (Nueva York: Harcourt .ml Ilnur, 1934), cap. XIII.

11 i nun) ha senalado Karl Pggggi, hay una latente afinidad entre la “ induc-■ mu' \ ' I “dogmatismo” : «PuestcTque la actitud dogmatica esta ciaramente rela-....ni.i con la tendencia a verificar nuestras leyes y esquemas tratando de apli-ii hr. v de eonfirmarlas, incluso hasta el punto de negar las refutaciones,

..... in.is que la actitud critica es la de estar dispuesto a cambiarlas — a someter-i ' i |ii m-has, a refutarlas, y a falsarlas si es posible. Ello sugiere que podemos i'l' 11111uiii la actitud critica con la actitud cientifica, y la actitud dogmatica con i<|Hi llii olia actitud que hemos descrito como pseudo-cientffica» ( Conjectures

I K' /iitations, p. .SO).

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tible de ser falsada? Me he referido ya al pasaje al comienzo de su libro en el que la autora establece sus objetivos: «[E]ste libro se ocupa [...] primordialmente de la comprension y la explica­tion de la logica generalizable que se encuentra en funciona- miento en todo el conjunto de revoluciones aquf discutidas»50. A l final de su libro Skocpol escribe:

Tan amplios parecidos plantea el problema de hasta que punto los ar­gumentos presentados en este libro pueden generalizarse. /.Pueden es- tos argumentos aplicarse mas alia de los casos de Francia, de Rusia y de China? En cierto sentido, la respuesta es, inequi'vocamente, un “ no” . Uno no puede expandir mecanicamente los argumentos causales espe- cfficos, aqui desarrollados para Francia, Rusia y China, hasta convertir- los en una “ teoria general de las revoluciones” que sea aplicable a todas las demas revoluciones sociales modernas51.

En lugar de hacer frente a las predicciones que se derivan de su explication de las revoluciones clasicas, Skocpol desarrolla los rudimentos de una teoria alternativa de las revoluciones so­ciales modernas, adaptada a las condiciones pohticas y economi­cas de los ultimos cuarenta anos.

Dividir la historia en dos perfodos, uno que dura tres siglos (la era de las revoluciones clasicas), y en el que opera un conjun­to de factores causales, y otro perfodo que dura cuarenta anos (la era de las revoluciones modernas) en el que opera un conjun­to diferente de factores causales, es ciertamente una comoda es- trategia para poner su teoria a buen recaudo. Pero es tambien una estrategia que amenaza con socavarla. Pues, ^como puede uno justificar el dividir todo el perfodo desde la Revolution in- glesa al presente en dos en lugar de — digamos— cuatro segmen- tos? ^Por que no podrfa haber una logica causal diferente para cada una de las revoluciones clasicas de Skocpol? Despues de todo, la similaridad de la logica causal era una imposition meto- dologica mas que teorica.

Me parece que hay solo dos maneras de justificar esta forma de congelar la historia en dos bloques separados. Skocpol podrfa aducir que las revoluciones modernas no son revoluciones socia­les. O podrfa, por el contrario, deducir un conjunto de uniformi-

50 Slates and Social Revolutions, p. 6.51 Ibid., p. 288.

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dades mas generates que cubran tanto la logica del perfodo mo ilerno como la del perfodo clasico. Skocpol ha repudiado explfci lamente la primera alternativa en su mas reciente analisis de la Revolution iranf. La ha identificado como una revolution social y ha reconocido que su teoria inicial no funciona: el islamismo cliifta fue un ingrediente esencial en una revuelta de tipo urba-1 1 0 . «Afortunadamente [sic], en States and Social Revolutions re- chace explfcitamente la posibilidad de que una teoria general de las causas de las revoluciones que pudiera aplicarse a todas las epocas y regiones pudiera ser en absoluto fructffera»52.

^Que decir de la segunda justification para distinguir entre las revoluciones sociales clasicas y modernas? ^Existe alguna uniformidad subyacente compartida por sus respectivas logicas causales? Skocpol reconoce esta estrategia y extrae de su anali­sis la conclusion final siguiente: «ello sugiere que en las revolu­ciones del future, igual que en las del pasado, la esfera del Esta­do sera probablemente central»53. /Tenia Skocpol que acometer lan elaborado analisis historico para llegar a esta conclusion? En realidad, ^no se encuentra la centralidad del Estado engastada cn su misma definition de revolution social?

<C6mo podrfa haber procedido Skocpol si hubiera estado in- icresada en desarrollar una logica causal que cubriera de igual modo a las revoluciones modernas y a las clasicas? Segun Skoc­pol, uno de los aspectos cruciales que separan el perfodo moder- no del clasico es la capacidad de los Estados para contrarrestar las revoluciones con la moderna organization y tecnologfa mili- tar54. Esto sugerirfa convertir la capacidad del Estado en la va­riable crucial de su teorfa de las revoluciones clasicas. A lo largo del texto, Skocpol sf hace referencia a la capacidad de los esta­dos para capear los temporales de la presion international, la re­sistencia de las clases propietarias y las presiones originadas en las rebeliones campesinas. Senala, por ejemplo, que despues de 1750 la potencia belica de Inglaterra era mayor que la de Fran­cia, y que en su crisis de 1848 Prusia era mas fuerte financiera y militarmente que Francia en 1789 o Rusia en 1917. Skocpol ad-

52 «Rentier State and Shi'a Islam in the Iranian Revolution*, Theory and So-< icty, vol. 11, num. 3 (1982), p. 268.

53 States and Social Revolutions, p. 293.54 Ibid., p. 289.

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vierte tambien sobre la fortaleza del Estado zarista frente a sus propias clases agrarias y, antes de la guerra de Crimea, frente a otras grandes potencias. Sin embargo, no teoriza el concepto de “capacidad del Estado” como para poderse permitir establecer algun vfnculo entre las revoluciones modernas y las clasicas. Una aproximacion de esta clase podrfa, por ejemplo, haber arrojado algo de luz sobre su interes original en los pronosticos para la re­volucion en Sudafrica55.

Las teorfas siempre pueden rescatarse cuando no consiguen responder a algun viejo o nuevo conjunto de hechos. En reali­dad, de acuerdo con Lakatos, esa es la esencia del crecimiento del conocimiento cientffico. Lo importante es, sin embargo, la manera en la que nos las vemos con tales contraejemplos. Las estrategias de “ exclusion de las deformidades” * (es decir, la re­definition del significado de revolucion social, que Skocpol re- pudia), o la “exclusion de las excepciones” ** (es decir, limitar el radio de action de la teorfa original a las revoluciones clasicas) reducen el contenido empfrico de la teorfa, mientras que la “ in­corporation de lemas” (levantar dentro de la teorfa una teorfa auxiliar sobre la capacidad del Estado) enriquecerfa la teorfa

55 Naturalmente, Skocpol ha empezado por fin a pensar sobre la capacidad de los Estados, particularmente en el libro que edito con Peter Evans y Dietrich Rueschemeyer, Bringing the State Back In (Cambridge: Cambridge University Press, 1985). Aqui su hostilidad hacia otras tradiciones de investigacion adquiere nuevos tintes. De un lado, las teorfas “neomarxistas” del Estado son separadas de sus rafces marxistas, ubicandolas por el contrario en los debates academicos de Estados Unidos en los anos sesenta y setenta. Curiosa maniobra para una persona tan comprometida con el analisis historico. Vease Cammack, «Bringing the State Back In: A Polemic» (manuscrito sin publicar). De otro lado, en el mis- mo acto de rechazar tout court otros programas de investigacion, ella lanza el suyo propio. Y lo hace jinvocando a Weber y a Hintze como padres fundadores putativos de su perspectiva centrada sobre el Estado! Pero incluso aqui vacila Skocpol entre una tesis fuerte en la que las dinamicas del Estado son la fuerza central de la historia y una tesis debil que simplemente aduce que el Estado no puede quedar fuera de la explication. Sigue habiendo un fuerte compromiso in- ductivista con la confirmation, con el purgar de contraejemplos las propias teo­rfas incluso a costa de que estas pierdan poder explicativo. Y asi', cuando se en- frenta con las anomalfas, en lugar de especificar y reconstruir su tesis fuerte, Skocpol la abandona por la tesis debil, una tesis que es trivialmente cierta. Vease Erik Wright, «State and Clases in Recent Radical Theory» (manuscrito sin publi­car presentado a la reunion de la American Sociological Association, 1986).

* Monster-barring en el original [N . del T.].** Exception-barring en el original [N . del T.].

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original56. La division que hace Skocpol de la historia mundial en dos partes —una en la que su teoria funciona y otra en la que no— no es una estratagema que haga avanzar nuestra comprcn sion de las revoluciones. Pero si se sigue de las suspicacias de la induction hacia la prediction y, mas importante incluso, del into res de este metodo en mejorar las conjeturas mediante un incre- inento en su carga de verdad mas que por medio de la reduction ilc su carga de falsedad. La induction busca mejorar las conjetu- i as evitando las refutaciones. Purga «e l crecimiento del conoci- miento del horror de los contraejemplos»57.

(i. La historia del pasado

I lemos visto que la aplicacion del metodo del acuerdo y del me- lodo de las diferencias no discrimina entre una serie de teorfas posibles e introduce en la teoria sus propias, arbitrarias y no de­le ndidas presuposiciones, toda vez que crea una atmosfera de i ri lidumbre mediante la impermeabilizacion de la teoria frente a1.1 I'alsacion y a la competition por parte de otras teorfas. Estos I u oblemas derivan de la asuncion de que la historia es un «corpus ilr hechos establecidos»58, un cimiento de «hechos irreductibles y lo/udos»59. La escuela historiografica inductivista ve el presente mino un observatorio objetivo desde el que podemos inferir ge­ne i a lizaciones sobre el pasado. Cuanto mas remota es la region dd pasado que investigamos, mayor el potencial para una histo-11.1 objetiva. En la medida en que se encuentra comprometida• on la induction, Skocpol asume que el pasado nos comunica un i i i i i c o mensaje, o una serie de mensajes que convergen en algunavi i dad, y que podemos de hecho tener una historia del pasado (|iic sea independiente del cambiante presente. La barrera que dl.i erige entre las revoluciones clasicas y las modernas es solo el niiis alarmante testimonio de la separation que opera Skocpoli ill ic el pasado y el presente. Su renuencia a extraer lection tan­

" I .akatos, Proofs and Refutations.' Ibid., p. 37.

I dward Carr, What is History? (Nueva York: Random House, 1961), p. 6 |, ( inr f.v la historia?, Barcelona: Seix Barral, 1978].

1 Allred North Whitehead, Science and the Modern World (Nueva York: M u Millan, 1925), cap. 1.

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gible alguna de su propio analisis de las revoluciones sociales afs- la igualmente el pasado del futuro. Pero la historia es inevitable- mente la conexion que emerge del presente entre el pasado y el futuro. «Nos exige unirnos al estudio de los muertos y al de los vivos»60. El presente configura las lentes a traves de las cuales ve- mos el pasado, genera los problemas en cuya solution el pasado puede asistirnos, y proporciona el vocabulario, los conceptos y las teorfas a traves de las cuales convertimos el pasado en histo­ria. Como escribio Benedetto Croce, «toda la historia es “ historia contemporanea” ».

Incluso si el metodo de Mill lo reclama, la propia Skocpol eslo bastante competente como para no separar el pasado del pre­sente. En la pagina inicial de su capftulo introductorio, Skocpol justifica su interes en las revoluciones de la siguiente manera: «[las revoluciones] han dado lugar a modelos e ideales de enor- me atractivo e impacto internacional — en especial cuando las sociedades transformadas han sido grandes e importantes desde el punto de vista geopolftico, o grandes potencias reales o imagi- nadas»61. Una vez mas, la fuerza de Skocpol radica en su repu- dio de los canones de induccion de Mill.

7. Quedarse fuera de la historia

Separar el analisis del pasado del analisis del presente es necesa- rio para permanecer fuera de la historia como un observador ob- jetivo. Skocpol, sin embargo, no reclama en modo alguno estar fuera de la historia. En el prefacio a States and Social Revolu­tions describe las experiencias formativas que le llevaron al estu­dio de las revoluciones sociales: el compromiso politico en los primeros anos setenta, el rompecabezas sudafricano y su explo­ration de los orfgenes historicos de la Revolucion china. En sus persuasivas reflexiones acerca de su propia carrera, Skocpol hace de nuevo hincapie en el contexto historico y biografico para explicar como fue que llego a acometer tan ambicioso pro- yecto para escribir su tesis doctoral62.

60 Marc Bloch, The Historian's Craft (Nueva York: Alfred Knopf, 1953), p. 47.61 States and Social Revolutions, p. 3.62 «A n “Uppity Generation” and the Revitalization of Macroscopic Socio­

logy: Reflections at Midcareer by a Woman from the 1960s», en Matilda Riley

Pero estas reflexiones solo recalcan lo que trato de argumen lar. A l tiempo que Skocpol reconoce que tanto ella como su too 1 1:1 tienden un puente entre el pasado y el futuro, este reconoci niiento es presentado como accidental information de fondo, iclegado al prefacio, a las observaciones introductorias o a algu- n;i declaration autobiografica, pero es abandonado a medida• |uc Skocpol precede con el metodo del acuerdo y de la diferen-i iaM. La interaction del pasado y el presente, de la cientifica so-■ i.il y el mundo que esta habita, se incluye solo para ser descar- lailo. Resulta irrelevante para el proceso cientffico, para el serio t|iichacer de derivar teorfas de los datos. Y sin embargo vimos mas arriba en la primera section que el metodo de Skocpol, lejos ile explicar como obtuvo la autora su teorfa de las revoluciones,ii liitaba en realidad esa misma teorfa. En otras palabras, los ca- nmies de Mill ocultan, mas que revelar, la fuente de donde la irun'a de Skocpol precede.

Ahora bien, ^de donde precede entonces su teorfa? Pode- iin is entretener la conjetura de que las mas amplias corrientes \oriales y polfticas del movimiento de los derechos civiles y, des- I nu s, de la era posterior al conflicto de Vietnam tambien se insi- nuan en la teorfa de Skocpol. No serfa inverosfmil aducir que el

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i' miip.), Sociological Lives (Newbury Park [Ca.]: Sage Publications, 1988), pp.I I ■ I(i2; y tambien en Theory and Society, vol. 17, num. 5.

1 Recientemente se han vertido argumentos similares contra estudios antro- i "liij'.icos clasicos en James Clifford y George Marcus (comps.), Writting Culture i llrikcley: University o f California, 1986). Las observaciones introductorias o los Inibajos de campo se encuentran separados de la ciencia “ real” de la antro- i ili ij’ iii. En un examen ulterior queda probado que esas observaciones y refle- i ii H u s son constitutivas, y no se encuentran separadas, del texto principal. Asf, i i ii,iio Rosaldo muestra como los resultados del estudio de Evans-Pritchard so- I'H los ncuer estuvieron influenciados por el contexto de la domination colonial

■ li l:i guerra civil, igual que el relato de Le Roy Ladurie sobre la aldea de Mon- i h IIo ii reprime los efectos del fiarse de datos recogidos en una inquisition {ibid., 11 ' I I 97). Ambos ponen entre parentesis la domination que hace posible el co-..... niiento. James Clifford argumenta que los textos antropologicos poseenn ni li 11 iU-s “ registros” — una voz manifiesta de la ciencia que discurre paralela- iiu nil ;i otra voz latente a la busqueda de un mundo esencial, impoluto, natural |ih ' I define como el modo pastoral (ibid., pp. 98-121). La etnografia es una ale-...... con mensajes eticos o politicos dirigidos a las sociedades industrials avan-

ii..I,is I'or ejemplo, la devastadora critica de Derek Freeman al experimento de mipii controlado de Margaret Mead hace que el relato de Mead sobre Samoa luni'/ca menos a la ciencia que una lection practica de moral para el pueblo

..... .iiiu iicano.

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enfasis en los factores internacionales refleja por parte de Skoc­pol, no ya una apropiacion critica de los legados de Barrington Moore y del marxismo, sino tambien la creciente consciencia del ascenso y, mas tarde, el estrepitoso desplome del dominio norte- americano sobre la arena international, de igual modo que el enfasis en la autonomfa del Estado refleja a un poder ejecutivo que se encuentra, segun parece, mas alia del control del publico. El “ estructuralismo” de Skocpol podrfa rastrearse como una re­action a los movimientos sociales de los anos sesenta en los que la autora participo — movimientos que trafan consigo la ilusion de grandes cambios. Por ultimo, la misma adoption de una ma- nera cientffica conventional de presentar semejante desaffo a las ortodoxias reinantes podrfa verse como la maniobra estrategica de una estudiante de doctorado a la que se le han subido los hu- mos para ganar credibilidad dentro de la profesion sociologica. La ironfa es que Skocpol es sensible a las corrientes que discu- rren a su alrededor, pero niega que estas contribuyan a su traba- jo presentando de modo torticero la refractada presencia que esas corrientes tienen en su teoria como si se tratase del produc- to de su metodo.

8. La paradoja de la induction

States and Social Revolutions es una obra rica y compleja. No es una obra sinfonica sino polifonica. Una de sus voces es una apli- cacion cuidadosa y resuelta de los canones de induction de Mill. Esta es ciertamente la manera en la que Skocpol anuncia su me­todo y organiza su analisis. Es su registro cientffico. Pero una inspection mas detallada revela otros dos registros no anticipa- dos. Cuando el modo generico de proceder (en el que cada caso es un ejemplar de una pauta o ley general) se derrumba, Skocpollo sustituye por el metodo genetico, en el que la logica causal es particular a cada caso. Pero en la obra de Skocpol, de otro lado, las teorfas previas se insinuan sin justification como si emergie- ran de la aplicacion de los canones de Mill o como el resultado de la imagination macrosociologica. Resulta ironico que estas desviaciones del metodo de Mill sean la fuente de la «simple, nueva y potente idea unificadora» del libro de Skocpol. Su tra- bajo sufre en la medida que la autora se aferra rfgidamente al

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metodo de la induction. Pero para los que son aqui mis proposi ins, su tenacidad tiene la ventaja de poner al desnudo las limila- « iones de la induction. Las resumo a continuation.

i. El contexto del descubrimiento. A l pretender que la teoria r merge de los hechos, la induction oculta otras fuentes de la teo- na; en particular, las intuiciones sociologicas y las reglas metodo- logicas. La teoria, mas que elaborarse como una estructura logica (on implicaciones empfricas, es presentada como un resumen de Ins hechos.

ii. E l contexto de la justification. En caso de que hechos ulte- i imes parecieran refutar la teoria, esta no es sometida a una re- fonstruccion sino a una limitation de su radio de action. Hay poco esfuerzo por some ter a las teorfas al mas severo test de es- |K'tificar sus implicaciones para la prognosis de nuevos hechos.

iii. El contexto del observador. En vista de que los hechos son <lados y relativamente aproblematicos, estos se entienden mejor I I raves de metodos que despojen al investigador de “ anteoje- i is” , “ lentes” , “ sesgos” , etc., que proceden de la identification i on tradiciones historicas y de los compromisos con el presente.

Nos hemos quedado con dos paradojas. La induction co- mionza con hechos preexistentes pero va a parar a teorfas pre-■ \istentes y no explicadas. La induction desnuda al cientffico de M'sgos y anteojeras, pero descuida los sesgos y las anteojeras del mrtodo. Si los “ hechos preexistentes” son un fundamento iluso- i io para la ciencia social, ^irfan las cosas algo mejor encontrando mi lundamento en la teoria preexistente?

I I ON TROTSKI

I I 'l metodo deductivo

■kocpol se situa a sf misma en una tradition positivista e induce n leorfa estructural de “ los hechos” . Trotski se situa a sf mismo

■ Imho del programa de investigation marxista y deduce la direc-> ion de la historia64.

1,1 I’eter Beilharz ha aducido que, lejos de deducir la direction de la historia,11 Hi ski impone un telos a la historia — la inevitabilidad del socialismo y la vision

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Todos los programas de investigation cientffica pueden caracterizarse por su “nucleo d uro". La heurfstica negativa del programa nos prohfbe dirigir el modus tollens hacia este “nucleo duro” . A l contrario, debemos usar nuestro ingenio y articular o incluso inventar “hipotesis auxiliares” que formen un cinturon de p ro tection alrededor de este nucleo, y debe­mos reorientar el modus tollens hacia estas hipotesis. Es este cinturon protector de hipotesis auxiliares el que debe aguantar lo mas recio de los tests y ser ajustado y reajustado, o incluso completamente reempla- zado, para defender el asf endurecido nucleo. Un programa de investi­gation tiene exito si conduce a un cambio de problematica progresivo; y fracasa si conduce a un cambio de problematica degenerativo65.

Trotski adopta como su nucleo duro irrefutable el celebre su- mario que hizo Marx de sus estudios en el prefacio a La contri­bution a la critica de la economia politica. Marx describe allf como progresa la historia de uno a otro modo de production. Podemos dividir la description en los tres postulados del mate- rialismo historico66.

1. En cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de production existentes... De formas de desarrollo de las fuer­zas productivas, estas relaciones se convierten en sus trabas.

2. Entonces comienza una epoca de revolution social... A l considerar tales transformaciones se deberfa siempre distinguir

de que, en el ultimo analisis, la historia debe estar del lado de la clase trabajado- ra. Beilharz busca descubrir en los primeros escritos de Trotski las semillas de su posterior y poco imaginativa defensa del marxismo. Todo lo que allf encuentra es el uso por parte de Trotski de las metaforas generativas del nacimiento y la muerte, la enfermedad y la salud, la semilla y el fruto, y la vision de la historia como un teatro en el que los actores solo pueden interpretar los guiones que les han sido asignados. Sin embargo, los escritos de Trotski no pueden reducirse a la metafora o a su propia escatologfa. Como se alcanza el socialismo, con que me- dios y cuando no son cuestiones que Trotski de por supuestas sino que dan for­ma al objeto de sus investigaciones, sus innovaciones, sus profecias, asf como a sus luchas. A l proyectar en los escritos tempranos de Trotski las formulaciones mas dogmaticas de sus escritos posteriores, Beilharz comete el mismo pecado ge­nerative del que acusa a Trotski. A l hacerlo margina las importantes contribu- ciones de Trotski al marxismo. Vease, Trotsky, Trotskyism and the Transition to Socialism (Londres: CroomHelm, 1987).

65 Lakatos, The Methodology o f Scientific Research Programmes, p. 48.66 A Contribution to the Critique o f Political Economy (Nueva York: Interna­

tional Publishers, 1970 [1859]), pp. 19-23 [Contribution a la critica de la econo- mia politica, Madrid: Alberto Corazon, 1998],

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entre las transformaciones materiales de las condiciones econo- micas de production, que pueden determinarse con la precision de la ciencia natural, y las legales, polfticas, religiosas, esteticas u lilosoficas — en breve, las formas ideologicas en las que los Immbres se vuelven conscientes de este conflicto y entran en• ombate.

3. Ningun orden social perece jamas antes de que todas las luerzas productivas para las que hay espacio en el se hayan desa- imllado; y nunca aparecen nuevas y mas altas relaciones de pro­duction antes de que las condiciones materiales de su existencia liiiyan madurado en el utero de la propia vieja sociedad.

Iista no es, obviamente, la unica manera de construir el nu- i leo duro de un programa de investigacion marxista. Pero es, sin■ mbargo, el nucleo duro que Trotski defiende contra la refuta- i ion por medio del desarrollo de su teorfa de la “ revolucion per- manente” , y el que le condujo a predecir que la revolucion socia­list a se desencadenarfa primero en un pafs de segunda fila, y no> n cl pafs capitalista mas avanzado, como Marx habfa previsto.

En Balance y perspectivas, escrito en 1906, Trotski defiende los tres postulados como sigue. Primero, «cl marxismo anticipo lu c e tiempo la inevitabilidad de la Revolucion rusa, que debfa i slallar como resultado del conflicto entre el desarrollo capitalis-i.i y las anquilosadas fuerzas del absolutismo» 61. Trotski describe I'oino el absolutismo ruso sembro las semillas y a continuation islixio el crecimiento del capitalismo en su intento de defender- se contra los Estados europeos que habfan crecido sobre una base economica mas avanzada. A medida que la rivalidad.in.ter- n.k ional fue intensificandose, el Estado ruso fue absorbiendo ima parte cada vez mayor del excedente al tiempo que se volvio mcapaz de desarrollar las formas parlamentarias necesarias para i I ei ecimiento del capitalismo. «D e este modo, el poder adminis-ii.itivo, militar y financiero del absolutismo, gracias al cual este pudo existir pese al desarrollo social, no solo no exclufa la posi- 1 I>ilidad de la revolucion, que era la opinion de los liberales, sino< | no, al contrario, hizo dg la revolucion la unica salida»6S.

The Permanent Revolution and Results and Prospects (Nueva York: Path- limler, 1969), p. 36 [La revolucion permanente, Madrid: Fundamentos, 1976; /'•W. Resultados y perspectivas, Paris: Ruedo Iberico, 1971].

“ Ibid., p. 44.

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En segundo lugar, ^cual debfa ser el caracter de esa revoke cion? Siguiendo a Marx, el estallido revolucionario «no depende directamente del nivel alcanzado por las fuerzas productivas, sino de las relaciones de fuerza en la lucha de clases, de la situa­tion international y, finalmente, de una serie de factores subjeti- vos [...]»69. En Rusia, la clase obrera es la unica clase con la ca­pacidad y la voluntad de llevar a cabo una revolution burguesa contra la monarqufa absolutista pero, una vez consumada, esta revolution debe avanzar hacia el socialismo y el exito de este avance se basa en el apoyo recibido desde la revolution socialis- ta en Occidente/Por consiguiente, y en tercer lugar, las precon- diciones obj diva's para el socialismo se encuentran en los pafses capitalistas avanzados mientras que las precondiciones subjeti- vas se encuentran en Rusia. La teoria de la revolution perma- nente — la revolution ininterrumpida desde el absolutismo hacia el socialismo en Rusia y su efecto desencadenante de la revolu­tion en otros pafses— coordina los dos conjuntos de precondi­ciones.

Vemos que la teorfa de la revolution permanente de Trotski busca proteger al nucleo duro del marxismo de la refutation a traves del fracaso de la revolution en los pafses capitalistas mas avanzados. Su teorfa de la revolution permanente se centra en los mismos factores en los que Skocpol hace hincapie; en particu­lar, sobre las relaciones internacionales y la autonomfa del Esta­do. Ambos autores reconocen tambien el papel crucial desempe- nado por la revuelta campesina; toda vez que estan de acuerdo que los campesinos, en palabras de Trotski, «son absolutamente incapaces de asumir un papel politico independiente» 70 o, en pa­labras de Skocpol, «luchan por objetivos concretos» y «sin llegar a ser una clase-para-sf organizada a nivel nacional»71. En lo que Skocpol y Trotski difieren es precisamente sobre el papel de- sempenado por la clase obrera.

Para realizar el Estado sovietico, era a la vez necesaria la coincidencia y la mutua penetration de dos factores pertenecientes a especies histori- cas completamente distintas: una guerra campesina — esto es, un movi-

m Ibid., p. 63.711 Ibid., p. 72.71 States and Social Revolutions, p. 114.

/ < I N A ABIERTA 80/81 (1997) 7!

iiiu-nto caracterfstico del crepusculo del desarrollo burgues— y una in inreccion proletaria, el movimiento que senala su declive. Tal es la

. si'ncia de 191772.

,:,Dc donde procede esta diferencia?

1 I .ii historia nunca se repite

I’or medio de un decreto metodologico, asumiendo que las tres n voluciones estan causadas por los mismos factores, Skocpol i xduye a la clase obrera de haber desempenado cualquier papel■ mcial en las causas de la revolucion. AIK donde el metodo de• kocpol conduce a la autora a considerar las revoluciones fran-

■ rsa, rusa y china como especimenes del mismo fenomeno, conI,is mismas condiciones antecedentes, Trotski ve fuerzas diferen- tcx operando para producir diferentes resultados. A lii donde -Kocpol congela la historia, para Trotski «la Historia no se repi- lr a sf misma. Por mucho que uno pueda comparar la Revolu-• ion rusa con la Gran Revolucion, la primera nunca podra trans- lormarse en la segunda. El siglo X IX no ha transcurrido en vano»73.

/,Que hay detras de estas afirmaciones? (;Cual es la heurfstica positiva, «e l conjunto parcialmente articulado de sugerencias> mdicios sobre como cambiar, desarrollar las “variantes refu-i.ililes” de un programa de investigation, o como modificar, ha- in mas sofisticado el cinturon protector “ refutable” » ? 74. Para

The History o f the Russian Revolution, p. 72.” The Permanent Revolution and Results and Prospects, p. 52. Despues de la

involution de 1917 y, en particular, despues de la muerte de Lenin en 1924, Trots-11 igual que otros bolcheviques— buscaria paralelos con la Revolucion france-

Sin quererlo, Trotski llegarfa a la conclusion de que la burocratizacion de la involution podfa verse como un Termidor sovietico y que Stalin se habfa conver- lulii en el Bonaparte sovietico. Vease The Revolution Betrayed (Nueva York: r.ilhlinder, 1972 [1936]), capftulo 5; Baruch Knei-Paz, The Social and Political thought o f Leon Trotsky (Oxford: Oxford University Press, 1978), pp. 392-410; l .;iac Deutscher, The Prophet Unarmed, Trotsky: 1921-1929 (Nueva York: Vinta- ir Hooks, 1959), pp. 311-314, 342-347 y 457-464 [Trotski, el profeta desarmado, Mexico: Era, 1968]; Isaac Deutscher, The Prophet Outcast, Trotsky: 1929-1940 I Nueva York: Vintage Books, 1963), pp. 313-318 [Trotski, el profeta desterrado, Mexico: Era, 1968], Sin embargo, si es cierto que Trotski vio el proceso de buro- i iMlizacion como similar, no es menos cierto que tambien considero como dife-i c-nles las salidas tanto como las causas de las revoluciones francesa y rusa.

74 The Methodology o f Scientific Research Programmes, p. 50.

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Trotski, el principio central que inspira la maquinaria marxista de resolution de problemas es la vision de que la historia es la historia de la lucha de clases. Trotski adopta como “ejemplar” o como “ modelo” los analisis de Marx sobre la abortada revolu­cion de 1848 en Francia en Las luchas de clases en Francia y E l dieciocho brumario. Pero va mas alia de estos analisis al tratar de mostrar como el desarrollo del capitalismo a escala mundial crea diferentes relaciones de fuerzas de clase en diferentes na- tiones.

En la Revolucion francesa, el pueblo — la pequena burgue- sia, los trabajadores y los campesinos— se encontraba unido bajo el liderazgo jacobino para derrocar al orden feudal. La Re­volucion francesa fue en realidad una revolucion national en la que la sociedad burguesa ajusto sus cuentas con el dominio de los senores feudales en el pasado. Pero el capitalismo en Francia era todavfa embrionario y el proletariado debil e insignificante. La fracasada revolucion alemana de 1848 reflejo, por el contra­rio, el desarrollo del capitalismo dentro de una estructura social con rasgos propios.

En 1848 la burguesi'a era ya incapaz de desempenar un papel compara­ble. No deseaba ni era capaz de acometer la liquidation revolucionaria del sistema social que se interponfa en su camino hacia el poder. Ahora sabemos p o r que ello era asf. El proposito de la burguesi'a era — y de ello era perfectamente consciente— el de introducir en el viejo sistema las necesarias garantfas, no para su domination polftica, sino simple- mente para un reparto del poder con las fuerzas del pasado. Ello era perversamente sagaz a la vista de la experiencia de la burguesi'a france­sa, corrompida por su traicion y aterrorizada por sus fracasos. Pues no solo fracaso en dirigir a las masas en el asalto al viejo orden, sino que termino por poner sus espaldas contra este para repeler a las masas que presionaban hacia adelante [...]. La revolucion solo podfa ser llevada a cabo no por la burguesi'a sino en contra de ella75.

Todas las otras clases — la pequena burguesi'a urbana, el campesinado, los intelectuales y los trabajadores— eran dema- siado debiles y se encontraban demasiado divididos como para llevar hasta el final una revolucion en contra del absolutismo feudal. En particular, «e l antagonismo entre el proletariado y la

75 The Permanent Revolution and Results and Prospects, pp. 55-56.

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i• 111j>uesfa habfa ido demasiado lejos como para permitir a la l-nij’uesfa asumir de manera temeraria el papel de fuer/a hegc numica nacional, pero no habfa llegado lo suficientementc lejos■ i uno para permitir a la clase obrera la asuncion de ese mismo |'.l|>cl»76.

Si el desarrollo del capitalismo en Alemania produjo una pa- i ilisis de las fuerzas de clase, en Rusia inclino la balanza del po- -l. i en favor de la clase obrera. Como en todo pafs tardfamente il< sarrollado, la industria rusa habfa sido lubricada con capital i \iranjero y alimentada por el Estado. El Estado por su parte,■ ulrentado a la competition polftica internacional con Estados i. mica y militarmente mas avanzados, exprimio la economfa ru-i.il y sofoco el capitalismo naciente. El resultado fue una bur- i iii sfa debil y dependiente del Estado y de los bancos extranje-11 is. Pero al mismo tiempo, al saltarse estadios de desarrollo yii.msplantar las formas industriales mas avanzadas directamente ,il suelo ruso, el capitalismo concentro a los trabajadores en■ in n ines fabricas. Apenas recien arrancados de sus vfnculos feu- il.iles y con solo debiles tradiciones gremiales para poner coto al,i depredation por parte del Estado, la recien nacida clase obre- i .i solo pudo resistirse con exito por medio de la insurgencia re- volucionaria. Tanto la necesidad objetiva de la revolucion contra• I absolutismo como su posibilidad subjetiva venfan dadas por el ilrsarrollo internacional del capitalismo y su insertion en la atra-.ida estructura social rusa7’ .

A l explicar las diferentes salidas de las revoluciones francesa v rusa y de la fracasada revolucion en Alemania, Trotski desa- nolla su segunda teorfa; la del desarrollo desigual y combinado• Id capitalismo a escala mundial, y como aquel desarrollo esta- liU ce los parametros de la forma de las luchas de clase. El capi- i.ilismo se expande continuamente y se transplanta a suelos ex- Inmjeros en los que se combina con diferentes estructuras ■ociales para producir diferentes constelaciones de fuerzas de■ I.isc, de modo que los cambios revolutionaries adoptan distin- i.is caracterfsticas nacionales. «Serfa un error estupido el de sim-

Ibid., p. 57." Lo anterior es un comprimido resumen de los capftulos 1 y 2 de Balance y

I'i'ispcctivas, y del mismo argumento presentado con mas detalle en el capftulo 1 \ cl apendice I del primer volumen de la Historia de la Revolucion rusa.

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plementc identificar nuestra revolucion con los sucesos de 1789- 1793 o los de 1848... La Revolucion rusa posee un caracter bas- tante particular, que es el resultado de la peculiar tendencia de todo nuestro desarrollo historico y social, y que a su vez abre ante nosotros perspectivas historicas bastante novedosas78. Las teorfas de la revolucion permanente por un lado y del desarrollo desigual y combinado del capitalismo por otro lado se apoyan mu- tuamente en su tarea de proteger las tesis del materialismo histo­rico — el nucleo duro del programa marxista de investigation.

3. Procesos causales

Vimos anteriormente como el metodo de induction de Skocpol reducfa los procesos causales a asociaciones causales, y las fuer­zas causales a condiciones antecedentes. Su metodo conducfa a Skocpol a decapitar un segundo elemento de la heurfstica positi- va que concierne al papel de las fuerzas objetivas y subjetivas en la historia: «los hombres hacen su propia historia, pero no la ha­cen exactamente como ellos desean, ni la hacen bajo circunstan- cias elegidas por ellos, sino bajo circunstancias directamente en- raizadas, dadas y transmitidas desde el pasado» 79. Este es el leitmotiv de Trotski para su analisis de la historia, solo que el busca ir mas alia de las ideas de Marx sobre el desarrollo de las condiciones que se reciben del pasado, la manera en la que estas dan forma a las luchas de clase, y como estas luchas vuelven a su vez a dar forma a las condiciones del presente y del futuro. A llf donde en Marx, el analisis de la historia en tanto que hecha por las gentes quedaba a menudo separado del analisis de la historia en tanto que desplegada por detras de las espaldas de los hom­bres, Trotski consigue acercar los dos analisis.

En La historia de la Revolucion rusa, Trotski describe grafi- camente el derrumbe de la estructura de clases rusa y la ascen- diente fortuna de la revolucion como el entretejerse de micro- procesos y macroprocesos sociales. No hay espacio aquf para

78 The Permanent Revolution and Results and Prospects, p. 36.79 Karl Marx, The Eighteenth Brumaire o f Louis Bonaparte (Nueva York: In­

ternational Publishers, 1963 [1869]), p. 15 [«E1 Dieciocho Brumario de Luis Bo­naparte*, en Trabajo asalariado y capital, Barcelona: Planeta-Agostini, 1985].

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li.ii cr justicia al majestuoso analisis de Trotski. La fascinante in­i' ipi etacion que hace Arthur Stinchcombe de la teoria de Trots- l i subraya lo siguiente 80. El Gobierno Provisional pierde su mloridad debido a su decreciente eficacia y al desarrollo de■ ill ros alternatives de poder en los que pueden participar los< .unpesinos y los trabajadores. La erosion de la autoridad guber- M.miental afecta a la clase obrera, a la tropa y al campesinado de in.mera diferente y en diferentes momentos — diferencias queI un-den explicarse en terminos de sus respectivas posiciones so-■ i,iles, pohticas o geograficas. A medida que las instituciones l'i< iden su caracter instrumental se convierten en campos socia­ls . tie luchas abiertas. Por ultimo, Stinchcombe apunta al diag- imslico de Trotski sobre la acumulacion de microprocesos que* .nnbian el hnpetu de la revolucion en coyunturas crfticas y ilncn nuevas posibilidades historicas para las fuerzas en liza81.

I in lugar del artificial distanciamiento que Skocpol opera en-I I <• causa y consecuencia — entre la revolucion, sus antecedentes

us salidas— Trotski se centra en el proceso social de la revo- Iin-ion. «E1 pulso de los acontecimientos, o la conception episo-• I N il de la causa, popularizada por Hume y por la psicologfa ex- |n iimental, encaja muy mal con el modo de analisis de Trotski.in hay acontecimiento alguno que cause al ejercito a estar me-

" t heoretical Methods in Social History, cap. 2.No suscribo, sin embargo, la afirmacion de Stinchcombe en el sentido de

■ I m. la vision de Trotski nada tiene que ver con su marxismo, o en el sentido de■ |ii< la buena teoria precede de una inspirada interrogation de los hechos. Las iiiiulogfas fuertes” no afloran de una tabula rasa, desde “ los hechos” , bajo la in-

lliiencia del genio. Fue el compromiso de Trotski con el marxismo y su necesidad■ i. levisarlo lo que le condujo al escrutinio de los procesos moleculares de la re- iilm'irin. Por fortuna, la perception tedrica de Stinchcombe se beneficia de la

ini |ni parte de su polemica empirista cuando reconoce que la explication de I mi ski de la Revolucion rusa solo puede entenderse a la luz de la teoria previaii I mlski sobre el desarrollo desigual y combinado. Vease Theoretical Methods hi Social History, pp. 65-66. De hecho, su polemica empirista queda confinada al111 liner y ultimo capftulo y en modo alguno oscurece la fascinante reconstruction• 11'• Slinchcombe lleva a cabo entre uno y otro. Su comparacion entre Tocquevi- II' v trotski sf arroja luz sobre la construction de los procesos causales desde los i. onlecimientos historicos, pero en modo alguno demuestra la irrelevancia de11 . Imdiciones intelectuales en las que cada una de estas construcciones se en-...... Ira inscrita. Como ha subrayado Charles Tilly, la inmaculada conception deId liisioria es un mito. Vease As Sociology Meets History (Nueva York: Acade- iiiii Press, 1981), cap. 1.

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nos dispuesto a ir a la rebelion que los trabajadores sino “proce- sos moleculares” de velocidades contrastantes» 82. Trotski lleva hacia adelante el proyecto de Marx de establecer los microfun- damentos de una macrosociologia, de entender como los indivi- duos hacen la historia, aunque no necesariamente a la manera de su propia election83.

Los procesos moleculares que ponen en marcha la revolu­cion tambien la propulsan hacia el futuro. Tal y como Trotski anticipo en la temprana fecha de 1906, en Rusia, una vez que el proletariado accede al poder con el apoyo del campesinado ya no puede detenerse en la revolucion democratica sino que ten- dra que seguir adelante hacia el colectivismo y neutralizar la oposicion procedente del campesinado84.

El mismo hecho de que los representantes del proletariado entren en el gobierno, no como rehenes indefensos, sino como la fuerza dirigente, destruye la lrnea divisoria entre el programa maximo y el programa mf- nimo: es decir, pone la colectivizacion a la orden del dia. El grado en el que el proletariado sera apoyado en sus avances en esta direction es algo que depende de la relation de fuerzas, pero en modo alguno de las intenciones originales del partido proletario85.

La dualidad del proceso revolucionario, esto es, la convergen- cia de la revolucion burguesa y proletaria en un mismo proceso, definiria los problemas que caracterizan al nuevo regimen socia-

82 Theoretical Methods in Social History, p. 68.83 Este es tambien el modo en el que John Roemer concibe el proyecto del

marxismo analitico: «L o que los marxistas deben ofrecer son mecanismos, en el nivel micro, para aquellos fenomenos de los que predican que se producen por razones teleologicas» [Analytical Marxism (Cambridge: Cambridge University Press, p. 192)] [E l marxismo: una perspectiva analttica, Mexico: fce, 1989]. De manera similar, lo que Jon Elster considera de imperecedera importancia en Marx es su uso del individualismo metodologico: «la doctrina segun la cual todos los fenomenos sociales — su estructura y su cambio— son en principio explica- bles de manera que solo cuenten los individuos — sus propiedades, sus objetivos, sus creencias y sus acciones* [Making Sense o f Marx (Cambridge: Cambridge University Press, 1985), p. 5]. A l basarse en los modelos de election racional de la economi'a neoclasica, estos autores avanzan hacia un individualismo mitologi- co mas que metodologico. Si quieren tomarse seriamente el problema de los mi- crofundamentos, harfan mejor en estudiar la Historia de la Revolucion rusa de Trotski y no a Walras.

84 The Permanent Revolution and Results and Prospects, cap. VI.85 Ibid., p. 80.

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lisla. Una casta gobernante, una dictadura sobre el prolelai iado, rmergeria a causa del subdesarrollo de las fuerzas productivas, y porque algunas secciones del campesinado, junto con elemenlos de las clases propietarias agrarias, la burguesi'a y la pequena bur f’uesia, unirfan sus fuerzas para derrocar al orden socialista, y porque la clase obrera quedarfa diezmada y exhausta en la subsi- I’liiente guerra civil, dando pie asf al distanciamiento de la direc­tion comunista de sus bases obreras. Tal es el escenario queI rotski anticipa ya en 1906 y describe mas graficamente treinta■ nios mas tarde en La revolucion traicionada.

Asf pues, donde Skocpol ve el ascenso del estalinismo como nunanente a las peculiares circunstancias historicas en las que se lorjo la revolucion, Trotski concibe estas circunstancias como el contexto de las luchas, que se va reconstruyendo en las sucesivas royunturas crfticas. En realidad, siguiendo a Deutscher, se pue­de ver el final de la Nueva Polftica Economica (NEP en lo sucesi- vo) y la subsiguiente imposition de la industrialization forzosa y de la colectivizacion en 1929 y 1930 como una continuation de la i evolution permanente que Trotski habfa anticipado en 1906 s6. Ya en el exilio, el propio Trotski no considero bajo esta luz el perfodo izquierdista de Stalin. Trotski se encontraba demasiado luertemente influenciado por la vision de Lenin de que, una vezI I ue la revolucion socialista hubiera tenido lugar, esta habrfa de I'volucionar hacia el comunismo. Trotski vio la continuidad de lai evolution permanente en su dimension international. Pero el li acaso de la revolucion en la arena international habfa empuja- do, sin embargo, a la revolucion permanente hacia el interior, liacia su propio origen en Rusia, donde tomo la forma de la re­volucion desde arriba de Stalin.

La historia para Trotski se encuentra determinada, pero per- mile que tanto los factores subjetivos como los objetivos vayan pavimentando el camino hacia el futuro. El Termidor sovietico bajo la bandera del socialismo en un solo pafs fue solo una de las varias respuestas que afloraron en la decada que siguio a la re­volucion. Su propia position sobre la necesidad de fomentar la revolution a escala internacional era una alternativa, como otra illernativa era el alegato de Bujarin en favor de continuar con la

n i p. Escribiendo en 1936, Trotski interpreta los zigzagues del

“ The Prophet Outcast, Trotsky: 1929-1940, p. 110.

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perfodo posrrevolucionario como un proceso social que le per- mite anticipar el futuro. «La tarea cientffica, tanto como la polf­tica, no consiste en dar una definition acabada de un proceso inacabado, sino en seguir todos sus estadios, distinguir sus ten- dencias progresivas de las reaccionarias, exponer sus relaciones mutuas, predecir posibles variantes de desarrollo y encontrar en esta prognosis alguna base para la accion» 87.

4. Falsabilidad

A l tomar los hechos como dados y asumir que solo una teoria puede encajar con ellos, Skocpol justifica su huida de cualquier careo sobre la validez de su teoria frente a otras teorfas y se cie- rra asf a la refutation. Trotski, por el contrario, se arraiga en el marxismo y concibe su tarea como la de dar solution a las ano­malfas generadas por el marxismo, es decir, convertir los contra­ejemplos en corroboraciones de las premisas del nucleo duro del marxismo mediante la construction de nuevas teorfas. La heurfs- tica positiva salva al cientffico de naufragar en el «oceano de las anomalfas» al que se enfrentan todos los programas de investi­gacion 8S. La cuestion radica en seleccionar de entre todas las anomalfas aquellas cuya solution uno espera que hagan progre- sar con mas exito el programa de investigacion. El desarrollo de un programa de investigacion depende, por consiguiente, de la articulation y la clarification de sus aparentes refutaciones y de la existencia de un mecanismo para ordenarlas y digerirlas a continuation.

Los diferentes cinturones del marxismo se encuentran defini- dos por las anomalfas a las que buscan dar solution. El marxis­mo aleman debfa enfrentarse al creciente apoyo de la clase obre­ra a un partido socialdemocrata que no desafiaba el marco del capitalismo. De la confrontation con esta anomalfa afloraron tres grandes constelaciones teoricas — las de Kautsky, Luxem- burgo y Bernstein. El marxismo ruso hubo de verselas con la anomalfa contraria: una clase obrera fuerte y radical en una na­tion atrasada economica y polfticamente. « A pesar del hecho de

87 The Revolution Betrayed, pp. 255-256.88 The Methodology o f Scientific Research Programmes, p. 50.

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< Iiic las fuerzas productivas de los Estados Unidos son die/, voces mas grandes que las de Rusia, el papel politico del proletariado iuno, su influencia en la polftica de su propio pafs, y la posibilii lud de que esa influencia se extienda a la polftica mundial en el I ni uro inmediato, son incomparablemente mayores que en el i .iso del proletariado de los Estados Unidos»89.

Como hemos visto, Trotski busco reconstruir la vision de Marx, explfcita en los tres volumenes de El capital, en el sentido ilc que la sociedad mas avanzada muestra el futuro que aguarda a las mas atrasadas, De Te Fabula Narratur, y que, por tanto, la u-volucion socialista tendrfa lugar primero en el pafs capitalista■ uvas fuerzas productivas se encontrasen mas desarrolladas. Lo< 11 it- hace Trotski es reemplazar la vision lineal de la historia de Marx por la teoria del desarrollo desigual y combinado del capi-i ilismo.

I as I eyes de la historia nada tienen en comun con un esquematismo pe- il.mte. La desigualdad, la ley mas general del proceso historico, se mani-I u-sta de manera mas aguda y compleja en el destino de los pafses atra-

ulos. Bajo el latigo de la necesidad externa su atrasada cultura se vemipelida a dar saltos. De la ley universal de la desigualdad se deriva asf • illa ley que, a falta de un nombre mejor, podemos llamar la ley del de-

iiiolio combinado — por la que entendemos la superposition de dife-i rules estadios del viaje, una combination de etapas separadas, una imalgama de formas arcaicas con formas mas contemporaneas. Sin esta I' v. que naturalmente debe ser tomada en todo su contenido material,ii siilla imposible entender la historia de Rusia y, en realidad, la de i ualquier pafs de segunda, tercera o decima clase cultural90.

I I complemento politico de la teoria del desarrollo desigual \ ronibinado del capitalismo es su teorfa de la revolucion perma- iiiiile.

Si puede decirse que las dos teorfas de Trotski contienen •ainples, nuevas y potentes ideas unificadoras» y que consiguen

noimalizar ciertas anomalfas en el programa de investigacion marxista, ^lo hacen con un remiendo arbitrario o anticipan he-I I ms nuevos? Y , si predicen hechos nuevos, /,son estos despuesi oi mborados? Estos son los criterios segundo y tercero de Pop­

1 t he Permanent Revolution and Results and Prospects, p. 65."" I'he History o f the Russian Revolution, p. 27.

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per para el avance del conocimiento cientffico. Y tambien de- marcan la ciencia “madura” de la “ inmadura” , los programas de investigation en progreso de los degenerativos91.

5. Predicciones

Trotski no comparte ninguna de las reticencias de Skocpol acer- ca de la formulation de predicciones. Escribiendo en 1906, Trotski no solo anticipo la Revolucion rusa sino tambien los pro­cesos a traves de los cuales esta tendrfa lugar y hasta sus salidas. Ya hemos visto como Trotski predijo el desarrollo de la Revolu­cion rusa como una revolucion permanente en la que «e l prole- tariado, al tomar el poder, debe, por la propia logica de su posi­tion, ser inevitablemente jaleado hacia la introduction de la gestion estatal de la industrial92. Pero la Revolucion rusa tenfa que ser una revolucion permanente no solo en el sentido del mo­vimiento desde los objetivos democratico-burgueses hacia los objetivos socialistas, sino tambien en el sentido de mover la re­volucion desde el suelo ruso hacia los pafses capitalistas avanza­dos de Europa. «S in el apoyo directo al Estado por parte del pro- letariado europeo, la clase obrera de Rusia no puede permanecer en el poder y convertir su domination temporal en una dictadura socialista duradera. De esto no puede haber duda alguna ni por un momento»93. El destino de la Revolucion rusa se encuentra unido al destino de la revolucion en Europa.

Trotski satisface el segundo y el tercer criterio de Popper para el avance del conocimiento, asf como el requisito de Laka­tos de que un programa de investigation progresivo es aquel que va mas alia de los hechos existentes para predecir hechos nue- vos. Si Trotski anticipa con exito la Revolucion rusa, se paso am- pliamente de la raya en sus pronosticos sobre la revolucion en Europa occidental. ^Donde resbalo Trotski? El dirigente revolu- cionario argumenta que la Revolucion rusa podfa extenderse ha­cia Europa de varias maneras. «La Revolucion rusa ciertamente insuflarfa fuertes impetus al movimiento proletario en el resto

91 The Methodology o f Scientific Research Programmes, pp. 86-90.92 The Permanent Revolution and Results and Prospects, p. 67.9-’ Ibid., p. 105 [cursivas de Trotski].

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de Iiuropa y, a consecuencia de la inflamacion de la lucha, cl l>i oletariado podrfa llegar al poder en Alem ania»94. L o mas pro-h.ihle era que la Revolucion rusa se extendiera hacia Polonia, for- . i ndo asf a los Estados de Alemania y Austria a declarar la gue-

11 ;i a los nuevos centros de poder en esos pafses. «Per(o una guerra i uropea inevitablemente implica una revolucion europea»95. Por iillimo, la implication de Francia en la economfa rusa significarfa■ |iu- una declaration de bancarrota del Estado en Rusia podrfa* i oar tal crisis economica en Francia como para conducir a Fran-11.1 hacia la revolucion.

Detras de todo este optimismo esta la asuncion de que la cla- .r obrera europea se encontraba preparada para agarrarse a la

1'iimera oportunidad que se presentase para la revolucion. ^Que■ \ulencia de ello ofrece Trotski en 1906? Hace referencia a la* u'ciente fuerza de la socialdemocracia. Aquf distingue entre el i -uiscrvadurismo de los partidos socialistas europeos; y el radica- I im i io de los trabajadores, quienes, en consecuencia, tendrfan■ Hie acabar tomando el rumbo de la historia en sus propias ma­ims. Isaac Deutscher se refiere a esta vision como la «ilusidn ne-• \m ia» sin la cual ni Lenin ni Trotski habrfan tenido nunca el majc de dirigir la revolucion en Rusia96. Pese a los sucesivos re-i m-s, Trotski retendrfa aquello a lo que Krupskaya se referfa

> oMio su subestimacion de la apatfa de la clase obrera.I I mismo optimismo revolucionario puede encontrarse tam-

1 ■ it * ii en sus tratados sobre el fascismo escritos mientras se en-* null aba en el exilio en la isla de Prinkipo. Entre 1930 y 1933, in', escritos de Trotski pronosticaron el ascenso del fascismo ale- iiKin y la amenaza que este supondrfa para la paz international y I' ii.i cl movimiento socialista. Mientras que casi todo el mundo

i.iba menospreciando los cambios que se pergenaban en Ale- m.iiiia, Trotski vaticino su verdadero significado con profetico■ I i.illc. Incansablemente pero sin exito lucho contra la identifi-

ii ion por parte de la Internacional Comunista entre el fascismo1.1 ocialdemocracia, una estrategia que dividfa a los cuatro mi­

ll, mrs y medio de comunistas contra los socialistas cuando soloii imidad podrfa haber salvado a la civilization alemana de la

Ibid., p. 105.Ibid., p. 112.///<■ Prophet Armed, Trotsky: 1879-1921, p. 293.

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barbarie. Hasta el final Trotski albergo esperanzas de que la cla­se obrera alemana se alzase contra Hitler y detuviera asf la tra- gedia que el mismo habia pronosticado.

La historia resulto ser distinta. Los analisis de Trotski nau- fragaron una y otra vez contra el escollo del proletariado occi­dental 97. Iba a ser otro marxista, Antonio Gramsci, el que hicie- ra avanzar el marxismo, incorporando los esquemas de Trotski a una interpretation mas amplia que trataria de ajustar las cuentas con el fracaso de la revolucion en Occidente. En sus Cuadernos del la carcel Gramsci recrimina a Trotski por haber extendido la teoria de la revolucion permanente a las modernas sociedades europeas. La Comuna de Paris representa el final de un periodo en el que el asalto frontal al Estado era posible. A partir de 1870 en Europa en general, la extension de la education, la creation de instituciones legales y, sobre todo, la emergencia de los parti- dos politicos y de los sindicatos, el desarrollo — en suma— de la sociedad civil, requiere el alineamiento de fuerzas ideologicas y organizativas en una “ guerra de trincheras” que precede a la conquista del Estado. Siguiendo las metaforas militares de Gramsci, la guerra de posiciones adquiere primacia sobre la gue­rra de maniobra. La teoria de Trotski de la revolucion perma­nente refleja «las condiciones economicas, culturales y sociales generales de un pais en el que las estructuras de la vida national son embrionarias y labiles e incapaces de convertirse en “ trin- chera o fortaleza” » 98. «En Rusia el Estado lo era todo, la socie­dad civil era primordial y gelatinosa: en Occidente existia la de- bida relation entre el Estado y la sociedad civil, y cuando el Estado temblaba, una robusta estructura de la sociedad civil quedaba inmediatamente al descubierto»99.

97 Lo mismo puede decirse del “ trotskismo” , el mismo un movimiento enor- memente dividido por el legado de Trotski. De un lado, C.L.R. James y Raya Dunayevskaya retornan a la originaria hostilidad de Trotski hacia el bolchevis- mo y a su fe espontanefsta en el espiritu revolucionario de la clase obrera, toda vez que caracterizan a la Union Sovietica como un Estado capitalista. De otro lado, Ernest Mandel e Isaac Deutscher abrazan una vision de la historia mas de arriba hacia abajo y una valoracion mas optimista de la URSS como un Estado obrero burocraticamente degenerado. Vease Beilharz, Trotsky, Trotskyism, and the Transition to Socialism, segunda parte.

98 Selections from the Prison Notebooks (Nueva York: International Publis­hers, 1971), p. 256.

99 Ibid., p. 238.

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Este no es obviamente el lugar para entrar en la discusion so lire la teoria gramsciana de la ideologfa y de la polftica. Pero me rece la pena hacer dos observaciones. La primera es que la leo- ria de Gramsci procura algo de alivio al fracaso de Skocpol al Icorizar las diferencias entre las revoluciones clasicas y las mo- ilcrnas. Mas que separar el pasado del presente, Gramsci se sirve del pasado para poner de relieve lo que es caracterfstico del pre- SL-nte y del futuro. Segundo, la teoria de Gramsci demuestra el progresivo desarrollo de una tradition de investigation. Gramsci i rea un nuevo cinturon de teoria para proteger el nucleo marxis-i.i contra las anomalfas generadas por el marxismo clasico de la Sogunda lnternacional y el marxismo ruso, asf como para apun-i .u hacia el futuro. Estas anomalfas, la mayor de las cuales es el liacaso de la revolucion en Occidente, no constituyen refutacio- iu-s del marxismo sino puzzles que requieren la elaboration del programa de investigation marxista.

Mis referencias a Gramsci para ilustrar la elaboration de una inulicion investigadora no deberfan dar lugar a ningun malen-ii ndido. No estoy sirviendome de Gramsci para trucar los dados* ii lavor de Trotski y contra Skocpol. Trotski se tiene en pie pori solo. Su superioridad no puede quedar reducida a una mayor nsibilidad a los procesos moleculares, sino que implica un

.... ipromiso consciente con una tradition investigadora que lein. r/a a entrar en combate con anomalfas bien definidas, condu-■ i. mlole asf a la creation de nuevas teorfas y a la formulation de Hinvas predicciones.

" / a historia del futuro

I luiscar una historia del pasado separada del futuro, Skocpol 'i" I i a “ los hechos” . Ella se encuentra a la busqueda de aque- •i i .isociaciones causales que expliquen de una vez por todas las . ' .ilnciones clasicas. Trotski dialoga con el pasado a la busque- i . 1. un futuro cuyas posibilidades se encuentran en el presen- 1 l .i reconstruction de la historia se convierte en un vehfculo i " • < omprender las salidas de un presente en continua transfor-.......... I ;.n tanto que referida al futuro, la historia de Trotski noi ■ pci manencia alguna.

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Lo absoluto en la historia no es algo que se encuentre en el pasado des- de el que empezamos; no es algo en el presente, ya que todo pensa- miento presente es necesariamente relativo. Se trata de algo todavfa in- completo y que se encuentra en el proceso de llegar a ser — algo en el futuro hacia el que nos movemos, que empieza a tomar forma solo con- forme nos movemos hacia el, y a la luz del cual, segun vamos avanzan- do, gradualmente damos forma a nuestra interpretation del pasado 10°.

«Los buenos historiadores — escribe Carr— tanto si piensan en ello como si no, tienen el futuro metido en sus huesos» 101. Trotski sf piensa en el futuro. Examina la Revolucion francesa y la fallida revolucion en Alemania para pronosticar la Revolu­cion rusa.

Y conforme el marxismo trata de aferrarse a un objetivo siempre cambiante, la posibilidad del socialismo, de igual modo debe transformarse continuamente a sf mismo.

El marxismo es por encima de todo un metodo de analisis — no analisis de textos, sino analisis de relaciones sociales. ^Es cierto que, en Rusia, la debilidad del liberalismo capitalista inevitablemente implica la debili- dad del movimiento de los trabajadores? ^Es verdad para Rusia que no puede haber allf movimiento obrero independiente alguno hasta que la burguesi'a haya conquistado el poder? Basta simplemente plantear estas preguntas para darse cuenta del irredim ible form alism o que se esconde bajo el intento de convertir una observation de M arx historicamente rela- tiva en un axioma supra-histdrico m .

El marxismo debe caminar al paso de la historia al tiempo que mantiene un compromiso con las premisas de su propio nu­cleo duro.

La historia contradijo el temprano optimismo del marxismo, que habfa anticipado la revolucion socialista en Europa. Ello condujo a Trotski a centrarse sobre aquello que Marx habfa des- cuidado, senaladamente el caracter desigual y combinado del desarrollo capitalista. Desde ahf habfa un corto viaje hasta el es- tudio de las relaciones economicas y polfticas entre los Estados, igual que hasta el estudio de las diferentes formas de fusion de

100 Carr, Wliat is History?, p. 161.101 Ibid., p. 143.102 The Permanent Revolution and Results and Prospects, p. 64 [cursivas de

Burawoy].

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I.is estructuras de clases. Fue capaz de anticipar la Revolucion i usa pero incapaz de asumir el persistente fracaso de la revolu■ ion en Occidente. Gramsci, al centrarse en el diferente caractcr■ Id Estado y de la sociedad civil en Occidente y en el Este, pro uostico la trayectoria de los movimientos socialistas europcos. Ayudo a poner los cimientos de lo que hoy se conoce como mar-ismo occidental, con su enfasis en los factores ideologicos.

( \uno resultado de todo ello los marxistas han desarrollado un i i i i c v o aprecio por las formas culturales de la historia mas tem- I>1 ana. El estrangulamiento de los movimientos socialistas en el l ci'cer Mundo despues de la segunda guerra mundial exigfa nue- vas teorfas del subdesarrollo. Armado con tales teorfas, y po- nii'iido de relieve el caracter internacional de la economfa capi- i ilista, Immanuel Wallerstein reconstruyo toda la historia del ' apitalismo. Mas recientemente, los sucesos en la Europa del I ste han generado un nuevo conjunto de puzzles, en particular las luchas de los trabajadores por el socialismo con un atuendo micionalista y contra los asf llamados Estados socialistas. Todo• No exige la elaboration de teorfas marxistas sobre el socialismo *li' Estado que arrojen una luz diferente sobre mas tempranas lu-■ has por el socialismo. Desafiado por la teorfa feminista, ella misma en parte provocada por la expansion de la participation ilc las mujeres en la economfa y en la vida publica, el marxismo se ha visto forzado a incorporar la cuestion del genero en su* omprension de la economfa polftica y de la formation de lasi lases, no solo en el presente, sino en el pasado tambien.

Conforme la historia se desarrolla, esta va vomitando ano- malfas, que normalmente cristalizan en sucesos o hitos que ha­rm epoca, y que empujan al marxismo, so pena de degenera-■ ion, a reconstruirse a sf mismo, pero sobre un fundamento persistente. De la reconstruction del marxismo se sigue la re-i onstruccion de la historia, ya que ahora vemos el pasado con ojos distintos, desde el punto de vista de las diferentes posibili-i lades del futuro. Si el marxismo debe mantenerse al paso de la historia, asf tambien debe la interpretation de la historia mante- ncrse al paso del marxismo.

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7. Estar en el centro de la historia

A l buscar una historia “ objetiva” del pasado, Skocpol se proyec- ta a sf misma fuera de la historia. Las influencias del presente asf reconocidas por la autora quedan confinadas a la selection del problema. La participation en su mundo social se detiene preci- samente allf donde da comienzo el proceso cientffico. La historia “ objetiva” de Trotski es de una clase distinta:

Cuando decimos que un historiador es objetivo queremos decir, creo, dos cosas. Antes que nada, queremos decir que tiene la capacidad de al- zarse por encima de la limitada vision inherente a su propia situation en la sociedad y en la historia — una capacidad que [...] depende en parte de su capacidad para reconocer su grado de implication en esa situa­tion, para reconocer, es decir, la imposibilidad de la objetividad total. En segundo lugar, queremos decir que tiene la capacidad para proyec- tar su vision hacia el futuro de una manera que le otorga una penetra­tion mas profunda y duradera en el pasado que la que se encuentra al alcance de esos historiadores cuyas perspectivas estan enteramente cir- cundadas por su propia situation inmediataI03.

El historiador reconoce aqui que Skocpol se encuentra en la lfnea de falta en lo que atane a la conexion entre el pasado y el futuro, que el compromiso con y en el mundo no es algo separa- do del proceso cientffico sino su propia esencia. De este modo, Trotski vio su participation en la historia de Rusia como parte integral de la reconstruction del marxismo orientada a mejorar la comprension de las posibilidades del socialismo.

Pero esa participation demostro ser una espada de doble filo. Nos hemos centrado en la teoria de la revolucion de Trotski en Balance y perspectivas debido a sus similitudes con la obra de Skocpol. Pero podrfamos igualmente habernos fijado en su cele- bre escrito de 1904 — Nuestras tareas politicas. Se trataba de un vehemente pero profetico ataque al bolchevismo como forma de jacobinismo: «Los metodos de Lenin conducen a esto: al princi- pio la organization del partido substituye al partido como tal; a continuation el Comite Central substituye a la organization; y fi­

103 E. Carr, "What is History?, p. 163.

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n.ilinente un “dictador” unico se pone a sf mismo en el lugar del | iunite Central»104.

I ,a ironfa de la historia asigno a Trotski el papel de ejecutor y I' .piles vfctima de las terribles predicciones que formulo en 1904 y en 1906. Para el joven Trotski, el marxismo y el jacobinis-ii ii i eran diametralmente opuestos, pero como dirigente posrre- ' ulucionario Trotski serfa el mas apasionado defensor del bol-■.in vismo como jacobinismo.Organizarfa la militarization de los n.ibajadores, abogarfa por'la destruction de los sindicatos y H >lastarfa la insurrection de Kronstadt — todo en nombre de la i evolution. Quedo atrapado por las mismas fuerzas que el habfa . . que se desplegarfan si la Revolucion rusa no era

rundada por la revolucion en Occidente. Su practica se convir- iiu en la violation personificada del marxismo de su juventud. No es de extranar que su comprension del mundo que le rodea- I'.i sc resintiera. No era este para el un perfodo de grandes pro- iccias. Solo mas tarde, ya en el exilio, como la mas celebrada vfc- nina del proceso revolucionario que el habfa anticipado y en el i|iic ilcspues habfa participado, recupero Trotski algunos de sus pivcniles destellos por la reconstruction del marxismo. En su lu-■ h i contra el estalinismo pudo reconectar con sus principios m.nxistas originales. Su interpretation del significado historico• Ir la Revolucion rusa, que culminarfa en su libro La revolucion ihut ionada (cuyo tftulo original era ^Que es la Union Sovietica y Inn in donde va?) supuso otro paso adelante en la historia deliii.iixismo. Con todo, incluso aquf, el analisis de Trotski se ve iiiinncntado por su propia implication en el proceso revolutio­ns u> -la aceptacion incuestionable de las credenciales socialis-i r. originarias de la Union Sovietica y un futuro limitado exclu-i imente al capitalismo o al socialismo.

I as contribuciones de Trotski a la historia de la Union Sovie-11, i .ugieren que ningun compromiso con el mundo promueve laii i (instruction progresiva del marxismo si no se trata de un "iii|iromiso que sea congruente con sus principios. Sus contri-

l"i* tones al estudio del capitalismo occidental apuntan hacia la mil mi lancia del compromiso per se. Aunque Trotski tenfa una mil>■ csionante comprension de las estructuras estatales caracte-ii in as de las sociedades capitalistas, nunca consiguio aprehen-

1 ( ilado por Deutscher, The Prophet Armed, Trotsky: 1879-1921, p. 90.

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der sus fundamentos ideologicos, la experiencia vivida que en gendraron. A llf donde los horizontes de Trotski terminan, los de Gramsci comienzan. Aunque fuera encarcelado, torturado por la enfermedad, aunque tuviera acceso a pocos libros y fuera for- zado a escribir con un codigo que le permitiera escapar de sus censores, fue capaz de reconstruir el marxismo a partir de las re- flexiones sobre el fracaso de la “ revolucion italiana” de 1919- 1920. De hecho, uno podria decir que su encarcelamiento le pro- tegio de las purgas estalinistas que propinaron tan fatfdico reves a las vidas humanas pero tambien al desarrollo del marxismo.

Trotski y Gramsci contaron con la ventaja de formar parte de una tradition intelectual y polftica viva en un mundo que ellos mismos habfan ayudado a dar forma. En tiempos mas tran- quilos, confortablemente protegidos por los muros de la acade­mia, es facil olvidar que somos simultaneamente participantes y observadores de la historia. Representa para nosotros adquirir una segunda naturaleza el creer que nuestro papel de observa- dor posee una objetividad que lo distingue. Hemos visto, sin em­bargo, cuan ilusoria puede ser esa objetividad. La contribution de Skocpol no precede de su fuente declarada — la induccion desde los hechos— sino que es la refraction pasiva de los cam-

. bios acaecidos en el mundo que le rodea. Su contribution habrfa tenido mayor signification cientffica si la autora hubiera luchado para convertir su participation en ese mundo de consciencia subsidiaria a consciencia focal de su propio trabajo. Pero tal lu- cha habrfa tenido que ser disciplinada mediante el compromiso con un programa de investigacion explfcito.

CONCLUSION

En terminos de los criterios para el crecimiento del conocimien- to formulados por Popper, he tratado de demostrar la superiori­dad de la metodologfa del programa de investigacion sobre la metodologfa de la induccion. Aunque el argumento se sirvio como ilustracion de las teorfas de la revolucion de Skocpol y de Trotski, he planteado afirmaciones generales organizadas alre­dedor de los contextos del descubrimiento (la induccion versus la deduction), de la justification (verification versus falsacion y prediction), y del cientffico (externo a o parte del objeto del co-

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........u nto). En tanto que los filosofos de la ciencia se ocuparonl. iIi mnhrir el metodo cientifico, pudieron separar con exito cs........Icxtos. Sin embargo, tan pronto como empezaron a preo-i«l hii '.i- dc explicar el desarrollo del conocimiento cientifico, des- iilnu ion rapidamente, como aquf lo hemos hecho, que estos

...... \los se encuentran irrecuperablemente entrecruzados. Ne-• 11.1 mos, por tanto, categorfas alternativas para la comparacion l. inclodologxas.

i Iundamentos de la objetividad cientifica. He tratado de..... liar que el metodo de la induccion se levanta sobre una ob-i 11' ulad falsa. Toda vez que pretende generar explicaciones que

m In)’,i alien el mundo empfrico, en realidad erige barreras contra 1 1 ' miiprension de ese mundo. No “ los hechos” sino las premisas tin Imlokjgicas y intuiciones explicativas arbitrarias se convierten

ii I. is actores ocultos para el establecimiento de conclusiones teori- i I I metodo es extrano a sus propios objetivos. Paradojicamen-

i' la metodologfa del programa de investigacion, precisamente....... uc se encuentra conscientemente anclada en un complejoi. \ alores morales, un sistema conceptual, modelos (analogfas y un liiloras) y ejemplares — todo lo que Skocpol considera como

iiiirojeras o lentes fuertemente coloreadas» y a lo que Lakatos i iriiere como heurfstica positiva y negativa— crea un dialogo

iMiis cfectivo con esas “pautas historicas” . La ceguera no proce-• I' ilc las teorfas preexistentes sino de no ser capaces de recono-■ i i su necesidad y de no conseguir entonces articularlas y defen-■ li i su contenido.

I). Ciencia orientada hacia problemas versus ciencia orientada Inn in puzzles. El metodo de la induccion pretende estar fuera y mas alia de las tradiciones teoricas, de este modo, Skocpol redu-

los clasicos de Marx, Weber y Durkheim a meras inspiratio­ns s, I'uentes de hipotesis, o incluso a variables desde las cuales I'uoda forjarse una verdadera macrosociologfa. «Fuertes deseosili dar respuesta a preguntas historicamente fundamentadas, y no los paradigmas teoricos clasicos, son la fuerza motriz [de la oriologfa historica]»105. Seleccionamos un problema que cauti- a imestra imagination e inducimos sus soluciones desde los he-

■ lios. Ya que, en ultimo extremo, solo hay una teorfa compatible

Vision and Method in Historical Sociology, pp. 4-5.

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con los hechos, no hay necesidad de pasar por la falsacion de las teorfas alternativas o de someter a la propia teoria a prueba se- vera alguna. La metodologfa de los programas de investigacion, por otro lado, se ocupa de resolver puzzles, esto es, anomalfas vomitadas por su cinturon expansivo de teorfas, discrepancias entre las expectativas y los hechos106. La salud y vitalidad de un programa de investigacion no depende de la ocultacion, distor- sion, o de la negation de anomalfas, sino de su clara articulation y de su proliferacion disciplinada. El dialogo continuo entre la teorfa y los datos a traves de la falsacion de las viejas hipotesis y el desarrollo de nuevas hipotesis que contengan predicciones de nuevos hechos es la esencia de un programa de investigation progresivo. Los profeticos poderes de Trotski estan todos origi- nados en, incluso si no se encuentran determinados por, su com­promiso con el marxismo, el reconocimiento de sus anomalfas y la necesidad de resolverlas de una manera original.

c. Historia interna versus historia externa. El metodo de in­duction considera los hechos como irreducibles y dados. El problema consiste en llegar a una valoracion no sesgada de los mismos. La ciencia crece por medio de la acumulacion de propo- siciones factuales y generalizaciones inductivas. Esta es su histo­ria interna. «Pero el inductivista no puede ofrecer una explica- cion “ interna” racional sobre por que ciertos hechos y no otros fueron en primer termino los hechos seleccionados»107. La elec­tion del problema, como dijimos arriba, forma parte de la histo­ria “externa” que queda relegada a las notas a pie de pagina, a los prefacios, o a la “ sociologfa del conocimiento” . Por el contra- rio, la metodologfa de los programas de investigacion incorpora a su historia interna aquello que es tildado de metaffsico y exter- no por los inductivistas — en particular los postulados de su nu­cleo duro y su election de puzzles. Lo que es reconstruido como cientfficamente racional en un metodo, aparece en el otro como cientfficamente irracional.

106 Aunque los “ hechos” son ellos mismos constructos teoricos de datos sen- soriales, lo que Feyerabend llama interpretaciones naturales, poseen mayor esta- bilidad que las teorfas creadas para explicarlos. Es decir, tienen una rigidez — aunque no sea por otra razon que la convention como en los enunciados basi- cos de Popper— que les permite actuar como agentes de falsacion de las teorfas explica tivas.

107 The Methodology o f Scientific Research Programmes, p. 104.

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Aunque lo que se constituye como racional en los programas I' investigacion abarca mucho mas que la racionalidad de la in in. i itin, no en vano las fuerzas externas necesariamentc influen

i (.in el proceso cientffico incluso aquf. Elio es particularmente■ n ilo en las ciencias sociales en las que el objeto del conoci- niti'iik) genera nuevas anomalfas de manera autonoma — ano-iii.i I ins que la heurfstica positiva debe absorber. Las fuerzas ex- 1, mas pueden tomarse como oportunidades para el crecimiento i n umal del conocimiento, pero pueden tambien ser fuente de n i .u ionalidad. Asf, los programas de investigacion degeneran■ im ndo se afslan del mundo que estudian o cuando el mundo iinaiica al proceso de investigacion de su nucleo duro. El mar- si'.nio es particularmente sensible a la historia externa. A llf don- ilc Imsca cambiar el mundo, tanto mas probablemente resultara , i sensible a las anomalfas que allf donde es una ideologfa domi-

ii.mle y mas vulnerable por tanto a la tentacion de reprimirlas.I ;,s obvio que la metodologfa de los programas de investiga-

■ mu tiene sus propios problemas distintivos que al tiempo dan■ in rgfa a su desarrollo. ^Es posible identificar un unico nucleo■ n un programa de investigacion o hay, por el contrario, una fa- niilia de nucleos? ^Como cambia el nucleo con el tiempo? ^Cuali s la relacion entre la heurfstica positiva y la heurfstica negativa? ,« oiiio de facil resulta distinguir entre programas de investiga-■ ion progresivos y programas de investigacion degenerativos? , i v>mo sabemos que un programa aparentemente degenerativo iki recobrara su viejo dinamismo? ^Como evalua uno la impor- i.uicia relativa de las ramas progresivas y degenerativas de un mu ,mo programa? ^Es posible estipular las condiciones bajo las ' n.iles es racional abandonar un programa de investigacion eni.ivor de otro? A pesar de tales problemas, espero haber hecho mi ;ilegato en favor de la superioridad de la metodologfa de los programas de investigacion sobre la metodologfa de la induction11 uno modo de hacer avanzar la ciencia social.