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P Revista mensual de publicación en Internet Número 83º - Abril, mayo y junio 2.007 Secciones: Portada Archivo Editorial Quiénes somos Entrevistas Artículos Crítica discos Conciertos Web del mes Buscar Carlos Kleiber, genio y excéntrico de la batuta Por Pablo Ransanz Martínez , desde Madrid. Ha muerto el más importante de los directores de orquesta contemporáneos. Las actuaciones tan esporádicas de Kleiber se explican porque el director buscaba en el arte lo que nadie encuentra: lo absoluto(Ioan Holender, Director de la Staatsoper de Viena. Julio de 2004) A Carmen García Aguirre, con afecto profundo. Los inicios de un caballero del podio ocos directores musicales del siglo XX han suscitado simultáneamente tanta controversia y pasión incontenible como el germano-argentino Carlos Kleiber (Berlín, Alemania, 03/07/1930-Eslovenia, 13/07/2004). Hijo del célebre director austriaco Erich Kleiber (Viena, 1890-1956) y de la estadounidense −de origen esloveno− Ruth Goodrich, el pequeño Carlos demostró desde muy temprana edad unas aptitudes innatas para la música.

Carlos Kleiber, Genio y Excéntrico de La Batuta

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Carlos Kleiber

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Revista mensual depublicación en Internet

Número 83º - Abril,mayo y junio 2.007

Secciones: Portada

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Editorial

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Crítica discos

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Carlos Kleiber, genio y excéntrico de labatuta

Por Pablo Ransanz Martínez, desde Madrid.

“Ha muerto el más importante de los directores de orquestacontemporáneos. Las actuaciones tan esporádicas de Kleiber seexplican porque el director buscaba en el arte lo que nadieencuentra: lo absoluto”

(Ioan Holender, Director de la Staatsoper de Viena. Julio de 2004) A Carmen García Aguirre, con afecto profundo.

Los inicios de un caballero del podio

ocos directores musicales del siglo XX han suscitadosimultáneamente tanta controversia y pasión inconteniblecomo el germano-argentino Carlos Kleiber (Berlín,Alemania, 03/07/1930-Eslovenia, 13/07/2004). Hijo delcélebre director austriaco Erich Kleiber (Viena, 1890-1956)

y de la estadounidense −de origen esloveno− Ruth Goodrich, elpequeño Carlos demostró desde muy temprana edad unas aptitudesinnatas para la música.

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Tras la etapa dorada de Erich al frente de la Deutsche Staatsoper deBerlín (1923-1934), las interferencias políticas y tensiones entre eldirector vienés y el régimen del III Reich de Adolf Hitler (como ladecisión de Paul Josef Goebbels y del Ministerio de Cultura nazi deaplazar −sine die−el estreno de Lulú), se saldaron con la dimisión deErich Kleiber como responsable de la agrupación musical berlinesay con su inmediato exilio a Buenos Aires (Argentina), país que elmúsico ya había visitado anteriormente en varias de sus girasmusicales por el continente americano.

Carlos –nacionalizado argentino desde su llegada al país que vionacer el tango− comenzó sus estudios musicales en Buenos Aires,aunque su padre se opuso frontalmente desde el principio a que eljoven se dedicase profesionalmente a la música −en general− y a ladirección orquestal −en particular−. Sus extraordinarias dotesmusicales, su pasión irrefrenable por la música, su obstinación y sutalento hicieron posible su debut como director en el Teatro de LaPlata de la capital argentina en el año 1952, con tan sólo veintidósaños de edad. El joven músico iniciaba así una prometedora carrera.

Una vocación, un artista

Cuando regresó a Europa a mediados de la década de los cincuentade la pasada centuria, nuestro protagonista comenzó a realizarestudios de Química en la Universidad de Zurich por imposición desu padre. En otro de sus legendarios y numerosos enfrentamientospaterno-filiales, Carlos Kleiber hizo prevalecer su voluntad dededicarse a la dirección musical. Comenzaba así una prolíficarelación profesional con las más prestigiosas agrupacionescentroeuropeas.

Sin embargo, el gran director mantuvo muy pocas relacionescontractuales estables con las orquestas en las que plasmó su genioartístico y musical. Tan sólo firmó contratos fijos con las orquestasde Potsdam, Düsseldorf, Zurich y Stuttgart. Esta aversión poradquirir compromisos formales, así como su pasmosa facilidad paracancelar de manera fulminante conciertos pactados con antelación –ante la decepción del público de muchas de las principales“catedrales musicales” de Europa−, lo convirtieron en un personajeconflictivo durante toda su trayectoria artística. Si a ello se le sumael hecho de que realizaba como máximo una decena de aparicionespúblicas al año, nuestros lectores de Filomúsica ya se habránpercatado de que las posturas en torno al quehacer musical de CarlosKleiber se encontraban altamente polarizadas.

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Una personalidad compleja

Hombre muy riguroso y tremendamente autoexigente, imponía a losque trabajaban con él enormes dosis de perfeccionismo. Quizá sólodos grandes directores aparte de Kleiber –Herbert von Karajan ySergiu Celibidache, salvando las enormes diferencias técnico-estilísticas entre ambos– pueden comparársele en estos aspectos quese han citado. Todas sus apariciones públicas constituían unverdadero acontecimiento. Carlos confeccionó un repertorio muyselecto –y exiguo− de partituras con las que trabajaría durante lostreinta últimos años de su vida: algunas sinfonías de Ludwig vanBeethoven y de Wolfgang Amadeus Mozart, el repertorio de ladinastía Strauss, y un selecto número de óperas: La Bohéme, Otello,Carmen, Tristán e Isolda, Der Freischütz, Elektra, El caballero dela rosa y Wozzeck – esta última, estrenada por su padre Erich en laStaatsoper de Berlín en 1925, bajo la supervisión del propio AlbanBerg .

Parafraseando a Fernando Peregrín Gutiérrez, la arrolladorapersonalidad y la filosofía musical de Carlos Kleiber podríandefinirse muy bien como sigue:

“Fue verdaderamente única su capacidad de conjugar la objetividadcon la sensibilidad, con la intuición musical. Aunque tal vez fueramás exacto precisar que fue un artista cuya hipersensibilidad,desbordada emotividad y refinada intuición musical estaban siempremoduladas por la búsqueda racional y objetiva de la verdad,entendida ésta en el sentido de hacer justicia a la realidad de lamúsica que para él representaban siempre las partituras autógrafas−o las que tuvieran menos alteraciones espurias− de los

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compositores (de aquí la sensación que queda siempre −al menos,ese ha sido mi caso− tras escuchar, ahora en grabación solamente,una interpretación de Carlos Kleiber: que ese vals, esa sinfonía, esaópera son ‘verdaderamente así’, como él las entendía y ejecutaba, yno de otra manera).”

El legendario debut discográfico: El Cazador furtivo

En 1973, un Carlos de 43 años se estrenaba discográficamente con laópera Der Freischütz (1821) de Carl Maria von Weber, unagrabación que fue aclamada en su día por crítica y público.

Kleiber tan sólo interpretó esta ópera completa en ocho ocasiones enStuttgart entre los años 1967 y 1968. Curiosamente, no dirigió nuncaDer Freischütz en Munich, aunque la orquesta de la ópera estatalbávara pudo tocar la obertura de esta ópera bajo su dirección almenos en cinco ocasiones: una en un concierto celebrado en el teatroen 1983, y otras cuatro más durante un gira con la orquesta porJapón en 1986. Por desgracia, no se ha conservado registro algunode todas aquellas interpretaciones.

Weber definía en 1817 su propia concepción de la ópera alemanacomo “(…)una obra completa en sí misma, en la cual lascontribuciones parciales de las artes que contribuyen a crearla seunen, desaparecen y, al desaparecer, construyen de alguna formaalgo nuevo”. El compositor alemán estaba anticipando lo queposteriormente Richard Wagner denominaría comoGesamtkunstwerk o “síntesis de arte total”.

El propio Weber reconocía al crítico musical J.C. Lobe que existendos elementos fundamentales en Der Freischütz (El cazadorfurtivo): por una parte lo natural, representado en la vida del cazadorMax, y lo antinatural, que emana de los poderes demoníacospersonificados en Samiel. Así entendió la partitura nuestroprotagonista, dotando a la obra weberiana de una autenticidadextraordinaria. Los efectos tímbricos –característicos de Weber− conlos que la orquesta apoya directamente la acción dramática en Elcazador furtivo, han sido maravillosamente interpretados bajo labatuta de Carlos Kleiber. En el tema inicial –los bosques−, confiadoa las cuatro trompas al inicio de la obertura, le sigue otro quasidemoníaco –el de Samiel−, obtenido por Weber al fusionar en unacorde de séptima disminuida – en pianissimo− el oscuro trémolo deviolines y violas con las notas pedal mantenidas por los clarinetes ensu registro grave, aderezadas con golpes precisos de timbal. Unacombinación armónica arriesgada y audaz.

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El debut en Bayreuth

Cuando el director argentino asumió en 1974 la dirección de la óperawagneriana Tristán e Isolda en los Festivales de Bayreuth –suestreno personal dirigiendo esta obra había tenido lugar un año antes(1973) en la Ópera de Sttutgart−, pocos podían prever lo que aquelacontecimiento supondría para la vida musical alemana. CarlosKleiber había calado muy hondo entre muchos profesores durantelos ensayos con aquella “macroplantilla” de músicos –creada ad hocpara interpretar las composiciones operísticas de Richard Wagnerdurante los Festivales−.

El violinista español Ángel Jesús García narra una de sus mejoresexperiencias relacionadas con nuestro protagonista durante aquellasintensas y maravillosas jornadas estivales. Preguntado en unaentrevista realizada por Xavier Nicolás acerca de sus preferenciasen el podio durante los años en que trabajó en Bayreuth, nuestroviolinista respondió tranquilamente: “Sin duda alguna, CarlosKleiber”. Los motivos de su elección son un claro ejemplo de la granpsicología y de la extraordinaria pedagogía musical kleiberianas:

“Sí, indudablemente. Era un hombre que no decía a los músicoscómo tenían que tocar, ni que tocasen fuerte, o más piano... Elsiempre intentaba explicar lo que el veía en la música que íbamos atocar. Kleiber era un soñador con el cual uno, tocando música, podíasoñar. No hay que olvidar que los músicos tocamos muchas yrepetidas veces las mismas piezas, las mismas óperas, pudiendo caera veces en la rutina, y eso es malo para la música. Por ello, si losdirectores no tienen ese halo especial de buscar algo especial bajocada obra, en cada compositor, carecen de lo esencial. Y Kleiberlograba hacer de esa obra una cosa muy personal.”(1)

En su calificación a aquella interpretación de la gran ópera deWagner, don Ángel se muestra contundente en sus afirmaciones:

“El Tristán suyo de 1974 ha sido insuperable en esos 16 años queestuve en Bayreuth. Luego lo repitió hasta 1976. Precisamente hacepoco conseguí una grabación pirata de aquel Tristán del 74 donde yotocaba como primer concertino y del cual guardo un excelenterecuerdo.”

La filosofía musical del artista berlinés

Uno de los puntos en los que coinciden la gran mayoría de músicosque han trabajado con Carlos Kleiber está relacionado con susensayos –realizados siempre a puerta cerrada−. Hay quienes afirman

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que un solo ensayo con él valía toda una carrera en el conservatorio.

En las largas e intensas jornadas en las que Carlos analizaba congran detalle cada compás de cada obra, cada nota, cada silencio,nada se dejaba al azar. Kleiber era un “alquimista musical”, alguienque conocía perfectamente su profesión y que se zambullía en cadapartitura como si hubiese sido compuesta en aquel preciso instante,sin dejarse llevar por prejuicios interpretativos o corrientesestilísticas pretéritas.

De ahí que nuestro genial director argentino se transformase en elpodio en pura fantasía e improvisación, sumergiéndose y dejándosellevar por el flujo de los sonidos. Su máximo respeto por todos ycada uno de los instrumentistas de las orquestas a las que dirigía –otorgándoles gran libertad− le convertía en una persona afable en eltrato, en hombre dialogante y en músico dispuesto a escucharplanteamientos diferentes a los suyos. La imposición nunca fue sumodus operandi.

También se ha destacado por parte de la comunidad musical suextraordinaria gestualidad corporal, la elegancia en el movimientode sus largos brazos y su capacidad para “arrastrar” –literalmente– alos músicos con su mirada y a invitarles a asumir riesgosinterpretativos. Buena muestra de ello puede escucharse en suinterpretación de la obra de Weber Aufforderung zum Tanze(Invitación a la danza). Si nuestros lectores desean contemplar aldirector berlinés en plena efervescencia musical, podrán darsecuenta de que Kleiber danzaba sobre el podio. Carlos era capaz dedirigir tan sólo con la mano izquierda, apoyando el codo derecho enla barra metálica trasera, extrayendo así sonidos inmortales aagrupaciones como la Orquesta Filarmónica de Viena.

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Kleiber, al contrario que muchos compositores e intérpretes, era muysensible a la reacción del público tras una de sus interpretaciones. Enel concierto que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria el 7 deenero de 1999, tras percibir que la audiencia no había recibido congran entusiasmo la primera parte del concierto, se limitó a comentar:“Parece que no les ha gustado mucho. ¡Cuánto lo siento!”. Lasegunda parte fue bien distinta. Una vez finalizada, las ovacionesfueron clamorosas y persistentes (cf.: Fernando Peregrín, op. cit.)

Kleiber y los Conciertos de Año Nuevo

Del legado musical del gran director argentino cabe destacar sus dosapariciones al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena paradirigir el tradicional Concierto de Año Nuevo en 1989 y en 1992.Fueron, sin duda, momentos estelares en los que la agrupaciónvienesa se entregó por completo al director interpretando elrepertorio de la dinastía Strauss.

Carlos –al igual que su padre Erich– poseía una concepción bastantepeculiar del tempo. Su capacidad para realizar accelerandiorquestales era prodigiosa. Las transiciones de un tempo a otroestaban perfectamente estudiadas, y no eran producto de simples“arrebatos” originados en su subconsciente. La tensión tímbrica ysonora generada en un momento determinado de una obra, hacíandeseable una transición a tempi diferentes –más “veloces”, si sequiere– para reencontrar el equilibrio y eliminar las tensiones –producto de las alternancias dinámicas, en muchos casos −.

Los lectores que deseen escuchar estos conciertos podrán apreciartodos estos detalles que subyacen a cada lectura straussiana quehace Kleiber. Baste destacar en estas páginas el inicio del granevento musical de 1989, en el que nuestro protagonista realizó unalectura prodigiosa del vals de Johann Strauss (hijo) Accelerationen(Aceleraciones) Op. 234.

El primero de enero de 1992 –año del 150 Aniversario de laFilarmónica de Viena−, Carlos obsequió a todos los espectadorescon una arriesgada y poco convencional interpretación delmaravilloso vals titulado Sphärenklänge (Música de las Esferas) Op. 235 de Josef Strauss.

Precisamente en Viena, la ciudad natal de su padre, el director –conla nacionalidad austríaca por decisión propia−, cosechó algunos desus mayores triunfos. El más destacado tuvo lugar en 1994, cuandodirigió en una velada inolvidable la ópera Der Rosenkavalier (Elcaballero de la rosa) de Richard Strauss, con un magnífico elenco

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vocal.

Anécdotas en el foso de Bayreuth

Una de las anécdotas más deliciosas que se conocen del directorberlinés ha sido narrada por el gran crítico musical wagneriano –tristemente desaparecido− Ángel-Fernando Mayo Antoñanzas.Carlos Kleiber –al igual que Wilhelm Furtwängler− no hizo jamásel saludo hitleriano. En una ocasión, realizó una apuesta con el tenorMax Lorenz: lo haría al dirigir Sigfrido ante la plana mayor delNSDP (National-Sozialistische Deutsche Partei), pero sin que nadiese diera cuenta. Riendo, el tenor sostuvo que aquello era imposible.

Llegados al comienzo de la escena entre Sigfrido y el Viajero –oViandante−, cuando el pajarillo huye al divisar a los cuervos deWotan, Lorenz tuvo un presentimiento y miró hacia el foso altiempo que cantaba: “Wohin mein Führer mich wies” (“Adonde meindicó mi guía”). Allí estaba Kleiber, devolviéndole socarronamentela mirada mientras mantenía algunos segundos el brazo derechoextendido en posición inequívoca.(2)

La desaparición de un músico genial

Cuando se hizo público el fallecimiento de Carlos Kleiber el 19 dejulio de 2004 mediante una nota de prensa, el mundo musical alcompleto se afanó por elogiar la figura musical del directorargentino. Quizá algunos ya presagiaban este triste final, digno decualquier drama amoroso wagneriano. Su mujer había muertorecientemente en su tierra natal, en Eslovenia. Carlos nunca pudosuperar el enorme vacío que había supuesto aquella pérdida en suvida. Sus restos fueron inhumados en Konjsica, Eslovenia.Riccardo Muti, nada más conocer la trágica noticia, dijo: “Sumuerte es una enorme pérdida para la música, y para mí enlo personal”.

Carlos Kleiber nos dejó en el más absoluto “anonimato”, con laenorme discreción –propia de su carácter enigmático– que le habíacaracterizado en vida. Consagró su vida a la música, y quiso dejar unrecuerdo imperecedero en todos aquellos que le conocieron yvaloraron su arte sobre el podio. Acercarse a su universo sonoro esconocer y disfrutar un rico legado por el que merece la penaarriesgarse.

(1) La entrevista completa puede leerse en la página web de Archivo Wagner:http://archivowagner.info/

(2) Para más información al respecto, consultar la página web de Diverdi:

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www.diverdi.com.

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Bibliografía:

· Peregrín Gutiérrez, Fernando. Héroes y genios de ladenostada cultura occidental. Artículo publicado enwww.mundoclasico.com

· Diario ABC. Hemeroteca. Notas de prensa publicadas porÓscar Bellot el 20 de Julio de 2004.

· Banús Irusta, Rafael. Carlos Kleiber, el último caballero.Diverdi: www.diverdi.com

· Hernando, Bernardino M. Profesor Titular de Periodismo Universidad Complutense de Madrid. Traducción y periodismo o eldoble y misterioso escepticismo.

Discografía recomendada:

A continuación, se ofrece a nuestros lectores una nutrida lista decompositores que fueron estudiados por Carlos Kleiber, con elcorrespondiente enlace URL donde podrán encontrar abundantediscografía al respecto: http://www.thrsw.com/ckdisc/

Beethoven , Ludwig van ( 1770 - 1827 ) Coriolan - Overture to von Collins'play,op.62 Symphony No.4 in B-flat major,op.60 Symphony No.5 in Cminor,op.67 Symphony No.6 in F major,op.68 "Pastoral" Symphony No.7 in Amajor,op.92

Berg , Alban ( 1885 - 1935 ) Wozzeck - Three Fragments

Bizet , Georges ( 1838 - 1875 ) Carmen - complete

Borodin , Alexander ( 1833 - 1887 ) Symphony No.2 in B minor,op.5

Brahms , Johannes ( 1833 - 1897 ) Symphony No.2 in D major,op.73 SymphonyNo.4 in E minor,op.98

Butterworth , George ( 1885 - 1916 ) English Idylls No.1

Dvorak , Anton ( 1841 - 1904 ) Piano Concerto in G minor,Op.33,B.63 Haydn ,Franz Josef ( 1732 - 1809 ) Symphony No.94 in G major "Suprise"

Mahler , Gustav ( 1860 - 1911 ) Das Lied von der Erde

Mozart , Wolfgang Amadé ( 1756 - 1791 ) Symphony No.33 in B-flat

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major,K.319 Symphony No.36 in C major,K.425 "Linz"

Nicolai , Otto ( 1810 - 1849 ) Die lustigen Weiber von Windsor - overture

Offenbach , Jacques ( 1819 - 1880 ) Die Verlobung bei der Laterne - completeDie kleine Zauberflöte - complete

Puccini , Giacomo ( 1858 - 1924 ) Puccini : La Bohéme - complete

Schubert , Franz ( 1797 - 1828 ) Symphony No.3 in D major,D.200 SymphonyNo.8 in B minor,D.759 "Unfinished"

Strauss , Johann ( 1804 - 1849 ) Radetzky Marsch , op.228 Pizzicato-Polka

Strauss , Johann, Jr. ( 1825 - 1899 ) "Ritter Pazman" : Csardas Accelerationen ,op.234 - Walzer An der schönen,blauen Donau , op.314 - Walzer Bauern-Polka, op.276 Bei uns z'Haus , op.361 - Walzer Der Zigeunerbaron - overture DieFledermaus - complete Die Fledermaus - overture Eljen a Magyar , op.332 -Ungarische Polka schnell Frühlingsstimmen , op.410 - Walzer Im Krapfenwald!, op.336 - Polka francaise Künstlerleben , op.316 - Walzer Neue Pizzicato-Polka, op.449 Persischer Marsch , op.289 Stadt und Land , op.322 - Polka mazurTausend und eine Nacht , op.346 - Walzer Tritsch-Tratsch-Polka , op.214 UnterDonner und Blitz , op.324 - Polka schnell Vergnügungszug , op.281 - Polkaschnell

Strauss , Josef ( 1827 - 1870 ) Die Libelle , op.204 - Polka mazurDorfschwalben aus Österreich - walzer,op.164 Feuerfest! , op.269 - Polkafrancaise Jockey-Polka , op.278 Moulinet , op.57 - Polka Plappermäulchen ,op.245 - Polka schnell Sphärenklänge , op.235 - Walzer

Strauss , Richard ( 1864 - 1949 ) Der Rosenkavalier - Scenes from Act.II & IIIDer Rosenkavalier - complete Ein Heldenleben , op.40 Elektra - completeTelemann , Georg Philipp ( 1681- 1767 ) Musique de Table (Tafelmusik-Suite)Verdi , Giuseppe ( 1813 - 1901 ) La Traviata - complete Otello - completeWagner , Richard ( 1813 - 1883 ) Tristan und Isolde - Isolde's Liebestod Tristanund Isolde - Prelude Tristan und Isolde - complete Weber , Carl Maria von (1786 - 1826 )

Enlaces web de interés:

Archivo Wagner. http://archivowagner.info/2405.htmlLudwig van Beethoven. Sinfonía nº 7 en La mayor, Op. 92.Carlos Kleiber y Real Orquesta del Concertgebouw deAmsterdam. http://www.youtube.com/watch?v=VLkZvsp62iU

· Diario EL MUNDO. Sección de Cultura. Junio de 2000:http://www.elmundo.es/2000/10/06/cultura/6N0156.html

· http://www.lanacion.com.ar/Archivo/Nota.asp?nota_id=619960

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