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XIII Congreso de Estudios Vascos Ciencia, tecnología y cambio social en Euskal Herria = Zientzia, teknologia eta gizarte aldaketa Euskal Herrian (13. 1995 Zamudlo) ISBN. 84-89516-07-3 Donostia Eusko Ikaskuntza, 1996 p. 263-272 CEMENTO VERNACULO * EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA Andoni Alonso Puelles, Becario Post Doctoral UPV-EHU; lñaki Arzoz Karasusan, Artista; Nicanor Ursua Lezaun, UPV-EHU «Cemento hermano oscuro, /tu pasta los reune./ tu arena derramada aprieta, enrolla, sube/venciendo piso a piso. » «Oda al edificio», en «Odas elementales, (1954). Pablo Neruda La arquitectura vernácula vasca se ha transformado negativamente, en su aspecto estético, por la introducción de nuevos materiales industriales como el cemento. Sin embargo, como demuestra nuestro estudio de la Fábrica de Cementos Portland «El Cangrejo» de Olazagutia en Navarra y de las construcciones vernáculas levantadas con su cemento, fue y es posible un «cemento vernáculo», respetuoso con la tradición y abierto a las formas modernas. Es urgente una reflexión sobre su aplicación y reglamenta- ción, para conservar nuestro patrimonio y construir una arquitectura estéticamente habitable en las áreas rurales. Euskal arkitektura jatorrean sartu diren industri material berrien erabilpenak, zimentua esaterako, aldaketa ezezkorrak ekarri ditu, estetikaren aldetik. Halaz ere, egin dugun Nafarroako Olazagutiako «EI Cangrejo» Portland zimentu Iantegiaren azterketak eta holako zimentua erabiliz eraiki diren beste jatorrizko eraikuntzek erakusten duten bezala, tradizioa errespetatzen duen eta une berean forma berriei irekitako «jatorrizko» zimentua posible izan zen eta da. Horregatik, gure jatorrizko ondasun hau zaintzeko eta nekazari alorrean estekikoki bizitzeko egokia izango den arkitektura erdiesteko, premiazkoa da ikerketa bat egitea bai erabilpenari buruz baita arautegiari buruz ere. Vernacular basque architecture has been negatively transformed, in its aesthetic aspect, by the introduction of new industrial materials, such as concrete. However, like our study about Portland «El Cangrejo» Concrete Factory in Olazagutia (Navarra) and about vernacular constructions builded with its concrete, shows that it has always been possible to use a «vernacular concrete» which either respects our tradition or is open to modern shapes. A reflection about its aplication and regulation is urgent for preserving our heritage and for building a aestheticly habitable architecture in rural areas PRESENTAClON A lo largo de estos últimos cinco años el grupo inter- rrollando una intensa labor investigadora sobre la transfor- disciplinar de «Textos de Estética Crítica» ha venido desa- mación social y cultural de este fin de siglo. Entre otras * El presente artículo forma parte de una investigación de Tex- un estudio paralelo sobre el impacto del cemento en la escultura vasca, de tos de Estética Crítica sobre la introducción de los materiales indus- próxima publicación en una separata de nuestra revista. Las fotografías que triales en la arquitectura vernácula. Así mismo, nuestros colabora- ilustran nuestro artículo forman parte de un reportaje de ALBERTO ARZOZ dores Aurora Suárez y Felipe Uribarri han llevado a cabo sobre el mismo tema. 263

CEMENTO VERNACULO * EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ... · CEMENTO VERNACULO EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA habitabilidad’ en los bloques de pisos,

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XIII Congreso de Estudios Vascos Ciencia, tecnología y cambio social en Euskal Herria = Zientzia, teknologia eta gizarte aldaketa Euskal Herrian (13. 1995 Zamudlo)

ISBN. 84-89516-07-3 Donostia Eusko Ikaskuntza, 1996 p. 263-272

CEMENTO VERNACULO *EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LAARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA

Andoni Alonso Puelles, Becario Post Doctoral UPV-EHU; lñaki Arzoz Karasusan, Artista;Nicanor Ursua Lezaun, UPV-EHU

«Cemento hermano oscuro, /tu pasta los reune./ tu arena derramadaaprieta, enrolla, sube/venciendo piso a piso. »«Oda al edificio», en «Odas elementales, (1954). Pablo Neruda

La arquitectura vernácula vasca se ha transformado negativamente, en su aspecto estético, por la introducción de nuevosmateriales industriales como el cemento. Sin embargo, como demuestra nuestro estudio de la Fábrica de Cementos Portland «ElCangrejo» de Olazagutia en Navarra y de las construcciones vernáculas levantadas con su cemento, fue y es posible un «cementovernáculo», respetuoso con la tradición y abierto a las formas modernas. Es urgente una reflexión sobre su aplicación y reglamenta-ción, para conservar nuestro patrimonio y construir una arquitectura estéticamente habitable en las áreas rurales.

Euskal arkitektura jatorrean sartu diren industri material berrien erabilpenak, zimentua esaterako, aldaketa ezezkorrak ekarriditu, estetikaren aldetik. Halaz ere, egin dugun Nafarroako Olazagutiako «EI Cangrejo» Portland zimentu Iantegiaren azterketak etaholako zimentua erabiliz eraiki diren beste jatorrizko eraikuntzek erakusten duten bezala, tradizioa errespetatzen duen eta uneberean forma berriei irekitako «jatorrizko» zimentua posible izan zen eta da. Horregatik, gure jatorrizko ondasun hau zaintzeko etanekazari alorrean estekikoki bizitzeko egokia izango den arkitektura erdiesteko, premiazkoa da ikerketa bat egitea bai erabilpenariburuz baita arautegiari buruz ere.

Vernacular basque architecture has been negatively transformed, in its aesthetic aspect, by the introduction of new industrialmaterials, such as concrete. However, like our study about Portland «El Cangrejo» Concrete Factory in Olazagutia (Navarra) andabout vernacular constructions builded with its concrete, shows that it has always been possible to use a «vernacular concrete»which either respects our tradition or is open to modern shapes. A reflection about its aplication and regulation is urgent forpreserving our heritage and for building a aestheticly habitable architecture in rural areas

PRESENTAClON

A lo largo de estos últimos cinco años el grupo inter- rrollando una intensa labor investigadora sobre la transfor-disciplinar de «Textos de Estética Crítica» ha venido desa- mación social y cultural de este fin de siglo. Entre otras

* El presente artículo forma parte de una investigación de Tex- un estudio paralelo sobre el impacto del cemento en la escultura vasca, detos de Estética Crítica sobre la introducción de los materiales indus- próxima publicación en una separata de nuestra revista. Las fotografías quetriales en la arquitectura vernácula. Así mismo, nuestros colabora- ilustran nuestro artículo forman parte de un reportaje de ALBERTO ARZOZdores Aurora Suárez y Felipe Uribarri han llevado a cabo sobre el mismo tema.

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ANDONI ALONSO PUELLES, IÑAKI ARZOZ KARASUSAN, NICANOR URSUA LEZAUN

áreas de estudio 1 se ha centrado especialmente en el aná-Iisis del cambio de la arquitectura vernácula, provocado porlas nuevas técnicas y materiales de la arquitectura moder-na 2

. Inspirados por el trabajo del pintor e investigador vas-co Xabier Morras, hemos intentado abrir una perspectivacrítica que revelara las claves estéticas de este importantepero ignorado fenómeno. La conclusión más significativa esque estamos asistiendo al crepúsculo de una forma de vida—la del hombre rural-, y que con ella desaparece definitiva-mente una inmemorial tradición arquitectónica. La arquitec-tura vernácula vasca ha sufrido este proceso con aceleradavirulencia en las últimas décadas, aunque el comienzo ha-bría que situarlo ya a comienzos de siglo. En este aspecto,tiene una crucial relevancia la introducción del cemento co-mo nuevo material polivalente. Fue precisamente en el ám-bito vasco, dentro del contexto estatal, donde se inicio laproducción de este material revolucionario 3 que cambiaríaprimero nuestra arquitectura urbana y más tarde la vernácu-Ia, La Fabrica de Cementos Portland «El Cangrejo» de Ola-zagutía, fundada en 1903 y puesta en marcha en 1905, fueuna de las primeras del estado y que, conocida por la cali-dad de sus productos, influyó poderosamente a la implanta-ción de la arquitectura moderna en el país. En el caso deNavarra, tuvo una influencia determinante también en la ex-tensión de un nuevo concepto del habitat rural que abarcadesde la restauración de los antiguos caseríos vernáculoshasta la reciente moda de las viviendas neovernáculas. Deesta manera, nuestro propósito en esta ponencia es anali-zar el papel que el cemento «El Cangrejo» representó ytodavía representa en el cambio de la arquitectura vernácu-Ia de Navarra. Su valoración nos permitirá al mismo tiempoteorizar con mayor rigor sobre el fenómeno general en elque se encuadra, sin evitar, como ya es costumbre ennuestro trabajo, ni las conclusiones críticas ni las propues-tas alternativas. En un congreso como es este, dedicado alcambio social provocado en Euskal-Herria por la ciencia yla tecnología, no podía faltar una aportación sobre los efec-tos que los cambios estéticos producidos por las nuevastécnicas y materiales en nuestros caseríos —hasta hace po-co el centro y la base de nuestra cultura— han tenido ennuestro nuevo modo de morar y de vivir.

1. EL CEMENTO Y LA ARQUITECTURA VERNACULA

Es evidente que la fabricación industrial de ciertos ma-teriales constructivos —hierro, vidrio, y cemento- ayudó engran medida a la implantación de la arquitectura moderna.No podríamos afirmar, como habitualmente se cree, quefuera esta la causa de su éxito, sino al contrario, una conse-cuencia inevitable del triunfo de la corriente racionalista enla arquitectura occidental. En el caso que nos ocupa, essabido que el cemento, en realidad un tipo especial delmortero tradicional, era conocido en sus versiones rudimen-

1. Especialmente temas sobre el cambio cultural provocado por lasnuevas tecnologías informáticas, como el desarrollado en el monográfico«La amenaza virtual», T.E.C. Pamplona, 1992.

2. A este tema específico hemos dedicado el monográfi co. Otras Ar-quitecturas Modernas I»,T.E.C. Pamplona, 1993, y entre otros articulos el deIñaki Arzoz «Nuevos modelos en el crepúsculo de la arquitectura vernácu-la», ed. Euko Ikaskuntza, secc. Artes Plásticas, Donostia, 1995.

3. Al parecer la cuna de la industria del cemento portland fue Gipuz-koa, como aparece reflejado en la obra de Juan de Angulo «Noticias sobrematerias propias, encontradas en Gipuzcoa el año 1883 para fabricar mor-teros hidráulicos» y que sirvió para construir diversas fortificaciones milita-res de la época.

tarias desde antiguo, y sin embargo no se utilizó de maneramasiva hasta el advenimiento de la arquitectura moderna.No es el cemento actual, en sentido estricto, un materialindustrial, más bien es la versión industrializada de un ma-terial vernáculo. Lo que esta obvia reflexión establece resul-ta decisivo para nuestra argumentación, esto es, que el ce-mento es ‘en esencia’, por su origen, un material vernáculoque ha sido elegido, por sus carácteristicas, como el ele-mento básico de la arquitectura moderna.

La arquitectura moderna necesitaba un material-feti-che que hiciera posible sus sueños y encontró en el humil-de mortero su candidato ideal. Supo ver en su característi-ca principal, lo que podríamos llamar como su «plasticidadaglutinante», la ductilidad inmensa que diera forma inme-diata y barata a sus especulaciones espaciales. Sólo nece-sitaba encontrar un tipo especial de argamasa que, duranteel proceso químico del fraguado, adquiriera la suficientedureza y rigidez como para conservar lo que su ductilidadhabía hecho posible. Primero fueron los cementos puzoláni-cos, luego los cementos portland, y a partir de ahí comenzóla verdadera historia de la arquitectura moderna. Así, lasgigantescas fábricas y silos de grano que se construyeronen Europa y América en torno al fin del XIX y comienzos delXX, con cemento por motivos puramente funcionales y eco-nómicos, fueron vistas por los pioneros de la modernidadarquitectónica Mendelssohn y Le Corbusier como las nuevascatedrales del futuro. Descubrieron en el cemento esa«plasticidad aglutinante», a ese «hermano oscuro», en felizmetáfora de Neruda, que reúne, aprieta, enrolla y sube, ca-paz de integrar cualquier material y de levantar al fin la torrede Babel.

A partir del descubrimiento e instauración del cementocomo el material básico de la arquitectura moderna, la ar-quitectura urbana se transforma radicalmente. Pierde la be-lleza de los materiales nobles y la diversidad de los estiloslocales, ganando en funcionalidad y uniformidad. Pero has-ta cierto punto este cambio tiene su sentido; la arquitecturamoderna es un invento que, aun inspirado en parte en laracionalidad vernácula (que no racionalismo), ha surgido enel laboratorio intelectual de la civilización urbana. A finalesdel siglo XIX ya no existen ‘ciudades vernáculas’, pues aun-que materiales como la piedra, la madera, el ladrillo o elmortero lo son en principio, han sido no sólo traídos de lejossino muy elaborados. Las nuevas necesidades económicasy sociales de las grandes urbes demandan materiales sóli-dos, baratos y rápidos con los que hacer frente a la cons-trucción masiva de viviendas y fabricas. Y en esta situación,en la que confluyen el capitalismo emergente con lasuperpoblación urbana, el cemento es la solución indiscuti-ble. El hormigón y el cemento armado liberan a la arquitec-tura del juego perpendicular de líneas y potencian aún mássus cualidades, dando lugar al rascacielos, el modelo urba-no y moderno por excelencia. Sólo unas décadas más tar-de, con el brutalismo, el cemento sale del interior del edifi-cio e invadiendo muros y estructuras se convierte en elprotagonista. Pero en todo este proceso, desde su descu-brimiento funcional hasta la mística del cemento desnudode los últimos tiempos, han primado siempre los valorespuramente constructivos sobre los estéticos. Para la mayo-ría de arquitectos modernos no existen en el cemento valo-res plásticos tan fundamentales como el color o la textura,ni un estudio detenido de los efectos del contraste con otrosmateriales o de la combinación de formas y espacios. Y porsupuesto, casi con toda seguridad, este desequilibrio indi-ca una grave carencia de algo tan importante como es ‘la

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CEMENTO VERNACULO EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA

habitabilidad’ en los bloques de pisos, o de coherencia es-tética en los edificios públicos.

Si la introducción del cemento en la arquitectura urba-na era tan inevitable como mejorable, en la arquitectura ru-ral la situación era sensiblemente diferente. El crepúsculode la arquitectura vernácula, paralelo al fin de la forma devida comunitaria y campesina, no tuvo porqué significar elaniquilamiento de muchos de sus valores. Incluso con lairrupción del cemento como mortero industrializado, comodemostraremos más adelante, no fue inevitable el panora-ma que este ha creado: casas vernáculas drásticamenterestauradas con cemento junto a nuevas viviendas ruralesde tipo urbano o neovernáculo. Utilizado todo este cementoevidentemente en su antiestética versión moderna, sin unestudio de sus valores plásticos, ni si quiera en un contexto

como el vernáculo, donde justamente prima una valoraciónorgánica e intuitiva de la estética de los materiales.

Para comprender mejor la diferencia de tratamiento yresultados entre la utilización vernácula y moderna del ce-mento basta con apreciar la belleza de la arquitectura debarro, el antecedente directo de la del cemento. Como elcemento, el barro es un material de una gran plasticidad —aunque no tan duro ya que no fragua sino que se seca— ypuede ser también utilizado como bloque en forma de ado-be o en encofrado como tapial (el equivalente al cementoarmado sería el empleo de paja o palos en su interior). Granparte de la arquitectura histórica y vernácula del mundoesta construida con este material que alcanza en la arqui-tectura árabe de Asia y norte de Africa su máximo esplen-dor. Pero a diferencia de la arquitectura de cemento, la de

Detalle de viviendas de Fernández Arenas 4 en Pamplona de Victor (1930) Alberto Arzoz

barro conserva el color de la tierra y la textura suave de sumoldeado artesanal, lo que la integra en la naturaleza y a lavez la hace cálida y habitable. En el área europea e inclusoen la vasca también se ha utilizado el barro con excelentesresultados, en combinación con otros materiales como lapiedra, la madera o el ladrillo. Sin embargo, estando tancercanos —en el tiempo y en la geografía— a esta sensibili-dad vernácula del material-argamasa, en general, no he-mos sabido aplicar esta sabiduría estética al menos en laarquitectura rural. Para probar como esta alternativa de un

verdadero «cemento vernáculo» fue posible en Navarramostraremos el caso, singular en muchos aspectos, de lafábrica de Cementos «El Cangrejo» y de la arquitectura ver-nácula del valle de Sakana.

2. «CEMENTOS CANGREJO» Y LA ARQUITECTURAVERNACULA

La Fábrica de Cementos Portland Pamplona S.A. oCangrejo de Olazagutía es una de las cementeras pioneras

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4. La cuarta después de Tudela Veguín (1898), Asland Pobla (1904) yRezola (1900, pero reconvertida al cemento portland en 1905)

5. La connotación de esta marca es tan popular que hasta el conocidoescritor Francisco Umbral la recoge en una reciente columna política «Bo-rrell (...) que llevando una cosa tan árida como Obras Públicas, no se havuelto por dentro de cemento armado Portland El Cangrejo, sino que es laizquierda/2001, la modernidad sin pluma la europeidad sin auriculares»,Serie «Los placeres y los días.., El Mundo (27-7-95)

6. «Libro de Actas del Consejo», anotación necrológica con motivodel fallecimiento de Serapio HuiciI (11-12-53)

las obras públicas, a partir de la posguerra hasta la actuali-dad, le ha dado la razón con creces; el cemento no sólo seconvirtió en una rentable apuesta en aquel lejano año 1903sino que también ha revolucionado nuestra cultura materialy nuestros hábitos. Resulta sintomático del tiempo de cam-bios que vivió Serapio Huici su faceta de empresario cultoy mecenas, como conferenciante y escritor de temas ar-queológicos y artísticos7 y como fundador del prestigiosodiario madrileño «EI Sol» (1917) —controlado intelectual-mente por su gran amigo Ortega y Gasset— y de la editorialEspasa-Calpe (1925). Precisamente en esta editorial se pu-blicó en 1929 «La Casa Navarra», de su paisano y amigoLeoncio Urabayen, un interesante geógrafo de los paisajeshumanizados que amplió y fundamentó científicamente sudisciplina llevando a cabo una extensa investigación de la

en el estado4

. Desde comienzos de siglo ha venidosuministrando cemento de reconocida calidad y prestigiosobre todo en el área del norte —Navarra, Castilla la Vieja,Rioja, Huesca, etc— e incluso, llegando en su momento, aconseguir contratos con Estados Unidos y Alemania. Tantoes así que su primer producto, el célebre «cemento Can-grejo» (a pesar del reciente cambio del anagrama empre-sarial, todavía hoy identificado por el expresivo símbolo deun rojo cangrejo de río) es popularmente conocido comosinónimo de dureza y resistencia 5

. La gama de sus produc-tos, merced a una constante política de investigación y auna demanda del mercado cada vez más específica, se hadiversificado, obteniendo, ya desde su primera etapa, pro-ductos tan consolidados como el llamado «super-cementodiamante». A lo largo de su ya larga vida productiva «Ce-mentos Cangrejo» ha suministrado la materia prima de ar-quitecturas tan significativas como el edificio de los Escola-pios (1931 ) y de la central de la Caja Municipal enPamplona (1978) o de la Clínica de Elcano (1970) y, con sugama más ingenieril, de obras públicas tan importantes co-mo el pantano de Yesa ( 1959), el acueducto de Alloz(1944)—una de las primeras obras de cemento pretensado delestado del puente de Castejón (1968).

El progresivo y casi ininterrumpido crecimiento —ellapso de la guerra civil— de «Cementos Cangrejo» se debeen gran medida a la certera intuición empresarial de su fun-dador, Serapio Huici, justamente caracterizado en la anota-ción necrológica del libro de Actas «por su autoridad indis-cutida, por sus especiales condiciones de conductor deindustrias, con gran visión para orientarlas y tesón para sos-tenerlas»6. El empresario que participó en numerosas in-dustrias emergentes —electricidad, papel, editoriales,prensa, químicas, maquinaria agrícola, etc— no podía dejarde ver en el cemento su mayor empresa de futuro. La con-solidación del cemento como base de la construcción y de

Edificio de cemento Vernáculo (Yabar) / Alberto Arzoz

7. Entre las que se cuentan conferencias sobre arquitectura y artepronunciadas en la célebre «Residencia de Estudiantes», algunas de ellaspublicadas, como «La arquitectura cisterciense» (1922) o «La Iglesia de losTemplarios de Torres del Río» (1925), así como el libro premiado por laCámara Oficial del Libro, escrito en colaboración con Victoriano Juaristi «EISantuario de San Miguel de Aralar y su Retablo esmaltado».

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CEMENTO VERNACULO EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA

arquitectura vernácula de Navarra, sobre la que volveremosmás adelante 8

. En el prólogo, Serapio Huici glosa elogiosa-mente los méritos innovadores de la obra y se detiene endos aspectos fundamentales de nuestra argumentación;por una parte admira el potencial técnico y formal de losnuevos materiales sobre los vernáculos — «la estructura deuna edificación caldea, por ejemplo, en la que se rellena-ban los muros con grandes masas de tierra, tiene que sertotalmente distinta de un hangar o cobertizo para dirigibles,en los que, merced al cemento y al acero, pueden hacersecerchas de más de 200 metros de luz»- y por otra «selamenta de que las casas de ahora tienden a simular loselementos de otros tiempos (y de que) Todo el conjuntoacusa un ansia de economía, un deseo de ahorrar trabajoy materiales que viene a repercutir dolorosamente sobre elvalor estético de la casa, la cual queda empobrecida por lapretenciosa apariencia y por la falta de sinceridad de loselementos expresivos»9. En ambas citas —la última deUrabayen, pero suscrita literalmente como colofón por Hui-ci— se muestra singularmente la tensión estética y culturalque un mismo material —el cemento— provoca no sólo ennuestra arquitectura vernácula sino en la consideración deuno de sus más decididos promotores.

Para apreciar de una forma clara nuestra vindicacióndel ‘cemento vernáculo’, es decir, la utilización vernácula deun material industrial —pues lo vernáculo es más un modode hacer que unos materiales determinados—, hemos de re-construir la historia del cemento en la arquitectura navarra.Por ello, y antes de recalar en la arquitectura vernácula, esnecesario hablar del caso del arquitecto Victor Eusa (1894).Encuadrado por Oriol Bohigas en un cierto «expresionismofuncionalizado», marginal en las vanguardias nacionales, einfluido en su mejor época por Otto Wagner, Auguste Perrety Willen M. Dudok, fue uno de los primeros y mejores arqui-tectos del cemento armado. Esta técnica, introducida tem-pranamente en la vecina Vizcaya a través de los ingenierosRibera y Zafra, sirvió de hilo conductor a toda una etapa enla que explorará «la totalidad de las posibles Iógicas cons-tructivas de este (...) —privilegiando— aquellas característi-cas del hormigón armado tendentes a la continuidad y con-siguiente fusión, tanto física como conceptual»10. Suarquitectura, tan característica del Ensanche pamplonés, alque dio una forma original y un sello propio de gran arqui-tectura europea, nos dejó, entre otros, hitos tan significati-vos de su uso del cemento como la Iglesia y convento delos Paules (1928), el Colegio de los P.P. Escolapios (1928),

Construcción en la fábrica de cementos Portland «EI cangrejo» en Olazagutia

el Edificio de viviendas de Príncipe y Viana (1929) y el dela Calle Fernández Arenas (1929) o el Seminario Conciliarde San Miguel (1931). Sus edificios son fácilmente recono-

8. Entre la obra de este peculiar y olvidado geógrafo vasco destacapor su ambición teórica «La tierra Humanizada. La geografía de los paisajeshumanizados y la lucha del hombre por la conquista de la naturaleza», ed.Espasa-Calpe, Madrid, 1949. Por la visionaria y crítica visión de su discipli-na, en la que la técnica, como reformadora del mundo y el hombre, tieneun papel fundamental.

9. HUICI, Serapio. Prólogo de «La Casa Navarra» pp. 12-13.

cibles por la Iógica coherencia jerarquizada de la línea que-brada, la combinación cromática de hormigón armado des-nudo o blanqueado y el rojo ladrillo de estilo holandés, y losexpresivos chaflanes culminados por torres o Ateneas ins-piradas en la Secesión vienesa. Pero lo que más nos intere-sa destacar es su uso vernáculo del cemento, en línea conel respeto e interés que a los expresionistas europeos

10. IÑIGUEZ, Manuel .«Arquitectura como construcción, arquitecturacomo emoción» en «Victor Eusa, arquitecto» p. 17.

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Fábrica original de cementos Portland en Olazagutia

—holandeses, alemanes, etc— les merecen tanto los mate-riales tradicionales como su tratamiento sensible y orgáni-co. El hormigón de Eusa se identifica por conservar su colorgrisáceo-anaranjado, por hallarse levemente texturado con-servando las líneas del encofrado, y en que a menudo so-bresalen los pequeños cantos rodados de colores y tama-ños variados y formas irregulares. Este hormigón eusianopresenta de manera vigorosa y artística ese concepto de«plasticidad aglutinante» propio del cemento moderno sinperder el tratamiento sensible de los morteros vernáculos.Eusa nos demuestra de esta manera como el «CementoPortland Cangrejo», que nació con vocación puramentefuncional también sirvió para obtener excelentes resultadosestéticos, ya que continuaba, renovándola,—a diferencia deotros pioneros como Loos o Le Corbusier— con la tradiciónvernácula.

Una vez entrevisto el potencial estético del cemento enla arquitectura urbana de la capital conviene volver al esce-nario rural que nos interesa. Pues la Fábrica de Olazagutíatambién tuvo su impacto en el área del valle de Sakana.Con su propio cemento, la Fábrica (también construida encemento encofrado) fue construyendo en los alrededoresuna serie de edificios para sus empleados y directivos quetuvieron un carácter paradigmático de lo moderno, como lodemuestran las numerosas solicitudes, frecuentementeatendidas, de partidas de cemento para obras sociales opúblicas de los ayuntamientos próximos. Así, en torno a laFábrica fue surgiendo todo un complejo de edificios de ce-mento de estilo neovasco pero cuyos muros estaban revo-cados de blanco según los usos de esta moda, entre otrosse construyeron: una primera capilla (1913), casas paraobreros (1923), la capilla nueva (1930), el cuartel de laguardia civil de Olazagutía (1935), el chalet del subdirector(1937), más casas para obreros (1946), viviendas para losdirectivos (1947), más casas para empleados (1949), variasviviendas (1955), etc. Hay que destacar también la cons-trucción en Pamplona del edificio social de la firma (1945)por el arquitecto Eugenio Arraiza, donde el cemento está

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tratado de manera convencionalmente estructural y segúnlos gustos de la época recubierto de falsa sillería, y el Klin-ker Club (1962) o el nuevo edificio de oficinas en la propiaFábrica (1972), donde el cemento gris se despliega por pi-lares y muros de formas modulares prefabricadas, en sinto-nía con la recuperación brutalista del hormigón 11.

En este sentido, resulta curioso comprobar los vaive-nes estilísticos de la arquitectura de cemento. El mismo Eu-sa, otrora intérprete pionero del hormigón, tras su magníficaetapa republicana, cae, tras la guerra, en otros estilos —neoclásicos, neovernáculos, etc.—, que aunque son igual-mente sólidos y atractivos, han perdido su arriesgada sin-ceridad vanguardista en el uso del hormigón, que se vesustituida o arrinconada por la convencionalidad del ladrilloo la piedra. No obstante, no podemos saber si este cambiotan radical se debió a un natural agotamiento expresivo ofue inducido por la nueva estética dominante del franquis-mo, en nuestro país poco aficionada a vanguardismos ymás inclinada a un frío y pétreo neo-herrerianismo, del cualel Monumento a los Caídos de Pamplona, con participaciónde Eusa, es un ejemplo perfecto. Diego de Reina ya en su«Ensayo sobre las directrices arquitectónicas de un estiloimperial» advierte que «el cemento nunca será aparente,quedando relegado a su función de mezcla, estructura ymaterial de ligazón»12, y por si no quedara claro, contamoscon el testimonio literario del encendido escritor falangista

11. Estas dos últimas obras fueron realizadas por el arquitecto navarroFernando Redón, destacado cultivador de la arquitectura del cemento visto-como se puede apreciar en la ‘futurista’ Clínica de Elcano, su obra másimportante-, y cuyo abuelo materno es precisamente Serapio Huici (en loque parece sugerir una cierta tradición familiar en Navarra, desde el cemen-to Cangrejo a la arquitectura del cemento más vanguardista).

12. REINA DE LA MUELA, Diego. «Arquitectura nueva, no moda»(1944) recogido en «Arquitectura y urbanística civil y militar en el períodode la Autarquía» de Gabriel Ureña, pp. 334-335.

CEMENTO VERNACULO EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA

Edificios para directivos de la fábrica de cementos Portland «EI cangrejo» de Olazagutia.

Giménez Caballero, condenando por ‘ideológicamente im-puro’ el empleo del cemento 13. Como se puede compro-bar, la etapa de la posguerra quería marcar diferencias yhasta la década de los sesenta, con la apertura económicay cultural del régimen de la tecnocracia fragista, no volve-mos a reencontrarnos con el cemento visto, como en el ca-so de los Poblados de Colonización de J.L. Fernández delAmo, «una síntesis de Mondrian y Tapies» en atinada fór-mula del crítico Fernández-Galiano.

No obstante, a pesar del rumbo voluble de la arquitec-tura culta del cemento, la propia Fábrica género una fasci-

13. Por su significativo interés y calidad literaria a la hora de manifes-tar las opinones estético-ideológicas del Régimen respecto al cemento,transcribimos este amplio fragmento: «Triunfo de la cal y el barro. Y, portanto, preparación para el advenimiento proletario por excelencia del sigloXX, para la rebelión socialista y masiva del cemento. De lo gris, de la claseúnica, de la nivelación y aplastamiento de toda jerarquía. Cemento, cemen-to. Y empleo del Iadrillo puro, cubista, desnudo, igualitario, rojo, y celularLadrillo del comunismo. Se dice que el cemento -en su fragua mecánica yfría- es el heredero de todos los nobles materiales antiguos de la construc-ción. Material sintético, aspirina de arquitecto nuevo. Pero convengamosque el cemento es atroz. Huele a socialidad, a planes quinquenales, a nove-la bolchevique, a película yanqui, a mujer Iibre, a miseria organizada, adisolución de la familia, a funcionarlos numerados. Si hay material hostilpara colgar un crucifijo, es el cemento. En Madrid, el reino del cemento esla Gran Vía. Por eso es imposible destacar una iglesla. Por eso en ella elespañolísimo convento de la Flor fue quemado un 11 de Mayo. Por eso hahabido que santiguar la Gran Vía con el nombre mártir de José Antonio.¡Qué drama madrileño el de la Gran Vía! ¡Cómo luchan en ella la piedra, elIadrillo y el aire y el suelo y la gracia de Madrid contra el hormigon armado,contra el asiatismo mesopotámico, y el rascacielico de su arquitectura anti-española, antitradicional, y ‘sin medida’ (¡La ‘medida’, el secreto de Europay lo católico!) », «La Arquitectura y Madrid» (1944), Ibidem, pp. 321-322.

nante experiencia arquitectónica en la que se funden lo mo-derno y lo vernáculo, y que constituye la pieza definitiva denuestra vindicación de un «cemento vernáculo». Aunque elcemento al principio era bastante caro 14 , era ciertamenteun material muy valorado entre los vecinos del valle por sueficacia, resistencia y rapidez 15. Poco a poco se fue abara-tando y algunos particulares fueron adquiriendo pequeñaspartidas para reparaciones urgentes o recogían del verte-dero de la Fábrica ciertas cantidades regularmente dese-chadas por la limpieza de las instalaciones. De ahí se pasóen algunos casos aislados a construir una serie de edificios,secundarios en su mayoría, a base de hormigón encofrado,compuesto por ‘cemento cangrejo’ y piedras redondeadasdel lecho del río y armado con estructuras de hierro. Estosedificios (Olazagutía, Bacaicoa, Yábar, etc), que adosadoso exentos cumplen las función de anexo o pajar de los ca-serios vernáculos, no llegan a constituir una tipología pro-pia. Se trataba de aprovechar la tipología vernácula de lazona —planta rectangular, tejado a dos aguas—sustituyendo la piedra y el mortero tradicionales de los mu-ros por piedras más menudas integradas en una masa demortero fraguado o cemento. En realidad, como ya hemosexplicado respecto a Eusa, de una nueva combinación demateriales vernáculos, en la que destaca la textura rugosa

14. El saco de ‘cemento Cangrejo’ valía en 1917 sesenta céntimos yel sueldo de un capataz del campo en aquella época era aproximadamentede seis reales (ciento cincuenta céntimos).

15. En este sentido, hemos recogido la anécdota oral de cierto cam-pesino que llegó a vender su vaca para comprar cemento Cangrejo, con elque reparar urgentemente su vivienda.

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ANDONI ALONSO PUELLES, IÑAKI ARZOZ KARASUSAN, NICANOR URSUA LEZAUN

de un encofrado irregular y la tonalidad anaranjada debidaa la arcilla del lugar, en una de las superficies, genuinamen-te vernáculas, más hermosas que nunca hayamos contem-plado en nuestra arquitectura. Así mismo, abunda un se-gundo modelo (Alsasua, Bacaicoa, etc) en el que el morterotradicional es sustituido directamente por cemento, lo cualpermite trabajar sólo con grandes e irregulares bloques depiedra de una manera más anárquica. En ambos casos, ya diferencia del tratamiento convencional del cemento hayque constatar la riqueza de calidades en la patina que eltiempo y la intemperie le ha añadido, confirmando lo que yasabíamos respecto a los materiales tradicionales: que sa-ben envejecer muy bien.

Este ‘cemento u hormigón vernáculo’ (parecido a cier-tos materiales muy usuales antaño en la construcción ingle-sa, aunque menos refinado) pronto también comenzó a utili-zarse en el nuevo mobiliario urbano de los pueblos de todaNavarra —bancos, vallas, postes, monumentos, fuentes,muretes, etc— así como en pavimentos, escaleras, taludesy puentes. En la ribera de Navarra (Lerín, Arguedas, etc)también encontramos grandes lienzos de muro y algunasconstrucciones de este estilo, al mismo tiempo que se le-vantan casetas de aguas y bunkers fronterizos en los Piri-neos con un hormigón muy similar. Llega un momento en elque el cemento se hace un material insustituible en la vi-vienda vernácula, hasta el punto de que suple en todas lasreparaciones de grietas o construcción de anexos a los ma-teriales tradicionales. En muchos casos, hay que advertirque las sustituciones se realizan sin ningún rigor estético oformal, simplemente motivadas por la pereza o el afán de lonuevo (y no por la economía o la resistencia, como se dice).Así, como nos muestran los minuciosos estudios comparati-vos de X. Morrás, son cada vez más frecuentes los cambiosde dinteles y umbrales de las puertas, rotos o desgastados,de piedra o madera por hormigón, la sustitución de las tejastradicionales por grandes placas de uralita o fibrocementoo el enlucido de los muros para un posterior pintado deblanco 16. Lamentablemente, son estos ‘abusos’ del cemen-to, masivos a partir de los años sesenta, los que han desba-ratado la posibilidad de un ‘cemento vernáculo’ en nuestraarquitectura rural. En la actualidad proliferan los caseríosneovernáculos y las colmenas urbanas, construidas con unmonótono y gris bloque de hormigón pretensado, instauran-do el dominio del concepto racionalista del cemento frenteal expresionista y vernáculo. Resulta sorprendente que seaeste cemento, del que el músico vanguardista Pierre Boulezcomparaba en expectativas a la nueva música —«Como enarquitectura, los nuevos materiales obligan a inventar nue-vas estructuras. En el comienzo el concreto comenzó porimitar a la piedra, luego el material se volvió tan fuerte quela tradición estalla», 17— el que ahora hayamos constreñido,por funcionalidad o economía, al papel convencional demero sillar, evitando desarrollar todas sus potencialidades.Acaso la razón de esta renuncia experimental en el uso delcemento la hallemos en las consideraciones teóricas deUrabayen, cuando después de confirmar el aserto de Bou-

16. Ya en 1824 Joseph Aspdin, el descubridor del cemento Portland,pensaba que su más inmediato uso sería «para enlucir edificios, construc-ciones hidráulicas, cisternas o cualquier otra obra a la que se quiera aplicar»recogido en Publicación del «75 Aniversario de la Fabrica de CementosPortland Cangrejo».

17. BOULEZ, Pierre. «Puntos de Referencia» versión de Eduardo J.Prieto de «Points de rèpere», 1981; ed. Gedisa, Barcelona, Barcelona, 1984,p.454.

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Edificio de oficinas de fábrica de cementos Portland «EI cangrejo» de

Olazagutía (1972) de Fernando Redón

Iez y de alentar la participación de ingenieros que explorenlas posibilidades del cemento armado, discute el aforismodel geógrafo La Blanche que sostiene que «la materia dictala forma». A su juicio, paradójicamente, materiales, novedo-sos en la época como el cemento, se caracterizan por de-mostrar que «distintas materias producen —pueden produ-cir, matizaríamos— las mismas formas»18. La cualidadmultiforme e imitativa derivada también de su ‘plasticidadaglutinante’ sería la responsable de que hayamos converti-do al cemento no en el gran protagonista de nuestra arqui-tectura rural, sino tan sólo en el ‘gran suplantador’, con todolo que esto conlleva.

4. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS

La prometedora aparición del cemento portland ennuestra arquitectura vernácula tuvo la oportunidad de de-mostrar en el caso singular de los ‘caseríos de cemento’ delValle de Sakana una alternativa plausible. Fue quizás el últi-mo intento de la arquitectura vernácula por asimilar en suestructura el más poderoso de los materiales modernos,cuando parecía que había podido integrar el hierro fundidoy el cristal. Pero el triunfo de la corriente racionalista de lamodernidad (de la que el presente posmodernismo no esmás que su versión adornada) cerró definitivamente la posi-bilidad de continuar, transformándola como era inevitable,la tradición de la arquitectura vernácula. Se abrió entoncesel camino al falso utopismo standarizado de la ciudad-jardíno de las Greenbelt Twons que tanto admiraba el por otraparte agudo teórico Lewis Mumford. Inmensas áreas de ca-sas cúbicas de cemento blanco con su correspondiente jar-dín, en las que la racionalidad urbanística e igualitaria des-terraría todo vestigio del pasado tradicional. Sin embargo,también este sueño moderno ha fracasado, y hoy la arqui-tectura americana y europea vuelven su nostálgica miradahacia el pasado étnico, cuando el frágil hilo de la tradiciónse rompió hace apenas tres décadas y es irrecuperable. Elresultado de este nuevo giro, como se puede ver en el mis-mo Valle de Sakana y en el resto de Euskadi, es la explosióndel kitsch. Los antiguos caseríos se restauran según la mo-da neovasca, cuando una serie de limitadas reparaciones y

18. URABAYEN, Leoncio «Una geografía de Navarra», p. 279.

CEMENTO VERNACULO. EL IMPACTO DEL CEMENTO EN LA ARQUITECTURA VERNACULA DE NAVARRA

cuidadosas adaptaciones interiores bastarían y, surge almismo tiempo una abigarrada colección de modelos neo-vernáculos autóctonos o foráneos que destruyen el paisajey el entorno vernáculo que aún queda.

La situación actual no por problemática deja de serinteresante, ya que la confusión reinante permite introducirconceptos hasta hace poco tan poco atractivos como el de‘cemento vernáculo’. Incluso, en la arquitectura culta se es-tá recuperando una cierta sensibilidad matérica y plásticapor el cemento. Los extremos de esta actitud estarían re-presentados por el arquitecto japonés Tadao Ando y el es-pañol Santiago Calatrava. El primero ha hecho posible unainteresante transposición de la arquitectura de madera ‘su-kiya’ de inspiración zen a través de grandes lienzos prefa-bricados de cemento desnudo. Sobre todo en sus peque-ñas viviendas minimalistas, de superficies sutilmentetexturadas —deliberadamente imperfectas según la estéti-ca zen—, y en sus capillas perfectamente integradas en lanaturaleza, en las que la luz cambiante interviene como unelemento arquitectónico fundamental. Sin embargo, la es-pectacular obra del español centrada en los puentes y lasestaciones, donde la arquitectura se potencia con la inge-niería, tiene como referente inmediato la obra orgánica deGaudí y como paradigma las blancas y pulidas formas óse-as y las formas blandas del surrealismo. Su especial sensi-bilidad hacia el cemento parte en el fondo de la arquitecturamediterránea del barro blanqueado, que curiosamente ensu día también influyó a los primeros arquitectos racionalis-tas. Entre el austero misticismo de Ando y la sugerente fan-tasía de Calatrava, ciertamente mucho y mal imitadas en losúltimos tiempos, esperamos recobrar algo del impulso ex-perimental del cemento que a medio plazo contagiará tam-bién nuestra rutinaria arquitectura rural.

Si en 1929, Urabayen hace notar la tímida introduccióndel cemento en la arquitectura rural de Navarra —bloquesen viviendas de Lerín y Andosilla, hormigón en las estructu-ras de casas quemadas en Irañeta—, en 1943 ya saluda elo-giosamente las cualidades combinadas «del acero y de lapiedra» propias del cemento armado que le llevan a reco-nocer «una estética nueva de formas muy sencillas (necesi-dad impuesta por la construcción de los encofrados) y bas-tante maciza, sin soluciones de continuidad» 19. En elcontexto de su filosofía ortegiana, fundada en una sincerafe en la técnica como herramienta de progreso humano en«la lucha por la conquista de la naturaleza», Urabayen pro-pone el uso inteligente del cemento en la arquitectura rural.Al final de su libro «La Casa Navarra» propone un modelode su invención para mejorar la habitabilidad de las vivien-das pirenaicas. La característica principal es que estaríaconstruida exclusivamente con cemento armado, lo que po-sibilitaría una doble pared con cámara de aire para resistirel frío intenso y una cubierta curva de una sola pieza paraevitar filtraciones y goteras, pues gracias a «una serie denervios de ese material (que) arrancaran desde el suelo yvolteando por la cubierta, irían a apoyarse en el suelo porel otro extremo 20.

Lo interesante de esta pionera propuesta de Urabayenes su intuitiva eficacia vernácula que, construida con el tipo

19. URABAYEN, Leoncio. «La Tierra Humanizada», p. 131.

20. URABAYEN, Leoncio. «Las enseñanzas de la Geografía Humanaaplicadas a la mejora de /as viviendas de Navarra» en «Geografía Humanade Navarra. La vivienda», pp. 170-173, 251.

de ‘cemento vernáculo’ que ya observamos en el Valle deSakana, despide una extraña y sencilla belleza. Más signifi-cativo todavía de su actitud respetuosa con lo vernáculo,además de lo expresado en la cita inicial de Huici, es surecomendación de que este modelo de cemento sólo seuse en las regiones o edificios que lo necesiten,sustituyendo sólo puntualmente la generalmente eficaz yadmirable arquitectura tradicional.

En un intento de continuar con la actitud positiva dela propuesta de Urabayen y para contribuir al debate es-tético que prevemos cercano, avanzamos una serie deconsideraciones sobre nuestro concepto de ‘cementovernáculo’; Son éstas: —(respecto a las restauraciones)—1 ) El cemento, en cualquiera de sus versiones, solo debeutilizarse en la restauración vernácula cuando sea el úni-co material disponible (es preferible sustituir materialestradicionales por otros similares) 2) Las reparaciones orestauraciones entre la sillería vernácula deben hacerse,si es inevitable el cemento, con mortero de textura y colorequivalentes al original (sin alisados artificiosos y aña-diendo arcillas o arena con colorantes) —respecto a lasnuevas construcciones— 3) El hormigón empleado encualquier edificio rural debe ser del tipo ‘vernáculo’, estoes, con textura y color expresivos y naturales (eligiendolas piedras, evitando el uso del vibrador en los encofra-dos o empleando las técnicas de labrado, abrasado, cho-rro de arena, lavado o ácidos, y estudiando la tonalidadadecuada con colorantes aditivos inertes) 4) Si el nuevoedificio no es sólo de cemento ha de estudiarse cuidado-samente el efecto plástico con otros materiales naturaleso industriales (evitando su pintado o blanqueado, utilizan-do gamas armónicas y contrastes de texturas, etc) —y fi-nalmente— 5) Promoviendo en las facultades de arquitec-tura el estudio experimental del cemento aplicado arestauraciones o nuevas construcciones en el ámbito ru-ral (o de centros como el Navapalos, dedicado al estudiode la arquitectura de barro, y contando siempre con elasesoramiento de artesanos vernáculos y artistas plásti-cos).

Es posible y aún deseable tanto, que se respetenuestro ya escaso patrimonio vernáculo en su integridad,como que el cemento de las nuevas construcciones seacada vez más ‘vernáculo’. Los teóricos, los arquitectos ylos responsables institucionales debieramos tomar con-ciencia de esta aspiración para promover una arquitectu-ra más habitable, también en su aspecto estético. Pues esnuestro deber, en este mundo a menudo inhóspito, sersensibles a los importantes efectos psíquicos, estéticos yculturales de las nuevas técnicas que introducimos enuna sociedad como la nuestra, recién salida y en partetodavía arraigada al universo tradicional. Como nosmuestra críticamente Ivan Illich, identificando el progresodesmedido con el cemento: «Los antiguos creían en supoder para deshacer el espacio ritual; sabían que era unacreación social. Los arquitectos pueden sólo condenarloy enterrarlo bajo cemento. Y conforme el mundo se pavi-menta, el espacio de la morada se extingue» 21. Por estarazón, para poder ‘morar’ y no sólo habitar, hemos dereencontrar, sabiamente, ciertos valores vernáculos delcemento, aunque nuestra Iegítima aspiración modernasea la de construir la arquitectura del futuro.

21. ILLICH, Ivan. «H20 y las aguas del olvido», p. 40.

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ANDONI ALONSO PUELLES, lÑAKl ARZOZ KARASUSAN, NICANOR URSUA LEZAUN

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Agradecemos al Sr. Gabriel Huarte (director de la fábrica deOlazagutía), al Sr. José María Aracama, (Director de CementosPortland-Pamplona) y al Sr. López de Goicoechea su amable cola-boración durante la confección de este trabajo.

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