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Comisión Investigadora Nº 12 de la Comisión Nacional de Energía Atómica Comisión Investigadora Nº 12 Comisión Nacional de Energía Atómica Presidente: Doctor Teófilo Isnardi Vocales: Doctor José Bernardo Collo – Ingeniero Ernesto Galloni. Colaboradores: Doctor Eliseo C. Lecasa – Capitán de navío contador (R.E.) Joaquín M. Urretavizcaya. Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 635 a 684). Impreso en la Argentina Editorial Miradas 1

Comisión 12 Comisión Nacional de Energia Atomica

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El presente libro es la transcripción de la memoria de la Comisión Investigadora Nº 12 que investigó (entre 1955 y 1956) las irregularidades cometidas durante la segunda tiranía (1943-1955) del General Perón en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Incluye la documentación Pertinente sobre lo relativo al llamado "proyecto Huemul" o "caso Richter" el intento atómico de Perón. También investiga sobre otros asuntos como ciertos documentos nazis que Perón mandó comprar a sus poseedores. Estos documentos tenian noticias de un supuesto metal que podía volar, un rayo que protegia de las radiaciones de la bomba atómica y otros supuestos secretos sobre la bomba atómica. Un fraude por el que se pagaron dos millones de pesos.

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Comisión Investigadora Nº 12 de la Comisión Nacional de Energía Atómica

Comisión Investigadora Nº 12

Comisión Nacional de Energía Atómica

Presidente: Doctor Teófilo Isnardi

Vocales: Doctor José Bernardo Collo – Ingeniero Ernesto Galloni.

Colaboradores: Doctor Eliseo C. Lecasa – Capitán de navío contador (R.E.) Joaquín M. Urretavizcaya.

Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 635 a 684).

Impreso en la Argentina

Editorial Miradas

www.lasegundatirania.blogspot.com

INDICE

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Comisión Investigadora Nº 12 de la Comisión Nacional de Energía Atómica

Introducción…………………………………………………………….. Página 3

Capítulo I Antecedentes para la creación del “Centro Huemul”……. Página 4

Capítulo II Cronología y comprobaciones posteriores a la creación

del “Centro Huemul”…………………………………………………… Página 7

Capítulo III La cuestión científica…………………………………….. Página 23

Capítulo IV ¿Quiénes fueron los responsables científicos del proyecto

Huemul?..................................................................................................... Página 34

Capitulo V Promesas de Richter……………………………………….. Página 44

Capítulo VI Costo del proyecto Huemul………………………………. Página 46

Capítulo VII El aspecto administrativo………………………………... Página 50

Capítulo VIII Término de esta investigación………………………….. Página 61

Capítulo IX Otros asuntos:

1. Denuncia formulada por el capitán Mario A. de Ugarriza. 2. Denuncia formulada por don Andrés Lene contra el doctor Alberto González Domínguez. 3. Denuncia contra el ingeniero Armando Vengara Bai. 4. Expediente Nº 4118 “Esc/95” de la Comisión Nacional de Investigaciones caratulado: Rabanal y otros / sobre irregularidades. 5. Denuncia contra César Santiago Pagés. 6. Denuncia contra el ex administrador de las Termas de Copahué, don Enrique Eguireun. 7. Asunto Miguel G. Roberts. 8. Asunto Roger A. Pascal. 9. Expediente Saborens…………………………………Página 63

Anexo I Diversas comunicaciones recibidas por la Comisión luego de redactado el informe…………………………………………………………………….Página 71

Conclusiones y Recomendaciones: El aspecto científico – Costo del proyecto Huemul – El aspecto administrativo – otros asuntos -…………………………….. Página 72

Anexo II La responsabilidad jurídica de Ronald Richter………………... Página 76

Fotos……………………………………………………………………… Página 77

INTRODUCCIÓN

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La Comisión Investigadora Nº 12, cuyos miembros firman este informe, así como también sus colaboradores, fue designada el 20 de octubre de 1955. En los dos meses y medio transcurridos ha realizado treinta y seis sesiones, cuyas actas constan en los legajos correspondientes; ha visitado la isla Huemul y aprovechado su viaje para tomar declaraciones a diversas personas radicadas en Bariloche; ha tomado declaración indagatoria a unas veinte personas, algunas de las cuales ocuparon dos sesiones de varias horas cada una; ha revisado antecedentes que ocupan miles de fojas, etcétera.

El conjunto de su actuación más importante, aunque no única, se refiere al denominado “Proyecto Huemul”, cuyo personaje más destacado fue el señor Ronald Richter. Las correspondientes actuaciones ocupan dos cuerpos.

Además, la Comisión ha utilizado documentación existente en la Dirección Nacional de la Energía Atómica, a saber: tres legajos contenidos en sendos biblioratos numerados “1”, “2” y “3”, cuya numeración se sus fojas es también corrida desde 1 a 545, Otros tres legajos, contenidos también en tres biblioratos numerados; uno, “10 a 13”, dividido en cuatro secciones con 87, 30, 14 y 29 fojas, respectivamente, numerados independientemente. Los otros dos legajos llevan números “13 b a 13 c” y “13 d”, y sus fojas están numeradas corridas de 1 a 816 en total.

Finalmente, se ha utilizado documentación varia, remitida a esta Comisión, cuya procedencia no siempre es conocida, incluyendo un “diario de Richter”.

En cuanto a otros asuntos, se dará, en el último capítulo de este informe una lista completa de ellos, inclusive los que no han podido ser estudiados por falta de tiempo.

La Comisión ha contado con la eficiente colaboración de los señores doctor Eliseo Carlos Legasa (abogado) y capitán de navío (R. E.)Joaquín M. Urbetabizkaya, que fueron designados por la Comisión nacional de Investigaciones.

Los informes contables han exigido la revisión de centenares de documentos del archivo de dicha Dirección Nacional, y han permitido precisar el costo total del referido proyecto, con buena aproximación.

Finalmente, se agrega un Apéndice sobre la personalidad de Ronald Richter, desde el punto de vista de su responsabilidad jurídica, que por su contenido debe mantenerse secreto.

Capítulo I

Antecedentes para la creación del “Centro Huemul”

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Para comprender el desarrollo es necesario conocer antecedentes que se remontan a fecha anterior a la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y se refieren al denominado “Caso Richter” o “Proyecto Huemul”.

1.- En mayo de 1948 (foja 21 vuelta), el doctor Ronald Richter, estando en Paris (?), “Fue llamado telefónicamente desde Suiza, por el señor Hellrick o Helferich, foja 24), posiblemente arquitecto argentino, quien le manifestó que el profesor Tank (1) , invitado para venir a la Argentina lo había propuesto en su lugar. “El profesor Tank le hizo llegar la invitación particularmente, pero la invitación oficial provenía del señor Hellrick. El doctor Ronald Richter se había relacionado con el profesor Kurt Tank, experto en diseño y proyectos de aviones al finalizar la guerra, en Inglaterra (foja 21) y más precisamente, en Londres durante el mes de enero de 1947 (foja 29, vuelta), quien por entonces se interesaba en la propulsión de aviones mediante energía nuclear (foja 21).

2.- Poco tiempo después de aquel llamado telefónico, un capitán Peters de la Aeronáutica Argentina (foja 30), que actuaba con el brigadier Chueca (foja 21, vuelta) le ofreció a Richter un contrato que éste no aceptó, por diversas causas. Fue testigo de estas gestiones el señor Augusto Siebrecht, ex amigo de Perón, a quien conoció en Chile, siendo aquel representante de la AEG, y con el cual Richter continúa hoy en correspondencia (foja 29 vuelta) (2).

3.- Subsanadas las causas de aquel rechazo, Ronald Richter viajó a la Argentina, sin haber firmado aún contrato, llegando a Buenos Aires el “16 de agosto de 1948”.

4.- El “24 de agosto” del mismo año (1948) fue citado por el presidente de la Nación (foja 21, vuelta), con quien mantuvo una prolongada entrevista. Estaban presentes: el profesor Tank (foja 21, vuelta y 31); el doctor Augusto Siebrecht y, posiblemente, el brigadier San Martín y el brigadier Ojeda (foja 31). En esa reunión Richter explicó al presidente que “existía teóricamente la posibilidad de realizar reacciones termonucleares en cadena, y la posibilidad de que se pudieran realizar experimentalmente”, a lo cual contestó el ex presidente (3): “entonces, métele nomás” (foja 31; véase también 21, vuelta).

5.- Después de esto permaneció Richter cuatro meses en Córdoba, como huésped de Tank (foja 22). En ese intervalo firmó un contrato con la Secretaría de Aeronáutica, de él según afirma nunca obtuvo copia (foja 30), en “noviembre de 1948”. El brigadier Ojeda ordenó la instalación, en Córdoba de un laboratorio particular para Richter (foja 22) de acuerdo con los términos de ese contrato.

6.- En dicho laboratorio se produjo en 1949, un pequeño accidente, a raíz del cual Richter manifestaba que había sido violado su laboratorio, y que en esa forma él no podía seguir trabajando en razón de que suponía que ese obedecía a un proceso de espionaje (foja 128). El ex presidente puso el hecho en conocimiento del coronel Enrique D. González, quien se trasladó a Córdoba (foja 128, vuelta), donde se entrevistó con Tank, “a cuyo pedido había sido contratado Richter”, quien le explico que lo

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ocurrido fue que, a causa de un cortocircuito durante la noche, había sido necesario violentar la puerta para que entrara el personal dedicado a la lucha contra incendios. Esto sucedía, según Richter, en una entrevista secreta de González con Tank en Villa del Lago (Córdoba) en “enero de 1949”; pero posiblemente fue algunos meses después.

7.- Vuelto el coronel González a Buenos Aires, y enterado el ex presidente (4) de lo sucedido, le manifestó a aquél que “era su deseo que Richter trabajara con la más absoluta independencia, y que se le facilitaran todos los asuntos para poder encarrilar su investigación” (fojas 128, vuelta) y para ello se decidió buscar otro lugar donde instalar el laboratorio, para lo cual Tank y Richter fueron trasladados a Buenos Aires (foja 129) y en una reunión con el ex presidente, presentados al general Joaquín Sauri quedando a cargo de este último y de acuerdo con los anteriores, la elección del lugar donde debía instalarse el nuevo laboratorio. A este fin sobrevolaron varias veces la Patagonia. El brigadier Ojeda propuso una zona desierta de San Juan; también de Calamuchita y Catamarca (foja 22). Perón propuso la zona de Rio Negro y Neuquén, adonde también concurrieron, interviniendo además un hijo del coronel González. En el viaje a Neuquén conoció Richter la isla Huemul y la eligió, según él, por las siguientes razones: “1º posibilidad de abundancia de agua pura y fresca; 2º falta de polvillo, que perjudica los aparatos; 3º porque para guardar el secreto una isla es lo mejor” (foja 31).

8. Conviene aquí hacer notar que Richter atribuye al brigadier Ojeda la causa del traslado del laboratorio, “por temor posiblemente a una explosión (foja 31). Esta explicación no concuerda con la antes mencionada, quedó al coronel González el profesor Tank, sin duda el más consecuente defensor de Richter. No será ésta la única tergiversación de la verdad que le anotaremos.

9. En “junio de 1949” tuvo lugar (foja 22) una importante reunión en el despacho presidencial, asistiendo el brigadier Ojeda, el general Sosa Molina, el ministro de Marina, el director de Parques Nacionales, el mayor Monti (jefe de la guarnición Bariloche), el teniente coronel Plantamura y el reverendo padre Bussolini (foja 22), resolviéndose la creación del “centro Huemul” y poniéndolo bajo la dirección de Richter.

Según el “diario” de Richter esta reunión habría tenido lugar en 21 de julio, asistiendo: ministro de Asuntos Técnicos, mayor Monti, profesor Tank, doctor Siebricht. No había, pues, asistido el reverendo padre Bussolini (su declaración, foja 208), ni el coronel González (su declaración, foja 130), ni el teniente coronel Plantamura.

10. El general Sauri y el capitán Pasolli se encargaron del trabajo de construcciones (limpieza de la isla, caminos, edificios, etcétera). La misión de seguridad estuvo a cargo del capitán Podri. La vigilancia la ejerció el mayor Monti y la parte técnica quedó a cargo de Richter, con la colaboración del doctor en ciencias fisicoquímicas Wolfang Elhrenberg y el técnico Heinz Jaffique, ambos venidos de Alemania a pedido del mismo Richter. Colaboró también el doctor Greinel y actuó como asistente la señorita Jagsich, hija de un profesor de meteorología de la Universidad de Córdoba. “No había ningún

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argentino entre el personal técnico”, según textual declaración del propio Richter (foja 22, vuelta).

NOTAS:

(1) Se trata de Willy Kurt Tank. (nota del transcriptor).

(2) Se refiere al tiempo aquel en que este informe se escribe; hacia 1958. (nota del transcriptor).

(3) Juan Domingo Perón. (nota del transcriptor).

(4) Juan Domingo Perón. (nota del transcriptor).

Capítulo II

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Cronología y comprobaciones posteriores a la creación del “centro Huemul”.

1. Los planos para las construcciones en la isla Huemul fueron confeccionados por la Dirección General del Ejército, bajo la dirección del general Sauri, con aprobación de Richter “e inmediatamente empezaron los trabajos” (foja 22, vuelta), en el mes de julio, con los desmontes y construcción de un camino (foja 85).

2. “En “septiembre de 1949”, la mitad de la compañía de construcciones en Neuquén se había trasladado a Bariloche para preparar el obrador” (foja 85, vuelta).

3. Antes de la llegada de Richter se habían terminado varios edificios que están mencionados a fojas 87, in fine.

4. Desde “julio de 1949” la isla fue custodiada por el ejército, cuya guarnición estuvo sucesivamente a las órdenes del mayor Monti, del mayor Grotz (foja 35) y del coronel Fox.

5. El “31 de mayo de 1950” se dictó el decreto número 10.936 (foja 292) creando la Comisión Nacional de la Energía Atómica, dependiente “directamente de la presidencia de la Nación, por intermedio del Ministerio de Asuntos Técnicos”. Su artículo 3º dice: “Integran la Comisión Nacional de la Energía Atómica los ministros que la respectiva reglamentación determine”. Pero esta reglamentación nunca se dictó (1).

6. “El 16 de febrero de 1951” se realizó, según Richter, la primera reacción termonuclear en cadena (2). El anuncio público hecho por el ex presidente Perón lo fue el “24 de marzo” del mismo año (3).

7. El “1º de marzo” del mismo año, el ex presidente dirige a Richter una carta mediante la cual delega en él “su misma autoridad para ejercerla en la isla Huemul” (bibliorato Nº 1, foja 17 y 18). (4).

8. El “17 de mayo de 1951” se dictó el decreto Nº 9697 que corre agregado a fojas 294 y siguientes por el que se crean:

a) La Planta de Energía Atómica de Bariloche, a la cual se transfieren diversas zonas y dependencias ubicadas en el territorio nacional de Neuquén (5) (artículo 3º).

b) El Laboratorio Nacional de Energía Atómica, cuyo jefe (Richter) dependerá en forma directa del presidente de la Nación y estará a cargo de la planta, donde funcionará el laboratorio (artículos 4º y 5º).

c) Se crea “en el Ministerio de Asuntos Técnicos la Dirección Nacional de Energía Atómica, dependiente del titular de aquel departamento de Estado” (artículo 7º) y se enumeran sus funciones (artículo 8º). Ninguna de éstas se refiere a la planta o al laboratorio.

d) Se establecen (artículo 9º) las funciones de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y su composición (artículos 10 y 11). Su secretario general será a su vez

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director nacional de la Energía Atómica; y las necesidades de recursos de aquella serán atendidas por éste. “Fuera de estas vinculaciones, una personal y otra administrativa, no existe ninguna otra entre la Comisión Nacional y la Dirección Nacional”; pues la primera continúa dependiendo “directamente” del presidente de la Nación, que la preside; y la segunda, depende del Ministerio de Asuntos Técnicos.

9. Director nacional de Energía Atómica fue designado el señor coronel (R.) Enrique P. González. Ejerció funciones hasta fines de “marzo de 1952”.

El “24 de junio de 1951”, Richter formula declaraciones a periodistas que visitaron la “planta Huemul” (véase “Democracia”, 25 de junio de 1951, con una interesante fotografía del reactor grande; aunque dice: “uno de los pequeños reactores”.

El “11 de diciembre de 1951”, en la quinta presidencial de Olivos Richter recibió nuevamente a los periodistas, en compañía del coronel Enrique P. González (véase “Clarín”, diciembre 2 de 1951).

10. La primera tentativa para fiscalizar la obra de Richter tuvo lugar a principios de 1952. El coronel Enrique P. González, entonces director nacional, requirió la opinión de los doctores T. Isnardi y J. B. Collo, quienes expresaron fundadas dudas sobre la seriedad de las pretendidas investigaciones de Richter. Con tal motivo el coronel González consideró indispensable formar una comisión –de la cual formaron parte los mencionados físicos- para inspeccionar las obras de Huemul.

El ex presidente, ante la reiterada insistencia del director nacional, aceptó en principio el envío de una comisión, pero al mencionarse el nombre del doctor Isnardi para presidirla la objetó de plano, diciendo “le tengo más fe a Gamba”, según la versión que dio entonces el mismo coronel González.

Simultáneamente fue llamado telegráficamente el ingeniero Gamba que se encontraba en Suecia y nombrado subdirector nacional de la Energía Atómica.

El doctor Isnardi renunció a su cargo, acompañándolo el doctor Collo y el coronel González le anticipó que también él lo haría, como efectivamente lo hizo, unas dos semanas más tarde. A raíz de esta renuncia fue designado director el señor capitán de fragata Pedro E. Iraolagoitía, a principios del mes de abril de 1952”.

11. El “6 de marzo de 1952” se realiza la primera pericia científica sobre los trabajos de Richter. Los expertos conceptúan de su deber “aconsejar la suspensión del apoyo moral y material que se le ha venido prestando”. El reverendo padre Juan A. Bussolini, que integraba la comisión de expertos, no firmó el acta respectiva (bibliorato 2, fojas 237 y siguientes); pero tampoco dejó constancia de su disidencia, si la hubo. En su declaración (foja 209) aseguró que no asistió a la reunión, aunque el acta lo da como presente. Dicha comisión estaba formada además, por el capitán Manuel Beninson, el doctor Jorge P.

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Staricco y los ingenieros Mario E. Báncora y Otto N. O. Gamba (bibliorato 2, fojas 234 y siguientes). Esta comisión no visitó la isla Huemul.

12. El 4 de septiembre de 1952 se designa (bibliorato 2, foja 243) una segunda comisión de expertos formada por: el doctor José A. Balsero, el capitán de fragata, ingeniero Manuel Beninson, los ingenieros Mario E. Báncora y Otto Gamboa y el R. P. Juan A. Bussolini. Esta Comisión presentó (15 de septiembre) por unanimidad, un informe en conjunto, después de haber visitado la isla Huemul y presenciado seis experimentos de Richter. Respecto del que debía ser decisivo dice (bibliorato 2, foja 253):

“El resultado de la demostración, desde el punto de vista de la experimentación nuclear para la que fue desarrollada, fue de resultado netamente negativo”.

Y como resumen:

“De las experiencias realizadas, la Comisión Técnica tampoco ha tenido elementos de juicio que puedan justificar de modo alguno las afirmaciones de la magnitud de las formuladas por el doctor Richter, tales como el haber logrado reacciones termonucleares, poder mantenerlas y controlarlas”

13. Además, cada uno de los miembros de la Comisión Técnica debía presentar su informe técnico por separado (6) (foja 243, bibliorato 2); y otro también individual complementario, sobre la impresión personal que les mereciera Ronald Richter (7), este segundo a pedido del ministro de Asuntos Técnicos (bibliorato 2, fojas 346 y siguientes). Todos ellos menos uno, están compilados en el bibliorato Nº2.

14. El dictamen de los técnicos fue objeto de una réplica de Ronald Richter, que en el original alemán y su traducción al castellano ha tenido a disposición esta Comisión Investigadora (bibliorato 2, fojas 301 a 337). Es de fecha octubre 11 de 1952.

15. La réplica fue, a su vez, rebatida por la Comisión Técnica (8) el 16 de octubre, habiendo sido substituido el ingeniero Gamba por el ingeniero Silvio A. Torello (foja 328). La conclusión es ahora (foja 345, bibliorato 2):

"Los conceptos teóricos suministrados por el Dr. Richter carecen de los fundamentos necesarios para permitir se abrigue alguna esperanza de una realización exitosa de sus propósitos tendientes a lograr una reacción termonuclear mantenida y controlada" y que, "De las experiencias realizadas, la Comisión Técnica tampoco ha obtenido elementos de juicio que puedan justificar en modo alguno las afirmaciones de la magnitud de las formuladas por el Dr. Richter, tales como el haber logrado reacciones termonucleares, poder mantenerlas y controlarlas".

16. En vista de la divergencia de opiniones entre los técnicos y Ronald Richter, el ministro de Asuntos Técnicos, doctor Raúl Mendé solicitó a los doctores Ricardo Gans y Antonio E. Rodríguez un dictamen al respecto, que fue producido el día 20 de octunre de 1952, y dice (bibliorato 2, fojas 352 y siguientes):

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“Del estudio objetivo de los informes mencionados se desprende categóricamente que no existe ninguna prueba ni experimental ni teórica que permita afirmar que se haya logrado reacción nuclear alguna.

“Los argumentos expuestos por el doctor Richter referentes a la modificación de la conocida ley de distribución de velocidades de Maxwell son completamente infundados, ya que en su informe no justifica ni sugiere de qué modo puede lograrse tal modificación.

“Tampoco la precisión de Larmor puede haber influido, por resonancia, el movimiento de las partículas, debido al gran número de choques producidos en el tiempo empleado en el recorrido de la órbita (ver informe del doctor Balseiro)

“La falta de control para constatar el rendimiento de la fabricación de agua pesada, que sólo exige métodos simples y de fácil realización, indican una negligencia experimental muy seria.

“Por todas estas razones, nos adherimos totalmente a los informes presentados por la Comisión Técnica designada por el excelentísimo señor presidente de la Nación”.

El 22 de noviembre de 1952, se intervino y tomó posesión de la planta suspendiéndose todas las obras que no fueran viviendas (foja 241, vuelta).

NOTAS:

(1) ”nunca se dictó” durante el régimen peronista de la tiranía de Juan Domingo Perón. (Nota del trascriptor).

(2) La verdad es que Richter, simplemente mintió o exageró sus presuntos resultados positivos de las investigaciones tal como veremos después. Además no fue controlado su trabajo por pares y fue elegido –como se dijo en el capítulo anterior- a dedo por el dictador Perón “metele nomas” de había dicho. (Nota del trascriptor).

(3) Perón no escucho otras razones que sus deseos de que tal cosa fuera posible. Este anuncio coloco el nombre de Juan Domingo Perón en todos los diarios del mundo, primero con cierta admiración luego, conocida la verdad, en mofa y burla. Solamente los diarios oficialistas del peronismo y sus publicaciones partidarias seguían hablando de “la argentina potencia nuclear”. (Nota del trascriptor).

(4) Semejante delegación de autoridad está prohibida por la Constitución de la República Argentina. En esos años regía la constitución peronista que también prohibía semejantes delegaciones de autoridad. Perón escribió esa carta, Richter la aprovechó para hacer lo que quiso y nadie -dentro del entorno de Perón- se atrevió a discutir la voluntad del amo. (Nota del trascriptor).

(5) Neuquén, fue territorio nacional hasta su provincialización (1955). A instancia del proyecto de ley presentado por la oposición hacia 1952 el territorio nacional se convirtió en Provincia al igual que le ocurriría al resto de ellos (excepto Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur que recién será Provincia recién en 1991 y la Capitanía de Los Andes que desaparecerá). (Nota del trascriptor).

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(6) Contamos con el texto de los informes personales realizados por el Dr. José Antonio Balseiro y por el Ingeniero Mario Báncora referente a la inspección realizada en la Isla Huemul en setiembre de 1952. Que textualmente dicen:

Informe personal realizado por el Dr. José Antonio Balseiro

“Al Exmo. Señor Presidente de la NaciónGeneral de Ejército D. Juan D. Perón.

Tengo el honor de elevar a la consideración del Exmo. señor Presidente el informe que se me ha solicitado sobre las experiencias presenciadas durante la visita realizada del 5 al 8 de setiembre del corriente año a la Planta de Energía Atómica de la Isla Huemul.

Declaro ante el Exmo. señor Presidente que los hechos señalados en este informe son exactamente los observados; que las interpretaciones y opiniones allí vertidas son expresiones fieles de mi leal saber y entender y que son expresadas después de una detenida reflexión y estudio.

Saludo al Exmo. señor Presidente con mi más alta consideración.

José A. Balseiro

Buenos Aires 15 de setiembre de 1952

Informe sobre las experiencias del Dr. R. Richter, según apreciaciones hechas por el subscripto durante la visita hecha a la planta de energía atómica de la isla Huemul, del 5 al 8 de set. de 1952

1. Acerca de los principios físicos de las experiencias del Dr. Richter

El fundamento de las experiencias del Dr. Richter son las dos conocidas reacciones nucleares 

Li7 + H = 2 He4 + Q Q = 17.28 Mev

H2 + H2 = H3 + Q + n Q = 3.18 Mev

Puesto que el Dr. Richter se ha referido en general a la primera reacción tomaré a ésta, en lo que sigue, como ejemplo, en lo que se refiere a valores numéricos.

La reacción Li7 e H ha sido observada hasta un valor mínimo de unos 20 Kev de la energía cinética referida al centro de masa de estos dos núcleos. Este valor representa el límite inferior de reacción por la razón especificada al final de éste parágrafo.

Si una mezcla de Li e H se mantiene a una temperatura suficientemente alta puede originarse la reacción de algunos núcleos, si la energía cinética de algunos de éstos alcanza el valor de 20 Kev. Si éstas reacciones esporádicas son suficientemente numerosas, la temperatura de la mezcla se eleva y la reacción se acelera, llegando a un estado de equilibrio cuando se cumple

3/2 kT > 20 Kev,

k: constante de Boltzmann,T: temperatura absoluta,

Esto da para T el valor

T > 150 x 106 °K.

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Cierto es que, para iniciar tal reacción no se requiere una tan tremenda temperatura de 150 millones de grados Kelvin, pues según la ley de distribución de Maxwell-Boltzmann, a temperaturas sensiblemente menores a la mencionada, existen protones suficientemente energéticos como para iniciar la reacción. El dato mencionado por el Dr. Richter es que es suficiente que del 1% al 2% de los núcleos tengan la energía necesaria para iniciar la reacción. No obstante ésto, la temperatura necesaria para obtener este porcentaje, es, igualmente, y como se muestra a continuación, sumamente elevada.

La ley de distribución de Maxwell-Boltzmann es:

.

N: número de núcleos presentes,dN: número de núcleos de energía comprendida entre E y E+dE,k: constante de Boltzmann,T: temperatura absoluta.

El cumplimiento de esta ley exige que el sistema al cual se refiere se encuentre en equilibrio termodinámico. Este no es el caso, cuando, iniciada la reacción la temperatura comienza a aumentar. Sin embargo, cuando el número de reacciones esporádicas no es suficientemente grande, como para que la reacción de conjunto se inicie, la ley de Maxwell-Boltzmann representa una buena aproximación. En estas condiciones, interesa saber cual es la temperatura necesaria para que haya un porcentaje DN/N ~1% de núcleos con energía igual o superior a E0 = 20 Kev. Esto queda dado por 

.

Poniendo y = E/kT,

con xi = E/kT, resulta

.

Mediante una resolución gráfica respecto de xi, se encuentra

xi = E0/kT ~5.8, T = 40 x 106 °K.

Para que el 1% de los núcleos posean la energía suficiente para iniciar el proceso de reacción se requiere, pues, una temperatura inicial de 40 millones de grados Kelvin. Como comparación es de interés señalar que la temperatura en la zona más caliente de un arco voltaico no alcanza a 4.000 °K y que las temperaturas instantáneas más elevadas obtenidas en laboratorio por Kapitza son del orden de 100.000 °K.

El análisis expuesto muestra la imposibilidad, en el orden de los conocimientos actuales, de lograr en el laboratorio este tipo de reacciones nucleares. El Dr. Richter, sin embargo, en este punto, afirma haber descubierto un conjunto de fenómenos que invalidan razonamientos del tipo del expuesto. Asimismo, insiste que estos nuevos fenómenos por él descubiertos, constituyen el secreto básico del proceso de su reacción termonuclear.

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No es posible entrever a qué clase de fenómenos puede referirse el Dr. Richter, particularmente porque su existencia no puede dejar de contradecir algunos conocimientos básicos que actualmente se poseen. En primer término, si la reacción Li e H se efectuara para energías de colisión sensiblemente inferiores a 20 Kev ello implicaría una modificación fundamental de los conocimientos que actualmente se tienen de la estructura nuclear y de la mecánica cuántica. En efecto, la energía de repulsión culombiana entre el protón y el núcleo de litio

V = Ze2/r,

Z = 3, carga del núcleo de Li,e = 4.8x10-10 c.e.r. carga elemental,r = 10-13 cm, distancia a la cual comienzan a actuar las fuerzas nucleares,

a distancias del orden del alcance de las fuerzas nucleares es V ~ 840 Kev. No obstante según lo mostró Gamow, y como lo ha sido corroborado por la experiencia, existe una probabilidad finita que esta barrera de potencial sea penetrada por partículas cargadas de energías sensiblemente menores al valor mencionado. Pero el valor dado de 20 Kev representa el límite inferior al cual la probabilidad de que ambos núcleos se aproximen hasta distancias del orden del alcance de las fuerzas nucleares es prácticamente nula. Otra alternativa es que, en determinadas circunstancias, la ley de distribución de Maxwell-Boltzmann no sea válida, como lo implicaría el hecho que a temperaturas del orden de las obtenidas en el laboratorio exista el porcentaje suficiente de núcleos con la energía cinética de 20 Kev necesaria para iniciar la reacción. Una excepción de este tipo implicaría que la bien fundada teoría cinética de los gases es errónea.

2. Sobre el dispositivo de contralor de la reacción

El Dr. Richter ha afirmado que el dispositivo de contralor de la reacción termonuclear se funda en la resonancia obtenida entre la frecuencia de precesión de Larmor - que se origina por la acción de un campo magnético actuando sobre el momento magnético intrínseco del núcleo de Li7 - y la de un campo magnético oscilante producido por un generador de radiofrecuencia. El dato facilitado a este respecto es que la intensidad de campo magnético constante es de 15.000 Gauss. Por otra parte el dispositivo empleado por el Dr. Richter muestra que la reacción termonuclear no se opera en el vacío sino bajo la presión atmosférica. En estas condiciones y con el valor suministrado del campo magnético, es posible mostrar que tal dispositivo de contralor, cualquiera sea su naturaleza, no puede ser realizado utilizando el efecto mencionado.

La frecuencia de precesión de Larmor está dada por

wL = m H/(h/2pi)i,

m: momento magnético del Li7,H: intensidad del campo magnético constante,h: constante de Planck,i: "espin" del núcleo del Li7.

La condición necesaria para que la mencionada resonancia pueda tener lugar es que el átomo o núcleo del Li no sea perturbado por colisiones de origen térmico por los átomos o moléculas del Oxígeno y Nitrógeno del aire, durante un lapso por lo menos mayor que 1/wL. En otras palabras que, término medio, no se opere en este tiempo más de una colisión. Basta para mostrar que el número de choques es muy superior a este valor crítico, un cálculo simple que aunque aproximado, es ampliamente ilustrativo para este objeto.

El camino medio libre de una molécula está dado por

,

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sigma: diámetro de la esfera de influencia molecular,eta: número de átomos o moléculas por cm3,

A la presión de 1 atmósfera eta está dado

eta = (N T0)/(V0 T),

N = 6.6x1023 átomos (número de Avogadro),V0= 22 cm3 (volúmen molar),T0 = 273 °C,T ~3.000 °C (Temp arco voltaico)

La velocidad media de átomos o moléculas es 

,

m: masa de átomos o moléculas.

El número de colisiones por segundo queda dado por 

.

Aquí, con el objeto de simplificar el cálculo, puede recurrirse a aproximaciones en los datos experimentales que no influyen mayormente en el resultado a obtener.

En primer término no se dispone de un gas homogéneo, sino de una mezcla de N, O, H y Li. Suponiendo el caso extremo - y más favorable en el sentido de reducir el número de choques - es que, debido a la temperatura todas las moléculas se encuentran disociadas, se puede atribuir al valor medio m ~ 10 M, siendo M la masa del protón. Con la suposición que todas las moléculas se encuentran disociadas, puede atribuirse a sigma el valor aproximado 10-7 cm.

Con estos valores resulta

q = 3.7x1013 choques por segundo.

Por otra parte wL = g m0 H/(h/2pi)i (m/M),

m0= 9.3x10-21 ergios/Gauss (magnetón de Bohr),g = 3.25 (momento magnético del Li),H = 15.000 Gauss,h/2pi = 6.6x10-27 erg/seg,i = 3/2,m/M = 1/1800,

se obtiene

wL~ 2 x 107 1/seg.

El número de choques sufridos por el átomo de Litio en el tiempo de una precesión completa es, pues

q/wL ~ 1.5 x 106 choques.

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Las aproximaciones usadas para los valores de la masa m y de la temperatura T , afectan poco este resultado, debido a que contribuyen a q con la potencia (mT)-1/2. Aun cuando se supusiera que el valor de T es muy superior al asignado, correspondiente a la temperatura del arco voltaico no habría una modificación considerable del resultado obtenido. La aproximación que resulta suponer que todas las moléculas se encuentran disociadas, tiende a disminuir considerablemente el número de choques, pues con esta suposición disminuye sensiblemente el valor de sigma2.

El resultado obtenido es pues, que el enorme número de choques sufridos por el átomo de Li en las condiciones que se opera, imposibilita la realización de cualquier dispositivo de contralor, basado en el principio mencionado por el Dr. Richter.

Además de los fundamentos de carácter teórico mencionados, es necesario añadir que, si bien en la cámara de reacción existe un oscilador de radiofrecuencia, éste nunca ha funcionado durante la realización de las experiencias. Además, excepto del electroimán que genera el campo constante, no existe en las proximidades de la zona de reacción ningún dispositivo que pueda generar el campo magnético oscilante que permita obtener así, el efecto de resonancia con la frecuencia de precesión de Larmor, tal como ha sido señalado por el Dr. Richter.

3. Experiencias y comprobaciones realizadas

La reacción de Li e H produce dos partículas alfa con una energía media de 8.5 Mev. Como esta reacción se efectúa, según el dispositivo mostrado por el Dr. Richter, en el aire a la presión atmosférica y en la zona de ignición de un arco voltaico, las partículas alfa son rápidamente frenadas en el aire, pues su poder penetrante para esa energía es de pocos centímetros. Sería pues, muy difícil verificar que la reacción nuclear efectivamente se realiza tratando de determinar la presencia de partículas alfa. Una posibilidad de tal verificación consiste en determinar la presencia de fotones gamma blandos, originados por la radiación de frenamiento emitida por las partículas alfa al pasar en las cercanías de núcleos de H y O. El Dr. Richter cuenta para este objeto de contadores de Geiger. Estos contadores, cuando el dispositivo funciona, marcan, en efecto, una gran cantidad de impulsos. Sin embargo, en la experiencia realizada el día viernes 5 de setiembre, un contador monitor llevado por la Comisión Asesora no registró la presencia de ninguna radiación gamma.

Ante este hecho el Dr. Richter sugirió el sábado a la tarde que durante el domingo haría los preparativos para realizar el lunes a la mañana la reacción H2 + H2 + He3 + n para verificar la presencia de neutrones mediante hojuelas radioactivizables por estos neutrones. Realizada la experiencia no pudo verificarse en ninguna forma que esta reacción se hubiera realizado, ninguna de las hojuelas se activó.

Frente a este resultado le fué solicitado al Dr. Richter que repitiera la experiencia del día viernes de la reacción Li7 e H.

La Comisión Asesora había llevado elementos para realizar diversas comprobaciones. Algunas de ellas fueron realizadas previamente a la última experiencia. Se comprobó:

a) Que los contadores que el Dr. Richter dispone en la cámara de reacción, tal como están instalados, no son sensibles a la radiación gamma penetrante de una muestra patrón de Radium.

b) Solamente retirando el blindaje que los protege registraron una débil actividad frente a ésta fuente.

c) La misma fuente colocada en las proximidades de los contadores llevados por la Comisión Asesora produjo una fuerte respuesta de los mismos.

d) Que hecho funcionar el arco voltaico del dispositivo de reacción, sin producir la inyección de la sal de litio e hidrógeno, y en consecuencia no siendo posible ninguna reacción nuclear, los contadores del Dr. Richter mostraron una fuerte actividad.

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e) Que funcionando el dispositivo en las condiciones en las cuales el Dr. Richter afirma se produce la reacción termonuclear la respuesta de sus contadores tuvo las mismas características que en el caso anterior.

f) Los contadores de la Comisión Asesora en los casos d) y e) mostraron una débil actividad. Esta, sin duda, no proviene de la activación de los mismos por una radiación penetrante como lo indica el hecho que funcionaron, también en el caso especificado en d).

Otras observaciones

4. El Dr. Richter mostró una instalación de producción de agua pesada a cargo del Dr. Ehrenberg. Mencionó que, aunque de apariencias modestas, se han obtenido con ella grandes resultados.

Preguntado el Dr. Ehrenberg cómo verifican el enriquecimiento sucesivo del agua común en agua pesada, respondió que no se ha realizado hasta ahora ninguna determinación de este enriquecimiento, pues no cuenta con espectrógrafos de masa y no se han ocupado de hacer determinaciones espectrográficas o de variación de densidad.

En tales condiciones no puede afirmarse que tal dispositivo efectivamente funcione como factor de enriquecimiento del agua común en agua pesada.

5. El Dr. Richter sostiene que el reactor termonuclear en funcionamiento es una poderosísima fuente de ultrasonido. Esta es la razón que dió como explicación porque las paredes de la cámara del proyectado gran reactor, cuya construcción ha sido interrumpida por filtraciones de agua, tengan un espesor de unos 60 cm. Preguntado qué mediciones se han realizado de la gama e intensidad del flujo ultrasónico, en el reactor en funcionamiento, respondió que ninguna, pues no cuentan con instrumentos de medida para ese objeto. La razón por la cual conoce la existencia de este intenso ultrasonido no es otra que los efectos fisiológicos de cansancio y neuralgias producidos por el mismo. Es evidente que sin cuidadosas mediciones del flujo ultrasónico, no puede proyectarse la cámara del gran reactor de modo que signifique un aislamiento adecuado respecto a tal ultrasonido sin que se corra el riesgo que este aislamiento resulte ineficaz o bien incurrir en un derroche de material.

Conclusiones

Resumiendo, las consideraciones teóricas hechas y los elementos de juicio obtenidos y expuestos arriba, permiten extraer las siguientes conclusiones:

a) Que en base de los conocimientos que actualmente se poseen de las reacciones nucleares y en particular de las reacciones Li7 + H1 y H2 + H2 y de la teoría cinética de los gases no es posible que tales reacciones tengan lugar en el dispositivo mostrado por el Dr. Richter. No es posible, por otra parte, entrever qué clase de fenómenos afirma haber descubierto el Dr. Richter que invaliden leyes físicas bien establecidas.

b) De lo expuesto en el parágrafo 2, se sigue que en base del principio señalado por el Dr. Richter para obtener el contralor de la reacción termonuclear, no es posible en ninguna forma obtener el efecto de resonancia que permitiría ese contralor. Esta conclusión es completamente independiente de cualquiera sea la naturaleza del dispositivo de contralor y de cómo se aplica el efecto de resonancia para obtenerlo, pues como queda allí expuesto, tal resonancia nunca puede ser lograda en las condiciones en que opera.

c) De las comprobaciones efectuadas durante el funcionamiento del reactor se sigue que no existe ningún elemento de juicio que permita afirmar que una reacción de carácter nuclear se produce realmente.

d) Los hechos señalados en los parágrafos 3), 4) y 5) muestran a mi juicio, que afirmaciones del Dr. Richter no corresponden a hechos comprobados con criterio científico.”

José A. Balseiro

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Buenos Aires 15 de setiembre de 1952

Informe personal realizado por el ingeniero Mario Báncora referente a la inspección realizada en la Isla Huemul en setiembre de 1952

Informe técnico

A los efectos de presentar una información en la forma más objetiva posible, el suscripto detalla las constataciones efectuadas en orden cronológico y las reacciones que las mismas le han ido produciendo.

Al final se consignan las conclusiones generales emergentes de las mismas.

Constataciones

1°. Visita a la planta separadora de agua pesada

El Dr. Richter explica su método y aparatos para la obtención de agua pesada, cuyo fundamento parece ser la distinta distribución de velocidades moleculares entre el agua común y la pesada.

Llama poderosamente la atención el hecho de que no se haya (halla) ningún control del factor de enriquecimiento en todo el tiempo que la planta está funcionando, control que debió ser el punto de partida para la instalación, sobre todo tratándose de un sistema cuyas posibilidades de funcionar satisfactoriamente son tan problemáticas.

2°. Visita al laboratorio fotográfico

No ha sido posible observar ningún trabajo con emulsiones nucleares que se supone puede ser la tarea más importante que debe desempeñar este laboratorio en un proyecto de esta naturaleza.

3°. Visita al escritorio del Dr. Richter

En una conferencia sostenida ante S.E. (Su Excelencia) el señor Ministro de Asuntos Técnicos, los legisladores y la comisión especial, el Dr. Richter explica su método. En el mismo utiliza las reacciones proton-litio y deuterón. Ambas tienen una baja energía de excitación, pero para que den lugar a una reacción auto-sostenida son necesarias temperaturas del orden de 100,000.000 de grados Kelvin y una zona de reacción de considerable volumen.

Según el Dr. Richter ha podido superar estas dificultades mediante la modificación de la ley de Maxwell-Boltzmann que rige la distribución de energías cinéticas de traslación entre las partículas individuales de un gas que posee una cierta energía térmica total. El Dr. Richter sostiene haber obtenido en lugar de la curva clásica, representativa de esta ley, un "pico de resonancia" de tal manera que la casi totalidad de la energía entregada se comunica a relativamente pocas moléculas (del 1% al 2% según el Dr.) que de esta manera adquieren una alta energía cinética equivalente a varios millones de grados.

La posibilidad de lograr esto es la misma que la de comunicar a algunas bolillas de un bolillero una alta velocidad de agitación, sin que esta velocidad sea comunicada a las otras bolillas contra las cuales chocan constantemente.-

El Dr. Richter manifiesta obtener la "resonancia" mediante el efecto Larmor. Este efecto es la precesión o giro que efectúan las órbitas electrónicas o el momento magnético del núcleo cuando se los somete a la influencia de un campo magnético externo, alrededor del eje N-S del mismo. Es en un todo análoga a la precesión que efectúa el plano ecuatorial de un trompo alrededor de la vertical del lugar.-

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En un gas sometido a violenta agitación térmica y a presión atmosférica, la orientación de sus átomos y su sistema electrónico cambia constante y desordenadamente. En estas condiciones únicamente puede cumplirse una ley estadística y no una ley selectiva como la que se requiere para que exista resonancia. Además la resonancia requiere la presencia de un campo magnético variable. El aparato del Dr. Richter emplea un campo constante. El único campo variable puede provenir de las oscilaciones electromagnéticas engendradas por el arco - como se indica más adelante - pero estas oscilaciones son sumamente inestables y acompañadas de un gran número de armónicas, por lo cual tampoco están presentes las condiciones de resonancia.-

4°. Visita al laboratorio

El Dr. Richter muestra en primer lugar una gran impedancia cuyo objeto, dice, es controlar el reactor evitando su explosión. Luego nos conduce hasta un dispositivo constituido por dos electrodos de carbón separados de unos 15 centímetros y rodeados de un pesado blindaje de plomo y hormigón. Entre ambos electrodos se hacen saltar varias chispas que producen intensas detonaciones. Como elemento desusado plantea el hecho que los carbones se enrojezcan en las partes medias y no en las puntas. El suscripto en presencia del señor Ministro de Asuntos Técnicos explica el circuito. Se trata sencillamente de un transformador de alto voltaje cuya corriente rectificada mediante un kenotrón, carga una batería de condensadores. Cuando el voltaje de los mismos llega al de ionización del aire correspondiente a la distancia entre puntas, se produce la descarga. El enrojecimiento de los carbones en su parte media, se debe a que esta descarga es oscilatoria, y la impedancia que ofrecen los carbones hace que se enrojezcan como cualquier resistencia por la cual circula una alta intensidad.

El Dr. Richter admite que la explicación es correcta, e informa que se trata de un dispositivo para efectuar experimentos relacionados con su reactor. Justifica el blindaje diciendo que es para protegerse de los rayos X, generados por la descarga. Dado que se trabaja a presión atmosférica, la posibilidad de producir rayos X es completamente remota.

Se pasa luego al reactor propiamente dicho que consiste en dos electrodos de carbón colocados entre las piezas polares de un electro-imán. Las piezas polares se hallan perforadas y por una de ellas se inyecta hidruro de litio mediante hidrógeno a presión. Existe un tablero de control desde el cual se regulan las corrientes del arco y la del electro-imán. Como elementos de control, existen los siguientes:

a) dos bobinas cruzadas para registrar la componente horizontal y vertical del campo magnético alrededor del reactor. Estas bobinas están conectadas a sendos oscilógrafos Tectronic;

b) dos células fotoeléctricas, una de las cuales tiene un filtro rojo y que se hallan conectadas a los amplificadores vertical y horizontal de un Varyplotter;

c) dos Geigers conectados, uno a un escalímetro decimal y otro a un integrador de impulsos que a su vez regula el desplazamiento vertical de un Speedomax;

d) una célula fotoeléctrica con filtro rojo que regula el desplazamiento horizontal del mismo;

e) un espectroscopio que toma el espectro producido por el arco y los gases incandescentes que lo rodean. Un ayudante aprieta un timbre que enciende una luz roja en el tablero cada vez que aparece un espectro de rayas.

Efectuada la experiencia el Dr. Richter muestra como pruebas de una reacción atómica los siguientes elementos: 1° : en determinado momento aparecen en los oscilógrafos Tec-Tronix, una serie de oscilaciones que según el Dr. Richter son producidas por el "plasma" de electrones y átomos en estado de alta agitación térmica; 2° : el escalímetro empieza a registrar un gran número de impulsos apenas se enciende el arco. Este número se incrementa al inyectar el litio con el hidrógeno. 3° : en el Speedomax se registra un incremento casi vertical en el registro controlado por el integrador, lo que está de acuerdo con el gran número de impulsos en el escalímetro. El Dr. Richter, atribuye este incremento al haber obtenido una excitación de alta energía que se traduce en una emisión de rayos ultravioleta, X y gammas. Sobre esta experiencia se dan plenos detalles más adelante.

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5°. Reunión en el Hotel Pistarini

El Dr. Richter insiste en sus argumentos sobre el no cumplimiento de la distribución de Maxwell y el pico de resonancia obtenido por efecto Larmor. Ante las objeciones formuladas se escuda en el secreto. Presenta entonces la siguiente proposición: durante el día siguiente - domingo - va a preparar su reactor para trabajar con agua pesada a fin de producir neutrones. Con ellos producirá la activación de varias láminas metálicas. Advierte que es la primera vez que realizará esta experiencia por lo cual debe construir un pulverizador para el agua pesada. Se acepta que si produce neutrones, efectivamente habrá logrado una reacción nuclear. Resulta sin embargo extraordinario que luego de varios años de experimentación, y ante una comisión que viene a verificar el resultado de los trabajos, decida ofrecer como prueba el hipotético resultado de una experiencia que jamás ha realizado y que debe montar en el plazo de un día.- Posteriormente se realiza una conversación sobre temas generales de física durante la cual el Dr. Richter manifiesta ideas muy personales acerca de física moderna.

6°. Nueva visita a la Isla

El Dr. Richter realiza el experimento propuesto empleando agua pesada de procedencia norteamericana (indicio de la inoperancia de su propia instalación). La experiencia, realizada en condiciones de riguroso control con los monitores de la Comisión, da resultados negativos.

Ante esta situación el suscripto solicita la repetición de la experiencia anterior con el hidrógeno y el hidruro de litio. En el ínterin aprovecha para comprobar la respuesta de los aparatos y sacar el circuito eléctrico del reactor.

Estos elementos de juicio unidos a los ya expuestos le permiten llegar a las siguientes conclusiones:

Conclusiones

El dispositivo usado por el Dr. Richter, es el arco cantante descubierto por Dudell hace unos 50 años. La resistencia negativa que presenta el arco, le permite neutralizar la resistencia positiva de un circuito oscilante, constituido por la impedancia de "control" y dos condensadores en paralelo de un micro faradio cada uno, que se hallan cerca del reactor. Esto da lugar a una serie de oscilaciones sostenidas cuya frecuencia depende de la propia del circuito resonante. Estas oscilaciones pueden ser de suficiente baja frecuencia como para ser audibles, (de ahí lo del arco cantante) o ser supersónicas (origen de los ultrasonidos que manifiesta tener el Dr. Richter). Adicionando un campo magnético, e insuflando un gas que enfríe el arco, por ejemplo hidrógeno, se logra elevar considerablemente la frecuencia posible, llegándose a unos 300.000 c/s. Exactamente por este medio logró Poulsen en los comienzos de la radiotelefonía comunicaciones inalámbricas a más de 500 kms de distancia.

Estos arcos emiten una luz de alta frecuencia que origina una gran cantidad de radiaciones en el espectro ultravioleta, y ondas sonoras centimétricas las cuales sincronizadas por la intensa perturbación electromagnética producida, son particularmente efectivas en accionar los contadores Geigers.

El aumento de la respuesta obtenida al insuflar hidrógeno se debe sencillamente al aumento de frecuencia que se logra por este medio, de acuerdo con los experimentos de Poulsen.

Para estar absolutamente seguro de esta afirmación el suscripto ha repetido las experiencias en su propio laboratorio, obteniendo los mismos resultados, vale decir: a) el mismo tipo de oscilaciones en la pantalla de un oscilógrafo conectado a una bobina exploradora; b) funcionamiento a la máxima velocidad posible de un escalímetro conectado a un geiger situado a un metro y medio de distancia del arco.

En virtud de las constataciones y consideraciones que preceden, el suscripto se considera autorizado para afirmar que no existe un fundamento científico serio en las afirmaciones del Dr. Richter de haber logrado una reacción termonuclear controlada, lamentando profundamente el haber tenido que llegar a esta conclusión.

Buenos Aires, septiembre 16 de 1952

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Ing. Mario Báncora

(7) El informe individual complementario del Dr. José Antonio Balseiro referente a la opinión que le merece el Doctor Richter dice Textualmente:

“Información suplementaria

Opiniones personales

Cumpliendo con el deseo manifestado por el Señor Ministro de Asuntos Técnicos, debo añadir al informe técnico adjunto mi opinión personal sobre los trabajos realizados y sobre la personalidad del Dr. Richter.

De acuerdo con lo expresado en el informe adjunto no me cabe ninguna duda respecto al carácter de los trabajos allí realizados. Las experiencias presenciadas no muestran en ninguna forma que se haya logrado realizar una reacción termonuclear controlada, tal como lo afirma el Dr. Richter. Todos los fenómenos que allí se observan no tienen ninguna relación con fenómenos de origen nuclear.

Es de importancia señalar también, que la forma de operar del Dr. Richter deja mucho que desear del punto de vista del método científico. En el informe adjunto se han citado algunos ejemplos que fundamentan esta opinión, que por otra parte, no son los únicos.

Mi experiencia de trato con personas de formación científica y de criterios académicos me sugiere que actitudes tomadas por el Dr. Richter están lejos de poder ser interpretadas como las divulgadas excentricidades atribuidas a los hombres de ciencia. A esto debo añadir que en conversaciones mantenidas con el Dr. Ricther sobre diversos temas de física ha mostrado, o un desconocimiento sorprendente en una persona que emprende una tarea de tal magnitud, o ideas muy personales sobre hechos y fenómenos bien fundados y conocidos.”

(8) Texto del Informe de la Comisión Técnica acerca de las réplicas del Dr. Richter

“El Dr. Richter pretende que el informe general se basa en suposiciones equivocadas al afirmar que la reacción protón-litio no puede realizarse con energías de colisión sensiblemente inferiores a unos 20 Kev. Al hablar de una posibilidad de realización se entiende, siempre, en esta clase de procesos una razonable probabilidad estadística. Por ejemplo, existe la posibilidad de que un libro sobre una mesa salte de ella supuesto que llegue a producirse el hecho que todas las moléculas del mismo se muevan simultáneamente hacia arriba por efecto de la agitación térmica. Tal posibilidad existe, pero su probabilidad es tan pequeña que, sin restricción alguna, su producción puede calificársela de imposible.

Existe efectivamente la posibilidad que la mencionada reacción se produzca con energía tan baja como la de 8 Kev (que por cierto no es sensiblemente inferior a 20 Kev) y aún menores, pero es un despropósito pretender usar esa posibilidad, cuyo rendimiento es extremadamente pequeño, como base de un proceso físico que involucra una reacción concatenada. Pero aún así, imaginemos que la reacción puede producirse con una energía de 1 Kev. Para que el 1% de las partículas alcance una energía de este valor, se requiere una temperatura de dos millones de grados. Se ve, pues, que aún en este caso hipotético, para el cual no es posible esperar reacción alguna se requiere una temperatura tan grande, que su producción escapa a todas las posibilidades técnicas de realización. Imagínese, en consecuencia, cuáles son las posibilidades de iniciar la reacción termonuclear, contando para ello, solamente con un arco voltaico, cuya máxima temperatura, en el mejor de los casos, no alcanza a 4.000 grados!

A continuación el Dr. Richter manifiesta "No está en lo cierto el informe general, si afirma que la técnica de procesos aplicada por el Dr. Richter no tiene en cuenta la ley de distribución de velocidad de Maxwell". Ante S. E. el Señor Ministro y las comisiones de Legisladores y expertos el Dr. Richter ha manifestado claramente haber descubierto cierta clase de fenómenos que implican un tipo de distribución de velocidades desconocida, llegando, incluso, a hacer gráficos representativos de tal

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distribución. Mencionó también, que esta modificación la logra mediante la aplicación del efecto de precesión de Larmor. Posteriormente, en la reunión de la comisión de expertos en el Hotel Pistarini, el Dr. Richter insistió en haber obtenido este apartamiento de la ley de Maxwell, pero en esta oportunidad, afirmó que el efecto de precesión de Larmor es usado, en realidad, para obtener el contralor de la reacción termonuclear.

El Dr. Richter sostiene, ahora, en su respuesta, que la técnica del proceso aplicada muestra una degeneración interesante de la ley de distribución de Maxwell. A pesar del cambio de calificativo, tal "degeneración" no es imaginable dentro del cuadro de los conocimientos actuales, en particular el de la teoría cinética de los gases, quedando, pues, en pié, las objeciones que se han hecho a este respecto en varios de los informes individuales y en el informe general. La mención que hace de la ley de distribución de Fermi o de Maxwell para el caso de electrones en metales o los emitidos en el efecto termoiónico no tiene ninguna relación directa o analógica con la situación en cuestión.

Es de importancia señalar, por otra parte, que en su respuesta el Dr. Richter no menciona, en forma alguna, la mencionada aplicación del efecto de precesión de Larmor acerca de cuya obtención se le han señalado serias objeciones.

El Dr. Richter sugiere como única posibilidad para la realización práctica de su reactor un sistema de circulación cerrado. En el informe general se menciona que, para el caso de la reacción litio-protón, cuando la misma comienza a alcanzar el equilibrio, la temperatura en la zona de reacción debe superar los 150 millones de grados, cifra que el Dr. Richter parece aceptar. Pretender que en una zona de un recinto cerrado exista una tan tremenda temperatura y que las paredes del mismo se mantengan, digamos a 5.000° C (temperatura que no resiste ninguno de los refractarios conocidos) es simplemente absurdo. Para ver que efectivamente es así, basta tener en cuenta la ley integral de Stefan-Boltzmann,

E = s T4 ergios/cm2 seg,s = 5.6 x 10-5 ergios/cm2 seg (grado K)4,

que da para la energía disipada por segundo y por cm2 de la superficie de la zona de reacción el fantástico valor de 3 x 1018Kw, o sea unos 4.000.000.000.000.000.000 HP por cm2 y por seg. Para disipar esta energía con un sistema de refrigeración de agua, siendo la temperatura inicial de esta 0° y al final de 100° C p.e. se requeriría hacer circular unas 10.000.000.000.000 toneladas de agua por segundo y por cada cm2 de superficie que presente la zona de reacción. Este es un volumen superior al de toda el agua contenida en el lago Nahuel Huapi!

El Dr. Richter reprocha al Cap. Beninson y al Ing. Báncora de haber confundido el circuito de rectificación con un circuito oscilante y los acusa de haber contravenido las normas de seguridad de la isla Huemul al estudiar el circuito eléctrico del reactor. En oportunidad de la conversación mantenida en el Hotel Pistarini el Ing. Báncora preguntó al Dr. Richter, en presencia del Padre Bussolini y del Dr. Balseiro y el Cap. Beninson, si el mencionado circuito constituía un secreto, a lo que él respondió que no, pero que, de todas maneras, él no se encontraba dispuesto a facilitarlo. Sobre la supuesta confusión cabe transcribir lo manifestado por el Ing. Báncora: "El dispositivo usado por el Dr. Richter es el arco cantante descubierto por Dudell hace unos 50 años. La resistencia negativa que presenta el arco le permite neutralizar la resistencia positiva de un circuito oscilante, constituido por la impedancia de ‘control’ y dos condensadores en paralelo de 1 MF cada uno, que se hallan cerca del reactor". Por otra parte, en el informe general, en parágrafo c) punto 2° ) se dice "el único generador de oscilaciones electromagnéticas existente al realizarse la experiencia es el propio arco del reactor". Se ve, pues, que en ninguna forma se ha afirmado algo que induzca al Dr. Richter a señalar que se ha cometido tal confusión.

El Dr. Richter pretende justificar el blindaje de hormigón en el arco N° 1 afirmando que se trata de una protección contra los rayos-X producidos por el Kenotrón. Estos dispositivos se construyen de modo que la intensidad de rayos-X emitidos al exterior sea la mínima posible. Si se trata de resguardarse contra estos rayos hubiera bastado un reducido blindaje de plomo. Sin embargo, el mismo Dr. Richter afirma en su réplica que ha gastado toneladas de cemento y plomo para este objeto. Por otra parte cabe mencionar la curiosa circunstancia de que el Kenotrón se encuentra situado cerca del borde del blindaje, lo que hace que éste, a pesar de sus dimensiones, sea de todas maneras, relativamente ineficiente, debido a la dispersión de los rayos-X en el mencionado borde.

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Con respecto al arco en sí, no hay la menor posibilidad de generación de rayos-X por el mismo.

El Dr. Richter afirma que los expertos no tuvieron un concepto claro de las oscilaciones del plasma cuya existencia él supone en la zona de reacción. En el informe general se sostiene explícitamente que las señales recibidas por las bobinas de inducción son originadas por las oscilaciones electromagnéticas del propio arco cantante. A este respecto, el Ing Báncora ha realizado las comprobaciones experimentales pertinentes de modo que tal afirmación no es una mera suposición. Igualmente se ha comprobado la activación de los contadores Geiger por las perturbaciones que éstos sufren en las cercanías del arco voltaico.

Los expertos están de acuerdo en que no existen conexiones directas entre los dispositivos de regulación del reactor y los aparatos de contralor. Pero si se varía la intensidad luminosa de una fuente variando la intensidad de la corriente de alimentación de la misma, es obvio que una célula fotoeléctrica acusará todas las variaciones producidas a pesar de que no haya conexión eléctrica alguna entre la fuente y la célula. Trazar una curva variando constantemente, como lo hace el Dr. Richter, los parámetros de los cuales ésta depende, y esgrimir el resultado como un elemento de juicio es algo que no encuadra dentro del método científico. El Dr. Richter dice luego, que no se tuvo intención de mostrar un desplazamiento de las líneas del espectro. En esto incurre en un error de concepto, pues el efecto Doppler de temperatura, que debe ser muy visible si se toman las prevenciones necesarias para temperaturas de millones de grados, consiste en un ensanchamiento de las líneas y no en un desplazamiento de las mismas. En repetidas oportunidades el Dr. Richter ha exhibido espectogramas como prueba concluyente de haber obtenido una reacción nuclear, lo que no condice con la simple función de contralor que ahora le asigna al espectroscopio.

El Dr. Richter ha manifestado al Dr. Balseiro, en presencia del Cap. Beninson y del Ing. Báncora no haber realizado ninguna medición del flujo ultrasónico por carecer de instrumentos para este objeto, y que el gran espesor de las paredes del edificio del gran reactor proyectado eran debidas a las medidas de protección contra un flujo ultrasónico sumamente intenso. Ahora sostiene, por una parte, haber medido la gama e intensidad del ultrasonido mediante un dispositivo de células fotoeléctricas. No es posible entrever de qué manera se puede medir mediante fotocélulas la intensidad de un sonido si no se dispone de alguna fuente patrón que permita efectuar una medida relativa.

Las afirmaciones hechas por la comisión de expertos acerca del dispositivo de fabricación de agua pesada se basaron en la declaración hecha por el Dr. Ehrenberg, quien afirmó que hasta ese momento no se había efectuado ninguna determinación del enriquecimiento del agua común en agua pesada. El Dr. Richter afirma en su refutación, sin embargo, que se han efectuado determinaciones picnométricas.

Concluyendo, cabe destacar, que como es natural, los informes de los expertos fueron realizados en base de las apreciaciones personales, de las manifestaciones e informaciones facilitadas por el Dr. Richter. Del presente informe fluye que gran parte de las afirmaciones que el Dr. Richter hace en su refutación están en manifiesta contradicción con aquellas previas informaciones.

Esta comisión al considerar detenidamente las nuevas manifestaciones del Dr. Richter y en base a ellas, después de analizar las conclusiones a que llegara en sus informes anteriores, le cabe puntualizar que en ninguna forma puede modificar la opinión vertida en el informe general, a saber qué:

"Los conceptos teóricos suministrados por el Dr. Richter carecen de los fundamentos necesarios para permitir se abrigue alguna esperanza de una realización exitosa de sus propósitos tendientes a lograr una reacción termonuclear mantenida y controlada" y que,

"De las experiencias realizadas, la Comisión Técnica tampoco ha obtenido elementos de juicio que puedan justificar en modo alguno las afirmaciones de la magnitud de las formuladas por el Dr. Richter, tales como el haber logrado reacciones termonucleares, poder mantenerlas y controlarlas".

Buenos Aires, Octubre 16 de 1952”

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Capítulo III

La cuestión científica (referente al proyecto Huemul)

1. Con lo que precede está probado, por las opiniones concordantes de personas de autoridad científica y técnica, que no existió ninguna prueba que permitiera afirmar que en los experimentos realizados por Richter en la isla Huemul se haya logrado producir reacciones termonucleares en cadena y controladas y por lo tanto, que fue acertada la resolución que puso término aunque tardíamente, el respectivo proyecto.

2. Pero esta Comisión Investigadora tiene por misión deslindar responsabilidades: decidir si hubo imprevisión, imprudencia, incuria, intención dolosa, etcétera, en quienes propiciaron y mantuvieron la realización de ese proyecto y especialmente en su principal autor: Ronald Richter. Para ese efecto, los informes citados contienen sólo indicios parciales, que esta Comisión Investigadora ha procurado ampliar y precisar. Para ello es previo un capítulo exhaustivo sobre la cuestión científica. Por otra parte, habrá que investigar además toda denuncia o indicio de irregularidades administrativas, que pudieron ser, o haber sido motivo de sanción punitiva.

3. La cuestión científica referente al “proyecto Huemul” no consiste en decidir si ahora, o en un futuro más o menos lejano, será posible obtener la liberación de energía mediante reacciones termonucleares controladas. En el estado actual de la ciencia hasta ahora publicada, tal cuestión no puede ser objetivamente resuelta. Pero, además, no tiene ninguna relación con el “caso Richter”; y toda tentativa para derivar éste hacia dicha cuestión, tergiversa el planteo correcto del mismo.

4. Las cuestiones que inmediatamente debieron plantearse, en 1949, cuando se resolvió crear el “centro Huemul” (capítulo I, 9), son las siguientes:

5. ¿En el estado de la ciencia entonces conocida –y aún ahora- era prudente confiar en que una sola persona poseyera un secreto que permitiría aquella realización, sin exigirle que lo expusiera ante personas capaces de juzgarlo?

La respuesta a esta pregunta es terminantemente negativa. La obtención de energía para usos industriales mediante reacciones termonucleares, no puede afirmarse que fuera entonces, ni que no lo sea ahora, absolutamente imposible; pero es extremadamente improbable que dependa y pueda resolverse merced a un secreto descubierto individualmente; y por lo tanto fue imprudente confiar en que así pudiera ser, sin exigir la exposición del respectivo secreto, antes de confiar a su presunto poseedor muy cuantiosos bienes nacionales (1).

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6. ¿Aun si se contestara afirmativamente a la pregunta anterior, era después posible que tal proyecto pudiera realizarlo aisladamente una sola persona? Esta Comisión comparte al respecto la opinión que habría expresado el profesor Enrique Fermi, premio Nobel, inventor del “reactor de uranio” denominado “pila heterogénea”, y que ha sido referida a fojas 294, vuelta, “Si a uno como yo, lo hubieran puesto aislado en una isla, como estaba Richter (corría ya el mes de diciembre de 1951), no habría concretado seguramente nada; por cuanto nosotros trabajamos en equipo; cada día lo hacemos aisladamente unas horas, y en el mismo día nos reunimos después para discutir los resultados, en cuya oportunidad nos damos cuenta de los errores cometidos por cada uno. Por este motivo ni siquiera nos hemos interesado por los resultados enunciados por la prensa internacional, que consideramos fruto de pura fantasía”.

7. Aun respondiendo afirmativamente a la pregunta anterior, ¿Justificaban los antecedentes de Ronald Richter, que se pusieran a su disposición tan costosos elementos para realizar sus ensayos?

Esta Comisión Investigadora contesta también negativamente a esta pregunta. Ronald Richter no había publicado hasta entonces, ni lo ha hecho después, ningún trabajo científico. De su propia declaración (fojas 27, vuelta, a 29, vuelta), resulta que durante y después de la última guerra deambuló de uno a otro laboratorio y de uno a otro país, lo cual no recomienda a ningún investigador serio, y que se ocupó de muy diversos temas: activación de catalizadores, especialmente para la industria del petróleo; perfeccionamiento de acumuladores livianos; investigación de vibraciones en la estructura de los aviones; investigación de turbulencias en túneles aerodinámicos, y otros temas. Pero según sus propias declaraciones, solo habría trabajado en física nuclear durante “poco más de seis meses” con un generador de alta tensión Vandegraaf (foja 27, vuelta, in fine) desde fines de 1942 (foja 28, vuelta), o principios de 1943 hasta agosto de este mismo año, en que pasó a trabajar en el Ministerio de Aeronáutica (foja 29). Su trabajo en física atómica consistió, según él (foja 28), en “obtener curvas de excitación y secciones eficaces”, que no fueron publicados, referentes a las reacciones (foja 29), consignada en la foja 41. Como se ve, nada se esto se refiere a reacciones termonucleares, ni a un nuevo procedimiento para liberar energía nuclear. Las determinaciones que según el mismo habría realizado con el generador de Vandegraaf constituyen la aplicación clásica de este aparato; y ya en esa época (1943), sólo eran un tema para trabajos de rutina.

8. ¿Se intentó, entonces, conocer siquiera, fidedignamente, los antecedentes científicos de Ronald Richter? Formulada esta pregunta al coronel González (foja 129 y vuelta), contestó: “Que entonces no, porque el declarante consideraba que se trataba de una investigación de laboratorio, sin mayor volumen. Pero que posteriormente, hacia fines del año 1950, habiendo conocido al señor Mario Fano y en el transcurso de una conversación, se enteró que era primo hermano del profesor Enrico Fermi. Como el doctor Fano viajaba a Italia, le pidió que le preguntara al doctor Ferni si lo conocía a Richter. A su regreso, el doctor Fano le dijo que el doctor Fermi le había expresado que sí, que lo conocía y que figuraba, aunque no como persona de gran importancia entre

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los hombres que los Estados Unidos de América deseaba llevar a aquel país”. Esta manifestación ha sido solo parcialmente corroborada por el doctor Fano, pues, desde luego (foja 274, vuelta), manifiesta que no fue a requerimiento del coronel González, sino espontáneamente que, de vuelta de su viaje a Italia, en enero de 1952, le comunicó: “que el profesor Ferni le dijo en esa ocasión que el nombre de Richter figuraba en la lista de los físicos especializados en física, tomados en consideración por los anglo-norteamericanos en Europa, y ocupaba el penúltimo lugar sobre unos sesenta, de los cuales aproximadamente cuarenta fueron contratados por Estados Unidos de América”. Preguntado (ídem) “si está seguro de la fecha indicada” contestó: “que si, por cuanto se encontró con el profesor Fermi a fin del año 1951”, Como se ve, hay por lo menos diferencia de un año entre las fechas indicadas por uno y otro declarante para el mismo hecho. Por otra parte, obra en poder de esta Comisión Investigadora (bibliorato 1, fojas 166 y siguientes), copia auténtica de una información producida para el ministro de Asuntos Técnicos, el 30 de octubre de 1951, por el doctor ingeniero Juan B. de Nardo, a la sazón en Chicago, y entregada a la embajada argentina, en la cual refiere una conversación con el mismo profesor Fermi: “Me preguntó –dice Nardo- el doctor Fermi, que pensaba yo del anuncio que sobre energía nuclear hizo Richter. Le comenté que no conociendo a fondo el problema no podría opinar, pero que, teniendo fe en el anuncio del señor presidente (2), suponía que lógicamente se habría comprobado el hecho antes del anuncio.

“A mi vez –para mi información- solicité la opinión del doctor Fermi, quien me contestó más o menos: “Nunca escuché hablar del señor Richter, y lo que es más, los trabajos en el tema, tan conocidos entre la gente que trabaja en el mismo campo, ni lo mencionan. Yo he sido amigo de Von Traubemberg –fallecido hace dos años- pero nunca oí de Richter…”

Debemos aclarar que Von Traubemberg había sido profesor de Richter.

De estas constancias resulta que ambas manifestaciones Fermi fueron hechas a fines de 1951, “después del anuncio del ex presidente (capítulo II 6.) y no en 1950. Además, en octubre de aquel año, el profesor Fermi estaba en Chicago, y aún no tenía ninguna noticia de Richter, por tanto, la lista a que se refirió al hablar con el doctor Fano a fines del mismo año la conoció posteriormente en Italia, y sin duda recientemente, por lo cual recordaba aún el detalle que Richter ocupaba el penúltimo lugar; y su nombre en ella le llamó la atención a causa del anuncio del ex presidente. Tal vez fue este anuncio el que determinó su inclusión. Es evidente que esta mención carente de toda significación, y se refiere a una fecha (principios de 1952), en que ya se había invertido mucho dinero en el “proyecto Huemul” (capítulo II, 3). El profesor Fermi, desgraciadamente, ha fallecido.

9. Independientemente de sus antecedentes: ¿Hubiera sido posible juzgar de la capacidad científica de Ronald Richter en cuanto a sus conocimientos de física y su criterio crítico para juzgar los resultados experimentales?

A este respecto su declaración es muy ilustrativa (hoja 28, vuelta). Preguntando: “¿Cuál fue la presión en el interior del plasma y cómo la determinación? Contestó: La presión

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fue medida por el ensanchamiento de las líneas espectrales del hidrógeno y del litio, registrado en forma continua con placa móvil. Se comprobó así que al iniciarse la explosión se tiene un espectro molecular de bandas que se transforma en espectro atómico de líneas de hidrógeno, de litio y de helio, y éstas se ensanchan hasta dar el espectro continuo; y cuando el impulso disminuye, se produce nuevamente el espectro de líneas. En el momento del máximo impulso y ensanchamiento, se produce, por efecto Doppler, un corrimiento total del espectro hacia el violeta, de modo que, fotografiado el espectro continuo, la posición del máximo de energía permite calcular con la fórmula del efecto Doppler la velocidad de los átomos y, por lo tanto, la presión, y ésta es la responsable de la multiplicación de la reacción”.

10. Como se sabe el efecto Doppler produce:

a) Ensanchamiento de las líneas espectrales, que se debe al movimiento desordenado calorífico de los átomos emisores y aumenta, por lo tanto, con la “temperatura”, por lo cual permite calcularla.

b) Corrimiento de las mismas líneas, que depende de la velocidad de traslación de la fuente luminosa “en conjunto” respecto del espectrógrafo, y permite calcular la componente radial de dicha velocidad.

11. Richter confunde este segundo efecto con la “ley de desplazamiento de Wien”, que se refiere a la posición del máximo de energía en el espectro “continuo” del cuerpo negro, cuyo desplazamiento depende de la temperatura del cuerpo, y también permite calcularla, “pero con otra fórmula”.

Además, ninguno de los tres fenómenos permite por si solo calcular la presión del gas que emite el espectro de líneas, ni del “plasma” al que atribuye el espectro continuo.

12. Podría pensarse que Richter es un sabio tan especializado en física atómica que pudo haber descuidado algunos conocimientos de física clásica. Pero es que, además, ha incurrido en errores de la misma magnitud respecto de conocimientos elementales de física atómica. En su réplica al informe de la Comisión Técnica (cap. II, 14) dijo: (bibl. 2, foja 305) “Debe hacerse presente a los expertos que por esta razón fue inyectada agua común mediante nitrógeno, para poder utilizar las líneas atómicas del espectro del hidrógeno como prueba de ionización.” Para eliminar toda duda acerca de la traducción de este párrafo se transcribe el correspondiente texto en alemán (íben, foja 313): Die Expert werden diaran erinnert, dess sus diesen Grunde das normale Wasser mit. Hilfe von Stickstoff eingeprintzt Wurde, demit man das Atomlinienspectrum des Wasseratoffes als Ionisationstest verwnden kann.

Pues bien: el átomo de hidrógeno es el “protón” y carece de espectro de líneas; pues no posee electrones orbitales que pudieran producirlo, conocimiento elemental que no ignora ningún estudiante.

13. Todo esto en cuanto a sus conocimientos de física. En cuanto a su criterio crítico de la experimentación, está dicho en el párrafo antes transcripto (Nº 9) que la

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transformación sucesiva del espectro de líneas en el de bandas y luego en continuo, para seguir después el orden inverso fue “registrada en forma continua con placa móvil”, con una velocidad de un centímetro por segundo (foja 39). Preguntado: “¿Cuánto dura cada impulso?” Contestó: “del orden de los tres microsegundos (millonésimos de segundo)” (foja 39, vuelta). Pues bien, en este intervalo la placa fotográfica se habría desplazado tres millonésimos de centímetro, es decir, la “milésima parte” del diámetro de un cabello, y es evidente que así no es posible registrar ni observar el proceso; el desplazamiento de la placa es para ello totalmente innocuo. Por consiguiente, Richter demostró aquí no poseer suficiente criterio experimental. Pero además, es evidente que no pudo realizar y observar con ese procedimiento el proceso que menciona, y por tanto ha faltado a la verdad cuando dijo que así lo habría hecho para determinar la presión.

14. En resumen: Ronald Richter ha incurrido en su declaración ante esta Comisión Investigadora y en su réplica al informe de la Comisión Técnica, en errores respecto de conocimientos elementales de física, que no serían excusables en un alumno universitario de esta materia. Ha demostrado, además, no poseer suficiente criterio crítico experimental, de tal modo que no puede confiarse en las consecuencias que deduce de sus propios experimentos.

Finalmente, ha faltado a la verdad, afirmando haber realizado determinadas comprobaciones experimentales con un método con que hubiera sido imposible obtenerlas.

15. Adviértase –y eso es lo importante a los efectos del cometido de esta Comisión Investigadora (Nº 12)- que para llegar a las anteriores determinaciones no ha sido necesario mencionar el pretendido secreto Richter, y por tanto, es evidente que si antes de proporcionarle los costosos medios para realizar el “proyecto Huemul” se lo hubiera enfrentado con los físicos argentinos, se habría puesto en evidencia su incapacidad para llevarlo a cabo, sin necesidad de que revelara aquel secreto.

Como elemento ilustrativo al respecto puede citarse lo declarado por el capitán Iraolagoitía a propósito de su primera visita a Huemul, después de ser designado director nacional de Energía Atómica: “Que recuerda que en esa oportunidad anotó catorce respuestas disparatadas, a juicio del declarante, de las que son ejemplo las cuatro mencionadas” (foja 240); y en efecto lo son; aunque no fueran cuatro, sino sólo tres las mencionadas.

La anterior conclusión fue anticipada por esta Comisión Investigadora Nº 12, y comunicada a la Comisión nacional de Investigaciones el 7 de noviembre próximo pasado; pero se pidió que no se diera a publicidad (nota del 10 de noviembre del año 1955) para no entorpecer otras comprobaciones que se mencionarán más adelante (cap. IV).

16. Cada vez que se invoca la ignorancia de alguien para negarle la posibilidad de un hallazgo en contra de los principios admitidos por la ciencia, se trae a colación en

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contrario el ejemplo de Colón y los sabios de Salamanca. Conviene sin embargo tener en cuenta:

1º) Que no eran tales sabios, pues negaban la redondez de la tierra, que ya conocían los pitagóricos y aceptaban los griegos de Alejandría, quienes llegaron a determinar muy aproximadamente la longitud de un meridiano (Eratóstenes; 236-195 a. J. C.);

2º) Que Colón estaba muy equivocado respecto de las dimensiones terrestres, y por lo tanto de su posibilidad para llegar a las Indias orientales navegando hacia Occidente, pues en contra de aquella determinación las suponía muchísimo menores, por lo cual, de no haber existido el continente americano, contingencia que él no podía prever, se hubiera perdido irremisiblemente en el mar con tres naves y todos sus tripulantes, como estuvo a punto de que le sucediera; y como sucedió con el proyecto Huemul por confiar, según veremos, en otros “sabios de Salamanca”.

17. Desde el punto de vista del cometido de esta Comisión Investigadora interesa la siguiente cuestión: ¿Tenía efectivamente Richter algún secreto respecto de la posibilidad de producir reacciones termonucleares? Aunque no pudiéramos llegar a una respuesta categórica, debiéramos analizar su pretendido “secreto”. La dificultad para ello consiste en que en diversas ocasiones ha dado diferentes versiones contradictorias del mismo, y unas veces ha expuesto determinados fundamentos teóricos que ha negado otras veces. Requerido por esta Comisión para que hiciera “la descripción del experimento” que supuso exitoso, respondió (foja 37): “Que consistió en la inyección de litio y de agua pesada en el plasma de un arco eléctrico; y en cuanto la fecha, 16 de febrero de 1951. Preguntado: ¿De que eran los electrodos del arco? Contestó “Que en ese experimento dispuso un tubo de aluminio de pared delgada lleno de los reactivos litio y agua pesada conectado en sus extremos a dos gruesos electrodos de cobre y que se hacía explotar por medio de la corriente” Además (foja 39, vuelta);

18. Preguntado: ¿Qué otros experimentos sobre reacciones termonucleares realizó? Contestó: La misma experiencia pero en cambio de una única explosión usó un arco voltaico continuo entre dos electrodos de carbón y en cuyo plasma se inyectaba litio y agua pesada; y en otro experimento, hidruro de litio”… “Preguntado: ¿Cuál fue la intensidad de la corriente eléctrica? Contestó: 100 (cien) amperes; pero aclara que no es la intensidad de la corriente la variable fundamental sino la tensión aplicada, que fue de 1.000 voltios, y que el arco se producía en el eje de un reflector cilíndrico de hormigón de 2 (dos) metros de diámetro; que la onda explosiva producida al concentrarse nuevamente en el eje el plasma era comprimida con lo cual la tensión subía adecuadamente y este proceso se repite constantemente con alta frecuencia”. Más adelante (foja 38): “Manifiesta al respecto que por el silencio que le impuso el ex presidente (3) realizó las experiencias sin dar las explicaciones previas que ahora ha expuesto por primera vez, de tal modo que esta Comisión ignoraba la base teórica del experimento” (se refiere a la de expertos; capítulo II, punto 12).

No obstante, en la réplica al dictamen de la misma Comisión (bibliorato 2 a foja 321) parece asignar al reflector la función de reflejar los neutrones que se hubieran

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evaporado del plasma, pero no la onda explosiva, a la cual atribuye ahora las condiciones indispensables para producir la reacción termonuclear.

19. La declaración continúa (foja 38): Preguntado: si repitió el experimento, contestó: que sí, ante el coronel y el capitán González y posteriormente ante la comisión formada por el doctor Balseiro, el ingeniero Bancora, el capitán Beninson, el padre Bussolini y el profesor Gamba.” (4)

20. Pues bien: hay repetidas constancias de que los experimentos que presenció la mencionada Comisión Técnica no se hicieron en el interior de “un reflector cilíndrico de dos metros de diámetro”, sino en un local cuadrangular de grandes dimensiones. La instalación correspondiente ha sido minuciosamente descrita por varios miembros de dicha Comisión, y ninguno de ellos menciona el reflector cilíndrico (bibliorato 2: informe del capitán Beninson, foja 269; del ingeniero Bancora, ídem 282; del ingeniero Gamba, ídem 287). Además, cuando esta Comisión Investigadora visitó la isla Huemul (foja 79), tuvo ocasión de ver aquella instalación, acompañada por el doctor Balseiro (ídem) y el señor Fernando Manuel Prieto, de los cuales el primero formó parte de la Comisión Técnica y en su carácter de tal presenció las demostraciones hechas por Richter, y el segundo permaneció siempre en Bariloche, asegurando que era la misma empleada por el mencionado Richter, y que concuerda, por otra aprte, con las descripciones mencionadas. Pues bien, tomando la descripción hecha por el capitán Beninson, por ser la más breve, tenemos (foja 269):

“La parte medular del “reactor” la constituye un arco voltaico fijo y de potencia graduable, con un circuito eléctrico oscilante, formando este conjunto una variante del arco “musical” de Dudell, utilizando en radiotelegrafía por Poulsen y otros, antes del advenimiento de la lámpara termoiónica.

“Este equipo se halla complementado por un electroimán de campo magnético variable, teniendo sus masas polares perforadas en su centro para permitir la inyección, bajo distintas presiones, hacia los carbones, y perpendicularmente a ellos, de los elementos que se procura desintegrar.”

21. Es evidente que la teoría anterior (Nº 13) “expuesta por primera vez” ante esta Comisión Investigadora no se acomoda con este dispositivo experimental. Pero tenemos que decidir si Richter “guardó el silencio que le impuso el ex presidente”, o si esto es otro de sus subterfugios.

La teoría de un experimento que se adapta al dispositivo descripto, y que fue presenciado por la Comisión Técnica, ha sido expuesta por Kart Tank en el memorándum que dirigió desde Villa del Lago (Córdoba) el 20-VI-1950 al “Sehr geehrter Herr Brigadier”, sin nombrarlo, y como corre agregado a este expediente a fojas 9 y 10. Su traducción está agregada a fojas 11, 12 y 13. y va dirigida al “director de la Escuela Superior de Guerra Aérea”, por lo cual es de suponer que fue éste quien recibió el memorándum original; o por lo menos, que sabía a quién fue dirigido. Además, a fija 10 vuelta, figura una anotación en alemán (P. S.) de la cual se deduciría,

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si es auténtico del mismo Kart Tank, que la traducción habría sido motivada por él a la misma persona a quien dirigió el memorándum. Esta Comisión Investigadora ha tratado de averiguar quién fue esa persona, para lo cual dirigió la nota de fecha 9 de diciembre del año 1955 que corre a fojas 388 a su excelencia el señor ministro de Aeronáutica, quien, con fecha 30 de dicho mes, expresó que se trataba del brigadier don Heriberto Ahrens (actualmente brigadier mayor). Teniendo en cuenta que el día 31 de diciembre próximo pasado finalizó el cometido de esta Comisión, los integrantes de la misma se vieron imposibilitados de efectuar la correspondiente averiguación. Se considera, sin embargo, que el contenido del memorándum y la firma de Kart Tank en él son autenticas.

22. Pues bien, dice el memorándum (foja 129: “3º El procedimiento propuesto por el doctor Richter de la utilización de la energía nuclear, cuya realización está en preparación, consiste en el hecho de iniciar de un modo diferente (que en la bomba de hidrógeno) el proceso de encendido de la transformación técnica.”

“El doctor Richter descubrió, con motivo de sus ensayos experimentales en Alemania durante la guerra, la posibilidad de hacer cuasi estable la estructura molecular por la isomerización de los núcleos por medio de campos magnéticos. Por la superposición de este estado con un campo magnético de frecuencia adecuada se forma un proceso de resonancia por el cual el núcleo atómico resulta inestable y pasa a otro estado por el suministro de energía de radiación. Por la selección de elementos adecuados se pueden conseguir temperaturas por este proceso de transmutación nuclear (20 millones de grados) que corresponden a la temperatura solar mencionada. Después de la iniciación de este procedimiento de encendido se puede mantener de esta manera este proceso de combustión “atómica” por el suministro adicional de otros elementos como los mencionados en el Nº 2” (núcleos livianos).

“El problema en este caso consiste en el hecho de que se disponga de procedimientos de control adecuados por medio de los cuales los procesos son controlables en su desarrollo en cualquier momento. Los trabajos realizados hasta hoy por el doctor Richter se han dirigido, principalmente, al desarrollo del procedimiento de control y llegaron al éxito esperado.”

No es necesario insistir sobre los disparates que se dicen en estos párrafos. El tal proceso de resonancia fue demostrado imposible por el doctor Balseiro (capítulo II, punto 16). Aun cuando no fuera así, el “proceso de transmutación” del pretendido isómero de mayor energía con “suministro de energía” de radiación” no podría elevar la temperatura, a menos que la energía radiante producida fuera absorbida térmicamente, lo que está muy lejos de ser probable, tratándose de rayos gamma, como es el caso de las denominadas transmutaciones isómeras, etcétera.

23. El informe anterior fue, evidentemente, dictado por Ronald Richter al señor Kurt Tank, pues este (foja 22) no es físico atómico (y, sin ninguna duda, entiende muy poco del asunto) en una visita que aquel le hizo en Villa del Lago. Corrobora nuestra afirmación un indicio que, sin ser absolutamente seguro, lo es suficientemente para este

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objeto: en el “diario de Richter”, que esta Comisión Investigadora ha revisado, consta la siguiente anotación: “junio 21 de 1950; viaje peligroso desde Córdoba a Buenos Aires; yo había visitado al profesor Tank.” Es decir, Richter regresó de Córdoba, después de haber visitado a Tank en Villa del Lago, al día siguiente de la fecha del memorándum de este.

24. Debemos, pues, puntualizar sus afirmaciones, a saber:

a) Que Richter había descubierto “con motivo de sus ensayos “experimentales” durante la guerra, la posibilidad de hacer cuasi estable la estructura molecular por la isomerización de los núcleos por medio de campos magnéticos”. Pero en su declaración en la Jefatura de Policía y refiriéndose a sus trabajos en Europa, dijo (foja 21): “Que dedicado desde un principio a trabajos de investigación pura, trató de desarrollar la “teoría” de obtener altas temperaturas de reacciones termonucleares mediante la focalización exclusiva en un sentido análogo al de la carga hueca en balística.” Es, como se ve, la teoría del reflector de la onda explosiva; esto dijo el 4 de octubre próximo pasado, pero no hizo ninguna mención al proceso de isomerización mediante campo magnético. Sabemos, además, por sus propias declaraciones (véase Nº 7) que había trabajado experimentalmente en física nuclear, solo unos seis meses y en un asunto totalmente diferente (con el generador Vandegraaf).

b) Que los trabajos de “Richter se han dirigido principalmente al desarrollo del procedimiento de control y llegaron al éxito esperado”. Esto fue escrito en junio de 1950, “ocho meses antes” que el “primer experimento” para obtener una reacción termonuclear tuviera el pretendido éxito, tan ruidosamente anunciado.

¿Cómo pudo saber que el procedimiento de contralor de reacciones termonucleares llegó al éxito esperado, antes de haberlo obtenido?

Todo esto está firmado y afirmado por el señor Kurt Tank, ausente ahora del país. ¡Que su ejemplo nos sirva para ponernos en guardia frente a algunas “celebridades” extranjeras, a que era un afecto el ex presidente! (véase página 446 del expediente).

25. A pesar del silencio que le impusiera, según él dice, el ex presidente (número 18), es indudable que Richter expuso la teoría anterior a la Comisión Técnica (capítulo II, 12), pues el doctor Balseiro, que no figuraba entre los firmantes de la pericia anterior (capítulo II, 11) la relata extensamente en su informe (bibliorato 2, fojas 260 y siguientes); y sin duda no pudo él inventarla ni adivinar que fuera la de Richter. Por otra parte el ingeniero Bancora “manifiesta obtener la resonancia mediante el efecto de Larmor”, que a continuación describe.

Por tanto: o no era ese el secreto de Richter o violó la consigna que le impuso el ex presidente.

26. Los cálculos del doctor Balseiro mediante la fórmula de la precesión de Larmor fueron tan concluyentes, que Richter ni intentó siquiera contradecirlos en su réplica. Por eso la Comisión Técnica pudo después decir al respecto (bibliorato 2, foja 340): “Es de

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importancia señalar, por otra parte, que en su respuesta el doctor Richter no menciona, en forma alguna, la mencionada aplicación del efecto de precesión de Larmor, acerca de cuya obtención se le han señalado objeciones.”

27. Podemos ahora responder con gran verosimilitud a la cuestión planteada en el número 17, a saber:

Richter nunca tuvo secreto alguno que permitiera siquiera la posibilidad de obtener reacciones termonucleares, controladas o no. Solo tuvo algunas vagas ideas que a él le parecieron muy acertadas, a saber, sucesivamente:

1º Producir una elevadísima temperatura mediante la volatilización (arco) de una lámina metálica delgada por una corriente muy intensa. Es la teoría de su primer experimento del 16 de febrero de 1951, que ya había sido intentado por otros, sin resultado. Tal vez llegó a saberlo posteriormente Richter, por lo cual abandonaría este método.

2º La isomerización de los núcleos mediante campo magnético (precesión de Larmor) es la disparatada teoría de los experimentos que mostró a la Comisión Técnica.

3º La teoría de la concentración por reflexión de una onda de choque, es solo un subterfugio muy posterior para seguir sosteniendo que estaba y está en posesión de un gran secreto, puesto que en los experimentos recién mencionados faltaba el “reflector cilíndrico”, elemento indispensable para realizar esta idea. La posible utilización de una onda de choque para iniciar reacciones termonucleares no “es original de Richter”, pero hasta ahora las temperaturas alcanzadas en tales ondas están muy por debajo de las que se requerirían.

28. La conclusión enunciada en el número anterior se corrobora con los hechos siguientes:

1º Después de realizado el experimento del 16 de febrero de 1951, modifica el dispositivo experimental; suprime el “reflector cilíndrico”; substituye por un arco la volatilización por la corriente; agrega el campo magnético, el circuito oscilante, etcétera.

2º Ensaya, además, las ideas más peregrinas. En algunos de sus experimentos colocaba altoparlantes sobre el arco voltaico, los cuáles eran accionados por el oscilador y que indefectiblemente terminaban quemados por la cercanía del arco (foja 241). Este hacho ha sido relatado minuciosamente por un testigo presencial (foja 260, vuelta): “Que se producía un arco voltaico entre carbones en un campo magnético producido por un gran electroimán. Sobre el arco se colocaba un altoparlante de doce pulgadas que a veces era sostenido por un arco de madera. Este altoparlante era excitado por un oscilador de frecuencia audible variable, comenzando con un tono muy grave hasta llegar a un agudo extremadamente penetrante. Al final del experimento se producía una llamarada de calor muy rojizo y finalmente se quemaba el altoparlante.” Agrega que así se quemaron seis u ocho de estos.

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En cierta oportunidad, Richter negó que utilizara altoparlantes (foja 241, vuelta); y esta Comisión no ha podido decidir al respecto, pero no es imposible que lo hiciera.

NOTAS:

(1) No solamente dinero y recursos materiales y humanos; también el riesgo ecológico – ambiental que estas actividades pueden traer si no son debidamente controladas. (Nota del transcriptor).

(2) Juan Domingo Perón, quien ese 24 de marzo llegó a decir “que la energía barata se compraría en embases grandes y chicos como los de la leche”. (Nota del transcriptor).

(3) Juan Domingo Perón. (Nota del transcriptor).

(4) Ver notas 6, 7 y 8 del capítulo II. (Nota del transcriptor).

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Capítulo IV

¿Quiénes fueron los responsables científicos del proyecto Huemul?

1. Se trata ahora de decidir quiénes recomendaron científicamente a Richter y apoyaron la posibilidad de que obtuviera la liberación de energía atómica mediante reacciones termonucleares controladas.

2. Su vinculación con la Argentina comienza cuando Kunt Tank lo propone para venir al país (capítulo I, punto 1).

3. El mismo Kurt Tank lo vincula primeramente con los brigadieres San Martín y Ojeda (capítulo I, punto 4) y con el ex presidente Perón. De una conferencia con éste arranca la vinculación oficial de Richter con instituciones argentinas, comenzando por un contrato celebrado con la Secretaría de Aeronáutica (véase capítulo VII. Pinto 1).

4. Hemos visto, además (III, 21), que Kurt Tank fue el vehículo que utilizó Richter para hacer llegar a personas encumbradas sus extrañas ideas científicas. Con ello tenía dos ventajas:

1º No se comprometía personalmente;

2º Se respaldaba en el prestigio de que gozaba Kurt Tank (1) como ingeniero diseñador de aviones, ya que algunas de las personas a quienes se dirigía tal vez no percibían muy bien la diferencia que media entre un técnico de esa especialidad y físico atómico.

5. A partir de mediados de 1949 figura el coronel Enrique González como agente de enlace entre Perón y Richter, con la misión de cuidar que este “trabajara con la más absoluta independencia y que se le facilitaran todos los asuntos para poder encarrilar su investigación” (foja 128, vuelta).

El coronel González no es técnico y aceptó como buena la recomendación de Tank, “quien siempre insistió sobre los méritos científicos de Richter” (foja 129). Por consiguiente, también lo apoyó, “en un mismo plano de entusiasmo” con Perón, según declara Richter (foja 32).

6. A juicio de esta Comisión, Kurt Tank fue el primero y mayor responsable científico de la iniciación y puesta en marcha del “proyecto Huemul”. Ya hemos comentado (capítulo III, punto 24) la intervención de este personaje, actualmente ausente de nuestro país (2).

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7. Además de Tank, el reverendo padre Bussolini (3), del Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, aparece mencionado con mucha frecuencia por varios testigos y por el propio Richter, entre las personas que hubieran podido contribuir a prestigiar científicamente el proyecto. Sin embargo, el padre Bussolini ha declarado (foja 207) “que la primera vez que tuvo conocimiento de la existencia de Richter fue cuando éste concurrió al observatorio San Miguel a solicitarle un tubo Geiger para experiencias que estaba realizando en Córdoba” (véase Nº 12). Luego de ello no tuvo más contacto con Richter, sino cuando fue citado a la Casa de Gobierno para asistir a las declaraciones del ex presidente Perón respecto de los éxitos logrados por Richter (24 de marzo de 1951).

8. El profesor Kurt Fraenz declara a fojas 261 y vuelta que conoció a Richter “oficialmente, en una reunión que tuvo lugar en el Ministerio de Defensa en los meses de marzo o abril de 1950, según cree, en cuya oportunidad fue investigado por el general Henneckens, director general de Fabricaciones Militares, en cuya repartición el declarante trabajaba…”. “En esa primera reunión habló en primer lugar el padre Bussolini, quien se refirió en términos generales a la estructura del átomo. A continuación el ex presidente Perón presentó a la concurrencia a Ronald Richter, diciendo entre otras cosas: “Ahora es nuestro, porque ya ha obtenido la carta de ciudadanía”. Esta última mención fija aproximadamente la fecha de la conferencia, que debió ser pocos días después de que Richter obtuviera su carta de ciudadanía que le fue otorgada el 22 de marzo de 1950 (foja 252).

9. Conviene hacer notar que en su conferencia el padre Bussolini no se refirió a los proyectos de Richter, sino “en términos generales a la estructura del átomo”. Por otra parte el mismo padre Bussolini (foja 207): “Preguntado: si con anterioridad a esas declaraciones (las de Perón) había tenido alguna intervención respecto de proyectos atómicos, contestó: que si. Que efectivamente había propiciado y alentado cualquier proyecto que significara un enrolamiento argentino en el comercio mundial de la energía atómica, ante el ex presidente Perón, desde fines del año 1948.

10. Manifestó, además, que no había asistido a la reunión en que se resolvió la creación del centro Huemul, en contra de la declaración de Richter que lo dio como asistente, pero no así el propio diario de éste (ver capítulo I, punto 9).

11. El capitán Pedro E. Iraolagoitía (foja 237, vuelta) “preguntado: Si sabe quién asesoraba al ex presidente Perón en el proyecto Huemul, contestó que no; pero la persona que el declarante en su carácter de edecán del ex presidente (Perón), introducía varias veces en el despacho del mismo, en el año 1951, era el padre Bussolini, siempre juntamente con el coronel González.” Esta referencia es, por tanto, posterior al anuncio del ex presidente, de 24 de marzo de 1951.

12. Richter ha declarado, en cambio que: “En cuanto al padre Bussolini afirma que está seguro de que en 1949 era el principal consejero y asesor del ex presidente hacia 1950, en este proyecto Huemul. Supone, además, que el ex presidente confió en el asesoramiento del profesor Tank, aunque éste no es un hombre especializado en materia nuclear.” La intención de disminuir la responsabilidad del segundo es aquí evidente:

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Richter no puede dudar, o sólo suponer, su intervención anterior a 1950, pues con él realizó la primera conferencia que tuvo con Perón. Su seguridad respecto de Bussolini es, pues, dudosa no obstante una anotación en su propio “diario” de 1949. “Audiencia con el general Perón. Conocí al padre Bussolini, quien seguramente opera como mensajero del presidente, y también del coronel González”. “Junio 16: con el profesor Tank, doctor Siedrecht y el coronel González visitó el observatorio de San Miguel. Padre Bussolini es el director. El observatorio produce una excelente impresión”. Esta es posiblemente la visita que ha mencionado el padre Bussolini (Nº 7).

13. Por tanto: a pesar de la declaración en contrario de Richter, no está probado que con anterioridad a la declaración pública del ex presidente Perón (marzo 24 de 1951) el reverendo padre Bussolini haya propiciado la realización del “proyecto Huemul”, salvo en forma genérica, alentando ante el ex presidente “cualquier proyecto que significara un enrolamiento argentino en el comercio mundial de la energía atómica”; ni tampoco que haya recomendado hasta entonces a Richter como hombre de ciencia capaz de desarrollar con éxito, un proyecto semejante. Por otra parte, el mismo padre Bussolini insiste (foja 208), sin recordar la fecha, “Que respecto del proyecto mismo nunca tuvo conocimiento del mismo, hasta muy posteriormente”.

14. La actitud del padre Bussolini después de aquella fecha está bien documentada. El coronel González: “Preguntado (foja 130) si asistió al experimento del 16 de febrero de 1951. Conestó: que no; que en esa fecha se encontraba en las termas de Copahue, asistiéndose de una afección reumática. Que en esa oportunidad recibió un radiograma del coronel Plantamura haciéndole saber que debía viajar a Bariloche a cuyo efecto pasaría a buscarle por Zapala en una avión de la fuerza aérea. Llegado a Bariloche, el señor Richter le hizo saber que en una experiencia realizada el 16 de febrero había logrado reacciones termonucleares y lo invitó a presenciar un experimento conjuntamente con el ingeniero González (hijo del coronel) y el coronel Plantamura. Que lo que el declarante vio fue un trabajo en reactor llamado chico, en el cual, según el doctor Richter, utilizaba litio. Los aparatos de contralor, oscilógrafos, detectores, contadores, acusaron reacciones impulsivas. Que en la observación que pudo hacer en el espectrógrafo se observaba una desviación de la línea, o corrimiento de la línea de litio, y además un halo circular que por observación directa era blanquesino. En una placa fotográfica que mostró Richter cuando vino q Buenos Aires se observaba lo mismo, detalle que fue señalado por el padre Bussolini al ex presidente, como de especial significación…” “Que no recuerda exactamente si regresó inmediatamente a Buenos Aires, pero que cuando lo hizo conversó con el ex presidente proponiéndole una experiencia en presencia de técnicos, insistiendo que fueran argentinos, temperamento que fue aceptado por Perón, el que luego cambió de opinión ignorando el declarante los motivos, resolviendo finalmente hacer las publicaciones que son de conocimiento público.”

15. resultaría de aquí que en el intervalo entre el 16 de febrero de 1951, fecha del experimento, y el 24 de marzo del mismo año (declaración pública de Perón), el padre

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Bussolini habría atribuído “especial significación” a un espectrograma obtenido por Richter.

Esta conclusión es corroborada en parte por el mismo padre, cuando dice (fojas 208): “Que como consecuencia de una segunda manifestación oficial y pública respecto del mismo asunto, se le mostraron algunos espectrogramas en los que podrían admitirse manifestaciones de liberación de energía atómica, supuesta la autenticidad de tales espectrogramas. Que esta información la dio el ex presidente Perón, el coronel González, Richter y alguna otra persona que no recuerda. Aclara, después de habérsele presentado un recorte del diario “Democracia” de junio 22 de 1951, que la presentación de los espectrogramas mencionados les fue hecha antes de la mencionada oportunidad en que apareció en los diarios la crónica de la visita de los periodistas a Huemul”. Y más adelante (foja 211): “Preguntado: ¿Qué caracteres de los espectrogramas a que antes se refirió le hicieron suponer que podría haberse producido una reacción nuclear? Contestó: Que fuera del espectro visible aparecían halos inexplicables en un espectro común, que esos halos correspondían a la región ultravioleta. Preguntado si esos espectrogramas habían sido microfotometrados. Contesto: que no recuerda.”

16. Como se ve, las dos versiones coinciden, salvo tal vez en cuanto a la fecha: según el coronel González sería anterior al 24 de marzo; en cambio, el padre Bussolini sólo recuerda que fue anterior al 22 de junio de 1951; pero hay otros detalles importantes que inexplicablemente ha olvidado, como ser, si los espectrogramas fueron o no microfotometrados. El coronel González no menciona haber proporcionado nada al respecto. En cuanto a los halos que el padre Bussolini encuentra “inexplicables en un espectro común” son por el contrario muy comunes cuando es muy grande la cantidad de luz que entra al espectrógrafo, por estar la ranura demasiado abierta y/o ser fuente luminosa demasiado brillante e intensa.

Los halos se deben a las reflexiones en las caras de los lentes. En una fotografía de la explosión de la bomba atómica publicada en el célebre informe Smith, aparece en un ángulo uno de tales halos circulares, pero en el informe se aclara que se trata de un efecto de reflexión en las lentes de la cámara. Tal vez Richter la conocía y lo atribuyó a la reacción nuclear de la bomba.

La supuesta reflexión no es la única explicación posible; pero puede afirmarse que la observación del mencionado halo no es siquiera un indicio de que se haya producido una reacción atómica.

El padre Bussolini no es físico, pero llama la atención la ligereza que supuso la posibilidad de que se hubiera producido una reacción nuclear por la simple observación visual de un espectrograma.

17. Ya se ha dicho (capítulo II, punto 12) que el 4 de septiembre de 1951 se nombró una Comisión Técnica, de la cual formó parte el padre Bussolini. Esta comisión visitó la isla Huemul; presenció experimentos realizados por Richter y presentó con fecha 15 del mismo mes un informe de conjunto, cuya conclusión ya fue transcripta (ídem). Además,

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cada uno de los miembros debía presentar un informe individual (4) y así lo hicieron todos en la misma fecha. Todos estos informes están compilados en el bibliorato 2, fojas 120 a 300, inclusive.

18. Con posterioridad a la construcción de dicha Comisión Técnica, el ex ministro Mendé, de Asuntos Técnicos, pidió a sus integrantes un “informe complementario” en que expusieran la opinión personal sobre el señor Richter (5). Cuatro de estos informes están en el mencionado bibliorato Nº 2, fojas 346 / 511. El quinto, que debía ser del padre Bussolini no figura allí; pero posteriormente llegó a esta Comisión por haber sido encontrado por la Comisión Investigadora en la Escuela Superior Peronista y consta de tres fojas que se han agregado a este expediente (Nº 220 a 222). En el ángulo superior derecho de la primera de ellas hay una anotación de puño y letra, según parece, del ex ministro Mendé y con sus iniciales, que dice: “Secreto. Reservar en caja de hierro”; y después de las iniciales: “4-10-52”, es decir, veinte días después de la fecha del documento, que es también del 15 de septiembre. Por otra parte, no fue dirigido al ex ministro Mendé, como correspondía, ya que él lo había solicitado y lo fueron otros cuatro análogos, sino “A su excelencia el señor presidente, etcétera”.

19. En ese informe dice textualmente (foja 221, in fine): “El que suscribe está convencido que el doctor Richter no es un mistificador, como se ha dicho en el seno de la comisión; es un científico, en todo el rigor de la palabra, que conoce perfectamente la física. Más de seis horas de discusión pueden justificarlo, y la técnica experimental, descontando la habilidad de haber sabido enseñar a su humilde personal adjunto al manejo de los instrumentos electrónicos más complicados.”

Este juicio ha sido corroborado por el padre Bussolini ante esta Comisión (foja 209, vuelta), repitiendo en otros términos lo dicho en el informe, sin rectificación.

Después de lo que ya sabemos (capítulo III, punto 14), es evidente que el padre Bussolini confundió aquí locuacidad con sabiduría; y manejo rutinario del instrumental con “técnica experimental”. El, por otra parte, según ya dijimos, no es físico. Respecto de las discusiones a que se refiere, que se realizaron en el hotel Pistarini, el ingeniero Bancora dice que en ella “el doctor Richter manifiesta ideas muy personales acerca de física moderna” (bibliorato 2, foja 284).

20. Pero el padre Bussolini continúa aún: “Por lo demás, soy de opinión, que respecto al profesor Richter, ninguno de los integrantes de la Comisión de expertos, es capaz de atar científicamente las correas de sus zapatos, así como de haber dirigido personalmente la actual instalación experimental de la planta piloto Huemul” (Foja 222). También esto ha sido repetido, en otra forma pero sin rectificación, ante esta Comisión (foja 209, vuelta).

21. Preguntado el coronel González (foja 139): “Si tiene conocimiento de que al proponer que cesara el proyecto Huemul alguien por el contrario, consideraba conveniente continuarlo, contestó: Que sí, que en ese sentido se manifestaban decididamente partidarios de la continuación el ex ministro Mendé y el padre bussolini.

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Este último no niega lo que antecede, pues (foja 209, vuelta): “Preguntado si asesoró al ex presidente Perón apoyando el proyecto Huemul y a Richter, con posterioridad a la creación de la planta, contestó: Que no, que nunca se le preguntó al respecto, excepto cuando integró al comisión anteriormente mencionada (la de expertos).

Y en efecto: En los dos informes individuales ya citados dice que “en caso de que esta magna empresa se continúe, se permitiría sugerir la conveniencia de que el profesor Richter dilucide las dudas que se apuntan” (bibliorato 2, foja 254). Y concordantemente en el informe secreto a Perón, foja 222) “en caso de continuar las obras, salvo mejor juicio, me atrevería a sugerir a vuestra excelencia que dada la magnitud de los futuros gastos en juego, convendría se designara una comisión colaboradora y no fiscalizadora, para realizar tan magna empresa”.

22. En la foja anterior (222) del mismo informe dice: “La encuesta científica en la Isla Huemul queda trunca y en consecuencia debería suspenderse el juicio definitivo mientras no se destaque otra comisión de expertos que contrabalancee los prejuicios y dictámenes de antemano adversos con que iba provista la que regresa, a pesar de las aseveraciones de imparcialidad y de deseos de colaborar.” El doctor Richter tiene que haber quedado persuadido de su éxito en la medida en que la Comisión sigue, como fuera, persuadida de lo contrario. Los integrantes de la Comisión de Expertos merecimos en un momento dado el calificativo de schwindeln, farsantes, etcétera.

23. A pesar de los repetidos juicios desfavorables que merecieron al padre Bussolini todos sus compañeros de la Comisión de Expertos de la que fue “jefe interino (foja 220) y su admiración por Richter, no merece crédito la actitud que éste le atribuyó, y que ha sido referida en su declaración por el doctor Balseiro, cuyo relato es sin duda fidedigno, a saber (foja 104, vuelta): “mientras se hacían los preparativos para la misma (los dos últimos experimentos) el declarante y el ingeniero Bancora se dedicaron a llevar a cabo los contralores que se habían proyectado; en esas circunstancias Richter se hizo presente en un estado de ira completo increpándolos de pretender que era un farsante y que en esas condiciones lo que a él le cabía era echarlos de la isla ya que había sido informado por el padre Bussolini que ellos sospechaban la posibilidad de que él efectuara algún experimento fraudulento”.

24. Las vacilaciones del padre Bussolini prolongaron el “proyecto Huemul”. En efecto, el ingeniero Bancora ha declarado ante esta Comisión (foja 57): “De los informes técnicos se dio vista al señor Ronald Richter, que formuló por escrito objeciones. A raíz de éstas y de las dudas que expresara un miembros de la Comisión de Técnicos que presumiblemente eran compartidas por el ex ministro citado (Mendé) y por el ex presidente de la Nación, el capitán Iraolagoitía solicitó al declarante si podía repetir en Buenos Aires un experimento que afirmaba en su informe anterior haber realizado en su laboratorio, con el cual se obtendrían los mismos resultados registrados en Huemul. Reunidos los elementos necesarios en la Escuela de Mecánica de la Armada, que no fueron los mismos utilizados por Ronald Richter, se realizó el mismo experimento en menor escala, que en síntesis consistió en la producción del conocido arco cantante de

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Poulsen, mencionado en los textos clásicos. A ese experimento comparecieron el ingeniero Tosello, en representación del ex ministro Mendé que no asistió, el capitán Iraolagoitía y además los miembros de la Comisión Técnica, quienes pudieron comprobar la obtención de los mismos resultados. Preguntado: Si sabe cuál era el miembro de la Comisión que expresó dudas respecto de las conclusiones de los citados informes, contestó: Que era el padre Bussolini y que por ello fue necesario repetir por segunda vez el experimento en la Escuela de Mecánica al haber expresado el mencionado, posteriormente al primer experimento realizado por el declarante, que se efectuó en las condiciones que el padre Bussolini demandaba, desaparecieron las objeciones que había formulado, llegándose a la conclusión unánime de los asistentes que los resultados obtenidos eran los mismos a que se había llegado en Huemul y que no se trata de ninguna forma de reacciones nucleares.”

En efecto, conviene aclarar que en estos experimentos no se inyectó ninguna substancia en el arco.

25. El padre Bussolini ha confirmado en su declaración ante esta Comisión (foja 209) que “cuando, a la vuelta de dicha visita (a Huemul), por la Comisión Técnica, se realizaron experimentos similares en la Escuela de Mecánica de la Armada, en base de lo cual el declarante manifestó que aceptaba la idea de los demás colegas que de las experiencias de Richter no se deducía acuse de energía atómica”.

Sin embargo el gobierno parece haber vacilado aún, sin que sepamos por qué; pues designó una tercera Comisión Técnica, formada por los doctores Ricardo Gans y Antonio E. Rodríguez, de la cual se hizo ya mención (capítulo II, punto 16), transcribiéndose sus conclusiones (20 de octubre de 1952).

26. Preguntado el padre Bussolini (foja 210) “Cual es su opinión actual sobre el proyecto Huemul, contestó: Que suponiendo que se hubiera procedido de buena fe, científicamente hablando, los resultados de Richter fueron negativos, fracasos admisibles en ciencias, que constituyen las más de las veces un aporte positivo”.

Esta justificación sólo es válida cuando se trata de experimentos de laboratorio, en pequeña escala; pero no debieron emprenderse costosas construcciones y adquisiciones de instrumental, instalación de una usina eléctrica, etcétera, sin haber realizado previamente ningún ensayo que permitiera siquiera presumir la posibilidad de éxito.

27. En resumen:

a) Está probado que el principal responsable científico, por haber aconsejado se contrataran los servicios de Richter, después de conseguir su venida a nuestro país; haber apoyado sus ideas respecto a la posibilidad de obtener reacciones termonucleares con un método propio y haber apoyado el “proyecto Huemul” desde su iniciación y aún antes, es el ingeniero Kurt Tank (ver números 2 a 6)

b) A pesar de la repetida aseveración en contrario de Ronald Richter, no está probado que con anterioridad a la declaración pública del ex presidente (24 de marzo de 1951) el

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reverendo padre Bussolini haya propiciado la realización del “proyecto Huemul” salvo en forma genérica, alentando ante el ex presidente “cualquier proyecto que significara un enrolamiento argentino en el comercio mundial de la energía atómica”; ni tampoco que haya recomendado a Richter como hombre de ciencia capaz de desarrollar con éxito un proyecto semejante (Nº 7 a 13).

c) Está probado que a partir de dicha declaración, sea inmediatamente o algunas semanas después, el padre Bussolini adujo, ante el coronel González y el ex presidente Perón, como indicio de que en Huemul se habrían obtenido reacciones termonucleares, una anomalía (halos) de un espectrograma que solo examinó visualmente y que de ninguna manera podría tener significación, ni siquiera como indicio de que se debiera a la producción de una reacción nuclear (Números 14 a 16).

d) Que posteriormente, cuando el padre Bussolini formó parte de una Comisión Técnica que visitó Huemul, quedó muy bien impresionado por los conocimientos de Richter a quien calificó de “científico en todo el rigor de la palabra, que conoce perfectamente la física teórica… y la técnica experimental” (Número 19; véase capítulo III, número 14). En cambio le merecen juicios muy severos y despectivos –desde luego infundados- los físicos y técnicos argentinos que fueron sus compañeros de Comisión, quienes por otra parte no pudieron llegar a conocerlos (Números 20 a 23).

e) Que el apoyo prestado por el padre Bussolini para la continuación del “proyecto Huemul” demoró el abandono de éste y hubiera podido crear confusión a no ser la invariable firmeza de los técnicos que él menospreciaba, debiendo finalmente reconocer el fracaso de los expertos de Richter (Números 24 a 26).

f) Que esta Comisión Investigadora no ha tenido conocimiento de que ningún físico o ingeniero argentino haya apoyado el “proyecto Huemul”, y ni siquiera expresado la esperanza de que se lograra tan fácilmente como se dijo la realización de reacciones termonucleares controladas. Debe ponerse especialmente de relieve la opinión adversa que firme o invariablemente expusieron los técnicos de la Dirección Nacional de Energía Atómica, no obstante los riesgos que esta actitud importaba. Toda tentativa de complicarlos con aquel fracasado proyecto, sea franca o insidiosamente, es, por tanto, producto de ignorancia o de mala fe.

A ellos, con la dirección del capitán Iraolagoitía, que estaba al frente de esta dirección, se debió el abandono definitivo del proyecto, después del alejamiento del coronel González, que también estaba convencido de su fracaso.

No pudieron aquellos informar públicamente al respecto, porque con anterioridad se les hizo conocer y atestiguarlo con sus firmas, las disposiciones del decreto 13.985 del 11/10/1950 sobre “Penalidades para los que atentan contra la seguridad de la Nación” (bibliorato 2, foja 214).

Lamentablemente no puede decirse lo mismo del rector de la Universidad de Buenos Aires, pues sólo dos días después del anuncio del ex presidente Perón, el vicerrector en

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ejercicio del rectorado doctor Carlos María Lascano se apresuró a otorgar a Ronald Richter honoris causa el título de doctor de la Universidad de Buenos Aires (foja 349). El diploma respectivo, cuya copia fotográfica se agrega, lleva las firmas del ex presidente Perón, del arquitecto Julio V. Otaola (rector) y del doctor Emilio Pasini Costadoat (secretario). La resolución respectiva fue “dejada sin efecto” por el interventor Nacional de la Universidad de Buenos Aires, doctor José Luis Romero, con fecha 26/10/1955.

Además, se otorgó a Ronald Richter la carta de ciudadanía Nº 486.854, por resolución del Juzgado Nacional Nº 5, con fecha 22 de marzo de 1959 (foja 252), es decir, antes de cumplirse los dos años de residencia que la ley exige, pues había llegado al país el 16 de agosto de 1948 (foja 21, vuelta). La carta de ciudadanía le fue entregada, según versiones, en acto público por el juez de paz de San Carlos de Bariloche (foja 253).

NOTAS:

(1) Kurt Waldemar Tank nacido el 24 de febrero de 1898 en Bromberg-Schwedenhohe (actualmente Polonia). Fue un notable ingeniero aeronáutico y piloto de pruebas alemán, que había dirigido el departamento de diseño de Focke-Wulf entre 1931 y 1945. Traído por el régimen peronista a la Argentina en 1947, con un nombre falso, “Pedro Matthies”, desarrolló en Córdoba, junto a su equipo también traído de Alemania, el avión bimotor multipropósito “IAe. 33 Pulqui II” un caza a reacción monomotor armado

con 4 cañones de 30 mm. a partir de uno de sus diseños anteriores: el “Ta 183”. Falleció el 5 de junio de 1983, en Múnich, Alemania; sus restos fueron cremados y en cumplimiento de su propio deseo sus cenizas fueron esparcidas en el Río de la Plata. Los restos de su primera esposa Charlotte descansan en Córdoba, lugar donde falleció cuando el profesor trabajaba en la Argentina. (Nota del transcriptor).

(2) Tras la caída del régimen peronista, estos proyectos debieron suspenderse, la economía argentina estaba arruinada por los despilfarros del régimen; esta circunstancia hizo que los científicos traídos de Alemania, en busca de nuevos trabajos y para ganarse el sustento debieran emigrar. Aunque muchos miembros de su equipo se trasladaron a los Estados Unidos, Kurt Waldemar Tank, en febrero de 1956, optó por irse a la India. Allí trabajó para Hindustan Aeronautics diseñando el Hindustan Marut, primer cazabombardero militar construido por ese país. El primer prototipo voló en 1961, siendo retirado definitivamente del servicio activo en 1985. (Nota del transcriptor).

(3) Reverendo Padre Juan Antonio Bussolini: Desde 1944 hasta su fallecimiento este sacerdote se desempeñó como Director del Observatorio de San Miguel. En este pudo desarrollar su interés por ambas ramas, la geofísica y la geodesia. Al construirse la Asociación Argentina de Geofísicos y Geodestas, el Padre Bussolini estuvo presente desde el principio, siendo elegido Secretario de su primera Comisión Directiva, el progreso de la AAGG y con el fortalecimiento de la Geofísica y Geodesia argentinas. (Nota del transcriptor).

(4) Ver nota 6 capítulo 2: Informes personales de Dr. José Antonio Balseiro y por el Ingeniero Mario Báncora referente a la inspección realizada en la Isla Huemul en setiembre de 1952. (Nota del transcriptor).

(5) Ver nota 7 capítulo 2: (7) El informe individual complementario del Dr. José Antonio Balseiro referente a la opinión que le merece el Doctor Richter. (Nota del transcriptor).

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Capítulo V

Promesas de Richter (Proyecto Huemul)

1. En su declaración ante esta Comisión Investigadora (foja 31, vuelta) Richter, “Preguntado: Si prometió la obtención de energía atómica. Contestó: Que no, que nunca prometió a las autoridades nacionales la obtención de energía atómica, que la única responsabilidad que adquirió fue la de hacer todo lo posible por llegar cuanto antes a la meta. Preguntado: Si prometió la obtención de radioisótopos. Contestó: Que no, que no lo prometió. Que la fisión nuclear va invariablemente unida a la producción o con la producción de radioisótopos; pero las reacciones en cadena pueden producirlos, pero no necesariamente y por lo tanto no tenía sentido prometerlo”, y más adelante en la misma foja: “Afirma que nunca prometió por carta, nota o personalmente la obtención de energía atómica ni de radioisótopos a ninguna persona porque eso hubiese sido ridículo y anticientífico”.

2. El coronel González desmiente las afirmaciones anteriores (foja 131 vuelta). “Preguntado: Si sabe y le consta que Richter prometió la obtención de energía atómica y radioisótopos. Contestó: Que sí, como queda demostrado con la documentación que acompaña, consistente en copia fotográfica de cartas enviadas por Ronald Richter, al ex presidente Perón, al ex ministro Mendé, etcétera”. Una de ellas, del 3 de septiembre de 1951, dirigida al coronel González dice: (foja 153): “En las siguientes líneas le daré una imagen clara de la situación:

“La construcción completa del laboratorio Nº 2 está terminada, así como las instalaciones, de modo que dentro de unos días comenzaremos otra vez con las operaciones de energía atómica. Objeto de la investigación: Obtención de radioisótopos, especialmente cobalto 60.

“Probablemente no sea posible obtener grandes cantidades, puesto que todavía nos está faltando un horno de reseción de paredes gruesas. De cualquier manera los preparados radioactivos tienen una finalidad definida fuera de Huemul: demostrar que en Huemul producimos energía atómica”.

3. Pero, además, Richter se contradice consigo mismo, pues preguntado: (foja 31, vuelta) “Si prometió en declaraciones periodísticas o privadas la obtención de energía atómica o de radioisótopos, contestó: Que en mayo de 1951 fue visitado en Bariloche por periodistas a quienes manifestó que esperaba la obtención de energía atómica en el gran reactor y en gran escala, y como sub producto la obtención de radioisótopos en un plazo de alrededor de diez meses como plazo mínimo, sin haber plazo máximo”.

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Anótese esta última precaución, tres meses después del pretendido éxito del 16 de febrero.

4. Respecto de la obtención de energía atómica fue aún más terminante en la conferencia de prensa del 24 de marzo de 1951 realizada en la Presidencia de la República con la presencia de Perón, Mendé, el presidente de la Cámara de Diputados y otros funcionarios, el coronel González, el teniente coronel Plantamura, etcétera. Dijo entonces, entre otras cosas, el ex presidente Perón (versión oficial en “La Nación” del 25 de marzo de 1951): …”El profesor (Richter) tendrá mucho gusto en ampliar cualquiera de las preguntas que ustedes quieran formular. Yo solamente me voy a limitar a darles una información y a hacerles algunas aclaraciones que he preparado con el asesoramiento del profesor sobre los resultados alcanzados en esta experiencia (se refiere a la del 16 de febrero). Voy a leer la información de la cual se entregará copia a todos. Repito que la he escrito en base a la información del profesor, quien la ha revisado nuevamente, de modo que esto es real, científico y ajustado a la verdad y a los hechos en sí”.

Después de la lectura se realizó un diálogo con los periodistas del cual extraemos el siguiente párrafo de Richter:

“Con este proyecto la Argentina ha atacado en sus bases a los proyectos que sobre terrenos similares se desarrollan en el exterior…”

“…A partir de hoy se está en conocimiento y en poder de un camino completamente nuevo que permite la obtención de la energía atómica prescindiendo de los materiales que hasta ahora se había considerado como imprescindibles para lograrla, lo que significa que el exterior deberá girar hacia nuestro procedimiento.” La afirmación no puede ser más terminante.

5. A pesar de su actual negativa, Richter afirmó poseer un procedimiento propio y ya experimentado para obtener energía nuclear, y prometió obtenerla en gran escala”, así como también que obtendría radioisótopos como subproducto del funcionamiento de sus reacciones termonucleares, especialmente cobalto 60, como prueba de que en Huemul se producía energía atómica. Pero esta comprobación nunca llegó a realizarse.

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Capítulo VI

Costo del proyecto Huemul

1. A los efectos de fijar el costo del “proyecto Huemul” y otros antecedentes financieros esta Comisión Investigadora (Nº 12) requirió de su colaborador el capitán de navío (R.E.) don Joaquín M. Urretabizkaya un amplio informe, según consta en la nota que le dirigió, cuyo original corre a fojas 356 y 357. En respuesta, el señor capitán Urretabizkaya produjo el informe que corre agregado a fojas 358 a 371, que satisface ampliamente lo solicitado.

2. El párrafo a) de fojas 358 a 361, inclusive, arroja como costo del “proyecto Huemul” la suma de $ 62.428.731,82 m/n, o sea en números redondos, sesenta y dos millones y medio de pesos.

3. La cantidad anterior incluye todas las erogaciones imputables a dicho proyecto, según puede verse en los detalles del mencionado informe.

Para mayor precisión al respecto, esta Comisión solicitó al capitán Urretabizkaya las siguientes aclaraciones respecto del mismo (foja 410):

a) Si el costo total del “proyecto Huemul” incluye o no los sueldos y sobresueldos abonados a la guardia destacada en Bariloche con ese motivo.

b) Si dicho costo comprende todas las correspondientes erogaciones, incluso las que fueron satisfechas con fondos para gastos reservados o de carácter secreto, etcétera; o de cualquier otro origen.

La respuesta del capitán Urretabizkaya dice (foja 412):

“Apartado a). – En el costo total del “Proyecto Huemul” en el rubro retribuciones especiales, se incluye lo pagado a la guardia destacada en Bariloche con motivo de vigilancia”.

“Apartado b) Significase que el costo oportunamente señalado comprende la totalidad de las inversiones, cualesquiera haya sido el origen de los pagos”.

4. Alguno de los rubros del informe puede ser aproximadamente corroborado. Así por ejemplo, las inversiones en construcciones fueron (foja 360) de treinta y dos millones en números redondos ($ 32.175.236,5 m/n.). por otra parte, esta Comisión requirió del experto don Fernando Manuel Prieto, actualmente en Bariloche, una valuación aproximada de todos los edificios existentes en la isla Huemul, Playa Bonita y Planta Experimental de Altas Temperaturas, es decir, todas las que fueron dependencias para el

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“Proyecto Huemul”. El informe respectivo corre a fojas 193/95 y arroja un valor total, en números redondos, de veintiocho millones ($ 28.211.797,50 m/n.). La concordancia es suficientemente satisfactoria, teniendo en cuenta dos circunstancias opuestas:

1º El valor actual de la mayoría de los edificios ha aumentado considerablemente con relación a la época en que fueron construidos (1).

2º Diversas construcciones de carácter precario y otras que no lo eran fueron demolidas (fojas 107) ya durante el desarrollo del proyecto o posteriormente y otras han disminuido después de valor por naturales deterioros.

5. La suma de sesenta y dos millones de pesos (62.500.000) es mucho menor que la de mil millones hecha pública repetidas veces. El señor ex diputado doctor Santiago Nudelman la citó en la Cámara de que formaba parte (2), y el sector oficialista no lo rectificó, lo que dio la impresión de que era aceptable. Invitado a declarar el señor ex diputado Nudelman, se ofreció gentilmente a informar al respecto con toda sinceridad, manifestando (fojas 72): “Que en efecto todo los indicios y manifestaciones obtenidos en su tiempo en la Capital, lo mismo que en Bariloche, asignaban una inversión que el comentario público hacía ascender a una cifra que globalmente se calculaba en mil millones de pesos, sin responder a necesidades reales según el conocimiento científico que presumiblemente podría tener, según datos obtenidos en el medio científico, el titulado profesor Richter que los dirigía. Por otra parte, resulta totalmente inaccesible, aún para el legislador, la fuente de información que permitiera concretar la realidad de esa cifra, por cuanto con el pretexto de tratarse de secretos de estado se los substraía totalmente a la posibilidad de establecer esa realidad”.

6. Se puede comprobar por otro camino que la suma de mil millones es enormemente exagerada, a saber: el costo del proyecto Huemul no puede ser mayor –sino considerablemente menor- que el conjunto de todas las sumas giradas por la Contaduría General de la Nación a la Comisión Nacional de la Energía Atómica y a la Dirección Nacional de Energía Atómica, durante los años 1950 a 1952 inclusive, en que se realizó aquel proyecto, si además se agrega lo pagado posteriormente con relación al mismo y lo que aun esté pendiente de pago.

Pues bien: esta Comisión requirió de la Contaduría General de la Nación, por nota que corre agregada a fojas 308, información “sobre la totalidad de los fondos y partidas acordadas y/o entregadas a dichas instituciones, “de cualquier origen”, etcétera.

En respuesta, la Contaduría General de la Nación produjo los informes que están agregados a fojas 310 a 322. Pues bien, con los datos de ese informe resulta:

RECIBIDO POR LA COMISIÓN NACIONAL DE LA ENERGÍA ATÓMICA (Años 1950/52)

Año 1950 (foja 313)………. $ 9.819.235,90

Año 1951 (foja 314)………. $ 43.600.000,-

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Año 1952 (foja 314)………. $ 43.600.000,-

Total: $ 97.019.235,90 m/n.

RECIBIDO POR LA DIRECCIÓN DE LA ENERGÍA ATÓMICA (Años 1951/52)

Año 1951 (foja 316)………. $ 1.022.700,98

Año 1951 (foja 316)………. $ 3.947.229,10

Total $ 4.969.950,08 m/n.

A lo que precede hay que agregar algunas erogaciones, por arrastre, abonadas en 1952, y un saldo está en discusión, todo lo cual consta en el informe del señor capitán Urretabizkaya (fojas 360/51), a saber:

Fletes, etcétera, abonados en 1953……… $ 97.090,95

Fletes, etcétera, abonados en 1953……… $ 97.090,95

Pagado a M. G. Roberts…………………. $ 667.901,89

50% sueldos abonados en 1953………….. $ 1.377.906,99

Saldo pendiente…………………………. $ 2.868.411,38

Diferencia en discusión…………………. $ 810.905,28

Total $ 5.919.307,44 m/n.

Total: $ 110.908.495,42 m/n.

Es decir, en números redondos, ciento once millones de pesos moneda nacional. Este es el tope máximo al cual no puede llegar, y ni siquiera aproximadamente, el costo del “proyecto Huemul”, pues las sumas recibidas debieron también proveer los fondos necesarios para todas las demás actividades de la Dirección Nacional de Energía Atómica, en su sede central y en otras comisiones, actividades, construcciones, etcétera, durante los años mencionados, y de cuya intervención se hablará más adelante (capítulo VII).

Lo que precede sólo tiene el propósito de comprobar cuán exagerada es la suma de mil millones que se ha mencionado como costo del “Proyecto Huemul”, si bien no es despreciable el costo consignado, que se gastó sin ningún provecho.

7. En resumen:

El Costo del “Proyecto Huemul”, según las constancias de inversiones existentes en la Dirección Nacional de la Energía Atómica, cuya corrección será motivo de un comentario posterior (capítulo VII), fue en números redondos de sesenta y dos millones y medio de pesos moneda nacional. En esta suma están incluidos lo pagado a la guardia

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destacada en Bariloche con motivo de vigilancia, y toda otra inversión relacionada con aquel proyecto, cualquiera fuera el origen de los pagos.

NOTAS:

(1) Debido al terrible proceso inflacionario generado durante el régimen peronista. (Nota del transcriptor).

(2) La Cámara de Diputados de la Nación, llegó a tener solo siete diputados opositores al régimen peronista (a pesar que toda la oposición sumaba un 40% de los votos), la razón fueron la reforma de la Ley electoral en relación a la forma de elegir que favorecía vergonzosamente al partido peronista. Santiago Israel Nudelman fue uno de ellos. Perteneció al Partido Radical y fue diputado entre 1952 – 1953. (Nota del transcriptor).

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Capítulo VII

El aspecto administrativo (del Proyecto Huemul)

1. A poco de llegar Ronald Richter al país se convino entre él y la Secretaría de Aeronáutica, representada para el caso por el señor director del Instituto Aerotécnico, brigadier: don Juan I. San Martín, un contrato con fecha 6/XI/1948, actualizado el 24 del mismo mes (bibliorato Nº 1; fojas 1 a 7). Esta Comisión Investigadora ha tenido a la vista un ejemplar de dicho contrato, con ambas firmas, que se suponen auténticas. Pero requerido informe al Ministerio de Aeronáutica, este lo produjo con fecha 22/XII/55, manifestando (foja 346): “Que los contratos celebrados hasta la fecha por la extinguida Secretaría de Aeronáutica y actual ministerio se han perfeccionado con la homologación del Poder Ejecutivo”.

“Esta exigencia legal –agrega- regía en noviembre de 1948, así como “el recaudo de la autorización previa para las contrataciones”.

“En punto al contrato que se habría celebrado con el señor Ronald Richter, no se registran antecedentes de esa convención ni de sus tratativas.”

Tal vez por ello no se entregó un ejemplar del mismo a Ronald Richter, quien ha declarado no conocer sus “términos precisos (foja 30, vuelta)”; y “cuya copia nunca recibió”.

2. Aunque ese proyecto borrador de contrato no haya llegado a perfeccionarse con la correspondiente homologación por el Poder Ejecutivo, con lo cual careció de valor legal, es interesante mencionar algunas de sus cláusulas, porque ilustran acerca del espíritu con que desde el comienzo se hicieron las tratativas con Ronald Richter, sin duda a causa de los informes que sobre él diera Kurt Tank, única persona que decía conocerlo como hombre de ciencia.

Pues bien, el artículo 1º dice: “El contratado se compromete a prestar sus servicios profesionales en el Instituto Aerotécnico en la ciudad de Córdoba, en calidad de consejero científico en energía atómica, en cualquiera de sus establecimientos, fábricas u otras dependencias de la República Argentina”.

El artículo 13 dice: “La Secretaría se obliga a poner a disposición del contratado, sin pérdida de tiempo, un laboratorio instalado según sus indicaciones y todos los elementos de trabajo, como talleres, máquinas, herramientas, aparatos de medición, material de ensayo, oficinas, útiles, etcétera, en suficiente cantidad y a tiempo para no entorpecer la buena marcha de las investigaciones, estudios, proyectos, construcciones y ensayos, para que el contratado pueda realizar en forma práctica y efectiva los fines de

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su misión. El contratado en cambio se compromete a realizar este proyecto a base de un máximo de economía y a disponer de tal manera sobre los medios financieros y materiales que su inversión se hará oportuna y escalonadamente en relación y conformidad con los resultados prácticamente alcanzados”.

Esta vaga limitación, por cierto insuficiente, es la única que se impone a los pedidos del “contratado”; y si el contrato no tuvo validez, porque no fuera homologado, no por eso dejó de cumplirse lo establecido en el artículo 13 transcripto todo a indicación y a capricho de Ronald Richter, pero haciendo caso omiso del compromiso de “máximo de economía”, como veremos en seguida.

3. ¿Cómo fue ello posible, si el proyecto de contrato no llegó a formalizarse? La respuesta es muy sencilla: por orden expresa, aunque verbal, del ex presidente Perón, de lo cual hay múltiples comprobaciones (1).

El coronel González declara (foja 128): “Que en el año 1949, el entonces presidente Perón le llamó para decirle que tenía un serio problema con un científico alemán que se había incorporado al Instituto Aerotécnico de Córdoba (¿sin contrato?) que estaba dedicado a investigaciones físicas”. “Que se trasladó a Córdoba, donde se entrevistó con el profesor Tank, a cuyo pedido había sido contratado (?) Richter, etcétera”. “Que a su regreso a Buenos Aires informó a Perón, recibiendo indicaciones de éste de que era su deseo que Richter trabajara con la más absoluta independencia y que se le facilitaran todos los asuntos para poder encarrilar su investigación” (foja 128 vuelta).

“Preguntado: ¿Quién dispuso que se proveyeran todos los fondos necesarios para el desarrollo del proyecto Huemul? Contestó: que por disposición del ex presidente Perón” (foja 129, vuelta). Esto evidentemente fue así, pues ningún otro hubiera podido hacerlo. No sabemos, al respecto, que intervención pudo tener en ello la Contaduría General de la Nación, pero posiblemente ninguna.

4. Administrativamente, es elemental que toda construcción de obra que requieran erogaciones de decenas de millones de pesos sea precedida de un proyecto y aprobado definitivo de las mismas, lo que no excluye la posibilidad de introducir después pequeñas modificaciones de detalle. En la realización del “Proyecto Huemul” aquella regla elemental fue letra muerta. Desde la iniciación de los trabajos, con la preparación del proyecto respectivo, Richter, que era el único encargado de dirigirlos, mostró falta manifiesta de organización y de plan. Basta para convencerse examinar los diferentes planos y modificaciones sucesivas de la “planta proyectada”, algunos de los cuales se agregan como ejemplo y entre ellos veremos: El Nº 1 (foja 198) “Proyecto de planta”; variante 14. El Nº 3 (foja 199), variante 15. El Nº 5 (foja 214; GEOPE, obra Sud, variante 16, anteproyecto con el “conforme” y firma de Richter, etcétera.

5. Si estas vacilaciones y cambios se hubieran limitado a la confección de los planos, el perjuicio no hubiera sido tan grande; pero lo mismo sucedió, después de su llegada a Huemul, con construcciones ya iniciadas, y aún terminadas que hizo demoler o abandonar, etcétera. Lo certifican los casos siguientes:

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a) El edificio Nº 3 destinado a laboratorio de 10 x 30 y 4 metros de altura, dividido en dos ambientes, nunca se utilizó y quedó prácticamente desocupado (foja 36). Este edificio está valuado (foja 193) en $ 376.448 m/n. (foja 193);

b) El edificio para la usina eléctrica proveyendo inicialmente a orillas del lago; se había hecho ya el emparejamiento del terreno en la roca se decidió cambiar su ubicación por la actual (foja 86 y plano foja 198);

c) Edificio Nº 5 destinado a laboratorio fotográfico. Se proyectó originariamente (foja 86 vta.) en el emplazamiento que actualmente ocupa el de talleres; pero una vez emparejado el terreno y construida la plataforma sobre la cual se colocaría el edificio prefabricado, Richter decidió que fuera construido en el primitivo emplazamiento asignado a la usina, alegando para ellos que las radiaciones emitidas por el reactor velarían el material fotográfico; circunstancia que de ser cierta debió preverse antes de proyectar su primitivo emplazamiento. Esta construcción tiene 10 x 40 metros y está dividida en varios ambientes. Es a primera vista desmesurada para laboratorio fotográfico. Está valuada en $ 476.082 moneda nacional (foja 193);

d) Una casa habitación (ver plano, foja 198), comprendiendo tres ambientes y dependencias, construida para alojamiento del señor Ehremberg, colaborador de Richter, nunca llegó a ser ocupada por él (foja 87); sirvió para depósito de instrumental y posteriormente como comedor para el personal del grupo Richter.

e) Como ejemplo de las contradicciones en que suele incurrir Richter, es interesante la siguiente (su declaración, a fojas 36): “preguntado si ordenó la construcción de un edificio de aproximadamente 7 x 4 metros, con un baño aproximado al reactor Nº 1, contestó: que él no dio la orden, pero que el edificio se construyó por orden del capitán Pasolli”. Esta manifestación es desde luego increíble; nadie podía sino él dar órdenes en Huemul. Pero continuemos: “preguntado si el declarante ordenó la destrucción de ese edificio, contestó que no. Que la destrucción del mencionado edificio de aproximadamente 7 x 4 metros, fue consecuencia de la construcción del edificio de la estación de control. Que esta estación de control fue edificada por orden del declarante. Preguntado: ¿qué decisión adoptó cuando comprobó que el edificio destinado a la estación de control afectaba por su ubicación al edificio de 7 x 4 metros, aproximadamente? Contestó: que ordenó la destrucción del mismo.

6. Después de instalado el reactor denominado “chico” que ya se ha mencionado (capítulo III, Nº 18), se comenzó a construir uno mayor en el edificio Nº 1 (ver plano foja 198) que consistía (foja 87, vuelta) en un “cilindro hueco de hormigón sin armar de unos 4 metros de diámetro interior y paredes de hormigón de 3 metros de espesor y 3 metros de altura, cubierto con una tapa fija de 3 metros de espesor, al cual se penetraba por una especie de túnel practicado en la pared junto a la base y que debía ser obturado por una puerta muy pesada de construcción especial que se proyectó pero nunca llegó a construirse”.

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“Este reactor nunca llegó a utilizarse, pues Richter ordenó su demolición” (declaración del señor Fernando M. Prieto, quien continúa). “En la pared lateral del reactor y en el mismo plano se habían embutido unos quince tubos metálicos de hierro que el declarante cree recordar fueron importados especialmente de Francia, de unos seis centímetros de diámetro interior, colocados todos en el mismo plano horizontal y apuntalados hacia el eje del cilindro, que, posteriormente, cuando Richter vio unos caños de fibrocemento de unos veinte centímetros de diámetro, consideró indispensable substituir los anteriores por éstos, pero el retiro de aquellos del muro de hormigón era una tarea prácticamente imposible, por lo cual el mismo Richter ordenó que se demoliera todo el cilindro. Otra razón que dio Richter para ello (foja 88) fue que de acuerdo con los ensayos que ya había hecho en un pequeño reactor instalado en el edificio Nº 2, convendría que el grande fuera construido en la roca. Finalmente, otro inconveniente que mencionó fue el siguiente: Que una especie de chimenea en que terminaba superiormente el reactor a través de la tapa, debía atravesar el techo para permitir la expulsión de la mezcla explosiva (hidrógeno y oxígeno) que se ocasionaría al producirse la reacción nuclear; pero eso no era posible porque esa chimenea quedaba precisamente debajo de una de las cabriadas del techo”.

Este último detalle demuestra con qué inconsciente ligereza eran proyectadas y ejecutadas obras que constaban muchos millones de pesos. El declarante (señor Fernando M. Prieto) recuerda perfectamente bien que todo esto aducido y resuelto antes de que Richter se enterara de una delgadísima fisura de contracción que presentaba el nuevo reactor en el muro. A esta fisura dio después fundamental importancia para exigir que se hiciera la demolición.

Esta última fue la única razón que dio Richter en su declaración como determinante de la demolición del reactor (foja 36, vuelta), pero descargó en el coronel González la responsabilidad de la orden de destrucción que a su término (de la construcción) se comprobó la mencionada falla antes de haber sido usado; novedad que le fue comunicada, y la orden de destrucción dada por el coronel González, estando el declarante en Buenos Aires.

El reactor “finalmente fue demolido acatando la decisión de Richter, volándolo con dinamita” (foja 88, in fine).

Refiriéndose a este reactor grande ha declarado el coronel González (foja 132) que “la demolición fue dispuesta luego de ser consultado el ex presidente Perón, en razón de que esta obra que insumió tres días y dos noches de trabajo fue tomada por un violento temporal de lluvia y nieve que ocasionó un fragüe imperfecto, ofreciendo su estructura marcadas rajaduras. Esta circunstancia originó una divergencia entre el jefe de la compañía (de Construcciones del Ejército), capital Pasoli y Richter, y planteado el caso en Buenos Aires, la decisión fue expresada más arriba, en contra de la opción de Pasoli, que consideraba subsanable por defecto”. Nótese que el coronel González no vio la falla, y que éste, según el testigo presencial, señor Prieto, solo era una “delgadísima fisura de contracción”.

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7. Por orden del mismo Richter se comenzó a construir dentro del edificio Nº 1 un gran recinto, similar al gran cilindro anterior, pero embutido en la roca, lo que demuestra que fue cierta una de las razones que mencionó el señor Prieto como determinante de la destrucción de aquel. Para ello (foja 89) se cavó en el edifico Nº 1 un foso, con dinamita, que ocupa casi toda la extensión (23 x 26 metros) (foja 86) y hasta una profundidad de 15 metros. Este pozo no llegó a utilizarse: sólo se llegó a hormigonar la base, y Richter ordenó suspender las obras en virtud de filtraciones en la roca que ya habían sido anteriormente observadas. Las filtraciones no eran de mucha importancia, “puesto que en períodos de varias semanas sólo alcanzaba a acumularse hasta un nivel de 2 metros de agua” (foja 89, vuelta). “Richter no aceptó en ningún momento las soluciones que se le propusieron para subsanar el inconveniente. Dentro de ese pozo se proyectaba construir un cilindro análogo al grande que había sido anteriormente demolido. También proyectaba Richter unir el foso mediante un túnel de varias decenas de metros de longitud, y hasta unos cien metros, posiblemente, para telecomando de todas las manipulaciones, con un local al efecto”. “Este enorme pozo fue íntegramente rellenado (foja 91. Vuelta) con hormigón de trescientos kilogramos de cemento por metro cúbico… lo cual demandó el empleo de veinte mil bolsas de cemento que importaban entonces cerca de un millón de pesos”. “Richter se opuso a que el pozo fuera rellenado con piedras y recubierto con cemento, pues aducía necesidad de homogeneidad que solo sería posible satisfacer utilizando cemento” (ídem).

Las declaraciones del señor Prieto, tomadas en Bariloche, son corroboradas por el capitán Iragoitía, que las hizo ante la Comisión en Buenos Aires (foja 238 vuelta). En ocasión de su primera visita a la isla Huemul y después de recorrer la totalidad de los edificios de la misma, oportunidad en que el declarante pudo observar cómo se llenaba con cemento un pozo de 16 metros de diámetro, etcétera y más adelante (foja 240): “Que en el relleno del pozo a que antes aludió se había colocado columnas de hierro simétricamente dispuestas, con el objeto, según Richter, de no distorsionar el campo magnético terrestre en el lugar”.

También corrobora las mismas afirmaciones otro testigo presencial, el señor Ronald Moser, en su declaración tomada en Bariloche, quien no sólo precisa que se usó cemento de 350 kilogramos por metro cúbico, sino que también menciona las “cuatro columnas de hierro de 18 o 20, que quedaron sepultadas en el hormigón” (foja 110).

En cambio Richter dice (foja 36 vuelta): “Que él ordenó la construcción del foso, de 10 a 12 metros de profundidad y 16 metros de diámetro”. “Que el foso lo construyó la Compañía SACES, del marqués Incisa, amigo del ex presidente Perón, también fue revestido por la misma compañía con cemento; pero al final se comprobó que había filtraciones de agua que llenaron totalmente el pozo”. “Posteriormente el declarante ordenó que el pozo fuera llenado con piedras y un recubrimiento de cemento, a objeto de poder utilizar el edificio que se había construido sobre él”.

Como se ve, las dos afirmaciones que hemos subrayado no concuerdan con las anteriormente citadas, que son concordantes entre sí, en lo que tienen de común.

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8. Los hechos que hasta aquí hemos relatado revelan un inadmisible desorden administrativo y una extraordinaria desaprensión respecto de cuantiosas dilapidaciones de fondos del erario público.

El responsable inmediato de todos ellos fue Ronald Richter, que los ordenaba en forma dictatorial, generalmente verbal, en su carácter de director de la planta, de acuerdo con el decreto 9677/51 (foja 294), y cuyas órdenes al respecto debían ser cumplidas por quienes la recibían (foja 106, vuelta). En cuanto a la recepción de las obras, “todo estaba librado a la decisión de Richter; pero nunca intervino ningún técnico de la Dirección General de Ingenieros, por la necesidad de mantener el secreto” (foja 88).

Su autoridad estaba, además, respaldada por la increíble carta de puño y letra del ex presidente Perón, cuya copia fotográfica ha tenido a la vista esta Comisión (una de las cuales se ha agregado al expediente (fojas 447/8), y que dice:

“Al señor profesor don Ronald Richter:

“Por la presente queda usted designado mi único representante en la isla Huemul, donde ejercerá, por delegación, mi misma autoridad.

“Los trabajos de investigación atómica dependen allí solamente de usted y, en caso necesario, yo indicaré en cada caso si algún funcionario le entrevistará en mi nombre.

“El coronel González, secretario de la Comisión Atómica, es quien normalmente se entenderá con usted a los fines correspondientes.

“Igualmente autorizará usted en cada caso quién quien me entrevistará en su nombre cuando sea necesario.

Buenos Aires, 1º de marzo de 1951

Juan Perón”.

Nótese la fecha: poco posterior a la del pretendido experimento exitoso del 16 de febrero del mismo año.

9. Sobre este mismo asunto hay una referencia en la declaración del señor Prieto (foja 93): “Preguntado: si tiene conocimiento de que el ex presidente Perón hubiera delegado su autoridad en la persona de Richter para todo lo que se refiere a la zona del “proyecto Huemul”. Contestó: Que si, le consta que en una oportunidad el coronel González reunió al personal en Playa Bonita para comunicarle esa decisión del entonces presidente de la República. Agrega que, con posterioridad a la divergencia entre el

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coronel González y Richter, y de regreso de un viaje de éste a la Capital Federal, Richter manifestó que el ex presidente de la República le había dicho que ésta era su estancia (la declaración fue tomada en Bariloche) y que todo lo que él hiciera estaba bien hecho”.

10. Aparte de la responsabilidad que recae en el ex presidente Perón por esta insólita delegación de sus facultades presidenciales (2) (en un extranjero de origen), no puede negarse la responsabilidad del coronel González, que no debía ignorar los hechos mencionados, y el derroche de dineros públicos que ellos significaban. Debió exigir perentoriamente que se les investigara y corrigiera, o abstenerse de continuar en todo lo relativo a este proyecto, cuyos fondos, que ya importaban decenas de millones, provenían de los asignados a la Comisión Nacional de Energía Atómica, cuya Secretaría él desempeñaba, cumpliendo como tal las órdenes del ex presidente Perón, que también la presidía, y cuyos únicos dos miembros restantes eran el ministro de Asuntos Técnicos (Mendé), y el director de la planta (Richter). Aquello lo hizo más adelante; pero a juicio de esta Comisión Investigadora, tardíamente.

11. En cambio, esta Comisión deja constancia de que no ha llegado hasta ella ninguna denuncia de manejo doloso de fondos, que importara la sospecha de enriquecimiento indebido de los principales actores en todo este proceso por apropiación directa o indirecta de fondos destinados al mismo o a otros fines de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Interrogados al respecto los testigos responsables que los habrían sin duda conocido, ninguno de ellos vaciló en afirmar que no conocía ningún caso.

En cuanto a otros agentes de menor jerarquía, se mencionan algunos expedientes con las respectivas denuncias y actuaciones en el capítulo IX de este informe.

12. Una denuncia aparentemente más grave fue expuesta por Richter en su declaración ante esta Comisión, a saber (foja 36, vuelta): “El declarante solicita del presidente de esta Comisión revisen el contrato firmado por la Compañía SACES con el gobierno nacional, porque considera que en él hay varias irregularidades. Agrega que el doctor Hansing, de la GEOPE, manifestó que ese contrato era un escándalo”.

A fin de ilustrarse al respecto, esta Comisión Investigadora se dirigió con fecha 5 de diciembre al señor delegado interventor en la Facultad de Ingeniería, ingeniero Francisco María Malvicino, a fin de que quisiera “informar si las especificaciones del contrato celebrado entre la Comisión Nacional de la Energía Atómica y la firma SACES, con fecha 8 de mayo de 1951 –cuya copia fotográfica en 16 fojas se acompaña con tal fin-, son las usuales en esta clase de convenio”.

Como la respuesta demorara, el asunto fue incluido en la lista de que se hace mención más adelante (capítulo VIII, Nº 3, b).

Posteriormente esta Comisión dirigió con carácter urgente una nueva nota al señor delegado interventor, con fecha 4 de enero del corriente, haciendo referencia a la anterior, y en la que después de exponer la urgencia del caso, le decía (foja 403): “En

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mérito a lo expuesto, estimaré del señor delegado interventor quiera tener a bien disponer lo necesario para que la información, en aquella oportunidad requerida, sea suministrada con carácter urgente, a fin de posibilitar la redacción del dictamen que debe producirse con motivo de la investigación realizada”.

Tampoco se ha recibido la respuesta hasta la fecha de redacción de esta parte del informe (enero de 1955), por lo cual la Comisión da por terminada su intervención en el asunto (3).

Por consiguiente, a pesar de los deseos de esta Comisión, no le ha sido posible formar juicio sobre la denuncia de que se trata, y se limita a agregar al expediente copias fotográficas del mencionado contrato (fojas 430 a 445).

13. La organización administrativa en Bariloche adolecía de fallas y se encontraba permanentemente trabada por las exigencias de Richter (foja 95, vuelta). Creaba dificultades a la Compañía de Obras (de la Dirección General de Ingenieros dependiente del Ministerio del Ejército), con sus extemporáneas exigencias. Se resolvió, entonces, que las obras fueran realizadas por compañías privadas, que también tuvieron dificultades por las continuas modificaciones. En algunas oportunidades se intentó adoptar el sistema de las “órdenes de servicio”, como es habitual en toda obra, pero caía rápidamente en desuso por la indisciplina de Richter, que seguía dando órdenes directamente (fojas 103, vuelta; 109 vuelta).

Sin embargo, Richter no manejaba fondos, aunque “todas las inversiones hasta el mes de septiembre de 1952 fueron autorizadas por él” (foja 364). Ejercía con gran liberalidad la función de asignar sueldos, sobresueldos y comodidades al personal a sus órdenes. El capitán Iraolagoitía (foja 242) preguntado: “Si tiene conocimiento de que hubiera irregularidades administrativas en Bariloche. Contestó: que no cree que haya habido irregularidades administrativas, pero que tiene la impresión de que se vivía, en general, con mucha liberalidad con respecto a las comodidades y servicios a disposición del personal. Como ejemplo puede citar el caso del hotel Pistarini, donde se alojaba el personal de la planta con sus familiares, abonando una pensión muy baja, absorbiendo la planta el quebranto provocado por esa situación”. Hay que tener en cuenta que se trata de un hotel de lujo.

14. El desorden administrativo reinante en Bariloche pudo dar lugar a evasiones de materiales, especialmente de construcción. A esto respondió, en parte, la ampliación declaratoria del señor Fernando Manuel prieto. Preguntado (foja 106) si cree posible que se hayan producido evasiones de materiales, contestó: “que lo consideraba muy difícil dado el control que se realizaba. Que para el material recibido por tren de ferrocarril, desde otros lugares, consistía en lo siguiente: el material que se transportaba desde la estación a la planta por intermedio de fletes, a cada uno de los cuales el apuntador de la planta destacado en la estación, le entregaba una boleta en la que constaba todo el material que transportaba, era recibido en almacenes y se contrastaba con los datos de la mencionada boleta. Posteriormente, almacenes contrastaba las boletas que había recibido de los fletes con los duplicados que quedaban en poder del o

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los apuntadores de la planta destacados en la estación, con el fin de evitar que algún camionero desviara la totalidad de su carga”. Preguntado si tiene conocimiento de alguna denuncia que se hubiera formulado respecto de evasión de materiales, contestó: “que, efectivamente, en una oportunidad se ordenó investigar la procedencia del cemento que operarios de la planta habían utilizado en la construcción de sus propias viviendas en el barrio Nireco. El resultado de la investigación, realizada por la Sección Especial de la Gendarmería Nacional –en la cual intervino el declarante-, demostró por las boletas de compra que mostraron los acusados y por la apreciación de la cantidad de cemento empleado, que nada de éste podía provenir de evasiones de la planta. En total se trataba de cinco o seis pequeñas viviendas, en cada una de las cuales se habían empleado entre veinte y veinticinco bolsas de cemento.

15. Fue una de las primeras preocupaciones de esta Comisión Investigadora establecer el destino que hubieran tenido todos los fondos acordados a la Comisión y a la Dirección Nacional de la Energía Atómica. Con ese fin se dirigió a la Contaduría General de la nación, con fecha 31 de octubre próximo pasado, la nota cuya original figura a fojas 308, pidiéndole que le informara “sobre la totalidad de los fondos y partidas acordadas y/o entregadas a la Comisión Nacional de Energía Atómica, a la Dirección Nacional de la Energía Atómica, o a la Planta Experimental de Altas Temperaturas (4), provenientes de rentas Generales, Plan de Trabajo Público o cualquier otro origen desde el año 1949 hasta el 16 de septiembre de 1955 inclusive, especificando en cada caso el número de decreto o resolución pertinente”.

16. La Contaduría General de la Nación contestó con fecha 14 de diciembre, produciendo dos informes que se han agregado a fojas 310 a 322. El primero de ellos, de la Dirección de Contabilidad (foja 10), termina con los siguientes párrafos: “Cabe dejar constancia que la dirección a mi cargo no registró las entregas de fondos dispuestas por órdenes de pago en cuentas individuales por repartición, sino por la nomenclatura que fija la respectiva autorización de apertura de créditos”.

“Como consecuencia podría haber otras entregas registradas bajo otros rubros, inclusive ejercicios vencidos, motivo por el cual estima conveniente la investigación de la Inspección General de Contabilidad, a efectos de una información total.”

Así se resuelve (foja 311, al pie), designado para ello al señor contador fiscal doctor Ciriaco J. Sarnelli (foja 314). El informe producido por éste comienza con el siguiente párrafo (foja 313):

“A fin de dar cumplimiento a la resolución citada me presenté ante la Dirección Nacional de la Energía Atómica, donde fue puesta a mi disposición toda la documentación existente en su poder, de cuyo resultado paso a informar por las sumas percibidas y las pertinentes amortizaciones.”

Respecto de la comparación de ambos informes, dice el señor contador Sarnelli (foja 321):

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“Con relación a las cifras consignadas por la Dirección de Contabilidad en su informe Nº 103/G/1955, ha sido posible comprobar las cantidades que en el mismo da, existiendo solamente un pequeña diferencia en menos con la verificación de $ 50.311,59 en presupuesto.”

Pero no diciendo cómo se calcula esta diferencia con los datos consignados en el informe, esta Comisión no ha podido verificarla.

17. En lo siguiente se acepta como definitivo el segundo informe mencionado (de la Inspección General de Contabilidad), que es también el más explícito.

Arroja este informe un total de todas las cantidades entregadas a la Comisión y a la Dirección Nacional de la Energía Atómica (no se registra ninguna entrega a la Planta Experimental de Altas Temperaturas, cuya erogaciones eran cubiertas con fondos de la Comisión Nacional) de $ 214.466.040,78 (doscientos catorce millones, cuatrocientos sesenta y seis mil cuarenta pesos con setenta y ocho centavos moneda nacional). El informe termina con el siguiente párrafo: “No obstante no haber sido posible individualizar hasta la fecha las cantidades correspondientes al año 1949 y parte de 1950 como se pide, el subscrito, dada la urgencia que existe en la información requerida presenta este informe a los efectos de dar cumplimiento. (5)”

18. La cantidad total, cuyo origen no ha sido aún individualizado, fue extraída del libro “Banco”, y alcanza a (foja 313): $ 9.819.235,90 (nueve millones ochocientos diecinueve mil doscientos treinta y cinco pesos con noventa centavos moneda nacional).

Una parte de ellos, y tal vez la totalidad, puede provenir de lo siguiente, según declaración del coronel Enrique González (foja 128, vuelta): “Que el problema para satisfacer este deseo (de que Richter trabajara con la más absoluta independencia (véase capítulo I, Nº 7), radicaba en la falta de una partida especial de presupuesto. Que como al Dirección Nacional de Migraciones (cuyo titular era entonces el declarante) disponía de fondos secretos, se autorizó la intervención de parte de éstos, hasta tanto se regularizara su situación, aproximadamente dos millones de pesos hasta que se creó la Comisión Nacional de Energía Atómica; que en razón de la característica de los gastos pidió que fuera designado a estos efectos un funcionario de responsabilidad, designación que recayó en el contador mayor Mario Chingotto, de la Contaduría General de la Nación”.

Este aspecto de la investigación ha quedado, pues, trunco; pero sería fácil completarlo si el tiempo disponible lo permitiera, lo que no sucede (5).

19. La suma total anotada (Nº 18) debe ser comparada con las investigaciones documentadas en la Dirección Nacional de la Energía Atómica. Con ese objeto esta Comisión Investigadora solicitó a su colaborador, el capitán de navío (R.E.) don Joaquín M. Urretabizkaya, por nota de fecha 10 de enero de 1956, cuyo original obra a fojas 424: “se sirva hacer conocer la descomposición, por conceptos de inversión, de la

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suma de $ 214.466.040,78 que informa la Contaduría General de la nación haber hecho entrega a la Comisión Nacional de la Energía Atómica”.

El señor director de administración produjo con tal motivo, el informe que corre agregado a fojas 425/26, diciendo: “De acuerdo con lo solicitado en su nota de foja 1, se detallan en planilla adjunta los distintos conceptos de inversión que conforman un total de $ 215.795.640,78 suma ésta determinada por el importe de $214.466.040,78 habilitado y recibido de conformidad por esta Comisión Nacional, según informe de la Contaduría General de la Nación, y por el importe de $1.329.600, producto de recaudaciones de diversa índole, efectuadas directamente por esta Comisión (de Energía Atómica) y los distintos organismos que de ella dependen.”

De la planilla adjunta resulta que el total de inversiones, discriminadas en diversos conceptos, suma $215.795, lo cual coincide con la suma anterior de ingresos. Por tanto, el aspecto contable de la Dirección Nacional de la Energía Atómica, según estos datos , es satisfactorio.

NOTAS

(1) Y, tal como se verá en el punto 8 una orden firmado por Perón en donde “delega su misma autoridad en la isla” a Ronald Richter. (Nota del transcriptor).

(2) Inconstitucional bajo todo punto de vista. (Nota del transcriptor).

(3) Luego de redactado el informe recibieron el resultado de la pericia solicitada. Se informa en Apéndice I punto 3. (Nota del transcriptor).

(4) Esta es la dirigida por Richter en la isla Huemul (Bariloche, República Argentina). (Nota del transcriptor).

(5) Urgencia requerida para la presentación del informe de la Comisión ya que con todos ellos se debía confeccionar la impresión de los V tomos de la “Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía” con la cual se compilo luego “El libro Negro de la Segunda Tiranía” (Nota del transcriptor).

(6) Ver nota anterior (Nota del transcriptor).

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Capítulo VIII

Término de esta investigación

1. Después de la circular Nº 21, recibida el 15 de diciembre de 1955, en que se establecía (artículo 3º): “que salvo aquellos casos que por su importancia debidamente justificada puedan ser objeto de un examen más detenido y prolongado todos los demás deberán quedar terminados a más tardar a fines del próximo mes de enero”, esta Comisión fue sorprendida por la noticia periodística de que había sido incluida con otras doce en una lista de Comisiones Investigadoras “que deben dar por terminadas sus investigaciones, indefectiblemente, para el día 31 de diciembre del corriente año”. (foja 345). La comunicación respectiva, circular Nº 24, lleva fecha 19 de diciembre; pero llegó a esta Comisión el día 23 del mismo mes sólo ocho días hábiles anteriores a la expiración del plazo que se le fijaba.

2. A partir de esa fecha, esta Comisión Investigadora tuvo que interrumpir inmediatamente sus actividades de investigación, a fin de dedicarse a estudiar y confrontar la copiosa documentación y redactar este informe. Como consecuencia quedan truncos algunos aspectos que deseaba alcanzar; y otros asuntos apenas han podido ser superficialmente considerados o totalmente desconocidos

3. Han contribuido no poco a demorar las tareas que se encomendaron a esta Comisión las circunstancias siguientes:

a) La tardanza en recibir los informes de la Contaduría General de la Nación, y el informe sobre el costo del “Proyecto Huemul” (y otras cuestiones), que fueron recibidos el 19 y 26 de diciembre respectivamente. Esta Comisión no desconoce al respecto, la amplia compulsa de antecedentes contables que esos informes requirieron, y considera por tanto justificadas las demoras.

b) La carencia de respuesta de algunas instituciones oficiales a las notas de esta Comisión Investigadora requiriéndole informaciones o asesoramiento que eran necesarios para su cometido. De ello se dio cuenta a la Comisión Nacional de Investigaciones por nota de fecha 21 de diciembre de 1955 (foja 239) “rogándole quiera tener a bien lo pertinente para regularizar esta situación”, y acompañando una planilla ilustrativa (foja 330). Con posterioridad se han recibido las respuestas a las notas que figuran en esa planilla con los números 1 (uno), 2 (dos), 6 (seis), 7 (siete), 8 (ocho); pero por el cierre de la investigación algunas ya no podrán ser consideradas.

4. No obstante la premura con que se ha visto obligada esta Comisión a dar término a su cometido en plazo angustiosamente perentorio, considera:

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a) Han quedado terminados los siguientes aspectos del caso “Richter” o “Proyecto Huemul”: Aspecto científico, capítulo III; responsables científicos del proyecto, capítulo IV; promesas de Richter, capítulo V; costo del “Proyecto Huemul”, capítulo VI.

b) Quedan inconclusos los siguientes aspectos del mismo “proyecto”; Aspecto administrativo, especialmente lo dicho en los números 12 (doce) y 18 (dieciocho) del capítulo VII, además de algunos detalles que podrán ser motivo de mayores indagaciones.

c) Fuera del “proyecto Huemul”, esta Comisión ha considerado otros asuntos, sin agotar la mayoría de ellos, de todo lo cual se da breve noticia en el capítulo IX.

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Capítulo IX

Otros asuntos

1. Denuncia formulada por el capitán Mario A. de Ugarriza. – Está contenida en tres expedientes con los cuáles esta Comisión Investigadora ha formado un único cuerpo caratulado; expediuente 419, “Esc. 95”; Dirección General de Energía Atómica; denuncia capitán Ugarriza. Además, esta Comisión ha tenido a la vista dos expedientes, ambos “confidenciales”, conectados con los anteriores: uno de la Comisión Nacional de la Energía Atómica, V. Nº 5/55, con la investigación realizada a pedido del capitán Urgarriza; y otro del Ministerio de Marina. Ninguno de estos últimos contiene denuncias que correspondan a las que debe investigar esta Comisión, por lo cual oportunamente fueron devueltos.

En el mismo caso están la mayoría de las afirmaciones del capitán Ugarriza (fojas 3, 4 y 5 del expediente citado) pues se trata de apreciaciones personales respecto de la eficiencia de la Dirección Nacional de Energía Atómica, que en si misma no constituyen irregularidades. No obstante se citó a declarar al capitán Iraolagoitía, que sería el responsable de los hechos denunciados, y también el causante. Ambas declaraciones constan en el respectivo expediente.

La del capitán Ugarriza quedó trunca (foja 21), como toda otra investigación. Pero en lo actuado no encuentra esta comisión nada que justifique su continuación a los efectos de examinar “presuntas irregularidades”, que es su cometido.

Por consiguiente, aconseja girar el expediente al señor director Nacional de Energía Atómica a los efectos que creyera convenientes.

2. Denuncia formulada por don Andrés Lene contra el doctor Alberto González Domínguez. – Expediente L. Nº 1.309/55 (CNEA). De la declaración del denunciante ante esta Comisión resultaron las comprobaciones y conclusiones cuya copia figura a fojas 300/1 del expediente principal. Además la Comisión llama la atención de la expuesto en la misma copia a fojas 302, y lo que en consecuencia aconsejó al respecto, al devolver el expediente al señor director nacional de Energía Atómica que lo había sometido a consideración de esta Comisión.

3. Denuncia contra el ingeniero Armando Vengara Bai. - Esta denuncia había sido diligenciada antes del nombramiento de esta Comisión Investigadora; y resultó infundada. La Comisión se limitó a tomar conocimiento y aprobar las conclusiones; todo lo cual fue comunicado a la Comisión Nacional de Investigaciones por nota cuya copia obra a fojas 325 a 328 de expediente principal.

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4. Expediente Nº 4118 “Esc/95” de la Comisión Nacional de Investigaciones caratulado: Rabanal y otros / sobre irregularidades. - Se refiere a un pedido de informes al Poder Ejecutivo relativos a un convenio de cooperación para producir energía atómica. Aunque no se trata en este caso de “presuntas irregularidades”, no obstante el título de la carátula, esta Comisión por nota del 12 de diciembre próximo pasado cuya copia se ha agregado al expediente, dirigido al señor director Nacional de Energía Atómica, solicitó copias autenticadas de dicho convenio e información acerca de los puntos a) y b) que la nota menciona. En respuesta, recibió, con fecha 13 de enero de 1955 la nota que consta a fojas 6, acompañado de fojas 7 a 12, que permiten responder a la mayoría de las cuestiones planteadas y cuya copia se ha agregado al expediente principal (fojas 417 a 423). Según consta en el expediente a foja 1, este debe volver a la intervención de donde procede.

5. Denuncia contra César Santiago Pagés. - Expediente de la Comisión Nacional de Investigaciones Nº 2190 “Esc. 95”, que se acompaña en cuerpo aparte. Los hechos denunciados se habrían producido en la provincia de Salta, por cuya causa se giró la denuncia al señor interventor nacional en esa provincia, teniente coronel don Julio Lobos, por nota cuya copia figura en el expediente principal a foja 257, de 9 de diciembre próximo pasado. No se ha recibido aún contestación.

6. Denuncia contra el ex administrador de las Termas de Copahué, don Enrique Eguireun. – Expedientes A. Nº 42/55 (CNEA) y G. Nº 38/55 (CNEA). No pudiendo realizar por sí misma la investigación de que se trata, a causa del largo tiempo que demandaría trasladarse al lugar de los hechos, esta Comisión solicitó del señor director nacional de Energía Atómica que dispusiese fuera diligenciada por personal de dicha dirección, según las notas cuyas copias obran a fojas 352 y 353 del expediente principal. El señor director en ejercicio, capitán de fragata (R.E.) don José M. Rubio, ha comunicado (foja 427) que “se ha encomendado esa diligencia sumaria al señor capitán de navío médico (R.A.) don Julio Rodolfo Mendilaharzu, actual administrador de la Reserva Nacional de Copahue.

7. Asunto Miguel G. Roberts. - En su declaración ante esta Comisión el señor capitán Iraolagoitía dijo (foja 243): “Por otra parte quiero dejar constancia que cuando se convenció de la inoperancia del proyecto, después de su primera inspección a Huemul, ordenó –bajo su propia responsabilidad- cancelar el máximo posible de compras de instrumentos en Estados Unidos, que estaban a cargo del señor Miguel G. Roberts, y que incluso se pudieron rescatar algunas señas ya pagadas a algunas fábricas, con lo cual se ahorró de la orden de compra inicial, aproximadamente doscientos cuarenta y siete mil dólares, lo que ha permitido a la Comisión Nacional de la Energía Atómica, a la fecha de la entrega del cargo por el declarante, no pedir un solo permiso de cambio para instrumental sobre Estados Unidos y entregar en caja, en los bancos de Estados Unidos, aproximadamente ciento dieciocho mil dólares. Que con respecto a un recargo comprobado en la investigación ordenada por el declarante, de aproximadamente el veinticinco por ciento sobre los precios netos de fábricas, dio parte de esa anomalía al ex presidente Perón y al ex ministro Mendé, expresándoles textualmente, dirigiéndose al

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ex presidente: “Ese gran peronista, salvador de la patria, que viene muy a menudo a este despacho, ése se queda con el veinticinco por ciento en dólares en el bolsillo”; a lo que el ex presiente Perón contestó: “Que lo dejara así, pero que comunicara a todos los ministerios y reparticiones nacionales que no se podía entrar en ningún negocio con el señor Miguel Gregorio Roberts porque había demostrado que no era digno de confianza”. El declarante deja constancia que le consta que se tomaron las medidas indicadas por el ex presidente Perón y que el coronel González está informado de estos hachos”.

Al mismo asunto se refiere un párrafo del informe del señor capitán Urretabizkaya, en respuesta de una de las cuestiones que le formulara esta Comisión, a saber (foja 369 del expediente principal): “Existe en esa Dirección de Administración un expediente del ex Ministerio de Asuntos Técnicos S. Nº 12/53, con relación a los materiales adquiridos por el señor M. G. Roberts, como gestor de compras en la misión especial en Estados Unidos, Inglaterra e Italia, referente a recargos indebidos en la facturación respectiva, que se pone a disposición de la Comisión Investigadora” (Nº 12).

Se ha agregado, por otra parte, al expediente principal copia de la “síntesis de la información producida por la Dirección Nacional de Energía Atómica en el expediente secreto Nº 42/53”, hecha por el capitán Iraolagoitía.

Esta Comisión hace notar que según dicha síntesis “existe una diferencia o recargo del 32% lo que significa, aplicado a las adquisiciones un recargo de 118.400 dólares (ciento dieciocho mil cuatrocientos); todo ello sin tener en cuenta: los gastos abonados al señor Roberts y su apoderado, que importan 36.880 dólares (treinta y tres mil quinientos noventa y un pesos moneda nacional).

El expediente respectivo llegó a esta Comisión el 26 de diciembre, juntamente con el informe de la Dirección de Administración. Esta Comisión no ha podido por lo tanto abocarse al estudio del mismo.

El acta Nº 34, de fecha 5 de enero del corriente año, dice (foja 405): “Asuntos entrados: 1) Expediente Nº 11.233-R.E. (número once mil doscientos treinta y tres) de la Comisión Nacional de Investigaciones, dirigido al señor director nacional de Energía Atómica y que fuera abierto en la sede de la Comisión Investigadora Nº 12 por equivocación. Se resuelve tomar conocimiento y pasarlo al señor director de la representación citada dejando constancia de esta circunstancia. Este expediente, caratulado “Comisión Nacional de Investigaciones-Comisión de Automotores”, se relaciona con un pedido de informes relativo a la intervención que hubieran podido tener los señores Miguel G. Roberts y Demetrio Vázquez en la adquisición de materiales necesarios para la producción de energía nuclear”. Copia de la nota respectiva se ha agregado a fojas 407. Como se dice en ella, se devuelve el expediente secreto al señor director nacional de Energía Atómica. Independientemente de ello, esta Comisión Investigadora aconseja: Poner el hacho denunciado en conocimiento de la Junta nacional de Recuperación Patrimonial, a los efectos a que hubiere lugar.

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8. Asunto Roger A. Pascal. – En el mismo informe el señor capitán Urretabizkaya (foja 370 del expediente principal), se consigna: “Existe el caso del señor Roger V. A. Pascal que fue denunciado a la justicia, encontrándose actualmente la defensa de los intereses de la Comisión Nacional de la Energía Atómica en manos del señor procurador general del tesoro”.

“Puede en este caso existir un presunto perjuicio para el Estado, lo que se determinará al finiquitar el respectivo proceso del que se habla. Los originales están en poder de la justicia; en esta Dirección de Administración se posee copia de lo actuado, que también se pone a disposición de la Comisión Investigadora (Nº 12)”.

Como en el caso anterior y por la misma razón, esta Comisión no pudo abordar el estudio del asunto. Según la copia a que se hace referencia, por decreto del 22 de enero de 1954 se designa al procurador fiscal para que promueva las acciones a que haya lugar, para el restablecimiento de la suma de un millón novecientos sesenta y nueve mil doscientos treinta y tres pesos con cuarenta centavos moneda nacional (m$n. 1.970.233,40 a don Roger V. A. Pascal y otros, etcétera. Como en el caso anterior se aconseja: poner el hecho en conocimiento de la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial a los efectos a que hubiere lugar.

La copia de lo actuado fue devuelta a la Dirección nacional de la Energía Atómica de donde provenía.

9. Expediente Saborens. - Adquisición de pretendidos secretos contenidos en el titulado “Informe Saborens”. Su adquisición, previo pago, fue otro de los errores que originó una injustificada erogación.

Esta Comisión tuvo conocimiento de su existencia a raíz de la declaración del padre Bussolini, que dijo (foja 207, vuelta): “Que días antes del anuncio del ex presidente Perón –el 24 de marzo de 1951- fue citado por el coronel González para resumir un documento alemán, estrictamente secreto, sobre la bomba atómica, de cuya existencia podrían dar información el capitán Beninson y el coronel Plantamura, como así también el coronel González. Que le consta que ese documento había sido adquirido en Europa y traído al país por el capitán Beninson y el coronel Plantamura, justamente con otros dos, también secretos; uno sobre el elemento denominado “Paulinum”, que le atribuye la propiedad de vencer la gravedad y otro sobre un misterioso elipsoide cuyas aplicaciones no puede precisar. Que hacho el resumen, lo entregó al coronel González, etcétera.”

Y más adelante (foja 211): “Preguntado: Si con anterioridad a la fecha en que se le pidió resumiera el documento secreto antes mencionado había tenido conocimiento del elemento denominado “Paulinum”. Contestó Que efectivamente algo había oído al respecto, pero que ahora no podía precisar cuál fue la fuente de información; que siempre se preocupó por ese problema solicitando varias veces la entrega del documento reservado a los efectos de estudiarlo y continuar dichos estudios si fuera posible; que esa solicitud la hacía al coronel González; pero que nunca accedió a su pedido”.

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Esta Comisión quedó sorprendida por el insólito anuncio de un elemento al que se le atribuía “la propiedad de vencer la gravedad”: y más aún el hecho de que el secreto respectivo hubiese sido adquirido y pagado por nuestro país. Después de algunas averiguaciones oficiosas, decidió dirigirse al señor director de Energía Atómica, como se hizo tres días después, a fin de que tuviera a bien comunicar si el mencionado expediente e informe secreto se encontraba en dicha Comisión y en caso afirmativo quisiera ponerlo a disposición de esta Comisión Investigadora, como lo hizo. El informe, en idioma alemán, está contenido en una carpeta, y consta de 42 fojas y 7 estampas en papel milimetrado. Al final del informe hay un grueso sello de lacre, en que puede verse una corona con la cruz “svástica”, y una leyenda ilegible. Fue íntegramente traducido por el capitán de aeronáutica don Enrique A. González y revisado por el capitán de fragata ingeniero electricista (R.) don Manuel Beninson. Está escrito a máquina, contenido en otra carpeta y precedido por algunos antecedentes, que se mencionarán, ocupando el todo, con las fotocopias de los esquemas, 86 (ochenta y seis) fojas numeradas; y un “acta” antepuesta de entrega del documento al capitán Iraolagoitía.

La documentación original –si existió- no ha sido hallada. Entre los antecedentes que preceden a la mencionada traducción figuran algunos inicialados y otros sin siquiera este requisito; tres son originales. Las fojas 14 y 15 de las cuales la segunda está inicialada E.P.G. (¿Enrique P. González?), contiene “algunos antecedentes relacionados con el documento Saborens”. Allí se dice: “Habiendo llegado a conocimiento del excelentísimo señor presidente de la Nación, general de ejército don Juan D. Perón, la existencia de un documento de interés para el país, en lo que atañe a la energía atómica, autorizó al secretario general de la Comisión Nacional de la Energía Atómica, coronel Enrique P. González, a enviar a Europa, para estudiar su valor técnico y determinar la conveniencia de su adquisición, al capitán de fragata ingeniero electricista (R.) don Manuel Beninson, quien fue secundado en sus gestiones por el teniente coronel don Nicolás Plantamura”.

En cuanto a la fecha –que no consigna el resumen- se deduce de lo dicho en su declaración por el capitán Beninson (foja 67, vuelta). “Manifiesta el declarante que estuvo ausente del país desde el veinticinco de mayo del año mil novecientos cincuenta (25/V750) hasta el veintiocho de septiembre del mismo año (28/IX/50).”

Continúan aquellos antecedentes: “El informe adjunto del profesor doctor ingeniero don Flemens Saborens fue estudiado y analizado durante varios días, en presencia de dos personas: una, el intermediario, había pertenecido (según su propia manifestación) a la custodia de Hitler, mientras que la segunda persona, a cargo del documento, formaba parte de un grupo de cuatro interesados, que habían sustraído el mismo de la Oficina Política del Reich, y lo tuvieron escondido durante más de cinco años, escapando a la búsqueda constante y minuciosa de los vencedores”.

Pues bien: el mismo documento original dice respecto de la bomba atómica (traducción: foja 57):

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“La verdad es que no se trata de ningún gran secreto que no se pueda expresar con una o varias frases, que ponga al que las lee en condiciones de repetir el proceso”.

“En lo fundamental –continúa- el método está dado por los hechos físicos. Que son conocidos de todos los especialistas, a los que, sin embargo, faltarían todos los detalles particulares, que nosotros hemos obtenido después de años de investigación y grandes sacrificios. Esto es lo que hemos introducido en este informe de cálculos e introduciremos más adelante”.

En las mencionadas carpetas, que ha examinado esta Comisión, no figura ningún informe del técnico ingeniero Beninson, que fue el enviado a Europa para estudiar el documento y decidir su adquisición; pero el hecho de que esta se haya efectuado demuestra que su informe fue favorable (1). Figura en cambio el juicio del doctor Balseiro (2), a quien se le fue posteriormente requerido (sin fecha) aquí en Buenos Aires, y que es el único documento técnico que lleva la firma de su autor.

En él dice que: “el informe no contiene ningún dato no conocido, a no ser los valores numéricos de los volúmenes críticos de las bombas de U (235) y Pu (239)”, que serían 3.217,00 gr. Y 5.139,14 respectivamente. Es interesante anotar que estos datos, consignados en el original alemán (fojas 30 y 31), no figuran en la traducción, por haber sido cortadas las fojas en que sin duda figuraban, a saber los Nos. 58 y 59, después de lo cual volvió a sellarse y numerarse esta última. El doctor Balseiro sintetiza su opinión diciendo: “Es muy sugestivo que en un informe de esta naturaleza se abunde en tantos detalles elementales y bien conocidos, y se incluyan tablas numéricas que en nada intervienen en el desarrollo expositivo. Todo ello contrasta vivamente con la carencia de detalles técnicos sobre los distintos aspectos que se tocan y que es de esperar contenga un informe de esta naturaleza. Sería de esperar, por ejemplo, que el informante en vez de explayarse sobre detalles bien conocidos diera el valor numérico de la sección eficaz de fisión de neutrones rápidos, dato esencial para el cálculo del volumen crítico”…

…”Por esta razón es muy improbable que las cifras que se mencionan de los colúmenes críticos de las bombas U (235) y Pu (239) sean valores fidedignos”. Por consiguiente, el “documento” no contiene ni detalles técnicos ni cálculos fehacientes como se había prometido.

Pero contiene cosas aún más sorprendentes. En el capítulo “Medios de defensa contra las bombas de uranio UBI y UBII” se describe la producción de unos nuevos rayos “ultrainfra” a los cuales se denomina también rayos “Satus” y que tendrían la propiedad (traducción foja 62) de hacer explotar la bomba a 12 kilómetros de distancia; “pero, a lo largo de las zonas amenazadas, se tenderán barreras de rayos Satus II, que mejorados en su rendimiento, podrán alcanzar alturas de 20-30 kilómetros”. Se describe someramente la producción de estos rayos; y desde luego, que resulta ridículamente absurda.

El “misterioso elipsoide” a que se refirió el padre Bussolini, está descrito en la foja 66 de la traducción. Es un elipsoide hueco, de revolución, alargado, que en uno de los focos FL, lleva un cátodo incandescente esférico hacho de U. (235), al parecer calentado

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por una corriente de alta frecuencia. Debido a esto “se obtiene un choque continuo de electrones y protones sobre el foro F 2, que es imaginario (?), y en el que existen sólo pocos átomos de He (gas introducido a baja presión después de extraer el aire).

Ese impacto de todos los electrones, protones y neutrones, emitidos por el cátodo, sobre F2, se aclara fácilmente en parte por la frecuencia y en parte por la forma dada al ciclotrón (sic), que hacen que todas las radiaciones emitidas por F 1 no se desvían de sus trayectorias y se encuentren nuevamente en F2”.

Hay que ser muy ingenuo en cuestiones de física corpuscular para creer que con el método puedan producirse protones y neutrones en cantidad apreciable; y que ellos, si se produjeran, como así los electrones, se reflejaría siguiendo las leyes de la reflexión irregular de la luz, concentrándose en el otro foco!

El informe continúa (fojas 69) con la tercera gran novedad diciendo “El resultado obtenido es el siguiente: Obtención de elementos completamente nuevos, desde el criptón, que es conocido, hasta el Paulinio que es el más pesado de los desconocidos, con sus cifras Pau 246” 98.

“…las propiedades del mismo son de índole tal, que hasta hoy no tenemos una idea clara acerca de la multiplicidad de sus aplicaciones. En primer lugar, tiene una vida media de cerca de 50.000 años, a pesar de lo cual su radiación es tan intensa, que aplicado en una capa de 0,1 mm. de espesor sobre una plancha de acero de 2.400 x 1.400 x 8 mm., haciendo descansar esta cara sobre la tierra y dejando la chapa en libertad, ésta se eleva con una velocidad de 0,8 n/seg. (2,88 Km/hora)”.

Reputiendo lo dicho por el doctor Balseiro, solo cabe agregar: “No se dan detalles, y los fantásticos resultados que se mencionan parecieran más bien propios de novelas de ficción que de experiencias realizadas con seriedad”.

Lo malo es que la novela costó al erario público (200.000, sin contar gastos de viaje, según recibo extendido sin mayor formalidad en una hoja de papel para carta del “Albergo Mediterráneo”, en Roma, el 21 de diciembre de 1950, y firmado por Karl Schretter. La autenticidad del recibo y la exactitud de su importe están asegurados por una nota que a su regreso al país dirigió el teniente coronel Plantamura al coronel Enrique P. González, con fecha 4 de abril de 1951.

Pero la novela no terminó allí. Fallecido el señor Schretter, la viuda inicia el expediente: Ministerio de Asuntos Técnicos Nº 690/MAT a954 y en sucescivas cartas al ex presidente Perón (17/I/54; 21/IX/54; 16/II/955) reclama el pago de una fabulosa suma alegando que los $200.000 recibidos eran solo un anticipo. Ante tanta insistencia le contesta el capitán Iraolagoitía que se abonó al señor Schretter la suma de $ 200.000; y se le envía fotocópia del recibo correspondiente. La viuda insiste aún en otras dos cartas (25/IV/955 y 21/VII/955) en la primera de las cuales le dice: “Creo que usted en calidad de experto en este ramo reconocerá el valor enorme de los documentos y comprenderá que esta pequeña cantidad nunca puede ser considerada como precio efectivo”.

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Como continuara el silencio argentino, repite su reclamo el 9/X7955 diciendo: “No comprendo cómo un gobierno que ha gastado miles de millones en experimentos, no haya pagado aún el millón de dólares americanos que pido por mis documentos”, etcétera.

Esta Comisión ha devuelto los documentos a la Comisión Nacional de la Energía Atómica de la cual provienen.

NOTAS:

(1) O el capricho del ex presidente Perón fue, como en otros casos, mayor. (Nota del transcriptor).

(2) El Doctor Balseiro fue uno de los integrantes de la Comisión de Técnicos que desenmascaró la falsedad del proyecto atómico que Perón anunció como exitoso el 24 de marzo de 1951 y había encargado al científico alemán Ronald Richter, conocido como “Proyecto Huemul”, quien afirmaba ser el único poseedor de “su secreto”. (Nota del transcriptor).

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ANEXO I

Después de redactado el informe anterior se han recibido en el seno de esta Comisión diversas comunicaciones de algunas de las cuales es conveniente hacer mención en este informe.

1. Nota del señor general don Nicolás Plantamura (foja 461), en respuesta de la que se le remitiera pidiendo diversas informaciones. Confirma que no asistió a la reunión en la que se decidió crear el “Centro Huemul” (véase foja 6), e ignora quienes estuvieron presentes.

Respecto del “informe Saborens” (véase foja 85 y sig.) manifiesta: “Que el documento de referencia fue adquirido con la opinión científica del señor capitán Beninson, que el precio fue convenido en Buenos Aires y que el suscrito (general Plantamura) tuvo intervención en las conversaciones de trámite no así en las de orden científico que no le concernían por no ser de su especialidad”. Finalmente expresa “que no tiene ningún elemento de juicio al respecto de irregularidades que se hubieran cometido en la Comisión y/o Dirección Nacional de la Energía Atómica”.

2. Ampliación de la declaración del señor coronel (R.) don Enrique P. González , quien se presentó espontáneamente para subsanar una divergencia entre su declaración entregada a esta Comisión Investigadora (foja 183) y la entregada anteriormente a la Dirección General Impositiva (foja 284). El declarante manifestó “que ratifica los datos consignados en la declaración jurada entregada a esta Comisión; y que la diferencia existente ha sido salvada oficialmente ante la Dirección General Impositiva, en fecha reciente”. Hace notar, además, que la divergencia entre las dos primitivas declaraciones juradas proviene, en parte, de que una de ellas sólo alcanza hasta el 31 de diciembre de 1954 y la otra comprende, casi todo el año 1955.

3. Contrato con la SACES. – Se ha recibido (26/I) la nota agregada al expediente (foja 455) firmada por el señor delegado interventor en la Facultad de Ingeniería, en respuesta de la que se le dirigiera según consta en este informe (capítulo VII, Nº 12); y en la que expresa: “Estudiadas las distintas cláusulas del contrato por el sistema de “costos y costas” no aparece –en líneas generales- ninguna cláusula que pueda considerarse fuera de las usuales en esta clase de convenios”.

La denuncia formulada por Ronald Richter al respecto resulta, degún esto, completamente infundada.

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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

El aspecto científico

1º - El “caso Richter” que comprometió el prestigio y la seriedad científica del país, fue un fracaso completo. Sus experiencias no condujeron a ningún resultado y nunca presentó pruebas que tuvieran el más mínimo indicio de éxito. Esto no fue un inconveniente para que el sueldo, fijado inicialmente en $ 5.000 mensuales, se aumentara gradualmente hasta la suma de $ 20.000 mensuales.

2º - Ronald Richter carecía totalmente de los antecedentes científicos que hubieran justificado que se tuviera confianza en sus promesas o que se le facilitaran cuantiosos bienes del erario público.

3º - Si antes de confiarle la realización de su costoso proyecto se lo hubiera enfrentado con físicos argentinos, se hubiera puesto en evidencia su incapacidad para realizarlo.

En sus declaraciones ante esta Comisión Investigadora y en otros documentos ha incurrido en groseros errores respecto de conocimientos elementales de la física, que no serían excusables en un alumno universitario de esta materia. Ha demostrado, además, carecer de criterio crítico experimental.

4º - Se ha comprobado que su pretendido secreto acerca de la posibilidad de controlar reacciones termonucleares no existió nunca. Sólo ha expuesto nociones vagas, algunas de ellas anticuadas y otras disparatadas. Las afirmaciones que ha hecho últimamente están inspiradas en publicaciones posteriores a su actuación en Huemul y son también equivocadas, aun teniendo en cuenta el estado actual de la cuestión.

5º - Nunca cumplió, ni aproximadamente, sus reiteradas promesas de liberar la energía atómica y obtener radioisótopos mediante reacciones termonucleares controladas.

6º - El principal responsable científico de la iniciación y prosecución del denominado “Proyecto Huemul” fue el ingeniero Kurt Tank, actualmente ausente del país, quien aprovechó de su prestigio de constructor de aviones para apañar la aventura de su amigo. Tank fue uno de los técnicos alemanes que actuó en Córdoba con falsos documentos de identidad según publicaciones recientes.

7º - Ronald Richter afirmó repetidamente ante esta Comisión Investigadora que el reverendo padre Bussolini fue quien avaló desde un principio sus proyectos desde el punto de vista científico. No está probado que haya propiciado la realización del “Proyecto Huemul”, con anterioridad a la declaración pública del ex presidente Perón

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anunciando su éxito (24 de marzo de 1951); salvo en forma genérica, alentando, como lo hizo, “cualquier proyecto que significara un enrolamiento argentino en el comercio mundial de la energía atómica”.

8º - Posteriormente a dicha declaración el reverendo padre Bussolini expresó ante el ex presidente perón que en ciertos espectogramas que le mostraron y a los cuales examinó sólo visualmente aparecían en la región ultravioleta halos inexplicables en un espectro común. “Que podrían admitirse como manifestaciones de liberación de energía atómica”. Ellos no son, sin embargo, ni siquiera un indicio de tal cosa.

9º - El reverendo padre Bussolini, no es fisco, integró una comisión de expertos que fue a Bariloche para dictaminar sobre la labor de Richter. Después de tratar, justamente con sus compañeros de Comisión, cuestiones científicas con Ronald Richter, llegó a formarse, según consta en sus informes, un alto concepto sobre su sabiduría y su capacidad para las realizaciones experimentales. Contrasta con este juicio encomiástico su juicio despectivo en grado sumo con respecto a los otros miembros de la Comisión. Sus opiniones en tal sentido demoraron, sin duda, por algún tiempo, el abandono del desgraciado proyecto.

10º - Esta Comisión Investigadora no ha tenido conocimiento de ningún físico o ingeniero argentino que haya apoyado el “Proyecto Huemul”. En particular, los técnicos de la Dirección Nacional de la Energía Atómica expresaron firme e invariablemente la opinión adversa, no obstante los riesgos que esa actitud importaba; pero no pudieron hacer públicas sus opiniones porque se les hizo saber que serían pasibles de las sanciones que correspondan a quienes atentan contra la seguridad de la Nación. Toda tentativa de complicarlos con aquel fracasado proyecto, sea franca o insidiosamente, es por tanto producto de ignorancia o de mala fe.

11º - Contrastado con esta actitud de los círculos científicos y técnicos argentinos, el entonces rector de la Universidad de Buenos Aires se apresuró a otorgar a Ronald Richter, y desde luego sin asesoramiento técnico, el título de doctor “honoris causa”, sólo dos días después del mencionado anuncio del ex presidente Perón, quien firmó el correspondiente diploma.

Costo del proyecto Huemul

12º - El costo del “Proyecto Huemul” fue, en números redondos, de sesenta y dos millones y medio de pesos ($ 62.428.731,82), según constancia documentadas existentes en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Este enorme costo incluye los sueldos y sobresueldos pagados a la guardia destacada en Bariloche; y todo lo invertido para aquel proyecto, cualquiera fuese el origen de los pagos. Este origen ha sido establecido para la mayor parte de los respectivos fondos; de otra parte del resto, unos diez millones de pesos ( $ 9.819.235,90) no pudo establecerlo la Contaduría General de la nación por la urgencia con que se le pidió el informe.

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El aspecto administrativo

13º - Se ha puesto en evidencia un inadmisible desorden administrativo, en el sentido de que se confirieron a Ronald Richter poderes absolutos, que utilizó discrecionalmente y que le permitieron, sin deber dar cuenta a nadie, ordenar la realización de costosas construcciones y luego su demolición a menudo antes de estar terminadas o de ser utilizadas; dar de alta y/o despedir personal de toda jerarquía; fijar sueldos y sobresueldos, etcétera. Todo lo cual revela una extraordinaria desaprensión respecto de cuantiosas dilapidaciones de fondos del erario público.

Esta Comisión aconseja poner el hecho en conocimiento de la Junta nacional de Recuperación Patrimonial.

El expediente ha sido devuelto al señor director nacional de la Energía Atómica de cuya dirección provino.

No está probado, sin embargo, que ello obedeciera a un propósito inconfesable, y menos aún a intención delictuosa. En este aspecto la investigación no ha podido ser exhaustiva, por las causas que se mencionan en el informe.

Según un informe del señor contador colaborador de esta Comisión, el monto total de las inversiones documentadas en igual a la suma de los ingresos de toda procedencia.

14º - El principal responsable de aquel despilfarro de los dineros públicos fue, sin duda, el ex presidente Perón. A este respecto es asombrosamente ilustrativa la carta que él dirigió a Ronald Richter, escrita de puño y letra, designándolo “mi único representante en la isla Huemul, donde ejercerá por delegación, mi misma autoridad”.

Pero también participa de aquella responsabilidad el señor coronel (R.) don Enrique P. González que fue secretario de la Comisión Nacional de la Energía Atómica durante casi todo el tiempo en que se hicieron las investigaciones para el “Proyecto Huemul”.

15º - A causa de las repetidas contradicciones y falsas manifestaciones en que ha incurrido Ronald Richter esta Comisión aconseja remitir todas las respectivas actuaciones al ministerio público, a los efectos a que hubiere lugar.

Otros asuntos

16º - Además del “caso Richter” esta Comisión Investigadora (Nº 12) ha diligenciado otros asuntos consignados en el capítulo IX del informe, de los cuales sólo se mencionan a continuación los más significativos y/o que requieren trámites ulteriores.

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17. Asunto Miguel C. Roberts (Capítulo IX, Nº 7, siete). – En la investigación que con anterioridad realizó la Dirección nacional de la Energía Atómica, y cuyas conclusiones esta Comisión aprobó, se llegó a comprobar un recargo injustificado del 32 % en los precios de adquisición de instrumental científico en Estado Unidos, Inglaterra e Italia, lo que importó un aumento total de 118.400 dólares americanos, sin tener en cuenta otros 36.880 dólares por diversos gastos; ni los gastos de pasajes ($ 33.591,90 moneda nacional).

18º - Asunto Roger V. A. pascal (Capítulo IX, Nº 8, ocho). – Se trata de un juicio en que se procura la restitución de $ 2.000.000, en números redondos. El original del sumario respectivo fue enviado a la justicia, de tal modo que la defensa de los intereses del Estado está en manos del señor procurador general del tesoro. No obstante, esta Comisión aconseja poner el hecho denunciado en conocimiento de la Junta Nacional de Recuperación patrimonial.

19º - Asunto informe Saborens (capítulo IX, Nº 9, nueve). – Se trata de la adquisición de un “documento” secreto que habría sido substraído de la cancillería de Hitler. La negociación se realizó en Europa por intermedio de dos emisarios, uno de los cuales actuó como asesor técnico, que lo fue el capitán (R.) don Manuel Beninson. En el documento se pretende dar datos de suma importancia –dudosamente fidedignos- sobre la bomba atómica, como también otras revelaciones evidentemente absurdas. Se pagó, por todo esto, $ 2.000.000 moneda nacional.

Esta Comisión considera que no le corresponde ulterior actuación en este asunto; por cuya razón ha devuelto toda la documentación a la Dirección Nacional de Energía Atómica, de la cual provenía.

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APENDICE II

La responsabilidad jurídica de Ronald Richter

1º. - ¿Es Ronald Richter jurídicamente responsable? Esta comisión ha tenido a la vista (bibliorato 3, foja 514 a 527) un informe de que fue autor el doctor Carlos O. Franzetti, médico militar que estuvo algún tiempo en contacto personal con Richter, en Bariloche y en la Isla Huemul. Después de relatar numerosos episodios observados por el mismo dice (foja 522):

“Esta serie de episodios son los recogidos en forma unilateral; cada uno de los miembros que han actuado o actúan en el proyecto pueden reunir un cúmulo de los mismos, los que reunidos dan amplio margen como para reconstruir un individuo psicopatológicamente constituido”.

A continuación expone detalladamente cuestiones de psiquiatría, que esta Comisión no puede juzgar, para llegar a lo siguiente (foja 525):

“En estas circunstancias la responsabilidad jurídica del señor X (Richter) es nula y además es imposible limitar desde que fecha el señor X actuó bajo un período lúcido y cuando comenzó su estado crepuscular; pero si bien jurídicamente es un irresponsable, el hecho cometido escapa al delito contra las personas para transformarse en un delito no común contra el Estado, debiendo éste alejarse de la doctrina clásica y proponer al amparo de sus intereses”. (El “proyecto Huemul” no había sido abandonado).

No corresponde al cometido de esta Comisión Investigadora pronunciarse sobre esta cuestión, pero cree de su deber aconsejar que se pasen todas sus actuaciones al ministerio público, a los efectos a que hubiere lugar, a causa de las repetidas contradicciones y falsas manifestaciones en que ha incurrido Ronald Richter, que pudieran ser indicio de haber actuado con intención delictuosa, él y/u otros.

Ernesto E. Galloni (vocal) – José B. Collo (Secretario) – Teófilo B. Isnardi (presidente)

Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 635 a 684).

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