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Conflicto Norirlandés

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Conflicto Norirlandés

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  • Haciendo balanceEl proceso de paz

    de Irlanda del Norte

    Clem McCartney (ed.)

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    Documento n 11

  • Haciendo balanceEl proceso de paz

    de Irlanda del Norte

    Clem McCartney (ed.)

    Cofinanciado por la Comunidad Europea (Iniciativa Europea por la Democratizacin y los Derechos Humanos), el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Gernika-Lumo.

    Europar Batasunak (Demokrazia eta Giza Eskubideen Aldeko Europar Ekimena), Eusko Jaurlaritzako Kultura Saila eta Gernika-Lumoko Udalak aldi berean finantzatua.

    Co-financed by the European Community (European Initiative for Democracy and Human Rights), the Department of Culture of the Basque Government, and the Municipal Council of Gernika-Lumo.

  • Ttulo: Haciendo balance. El proceso de paz de Irlandadel Norte.

    Ttulo original: Striking a Balance. The Northern IrelandPeace Process. Publicado por Conciliation Resourcesen la serie Accord. An international review of peaceinitiatives (nmero 8).

    Institucin responsable de la edicin en ingls de laserie Accord: Conciliation Resources (173 UpperStreet. Londres N1 1RG. Reino Unido).

    Responsable de la edicin en ingls del nmero 8de la serie Accord: Clem McCartney.

    Traduccin del ingls: Teresa Toda, a excepcin delAcuerdo de Belfast (traduccin cedida por EdicionesMaeva, extrada del libro OJal, Acuerdo de Paz).

    En caso de duda con respecto a la exactitud de latraduccin, debe consultarse el original en ingls.

    Edita: Centro de Investigacin por la paz GernikaGogoratuz.Artekale, 1-1E-48300 Gernika-LumoBizkaia (Spain)Tel.: +34 94 6253558Fax: +34 94 6256765Secretara: [email protected] de documentacin: [email protected]://www.gernikagogoratuz.org

    de la edicin en ingls: Conciliation Resources, 1999 de la edicin en castellano: Gernika Gogoratuz, 2001

    Depsito legal: BI-641-97ISSN: 1136-5811

    Documentos de trabajo Gernika Gogoratuz, n 11(julio de 2001).

    Precio: 1.500 ptas./9,02 euros.

  • ndice 3

    Prlogo a la edicin en castellanoJos Luis Zubizarreta 4

    Glosario 6

    PresentacinThomas Abraham 8

    IntroduccinClem McCartney 10

    Primeras fases del proceso de paz irlandsMartin Mansergh 18

    La creacin de un marco de negociacin

    Inquietudes unionistasNigel Dodds 23

    Salto a lo desconocidoSen Mag Uidhir 26

    Treguas y eleccionesHarry Barnes y Gary Kent 30

    La negociacin en la prcticaMark Durkan 33

    El papel de la sociedad civilClem McCartney 40

    Una valoracin del Acuerdo de BelfastDermot Nesbitt 44

    Puntos clave del Acuerdo de Belfast 48

    Problemas de la implementacinMonica McWilliams y Kate Fearon 51

    Textos bsicos 57

    Declaracin de Downing Street 59

    Acuerdo de Belfast 61

    Cronologa 77

    Perfiles 86

    Lecturas recomendadas 93

    Siglas 95

    Sobre la serie Accord y Conciliation Resources 96

    ndice

  • Prlogo a laedicin encastellano

    Jos Luis Zubizarreta

    E l llamado proceso de paz que viene desarro-llndose en Irlanda del Norte ha sido seguidocon notable inters desde el Pas Vasco. Talinters es perfectamente explicable. En primer lugar,Irlanda en su conjunto ha despertado, sobre tododesde los acontecimientos de la Pascua de 1916,curiosidad y simpata en los sectores nacionalistas denuestra sociedad, que vieron en aquella regin deEuropa, si no un modelo a seguir, s, al menos, unacausa con la que solidarizarse. En segundo lugar,inmersos como estamos tambin nosotros en unasituacin de violencia que se define a s misma decarcter nacional, el proceso de paz norirlands hasuscitado entre nosotros la esperanza de que tambinnuestro conflicto podra encontrar vas razonables desolucin de acuerdo con esquemas similares a los delos condados del Ulster.

    El inters es, por tanto, explicable. Pero, a la vez, nospuede jugar malas pasadas. Cuando uno analiza unproceso ajeno, no desde la curiosidad asptica, sinocon el deseo de encontrar en l posibles aplicacionesal propio, el peligro de la subjetividad, de la lecturainteresada, de la parcialidad y hasta de la tergiversa-cin est siempre acechante. No sera, por ello, exa-gerado afirmar que nosotros, cuando nos hemosacercado al caso norirlands, bien sea para encontrarsemejanzas, bien sea para negarlas, hemos cado enese peligro, y que nuestro justificable inters nos hallevado a lecturas injustificablemente interesadas.Hemos hecho del caso una polmica, y la polmicaconduce inevitablemente al apasionamiento y a ladesmesura.

    Gernika Gogoratuz, fiel a su vocacin de tratamientodesapasionado de los conflictos, ha tenido la feliz ideade interesarse desinteresadamente por el asunto y dehacerlo de la manera ms positiva y constructiva posi-ble: dejando hablar, sin interferencias ajenas, a losprotagonistas. En esta publicacin nos ofrece un rela-to, recopilado por la prestigiosa revista Accord, en el

    4 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • que quienes nos interesamos por el proceso norirlan-ds, no para copiarlo, sino para conocerlo y analizar-lo, tenemos la oportunidad de escuchar directamentea quienes en l estn implicados, as como de seguirlos pasos y examinar los documentos que lo han idojalonando. Un relato de los hechos y opiniones con-trastadas, plurales y, a veces, contrapuestas es, en con-secuencia, lo que Gernika Gogoratuz nos ofrece enestas pginas al acercarnos al conflicto norirlands y asu proceso de resolucin. Algo que nos era muy nece-sario y por lo que le quedamos muy agradecidos.

    Si algo cabe destacar de la lectura de la publicacin,es la sensacin de que quienes en ella escriben agentes, casi todos ellos, del proceso han redac-tado sus respectivos textos, necesariamente divergen-tes, con la conciencia siempre presente de que, tras laexposicin que cada uno hace de su postura, iba a

    venir otra que podra contradecirla. Se desprende,por tanto, de la lectura una sensacin de mesura, decomedimiento, de bsqueda de objetividad, quepuede incluso sorprender en personas que seencuentran inmersas en un proceso todava inacaba-do. Quiz sea esta actitud, ms que otras cuestionesde contenido, el espejo en que deberamos mirarnosa la hora de comparar el proceso irlands con elnuestro. La capacidad de acercarse al conflicto pro-pio con desapasionamiento es una leccin a apren-der y un modelo a imitar en cualquier caso. Ojalsepamos hacerlo!

    Por lo dems, slo queda felicitar a GernikaGogoratuz por su iniciativa y desear que su publica-cin encuentre entre nosotros muchos lectores dis-puestos a seguir el texto con el mismo rigor y sosiegode que han dado muestra quienes lo han escrito.

    Prlogo a la edicin en castellano 5

  • Glosario

    Terminologautilizada en Irlandadel Norte

    C omo en muchos otros conflictos, los nombresde lugares pueden ser motivo de disputa y labsqueda de un lenguaje aceptable es un ele-mento importante del proceso de resolucin de con-flictos. Los unionistas prefieren trminos que legitimenla divisin de Irlanda y su gobierno por los britnicos,mientras que los republicanos prefieren utilizar trmi-nos que nieguen la legitimidad de la particin y subra-yen sus caractersticas irlandesas. Se ha permitido a losautores utilizar los trminos en los que se sientancmodos. Por lo tanto, para referirse a la parte deIrlanda que an permanece en el Reino Unido se uti-lizan las expresiones Irlanda del Norte, el Norte, SeisCondados o Ulster. Para referirse al estado indepen-diente del sur y este de la isla se utilizan Irlanda,Repblica de Irlanda, Eire, el Sur o los VeintisisCondados. De la misma forma, Londonderry y Derryson nombres con connotaciones polticas para lamisma ciudad y se utilizan de forma intercambiable.

    El nombre del acuerdo alcanzado el 9 de abril de1998 tambin se aplica con cierta flexibilidad. En unprimer momento, se le llamaba sencillamente elAcuerdo, y a veces se le denomina Acuerdo deViernes Santo o Acuerdo de Stormont. El Acuerdode Belfast se est convirtiendo en la denominacinreconocida y se utiliza en esta publicacin.

    Consenso suficienteEs un mecanismo de procedimiento para evitar queun partido bloquee el avance de negociaciones en lascuales hay un consenso general. La expresin surgien las negociaciones constitucionales en Sudfrica.Se consideraba que una propuesta tena consensosuficiente si una mayora de los representantes decada tradicin o fraccin la apoyaba, aunque uno oms partidos no lo hicieran.

    Consentimiento paraleloUna garanta para minoras, que asegura que no pue-den ser derrotadas por los votos de la mayora en un

    6 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • contexto en el que normalmente se aplicara el prin-cipio de mayoras y minoras, como en las institucio-nes parlamentarias. El Eje I del Acuerdo de Belfastestablece que las decisiones clave requerirn el votode la mayora de los miembros presentes que voten,incluida la mayora de los miembros unionistas ynacionalistas presentes que voten.

    Conversaciones de proximidadProcedimientos que permiten a las partes participaren negociaciones o conversaciones cuando no estndispuestas a hacerlo cara a cara. Suelen tener lugaren habitaciones separadas en el mismo edificio o edi-ficios colindantes, con intermediarios que se muevenentre ambos.

    Grupo paramilitarTrmino aplicado a grupos armados clandestinossecretos. En Irlanda del Norte, la expresin refleja laautoconcepcin de los militantes como un ejrcitono oficial en trminos de estructura de mando, disci-plina y organizacin.

    LealistaUnionistas intransigentes (en su mayora protestan-tes), que se enorgullecen de su lealtad a la Corona yEstado britnicos. Se oponen a que haya mayor impli-cacin del Gobierno irlands en la poltica de Irlandadel Norte y apoyan cualquier medida que fortalezcala unin con Gran Bretaa y promueva las tradicio-nes culturales unionistas. El trmino lealista se utilizaalgunas veces, aunque no siempre, para referirse ni-camente a quienes aceptan la utilizacin de la violen-cia, mediante grupos paramilitares, para defender launin.

    NacionalistaLos nacionalistas defienden que Irlanda del Norte esparte de la nacin irlandesa y que los acuerdos pol-ticos as deberan reflejarlo. En general, los naciona-listas moderados, como el SDLP, subrayan la impor-tancia de lograr el cambio poltico con elconsentimiento de la poblacin de Irlanda del Norte.Los nacionalistas suelen ser, aunque no siempre,miembros de la comunidad catlica. Tambin procu-

    ran fomentar las tradiciones culturales irlandesas,incluyendo la lengua irlandesa.

    Paridad de consideracinExpresin que se utiliza generalmente relacionadacon cuestiones de igualdad: El principio de tratoigualitario cultural, social y poltico ante la ley y acti-tudes de valoracin y respeto hacia quienes tienendiferentes creencias, formas de vida y tradicin.

    Partidos constitucionalistasExpresin amplia utilizada para diferenciar a los par-tidos polticos que apoyan la utilizacin de mediosconstitucionales para lograr cambios, de aquellos vin-culados a grupos paramilitares.

    Proceso en tres ejesConcepto derivado de la prctica de negociar cues-tiones o ejes independientemente unos de otros y des-pus intentar lograr un acuerdo final sobre el paque-te del resultado de todos ellos. En el contexto deIrlanda del Norte, se identificaron tres: institucionesdemocrticas dentro de Irlanda del Norte, relacionesNorte-Sur y relaciones entre Gran Bretaa e Irlanda.

    RepublicanoLa palabra republicano/republicana se utiliza en ocasio-nes, aunque no siempre, para referirse a quienesaceptan el uso de la violencia para conseguir unaIrlanda unida. En la mayora de los republicanos(predominantemente catlicos) existe una tendenciaa identificarse con la tradicin de la lucha violenta ydel sacrificio contra la dominacin britnica enIrlanda. Movimiento republicano se utiliza normalmen-te para referirse al Sinn Fein y el IRA.

    The Troubles, el ConflictoEs el eufemismo popular utilizado para referirse a lostreinta aos de conflicto en Irlanda del Norte.

    UnionistaLos unionistas apoyan el estatus de Irlanda del Nortedentro del Reino Unido. Son tradicionalmenteprotestantes y se oponen a que la Repblica irlande-sa se involucre en Irlanda del Norte.

    Glosario 7

    AgradecimientosConciliation Resources quiere expresar su agradecimien-to a los autores de los artculos y a Thomas Abraham, SamBurnside, Tony Catney, Jonathan Cohen, TommyGorman, Vasu Gounden, Tyrol Ferdinands, Guus Meijer,Martin Melaugh, Chris Mitchell, Joan Newman, AndyPollak, Mike Poole, David Stevens y Anjoo Upadhyay por

    sus valiosos comentarios y consejos; a Chris McCartneypor su colaboracin en los apartados de cronologa,bibliografa y perfiles; y al Departamento para elDesarrollo Internacional (Department for InternationalDevelopment, Reino Unido), el Consejo de RelacionesComunitarias (Community Relations Council, Irlanda delNorte) y la William and Flora Hewlett Foundation(Estados Unidos) por su ayuda econmica.

  • 8 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

    Presentacin

    Thomas Abraham

    Thomas Abraham es el corresponsal de TheHindu para el Reino Unido e Irlanda. Durantelos ltimos diez aos ha informado sobre elconflicto irlands, as como sobre Sri Lanka ylos Balcanes.

    U no de los hechos ms sobresalientes de 1998fue la firma del Acuerdo de Belfast. Se llega ello tras un largo y arduo proceso de nego-ciaciones, y prometa poner fin a uno de los ms pro-longados conflictos del mundo. En su da, fue saluda-do como un triunfo del proceso de resolucin deconflictos mediante negociacin democrtica antesque por el poder de las armas.

    La euforia que acompa al Acuerdo se evapor encierta medida en los meses subsiguientes. Enseguidase vio que conseguir que los partidos polticos deIrlanda del Norte pusieran en marcha las diversas dis-posiciones del Acuerdo no iba a ser tan fcil como sehaba pensado. Pero, pese a las tensiones interparti-distas sobre la interpretacin de las disposicionesclave del Acuerdo, hay pocas dudas de que se ha pro-ducido un espectacular cambio en el ambiente de laprovincia. Se ha mantenido, en trminos generales, latregua de los principales grupos armados; el nivel deviolencia ha descendido de forma espectacular, y lagente normal se acostumbra cada vez ms a vivir susvidas sin el constante temor a los desrdenes.

    El Acuerdo de Belfast es trascendente no slo para lapoblacin de la provincia sino para todos aquellosque estn atrapados en conflictos similares en todo elmundo. Aunque cada conflicto es nico, moldeadopor sus propias circunstancias particulares, losenfrentamientos entre grupos de personas sobrecuestiones de nacionalidad, identidad y estatalidadtienen tambin elementos universales. Por eso es gra-tificante estudiar procesos de paz en otras partes delmundo: siempre hay lecciones que extraer de inten-tos pacificadores fructferos o incluso de los fallidos,lecciones que pueden aplicarse a la propia situacinde cada cual.

    Hay varios elementos del camino de Irlanda delNorte hacia la paz que merecen ser estudiados. Unode ellos es el proceso por el cual el movimiento repu-

  • Presentacin 9

    blicano irlands cambi paulatinamente su tctica,desde depender casi exclusivamente de la luchaarmada hasta intentar lograr sus objetivos mediantela negociacin y las urnas. La transformacin de unalucha armada en un movimiento poltico democrti-co es una de las tareas ms difciles de la resolucinde conflictos. Este trabajo aporta pistas para com-prender las condiciones y estrategias que hicieronque fuera posible en Irlanda del Norte.

    No son slo los grupos armados los que tienen queabandonar estrategias largamente mantenidas enaras de la paz. Los partidos democrticos tambin tie-nen que llegar a menudo a compromisos dolorosos,como lo demuestra la experiencia de los Unionistasdel Ulster, principal partido de la comunidad protes-tante, unionista. La experiencia de los Unionistas delUlster segn recorran la milla extra para llegar a unacuerdo en palabras de uno de los colaboradoresde esta recopilacin contiene valiosas enseanzas.

    Tres gobiernos, Gran Bretaa, Irlanda y EstadosUnidos, desempearon papeles clave en el procesode paz. Gran Bretaa e Irlanda, como los dos estadosdirectamente implicados, desarrollaron diversospapeles en distintos momentos, desde la mediacinhasta la actuacin por poderes por los distintos parti-

    dos de Irlanda del Norte. Pero su contribucin msimportante con diferencia fue haber sentado la basepara las conversaciones de paz declarando que esta-ban dispuestos a respetar los derechos de la pobla-cin de Irlanda del Norte. Esto cre el escenario paraque los partidos polticos de la provincia decidieransu propio futuro mediante negociaciones.

    Quizs la parte ms impactante del Acuerdo deBelfast es cmo el principio del consentimiento estentretejido en cada una de sus fibras. La esencia delAcuerdo es que el futuro de la provincia slo puedeser decidido por el consentimiento de su poblacin.Lo que es importante es que este consentimiento nose define de forma mecnica como el asentimientode la mayora de la poblacin, sino como un acuerdode la mayora de la poblacin tanto de la comunidadprotestante como de la catlica. En otras palabras, elfuturo de Irlanda del Norte slo puede decidirsesobre la base de un autntico consenso popular queatravesara las divisiones comunitarias y sectarias.

    Al Acuerdo de Belfast se lleg mediante la nego-ciacin, fue ratificado por un referndum popular yrespaldado por la comunidad internacional. Es unapauta de resolucin de conflictos que merece la penaemular.

  • Introduccin

    Clem McCartney

    Dice la Historia: No hay esperanza a este lado de la tumba.Pero de repente, una vez en la vida,puede alzarse la tan ansiada ola gigante de la justicia,y riman esperanza e historia.

    De La cura en Troya,de Seamus Heaney.

    Clem McCartney es asesor e investigadorindependiente sobre conflicto y problemascomunitarios, y ha trabajado en estrechacolaboracin con los partidos polticos en elproceso de paz desde mediados de los aosochenta.

    E l conflicto de Irlanda del Norte es en muchosaspectos una paradoja. La regin tiene recur-sos suficientes y, aunque ha sido una partebastante marginal de las islas britnicas, es sin embar-go bastante rica comparada con la mayora del restodel mundo. Siempre se describe a su poblacin comoamable y acogedora, y, a ojos forneos, parece formaruna comunidad homognea. El Reino Unido, delque Irlanda del Norte forma parte, es una democra-cia que funciona, en la que se podra argumentar queno hay necesidad de utilizar la violencia para lograrcambios polticos. Qu tipo de problema puedehacer que gentes con estos antecedentes se impli-quen en una lucha violenta de treinta aos contra susvecinos y den origen a algunos de los grupos militan-tes ms eficaces de los tiempos modernos?

    Irlanda del Norte desafa la premisa de que los con-flictos slo ocurren en pases subdesarrollados dondelas lealtades tribales son ms importantes que el con-cepto de ciudadana, donde hay una tradicin demo-crtica limitada y donde existen enormes problemasde pobreza e inestabilidad. Por supuesto que ha habi-do otros conflictos en Europa Occidental desde lasegunda guerra mundial, incluyendo el Pas Vasco yCrcega, pero, aparte quizs de Chipre, pocos hansido tan encarnizados y ninguno tan largo.

    Aunque ha habido temas, como la discriminacin enviviendas y empleo, manipulacin electoral e histo-riales religiosos, que han separado a ambas partes, elconflicto puede reducirse a los problemas clave deequilibrio de poder, relaciones entre las comunida-des y cuestiones de gobernacin. Est enraizado en lalucha de una parte de la comunidad por una Irlandaindependiente y unificada, y la hostilidad hacia esalucha por otra parte de la comunidad que desea per-manecer en el Reino Unido.

    Para la poblacin de Irlanda del Norte la situacin haaparecido tan irresoluble por una percepcin muy

    10 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • viva de actitudes y comportamientos del pasado y eltemor a que se repitan en el futuro. Sus preocupa-ciones sobre el pasado y el futuro gobiernan y limitana su vez su comportamiento presente, y vuelven a con-firmar la creencia de que los adversarios no hanaprendido nada del pasado: no han cambiado y nocambiarn. Es importante valorar adecuadamenteestas percepciones y relaciones para poder compren-der los procesos, mecanismos y propuestas que fue-ron necesarios para permitir que los partidos nego-ciasen el Acuerdo de Belfast en abril de 1998 y paracomprender la permanente vacilacin y oposicin aque el proceso se complete.

    El conflicto es complejo a causa del nmero de acto-res involucrados, tanto dentro como fuera de Irlandadel Norte. Los estados ms directamente afectadosson el Reino Unido y la Repblica de Irlanda. Irlandacomenz a quedar bajo influencia y control inglesesa partir del siglo XII, cuando caballeros anglonor-mandos fueron invitados a ayudar a jefes irlandesesen un conflicto local. Adriano IV, el nico papaingls, difundi en 1155-1156 la bula papal LaudaAbiliter, que autorizaba a Enrique II a conquistarIrlanda. Con el tiempo, el pas pas a ser una parteintegrante del Reino Unido.

    Desde entonces, siempre ha habido cierto nivel deresistencia a la implicacin inglesa, y posteriormentebritnica, en Irlanda. En los primeros aos del sigloXX, la exigencia de independencia fue abrumadoratras el Alzamiento de Pascua de 1916. En 1921, trasuna revuelta nacionalista, la mayor parte de la isla seconvirti en un estado separado, en los trminos delTratado Anglo-Irlands de 1921. Esto confirm laparticin de Irlanda entre el mayoritariamente cat-lico Estado Libre de Irlanda e Irlanda del Norte,donde la poblacin protestante mayoritaria deseabapermanecer como parte del Reino Unido. Hastahace poco, la historia colonial continuaba ejerciendosu influencia en las actitudes recprocas entre ingle-ses e irlandeses (escoceses y galeses estaban menosimplicados) y dominando las relaciones entre ambosgobiernos. En los puntos extremos de estas relacio-nes interculturales, los ingleses hicieron gala de unsubyacente sentido de superioridad hacia los irlande-ses, quienes, a su vez, lucharon para sobreponerse aun sentimiento de inferioridad y de impotencia antesu incapacidad de evitar la particin de la isla.

    Intereses entrelazadosLa relacin fue equilibrndose en aos recientes, nosiendo una causa menor la pertenencia de britnicose irlandeses a la Unin Europea (UE). En parte comoresultado de esa pertenencia, la economa irlandesaha mejorado hasta el punto de que ahora se la cono-ce como el tigre celta, y la posicin internacional deGran Bretaa ha disminuido desde los das del

    Imperio britnico. Estos cambios han tenido efectosconsiderables sobre las relaciones britnico-irlande-sas y han contribuido a que ambos pases dejaranatrs viejos supuestos y trabajasen juntos para encon-trar un camino para salir del conflicto.

    La preocupacin de la Unin Europea por una situa-cin de inestabilidad dentro de sus fronteras la con-virti en una parte importante en el conflicto. ElParlamento Europeo ha hecho recomendaciones,especialmente en el Informe Haagerup de 1984, queabogaban por un mayor papel de la UE en Irlanda delNorte, por una frmula de poder compartido y mayorcooperacin intergubernamental. Ms importantean que sus conclusiones especficas fue el hecho deque mostrara que la UE consideraba que tena com-petencia para participar en los hasta entonces asuntosinternos del Reino Unido. Desde entonces, la Comi-sin ha otorgado generosa ayuda financiera paraintentar mejorar las condiciones de vida y crear unmayor sentido de normalidad en Irlanda del Norte.

    El otro actor internacional clave que ha tenido unpapel importante como tercera parte ha sido EstadosUnidos. A lo largo de los siglos de emigracin deIrlanda a Norteamrica, la comunidad nacionalistaha conservado su identidad y ha constituido uno delos ms eficaces lobbies de Estados Unidos. LaAdministracin estadounidense ha tendido a simpati-zar con su causa y ha sido sensible a su influencia pol-tica, y ha utilizado la influencia que tiene sobre elGobierno britnico. Personas y grupos irlands-ame-ricanos han dado constantemente apoyo financiero aorganizaciones irlandesas, fundamentalmente a gru-pos nacionalistas y de reconciliacin, con los que seidentifican.

    Identidad y procedencia tnicaDurante siglos, las comunidades que viven en la partenorte de Irlanda han tenido dificultades para la co-existencia. La sospecha y la hostilidad han sido unrasgo destacado de sus relaciones intercomunitarias.Aunque hay muchos ejemplos de cooperacin ybuena vecindad, la desconfianza mutua ha alimenta-do el conflicto y, a la vez, ha proporcionado numero-sas experiencias de daos y agravios, que han fortale-cido las hostilidades.

    Las dos comunidades son muy distintas en su proce-dencia y en sus prcticas religiosas y culturales, ymuchas personas dentro de ellas han credo que susintereses son incompatibles. Por lo tanto, han desa-rrollado su sentido de identidad frente a los otros,subrayando aquellos aspectos de diferenciacin impulsados por un temor comn a la asimilacincultural. Sin embargo, no hay rasgos fsicos eviden-tes que los distingan, ni siquiera son siempre los ape-llidos una buena pista. Por ejemplo, Gerry Adams, el

    Introduccin 11

  • lder republicano, que se define irlands, tiene unapellido de origen ingls, mientras que un destacadounionista, Ken Maginnis, que se define britnico,tiene un apellido irlands.

    La divisin religiosaLa diferencia ms evidente entre las dos comunida-des es la religin protestantismo y catolicismo,aunque tambin ha habido enconadas disputas entrediferentes ramas del protestantismo. Pero el conflictono es sobre religin, aunque las iglesias, como insti-tuciones, han trabajado para salvaguardar la identi-dad religiosa de sus comunidades y, al hacerlo, hanreforzado las divisiones. Algunas pocas personasrechazan las aspiraciones polticas predominantes ensu comunidad de origen: algunos catlicos estn con-tentos de ser parte del Reino Unido, mientras quealgunos protestantes estn a favor de una Irlandaunida. Por lo tanto, el uso de categoras polticas talescomo unionista y nacionalista es ms adecuado, aun-que la distincin religiosa es muy fuerte.

    La mayora de los catlicos se consideran descen-dientes de los celtas o los galicos, los pueblos que yavivan en Irlanda cuando comenz la influencia bri-tnica. Por lo general se sienten orgullosos de serirlandeses y se identifican con la cultura irlandesa ocelta. Muchos se sienten ofendidos por la particinde Irlanda y por su falta de influencia en el nuevogobierno. Polticamente, han solido desear queIrlanda del Norte pierda sus vnculos con el ReinoUnido y se convierta en parte de la Repblica deIrlanda, y su identidad poltica ms corriente es porello nacionalista. Los nacionalistas ms inflexiblesson conocidos como republicanos, trmino utilizadopara describir tanto a quienes tienen un fuerte com-promiso con el objetivo de una Irlanda unida como aaquellos que aceptan el uso de la violencia para con-seguir ese fin, aunque no todos los republicanos apo-yan la utilizacin de la violencia. El adversario de losrepublicanos era Gran Bretaa, de la que crean quemantena un inters imperialista en Irlanda delNorte. Los republicanos ms duros tendan a ver atodos los protestantes como marionetas del Gobiernobritnico y objetivos legtimos de su antipata.

    Los protestantes provienen bsicamente de dosextracciones: Escocia e Inglaterra. El estrecho de ape-nas 12 millas entre Escocia e Irlanda ha facilitadosiempre el contacto y los movimientos de ida y vuelta,y haba muchos escoceses viviendo en el noreste deIrlanda antes de que llegaran los colonos ingleses.Los dirigentes celtas de esa parte de Irlanda fracasa-ron en su resistencia frente a la creciente influenciabritnica y marcharon al exilio. Sus tierras fueronconfiscadas por el Gobierno britnico y entregadas acompaas mercantiles de Londres, las cuales, en1609, desarrollaron un plan de colonizacin conoci-

    do como la Plantacin del Ulster, ofreciendo tierrasen arriendo a plantadores o colonizadores ingleses.Estos colonos, y el creciente nmero de inmigrantesescoceses, eran mayoritariamente protestantes, frentea los granjeros catlicos que fueron desplazados. Sedeca que los protestantes obtuvieron las mejores tie-rras y los catlicos las mejores panormicas. Algunoscolonos tenan influencias en la administracin brit-nica de Dubln, pero crean que su xito econmicoy material se deba ms a las costumbres protestantesde ahorro y trabajo duro que a privilegios polticos.No resulta sorprendente que hubiera sospechas yhostilidades entre los viejos irlandeses y los nuevoscolonos. Tensiones sectoriales o sectarias, violenciarecurrente, masacres ocasionales y rebeliones marca-ron su posterior historia. Los colonos hacan por dife-renciarse de los irlandeses nativos, de quienes pensa-ban que amenazaban su forma de vida. Por lo tanto,procuraban subordinar a la poblacin catlica.

    En consecuencia, en el siglo XIX la comunidadprotestante del Norte estaba mejor situada para sacarprovecho de la revolucin industrial. Se establecieronfbricas en ciudades y pueblos a lo largo y ancho delNorte, de forma que, a finales del siglo, la regintena intereses econmicos muy diferentes del restode Irlanda y miraba hacia Gran Bretaa y al Imperiobritnico como clave de su sostenida prosperidad.Cuando el resto de Irlanda deseaba la independen-cia, los protestantes del Norte crean que sus intere-ses sociales y econmicos se vean favorecidos mante-nindose en el Reino Unido, y se movilizaron, conxito, para asegurar que se fuera el resultado. Suidentidad poltica emergi como unionista, reflejan-do su deseo de mantener la unin con Gran Bretaa.A los unionistas ms inflexibles se les conoce comolealistas, aunque todos los unionistas comparten leal-tad al monarca britnico.

    La poca de StormontEsta pauta de relaciones sectarias continu e inclusose intensific dentro de la nueva Irlanda del Norte.Mediante el Decreto de Gobernacin de Irlanda, de1920, que pretenda establecer disposiciones para lafutura administracin de Irlanda, se estableci unaadministracin subordinada en Belfast, y se constru-y un impresionante edificio parlamentario en lossuburbios, en Stormont. Aunque era en principiosubordinado, actuaba sin supervisin del Parlamentobritnico, y ese hecho contribuy al atrincheramien-to de las relaciones entre las comunidades.

    Los unionistas ocupaban la mayora de los escaos enel nuevo parlamento, que fue descrito por el primerprimer ministro de Irlanda del Norte, Sir JamesCraig, como un parlamento protestante para unpueblo protestante. De ello se dedujo que asegurarala prioridad de los intereses protestantes. Pese a las

    12 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • salvaguardas constitucionales, muchos protestantesseguan sintindose amenazados por el Estado irlan-ds, y eran conscientes de que la pequea poblacinprotestante de aquella parte de la isla haba descen-dido rpidamente tras la independencia. Las ocasio-nes de matrimonio en la comunidad eran limitadas, yen los matrimonios mixtos la Iglesia catlica ordenaque los hijos sean criados en la religin catlica.Fuera cual fuera la razn, los protestantes del Nortese reafirmaron en su temor a la asimilacin por loscatlicos, y recelaban de la poblacin minoritaria enIrlanda del Norte, cuyas oportunidades de desarrollorestringan. La poblacin nacionalista reaccion antela discriminacin y alienacin que senta retirndosesocial y polticamente, y durante buena parte de lossiguientes cincuenta aos no ocup sus escaos en elParlamento de Stormont.

    Inseguridades permanentesParece llamativo que el conflicto se haya mantenido yhaya sido importante para tanta y tanta gente pese alos cambios en el entorno. Quiz no es sorprendenteque haya puntos de vista contradictorios sobre la natu-raleza del problema. Algunos lo ven como un asuntoinacabado de la poca colonial que slo ser resueltocuando el Reino Unido, como poder colonizador, noest implicado en la zona. Otros lo consideran un pro-blema postcolonial nuevo, de dos comunidades quehan sido obligadas a estar juntas por la historia y nece-sitan hallar formas de resolver sus diferencias.

    El concepto de doble minora puede proporcionar lamejor aproximacin a por qu ha persistido el con-flicto. Los nacionalistas se han sentido una minoramarginada en Irlanda del Norte, mientras que losprotestantes son conscientes de que son una minoraen Irlanda en su conjunto y, en consecuencia, handesarrollado una mentalidad de sentirse sitiados. Enel contexto de las islas britnicas, los nacionalistas sonconscientes de que, a su vez, son una minora de lapoblacin total. La naturaleza del conflicto ha aviva-do en cada comunidad el temor de que ser minadadesde dentro por individuos y grupos que vayan sien-do ms acomodaticios con la otra parte. Aunque elconflicto es inaceptable para muchos, otros lo consi-deran tolerable, y creen que cualquier cambio podraempeorar la situacin. Hay temor a la asimilacin deuna comunidad por la otra porque hay muy pocasdiferencias entre ambas. En este contexto, las peque-as diferencias se hacen importantes y simblicas.Costumbres como el despliegue agresivo de banderasy lemas y, especialmente entre los lealistas, desfiles ymarchas, son formas de lanzar un mensaje intransi-gente a los contrarios y de mantener la cohesininterna.

    En estas circunstancias, ha habido poco espacio paraun terreno intermedio. El unionismo y el nacionalis-

    mo han reforzado las actitudes tradicionales, dificul-tando el impulso de polticas ms incluyentes. Porejemplo, no ha habido nunca mucho respaldo parapolticas de clase, que podran unir a protestantes ycatlicos. Pese a que ha habido personas progresistasdentro de las instituciones de la sociedad civil que hanhecho campaa por una mayor participacin popular,han sido en general bastante tpicas de sus comunida-des, y han reflejado la divisin bsica de la sociedad.La frase la tirana de la democracia es una atinadadescripcin de la poltica en Irlanda del Norte. La opi-nin pblica confi en y apoy a dirigentes polticospopulistas que reproducan la poltica sectaria, inclu-so aunque hubiera deseado que trabajaran por mejo-rar las relaciones comunitarias. Los polticos no osa-ron desafiar las tradicionales actitudes polticassectarias por temor a ser rechazados. Si la polticafuera menos sectaria, los polticos y la opinin pblicatendran que moverse a la vez, y esto ha sido difcil deconseguir.

    Similitudes en la diferenciaAunque la comunidad nacionalista y la unionista sedefinen a s mismas en trminos de sus diferencias,aparentemente sus formas de vida no son distintas.Histricamente, ambas estaban compuestas porpequeos agricultores, y, desde principios del sigloXIX, se fueron urbanizando progresivamente, traba-jando en las duras y srdidas condiciones de las fbri-cas de la revolucin industrial y viviendo en barriosde mseras viviendas adosadas superpobladas. Cadacomunidad tena su proporcin de todas las clasessociales pero los protestantes tenan una mayor y msinfluyente clase terrateniente y empresarial, mientrasque una mucho mayor proporcin de la comunidadcatlica viva en la pobreza. Haba pobres protestan-tes, pero valoraban su sentido de privilegio o ventajascomparativas incluso si stas eran ms aparentes quereales. Se sentan conectados a la clase dirigenteprotestante y sus familias mantenan la esperanza depoder sacar ventajas de esa relacin. En tiempos msrecientes, la mejora del nivel de vida y el bienestarsocial han supuesto la mejora de las condiciones deambas comunidades.

    Las dos comunidades han vivido siempre en proximi-dad, en un mosaico de pequeas comunidadesprotestantes, catlicas y mixtas. Durante las etapas deviolencia declarada, hubo una tendencia a que laszonas mixtas se homogeneizaran, bien por la expul-sin forzosa de uno u otro sector de la comunidad obien por la retirada de un sector de la comunidad a laseguridad que le proporcionaban sus correligiona-rios. Este mosaico demogrfico ha supuesto que resul-te imposible resolver el problema creando dos nuevasunidades polticas, una predominantemente catlicay una mayoritariamente protestante. Tambin haincrementado las posibilidades de confrontacin

    Introduccin 13

  • directa entre ambas. Aunque siempre han existidoactitudes sectarias y enemistad en el conjunto de lacomunidad, en los siglos XVII y XVIII la violencia selocaliz en zonas rurales pobres. Desde mediados delsiglo XIX han sido los suburbios urbanos degradadoslos principales escenarios del ms abierto sectarismoy disturbios intercomunitarios. stas son las reas quedan hoy el testimonio ms directo de las tensionessubyacentes, y que se encuentran muchas veces sepa-radas por muros de paz o edificios de viviendas conde-nados y tapiados.

    La violencia est por lo tanto localizada, y lejos deesas zonas la vida puede transcurrir de forma pacficay ajena al Conflicto. Sin embargo, con la segregacinde instituciones sociales como la educacin, siguenpresentes las mismas actitudes sectarias. Hay menosmotivaciones para separarse de las tradicionales pol-ticas de intransigencia. Por lo tanto, quizs no resultesorprendente que buena parte del nuevo pensamien-to incluyente sobre el camino a seguir haya surgidode las reas de primera lnea del frente y de gruposparamilitares.

    El inestable equilibrio entre las dos comunidades,que se mantuvo durante cincuenta aos desde la par-ticin de Irlanda en 1921, se vio amenazada en msde una ocasin por las aspiraciones de la poblacinnacionalista de una mayor igualdad y la reunificacinde la isla. En las dcadas de los cuarenta y los cin-cuenta, se registraron ineficaces campaas violentasdel IRA. Con la creacin del Estado de bienestar trasla segunda guerra mundial, mejoraron las condicio-nes de vida, y, muy en especial, se abrieron oportuni-dades de formacin a personas de extraccin obrera.Esto tuvo un impacto ms notable en la comunidadnacionalista, que haba visto restringido su acceso a laeducacin superior. En la dcada de los sesenta, unnuevo primer ministro unionista, Terence ONeill,hizo un intento de modernizar la regin y de descar-tar algunas de las actitudes sectarias ms tradicionalespara darle mayor capacidad competitiva en la inci-piente globalizacin econmica. Como suele ocurrir,con la mejora de las condiciones llegaron nuevas exi-gencias de un desarrollo ms rpido.

    El movimiento de derechos civilesA finales de los aos sesenta, personas de esos nuevosestamentos con alto nivel de formacin, tanto unionis-tas como nacionalistas, fueron punta de lanza delmovimiento de derechos civiles inspirado en la cam-paa de derechos civiles de Estados Unidos y estimu-lado por las protestas estudiantiles de 1968 en Pars yotros lugares. Entre ellos, John Hume, futuro lder delnacionalismo moderado. En el pasado, el razona-miento nacionalista haba sido que Irlanda del Norteera irreformable, en el sentido de que se establecipara proteger intereses unionistas y, por lo tanto,

    nunca poda convertirse en una sociedad igualitaria.El movimiento de derechos civiles adopt otro puntode vista y crea o al menos actuaba sobre esa creen-cia que Irlanda del Norte podra convertirse en unasociedad donde los derechos civiles de todos los ciu-dadanos y ciudadanas estuvieran protegidos y todapersona disfrutara de igualdad de oportunidades. Nose posicion sobre la reunificacin de Irlanda, peromuchos unionistas, especialmente Ian Paisley, que sur-ga como dirigente del unionismo intransigente, cre-an que ese movimiento era el movimiento republica-no con una nueva cara y se oponan a sus exigencias ymanifestaciones pblicas.

    Manifestaciones y contramanifestaciones llevaron achoques violentos menores, y la confrontacin atrajoa ms sectores militantes de cada comunidad. En susintentos por controlar la situacin, el cuerpo dePolica y sus reservistas, los B-Specials, no eranimparciales. Protestantes en su mayora, tendan asimpatizar con la oposicin unionista, y a actuar msduramente contra los partidarios de los derechos civi-les. En cualquier caso, la situacin se les iba escapan-do ms y ms. La escalada vino a confirmar a la comu-nidad nacionalista y a la unionista que un procesogradual de reforma era imposible. Para los unionistaseso significaba que toda protesta deba ser reprimida,y para los nacionalistas que slo una potente accinconcertada traera cambios. En agosto de 1969 se des-plegaron tropas britnicas para intentar mantener elcontrol de la situacin en nombre de la Administra-cin de Stormont. Un grupo paramilitar lealista, laFuerza de Voluntarios del Ulster (Ulster VolunteerForce, UVF), estaba reviviendo, pero el EjrcitoRepublicano Irlands (Irish Republican Army, IRA)dudaba sobre qu respuesta dar a la situacin. Amediados de los sesenta, se haba alejado de unaestrategia militar por el fracaso que haba supuestono obtener apoyo popular en su anterior campaa, ypor su adopcin de una ideologa marxista que abo-gaba por la construccin de alianzas entre las clasestrabajadoras protestante y catlica. Sin embargo, trasla llegada de las tropas britnicas, hubo un rpidocrecimiento de grupos armados clandestinos, amenudo conocidos como paramilitares.

    Para los republicanos, la presencia y actuaciones delas tropas britnicas en sus comunidades centr laatencin en el papel de Gran Bretaa apuntalando elsistema unionista, y foment las razones para la luchaarmada contra los britnicos y sus suplentesunionistas. Los lealistas crean que las autoridades noactuaran con la suficiente energa para ahogar laamenaza que perciban de la comunidad nacionalis-ta. Sentan que a esa amenaza slo podra hacrselefrente al margen de la ley, incluso aunque el Estadotuviera poderes especiales y estuviera utilizando fuer-zas del Ejrcito para controlar a la poblacin civil.Formaron grupos de defensa, la mayora de los cuales

    14 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • acabaron fusionndose en la Asociacin de Defensadel Ulster (Ulster Defence Association, UDA).

    The Troubles, el ConflictoA principios de los aos setenta se haba materializa-do entre las dos comunidades una nueva fase de ene-mistad abierta y violenta, conocida como the Troubles,el Conflicto. Diariamente haba disturbios callejeros,aunque empezaron a disminuir a medida que aumen-taba la frecuencia de los tiroteos. En cada bando,diversos grupos paramilitares utilizaban violencia yterror para lograr sus objetivos. La mayora de lospolticos constitucionales y la poblacin en generalestaban en contra del uso de la fuerza por los gruposparamilitares, pero haba escassimo consenso sobreuna forma aceptable de gobernar Irlanda del Norte.Los nacionalistas moderados, especialmente los situa-dos en la nueva coalicin conocida como PartidoSocialdemcrata y Laborista (Social Democratic andLabour Party, SDLP), esperaban que se alcanzasealgn tipo de acuerdo de gobierno con reparto depoder o cooperacin entre unionistas y nacionalistas.La mayora de los unionistas eran reticentes a perderni una brizna de su autoridad y desconfiaban detodos los nacionalistas, considerando que, en ltimainstancia, trabajaban para socavar Irlanda del Norte yunirla a la Repblica de Irlanda. Muchas personas enla Repblica de Irlanda simpatizaban con los naciona-listas, pero, a la vez, se sentan incapaces de crear unefecto suficiente y teman que la inestabilidad seextendiera a su Estado. Los britnicos solan verse a smismos situados por encima del conflicto. En 1972,disolvieron el Parlamento de Stormont a la vista de suincapacidad de poner coto a la creciente violencia ysu negativa a aceptar mayor control britnico de larespuesta de seguridad. Se estableci el gobierno

  • 16 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

    los daos y las lneas divisorias entre las comunidadesse disimulaban con planes de mejora medioambien-tal, pensando que todo ello poda propiciar actitudesms optimistas y restar sentido al conflicto. Las huel-gas de hambre de 1981 marcaron una nueva intensi-ficacin de la lucha. Pocos logros obtuvo la campaade ganar los corazones y las mentes de aquellos queapoyaban a los grupos paramilitares mejorando sucalidad de vida y creando una sociedad ms justa y nodiscriminatoria.

    Alcanzando un acuerdoEn 1985 los gobiernos britnico e irlands firmaronel Acuerdo Anglo-Irlands, que recoga su disposi-cin a aceptar la buena voluntad mutua y trabajarconjuntamente con el objetivo compartido de des-truir la amenaza paramilitar. Se esperaba conseguirlomediante una combinacin de mayores medidas deseguridad y la implicacin del Gobierno irlands enel diseo de las polticas pertinentes. Encontr lafuerte oposicin de la comunidad unionista, contra-ria al papel que se otorgaba al Gobierno irlands enasuntos internos de Irlanda del Norte. El IRA tam-bin recibi la cooperacin entre los gobiernos brit-nico e irlands como una amenaza. Sin embargo,como tratado entre dos estados, constitua un intentode crear una estructura para responder al conflictoque resultara impermeable a la presin poltica ycomunitaria dentro de Irlanda del Norte.

    En consecuencia, las partes se dieron cuenta de quenecesitaban nuevas estrategias que dieran cabida alos intereses de sus adversarios, y, de esa manera, elAcuerdo Anglo-Irlands se convirti en el estmulopara el surgimiento de nuevas bases sobre las queconstruir un proceso de paz. La percepcin de otrasrealidades tambin animaba a las partes a repensarlas cosas. Se haba demostrado que era imposible quelos partidos constitucionalistas crearan y sostuvieranuna solucin poltica, a la vista de la inestabilidadgenerada por los grupos paramilitares. Los republi-canos se estaban dando cuenta de que los ataques delIRA contra miembros de las fuerzas de seguridad dela comunidad protestante slo servan para incre-mentar la dependencia de sta hacia el Estado brit-nico para proteger sus intereses, y prolongaban elconflicto. Tambin estaba quedando claro que elSDLP no tena suficiente peso por s solo para lograrun acuerdo que pudieran aceptar como justo y razo-nable. Los unionistas tambin tenan que enfrentarseal cada vez mayor desgaste de su posicin mientrascontinuase el conflicto, y al hecho de que el equili-brio poblacional estaba cambiando en favor de loscatlicos. La conclusin era que un acuerdo polticoy el fin de la violencia eran mutuamente beneficiosos,pero la decisin de no ceder en compromisos y valo-res esenciales era an muy fuerte. En ese momento,haba an un largo camino que recorrer si esas ini-ciales esperanzas vagas haban de llevar a un acuerdoduradero.

  • Introduccin 17

    Irlanda del NorteESCOCIA

    IRLANDADEL NORTE

    INGLATERRA

    REPBLICA DEIRLANDA

    GALES

    Edimburgo

    Londres

    Dubln

    Belfast

    Cardiff

    Islas britnicasEscala: 1:10.000.000 Crown Copyright, 1999

    Irlanda del NorteCarreteras principalesAutopistasVas ferroviariasAeropuertos

    Escala: 1:866.000 Crown Copyright, 1999

    Catlicos % Protestantes

    100 0

    70 30

    50 50

    30 70

    0 100

    Fuente: CAIN .

  • Primerasfases delproceso depaz irlands

    Martin Mansergh

    Martin Mansergh es militante del Fianna Fil.Fue consejero especial del Taoiseach entre1987 y 1994, y desde 1997, y jefe deinvestigacin del Fianna Fil de 1981 a 1987 yde 1994 a 1997.

    L a mayora de los acontecimientos importantesde la historia tienen causas mltiples, y el pro-ceso de paz irlands no es una excepcin. Sematerializ a partir de una mezcla de factores: la fati-ga de guerra que llevan aparejadas las situaciones deprolongado estancamiento poltico y militar; el valordemostrado por gobiernos y partidos constituciona-listas al tratar con los polticos cercanos a fuerzasparamilitares; el ejemplo de avances decisivos y pro-cesos de paz en otros puntos del mundo; el surgi-miento de una alternativa poltica por consensonacionalista democrtico; la necesidad econmica depaz y estabilidad; la colaboracin activa entre losgobiernos britnico e irlands (pese a la existencia defrecuentes tensiones en la relacin); y el compromisode mxima prioridad, sin precedentes, asumido porun presidente de Estados Unidos respecto a la paz enIrlanda, incluida la disposicin a actuar como garan-te definitivo. El abrumador deseo de paz de la pobla-cin tanto en Irlanda del Norte como en la Repblicafue quizs el factor ms decisivo de todos. Se habaido demostrando de manera constante durante unlargo perodo de tiempo, y daba testimonio delmucho y valioso trabajo por la paz desarrollado ensilencio por una gran cantidad de personas y organi-zaciones.

    A finales de los ochenta, pese a los abundantes esfuer-zos polticos y diplomticos, las perspectivas seguansiendo las de un prolongado punto muerto poltico ymilitar. En protesta contra la repugnante campaa deviolencia del movimiento republicano, los polticosnacionalistas constitucionales hicieron caso omiso desus exigencias polticas, y se negaron a tener cual-quier contacto con los representantes del terroris-mo. Pero no haban logrado alcanzar un acuerdopoltico transcomunitario que marginase a las orga-nizaciones paramilitares y crease un consenso polti-co que facilitara que se vieran obligadas a poner fin asu violencia. Por otra parte, la violencia no estabasuponiendo un avance poltico significativo para los

    18 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • republicanos, aunque tras las huelgas de hambre depresos del IRA en la prisin de Maze en 1980 y 1981empezaron a ganar respaldo electoral, obteniendo el10% en las elecciones a la nueva Asamblea de Irlandadel Norte en 1982. Se pusieron en marcha unos pri-meros tanteos, y John Hume, dirigente del partidonacionalista constitucionalista Partido Socialdem-crata y Laborista (SDLP), busc un encuentro direc-to con el IRA que finalmente tuvo que suspender.Pero fue necesario el catalizador de la matanza deEnniskillen de 1987, en el Da de los Cados de lasGuerras Mundiales (8 de noviembre), para iniciar eldilogo que marc el principio del proceso de paz.Tras Enniskillen, muchos sectores sintieron que qui-zs haba llegado el momento de dialogar para ponerfin a la violencia. En primer lugar, haba una obliga-cin moral de intentar evitar ms Enniskillens, y, ensegundo lugar, exista la sensacin de que se estabahaciendo evidente a todas las partes la inutilidad deuna ininterrumpida campaa de violencia.

    Sin una estrategia de paz, era improbable que el SinnFein lograse avances electorales en ninguna de lasdos partes de la isla. Ningn candidato del Sinn Feinse acerc siquiera a la obtencin de un escao en laselecciones generales de 1987 en el Sur, aunque doscandidatos abstencionistas encerrados en los BloquesH de la prisin de Maze haban sido elegidos para elDil en junio de 1981. Los restos de tolerancia pbli-ca hacia las persistentes atrocidades paramilitaresbajaban en picado. La capacidad fsica de continuardebe separarse de la capacidad moral y psicolgica demantener una lucha armada cuya finalidad cada vezapareca menos clara. El Sinn Fein necesitaba salirdel aislamiento poltico y deseaba abiertamente for-mar un frente pan-nacionalista que reforzase susplanteamientos sin exigir forzosamente el completoabandono de la lucha armada.

    Una proposicin privadaEn noviembre de 1987 el padre Alex Reid, un sacer-dote catlico que llevaba muchos aos implicado enla mediacin en conflictos en Belfast, redact undocumento de debate en el que planteaba los princi-pios de autodeterminacin y consentimiento en losque se podra basar el dilogo y la negociacin nece-sarios para un acuerdo poltico, incluyendo las con-diciones en las que el Gobierno britnico se marcha-ra de Irlanda.

    El documento aceptaba el planteamiento republica-no, desarrollado en la poca de las elecciones gene-rales celebradas en toda Irlanda en 1918 (an bajodominacin britnica), de que la autodeterminacindeba ser ejercida por el pueblo de Irlanda en su con-junto, y que la autodeterminacin significaba con-sentimiento. Pero el documento argumentaba queeso slo poda alcanzarse por el acuerdo mutuo de la

    poblacin de tradicin nacionalista y de la de tradi-cin unionista, y que esto, a su vez, slo poda lograr-se mediante el dilogo y ponindose de acuerdo. Eldocumento propona una conferencia constitucionalque el Gobierno britnico estuviera dispuesto apatrocinar y facilitar. El autor afirmaba que los brit-nicos ya no tienen intereses coloniales en Irlanda, esdecir, que no tienen intereses propios polticos, eco-nmicos, estratgicos o militares para permanecer enIrlanda, y que estaban dispuestos a manifestarlo siello supona una aportacin importante a la causa dela paz. Pero no revocaran el Decreto de Gobierno deIrlanda de 1920 (el de la particin) hasta que el pue-blo irlands no hubiera detallado y acordado las dis-posiciones constitucionales alternativas.

    Fue un documento notablemente premonitorio.Lleg avalado por la autoridad moral de la Iglesiacatlica, y con el visto bueno del cardenal Fiaich. Seadelant a la declaracin realizada por Peter Brooke,secretario de Estado del Reino Unido, en noviembrede 1990 y a la revocacin del Decreto de Gobierno deIrlanda de 1920 (parte del Acuerdo de Belfast), ascomo al futuro proceso de conversaciones multiparti-tas de 1996-1998, con su diseo de una conferenciaconstitucional. No haba un reconocimiento claroan de que, en trminos republicanos, cualquieracuerdo en esta fase slo poda ser transitorio.Aunque no se explicitaba, la base de todo el docu-mento era que, para que se dieran las negociacionesmultilaterales, era necesaria una tregua del IRA.

    Un enfoque interpartidistaComo resultado del Acuerdo Anglo-Irlands de 1985,que oficializ la influencia del Gobierno irlands encuestiones del Norte, el SDLP tena especial intersen poner a prueba las premisas subyacentes a la lucharepublicana. Hubo intercambio de documentosentre el SDLP y el Sinn Fein en 1988. El SDLP man-tena que el Gobierno britnico se haba vuelto neu-tral, y estaba dispuesto a respaldar la unidad deIrlanda basada en el consentimiento mutuo. El retoera ganar ese consentimiento. El Sinn Fein negabaesa neutralidad britnica y se aferraba a la doctrinade la autodeterminacin que exiga que el Gobiernobritnico y los unionistas aceptaran la voluntadmayoritaria de la poblacin de toda la isla de Irlandasin tener en cuenta la particin que haba dividido elterritorio durante ms de sesenta y cinco aos.

    En dos ocasiones el Fianna Fil, partido gobernanteen la Repblica, intent trasladar al Sinn Fein, enconversaciones secretas, paralelas, delegadas y engran medida exploratorias, que la violencia era ina-ceptable para la poblacin del Sur. La violencia noslo divida a la opinin nacionalista en el Norte, sinoque tambin creaba divisiones entre los nacionalistasal norte y sur de la frontera, y entre los irlandeses

    Primeras fases del proceso de paz irlands 19

  • americanos. Se argumentaba que la Irlanda naciona-lista era ms fuerte y haba obtenido los mayoreslogros cuando estuvo polticamente unida (por ejem-plo, durante el Nuevo Rumbo en 1878 y bajo el SinnFein en 1918-1921), y que esto slo era posible en laactualidad sobre bases pacficas y democrticas.Tambin es un hecho que los pases de la OTANjams toleraran dentro de sus territorios nada pare-cido a una victoria terrorista.

    A los interlocutores tanto del SDLP como del FiannaFil pronto les qued claro que no haba posible con-fluencia de pensamiento en esa fase, dado que nohaba compromiso para poner un prximo final a lalucha. En esas circunstancias habra sido peligroso eirresponsable prolongar un dilogo que poda enten-derse como connivencia en el contexto de una pro-longada e ilimitada campaa de violencia.

    Esperando condiciones favorables Las revoluciones mayoritariamente pacficas enEuropa Central y del Este en 1989, la reunificacin deAlemania en 1990, y el inicio de una transicin nego-ciada al gobierno de la mayora en Sudfrica tras laliberacin de Nelson Mandela, convirtieron en situa-ciones polticamente resolubles problemas que hastaentonces parecan estar totalmente congelados. Sedisip cualquier temor subyacente sobre el posiblepapel estratgico de Irlanda del Norte en un contex-to de guerra fra, en ocasiones presentado como unainexistente analoga con Cuba. No se abandon laesperanza de que pudieran darse condiciones mspropicias para un desbloqueo. El padre Reid mante-na contactos regulares entre el Gobierno irlands, elSDLP y el Sinn Fein. El Taoiseach (presidente irlan-ds) Charles Haughey ya se haba ofrecido a volver aconvocar el Foro Nueva Irlanda, que se haba reuni-do en 1983-1984 para analizar futuras disposicionesconstitucionales en caso de un cese de la violencia delIRA, incluyendo en l al Sinn Fein.

    Grupos no oficiales tomaron otras iniciativas paraintentar estimular nuevas corrientes de pensamiento.En varias ocasiones, personalidades clave de los parti-dos de todo el espectro poltico fueron invitadas aparticipar en seminarios en los que se explorabanvas para impulsar el proceso poltico. Por ejemplo,Eberhard Spiecker, un abogado alemn, reuni arepresentantes del Alliance Party (Partido de laAlianza), DUP, SDLP y UUP, con el padre Reid comopersona que poda proporcionar una visin ms pr-xima del Sinn Fein, en un encuentro privado enDuisburg. Llegaron tentadoramente cerca de alcan-zar un entendimiento sobre las bases potenciales deun acuerdo poltico. Encuentros similares fueronorganizados por intelectuales y ONG, y, aunquemuchas veces resultaba difcil acordar las bases parala reunin con los partidos, la interaccin y el debate

    fueron siempre muy tiles, y se establecieron unaserie de relaciones que contribuyeron a las posterio-res negociaciones oficiales.

    Iniciativas britnicasEn julio de 1989 jur su cargo un nuevo e imaginati-vo secretario de Estado britnico, Peter Brooke. A loscien das, hizo la extraordinaria declaracin de quelos gobiernos democrticos acaban hablando antes odespus con los terroristas, a semejanza de lo ocurri-do en Chipre. Dijo que, aunque se poda contener alIRA, era difcil concebir su derrota militar, y que si sepusiera fin a la violencia, l no descartara conversa-ciones con el Sinn Fein. En 1990 autoriz la reapertu-ra de un canal de comunicacin indirecto, que impli-caba a Michael Oatley, un oficial de Inteligencia, y aDenis Bradley, un sacerdote de Derry de la plena con-fianza del dirigente del Sinn Fein Martin McGuinness.Un ao despus, Brooke declar que Gran Bretaano tena ningn inters egosta estratgico o econ-mico en Irlanda del Norte y que estaba dispuesta aaceptar una Irlanda unida, si haba consentimientopara ello. La declaracin resolvi en buena parte unode los principales puntos de discrepancia entre elSDLP y el Sinn Fein a finales de los ochenta, y fue unode los cimientos bsicos del proceso de paz.

    En noviembre de 1990, la primera ministra britnicaMargaret Thatcher dimiti tras un desafo interno ensu partido sobre la poltica europea de su gobierno.Desde el punto de vista republicano, Thatcher habasido extremadamente beligerante y se la considerabaresponsable de la muerte de diez huelguistas de ham-bre republicanos, entre ellos Bobby Sands, en 1981.Debido a sus actitudes triunfalistas y a la posibilidadde que proclamase que una tregua supona de hechouna derrota republicana, siempre fue difcil imaginaruna tregua durante su mandato. Su sustitucin porJohn Major, ms blando, ms pragmtico, supuso uncambio en el ambiente que hizo ms posible que sediera una tregua.

    En 1991 Peter Brooke logr por fin su objetivo de ini-ciar conversaciones polticas entre los partidos cons-titucionalistas sobre la globalidad de las relaciones.Aunque hacia afuera se mostraban despreciativos, losrepublicanos tenan que ser siempre conscientes dela posibilidad de que, en algn momento, esas con-versaciones pudieran llegar a tener xito. Las organi-zaciones paramilitares se veran sometidas a enormespresiones si no haban aportado nada a un acuerdopoltico ratificado por la poblacin en referendos enambas partes de la isla, tal como propona JohnHume. Sin avances en lo militar, pese a que el IRAposea un sofisticado arsenal importado de Libia en1985-1986, y con la creciente eficacia de los paramili-tares lealistas, la situacin estaba madura para unnuevo impulso por la paz.

    20 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • La bsqueda de perspectivascomunesA medida que iban cristalizando ideas sobre el con-cepto de una declaracin conjunta del Taoiseach y elprimer ministro, en octubre de 1991 John Humeentreg al Taoiseach Charles Haughey el esquema deun borrador para una declaracin propuesta apoyada por Gerry Adams, el presidente del SinnFein. Su amplia temtica comprenda la necesidadde superar las herencias del pasado, las oportunida-des abiertas por la Unin Europea con su actitudconstructiva, y el derecho de autodeterminacin(dentro de un marco temporal para su ejercicio).Esto debera suceder en el contexto del reconoci-miento por parte del Gobierno irlands de la necesi-dad de contar con el consentimiento de la poblacinde Irlanda del Norte y del establecimiento de unaconferencia o foro nacionalista que proporcionaseuna plataforma al Sinn Fein.

    El Gobierno irlands desarroll estas ideas y el inter-cambio de documentos continu con el nuevoTaoiseach Albert Reynolds. Con el tiempo se retomel dilogo entre el Gobierno irlands y el Sinn Fein.En diciembre de 1991 se hizo saber al primer minis-tro britnico la posibilidad de una iniciativa. El SinnFein quera una declaracin que reflejase su ideolo-ga lo ms fielmente posible. La principal preocupa-cin del Gobierno irlands era que, pese a la adopcin de un lenguaje ms cercano al movimientorepublicano, la propuesta siguiera siendo compatiblecon las obligaciones internacionales de Irlanda, yespecialmente con el principio de consentimientosegn el Acuerdo Anglo-Irlands. El dirigente delSDLP tuvo la actitud ms pragmtica hacia el conte-nido del borrador.

    Mientras que Charles Haughey mantuvo una actitudcautelosa hacia la iniciativa, cuya importancia y carc-ter polmico reconoca, Albert Reynolds asumi sucargo imbuido de la idea de que la paz era un impe-rativo moral. Muchas veces describa sus intenciones,ante un pblico que no sospechaba nada, diciendoque estaba buscando una frmula para la paz.Levant el inters sin compromisos del primer minis-tro John Major, quien, junto al nuevo secretario deEstado Sir Patrick Mayhew, haca ahora mayor hinca-pi en intentar establecer una nueva fase de conver-saciones polticas. Pero las conversaciones multiparti-tas que se reabrieron en abril de 1992 se rompieronsiete meses despus, en la campaa de las eleccionesgenerales irlandesas. Los unionistas alegaron la infle-xibilidad constitucional del Gobierno irlands y senegaron a volver a las conversaciones.

    John Hume haba mantenido informados a altos car-gos britnicos, pero ambos gobiernos tambin mante-nan sus lneas directas propias con el Sinn Fein. El

    Gobierno britnico exploraba en paralelo la disposi-cin del movimiento republicano para la paz. Sinembargo, su posicin se vea complicada por su estre-cha mayora parlamentaria, a consecuencia de la cualcreca su dependencia del Ulster Unionist Party(UUP) para mantenerse en el Gobierno hasta 1997.Lejos de verse motivado a un mayor contacto con elmovimiento republicano por las bombas que causaronconsiderables destrozos en la City londinense en la pri-mavera de 1993, el Gobierno cerr una alianza polti-ca informal con los unionistas del Ulster en verano deese mismo ao. En ese momento, recibi del Gobier-no irlands el borrador de declaracin, al cual elmovimiento republicano haba dado tan slo un res-paldo provisional, intranquilo ante la poco probableposibilidad de que los britnicos lo aceptasen tal cual.El documento ha pasado a ser conocido popularmen-te como el Hume-Adams, aunque, en aquel momen-to, en privado, los republicanos se referan a l comoiniciativa del Gobierno de Dubln ms que suya propia.

    La declaracin de principios era de carcter total-mente nacionalista. En opinin del Gobierno brit-nico, se trasluca la mano de Gerry Adams, y, por lotanto, no estaban dispuestos a aceptarlo como basede una negociacin, aunque s lo comentaron conaltos funcionarios irlandeses. Albert Reynolds, sinembargo, estaba absolutamente decidido a tirar ade-lante con la iniciativa, y se negaba a aceptar el no porrespuesta. Si era necesario, estaba dispuesto a volvera redactar el documento como iniciativa puramenteirlandesa y a encarar las reticencias del Gobierno bri-tnico a moverse sobre esa base. Quin teme lapaz? era su grito de batalla. Al mismo tiempo, que-daba claro que, si la propuesta haba de ser aceptadapor el Gobierno britnico, requera modificacin yampliacin.

    En otoo de 1993, tras un perodo de espera, JohnHume y Gerry Adams hicieron pblico el hecho deque haban realizado una propuesta al Gobiernoirlands para que ste la transmitiera al britnico. Lostemores unionistas y lealistas se inflamaron, y la vio-lencia se increment, como sucedi en tantas ocasio-nes en las que aparecieron signos de avances polticos.

    El Gobierno britnico empez a dialogar utilizandoclrigos protestantes como intermediarios tanto conla direccin de los unionistas del Ulster como con losparamilitares lealistas, para disipar temores y rumo-res. Fue necesario incorporar algo del pensamientolealista y utilizar en el borrador un lenguaje que res-pondiera a las preocupaciones unionistas.

    La Declaracin de DowningStreetLos factores clave que llevaron al xito de la nego-ciacin y trmino de la Declaracin de Downing

    Primeras fases del proceso de paz irlands 21

  • Street fueron el criterio de su aceptabilidad por secto-res importantes del unionismo, la decisin delGobierno irlands de continuar con su iniciativa, y elrespaldo comprensivo de la opinin pblica estadou-nidense. La comunidad empresarial de Irlanda delNorte haba padecido a causa del Conflicto, y queraver su final. Estaba dispuesta a pagar un precio polti-co por la paz, siempre que no fuera demasiado alto.Bill Clinton se convirti en presidente de EstadosUnidos en 1993 con fuerte apoyo irlands-americano,y sabiendo que el Partido Conservador britnico habaintentado ayudar a su rival, el presidente Bush, duran-te la campaa electoral. A mediados de los noventa, lallamada relacin especial con Estados Unidos, pie-dra angular sobre la cual Gran Bretaa haba cons-truido su poltica exterior en la posguerra, estaba enhoras bajas, y era abiertamente cuestionada enWashington. A lo largo de todo el siglo, Gran Bretaahaba hecho esfuerzos por evitar que Irlanda nublasesu por lo dems excelente relacin poltica conEstados Unidos, que contrarrestaban las presionesejercidas por los miembros del UUP en Westminster.

    La Declaracin de Downing Street, hecha el 15 dediciembre de 1993, aunque retiene abiertamentemuchos rasgos del borrador propuesto por Reynoldsa Major en junio de 1992, supona tambin un retopara el IRA. La aceptacin por el Gobierno britnicodel derecho de autodeterminacin, sujeto al consen-timiento acordado, su renuncia a cualquier interspropio estratgico o econmico, su compromiso deimpulsar, permitir y facilitar la consecucin de unacuerdo entre la poblacin de Irlanda y su promesade aceptar la entrada del Sinn Fein al dilogo polti-co con los dems partidos, y no slo en un foronacionalista, desafiaba toda la lgica de la continua-cin de la lucha armada. Cost otros ocho meses quese convenciera el movimiento republicano.

    De la clarificacin a la treguaPara animar ms al IRA a acercarse a una tregua, sehicieron una serie de gestos para construir confianza,especialmente el levantamiento de las restriccionesinformativas en el Sur y la admisin de Adams aEstados Unidos, con un visado de corta duracin. ElGobierno irlands facilit una buena cantidad de cla-rificacin sobre la Declaracin, pero decidi no con-tinuar hacindolo pese a las dificultades ideolgicasque el principio de consentimiento mutuo creaba alos republicanos. Finalmente se logr convencer alGobierno britnico de que hiciera pblicas tambinsus clarificaciones y el Gobierno irlands tuvo quehacer lo mismo respecto a la UDA. El tema del desar-me o decomiso de las armas no apareci en absolutoen estos contactos.

    En marzo de 1994, tras una larga pausa, reapareci laviolencia del IRA, pero ambos gobiernos siguieron

    trabajando en un documento marco para proporcio-nar una base sobre la cual reanudar las conversacio-nes polticas. Cuando dicho documento se public,en febrero de 1995, tocaba, en particular, temas deigualdad, estructuras institucionales para la coopera-cin norte-sur en determinados campos, cambiosmedidos en los artculos 2 y 3 de la Constitucinirlandesa, y la enmienda o revocacin del Decreto deGobierno de Irlanda de 1920. El Sinn Fein tena lasuficiente informacin como para saber que se esta-ban preparando negociaciones importantes, con osin su participacin.

    El movimiento republicano tuvo que enfrentarse a lanecesidad de tomar una decisin en julio de 1994,agotadas ya las posibilidades de clarificacin as comola paciencia y esperanzas de la opinin pblica, elSDLP y la mayora del Gobierno irlands. AlbertReynolds haba dejado claro en ms de una ocasinque rechazara de entrada cualquier tregua temporalo limitada en el tiempo, y el movimiento republicanofue advertido sobre el tipo de lenguaje que le resul-tara aceptable.

    La tregua del IRA del 31 de agosto de 1994 se hizocon la intencin de que fuera permanente, pese aque muchos militantes quedaron con la impresin deque se mantena abierta la opcin del regreso a la vio-lencia. Albert Reynolds se movi con rapidez paraganar impulso, reunindose con John Hume y GerryAdams el 6 de septiembre, una semana despus de laproclamacin de la tregua. El Gobierno britnico,por su parte, fiel a la virtud de la dilacin, fue muchoms lento, ms cauteloso, y pblicamente presentun rostro diametralmente diferente de la euforiaante el fin de la campaa del IRA. De hecho, parecadecidido a mirarle el diente al caballo regalado. Sinembargo, se redujeron rpidamente las medidas deseguridad en la frontera, se reabrieron carreterasfronterizas, se busc apoyo de Estados Unidos y senegoci con la Unin Europea para la reconstruc-cin econmica, y se convoc el Foro por la Paz y laReconciliacin.

    La primera tregua del IRA fue uno de los ms difci-les y determinantes logros del proceso de paz. Erainevitable que se produjeran pasos atrs como el ata-que del IRA el 10 de noviembre de 1994 en el cualmuri un empleado de Correos de Newry, un hechoque fue utilizado por el Gobierno britnico parasacar a la palestra el tema del desarme. Pero en aquelmomento no haba ningn indicio de que elGobierno de Albert Reynolds se iba a venir abajo y deque se iba a perder el impulso. Se haba esperado quelas conversaciones constitucionales comenzasen enun plazo de seis meses, pero se demostr que habaun largo y complicado camino por delante hasta lle-gar a autnticas negociaciones, un acuerdo y su pues-ta en marcha.

    22 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • La creacin de unmarco de negociacin

    Inquietudesunionistas

    Nigel Dodds

    Nigel Dodds, OBE (las siglas junto a su nombre indican que ha sido condecorado conla Orden del Imperio Britnico), es ministro deDesarrollo Social en el nuevo Ejecutivo deIrlanda del Norte. Fue parlamentario delPartido Unionista Democrtico (DemocraticUnionist Party, DUP) en la Asamblea de Irlandadel Norte de 1982 a 1985, represent al partidoen las conversaciones de Brooke en 1991 y fuedelegado en las conversaciones multipartitasde 1996-1997.

    D urante los primeros aos noventa se realiza-ron una serie de intentos para alcanzar unabase acordada para una negociacin entrelos partidos polticos en Irlanda del Norte. Duranteesa etapa, al Partido Unionista Democrtico (DUP)le preocupaba que las negociaciones se desarrollasenen un campo de juego igualitario, y que, para partici-par, los partidos estuvieran plenamente comprometi-dos con la democracia y la persecucin de objetivospolticos exclusivamente por medios pacficos.Tambin recalcaba la necesidad de delimitar clara-mente los respectivos papeles y contribuciones delGobierno de Su Majestad y del Gobierno de laRepblica de Irlanda. En lo que al DUP tocaba, alGobierno de Irlanda no se le poda dar ningn papelen ninguna negociacin sobre la administracininterna de parte del Reino Unido. Tambin se hacahincapi en que en cualquier negociacin los par-metros deberan permitir unos resultados aceptablespara el electorado unionista.

    El DUP estaba decidido a no dar su visto bueno a unproceso negociador que acabase inexorable e inevita-blemente en un final descompensado contra lacomunidad unionista. Los unionistas no haban sus-crito el Acuerdo Anglo-Irlands de 1985, y, mientrassiguiera vigente, no estaban dispuestos a entrar en lasconversaciones propuestas por el secretario de EstadoPeter Brooke. Finalmente, en 1991, tras un largointervalo de conversaciones sobre conversaciones,el Gobierno britnico y los unionistas convinieron enque no se celebraran reuniones intergubernamenta-les encuadradas en el citado Acuerdo durante laetapa de negociaciones, por lo tanto arrinconandode hecho ese documento. De manera igualmente sig-nificativa, otros partidos de la negociacin no estabantan atados al Acuerdo como para no poder tomar enconsideracin, y aceptar, una alternativa.

    Tras la tregua condicional del IRA en 1994, losunionistas volvieron a plantear preocupaciones sobre

    Inquietudes unionistas 23

  • cualquier nuevo proceso negociador. La Declaracinde Downing Street de diciembre de 1993 era un con-junto de principios-base que los gobiernos creanque garantizaran los intereses vitales de ambas par-tes de la comunidad en Irlanda del Norte. LosDocumentos Marco de febrero de 1995 tenan laintencin de ser la base sobre la cual se construyerael acuerdo, pero fueron rechazados globalmente porel unionismo, que no poda permitir que la base desu negociacin estuviera limitada o definida por lostrminos de algn acuerdo alcanzado a sus espaldassin consulta o consentimiento. La cuestin primor-dial era si sera posible establecer un proceso nego-ciador sin condiciones previas, y sin el visto buenodel DUP.

    Alternativas unionistasEn enero de 1995, el Partido Unionista Democrti-co present al primer ministro una alternativa quepropona elecciones a una Convencin de Irlandadel Norte encargada de analizar temas relativos a lostres ejes o ramificaciones (asuntos internos deIrlanda del Norte en el Eje I; temas Norte-Sur en elII y temas anglo-irlandeses en el III). La Repblicade Irlanda sera consultada en relacin con los EjesII y III, mientras que, por supuesto, el Gobierno bri-tnico estara implicado en los tres. El DUP dejclaro que no se sentara con el Gobierno de Dublnhasta que la Repblica no suprimiera de suConstitucin su agresiva e ilegal reclamacin dejurisdiccin sobre Irlanda del Norte. Esto era cohe-rente con el punto de vista de que las negociacionesdeban darse entre partes en igualdad de condicio-nes. El UUP tambin apoyaba el planteamiento deelecciones.

    EL DUP se centr en proporcionar un foro de polti-ca activa para llenar el vaco poltico, al tiempo que segarantizaba que la representacin en las nego-ciaciones reflejase el verdadero equilibrio de opinio-nes polticas en el pas. sta fue en todo momentouna reflexin clave para el DUP en su forma de abor-dar el proceso de conversaciones. Por supuesto quetodos los partidos tendran libertad para presentarsea las elecciones y ocupar sus escaos en la asambleaelecta. El DUP ha mantenido constantemente su opo-sicin a negociar con el Sinn Fein, dados sus inextri-cables lazos con el terrorismo del IRA. El procesoelectoral para la asamblea amparaba esa posicin a lavez que creaba un proceso incluyente en el que losdems podan negociar con quien escogieran. ElDUP pensaba que no se deba imponer lmite tem-poral arbitrario alguno, y que esta propuesta permiti-ra que se produjeran avances ininterrumpidos. Alfinal, el Gobierno adopt una versin de esta pro-puesta, aunque las modificaciones que se introdu-jeron crearon al proceso ms dificultades de las queresolvieron.

    La cuestin de las armas

    Pese a lo que algunas veces se ha argumentado, eldecomiso de las armas, o, como prefiere decir elDUP, la entrega de todo el arsenal ilegal terrorista, nose introdujo como un recurso de ltimo minuto ocomo una tctica para ganar tiempo para impedir laentrada del Sinn Fein en las conversaciones. Inclusoantes de la primera tregua del IRA, Dick Spring, vice-primer ministro de la Repblica de Irlanda, declaren el Dil que habra que resolver la cuestin delarmamento terrorista antes de que el Sinn Feinpudiera entrar en las conversaciones. El DUP no haaceptado jams que las negociaciones puedan ser lim-pias si en la mesa hay un partido que tiene tras de suna organizacin paramilitar terrorista con acceso auna enorme reserva de armamento. Sobre esas bases,las negociaciones se desarrollan con una pistolametafricamente y literalmente apuntando a lascabezas de las otras partes, que llegan armadas sola-mente con sus mandatos electorales.

    A finales de 1994, el IRA no cumpli con la procla-macin de una tregua permanente, y la preocupa-cin unionista por ver un autntico cambio de acti-tud estaba justificada. Su escepticismo se demostrfundado cuando el IRA volvi a la violencia en elCanary Wharf de Londres a principios de 1996. Enninguna fase del proceso hasta las conversaciones odesde entonces se ha afrontado adecuadamente lacuestin del desarme. Se ha rehuido o relegado encada coyuntura del proceso negociador. Al principio,la exigencia del Gobierno britnico fue que una con-siderable cantidad de armas y explosivos ilegalesdeba ser entregada antes de que el Sinn Fein pudie-ra participar en las conversaciones. De eso se pas ala exigencia de un inicio simblico del desarme, plan-teada en un discurso del secretario de Estado SirPatrick Mayhew en Washington el 7 de marzo de1997. La constitucin de un Organismo Internacio-nal de Desarme encabezado por George Mitchellpara analizar la cuestin se anunci en un comunica-do anglo-irlands de 28 de noviembre de 1995, perosus resultados fueron an mayores concesiones almovimiento republicano. Esto supuso una importan-te internacionalizacin del proceso. La propuesta detal organismo haba surgido inicialmente del UUP.Los nacionalistas y el Gobierno irlands la asumieronrpidamente, con alegra, ya que, como el Sinn Fein,estaban encantados de poder acrecentar la influenciade una administracin estadounidense que simpati-zaba abiertamente con la posicin pan-nacionalistageneral y que estaba siendo acosada por el lobby irlan-ds-americano para implicarse ms activamente en labsqueda de una solucin para los problemas deIrlanda del Norte.

    Tras el informe de la Comisin Mitchell en enero de1996, la nueva posicin del Gobierno britnico fue

    24 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • plantear el requisito del desarme del IRA paralelo alas conversaciones en las que el Sinn Fein estarapresente.

    El proceso electoral y susresultadosEn ese mismo momento, el Gobierno convoc elec-ciones al Foro de Irlanda del Norte para el DilogoPoltico, del cual se elegiran los delegados que parti-ciparan en el proceso de conversaciones. No obstan-te, el procedimiento adoptado confirm las preocu-paciones del DUP. En primer lugar, el sistemaelectoral estaba manipulado para asegurar que aque-llos partidos con vnculos con organizaciones parami-litares reuniran las condiciones necesarias incluso sino ganasen suficientes votos para ser elegidos segnel sistema normal de representacin proporcional.Los diez partidos con el mayor nmero total de votostendran derecho a dos escaos. Esto significaba quelos partidos ms pequeos en las conversaciones te-nan menos votos en toda Irlanda del Norte que lospartidos ms grandes en una sola circunscripcin. Ensegundo lugar, el Foro electo fue boicoteado pornacionalistas y republicanos precisamente porque, enopinin de los unionistas que permanecieron en l, sque reflejaba la realidad poltica de la comunidad.Qued como un espacio de charla, y se seleccion ungrupo ms pequeo para llevar la negociacin. Parahacer an ms injusta la situacin, todos los partidos,sin tener en cuenta su tamao, tenan dos puestos, oa lo sumo tres, en esta mesa negociadora, en claranegacin del proceso democrtico. Las partes estabanigualmente representadas fuese cual fuese su tamaoo fuerza electoral. Las elecciones que propona elDUP estaban diseadas para permitir a los partidosobtener un mandato del electorado de acuerdo conla estrategia que iban a desarrollar, incluyendo laseleccin de partidos con los que se relacionarandirectamente y los que evitaran por ilegtimos. Sinembargo, esa posibilidad no se materializ porque elformato de conversaciones supona que todos los par-tidos se sentasen juntos, y, por tanto, el DUP se retirante la perspectiva de la entrada del Sinn Fein.

    El DUP, coherente con su opinin de que cualquierproceso negociador debe ser capaz de producir unresultado aceptable para el unionismo, rechaz elintento de los gobiernos britnico e irlands deimponer a los participantes en las conversaciones su

    propio conjunto de reglas y pautas de procedimientopara la marcha de las conversaciones sustantivas. Eraclaramente un intento de dictar el curso de las con-versaciones. De forma similar, la preseleccin delpresidente estadounidense sin consultar con los par-ticipantes en las conversaciones indicaba que la pose-sin del proceso no iba a estar en manos de los dele-gados si los gobiernos podan evitarlo. Esto tuvocomo consecuencia una prolongada etapa de debatesobre la base de las conversaciones. Intencionada-mente presentado por los contrarios como un alter-cado sobre cuestiones de procedimiento, de hecho setrataba de dejar sentado el principio fundamental deque en los propios procesos de conversaciones la pri-maca y el control deban descansar en los partidos.

    La llegada al poder en mayo de 1997 del nuevoGobierno laborista produjo un cambio profundo enla poltica del Ejecutivo britnico sobre el desarme. ElSinn Fein segua fuera de las conversaciones porqueno haba cumplido el requisito de comprometerse ala utilizacin de medios exclusivamente pacficos y alproceso democrtico. Todos los unionistas presentesen las conversaciones se unieron a principios delverano de 1997 para adoptar una serie de propuestasque hubieran exigido al IRA entregar las armas antesde entrar en las conversaciones. El primer ministroBlair y la secretaria de Estado Mo Mowlam no leshicieron ni caso, y anunciaron que, para principiosde septiembre, empezaran las conversaciones sus-tantivas con presencia del Sinn Fein, siempre que serestableciera la anterior tregua condicional del IRA.El UUP dirigido por Trimble cambi su posicin yaccedi a entrar en conversaciones con el Sinn Fein-IRA. A la poblacin de Irlanda del Norte se le dijoque el Informe Mitchell (enero de 1996), que defen-da el requisito de desarme paralelo del IRA y otrosparamilitares, segua siendo vlido, y que el Sinn Feindeba someterse a la prueba. El escepticismo del DUPse vio confirmado cuando, al final de las conversacio-nes, el IRA an no haba comenzado su desarme.

    Con la decisin del DUP y del Partido Unionista delReino Unido (United Kingdom Unionist Party,UKUP), que juntos representaban casi la mitad delelectorado unionista, de mantenerse firmes en suspromesas electorales de no negociar con el Sinn Feiny retirarse de las conversaciones, el Gobierno habafracasado en su intento de garantizar un procesoincluyente.

    Inquietudes unionistas 25

  • La creacin de unmarco de negociacin

    Salto a lodesconocido

    Sen Mag Uidhir

    Sen Mag Uidhir fue preso republicano entre1976 y 1984, y despus milit activamentehasta 1997. En ese tiempo, pas una etapacomo responsable cultural del Sinn Fein, tres aos en el peridico republicano An Phoblact/Republican News y dos en elDepartamento de Publicidad del Sinn Fein.

    L a decisin de la direccin del IRA, en agos-to de 1994, de declarar un cese completo deoperaciones militares fue un salto a lo des-conocido. Para el liderazgo de Gerry Adams yMartin McGuinness que haban tomado las rien-das del poder tras el fracaso de la tregua de 1974-1976 para lograr avances de las posiciones republi-canas, sta era una lnea de actuacin especial-mente arriesgada.

    Tras la tregua de 1974-1976, el IRA estuvo ms cercade la derrota que en ningn otro momento del con-flicto. Fue reorganizado y puesto a punto para unalarga guerra de desgaste, y Gerry Adams asumi latarea de desarrollar un partido poltico fuerte, paraque el Sinn Fein fuera algo ms que un simple grupode apoyo al IRA. Tregua se haba convertido en pala-bra tab en el diccionario republicano, y, por lotanto, los pasos hacia la suspensin de 1994 debanser lentos y pacientes, garantizando por encima detodo el mantenimiento de la unidad y cohesin delmovimiento. Supuso un gran acto de fe convencer alas bases republicanas de que una tregua poda signi-ficar un avance real para sus posiciones. El principaltemor de los republicanos era que un cese prolonga-do fuera utilizado por el Gobierno britnico paraminar la voluntad y capacidad del IRA para la guerra,como demostr la experiencia de 1975. Otros temanque el Sinn Fein fuese absorbido por el proceso y aca-base siendo indistinguible de partidos como elFianna Fil y el SDLP, que no haban logrado ponerfin a la particin.

    Preparando el terrenoNo obstante, era ampliamente aceptada la afirma-cin de la direccin de que el movimiento por ssolo no era lo suficientemente fuerte como paracrear las condiciones necesarias para poner fin a laparticin, y que se necesitaban aliados. Los benefi-cios de la implicacin republicana en las nego-

    26 Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte

  • ciaciones eran claramente perceptibles en trminosde la mejora del perfil del Sinn Fein, y el solo hechode estar all hara mantenerse ms firme al SDLP,que era susceptible de contentarse con menos quelos republicanos.

    La experiencia adquirida tras las huelgas de hambrede 1981, cuando se logr quebrar la poltica que tra-taba a los prisioneros como criminales, haba inyecta-do confianza en los cuadros medios del movimiento.Otra fuente de confianza fue que el IRA abandonabael terreno intacto en sus propios trminos: ni roto nidoblegado. Esto era de enorme importancia psicol-gica para una organizacin que haba sufrido derro-tas militares en campaas anteriores. La direccin delSinn Fein bebi abundantemente de las experienciasde Palestina y Sudfrica, donde tambin se estabanempezando a cerrar conflictos con la ayuda de laimplicacin internacional.

    No se dej nada al azar, sin embargo, y se prepar alas bases para el anuncio de la tregua en una serie dedetalladas asambleas durante las tres semanas ante-riores al 31 de agosto. Se expusieron una serie deobjetivos estratgicos que permitan medir los avan-ces, y nunca se descart una vuelta a la lucha armada.A la militancia se le dijo claramente que el Gobiernobritnico de John Major y los unionistas no participa-ban de buen grado en el proceso de paz. Slo acep-taran el cambio cuando no hubiera otro caminoverosmil. La dinmica del proceso de paz estara enel eje Adams, Hume y Reynolds. Aunque haba uncierto grado de intranquilidad en las filas republica-nas, el movimiento estaba unido en su decisin deintentar que la estrategia de paz saliera bien.

    Nacionalistas de toda la isla saludaron la suspensinde actividad armada como una gran oportunidadpara poner a prueba la afirmacin del Gobierno bri-tnico de que no tena intereses egostas o estratgi-cos en Irlanda. El anuncio de la tregua dej alGobierno britnico y a los unionistas con el pie cam-biado, pero Major marc la pauta de los prximos 18meses de ralentizacin, evasivas y obstruccin cuandodijo que lo que quera or era que la suspensin erapermanente.

    Saliendo del froEl republicanismo mantuvo el optimismo mientras elGobierno irlands, encabezado por Albert Reynolds,se mova rpidamente para cumplir sus promesas.Reynolds se neg sistemticamente a ser arrastrado aldebate sobre la duracin de la tregua. Se reuni enLeinster House (sede del Gobierno irlands) conGerry Adams y John Hume a los pocos das, y losapretones de manos pblicos marcaron el fin del ais-lamiento del Sinn Fein. Reynolds inici un programade liberacin de presos, organiz el Foro por la Paz y

    la Reconciliacin y levant la censura del partido enlos medios de comunicacin.

    Comparada con el cese total de operaciones militaresdel IRA, la respuesta britnica fue grotesca y de malagana, y todava se les vea ms empeados en derro-tar al IRA que en construir un acuerdo de paz.Durante la tregua, no hubo implicacin seria delGobierno de Major. ste anunci una etapa de des-contaminacin antes de que sus funcionarios queno ministros se reunieran con el Sinn Fein. Laspatrullas militares en zonas nacionalistas siguieronsiendo abundantes; se volvi al nivel anterior a 1989en la poltica de redenciones en lugar de poner enmarcha un plan de liberacin de prisioneros, y slo selevantaron las medidas de censura informativa sobreel Sinn Fein cuando mantenerlas resultaba ya dema-siado incmodo.

    En cualquier caso, si hubo un hecho que sofoc elpotencial que tena la suspensin de 1994 para cul-minar en un acuerdo de paz, ste fue la dimisin deAlbert Reynolds, en noviembre de 1995, a causa deun escndalo poltico no relacionado con este tema.A partir de ese momento, la se