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EL CONFLICTO DEL TERRITORIO INDÍGENA PARQUE NACIONAL ISIBORO SÉCURE (TIPNIS) Y SUS CONCECUENCIAS PARA EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA Sarela Paz PhD en antropología Son las 7 de la noche del día jueves 12 de mayo del 2011, la reunión en la comunidad de Oromomo continúa, el calor del día se ha atenuado, la brisa nocturna refresca los cuerpos, las ideas y pensamientos de los comunarios. Las familias junto con sus hijos se hicieron presentes desde la mañana en la comunidad más numerosa de la región del alto Sécure. El corregidor solicita a sus comunarios se instale el motor de luz que abastece al micro hospital de la localidad. 1 Rostros de mujeres y hombres,yuracares y chimanes, muestran cansancio así como entusiasmopor el tema en debate. ¿Cómo es que la carretera nos puede beneficiar si nos va a traer colonización? nosotros no queremos ser trabajadores de los colonos, sería nomas que la carretera llegue a orillas del Sécure pero no entre al TIPNIS. ¿Por qué el presidente no viene a hablar con nosotros? por qué no nos consulta? Que venga el presidente y nos convenza, dicen que la consulta es un derecho que tenemos los pueblos ¿qué va pasar si nosotros no 1 Las comunidades del alto Sécure son las más difíciles de acceder de todas las comunidades del TIPNIS, la distancia y los pocos medios de comunicación hacen que las comunidades estén lejos de poblados mayores como San Ignacio y San Lorenzo de Moxos. En tiempo de agua (enero a mayo) la única manera de llegar a ellas es navegando por el río Tijamuchi, un tramo que tarda 5 días. En tiempo seco es posible usar los caminos de penetración que hicieron las empresas madereras de Bosque de Chimanes que van orillando el río Apere; con estas sendas que se habilitan sólo en tiempo seco (junio a octubre) es posible llegar hasta el río Sécure, a la altura de la comunidad de Santo Domingo que es una comunidad yuracaré. La región del alto Sécure está compuesta por 14 comunidades y ellas se constituyen un distrito de salud atendido por el municipio de San Ignacio de Moxos, a raíz de ello, en la comunidad de Oromomo existe un micro hospital que atiende la zona. El micro hospital tiene salas de intervención, tiene infraestructura de quirófano, posee capacidad de hospitalización y tiene la presencia de un médico permanente que es apoyado por dos enfermeros de la zona. El núcleo de salud posee sanitarios que hacen atenciones menores en las comunidades; son comunarios formados en atención primaria de salud, reciben insumos y medicamentos del micro hospital, también de la iglesia católica que tiene asiento en San Ignacio. Cuando una persona tiene problemas de salud que exceden a una atención primaria, es trasladada al micro hospital de Oromomo. 1

Conflicto TIPNIS

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EL CONFLICTO DEL TERRITORIO INDÍGENA PARQUE NACIONAL ISIBORO SÉCURE (TIPNIS) Y SUS CONCECUENCIAS PARA EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Sarela Paz

PhD en antropología

Son las 7 de la noche del día jueves 12 de mayo del 2011, la reunión en la comunidad de Oromomo continúa, el calor del día se ha atenuado, la brisa nocturna refresca los cuerpos, las ideas y pensamientos de los comunarios. Las familias junto con sus hijos se hicieron presentes desde la mañana en la comunidad más numerosa de la región del alto Sécure. El corregidor solicita a sus comunarios se instale el motor de luz que abastece al micro hospital de la localidad.1 Rostros de mujeres y hombres,yuracares y chimanes, muestran cansancio así como entusiasmopor el tema en debate. ¿Cómo es que la carretera nos puede beneficiar si nos va a traer colonización? nosotros no queremos ser trabajadores de los colonos, sería nomas que la carretera llegue a orillas del Sécure pero no entre al TIPNIS. ¿Por qué el presidente no viene a hablar con nosotros? por qué no nos consulta? Que venga el presidente y nos convenza, dicen que la consulta es un derecho que tenemos los pueblos ¿qué va pasar si nosotros no queremos carretera? será que tenemos alguna manera de hacer valer nuestra opinión?.

Reflexiones y opiniones como las registradas en el párrafo anterior de miembros de comunidades del TIPNIS, nos dan una idea de la antesala a la salida de la marcha en el mes de agosto de organizaciones indígenas que iniciaron un camino político en defensa del derecho colectivo que tienen sobre su territorio; léase ello como el Derecho Colectivo a la Consultaa aplicarse por el Estado boliviano cuando éste desarrolle una medida legislativa o administrativa que afecte su modo de vida o el espacio territorial que ocupan. El presente artículo se propone desarrollar algunas ideas que contribuyan a reflexionar y analizar lo acontecido alrededor del conflicto del TIPNIS, planteando que uno de los ejes centrales de la problemática se ubica en los desafíos institucionales que implica realizar políticamente el Estado Plurinacional en un contexto regional de Estados nación que han suscrito la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. Ciertamente, la problemática del TIPNIS nos plantea otros dos ejes más que incluyen, por un lado, pensar acerca de las bases

1Las comunidades del alto Sécure son las más difíciles de acceder de todas las comunidades del TIPNIS, la distancia y los pocos medios de comunicación hacen que las comunidades estén lejos de poblados mayores como San Ignacio y San Lorenzo de Moxos. En tiempo de agua (enero a mayo) la única manera de llegar a ellas es navegando por el río Tijamuchi, un tramo que tarda 5 días. En tiempo seco es posible usar los caminos de penetración que hicieron las empresas madereras de Bosque de Chimanes que van orillando el río Apere; con estas sendas que se habilitan sólo en tiempo seco (junio a octubre) es posible llegar hasta el río Sécure, a la altura de la comunidad de Santo Domingo que es una comunidad yuracaré. La región del alto Sécure está compuesta por 14 comunidades y ellas se constituyen un distrito de salud atendido por el municipio de San Ignacio de Moxos, a raíz de ello, en la comunidad de Oromomo existe un micro hospital que atiende la zona. El micro hospital tiene salas de intervención, tiene infraestructura de quirófano, posee capacidad de hospitalización y tiene la presencia de un médico permanente que es apoyado por dos enfermeros de la zona. El núcleo de salud posee sanitarios que hacen atenciones menores en las comunidades; son comunarios formados en atención primaria de salud, reciben insumos y medicamentos del micro hospital, también de la iglesia católica que tiene asiento en San Ignacio. Cuando una persona tiene problemas de salud que exceden a una atención primaria, es trasladada al micro hospital de Oromomo.

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económicas que están soportando la forma política plurinacional y, por otro lado, los despliegues estratégicos de las clases sociales que actúan sobre las formas políticas y las formas económicas en curso. Los despliegues estratégicos de las clases sociales se desenvuelven en tensión y contradicción con los despliegues estratégicos étnicos y, juntos, nos formulan un escenario geopolítico de control territorial que hace a las tensiones del nuevo Estado. No obstante la identificación de tres ejes de análisis que dan cuenta de la magnitud del conflicto del TIPNIS, me centraré en la problemática institucional, siendo el análisis de los otros dos ejes objeto de otros artículos.

Los desafíos institucionales del Estado Plurinacional deben razonarse como desplazamientos secuenciales de carácter cualitativo en flujos de avance y retroceso que buscan o intentan cambiar formas políticas del Estado nación. En razón de ello propongo dos dimensiones de debate en el orden institucional que han aflorado como tensiones políticas alrededor del conflicto del TIPNIS. La primera referida al mecanismo institucional que se viene acomodando en los Estado nación y que abre un espacio jurídico para los derechos colectivos de los pueblos indígenas; concretamente el Derecho a la Consulta que tienen los pueblos indígenas y el deber del Estado (los poderes constituidos) de garantizar el respeto ha dicho derecho. La segunda dimensión forma parte de una discusión más sustantiva en la política porque implica avanzar en la institucionalidad estatal plurinacional con el principio de autodeterminación de los pueblos. Las consecuencias del último razonamiento suponen una deliberación creativa, inventiva, a su vez conflictiva, acerca del acomodo político entre intereses generales y/o comunes del horizonte plurinacional y los intereses particulares específicos que expresan partes de lo plurinacional.

El Derecho a la Consulta como un derecho político.-

Todos los Estados de América Latina han suscrito la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. Colombia se abstuvo bajo el argumento de que su constitución prohíbe el consentimiento y, además, consideraron que la limitación a bases militares en territorios indígenas que plantea la Declaración, contraviene el principio de soberanía territorial del Estado. El contexto de la Declaración de Naciones Unidas nos muestra que 143 países han suscrito la Declaración, 4 países votaron en contra (Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia y Canadá)2 y se abstuvieron 11 países (entre ellos Colombia). No obstante lo mencionado, en abril del 2010 Estados Unidos y Canadá mencionaron considerar la Declaración en su legislación interna y Nueva Zelanda se sumó a los países que suscribieron la Declaración.

La aceptación generalizada en los Estados de la región de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, nos muestra un panorama político de cambios institucionales que tienen que encarar los gobiernos en sus distintas tendencias. Desde gobiernos conservadores con inclinaciones declaradas hacia el neoliberalismo como México, Honduras y Chile o gobiernos populistas de izquierda como Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Argentina y populismos indigenistas como es el gobierno boliviano, se ven obligados a transitar en la ampliación institucional que supone dar garantías constitucionales a los derechos colectivos de pueblos indígenas. En general hay un desafío de amparar el derecho colectivo a

2Son los mismos países que se negaron a firmar el Convenio 169 aprobado en 1989.

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la Consulta y dicho desafío se rige por un principio, el respeto a la autodeterminación de los pueblos indígenas. En los contextos de Estado nación el Derecho a la Consulta suele fundamentarse y procesarse desde los derechos humanos; es decir, se procesa como un asunto de derechos y dentro de una misma institución. En los contextos de Estado Plurinacional el Derecho a la Consulta toma otros desafíos pues se la administra desde los derechos políticos para los pueblos.

Es así que podemos explicar el porqué en la Constitución boliviana tenemos un capítulo (IV) específico referido a los derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. En las reflexiones que nos formula el profesor Boaventura de Sousa acerca de la refundación del Estado en América Latina, encontramos el criterio de heterogeneidad institucional como principio de desarrollo de la vida institucional de los nuevos Estados en Bolivia y Ecuador. Dicho criterio de heterogeneidad institucional supone modos diferentes de pertenencia institucional en función a los derechos colectivos “[H]ay así dos tipos de diferencias derivadas del reconocimiento de la plurinacionalidad: las que pueden ser plasmadas en el seno de las mismas instituciones (compartidas) y las que exigen instituciones distintas (duales) (2010: 93). El derecho a la autodeterminación de los pueblos en un contexto político que lo administra como derecho humano es sustancialmente distinto a un contexto político que lo administra como derecho político; siendo el segundo caso la experiencia política acumulada por los pueblos indígenas de Bolivia mediante la formulación constitucional que se logró en el proceso constituyente. Consecuentemente con ello, que hoy día reclamen el Derecho a la Consulta como un derecho político, no debería sorprendernos, forma parte de las experiencias acumuladas alrededor de la dimensión del Estado Plurinacional.

Es la última semana de julio del 2011, los representantes de las comunidades, las autoridades: caciques y corregidores de las comunidades del TIPNIS, junto con los miembros de la subcentral del Sécure y la subcentral del TIPNIS, se encuentran reunidos en la comunidad de San Pablo del río Isiboro. El surazo se expandesobre encuentro indígena, el frio penetra los cuerpos, el chocolate caliente no alcanza para recuperar la temperatura habitual de los rostros, las manos, el torrente sanguíneo. Las 12 comunidades del CONISUR se han retirado del encuentro aduciendo que no tiene mucho tiempo para esperar la agenda central del debate3. Se sabe que

3Son las comunidades que se encuentran en la zona de frontera, conviviendo con la colonización, con los productores de hoja de coca. En su mayoría son comunidades yuracares. Sanandita, San Benito, Villa San Juan, Santa Rosita son comunidades que se ubican el alto Isiboro, conviviendo con poblados de colonos como San Gabriel, Monte Sinaí. El Carmen, Tres de Mayo y San José de Angosta se ubican en el alto Ichoa y son sobre todo moxeño trinitarias pero con algunas familias yuracares; se encuentran conviviendo con poblados de colonos como Moleto e Ichoa. Fátima de Moleto, San Antonio del Moleto, son comunidades yuracares que se ubican en el río Moleto y conviven con poblados de colonos como Aroma e Icoya. Buen Pastor y Puerto Pancho son comunidades mojeño-trinitarias que se encuentran en el rio Ichoa y algo distantes de la dinámica de la colonización. Aún así, en los últimos años han decidido formar parte del CONISUR. Además Mercedes del Lojojuta comunidad compuesta por yuracarés y mojeño-trinitarios que sufre los embates del avasallamiento de sindicatos cocaleros como Valle Alto y Tacopaya, conflictos que fueron dirimidos por el ex vice Ministro de tierras Alejandro Almaraz en el 2009. Se ha conocido en los reportes que hace el gobierno la cifra de 16 comunidades que pertenecen a CONISUR. En realidad se menciona 4 comunidades más que, en opinión personal, difícilmente pueden ser consideradas comunidades indígenas porque están sindicalizada. Estamos hablando de familias indígenas que viven en los poblados de los colonizadores y no se diferencian como cuerpo colectivo de comunidad; sí se distinguen del resto de los miembros del sindicato cocalero por el idioma y la marca de su procedencia indígena. Hace 25 años se diferenciaban de los cocaleros y mantenían la estructura de

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estas comunidades están de acuerdo con la construcción de la carretera. Hace más de 25 años ya fueron impactadas por la dinámica de la colonización y la presencia de la senda caminera construida por la Shell en la década del 60. La senda llega hasta el río Moleto, antes de que éste desemboque en el río Ichoa. Los representantes de las 14 comunidades del alto Sécure (pertenecientes a la Subcentral del Sécure) junto con los representantes de las 37 comunidades que pertenecen a la subcentral del TIPNIS, aceptan las inclemencias del surazo porque la agenda central del debate es: la posición de las comunidades del TIPNIS ante el tema de la carretera y la discusión de las medidas que se deben tomar para hacer escuchar sus voces al gobierno. Es además necesario renovar la dirigencia de la subcentral del TIPNIS.

La importancia de la reunión es grande y ello ha provocado la asistencia de otras instituciones para seguir la deliberación. El Defensor del Pueblo del departamento del Beni se encuentra presente, PROBIOMA también acompaña la reunión; el equipo del SERNAP se encuentra en pleno liderado por su director Adrián Nogales. Las palabras de los dirigentes son elocuentes, se menciona que la Consulta es un derecho de los pueblos y ese derecho se fundamenta en la libre determinación. Las comunidades del TIPNIS necesitan tomar una posición acerca del tema de la carretera, una posición libre, sin presiones, dicen los dirigentes. Vuelven voces de dirigentes y comunarios a interrogarse ¿por qué es que el presidente no nos ha compartido su proyecto de carretera?, dicen que los tractores ya están en Isinuta. El gobierno debe respetar nuestro derecho colectivo a decidir sobre nuestro territorio, no es posible que tome decisiones sin consensuar con nuestras ideas, dicen los dirigentes más experimentados.

¿Cómo nos vamos a beneficiar de la carretera si ella va a pasar por donde está el corazón del TIPNIS, donde los bichitos se reproducen, donde nosotros vamos cazar y recolectar, donde los ríos nacen, allí están los mejores árboles de nuestro bosque. Un comunario dice, yo quisiera beneficiarme de la carretera para sacar mis productos, pero la carretera va pasar por donde no están nuestras comunidades4. Parece que los cocaleros son los que se van a beneficiar, por la ruta de ellos va la carretera. Otro dirigente menciona que la Consulta no es para que el gobierno diga que ya habló con nosotros, que ya charlo; la Consulta es para que lleguemos a un acuerdo, hagamos un consenso. La consulta tiene que ser vinculante sino ¿cuál sería su sentido?. La decisión orgánica del encuentro fue que la carretera no debía pasar por el corazón del TIPNIS y que se usaba el mecanismo de la marcha como procedimiento para defender su decisión ante el Estado boliviano.

Si el Derecho a la Consulta es un derecho político de los pueblos indígenas que se basa y se fundamenta en el derecho de libre determinación¿por qué la tensión y el conflicto alrededor de la temática? por qué el soliloquio institucional desencadenado entre el gobierno y las

cacique tan característica de los asentamientos yuracares. Hoy día son familias que se identifican por el nombre antiguo de su asentamiento: Santa Anita en el río Isasësë (sindicato Villa Bolívar), Limo de Isiboro, Sersarsama y San Jorgito son las antiguas comunidades que hoy día el gobierno las incorpora como parte de la estructura de CONISUR. .4De las 63 comunidades indígenas que forman parte del TIPNIS, la mayoría se encuentran en la región o el ecosistema de sabanas y bosques inundables. El proyecto de carretera en sus distintos tramos (I – II – III) se extiende por el pie de monte. Solo 7 comunidades del alto Sécure se ubican en el pie de monte y el subandino, y las 12 comunidades del CONISUR se encuentran ocupando el pie de monte y subandino de la zona sur, junto con los colonizadores. Así, 19 comunidades indígenas se ubican cercanas al tramo de la carretera, las 44 restantes se encuentran asentadas en el ecosistema de bosques y sabanas inundables.

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comunidades indígenas?. En el intento de abordar las preguntas formuladas comencemos mencionando las voces del gobierno que se orientaron hacia dos aspectos: cuando se construye una carretera no es necesario realizar el proceso de Consulta puesto que la Constitución manda el Derecho a la Consulta cuando se hace aprovechamiento de recursos naturales no renovables (art. 30), pero el presidente igual hará la consulta, dice el vocero de la presidencia Iván Canela. Además, la Consulta no tiene un carácter vinculante, nos dijeron el presidente y el vicepresidente del Estado Plurinacional; así como el presidente de la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Héctor Arce. Entonces, ¿la Consulta no se fundamenta en el derecho de la libre determinación? se preguntaron las comunidades indígenas del TIPNIS.

Las voces del gobierno al considerar que se procederá a la Consulta aunque el caso no lo amerite, terminaron mostrando su visión de la Consulta como un mero trámite administrativo y no así como un derecho político, por ello mismo no se instauraron procedimientos claros respecto a quiénes preguntar, quiénes representan las comunidades indígenas, entrampándose en una discusión de cuáles serían los verdaderos indígenas del TIPNIS. Mientras el presidente Evo Morales junto con el Ministro de Obras Públicas y la Vice ministra de biodiversidad buscaron encontrar espacios para dialogar directamente con las comunidades y sus corregidores, la marcha indígena que llevaba como principal bandera el tema de que la carretera Villa Tunari San Ignacio de Moxos no atraviese el corazón del TIPNIS, fue profundizando y afirmando la dimensión de la Consulta como un derecho político; esto es, un derecho para decidir y una decisión vinculante para el Estado boliviano. Ciertamente, en este panorama la comprensión que tuvo el gobierno sobre la marcha indígena pasó por alto la decisión orgánica construida en el encuentro de representantes y autoridades de las comunidades del TIPNIS en la última semana de julio y los primeros días de agosto del 2011; el encuentro realizado en la comunidad de San Pablo del río Isiboro.

Los encuentros que tuvo el presidente Evo Morales con las comunidades del TIPNIS, tanto el 19 de septiembre en el alto Sécure con 7 comunidades (Santo Domingo) como el 24 de septiembre con las comunidades indígenas que pertenecen al CONISUR (San Antonio), pasan por alto la decisión orgánica construida en el encuentro de representantes y autoridades de comunidades del TIPNIS y contradictoriamente al eje del gobierno que se supone un gobierno indígena, apuesta por la debilitación de la decisión orgánica asumida en la comunidad de San Pablo del río Isiboro. El gobierno no buscó dialogar y establecer los términos de la Consulta con los representantes de las comunidades del TIPNIS, con las autoridades que dirigen la subcentral del Sécure y la subcentral del TIPNIS5, buscó a los disidentes de la decisión orgánica y encontró un nicho de trabajo político en las comunidades que forman parte del CONISUR. Estos hechos muestran las sombras del Estado Plurinacional porque el principio de la libre determinación de los pueblos es un derecho político fundamental en el Estado Plurinacional y antes que debilitar la construcción de decisiones orgánicas que consolidan el autogobierno indígena, el procedimiento institucional plurinacional tendría que garantizar su consolidación y desarrollo.

5El presidente de la subcentral del Sécure Emilio Nosa junto con su directorio se encontraba en la marcha, el presidente de la subcentral del TIPNIS Fernando Vargas junto con su directorio se encontraba en la marcha.

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De dónde viene el entendimiento de que la Consulta a los pueblos indígenas no es vinculante si en la Constitución en el artículo 30 parágrafo 15 se menciona que la Consulta es de buena fe y CONCERTADA. Acá es donde empezamos a vislumbrar los dilemas institucionales del Estado Plurinacional y las posiciones políticas que razonan su vida institucional sin las consecuencias radicales del principio político de libre determinación. La esfera institucional desarrollada en las leyes marco que procedieron a la Constitución muestra ya las contradicciones. Concretamente, en la Ley del Régimen Electoral, en el capítulo IV referido a los procesos de Consulta Previa, art. 39 se nos habla de la Consulta como un asunto de democracia directa y participativa pero las decisiones resultantes no tienen un carácter vinculante, tan solo pueden ser consideradas por las autoridades. Acá la Ley del Régimen Electoral mescla y confunde lo que son procedimientos de Consulta Previa como mecanismo de participación ciudadana en decisiones de política pública con procedimientos de Consulta Previa a pueblos indígenas. La Consulta Previa a los ciudadanos se basa en derechos individuales, cívicos que tienen que ver con el control social y la democracia participativa. La Consulta Previa a los pueblos indígenas se basa en el derecho colectivo de los pueblos a la libre determinación y la consecuencia primaria de la libre determinación es su carácter vinculante como decisión hacia el Estado, mucho más si el contenido político del Estado es Plurinacional.

¿Por qué el Derecho a la Consulta a los pueblos indígenas se despliega como un derecho político en el Estado Plurinacional? una pregunta que podemos responder desde el horizonte normativo de la Constitución boliviana y los agregados jurídicos que la propia Constitución produce. El primer elemento a considerar es el carácter de pre existencia de pueblos y naciones indígena originario campesinos (art.2), la pre existencia es el fundamento que garantiza su libre determinación, el derecho a su autonomía y autogobierno. Siguiendo el balance normativo, la constitución boliviana abre un capítulo específico sobre los derechos de los pueblos indígenas, reiterando su pre existencia y mencionando el derecho que tienen a ser consultados a través de sus instituciones cuando las medidas legislativas o administrativas les afecten. El Derecho a la Consulta es de obligatoriedad para el Estado y debe ser concertada (capítulo IV parágrafo 15)6. La palabra CONCERTADA en el texto constitucional boliviano, no es un tema menor porque la inspiración política de dicha enunciación está en el principio de libre determinación, en entender la Consulta como un derecho político, como un procedimiento político que debe dar lugar al consentimiento. Así lo refleja la declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Para terminar de entender el alcance del derecho colectivo de los pueblos indígenas en la constitución boliviana, es importante reparar en el artículo 403 componente del capítulo IX de tierra y territorio. Dicho artículo parte del principio de la integralidad del territorio indígena; es decir, el derecho colectivo que tienen los pueblos indígenas al territorio supone derecho a la tierra, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables, a la consulta previa y a recibir beneficio de la explotación de los recursos naturales no renovables que se encuentran en su territorio. El alcance de este artículo basado en la centralidad del territorio indígena, forma las bases materiales del derecho político para los pueblos indígenas en Bolivia;

6La Constitución del Ecuador también abre un capítulo especial para los derechos a las comunidades, pueblos y nacionalidades pero no formula el carácter de pre existencia como fundamento de la libre determinación. En consecuencia con ello, menciona que si en la Consulta no se obtiene el consentimiento de los pueblos se procederá según la Constitución y la ley (capítulo IV).

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mucho más cuando reparamos en el artículo 410 que supone el bloque de constitucionalidad a tomar en cuenta en la temática. La Constitución Política y los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos y Derechos Comunitarios, regirán el horizonte interpretativo.

En este sentido llama mucho la atención que en el conflicto del TIPNIS la deliberación sobre el Derecho a la Consulta no haya considerado los mecanismos institucionales ya avanzados por el Estado Plurinacional. Si la Consulta se debe o no hacer en caso de la construcción de una carretera, si la Consulta a pueblos indígenas solo procede cuando el Estado boliviano va a tomar una iniciativa de aprovechamiento de recursos naturales no renovables en territorios indígenas (como lo formula el artículo 30), si la consulta debe tener un carácter vinculante, son aspectos ya respondidos por la Sentencia del Tribunal Constitucional del Estado Plurinacional en el caso del ItikaGuasu. Dicha Sentencia Constitucional (2003/2010-R) dada a conocer el 12 de abril del 2011, formula y plantea claramente el bloque de constitucionalidad que rige para resolver conflictos de derecho con los pueblos indígenas y, además, hace uso de la dimensión jurisprudencial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, según nos plantea Moisés Guardia (2011).

La Sentencia del Tribunal Constitucional es un hecho juzgado que debe ser acatado por todas las autoridades del Estado en todas las instancias de los poderes constituidos y dicha sentencia precisa todo lo referido al Derecho a la Consulta; formula y plantea cómo debe entender el poder público y el ciudadano el Derecho a la Consulta. En ese sentido, la Consulta debe: 1º basarse en el derecho propietario que tienen los pueblos indígenas sobre su territorio, derecho que les permite decidir sobre las medidas de desarrollo que se desenvuelven en sus tierras y, controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo, 2º realizarse mediante procedimientos apropiados, particularmente mediante las instancias representativas de los pueblos, 3º tiene la finalidad de lograr el consentimiento y cuando los recursos del subsuelo pertenecen al Estado, se debe determinar cómo se van a perjudicar los intereses del pueblo indígena, 4º la Consulta debe ser antes de adoptar medidas o leyes que afecten directamente a los pueblos indígenas, antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras o territorios, antes de autorizar prospección o explotación de recursos naturales, antes de utilizar tierras o territorios indígenas para actividades militares.

Precisando aún más la finalidad de la Consulta como el consentimiento que se debe obtener de parte del pueblo indígena, la Sentencia del Tribunal Constitucional del Estado Plurinacional retoma lo sancionado por la Corte Interamericana en el caso del pueblo de Saramaka vs. Surinam donde considera la necesidad del consentimiento de parte de los pueblos indígenas cuando: se trate de planes de desarrollo o de inversiones a gran escala que tendrán impacto sobre el territorio indígena. En dichos casos, según la Corte Interamericana, el Estado no solo que tiene la obligación de consultar sino también de obtener el consentimiento del pueblo indígena. El fallo constitucional exhorta a los poderes públicos e institucionales a que cumplan con las normas de derecho de los pueblos indígenas y al órgano ejecutivo a cumplir con el informe de la Comisión Interamericana en el caso arriba mencionado, léase el caso de Saramaka vs. Surinam.

La profundización del Derecho a la Consulta como un derecho político que se fundamenta en el principio de la libre determinación, viene provocando procesos político institucionales

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dentro los Estados de la región, tanto en sus versiones conservadoras como en sus versiones de transformaciónradical que se expresan mediante la forma política de Estado Plurinacional. El eje de la libre determinación como expresión practica de plurinacionalidad está en que la Consulta es vinculante y ello obliga a un razonamiento político innovador sobre los ejes de poder de decisión y los términos de soberanía que han sido estructurados secularmente por el Estado nación y el Estado colonial en Bolivia. La figura de obtención del consentimiento como finalidad de la Consulta cada vez más reiterado por el relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, nos hace pensar que la dimensión de libre determinación se está ensanchando cada vez más en los Estado de la región. “[E]l deber de la consulta deriva del derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y de los principios relacionados a la democracia y soberanía popular. Esta afirmación responde a las aspiraciones de los pueblos indígenas en todo el mundo de controlar sus propios destinos en condiciones de igualdad y participar efectivamente en la toma de decisiones que les afecten” […] “[E]n todos los casos en que los intereses específicos de los pueblos indígenas son afectados por una medida propuesta, obtener su consentimiento debe, de alguna forma, ser el objetivo de la consulta […] los Estados y los pueblos indígenas deben trabajar para un consenso y empeñarse en llegar a un acuerdo mutuamente satisfactorio”(Informe del relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, 20 de septiembre de 2011).

¿Por qué las autoridades del Estado Plurinacional no retomaron los avances institucionales que ya forman parte del proceso político constitucional boliviano? ¿por qué en el conflicto del TIPNIS se desconoció los aspectos de derecho político para los pueblos indígenas?. Una parte de la respuesta está en el empoderamiento de las autoridades que asumen los goles electorales de los últimos años como una muestra de la intuición política que portan, así, parecería que no fuera necesario poner a juicio crítico los planes políticos y de desarrollo del gobierno. La otra parte más importante y significativa tiene que ver con comprensiones políticas del Estado y la nación. Hay una tendencia en las autoridades del gobierno de Evo Morales a reproducir viejas nociones de funcionamiento estatal, seculares maneras de dirimir las decisiones políticas; en muchos casos, hay gran cercanía a los principios de funcionamiento político del Estado nación. En ese contexto, la libre determinación como ejercicio de decisión política es vista como un peligro, como un elemento que fracciona y debilita las políticas del Estado. Ciertamente, una perspectiva de esa naturaleza es profunda y vigorosa en las acciones del gobierno; la profundidad de su existencia ayuda a explicar porque incluso se atrevieron a tomar una medida de intervención violenta a la marcha indígena que puso en entredicho el respeto a los derechos humanos de las personas que participaron en ella.

La autodeterminación en la forma política plurinacional.-

Estamos en el día miércoles 19 de octubre del 2011, los marchistas del TIPNIS ya ingresaron a la ciudad de La Paz. La concentración de la muchedumbre en la Plaza San Francisco asombra a propios y extraños. Los primeros en sorprenderse son los indígenas marchistas, los TIPNIS, como se los ha venido llamando en los dos meses que estuvieron en marcha, los segundos, somos los propios bolivianos que quedamos absortos por el desencadenamiento espontáneo de la muchedumbre. ¿Qué desencantos políticos hemos acumulado los bolivianos en los últimos años? Qué discursos políticos los tenemos atorados entre la boca y la garganta?. Toma la

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palabra el diputado indígena de Moxos Pedro Nuni. Son las 3 de la tarde, el sol del altiplano quiebra los rostros de los asistentes, miles de pies se encuentran asentados en el territorio de lo que antiguamente fue República de Indios. La plaqueta depositada al frente de la iglesia de San Francisco nos recuerda que el río Choqueyapu, hoy embovedado, dividía la República de Españoles donde se encuentra el Palacio Quemado, el legislativo y la República de Indios, donde la muchedumbre espontánea se ha dado cita para escuchar a los TIPNIS.

Nosotros los diputados indígenas (dice Pedro Nuni) asumiremos una posición de independencia como parlamentarios indígenas, con voz propia, porque ya no queremos pertenecer al MAS. De aquí en adelante la bancada indígena hará respetar la Constitución Política del Estado y los derechos de los pueblos en calidad de hijos legítimos de la madre tierra. Como diputado indígena les digo, fue costoso incluir el derecho de los indígenas en la aprobación de las distintas leyes. Convoco a las organizaciones de El Alto a retornar a la agenda de octubre, inconclusa, y a hacer una nueva participación política con los pueblos del oriente, de la Amazonía, el Chaco boliviano. Necesitamos reconducir el proceso de cambio porque está torcido por los oportunistas que le rodean a Evo. No venimos a tumbar a Evo, queremos hacer una agenda que permita a los bolivianos no ser esclavos de un partido que quiere hegemonizar y crear una dictadura.

El acomodo de los derechos colectivos para pueblos indígenas y el principio de la libre determinación como fundamento del autogobierno indígena en el Estado Plurinacional, supone un desafío radical al concepto de Estado moderno. Boaventura nos dice que la propuesta de Estado Plurinacional se expresa de distintas maneras en países como Bélgica, Canadá, Bolivia, Ecuador. En algunos casos, estamos ante un Federalismo étnico y básicamente la idea central supone la existencia de una nación cívica que coexiste con varias naciones culturales en un mismo espacio geopolítico (2010: 87/88). Al concepto tradicional de Estado moderno que se basa en el criterio de afiliación cívica y en el supuesto de pertenencia a una nación (filiación electiva), la forma política plurinacional aborda, indaga, propone una filiación comunitaria, una pertenencia común a una etnia (filiación adscriptiva), lo que demanda un concepto diferente de nación. La nación única debe coexistir con varias naciones culturales y eso supone un marco institucional estatal que avance en el sentido de una nueva relación entre el Estado y los pueblos indígenas, entre el Estado y la sociedad.

La experiencia política de los Estados nación nos muestra que pueblos indígenas y grupos étnicos han rechazado sistemáticamente a lo largo de su historia disolverse en una comunidad política no diferenciada. Ciertamente, el tipo ideal a seguir, el producto final de desarrollo histórico como una ley natural que nos lleva indeclinablemente a la consolidación del Estado nación, es puesta bajo cuestionamiento en el horizonte político plurinacional. El Estado y la nación como formas políticas que cobijan institucionalidad, requieren transformarse tomando distancia del liberalismo, de los supuestos básicos que acuño el republicanismo constitucionalista. No obstante lo razonado e intuido alrededor de la plurinacionalidad, las instituciones se desenvuelven en el campo político y la política es el campo de las relaciones de fuerza. Las instituciones están ocupadas por personas, sujetos sociales, clases sociales que le imprimen un conjunto de prácticas o habitus hegemónicos que los principios de plurinacionalidad no alcanzan a transformarlos.

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En ese sentido las instituciones del Estado y el desarrollo mismo de la institucionalidad plurinacional son un campo de relaciones sociales, un campo de luchas y disputas entre los sujetos, las clases, los sectores sociales que buscan reproducir instituciones, al mismo tiempo y en contraste, buscan crear, destruir o sustituir instituciones. Las instituciones del Estado son portadoras de ideas hegemónicas y su destrucción o sustitución supone una lucha intensa entre los agentes sociales, como lo destacan Luis Tapia (2008) y Boaventura de Sousa (2010) al entender las instituciones del Estado como un campo de lucha saturado de intensiones hegemónicas. En ese campo de relaciones de fuerza expresado entre las clases sociales y los ciudadanos, como nos plantea la geometría política del Estado nación, las disputas por reproducir instituciones y/o sustituir instituciones en la geometría política del Estado Plurinacional, implican relaciones de fuerza, de lucha entre clases, ciudadanos y pueblos que están buscando avanzar o desandar la forma política plurinacional.

Acá es donde el principio de la autodeterminación de los pueblos surge como un problema político si no se está provisto de criterios innovadores en la articulación de los intereses comunes y particulares que hacen de los factores constitutivos del Estado Plurinacional. Las bases de autodeterminación de los pueblos indígena originario campesinos en la Constitución boliviana se cimientan en: 1º la pre existencia de las naciones, 2º el autogobierno, 3º el manejo de los recursos naturales y 4º el Derecho a la Consulta, lo cual plantea un reto político de cómo reconciliar el control estatal con el deseo de las comunidades culturales o étnicas a la libre determinación. ¿Cómo articular de manera distinta al Estado nación los intereses particulares y la construcción de los comunes en el desafío plurinacional? ¿cómo deliberar sobre el derecho a la integralidad del territorio que tienen las comunidades del TIPNIS y la propuesta de carretera Villa Tunari San Ignacio de Moxos como vía de integración regional? ¿cómo no reproducir los viejos esquemas de construcción de interés común que implicaron la marginalización de intereses particulares como si éstos no formaran parte del engranaje nacional?.

Un Estado Plurinacional no está al margen de las dinámicas estatales que conocemos en el mundo moderno, dinámicas que, como las señala Luis Tapia (2008), van en un sentido de monopolización del poder político, organizar el poder en el marco de una racionalidad instrumental; en otro sentido las dinámicas estatales traducen luchas por democratizar el Estado, la ampliación de principios de derecho, flujos de democratización que las instituciones del Estado no logran contener en su dinámica política a pesar de sus prácticas de monopolio. En la inflexión de lo enunciado es importante preguntarnos si el Estado Plurinacional opera o puede operar con una raíz conceptual distinta a las prácticas de monopolio que caracterizan al Estado moderno.En todo caso la movilización desatada por la marcha indígena del TIPNIS forma parte de las luchas por democratizar la raíz conceptual e institucional del Estado Plurinacional y de una manera incipiente plantea la posibilidad de desestabilizar las prácticas de monopolio institucional del Estado a partir de empujar otros registros institucionales plurales para la decisión política.

¿Qué raíz conceptual requiere ser desmovilizada, desmantelada para abrir espacio político a la libre determinación de los pueblos? A pesar de la transformación constitucional boliviana que abre un horizonte para pensar la democracia intercultural (varias formas de democracia), el centro de la política moderna, en el país y fuera del país, no registra cambios cualitativos en la

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idea básica de oposición que gesta la política moderna; esto es, un nacionalismo cívico, libertades individuales, principios de igualdad de derecho como elementos base para construir o definir el interés común; interés distante de expresiones particulares que se desencadenan en la identidad cultural y el reclamo de trato diferenciado para grupos específicos. Retomando las ideas planteadas por el profesor ParthaChatterjee, básicamente seguimos presos del planteamiento inicial de Benedict Anderson al distinguir los dilemas de la política moderna entre nacionalismo cívico y políticas de la etnicidad, el primero como noción de adscripción abierta y la segunda como noción de adscripción cerrada (2007: 58). En el devenir político boliviano se expresaría: el lugar desde dónde construimos los intereses comunes nacionales y regionales y los intereses que reflejan formas particulares, étnicas y hasta “egoístas” respecto de lo común.

La reflexión del profesor Chatterjee sobre la temática nos brinda elementos valiosos para desmovilizar la raíz conceptual del Estado y la nación convencional y abrir verdaderamente espacios políticos para la libre determinación de los pueblos. La identificación de cuál el interés común en un Estado Plurinacional supone poner en entredicho la generalización de “unos intereses” que son definidos desde un locus de enunciación ligado al poder estatal. Ello implica que la construcción de lo general, lo común, en una sociedad plurinacional requiere de un ingrediente fundamental: el reconocimiento de la existencia de subjetividades heterogéneas con intereses heterogéneos que están pugnando, luchando por definir algunos factores comunes para, a su vez definir, intereses comunes. Ciertamente, con lo afirmado se nos abre una deliberación democrática que se rige no solo con criterios cívicos universales sino también con criterios y factores de los pueblos que demandan autodeterminación. El supuesto es entonces que aquellos factores que le hemos estado llamando cívico universales y que han sido el campo privilegiado para la definición de lo común, hoy día los reconozcamos como factores que han estandarizado la construcción de lo común. Una estandarización saturada de dominación y poder.

Acá el concepto de tiempo heterogéneo de la nación como una manera de contrapuntear con las nociones de tiempo homogéneo del Estado y la nación del profesor Chatterjee (2007), nos ayuda a pensar las ideas vertidas en el anterior párrafo. Nos ayuda a pensar porque la dimensión plurinacional no es una dimensión abstracta de la política y del Estado, no es una dimensión que la definimos desde ningún lugar, ergo, no es una definición abstracta de “unos intereses”, más al contrario obliga a pensar el contexto de la construcción de intereses comunes en el marco de intereses específicos de pueblos. En ese sentido el tiempo heterogéneo es disparejamente denso y la construcción de intereses en las diversas subjetividades se muestra con distintos ritmos y distintos alcances. ¿Puede un Estado cobijar tal heterogeneidad? En todo caso el Estado Plurinacional tiene como base subjetiva de su organización, los pueblos, las naciones originarias, por tanto, tiene como fundamento de su existencia una dimensión sociológica de las poblaciones y sus culturas, una dimensión concreta de su existencia y de sus intereses. Una raíz conceptual de esta naturaleza abre la posibilidad de desmovilizar conceptos de Estado y nación convencionales, y con ello posibilidad de deliberar los criterios de interés común más allá del locus de enunciación del poder estatal, del monopolio del poder estatal.

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Otro elemento importante de la raíz conceptual convencional del Estado nación que requiere ser desmovilizada es justamente la noción de poder como soberanía popular. Ramón Máiz en sus textos sobre Autogobierno en sociedades multiculturales (2002) y Hacia una teoría política de la autonomía (2008) nos propone que un Federalismo multinacional o un Estado Plurinacional no asume el demos como el poder que reside en el pueblo sino más bien se asume que los principios políticos que organizan la vida institucional plurinacional implican diversos demoique expresan a las diversas comunidades políticas y al Estado mismo (2002: 84). Diversidad de demoiexcluye la definición de un poder absoluto, originario e innegociable, destierra el centralismo jacobino del Estado uninacional; la representación política plurinacional expresa los diversos intereses de los demoi. Surge entonces el formato de la libre determinación de los pueblos como autogobierno y gobierno compartido, cogobierno. Así, el concepto tradicional de soberanía que radica en el pueblo y la administra el Estado a través de sus representantes, necesita ser repensado dentro de un diagrama de pluralidad, dentro de distintos centros de decisión. A ello Máiz le llamara la reestructuración plural del Estado (2008: 21).

Si la plurinacionalidad supone formas de codecisión, la relación entre lo común y lo particular se torna difícil, compleja y saturada de desafíos porque los intereses étnicos, los intereses de los pueblos, proveen una profunda significación moral al Estado Plurinacional. Los intereses étnicos son productores de contextos culturales a través de los cuales los sujetos de etnicidad acceden a la política y, sin suscribir la posición comunitarista o nacionalista de ejercer el derecho a la autodeterminación como un ensimismamiento político, como un derecho que se defiende unilateralmente, ensayar el acomodo de varias naciones en el seno de un mismo Estado, implica un debate profundo y amplio acerca del proyecto común de convivencia. Toni Negri reconoce que los nuevos hechos constitucionales en un país como Boliviatienen el eje de reconocimiento de las singularidades dentro lo común y que en ese camino, una particularidad que niegue lo común, es susceptible de constituirse como reaccionaria en el campo político (2009: 112/113). Lo propio diríamos desde la reflexión de este texto que busca razonar con principios plurinacionales, un común que niegue lo particular es susceptible de constituirse como reaccionario en el campo político.

La formula a dicho acomodo no la tengo, la matriz que defina el corazón del TIPNIS, el centro de donde emana la vida para los pueblos y la naturaleza, como un bien común a defenderse o como un bien particular que afecta la necesidad común de integración del Estado, no existe. Sin embargo y en sintonía con una noción de poder que recupera la figura de gobierno compartido, autogobierno como principio de la libre determinación, es necesario interrogarse ¿en qué consiste o cual el contenido de la vida institucional del Estado Plurinacional? propongo que el eje de razonamiento está en la condición de autogobierno que fundamenta la plurinacionalidad. El autogobierno se expresa en las distintas formas y modalidades que tienen los pueblos para tomar decisiones, para controlar su territorio, para imaginar proyectos de buen vivir que están ligados a su horizonte cultural; un conjunto de reglas de gobierno y convivencia social que deben ser reconocidas como la vida política institucional de los pueblos y como pilares de la vida institucional del Estado Plurinacional.

No obstante lo mencionado y además trazado como camino en la constitución boliviana, a la hora de pensar en la vida institucional plurinacional, varios miembros del gobierno de Evo

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Morales consideran que es necesario una presencia del Estado en todo el territorio nacional. ¿Qué están entendiendo entonces por vida institucional plurinacional? es claro que las instituciones políticas indígenas en la comprensión aludida no vienen a formar parte del Estado, de lo contrario no podríamos entender cómo el presidente Morales y su representante de la Agencia para el Desarrollo de Fronteras, Juan Ramón de la Quintana, hablan de la necesidad de que el Estado boliviano esté presente en el TIPNIS. Se ve que las instituciones indígenas desarrolladas en los últimos 25 años por las comunidades de la región, no los representan a ellos. Si nosotros invertimos el principio de razonamiento y consideramos que la vida institucional plural del Estado se expresa justamente en las instituciones políticas que han desarrollado los pueblos indígenas, no es necesario generar estrategias que desplieguen la presencia del Estado en los territorios indígenas, porque ellos mismos y sus instituciones son el Estado. Por supuesto esto desmoviliza completamente la noción de Estado y soberanía anidada en la forma política del Estado nación, rompe con uno de los principios coloniales más fuertes o seculares de la relación Estado pueblos indígenas y permite el despegue del autogobierno indígena, la autonomía indígena. Autonomía como centro de decisión política del pueblo, como el ejercicio de la libre determinación. Es claro que ello requiere una raíz conceptual de poder muy distinta a la estructurada por el Estado colonial y republicano en Bolivia.

En 1965 el IsiboroSécure fue decretado como Parque Nacional por el gobierno de Barrientos. La iniciativa viene de dos personas ligadas a las comunidades indígenas yuracares y moxeño trinitarias del alto Isiboro y el alto Ichoa. Hans Hoffman, un antiguo habitante de Todo Santos y un misionero jesuita que desde su asiento religioso de Villa Tunari atendía las celebraciones religiosas de la comunidad de San Miguel del Isiboro, ambos fueron los impulsores de dicho decreto ante el gobierno de Barrientos. La colonización al Chapare era inminente y el razonamiento de los dos personajes fue: crear un territorio para los pueblos selvícolas (según lo planteaba la constitución de aquellos años), un espacio de refugio para las comunidades yuracares y moxeño trinitarias que en ese entonces ocupaban plenamente la ribera del alto Isiboro, el río Moleto y el alto Ichoa. La salida que encontraron en las gestiones administrativas del gobierno de Barrientos fue la declaración de la zona como Parque Nacional.

Acercándonos a la década del 90, 25 años después de la creación del Parque Nacional, las movilizaciones indígenas del Sécure y el Isiboro, organizaron demandas y necesidades de las comunidades en una inspiración institucional de cabildo indigenal. La integración de intereses y formas de gobierno indígena en los años que van de 1988 a 1990, fue implementada mediante la organización territorial y política del cabildo indigenal, estructura de autoridad desarrollada en la vida misional y profundamente interiorizada por el pueblo moxeño trinitario. Sin embargo, la marcha indígena de 1990 supuso un hito muy importante en el desencadenamiento organizativo de las comunidades del TIPNIS. La convocatoria a las autoridades y corregidores de las comunidades yuracares, chimanes y moxeño trinitarias que habitan en los márgenes del Sécure, el Isiboro y el Ichoa fue amplia, teniendo como resultado una masiva participación de sus miembros en la marcha mencionada.

El TIPNIS fue reconocido como territorio indígena mediante un decreto otorgado por el gobierno de Paz Zamora en 1990, salida política negociada al calor de la marcha indígena de 1990. Una vez retornados a sus comunidades, las autoridades y representantes de los tres

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pueblos convocaron a un encuentro territorial de todas las comunidades habitantes. Allí se decidió que las comunidades se organizarían mediante la Subcentral Indígena del TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional IsiboroSécure) y que designaban como instancia máxima de gobierno el encuentro territorial de autoridades, corregidores y representantes de las comunidades. Solo en un encuentro territorial se podría tomar decisiones que atañen a todo el territorio, que se elijan a los miembros del directorio de la Subcentral del TIPNIS, que se definan las reglas básicas de convivencia entre las comunidades y las instancias de justicia comunitaria que deberán tener vigencia. En otras palabras y, respetando la integralidad del territorio, solo el encuentro territorial donde asisten todas las autoridades y representantes de las comunidades podrían llevar adelante las decisiones máximas sobre el TIPNIS.

Tempranamente a la organización territorial y a la estructuración de la Subcentral del TIPNIS, las comunidades de la zona sur; es decir, las comunidades que ya convivían con la colonización desde la segunda mitad de la década del 80, no se sentían cómodas con la manera en que se entendía la colonización y la presencia de los productores de hoja de coca en la zona. Santísima Trinidad, la comunidad moxeño trinitaria que se ubica en la región del Isasësë y que convivía con colonizadores de Villa Bolívar, con las centrales sindicales de Aroma e Icoya, en los primeros años de 1990, se convirtió en un bastión de la defensa indígena. Nunca acepto ser sindicalizada y siempre enfrentó los procesos de avasallamiento de la colonización. El resto de las comunidades indígenas, aunque en primera instancia enfrentaron a los colonizadores, con el paso del tiempose sintieron próximas a la dinámica de la colonización y poco a poco fueron cambiando su forma de vida. Desde ser trabajadores, cosechadores de hoja de coca, se desplazaron hasta convertirse ellos mismos en productores de hoja de coca. Terminando la década del 90 decidieron formar el CONISUR (Consejo Indígena del Sur) y articular demandas indígenas algo diferentes a las comunidades de la zona baja (confluencia de los ríos Isiboro, Ichoa y Sécure). No obstante lo mencionado, las familias indígenas yuracares y moxeño trinitarias de la zona sur no han dejado de mantener contacto con sus pares consanguíneos de las otras regiones. Así, las familias indígenas yuracares que habitan en la región colonizada, suelen visitar a sus parientes en la región del alto Sécure o en la región del bajo Sécure o Isiboro. Lo propio ocurre con las familias moxeño trinitarias, quienes visitan con frecuencia a sus familias en las regiones del alto y bajo Sécure y la zona baja del Isiboro.

En los años que van del 2002 al 2005, la región del alto Sécure se llenó de problemas, se tensionaron las relaciones comunitarias e intercomunitarias por venta de madera que realizaban algunas autoridades. Fruto de aquellas tensiones, las 14 comunidades del alto Sécure se desprenden de la Subcentral del TIPNIS y deciden conforman su propia Subcentral. El faccionalismo de las comunidades indígenas llegó a planos mayores pues la CEPIB que representaba a todos los pueblos indígenas del Beni se divide y se crea la CPEMB. Los tránsitos institucionales de las comunidades del TIPNIS traducen una idea de poder que fluctúa entre articulación y concentración de poder para avanzar en demandas y gobierno local y dispersión de éste como mecanismo de defensa ante procesos de distorsión del gobierno indígena. Una vida institucional y política de equilibrios precarios, de difícil consenso pero que finalmente traducen las condiciones sociológicas del autogobierno indígena. Tres estructuras orgánicas (SucentralSécure, Subcentral TIPNIS, CONISUR) y 63 comunidades indígenas forman la complejidad político institucional que gobierna el territorio otorgado a los pueblos indígenas yuracares, t’simanes y moxeño trinitarios, el TIPNIS. La forma política de la Subcentral

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indígena supera el formato cabildo y asume una estructura compleja de organización política que contiene la experiencia de clanes, Familias Grandes y caciques, tan presente en la organización de los chimanes y yuracares, además del potencial organizativo del cabildo indigenal presente en las comunidades mojeño trinitarias.

El acomodo de diversas naciones en un Estado que supone a la vez el acomodo de los intereses particulares y comunes en una cancha plurinacional regida por el principio de autodeterminación de los pueblos, plantea un rol de fundamental importancia a la Asamblea que cobija la plurinacionalidad, la Asamblea Legislativa Plurinacional en el caso boliviano. ¿Dónde podemos imaginar que es posible la deliberación democrática de los intereses plurinacionales? Dónde están los representantes de los diversos pueblos?Dónde tenemos que dirimir acerca de lo que es el interés común y el interés particular en la comprensión plurinacional? dónde se encuentra la vieja idea de la CSUTCB deliberada en sus distintas tesis políticas que se denominó como Asamblea de las Nacionalidades?. La deliberación democrática en el Estado Plurinacional es una deliberación que no solo traduce ideas generalizadoras y uniformizadoras del nacionalismo cívico, es también una deliberación que nos enfrenta a la dimensión concreta de los intereses políticos de los pueblos y naciones originarias. Como campo deliberativo,apunta a producir un rol protagónico de dicha deliberación en el ámbito de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Paradójicamente, el Estado Plurinacional de Bolivia en el conflicto acontecido alrededor del TIPNIS, mostró las bases de un profundo presidencialismo con el que funcionan los poderes del Estado.

Pensar en qué nos evidencia o qué nos revela la situación de decisiones tan fuertemente centradas alrededor del presidente Evo Morales, supone razonar en varios aspectos, pero sobre todo requiere analizar la situación en márgenes desplazados de la raíz conceptual convencional del Estado y la nación; esto es, más allá del indicador de presidencialismo que se traduce en la teoría política como la existencia de instituciones débiles, una relevancia muy grande de jefes políticos como contra cara a la debilidad institucional y la existencia de partidos políticos débilmente institucionalizados (Ollier 2010), se requiere pensar en los diagramas de poder del Estado Plurinacional, en las maneras y formas en que se puede producir la transición institucional del presidencialismo y el parlamentarismo que tienen como noción fundamental el nacionalismo cívico, hacia condiciones de ritmos heterogéneos en la deliberación de factores que tienen como noción fundamental la composición plural de pueblos originarios. En todo caso, la transición institucional no podría ser desarrollada si no es la Asamblea Legislativa que en su condición plurinacional toma la iniciativa de las deliberaciones políticas.

Son más preguntas e identificación de posibles salidas que traducen las preocupaciones del artículo.

Bibliografía

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