46
REGIMEN JURÍDICO DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS Alberto García Müller Profesor de la Universidad de los Andes 1 [email protected] En este trabajo se analizan las particularidades que tiene el régimen jurídico de las cooperativas que actúan en el medio agrario, y que tienen por objetivo servir a las empresas individuales o explotaciones agrarias de los miembros de las mismas. En efecto, por actuar en un medio de alto riesgo y de actividad productiva tan específica como es la agraria, las cooperativas que actúan en dicho medio presentan ciertas características especiales que no se dan en el resto de las empresas urbanas. --------------------------------------------------------------- -------------------------------------------------- Palabras clave: agraria; rural; agrícola; agropecuaria; comercialización; suministro; insumo; empresa; campesino; productor; pecuario; pequeño; mediano; agroindustrial --------------------------------------------------------------- -------------------------------------------------- 1. Aspectos generales 1.1. Concepto: Entendemos por cooperativas agrarias aquellas en las que sus asociados -en forma individual o colectiva- se desempeñan en la producción, transformación, conservación, clasificación, 1 Este trabajo ha sido posible gracias al financiamiento obtenido del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de los Andes, Proyecto CDCHT-D-235-03-09-B a quien expresamos nuestro agradecimiento 1

cooperativas_agrarias

Embed Size (px)

DESCRIPTION

cooperativas

Citation preview

REGIMEN JURÍDICO DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS

Alberto García MüllerProfesor de la Universidad de los Andes1

[email protected]

En este trabajo se analizan las particularidades que tiene el régimen jurídico de las

cooperativas que actúan en el medio agrario, y que tienen por objetivo servir a las

empresas individuales o explotaciones agrarias de los miembros de las mismas. En

efecto, por actuar en un medio de alto riesgo y de actividad productiva tan específica

como es la agraria, las cooperativas que actúan en dicho medio presentan ciertas

características especiales que no se dan en el resto de las empresas urbanas.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Palabras clave: agraria; rural; agrícola; agropecuaria; comercialización; suministro;

insumo; empresa; campesino; productor; pecuario; pequeño; mediano; agroindustrial

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Aspectos generales 1.1. Concepto:

Entendemos por cooperativas agrarias aquellas en las que sus asociados -en

forma individual o colectiva- se desempeñan en la producción, transformación,

conservación, clasificación, elaboración, comercialización, importación y exportación

de productos provenientes de la actividad agraria, además de otras actividades

colaterales al proceso agrícola.

Según Víctor Basin, las cooperativas agrícolas son las sociedades que tienen

por fin suprimir el intermediario de la producción y el consumo agrícolas para hacer

suyas las ganancias que aquél obtiene (Apud, Cerdá, 1959). Más precisamente, son

una organización de personas que funcionan como prolongación y reunión de una

actividad específica de las empresas agrícolas de sus componentes. Para que sean

viables deben reunir los siguientes elementos: "1. Satisfacer permanentemente una

necesidad económica. La necesidad económica significa que una asociación ocupa

un lugar definido, útil y vital en el campo de los negocios de la comunidad de la que

forma parte; 2. Grupo bastante numeroso; 3. Distancia entre ellos no muy grande; 4.

1 Este trabajo ha sido posible gracias al financiamiento obtenido del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de los Andes, Proyecto CDCHT-D-235-03-09-B a quien expresamos nuestro agradecimiento

1

Debe existir homogeneidad suficiente dentro de este grupo; 5. Muy importante es la

estabilidad de la comunidad agrícola (Van Houten, 1959, 13-17).

Se observa que en Latinoamérica se ha adoptado la denominación de

cooperativa para una gran variedad de asociaciones o sociedades agrarias de la

mas diversa naturaleza y finalidad, algunas de las cuales llegan a salir del esquema

meramente privado para adentrarse en el campo de las sociedades mixtas o de las

organizaciones profesionales con funciones casi públicas (Sanz, 1974: 588)

Lo normal es que la normativa aplicable sea la ley cooperativa ordinaria, o

tratarse de una ley especial de cooperativas agrarias. Sin embargo, puede ser

tratada en la Ley agraria, tanto en su integralidad como por normas especiales, o ser

regulada por el Derecho común, de acuerdo a la actividad específica que desarrolla.

En el caso de Francia, si se trata de una simple actividad agrícola, la cooperativa

sería de derecho civil, y si el objeto social consiste en una actividad industrial o

comercial, sería de derecho mercantil (Gide, 1969: 48)

1.2. Finalidad

a) Para Casanova (1967, 223) las Reformas Agrarias rompen las estructuras,

acumulan los fondos requeridos para las inversiones y asimilan los procedimientos

de cultivo y los difunden entre los campesinos. Más no basta con ello, ya que las

inversiones hay que garantizarlas, y los procedimientos implican la mecanización y

la industrialización, y el desarrollo que la mecanización y la industrialización reportan

pide el dominio de elementos institucionales como el mercado, que escapan al

control del labrador. Entonces, se hace necesario juntar esfuerzos y recursos para

atraer las inversiones, para viabilizar la mecanización y la industrialización y para

adaptar a las demandas del consumidor las ofertas de los productores. Y ese papel

lo cumplen las cooperativas.

Ortiz (1968, 85) afirma: cuando se realizan Reformas Agrarias en forma

revolucionaria se hacen sobre la base de cooperativas "...porque las unidades de

empresa que constituían los latifundios no puede hacerse sino a través de la

economía cooperativa que remplace a la anterior economía capitalista, y segundo,

porque van creando una fuerza social que ampara la revolución política. En

consecuencia, las áreas subdesarrolladas al disponer de legislaciones cooperativas,

han dejado una puerta abierta para que en ausencia de otros medios legales de

2

"agremiación" puedan los campesinos expresarse ante instituciones nacionales del

poder, comenzando por las del nivel rural."

Es evidente que el desafío específico de la Reforma Agraria en América Latina

implica un sistema de organización que supere las limitaciones que cercan al

hombre del campo; vale decir, la existencia de una entidad capaz de congregar a los

agricultores en vista a la consecución de objetivos complementarios al acceso a la

propiedad de la tierra, pero, al mismo tiempo, indispensables para el efectivo

progreso social y económico de quienes la trabajan, constituye un requisito

necesario al pleno éxito de cualquier programa de reforma agraria, y esta entidad no

puede ser otra que la organización cooperativa que debe constituir una sociedad de

objetivos económicos (y, por tanto, de carácter empresarial), pero a ser alcanzados

en provecho de la comunidad asociada (Pavao, 1988: 98).

b) En la actualidad se constata un proceso de extinción de las reformas agrarias

y, dentro de este marco, se pueden apreciar las tendencias de un nuevo

cooperativismo agrario latinoamericano caracterizado por: 1. La diversificación de las

cooperativas agrarias por razón de los sujetos, discriminados por motivos

económicos o sociales; 2. La participación del Estado o de entidades públicas en las

cooperativas agrarias; 3. La propiedad cooperativa como forma de propiedad

colectiva y la explotación cooperativa como instrumento de la actividad del

empresario colectivo; 4. La cooperativa como instrumento de planificación; 5. La

integración de cooperativas entre sí y con otras asociaciones agrarias; 6. La

cooperativa como instrumento de cambio social hacia una nueva sociedad (Sanz

Jarque,1974, 588-590).

c) Se comprueba que las cooperativas de productores agrícolas, en vez de

fomentar actividades monopolísticas –como algunos sostienen- posibilitan la

existencia de la economía de mercado, perfeccionando, organizando y organizando

la concurrencia. Lo que hacen es organizar la concurrencia, donde ella no existe,

uniendo agricultores que, aislados, no conseguirían participar en la comercialización

de sus productos agrícolas. Los asociados, individualmente, no consiguen

establecer negociaciones, no entienden de mercados y por ello, se tornan fácilmente

dependientes de comerciantes únicos (Perius, 2001-B, 40).

3

1.3. Relaciones con el Estado

a) Protección del Estado. Se considera que las cooperativas agrarias deben tener

un efectivo apoyo del Estado, tanto a nivel macro como local, dada su efectiva

contribución al desarrollo rural. En efecto, está demostrado que las cooperativas

constituyen una fuerza motriz de primer orden para el desarrollo de zonas

económicamente débiles por diversas razones:

1. Constituyen un vector de desarrollo regional articulado alrededor de un eje

vertical –dimensión sectorial- y de un eje horizontal –proyección territorial: en ella se

expresa la voluntad colectiva de la población regional, donde se perciben las

necesidades y las posibilidades de la región y donde se planifica el desarrollo

maximizando los resultados económicos y minimizando los sacrificios;

2. Son las formas societarias que garantizan la reinversión de los beneficios

sociales en las zonas de producción –además de la consecuente creación y

mantenimiento de puestos de trabajo;

3. Permite la conservación de infraestructuras socio-económicas de diversos

tipos, actividades secundarias y terciarias y retención de la población y representan

fórmulas idóneas para lograr una difusión industrial, a pequeña escala en las áreas

rurales (Morales, 2002, 93-94).

La protección del Estado a las empresas asociativas puede consistir en:

1. La prestación de asistencia técnica para la constitución; socio-

educativa; administrativa-financiera; tecnológica. La que puede ser gratuita,

subvencionada o remunerada. Muchas veces es subsidiada al inicio de los

programas de asistencia, siendo cofinanciada creciente y paulatinamente, hasta

llegar a ser totalmente autofinanciada;

2. Puede consistir en la entrega de tierras en propiedad o en usufructo; la

protección y el fomento a la propiedad del Sector, otorgándole muchas veces el

carácter de patrimonio familiar e inalienable, Indivisible e inembargable a los predios

incorporados a las cooperativas;

3. Financiamiento: mediante el otorgamiento de créditos con carácter de

preferencia tanto en la tasa, como en las condiciones de los mismos. Por ejemplo,

en la Región de Liguria (Italia) las cooperativas agrícolas pueden ser favorecidas con

4

contribuciones públicas al capital hasta un 55% de los gastos necesarios para la

realización, reestructuración, ampliación y adquisición de estructuras destinadas a la

cosecha, conservación, elaboración, transformación, venta de productos agrícolas,

así como para la adquisición de instrumental, maquinaria y equipamiento (Giusti,

2003, 143);

4. A efectos de impuestos, en ciertos casos se da el carácter de operación

de transformación de materia prima y de carácter interno a las operaciones que

realicen con productos o materias (incluso suministradas por terceros) cuando se

destinen únicamente a las explotaciones de los miembros (Ley Euskadi 4/95,

Buitrón, 1999, 178). Igualmente, en muchos casos se otorgan exenciones o

bonificaciones temporales para estimular la constitución de nuevas empresas

asociativas agrarias. Puede ser, también, la exención o bonificación de impuestos

los primeros años de su constitución.

b) Obligaciones: las empresas asociativas agrarias tienen una serie de

obligaciones que cumplir, las que pueden ser establecidas en forma expresa en la

legislación ordinaria o especial. En Cuba, la Ley de 2002 fija como obligaciones de

las cooperativas agrarias –entre otras- usar racionalmente los suelos agrícolas;

contratar, adquirir y utilizar racionalmente los insumos y demás recursos productivos

y financieros; proteger adecuadamente las tierras, animales, cultivos, plantaciones,

bosques, instalaciones, equipos, viviendas y demás bienes propiedad o en usufructo

de las cooperativas, cumpliendo las disposiciones vigentes en materia de protección

y seguridad; cumplir y aplicar las regulaciones fitosanitarias, veterinarias, de uso y

conservación de suelos, forestales, utilización de recursos hídricos y todas las

demás relacionadas con la protección del medio ambiente a que estén obligadas;

cumplir la política de especies y variedades y las regulaciones vinculadas con el

cuidado del genofondo y la utilización de semillas adecuadas; aplicar los adelantos

de la ciencia y la técnica, y la introducción de nuevas tecnologías;

2. Objeto2.1. Objetivos:

Los objetivos de las cooperativas agrarias analizados en forma amplia y flexible

son la realización de todo tipo de operaciones encaminadas al mejor

5

aprovechamiento de las explotaciones de los socios, de sus elementos o

componentes y de la cooperativa, así como para la mejora de la población agraria y

del desarrollo del medio rural, o la atención de cualquier otro fin o servicio que sea

propio de la actividad agrícola, ganadera o forestal o esté relacionada directamente

con ellas (Botana, 1999: 234). En definitiva, el objeto de la empresa agraria es el

mejoramiento de la explotación misma de sus miembros, de su actividad de

explotación agraria. Entendido ello, dice Coronado (2001, 695) no habrá obstáculo

para que la cooperativa pueda cumplir su objeto mediante la realización de todo tipo

de negocios con terceros, ni tampoco para que, como actividad accesoria o

instrumental, preste otros servicios individuales a los socios, que redunden en su

beneficio.

Para Meinen (2002:64) en el caso de las cooperativas de producción y/o de

comercialización agropecuarias (o cooperativas de productores rurales) la actividad

fundamental, primera, es trabajar con productos agropecuarios, suministrando

insumos a los cooperativizados y de ellos recibiendo el resultado físico de sus

cultivos o criaderos, cuyos times, reunidos en escala (procurando mayor poder de

cambio y reducción de costos), comercializan libremente en el mercado.

Alternativamente a la monetarización directa de la producción, las cooperativas (que

dispongan del sector de transformación / agroindustria), en muchos casos,

convierten la materia prima en productos de mayor valor agregado (verticalizando el

proceso productivo), incrementando, igualmente, las ganancias para sus asociados

suministradores.

En forma específica, los objetivos de las empresas agrarias asociativas podrían

ser, entre otros, mejorar las explotaciones individuales de los miembros; obtener

rebaja de los costos de producción; la conquista de mercados; el fomento del ahorro

de los miembros y mejor empleo de los excedentes; la obtención de financiamiento

que puede ser individual, colectivo o solidario, tanto de ejercicio como

complementario; la supervisión del uso de los créditos acordados; seguros mutuos;

la asesoría y asistencia técnica; capacitación, adiestramiento; organización de la

protección social; suministro de insumos; contratación de trabajadores temporeros

para las necesidades de sus miembros; Construcción, mejoras, mantenimiento;

Mecanización; Almacenamiento; Embalaje; Transporte y distribución; etc.

6

Tal es el caso de España, donde la mayoría de las Cooperativas, no solo se

dedican a la comercialización de los productos agrarios de sus socios, ya que la

susodicha comercialización hoy en día, supone a menudo la manipulación y

preparación de las producciones y hasta su transformación las más de las veces, en

aras de la puesta en el mercado de mercancías muy elaboradas, dadas las

exigencias del mercado actual. Al mismo tiempo, son las propias Cooperativas las

que suministran a los cooperativistas, materias consumibles en la explotación, como

abonos, productos fitosanitarios etc. así como muchas de ellas, constan de su propia

Sección de Crédito o Caja Rural (Llombart, 2003).

Igualmente, la gestión y utilización del agua de riego, la administración,

exploración y la conservación de las respectivas obras y equipamientos de riego,

que la Ley permita que puedan ser administradas o gestionadas por cooperativas.

2.2. Operaciones

La empresa agraria efectúa, entre otras, las siguientes actividades:

a) Suministro: la empresa realiza una actividad comercial de adquirir de terceros

factores de la producción que luego transfiere en forma directa a las explotaciones

de sus miembros, o que los transforma para luego entregarlos.

Para algunos, las operaciones de suministro pueden hacerlas: mediante la

compra (al mayor) en firme a terceros y la posterior transmisión (venta al detalle) a

los socios. En este caso, la empresa es mero depositario de los productos de los

terceros proveedores y gestiona la venta a los socios; es una función de gestión de

venta, realizando funciones complementarias de almacenaje o de gestión de cobro;

la empresa compra en nombre de los socios el producto: es una función de gestión

de compra, en la que la cooperativa cobra de los socios una comisión (Coronado,

2001, 696).

b) De comercialización o colocación de la producción: comprende el conservar,

tipificar, manipular, transformar, transportar, distribuir y comercializar los productos

de las explotaciones de los miembros en su estado natural o previamente

transformados. En este tipo de cooperativa, los agricultores deciden asociarse bajo

esta fórmula jurídica con el objeto de aprovechar las economías de escala que de

ella se derivan. Los agricultores recogen el producto y lo trasportan hasta las

instalaciones de la sociedad cooperativa de la que son socios para su posterior

7

transformación, almacenamiento y distribución. Se caracteriza por su gestión

democrática, en la participación de todos los socios-empresarios en la toma de

decisiones y de fijación de políticas de actuación de la organización (García y Ruiz,

2002, 90-91);

c) Infraestructura: construcción de instalaciones y obras necesarias para el

ejercicio de la actividad agraria de la empresa y, o de sus miembros, incluso, la

adquisición de terrenos para su mejora y puesta a disposición de la empresa o de

sus miembros, siempre que se destinen a actividades agrarias o conexas.

d) Actividades complementarias de la actividad agraria: todas aquellas

actividades que sean necesarias o convenientes o que faciliten el mejoramiento

económico, técnico, laboral o ecológico de la empresa o de los miembros:

capacitación, seguros, conservación del espacio natural, turísticas, artesanales,

manejo de subsidios, administrativas, contables, etc.

e) Utilización en común de maquinaria agrícola, que pudiese ser mediante una

sección aparte en la que los socios de la misma deben permanecer durante un plazo

expreso, nunca inferior al período de amortización de la maquinaria, ni superior a

determinado lapso (10 años, por ejemplo) salvo baja justificada. En caso de baja, el

socio debe desembolsar la parte correspondiente a los compromisos adquiridos por

la maquinaria hasta ese momento. Obligación de llevar en orden y al día un Libro

Registro de Máquinas y Equipos (Ley de cooperativas de Castilla y León, 2002);

f) Actividades financieras: el ahorro y crédito simplemente, o la satisfacción de las

necesidades financieras de los miembros, tanto personales como las dedicadas a la

explotación. Se canaliza el ahorro de los miembros, así como la obtención y el

otorgamiento de financiamiento, lo que generalmente se hace por medio de las

secciones de crédito de la propia empresa, o por convenios con empresas

especializadas en la actividad financiera.

Compartimos el criterio de la actividad financiera es el medio acertado para que

los cultivadores y los pequeños propietarios agrícolas tengan acceso al capital,

siendo la propia comunidad campesina quien tenga la iniciativa de la actividad

financiera, prescindiendo de la tutela del Estado (Martínez, 2005, 29).

Los créditos a los miembros pueden estar destinados a la adquisición de

insumos, equipos, máquinas, reproductores y pago de salarios, así como adelantos

8

sobre productos entregados o ya producidos y a cosechar, pero hasta un porcentaje

máximo de su valor, por ejemplo, el 80%.

Ese financiamiento a los productores del sector rural debe caracterizarse por

“trámites sencillos y sin necesidad de garantías formales; montos adecuados a los

ciclos productivos, bajos costos adicionales y el fortalecimiento de las

organizaciones comunitarias y el mejoramiento de las condiciones de vida de los

miembros (Da Ros, 2003, 4).

3. Tipos:Puede que la ley establezca tipos diversos de empresas agrarias, o que no se

haga ninguna distinción en el ámbito legal, sino que se remita a las normas internas

de cada entidad la determinación correspondiente.

a) Según la actividad agraria que desarrollan: Casanova (2002, 205) clasifica

doctrinariamente las cooperativas agrarias en los campos del consumo, la

comercialización, la industrialización, los servicios comunes, el seguro agropecuario,

y el crédito. Esa clasificación recoge los más sobresalientes tipos de cooperativas,

los aísla para singularizarlos. Mas, en la práctica, los tipos se combinan y sus

campos se cruzan.

1. De agricultura. Comprenden la comercialización, los insumos, la

mecanización, de saneamiento, irrigación, crédito, de Integración vertical desde el

productor primario hasta el consumidor final;

2. De Ganadería: carne, leche, Inseminación, matanza, terminación del

producto; apícolas y avícolas, etc.;

3. De ahorro y crédito rural. Tienen por objeto establecer un mercado

financiero in situ que permita pagar más por los ahorros, cobrar menos por los

préstamos, estimular iniciativas productivas, romper la cadena de la usura, hacer

circular localmente los excedentes allí creados, establecer garantías al alcance de

quienes no tienen bienes patrimoniales, así como prestar servicios adicionales como

asistencia técnica y capacitación en diferentes aspectos productivos y en la

comercialización, desde el tratamiento postcosecha hasta la creación de puntos

autónomos de venta (Da Ros, 2003, 4).

4.. Las famiempresas y microempresas rurales en Latinoamérica, entendidas

como tales, aquellas unidades económicas, diferenciadas de la economía

9

campesina, propiamente dicha, y que están conformadas por familias o grupos de

personas de extracción rural, que ejercen actividades en el campo de la producción

de bienes manufacturados o artesanales, en los que, usualmente, predominan

materias primas locales, así como en la prestación de diferentes servicios:

transformación agroindustrial, producción agropecuaria tecnificada para el mercado

moderno, producción de bienes y servicios no agropecuarios y de comercialización

de insumos y/o productos agropecuarios (Arango, 2003, 213).

5. Cooperativa de comercio exterior: es una asociación permanente de

productores, cuyo objetivo principal es generar ofertas y llevar a cabo las acciones

promocionales correspondientes para penetrar los mercados externos o concentrar

las compras de productos y/o materias primas del exterior para sus socios. Por sus

características estructurales y de gestión, persigue un fin social; Es una forma de

concentración de empresas (técnica) de concentración de la oferta de ventas de

cada productor empresario a escala limitada; Tipos: a) concentrar ofertas dispersas

y llegar a mercados externos diferentes; abastecer los insumos externos que

requieren los miembros; b) venta de un mismo producto, pero que intervienen

fuertemente en el proceso productivo: asistencia técnica; c) centros de acopio de las

producciones dispersas de los asociados; d) mas integradas (Romero, 1989: 65).

b) En nuestro concepto, las empresas asociativas agrarias pueden ser de

trabajadores asociados y de productores asociados:

De trabajadores asociados: son empresas asociativas de trabajo-asociado. Se

trata de organizaciones colectivas para la producción agrícola. En ellas, los

miembros trabajan en forma colectiva en las actividades productivas de la empresa.

Puede ser que los medios productivos sean colectivos. Para la mayoría de los

autores, no se trata de empresas agrarias, sino de empresas de trabajo asociado en

el medio agrario, reservando el término de cooperativas agrarias sólo a la

organización de productores individuales que utilizan la cooperativa para la

obtención en común de insumos, la comercialización y otros servicios anexos.

Se caracterizan por la propiedad colectiva de los medios de producción; el

trabajo colectivo prestado en forma personal y directa por los propios miembros

(excepcionalmente por asalariados); los insumos son adquiridos y utilizados en

forma colectiva, lo mismo que la comercialización o venta de los productos de la

10

empresa que se hace en forma colectiva. Puede prestar otros servicios a sus

miembros como comedor, salud, vivienda.

En Venezuela, la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (2001) establece las

organizaciones colectivas económicas para la producción agraria, basadas en la

mutua cooperación y solidaridad. En tal sentido, se estructura el fundo colectivo

mediante la organización y destinación de bienes productivos, la organización de

personas para el trabajo colectivo y el desarrollo del poder autogestionario de los

empresarios colectivos.

Una experiencia significativa lo son las cooperativas de explotación comunitaria

de la tierra de España: la gestión en común de una única empresa o explotación

agraria integrada por las explotaciones de uso y aprovechamiento cedidos

temporalmente por los socios, quienes además pueden prestar su trabajo personal

en la cooperativa (Tato, 1999, 240). Puede exigirse, en ciertos casos, que se trate de

predios rústicos de los miembros ubicados en una misma repartición agrícola.

Lo fundamental es que los titulares de derechos sobre bienes inmuebles de destino

agrícola, aporten esos derechos a la empresa, para que esta cumpla con su objeto,

que es el ejercicio de la actividad empresarial agraria. Los bienes aportados son,

lógicamente, la tierra; además, otros bienes inmuebles susceptibles de explotación

agraria: la vivienda con dependencias agrarias; las construcciones e instalaciones

agrarias, incluso de naturaleza industrial, y los ganados, máquinas y aperos,

integrados a la explotación y afectos a la misma, cuyo aprovechamiento y utilización

corresponden a su titular en régimen de propiedad, arrendamiento, derechos de uso

y disfrute e incluso por mera tolerancia del dueño (Coronado, 2001, 713). En estas

cooperativas desaparece la explotación individual de los socios, integrándose en una

nueva explotación, de la que va a ser titular la cooperativa.

En Brasil se utilizan cooperativas de mano de obra en el medio rural para la

cosecha del café, el corte de la caña de azúcar o para plantar naranjas. Es común la

utilización de cooperativas para la contratación de trabajadores para la cosecha de

zafras. Sin embargo, muchas veces es usada de forma abusiva, en que el gato

(intermediario en la colocación de mano de obra) al finalizar la cosecha en lugar de

distribuir las ganancias entre los asociados, coge la mayor parte y paga las migajas

a los trabajadores, descaracterizando la existencia de la cooperativa. Habiendo

11

subordinación entre el trabajador y el gato no se puede hablar de cooperativa. En

otros casos puede ocurrir que el hacendado despida todos los trabajadores para

luego contratarlos para hacer los mismos servicios bajo la forma cooperativa. (Pinto,

2002, 283-284).

De productores asociados. Las principales formas de este tipo de empresas, son:

1. De utilización en común de materiales agrícolas: tienen por objetivo rebajar los

costos de las inversiones en equipamiento agrícola mediante la adquisición y uso

colectivo de los materiales y equipos, el acceso a las innovaciones tecnológicas, la

asesoría contable y de gestión, etc.:CUMA de Francia y MAR de Alemania

(Schlürter, 1999: 76-78);

2. De servicios a los productores: asumen la adquisición en común de los

insumos necesarios para la producción de las explotaciones de los miembros, la

financiación y la asesoría y asistencia técnica para ello. Igualmente, la

comercialización de los productos de sus asociados;

3. Agroindustriales, cuyo objeto principal es la industrialización de los productos

agropecuarios provenientes de los asociados, por lo cual pueden realizar toda

operación concerniente a su producción, transformación y comercialización a su

producción, transformación, comercialización e, inclusive, exportación. Tanto el

aporte como la responsabilidad del socio productor guardan relación con el derecho

y la obligación del mismo a remitir materia prima a la cooperativa. Sólo se aceptan

como socios a quienes tengan actividad en la explotación agropecuaria, la

agricultura y sus derivados, y a otras cooperativas, instituciones públicas,

asociaciones culturales y sociedades civiles, siempre que las mismas realicen

idénticas actividades. Se permite que los estatutos impongan un lapso mínimo de

permanencia como socio (Uruguay, Ley de Cooperativas Agroindustriales, 1978).

Pero, además, el principio de puertas abiertas no siempre se aplica puesto que las

instalaciones industriales y la estructura comercial no permite una aceptación de

nuevos socios que aumenten de una forma incontrolada la cantidad de producto a

transformar y comercializar;

Son de particular interés las cooperativas agrarias polivalentes y multesectoriales

de Portugal. Las Polivalentes se caracterizan por abarcar más de un área de

actividad del ramo agrícola, o directamente conexa o relacionada, y por adoptar una

12

organización interna por secciones, teniendo cada una de éstas un reglamento

propio que define su objeto y funcionamiento y contabilidad propia que evidencie sus

resultados y actividades, aunque el capital social de la cooperativa responda en

conjunto y solidariamente por las obligaciones asumidas. Cada sección tiene una

asamblea sectorial a la que compete decidir sobre las actividades, cuentas y gestión

de la sección, elegir a sus delegados a la asamblea general, proporcionales al

número de inscritos en cada sección. La cooperativa multisectorial integra

actividades no agrícolas y -por lo menos- una actividad espeçífica en el ramo

agrícola y tiene inscritos en actividades agrícolas al menos la mitad de sus

asociados;

4. Régimen de los miembros

a) Naturaleza: se discute la vigencia del principio de libertad de

adhesión en las cooperativas agrarias. Algunos piensan en la conveniencia de la

admisión obligatoria de los campesinos pobres y que se obligue al trabajo agrícola

asociado, pero de acuerdo al servicio y no a la explotación, manteniendo intocado el

principio de reparto de excedentes de acuerdo al trabajo personal aportado por el

socio o su familia (Ortiz, 1968: 54). Otros consideran el ingreso a una cooperativa

como condición para ser beneficiario de los programas de Reforma Agraria. En tal

sentido, Casanova (1967: 232) afirma: “Nosotros las consideramos impretermitibles

para la recuperación económica y social del sector agrícola y nos mostramos

partidarios del mecanismo legal del sistema italiano de Reforma Agraria que fuerza a

los dotatarios a incorporarse a las cooperativas”.

b) Los miembros de las cooperativas agrarias tienen una doble

condición: son al mismo tiempo, propietarios y proveedores de materas primas y de

cierta manera, contemporáneamente vendedores y adquirientes de la misma

transacción. Puede tratarse de productores agropecuarios para industrializar,

comercializar y exportar su producción su producción, proveerse de los insumos y

servicios requeridos para su actividad productiva, su desarrollo familiar y otros fines

sociales y culturales (Salvatori y Volando, 2001: 101).

c) Número mínimo: puede remitirse a la norma genérica,

aunque, generalmente el número mínimos de socios requerido es menor al exigido

13

para otros tipos de empresas, entre 3 y 5 miembros como número mínimo exigido.

Muchas veces el número de miembros está limitado a la capacidad de

procesamiento que tiene la cooperativa, o de acuerdo al mercado de que disponga

la misma.

d) Poder de decisión. Sobre el punto se analizan varios

asuntos importantes: reserva de puestos en los órganos internos de dirección y de

control a colectivos tradicionales como cofradías, etc. o a personas públicas que se

asocien a la empresa; aunque lo normal es que sea Igualitario o ponderado según el

patrocinio en términos de entrega de productos, o según otros criterios (rebaño,

superficie, etc.). Modernamente se acepta que los estatutos establezcan un voto

plural ponderado, en proporción al volumen de la actividad que realice cada socio,

con un límite máximo que puede ser de hasta 3 o 5 votos, siempre que ninguno de

ellos pueda tener más de una tercera parte del total de votos. En Brasil es admitida

la credencial dada por el asociado a su hijo para que ejerza el voto a condición que

éste ejerza la misma profesión del padre y en la misma unidad familiar, en cuanto

unidad productiva, Así, el padre agricultor podrá acreditar a su hijo, desde que este

también sea agricultor y trabaje en la misma unidad familiar. La medida no autoriza

la acreditación al hijo no ligado a la actividad productiva puesto que si esto fuese

autorizado, la cooperativa correría el riesgo de des-caracterizar su quórum de

electores, al punto de dejar a los “doctores”, hijos de agricultores, decidir sobre el

destino de la cooperativa, debiendo establecerse esta limitación en los estatutos

(Périus, 2001, 122).

e) Operaciones con terceros: en las empresas agrarias se

acostumbra flexibilizar las limitaciones para operar con terceros, en razón que en las

mismas el resultado de la actividad de los socios está condicionado en gran medida

por factores externos (abundancia o no de cosechas, etc.) lo que hace

imprescindible, para una correcta planificación empresarial, que se cuente con

margen superior de maniobra (Coronado, 2001, 705). En contra, se sostiene la

reserva de operaciones en forma exclusiva sólo con los socios, salvo casos

excepcionales (Ley de Cooperativas de Chile).

f) Requisitos: normalmente, pueden ser miembros las

personas naturales que cumplan los requisitos establecidos en la Ley y los estatutos.

14

Además, las entidades públicas territoriales menores y de fomento y demás

personas de derecho privado. Se discute en Galicia si las cofradías o asociaciones

tradicionales, religiosas, de mutualidades, con o sin personalidad jurídica pueden ser

miembros de las cooperativas agrarias. Unos aceptan tal posibilidad siempre que

hubiese norma expresa; otros, la aceptan de forma tácita y otros optan por la

negativa. (Tato, 1998:133): se ha destacado que las cofradías de pescadores, por su

propia naturaleza, resultan absolutamente incompatibles con la estructura y los

principios cooperativos. En Brasil se admite que ingresen a las cooperativas de

pesca y de productores rurales las personas jurídicas como los clubes de jóvenes

rurales, microempresas rurales siempre que practiquen las mismas actividades de

los socios, esto es, agricultura, ganadería o extracción. En sentido contrario, no

podría hacerlo el socio propietario de una firma privada que opera en el mismo

campo de actividades económicas de la cooperativa, ya que dicha empresa le hace

competencia a la misma, lo que está prohibido por la ley (Périus, 2001-B, 37-38);

Los requisitos necesarios para ser miembro de una cooperativa agraria

dependen del tipo de cooperativa, de lo establecido en la ley y, sobre todo, de lo que

se disponga en las normas internas. Se considera que de acuerdo a los principios de

la ACI es posible establecer limitaciones al socio para su acceso a una cooperativa,

tanto por motivos de la actividad del mismo, como por criterios puramente

económicos, como pueden ser los derivados del exceso en la oferta o demanda o

imposibilidad de que la estructura económica de la sociedad absorba más

producciones (Coronado, 2001, 690). Entre los principales requisitos que se pueden

establecer están:

1. Tener un determinado vínculo geográfico: esto es, residir o tener sus

explotaciones agropecuarias en una determinada área geográfica, o ámbito territorial

establecido en los estatutos. Los mismos deberían prever los casos de las

explotaciones en parte enclavadas en ese ámbito y en parte no;

2. Ejercer una actividad profesional semejante o común, que sería la

condición de ser agricultor aunque no en general, sino que depende del principal

rubro de producción de los miembros, por ejemplo, el café. La actividad profesional

de naturaleza agrícola desplegada por la persona debe ser principal aunque no

15

exclusiva (productor; propietario; Campesino, pescador). Considerada de forma

extensiva comprende un cierto número de personas asimiladas. Por ejemplo, las

personas que posean en la circunscripción intereses que entran en el objeto social:

Sin embargo, ello no concierne sino a los productores en estadio primario y no a los

compradores – proveedores de productos agrícolas (Gide, 1969: 60). En España el

término se precisa en cuanto a ser titular de una explotación agrícola, ganadera o

forestal. “En ella quedan comprendidos tanto los propietarios que llevan a cabo

directamente la explotación, como cualquier otro sujeto (usufructuario, arrendatario,

etc.) que, con base en cualquier negocio admitido en derecho, posea la dirección y

gestión directa de una explotación agraria, ganadera o forestal con suficiente

independencia y capacidad de actuación personal” (Botana, 1999: 232). En otros

términos, podrían ser miembros los titulares de explotaciones que no sean

profesionales de la agricultura y los titulares de derechos diversos sobre esas

explotaciones. En tal sentido, el arrendatario, sea o no profesional de la agricultura y

no el arrendador sería el legitimado; lo mismo que lo sería el usufructuario y no el

nudo propietario (Coronado, 2001, 679);

3. Edad: puede ser la mayoría de edad ordinaria. Sin embargo, dada la

madurez prematura que en ciertos medios alcanzan los menores en el sector

agrario, la edad necesaria podría establecerse en menos años que la ordinaria que

podría ser de 16 años. En relación con la autorización del representante legal y del

Juez, se distingue los casos en que el acto de asociación es un acto de

administración de cuando sea un acto de disposición. Salvo el caso en que el

ingreso a la empresa comporte la disposición de los bienes, lo normal es que la

transmisión de la cosecha, de los frutos o de los productos de la explotación no son

sino actos de pura administración (Coronado, 2001, 677);

4. El cumplimiento o la adaptación a las exigencias de la empresa, por

ejemplo, tener estabilidad financiera; eficiencia productiva y desarrollo de la

estrategia de gestión planteada por la empresa;

g) Sustitución de la condición de miembro: la ley de cooperativas de Galicia de

1998 dispone que en el caso de que un socio deje de ser titular de una explotación

agrícola, podrá ser sustituido en su condición de socio sin necesidad de transmisión,

por quien lo sustituya en la titularidad de la explotación, con base en cualquier título 16

admitido en derecho. Esta sustitución comportará que el sustituto se subrogue en

todos los derechos y obligaciones contraídos por el sustituido con la cooperativa, o

que sean inherentes a su participación en calidad de socio de aquella. Además, el

sustituto debe cumplir los requisitos exigidos por la ley y los estatutos para adquirir la

condición de socio y, asimismo, tendrá que ser admitido por el órgano de

administración (Botana, 1999: 233).

5. Régimen económico5.1. Patrimonio

a) El patrimonio de las cooperativas de Trabajadores-Asociados se compone de:

1. Las tierras, generalmente de propiedad colectiva de la empresa, bien sea por

aportaciones de sus asociados, por compra a terceros o por adjudicaciones –

onerosas o gratuitas- hechas por el Estado. 2. Las bienhechurías creadas en las

mismas (galpones, caminos, cercas, canales, drenajes, defensas, electrificación, los

demás bienes agropecuarios, instalaciones, medios culturales, recreativos y otros

bienes aportados por sus miembros o adquiridos por compra o cualquier otro título,

así como los construidos por la cooperativa; 3. Los animales y las plantaciones, la

producción agropecuaria y otras producciones pertenecientes a la cooperativa, así

como la producción forestal; 4. Las viviendas construidas, adquiridas o entregadas a

la cooperativa; 5. Las reservas acumuladas y los recursos financieros propios de la

cooperativa, y los derechos reconocidos en la ley.

b) En cambio, el patrimonio de las empresas de productores asociados está

formado por: las edificaciones, instalaciones, maquinarias, equipos, instrumentos

agrícolas y otros bienes que hubieren sido adquiridos por la cooperativa; los fondos y

las reservas de carácter irrepartible que hubiese constituido y acumulado.

5.2. Aportaciones: Las aportaciones económicas de los miembros pueden ser igualitarias o

proporcionales con los productos entregados, las tierras disponibles, los insumos

adquiridos, el grado de utilización de los servicios que utiliza cada miembro, reales o

comprometidos etc. Suelen establecerse en función de ciertas variables

agronómicas, como número de hectáreas, áreas cultivadas, número de plantas en

producción, de cabezas de ganado o kilogramos de frutos, etc.

17

La suscripción inicial del aporte al capital social puede estar en relación con el

movimiento financiero del asociado o equitativo a los productos a ser

comercializados, beneficiados o transformados o, inclusive, en relación al área

cultivada o al número de plantas o animales en explotación, vale decir, en armonía

con la producción cooperativa experimentada o esperada en el momento de la

adhesión a la sociedad, en conformidad con las reglas estatutarias (Branco, 2003,

155).

En casi todas las cooperativas agropecuarias se da un proceso de capitalización

compulsiva sobre la base de la retención de determinado porcentaje sobre la

producción entregada, que consigue elevar el capital social. Se trata, entonces, de

una obligación de hacer por parte del asociado, quien se torna deudor de esa

prestación. Los actos de capitalización descritos son obligaciones de hacer que, en

la esfera del Derecho Cooperativo son actos cooperativos (Périus, 2001-B, 60).

Sin embargo, ello puede producir que una minoría de asociados –grandes

productores- contabilicen la mayoría del capital. Ello, a su vez, genera un grave

riesgo, que es el de desvío de la producción, motivado exactamente por la

obligatoria entrega de los productos, con un descuento a título de capitalización.

(Périus, 2003, 141-142). Añade el autor que, además de lo anterior, la resistencia de

los socios en capitalizar la cooperativa por el reducido rendimiento del capital allí

invertido, la política de precios no competitivos que pueden ofrecer las cooperativas

a sus socios frente a los que pueden ofrecer las empresas privadas o públicas, el

hecho que los mayores productores tienen más influencia en la administración de la

cooperativa, lo mismo que la estructura de la propiedad de la tierra, el proceso de

capitalización compulsiva sobre la base de descuento sobre la producción recibida

no es recomendada como política administrativa a largo plazo.

En Canadá se ha llegado a crear dos tipos de acciones: de clase A. Son las

tradicionales cuotas sociales donde se le otorga al socio el derecho de voto y plenos

derechos parapolíticos, además que el asociado puede acceder a todos los servicios

sociales. Acciones de clase B. Son las que no tienen derecho al voto, pagan

dividendo y pueden ser libremente traspasadas en el mercado de capitales (Farías,

2003, 236)

18

El proyecto de ley de cooperativas agropecuarias de Argentina prevé la emisión

de capital accionario representado en acciones que pueden ofrecerse a los

miembros y terceros, a cuyos titulares no se les reconoce ningún derecho político.

Remunerado en la medida en que la cooperativa tenga excedentes repartibles y con

los límites que establezca la asamblea. La suma de sus sucesivas emisiones no

puede superar el patrimonio neto de la sociedad. Los títulos deben ser nominativos,

endosables o no. Puede hacerse oferta pública, en cuyo caso se sujeta a la

legislación de la materia. En caso de liquidación de la cooperativa, son

reembolsados con preferencia a las cuotas sociales (Salvatori y Volando, 2001,

108).

En las zonas rurales de los Estados Unidos de América ha surgido en los

últimos años un modelo asociativo de cooperativas de “nueva generación”.

El sistema consiste en el aporte de capital para emprendimientos específicos y, las

cuotas sociales (delibery share) aportadas, no sólo dan al socio la calidad de tal

sino que otorgan a sus titulares derecho de entrega a la cooperativa de los

productos para ser elaborados. Por su parte la cooperativa tiene la obligación de

recibir el producto existiendo de esa manera un doble contrato entre la cooperativa y

el socio que los vincula mutuamente con derechos y obligaciones siempre referida a

una unidad por cada cuota social suscripta. Dichas cuotas sociales, cuando el socio

decida no comercializar más con la cooperativa, son vendidas a <precio de

mercado> dependiendo su cotización del éxito que tenga el emprendimiento (Farías,

2003. 235)

b) Transmisión de aportaciones: normalmente a los familiares, a los herederos o a

otras personas que convivan con el miembro. En las cooperativas agrarias de

España se produce de modo ordinario y constante la sucesión en la titularidad de la

empresa agraria de padre a hijo por causa que no es el fallecimiento del primero. Un

ejemplo es por jubilación. En este caso, el padre se da de baja, la cooperativa liquida

sus aportaciones y el hijo solicita la admisión haciendo la aportación mínima, con lo

que se descapitaliza la empresa. Borjabad (2002, 267) plantea que debería

acordarse la transmisión obligatoria e integra de las aportaciones del padre al hijo al

mismo tiempo que la transmisión de la titularidad de la empresa agraria por causa

que no sea el fallecimiento.

19

c) Los miembros pueden pagar cuotas periódicas para financiar el

funcionamiento administrativo de la empresa, las que tienen el carácter de ingresos

del ejercicio porque no integran el capital social ni son reintegrables.

5.3. La cuenta corriente cooperativa agraria

Hemos visto que la cooperativa agraria tiene por objetivo prestar servicios de

distinta índole a sus miembros, fundamentalmente de suministro de insumos

necesarios para el ejercicio de su actividad agrícola, esencialmente la producción, y

–al mismo tiempo- comercializar dicha producción. A tales efectos, entrega a sus

miembros bienes (semillas, fertilizantes, agroquímicos, combustible), y les presta

servicios de clasificación, transporte, almacenamiento, procesamiento, etc., sin

pago inmediato, sino que se le acredita a una cuenta, a ser cubierta, una vez la

cooperativa, en el caso, venda la producción que el mismo socio le ha entregado

para su comercialización. Y todo ello se registra en una “cuenta” en que se llevan

sumas de crédito por un lado y deudas por el otro.

Hasta el presente no existe norma jurídica expresa que regule esta situación,

razón por la cual, las normas internas que rigen la vida de las cooperativas tienen

previstos el régimen de las mismas, y los derechos y obligaciones que se originen en

las mismas.

Se discute si los saldos deudores que tuvieren los miembros causan intereses. Se

observa que la cooperativa provee al socio de insumos para ser compensados con

la cosecha que luego deberá entregarle para su comercialización. Se trata de

entregas recíprocas de bienes, servicios o valores entre la cooperativa y su asociado

en cumplimiento de su objeto social, cuyos “saldos” adeudados no responden a

“préstamos” o “adelantos” en dinero, sino que resultan de la estimación en dinero del

equivalente a los bienes o servicios facilitados por la cooperativa a sus asociados,

que se le han facilitado para la explotación y cultivo de su tierra y obtención del

producto que comercializará luego el asociado a través de la cooperativa. Estos

saldos deudores, cuando se extienden en el tiempo, producen un debilitamiento del

patrimonio operable, impidiendo cumplir su objetivo con todos los asociados a

quienes se debe el mismo tratamiento facilitado al deudor. Se causa, entonces, de

un interés que no se fija como una “renta” sino como una manera de compensar los

costos y mantener estable ese patrimonio, que permita a la entidad cumplir su

20

objetivo con todos sus asociados, y no agotarse con la atención de algunos de ellos

(Corbella, 1990, 40-47).

Además, señala el mismo autor (1990, 41) que el asociado-deudor no es ajeno a la

acreedora, entidad cooperativa que integra como tal, teniendo un amplio derecho de

examen e información sobre los libros, inventario y balance, habiendo recibido o

compulsado normalmente su estado de cuenta –o debiendo haberlo hecho- sin

formular impugnación alguna, lo que le permite tener permanentemente

conocimiento del estado y evolución de su “cuenta” , constituyendo a su juicio, las

falta de observación a sus resultados una aprobación tácita del saldo adeudado, sin

que pueda alegarse ignorancia o falta de conformidad “expresa”.

5.4. Resultados del ejercicio:

a) Naturaleza: pueden ser en todo o en parte irrepartibles, destinándolos a la

capitalización social, el desarrollo comunal, de acuerdo a lo establecido en las

normas internas. El proceso de capitalización compulsiva sobre la base de la

retención de determinado porcentaje sobre la producción entregada es una forma

de elevar el capital social. Sin embargo, como señala Périus (2001, 90) en el Brasil,

ello está generando un grave riesgo que es la desviación de la producción, motivado

exactamente por la entrega obligatoria de los productos, con un descuento, a título

de capitalización. O repartibles, según las aportaciones económicas, o por trabajo

realizado por el miembro y acumulado.

En las cooperativas agrarias que tiene generalmente varias secciones el retorno

se distribuirá en proporción a las operaciones realizadas y a los servicios utilizados

por cada asociado. Por ejemplo si la cooperativa agraria tuviere : a) una sección de

consumo de bienes o servicios, en proporción al consumo hecho por cada asociado,

b) o una sección de adquisición de elementos de trabajo, de transformación y de

comercialización de productos en estado natural o elaborados, en proporción al

monto de las operaciones realizadas por cada asociado, c) o una sección de crédito,

en proporción al capital aportado o a los servicios utilizados. Generalmente las

secciones en una cooperativa agraria se pueden dividir en dos principales: 1.- de

provisión y 2.- de comercialización, por lo cual los retornos serán distribuidos en

proporción al monto de las operaciones realizadas en cada sección, según los

resultados alcanzados por la mismas (O’ Brien);

21

b) Reserva para contingencia: se trata de fondos colectivos constituidos con

porcentajes de los excedentes, o directamente de la producción, su monto puede

guardar relación con el patrimonio social o con el ahorro de los miembros. Uso en

períodos de escasez o para solventar situaciones económicas difíciles debidas a

catástrofes naturales u otras causas no cubiertas por el seguro, para garantizar la

vida económica de la cooperativa (Proyecto Cuba, 2002). El proyecto de ley de

cooperativas agropecuarias de Argentina (Salvatori y Volando, 2001, 105) permite

que el estatuto pueda autorizar el uso de las reservas facultativas que se constituyan

para absorber quebrantos con el fin de posibilitar la distribución de excedentes en

las secciones que lo hubiesen obtenido, aún cuando el resultado general del

ejercicio resultare deficitario para la cooperativa

c) Fondo de operaciones, dedicado a solventar los gastos y erogaciones del

próximo año y podrá dedicarse a la adquisición de medios básicos y de rotación,

construcción de viviendas y de instalaciones productivas y sociales, actividades de

investigación y capacitación, desarrollo de la comunidad, medio ambiente, etc.

d) Reserva para inversiones, destinada a renovar o reponer la capacidad

productiva de la cooperativa y está constituida por: a) un porcentaje de los

excedentes líquidos anuales provenientes de las operaciones con los miembros, a

definir por la asamblea general a propuesta de la dirección; b) un porcentaje (no

inferior al 40%) de los excedentes líquidos anuales provenientes de operaciones con

terceros.

6. Comercialización a) La comercialización comprende todas aquellas operaciones que tienden a la

venta de productos agrarios de sus miembros, mediante la realización de una

actividad más o menos compleja, que puede incluir desde el simple almacenaje de

los productos, hasta la transformación física de los mismos para su posterior venta,

incluso directamente al consumidor (Coronado, 2001, 697). Se trata de que se

retenga el valor añadido que los agricultores con su esfuerzo han sido capaces de

generar: vender bien lo que producimos y hacer nuestro lo que ahora estamos

dejando en manos de otras empresas que se aprovechan de la ausencia de

vertebración comercial del sector cooperativo (Del Real, 2002, 150). Son entidades o

22

asociaciones que, además de dedicarse a la venta de los productos de sus

asociados, se ocupan de la comercialización en común, incluidas transformación y

otras actividades de marketing (marcas, distribución, publicidad, promoción, etc

Como afirma Caldentoy, en las cooperativas de comercialización, es evidente

que también deben existir normas sobre el suministro de materias primas con

obligaciones tanto para el agricultor como para la cooperativa. El problema estriba

en saber en base a que factores se establecen dichas normas, si en base a los

intereses de la cooperativa o en base a los intereses individuales de sus propietarios

es decir de los suministradores de materia prima. En principio se puede pensar que

los agricultores se preocupan sobre todo de su propio interés y que el interés por la

cooperativa es menor dado que sus resultados económicos se dividen entre todos

los miembros de la misma. En consecuencia pueden adoptar una conducta de tipo

oportunista en cuanto se refiera al producto entregado (cantidades, calidades,

fechas de entrega, etc). Igualmente el oportunismo puede darse en sentido contrario,

es decir que sean los órganos rectores de la cooperativa quienes actúen en contra

de los intereses de un socio y en beneficio de los miembros de los mismos o de

otros socios o terceras personas.

b) Destinatarios: son los miembros que colaboran en la actividad económica de la

empresa entregando (en forma obligatoria o voluntaria) sus cosechas para que ésta

las comercialice, percibiendo el reintegro según los productos entregados.

En una cooperativa tradicional, ésta debe proceder a la comercialización de

todo el producto de sus socios, lo cual las coloca en una situación de desventaja con

relación a las empresas mercantiles competidoras, que únicamente adquieren las

cantidades y calidades necesarias para su plan de marketing. Esta situación

desfavorable se puede eliminar o disminuir en parte estableciéndose una

programación de cultivos en cantidad y calidad, programación que debería ser

aceptada y cumplida por los socios igual que sucede en el caso de una integración

vertical completa (es decir en el caso de una sola empresa que controle la

producción y la comercialización) o en el caso de una red de empresas con una

empresa principal. Sin embargo el problema subsiste en muchas cooperativas

aunque exista esta programación, dado que los rendimientos por hectárea varían en

función de las condiciones meteorológicas o sanitarias. La programación es más

23

complicada en cooperativas que comercializan productos procedentes de cultivos

arbóreos (frutales, olivar, viña), en los cuales la programación de la superficie no

puede hacerse más que a medio o largo plazo y lo mismo sucede con determinadas

producciones ganaderas (Caldentoy).

Las operaciones de comercialización son hechas, fundamentalmente, con los

miembros, que lo pueden ser con carácter exclusivo, preferente o mayoritario, o

según un porcentaje de operaciones con unos y otros. Los terceros pueden

comercializar, excepcionalmente, en forma igualitaria a los miembros, subordinado a

las operaciones con los mismos, o con carácter accesorio (aquellos porcentajes de

operaciones que no pudieron ser comercializadas por los socios). En caso de

efectuarse operaciones de comercialización con terceros, el asunto se plantea con el

destino que debe darse a los excedentes generados: si es libre, por ejemplo,

distribuible entre los miembros, o destinado a reservas, en total o porcentaje.

Pueden darse los acuerdos ínter-cooperativos, esto es, convenios suscritos

con cooperativas agrarias para que tanto las cooperativas como los socios realicen

operaciones de suministro o entrega de productos o servicios en otra cooperativa

vinculada por el acuerdo. La principal consecuencia de estos acuerdos es que las

operaciones efectuadas en su marco tendrán la misma consideración de

operaciones cooperativizadas efectuadas por la cooperativa con sus propios socios

(Botana, 1999; 236), que son consideradas como operaciones internas.

c) Forma de operar: la empresa vende a terceros los productos de sus miembros

de dos modos: mediante la compra en firme a los miembros para su venta, lo que no

es lo más frecuente. En estos casos, lo importante aquí es establecer la forma de

valorar las entregas o ventas de los miembros; la empresa gestiona la venta de los

productos de los socios, que son quienes señalan el precio, salvo que delegan esta

función en la cooperativa, que actúa como intermediario. Se trata de una gestión de

ventas. Una variante de este modo de actuar es aquel en que la cooperativa

intermedia o gestiona la compra para el industrial, actuando entonces en función de

corretaje (Coronado, 2001, 698).

d) Pago: la empresa puede cancelar al socio el importe total obtenido por sus

cosechas menos la contribución que corresponda por los gastos generales, que se

calcula previamente, calculado a precios de mercado: si el precio fue bien calculado

24

no habrá excedentes (excedente cero). Si no lo fue acertado, habrá pérdidas o

utilidades. Puede, también, pagársele al precio de mercado y la cooperativa los

vende también a precio de mercado. Más tarde, al final del ejercicio, una vez que se

conocen los gastos habidos, se liquida al socio lo que le corresponda: si se le pagó

menos por su cosecha, se le reintegra; si, al contrario, se le pagó más y hay

pérdidas, el socio deberá pagar la diferencia. Ahora bien, casi siempre se da un

anticipo en el momento en que tiene lugar la operación cooperativizada, y al final del

ejercicio se liquida (Fajardo, 1997, 138-139).

7. Integración 7.1. Aspectos generales:

a) Las cooperativas pequeñas pueden tener grandes dificultades para llegar a

aplicar técnicas de industrialización y estrategias de marketing. Muchas pequeñas

cooperativas siguen siendo simples suministradores de materias primas a la

industria de transformación, tratándose de una situación casi igual a la de los

agricultores aislados. Para hacer frente a esta situación, si la cooperativa tiene

limitaciones para su crecimiento puede integrarse en cooperativas de segundo grado

que por su mayor tamaño si pueden dominar dichas técnicas y estrategias. La

creación de cooperativas de segundo grado permite el aumento de la actividad así

como un aumento del poder de negociación. Se trata de un aumento de la actividad

en sentido horizontal pero suele ir acompañado de un aumento vertical dado que las

cooperativas de segundo grado suelen llevar consigo un nuevo avance en el

proceso de comercialización igual que sucede en las cooperativas de primer grado

(Caldentoy).

Las cooperativas de base se integran en cooperativas de segundo grado,

especialmente en el área de la comercialización, siendo éstas las especialistas en el

mercado en base a sus capacidades distintivas (conocimiento del mercado, cartera

de productos diversificada, etc.), encargándose de comercializar la totalidad o parte

de los productos confeccionados por las primeras. De esta forma, las cooperativas

de primer y segundo grado, a través de la asociados que establecen, complementan

sus recursos y capacidades, produciéndose un desarrollo de los mismos y una

mejora de la competitividad de la relación (Arcas, 2001, 10);

25

c) Funciones: la función de la integración entre cooperativas agrarias es la de

coordinar y aunar esfuerzos, concentrando las producciones de varias Cooperativas,

o creando Cooperativas de segundo grado, o fusionando varias Cooperativas

Municipales o Comarcales en una más amplia, Provincial o que abarcara todas las

dedicadas a una misma actividad o a varias actividades complementarias, en una o

en varias Comunidades Autónomas. Un ejemplo importante de Unión de

Cooperativas de un tipo de productos determinados, es ANECOOP, que se encarga

de la comercialización de los productos hortofrutícolas en la Comunidad Valenciana,

en especial del comercio exterior, o también COESHHOR, que realiza la

comercialización de dichos productos en el mercado interior.

La mundialización de los mercados agrarios, obliga a las Cooperativas a integrarse

a fin de incidir con una mayor agresividad en los mismos, ya que su agrupación

favorece no sólo la concentración de la oferta de los socios agricultores, sino la

participación de los mismos en los valores añadidos en los procesos de

industrialización y transformación y hasta en una distribución más idónea de sus

producciones, por lo que en España se necesita fomentar, desde los poderes

públicos, o desde el propio Movimiento Cooperativo, un fuerte entramado de

Cooperativas , por medio de concentraciones de estas empresas de

primer grado, en otras de segundo grado, o provocando fusiones y absorciones de

Cooperativas, a fin de su conversión en una nueva, de mayor potencialidad

económica y tecnológica (Llombart, 2003).

En un estudio empírico realizado sobre 278 cooperativas hortofrutícolas de

España, cuya producción es comercializada, en su totalidad o en parte, a través de

una cooperativa de segundo grado, se demostró que esta integración permite a las

cooperativas de primer grado mejorar, sobre todo, sus objetivos de imagen y

prestigio, crecimiento en ventas y beneficios. Asimismo, favorece el éxito en el

lanzamiento de nuevos productos y la estabilidad de las cooperativas de primer

grado en la medida en que la integración contribuye a incrementar la satisfacción de

sus socios. Además, la contribución de la cooperativa de segundo grado a la

consecución de los objetivos de la cooperativa de primer grado es mayor conforme

aumenta el número de servicios que aquélla presta a ésta y cuanto menor es la

26

dimensión de la cooperativa de primer grado y la distancia entre ambas cooperativas

(Arcas, Manuera y Hernández, 2002, 22).

c) Concentración: otra forma de crecimiento de las cooperativas consiste en la

participación como accionistas en empresas civiles o mercantiles junto con otros

accionistas cooperativos o no cooperativos. En general no se trata de una simple

inversión de capital sino que se trata de participación en empresas dedicadas a

actividades relacionadas con las propias de la cooperativa. Esta estrategia es muy

frecuente en algunas cooperativas sobre todo en participaciones en empresas

dedicadas a transformaciones del producto de segundo nivel o en empresas de

comercialización, pero su importancia es limitada a nivel general, aunque pueda

tenerla en algún caso particular (Caldentoy).

8.2. Consorcio de cooperativas agrícolas de Uruguay

a) Objeto: la realización en común de las operaciones concernientes a la

producción y comercialización de granos mediante una administración centralizada.

En tal sentido las operaciones objeto de este consorcio son: 1. La gestión y

obtención de los créditos necesarios para la financiación de cultivos agrícolas y la

financiación de la comercialización de los granos producidos. 2. Concesión de

créditos a los productores agrícolas socios de las entidades consorciadas con

destinos a la financiación de sus cultivos. 3.Asistencia técnica a dichos productores

en materia de implantación de cultivos, definición de insumos necesarios y

seguimiento de los cultivos hasta la cosecha y el acopio del producto. 4. El

suministro de insumos necesarios para la explotación agrícola. 5. Acopio y

conservación de granos. 7. Comercialización de los granos que a esos efectos sean

enviados por los asociados.

b) Funcionamiento: la gestión y administración del consorcio así como su

representación es ejercida por Central Cooperativa de Granos por el plazo de

vigencia del contrato que es de 20 años. En lo referente a la forma de deliberación

para la toma de decisiones, se constituye la Asamblea de entidades consorciadas,

que funciona con un delegado titular y un alterno designados por cada entidad,

estableciéndose mayorías de dos tercios del total de votos para resolver

modificaciones al contrato vigente. El contrato establece la posibilidad de calificar el

voto, que durante el primer año corresponde uno por entidad, en base a criterios de

27

cantidad de socios y volumen de operaciones, topeándose en un tercio del total de

votos habilitados, el máximo por cada miembro. La implementación del voto

calificado requiere de una mayoría de dos tercios. El contrato también establece las

obligaciones de las consorciadas, que fundamentalmente se refieren al régimen de

exclusividad para todas las operaciones comprendidas en el objeto del consorcio

(Bertoni, 2001, 41-42).

Referencias:Arango, M. (2003). La economía informal. Una transición democrática. Las

famiempresas y microempresas, una alternativa solidaria. Medellín, Universidad Cooperativa de Colombia

Arcas, N. (2001). Proceso de formación y desarrollo de la relación entre las cooperativas agrarias de primer y segundo grado. Revesco, 73 Madrid. Aecoop

Arcas, N., Manuera, J. Y Hernández, M. (2002). Beneficios de las cooperativas agrarias de segundo grado: contribución a los objetivos de sus socios . Revesco, 76 Madrid. Aecoop

Bertoni, I. (2001). Consorcio de cooperativas agrícolas: un nuevo desafío para el sistema cooperativo agrario uruguayo. Estudios Cooperativos, año 8. Montevideo, Universidad de la República

Bertossi, R. (2000). Cooperativas. Libertad y equidad para un derecho sin abusos. Córdoba. Ediar

Borjabad, P. (2002). El sistema legislativo español de cooperativas y la Ley 27/1999. Las cooperativas en Iberoamérica y España. Realidad y legislación. Avila. Ucavila

Botana, M. (1999). As cooperativas Agrarias. Estudios sobre a lei de cooperativas de Galicia Santiago de Compostela. Xunta de Galicia

Branco, A. (2003).Os limites da acquisicao da quotas-partes pelos associados e a subscricao proporcional. Cooperativismo e o Novo Código Civil. Belo Horizonte. Mandamentos

Buitron, P. (1999). Interés social y fomento cooperativo en la Ley 4/93 de cooperativas de Euskadi. Anuario de Estudios Cooperativos 1998. Bilbao. Instituto de Estudios Cooperativos, Universidad de Deusto

Caldentoy, P. Redes de empresas y cooperativas agrarias de comercialización. Córdoba. Universidad de Córdoba

Casanova, R. (1967). Derecho Agrario (una doctrina para la Reforma Agraria Venezolana). Mérida. Universidad de Los Andes

Casanova, R. (2002). Las cooperativas. Principios fundamentales. Las cooperativas agrícolas: constitución, administración y clasificación. Las cooperativas en Ibero América y España. Realidad y perspectivas. Avila. Ucavila.

Cerda, B. (1959). Las Sociedades Cooperativas en particular (Organización y funcionamiento de las diferentes clases de Cooperativas). El Régimen Cooperativo. Tomo III. Barcelona. Bosch

Corbella, C.(1990). Las cuentas corrientes cooperativas agrarias. Cuadernos de Cultura Cooperativa, 78. Buenos Aires. Intercoop

28

Coronado, F. (2001). Secciones 4 y 5. De las Cooperativas Agrarias y de las de Explotación Comunitaria de la Tierra. Cooperativas. Comentarios a la Ley 27/1999, de 16 de julio. Madrid. Colegios Notariales de España.

Del Real, J. (2002). La evolución en la gestión económica de las cooperativas agrarias. Revesco, 78. Madrid. Aecoop

Detilleuz, J. (2001). La cooperazione in Francia, oggi. Revista della Cooperacione 2/2001. Roma.

Farías, C. (2003). Mapeando al cooperativismo. Rosario, UNRGide; Loyrette; Novel .(1969). Les Cooperatives Agricoles dans le marche commun.

Etudes Comparées, régime juridique, fiscal, social et financierParís. Dictionnaires Andre Joly

Giusti, F. (2003). Le leggi regionali de agevolazione per le societá cooperative. Rivista della Cooperazione, 1/2003 Roma. Istituto Italiano di Studi Cooperativi Luigi Luzzatti

Llombart, D. (2003). Los fenómenos de integración participativa y de contratación colectiva en España y en función del incremento del valor agregado de las explotaciones agrarias individuales. Valencia

Martínez, S. (2005). A Aportación do xuristas galegos ó movemento cooperativo en España e en Europa (S. XIX). Dereito, Vol. 13, N. 2. Santiago de Compostela. Universidad de Santiago de Compostela

Meinen, E. (2002).A súmula 262 do STJ e as cooperativas de crédito. Problemas atuais do direito cooperativo Sao Paulo. Dailética

Morales, A. (2002). La construcción de capital social a través de la Economía Social: el caso Andaluz. Revesco, 78.Madrid. Aecoop

Ortiz, M. (1968). Aspectos del problema agrario latinoamericano y la organización cooperativa. Quito. Editorial casa de la Cultura Ecuatoriana

Pavao, J. (1988). Cooperativismo e reforma agraria. Inteferencia estatal nas cooperativas. Porto Alegre. Fabris

Perius, V. (2001). Tratamento do Capital nas Sociedades Cooperativas Brasileiras. Boletín de la Asociación Internacional de Derecho Cooperativo, 35. Bilbao. Universidad de Deusto

Perius, V. (2001-B). Cooperativismo e lei. Sao Leopoldo, UnisinosPerius, V. (2003). A ausencia de capital social nas sociedades cooperativas

ed. Cooperativismo e novo Código Civil. Belo Horizonte. MandamentosPinto, S. (2002). Pressupostos de desconsideracao da pessoa juridica da

cooperativa em processo trabalhista. Problemas atuis do direito cooperativo. Sao Paulo. Dialetica

Romero, R. (1989). Estructuras empresarias para el comercio internacional. Buenos Aires. Depalma

Salvatori, P. Y Volando, H. (2001). Proyecto de ley de cooperativas agropecuarias de Argentina. Boletín de la Asociación Internacional de Derecho Cooperativo, 35 Bilbao. Universidad de Deusto

Sanz Jarque, J. (1974). Curso de Cooperación. Valencia. Universidad Politécnica de Valencia

Schlürter, R. (1999). Nuove necesita, nuovi campi della cooperazione. L’ imprenditorialita cooperativa nell’Europa del 2000. Bologna. Istituto Italiano di Studi Cooperativi Luigi Luzzatti

29

Tato, A. (1999). As cooperativas de explotación comunitaria de la tierra.. Estudios sobre a lei de cooperativas de Galicia Santiago de Compostela, ESpaña : Xunta de Galicia

Van Houten, H. (1959). Bosquejo del cooperativismo agrícola. Caracas, MAC

30