Cuaderno Inah, Esdo Mex

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INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA

Cuadernos de trabajoCentro INAH Estado de MxicoAo 5 Nmero 10 julio-diciembre 2009

CONTENIDO

Presencia teotihuacana en Calimaya, Estado de Mxico Mara del Carmen Carbajal Correa, Delno Prez Blas y Paz Granados Reyes.................................

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Consideraciones generales en torno al concepto Altepetl Beatriz Ziga Brcenas............................................................

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Descripcin de las maquetas prehispnicas monolticas de Tejupilco, Estado de Mxico. Anlisis de su contexto geogrco y representacin ritual Jos Hernndez Rivero................................................................ 14

Supervisin arqueolgica en el camino Cocotitlan-San Andres Metla M. Olivia Torres Cabello, Ivette Flores Morales y Adn Melndez Garca .......................................................... 29

Investigacin arqueolgica en el exconvento de San Juan Bautista Metepec, Estado de Mxico Ma. del Carmen Carbajal Correa y Paz Granados Reyes.................................................................. 36

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Presencia teotihuacana en Calimaya, Estado de MxicoMara del Carmen Carbajal Correa * Delno Prez Blas y Paz Granados Reyes**

n Mxico, no es rara la ocasin en la que tenemos oportunidad de asomarnos al pasado por medio de vestigios antiguos hallados en alguna parte de nuestro entorno cercano, ya sea a travs de estructuras monumentales o restos de utensilios de cocina, como ollas, platos, metates, o bien, de restos de muros, pozos o fogones. Pero cuando esta oportunidad se presenta a travs de una excavacin arqueolgica que controle y sistematice la informacin recuperada, estos vestigios se convierten en una poderosa herramienta que nos permite no slo observar esas maravillas del pasado, sino comprender el modo de vida, parte sustancial de la historia de los antiguos habitantes de Mxico, caso especco el de Calimaya o Callimayan, que en lengua nhuatl signica donde hay casas extendidas en el terreno. En Calimaya, en el predio denominado Villas del Campo, se dio un hallazgo, donde al planearse la construccin de un conjunto residencial y ante la evidencia en supercie de la presencia de concentraciones de material arqueolgico, el Centro INAH Estado de Mxico, con base en la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueolgicos, Artsticos e Histricos, se dio a la tarea de llevar a cabo la investigacin arqueolgica a travs de un salvamento. La evidencia en supercie se registr al realizarse el recorrido de inspeccin por la arqueloga Ma. del Carmen Carbajal, se recuper material cermico que, de acuerdo con el anlisis realizado por Paz Granados, se ubica a partir del nal del Clsico hasta el Postclsico (aproximadamente del 500 al 1100 d. C). Del periodo Epiclsico, se localizaron tiestos del tipo Coyotlatelco. De igual modo, la presencia mayoritaria de lascas y navajillas en obsidiana verde y un ejemplar de obsidiana gris, hace congruente la secuencia cronolgica; por lo que nos ubicamos en la dinmica de desarrollo cultural del Clsico Tardo al Postclsico, de la secuencia regional.

E

La investigacin arqueolgica que se realiz en el sitio a travs de un salvamento arqueolgico, tuvo como objetivo principal obtener un registro de material arqueolgico que nos permitiera evaluar su temporalidad y liacin cultural con respecto al desarrollo regional para identicar cul es el papel del predio Villas del Campo, Calimaya en el espacio arqueolgico de la zona. De esta manera, con el cumplimiento de lo dispuesto en la Ley por parte de la empresa Geo Edicaciones S.A. de C.V. y del Centro INAH Estado de Mxico, se realiz la investigacin en Villas del Campo Calimaya donde la realizacin de la importante obra de infraestructura urbana que la empresa plane en el municipio de Calimaya hubiera destruido evidencias de asentamientos prehispnicos. El predio, se encuentra en terrenos de lo que fuera la Hacienda de los Rubio, al noreste del poblado de Calimaya, al sur de la ciudad de Toluca. Se accede por la carretera Calimaya-Toluca, en la desviacin hacia la cabecera municipal, se toma el camino que se dirige al denominado Casco de Don Martn. Geogrcamente se localiza en las coordenadas UTM: E 14435699; N 2120734, a una altura aproximada de 2666 msnm. El predio es de forma irregular y su extensin es cercana a las 143 hectreas. La topografa del terreno es ligeramente sinuosa; el rea de menor pendiente se encuentra al este, sealada por el lecho de un arroyo. La diferencia de niveles ucta entre 20 y 30 metros, con respecto a la parte ms alta del terreno, ubicado al sur y oeste del mismo. Las nicas construcciones que se encuentran en el predio son dos cascos de hacienda, cuyas fachadas, tcnicas constructivas y materiales de construccin son recientes, con excepcin de una pequea capilla,* Investigadora del Centro INAH Estado de Mxico ** Arquelogos colaboradores del proyecto Salvamento arqueolgico en el sitio Villas del Campo.

2 que data de principios del siglo XX. El resto del terreno se ha usado como campo de diferentes cultivos (papa, frijol, maz, zanahoria), identicando las divisiones por parcelas a travs de camellones o zanjas. El predio se encuentra rodeado por otras reas de cultivo, adems, entre ellos se distingue la presencia de minas de extraccin de tepetate que se utiliza para la construccin en zonas aledaas. Es importante mencionar, que de acuerdo con la ubicacin de sitios investigados por Yoko Sugiura (1998b, 2005a. 2005b), el predio en cuestin se encuentra entre los registrados por la investigadora con los nmeros 164, 174 y 145. al nal del periodo decrece notablemente, llegando a despoblar una zona considerable del valle, el tipo de patrn es de carcter disperso y rural (Gonzlez, 1998). Sin duda, un aspecto relevante en el anlisis cultural, es el hecho de que se registra una discontinuidad en el tipo de material cermico, pues se deja de percibir la presencia de formas y estilos relacionados a la Cuenca de Mxico (Sugiura, 1980,1998a, 1998b, 2005a). El periodo Clsico (500 al 650 d. C.) se distingue por haberse dado un repoblamiento del rea, principalmente hacia la porcin central, lugar en donde se concentran las tierras de cultivo ms ricas, y el sector sureste, quiz por la disponibilidad inmediata de recursos lacustres, es decir, las zonas bajas son preferidas para ser ocupadas. En trminos de organizacin poltica, en este periodo se presentan los primeros indicios rmes de diferenciacin, pues algunos sitios empiezan a crecer y a representar reas nucleadas en torno a las cuales se congregan sitios menores, aunque en trminos generales, el patrn sigue siendo rural (Gonzlez, 1998). Una fase importante es el Clsico Tardo, adems de duplicarse la poblacin, se registran indicadores que muestran ya una identidad cultural propia; los sitios importantes presentan una clara sonoma como centros cvico-ceremoniales y el rea con mayor densidad de poblacin es la noroccidental (Sugiura, 1998a, 2005a). Los materiales cermicos an conservan los rasgos ms relevantes de la estilstica teotihuacana, el material ltico se basa en la presencia de obsidiana verde, prcticamente exclusiva para este periodo. A este respecto, es importante sealar la presencia de manufactura local que imita estas formas, aunque tambin con rasgos propios, posiblemente generando una economa de produccin e intercambio interno, principalmente en la zona central. Hacia nales de este periodo, en el Epiclsico, se desarrolla uno de los eventos ms signicativos en la relacin del valle con respecto a otras reas. En primer lugar, se registra una nueva disposicin en el patrn de asentamiento, pues se empiezan a ocupar reas de difcil acceso, como las cimas elevadas, adems de que se acenta la jerarquizacin regional con la aparicin de sitios nucleares que sealan una marcada diferenciacin territorial al aglomerar pequeos sitios de carcter rural a su alrededor. As, aparecen los sitios

Antecedentes y problemtica de investigacin en el reaEl Valle de Toluca, se forma principalmente por sedimentos aluviales provenientes de las cenizas volcnicas, disgregados dacticos, baslticos y andesticos del Nevado de Toluca y de la sierra de las Cruces, principalmente. La presencia de uno de los sistemas hidrulicos ms importantes de Mxico, como lo es el ro Lerma y el nacimiento de arroyos y manantiales, favorecen la formacin de suelos altamente frtiles, as como la disposicin de una rica y particular variedad de ora y fauna, que han marcado, desde la poca prehispnica, un modo de vida basado en la subsistencia de la explotacin de recursos agrcolas y lacustres (Sugiura y Serra, 1979; Garca Payn 1941a). Desde una perspectiva diacrnica, el valle ha sido escenario de diferentes fenmenos de poblamiento, orientacin cultural e interaccin con otras reas, lo que condujo a la formacin de un patrn de asentamiento que distingue reas especcas de ocupacin, densidad y tipo de materiales arqueolgicos para diferentes periodos. De esta manera, para el periodo Preclsico, Garca Payn (1941a) seala la existencia de rasgos olmecas en la cermica y gurillas por l analizadas, considera que tienen nexos con los materiales de los sitios preclsicos registrados en la cuenca de Mxico, tales como El Arbolillo, Ticomn y Zacatenco. Esta etapa es de importantes uctuaciones en el aspecto demogrco, pues si bien, hacia el Preclsico Medio la densidad de ocupacin era de media a alta,

3 de Teotenango y La Campana Tezonco, por ejemplo, que, al parecer, establecen relaciones de competencia por los recursos, en medio de un mayor crecimiento demogrco (Gonzlez, 1998; Pia Chan, 1987). Sin duda, uno de los hechos ms relevantes de este periodo, lo representa la discontinuidad cultural que se expresa a travs de una cermica rojo sobre bayo y rojo sobre caf con decoracin geomtrica, la llamada cermica Coyotlatelco que inunda prcticamente todo el valle de manera homognea; esto, aunado a la interrupcin del ujo de la obsidiana verde y su sustitucin por la obsidiana gris, proveniente de Zinapcuaro, Michoacn, principalmente, es la representacin de un nuevo orden y de los reacomodos que se dieron a escala regional a la cada de Teotihuacn (Sugiura, 1998b, 2005a). Pero al mismo tiempo, se empieza a gestar un movimiento de identidad y de regionalismo cultural, pues ante una mayor densidad de sitios y de relaciones con otras reas, aparece plenamente la cermica matlatzinca, que seala un foco de identidad tnica en el ms importante cinturn geogrco del Valle (Gonzlez, 1998; Sugiura, 1998b). El periodo Postclsico, es el periodo en el que convergen diversos eventos, que darn por una parte, identidad y estabilidad a la economa y poltica de los sistemas sociales asentados en el rea, sumando a esto, el enriquecimiento pluritnico que se lleva a cabo con la llegada de grupos chichimecas en el siglo XII; pero por otra, tambin representa una poderosa intrusin cultural y poltica con el poder mexica, plenamente ejercido a partir de 1476, cuando Axaycatl dirige el triunfo de sus huestes sobre las matlatzincas, lo que es patente con la presencia de cermica azteca III y IV (Pia Chan, 1987; Quezada, 1972). Para este momento, es evidente la existencia de relaciones asimtricas en el valle, pues los sitios de mayor envergadura estn plenamente nucleados con una periferia de sitios menores de carcter rural. El regionalismo cultural se maniesta con la integracin territorial de tres principales grupos con particularidades en su distribucin y aportacin de una esfera cermica distintiva, de esta manera, se tiene que hacia la porcin noroeste y centro occidental, se encuentra la esfera matlatzinca; al norte, la bcroma y polcroma, fuertemente relacionada con cermica de Acambay e Ixtlahuaca; y al sureste, el grupo Mica, con relacin a la sierra de las Cruces y al Ajusco. Por su parte, la obsidiana verde vuelve a ser preferida sobre la gris, pero ambas comparten la circulacin dentro de los bienes utilitarios de este periodo (Sugiura, 2005b). Por otra parte, para este periodo se detectan importantes formas de expresin de ritual mortuorio y de uso de los espacios elevados, como el Cerro de los Magueyes en Metepec, para realizar este tipo de eventos, en los que conuye la presencia de material matlatzinca y mexica, as como evidencia del Preclsico (Carbajal, 1997). Finalmente, en el Virreinato, como en la mayor parte de Mesoamrica, la disposicin de un nuevo orden espacial est sealada por la necesidad del ejercicio de poder sobre el control de la fuerza de trabajo, de la reparticin de tierras, de homogeneizar la nueva prctica administrativa y de socavar el carcter plural de los antiguos asentamientos. De esta manera, el nuevo orden reagrupa a las comunidades de acuerdo con nuevas necesidades de control, por ejemplo, el pueblo de Calimaya se hace uno solo con el de Tepemajalco; las haciendas, las unidades religiosas y los centros de administracin poltica, son esenciales en este nuevo orden establecido en el valle ( Quezada, 1972). De esta manera, hemos visto cmo, en el valle de Toluca, se gestan diversos eventos de cambio y discontinuidad que estn estrechamente relacionados con la conguracin de desarrollo cultural existente en otras reas. La aparicin de una cultura distintiva es signicativa ante la cercana de centros tan poderosos como lo fueron Teotihuacn y Tenochtitln, lo que habla del fuerte arraigo que represent la defensa de un territorio y sus recursos, como lo hicieron los matlatzincas. Ante esto, nuestro predio se encuentra en el rea de mayor densidad poblacional y dentro de la esfera cermica de este grupo, referente relevante para evaluar el contenido arqueolgico de su depsito y medio de discusin sobre el desarrollo cultural del rea. As, con estos argumentos como antecedentes de investigacin, se iniciaron las excavaciones en diferentes partes del predio, intensicndose en aquellas partes en la que el depsito de supercie era

4 claro indicador de un antiguo espacio de ocupacin. caractersticas, nos remiten a unidades habitacionales con espacios de produccin especializada, en este caso, de produccin alfarera. Lo anterior lo sustentamos en el registro de indicadores que sealan diferentes pasos de la cadena productiva, esto es: la presencia de moldes, ndulos de arcilla cocida, gurillas sin cocimiento, piezas y fragmentos con huellas de incineracin, carbn y ceniza concentrados en abundancia en determinados espacios; herramientas como punzones y pulidores, as como varias gurillas de estilo repetitivo. Al mismo tiempo, estas concentraciones se asocian con espacios con una alta presencia de material cermico domstico, herramientas de molienda, restos de pisos, adobes, ollas para el almacenamiento, contextos funerarios y rituales en los que la escenicacin con instrumentos de molienda y otros elementos gneos fue muy importante. Aunque su delimitacin no fue clara debido al alto grado de afectacin del terreno por labores agrcolas, la distribucin de estos elementos y su asociacin nos permiten inferir un sitio de produccin domstica. Bajo este esquema y por la variedad de las gurillas, las agrupamos de la siguiente manera: por periodo, forma y estilo. De este modo, bajo el segundo rubro se encuentran gurillas zoomorfas, antropomorfas (a su vez subdividida por tipo de indumentaria y de tocados), articuladas, por tipo de soporte y deidades. Cabe destacar que aunque en el sitio localizamos gurillas pertenecientes a los periodos Preclsico y Postclsico, respectivamente, en este artculo nos abocaremos a la presentacin de los elementos correspondientes al periodo Clsico, principalmente a las gurillas, no slo por ser cuantitativamente mayor su nmero o por la diversidad de restos de utensilios, herramientas y tiestos, sino porque sus contextos son determinantes para discutir el papel de este asentamiento en la historia regional. Figurillas articuladas o tipo ttere Denominadas as por tener las extremidades movibles por medio de oricios por los que se pasaba un hilo), se encontr una importante cantidad de piezas pertenecientes a las extremidades, en diferentes tamaos. Las cabezas asociadas con estas gurillas ostentan rapados y deformaciones craneales. Sus ojos,

Resultados de la investigacinComo lo sealaban los antecedentes, partimos de una hiptesis mediante la cual consideramos la factibilidad de encontrar material del periodo Clsico y Epiclsico con rasgos teotihuacanos, lo que fue aseverado por el registro de las excavaciones, ya que el material arqueolgico ms abundante se ubica en el periodo que va de 550 a 950 d.C., es decir de hace ms de 1500 aos. Indudablemente los rasgos de las gurillas, las formas de sus vasijas y la forma de enterrar a sus muertos fueron muy semejantes a los que tambin se han encontrado en el mismo centro de la gran urbe teotihuacana. El anlisis iconogrco de la amplia variedad de gurillas, basado en la recopilacin de datos de fuentes histricas, nos ha permitido la comparacin de datos para una clasicacin en diferentes temticas de acuerdo con los atributos de forma y estilo que presentaron. Esta metodologa nos permiti identicar que la presencia de gurillas est distribuida temporalmente en tres periodos bien diferenciados entre s: Preclsico, Clsico y Postclsico, pudiendo determinar la frecuencia para cada uno de estos periodos, encontrando en las fases que corresponden al Clsico Tardo de Teotihuacan, una mayor densidad, las cuales denotaron una manufactura en serie, lo que revela un desarrollo tcnico que requera el uso frecuente de moldes. Para esta fase, los ocupantes del sitio reprodujeron el estilo de las formas teotihuacanas, materializando el dominio regional del centro, ya sea por imitacin o por movimiento directo de grupos migrantes quienes continuaron con la produccin de formas ya establecidas con materias primas locales. Al momento, consideramos que la produccin es local, a excepcin de algunas gurillas que por su carcter y calidad bien pudieron ser tradas de la regin de Teotihuacan; por ejemplo, de aquellas cuya manufactura es ms cuidadosa, presenta pasta diferente y sus atributos son ms caractersticos, sin embargo esta aseveracin est expuesta a los resultados que nos proporcione el anlisis de laboratorio. El contexto del que provienen las gurillas, por sus

5 nariz y boca se representan por incisiones precoccin. La mayora de las veces no portan vestimenta, aunque tenemos varios ejemplares que s lo tienen, siendo de gnero femenino quien la lleva. Un rasgo interesante encontrado en algunas guras son dos oricios en la parte frontal de la cabeza, seguramente para introducir Figurillas con indumentaria Esta categora se basa en la observacin de ciertos rasgos que denen el uso de atuendo y ornamentos en las gurillas tanto masculinas como femeninas. La complejidad de la vestimenta est en relacin con el gnero, es as que en las imgenes femeninas la carga es ms signicativa, por decir, en los quechqumitl y faldelln, es frecuente la decoracin con motivos geomtricos, siendo la ms recurrente la forma de greca y equillo. Casi siempre estos atuendos estn pintados de rojo, blanco o amarillo, o bien, de ambas combinaciones. A diferencia de las anteriores, las guras masculinas

Figura 1. Fragmentos de gurillas articuladas o tipo ttere.

hilos que lo sostuvieran y sirvieran a manera de juguete (gura1).

Figurillas de rostros tipo retrato Son de rasgos muy expresivos y realistas, tambin con deformacin craneana. Algunos presentan un soporte en la parte posterior. Es posible que representen mscaras o retratos de ciertos personajes.

Figura 3. Fragmentos de gurillas en las que se observa el tipo de indumentaria, portan un quexquemitl.

Figura 2. Cabecitas con deformacin craneana y rasgos de cara realizados por incisin.

tienen una decoracin ms sencilla, aunque los tocados son ms espectaculares, quiz por cuestiones de gnero y rango. A su vez, dentro de estos tocados tambin se encuentran diferencias en volumen y elementos decorativos, lo que denota una jerarquizacin, al menos de uso (gura 3). La categora de deidades involucra el agrupamiento de gurillas en las que se reconoce o se ineren elementos asociados con deidades reconocidas, como Tlloc o Huehuetotl, por ejemplo. Tambin se consideraron la portacin de rasgos asociados con elementos naturales, ya sea acuticos, gneos, terrestres o a entidades totmicas representadas por algunos animales, principalmente aves. Dentro de esta categora quedan implcitas las aplicaciones al pastillaje de los braceros tipo teatro (motivos acuticos, terrestres y celestes), principalmente por su asociacin a actividades rituales y como parte de la parafernalia religiosa.

6 Figurillas zoomorfas La presencia de imgenes de animales est relacionada a la importancia de stos en la vida Tal es el caso de los ejemplares con la representacin de la or de cinco ptalos, que posiblemente se asocia al culto del dios Macuilxochitl (gura 5).

Comentario nalCon lo anterior, podemos mencionar que la presencia de las diferentes representaciones de personajes, animales y elementos a travs de las gurillas del sitio teotihuacano en Calimaya nos indican no slo el gusto por la elaboracin plstica y esttica de los habitantes en este lugar, sino tambin de su forma de expresin conceptual, de la idea que tuvieron de la naturaleza, del simbolismo y de los variados atuendos con los que posiblemente diferenciaban su rango, actividad y papel social. Respecto al contexto en el que se encontraron estas representaciones es signicativa su presencia asociada con los materiales domsticos tanto en supercie como en el depsito, as como en el interior de las fosas; sin embargo, no se encontraron formando parte del material ofrendado en los entierros localizados, por lo que es posible que su uso formara parte de las actividades de carcter domstico y cotidiano. Es relevante el hallazgo de las gurillas, puesto que por medio de sus formas representativas de la imagen de Tlloc, y de murcilagos, adems de las vasijas decoradas con motivos acuticos, se puede identicar que en el lugar se practicaba culto a los dioses de la fertilidad, lo cual nos habla de su cosmovisin, del mundo religioso que giraba en torno a una subsistencia primaria basada en la agricultura. Pero en este mundo de ideas el fuego tambin era primordial, el culto a lo gneo estaba combinado con el culto al agua, esto se denota con los rituales que se llevaron a cabo debajo de los espacios de ocupacin, pues hemos mencionado que en las fosas fueron depositados abundantes restos de objetos incinerados y fragmentos de sahumadores y braseros, as como metates rotos intencionalmente, ya que la piedra fue un objeto asociado al calor, al fuego, por lo que consideramos que la asociacin es claramente connotativa. As el ritual al agua y al calor conguraba una unidad

Figura 4. Figurilla zoomorfa que representa un murcilago.

cotidiana y ritual de los habitantes del sitio, ya sea como alimento o representacin de entidades cosmognicas. Entre estos ltimos tenemos lechuzas, jaguares, murcilagos, monos (gura 4). Figurillas tomorfas Confeccionadas principalmente para servir como aplicaciones en braseros y algunas vasijas, tambin son representativas de la forma de concebir la naturaleza y su relacin con entidades religiosas.

Figura. 5. Aplicaciones al pastillaje con representaciones de ores.

7 cosmognica debajo de los patios y de las casas como entidades protectoras de la vida de sus habitantes. Si seguimos la pauta de la composicin cermica del depsito y de la conguracin del patrn de asentamiento regional, no dudamos que el sitio de Calimaya, a nales del periodo Clsico y en el Epiclsico form parte de los sitios de la planicie central del Valle de Toluca que produjo la mayor parte de su propia cermica y jug un rol de produccin e intercambio con los sitios vecinos dentro de una esfera de formas y estilo teotihuacano, aunque con una mnima cantidad de una cermica fornea e intrusiva como lo es el Anaranjado Delgado y el Rojo sobre Caf. Por sus ofrendas mortuorias, de la mayor parte de la obsidiana recuperada y de algunos tiestos cermicos, es patente que sus habitantes mantuvieron estrechos vnculos con la gran urbe. Finalmente, identicamos que el grupo teotihuacano que habit este sitio desarroll su cultura religiosa reejada en el utillaje de sus ofrendas la cual maniesta la expresin conceptual del mundo real que les rodeaba; cercados por arroyos, manantiales y la cercana con el volcn Xinantecatl, los habitantes de este lugar representaron en el escenario ritual domstico una parafernalia que vincul su existencia con el de las deidades creadoras del agua y el fuego.

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Consideraciones generales en torno al concepto AltepetlBeatriz Ziga Brcenas*Introduccin Los estudios sobre el concepto altepetl son relativamente recientes. La bibliografa muestra que este tema va cobrando inters en las investigaciones sobre las instituciones polticas, sociales y religiosas del ltimo perodo de la poca prehispnica y los inicios de la poca colonial. La mayor parte de los autores coincide en que la administracin espaola se ciment en la estructura poltica y territorial existente, es decir, en el altepetl. Sin embargo, la poltica colonial espaola rechaz el empleo de los trminos nativos, sobre todo los de las instituciones polticas, y los sustituy por trminos castellanos que conceptualmente se acercaban a los originales, pero que no llegaron a coincidir plenamente. Por ello, James Lockhart (1996) y Cayetano Reyes (2000) han llamado la atencin sobre la importancia de reinterpretar la historia indgena desde sus propias categoras y conceptos. Sealan que si bien los historiadores tradicionales, como Charles Gibson, prestaron una considerable atencin a los indgenas, los vieron bajo la ptica occidental porque utilizaron sobre todo informes y conceptos europeos. Este ensayo se basa en investigaciones modernas, principalmente las de Bernardo Garca (1987),1 James Lockhart (1999),2 Pedro Carrasco (1996),3 Ren Garca Castro (1999), Cayetano Reyes (2000)4 y Sergio Quezada (1993).5 Si bien stos son los principales investigadores que abordan el tema, aqu slo se intenta recopilar las caractersticas principales del concepto altepetl a partir de sus estudios. Primero se expondr su etimologa y las interpretaciones sobre este nombre. Posteriormente se presentarn las caractersticas del altepetl como institucin poltica, y su papel como base de las instituciones coloniales. Finalmente se describe la supervivencia del altepetl tal como se le reporta en Cholula.

Etimologa e interpretaciones de altepetlAlonso de Molina, en su Vocabulario en lengua castellana y mexicana y mexicana y castellana, de 1571, traduce la palabra altepetl como pueblo o rey aunque literalmente signica agua-montaa, de atl agua y tepetl montaa.6 Agua y montaa indican elementos del medio fsico; por tanto, con este trmino parece aludirse a un territorio. Pero el hecho de que se reeren a algo ms que a una mera porcin de supercie se inere del hecho de que los trminos que de una u otra manera se reeren a entidades sociales como pueblos o ciudades incluyen el prejo altepetl. Se cuentan 35 de estos trminos en el vocabulario de Molina, entre ellos altepecalacoallan, puerta o entrada de ciudad; altepepehualtiliztli, fundacin de pueblo; altepetlalilli, pueblo ya fundado;5 Quien realiza un estudio sobre la organizacin poltica y social de los pueblos yucatecos: cuchcabaloob, plural de cuchcabal, nombre que se empleaba para designar la localidad donde se ubicaba una institucin de carcter poltico o religioso (Quezada, op. cit., p. 34). 6 Garca Martnez (1987: 73; 1998: 63) menciona que otros idiomas posean palabras con un concepto similar: chuchutsipi en totonaco, formado de chuchut (agua) y sipi (montaa); xcansipi o xcansipej de xcan (agua) y sipej (montaa) en un dialecto del totonaco y el tepehua; andehe antae hae, ligada a las formas andehe (agua) y noltae hae (cerro) del otom; batabil en los mayas y uu en las tradiciones mixtecas.

1 Que trata sobre las transformaciones y el desarrollo de los pueblos de la Sierra norte de Puebla en los siglos XVI y XVII. 2 Esta obra es una de las ms interesantes sobre el tema del altepetl, ya que el autor parte de la interpretacin de las fuentes elaboradas por los indgenas, en especial de los documentos sobre litigios. Estos documentos mundanos que fueron escritos por nahuas, para ojos nahuas y para los nes de la vida diaria son potencialmente ms ricos que los registros espaoles (Lockhart, op. cit., p. 18). 3 Esta investigacin trata con profundidad las instituciones polticas y su estructura jerrquica en la poca prehispnica. 4 La investigacin se centra en el altepetl Cholula. El autor considera que el altepetl, en este lugar, tiene su origen en la poca preclsica; asimismo seala que el altepetl que persiste en el rea de Cholula signica la reunin y el lugar de los tiachcame, es decir de los principales (p. 232).

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Investigadora del Centro INAH Estado de Mxico.

9 altepeua, vecino de ciudad, etctera. Fray Bernardino de Sahagn (2000: 1134) en su captulo dedicado a la diversidad de las aguas (Libro 11, cap. XII) menciona al respecto:Los antiguos desta tierra decan que los riyos todos salan de un lugar que llaman Tlalocan, que es como paraso terrenal, el cual lugar es de un dios que se llama Chalchihuitlicue. Y tanbin decan que los montes estn fundados sobre el cual, que estn llenos de agua y por de fuera son de tierra, como si fuesen vasos grandes de agua o como casas llenas de agua, y que cuando fuera menester se rompern los montes y saldr el agua que dentro est, y anegar la tierra. Y de aqu acostumbraron a llamar a los pueblos donde vive la gente altepetl que quiere decir monte de agua o monte lleno de agua.

como lugares donde estaba el paraso terrenal (Reyes, 2000: 45).Los antiguos mexicanos decan que los cerros estaban fundados en el Tlalocan en donde habitaba Chalchiutlicue y Tlloc; divinidades que signicaban el principio dual de la vida. Asimismo, el principio dual de la existencia era identicado en el agua-cerro, los cuales estaban estrechamente correlacionados, el uno dependa del otro y ambos eran generadores de la existencia (Reyes, op. cit.: 229).

En las interpretaciones modernas se considera que el trmino altepetl se utiliz tambin para designar a una entidad social y al grupo gobernante que controlaba y dispona de dicho espacio territorial. Por ejemplo, Ren Garca seala:La etimologa de la palabra nativa alude de manera metafrica a un territorio (atltepetl, lit. aguacerro), pero en realidad hace referencia a un grupo de gente que tena gran control sobre un espacio territorial dado y que estaba unido esencialmente, por lazos polticos (Garca Castro, 1999: 36).

Para James Lockhart altepetl es una palabra de doble metfora, por un lado implica territorialidad y, por otro, organizacin de personas:La palabra altpetl es una forma algo modicada de la doble metfora in atl, in tepetl, las aguas, las montaas, y por tanto se reere, en primer lugar, al territorio, pero lo que signica principalmente es una organizacin de personas que tiene el dominio de un determinado territorio. Una entidad soberana o potencialmente soberana, cualquiera que fuera su tamao, poda considerarse un altpetl (Lockhart, 1999: 27).

De acuerdo con otros autores, el concepto altepetl no slo tiene estas connotaciones de territorialidad y de dominio, sino tambin econmicas y cosmognicas. Frances Karttunen (1983: 9) y Cayetano Reyes (2000: 45, 228-229) interpretan los elementos agua-cerro como la base econmica de las entidades sociales nahuas. Asimismo, agua-cerro tambin incorpora conceptos ideolgicos y religiosos ya que el agua era considerada como generadora de vida, y los cerros,

Siguiendo esta misma lnea de anlisis, resulta interesante profundizar en los signicados de agua y cerro entre los pueblos mesoamericanos. En el caso particular de los nahuas se consideraba, por ejemplo, que los cerros eran los lugares de residencia de los dioses tutelares. Lpez Austin (1994) presenta argumentos para interpretar la complejidad de los cerros y de la dualidad agua-cerros en la cosmovisin mesoamericana: a) Los dioses patronos ocupaban cerros o se transformaban en cerros al establecerse cuando se fundaba una poblacin. Cita como ejemplo que la diosa esposa de Camaxtli se convirti en sierra en Tlaxcala (op. cit. p. 217). b) Desde su cerro, el dios patrono deba delegar funciones en seres humanos privilegiados. La existencia de un dios patrono general de una ciudad, bajo cuya dependencia se encontraban los calpulteo o dioses de los calpultin, hace esperar un conjunto tambin jerarquizado de hombres que tienen una mayor proximidad a los dioses patronos particulares que el comn de la gente (ibid.). Los cerros, junto con el agua, la dualidad aguatierra, constituyen un tema complejo y fundamental de la cosmovisin mesoamericana, y est presente en todo el ciclo vital. Johanna Broda (1997) menciona la estrecha relacin entre estos elementos. El cerro es el que da origen al agua, ya sea a travs de los manantiales que surgen del interior, o bien a travs de las nubes que se acumulan en las cimas de los cerros. Por otro lado, seala quea las montaas se les daba culto en su funcin de proveedoras de agua y lugares que controlaban el temporal. Eran deidades telricas que mandaban las tormentas, el granizo y ciertas enfermedades como la gota y el reumatismo, pero tambin eran responsables de las lluvias bencas que hacan crecer las plantas y eran necesarias para la agricultura (Broda, op. cit.: 68).

Se puede decir que el culto a los cerros alcanzaba su mxima expresin en la esta del Tepeilhuitl,

10 la esta de los cerros.7 La organizacin de la festividad estaba a cargo del calpul y la divinidad venerada eran los montes tlaloques. Para esta celebracin elaboraban imgenes de montaas a las que les colocaban ofrendas. Existen otras fuentes que relacionan a la esta del Tepeilhuitl con la la esta de la ciudad. Michel Graulich menciona que esto lo seala uno de los comentaristas del Telleriano Remensis as como el Cdice Magliabecchiano En estas fuentes se dice que el tepeilhuitl era la esta de los dioses tutelares (de las ciudades). Y contina Graulich:Esto se comprende sin dicultad si sabemos que la ciudad se llamaba altepetl, agua montaa. Al celebrar a las montaas tambin se festejaba a las ciudades y sus patrones, los corazones de los altepetl (Cdice Telleriano-Remensis). Lpez Austin observa, en este sentido, que los dioses protectores de las ciudades eran frecuentemente asociados con el agua y con las serpientes (1999: 169).

En resumen, el trmino altepetl incorpora conceptos de orden territorial, de organizacin econmica el agua y la montaa como recursos bsicos de subsistencia, poltica un grupo de gente que ejerce el dominio de dicho territorio y de orden ideolgico y religioso el agua y la montaa como deidades.

Caractersticas principales del altepetl como unidad social y polticaEl altepetl se ha denido como la entidad polticoterritorial bsica del Mxico prehispnico. Incluye tanto el centro urbano, o cvico, como el territorio entero de la ciudad, incluso la zona rural. Quiz por ello, algunos especialistas lo han denido como ciudad-estado. Por ejemplo, Marie Hodge y Michael Smith (1994: 11) consideran al altepetl como sinnimo de ciudad-estado. Subrayan que esta institucin fue poltica y territorialmente fundamental en la construccin de la sociedad postclsica. Para estos autores las ciudades-estado fueron unidades geogrcas enfocadas en un centro urbano de las que dependan pueblos, villas y aldeas ubicadas alrededor del asentamiento central. El altepetl funcionaba como un pequeo estado (con mayor o menor grado de independencia). Tena un topnimo que lo distingua ya fuera por referencia a las caractersticas geogrcas o ecolgicas del asentamiento, o bien por el origen o liacin tnica de los pobladores del altepetl; de hecho, la base de su organizacin era la identidad tnica. Para Lockhart, el altepetl es equivalente a un estado tnico; y como tal fue el centro de la organizacin del mundo nahua antes y despus de la conquista (op. cit.: 27). Un rasgo caracterstico del altepetl es la estructura piramidal del poder, denida por la existencia de una jerarqua seorial determinada por lazos consanguneos o alianzas matrimoniales, y por relaciones de lealtad y subordinacin. Cada altepetl estaba encabezado por un tlatoani8 (lit. el que habla). Este personaje era el poseedor del mando, la mxima autoridad del grupo8 El tlatoani fue el gobernante supremo. Tuvo funciones civiles, militares y religiosas. Estuvo, tambin a la cabeza del sistema scal recibiendo el tributo si no se haban asignado jefes menores. Tambin l reciba los ingresos de los gobernantes de campo (tlatocamilli) y de las tierras rentadas o trabajadas comunalmente. Por su origen noble posea tierras patrimoniales que eran trabajadas por macehuales (Carrasco, 1971: 351-352).

Algunos autores (Lpez Austin, 1994; Cayetano Reyes, 2000 y Ana Crespo, 1996) consideran adems que las pirmides son una representacin del altepetl.Los hombres construan sobre la tierra las rplicas de los lugares mticos. Las ciudades mundanas eran copias de otras que se encontraban fuera de la ecumene, y las pirmides eran edicios templarios que reproducan la gura de los cerros. Segn Lpez de Gmara los eles de Cholula pretendieron igualar la pirmide de Quetzalcatl al volcn Popocatpetl (Lpez Austin, 1994:171).

Por su parte, Cayetano Reyes (op. cit.: 45) seala que el altepetl era representado por las pirmides, las cuales imitaban a los montes, los creadores del agua; por tal motivo los cerros articiales eran deicados y en su construccin participaban todos los subordinados. Finalmente, Ana Crespo (1996: 73) desde la arqueologa, concluye que la presencia de estos elementos ya sea naturales, un cerro y un manantial; ya un glifo en forma de cerro del que mana agua; ya articiales como un basamento construido sobre una cueva o sobre un manantial seran los indicadores de la fundacin de un centro rector, de un altepetl.7 En este mes hacan esta a honra de los montes eminentes que estn por todas estas comarcas desta Nueva Espaa, donde se arman ublados. Hacan las imgenes en gura humana a cada uno dellos, de la masa que se llama tozal, y ofrecan delante destas imgenes en respecto destos mismos montes. (Fray Bernardino de Sahagn, 2000: 157).

11 y la cspide de la jerarqua. El tlatoani y su pequea corte eran sostenidos con recursos aportados por la colectividad (Garca Castro 1999: 37). El territorio del altepetl estaba formado con partes constitutivas denominadas calpulli, tlaxilacall o chinancalli. Aunque el signicado literal de calpulli es casa grande o casa seorial parece referirse ms bien a trminos de divisiones territoriales y a la gente que las habita. Por ello, en los estudios mesoamericanistas se le ha comprendido como barrio. La divisin en barrios tambin mostr cierta relacin con la divisin de trabajo artesanal (Carrasco 1971: 364). Haba entre ellos diversas jerarquas observadas tanto en el nmero de servidores (macehuales) como por la posesin en la extensin de sus tierras.9 El nmero de estas subunidades calpulli poda ser de siete (haciendo alusin a las siete cuevas mticas) o bien, se optaba por la simetra (cuatro, seis u ocho). Cada barrio tena su propio dios (calputeotl), su nombre distintivo y su propio jefe (teteutli). Los calpulli, por tanto, eran subunidades de los altepetl, sin llegar a ser unidades autnomas. Como entidades iguales y separadas, los calpolli contribuan independiente y ms o menos equitativamente a las obligaciones comunes del altepetl (Lockhart op. cit.: 31-32). De manera que cada calpulli entregaba a la cabeza del altepetl su aportacin; ya fuera en especie, en trabajo o con su unidad de combate. habitantes de un lugar. Bernardo Garca (1987: 78) coincide con Lockhart en que esta sustitucin fue la ms adecuada ya que la palabra espaola pueblo (poco usual en Espaa) designaba, entre otras connotaciones, a una colectividad integrada jurdicamente. El autor incluso reproduce una cita de el Universal vocabulario en latn y romance publicado en 1490 que conrma esa acepcin de pueblo: Populus es toda la cibdad contados ende los ancianos senadores: es el pueblo iuntamiento de muchedumbre de ombres de consentimiento jurdico y por comunicacin concorde. De aqu se desprende que no fue casual ni arbitraria la utilizacin del trmino pueblo para sustituir la palabra altepetl. Adems, este investigador, comenta que se hicieron precisiones, incluso legislaciones para que la palabra pueblo no fuera confundida, de tal forma que para designar una localidad o aldea se opt por utilizar esta denominacin slo para los altepeme10. Asimismo, las poblaciones o corporaciones de espaoles se denominaron ciudades o villas. La palabra pueblo, por tanto, tuvo en la Nueva Espaa una connotacin particular: como sinnimo de altepetl, aunque en ocasiones aparece cabecera como sustituto de pueblo.11 Por otro lado, se llam seores y seoros a los tlatoque reconocidos y a sus dominios, es decir a quienes en el derecho natural se designaba como seores naturales. Sin embargo, esta designacin cambi debido a que fue prohibido utilizar la expresin de seor entre 1538 y 1541 (Gibson 1996: 39; Garca 1987: 77). Por ello, de la denominacin de seor se pas a la de cacique,12 y a sus dominios se les denomin cacicazgo. La institucin poltica del altepetl adquiri ms importancia, pues las encomiendas, las parroquias rurales, las municipalidades indgenas y las jurisdicciones administrativas iniciales fueron slidamente construidas sobre altepetl individuales existentes. (Lockhart, 1999, Garca, 1987). Esta fue la va en que la institucin prehispnica habra de adaptarse para sobrevivir durante la Colonia y aun hasta nuestros das.10 Altepeme, plural de altepetl. 11 Gibson (1971 y 1996) utiliza el trmino de cabecera para referirse al altepetl. 12 Palabra arawaka que los espaoles tomaron de las antillas. Gibson (1996: 39) seala que no emplear el ttulo local (tlatoani) tena implicaciones importantes, ya que en caso contrario las comunidades podran reclamar ser cabeceras.

El altepetl como base de instituciones colonialesEn la poca colonial el altepetl fue la base para la instauracin de las nuevas instituciones. Fue la unidad indgena de origen prehispnico que sobrevivi como una entidad viva en el periodo colonial. En cuanto a la traduccin de altepetl como pueblo que fuera hecha por los conquistadores, Lockhart (op. cit.: 28) considera que sta es la mejor interpretacin del trmino para referirse a las unidades polticas y a los asentamientos indgenas. Por pueblo se entenda no slo una localidad, sino tambin el conjunto de9 Pedro Carrasco considera que hay una conexin entre las divisiones de los barrios y la estraticacin social ya que algunos barrios fueron habitados por grupos tnicos dominantes. En estos barrios se observa una alta proporcin de casas nobles. Otros barrios podran pertenecer a minoras tnicas, o bien, corresponder predominantemente a los plebeyos.

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El altepetl en la actualidadLa continuidad de la institucin del altepetl en la poca actual es estudiada en la publicacin de Cayetano Reyes (2000), El altepetl, origen y desarrollo. La investigacin fue realizada en Cholula, en donde hay poblacin de hablantes de lengua nhuatl. Para este sector de la poblacin el altepetl signica pueblo, pero con una connotacin particular:Pero el pueblo dice est compuesto exclusivamente por las autoridades civiles y religiosas de cada localidad, integrado por los jefes de familias extensas que han cumplido con una serie de cargos jerarquizados: topil, mayordomo, sacristn, (teopixca), portero, tequiua (encargado de algn trabajo o actividad), teniente, scal, tiacha (principal), tlatoani y tlatocaltepetl. En resumen Altpetl signica pueblo o una estructura orgnica local (Reyes, 2000: 42).

El actual altepetl de Cholula est ntimamente relacionado con el aspecto religioso, con la organizacin de las festividades del santo patrn y con la organizacin de algunas tareas cvicas (ejecucin de obras pblicas, nombramiento de autoridades). Al igual que en la poca prehispnica, tiene una estructura jerrquica encabezada por el Tlatocaltpetl o tlatoani del altepetl, el altepetiachca o hermano mayor del altepetl; los tiachcame, principales o hermanos mayores, etctera. Todos los habitantes de la localidad forman parte del altepetl en calidad de hijos del altepetl; esto es, denidos desde el punto de vista de la jerarqua. En este altepetl existe tambin una jerarquizacin territorial de tres niveles: interno (barrio), local (pueblo) y extralocal (cabecera) Todos ellos se denominan altepetl. Estas divisiones se materializan en la construccin de ermitas de barrios, templos de pueblos e iglesias parroquiales o catedrales (op. cit.: 15).

Comentarios nalesAltepetl es un concepto relativamente nuevo en la historiografa mesoamericana. Su rescate en investigaciones recientes tiene que ver con un cambio en la perspectiva desde la cual los documentos y las fuentes etnohistricas y etnogrcas son ledos. Un

cambio que, para decirlo con trminos de Lockhart y Cayetano Reyes, intenta leerlos desde la perspectiva de los indgenas. La intencin de estos investigadores, por ejemplo, es utilizar los documentos y los testimonios orales nahuas para reconstruir aspectos histricos, polticos, sociales y religiosos desde el punto de vista de los nahuas mismos. Esto es evidente en el trabajo de Lockhart, quien utiliza documentos de juzgados en los que se reeja la vida y la cosmovisin cotidiana de estos pueblos en los albores de la Colonia, y en Cayetano Reyes, que hace un estudio predominantemente etnogrco apoyado en informantes tradicionales, es decir poco aculturados, hablantes de lengua nhuatl. Cul es la ganancia terica que reporta el rescate de conceptos indgenas para la historiografa y la etnografa mesoamericana? Es difcil contestar en general a esta pregunta, pero a partir del ejemplo del concepto de altepetl se pueden adelantar algunas observaciones. Por ejemplo, al usar el trmino pueblo se hace una referencia a la poblacin y al territorio que hasta cierto punto permite pensar que es una poblacin que ocupa un territorio y que tiene un cuerpo de gobierno. Sin embargo, no agota las implicaciones que tiene el concepto de altepetl. Por ejemplo, saber que esta palabra literalmente signica agua-cerro, nos permite ver las connotaciones religiosas del concepto, y nos orienta a indagar nuevas relaciones signicativas con la mitologa y la cosmovisin mesoamericana. Es el caso de la idea de que en los cerros se origina el agua y que por ello son sustento de la vida, o del mito de origen en una montaa con siete cuevas, que luego tienden a replicarse en los siete barrios del pueblo, o el mito de la creacin que relata cmo Quetzalcoatl recupera los huesos sagrados para crear a la humanidad del fondo de un cerro; o que la esta en honor de los cerros, la esta de altepehuitl, haya sido una esta tambin de las ciudades, etctera. Asimismo, la relacin barrio-pueblo-cabecera reeja la jerarqua que exista entre diferentes entidades sociales; pero usar el trmino altepetl para designarlas (en particular para designar al pueblo y a la cabecera) reeja una autonoma que no se capta en el otro caso. Cada altepetl era una unidad ms o menos autnoma econmica, religiosa y polticamente, aunque existan relaciones de dominio entre ellas. Se puede resumir que la estructura

13 jerrquica de la organizacin territorial en la poca prehispnica fue encabezada por el Huey altepetl (cabecera) gobernada por el tlatoani. Le segua el altepetl (pueblo) y por ltimo, el calpulli (barrio). En la poca colonial el altepetl fue adems la base para la instauracin de las nuevas instituciones. James Lockhart seala que el altepetl fue la unidad indgena de origen prehispnico que sobrevivi como una entidad viva en el periodo colonial. La encomienda, por ejemplo, como primera institucin, fue diseada para funcionar sobre la base de los altepeme. De ella surgieron nuevas prcticas e instituciones de carcter mestizo como las tasaciones de tributos, los cabildos y las congregaciones. Todas ellas estuvieron referidas a la base que el altepetl les proporcionaba. (Garca Martnez, 1987: 65) Asimismo, las parroquias rurales, las municipalidades indgenas, las jurisdicciones administrativas iniciales fueron slidamente construidas sobre los altepetl existentes (Lockhart 1999). En este sentido, el concepto puede servir como un nuevo punto de partida para discernir y explicar los elementos de continuidad y cambio entre las instituciones prehispnicas y las coloniales.

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Descripcin de las maquetas prehispnicas monolticas de Tejupilco, Estado de Mxico. Anlisis de su contexto geogrco y representacin ritualJos Hernndez Rivero*

I Introduccin

E

l presente trabajo es uno de los resultados pendientes de darse a conocer de la investigacin que en el ao de 1986, durante una corta temporada de campo, efectuamos en el rescate de la zona arqueolgica de San Miguel Ixtapan Tejupilco, Estado de Mxico, cuyo objetivo era el traslado de una singular escultura monoltica a la ciudad de Toluca para formar parte del acervo del Museo Regional de Antropologa del Estado de Mxico que en esos das se construa y habilitaba debido a que esta pieza fue considerada como muestra ilustrativa de las culturas prehispnicas del sur de la entidad. Como parte de este texto tambin analizamos otras esculturas monolticas conocidas popularmente como maquetas o miniaturas que se localizan en las mrgenes del arroyo Aquiagua localizadas en el mismo sitio arqueolgico. Sin embargo, debido a que la escultura que se ubica en las inmediaciones del poblado es la de mayores proporciones, talla elaborada, y posicin privilegiada en el contexto interno del sitio, a ella nos dedicamos ahora con mayor atencin. Es necesario sealar que de acuerdo con los resultados de las exploraciones de rescate, dictaminamos que no era posible extraer la pieza de su contexto original porque al formar parte de la roca madre, corra el peligro de destruirse durante este proceso, pues se encontraba muy agrietada y fracturada. Adems se consider que no era conveniente llevar a cabo esta accin, pues todo indicaba que la pieza formaba parte primordial de la conguracin interna del sitio. propuestas que fueron corroboradas y avaladas por el Consejo de Arqueologa del INAH en todos sus puntos (reunin del 23 de enero de 1987). Con base a lo anterior y para poder mostrarla en dicho museo, la escultura fue reproducida parcialmente en bra de vidrio bajo la supervisin del entonces Departamento de Reproducciones del

INAH, y es la que actualmente se exhibe en dicho lugar acompaada por algunos ejemplares cermicos, lticos y de enterramientos humanos que fueron recuperados durante las excavaciones de esa temporada. Debido a que hemos observado que hasta el momento y a pesar de las distintas temporadas de campo llevadas a cabo en el lugar (Limn Boyce: 1992, 1997, 1999), el anlisis de la pieza no se ha efectuado describindola detalladamente, ni se ha analizado bajo la hiptesis de que se trata de un elemento que representa un sistema de control hidrulico; que podra ser un plano del lugar (Moguel Cos y Snchez Correa 1989); o que tambin podra tratarse de una rplica ritual del paisaje circundante (Zimbrn Romero 2008); hemos decidido escribir este artculo dado que tuvimos la oportunidad de contrastar estas ideas durante el trabajo de campo del ao de 1986. Antes de iniciar el estudio de las piezas de Tejupilco, es conveniente hacer una aclaracin: el trmino maqueta o miniatura con el que han sido denominadas, hacen referencia a una posible y aproximada representacin urbana y arquitectnica de una supuesta realidad, por lo que reconocemos que estas deniciones no se ajustan a nuestros parmetros modernos de exactitud en cuanto a escala, proporcin y volumen (al igual que sucede con otras evidencias arqueolgicas como son las maquetas de barro, cermica y cdices), pero por motivos prcticos entonces y tomando en cuenta esta salvedad, nos permitimos seguir usando cualquiera de estos conceptos, a falta de otro mejor.

II Antecedentes de investigaciones en el rea y sobre maquetas prehispnicasLas primeras noticias de algunas rocas labradas procedentes de San Miguel Ixtapan del municipio de* Investigador del Centro INAH Estado de Mxico.

15 Tejupilco, las reeren Ramn Mena y Jos Mara de la Fuente en los aos de 1908 y 1910 respectivamente, aunque no identican abiertamente a ninguna de las esculturas monolticas que ahora examinamos. Posteriormente, el lugar fue visitado por el arquelogo Jos Garca Payn en 1933. Sin embargo por alguna razn que desconocemos, no describi ningn elemento escultrico, tal vez porque no los observ. En lugar de ello su breve pero no menos importante trabajo, se concentr en describir las impresionantes salinas del lugar y nos obsequi las fotografas siguientes que son las primeras conocidas hasta ahora. En el ao de 1958 el cronista municipal del lugar,

Fotografas del ao de 1958 cortesa del profesor Alfredo Cardoso Santn, cronista municipal de Tejupilco. Son las primeras de la escultura registradas hasta la fecha.

Las salinas de San Miguel Ixtapan en 1958. Fotografas cortesa del profesor Alfredo Cardoso Santn. Salinas de San Miguel Ixtapan en plena produccin en 1933. Fotografas de Jos Garca Payn,1933: 52-53.

el profesor Alfredo Cardoso Santn, a travs de un manuscrito y en forma verbal, dio a conocer por vez primera, la existencia de la maqueta ms relevante a su comunidad. De esta poca tambin present algunas fotografas y dibujos que muestran como se en-contraba semioculta la miniatura por la tierra y vegetacin en un campo de cultivo, efectuando

una breve descripcin de sus principales elementos. Muchos aos despus, Nicias Miguel Aridjis y Jorge Serrano, en 1987 describieron la pieza en forma muy general y como aportacin importante, postularon algunas ideas sobre la funcin probable a la que estuvo dedicada, tambin trataron de ubicarla cultural y cronolgicamente. Un excelente dibujo de Aridjis Reyes, que no ha sido superado hasta la fecha, acompaa al documento y nos hemos permitido reproducirlo sin agregados primero, y utilizarlo (al nal del punto IV de este texto) para mostrar la direccin o ujo del lquido que podra haberle sido vaciado, as como para ilustrar los diferentes elementos escultricos que contiene.

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Dibujo de la maqueta de Tejupilco de Miguel Aridjis Reyes (1987).

Serie de dibujos realizados por Cardoso Santn en el ao de 1958 que se constituyen como el primer registro del que fue objeto la maqueta principal de Tejupilco.

Para conocer ms detalles, es necesario mencionar que realizamos el informe tcnico de los trabajos de rescate en el ao de 1987 en el que describimos el proceso de trabajo de las diferentes unidades de excavacin llevadas a cabo, entre las que se incluye el trabajo de exploracin desarrollado en la maqueta principal. En este mismo texto tambin analizamos la conguracin interna del sitio y del rea aledaa; los resultados de un breve recorrido de supercie, las caractersticas de la reproduccin de la pieza principal; el tipo de materiales recuperados; etctera. (Hernndez y Serrano, 1987). En el ao de 1989, en un pequeo texto de divulgacin (Hernndez, 1989) por vez primera expusimos algunas ideas generales sobre la funcin probable de la pieza, su fechamiento y posicin dentro del contexto del sitio arqueolgico en el que se encuentra. Morrison Limn Boyce (1996 y 1999) por su parte, tambin ha expuesto que la naturaleza de la maqueta principal tuvo una funcin de tipo votivo esto es, se trata de un elemento ritual o altar en el cual se manifestaban ciertos votos de los creyentes. Desafortunadamente su anlisis no la correlaciona o explicita con ninguna deidad o acto ritual en particular. La poca de manufactura o uso del elemento a su vez, la sita en el periodo Epiclsico (750-850 d.C.) poca que seala que es la del apogeo del sitio (Limn Boice, 1996: 12), con base al contexto de los materiales recuperados de una de sus etapas de ocupacin. Este aspecto ha creado polmica con respecto a la propuesta

17 antecedente de Aridjis y Serrano (op. cit.) quienes tomando en cuenta los materiales arqueolgicos diagnsticos, la ubican dentro del periodo Posclsico (1476-1521 d.C.) reconociendo incluso su manufactura al grupo mexica. Limn Boyce adems, agrega que se trata de representaciones ideales que no corresponden como un plano urbano y arquitectnico a una realidad determinada. En ste punto estamos de acuerdo y lo abordaremos enseguida comparndolo con las otras piezas esculpidas que en el lugar existen. Antes de analizar el tema del posible signicado de este tipo de elementos escultricos el cual trataremos detalladamente en el inciso VI, como rasgo particular de estas maquetas debemos mencionar que fueron esculpidas en el mismo bloque rocoso de la roca natural o roca madre y por esta razn, reciben el nombre de esculturas monolticas. En contraparte tenemos a los objetos muebles, cuya manufactura presenta piezas con mayor abundancia puesto que es ms sencilla su elaboracin. Otra caracterstica de este tipo de esculturas que las distingue es su escasez. Entre ellas tenemos a las de las zonas arqueolgicas de Xochicalco en Morelos (Litvak, 1965); Santa Cruz Acalpixcan en Xochimilco D.F. (Cook de Leonard, 1955); Teotenango (lvarez, 1982); Malinalco (Galvn Villegas, 1984); Texcotxingo en Texcoco (Cook de Leonard, op. cit.); El Cobre en Guanajuato (Moguel Cos y Snchez Correa, 1989) y Valle de Bravo (Hernndez Rivero, 2007). Por lo anterior, dichos elementos culturales se constituyen como obras maestras de la cultura indgena nicas en su gnero, gracias a lo minucioso de su talla, as como por la profundidad religiosoceremonial que representan. Como caractersticas geogrcas particulares, podemos citar que el sitio de San Miguel Ixtapan se encuentra hacia el oeste de dicha poblacin, asentado en una porcin de terreno en forma de cua que se cierra hacia el poniente rodeada por el Ro Micatel que la delimita por su parte norte, mientras que el arroyo Aquiagua lo hace en su lado sur y presenta mayor profundidad siendo este lugar donde Plano de localizacin de San Miguel Ixtapan, Tejupilco. se encuentra la zona de produccin salina de la poblacin. Cabe agregar que por estos auentes no corren grandes cantidades de agua a excepcin del arroyo Aquiagua que se incrementa en temporada de lluvias.

Plano general de la zona arqueolgica de San Miguel Ixtapan producto de la temporada de exploracin del ao 1986.

III Ubicacin geogrca del rea de Tejupilco y del sitio arqueolgico de San Miguel IxtapanEl pequeo poblado de San Miguel Ixtapan, se localiza en un lugar poco conocido de la tierra caliente del Estado de Mxico. Pertenece al municipio de Tejupilco y se ubica hacia el sur de la cabecera rumbo al municipio de Amatepec a 15 Km. aproximadamente.

Posteriormente, la corriente hacia donde drenan estos arroyos transcurre hacia su lado poniente en donde se unen con el Ro de San Felipe (como a 1.5 kilmetros aproximadamente) que es el ms importante del rea ya que es el que ms caudal transporta y el de mayor longitud pues baja desde las estribaciones de la sierra de La Goleta que se localiza hacia su lado sureste. A su vez, este ro que cambia despus

18 su nombre por el de Ro Bejucos, forma uno slo con el Ro Cutzamala en un punto ms bajo de su curso hacia el poniente. Dicho ro como recordaremos, es uno de los principales auentes del Ro Balsas. Otra de las caractersticas que llaman la atencin de la geografa de este lugar (porque es uno de los pocos lugares de la Repblica Mexicana donde se observa), es la formacin de manantiales salinos que emergen en estos puntos, porque es justo aqu en donde se presenta una zona de contacto geolgico esto es, en la pared del lado norte del Ro Aquiagua nos encontramos ante una clara separacin entre las capas de ujo magmtico de la provincia del eje neovolcnico que extiende sus estribaciones hasta esta regin (que se formaron durante la poca cuaternaria) con las etapas geolgicas subyacentes ms antiguas de la provincia siogrca de la sierra madre del sur perteneciente al Trisico. El material de esta ltima era geolgica, se encuentra compuesto principalmente por rocas metamrcas formada por esquistos y pizarras1 (SPP, 1981: 13-20). En cuanto a las caractersticas geolgicas del material magmtico que resaltan, podemos sealar que nos encontramos ante las peculiares formas geomtricas conocidas como prismas baslticos que fueron utilizados desde pocas prehispnicas como un singular material de construccin. Para complementar un poco ms la informacin geolgica del lugar, debemos agregar que la mecnica de emergencia o aoramiento de las sales, se ocasiona porque el arrastre interno de minerales no pueden salir a la supercie en otro punto de la regin debido a la extrema dureza, baja porosidad y alta compactacin de la capa de roca basltica, de manera que en los puntos geolgicos ms dbiles, los compuestos de roca de pizarra, emanan agua salada en los veneros o manantiales que se localizan en San Miguel Ixtapan, la cual luego despus de ser colectada en las antiguas pilas construidas por los antepasados de los pobladores del lugar, escurre hacia el Ro Aquiagua. Para mayor informacin sobre este tema vase a (Hernndez y Serrano, 1987; Hernndez 1994 y 1995; Mata Alpuche, 1997 y 1999).

IV Descripcin de la maqueta principal de San Miguel Ixtapan Esta laboriosa tarea aunque tediosa, es necesaria porque se requiere para efectuar algunas consideraciones generales sobre la roca labrada. Despus de la descripcin de Cardoso Santn, la que consideramos ms detallada hasta ahora la hacen Aridjis y Serrano (op. cit.:2).La maqueta se encuentra trabajada sobre un aoramiento basltico de tipo vesicular; formacin geolgica del eje neovolcnico. Tiene una dimensin promedio de tres metros de largo por metro y medio de ancho y una altura de ochenta centmetros partiendo de la parte labrada mas baja de la misma.

Hasta hace poco tiempo en que fue consolidada. La restauracin e infraestructura de proteccin estuvo a cargo el Instituto Mexiquense de Cultura (Gonzlez Uribe, 1996), la pieza se encontraba surada y fracturada en algunas de sus secciones debido a los inclementes efectos de la naturaleza y por las actividades de quema y roza que directamente sobre el monumento realizaban los campesinos del lugar, adems del saqueo al que tambin se encontraba expuesta. Para nes descriptivos dividiremos al elemento en las siguientes secciones: a) Unidad principal o central, b) Unidad sur, sector oriente, c) Unidad sur, sector poniente, d) Unidad poniente, e) Unidad aislada norte, f) Seccin NE inferior de la unidad central o principal. Para el anlisis de los rasgos respectivos, tomaremos como gua el excelso dibujo de Nicias Miguel Aridjis Reyes que mostramos al nal de este apartado.

a) Unidad principal o central Un templo piramidal formado por dos cuerpos muy erosionados que por su tamao, altura y ubicacin estratgica dentro del conjunto, parece ser el de mayor relevancia (vase detalle como elemento No. 1 en el grco de anlisis de la maqueta). Este es quizs el ms daado debido a que era el que sobresala en la supercie de la tierra del bloque rocoso y como hemos mencionado, se encontraba expuesto a

1 A las que Garca Payn al parecer llam rocas selfticas (1933: 50)

19 diferentes elementos de deterioro. En la oquedad de su parte superior que al parecer fue tallada de manera intencional, se observa que podra haber representado un sistema de control hidrulico que parta desde aqu. De manera experimental durante el estudio de campo, vertimos agua en l y vimos como corra a travs de su escalinata (detalle o elemento No. 2) con direccin al oriente hacia el elemento o detalle No. 3. Hacia el este del templo principal, se encuentra una de las plazas de mayor relevancia del conjunto (elemento No. 3) la cual se halla rodeada por basamentos rectangulares con dos templos paralelos al sur de ella (elemento No. 4), que a su vez, muestra dos accesos a la misma (este y suroeste). En el caso de la esquina suroeste, se comunica hacia un menor nivel a travs de una escalinata por la que tambin se estableca la corriente del uido. En cuanto al lado este, se comunica a travs de una escalinata con alfardas (elemento No. 5) que conduce hacia una plataforma de menor nivel (elemento No. 6) que se ubica hacia el este. Dicha plataforma o nivel, presenta la corriente de lquidos tanto hacia su lado norte como sur, pero es especialmente hacia el ltimo punto por el que corre con mayor facilidad hacia la escalinata que describimos como elemento o detalle No. 8. Por otra parte, el elemento 6 se encuentra circundado por dos montculos hacia su parte este (elemento No. 7), y una larga y delgada escalinata (No. 8) que desciende hasta lo que parece ser el desplante original de la pieza que se conservaba cuando sta fue tallada, pues a partir de dicho nivel se encuentran los elementos esculpidos. El primer juego de pelota tambin forma parte de ella (elemento No. 9) aunque aparentemente no se encuentra comunicado con l. Es necesario resaltar que el extremo sureste del cabezal, muestra una oquedad tallada (elemento 10) con el n de permitir el libre desplazamiento de algn lquido. Dicho escurrimiento caa hacia la parte baja de la roca en el lado este de la fachada del templo (elemento No. 26) que en este punto se encuentra. Inmediatamente hacia el sur del templo principal, se localiza un templo (elemento No. 11) que en su lado oeste muestra un pequeo patio rectangular (elemento No. 12) cuyo acceso se presenta a travs de la escalinata del lado oriente (con la que se comunica con el elemento No. 3). Otra escalinata, se ubica hacia el lado SW, y la comunica con el nivel inferior de la roca al costado este del elemento No. 13. Por este mismo punto es necesario agregar, se observan otras de las pequeas canalizaciones por las que corre algn lquido cuando es depositado, que drena hacia el poniente de la fachada del templo o elemento No. 26, as como hacia la seccin esculpida que hemos denominado como elemento No. 13. Otra pequea representacin de una estructura de

Vista general sur de la fachada del conjunto principal en la que se aprecia el recorrido realizado por el lquido vertido de manera experimental durante la temporada 1986.

Vista general noreste del conjunto

Vista general NW del mismo

20 dos cuerpos con su escalinata respectiva, se encuentra orientada hacia el poniente y es lo que constituye al elemento No. 13. Una pequea perforacin en el centro y parte superior de esta estructura llama particularmente nuestra atencin porque conrma que la oquedad de la estructura principal fue tallada intencionalmente como un receptculo para contener y drenar lquidos en forma controlada. De manera hipottica, y dada la presencia de algunas lneas cuya forma no se distingue claramente, cabe agregar que en el perl suroeste de la roca (que en este punto da vuelta), en la parte superior de unas escalinatas al parecer se intent labrar otro pequeo templo (semejante a los que le circundan a este elemento), o bien esta formacin fue borrada por los efectos del tiempo (vase elemento No. 14). Cabe agregar que este detalle se omiti en el dibujo de Aridjis Reyes. El patio central hundido del conjunto ha sido denominado como elemento No. 15. Presenta como particularidad el que exhibe cuatro escalinatas orientadas cada una hacia los distintos puntos cardinales. Sin embargo, nicamente las de los lados oriente, sur y poniente tienen como destino templos particulares. En el caso del pequeo templo del lado norte, curiosamente a pesar de que se encuentra el espacio en el que pudo haber sido esculpido, ste fue labrado desplazndolo un poco hacia su lado este (vase elemento No. 16) debido tal vez a que no exista formacin rocosa natural en este punto. De ser correcto lo anterior, este aspecto corrobora an ms el argumento de que los distintos elementos labrados de la maqueta, se adaptan de manera seccionada y con distintos grados de detalle a la forma de la roca y por consiguiente, no se sigue fehacientemente o del todo, un patrn escultrico que existi en la realidad. El elemento No. 17 es quizs uno de los ms relevantes y conspicuos del conjunto ya que presentan mejor talla y detalles de su labrado. Se trata de un templo techado con dos cuerpos rectangulares, con una escalinata central, alfardas y remates en forma de dados, que nos permiten recordar al monumento monoltico de Malinalco. De ser coincidentes ambos rasgos, podramos sealar que la maqueta es una representacin de la arquitectura de la sociedad mexica. En cuanto al elemento que hemos denominado con el nmero 18, nos encontramos ante otro templo techado de menores proporciones que el anterior que se encuentra a su costado oriente, el cual sin duda, es la mejor muestra de talla en bajo relieve del conjunto. Dos pequeos peldaos que corren de manera transversal al frente del templo, corroboran en lo general, cual fue el nivel de desplante de talla de la pieza. El siguiente elemento el No. 19, se trata de una larga escalinata de la que no se observa su secuencia de peldaos tan clara como la del elemento No. 7. Hacia el lado NW del conjunto, los elementos ms relevantes son los No. 20, 21 y 22 los cuales conforman una sola unidad. Nos referimos a que el primero de ellos (No. 20) es un pequeo templo, se encuentra comunicado con el juego de pelota que se encuentra hacia su parte frontal (No. 21). Destacan como rasgos particulares del juego de pelota primero, y la representacin de posibles escalinatas o foros que se maniestan por dos pequeos promontorios de roca que fueron dejados en la parte ms larga del elemento (vanse como No. 22). En segundo trmino tenemos al desage del cabezal norte de dicho juego de pelota (vase como elemento No. 23). El siguiente elemento (No. 24) de esta seccin de la maqueta, que a pesar de su colindancia con los rasgos anteriores, al parecer no presenta relacin alguna con ellos. Nos referimos a la oquedad tallada hacia su lado NE a la cual se acceda por una pequea escalinata que se localiza en el lado SE de la misma (vase elemento No. 25). Dicha depresin debido a que la roca se encuentra fracturada en su lado NE, no es posible conocer si contaba con desage. Retornando completamente al lado vertical sur de la roca de mayor proporcin o unidad principal, tenemos al elemento No. 26. Nos referimos a la fachada del templo techado de mayor tamao, a la que drenan los escurrimientos de los elementos No. 10 y 3. De este bajorrelieve lo que llama nuestra atencin, es el hecho de que a diferencia de los otros templos del perl sur, no presenta escalinatas. Este rasgo consideramos, se desarrolla de esta forma, debido a que representa nicamente la parte superior, la techumbre o remate de alguna estructura en particular. Otro de los rasgos de este elemento que es importante resaltar es en el que de nueva cuenta se observan las grandes proporciones que guarda esta imagen en proporcin

21 a los juegos de pelota o plazas representadas en la maqueta. Esto refuerza el argumento que seala que la pieza fue tallada adaptndose a las sinuosidades de la roca natural como una mera aproximacin de la realidad; a la de un modelo ideal en este caso, y no como una rplica exacta de ella. alargada (elemento No. 28a) conduce hacia el nivel de inicio o desplante de la pieza aparentemente con la intencin de establecer comunicacin con el elemento No. 18 de la unidad principal.

c) Unidad sur, sector poniente b) Unidad sur, sector orienteEl anlisis de esta unidad se realiza de manera independiente a la descrita anteriormente, pues un agrietamiento natural las separa. Se encuentra orientada en forma alargada de oriente a poniente. El elemento que designamos con el No. 17a se localiza hacia el oriente y es la representacin de un juego de pelota con los cabezales de norte a sur con caractersticas semejantes a las ya descritas. Como un rasgo general de la unidad tenemos la clara comunicacin que se establece de extremo a extremo entre sus diferentes elementos (Nos. 17a al 25a) hacindolo primero en un sentido ascendente del juego de pelota mencionado por medio de una primera escalinata cuyas alfardas no son visibles claramente (elemento No. 18a), hacia una pequea plaza cuadrangular cerrada (elemento No. 19a). Desde este punto se asciende nuevamente por otra escalinata que muestra claramente unas alfardas con remate de dados (elemento No. 20a), hacia una primera plataforma, recinto o vestbulo de dos pequeos cuerpos en forma de escuadra (elemento No. 21a) que conforman un patio reducido (elemento No. 22a). Otra escalinata miniatura (No. 23a) permite llegar hasta la cspide de un templo (elemento No. 24a), del que no se distingue fcilmente si originalmente fue labrado con la idea de hacerlo notar como techado, o si el n fue dejarle una oquedad similar a la del elemento No. 1 de la unidad principal. Continuando con direccin hacia el poniente, desde la cspide de la pequea estructura, se desciende por medio de una escalinata (No. 25a cuyos peldaos prcticamente han desaparecido) hacia una pequea plataforma abierta (elemento No. 26a) la cual antes de terminar su talla debido a que se acaba el aoramiento rocoso natural, se encuentra delimitada por dos estructuras rectangulares menores en sus lados norte y sur (elemento No. 27a). Finalmente una pequea escalinata ubicada hacia la parte norte de la estructura Separada por agrietamientos naturales de los elementos ya descritos, tenemos esta unidad que se encuentra constituida por una primera estructura con escalinatas orientadas hacia el oriente y sur de ella (elemento No. 29a) y presenta un pequeo agrietamiento natural hacia su lado poniente que tambin los asla de los siguientes elementos que se ubican a un nivel mayor en la roca. Prosiguiendo, tenemos una delgada escalinata (elemento No. 30a) que asciende desde las partes ms bajas del terreno hasta llegar (aunque no directamente) a otra representacin de un juego de pelota (elemento No. 31a) que tambin muestra un desage en el extremo NW del cabezal. El siguiente elemento designado con el No. 32a se trata de la representacin de una pequea estructura cuya escalinata (elemento No. 33a), se encuentra orientada hacia el norte donde desciende hasta llegar a una fractura natural de la roca o nivel de desplante de la talla. El elemento 34a se trata de un pequeo promontorio ubicado al lado poniente del elemento 29a en la parte ms alta de la roca. De este elemento o estructura, podemos decir que se trata de la representacin de un pequeo basamento con escalinatas orientadas hacia el poniente descendiendo el nivel de la talla hasta llegar a los elementos No. 35a y 36a que son pequeas estructuras. En este punto concluye este sector.

d) Unidad ponienteEsta unidad (No. 37a) aparentemente separada de las dems, debido a que se trata de otro aoramiento natural de la roca, muestra la representacin de un pequeo templo con escalinata orientado hacia el sur que consta de una pequea depresin en su parte superior. Un rasgo que llama nuestra atencin de esta unidad, es el hecho de que al parecer en su perl vertical sur, se intent labrar la fachada de otros dos pequeos

22 templos pues especialmente en su lado suroeste, muestra la talla de los peldaos de una escalinata. En el dibujo general anexo desafortunadamente por sus caractersticas propias (vista de planta), este detalle no puede ser observado. el perl sur de la unidad central. Posterior a ste en lnea descendente (tambin orientada al NE), tenemos un posible templo con su escalinata (No. 41), el cual est delimitado por la terminacin natural de la roca que en este punto se encuentra y que a su vez es el desplante original de la talla. Dos pequeas protuberancias (42 y 43) se encuentran hacia su lado SE representando pequeos templos de los que no es posible aadir mayor informacin ya que no muestran escalinatas, cosa que no sucede con el ltimo elemento de esta seccin (No. 44), que se trata de una pequea estructura con escalinata orientada hacia el lado NW. De ella cabe resaltar su drenaje natural que corre en dicha direccin perdindose en la grieta poniente, o bien en la terminacin oriente de la talla de la roca. Finalmente como elemento No. 45, tenemos una pequea estructura de dos cuerpos rectangulares con escalinata que se dirige hacia el norte, en un punto en donde termina en forma natural la talla de la pieza, al igual que el lado poniente de la escalinata No. 40. Ambos casos se adaptan a la forma natural de la roca y no conducen hacia alguna otra unidad labrada en particular. De manera general, aunque no existen restos de estuco en la pieza, no se puede descartar la posibilidad de que hubiera tenido un aplanado en su supercie, el cual se perdi por el tiempo transcurrido o por el sistema de cultivo de la regin, ya que se encuentra en un terreno dedicado a la agricultura en cuya actividad la quema de pastura y el uso sistemtico del arado se practican en la zona. Un aspecto particular que nos permite pensar en ello, es el nivel de desplante que se observa en los templos esculpidos sobre la fachada sur de la roca principal cuyas escalinatas permiten considerar la posibilidad de un acabado que pudiera darles continuidad. En suma, los elementos arquitectnico-rituales plasmados en la pieza como puede advertirse fcilmente, destacan como factor comn la abundancia de juegos de pelota, plazas, templos y escalinatas esculpidas. Los rasgos de carcter habitacional, o algn otro motivo de tipo zoomorfo o antropomorfo, se encuentran ausentes.

e) Unidad aislada norteEn lo referente a esta unidad (No. 38a), cabe sealar que en tiempos anteriores, el fragmento en cuestin fue desprendido y trasladado hacia una casa cercana localizada como a 150 metros al oriente de la maqueta (casa del seor Simplicio Costilla). Desafortunadamente, los intentos de restitucin efectuados durante la primera temporada de exploraciones en el sitio arqueolgico (Hernndez y Serrano, 1987), no satiszo su clara ubicacin, por lo que se decidi dejarla un poco separada del elemento en el lugar ms probable de ubicacin original. Con esta reserva, su representacin no deja lugar a dudas de que se trata de un pequeo templo con escalinata mutilado en su parte superior, razn por la que se perdieron sus dimensiones y forma labrada. Dos cuerpos as como un pequeo vestbulo de acceso, es lo nico que puede reconocerse de ella.

f) Seccin noreste inferior de la unidad principal o centralAunque esta seccin forma parte de la unidad central, hemos deseado describirla de manera separada porque consideramos que no presenta relacin alguna con los motivos ya descritos debido al nivel en que fue labrada, y porque no muestra ningn tipo de comunicacin con ella. Veamos entonces, su conguracin interna. La protuberancia superior se trata de un templo doble que es el elemento central del conjunto (No. 38 y 39). Sin embargo, en dicha representacin, los templos no se encuentran uno al lado del otro, sino que ambos fueron tallados de espaldas esto es, mientras uno presenta direccin NE, el otro lo hace hacia el SW. As, dicho elemento como punto de partida, presenta la escalinata descendente orientada hacia el SW (elemento No. 40). El templo que se encuentra orientado hacia el NE es quizs el ms claro de estos elementos (No. 38) y nos recuerda a los plasmados en

23 labradas en aoramientos de roca de diversos tamaos que en esta parte se localizan con abundancia. El primer elemento de esta seccin de maquetas, se trata de una roca de aproximadamente 1.10 metros de alto por 2.5 metros de dimetro de forma irregular, que muestra su principal representacin hacia el lado oriente. sta consiste de escalinatas con la tenue imagen de posibles templos. Algunas pozas u oquedades en su parte superior tambin se maniestan talladas como se observa en la imagen siguiente.

Descripcin de los distintos elementos de la maqueta principal de San Miguel Ixtapan.

V Descripcin de las maquetas de la margen norte del Ro AquiaguaSan Miguel Ixtapan es un lugar en donde fueron labradas varias maquetas. Sin embargo, la de mayor tamao, cantidad y calidad de representaciones, es la descrita anteriormente. La ubicacin de las otras maquetas as como de un petroglifo, se encuentra en la margen superior norte del Ro Aquiagua y fueron

Escalinatas labradas.

Vista general de uno de los conjuntos de rocas labradas.

El segundo de estos elementos de mayor importancia es la imagen un tanto difusa, de un pequeo templo con cuerpos el cual tambin se encuentra orientado hacia el oriente y que se localiza hacia el lado NW al pie de la roca anterior a un metro de distancia aproximadamente como

Pequeo templo labrado.

24 se observa en la ilustracin siguiente.

Pozas y rostro antropomorfo labrados

Pequeas pozas y una especie de rostro antropomorfo o petroglifo, es el tercero de estos elementos que ilustramos enseguida. El cuarto, quinto y sexto elementos, tratan de manera comn escalinatas, con pequeas perforaciones talladas en su parte superior que asemejan un templo.

Escalinatas con pozas labradas en la parte superior.

Finalmente, otros elementos tallados en diversas rocas repiten esos mismos motivos, tal como podemos observar en las siguientes imgenes. El factor comn del conjunto de estos elementos dada la sencillez de su elaboracin, parece dar la impresin de que se trata de ensayos de talla previos a la construccin de la maqueta central de San Miguel Ixtapan, ya que no presentan la misma calidad de manufactura. Cabe agregar que otras rocas muestran representaciones de escalinatas sin mayor elaboracin.Escalinatas con pozas labradas en diversas rocas de la margen del Ro Aquiagua.

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VI Investigaciones antecedentes sobre maquetas prehispnicas. Hiptesis sobre su funcin y signicadoA pesar de su relativa antigedad, entre los autores que destacan en el estudio de este tipo de representaciones se encuentra Carmen Cook de Leonard (1955) quien al referirse a la maqueta de Sta. Cruz Acalpixcan explica:La presencia de los pocitos, del pjaro tallado, de los animales punteados y de la or al pie de la escalinata de 18 peldaos de esta escultura, nos inclina a desechar la idea de que tuviera la maqueta una funcin arquitectnica; es decir, que se trate de una construccin en proyecto de los antiguos habitantes de ste lugar. Por otro lado, nos encontramos aqu con algunos detalles que coinciden con la descripcin de ciertas antiguas ceremonias. Es posible que tales datos nos ayuden a esclarecer la funcin de estas maquetas. Especialmente interesantes son unos informes que nos lega Hernando Ruiz de Alarcn (1629) y que reproducimos aqu: Haba en cada pueblo ciertos ancianos (tlamacazquesacerdotes) dedicados para el ministerio de los sacricios de los penitentes (tlamaceuhque). Los tlamacazque reciban a los penitentes en un gran patio. Ah el sacerdote estaba inclinado de cuclillas, en las manos un gran tecomate de tabaco con cal (tenex yetl). Mandaban a los penitentes a ciertos lugares que ellos sealaban, en su mayora a lugares en los montes, con la recomendacin de no detenerse en el camino y con la advertencia de que el poda ver todo lo que hara. El viejo sacerdote le daba tabaco al peregrino para que le sirviera de ngel de la guarda en el camino, esperndolo hasta su regreso en el patio, ingiriendo tabaco igualmente para no dormirse. Como seal de que el peregrino haba llegado a su destino y haba cumplido, era necesario que trajera una rama de rbol del lugar al que se le mandaba. Para cumplir con su penitencia llevaba el peregrino copal y unas madejas de hilo grueso de algodn mal hilado, papel blanco en que iba envuelta la ofrenda y que serva, con el algodn, para revestir al dios o dolo... En llegando al lugar del dolo o al montn de piedras, postrbase en donde haba de poner su ofrenda, y puesta, se sacricaban en el derramando su sangre