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RADIACIÓN DEL CUERPO NEGRO Y EL EFECTO
FOTOELÉCTRICO
La luz recibe el nombre de radiación
electromagnética debido a que podemos concebirla
como un sistema compuesto por un campo
eléctrico acoplado a un campo magnético, los
cuales son oscilantes y perpendiculares entre sí.
DIcho sistema se propaga a una velocidad enorme
(3 x 108 m/s), y su naturaleza ondulatoria quedó
establecida a partir de los experimentos que llevó
a cabo Thomas Young y que reportó en el año de
1801.
Más de medio siglo después, en 1864, el
escocés James Clerc Maxwell formuló cuatro
ecuaciones que unificaron las leyes de los
fenómenos eléctricos y magnéticos. Dichas
ecuaciones predecían que una carga eléctrica
acelerada debía de irradiar energía en forma de
una onda electromagnética, y como la velocidad
predicha para estas ondas resultó ser la misma
que la que se había determinado
experimentalmente para la luz, Maxwell concluyó
que la propia luz es, por tanto, una onda
electromagnética (Fig.1). Los físicos no se
convencieron del todo de esta propuesta, pero en
1888 el alemán Heinrich Hertz llevó a cabo sus
famosos experimentos con cargas eléctricas aceleradas en los que detectó la
emisión de ondas de radio por parte de éstas, con lo cual la comunidad
científica se dio por satisfecha y adoptó el modelo ondulatorio electromagnético
para describir a la luz.
Desde siempre ha sido claro que la luz es capaz de transmitir energía.
Para todos es familiar que los objetos calientes, con independencia del material
del que estén constituidos (metal, roca, vidrio, madera, papel, etc), emiten
radiación en forma de calor. De hecho, cuando la temperatura se hace lo
Fig. 1. Representación de la
luz como una onda de
radiación electromagnética.
Thomas Young
(1773-1829)
suficientemente elevada, esta radiación se hace visible: los objetos se ponen al
rojo, radiación perteneciente al intervalo de la llamada luz visible del espectro
electromagnético. Estos hechos interesaron al prusiano Gustav Kirchhoff, que
en 1860 postuló y demostró un teorema sobre la absorción y emisión de energía
de los cuerpos a una cierta temperatura.
James Clerk Maxwell
1831-1879
Heinrich Rudolf Hertz
1857-1894
Gustav Robert Kirchhoff
1824-1887
Para comprender lo que Kirchhoff buscaba, considera lo siguiente. Cada
uno de los rayos que emite un cuerpo a una cierta temperatura posee una
determinada longitud de onda y un valor de energía asociado E, que
denominaremos energía radiante emitida por unidad de área del objeto y por
tiempo para ese rayo de luz. Kirchhoff estaba interesado en encontrar una
función o ecuación, a la que denominó J, a partir de la cual sería posible
describir en qué proporción se estaría emitiendo cada rayo de luz proveniente
de un objeto a una cierta temperatura; dicha proporción estaría representada
por E, por lo que si un rayo se emite con gran intensidad, su valor de E sería
elevado, mientras que si emisión está poco favorecida, su valor de E será
pequeño. Dicha ecuación se expresaría como sigue:
E= J(,T)
lo que indica que dicha función J debe de quedar al final en función de la
longitud de onda de cada rayo y de la temperatura T del objeto que se
analiza.
El objeto con el que se llevaría a cabo este estudio evidentemente no debe
reflejar luz en lo absoluto (esto es, no debe ser de ningún color), porque de lo
contrario la composición de la radiación que emita, que es lo que nos interesa
medir y que será función exclusivamente de su temperatura, estará
contaminada por aquélla que refleja. Un objeto con tales características, un
perfecto absorbente, recibe el nombre de cuerpo negro, y para que el análisis sea
válido, dicho cuerpo deberá encontrarse en equilibrio térmico con la radiación.
Un cuerpo negro es un dispositivo que puede ser de
forma aproximadamente cúbica (Fig. 2), hueco, capaz de
alcanzar temperaturas muy altas y que posee un orificio
minúsculo por el que la radiación que se genera en el
interior del aparato sale hacia un detector; éste a su vez
determina la longitud de onda de los rayos que están siendo
emitidos y la proporción con la que participan.
Una aproximación a la propuesta hecha por Kirchhoff
la obtuvo en 1879 el esloveno Josef Stefan, quien indicó que
el total de energía irradiada JT que emite un cuerpo a la
temperatura T sería porporcional a
JT = T4
Postriormente Ludwig Boltzmann, nacido en el Imperio Austrohúngaro,
demostró que esta expresión es solo válida para un cuerpo negro. es una
constante de porporcionalidad conocida como constante de Stefan-Boltzmann,
con un valor de 5.6728 × 10-8 W/(m2K4).
Más adelante se
redefinió la manera de
cómo expresar la
intensidad de energía
irradiada por un cuerpo
negro, y así la función J
fué reemplazada por la
función u, llamada
densidad de energía
irradiada, que fue la que se midió en los aparatos que funcionaban como un
cuerpo negro. La relación entre estas dos magnitudes está dada por:
donde c = velocidad de la luz en el vacío = 3 x 108 m/s.
Fig. 2. Equipo
moderno que opera
como un cuerpo
negro.
Jožef Štefan
(1835-1893)
Ludwig Edward Boltzmann
(1844-1906)
El problema del cuerpo negro fue abordado por el inglés John William
Strutt (1842-1919), mejor conocido como Lord Rayleigh, quien obtuvo y
presentó en junio de 1900 la siguiente ecuación:
La “RJ” nos indica que ésta ecuación se trata de la distribución de Rayleigh-
Jeans (James Jeans tuvo el mérito de haber realizado algunas correcciones
sobre esta ecuación, por lo que su nombre quedó asociado al de Rayleigh). En
ella aparece k, la constante de Boltzmann, con un valor de 1.381 × 10-23 J/K.
Lo interesante de esta ecuación es lo siguiente: para llegar a ella,
Rayleigh postuló que las ondas de radiación electromagnéticas eran producidas
por los diferentes movimientos vibracionales (los llamaremos modos de
vibración) que sufren las partículas con carga eléctrica de los átomos (las que
por este hecho fueron bautizadas como osciladores). Rayleigh distribuyó
equitativamente la energía entre estos diferentes modos vibracionales, de tal
manera que a cada uno de ellos le correspondió un cierto valor. Al final de su
trabajo, Rayleigh transformó en cero la diferencia energética entre cada uno de
los modos vibracionales, lo concedió a los osciladores la posibilidad de adoptar
cualquier valor de energía E, sin restricción alguna.
Esto último lo hemos hecho desde siempre, y lo hizo Sir Isaac Newton.
En los experimentos de caída libre, Newton estableció que es posible conocer la
velocidad instantánea v que un cuerpo que se desploma debido a la acción de la
gravedad a partir de la expresión v = v0 + gt. Analizaremos el caso más simple,
aquél donde al inicio del experimento el objeto se encontraba en reposo (v0 = 0),
para que la ecuación se vuelva más simple: v = gt. Esta expresión nos permite
anticipar, sabiendo que g = 9.81 m/s, que un objeto en caída libre que parte del
reposo, en el segundo 0 tiene una velocidad de 0 m/s, que en 1 segundo alcanza
una velocidad de 9.81 m/s, que en el segundo 2 el objeto lleva ahora una
velocidad de (9.81 × 2) m/s; que en el segundo tres lleva ahora una velocidad de
(9.81 × 3) m/s, que en el segundo 4 llega una velocidad de (9.81 × 4) m/s, etc. La
gráfica que se obtiene tendría la siguiente forma:
t(s)
v(m/s)
1 2 3 4
9.8
2(9.8)
3(9.8)
4(9.8)
En nuestro mundo, a nuestra escala, la mecánica de Newton nos dice que
una gráfica como ésta nos permite determinar la velocidad instantánea de un
objeto en caída libre sin la necesidad de llevar a cabo el experimento; por
ejemplo, si se desea conocer la velocidad de un objeto en caída libre al tiempo t
= 2.7587 s, nos basta con realizar una interpolación en la gráfica para obtener
el valor de velocidad del objeto. Esto equivale a afirmar que un objeto en caída
libre puede alcanzar, en principio, cualquier valor de
velocidad imaginable (siempre y cuando no nos acerquemos
a la de la luz), y si esto es cierto, dado que la energía
cinética para un cuerpo en movimiento con masa m
equivale a ½mv2, entonces cualquier partícula podría
alcanzar también cualquier valor de energía.
Desafortunadamente, la distribución de Rayleigh-
Jeans demostró ser incapaz de reproducir las gráficas que
experimentalmente se obtienen: cuando se sustituyen los
valores de en
se obtiene una gráfica en la que los rayos
de luz con pequeña participan en la emisión del cuerpo negro de una manera
desmesurada (lo cual se hace particularmente dramático en la región UV,
hecho que desde entonces se conoce como la catástrofe del ultravioleta). La
razón de este desastre es que
crece indefinidamente porque el factor 4
entre el cual se divide se va haciendo más pequeño conforme la gráfica avanza
hacia longitudes de onda cada vez más cortas cortas. La emisión de radiación
en cantidades increíblemente grandes está en franco contraste con la tendencia
real, en donde efectivamente la participación de los rayos de luz también se va
haciendo más prominente conforme su disminuye, pero en la realidad se
alcanza un máximo y luego la participación en la emisión para los rayos de luz
con aún mas corta decrece.
Luego de realizar los análisis matemáticos pertinentes de los datos
experimentales que se obtienen, se puede ver que éstos obedecen a una
ecuación empírica con la siguiente forma:
la cual dista mucho de parecerse a la de Rayleigh-Jeans.
Isaac Newton
(1642-1727)
John William Strutt, Lord
Rayleigh (1842-1919)
James Hopwood Jeans
(1877-1946)
Max Karl Ernest Ludwig
Planck (1858-1947)
Cuando se grafica la distribución de Rayleigh-Jeans (Fig. 3) y se compara con
las obtenidas experimentalmente, es elocuente lo que aquélla se aleja de la
realidad.
Fig. 3. Distribución de Rayleigh-Jeans (classical theory) predicha para 5000 K. En la misma
gráfica se incluyen los resultados experimentales obtenidos para la radiación de un cuerpo
negro a 3000, 4000 y 5000 K.
En octubre de ese mismo año de 1900, Max Planck da a conocer una
distribución con notorias diferencias con respecto a la de Rayleigh-Jeans. La
llamaremos . La diferencia estriba en lo siguiente: Planck plantea, de
manera similar a Rayleigh, que cada modo vibracional para los osciladores
tiene un valor de energía definido, esto es, 0, E, 2E, 3E. 4E, 5E, etc. -observa el
paralelismo con 0 m/s; (9.81) m/s, (9.81 × 2) m/s; (9.81 × 3) m/s, (9.81 × 4) m/s-,
pero a diferencia de este último, no permite que la continuidad se genere, esto
es, mantiene la separación energética para cada estado. Al final de su
tratamiento obtiene, como consecuencia de asumir esto, la siguiente ecuación:
Debido a que la ecuación de la distribución de Planck permite
reproducir los resultados experimentales, la idea sobre la cual se fundamenta,
la cuantización de la energía, debe tener validez, aunque escape a nuestra
lógica (o a nuestra familiaridad). Para llegar a ella Planck asumió que la
energía de cada oscilador es proporcional a su frecuencia de oscilación, esto es,
que E = h . Esto deja para los osciladores a 0, h , 2h , 3h , 4h , etc., como los
únicos valores de energía que pueden poseer; h es una constante de
proporcionalidad la cual, con toda propiedad, fue posteriormente denominada
constante de Planck (6.62 x 10-34 Js). Con este planteamiento, Planck alcanza
, que es equivalente ala ecuación empírica de los resultados experimentales,
como a continuación se demostrará.
Toma en cuenta que c = , = c/ . Si sustituyes este valor en se
llegarás a:
Si h, c y k son constantes, podemos hacer 8 h/c4 = A y h/k = B. Con ello se
obtiene:
Lo que Planck plantea es equivalente a decir que lo propuesto por
Newton carece de validez, al menos para los osciladores y, en general, para las
partículas microscópicas de las dimensiones de un electrón. Éstos no pueden
poseer cualquier valor de energía, sino solamente ciertos valores permitidos
(discretos) que son múltiplos de una unidad fundamental, fenómeno que se
conoce como cuantización de la energía. Un objeto o partícula microscópica no
sigue, por tanto, lo establecido por la Física de Newton
(Física clásica). Podría decirse que aquí las
interpolaciones entre los valores conocidos están
“prohibidas”, porque sencillamente no existen partículas
que adopten energías intermedias.
Albert Einstein hizo uso de estos argumentos para
encontrar posteriormente, en 1905, una explicación
plausible para el fenómeno del efecto fotoeléctrico,
dejando en claro que la teoría cuántica posee validez
general en el mundo microscópico. En esa explicación, la
energía E se asoció a lo que posteriormente se conocería como fotón (Efotón), la
unidad corpuscular transportadora de energía de un rayo de luz, mientras que
correspondería a la frecuencia de la radiación que induce este fenómeno.
Albert Einstein
(1879-1955)