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DE LA TRAPANANDA AL ÁYSEN MATEO MARTINIC B. ´ II EDICIÓN DE LA TRAPANANDA AL ÁYSEN ••• MATEO MARTINIC Era niño todavía cuando en nuestro hogar puntarenense oí mentar por pri- mera vez al Áysen (pues así se acentuaba el topónimo en la época) y aunque no lo entendía con propiedad, desde entonces siempre para mí tal imperfecta noción de un territorio que sabía lejano estuvo revestida de un aura legendaria. Pasaron los años, varios, y he aquí que ya universitario, tuve una experiencia que la recuerdo como un hecho que resultaría determinante. Corría 1950 ó 1951, no puedo precisarlo, y por alguna razón tuve que ir a la Casa Central de la Universidad de Chile, en Santiago, y allí en el hall o patio interior pude visitar una exposición fotográfica referida a la Provincia de Aysén y que era obra de un excelente artista de la lente que, si no me equivoco, era Hans Helfritz. Entre tantas vistas como paisajes que daban cuenta de la realidad física impresionante de ese territorio, había una que me llamó particularmente la atención: era la que mostraba un panorama diferente, extraño, pero que para mí resultó ser de fuerte atracción y sugerencia, el paisaje de zona oriental de Ñirehuao, con sus cerros volcánicos diseminados sobre una vasta llanura que semejan una vista de la superficie lunar, algo como de otro mundo que nunca había contemplado. Esa visión me impresionó vivamente y nunca se me ha borrado. Nace en Punta Arenas, Magallanes, en 1931. Abogado e historiador, integra el cuerpo académico de la Universidad de Magallanes, donde ostenta la jerarquía de Profesor Titular, y dirige el Centro de Es- tudios del Hombre Austral, del Instituto de la Patagonia. Su actividad como investigador e his- toriógrafo le ha merecido la membresía de la Academia Chilena de la Historia del Instituto de Chile y de otras entidades del género, chilenas y extranjeras. En el año 2000, ganó el Premio Na- cional de Historia y la Universidad de Magallanes le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa. Su fecunda producción historiográ- fica supera los cuatro centenares de tí- tulos entre libros, monografías, ensayos, capítulos en libros y artículos en revistas y diarios. Entre sus obras pueden citar- se Punta Arenas en su primer medio siglo 1848-1898 (1988), Historia de la región magallánica (1992), Los Aónikenk historia y cultura (1995) y Cartografía magallánica 1523-1945 (1999). MATEO MARTINIC B. ´

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Era niño todavía cuando en nuestro hogar puntarenense oí mentar por pri-mera vez al Áysen (pues así se acentuaba el topónimo en la época) y aunque no lo entendía con propiedad, desde entonces siempre para mí tal imperfecta noción de un territorio que sabía lejano estuvo revestida de un aura legendaria.

Pasaron los años, varios, y he aquí que ya universitario, tuve una experiencia que la recuerdo como un hecho que resultaría determinante. Corría 1950 ó 1951, no puedo precisarlo, y por alguna razón tuve que ir a la Casa Central de la Universidad de Chile, en Santiago, y allí en el hall o patio interior pude visitar una exposición fotográfi ca referida a la Provincia de Aysén y que era obra de un excelente artista de la lente que, si no me equivoco, era Hans Helfritz. Entre tantas vistas como paisajes que daban cuenta de la realidad física impresionante de ese territorio, había una que me llamó particularmente la atención: era la que mostraba un panorama diferente, extraño, pero que para mí resultó ser de fuerte atracción y sugerencia, el paisaje de zona oriental de Ñirehuao, con sus cerros volcánicos diseminados sobre una vasta llanura que semejan una vista de la superfi cie lunar, algo como de otro mundo que nunca había contemplado. Esa visión me impresionó vivamente y nunca se me ha borrado.

Nace en Punta Arenas, Magallanes, en 1931. Abogado e historiador, integra el cuerpo académico de la Universidad de Magallanes, donde ostenta la jerarquía de Profesor Titular, y dirige el Centro de Es-tudios del Hombre Austral, del Instituto de la Patagonia.

Su actividad como investigador e his-toriógrafo le ha merecido la membresía de la Academia Chilena de la Historia del Instituto de Chile y de otras entidades del género, chilenas y extranjeras.

En el año 2000, ganó el Premio Na-cional de Historia y la Universidad de Magallanes le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa.

Su fecunda producción historiográ-fi ca supera los cuatro centenares de tí-tulos entre libros, monografías, ensayos, capítulos en libros y artículos en revistas y diarios. Entre sus obras pueden citar-se Punta Arenas en su primer medio siglo 1848-1898 (1988), Historia de la región magallánica (1992), Los Aónikenk historia y cultura (1995) y Cartografía magallánica 1523-1945 (1999).

MATEO MARTINIC B.´