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1. Replanteamiento de un modelo alternativo para el siglo XXI:  Planes de inclusión social y primacía de los Derechos Humanos.  1.1. PLAN DE DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL EN VENEZUELA Y SUS ARTICULACIONES CON LOS DERECHOS HUMANOS.  Este trabajo presenta un estudio de carácter descriptivo sobre las políticas económicas y sociales que adelanta el gobierno venezolano desde la Constitución Nacional de 1999.  Desde esa fecha, el gobierno emprendió distintas iniciativas en materia económica, utilizando los concep tos de “equilibrio económico”, “desarrollo endógeno”, “nuevo cooperativismo” y, más recientemente, “modelo de producción social”. Estas iniciativas han estado dirigidas, de acuerdo con la visión del gobierno, a cambiar el ordenamiento económico vigente por un sistema no capitalista, humanizado y soberano.  Las estrategias que el gobierno se ha propuesto llevar a la práctica para lograr tales propósitos han sido:   La democratización del capital y la ti erra.  La soberanía en la orientación y distribución de la riqueza nacional, hacia el desarrollo de las potencialidades internas de las comunidades en la ciudad y el campo.  La inclusión social en la actividad productiva.  En este orden, el interés por la economía social y el desarrollo económico ha ocupado un lugar importante en la política gubernam ental desde el año 1999, al lado de objetivos de crecimiento económico, estabilidad macro-económica, sostenibilidad fiscal y estímulo al ahorro y la inversión.  Este interés se ha expresado en programas, planes, leyes, inversiones y medidas económicas desde entonces.  El objetivo del estudio es comprender las nuevas orientaciones, definiciones y estructura jurídica, programática, institucional y financiera de la política de economía social y desarrollo económico sustentable, donde el gobierno ha puesto su mayor empeño a fin de producir cambios en el sistema económico y el modelo productivo del país.   A continuación observamos los contextos donde estos cambios se han pretendido aplicar y los efectos que ha tenido su funcionamiento en las actitudes y comportamientos de los beneficiarios, asociados en cooperativas o núcleos de desarrollo endógeno.  Antecedentes.  La industria petrolera fue el principal dinamizador de la modernización venezolana desde mediados de los años treinta. Las exportaciones petroleras pasaron de 2% en la década de 1920 a 83% en la década de 1940. La modernización se practicó como un intenso proceso de transformaciones que comprendía, entre otros aspectos, la integración del territorio, la acumulación capitalista de los excedentes petroleros y la transformación de las formas de trabajo y modos de vida.  

Derechos Humanos y Modelos de Desarrollo

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1. Replanteamiento de un modelo alternativo para el siglo XXI:Planes de inclusin social y primaca de los Derechos Humanos.

1.1.PLAN DE DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL EN VENEZUELA Y SUS ARTICULACIONES CON LOS DERECHOS HUMANOS.Este trabajo presenta un estudio de carcter descriptivo sobre las polticas econmicas y sociales queadelanta el gobierno venezolano desde la Constitucin Nacional de 1999.Desde esa fecha, el gobierno emprendi distintas iniciativas en materia econmica, utilizando los conceptos de equilibrio econmico, desarrollo endgeno, nuevo cooperativismo y, ms recientemente, modelo de produccin social. Estas iniciativas han estado dirigidas, de acuerdo con la visin del gobierno, a cambiar el ordenamiento econmico vigente por un sistema no capitalista, humanizado y soberano.

Las estrategias que el gobierno se ha propuesto llevar a la prctica para lograr tales propsitos han sido:La democratizacin del capital y la tierra.La soberana en la orientacin y distribucin de la riqueza nacional, hacia el desarrollo de las potencialidades internas de las comunidades en la ciudad y el campo.La inclusin social en la actividad productiva.

En este orden, el inters por la economa social y el desarrollo econmico ha ocupado un lugar importante en la poltica gubernamental desde el ao 1999, al lado de objetivos de crecimiento econmico, estabilidad macro-econmica, sostenibilidad fiscal y estmulo al ahorro y la inversin.Este inters se ha expresado en programas, planes, leyes, inversiones y medidas econmicas desde entonces.El objetivo del estudio es comprender las nuevas orientaciones, definiciones y estructura jurdica, programtica, institucional y financiera de la poltica de economa social y desarrollo econmico sustentable, donde el gobierno ha puesto su mayor empeo a fin de producir cambios en el sistema econmico y el modelo productivo del pas.A continuacin observamos los contextos donde estos cambios se han pretendido aplicar y los efectos que ha tenido su funcionamiento en las actitudes y comportamientos de los beneficiarios, asociados en cooperativas o ncleos de desarrollo endgeno.

Antecedentes.La industria petrolera fue el principal dinamizador de la modernizacin venezolana desde mediados de los aos treinta. Las exportaciones petroleras pasaron de 2% en la dcada de 1920 a 83% en la dcada de 1940. La modernizacin se practic como un intenso proceso de transformaciones que comprenda, entre otros aspectos, la integracin del territorio, la acumulacin capitalista de los excedentes petroleros y la transformacin de las formas de trabajo y modos de vida.Entre los cambios ocurridos por efectos de sta destacaron: La migracin a la ciudad. El abandono del campo. La densificacin poblacional de las capitales de estado. La creacin de nuevos centros urbanos petroleros y el surgimiento de los sectores obreros y medios.

A partir de los aos 1940 estos cambios son expresamente promovidos por el Estado, como dueo y administrador de los ingresos petroleros, convirtindose ste en el espacio donde los actores y sectores nacionales encontraron el medio para materializar los proyectos de modernizacin.En la poltica pblica venezolana el gasto social fue realmente importante a partir de la segunda mitad de la dcada de 1930. Entre los aos 1935-1936, el peso porcentual del gasto social en las finanzas pblicas se duplic, pasando de un 5% a 11% respectivamente, debido al aumento del presupuesto en salud.Luego, mantuvo un crecimiento relativamente estable hasta incrementarse significativamente en la dcada de 1960 y, de manera ms constante, a partir del ao 1964. Sin embargo, el gasto econmico siempre tuvo mayor peso que el gasto social, representando ms o menos el 40% del total de gasto pblico.Slo en la dcada de 1960, el gasto social lleg casi a equipararse con el gasto econmico. La preponderancia de este ltimo se debe a las prioridades de la poltica para aquella poca, las cuales se orientaron hacia el pleno empleo de los factores, la expansin del mercado de trabajo formal y el crecimiento sostenido de los ingresos laborales reales.

En la dcadas de 1970 y 80.Los gobiernos de la poca adoptaron un modelo de modernizacin econmica al que los autores han denominado desarrollista y en el cual se ubica el fenmeno de la renta petrolera.En el enfoque desarrollista, se entiende el desarrollo como el camino hacia una modernizacin estructural de la nacin que requiere de polticas globales y sectoriales (fiscales, econmicas y sociales).El Estado se asume como el principal agente de desarrollo en un contexto de auge econmico prolongado ocurrido entre 1963-1972 y de bonanza petrolera entre 1973-1975.Sus instrumentos fueron el reparto de la renta, el fomento del capitalismo y, en los ltimos aos, el endeudamiento externo.Bajo este enfoque, el Estado promueve una nueva etapa de industrializacin nacional y la reduccin de las importaciones (por la va de la construccin y la manufactura); la nacionalizacin del petrleo y la consolidacin de las industrias bsicas; la concentracin de capitales; un acelerado crecimiento industrial-urbano; las viviendas para sectores medios y el incremento y proteccin del empleo asalariado.El pas tuvo durante 18 aos, un crecimiento econmico estable y un gasto social expansivo; pero a partir de la segunda mitad de 1970 cambi drsticamente de rumbo hacia un deterioro progresivo de todos los signos polticos, econmicos y sociales.Este cambio se sentir con ms contundencia en 1983, ao en el cual se toman medidas de estabilizacin econmica traumticas y se instala el pesimismo y el malestar en el nimo colectivo de la poblacin venezolana.Finalmente, el sistema se hizo ms excluyente por efecto del centralismo, el clientelismo y la segmentacin de la proteccin social entre los grupos modernos emergentes y el resto de la poblacin. La burocracia pblica adopt la prctica del reparto entre una clientela poltica y econmica que operaba bajo el paraguas de los partidos; y una clientela social que se mova a travs de las conexiones partidistas, pero tambin por medio de las relaciones familiares y/o personales.

Dcadas de los 80 y 90.El elemento clave que caracteriza la poltica econmica venezolana entre los aos 1980 y 1990 es el intento dirigido hacia el ajuste de la economa interna en funcin de parmetros y exigencias del mercado mundial, conocida como la estrategia de la apertura. Esta estrategia se aplica en un contexto donde comienza a tener fuerza el fenmeno de la globalizacin y ste ejerce influencia en el debilitamiento de los sistemas polticos, econmicos e institucionales constituidos cinco dcadas atrs en la mayora de los pases de Amrica Latina. En Venezuela, es un perodo que trae una herencia de persistente deterioro econmico y social, y donde la agenda internacional tuvo un importante peso en la definicin y aplicacin de soluciones.En el ao 1980, Venezuela se encuentra frente a una cada del PIB de 4%, despus de 18 aos consecutivos de una tasa de crecimiento positiva. La inflacin pas de un dgito en 1978 (7.2%) a dos en 1979 (20.4%) y en 1980 (19.7%), afectando los salarios y el ingreso familiar. Aumentaron las desigualdades econmicas y el pas presentaba ya un acumulado de pobreza mayor al 20%, con tendencia a crecer cada ao. Desde este momento, la pobreza se instala en el pas y no hay capacidad institucional, social ni econmica para frenar el problema.El programa de ajuste econmico estructural (1989-1993): a partir de 1989 se decide aplicar un programa de ajuste de mayor alcance y permanencia que el anterior. Este programa implicaba darle un giro drstico a la economa venezolana mediante la reduccin de las funciones reguladoras y planificadoras del Estado y, a largo plazo, el aumento de la participacin del sector privado en las actividades productivas. Con esta intencin se toman medidas de ajuste que produjeron la eliminacin de los subsidios indirectos, la liberacin de precios, la flexibilizacin de la normativa laboral, el apoyo financiero a las exportaciones, la reduccin del gasto pblico, la privatizacin de las empresas estatales y la reorientacin del gasto social. El programa de ajuste surge de un acuerdo firmado con el FMI en 1989 y cont con la asistencia financiera de la banca internacional en el rea econmica y social.La severidad del deterioro es acompaada por una creciente protesta pblica, represin y violencia social. Entre el 27 de febrero y el 3 de marzo de 1989 ocurre una revuelta popular en contra de las medidas de ajuste. Cabe destacar que estas medidas se aplicaron sin el respaldo mayoritario de empresarios ni de partidos polticos, incluyendo el partido del gobierno de turno.Un dato que revela la dramtica situacin de protestas y represin en ese ao fue el repunte de la tasa de homicidios por 100.000 habitantes en el Distrito Federal, que pas de 21.5 en 1988 a 52.3 en 1989 (EL CARACAZO).El programa de ajuste econmico restringido (1994-1998): este programa se denomin Agenda Venezuela y surge del segundo acuerdo con el FMI firmado en el ao 1996. Este programa consisti en una serie de medidas de ajuste macroeconmico aplicadas gradualmente y limitadas a ciertas reas de la economa petrolera. El programa contemplaba tambin continuar con las estrategias de reorientacin del gasto social, la reestructuracin y fortalecimiento del sistema de pensiones del seguro social llevndolo hacia un sistema de administracin privada y la reforma del sector financiero, habida cuenta de la fuerte crisis bancaria ocurrida entre los aos 1994 y 1995.Lo ante sealado deja ver que la poltica pblica de las tres dcadas anteriores dej una ciudadana incompleta o inacabada. Los derechos fueron establecidos a travs de los pactos entre elites polticas y econmicas y se ejercieron por medio de las prebendas que dejaba el clientelismo para un sector de la poblacin en forma de privilegios. En consecuencia, se crearon distancias e inconsistencias cada vez mayores entre la democracia formal, como rgimen y mtodo, y la democracia sustantiva, como ciudadana, seguridad y bienestar. De igual manera diversos estudios han sealado la aceptacin de prcticas no democrticas en el ejercicio del poder por parte de grupos que, aunque minoritarios en Venezuela, se reparten en todos los segmentos sociales y polticos del pas.

EL ENFOQUE ECONMICO EN EL NUEVO MARCO JURDICO E INSTITUCIONAL.La economa en la Constitucin de 1999 y las Leyes de 2001-2006.Despus de ganar las elecciones de 1998 con 59,8% de los votos, el electo Presidente de la Repblica, Hugo Rafael Chvez Fras, anuncia la necesidad de redactar una nueva constitucin nacional para formalizar los compromisos adquiridos durante su campaa con las demandas polticas, econmicas y sociales del pas. Una Asamblea Constituyente, elegida por voto popular, fue la encargada de redactar el nuevo texto.En la Constitucin, Estado y pueblo organizado son los dos actores principales. El Estado se concibe como una estructura abierta a la participacin de los ciudadanos, apelando a una legitimidad que descansa en la soberana popular. De la unin Estado-Pueblo se desprende el principio de corresponsabilidad, entendido como Estado y ciudadanos tomando decisiones de manera conjunta. Se pretende que el protagonismo del pueblo organizado en todas sus formas de representacin comunitaria (Consejos Comunales). Ello se cree posible en la medida que haya una profunda reestructuracin del Estado que viabilice la participacin, regulacin y control de gestin por parte de las comunidades; as como que el Estado asuma responsabilidades con la satisfaccin de las necesidades vitales de la poblacin e intervenga en la sociedad bajo los mandatos de la justicia y la solidaridad.La Constitucin contempla un captulo exclusivamente dedicado al rgimen econmico y a las funciones del Estado en la economa. En este captulo se establece que la economa tiene un papel poltico en la construccin del proyecto de pas, adoptando los principios de justicia social, democratizacin, eficiencia, libre competencia, proteccin del ambiente, productividad y solidaridad. La economa tiene carcter mixto (pblico-privado), entendiendo por ello que el Estado y la iniciativa privada deben generar en forma conjunta: fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, mejor nivel de vida de la poblacin y soberana econmica.El reto del desarrollo debe ser fundamental para el Estado, En este sentido, el Estado cumple un rol principal dentro de la funcin econmica. La Constitucin establece que los objetivos de la mutua responsabilidad pblica-privada en la economa solo pueden lograrse si se da un crecimiento econmico permanente, sustentable y equitativo; una justa distribucin de la riqueza y una planificacin estratgica de la economa, hecha de manera democrtica, participativa y de consulta abierta.

La existencia de un conjunto de prioridades a las que debe responder la poltica econmica del Estado son:Proteccin de la industria petrolera y del comercio interno:el Estado debe garantizar la proteccin de reas econmicas estratgicas para el desarrollo y la soberana nacional como la actividad petrolera y otras industrias, y la poltica comercial para defender a las empresas nacionales de las inversiones extranjeras.Ejemplos.SIDOR, PDVSA EN MANO DEL PUEBLO.Privilegio a la agricultura y erradicacin del latifundio:el Estado debe privilegiar la agricultura dentro de las prioridades pblicas, teniendo como principal reto eliminar toda forma de tenencia de tierras basada en el latifundio. Este aspecto se liga con el objetivo de la seguridad alimentaria y, para ello, deben alcanzarse niveles suficientes de autoabastecimiento.Ejemplo actual.LA MISION AGRO-VENEZUELA. MISION CHE-GUEVARA.Promocin de la asociatividad econmica colectiva:el Estado debe promover un sector econmico de carcter asociativo y formas de colectivizacin de la propiedad. En este aspecto destaca la aplicacin de impuestos a las tierras ociosas y medidas para hacerlas productivas, sobre todo las de vocacin agrcola. Los campesinos y productores tienen derecho a la propiedad de la tierra en la forma que dicte la ley y el Estado promover y proteger las formas asociativas y particulares que aseguren la produccin agrcola. Especialmente lo har con formas de asociacin comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo bajo rgimen de propiedad colectiva; con la artesana, la industria popular y la industria turstica nacional.Ejemplos.Ncleos de desarrollo endgenos (NUDES), empresas comunitarias y familiares, LOS FONDOS Zamoranos; los proyectos tursticos planes vacacionales (como forma de conocer y valorar lo nuestro), recuperaciones y conservacin de playas y pueblos tursticos; proyectos culturales como son la recuperacin de los patrimonios culturales, tangibles e intangibles; misin corazn adentro rescate de las danza, el teatro comunitario y de calle, la artesana autctona.

1.2.Tratamiento de los derechos fundamentales y humanos en Venezuela.Como es fcil suponer, la realizacin de los sealados eventos en nuestro territorio ha propiciado abundantes publicaciones, foros, dilogos y confrontaciones sobre una materia que presenta tantas aristas y origina serias preocupaciones a nivel planetario, como se observa en los dolorosos acontecimientos que actualmente ocupan la atencin de la humanidad en muchas regiones como Afganistn, Kosovo, Argelia, Colombia, Somalia, Etiopa, etc.Por lo que atae a nuestro continente americano el problema del respeto de los derechos humanos reviste altsima prioridad por las recurrentes violaciones a los mismos que frecuentemente se denuncian y de ah los ingentes esfuerzos que realizan los rganos supranacionales y nacionales en orden a difundir los postulados que inspiran los derechos humanos y los mecanismos aptos de que se disponen para atender los reclamos que se formulen por el desconocimiento, a veces sistemtico, de esos derechos.Y es precisamente sobre este ltimo aspecto que he decidido centrar mi exposicin, porque no basta, en mi criterio, el conocimiento, por ms profundo que ste sea, de los textos consagratorios de los derechos humanos, ni los compromisos que las autoridades pblicas de los pases adquieran de aceptar y ejecutar el contenido de los diversos Pactos, Convenciones o Protocolos que se suscriban sobre la materia.No basta. Estas proclamaciones de principios seran letra muerta si los individuos no contaran con los medios idneos para obtener reparacin por las violaciones de sus derechos humanos de las que han sido vctimas. Y esos medios idneos no pueden ser otros que los tribunales de justicia, que son los que disponen de la capacidad de imponer sanciones punitivas obligantes para los Estados o particulares infractores de la respectiva normativa. Ahora bien, en el contexto del esquema judicial organizativo de cada pas no cabe duda alguna que -sin desdear, por supuesto, la importante funcin que en esta rea cumplen los jueces de instancia- es a los tribunales supremos nacionales a los que incumbe en mayor medida la enorme responsabilidad de interpretar los instrumentos jurdicos sobre la materia, suplantar sus vacos, y emitir fallos orientadores y ejemplificantes que contribuyan a afianzar la vigencia de los derechos inalienables de la persona humana.Pero esa doctrina jurisprudencial suprema tiene que ser conocida y divulgada en todos los escenarios posibles. Constituye una frmula viable para enervar y, quizs con optimismo, para desterrar las acciones perniciosas de agentes del Estado, o de los propios particulares, que, con indeseable frecuencia, vulneran los derechos fundamentales del hombre. Porque, estoy convencida de que en una elevada proporcin, por lo menos en lo que a nuestro pas concierne, el origen del problema de la sistemtica violacin de los derechos humanos, especialmente en el mbito represivo policial, penitenciario o carcelario, se sita en una deficiente o inexistente formacin educativa, que se traduce en ignorancia, aunado a la arraigada creencia de la exclusin de sanciones o impunidad ante esas graves actitudes y el dbil rechazo de la sociedad a quienes incurren en ellas.Es, pues, partiendo de esa lnea de pensamiento, que decid focalizar el tema de esta exposicin en el "Tratamiento de los Derechos Humanos en la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia". Pero antes de adentrarme en el tema concreto, estimo que algunas precisiones previas se imponen.

1.- Concepto de los derechos humanos.En primer lugar, respecto a la propia definicin de los derechos humanos. En efecto, qu entienden las corrientes doctrinarias especializadas sobre la locucin "derechos humanos"?. Al respecto, es criterio generalizado que el concepto "derechos humanos" hace relacin a una serie de atributos naturales, intrnsecos de los seres humanos, comunes en todos los hombres, inviolables, inalienables, indivisibles y fundamentales (como son, por ejemplo, el derecho a la vida, a la libertad y seguridad personales, al honor). Esta concepcin, que como veremos ms adelante, es la acogida en nuestro ordenamiento jurdico positivo, se inspira en uno de los postulados de la Revolucin Francesa contenido en la "Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" del 26 de agosto de 1789 que, como sabemos, preconizaba la igualdad de todos los humanos fundada en el iusnaturalismo que es, como nos recuerda un autor, "la corriente jurdico-filosfica que concibe al hombre dotado de derechos congnitos superiores a la sociedad; que exalta a la persona humana y la considera como 'entidad suprema' de la sociedad y que forma el substratum filosfico de las relaciones entre el Estado y la sociedad". Es la misma corriente que, con anterioridad a la Revolucin Francesa inspira a los independentistas norteamericanos, quienes, en la Carta firmada en Virginia el 12 de junio de 1776 expresan que " todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos"; conceptos que se reproducen en trminos similares diez aos ms tarde en la Declaracin de Independencia de los Estados Unidos de Norteamrica (04-07-1786) en la que se afirma que "tenemos por evidentes en s mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que estn dotados por su creador de ciertos derechos inalienables"

Resulta claro entonces que tales declaraciones de principios se oponen a la teora "positivista" que, como sabemos, sostiene que los derechos humanos slo tienen efectividad si se encuentran positivizados, esto es, consagrados en el ordenamiento jurdico de cada pas.Cabe evocar que con el transcurso del tiempo y los avances experimentados por la humanidad en todos los rdenes, la referida teora jusnaturalista, basada en los atributos individuales de la persona humana, considerados sus "derechos originarios o primarios" (libertad; igualdad; honor; etc.) se ha extendido a la hora actual a otros derechos tambin protegidos constitucionalmente (econmicos, polticos, sociales) denominados por algunos "derechos de segunda generacin".

2.- Breve referencia a la evolucin de los derechos humanos en Venezuela.Sin entrar a profundizar para no desviarme demasiado del tema concreto propuesto, har algunas referencias que considero pertinentes respecto al proceso evolutivo de los derechos humanos en Venezuela.En tal sentido, lo primero que hay que resaltar es que ha sido la postura jusnaturalista antes expuesta, la asumida tradicionalmente por el legislador patrio. En efecto, ya en los albores de nuestra independencia, en la Carta de 1811 se incorporan varias disposiciones claramente expresivas del reconocimiento de derechos y garantas que son atributos inherentes a la persona humana.As, leemos en el artculo 151 de ese texto constitucional que la felicidad comn es el objeto de la sociedad y es para asegurar esa felicidad al hombre que han sido instituidos los gobiernos, debiendo proteger "la mejora y perfeccin de sus facultades fsicas y morales", aumentar la "esfera de sus goces" y procurarle "el ms justo y honesto ejercicio de sus derechos".Y respecto a esos derechos los identifica en el artculo siguiente (152) como "la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad".Asimismo, numerosos documentos recogen el pensamiento del Libertador ratificatorio de tales derechos. En el Discurso pronunciado ante el Congreso de Angostura en 1819, Bolvar opina ante los legisladores all reunidos que "el principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela", que est sancionado por la pluralidad de los sabios "que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad".Al pronunciarse en esa misma ocasin por la estabilidad de los jueces y la creacin de Jurados pide Simn Bolvar al Congreso "la garanta de la libertad civil, la ms preciosa, la ms justa, la ms necesaria; en una palabra, la nica libertad, pues que sin ella las dems son nulas". Y al presentar el Proyecto de Constitucin de Bolivia en 1826, en la cual propone la eleccin de los jueces por el legislativo a proposicin del pueblo por considerar que si el Poder Judicial no emana de ese origen (popular) es imposible que conserve toda su pureza la salvaguardia de los derechos individuales, reitera que esos derechos son "la libertad, la igualdad, la seguridad, todas las garantas de orden social". Ms expresivo an es su idea sobre esta materia cuando en carta del 27 de agosto de 1820 dirigida al Comandante Don Francisco Doa, enfatiza que el hombre "no tiene ms patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carcter sagrado de la humanidad"; "la nuestra - dice - es la madre de todos los hombres libres y justos sin distincin de origen y condicin".Por otra parte, en la evolucin constitucional venezolana encontramos signos inequvocos de que nuestro pas, Venezuela, mucho antes de que el tema de los derechos humanos fuese, como sucede en la actualidad, de referencia obligatoria y de concrecin legislativa, aun en pocas difciles e incluso bajo regmenes autoritarios, se dieran muestras de reconocimiento de los derechos esenciales del ser humano. As sucede, en lo tocante a los derechos a la vida y a la libertad, con el Decreto de Abolicin de la Pena de Muerte dictado por Jos Tadeo Monagas en 1849 y cinco aos ms tarde, en 1854, en el gobierno de su hermano Jos Gregorio Monagas, se promulg la Ley de Abolicin de la Esclavitud en todo nuestro territorio.Otra manifestacin de lo antes dicho la encontramos en la Ley del 25 de mayo de 1850 sobre "Disposiciones Generales del Cdigo de Tribunales" que consagra un esbozo del instituto del habeas corpus, al establecer que "cuando cualquier funcionario pblico estuviere formando actuacin criminal contra cualquier persona, o hubiese dictado decreto de prisin, el interesado y cualquiera a su nombre, pueden ocurrir a la Corte Superior respectiva por va de amparo y proteccin, y sta, mandando a suspender el procedimiento, pedir la actuacin, y en su visita, si lo encuentra de justicia, podr levantar la providencia opresiva" (Art. 10); disponindose en el Cdigo Orgnico de Tribunales del 25 de mayo de 1857, que de tales asuntos conocera en segunda instancia la Corte Suprema de Justicia (Art. 2, ordinal 12).Igualmente, en el "Cdigo Orgnico de la Corte Federal, Corte de Casacin y dems Tribunales Federales de la Repblica", del 14 de mayo de 1902, atribuye competencia a la Corte de Casacin para "conocer por va de amparo y proteccin, de las providencias de detencin que dicten los Presidentes de los Estados, el Gobernador del Distrito Federal y las Cortes Supremas de aquellas y del Distrito Federal".Tras estas importantes referencias histricas sobre la regulacin constitucional y legislativa de los derechos humanos en el pasado, entro a examinar cul es el marco jurdico bsico que actualmente rige la materia.

3.- Marco jurdico actual.En este acpite debemos distinguir la normativa supranacional y los textos nacionales que contemplan y regulan lo atinente a los derechos humanos. As, tenemos:

A.- Derecho Supranacional.- Textos aplicables al continente americano en general.Los derechos humanos reconocidos nacen de instrumentos sin otra fuerza vinculante que no sean los principios ticos que recogen de la evolucin histrica de la sociedad humana, como son la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada por la Novena Conferencia Internacional Americana, tambin en 1948, que consagran los principios ticos que luego han sido desarrollados tanto por las Naciones Unidas como por la Organizacin de Estados Americanos a travs de instrumentos de obligatorio cumplimiento por los Estados signatarios, por ser Tratados, constituidos por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, que entr en vigor el 23 de marzo de 1976 (en Venezuela desde el 10 de mayo de 1978) y la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, adoptada el 22 de noviembre de 1969 y ratificada por Venezuela el 09 de agosto de 1977.Existen otros instrumentos normativos de proteccin de los derechos humanos, como Declaraciones, Reglas Mnimas, Cdigos de Conducta y Resoluciones, que son adoptadas por organismos del sistema universal, (ONU, OEA) cuya obligatoriedad para los Estados suscriptores es discutida, por no ser propiamente Tratados, ya que la mayor parte de las legislaciones nacionales contemplan un mecanismo especfico de aprobacin de stos.De los Tratados, surgen procedimientos convencionales y no convencionales. Los primeros, contemplan la creacin de Comits especficos. As, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, el rgano convencional ms importante es el Comit de Derechos Humanos, ante el cual toda persona que alegue violacin de derechos humanos puede acudir, cumpliendo ciertos requisitos de admisibilidad. Otros Comits son: El Comit para la Eliminacin de la Discriminacin contra la Mujer (creado por la Convencin sobre la eliminacin de todas las formas de Discriminacin contra la Mujer); el Comit contra la Tortura (creado por la Convencin contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes); Comit de los Derechos del Nio (creado por la Convencin sobre los Derechos del Nio). La competencia de estos Comits depende del reconocimiento expreso de los Estados.

- Textos suscritos por Venezuela incorporados al derecho positivo venezolano.Venezuela, al amparo de los Tratados suscritos (PIDCP y CADH) y de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos y Convencin Americana sobre DerechosHumanos, ha firmado diversas Convenciones y Protocolos, ratificando su disposicin a cumplirlas, entre las que destacan:Segundo Protocolo facultativo del PICDCP, relativo a la abolicin de la pena de muerte, el 22-02-93; la Convencin para la prevencin y la sancin del delito de genocidio, el 12-07-60; la Convencin sobre derechos polticos de la mujer, el 31-05-83; la Convencin Interamericana sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin contra la mujer, el 02-05-83; la Convencin contra la tortura y otros tratos o penas crueles y degradantes, el 29-07-91; la Convencin sobre los derechos del nio, el 13-09-90; la Convencin Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, el 26-08-91; la Convencin Interamericana sobre desaparicin forzada de personas, el 09-09-94, entre otras.Las actividades de organismos no Convencionales, como la Comisin de Derechos Humanos, dependiente del Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas, no generan responsabilidad jurdica y sus exmenes y recomendaciones sobre la situacin de los derechos humanos en determinados Estados, no pasan de ser sanciones polticas y ticas.El sistema de proteccin de los derechos humanos recogido en normas supranacionales, a nivel regional, est constituido por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.El sistema europeo de proteccin de los derechos humanos est conformado por la Convencin para la Proteccin de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Roma, 1950) y la Carta Social Europea (Turn, 1961) y el mecanismo de defensa de los derechos humanos lo constituye el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

B.- Derecho Nacional.- Constitucin de 1961 (Ttulo III Captulo III: Derechos Individuales; Captulo IV: Derechos Sociales; Captulo V: Derechos Econmicos; Captulo VI: Derechos Polticos).El constituyente venezolano de 1961 advierte que los derechos y garantas consagrados en los indicados Captulos son slo a ttulo enunciativo, y por tanto, no debe entenderse como negacin de otros que aunque no figuren expresamente en la Constitucin son inherentes a la persona humana (Art. 50). En tal sentido declara que la ausencia de una Ley que reglamente tales derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.En la disposicin anterior (Art. 49) se consagra el amparo constitucional que constituye uno de los institutos jurdicos ms importantes de que se dispone sobre la materia. La redaccin de la frmula empleada segn la cual: "los Tribunales ampararn a todo habitante de la Repblica en el goce y ejercicio de los derechos y garantas que la Constitucin establece, en conformidad con la Ley", ocasion, durante largo tiempo, muchas disquisiciones tanto a nivel doctrinario como jurisprudencial acerca de su real operatividad, pues se sostena, desacertadamente en mi criterio, que mientras no fuese emitida la Ley a la que alude el constituyente, tal disposicin tena simplemente carcter programtico. Varias sentencias del Supremo Tribunal y hasta un Acuerdo con carcter vinculante dictado en 1972 por la misma Corte, reflejan ese criterio, como veremos ms adelante.En todo caso, haciendo abstraccin de la jurisprudencia favorable a la admisin y procedencia del amparo emanada en los ltimos aos tanto de los tribunales de instancia como del Supremo Tribunal, la Ley Orgnica de Amparo sobre Derechos y Garantas Constitucionales que entr en vigencia 27 aos ms tarde (en 1988) solvent definitivamente el problema, al legitimar (Art. 1) a toda persona que habite en Venezuela, sea natural o jurdica, para solicitar ante los tribunales ese amparo al goce y ejercicio de sus derechos y garantas constitucionales, aun de aquellos derechos fundamentales de la persona humana que no figuren expresamente en la Constitucin; con lo cual, obviamente, se satisfacen los postulados de los artculos 49 y 50 constitucionales antes aludidos.

- Textos legislativos de menor rango tambin contemplan normas protectoras de los derechos humanos. Tales son, a ttulo enunciativo.La Ley Orgnica de la Corte Suprema de Justicia, que por mandato constitucional establece y desarrolla los distintos mecanismos de control concentrado de la constitucionalidad. Y, por otro lado el Cdigo de Procedimiento Civil, en su artculo 20, consagra el control difuso de la Constitucin, al atribuir al juez la potestad de desaplicar normas que colidan con la Constitucin en un caso concreto. Otras leyes nacionales desarrollan un conjunto protector de los diversos derechos y garantas, tales son: La Ley Orgnica del Trabajo, la Ley Orgnica del Ambiente, Ley Tutelar del Menor, etc.En este punto cabe acotar que tambin creo ya superada la controversia acerca de la distincin entre "derechos" y "garantas" surgida en virtud de que la Constitucin de 1961 no contiene ningn Ttulo relativo especficamente a las garantas, por lo cual, segn algunos, estas ltimas, es decir, las garantas, son asimilables a los deberes. No obstante, la tesis predominante, la cual acojo, es que, por una parte, se consagra el "derecho" o los "derechos" que corresponden a las personas, y la garanta constituye la proteccin que se otorga para el ejercicio de esos derechos, es decir, no es un derecho en s, sino la forma de proteger aqul.

4.- rganos y mecanismos de proteccin.De la normativa anteriormente reseada como de los preceptos contenidos en la Ley Orgnica de la Corte Suprema de Justicia y en otros instrumentos de derecho positivo, se desprende que los rganos o tribunales ante los cuales se puede acceder para la proteccin de los derechos fundamentales y las vas o mecanismos para ello, son:

A.- A nivel interno.La Corte Suprema de Justicia en Sala Plena (recursos de inconstitucionalidad contra los actos normativos); la Sala Poltico-Administrativa del Supremo Tribunal y los dems rganos de la jurisdiccin contencioso administrativa (recursos contencioso-administrativos contra actos de efectos particulares de la Administracin Pblica); y cualesquiera de las cuatro Salas de la Corte (Plena, Poltico-Administrativa, Casacin Civil y Casacin Penal) en ejercicio de la accin de amparo constitucional en la materia afn a la Sala correspondiente.Ante cualquier Juez de la Repblica, en los trminos indicados en la Ley Orgnica de Amparo, en ejercicio de la accin de amparo. Tambin cualquier Juez de la Repblica, por va de la excepcin de inconstitucionalidad o de ilegalidad.

B.- A nivel supranacional.Ante la Comisin Interamericana de los Derechos Humanos, con sede en Washington. Y la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San Jos de Costa Rica.Referencia especial merecen las Organizaciones No Gubernamentales de Derechos Humanos tanto mundiales como nacionales, entre las cuales las ms representativas, por activas en nuestro pas son: El Comit Venezolano de Defensa de los Derechos Humanos; Amnista Internacional; Cruz Roja Internacional; Grupo de Derechos Humanos de la Arquidicesis de Carora en el Edo. Lara; Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, dedicada fundamentalmente a asistir a los familiares de las vctimas de los atropellos de funcionarios policiales; Provea; Cofavi, Comit de familiares de vctimas del Amparo; Aprodec; etc.Asimismo, existen, con carcter oficial, la Comisin de Defensa de los Derechos Humanos del Congreso de la Repblica, y la Direccin de Derechos Humanos del Ministerio Pblico, e instituciones del mismo gnero en algunos Estados y Municipalidades del pas.

5.- Tratamiento de los derechos humanos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia.Establecidas las premisas anteriores, paso seguidamente a comentar lo que constituye el punto central de mi conferencia, con la presentacin de la jurisprudencia del Mximo Tribunal de la Repblica que juzgo ms relevante sobre la materia. Al respecto debo advertir que he sistematizado esa jurisprudencia en base a la enunciacin que de los derechos fundamentales efecta la Constitucin, precisando en cada uno de los fallos la va mediante la cual se obtuvo el respectivo pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia.As, a pesar de que, como regla general la accin de amparo constitucional es el medio por excelencia de proteccin de los derechos fundamentales del ser humano, no es en cambio, el nico mecanismo que contempla nuestro ordenamiento jurdico positivo para el resguardo de esos derechos en cualesquiera de sus vertientes (individuales, econmicas, polticas o sociales), pues existen otras acciones que si bien no persiguen exclusivamente resguardar derechos subjetivos, s cumplen con tal finalidad como es el caso de la accin de nulidad por inconstitucionalidad y del recurso contencioso administrativo de anulacin, razn por la cual, al centrar nuestro anlisis en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, no me circunscribir al examen de los fallos dictados en materia de amparo constitucional, sino que, comentar otros casos no citados frecuentemente por la doctrina, pero que estimo son un fiel reflejo del tratamiento dispensado por la Corte Suprema al tema de los derechos humanos.

A.- De las Disposiciones Generales (Artculos 49 y 50 de la Constitucin).En cuanto a la tutela en general de derechos humanos son de resaltar cuatro decisiones que estimo representativas de las distintas etapas transitadas por la figura del amparo constitucional, hasta su definitiva regulacin legal mediante la entrada en vigencia de la Ley Orgnica de Amparo. En primer trmino, debe hacerse referencia al AUTO DE LA SALA POLTICO-ADMINISTRATIVA DEL 14-12-70 con Ponencia del Dr. Martn Prez Guevara, en el cual, con motivo de una declinatoria de competencia efectuada por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripcin Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda en la Sala Poltico-Administrativa, en relacin con un acto del Concejo Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda que suspendi la patente de industria y comercio otorgada a los recurrentes por lo cual, stos ejercieron una accin de amparo ante el juez declinante, la Sala Poltico-Administrativa concluy que el artculo 49 de la Constitucin "no es una norma directa e inmediatamente aplicable por los jueces, sino un precepto programtico, slo parcialmente reglamentado para la fecha en que la Constitucin fue promulgada, y dirigido particularmente al Congreso, que es el rgano a quien compete".Luego, resulta necesario tambin hacer referencia al ACUERDO INTERPRETATIVO CON FUERZA VINCULANTE DE LA SALA POLTICO ADMINISTRATIVA DEL 24-04-72, dictado en ejercicio de la facultad que otorga a la Corte el artculo 148 de la Ley Orgnica del Poder Judicial, solicitado por el Fiscal General de la Repblica y por el Presidente de la Comisin Electoral de la Universidad Central de Venezuela, en el cual la Sala Poltico-Administrativa declar "que la competencia de los Tribunales de Primera Instancia y Superiores en lo Penal de la Repblica", "se limita exclusivamente al conocimiento del recurso de Habeas Corpus" y que, en consecuencia, toda decisin que no est apoyada en la competencia especfica de dichos Tribunales" constituye una usurpacin o extralimitacin de atribuciones".En una tnica mucho ms amplia la misma Sala Poltico-Administrativa, casi diez aos despus, dicta sentencia en el CASO ANDRS VELSQUEZ DE FECHA 20-10-83 con Ponencia del Dr. Ren De Sola, que en una interpretacin del artculo 50 constitucional, consider que la declaracin del constituyente, relacionada con el ejercicio de derechos no reglamentados en leyes, reafirma la voluntad de "...mantener la integridad de los derechos humanos y de ponerlos a cubierto de cualquier intento o acto que pudiese vulnerarlos...". Asimismo se estableci como regla en la comentada decisin, que los derechos humanos son tutelables, aunque los mismos no estn dispuestos en leyes formales.Otra decisin particularmente relevante, por resumir, antes de la promulgacin de la Ley de Amparo, los extremos de procedencia de esta va extraordinaria, es el caso "REGISTRO AUTOMOTOR PERMANENTE" de la Sala Poltico-Administrativa, con fecha 06-08-87, bajo mi ponencia.Este caso se plante por la apelacin formulada por el entonces Procurador General de la Repblica Dr. Luis Beltrn Guerra, contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior Sexto de lo Contencioso Tributario que declar con lugar la accin de amparo constitucional intentada por el Dr. Arturo Luis Torres-Rivero en relacin con el Registro Automotor Permanente.La Sala formul consideraciones en cuanto a los presupuestos de la accin de amparo en Venezuela a partir de la disposicin constitucional contenida en el artculo 49 del Texto Fundamental, que prev restituir a cualquier habitante de la Repblica, el goce y ejercicio inmediato de un derecho o garanta tutelado por la Constitucin, que le hayan sido vulnerados. En este sentido, agrup en 13 puntos los elementos constitutivos del amparo que haba delineado hasta ese momento la jurisprudencia, de los cuales se extendi en el anlisis de tres de ellos. Al respecto al referirse al carcter extraordinario de la accin en cuanto a su inadmisibilidad ante la existencia de otra va procesal apta para obtener el mismo resultado para la satisfaccin del derecho o garanta tutelado por el amparo, no obstante enfatiz que "...el amparo contemplado en el artculo 49 de la Constitucin s cabe como accin autnoma, a pesar de la existencia de los recursos de nulidad por inconstitucionalidad o ilegalidad..." porque de lo contrario, los particulares quedaran desprotegidos de todo cuanto hagan los poderes del Estado con base al acto cuestionado en el juicio de nulidad; "...constituyendo el amparo la nica va para remediar rpidamente los daos producidos..."

Esta accin, bajo este supuesto, debe obedecer -en criterio de la Corte-, a los siguientes aspectos:1) Violacin directa, manifiesta e incontestable de un derecho o garanta constitucionalmente tutelado;2) Inexistencia de otro medio procesal ordinario adecuado;3) Irreparabilidad de la lesin mediante otro medio procesal.

Al analizar el fallo apelado la Sala estim que el juez del amparo no decidi el recurso con arreglo a los parmetros referidos; en efecto, apunt en primer lugar, que el a-quo no confront la lesin denunciada con la norma constitucional contentiva del derecho o garanta cuya violacin se imputaba sino que, justific la procedencia del amparo, en la confrontacin entre el artculo 292 del Reglamento de la Ley de Trnsito Terrestre con lo establecido en la Resolucin N 7 del 12 de enero de 1987 del Ministerio de Transporte y Comunicaciones. A juicio de la Corte, el Tribunal s poda y deba examinar la alegada inconstitucionalidad de los actos cuestionados "...y si, a travs de ese examen verificaba una flagrante, directa e incontestable contrariedad con alguno de los derechos fundamentales de la persona humana consagrados en la Carta Fundamental, hubiera podido dejar de aplicarlos en el caso concreto, por infringir la Constitucin, si tal era su criterio..."En segundo lugar, observ la Corte en cuanto a la sentencia apelada que no poda el juez entrar en consideraciones y conclusiones acerca de situaciones pasadas ocurridas bajo la vigencia de textos derogados porque uno de los postulados del amparo radica en que la lesin de que se trate debe ser actual, o futura pero real, cierta y comprobable.En tercer lugar, acot la Sala que el juez de la recurrida debi verificar el requisito de extraordinariedad del amparo, habida cuenta de que la Ley Orgnica de la Corte Suprema de Justicia "...arbitra un procedimiento abreviado para asuntos de urgente naturaleza, en cuya virtud (...) ha debido declararse improcedente el mandamiento de amparo solicitado..."Por ltimo, al referirse al requisito de la legitimacin en el procedimiento del amparo, expres la Corte que de acuerdo a la interpretacin dada hasta entonces jurisprudencialmente a la norma del artculo 49 constitucional, que contempla el amparo judicial a "todo habitante de la Repblica", el sujeto activo de la accin de amparo "...es una persona natural o jurdica, o un grupo de personas, asociacin u organizacin perfectamente individualizadas o determinadas (...) es una accin personal, que procesalmente exige un inters legtimo y directo en quien pretenda la restitucin o restablecimiento del derecho o garanta constitucional que se considere vulnerados."Con base a estos argumentos, declar con lugar la apelacin interpuesta y en consecuencia, la revocacin del fallo apelado.El aspecto ms importante que reviste esta importante sentencia conocido como "el caso RAP" es que todos los enunciados que contiene constitutivos de la accin de amparo y los parmetros que establece para su procedencia fueron acogidos por el legislador de amparo y aparecen reproducidos en la normativa vigente de la Ley Orgnica de Amparo sobre Derechos y Garantas Constitucionales.Un ltimo ejemplo del tratamiento dado por la Sala a la accin de amparo, una vez dictada la Ley respectiva, es el caso CONSTRUCCIONES METALINOX C.A. de fecha 08-11-90, con Ponencia de la Dra. Cecilia Sosa Gmez, donde se establece que no procede el amparo cuando se trata de infracciones ilegales salvo que se violen con ellas derechos inherentes a la persona humana.Seal, al efecto, la Sala: "Ahora bien, la consideracin acerca de si fue violada o no tal norma de carcter legal y con ello la pertinencia del amparo solicitado, escapa del mbito de competencia del Juez de amparo como ya ha sido expuesto en numerosas oportunidades por esta Corte Suprema de Justicia al sealar, que la aludida accin es un medio judicial extraordinario que slo procede frente a violaciones o inminentes violaciones directas e inmediatas de derechos y garantas consagrados en la Constitucin y no de carcter legal; salvo que los derechos contenidos en esos textos de rango inferior sean inherentes a la persona humana, conforme a lo previsto en la Constitucin."

B.- Libertad Personal.En materia de libertad personal, una muestra de la interpretacin del respectivo dispositivo constitucional por parte de la Corte Suprema de Justicia, constituye el caso: JOS A. TURMERO BARRIOS (Sent. N 120 S.P-A 31/10/72 , Ponente: Martn Prez Guevara), en que el actor solicit la nulidad del Decreto N 334 del 4-7-70, por el que se concedi indulto al ciudadano Manuel Elpidio Pez Almeida, quien haba sido condenado a cumplir pena de presidio por veinte aos, por la comisin del delito de homicidio a consecuencia de torturas, alegando que la potestad de indulgencia, no est regulada en el ordenamiento jurdico venezolano, lo cual sugiere, podra ser tratado conforme al procedimiento de conmutacin de penas previsto en el Cdigo Penal. De acuerdo a este procedimiento, indica el actor, debe levantarse un expediente sumario, y de resultar que el reo actu con premeditacin, ensaamiento o alevosa, no se podr conceder la gracia de la conmutacin; La Corte seal que "el indulto es un instrumento de poltica penitenciaria inspirado en el inters de estimular el buen comportamiento de los penados y en acelerar el proceso de regeneracin de stos mediante actos de clemencia". Lo cual, asimismo, despierta en el penado el deseo de recuperar su libertad y la plenitud de sus derechos, en criterio del Mximo Tribunal, razones stas que consider suficientes para confirmar el indulto decretado por el Presidente y, en consecuencia, declar sin lugar el recurso.Igualmente, en esta materia es de anotar el caso de la Corte en Pleno de fecha 29 de abril de 1997, en el cual fue declarada sin lugar la demanda de nulidad de los artculos 114, 115 y 116 de la Ley Orgnica del Poder Judicial, relativos a la potestad de los jueces de prohibir toda manifestacin de censura o aprobacin en el recinto de los Tribunales; imponer multas y ordenar arrestos hasta por 8 das a quienes irrespeten a los funcionarios judiciales y perturben el orden en el Tribunal.Las medidas de arresto, de acuerdo con dichas normas pueden ser dictadas en contra de abogados y de todos quienes intervengan en determinado juicio.La demanda de nulidad invocaba que tales preceptos vulneraban la garanta de la libertad personal, el derecho a la defensa y al debido proceso protegidos constitucionalmente y por la Convencin Americana de Derechos Humanos.En esta oportunidad la Corte sostuvo que el arresto se produce en virtud de un acto administrativo, que es una medida correctiva que persigue la prevencin de futuras infracciones y que como tal acto administrativo poda ser impugnado por la va contencioso-administrativa de anulacin de los actos de efectos particulares, luego de hacer una distincin entre las medidas correctivas y las sanciones penales concluyendo finalmente que las normas impugnadas no vulneraban los derechos conculcados que denunciaron los recurrentes.No comparti la exponente el razonamiento de la mayora de la Corte en Pleno, y en el voto salvado que al efecto se consign sostuvo que la privacin de la libertad personal debe ser escrupulosamente respetuosa de la normativa que la autoriza y que jams puede quedar al arbitrio discrecional de cualquier funcionario, agregando que precisamente son los administradores de la justicia los funcionarios que deben presentarse ante toda la colectividad como los funcionarios ms respetuosos y garantes de la libertad personal consagrada en la Constitucin y que efectivamente los artculos denunciados violaban las normas constitucionales sobre la libertad personal, la defensa y el debido proceso.Por ltimo, debe resaltarse que la mayora de la Corte en Pleno estableci que las medidas correctivas eran de importancia secundaria y en el voto salvado se expuso que jams puede ser considerada la libertad personal como de "importancia secundaria".Por ser innovativa en el tema debe researse, asimismo, la Sentencia Sala Poltico-Administrativa del 7 de agosto de 1997, presentada por la Magistrada Hildegard Rondn de Sans, en relacin con el Amparo Constitucional contra el Instructivo para el otorgamiento de indultos y beneficios de la Ley de Rgimen Penitenciario.Se interpuso amparo constitucional en contra del referido Instructivo por un ciudadano que fue condenado a 27 aos de prisin por la comisin de un delito previsto en la Ley Orgnica de Sustancias Estupefacientes y Psicotrpicas, alegando que dicho instructivo exclua de los beneficios contenidos en la Ley de Rgimen Penitenciario a las personas que hayan sido condenadas por este tipo de delitos, lo cual es violatorio de su derecho a la no discriminacin y a la igualdad.La Sala declar con lugar la accin de amparo, por considerar que la Ley de Rgimen Penitenciario no haca distincin alguna con respecto al delito por el cual una persona fuera condenada, a los efectos del otorgamiento de los diferentes beneficios establecidos en esa Ley, y que por ello, el Instructivo impugnado, al excluir del otorgamiento de beneficios a los condenados en materia de estupefacientes, violaba el derecho a la igualdad y no discriminacin.Se orden la inaplicacin al accionante del Instructivo impugnado.Y, tal vez la ms reciente, as como de mayor divulgacin es la sentencia dictada por la Corte en Pleno en el caso: JOS FERNANDO NUEZ vs. LEY SOBRE VAGOS Y MALEANTES (EXP. 251 S.P. 06/11/97, Ponente: Humberto J. La Roche). Ante el alegato del accionante acerca de que la Ley sobre Vagos y Maleantes reformada por ltima vez el 18 de julio de 1956, es una ley infamante que no se ajusta a la moderna legislacin penal existente y que es contraria al ordinal 7 del artculo 60 de la Constitucin; que, adems, viola el principio de no discriminacin (artculo 61) e impide que los indiciados sean asistidos por profesionales del derecho, limitndose a establecer la intervencin del Defensor Pblico de Presos, contraviniendo as el derecho constitucional a la defensa; y que, asimismo, la mencionada ley atribuye facultad de juzgar a funcionarios que no son jueces, por lo cual quebranta el derecho a ser juzgado por jueces naturales; consider la Corte, que se trata de un conjunto normativo de tipo preventivo-represivo, que castiga al sujeto peligroso. "...En otras palabras, se castiga al hombre por lo que es y no por lo que hace" No obstante, observ la Corte que varias de las medidas de seguridad previstas en la Ley sobre Vagos y Maleantes son privativas de la libertad "cuando tcnicamente no son penas" y otras se constituyen en violaciones a la libertad de trnsito. (Vid. Pgs. 17-18). Asever igualmente el Alto Tribunal, que el literal g) del artculo 3 de esa Ley contradice los principios de legalidad (Nullum crimen sine lege) y la cosa juzgada (Non bis in idem) cuando considera maleante a los condenados dos o ms veces por delitos contra la propiedad, pues stos, luego de cumplir la condena por el delito cometido, pudieran verse sometidos a la aplicacin de las medidas de seguridad contempladas en la inconstitucional ley. Estim, de igual manera la Corte, que la imposicin de medidas de seguridad debe estar precedida de un pronunciamiento judicial que garantice la defensa eficaz del sujeto indiciado, toda vez que la ley impugnada somete la tramitacin de los procedimientos al conocimiento de autoridades administrativas con la intervencin del defensor pblico de presos, quien limita su actuacin a la emisin de un dictamen sobre aspectos procedimentales del caso, sin facultad para alegar defensas en favor del procesado. Ello en franca violacin del derecho a la defensa y a ser juzgado por jueces naturales. Por las consideraciones del fallo, fue anulada la Ley sobre Vagos y Maleantes.

Por otra parte, estim la Corte que al quedar constitucionalizados los derechos humanos, conforme a la disposicin contenida en el artculo 50 de la Constitucin de la Repblica, "...la Ley sobre Vagos y Maleantes vulnera 'ipso iure', Convenciones Internacionales y Tratados, sobre los derechos del hombre, en la medida en que dichos instrumentos adquieren jerarqua constitucional." Sealando, al efecto el artculo 5 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos; 9 y 14 del Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Polticos; y, 7 y 8 de la Convencin Americana sobre derechos Humanos.

C.- Libertad de Culto.En lo que toca a la libertad de culto deben considerarse dos decisiones que, por cierto, resumen una posicin restrictiva que, estimo, deben ser reexaminadas en futuras decisiones de la Corte. Se trata, primero del caso "ASOCIACIN CIVIL RESISTENCIA (ASOCIRE) TRADICIN, FAMILIA Y PROPIEDAD" (Expediente N 4.563 de la S.P.A) que tuvo su origen en la Resolucin Conjunta del 13 de noviembre de 1984 dictada por los Ministerios de Relaciones Interiores y de Justicia dictan una Resolucin Conjunta (Nos. 125 y 37), mediante la cual prohibieron el funcionamiento de la organizacin Tradicin, Familia y Propiedad (TFP) en todas sus actividades y manifestaciones en el mbito del territorio nacional, incluyendo el cierre de los locales donde operaba y todo lo que fuere pertinente para el total cese de sus actividades, por considerar que se dedicada a la realizacin de actividades contrarias a la Constitucin "...y, fundamentalmente, a los principios en los cuales sta se inspira, como son fortalecer la unidad nacional, asegurar la libertad, la paz y la estabilidad de las instituciones, proteger y enaltecer el trabajo, amparar la dignidad humana y promover el bienestar general..."Impugnada dicha Resolucin Conjunta ante la Sala Poltico-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, sta, por auto del 23 de septiembre de 1985 con Ponencia del Dr. Pedro Alid Zoppi, declara inadmisible el recurso contencioso-administrativo de nulidad, por considerar deficiente el poder presentado por el Dr. Jos Luis Prez Gutirrez, para ejercer la representacin legal de la Asociacin Resistencia. Por lo cual, el acto administrativo que ordena el cese total de las actividades de esa asociacin (Asocire) qued firme, y lamentablemente no hubo un pronunciamiento de fondo por parte de la Corte sobre la cuestin planteada.El segundo caso al que hice referencia es el de la MISIN BAUTISTA INDIGENISTA (Gaceta Forense. Ao 1987 de julio a septiembre. Vol. 1. N 137, ps. 88 - 95. Ponente: Magistrada Josefina Calcao de Temeltas), en el que la Sala Poltico-Administrativa utilizando casi la misma lnea de razonamiento de la anteriormente reseada, declara improcedente la demanda de nulidad intentada por la Misin Bautista Indigenista de Venezuela contra una Resolucin Conjunta de los Ministerios de Educacin y Justicia que prohibe a los miembros integrantes de la referida Misin realizar toda actividad en zonas habitadas por indgenas y concretamente en el Casero de San Miguel del Caron, Estado Bolvar, ordenndoles abandonar la zona "en resguardo del indgena venezolano y del patrimonio cultural de la Nacin".La Resolucin ministerial se fundamentaba, entre otras consideraciones, en los Convenios celebrados por el Estado con la Santa Sede Apostlica y con la Orden Capuchina, para el mantenimiento de una sola obra misional catlica que sirviera para atraer y vincular a la vida ciudadana a los indgenas de la Nacin; y en que la labor de catequizacin y proselitismo religioso desarrollada por los miembros de la Asociacin Civil "Misin Bautista Indigenista de Venezuela", creaba una anarqua entre los indgenas "...por la presencia de una dualidad de funciones en materia religiosa que desnaturaliza el rgimen de excepcin a que estn sometidos los indgenas no incorporados a la vida nacional."En su decisin la Corte acoge el razonamiento del Ejecutivo en el sentido de que la nica Misin autorizada para desarrollar sus actividades en la zona que pretende evangelizar la Misin Bautista Indigenista, es la Orden Capuchina, pero adems aclara que lo que ha originado la prohibicin para los bautistas de permanecer en San Miguel del Caron, es el proceder irregular de stos y en modo alguno, que se est invocando una creencia o disciplina religiosa para impedir a otros ejercer sus derechos.

D.- Libertad de Expresin.Por lo que respecta a la libertad de expresin, deben considerarse dos casos, lderes en mi criterio, en cuanto a cmo la Corte ha abordado este tema tan lgido y consustanciado con otras libertades pblicas y las limitaciones que se le imponen como garanta de otros derechos de igual trascendencia. La primera decisin trata del caso: RCTV, SKETCH "LA ESCUELITA" dentro del espacio televisivo Radio Rochela (Sent. N 396, S.P-A, 01/08/91, Ponente: Luis H. Faras Mata).La concesionaria televisiva R.C.T.V. demand la nulidad de una Resolucin del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, que suspendi en forma definitiva, el nmero "La Escuelita" dentro del programa "Radio Rochela".Argument la Corte, que en relacin con los principios rectores de los medios de difusin del pensamiento, el criterio general es el de la libertad, que la libertad de expresin, como todo derecho civil, es limitada, pudiendo estar sometida a censura posterior, en virtud del postulado contenido en el artculo 43 Constitucional de acuerdo con el cual pudiera resultar suspendida la emisin de un programa, si ha resultado contrario a la moral pblica.La Sala concluy declarando sin lugar el recurso propuesto.En el segundo caso, ms reciente (EXP. 429 S.P. 13/02/97, Ponente: Josefina Calcao de Temeltas), la concesionaria televisiva VENEVISIN, demand la nulidad por inconstitucionalidad e ilegalidad de la Resolucin 327 del 07/11/89 emanada del Ministro de Transporte y Comunicaciones en virtud de la cual se orden la suspensin temporal del permiso para operar la planta televisora de su propiedad, argumentando que el ordinal 2 del artculo 60 de la Constitucin, establece el principio de reserva legal como garanta a la prohibicin de privacin de libertad por obligaciones cuyo incumplimiento no haya sido definido por ley como delito o falta.Apunt al respecto la Corte, que las limitaciones o restricciones al ejercicio de los derechos fundamentales -en principio- deben estar previstas slo en ley; que en materia de sanciones administrativas rige como principio general la exigencia de reserva legal pero que existe la posibilidad de dar cabida a los actos de rango sublegal para que desarrollen una labor o complemento de la ley "...no obstante tratarse de una materia como la sancionatoria, para la que rige la garanta de la reserva de ley." Ello, en criterio de la Corte, implica afirmar ante todo que la libertad de expresin del pensamiento al igual que la mayor parte de los derechos y libertades fundamentales, admite ciertas limitaciones contempladas tambin constitucionalmente como autnticos derechos de ineludible proteccin jurdica (por ejemplo, artculos 43 y 66).De tal manera que la Administracin tiene poderes incidentes de intervencin en la gestin y desarrollo de la actividad de concesionarios de telecomunicaciones, justificada, adems, en la necesaria existencia de una autntica polica de espectculos pues "...las transmisiones de radio y televisin, pueden llegar al espectador incluso de sorpresa y, en todo caso, sin el propsito deliberado y consciente de escucharlas y presenciarlas, incluso sin pago de un precio...", siendo que "...buena parte de la programacin tiene como espectadores, fundamentalmente, a nios privados de maduro discernimiento..."Entre los hechos constitutivos de las infracciones que se imputaron est la transmisin de "promociones" de pelculas de alto contenido de violencia destinadas a la atencin de adultos, efectuadas en horarios dedicados a transmisin de programas para nios. La Corte en pleno concluy declarando sin lugar el recurso.

E.- Garanta al Debido Proceso.En cuanto a la garanta al debido proceso resulta obligada la referencia al caso de los diputados SALOM MEZA Y FORTUNATO HERRERA (Procesados por rebelin militar en el caso del secuestro de William Niehous) (Sent. 213 S.P-A 25/08/76 Ponente: Martn Prez Guevara).El Diputado al Congreso de la Repblica FORTUNATO HERRERA, quien se encontraba detenido en el Cuartel San Carlos en virtud del auto de detencin dictado en su contra por el Juzgado Militar Tercero de Primera Instancia Permanente de Caracas, por la presunta comisin del delito de Rebelin Militar, previsto en el Cdigo de Justicia Militar, solicit ante la Sala Poltico-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia amparo constitucional, al considerar que le fueron lesionados los derechos consagrados en los artculos 143 (inmunidad parlamentaria), y 144, 145 y 215, ord. 2 ejusdem, (obligacin del Tribunal de enviar las actuaciones a la Corte Suprema de Justicia a los fines de que se pronuncie sobre la existencia de mritos para el enjuiciamiento de Congresistas "antejuicio de mrito"); sealando asimismo, que la jurisdiccin Militar no es competente para enjuiciar este caso, ya que el secuestro es un delito ordinario y no militar.La Sala se declar incompetente para conocer del amparo interpuesto, argumentando que corresponde decidir dicha accin a los Tribunales de Primera Instancia en lo Penal por mandato de la Disposicin Transitoria Quinta (5) de la Constitucin; de otra parte, estableci que el Tribunal Militar debi cumplir con el requisito previo del antejuicio de mrito para poder dictar el auto de detencin (o cualquier medida privativa de libertad) en contra de los congresistas, sin importar que el tipo de delito cometido por stos fuera militar u ordinario, en virtud de lo cual, vista su incompetencia para revocar el auto de detencin, decidi, en el mismo fallo, la existencia de mritos suficientes para enjuiciar a los diputados SALOM MEZA ESPINOSA Y FORTUNATO HERRERA.Estableci, igualmente, que aun cuando el secuestro es un delito ordinario tipificado en el Cdigo Penal, su enjuiciamiento no corresponde a los Tribunales Penales Ordinarios, puesto que en el presente caso, el secuestro constituy un medio para obtener financiamiento para actividades subversivas, lo que deriv en la configuracin del delito de rebelin, el cual est tipificado en el Cdigo de Justicia Militar.En el dispositivo del fallo se orden otorgarle a los indiciados el beneficio de casa por crcel y ponerlos a la orden de la Cmara de Diputados, para el correspondiente procedimiento de allanamiento de la inmunidad parlamentaria.En opinin de los magistrados JULIO RAMIREZ BORGES Y MIGUEL ANGEL LANDAEZ, quienes salvaron su voto del fallo comentado, no existan mritos suficientes para enjuiciar al Diputado Salom Meza.Asimismo, es indispensable hacer referencia al caso de los SOBREVIVIENTES DE LA MASACRE EN "EL AMPARO" (SENT. 206 S. P-A 10/08/89 Ponente: Luis H. Faras Mata):Los apoderados judiciales de los sobrevivientes de los hechos ocurridos en el cao La Colorada del Estado Apure, poblacin de "El Amparo", solicitaron a la Sala Poltico-Administrativa se avocara al conocimiento del caso tramitado ante la Corte Marcial referido a los mencionados hechos.Al analizar los requisitos de procedencia del avocamiento se indic que por tratarse el caso del debido respeto a los derechos humanos, deba la Sala hacer un especial estudio pues, los derechos humanos, conforme a los trminos expresados en el prembulo de la Carta Fundamental, constituyen el fundamento de nuestro Estado democrtico; razn por la cual, seala la Corte, su aplicacin resulta directa e inmediata cuando estn contemplados en tratados o convenios internacionales y no se admite suspensin de esas garantas "tan entraablemente ligadas a la persona humana" ni an en los casos de estado de emergencia, conmocin nacional, ni de las ms graves circunstancias. Siendo una natural garanta del respeto a los derechos humanos el debido proceso que contempla nuestra Constitucin en su artculo 68. En efecto, seala la Sala que "...Es dentro de los sealados parmetros fijados por el ordenamiento internacional y nacional de: prioritaria salvaguarda de los derechos humanos, por una parte, pero tambin, por la otra, con arreglo al 'debido proceso' -ste, a su vez, derecho fundamental y garanta formal de aqullos-, que la Sala pasa a examinar la solicitud que le ha sido formulada, en el sentido de que se avoque al conocimiento del referido expediente, actualmente en tramitacin ante la Corte Marcial."El virtual anlisis realizado a los fines de decidir la procedencia del avocamiento condujo a la Sala a rechazar la solicitud bajo el argumento de que en el avocamiento no debe entenderse que la Sala Poltico-Administrativa pudiera conocer de causas enteramente ajenas a su cometido legal, como en el presente caso de ndole penal, pues ello podra convertir la avocacin "en instrumento perturbador del orden procesal, (...) atentndose de esta manera contra la tambin y no menos preciada garanta constitucional -protectora de los derechos humanos-, del 'debido proceso'..." Por otra parte, indic el fallo, que aun ante la circunstancia de fallar los recursos internos, incluso extraordinarios, "...quedaran abiertas las vas que los tratados internacionales, de los cuales Venezuela es parte, prescriben, como excepcionales, para la cabal defensa de los derechos humanos frente a cualquier eventual limitacin que pudiere derivarse o surgir de los ordenamientos jurdicos internos..."Otro asunto en que se trat el punto del debido proceso, esta vez, desde la perspectiva de los ordenamientos de emergencia es el caso: HERNN GRUBER ODREMAN Y OTROS vs. DECRETO PRESIDENCIAL N 2.669 (EXP. 568 S.P. 16/03/93 Ponente: Josefina Calcao de Temeltas).El arriba indicado actor y otros adherentes demandan la nulidad de los Decretos Presidenciales Nros. 2.668 y 2.669 dictados el 27 de noviembre de 1992, mediante los cuales se suspendieron las garantas constitucionales contenidas en los artculos 60, ordinales 1, 2, 6 y 10; 62; 64; 66; 71 y 115; y, se orden la aplicacin del Procedimiento Extraordinario previsto en el Cdigo de Justicia Militar para el enjuiciamiento de delitos cometidos con ocasin de la rebelin armada del 27 de noviembre de 1992, respectivamente.En esa oportunidad, la Corte, en atencin a los procedimientos extraordinarios para llevar a cabo juicios militares, analiz la intencin del constituyente relacionada con la consagracin de las garantas de defensa y debido proceso en el contexto histrico-poltico en que fueron concebidas, particularmente por las circunstancias de inestabilidad que atravesaba el pas "...lo que desde un principio motiv a conferir facultades extraordinarias al Presidente de la Repblica a travs de un ordenamiento de emergencia, para que en determinadas circunstancias pudiese acudir a medidas excepcionales para la defensa del rgimen democrtico, recin instaurado." Pero esos poderes extraordinarios, indica la Corte, no se extendan a todas las garantas sino que se excluy de su mbito la posibilidad de restriccin o suspensin de aqullas previstas a los fines de tutelar los derechos a la vida, a no ser incomunicado ni sometido a tortura o a otros procedimientos que causen sufrimiento fsico o moral y a no ser condenado a penas perpetuas o infamantes ni a penas restrictivas de la libertad cuya duracin exceda de treinta aos. De all que, seala la Corte, "...no nace para el Ejecutivo, de pleno derecho, la potestad de suspender indiscriminadamente las garantas constitucionales, sino que por su doble condicin de normas de contenido inherente a la persona humana y de rango constitucional, deben ser restringidas en la menor medida posible. La regla a formular es que slo son susceptibles de restriccin o suspensin, aquellas garantas que constituyen un verdadero obstculo para la vuelta a la normalidad institucional, y slo en la medida en que no afecten la esencia del derecho cuya garanta se pretende reglamentar, limitndola." Agrega ms adelante que el mbito del decreto de suspensin de garantas slo puede abarcar las garantas que el constituyente establece para el efectivo ejercicio de los derechos fundamentales y en modo alguno los derechos en s mismos, concluyendo de esta forma en que "...los derechos constitucionalmente consagrados y an aquellos que no estndolo son inherentes a la persona humana, no son susceptibles de suspensin en ninguna medida. S son en cambio limitables, mediante reglamentacin de emergencia, las garantas que conforme al artculo 241 permite la Carta suspender, pero slo en la medida en que su limitacin no apareje una lesin grave al derecho cuyo ejercicio protege." De otra parte, apunt la Corte que la suspensin de garantas constituye una excepcin al principio de la reserva legal por cuanto, en ejecucin directa del texto constitucional, le es conferida transitoriamente al Ejecutivo la potestad natural del Congreso para reglamentar sobre las garantas constitucionales.Todo lo anterior, llev al Mximo Tribunal, a declarar la nulidad del Decreto 2.669, con la consideracin de que al no haber sido suspendidas en el decreto 2.668 las garantas del debido proceso y la defensa, no poda el ejecutivo reglamentar la aplicacin de un procedimiento "...slo pautado bajo supuestos de estricto cumplimiento que, en este caso, tal como ha podido constatar este Alto Tribunal, no se dieron en la realidad fctica, violndose as los derechos garantizados por la Constitucin, y, por ende, el impugnado Decreto N 2.669 del 27 de noviembre de 1992, resulta absolutamente nulo, segn lo previene el artculo 46 constitucional..."

F.- Derecho a la Defensa.En cuanto a este derecho tan vinculado al punto antes tratado sobre la garanta al debido proceso, citar el caso: ASOCIACIN CIVIL MISIN PADAMO (S.P.A. EXP. N 12.139 del 22/05/96). Ponencia del Magistrado Humberto J. La Roche).La Sala Poltico-Administrativa, declar parcialmente con lugar la apelacin de una accin de amparo constitucional ejercida ante la Corte Primera de lo Contencioso-Administrativo por la Asociacin Civil Misin Padamo contra la Resolucin N 1147 del 15 de mayo de 1995 dictada por la Direccin de Justicia y Cultos del Ministerio de Justicia. La Asociacin Padamo haba solicitado que se suspendieran los efectos de la Resolucin ministerial que revoca la inscripcin de carcter religioso de esa asociacin y le prohibe realizar actividades en la comunidad indgena yanomano, donde antes estaba constituida la Misin Nuevas Tribus. La Sala desecha las denuncias de violacin constitucional imputadas al acto administrativo, pero acoge el planteamiento de los actores referente a la violacin del derecho a la defensa al haberse negado la Direccin de Justicia y Cultos del Ministerio de Justicia a mostrar el expediente a la Asociacin Civil Padamo invocando el carcter reservado para el servicio oficial que tienen los archivos de la Administracin Pblica Nacional (Artculo 54 L.O.A.C.). La decisin de la Sala fue, consecuentemente, ordenar a la citada Direccin abstenerse de impedir a los interesados el acceso al referido expediente.Igualmente, por el tratamiento del derecho a la defensa desde la ptica de los instrumentos internacionales, entre estos, la Convencin Americana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Polticos, har referencia al caso: ABDN VIVAS TERN (EXP. 790 S.P. 30/07/96, Ponente: Humberto J. La Roche).El entonces Embajador de Venezuela en Colombia, ciudadano Abdn Vivas Tern, solicit copias de actuaciones correspondientes al antejuicio de mrito por acusacin en su contra seguido ante la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia.La Corte, invocando la norma contenida en el artculo 369 del Cdigo de Enjuiciamiento Criminal segn la cual se establece el suministro de copia ntegra de la querella y de sus anexos al acusado, seal que el objetivo de dicha norma no es otro que el de proporcionar a ste la posibilidad de ejercer su derecho a la defensa a travs de la lectura de la querella y la documentacin correspondiente.En este sentido, el Mximo Tribunal hizo una reflexin sobre la falta de uniformidad de criterio en la jurisprudencia habida cuenta de la existencia de precedentes en los que no se ha ordenado la expedicin de copias solicitadas (Casos: Lusinchi, Manzo Gonzlez, Antonio Ros) y, por otra parte, en los que el interesado no ha tenido acceso a las mismas (Casos: Jos Angel Ciliberto, Antonio Aranguren Luzardo, Alejandro Izaguirre, Salas Rmer).Al respecto apunt que el impulso de los derechos humanos y el desarrollo de stos tanto en instrumentos nacionales como internacionales obedece a la idea conforme a la cual la plena realizacin de los derechos del hombre no es espontnea sino se desprende de su consagracin jurdica; lo cual, en criterio de la Corte, fortalece el estado de derecho y propugna la integridad del orden jurdico. De all que, seala, "...Ciertamente el ciudadano cuenta con un nuevo derecho que lo protege hoy ms que nunca: el derecho de los derechos humanos." Asimismo, anot, que en esta materia, el principio jurdico de progresividad envuelve la necesidad de aplicar con preferencia la norma ms favorable a los derechos humanos "...sea de Derecho Constitucional, de Derecho Internacional o de derecho ordinario..."Concluye invocando disposiciones consagradas en Tratados Internacionales que establecen la proteccin del derecho a la defensa. Respecto de esta normativa seal "...rige en plenitud dentro del pas..." implcitamente en el artculo 50 de la Constitucin, fundamento en el cual apoy su decisin de ordenar la expedicin de copias del libelo y dems documentos anexos solicitadas por el encausado.

G.- Igualdad Social.Ha sido profusa la jurisprudencia de la Corte. Resaltar por considerarlos suficientemente representativos, los siguientes:El caso del sacerdote LUIS RAMON BIAGGI TAPIA (EXP. N 103, S.P. 01/08/83, Ponente: Carlos Trejo Padilla), en el cual el recurrente interpuso recurso de nulidad parcial por inconstitucionalidad del artculo 12 de la Ley de Abogados, especficamente de la frase "los ministros de culto", contenida en el aludido dispositivo legal; en vista de que la misma -en su opinin-, establece una discriminacin fundada en el credo, entre los que son ministros de culto y los que no lo son; lo que atentara contra el propsito del constituyente de establecer la igualdad social y jurdica.En la oportunidad de pronunciarse, la Corte distingui entre el principio de igualdad social contenida en el artculo 61 de la Constitucin, y el mismo principio, referido en el artculo 96 ejusdem, que consagra el derecho de todos los ciudadanos a dedicarse a la actividad lucrativa de su preferencia; al respecto seal que en la aplicacin del principio en el segundo caso "()el Constituyente fue mucho menos absoluto y riguroso que en el primer caso, pues no slo admiti excepciones establecidas en el texto de la propia Constitucin, sino que tambin permiti que las leyes pudiesen establecer limitaciones a esa igualdad por razones de seguridad, de sanidad u otras de inters social()"; y que la aludida prohibicin para los ministros de culto de ejercer la profesin de abogado, contenida en el artculo 12 de la Ley de Abogados, hecha en virtud de la enajenacin de la libertad fsica e intelectual, que implica el sacerdocio, no contrara el artculo 61 Constitucional, ya que est referida de una manera general a todos los ministros de culto, sin hacer distincin con relacin al culto que profesen esos ministros.En consecuencia, la Corte en Pleno concluy declarando sin lugar el recurso.En el caso "SAMUEL ELIAS FLORES Y OTROS vs. REGLAMENTO DEL IUPC (G.F. N 130, S.P. 19/11/85, Ponente: Josefina Calcao de Temeltas); Ex funcionarios directivos del Instituto Universitario Pedaggico de Caracas, demandaron la nulidad por inconstitucionalidad de los artculos 68 y 69 del Reglamento de la mencionada institucin, al considerar que dichas normas son retroactivas y lesionan los derechos subjetivos consagrados en el Reglamento derogado y en el vigente de Personal Docente y de Investigacin del Instituto Universitario Pedaggico de Caracas. La Corte seal que el principio de irretroactividad de las normas, no solo tiene por objeto garantizar que los derechos subjetivos legtimamente adquiridos bajo la vigencia de una norma no resulten afectados por una norma nueva, sino tambin PRESERVAR LA IGUALDAD ENTRE LOS CIUDADANOS, la cual se vera gravemente afectada si las disposiciones que entran en vigencia, crean, modifican o extinguen situaciones a determinados ciudadanos, lo cual ocurri en el caso referido en el epgrafe, donde se dispuso en el nuevo Reglamento, el cese de las funciones de la directiva y, a la vez se orden el nombramiento de autoridades internas, con lo cual no solo se incurri en irretroactividad, como lo asume la Corte, sino que se vulner el principio de igualdad ciudadana.En la materia, debe tambin hacerse referencia al caso: "CSIMO ELIA D'ANGELA Y OTROS vs. BANCO LATINO" (SENT. 976 S.P-A 15/12/95, Ponente: Josefina Calcao de Temeltas), por ser demostrativo de otros aspectos del derecho a la igualdad, como lo es, en el mbito de los auxilios econmicos o financieros, en efecto, los actores interpusieron accin de amparo contra la Junta Interventora del Banco Latino S.A.C.A. por considerar que, entre otros derechos, les fue lesionado su derecho a la igualdad, pues, en criterio de los accionantes, la Junta Interventora del Banco Latino les someti a un trato discriminatorio y desventajoso en relacin con otros ahorristas, depositantes y acreedores del Banco intervenido, al establecer en su plan de rehabilitacin el pago a clientes con sumas inferiores a 10 millones de bolvares, congelando el pago de los restantes depsitos mayores a esa cifra.La Sala, al referirse al concepto de igualdad reclamado por los accionantes, seal que el mismo es fuente en s mismo de desigualdad porque hace abstracciones de situaciones particulares "...poniendo en iguales condiciones seres que no lo estn...", como es el caso, a manera de ejemplo, de la igualacin de la mujer trabajadora a la trabajadora embarazada. Esta dinmica, indica la Sala, ha conducido a una legislacin ms exigente sujeta al legtimo objetivo de utilidad al Estado, en la que, bajo un sano criterio, se establecen nuevas categoras "...cuyo reconocimiento, antes que constituir un agravio a la igualdad, sea el fiel soporte donde descansen los otros principios esenciales de todo Estado moderno, la solidaridad social, entre ellos." Con este postulado, afirma la Sala que "...La categorizacin se justifica e incluso se hace consustancial al Estado de Derecho en la medida en que contribuye a eliminar desventajas de un grupo social sobre otro." Agrega asimismo que a los supuestos de prohibicin de discriminacin contenidos en el artculo 61 del Texto Fundamental debe agregrsele el que situaciones similares o anlogas se deciden "sin aparente justificacin" de manera distinta o contraria. Invoca la Sala en este sentido, el criterio jurisprudencial conforme al cual "...las situaciones anlogas que obligan a un comportamiento igual de la Administracin slo pueden ser diferenciadas por disposiciones legales, nunca sublegales (...) y que las actuaciones previas de la Administracin, que servirn de comparacin para demostrar la discriminacin, no pueden ser contrarias a la Ley sino que deben ser siempre acorde con sta y, adems, generalizada, no excepcional..."En el caso concreto, decidi la Sala que la situacin con la que se pretende demostrar la conducta discriminatoria debe ser acorde con las normas que regulan esas situaciones y no tratarse de actos por los cuales se transgreden disposiciones "...pues carece de todo sentido lgico como de justicia, invocar una situacin ilegal para alegar una violacin a la igualdad..."Ms recientemente, y tambin importante tanto por tratar, por vez primera, el derecho de las minoras, como por constituir un nuevo ejemplo de aplicacin de normas de tratados internacionales (artculo 25 de la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos; artculo 21 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos; artculo 20 de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; artculo 23 de la Convencin Americana de Derechos Humanos; artculo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos) es el caso de las COMUNIDADES INDGENAS DEL ESTADO AMAZONAS Y OTROS vs. ASAMBLEA LEGISLATIVA DEL ESTADO AMAZONAS (EXP. 748. SP. 5/12/96, Ponente: Alfredo Ducharne Alonzo).

Alegaron los accionantes, que al sancionar la Ley de Divisin Poltico-Territorial del Estado Amazonas, sin considerar a las comunidades indgenas, como lo exige el Rgimen Constitucional de excepcin para las comunidades indgenas; se vulner el Derecho de Participacin Poltica de stas. Al respecto opin la Corte:"La participacin ciudadana constituye una forma de expresin poltica que en el caso de las comunidades indgenas cobra una relevancia especial, en el contexto del rgimen de excepcin previsto en el artculo 77 de la Constitucin de la Repblica y en el mbito de los derechos humanos de las minoras, especficamente, los indgenas.La Corte precisa que mediante la participacin ciudadana, la minora indgena, identificable como grupo, ejerce, efectivamente, sus derechos relacionados con sus tradiciones y costumbres, caractersticas tnicas; religiosas o lingsticas..."Asimismo, considera que "...la participacin ciudadana en la ordenacin y planificacin territorial constituye un medio conciliatorio entre los intereses generales y particulares y se manifiesta como una exigencia permanente en materia de ordenacin poltico-territorial..."Estima el Alto Tribunal que en la formacin de una ley de divisin poltico-territorial del Estado, como lo es el de Amazonas no debe desestimarse la expresin de la voluntad de los mismos indgenas. "...Ms an -expresa el fallo-, su participacin debe ser considerada con especial atencin, en vista de que los indgenas constituyen uno de los grupos sociales ms expuestos a la violacin de sus derechos humanos, por sus condiciones socio econmicas, culturales, y aislamiento, por cuanto en su hbitat intervienen intereses distintos y a veces contrarios a los legtimos derechos de la poblacin autctona, porque, lamentablemente, la historia de la humanidad, evidencia un largo y triste padecer de las minoras, en algunos casos, por el desconocimiento de sus legtimos derechos, en otros, por la cultura del odio y el prejuicio. Es entonces, en este contexto, que los derechos humanos de los indgenas, cobran mayor fortaleza, y esta Corte as lo reconoce expresamente." Asimismo, precisa el Alto Tribunal, que la lesin de los derechos humanos de las minoras no les atae tan slo a esas comunidades sino a la nacin entera, en virtud de la solidaridad y proteccin de los intereses superiores del gentilicio venezolano (artculos 57 y 51 de la Carta Magna)."

De igual forma, en la oportunidad de dictar el mandamiento de ejecucin de la decisin, parcialmente transcrita supra, la Corte reiter:"(...) los derechos legtimos de las minoras, tiene un valor jurdico y una fuerza vinculante per se; por lo tanto, pueden y deben manifestarse en el mbito de su entorno vital: socio-econmico, cultural, geogrfico y poltico, con prescindencia de consideraciones exgenas, incluyendo la voluntad de la mayora (...)".Asimismo, en sentencia dictada el 29-04-97, al tratar sobre el derecho a la igualdad y no discriminacin, la Corte en Pleno, con ponencia del Magistrado Carlos Trejo Padilla y presentada por el Magistrado Csar Bustamante Pulido en virtud del fallecimiento del primero, resolvi en relacin a la demanda de nulidad por inconstitucionalidad parcial del artculo 137 del Cdigo Civil, que dispone que la mujer casada podr usar el apellido del marido, que tal norma no era discriminatoria ni violaba el derecho a la igualdad cuando no previ la posibilidad de que el marido pudiera usar el apellido de su esposa. En esta oportunidad, luego de un exhaustivo anlisis histrico y cultural de la relacin hombre-mujer, del matrimonio y de la familia la Corte concluy: "que es perfectamente explicable que desigualdades fsicas como la estatura o el vigor muscular, o las desigualdades intelectuales, vgr. talento, posesin o carencia de determinadas capacidades, no deben constituir hechos con relevancia jurdica que afecten los derechos fundamentales del hombre". Agreg la Corte que "uno de los casos en los cuales es imperativo de justicia tomar en consideracin muchas de las desigualdades es precisamente en el de los convencionalismos sociales, y en particular las reglas del trato, como es el caso del apellido de la mujer casada" porque "hay usos que se refieren a la conducta prctica y externa pero que carecen de proteccin normativo".

H.- Proteccin de la Maternidad y de la Mujer Trabajadora.Tambin ha tenido la Corte oportunidad para pronunciarse sobre la proteccin a la maternidad. El primer que referir, que adems es lder en esta materia en la Sala Poltico-Administrativa, y constituye otro ejemplo de aplicacin de normas internacionales (artculo 3 del Convenio 103 de la O.I.T.; artculo 11 de la Ley aprobatoria de la Convencin sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin contra la mujer G.O. 3074 Ext. 16-12-82), es el fallo recado en el asunto: MARIELA MORALES (Sent. N 661, S.P-A, 04/12/90, Ponente: Josefina Calcao de Temeltas).La abogada accionante ejerci amparo constitucional contra una decisin del Ministro de Justicia, mediante la cual la remueve de su cargo, mientras se encontraba embarazada. La Sala en atencin a las disposiciones contempladas en los artculos 93 y 50 de la Constitucin, precis la existencia y el reconocimiento del derecho a la proteccin a la maternidad, aunque no exista ley que desarrolle su contenido. Para la Sala los artculos arriba mencionados constituyen normas operativas que dan lugar a derechos subjetivos constitucionales, cuyo cumplimiento y proteccin es exigible por los ciudadanos "son el principio fundamental, base y apoyo de la existencia del derecho a la inamovilidad en el cargo o empleo de la mujer trabajadora embarazada y consiguientemente, el derecho a disfrutar plenamente del descanso pre y post-natal requerido para llegar a feliz trmino la gestacin" "Igualmente debe sealarse que el derecho a la inamovilidad en el trabajo de la mujer embarazada y el derecho a disfrutar del descanso pre y post-natal constituyen derechos inherentes a la persona humana."La Sala concluy declarando con lugar el recurso y ordenando, en consecuencia, la inmediata incorporacin al cargo de Directora de la Comisin Nacional de Legislacin, Codificacin y Jurisprudencia del Ministerio de Justicia a la ciudadana Mariela Morales.En igual sentido, el caso: REINA DE JESS HENRIQUEZ DE PEA vs. CONSEJO DE LA JUDICATURA (SENT. 638 S. P-A 05/12/91 Ponente: Luis H. Faras Mata), en que la demandante ejerci accin de amparo contra decisin del Consejo de la Judicatura mediante la cual se produjo su remocin del cargo que vena ocupando al designar a otra persona como titular del mismo cuando se encontraba en estado de gravidez.En esa oportunidad la Sala seal que las normas a que se contraen los artculos 74 y 93 de la Constitucin son normas operativas "...en las que se contemplan verdaderos derechos subjetivos de rango constitucional inherentes a la persona humana, como son la inamovilidad en el cargo o empleo de la mujer embarazada y el consecuente derecho que le asiste de contar con el disfrute pleno de un descanso pre y post-natal..." Agregando que tales derechos no requieren de ley que los reglamente para poder ser exigidos y eficazmente disfrutados, pues se ubican dentro de los trminos a que se refiere el artculo 50 constitucional.En cuanto al punto que motiv la accin, seal la Sala, haciendo suyos los postulados internacionales sobre proteccin de la mujer trabajadora embarazada, que el acto por el cual el empleador despide a una mujer durante el perodo anterior o posterior al parto -el cual estiman inicia el da en que se notifica al empleador por certificado mdico- se considera ilegal. En tal virtud, la Sala invocando la plena vigencia del derecho de inamovilidad que asiste a toda m