D.H Lawrence-Mujeres Enamoradas

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  • 7/29/2019 D.H Lawrence-Mujeres Enamoradas

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    David Herbert Lawrence

    M U J E R E S

    ENAMORADAS

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    Texto de dominio pblico.

    Este texto digital es de DOMINIO PBLICO en Argentina por cumplirse ms de 30

    aos de la muerte de su autor (Ley 11.723 de Propiedad Intelectual). Sin embargo notodas las leyes de Propiedad Intelectual son iguales en los diferentes pases delmundo.Infrmese de la situacin de su pas antes de la distribucin pblica de este texto.

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    1. HERMANAS

    rsula y Gudrun Brangwen se sentaban una maana en el balcn de su casa

    paterna, en Beldover, hablando y trabajando. rsula estaba haciendo un bordado decolores vivos y Gudrun estaba dibujando sobre un tablero que sujetaba con lasrodillas. Estaban silenciosas la mayor parte del tiempo, y hablaban a medida que suspensamientos vagaban por sus mentes.

    rsula dijo Gudrun, no deseas realmente casarte?rsula puso el bordado sobre su regazo. Su rostro era tranquilo y atento. No s contest. Depende de lo que quieras decir.Gudrun se retrajo levemente. Contempl a su hermana durante algunos

    momentos. Bien dijo irnicamente. Suele significar una cosa! Pero no piensas, en

    cualquier caso, que estaras... se ensombreci levemente en una posicin mejorque la que tienes ahora?

    Apareci una sombra sobre el rostro de rsula. A lo mejor dijo. Pero no estoy segura.

    Gudrun se detuvo otra vez, ligeramente irritada. Quera ser precisa. No piensas que una necesita la experiencia de casarse? pregunt. Crees que ha de ser una experiencia? repuso rsula.

    Es forzoso, de un modo u otro dijo Gudrun tranquilamente. Es posible queno sea deseable, pero es forzoso que sea una experiencia de algn tipo. No realmente dijo rsula. Es ms probable que sea el fin de la

    experiencia.Gudrun se qued muy quieta, atendiendo a esto. Naturalmente dijo, hay eso a considerar.Aquello cerr la conversacin.

    Gudrun, casi irritadamente, cogi la goma y empez a borrar parte de su dibujo.rsula cosa absorta.

    No tomaras en consideracin una buena oferta? pregunt Gudrun. Pienso que he rechazado varias dijo rsula. De verdad! Gudrun se sonroj. Pero algo que mereciese realmente la

    pena? De verdad lo has hecho? Mil cada ao, y a un hombre terriblemente agradable. Me gustaba

    terriblemente dijo rsula.

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    De verdad! Pero no te sentiste espantosamente tentada? En abstracto, no en concreto dijo rsula. Cuando llega el caso, una no

    resulta tentada siquiera. Oh, si me viese tentada me casara en el acto. Pero lo nicoque me tienta es no hacerlo.

    Los rostros de ambas hermanas se encendieron de repente. Estabandivertidas. Verdad que es algo asombroso exclam Gudrun lo fuerte que es la

    tentacin de no hacerlo!Ambas rieron, mirndose entre s. Estaban asustadas en sus corazones.Hubo una larga pausa mientras rsula cosa y Gudrun continuaba con su

    dibujo. Las hermanas eran mujeres; rsula tena veintisis aos y Gudrunveinticinco. Pero ambas tenan el aspecto virginal y remoto de las chicas modernas,hermanas de Artemisa ms que de Hebe. Gudrun era muy hermosa, pasiva, demiembros y piel suaves. Llevaba un vestido de tela sedosa azul oscuro con fruncidosde encaje de hilo azul y verde en el cuello y las mangas, y llevaba medias verdeesmeralda. Su aspecto de confianza y modestia contrastaba con la sensible actitudexpectante de rsula. Las gentes de provincias, intimidadas por la perfecta sangrefra y la sencillez de maneras de Gudrun, decan de ella: Es una mujer lista.Acababa de volver de Londres, donde haba pasado varios aos trabajando en unaacademia de arte como estudiante y viviendo una vida de artista.

    Estaba deseando ahora que apareciese un hombre dijo Gudrun cogindose

    de repente el labio inferior entre sus dientes y haciendo un gesto extrao, mezcla derisa maliciosa y angustia. rsula estaba asustada. As que has venido a casa a esperarle? ri. Oh, querida exclam estridentemente Gudrun, no me saldra jams de mi

    camino para buscarle. Pero si resultase que apareciera un individuo muy atractivocon medios suficientes... bien... y recort irnicamente la frase. Mir entonces conatencin a rsula, como si deseara sondearla. No te descubres aburrida? pregunt a su hermana. No descubres que las cosas fra casan a la hora dematerializarse? Nada se materializa! Todo se aja en el capullo.

    Qu se aja en el capullo? pregunt rsula. Oh, todo... una misma... las cosas en general.Hubo una pausa mientras cada hermana consideraba vagamente su destino. Realmente le asusta a una dijo rsula, y de nuevo hubo una pausa. Pero

    acaso esperas llegar a alguna parte por el simple hecho de casarte? Parece ser el prximo paso inevitable dijo Gudrun.

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    rsula medit esto con algo de amargura. Era maestra en la escuela de WilleyGreen haca ya algunos aos.

    Lo s dijo; as parece cuando una slo piensa en abstracto. Peroimagnalo realmente: imagina a cualquier hombre que conozcas, imagnale viniendo

    a casa de una todas las noches y diciendo hola y dndole a una un beso...Hubo una pausa vaca. S dijo Gudrun con una voz reducida. Es sencillamente imposible. El

    hombre lo hace imposible. Naturalmente, hay nios... dijo rsula de manera vacilante.El rostro de Gudrun se endureci. Quieres realmente nios, rsula? pregunt framente.Un gesto de sorpresa y desconcierto invadi el rostro de rsula. Una siente que todava est ms all de una dijo. De verdad sientes eso? pregunt Gudrun. El pensamiento de parir, a m,

    no me proporciona sentimiento alguno.Gudrun mir a rsula con un rostro inexpresivo, como de mscara. rsula

    frunci el ceo. Quiz no es autntico concedi. Quiz no los queremos realmente en el

    alma... slo superficialmente.Una dureza se apoder del rostro de Gudrun. No quera ser demasiado

    precisa.

    Cuando una piensa en los hijos de otras gentes... dijo rsula.Gudrun mir nuevamente a su hermana, casi hostil. Exactamente dijo para cerrar la conversacin.Las dos hermanas continuaron trabajando en silencio, teniendo siempre

    rsula ese extrao brillo de una llama esencial que hubiese sido cazada, envuelta enredes, contravenida. Viva en gran medida gracias a s misma, y para s misma,trabajando, pasando de un da a otro y pensando siempre, intentando sujetarse a lavida, aferrarla en su propio entendimiento. Su vida activa estaba en suspenso, peropor debajo, en la oscuridad, algo se estaba gestando. Si solamente pudieraatravesar las ltimas capas! Pareca intentar sacar las manos como un nio en eltero, y no poda, no an. A pesar de todo, posea una extraa presciencia, laintuicin de algo an venidero.

    Dej su trabajo y mir a la hermana. Consideraba tan encantadora a Gudrun,tan infinitamente encantadora, en su suavidad, en su fina, exquisita riqueza detextura y delicadeza de lneas. Haba tambin alrededor de ella cierta jovialidad,

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    tanta gracia picante o sugestin irnica, tanta reserva sin tocar. rsula la admirabacon toda su alma.

    Por qu viniste a casa, guapa? pregunt.Gudrun saba que estaba siendo admirada. Se ech hacia atrs,

    abandonando el dibujo, y mir a rsula desde debajo de sus pestaashermosamente curvas. Que por qu volv, rsula? repiti. Me lo he preguntado mil veces. Y no lo sabes? S, creo que s. Creo que volver a casa para m fue simplemente reculer pour

    mieux sauter.Y mir con una mirada lenta y larga a rsula. Lo s! exclam rsula con aspecto ligeramente desconcertado y artificioso,

    como si no lo supiera. Pero adnde puede una saltar? Oh, no importa dijo Gudrun con algo de arrogancia. Si una salta sobre el

    borde se ver obligada a aterrizar en alguna parte. Pero no resulta muy arriesgado? pregunt rsula.Una lenta sonrisa burlona se insinu sobre el rostro de Gudrun. Ah! dijo riendo. No son ms que palabras! y cerr as la conversacin

    una vez ms. Pero rsula segua rumiando. Y qu te parece la casa ahora que has vuelto? pregunt.Gudrun se detuvo algunos momentos, framente, antes de responder.

    Entonces, con una voz fra y convincente, dijo: Me encuentro completamente ajena a ella. Y padre?Gudrun mir a rsula casi con resentimiento, como si hubiera sido acorralada. No he pensado en l: lo he evitado dijo framente. S dijo rsula titubeando; y la conversacin se terminaba realmente. Las

    hermanas se vean enfrentadas a un abismo vaco y aterrador, como si hubiesenmirado ms all del borde.

    Trabajaron en silencio durante algn tiempo. Las mejillas de Gudrun estabansonrojadas por la emocin reprimida. Le molestaba haberla suscitado.

    Qu te parece si salimos y vemos esa boda? acab preguntando, con unavoz demasiado de circunstancias.

    S exclam rsula con demasiada avidez, apartando la costura y saltandopara ponerse en pie como si escapara de algo, traicionando as la tensin de lasituacin y haciendo que una flexin de desagrado recorriese los nervios de Gudrun.

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    Al subir las escaleras rsula se hizo consciente de la casa, del hogar que larodeaba. Y ella odiaba ese lugar srdido y demasiado familiar! Le daba miedo laprofundidad de su sentimiento hostil a la casa, al medio, a toda la atmsfera y lascondiciones de esa vida anacrnica. Sus sentimientos le asustaban.

    Pronto caminaron deprisa las dos muchachas por la calle principal deBeldover, una va ancha compuesta en parte por tiendas y en parte por residencias,radicalmente informe y srdida, sin nobleza. Gudrun, re cin llegada de su vida enChelsea y Sussex, se hundi cruelmente en esta fealdad amorfa de una pequeaciudad minera en los Midlands. Pero sigui adelante, a travs de toda la gamasrdida de insignificancias, la larga calle amorfa y polvorienta. Estaba expuesta atodas las miradas, pas como atravesando una extensin de tormento. Era extraoque hubiese decidido volver y probar todo el efecto de esa fealdad informe y baldasobre ella. Por qu quiso someterse a ello? Quera an someterse a ello, a lainsufrible tortura de esas gentes feas y sin sentido, a ese paisaje desvirtuado? Sesinti como un escarabajo trabajando en el polvo. Estaba llena de repulsin.

    Se desviaron de la calle principal pasando por un trozo negro de cspedcomunal donde se erguan desvergonzadamente cubos de basura recubiertos deholln. Nadie pensaba avergonzarse. Nadie se avergonzaba de todo ello.

    Es como un pas de un mundo subterrneo dijo Gudrun. Los mineros se lotraen a la superficie con ellos, a golpes de carretilla. rsula, es maravilloso, esrealmente maravilloso... es realmente admirable, otro mundo. Todos son vampiros, y

    todo es fantasmagrico. Todo es una rplica vamprica del mundo real, una rplica,un vampiro; todo manchado, todo srdido. Es como estar demente, rsula.Las hermanas estaban cruzando un sendero negro a travs de un campo

    oscuro, sucio. A la izquierda se abra un amplio paisaje, un valle con minas, y frentea l, colinas con campos de maz y bosques, oscurecidos todos por la distanciacomo si fuesen vistos a travs de un velo de crespn. El humo blanco y negro se ele.vaba en columnas inmviles, mgicas, dentro del aire oscuro. Cerca estaban laslargas filas de casas, levantadas en lneas rectas siguiendo la ladera de la colina.Eran de ladrillo rojo oscurecido, frgiles, con techos de pizarra oscura. El senderosobre el cual caminaban las hermanas era negro, apisonado por los pies de minerosrecurrentes, y separado del campo por vallas de hierro; la portilla con escalones quellevaba de vuelta a la calle estaba reluciente por el frote de las pieles de topo de losmineros que pasaban. Ahora las dos muchachas pasaban entre algunas filas decasas del tipo ms pobre. Mujeres con los brazos cruzados sobre sus toscosdelantales, chismorreando de pie al final de su bloque, miraron a las hermanas

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    Brangwen con esa mirada larga y ajena al cansancio de los aborgenes; los niosgritaron insultos.

    Gudrun continu su camino medio aturdida. Si esto era vida humana, si stoseran seres humanos que vivan en un mundo completo, qu era entonces su propio

    mundo, fuera? Era consciente de sus medias verdes hierba, de su gran sombrero deterciopelo verde hierba, de su grueso y suave abrigo azul fuerte. Y se sinti como siestuviera caminando en el aire, inestablemente, con el corazn contrado, como si encualquier momento pudiera verse precipitada al suelo. Estaba asustada. Se colg dersula, que, a fuerza de costumbre, estaba hecha a esta violacin de un mundooscuro, increado y hostil. Pero su corazn gritaba todo el tiempo como si seencontrara en medio de alguna ordala: Quiero volverme, quiero irme, quiero nosaberlo, no saber que esto existe. Pero deba seguir adelante. rsula poda percibirsu sufrimiento.

    Odias esto, verdad? pregunt. Me deja atnita murmur Gudrun. No te quedars mucho repuso rsula.Y Gudrun continu, aferrndose a la liberacin.Se retiraron de la regin minera siguiendo la curva de la colina y adentrndose

    en el campo, ms puro del otro lado, hacia Willey Green. Persista an el dbil tintede negrura sobre los campos y las colinas boscosas, pareciendo brillar oscuramenteen el aire. Era un da de primavera, glido, con jirones de luz solar. Margaritas

    amarillas aparecan desde el fondo de los setos, y en los jardines de Willey Green losarbustos de arndanos estaban soltando las hojas, y unas florecillas se ibanponiendo blancas sobre el gris aliso que colgaba desde los muros de piedra.

    Torciendo, atravesaron la carretera que discurra entre los altos taludes haciala iglesia. All, en la curva ms baja del camino, bajo los rboles, haba un pequeogrupo de gente expectante, aguardando ver la boda. La hija del principal propietariodel distrito, Thomas Crich, iba a casarse con un oficial de marina.

    Volvamos dijo Gudrun apartndose. Est ah toda esa gente.Y se qued vacilando en el camino. No te preocupes dijo rsula, son buena gente. Todos me conocen. No

    importan. Pero debemos cruzar entre ellos? pregunt Gudrun. De verdad que son bastante buena gente dijo.rsula adelantndose.

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    Y las dos hermanas se aproximaron juntas al grupo de gente comn inquieta ycuriosa. Eran principalmente mujeres, esposas de mineros del tipo ms perezoso.

    Tenan rostros curiosos, subterrneos.Las dos hermanas se mantuvieron tensas y fueron directas hacia la puerta.

    Las mujeres se abrieron para dejarlas pasar, pero de modo apenas suficiente, comosi les molestase ceder terreno. Las hermanas pasaron en silencio a travs del prticode piedra y subieron los escalones hasta la alfombra roja, donde un polica lascontemplaba.

    Vaya precio que tendrn las medias! dijo una voz a espaldas de Gudrun.Una sbita y feroz rabia se apoder de la muchacha, violenta y homicida. Le

    hubiese gustado aniquilar a todos, limpiar el lugar a fin de que el mundo quedasedespejado para ella. Odiaba caminar por el sendero del patio de la iglesia, siguiendola alfombra roja, continuando su movimiento a la vista de todos.

    No entrar en la iglesia dijo de repente con taldecisin que rsula se detuvo inmediatamente, gir y tom por un pequeo senderolateral que conduca a la pequea puerta privada de la escuela, cuyos terrenoslindaban con los de la iglesia.

    Para descansar, rsula se sent un momento en el umbral de la puerta, sobreel muro bajo de piedra sombreado por los arbustos de laurel. Tras ella, el granedificio rojo de la escuela se levantaba pacficamente, abiertas todas sus ventanaspor la fiesta. Sobre los arbustos, ante ella, se encontraban los tejados plidos y la

    torre de la vieja iglesia. Las hermanas estaban ocultas por el follaje.Gudrun se sent. en silencio. Su boca estaba cerrada, su rostro apartado. Searrepenta amargamente de haber vuelto. rsula la mir y pens en losorprendentemente hermosa que era arrebatada por la turbacin. Pero Gudrunprovocaba una tensin en la naturaleza de rsula, cierto cansancio. rsula deseabaestar sola, liberada de la tirantez y el cerco de la presencia de Gudrun.

    Vamos a quedarnos aqu? pregunt Gudrun. Slo estaba descansando un minuto dijo rsula, levantndose como si

    hubiese sido reida. Iremos al rincn de la cancha y veremos todo desde all.En ese momento el sol caa luminosamente sobre el patio de la iglesia, haba

    un vago aroma de resina y primavera, quiz de violetas creciendo sobre las tumbas.Haban brotado algunas margaritas blancas, luminosas como ngeles. En el aire lasramas rgidas de un haya cobriza tenan color rojo sangre.

    Los carruajes empezaron a llegar puntualmente a las once. Hubo unestremecimiento en la muchedumbre de la puerta, una concentracin al subir un

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    carruaje; los invitados a la boda ascendan por los peldaos y pasaban sobre laalfombra roja hasta la iglesia. Todos estaban alegres y excitados porque brillaban elsol.

    Gudrun los observ cuidadosamente, con curiosidad objetiva. Vio a cada uno

    como una figura completa, como el personaje de un libro, como el tema de un retratoo una marioneta en un teatro, una creacin terminada. Le encantaba reconocer susvariadas caractersticas, situarlas a su verdadera luz, proporcionarles sus propiosambientes, definir a esa gente para siempre segn pasaban delante de ellasiguiendo el sendero hacia la iglesia. Ella les conoca, estaban terminados, selladosy estampados a los efectos de ella. Ninguno tena algo desconocido, sin resolver,hasta que empezaron a aparecer los propios Crich. Entonces se despert su inters.Aqu haba algo no tan preconcluido.

    Lleg la madre, la seora Crich, con su hijo mayor, Gerald. Era una figurasingular y descuidada, a pesar de los esfuerzos que obviamente se haban hechopara ponerla a la altura del da. Su rostro era plido, amarillento, con una piel clara,transparente; iba inclinada ms bien hacia adelante, sus rasgos eran muy marcados,bonitos, con una mirada tensa, ciega, depredadora. Su pelo descolorido estabadespeinado, y algunas guedejas flotaban sobre su abrigo de seda azul oscuroprovenientes del interior de su sombrero de seda azul. Pareca una mujer con unamonomana, casi furtiva, pero slidamente orgullosa.

    Su hijo era un tipo apuesto, tostado por el sol, ms bien por encima de la

    media en altura, bien hecho y casi exageradamente bien vestido. Pero haba a sualrededor tambin la mirada extraa, guardada, el brillo inconsciente, como si noperteneciese a la misma creacin que la gente de su alrededor. Gudrun se fij en lal instante. Haba en l algo septentrional que la magnetizaba. En su clara pielnortea y en su rubio cabello haba un destello solar refractado por cristales de hielo.Y su aspecto era tan nuevo, tan no descorchado puro como una cosa rtica. Tenaquiz treinta aos, quiz ms. Su resplandeciente belleza, su virilidad como de lobo joven, jovial y sonriente, no la ceg para la significativa y siniestra fijeza de su porte,el amenazante peligro de su genio sin subyugar. Su ttem es el lobo, se repitiella. Su madre es un lobo viejo y sin romper. Y entonces experiment unparoxismo agudo, un transporte, como si hubiese hecho algn descubrimientohorrible, conocido nicamente por ella en toda la Tierra. Un extrao transporte seapoder de ella, todas sus venas estaban en un paroxismo de sensacin violenta.Buen Dios! exclam para s, qu es esto? Y entonces, un momento despus,estaba diciendo con conviccin: Sabr ms de ese hombre. Le torturaba el deseo

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    de verle otra vez, una nostalgia, una necesidad de verle otra vez, de estar segura deque no era todo un error, de que no se estaba engaando, de que senta realmenteesta sensacin extraa y abrumadora a causa de l, este conocimiento de l en suesencia, esa poderosa aprehensin de l. Estoy realmente elegida

    especficamente para l de algn modo, hay realmente algn oro plido, alguna luzrtica que slo nos envuelva a ambos?, se pregunt a s misma. Y no poda creerlo;qued abstrada, apenas consciente de lo que aconteca alrededor.

    Las damas de la novia estaban all, pero el novio no haba llegado todava.rsula se pregunt si algo iba mal y si la boda se estropeara por completo. Sesenta turbada, como si descansase eso sobre ella. Las principales damas de lanovia haban llegado. rsula las mir subir las escaleras. Conoca a una de ellas.Una mujer alta, lenta y renuente, con una cabellera rubia y un rostro plido y largo.Era Hermione Roddice, una amiga de los Crich. Ahora se aproximaba con la cabezaalta, equilibrando un enorme sombrero plano de terciopelo amarillo plido dondeaparecan rayas de plumas de avestruz, naturales y grises. Se adelant como sifuera apenas consciente, levantado su largo rostro blanqueado, para no ver elmundo. Era rica, llevaba un traje de terciopelo sedoso y frgil, color amarillo plido, yde ella pendan' muchos pequeos ciclmenes de color rosa. Sus zapatos y mediaseran de un gris amarronado, como las plumas de su sombrero; su cabello erapesado, y ella se mova hacia adelante con una peculiar fijeza de las caderas, unextrao movimiento involuntario. Era impresionante en su encantador amarillo plido

    y rosa amarronado, pero al mismo tiempo macabra, algo repulsiva. Las gentesestaban silenciosas cuando ella pasaba, impresionadas, deseando lanzar vivas, peropor alguna razn silenciadas. Su rostro, largo y plido, que llevaba algo levantado, alestilo de Rossetti, pareca casi drogado, como si una extraa masa de pensamientosse enroscasen dentro de ella en la oscuridad y nunca le permitiesen escapar.

    rsula la contempl con fascinacin. La conoca poco. Era la mujer msnotable de los Midlands. Su padre era un barn de Derbyshire de la vieja escuela,ella era una mujer de la nueva escuela, densa y llena de intelectualidad, rodos losnervios por la consciencia. Estaba apasionadamente interesada por la reforma, sualma estaba entregada a la causa pblica. Pero era mujer de un hombre, el mundovaronil era lo que le prestaba apoyo.

    Tuvo diversas intimidades de mente y alma con varios hombres de capacidad.Entre esos hombres rsula slo conoca a Rupert Birkin, que era uno de losinspectores escolares del condado. Pero Gudrun haba conocido a otros en Londres.Movindose con sus amigos artistas en diferentes niveles sociales, Gudrun haba

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    llegado a conocer ya a muchas gentes de renombre y posicin. Se haba encontradodos veces con Hermio ne, pero no simpatizaron la una con la otra. Sera raroencontrarse de nuevo all en los Midlands, donde su posicin social era tan diversa,tras haberse conocido en trminos de igualdad en las casas de varios conocidos en

    la ciudad. Porque Gudrun haba sido un xito social, y sus amigos pertenecan a laaristocracia ociosa que se mantiene en contacto con las artes.La propia Hermione saba que estaba bien vestida; saba que era socialmente

    igual, si no muy superior, que 'cualquiera de quienes podra encontrar en WilleyGreen. Saba que era aceptada en el mundo de la cultura y del intelecto. Era unaKulturtrger, un mdium para el cultivo de las ideas. Ella se senta unida a todo loms elevado en la sociedad, en el pensamiento, en la accin pblica o incluso en elarte; se mova entre los primeros, estaba en su casa con ellos. Nadie poda rebajarla,nadie poda burlarse de ella, porque ella perteneca entre los mejores, y los queestaban contra ella estaban por debajo de ella, bien en rango o en riqueza, o enelevada asociacin de pensamiento, progreso y entendimiento. En consecuencia,era invulnerable. Toda su vida haba intentado hacerse invulnerable, inasaltable, msall del alcance del juicio mundanal.

    Y, con todo, su alma se senta torturada, expuesta. Incluso al caminar elsendero hacia la iglesia, por confiada que estuviese en que a todos los efectosestaba ms all de todo juicio vulgar, sabiendo perfectamente que su apariencia eracompleta y perfecta con arreglo a las primeras pautas, sufri una tortura bajo su

    confianza y su orgullo, sintindose expuesta a heridas, a burla y a desprecio.Siempre se sinti vulnerable; siempre haba un secreto resquicio en su armadura.Ella misma no saba lo que era. Era una falta de yo robusto; careca de suficiencianatural, haba un vaco terrible, una deficiencia de ser dentro de ella.

    Quera alguien que cerrase esta deficiencia, que la cerrase para siempre.Ansiaba a Rupert Birkin. Cuando l estaba ella se senta completa, era suficiente,ntegra. Durante el resto del tiempo ella se encontraba establecida sobre la arena,construida sobre un abismo, y a despecho de toda su vanidad y seguridadescualquier criado comn de temperamento positivo y robusto podra lanzarla por esepozo sin fondo de insuficiencia con el ms leve movimiento de burla o de des precio.Y durante todo el tiempo la pensativa y torturada mujer apilaba sus propias defensasde conocimiento esttico, cultura, visiones del mundo y filantropa desinteresada.Pero nunca pudo cerrar el terrible agujero de la insuficiencia.

    Si sencillamente Birkin formara con ella una conexin estrecha y segura, ellaestara a salvo durante este peligroso viaje de la vida. El era capaz de hacer que ella

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    fuese sensata y triunfadora, triunfadora sobre los ngeles mismos del cielo.Solamente si l quisiera! Pero estaba torturada por el miedo, por los recelos. Sepona guapa, luchaba muy duro por alcanzar aquel grado de belleza y ventaja capazde convencerle a l. Pero haba siempre una deficiencia.

    El era perverso tambin. Luchaba por quitrsela de encima, siempre intentabaquitrsela de encima. Cuanto ms se esforzaba ella por acercrsele, ms luchaba lpara rechazarla. Y haban sido amantes durante aos. Oh, era tan cansado, tandoloroso; y ella estaba

    El carruaje baj ruidosamente por la colina y se aproxim. Las genteslanzaron un grito. La novia, que apenas haba alcanzado la parte superior de losescalones, se volvi alegremente para ver la causa de esa conmocin. Vio unaconfusin entre la gente, un vehculo ascendiendo y a su amante saltando delcarruaje, esquivando los caballos y penetrando en la muchedumbre.

    Tibs! Tibs! exclam con sbita y burlona excitacin mientras permanecaen lo alto del sendero, baada por la luz del sol y agitando su ramo. El, que seinfiltraba con el sombrero en la mano, no escuch. Tibs! exclam ella otra vezmirando hacia l.

    El ech una ojeada hacia arriba, sin darse cuenta, y vio a la novia y al padrede pie sobre el sendero situado encima de l. Una mirada extraa y sorprendidainvadi su rostro. Vacil durante un momento. Luego reuni fuerzas para unirse aellos de un salto.

    Ahhh! lleg el grito extrao y ahogado de ella cuando, por reflejo, se diola vuelta y sali corriendo con agilidad impensable hacia la iglesia, acompaada porel ruido de sus pies blancos y su blanco traje. El joven se lanz tras ella como unperdiguero, subiendo de dos en dos los escalones y adelantando al padre de lanovia, sus caderas giles como las de un perdiguero que se aproxima a su presa.

    Cmo va tras ella! gritaron las mujeres vulgares debajo, sbitamentearrastradas al juego.

    Ella, con sus flores desparramadas como espuma, se apresuraba a doblar porel ngulo de la iglesia. Ech una ojeada atrs y, con un grito salvaje de risa ydesafo, torci sin perder el equilibrio, desapareciendo tras el contrafuerte de piedragris. Un segundo ms tarde, el novio, inclinado hacia adelante por la carrera, habacogido el ngulo de la piedra silenciosa con la mano y se haba lanzado fuera devista, desapareciendo en la persecucin sus giles y fuertes caderas.

    Gritos y exclamaciones de excitacin estallaron inmediatamente entre lamultitud que se agolpaba en la puerta. Y entonces rsula percibi de nuevo la figura

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    oscura y ms bien inclinada del seor Crich esperando suspendida sobre el sendero,contemplando con rostro inexpresivo la carrera hacia la iglesia. Haba terminado, yse volvi para mirar la figura de Rupert Birkin, que al instante se adelant y se leuni.

    Iremos a retarguardia dijo Birkin con una leve sonrisa sobre el rostro. Ay! repuso lacnicamente el padre.Y los dos hombres caminaron juntos hacia arriba, por el sendero.Birkin era tan delgado como el seor Crich, plido y de aspecto enfermizo. Su

    cuerpo era estrecho pero bien formado. Caminaba con una ligera desviacin de unpie, que provena exclusivamente del azoramiento. Aunque estaba vestidocorrectamente para su papel, haba una incongruencia innata que provocaba un levematiz de ridculo en su aspecto. Su naturaleza era lcida y separada, no pegabapara nada en la ocasin convencional. Sin embargo, l se plegaba a la idea comn,disfrazndose.

    Aparentaba ser persona comn, perfecta y maravillosamente normal. Y lohaca tan bien, adoptando el tono de sus ambientes, ajustndose tan rpidamente asu interlocutor y a su circunstancia, que lograba una verosimilitud de normalidadcomn que habitualmente pona de su parte a los espectadores y les desarmaba,evitando que atacasen su singularidad.

    Ahora hablaba de modo fluido y agradable con el seor Crich, a .medida quecaminaban por el sendero; jugaba con las situaciones como un hombre sobre una

    cuerda floja, pero siempre sobre una cuerda floja, pretendiendo nicamente uncmodo descanso. Lamento que nos hayamos retrasado tanto iba diciendo. No pudimos

    encontrar una hebilla, por lo cual nos tom mucho tiempo abrocharnos las botas.Pero ustedes no se retrasaron.

    Somos puntuales habitualmente dijo el seor Crich. Y yo llego siempre tarde dijo Birkin. Pero hoy era realmente puntual, slo

    un accidente me lo impidi. Lo lamento.Los dos hombres desaparecieron, no haba nada ms que ver por el

    momento. rsula qued pensando en Birkin. El la picaba, la atraa y la molestaba.Deseaba conocerle ms. Haba hablado con l una o dos veces, pero slo al

    nivel profesional de su funcin como inspector. Ella pensaba que l parecareconocer algn parentesco entre ambos, una comprensin natural, tcita, el uso deun mismo lenguaje. Pero la comprensin no haba tenido tiempo para desarrollarse.

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    Y algo la mantena distante de l, al mismo tiempo que la atraa a l. Haba ciertahostilidad, una ltima y escondida reserva en l, fra e inaccesible.

    A pesar de todo, ella deseaba conocerle. Qu piensas de Rupert Birkin? pregunt, algo a disgusto, a Gudrun. No

    quera ponerle en tela de juicio. Que qu pienso de Rupert Birkin? repiti Gudrun. Pienso que esatractivo... decididamente atractivo. Lo que no puedo soportar de l son sus modalescon otras gentes, su manera de tratar a cualquier pequea estpida como si larespetase absolutamente. Una se siente espantosamente vendida.

    Por qu lo har? dijo rsula. Porque carece de una verdadera facultad crtica con la gente en cualquier

    caso dijo Gudrun. Ya te lo digo, trata a cualquier tontita como nos trata a ti o a m...y eso es demasiado insulto.

    Oh, lo es dijo rsula. Es preciso discriminar. Uno debe discriminar repiti Gudrun. Pero en otros aspectos es un to

    estupendo, una personalidad maravillosa. Slo que no se puede confiar en l. S dijo rsula distrada. Se vea siempre forzada a asentir a los

    pronunciamientos de Gudrun, incluso cuando no estaba totalmente de acuerdo.Las hermanas se sentaban silenciosas, esperando que saliese la comitiva de

    la boda. Gudrun estaba impaciente por hablar. Deseaba pensar en Gerald Crich.Deseaba ver si era real el poderoso sentimiento que le haba producido. Deseaba

    estar preparada.Dentro de la iglesia se celebraba la boda. Hermione Roddice slo pensaba enBirkin. El estaba de pie junto a ella. Ella pareca inclinarse fsicamente hacia l.Deseaba tocarle. Apenas poda estar segura de que l se encontraba cerca si no letocaba. Con todo, se mantuvo dominada a lo largo de la ceremonia.

    Ella haba sufrido tan amargamente cuando l no vino, que segua anatnita. Segua an roda como por una neuralgia, atormentada por su posibleausencia. Le haba esperado en un dbil delirio de tortura nerviosa. Mientras estabaall de pie, pensativa, el gesto arrebatado de su rostro que pareca espiritual yanglico pero que provena de la tortura le proporcionaba un cierto patetismo quedesgarraba de piedad el corazn de l. Birkin vio su cabeza inclinada, su rostroarrebatado, el rostro de un xtasis casi demonaco. Al notar que l miraba, ellalevant la cara y busc sus ojos, lanzndole una gran seal desde sus propios yhermosos ojos grises. Pero l evit su mirada y ella hundi su cabeza en el tormentoy la vergenza, mientras continuaba royndose el corazn. Y l tambin estaba

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    torturado por la vergenza y un definitivo desagrado, sintiendo hacia ella una agudapiedad, porque no deseaba encontrarse con sus ojos, no deseaba recibir sullamarada de reconocimiento.

    La novia y el novio se casaron, el grupo penetr en la sacrista. Hermione se

    aplast involuntariamente contra Birkin para tocarle. Y l lo soport.Fuera, Gudrun y rsula oan a su padre tocando el rgano. Con certezadisfrutaba tocando una marcha nupcial. Ahora estaba saliendo la pareja de recincasados! Las campanas taan estremeciendo el aire. rsula se preguntaba si losrboles y las flores podan sentir la vibracin y qu pensaban de este extraomovimiento en el aire. La novia pareca bastante recatada del brazo del novio, quecontemplaba el cielo abriendo y cerrando inconscientemente los ojos, como si noestuviese ni aqu ni all. Su aspecto era ms bien cmico, parpadeando e intentandoestar a tono, cuando emocionalmente era violado por su exposicin a unamuchedumbre. Tena el aspecto de un marino 'tpico, varonil y voluntarioso.

    Birkin lleg con Hermione. Ella tena una mirada arrebatada y triunfante, comode ngel cado restaurado pero sutilmente demonaco an, y sujetaba a Birkin por elbrazo. El estaba inexpresivo, neutralizado, posedo por ella como si fuese su destinoindiscutible.

    Sali Gerald Crich, rubio, guapo, saludable, con una gran reserva de energa.Se mantena derecho y completo, haba algo extraamente furtivo brillando a travsde su aspecto amistoso, casi feliz. Gudrun se levant bruscamente y parti. No poda

    soportarlo. Deseaba estar sola, conocer esa inoculacin extraa y aguda que habacambiado todo el humor de su sangre.

    2. SHORTLANDS

    Las Brangwen se fueron a su casa en Beldover; el grupo de la boda se reunien Shortlands, la casa de los Crich. Era una vieja casa larga y baja, una especie degranja que se diseminaba por la cumbre de una ladera, justamente ms all delestrecho y pequeo lago de Willey Water. Shortlands contemplaba un pradodescendente que podra ser un parque por los rboles grandes y solitariosdiseminados aqu y all, frente al agua del estrecho lago y la boscosa colina queocultaba con xito el valle minero situado ms all, aunque no ocultara del todo el

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    humo ascendente. Sin embargo, el escenario era rural y pintoresco, muy pacfico, yla casa posea un encanto peculiar.

    Estaba ahora atiborrada por la familia y los invitados a la boda. El padre, queno se senta bien, se retir a descansar. Gerald era el anfitrin. Estaba de pie en el

    hogareo vestbulo, amistoso y fluido, atendiendo a los hombres. Pareca disfrutarcon sus funciones sociales, sonrea y era abundante en su hospitalidad.Las mujeres daban vueltas algo confusas, perseguidas aqu y all por las tres

    hijas casadas de la casa. Todo el tiempo poda orse la voz caracterstica, imperiosa,de una u otra Crich diciendo: Helen, ven un minuto. Marjory, te quiero aqu.Oh, vaya, la seora Witham... Sonaban las faldas rozando, habla destellos demujeres elegantemente vestidas, una criatura recorra el vestbulo danzando, unadoncella del servicio entraba y sala con prisa.

    Mientras tanto, los hombres se mantenan en pequeos grupos tranquiloscharlando, fumando, pretendiendo no atender a la susurrante animacin del mundofemenino. Pero no podan hablar realmente, debido al bullicio cristalino de las vocesapresuradas y excitadas de las mujeres con sus risas fras. Los hombres esperaban,incmodos, suspendidos, ms bien aburridos. Pero Gerald permaneca como jovial yfeliz, no consciente de que estaba esperando o desocupado, sabindose el centromismo de la ocasin.

    De repente, la seora Crich penetr sin ruido en el cuarto, mirando aqu y allcon su rostro fuerte y claro. Llevaba an su sombrero y su abrigo de seda azul.

    Qu pasa, madre? dijo Gerald. Nada, nada! repuso distradamente. Y se encamin directamente haciaBirkin, que estaba hablando con un cuado de los Crich.

    Qu tal est usted, seor Birkin? dijo con su voz profunda, que pareca notomar en cuenta a sus huspedes.

    Le tendi la mano. Oh, seora Crich! contest Birkin con su voz tan dctil para los cambios,

    me fue imposible acercarme a usted antes. No conozco a la mitad de las personas que hay aqu dijo con su voz

    profunda.Su cuado, incmodo, se alej. ,Y no le gustan los extraos? dijo Birkin riendo. Personalmente, jams

    pude entender por qu ha de tomar uno en cuenta a personas simplemente porqueresultan encontrarse en el mismo cuarto con uno: por qu debera saber yo queestn ah?

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    Cierto, muy cierto! dijo la seora Crich con su voz baja y tensa. Si nofuese porque estn all. Yo no conozco a gentes que descubro en la casa. Los niosme las presentan, me dicen: Madre, ste es fulanito de tal. De poco me sirve.Qu relacin tiene fulanito de tal con su propio nombre? Y qu tengo yo que ver

    con l o con su nombre?Elev los ojos hacia Birkin. La seora Crich le sorprenda. Tambin lehalagaba que ella viniese a hablar con l, porque apenas se fijaba en nadie. El mirsu rostro claro, intenso, de rasgos graves, pero le intimidaba mirar los ojos azulescargados de visin. En vez de ello observ cmo le caa el cabello en guedejasdesaliadas sobre las orejas, ms bien hermosas pero no del todo limpias. Tampocoestaba perfectamente limpio su cuello. Incluso en eso pareca ella pertenecerse a smisma ms que al resto de la compaa; aunque pens para s l estaba siemprebien aseado, cuando menos en el cuello y las orejas.

    Sonri dbilmente pensando esas cosas. Con todo, estaba tenso, sintiendoque l y la mujer mayor, desplazada, estaban confabulando juntos como traidores,como enemigos dentro del campamento de los otros. El pareca un venado quevuelve una oreja hacia la senda dejada atrs y la otra hacia adelante para saber loque le esperaba.

    Las gentes no importan realmente dijo con poco deseo de continuar.La madre le mir con una sbita y oscura interrogacin, como dudando de su

    sinceridad.

    Qu quiere usted decir con importar? pregunt agudamente. No muchas gentes son algo en absoluto respondi forzado a entrar msprofundamente de lo que deseara. Alborotan. Sera mucho mejor que fuesensencillamente barridos. Esencialmente, no existen, no estn aqu.

    Ella le contempl fijamente mientras hablaba. Pero no nos lo imaginamos dijo ella secamente. No hay nada que imaginar, por eso no existen. Bien dijo ella, no me atrevo a llegar a tanto. All estn, existan o no. No

    depende de m decidir sobre su existencia. Slo s que no puede esperarse de mque los tome en cuenta a todos. Nadie puede esperar que le conozca simplementeporque resulta estar ah. En cuanto a m respecta, igualmente podra no estar.

    Exactamente contest l. Verdad que s? pregunt ella otra vez. Igualmente repiti l.Hubo una breve pausa.

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    Si no fuese porque estn all, y eso es un engorro dijo. All estn misyernos prosigui en una especie de monlogo. Ahora Laura se cas, hay otro. Yrealmente no s todava distinguirlos. Se me acercan y me llaman madre. S lo quevan a decirme: Cmo est usted, madre? Yo debera decir: No soy su madre,

    en ningn sentido. Pero de qu sirve. All estn. He tenido hijos mos. Supongo ques distinguirlos de los hijos de otra mujer. S, es de suponer dijo l.La mujer lo mir algo sorprendida, quiz olvidando que estaba hablndole, y

    perdi el hilo.Mir distradamente por el cuarto. Birkin no pudo conjeturar qu estaba

    buscando, ni qu pensaba. Evidentemente, observaba a sus hijos. Estn ah todos mis hijos? le pregunt abruptamente.El sonri sorprendido, quiz temeroso. Apenas les conozco, a excepcin de Gerald repuso. Gerald! exclamo. Es el ms necesitado de todos ellos. Jams lo pensara

    uno mirndolo ahora, verdad? No dijo Birkin.La madre mir hacia su hijo mayor, contemplndole gravemente durante algn

    tiempo. Ay dijo en un monoslabo incomprensible que son profundamente cnico.Birkin se sinti asustado, como si no se atreviera a comprender. La seora

    Crich se alej, olvidndole. Pero volvi sobre sus pasos. Me gustara que tuviese un amigo dijo. Nunca ha tenido un amigo.Birkin mir sus ojos, que eran azules y contemplaban gravemente. No poda

    entenderlos. Soy yo el guardin de mi hermano?, se dijo para s, casifrvolamente.

    Entonces, con una ligera conmocin, record que se fue el grito de Can. YGerald era Can, si alguien lo era. Pero tampoco era Can, aunque hubiese matado asu hermano. Haba cosas semejantes a puros accidentes, y las consecuencias nopodan atribuirse a la persona aunque hubiese matado a su propio hermano. Siendomuchacho, Gerald haba matado por accidente a su hermano. Y qu? Por quintentar grabar una marca y una maldicin sobre la vida que haba provocado elaccidente? Un hombre puede vivir por accidente y morir por accidente. O acaso no?Est sujeta la vida de todo hombre al puro accidente? Es slo la raza, el gnero,la especie, quien posee una referencia universal? O acaso no es esto cierto y noexiste cosa semejante al accidente puro? Tiene un significado universal todo cuanto

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    acontece? Lo tiene? Birkin, reflexionando mientras estaba all de pie, se olvid de laseora Crich y ella de l.

    No crea que hubiese cosa semejante a un accidente. Todo estaba junto, en elms profundo de los sentidos.

    Justamente cuando haba decidido esto, una de las hijas de los Crich seaproxim diciendo: Por qu no vienes y te quitas el sombrero, querida madre? Dentro de un

    minuto nos sentaremos a comer y es un momento solemne, verdad, querida?Cogi a su madre del brazo y se alejaron. Birkin fue inmediatamente a

    conversar con el hombre ms prximo.El gong toc invitando al almuerzo. Los hombres miraron hacia arriba, pero

    nadie inici movimiento alguno hacia el comedor. Las mujeres de la casa noparecieron percibir que el sonido tuviese algn significado para ellas. Pasaron cincominutos. El criado de ms edad, Crowther, apareci exasperado en el umbral de lapuerta. Mir a Gerald con gesto de splica. Este cogi una gran caracola curva queyaca sobre una estantera y sin ms contemplaciones sopl con arrolladora fuerza.Fue un ruido extrao y turbador que hizo latir el corazn. La llamada result casimgica. Todos vinieron corriendo, como si se tratase de una seal. Y entonces lamuchedumbre se desplaz en un impulso hacia el comedor.

    Gerald esper un momento para que su hermana hiciese el papel deanfitriona. Saba que su madre no prestara atencin alguna a sus deberes. Pero su

    hermana se limit a apretujarse hasta alcanzar un asiento. En consecuencia, con ungesto levemente demasiado dictatorial, el joven dirigi a los huspedes hasta suslugares.

    Hubo un momento de silencio, mientras todos miraban los hors d'oeuvresque iban pasando. Y en este silencio una chica de trece o catorce aos, con elcabello muy largo y suelto, dijo en una voz tranquila y segura:

    Gerald, te olvidas de nuestro padre cuando haces ese ruido infernal. T crees? repuso. Y luego, dirigindose a la gente, aadi: Mi padre est

    tumbado, no se encuentra muy bien. Cmo est realmente? pregunt una de las hijas casadas, intentando

    esquivar el inmenso pastel nupcial que se levantaba como una torre en mitad de lamesa, derramando sus flores artificiales.

    No tiene dolores, pero se siente cansado repuso Winifred, la chica del pelolargo sobre la espalda.

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    Se sirvi el vino, y todos hablaban tumultuosamente. En el extremo mslejano de la mesa se sentaba la madre, con su cabello despeinado. Tena a Birkincomo vecino. A veces miraba con gesto de furia las filas de rostros, inclinndosehacia adelante y observando sin ceremonias. Y entonces deca en voz baja a Birkin:

    Quin es ese joven? No lo s respondi distradamente Birkin. Le he visto antes? pregunt ella. No creo. Yo no repuso.Y ella qued satisfecha. Sus ojos se cerraban cansinamente, una paz invada

    su rostro, pareca una reina reposando. Luego empezaba, una pequea sonrisasocial apareca en su rostro, durante un momento tena el aspecto de la agradableanfitriona. Durante un momento se inclinaba graciosamente, como si todos fuesenbienvenidos y encantadores. "Y luego, inmediatamente, regresaba a la sombra; unamirada hosca y de guila apareca sobre su rostro, contemplaba desde debajo desus cejas como una criatura siniestra y ajena, odindolos a todos.

    Madre dijo Diana, una muchacha bonita algo mayor que Winifred, puedotomar vino, verdad?

    S, puedes tomar vino repuso automticamente la madre, porque lapregunta le resultaba completamente indiferente.

    Y Diana hizo seas al criado para que llenase su vaso. Gerald no debera prohibrmelo dijo tranquilamente al grupo en general.

    De acuerdo, Di dijo amistosamente su hermano.Y ella le mir con desafo mientras beba del vaso.Haba una extraa libertad en la casa, que casi equivala a anarqua. Ms que

    libertad era una resistencia a la autoridad. Gerald tena algn mando por mera fuerzade su personalidad, no debido a ninguna posicin otorgada. En su voz haba un tonoamistoso pero dominante que intimidaba a los otros, todos ellos ms jvenes.

    Hermione mantena una discusin con el novio sobre la nacionalidad. No dijo, pienso que apelar al patriotismo es un error. Es como un comercio

    rivalizando con otro. Vamos, me parece que mal puedes decir eso, no? exclam Gerald, que

    tena una autntica pasin por la disputa. No puedes llamar asunto comercial a unaraza, verdad? Y pienso que la nacionalidad corresponde a grandes rasgos a laraza. Pienso que eso se pretende.

    Hubo una pausa momentnea. Gerald y Hermione eran siempre extraa peroeducada y uniformemente enemigos.

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    Piensas que la raza corresponde a la nacionalidad? pretendi ella con airemeditativo y vacilacin inexpresiva.

    Birkin saba que ella estaba esperando su participacin. Y habl, cumpliendosu deber.

    Me parece que Gerald est en lo cierto. La raza es el elemento esencial en lanacionalidad, al menos en Europa dijo.Hermione se detuvo nuevamente, como para permitir que esta afirmacin se

    enfriase. Entonces dijo con una extraa asuncin de autoridad: S, pero incluso entonces, es la apelacin patritica una apelacin al

    instinto racial? No es ms bien una forma de apelar al instinto de propiedad, elinstinto comercial? Y no es esto lo que llamamos nacionalidad?

    Probablemente dijo Birkin, para quien semejante discusin estaba fuera detiempo y lugar.

    Pero Gerald segua ahora la pista a la discusin. Una raza puede tener su aspecto comercial dijo. De hecho es preciso. Es

    como una familia. Tienes que almacenar. Y para almacenar tienes qu luchar contraotras, familias, otras naciones. No veo por qu no.

    Hermione hizo una nueva pausa, dominadora y fra, antes de contestar: S, creo que siempre es equivocado provocar un espritu de rivalidad. Genera

    mala sangre. Y la mala sangre se acumula. Pero no puedes prescindir del espritu de emulacin en su conjunto dijo

    Gerald. Es uno de los incentivos necesarios para la produccin y el progreso. S respondi tranquilamente Hermione. Creo que se puede prescindir del.

    Debo decir intervino Birkin que detesto el espritu de emulacin.Hermione estaba mordiendo un trozo de pan, sacndoselo de entre los

    dientes con los dedos en un movimiento lento, levemente menospreciador. Se volvihacia Birkin.

    T s que lo odias, s dijo ntima y satisfecha. Lo detesto repiti l. Pero insisti Gerald si no permites que un hombre lleve los medios de vida

    de su vecino, por qu ibas a permitir que una nacin se lleve los medios de vida deotra?

    Hubo un largo y lento murmullo por parte de Hermione antes de que rompiesea hablar, diciendo con lacnica indiferencia:

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    No siempre es una cuestin de posesiones, verdad? Verdad que no todoes una cuestin de mercan cas?

    Gerald qued molesto con esta suposicin de materialismo vulgar. S, ms o menos contest. Si voy y le quito a un hombre el sombrero de la

    cabeza, ese sombrero se convierte en un smbolo de la libertad de ese hombre.Cuando lucha contra m por su sombrero est luchando por su libertad.Hermione no qued cortada. S dijo con irritacin. Pero ese modo de argumentar con casos imaginarios

    no parece autntico, verdad? Un hombre no viene y me quita el sombrero de lacabeza, no es as?

    Slo porque la ley se lo prohbe dijo Gerald. No slo dijo Birkin. De cien hombres, noventa y nueve no quieren mi

    sombrero. Ese es un asunto de gustos dijo Gerald. O del sombrero dijo riendo el novio. Y si l quiere mi sombrero tal como es dijo Birkin, sin duda queda abierto

    para m( decidir qu me representar una mayor prdida, mi sombrero o mi libertadcomo hombre libre o indiferente. Si me veo impulsado a ofrecer lucha, pierdo estoltimo. Es una cuestin de determinar qu tiene ms valor para m, si mi agradablelibertad de conducta o mi sombrero.

    Si dijo Hermione contemplando extraamente a Birkin. S.

    Pero dejaras que alguien viniera y te quitase el sombrero de la cabeza? pregunt la novia a Hermione.El rostro de la empertigada mujer se volvi lentamente, como si estuviera

    drogado, hacia su nueva interlocutora. No repuso en un tono bajo e inhumano que pareca contener algo de

    irona. No, no dejara que nadie me quitase el sombrero de la cabeza. Y cmo lo evitaras? pregunt Gerald. No lo s repuso lentamente Hermione. Probablemente le matara.Haba una extraa risa ahogada en su tono, un humor peligroso y convincente

    en su aspecto. Naturalmente dijo Gerald, entiendo lo que dice Rupert. Para l es toda una

    cuestin saber si es ms importante su sombrero o su paz de espritu. Paz de cuerpo dijo Birkin. Bien, como gustes repuso Gerald. Pero cmo vas a decidir eso para una

    nacin?

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    El cielo me ayude ri Birkin. S, pero supn que te ves obligado insisti Gerald. Entonces es lo mismo. Si la moneda nacional es

    un viejo sombrero, la gentuza ladrona puede quedarse con l.

    Pero puede ser un viejo sombrero el sombrero nacional o racial? insistiGerald. Creo que bien podra ser as dijo Birkin. No estoy tan seguro dijo Gerald. No estoy de acuerdo, Rupert dijo Hermione. Muy bien dijo Birkin. Estoy completamente de parte del viejo sombrero nacional ri Gerald. Y pareces un tonto con l exclam Diana, su respondona y adolescente

    hermana. Oh, nos hemos perdido en lo profundo con esos viejos sombreros exclam

    Laura Crich. Cllate ahora. Vamos a beber unas copas. Bebamos unas copas.Copas... vasos, vasos... Copas! Discurso! Discurso!

    Pensando sobre la raza o la muerte nacional, Birkin vio cmo le llenaban elvaso de champagne. Las burbujas estallaban en el borde, el criado se retir y Birkinbebi, sintiendo una sbita sed ante la visin del lquido fresco. Una pequea peroextraa tensin en el cuarto le activaba. Sinti un agudo constreimiento.

    Lo hice por accidente o a propsito?, se pregunt. Y decidi que,

    siguiendo el refrn, lo haba hecho accidentalmente a propsito. Mir al camarerode alquiler. Y el camarero alquilado vino, con un paso silencioso de servildesaprobacin. Birkin decidi que le horrorizaban las fiestas, y los sirvientes, y lasreuniones, y la humanidad en su conjunto en la mayora de sus aspectos. Seincorpor entonces para hacer un discurso. Pero estaba de alguna manera adisgusto.

    Acab terminando la comida. Varios hombres salieron al jardn. Haba uncsped con macizos de flores, y en los lindes una verja de hierro que cerraba elpequeo campo o parque. La vista era agradable; un camino de montaacurvndose alrededor del borde de un lago poco profundo, bajo los rboles. En elaire primaveral el agua brillaba y los bosques del lado opuesto estaban purpreoscon nueva vida. Encantadoras reses de Jersey llegaban a la verja, respirandoroncamente a travs de sus aterciopelados hocicos en direccin a los sereshumanos, esperando quiz un pedazo de pan.

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    Birkin se apoy sobre la verja. Una vaca le soplaba calor hmedo sobre lamano.

    Bonito ganado, muy bonito dijo Marshall, uno de los yernos. Dan la mejorleche que pueda uno encontrar.

    S dijo Birkin. Eh, preciosa, eh, encanto! dijo Marshall con una extraa voz de falseteagudo que provoc en Birkin convulsiones de risa.

    Quin gan la carrera, Lupton? pregunt al novio, tratando de esconder elhecho de que estaba riendo.

    El novio se quit el cigarro de la boca. La carrera? exclam. Entonces una sonrisa ms bien delgada apareci en surostro. No quera decir nada sobre el sprint hacia la puerta de la iglesia.Llegamos juntos. Como mucho, ella lleg primero, pero yo le tena ya la mano puestasobre el hombro.

    Qu decs? pregunt Gerald.Birkin le cont la carrera de la novia y el novio. iHum! dijo Gerald con aire desaprobatorio. Qu te hizo llegar tarde? Lupton hablaba sobre la inmortalidad del alma dijo Birkin, pero luego le

    faltaba la hebilla del zapato. Dios mo! exclam Marshall. La inmortalidad del alma el da de su

    matrimonio! No tenas nada mejor para ocupar la mente?

    Qu hay de malo en ello? pregunt el novio, un marino bien afeitado,sonrojndose sensiblemente. Da la impresin de que ibas a ser ejecutado y no a casarte. La inmortalidad

    del alma! repiti el cuado muy enfticamente.Pero el chiste no tuvo xito. Y qu decidiste? pregunt Gerald, levantando al punto las orejas ante el

    pensamiento de una discusin metafsica. No desearas un alma hoy, muchacho dijo Marshall. Sera un obstculo en

    tu camino. Por Cristo! Marshall, vete y habla con algn otro exclam Gerald con sbita

    impaciencia. Vive Dios que lo estoy deseando dijo Marshall

    encolerizado. Demasiadas maldita alma y charla juntas...

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    Se retir indignado, mientras Gerald le miraba con ojos de ira que fueronhacindose gradualmente tranquilos y amistosos a medida que la figura corpulentadel otro iba alejndose.

    Una cosa, Lupton dijo Gerald volvindose de repente hacia el novio. Laura

    no habra trado a la familia a alguien tan estpido como hizo Lottie. Consulate con eso dijo Birkin riendo. No les tomo en cuenta dijo riendo tambin el novio. Qu hay entonces sobre esa carrera? Quin la inici? pregunt Gerald. Llegbamos tarde. Laura estaba en lo alto de las escaleras de la iglesia

    cuando lleg nuestro carruaje. Vio a Lupton corriendo hacia ella y se puso ella acorrer tambin. Pero a qu viene ese aspecto tan enfadado? Acaso hiere tusentido de la dignidad familiar?

    Pues s dijo Gerald. Si ests haciendo algo, hazlo bien, y si no vas ahacerlo, djalo.

    Excelente aforismo dijo Birkin. No ests de acuerdo? pregunt Gerald. Bastante dijo Birkin. Slo que me aburre cuando te pones aforstico. Maldita sea, Rupert, te gusta que todos los aforismos sean a tu manera dijo

    Gerald. No. Quiero librarme de ellos, y t los ests metiendo siempre a toda costa.Gerald sonri cidamente ante esta broma. Hizo entonces un pequeo gesto

    de abandono con las cejas. Verdad que no crees en ninguna pauta de conducta? lijo de mododesafiante, censurando a Birkin.

    Pauta... no. Odio las pautas. Pero son necesarias para la plebe. Todo el quees algo puede sencillamente ser l mismo y hacer lo que desee.

    Pero qu quieres decir con ser l mismo? dijo Gerald. Es eso unaforismo o un clich?

    Quiero decir sencillamente hacer lo que deseas hacer. Creo que Laura hizoperfectamente bien escapando de Lupton en direccin a la puerta de la iglesia. Creoque fue casi una obra maestra, La cosa ms difcil del mundo es actuarespontneamente a partir de los propios impulsos, y es la nica cosa caballerosaque puedehacerse, suponiendo, claro, que est uno preparado para hacerlo.

    No esperars que te tome en serio, verdad? pregunt Gerald. S, Gerald, eres una de las muy pocas personas de quienes espero eso.

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    Pues entonces temo no poder estar a la altura de tus espectativas aqu enningn caso. Piensas que las personas debieran actuar justamente como desearan.

    Pienso que as lo hacen siempre. Pero me gustara que deseasen lopuramente individual en ellos mismos, lo que les hace actuar singularmente. Y a

    ellos slo les gusta hacer lo colectivo. Y a m dijo cidamente Gerald no me gustara estar en un mundo depersonas que actuaran individual y espontneamente, como dices. Todos estarancortando la garganta de todos en cinco minutos.

    Eso significa que a ti te gustara cortar la garganta de todos dijo Birkin. Cmo se deduce eso? pregunt irritadamente Gerald. Ningn hombre dijo Birkin corta la garganta de otro salvo que lo desee y

    salvo que el otro hombre lo desee tambin. Esta es una verdad completa. Hacenfalta dos personas para un crimen: un criminal y una vctima. Y una vctima esalguien a quien se puede matar. Y un hombre a quien se puede matar es un hombreque con una pasin oculta pero profunda desea ser muerto.

    A veces dices puros disparates dijo Gerald a Birkin. De hecho, ninguno denosotros quiere que le corten el cuello, y a la mayora de las otras personas lesgustara cortrnoslo en uno u otro momento...

    Es una fea forma de mirar las cosas, Gerald dijo Birkin, y no me sorprendeque tengas miedo de ti mismo y de tu propia infelicidad.

    Cmo que tengo miedo de m mismo? dijo Gerald, y no creo ser infeliz.

    Pareces tener al acecho un oscuro deseo de que terebanen el gaznate, e imaginas que todo hombre tiene un cuchillo en la manga parati dijo Birkin.

    En qu te basas? dijo Gerald. En ti dijo Birkin.Hubo una pausa de extraa enemistad entre ambos hombres, muy prxima al

    amor. Siempre les suceda lo mismo; su conservacin les llevaba siempre a unamortal proximidad de contacto, a una intimidad extraa, peligrosa, que no era odio oamor, ni ambas cosas. Se separaron con despreocupacin aparente, como si fueseuna ocurrencia trivial. Sin embargo, el corazn de cada uno estaba herido por el delotro. Ardan uno con otro, interiormente. Jams lo admitiran. Pretendan mantenersu relacin como una amistad casual y sin complicaciones, no iban a ser tan pocoviriles y naturales como para permitir ningn incendio pasional entre ellos. No creanni por lo ms remoto en una relacin profunda entre hombres, y su falta de creenciaimpeda cualquier desarrollo de su poderosa pero reprimida afinidad amistosa.

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    3. AULA

    Un da de escuela se estaba terminando. En el aula, la ltima leccinprogresaba apacible y fija. Era botnica elemental. Los pupitres estaban cubiertos deamen tos, avellana y sauce, que los nios haban estado dibujando. Pero el cielo sehaba oscurecido a medida que se aproximaba el fin de la tarde: apenas haba luzpara dibujar nada ms. rsula estaba de pie frente a la clase, llevando conpreguntas a los nios a comprender la estructura y el significado de los amentos.

    Un rayo de luz denso y color cobre penetr por la ventana del oeste,inundando los perfiles de las cabezas de los nios con oro rojo y cayendo sobre elmuro opuesto. Sin embargo, rsula apenas se dio cuenta, estaba ocupada, llegabael fin del da, el trabajo prosegua como una marca pacfica que se remansa y a laque toca retirarse.

    Ese da haba transcurrido de modo semejante a muchos otros, en unaactividad que semejaba un trance. Al final haba un poco de prisa por terminar lo quetena entre manos. Estaba urgiendo a los nios con preguntas, a fin de ensearlestodo lo que deban saber, cuando son la campana. Estaba de pie, en sombra, frentea la clase, con amentos en la mano, y se inclin hacia los nios absorta en la pasinde instruir.

    Oy pero sin percibirlo el clic de la puerta. Mir de repente. Vio el rostro deun hombre en la franja de luz color cobre prxima a ella. Brillaba como el fuegocontemplndola, esperando que ella se diese cuenta. rsula qued terriblementesorprendida. Pens que iba a desmayarse. Todo su miedo reprimido y subconscientebrot a la existencia con angustia.

    La he asustado? dijo Birkin dndole la mano. Pens que me haba odoentrar.

    No minti ella, apenas capaz de hablar.El ri, diciendo que lo senta. Ella se pregunt por qu pareca l divertido. Est tan oscuro dijo l. Encendemos la luz?Y movindose a un lado conect la potente luz elctrica. El aula era ntida y

    dura, un lugar extrao tras la magia suave y difusa que la llenaba antes de venir l.Birkin se volvi con curiosidad para mirar a rsula. Sus ojos eran redondos einterrogativos, desconcertados; su boca temblaba levemente. Pareca una personadespertada de repente. Haba una belleza viva y tierna, como una clida luz de

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    amanecer brillando desde su rostro. El la contempl con un nuevo placer,sintindose alegre en su corazn, irresponsable.

    Estn ustedes estudiando los amentos? pregunt mientras coga unaavellana del pupitre de un alumno situado frente a l. Estn ya tan adelantados?

    No los haba observado este ao.Mir absorto la espiga de avellana en su mano. !Tambin los rojos dijo mirando los destellos que provenan del capullo

    hembra.Camin entonces entre los pupitres para ver los libros de los alumnos. rsulacontempl sus medios movimientos. Haba una fijeza en l que apresuraba lasactividades del corazn de ella. rsula pareca apartada en un silencio detenido,contemplndole mientras se mova en otro mundo concentrado. Su presencia era tanapacible, casi como un vaco en el aire corpreo.

    De repente l levant el rostro hacia ella, y el corazn de rsula se acelerante el eco de su voz.

    Dles algunos lpices de pastel, quiere? dijo l, para que puedan hacerrojas las flores del gineceo y amarillas las andrginas. Yo las pintara sencillamentecon tiza, aadindoles slo el rojo y el amarillo. El contorno apenas importa en estecaso. Slo hay un hecho a destacar.

    No tengo lpices de pastel dijo rsula. Algunos habr en alguna parte... basta encontrar los rojos y amarillos.

    rsula envi a un muchacho a buscarlos. Ensuciar los libros dijo a Birkin, sonrojndose profundamente. No mucho dijo l. Es preciso destacar estas cosas. Lo que debe grabarse

    es el hecho que se desea enfatizar, no la impresin subjetiva. Cul es el hecho?Pequeos estigmas rojos y puntiagudos en la flor hembra, amento amarillo colgantemasculino, polen amarillo volando de uno a otra. Registre pictricamente el hecho,como hace un nio cuando dibuja un rostro: dos ojos, una nariz, boca con dientes...as...

    Y dibuj una figura en la pizarra.En ese momento otra visin apareci a travs de los paneles acristalados de

    la puerta. Era Hermione Roddice. Birkin fue y la abri. Vi tu coche dijo ella. Te importa que haya entrado a buscarte? Me

    gustaba verte aplicado a tu deber.

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    Ella le mir durante largo tiempo, ntima y juguetona, y luego emiti una risitacorta. Slo entonces se volvi hacia rsula, que, con toda la clase, haba estadocontemplando la escenita entre los amantes.

    Qu tal est usted, seorita Brangwen? cant Hermione a su manera

    extraa, musical, que sonaba casi a broma. Le importa que entre?Sus ojos grises, casi sardnicos, permanecan en el nterin sobre rsula,como si la estuviese evaluando.

    Oh, no dijo rsula. Est usted segura? repiti Hermione con completa sangre fra y un

    descaro raro, medio intimidador. Oh, no, me encanta terriblemente ri rsula un poco excitada y sorprendida

    porque Hermione pareca presionarla aproximndose mucho, como si fueran ntimas,y, con todo, cmo podan ser ntimas?

    Esta fue la respuesta que quera Hermione. Se volvi satisfecha hacia Birkin. Qu ests haciendo? cant a su manera casual, inquisitiva. Amentos repuso l. Vaya! dijo ella. Y qu se aprende sobre ellos?Hablaba todo el tiempo de un modo burln y medio insolente, como si

    estuviese tomando a broma todo el asunto. Cogi una ramita del amento, interesadapor la atencin que le dispensaba Birkin.

    Hermione era una figura extraa en la clase, con su vieja capa grande de tela

    verdosa con un dibujo en oro mate. El cuello alto y la parte interior de la capaestaban forrados de piel oscura. Debajo llevaba un vestido de bella tela colorlavanda festoneado en piel, y su sombrero bien encajado estaba hecho de piel y dela tela mate verde y oro. Ella era alta y extraa; pareca salidade algn cuadro nuevo, pintoresco.

    Conoces las pequeas flores rojas de ovario que producen las nueces?Las has observado alguna vez? pregunt l. Y se aproxim, indicndoselas sobrela espiga que ella mantena.

    No repuso ella. Qu son? Son las pequeas flores que producen semillas, los largos amentos slo

    producen el polen que las fertiliza. De modo que as es dijo Hermione mirando de cerca. Las nueces provienen de esos pequeos trocitos rojos, si reciben polen de

    los largos colgantes.

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    Pequeas llamitas rojas, pequeas llamitas rojas murmur Hermione paras. Y durante algunos momentos qued mirando slo los pequeos capullos dedonde salan los destellos rojos de los estigmas.

    Verdad que son hermosos? Me parecen tan hermosos dijo ella

    acercndose a Birkin y apuntando hacia los filamentos rojos con su dedo largo,blanco. Los hablas visto antes alguna vez? pregunt l. No, nunca antes repuso ella. Desde ahora los vers siempre dijo l. Ahora los ver siempre repiti ella. Muchas gracias por ensermelo. Me

    parecen tan hermosas esas llamitas rojas...Su enfrascamiento era extrao, casi rapsdico. Tanto Birkin como rsula

    estaban en suspenso. Las pequeas flores ropas pistiladas tenan alguna atraccinextraa, casi msticoapasionada para ella.

    La leccin termin, los libros fueron apartados y la clase despedida al fin. PeroHermione segua sentada a la mesa con la barbilla en la mano, el codo sobre lamesa y su rostro largo y blanco alzado, sin atender a nada. Birkin se haba ido a laventana y miraba desde el cuarto brillantemente iluminado hacia el exterior gris,descolorido, donde la lluvia caa silenciosamente. rsula se llev sus cosas alarmario.

    Tras algn tiempo, Hermione se levant y se aproxim a ella.

    Su hermana ha vuelto a casa? dijo. S dijo rsula. Le gusta estar de vuelta en Beldover? No dijo rsula.

    No, me asombra que pueda soportarlo. Cuando estoy aqu tengo que usar toda mifuerza para soportar la fealdad de este distrito. Por qu no vienen a verme? Porqu no viene con su hermana a pasar unos das en Breadalby? Hgalo...

    Muchas gracias dijo rsula. Entonces le escribir dijo Hermione. Piensa que vendr su hermana? Me

    alegrara tanto. Pienso que es maravillosa. Pienso que parte de su trabajo esrealmente maravilloso. Tengo dos aves acuticas suyas, esculpidas en madera ypintadas. A lo mejor las conoce?

    No dijo rsula. Pienso que son perfectamente maravillosas... como un relmpago de

    instinto...

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    Sus pequeas tallas son extraas dijo rsula. Perfectamente hermosas... llenas de pasin primitiva... No es sorprendente que le gusten siempre cosas pequeas? Siempre debe

    trabajar con cosas pequeas, cosas que uno puede ponerse en la mano, como

    pjaros o animales minsculos. Le gusta mirar por el lado equivocado de losgemelos y ver as el mundo. Por qu piensa usted que ser as?Hermione mir hacia rsula con esa mirada larga, despegada y espa que

    excitaba a la mujer ms joven. S acab diciendo Hermione. Es curioso. Las cosas pequeas parecen ser

    ms sutiles para ella... Pero no lo son, verdad? Un ratn no es para nada ms sutil que un len,

    verdad?Hermione mir otra vez a rsula con ese largo escrutinio, como si estuviese

    siguiendo alguna lnea propia de pensamientos y apenas atendiese al discurso de laotra.

    No lo s repuso. Rupert, Rupert cant suavemente, atrayndole a ella. El se aproxim en

    silencio. Son ms sutiles las cosas pequeas que las grandes? pregunt ella con

    un extrao gruido de risa en su voz, como si le estuviese tomando el pelo con lapregunta.

    No s dijo l. Odio las sutilezas dijo rsula.Hermione la mir lentamente. Es as? dijo. Siempre pienso que son un signo de debilidad dijo rsula alzada en armas,

    como si estuviese amenazado su prestigio.Hermione no la tom en consideracin. De repente su rostro se arrug, su

    ceo se frunci con pensamiento, pareci retorcida en un dificultoso esfuerzo deexpresin.

    Piensas realmente, Rupert pregunt como si rsula no estuviesepresente, piensas realmente que vale la pena? Piensas realmente que los niosson mejores por haber sido despertados a la conciencia?

    Un relmpago oscuro cruz el rostro de l, una furia silenciosa. Tena lasmejillas hundidas y plidas, su rostro casi no era terrenal. La mujer le perturbabavivamente con una pregunta seria y trascendental.

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    No son despertados a la conciencia dijo l. La conciencia les llega, quieranque no.

    Pero crees que son mejores por verla acelerada, estimulada? No seramejor que permaneciesen inconscientes de la avellana; no sera mejor que la

    conociesen como una totalidad, sin toda esta separacin en partes, todo esteconocimiento? T preferiras no saber que las pequeas flores rojas estn all esperando

    el polen? pregunt speramente l. Su voz era brutal, burlona, cruel.Hermione permaneci con el rostro levantado, abstrado. El qued irritado

    silenciosamente. No lo s repuso balancendose levemente. No lo s. Pero conocer es todo para ti, es toda tu vida interrumpi l.Ella le mir lentamente. Y si lo es? Conocer es tu todo, sa es tu vida... slo tienes eso, este conocimiento

    exclam l. Slo hay un rbol, slo hay un fruto en tu boca.Ella estuvo de nuevo silenciosa por algn tiempo. T crees? acab diciendo con la misma tranquilidad imperturbable. Y

    luego en un tono de interrogacin irnica: Qu fruto, Rupert? La eterna manzana repuso l exasperado, odiando sus propias metforas. S dijo ella.

    Tena aspecto de agotamiento. Hubo silencio durante unos momentos.Entonces, recomponindose con un movimiento convulsivo, Hermione reanud laconversacin con voz cantarina, despreocupada.

    Pero, dejndome aparte, Rupert, piensas que los nios son mejores, msricos y ms felices con todo este conocimiento? Piensas que lo son realmente?Acaso es mejor dejarlos sin tocar, espontneos? Quiz les convendra seranimales, simples animales, rudos, violentos, cualquier cosa antes que estaautoconciencia, esta incapacidad para ser espontneos.

    Ellos pensaron que Hermione haba terminado. Pero con un extrao trueno enla garganta recomenz:

    Quiz sera mejor cualquier cosa que crecer tullidos, tullidos en sus almas,tullidos en sus sentimientos..., tan vueltos hacia atrs..., tan desviados sobre smismos... incapaces... Hermione apret los puos como alguien en un trance decualquier accin espontnea, siempre deliberados, siempre con el peso de laeleccin, nunca arrastrados.

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    De nuevo pensaron que haba terminado. Pero justamente cuando l iba acontestar, ella reanud su extraa rapsodia:

    Nunca arrastrados fuera de s memos, siempre conscientes, siempreazorados, siempre tomndose en cuenta. No es mejor que eso' cualquier cosa?

    Mejorser animales, meros animales sin mente alguna, que esto, esta nada... Pero acaso piensas que es el conocimiento lo que nos hace desvivir y ser

    azorados? pregunt irritado.Ella abri los ojos y le mir lentamente. S dijo. Se detuvo, mirndole mientras tanto con ojos vagos. Luego se pas

    los dedos por el entrecejo con un vago cansancio. Eso irritaba a Birkinamargamente. Es la mente dijo ella, y eso es muerte levant los ojoslentamente hacia l: La mente... prosigui ella con el movimiento convulso de sucuerpo, no es nuestra muerte? No destruye toda nuestra espontaneidad, todosnuestros instintos? Los jvenes que crecen hoy en da, no estn realmente muertosantes de tener una oportunidad de vivir?

    No porque tengan demasiada mente, sino por tener demasiado poca dijo lbrutalmente.

    Ests seguro? exclam ella. A m me parece lo contrario. Son demasiadoconscientes, estn demasiado abrumados hasta la muerte por la conciencia.

    Aprisionados dentro de un grupo limitado y falso de conceptos grit l.

    Pero Hermione no se dio por enterada, continu con su propia interrogacinrapsdica. Cuando tenemos conocimiento, no perdemos todo excepto el

    conocimiento? pregunt patticamente. Si s sobre la flor, no pierdo la flor ytengo slo el conocimiento? No estamos cambiando la sustancia por la sombra?No estamos perdiendo la vida por esta cualidad muerta del conocimiento? Y qusignifica para m despus de todo? Qu significa para m todo este saber? Nosignifica nada.

    Eso son slo palabras dijo l; el conocimiento lo es todo para ti. Hasta tuanimalismo lo quieres en tu cabeza. No quieres ser un animal, quieres observar tuspropias funciones animales, obtener un excitante mental con ellas. Es todopuramente secundario y ms decadente que el ms solapado intelectualismo. Esteamor tuyo por la pasin y los instintos animales, qu es sino la forma peor y ltimadel intelectualismo? Desde luego que deseas con fuerza, pasin e instintos, pero esa travs de tu cabeza, en tu conciencia. Todo acontece en tu cabeza, bajo ese

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    crneo tuyo. Slo que no sers consciente de lo que realmente es: deseas lamentira, casar bien con el resto de tus muebles.

    Hermione se endureci y envenen ante el ataque. rsula qued cubierta deasombro y vergenza. Le asustaba ver cmo se odiaban el uno al otro.

    Todo es ese asunto de la Dama de Chaillot dijo l con su fuerte vozabstracta. Pareca estar cargando contra ella en el aire invisible. Tienes ese espejo,tu propia voluntad fija, tu entendimiento inmortal, tu tirante mundo consciente, y nohay nada ms all. Luego, ante el espejo, debes tener todo. Pero ahora debes llegara todas tus conclusiones, deseas retroceder y ser como un salvaje, sin conocimiento.Deseas una vida de pura sensacin y pasin.

    Dijo satricamente la ltima palabra. Ella qued convulsa de furia y violacin,muda, como una herida pitonisa del orculo griego.

    Pero tu pasin es una mentira sigui violentamente l. No es para nadapasin, es tu voluntad. Es tu arrogante voluntad. Quieres agarrar cosas y tenerlas entu poder. Deseas tener cosas en tu poder. Y por qu? Porque no tienes cuerpo real,porque careces de cualquier cuerpo oscuro y sensual viviente. No tienessensualidad. Para conocer slo tienes tu voluntad y su desprecio por la conciencia, ytu ansia de poder.

    La mir con mezcla de odio y desprecio, sufriendo tambin porque ella sufra,y avergonzado porque saba que estaba torturndola. Sinti el impulso dearrodillarse y suplicar perdn. Pero una amarga y roja rabia se incendiaba en furia

    dentro de l. Perdi conciencia de ella, era slo una voz apasionada hablando. Espontnea! grit. T y la espontaneidad! T, la cosa ms deliberadaque jams anduvo o' se arrastr! Seras muy deliberadamente espontnea..., aseres t. Porque quieres tener todo en tu propia volicin', en tu deliberada concienciavoluntaria. Lo quieres todo en ese espantoso cerebrito tuyo que debiera ser cascadocomo una nuez. Porque sers la misma hasta que acontezca, como un insecto en sucaparazn. Quiz si uno te cascara el crneo podra obtener una mujer espontnea,apasionada, con verdadera sensualidad. Tal como eres, lo que deseas espornografa, mirarte en espejos, contemplar tus desnudas acciones animales enespejos para poderlo tener todo as en tu conciencia, para hacerlo todo mental.

    Haba una sensacin de violacin en el aire, como si se dijese demasiado, loimperdonable. Sin embargo, a rsula slo le preocupaba entonces resolver suspropios problemas a la luz de esas palabras. Estaba plida y abstrada.

    Pero quiere usted realmente sensualidad? pregunt sorprendida, perpleja.Birkin la mir y se concentr en su explicacin.

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    S dijo, eso y nada ms, en este punto. El oscuro ser involuntario es uncumplimiento..., el gran conocimiento oscuro que uno no puede tener en su cabeza.Es la muerte para el yo de uno, pero es el brotar de otro.

    Pero cmo? Cmo puede uno tener conocimiento en otro lugar que la

    cabeza? pregunt ella, bastante incapaz de interpretar sus frases. En la sangre respondi l; cuando la mente y el mundo conocido sonahogados en oscuridad... todo debe desaparecer..., debe venir el Diluvio. Entoncesse encontrar a s misma en un cuerpo palpable de oscuridad, un demonio...

    Pero por qu habra de ser yo un demonio...? pregunt ella. Mujer gimiendo por su demonio amante... cit l; por qu, no lo s.Hermione se incorpor como de una muerte: aniquilacin. Es un satanista tan horrible, verdad? dijo a Ur sula, arrastrando las

    palabras, con una extraa voz resonante que terminaba en una risita aguda de puroridculo. Las dos mujeres se estaban mofando de l, lanzndole con su burla a lanada. La risa estridente, triunfante, de la mujer sonaba desde Hermione mofndosede l como si fuese un neutro.

    No dijo. T eres el verdadero demonio que no permitir a la vida existir.Ella le mir con una mirada larga, lenta, malvola, altiva. Lo sabes todo sobre el asunto, verdad? dijo con burla lenta, fra, astuta. Basta repuso l con rostro de una fijeza aguda y clara como el acero.Una espantosa desesperacin y al mismo tiempo una sensacin de liberacin

    invadieron a Hermione. Se volvi con agradable intimidad hacia rsula. Est segura de que vendr a Breadalby? dijo, urgiendo. S, me gustar mucho repuso rsula.Hermione la mir desde su altura, satisfecha, reflexionando y extraamente

    ausente, como si estuviese poseda y no se encontrara del todo all. Me alegra tanto dijo recobrndose. Como dentro de un par de semanas.

    S? Escribir aqu, a la escuela, puedo?... S. Y seguro que vendr? S. Meencantar. Adis! Adis!

    Hermione tendi su mano y mir a los ojos de la otra mujer. Saba que rsulaera una rival inmediata, y ese conocimiento la alegraba extraamente. Tambinestaba yndose. Siempre le proporcionaba una sensacin de fuerza, de ventaja,estar partiendo y dejar al otro atrs. Por lo dems, se estaba llevando al hombre conella, aunque slo fuese en el odio.

    Birkin qued apartado, fijo e irreal. Pero ahora que le tocaba despedirseempez a hablar de nuevo.

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    Hay toda la diferencia del mundo dijo entre el verdadero ser sensual y ellibertinaje vicioso mentaldeliberado que persigue nuestro lote. Por las nochessiempre tenemos la luz puesta, nos contemplamos, lo metemos todo en la cabezarealmente. Es preciso saltar fuera antes de poder saber qu es realidad sensual,

    saltar hacia la ignorancia y abandonar tu voluntad. Tienes que hacerlo. Tienes queaprender este noser antes de poder entrar en el ser. Pero estamos demasiadopagados de nosotros mismos, en eso consiste. Estamos demasiado pagados denosotros mismos y somos tan poco orgullosos. No tenemos orgullo, somos todovanidad, vanidad en nuestros yos realizados sobre nuestro propio papiermch.Preferiramos morir antes que abandonar nuestra pequea voluntad yoica, farisea yterca.

    Hubo silencio en el cuarto. Ambas mujeres eran hostiles y rencorosas. Elsonaba como si se estuviera diririgiendo a una reunin. Hermione simplemente noatenda, estaba de pie con los hombros tensos en un gesto de desagrado.

    rsula le contemplaba como furtivamente, no del todo consciente de lo queestaba viendo. Haba en l un gran atractivo fsico, una curiosa riqueza escondidaque atravesaba su delgadez y su palidez como otra voz,' transportando otroconocimiento de l. Estaban las curvas de sus cejas y su mandbula, curvas ricas,hermosas, exquisitas, con la poderosa belleza de la vida misma. Ella no poda decirlo que era. Pero haba una sensacin de riqueza y de libertad.

    Pero somos lo bastante sensuales sin necesidad de forzarnos, no es as?

    pregunt volvindose hacia l con cierta risa dorada temblando bajo sus ojosverdosos, como un reto. E inmediatamente la sonrisa rara, descuidada yterriblemente atractiva vino sobre los ojos y las cejas de l, aunque su boca no serelajara.

    No dijo, no es as. Estamos demasiado llenos de nosotros mismos. Con certeza no es un asunto de vanidad exclam ella. Eso y nada ms.Ella estaba francamente desconcertada. No piensa que las gentes se envanecen ante todo de sus poderes

    sensuales? pregunt ella. Por eso no son sensuales, son slo sensibles, lo cual es otro asunto. Las

    gentes son siempre conscientes de s mismas, y tienen tanta vanidad que antes deliberarse y vivir en otro mundo, desde otro centro...

    Querr su t, verdad? dijo Hermione volvindose hacia rsula. Hatrabajado usted todo el da...

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    Birkin se detuvo en seco. Un espasmo de rabia y afliccin recorri a rsula. Elrostro del hombre qued clavado. Y dijo adis como si hubiese dejado de tenerlapresente.

    Se fueron. rsula qued mirando por la puerta durante algunos momentos.

    Apag entonces las luces. Tras haberlo hecho se sent de nuevo en su silln,absorta y perdida. Y entonces empez a llorar, a llorar amarga, amargamente: peronunca supo si de pesar o de goce.

    4. EL SALTADOR

    Transcurri la semana. Llovi el sbado, una suave llovizna que se detena devez en cuando. En uno de los intervalos Gudrun y rsula se fueron a dar un paseohacia Willey Water. La atmsfera era gris y translcida, los pjaros cantabanagudamente sobre las ramas jvenes, la tierra comenzaba a darse prisa en sucrecimiento. Las dos muchachas caminaban raudas, alegremente, debido a la brisasutil de la maana que llenaba la niebla hmeda. Junto a la carretera estabafloreciendo el endrino, blanco y empapado, con sus minsculos granos de mbarardiendo dbilmente en el humo blanco de la flor. Pequeas ramas eranoscuramente luminosas en el aire gris, altos setos brillaban como sombras vivas,

    acercndose, llegando a la creacin. La maana estaba llena de una nuevacreacin.Cuando las hermanas llegaron a Willey Water, el lago yaca todo gris y

    visionario, extendindose en el paisaje hmedo, translcido, de rboles y prado.Haba un zumbido de buenos motores elctricos a distancia, los pjaros se trinabanunos a otros y un misterioso chapoteo llegaba del agua.

    Las dos muchachas se movieron rpidamente por la ribera. Frente a ellas, enun rincn del lago, cerca de la carretera, haba un musgoso embarcadero bajo unnogal, y un pequeo malecn donde estaba atracado un bote que se balanceabacomo una sombra sobre la quieta agua gris bajo mstiles verdes y corrodos. Todoera frondoso con el prximo verano.

    De repente sali corriendo del embarcadero una figura blanca, asustadora ensu rapidsimo trnsito sobre las viejas tablas. Se lanz en un arco blanco por el aire,hubo un estallido del agua y entre las suaves ondas un nadador estaba abrindose

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    al espacio en un centro de leve vaivn. Tena para s todo el otro mundo hmedo yremoto, poda moverse dentro de la pura translucidez del agua gris, increada.

    Gudrun estaba junto al muro de piedra, contemplando. Cmo le envidio dijo en tonos bajos, de deseo.

    Ugh! se estremeci rsula. Tanto fro! S, pero qu bueno, que excelente nadar all!Las hermanas quedaron contemplando cmo progresaba el nadador en el

    espacio gris, hmedo y lleno delagua, pulsando con su propio movimiento pequeo, invasor, abovedado por la brumay bosques oscuros.

    No te gustara ser l? pregunt Gudrun, mirando a rsula. S respondi. Pero no estoy tan segura..., est tan hmedo. No dijo Gudrun de mala manera.Se qued contemplando el movimiento sobre el seno del agua, como

    fascinada. El, tras nadar cierta distancia, se haba dado la vuelta y nadaba deespaldas, mirando desde el agua a las dos muchachas junto al muro. Envuelto en eldbil salpicar del movimiento podan ver su rostro sonrosado y notar que l lascontemplaba.

    Es Gerald Crich dijo rsula. Lo s repuso Gudrun.Y qued inmvil, contemplando el agua que le salpicaba el rostro mientras

    andaba rtmicamente. El las vio desde su elemento separado y qued exultante porsu propia ventaja, su posesin de un mundo para s. Era inmune y perfecto. Leencantaba su propio empuje vigoroso y el violento impulso del agua muy fra contrasus miembros hacindole flotar. Poda ver a las muchachas observndole desdefuera, lejos, y eso le complaca. Levant su brazo desde el agua en un signo haciaellas.

    Est saludando dijo rsula. S replic Gudrun.Le contemplaron. El salud de nuevo con un extrao movimiento de

    reconocimiento a travs de la diferencia. Como un nibelungo ri rsula.Gudrun no dijo nada, se qued sencillamente inmvil mirando el agua.Gerald torci de repente y comenz a alejarse nadando deprisa, con una

    brazada lateral. Estaba solo ahora, solo e inmune en mitad de las aguas que lepertenecan slo a l. Se sinti feliz con su aislamiento en el nuevo elemento, no

  • 7/29/2019 D.H Lawrence-Mujeres Enamoradas

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    inducido y no condicionado. Era feliz empujando con las piernas y todo su cuerpo,sin atadura o conexin en parte alguna, simplemente l mismo en el mundo acutico.

    Gudrun le envidiaba casi dolorosamente. Incluso esa posesin momentneadel puro aislamiento y la fluidez le pareca tan terriblemente deseable que se senta

    como maldita all, sobre el camino. Dios, lo que es ser un hombre! exclam. Qu? exclam rsula sorprendida. La libertad, la autonoma, la movilidad! exclam Gudrun, extraamente

    sonrojada y resplandeciente. Eres un hombre, quieres hacer algo y lo haces. Notienes los mil obstculos que una mujer se encuentra.

    rsula se pregunt qu habra en la mente de Gudrun para ocasionar eseestallido. No poda entender.

    Qu quieres hacer? le pregunt. Nada exclam Gudrun con sequedad. Pero supongamos que quisiera.

    Supongamos que deseara nadar en ese agua. Es imposibl