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¿Educación al servicio de la liberación o de la colonialidad? (Manuel Moncada Fonseca) Ponencia en II ENCUENTRO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE DE EDUCADORES (enlace 2012), San Salvador 19 al 21 de junio ¿Educación al servicio de la liberación o de la colonialidad? [i] 1. REFLEXIONES INICIALES La educación no es tecnología, ni mera instrucción, ni asunto de expertos La educación, por sobre todas las cosas, es un modo de ver el mundo; una forma de relacionarse con él; la manera en que se conciben las relaciones sociales y, por consiguiente, la identificación con unos u otros intereses sociales, con todas las derivaciones que de ello se desprenden, lo que equivale a una identificación político-ideológica dada. Aunque esto se estime cuestionable, lo cierto es que basta señalar que la insistencia en la supuesta condición positivista de la educación, del conocimiento o de la ciencia, cuando desde otra óptica se sostiene lo contrario (la necesidad de una visión crítica de todo ello), lo confirma una y otra vez. Y justamente, cuando se toma a la educación como tecnología o como ciencia pura, se le aleja por completo del mundo que nos envuelve, pletórico de contradicciones en cualquiera de sus esferas, contradicciones que son la base de su desarrollo. Solo que las que tienen lugar en la esfera social, son contradicciones predominantemente antagónicas, cosa que no debe estimarse inexorable. Por ello, verla fuera de este marco, significa colocarla en un plano inexistente, “ideal”, “inocuo” que sirve de base para afirmar su supuesto carácter desideologizado y despolitizado. De ahí que fácilmente se le transforme en un asunto de mera condición técnica, académica o científica; de ahí también que las decisiones que se adoptan en sus instituciones se presenten como ajustadas a consideraciones estrictamente profesionales, objetivas… Empero, basta revisar con atención los documentos rectores de una institución educativa cualquiera y saltarán a la vista su filosofía, visiones de clase y, en general, sus intereses sociales.

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Educacin al servicio de la liberacin o de la colonialidad?(Manuel Moncada Fonseca) Ponencia en II ENCUENTRO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE DE EDUCADORES (enlace 2012), San Salvador 19 al 21 de junio Educacin al servicio de la liberacin o de la colonialidad? [i] 1. REFLEXIONES INICIALES La educacin no es tecnologa, ni mera instruccin, ni asunto de expertos La educacin, por sobre todas las cosas, es un modo de ver el mundo; una forma de relacionarse con l; la manera en que se conciben las relaciones sociales y, por consiguiente, la identificacin con unos u otros intereses sociales, con todas las derivaciones que de ello se desprenden, lo que equivale a una identificacin poltico-ideolgica dada. Aunque esto se estime cuestionable, lo cierto es que basta sealar que la insistencia en la supuesta condicin positivista de la educacin, del conocimiento o de la ciencia, cuando desde otra ptica se sostiene lo contrario (la necesidad de una visin crtica de todo ello), lo confirma una y otra vez. Y justamente, cuando se toma a la educacin como tecnologa o como ciencia pura, se le aleja por completo del mundo que nos envuelve, pletrico de contradicciones en cualquiera de sus esferas, contradicciones que son la base de su desarrollo. Solo que las que tienen lugar en la esfera social, son contradicciones predominantemente antagnicas, cosa que no debe estimarse inexorable. Por ello, verla fuera de este marco, significa colocarla en un plano inexistente, ideal, inocuo que sirve de base para afirmar su supuesto carcter desideologizado y despolitizado. De ah que fcilmente se le transforme en un asunto de mera condicin tcnica, acadmica o cientfica; de ah tambin que las decisiones que se adoptan en sus instituciones se presenten como ajustadas a consideraciones estrictamente profesionales, objetivas Empero, basta revisar con atencin los documentos rectores de una institucin educativa cualquiera y saltarn a la vista su filosofa, visiones de clase y, en general, sus intereses sociales. As las cosas, cuando las instituciones educativas dicen retrotraerse de los conflictos sociales que tienen lugar a escala local o internacional, pese a que, en lo formal, se llamen a s mismas conciencia crtica de la sociedad, consciente o inconscientemente, juegan en la cancha de las fuerzas opresoras a lo interno de una nacin o de las fuerzas que, globalmente, intervienen militarmente pases, destruyendo su medio ambiente, su infraestructura y las vidas de cientos de miles de sus habitantes, arrebatndoles sus recursos y sometindolos por fuerza, hambre, o engao. Pero igual ocurre, cuando sus esquemas de formacin son adoptados o aceptados ciegamente de los que las fuerzas opresoras lanzan como exigencias de nuestros tiempos. Hemos buscado en internet informacin relativa a universidades que, en el mundo, se pronuncian contra la guerra hoy y lo que encontramos tiene que ver, esencialmente, con el ao 2003, cuando Iraq fue intervenido, ocupado, masacrado y saqueado. [ii] Ha habido, nos preguntamos, instituciones educativas que se pronuncien contra las guerras actuales, como la reciente y an sangrante guerra contra Libia; la que se ha venido desatando desde inicios de 2011 contra Siria; la viejamente concebida guerra contra Irn, que servira de puente para atacar a Rusia y a China y, por consiguiente, para desencadenar un holocausto nuclear? No es de preservar la vida sobre nuestro planeta de lo que estamos hablando? Seremos tan idiotas para no comprenderlo as? Como dice Leonardo Boff: "Esta vez no hay un Arca de No, nos salvamos o perecemos todos"[iii] Formalismos intiles

Presuntamente en aras de su desarrollo, en la lnea de desenvolver su quehacer de forma planificada, a las universidades, a sus trabajadores, particularmente a su profesorado, se les somete, en grado creciente, a cargar sobre sus espaldas el llenado de formas de todo tipo que cambian de ao a ao; formas que se bajan de Internet o que conforman parte de los enlatados que el primer mundo les impone. Se trata de formas o procedimientos para cada cosa de la que el docente se ocupa: planificacin y preparacin de clases; formas organizativas de la enseanza; fondo de horas destinado a cada actividad planificada, etc. Se le obliga a especificar de qu modo piensa invertir cada una de las horas destinadas para el desenvolvimiento de un semestre acadmico; las actividades que cada da desplegar a lo largo del mismo; las reuniones que tendr en ese lapso de tiempo; las horas de trabajo independiente que debe asignarle al estudiante; las horas de consulta al mismo, etc. Se quiere, pues, que el profesorado se concentre, ms y ms, en asuntos que lo distraen grandemente de su funcin esencial en el plano de la docencia, la investigacin o la proyeccin social. Adems, se aplican hormas nicas para docentes de disciplinas muy dismiles con lo que las cosas se complican hartamente; porque un formato puede ser ms o menos apropiado para un conjunto dado de asignaturas y resultar inadecuado para otro. As, al cuerpo docente se le coartan sus propias iniciativas; se ve reducida su capacidad para responder a contingencias; para improvisar o modificar, segn las circunstancias presentes, lo que tenga planificado o previsto de antemano. Peor an, con estas prcticas impuestas a la academia, el docente sta lejos de basarse en su propia experiencia para avanzar; de este modo, se ve obligado a adoptar las experiencias ajenas, mismas que, cuando comienzan a enraizarse en su propio quehacer, rpido se ven sustituidas por algo nuevo que tampoco obedece a su experiencia. As las cosas, el instrumento, procedimiento o forma, en grado creciente, se convierte no en medio que contribuya a que el docente se desenvuelva con mayor competencia, sino en fin en s mismo que no conduce a nada, ms que a aparentar avance. En este sentido, concordamos con lo que se lee en una reflexin en la que se sostiene que, en el mundo acadmico, se le da mayor valor y relevancia a los aspectos accidentales que a los esenciales, a los formalismos que a los contenidos.[iv] Supuesto o realidad? A la universidad se le llama conciencia crtica de la sociedad. Pero de dnde viene este supuesto? No es expresin de vanidad mantener semejante aseveracin tan absoluta? Pensamos que, si sabe jugar debidamente su papel, ella se puede convertir en una institucin que coadyuve al desarrollo social notablemente; pero jams puede jugar este papel cuando se niega a ser parte activa de los anhelos y luchas de los pueblos por su emancipacin social; pese a lo consustancial que esto resulta, hoy, con la preservacin del medio ambiente y de la vida en su totalidad. A nuestro parecer, la conciencia crtica de la sociedad ha sido y es, en lo esencial, praxis de los pueblos, tanto en el plano de la cultura, la produccin material y la tica; como en el terreno de la lucha de clases, terreno en grado sumo inaceptable o incomprensible para la academia. No ha sido, pues, asunto de instituciones aisladas, sino de muchos o grandes sectores sociales. Y, en alguna medida, puede serlo de la universidad, pero no creyndose per se conciencia crtica de la sociedad, sino parte de la misma. Mas, debemos sealar crticamente que, en el devenir histrico, el rasgo distintivo predominante de la educacin ha sido su contribucin con la preservacin de la injusticia social. No es reaccin lo que reina en una mayora de las universidades europeas? No han servido stas de modelo a las del llamado Tercer Mundo? No viene de ellas el Plan Bolonia que no pocos por ac quieren seguir? Formacin integral o simple declaracin? Se habla de formacin integral, pero esto no pasa de ser, en muchos casos, ms que una simple declaracin. Debiera decirse que a no pocas universidades del mundo ha dejado de preocuparles la

educacin o formacin de personas. Ahora, no pocas instituciones educativas se afanan, mucho ms, por la instruccin, por ser modernas, que por ser, en verdad, humanistas. Todo porque, siguiendo perversas directrices (como las de Bolonia), han abandonado la generacin, profundizacin, rescate y difusin del conocimiento, ya no digamos del humanismo. De esta suerte, su quehacer est ahora esencialmente orientado a formar seres dctiles, en la medida exacta que el mercado demanda. Por ello, se habla de competencias; de asignaturas instrumentales, procedimentales u operacionales. No pocas cosas, nos vienen as de las metrpolis y no de las experiencias de nuestros pueblos y sus instituciones. Dnde queda, entonces, la autonoma del alma mater? Es solo un asunto respecto a los poderes de una nacin dada, o ello involucra asimismo la preservacin de su identidad tambin respecto a poderes forneos? Se dir, al respecto, que a ella no le conviene aislarse y, por ello, es necesario que siga dictados ajenos a su quehacer y, sobre todo, a su identidad. Hoy se habla cada vez ms de convertir los centros de estudio en empresas y a sus funcionarios en empresarios exitosos, aunque ello no siempre se declare abiertamente. Por tanto, el capitalista y sus mtodos sirven de modelo a seguir. En esa misma lnea de pensamiento, a los pequeos y medianos productores -que nada tienen que ver con ese opresor de nuestro tiempo-, desde rato ha, se les viene llamando empresarios, cuando en realidad son pequeos y medianos productores o, ms exactamente, como Marx les llam, productores directos. De qu utilidad se habla en el mundo universitario? Hoy en da, la utilidad de lo que se hace ocupa un gran espacio en las discusiones de la universidad, ah donde las hay. Ello es, desde luego, algo de suma importancia. Pero ac los sesgos desideologizantes se asoman con mucha fuerza. Cmo entender la utilidad? Sin ir muy lejos, digamos tan solo que se pretende marginar del mundo universitario aquello que no sea inmediata o directamente til o aplicable. Por eso, el desprecio grosero a la filosofa, la historia, las humanidades y la reflexin en general. En el mejor de los casos, ellas se entienden como relleno; como aquello a lo que se le puede dar cierto espacio, mientras llega el momento preciso para barrerlo del mapa. Todo por la negativa a reconocer que ms all de la utilidad inmediata est el sentido real de las cosas que se hacen. Se quiere que los graduados del mundo universitario sean capaces de resolver problemas. Y no hay en ello, en s mismo, nada malo. Pero no es ese el asunto de fondo. Porque un profesional no es un robot, ni una suerte de computadora a la que se le pueda programar para resolver, de inmediato, asuntos que, en grado creciente, abruman a hogares, comunidades diversas, pases enteros, continentes y a la humanidad en su conjunto. Da a da, todo oficio, como el de agricultor, obrero, artesano, carpintero, fontanero, cocinero, taxista, mecnico, requiere de habilidades, destrezas, competencias, conocimientos instrumentales o procedimentales. Pero quin resuelve con simples procedimientos, operaciones o instrumentos de trabajo, por sofisticados que sean, los grandes problemas que hoy agobian a las comunidades, a las sociedades y a la humanidad en su conjunto? Qu operaciones, procesos o instrumentos pueden eliminar el azote del hambre que agobia a ms de mil millones de personas en el mundo, pese a que el desarrollo cientfico-tcnico, as como el potencial productivo alcanzado, pueden hacer posible la alimentacin de, aproximadamente, el doble de la poblacin actual de la tierra? Cmo evitar que enfermedades curables afecten y maten a millones de seres humanos en el orbe? O desterrar, de una sola vez, las guerras, vueltas una gran plaga que amenaza a cada vez ms naciones del mundo, y destruye, en grado creciente, el medio ambiente? Cuntas personas conocen que Estados Unidos, en agosto de 1945, bombarde atmicamente

Hiroshima y Nagasaki, ciudades de Japn; sin que hasta la fecha esta gran potencia haya reconocido que ello se constituy en el acto terrorista ms grande y brutal hasta ahora registrado; y sin que la misma haya dado muestra alguna de renunciar a semejante prctica? Se puede evitar que ello ocurra nuevamente mediante simple aplicacin de conocimientos? No ha habido cientficos que se han prestado a estos macabros juegos de guerra del Pentgono, o a los de transnacionales como la Monsanto? Fidel Castro, citado por Pascual Serrano, sobre el asunto atmico anota: El poder de las armas nucleares existentes hoy es 450 mil veces el de la bomba atmica de Hiroshima, []. Nos dicen que debemos ser optimistas porque la reduccin de armamento nuclear plantea el objetivo de que existan solo cuatro mil 500 armas nucleares, pero bastaran cien para acabar con el planeta.[v] Prosigamos. Se puede por simples mtodos profesionales, evitar el calentamiento global o el descongelamiento de polos y glaciares? No es ello corolario de la cultura consumista, productivista y guerrerista que el capital le impone al orbe? Cabe superar esto dentro de lmites estrictamente cientficos? O en los marcos de la civilizacin occidental? No estamos acaso ante algo que requiere de la conjuncin de voluntades populares, de estadistas comprometidos en verdad con sus naciones y de diversas fuerzas mundiales (como las que abogan por la paz y la preservacin del medio ambiente), para hacerle frente a los designios del capital antes que sea demasiado tarde? No va esto ms all de lo inmediatamente til y concierne ms bien a la voluntad poltica, profesional, religiosa o simplemente humana para salvarnos a nosotros mismos y a todo lo vivo que habita en nuestro planeta? Cmo puede el mundo universitario creer, por ejemplo, que el imperio capitalista, en verdad, se preocupa por el desarrollo de las naciones empobrecidas, es decir, por aquellas que, desde fines del siglo XV, han sido sometidas, como lo siguen siendo hoy, a brutales procesos de saqueo y rapia que las volvieron y las mantienen tales? Se piensa que el subdesarrollo de buena parte de la humanidad deriva de la presunta actitud negativa de parte de los pueblos que lo soportan; de su supuesta carencia de espritu de superacin; del irrespeto al derecho de los dems y de la falta de esfuerzo laboral que les endosan; obviando que en ello interviene de modo decisivo la explotacin del hombre por el hombre; el saqueo de las naciones y la imposicin de polticas globales que, justamente, crean los abismos de desigualdad en el mundo? Quin puede inocentemente plantear que el FMI, el BM, el BID y otros grandes instrumentos de ese injusto, peligroso e inhumano sistema imperial puedan, de cierto, tener genuino inters para contribuir al aseguramiento de un destino digno y seguro para los pueblos? Se puede creer que haya, entre las autoridades universitarias, quienes piensen honestamente que sea posible sacarle provecho a estos instrumentos de la esclavitud moderna, sin que antes sean ellos los del mayor o nico rdito, aunque ste no sea forzosamente material sino ideolgico? Cmo puede el mundo universitario pecar de ingenuo creyendo que la inversin en educacin en pases empobrecidos, proveniente de naciones imperialistas, sea desinteresada o inocua? No debe apostarse, desde luego, al aislamiento de la academia; sino a la preservacin de su autonoma e identidad ante las pretensiones de su absorcin por parte del imperio. Lamentablemente, ello se est perdiendo de forma acelerada. Sino preguntmonos: Por qu se reduce cada vez ms el espacio de la formacin humanista e integral en el medio universitario? No es, acaso, para restarle toda fuerza a la reflexin sostenida sobre lo que hoy afecta al ser humano en su conjunto, como su desaparicin inminente, sino es capaz de frenar el despilfarro de los recursos naturales, el envenenamiento creciente del medio ambiente y las guerras? Dejando al lado los prejuicios ideolgicos que suelen atenazarlo, el mundo universitario debe dejar de cruzarse de brazos ante el hecho, permanentemente lacerante, de unas cuantas transnacionales imponindole al mundo lo que debe pensar, hacer, comer, etc. Debe, consecuentemente, cuestionar el

inmenso saqueo que las metrpolis modernas practican contra la inmensa mayora de los pueblos del mundo.[vi] Realizar eventos sin darles trascendencia o hacerlos por hacerlos Empero, empeada en muchos casos en seguir los pasos del mercado, la academia parece, en lo esencial, obsesionada por hacer las cosas contra lo que conviene a las personas, pueblos y naciones, por ms que sostenga lo contrario; o bien, en hacerlas por hacerlas que, a la postre, se traduce en lo mismo. Ilustremos esto ltimo con dos eventos educativos de fines de 2011 realizados en Nicaragua. En ambos apreciamos un enfoque de naturaleza crtica, por ejemplo, respecto al modelo acadmico basado en competencias. Sin duda, ello estuvo muy bien. El problema radic en que, como suele ocurrir tras la culminacin de eventos semejantes, sus contenidos no se multiplicaron en el plano local, ni pareci haber mayor inters por proceder en tal sentido. De esta suerte, tras dichos eventos no hubo un debate sostenido, profundo, masivo y serio, que catapultara una accin en las instituciones educativas que se opusiera decididamente a los enlatados eurocntricos que, casi por doquier, dentro y fuera del mbito local, se han apropiado del quehacer que ellas despliegan. Algo ilustrativo relativo al formalismo de lo que hacemos, es lo que se nos dijo hace poco; a saber, que no debemos preocuparnos por los enlatados acadmicos, porque todo lo que tenemos en nuestras naciones viene de Europa y que lo importante es que nos apropiemos de ello adaptndolo a nuestra realidad. Seguramente, nuestra condicin de subdesarrollados "debe" obedecer a razones muy distintas al dominio forneo impuesto a Nuestra Amrica desde fines del siglo XV y preservado hasta el presente. Por lo mismo, est de ms hablar de conquistar en ella una Segunda y Definitiva Independencia. En adelante, habr, pues, que bendecir a las transnacionales, la OTAN, su saqueo, amenazas y guerras. No viene todo ello, acaso, precedido por sus conceptos y preceptos engaosos que funcionan como caballos de Troya?[vii] 2. EL PAPEL DE LA EDUCACIN EN EL DESARROLLO SOCIAL Quisiramos, siguiendo el hilo de nuestra exposicin, referirnos a uno de los mayores equvocos al que hoy se aferra con fuerza la academia, a saber, el de estimarse a s misma el eje vertebrador del desarrollo social. A este equvoco, antepongamos los siguientes argumentos: Primero, lo que ha sido corroborado innumerables veces a lo largo de la historia, a saber, como dicen Marx y Engels: para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas ms. El primer hecho histrico es, por consiguiente, la produccin de los medios indispensables para la satisfaccin de estas necesidades, es decir, la produccin de la vida material misma[viii] Frente a ese mismo planteo que coloca a la educacin, por s misma, como motor del desarrollo social, sostenemos que, de esa forma, se niega rotundamente el papel de las masas en la historia, al desconocerse a millones de millones de seres humanos que, desde todos los tiempos, sin nfulas, con generosidad y sin nimos de estimarse propietarios (privados o intelectuales), nos brindan algo ms que conocimientos, saberes y tecnologas: los alimentos que nos mantienen vivos, las casas que habitamos, las ciudades con sus calles, luminarias, carreteras, centros de diversin, recreacin y educacin, hospitales y clnicas; as como fbricas, comercios, mansiones y rascacielos de los que se apropian, en el mundo del capital, los que viven del esfuerzo ajeno, pero que se llaman a s mismos productores, y no en correspondencia con lo que realmente son: empresarios, opresores o esclavistas modernos. Adems, aadimos, con la riqueza que generan esos seres, se hace posible la existencia de las distintas expresiones de educacin formal o informal existentes, local e internacionalmente. Si admitimos que la educacin formal es lo ms importante para el progreso, aduciendo como prueba los pases desarrollados, debe suponerse que ella es el soporte del desarrollo del Norte y que su bajo nivel de avance es la base del subdesarrollo de los pases proletarizados. Sin embargo, numerosos

datos dan cuenta de que lo que coloca al Norte en un plano desarrollado o moderno no es la educacin en s misma, sino el saqueo, el intercambio desigual y los rentabilsimos negocios de la guerra, el narcotrfico y la destruccin de pases, para luego simular su reconstruccin a costa de su poblacin y sus recursos. Esto hace al Norte desarrollado o moderno y al Sur, subdesarrollado. No hay, as, modernidad sin colonialidad; ellas son las caras del capitalismo; por eso, no hay enriquecimiento sin empobrecimiento; progreso sin atraso. El Norte vive esencialmente del Sur. La explotacin transnacional a los pases proletarizados Un dato de octubre de 2011, proporcionado por Amigos de la Tierra, da cuenta de que los excesivos niveles de consumo de Europa, as como su voraz demanda de carne o derivados animales, madera y otros productos, demandan gran cantidad de superficie de tierra para producirse, cuyo corolario es un uso de tierra que se estima entre los ms altos del mundo. Este continente, anualmente, monopoliza 640 millones de hectreas de tierra, lo que supera en 1,5 veces su propia superficie. La media de consumo por europeo es de 1,3 hectreas per capita, en China y la India es menos de 0,4 hectreas . Europa importa un 60% de la tierra; lo que quiere decir que hace uso de una superficie ajena que supera 10 veces el tamao de Alemania. Esta nacin, Reino Unido, Italia, Francia, Pases Bajos y Espaa son los mayores consumidores de tierra del mundo.[ix] Los autores Lilliam Gmez lvarez y Alejandro Henao Salazar expresan que, entre las denuncias que se hacen contra las transnacionales se seala la existencia de la Bveda Global de Semillas de Svalbard, con capacidad para almacenar 4,5 millones de muestras de diferentes semillas, con un contenido promedio de 500 semillas por cada una de las muestras. Adems, se guardan ms de 7000 especies de plantas, usadas histricamente en la dieta humana. Patrocinan esta iniciativa el Gobierno Noruego y The Global Crop Diversity Trust (en parte conformado por Rockefeller Foundation, Monsanto y Syngenta). Esta iniciativa, aunque aparente altruismo, concluyen los autores, pone en juego la soberana alimentaria y cultural de la humanidad, puesto que ello hace posible que dichas semillas sean clonadas, genticamente modificadas y patentadas, lo que puede llevar a la apropiacin de los futuros alimentos del mundo, por parte de sus patrocinadores.[x] Y respecto a la ayuda que el Primer Mundo proporciona al mundo proletarizado o empobrecido, Ernesto Carmona nos pone al tanto de que un informe de Oxfam, del 10 de febrero de 2011, seala que miles de millones de dlares destinados a proporcionar ayuda internacional y que hubieran podido contribuir a transformar la vida de mucha gente en determinados pases de los ms pobres del mundo, se gastaron en proyectos insostenibles, costosos y peligrosos, puesto que gobiernos de pases ricos utilizan su ayuda internacional para apoyar su propia poltica exterior y alcanzar objetivos militares y de seguridad a corto plazo. [xi] Un ejemplo macabro de lo que han significado las bondades de los pases enriquecidos para los pases que ellos mantienen empobrecidos con sus polticas y sus acciones de saqueo y destruccin, lo constituye, por citar algo relativo a la cultura, la destruccin de la educacin universitaria de Iraq, que se expres, igualmente, como lo anota Hugh Gusterson, en el asesinato de muchos de sus ms prestigiosos catedrticos. De la Biblioteca Central de al-Awqf, que contena 45.000 libros y unos 6.000 documentos otomanos, tras verse su edificio sometido a fuego en abril de 2003, se salvaron solo 5.250 libros y una coleccin de Coranes, pero todo lo dems fue arrasado por el fuego. Una suerte semejante tuvo la biblioteca de la Facultad de Arte de la Universidad de Bagdad, la biblioteca de la Universidad de Basora y la Biblioteca Pblica Central de esta ciudad. Fernando Bez, director de la Biblioteca Nacional de Venezuela, citado por Gusterson, afirma que en Iraq se han destruido, perdido o robado un milln de libros y diez millones de documentos excepcionales.[xii] No hay as nada de cierto en que el conocimiento sea la fuente fundamental de la acumulacin de capital. Por el contrario, el dominio que a partir de distintos mecanismos el Primer Mundo impone al Tercero es el fundamento para explicar que aqul posea cada vez ms capitales acumulados.

Buscando cmo perpetuar el saqueo de las naciones, las fuerzas ms agresivas del capital internacional y de la OTAN, su brazo armado, tienen a la humanidad al borde de una tercera guerra mundial, que solo podra ser la ltima, asunto que parece estar fuera de la reflexin de la mayor parte del mundo educativo. En relacin con ello, Fidel Castro sigue advirtiendo: todos, sin excepcin, estamos en la obligacin de crear conciencia sobre los riesgos que la humanidad est corriendo de forma inexorable, hacia una catstrofe definitiva y total como consecuencia de las decisiones irresponsables de polticos a quienes el azar, ms que el talento o el mrito, puso en sus manos el destino de la humanidad.[xiii] Un criterio muy revelador sobre el papel de la educacin Volviendo al asunto que estamos tratando, es revelador lo que seala un documento intitulado La educacin como factor de desarrollo, presentado en la V Conferencia Iberoamericana de Educacin, realizada en Buenos Aires, Argentina, en septiembre de 1995.[xiv] En l, se reconoce que la relacin entre educacin y desarrollo es compleja y se ve afectada por muchos factores, tanto endgenos como exgenos. Ms importante an es que en l se admita: Su importancia [la de la educacin] no se ha podido verificar ni medir con exactitud, pero [...] existe un notable grado de acuerdo en resaltar [...] que [...] [ella] es condicin indispensable, aunque no suficiente, para el desarrollo econmico, social y cultural. A rengln seguido se lee: En consecuencia [...] cuando existe una estructura social que permite la movilidad ascendente y un contexto econmico favorable, la educacin produce un capital humano[xv]ms rico y variado y reduce las desigualdades sociales, endmicas en los pases no desarrollados. Una poltica educativa puede, por lo tanto, convertirse en fuerza impulsora del desarrollo econmico y social cuando forma parte de una poltica general de desarrollo y cuando ambas son puestas en prctica en un marco nacional e internacional propicio.Sin estas premisas, la educacin no puede ni podr jugar un rol preponderante para el desarrollo de las naciones. Con base en lo expresado, es fcil percibir que no hay nada que se parezca a una educacin que, por s misma, acte como elemento de primer orden para alcanzar el desarrollo social en funcin de la sociedad en general. Lo planteado coincide con la crtica al eufemismo de la sociedad del conocimiento: la reproduccin y expansin del modelo capitalista neoliberal derrochador, hiperconsumista -escribe Ismael Clark-, parece confirmar ms all de toda duda que, bajo sus premisas, el conocimiento no se multiplica como bien pblico, sino como fuente de competitividad, de apropiacin cada vez ms privada, corporativa, a la cual slo puede tener acceso una fraccin cada vez ms pequea pero con ms solvencia, de la sociedad.[xvi] Manuel Freytas sostiene que quien tenga inters en investigar los sistemas y procesos econmicos productivos de las potencias centrales y de los pases perifricos, podr comprobar que, en todo el mundo, los recursos naturales y los sistemas de produccin y de comercializacin se encuentran hegemonizados por no ms de 200 bancos y corporaciones empresarias transnacionales cuyas casas centrales se encuentran en EEUU o Europa.[xvii] Los programas educativos en s mismos no resuelven nada Entre las consecuencias que este orden de cosas encierra, se encuentra el fenmeno de la niez abandonada. Importa, pues, traer a colacin un criterio que tambin arroja luces contra el supuesto de que la educacin lo resuelve todo. Hablando justamente de programas educativos para nios de la calle, bajo el supuesto de que son la panacea para superar este terrible flagelo de la niez abandonada a su suerte, Marcelo Colussi se formula con toda propiedad: [] aquello de que carecen es slo educativo? Su cambio existencial pasa por ensearles un nuevo estilo de vida? Y ms adelante expresa tajante: [] curiosamente es ms probable que no abandonen la calle. Pareciera que el saber no garantiza nuevas actitudes. Finalmente, el autor sintetiza el drama acusado de esta forma:Psicolgicamente un nio de la calle es

sobre todo un nio que sobra; un nio no deseado, cuyos padres viven bajo condicionesde pobreza, sometidos por tanto a la lucha por la sobrevivencia; siendo frecuente que sean alcohlicos, sin tiempo para cuidarlo y amarlo. Un nio as, muchas veces, ni siquiera ha sido inscrito legalmente; lo que equivale a declarar que no existe como ciudadano. La vida dura que soporta como los casos de abuso sexual y de violencia fsica, as como otras experiencias amargas, lo hace sentirse que est lejos de ser lo fundamental en el hogar, mismo que lo marca como que est de ms. Y qu le puede esperar a alguien que se le dice que sobra?[xviii] El saber, la ilustracin, el conocimiento, la educacin en s misma, no bastan, pues, para transformar la realidad. 3. EDUCACIN DEBE SER PARTE DE LA BATALLA DE LAS IDEAS Si busca contribuir efectiva e indiscutiblemente con el desarrollo social, la educacin debe ser parte inseparable de las fuerzas que, en el mundo y en las naciones que lo componen, libran una decisiva batalla de las ideas contra la basura ideolgica que hoy el sistema globalizado de libre empresa vomita contra la humanidad para preservarse como dominio eterno sobre ella. Cmo explicar con simplismo el desarrollo y el subdesarrollo? Entre las ideas que difunden los partidarios abiertos o solapados del capitalismo, se destaca, por ejemplo, aquella que sostiene que la riqueza del Primer Mundo se debe al ingenio, laboriosidad y espritu emprendedor de sus habitantes; como contraparte, se asevera, que el Tercer Mundo se caracteriza por la carencia de actitudes positivas. No somos subdesarrollados porque a nuestro pas le falten riquezas naturales o porque la naturaleza haya sido cruel con nosotros. Simplemente somos pobres por Nuestra Actitud, sostiene con gran simplismo un autor annimo.[xix] Y enumera lo que, a su entender, son las grandes carencias del Tercer Mundo: la tica como principio bsico, el orden y la limpieza, la integridad, la puntualidad, la responsabilidad, el deseo de superacin, el respeto a las leyes y los reglamentos, el respeto por el derecho de los dems, el amor al trabajo, el esfuerzo por la economa y el emprendimiento. En concreto, segn el promotor de esta idea, la falta de tica del Tercer Mundo explica su subdesarrollo y, viceversa, la ejemplar actitud tica del Primer Mundo da cuenta de su gran desarrollo, poniendo de ejemplo de ello a Suiza. Empero, como acusa Sbastien Guex[xx], Suiza es un pas tan imperialista como Estados Unidos o Inglaterra porque, aunquenunca ha tenido colonias, su burguesa industrial y bancaria, desde hace mucho, para avanzar se ha escudado tanto detrs de su neutralidad poltica, como tras las grandes potencias imperialistas; lo hace, igualmente, recurriendo a su poltica humanitaria ejercida por medio de la Cruz Roja, las buenas obras, la filantropa, as como a un discurso que le permite presentarse como un estado pequeo, dbil e inofensivo. Dado que su gran burguesa industrial y bancaria no ha podido depender del triunfo militar, Suiza se convirti en maestra en el arte de aprovecharse de las contradicciones inter imperialistas. As, ha logrado, prosigue el mismo autor, que sus multinacionales pertenezcan a las poqusimas sociedades que ejercen dominio global en una serie de ramas, tales como las tecnologas de la energa y la automatizacin (ABB: primera o segunda mundial), cemento y materiales de construccin (Holcim: primera), productos alimenticios (Nestl: primera), relojera (Swatch: primera), agro-industria (Syngenta: segunda o tercera) y seguros (Swiss Re: primera). Contra la deliberada metamorfosis de los conceptos Entre las mltiples herramientas que el capital utiliza en su perenne afn de lograr que las cosas se definan en su propio provecho, est la de presentar los conceptos con contenidos metamorfoseados. As ocurre, por ejemplo, con los conceptos prctico, emprendedor y competente, devenidos

respectivamente en pragmtico, empresario y competitivo. Delimitemos lo campos: A nuestro parecer, ser prctico significa actuar en correspondencia con las circunstancias y posibilidades que rodean el quehacer humano, sin dejarse arrastrar por principismos ni por dogmas de ningn tipo, y sin faltar a los preceptos ticos ms aceptados por los pueblos. Por el contrario, ser pragmtico significa sacar el mximo provecho personal posible que permitan las circunstancias, sin reparar para nada en las consecuencias futuras que sus acciones puedan implicar para la sociedad o la humanidad en su conjunto; sin que, por ende, preocupe para nada la violacin de los principios ticos o morales, cualesquiera que stos sean. Ello constituye un eptome del valor supremo de la filosofa capitalista: la acumulacin y la conservacin ilimitada de bienes como seala Gerardo Bianchetti- [] independientemente de los efectos que pueda tener sobre la naturaleza y el hombre. [xxi] Es curioso -escriba la ex diputada chilena Laura Rodrguez- cmo ahora se dignifica esa palabra que en otras pocas se llam oportunismo. Hoy ya no hay oportunistas sino pragmticos. [xxii]Aclaramos no obstante, que hay personas de izquierda que usan el concepto acusado como sinnimo de ser prctico, asunto que en todo caso, nos parece equivocado. Ser emprendedor significa actuar con iniciativa, imaginacin, arrojo y determinacin; ser empresario en el mundo capitalista significa ser parte inseparable de los opresores modernos. Sin embargo, ser emprendedor va mucho ms all de ser empresario. Por ello, es deseable que en la sociedad aumente exponencialmente la gente emprendedora, mas no as la opresin empresarial que, por el contrario, debe ser eliminada. Competencia no es forzosamente competitividad Fuera de lo que atae al deporte y a las cosas del mercado, la competencia se refiere a la facultad para hacer algo con la debida calidad; a la capacidad para desenvolverse en determinado campo del quehacer humano, o bien a las facultades que una persona tiene asignadas para desempear sus funciones. La competitividad, en cambio, enfrenta a las personas, naciones, regiones y continentes entre s; convierte al otro o a los otros en adversarios o enemigos a los que hay que desplazar o eliminar; empuja a quien la abraza a recurrir a cualquier medio para alcanzar sus propsitos; invita a actuar sin moral ni tica de por medio, aunque en lo formal se admita su necesidad. Las guerras mundiales son la expresin ms cruda de la competitividad y, dgase ms, las amenazas yanqui-europeas de bombardear atmicamente a quien se aparte de los designios imperiales es tambin expresin de esa perversidad que se pinta como valor supremo del individuo y la sociedad. La competitividad no incluye, excluye; no une, desune. Una de sus consecuencias es la fragmentacin de los procesos econmicos y sociales de una nacin en aras de someterlos a la demanda de los mercados ampliados. Vinculado estrechamente con lo anterior, anota Gerardo Bianchetti, se promueven comportamientos que se basan en la prctica de los derechos individuales contraponindolos a los derechos colectivos.[xxiii] Mediante la cultura de la competitividad, se pretende que el rol del Estado, sindicatos, escuelas, universidades, ciudades etc., se reduzca a generar el entorno propicio para que las empresas puedan llegar a ser o se mantengan competitivas en el marco de la globalizacin planetaria. Y el tan pregonado principio de la excelencia, dentro de los marcos de esa misma ideologa, significa rendirle culto al mejor, al ms competitivo, desde una estricta rentabilidad econmica.[xxiv] La competitividad es lo nico valedero para la empresa privada; ella expresa mejor que nada la esencia misma del funcionamiento del sistema capitalista. Para ste, pues, no existen ni la complementariedad, ni la solidaridad. Ms an, el mundo capitalista globalizado, al unificar mercados mundiales de mano de obra y al pulverizar derechos sociales y puestos de trabajo, empuja a la clase obrera de unos pases a competir contra la de otros, por condiciones laborales y salariales y, en general, pone a competir a unos

individuos contra otros[xxv] lo que incluye a los centros educativos de distinto nivel. Con toda razn, Juan Vela Valds, ex Ministro de la Educacin Superior de Cuba, en el discurso con el que se inaugur el VI Congreso Internacional de Educacin Superior Universidad 2008, hablaba entonces de que no nos llevarn a salvar a la Humanidad ni la competitividad desmedida, ni el lujo, ni el culto al individualismo.[xxvi] Cabe la competitividad en una educacin emancipadora? El neoliberalismo a todo le imprime sentido utilitarista, pragmtico y competitivo; hace pasar a la competencia de medio a fin en s mismo, volvindola as competitividad. Por ello, lo que no se ajuste a estos parmetros de calidad, es desechado, excluido y marginado, se trate de procesos, cosas o personas. Pero a partir de esta visin de la realidad -que adoptan en mayor o menor medida no pocos educadores y hasta elementos de izquierda-, por ms que se pregone lo contrario, la tica, la justicia y la igualdad, se vuelven asuntos meramente formales, sin mayor trascendencia, aunque todo esto aparezca en un sinnmero de planes y formatos de diversa ndole. De esta suerte, el concepto competitividad se ha asumido con mucho encanto y hasta, aparentemente, con mucha conviccin. En el mundo acadmico este concepto tiene sus derivados: el profesional competitivo, el acadmico competitivo y, peor an, el educador competitivo. El colmo es que haya revolucionarios deseosos de pertenecer a este campo Preguntmonos entonces: Cmo educar con sentido emancipador o, al menos, progresista, si por encima de la solidaridad entre los hombres, pueblos y naciones y de la necesaria complementariedad en el intercambio entre los pases, regiones y continentes, se coloca en primer plano la competitividad, justamente, aquello que asumen como elemento primordial del mundo capitalista, sus idelogos, sus mercados y sus instituciones en general? No es acaso la prdica ms efectiva del individualismo, como valor entre valores de la civilizacin occidental, lo que se esconde detrs del concepto competitividad? Puede la humanidad adoptar este valor que, alimentando el individualismo a ultranza, slo genera y puede generar divisin, discordia y antagonismo entre los pueblos, naciones y personas que la constituyen? Se pueden cifrar esperanzas en que la competitividad conduzca a las naciones a integrarse solidaria y complementariamente como estrategia de principio para alcanzar un desarrollo armnico y proporcional entre las mismas? Se puede esperar acaso que la copia de conceptos del capitalismo permita alcanzar el desarrollo integral de las naciones? Es que el capitalismo ha logrado o puede lograr un desarrollo integral que beneficie a toda la humanidad? No ha dado muestras fehacientes de todo lo contrario? Se puede soar con una definicin de competitividad sustancialmente distinta de la que, desde siempre, trasnacionales, mercados globales, empresas y empresarios lanzan al ruedo y ponen en prctica? De poderse, se puede. Pero con ello no se llega a parte alguna, porque la comprensin aplastantemente dominante del concepto en cuestin no es la que ingenuamente se tenga o se pueda tener desde la izquierda, la profesin o la academia progresistas, sino la que ha impuesto la esclavitud asalariada. La supervivencia del ms competitivo Puede sorprendernos que un usuario de la red preguntara Qu es ciudadano competitivo? y que la mejor repuesta elegida por el mismo fuera sta?: Pues [] se llama as al empleado que no duda en traicionar a sus compaeros en beneficio suyo o de empresa o lugar donde presta sus servicios, principalmente yupis sin escrpulos al servicio del capital, es decir una joya que no te puedes fiar de l porque los empresarios lo quieren as y los utilizan con el nombre de competitivo para que muerdan

el anzuelo y luego no sientan remordimientos [], no tiene amigos, solo los que les interesa por razones de ganar y subir, venden y sacrifican la amistad y hasta su familia con el fin de hacer a la empresa ms grande y ellos ms importantes.[xxvii] Pero si el planteo arriba hecho puede objetarse a partir de su condicin no acadmica, as como de los prejuicios que asoman siempre en estos casos, conozcamos la opinin que, al respecto del trmino en cuestin, acota una persona que s la tiene, se trata de Joel Sangronis Padrn, profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Mara Baralt (UNERMB) de Venezuela[xxviii]: Una de las grandes trampas en que est inmerso el ser humano desde su mismo nacimiento, escribe, es la competitividad y la acumulacin tanto de cosas como de logros materiales como nico modo de alcanzar la felicidad y la plena realizacin personal. Familia, escuela, juegos, medios de comunicacin, normas sociales y metas que el neoliberalismo impone, empujan a las personas a una carrera interminable por poseer, acumular, competir y sobresalir a todo lo largo de su existencia. Todo porque se llama a ignorar el placer de hacer los cosas por el simple gusto de realizarlas. En la misma lnea, valores como la solidaridad y la cooperacin se consideran y etiquetan como obstculos que estorban o impiden ser alguien, porque para lograr esto ltimo no importan para nada los medios utilizados. De esta suerte, el corolario del individualismo y la competitividad es generar a costa de muchos, un slo triunfador. La existencia se vuelve as una carrera destinada a la adquisicin de cosas; a tener ms que los hermanos, amigos, compaeros de trabajo o estudio, vecinos. Por ende, a los otros y otras se les estima rivales, reales o potenciales, competidores que deben ser desplazados. Para el sistema imperante, pobreza, miseria y exclusin son problemas ticos, atribuibles a cada individuo, sin referencia alguna a las condiciones materiales de existencia ni a las relaciones sociales de produccin. La sombra del darwinismo social subyace escribe el mismo autor- en este tipo de interpretaciones. Slo hara falta modificar el trmino supervivencia del ms apto por el trmino supervivencia del ms competitivo. Y prosigue: buena parte del cuerpo docente de nuestras academias, hipnotizado y cretinizado por la prdica neoliberal, insiste en levantar las banderas de la competitividad y el productivismo como panaceas al subdesarrollo. Ante todo esto, concluye que la tarea del educador consiste en desacreditar el mito de la competitividad, tarea harto difcil por cuanto implica enfrentarse a una de las columnas donde se asienta el actual modelo civilizacional, pero que debe ser asumida cuanto antes por todos los que creemos y luchamos por una sociedad y un mundo distintos.[xxix] A propsito del darwinismo social, se sostiene que se trata de la concepcin del mundo y del punto de sustentacin de toda una cultura poltica y econmica, a travs de la cual se opera la naturalizacin y socializacin de la dogmtica empresarial capitalista en la ciencia, la filosofa, el sentido comn, la religin y el folklore. As, puede verse, leemos, que la cultura organizacional ha venido adquiriendo un conjunto de valores tales como: excelencia, liderazgo, calidad, eficacia, etc., que aunque originalmente propios de las actividades productivas y su reingeniera, van ocupando cada vez mayores espacios en el sistema social.[xxx] La brutalidad competitiva de los reality show Una clara muestra de las terribles repercusiones sociales que tiene la competencia exacerbada que la globalizacin neoliberal promueve son los reality show, los que clasificando a los participantes en exitosos y descartables e hiriendo brutalmente la autoestima de los segundos, han empujado al suicidio a un nmero cada vez mayor de ellos. Se habla, por ejemplo, de Paula Goodspeed, una concursante mentalmente frgil que tras ser despiadadamente rechazada por Simon Cowell en American Idol, se suicid en un auto que se encontraba estacionado frente a la casa de Paula Abdul en Los ngeles, jurado del mismo programa.[xxxi] En Japn, entre las causas sealadas como generadoras de que esta nacin se cuente entra las 10 que

detentan el liderazgo mundial en el nmero de suicidios, se afirma que, en el caso de los jvenes, ello ocurre tras la suspensin de un examen muy importante en la universidad; normalmente, se trata del examen que se hace antes de entrar en ella; sucede cuando no se realiza lo que cada uno debera de hacer. Todo esto se resume usando el concepto presin social, con el cual se acostumbra describir la situacin en esta nacin del Lejano Oriente.[xxxii] En un plano diametralmente opuesto, como demuestra un estudio presentado el 4 de julio de 2009 por la New Economics Foundation (NEF), con sede en Londres, mismo que se bas en datos de 143 pases que representan el 99 por ciento de la poblacin mundial, la situacin de un pas que no se somete a las reglas de las transnacionales y donde el estado busca siempre satisfacer las necesidades ms sentidas de la poblacin, conduce a que sta alcance mayores niveles de felicidad. Los parmetros a los que el estudio recurre son: esperanza de vida, satisfaccin vital expresada por los ciudadanos de cada pas, como la huella ecolgica que deja la obtencin del nivel de vida estimada necesaria para alcanzar la felicidad. No por casualidad, entre los pases que han alcanzado mejor situacin en este plano, se encuentra Cuba que ocupa el puesto nmero 7, mientras EEUU se encuentra muy lejos, en el puesto 114. El estudio sealado pretende servir de base cientfica a una antigua sospecha: el dinero no trae la felicidad, menos an si est desigualmente repartido. [xxxiii] La competitividad se traiciona a s misma Una idea esencial contra la competitividad no slo desentraa su esencia antihumana sino que, adems, la descalifica en s misma: ella, seala Gian Carlo Delgado Ramos no es nada competitiva cuando se encuentra ante la perspectiva de afectar a los monopolios. Su discurso slo sirve para legitimar una sucia competencia contra los productores directos de nuestros pases, quienes con desesperacin buscan detener la avalancha de productos baratos provenientes de los mercados y maquilas globalizados.[xxxiv] No se requiere ser marxista, seala otro autor, para concluir que la competitividad no tiene ms propsito que optimizar la explotacin, en cuyo nombre se impone todo tipo de desregulacin, destinada a que el trabajador tenga siempre presente la cercana de la calle ante el decaimiento de su nimo.[xxxv] Pero, igualmente, se trata de optimizar el saqueo de los recursos naturales. A esta estrategia de desregulacin de la explotacin de la mano de obra y del saqueo de los recursos naturales ha respondido y responde, por ejemplo, la incorporacin de Mxico al TLCAN, lo cual se acompaa de la proyeccin policaco-militar y paramilitar destinada a preservar el negocio. La competitividad y la seguridad, se dan as de la mano.[xxxvi] As las cosas, bajo un marco pretendidamente racional, las grandes concentraciones de riquezas y las guerras que se desatan para acrecentarlas y defenderlas, se presentan como si se tratara de fenmenos naturales.[xxxvii] A partir de todo ese andamiaje dominante, se manifiesta preocupacin porque, cada vez ms, los gobiernos pierdan capacidad de iniciativa y cedan soberana poltica ante los poderes imperiales del mercado. Con ello, se corre el riesgo de convertir a los Estados en gigantescas empresas a las que, por su inmersin en la lucha por la competitividad global, solo preocupa el rendimiento econmico, soslayando que su objetivo no es otro que producir solidaridad y humanidad. Se aspira as que las decisiones sociales, afectadas desde siempre en el capitalismo, sean transferidas por completo a las fuerzas que quieren administrarlas en provecho exclusivo del mercado.[xxxviii] De todo esto deriva, con ms intensidad que nunca, el fenmeno de que, pese a que las innovaciones tecnolgico-organizativas conducen a que un pas crezca materialmente, generan que su poblacin se empobrezca; a que se incrementen las exportaciones de una nacin, al tiempo que se reducen sus fuentes de empleo, y a que haya amasamiento de riqueza cada vez en menos manos.[xxxix] Como acota Ulrich Brand, la poltica dominante actual, incluyendo lo relativo al ambiente y al clima, siendo de corte netamente neoliberal, no solo promueve el modo de vida de Occidente como algo atractivo, sino que se equipara bienestar y seguridad social con crecimiento econmico, lo que supone

crecimiento de la produccin de automviles, aeropuertos, agricultura industrial, etctera, con base en el uso intensivo de los recursos, con todo lo que ello encierra.[xl] Sera una gran cosa que las universidades, prendadas por los conceptos del mercado, reflexionaran sobre el conjunto de males que encierran para la humanidad, por ejemplo, las prcticas competitivas que el neoliberalismo les ha impuesto como sinnimo de competencia o capacidad para desenvolver su quehacer del mejor modo posible. Nada que ver con la realidad de las cosas. Al respecto, retomando las lneas esenciales de un discurso de Evo Morales en la ONU, Fidel Castro retoma: Los datos demuestran que el 1% de la poblacin en el mundo concentra el 50% de las riquezas. Si hay esas profundas diferencias, cmo podra resolverse la pobreza? Y si no acabamos con la pobreza, cmo podra garantizarse una paz duradera? Una de las crisis, al margen de la crisis del capitalismo, es la crisis alimentaria. [...]. Sin embargo, las bancas internacionales nunca toman en cuenta al pequeo productor, nunca toman en cuenta las asociaciones, las cooperativas, que muy bien pueden aportar si se les da la oportunidad. [...] Tenemos que terminar con el comercio llamado de competitividad. En una competencia, quin gana?, el ms poderoso, el que tiene ms ventajas, siempre las transnacionales, y qu es del pequeo productor?, qu es esa familia que quiere surgir con su propio esfuerzo? [...] En una poltica de competitividad seguramente nunca vamos a resolver el tema de la pobreza.[xli] 4. OTRAS TRAMPAS EN LAS QUE CAE LA UNIVERSIDAD Convertir a los explotados en explotadores? Entre los fenmenos que el mundo acadmico debe rechazar est la pretensin de transformar a los productores directos en micros, pequeos y medianos empresarios. Quiere significarse que parece existir la tendencia, al menos entre los opresores modernos, de convertir a sus oprimidos en lo que ellos mismos son. Luis Somoza Debayle, por ejemplo, sostena: queremos que el campesinado tenga un futuro halageo como el nuestro,[] y que en vez de atentar contra la propiedad privada, se convierta tambin en un terrateniente.[xlii] La moda actual, promovida desde los mismos centros del poder mundial, consiste, pues, en sembrar la ilusin de la posibilidad de que toda persona que se esfuerce puede convertirse, al menos, en un micro, pequeo o mediano empresario, lo que de paso significa presentar al empresario real como modelo de trabajo y de conducta. Rechazando semejante concepcin, en la introduccin del PRIMER MANIFIESTO DE LOS TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA CTCP-FNT, se lee: A los [] que trabajamos sin salario, como la mujer en el ncleo del hogar, el campesino, el pescador, el minero artesanal, el transportista, el artesano o el vendedor de la calle, se les llama pequeos empresarios, queriendo distanciarlos as del mundo del trabajo. Nosotros consideramos que en tanto somos trabajadores generadores de riqueza y de excedentes arrebatados por el capital a travs del mercado capitalista, nuestra condicin corresponde exactamente al concepto de un trabajador explotado por el capital, es decir, un proletario, aunque no seamos asalariados. Rechazamos por tanto el intento de invisibilizar o negar la condicin de proletarios, es decir, generadores de plusvala [] a millones de trabajadores, solamente porque no tenemos un salario. Ahora bien, si no gozamos del bienestar social que merecemos, es porque somos un sector empobrecido o explotado a travs del mercado, al igual que el proletariado de las fbricas, incluso mucho peor, pues no tenemos ni salario, ni condiciones laborales mnimas, ni seguro social, ni crdito para trabajar. Asumimos entonces la identidad y el concepto de proletariado por cuenta propia, igual que aceptamos llamar a los pases del Tercer Mundo naciones proletarizadas.[xliii] La propiedad intelectual y sus riesgos

A propsito de la llamada propiedad intelectual de la que no pocos en nuestro campo de accin se sienten tan prendados, leemos algo que, probablemente, hiera su ego: Propiedad intelectual es un trmino en s mismo contradictorio, porque desde que se inicio la sociedad humana, cada invento, cada obra supuestamente original, tiene su base en los descubrimientos y avances de la ciencia, y las expresiones culturales que le precedieron, desde el alfabeto, los sistemas numricos o los primeros cantos de trabajo. De haber existido leyes de apropiacin desde ese entonces, no hubiera sido posible llegar hasta hoy.Todos bebemos [] de ese patrimonio de la humanidad que es el conocimiento y la cultura universal, un mosaico diverso, enriquecido por miles de millones de seres humanos, generacin tras generacin.[xliv] No hablamos, por supuesto, de permitir que personas o instituciones ajenas al quehacer universitario se digan autores, ya no digamos dueos, de aquello que no sale de su medio, su esfuerzo, sus estudios o su inspiracin. Desde esta ptica, debe defenderse la autora inmediata (institucional o individual), pero entendiendo que detrs de ello hay siempre todo un saber acumulado a lo largo de mucho tiempo que no debe ser mercantilizado de ningn modo. Refirindose a esta temtica, Sandra Parra hace advertencias severas en torno a los peligros que encierra la propiedad intelectual para los pases proletarizados. Plantea que, mediante tratados internacionales relativos a la misma que muchos de nuestros pases se ven obligados a suscribir, se les fuerza, en parte, a dar a los extranjeros, aparentemente, igual trato que a los nacionales, pero en verdad, por medio de ellos, las transnacionales se aseguran privilegios que niegan derechos a los locales; se les empuja, por si fuera poco, a adaptar las legislaciones nacionales para que se traten aspectos tecnolgicos, que se crean slo en pases industrializados, (patentamiento de microorganismos, [] [en funcin de] que no pongamos barreras para el acceso a la explotacin de nuestra biodiversidad (CDB), etc. Todo porque su afn es monopolizar la tecnologa y volvernos dependientes de ella de por vida. [xlv] 5. UNA EMBUSTE LLAMADO BOLONIA Educacin y mercado Ms all de la fuerte orientacin de la educacin hacia el mercado; se quiere igualar los ritmos de avance que ste tiene. Lejos, pues, de buscar que ella responda a las necesidades de la sociedad en su conjunto, se le coloca al servicio casi exclusivo del mismo. As, an y cuando las instituciones educativas hablan de cambios hasta la saciedad, parten, como expresamos en otro escrito, de lo fenomnico y no de lo esencial. Ven ms hacia el mercado que hacia la sociedad; hacia el individuo ms que hacia el colectivo o comunidad; hacia las cosas ms que hacia las personas; hacia lo que se dice de ellas y las cosas, ms que hacia lo que realmente son.[xlvi] Se ha cado as en meros formalismos. De esta suerte, la apariencia domina mucho el panorama educativo. Nos apartamos as de esta sabia enseanza: El sbado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sbado[xlvii] De este modo, en aras de disponer de mano de obra barata y por completo dctil, a las empresas y al mercado les interesa sobremanera que la educacin se ponga por completo a su servicio. Y sta, con el fin de lograr que el mercado y sus empresas inviertan en su desarrollo, ilusa y acrticamente se pliega a las frmulas que derivan de esas fuerzas econmicas; aferrndose ciegamente a la pretensin de colocarse a la par de sus ritmos de avance y crecimiento. No obstante, virtualmente, es imposible que ello suceda, puesto que los ritmos de cambio y evolucin que tienen las cosas de este mundo crematstico difieren mucho de aquello que atae a la educacin, porque se trata de esferas entre las cuales los procesos y fenmenos, as como las funciones desempeadas, son muy distintos entre s. En la medida que al mercado se le tome como dogma de fe, como absoluto, en esa medida, el mismo resulta por completo contrapuesto a la educacin. Se aleja de ella y no sirve ni a sta ni a la mayora absoluta de los seres humanos. Entre mercado y educacin se establece as, una relacin antagnica, imposible de resolver en los marcos del capitalismo.

Pero relativicemos un poco las cosas. Queremos significar que solo en sentido metafrico se puede entender el sometimiento del hombre hacia los objetos, porque detrs del mercado y sus empresas, no hay sino personas que, siendo propietarias de los medios de produccin y de vida, conciben, deciden y actan en nombre de todos los dems. No es ello lo que ocurre con la expresin la mano invisible del mercado? Lenin precisa: All donde los economistas burgueses vean relaciones entre objetos (cambio de una mercanca por otra), Marx descubri relaciones entre personas.[xlviii] Y no es algo semejante lo que sale a flote cuando se habla de una abstracta comunidad internacional o, an peor, cuando se hace referencia a algo por completo inexistente, la llamada sociedad global que encierra siempre la idea de un perverso gobierno global? Es al conjunto de naciones a las que se hace alusin con ello? Son los seres humanos todos los que estn contenidos en esa comunidad o en esa sociedad global? La repuesta huelga. Pero, en todo caso, es de personas de lo que estamos hablando, as se trate de minoras insignificantes. Y uno de los grandes retos de la universidad es contribuir a desentraar el sentido real de los conceptos en boga. Profundizacin de la mercantilizacin de la universidad Lamentablemente, el proceso de conversin de las universidades en servidoras del empresariado global se profundiza cada da ms.Sabemos que, en su desarrollo histrico, ellas han coadyuvado a producir la cultura ligada al poder, y ello sigue siendo as en el capitalismo. Antes, las mismas enseaban a gobernar bien, el arte del buen gobierno; esto es, el de saber mandar de modo tal que la dominacin no se volviera ni excesiva, ni desptica, mantenindola, eso s, inclume, mediante el uso de una permanente y encubierta violencia. Y aunque hoy la principal funcin de las universidades sigue siendo contribuir a preservar el sistema capitalista, ahora, sin embargo, dentro de este mismo orden de cosas, se les est asignando una nueva funcin: siendo cada vez ms atrapadas por los intereses empresariales, ellas estn siendo presas de lo que se ha dado en llamar capitalismo cognitivo. De esta suerte, acota Montserrat Galcern, se produce entre ellas una competencia por ser parte de una jerarqua de centros que atraiga a los posibles estudiantes hacia los centros de primera. Consecuencia de ello es la dualizacin de las universidades: centros de excelencia con mayor nanciacin y mejores condiciones, situados a la cabeza de la jerarqua, y universidades situadas a la cola, peor dotadas y posiblemente infravaloradas. Esta dinmica es totalmente opuesta a un proceso de democratizacin y de equiparacin de los centros y de trato igual para sus usuarios. Como contraparte de este fenmeno, desde hace aos se han escaseado los fondos destinados a la investigacin en ciencias sociales y humanidades. Hecho ste que no puede atribuirse a que dichas ciencias carezcan de relevancia, sino a la inexistencia de empresas interesadas en destinar fondos en funcin de los conocimientos que ellas generan. En consecuencia, la identificacin entre universidad y empresa no se refiere a un encuentro entre instituciones diferenciadas, sino a la subordinacin del quehacer universitario al objetivo de volver rentables los conocimientos para venderlos a los potenciales interesados. A partir de este tratamiento mercantil dado al conocimiento, se procede a utilizar procedimientos para evaluar su calidad mercantil, lo que da lugar a la proliferacin de agencias de calidad, rankings y cosas por el estilo.[xlix] La falacia de la desideologizacin y despolitizacin Por ms que haya casas de estudio queriendo alejarse de toda politicidad e ideologizacin, buena parte de ellas, educa en la competitividad y no en la solidaridad; rechaza la lucha contra las polticas yanquieuropeas impuestas a los pueblos del mundo, pero no esas polticas; igual proceder adopta contra los que se oponen a la ayuda del Primer Mundo al Tercer Mundo, pero no a la atadura y condicionamiento que ello encierra. Se aduce que la ayuda, venga como venga, debe ser invariablemente aceptada, aunque conduzca al mismo infierno.

En la misma frecuencia, no pocos acadmicos hablan de nuestros mercados, en vez de las fuerzas o sectores sociales que necesitan ser educados; de nuestra oferta acadmica, en vez de las carreras a servir u ofrecer; de clientela en vez de estudiantes, etc. Y pese al propsito de actuar ceidas a estrictos marcos acadmicos y cientficos, hay, en el mundo, no pocas universidades comprometidas, abierta o solapadamente, con el mbito de la empresa y los empresarios. Aunque no parezca del todo as, dentro de los marcos estrechos que impone la realidad capitalista, la insistencia de sustituir en lo posible la universidad presencial por la enseanza virtual es parte de ese proceso conducente a crear una universidad amoldada por entero al mundo del capital.[l] No es esto acaso una manera de librarse del personal docente superfluo en aras de reducir el gasto presupuestario? Desde luego, no estamos insinuando el rechazo a la utilizacin de la virtualizacin para fines educativos; solo advertimos contra un uso que, lejos humanizar, deshumaniza, robotizando al ser humano y moldendolo a las necesidades del entorno Hoy la moda que el capital impone a las universidades consiste no slo en acercarlas a las empresas, sino en volverlas empresas. No en vano, Jos Luis Rodrguez Zapatero, ex presidente de Espaa, declar en enero de 2007, ante el Foro de la Nueva Economa, su deseo de que las universidades sean ms empresas y stas ms universidades. Igual debe decirse de que la Comisin Europea sealara, en 2005, que la UE haba financiado la conversin de sectores como la industria del acero o la agricultura y que ahora estaba encarando el imperativo de modernizar la industria del conocimiento y en particular sus universidades.[li] Bolonia o la Mercantilizacin de la Universidad Detengmonos ahora en la matriz de muchos de los fenmenos que se estn presentando en las universidades bajo el manto de que son, por s mismos, repuestas a exigencias internacionales. Y se trata, en efecto, de exigencias internacionales, pero no de la humanidad sino de los grandes capitales. Son ellos los que se encuentran detrs de lo que hacen muchos centros educativos; sin embargo, el fenmeno que ms les interesa promover y afianzar a las grandes empresas es el llamado Proceso Bolonia. El afn de transformar a la educacin en empresa, generadora de rditos como cualquier otra, asume Cristbal Garca Vera, parte de 1999, cuando en la ciudad de Bolonia, Italia, los ministros de Educacin de la Unin Europea suscribieron una Declaracin conjunta con la que se inaugur un proceso de convergencia que, pretendidamente, facilitara un intercambio efectivo entre titulados de los distintos pases europeos. Pero lo que se persegua era la adaptacin de los estudios universitarios a demandas sociales, demandas que impuso previamente la Mesa Redonda de los Empresarios Europeos, no casualmente, uno de los grupos de presin ms poderosos de la Unin Europea y un espacio que congrega a directivos de grandes empresas multinacionales como Nestl, British Telecom, Total, Renault o Siemens. [lii] No en vano, plantea el mismo autor, mientras a la educacin pblica primaria y secundaria se le somete deliberadamente a un proceso de deterioro, a la Universidad se le proyecta como "escuela de negocios" para privilegiados, incluyendo una investigacin cientfico-tcnica al servicio del beneficio privado, regida por criterios empresariales idnticos a los de cualquier multinacional. Al menos en Nicaragua, para fundamentar la conversin de la universidad en empresa, algunos toman errneamente de ejemplo el caso de Cuba, ignorando que, en este pas caribeo, la naturaleza del poder estatal no hace posible que las grandes empresas se tornen patrimonio y fuente de beneficio de unos pocos. De ah que, en Cuba, el vnculo universidad-empresa se fomenta plenamente, porque la empresa, al igual que la universidad, trabaja en funcin de responder a las necesidades de la sociedad en su conjunto. Con todo, cubanos como Pedro Horruitiner, advierten que esta relacinno debe conducir a la transformacin de la universidad en una empresa basada en vnculos bsicamente econmicos con el sector productivo, abandonando sus preceptos fundamentales y convirtindose en una institucin cuya

misin pasa a ser producir ingresos en lugar de conocimientos.[liii] En la misma lnea, Gabriel Corral Basurto sostiene que una universidad es eso y no otra cosa, por la interaccin dialctica de tres elementos: la libre generacin de conocimiento, su libre expresin y su libre difusin. Sin eso y sin compromiso social, slo ilusoriamente podra estimrsele tal. Lo que de ella pudiera decirse sera, as, discurso vaco. Rompindose este equilibrio, sostiene, la misma pierde hacia el interior de su propio ser y se desvalora a s misma.[liv] Desnudando el proceso Bolonia Manuel Martnez Llaneza, entrevistado por Salvador Lpez Arnal, da cuenta del origen y propsitos de este proceso. Para l, el nombre 'Bolonia' designa el proceso que pretende poner a la Universidad al servicio de los intereses del capital dominante, bajo el supuesto de favorecer la movilidad de docentes y estudiantes, cuando en realidad trata de aplicar los criterios de la OMC sobre privatizacin de servicios pblicos. Ello responde al Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS) de 1995, afanado en llevar al libre comercio todo tipo de actividad humana, buscando con ello desterrar toda tipo de servicio pblico.[lv] Bolonia se orienta, en lo esencial, expresa Martnez Llaneza, a proporcionar a la mano de obra la formacin que demanda el funcionamiento del sistema capitalista actual. No es casual que, en Espaa, se separara a la universidad del resto del sistema educativo y se pusiera al frente de la misma a una representante del capital farmacutico. En protesta por la falta de transparencia que ha caracterizado a este proceso, en distintas partes de Europa los estudiantes se han manifestado cada vez ms abierta y masivamente en su contra. Como contraparte, los rganos de gobierno de las universidades, no slo han desacreditado a los que reclaman una discusin masiva del Plan Bolonia, sino que lo han criminalizado y reprimido para impedir cualquier reflexin pblica al respecto.[lvi] Sobre esta base, es fcil comprender el porqu mientras el Crculo de Empresarios o la OMC emiten libremente sus opiniones sobre el papel que debiera desempear la educacin universitaria, a los activistas de movimientos sociales y a los ciudadanos corrientes se les prohbe hacerlo.[lvii] No sorprende, anota Gerardo Pisarello, que los partidarios de Bolonia cuenten con mucho ms canales oficiales de expresin que sus crticos.[lviii] Sobre los nefastos planes que encierra Bolonia, da cuenta, por ejemplo, el documento del Crculo de Empresarios de 2007, titulado Una universidad al servicio de la sociedad, donde se lee que la universidad debe ponerse a competir, como cualquier empresa capitalista. Ms an, en el documento sealado, explica Carlos Fernndez Liria, se pide eliminar a los funcionarios de la universidad pblica, en funcin de reducir al profesorado a condiciones de flexibilidad laboral, ya impuestas en las universidades privadas de EEUU. As se comprende que la llamada Agencia de Evaluacin Externa de la Calidad, aplique una misma vara de criterios empresariales para medir al conjunto de departamentos, proyectos de investigacin, acreditacin de los profesores, etc.[lix] A estas alturas, sostiene el mismo autor, el asunto no radica ya en quin sepa y quin no sepa, sino en qu resulta empresarialmente rentable y qu no. En la misma lnea, pese a que an subsisten muchas licenciaturas, es de esperar que al cabo de tres a cinco aos, al implantarse la evaluacin continua de los estudios por parte de las Agencias de Evaluacin, de dichos estudios quedarn en pie slo aqullos que se estimen rentables para las empresas. En lo que atae al profesional, se le volver tan especializado en todo y en nada que se convertir en un profesional al servicio de un mercado laboral basura, en el que laborar como un profesional basura, desde una universidad que, adaptada a ese medio, se volver tambin basura. En fin, con Bolonia, concluye Fernndez Liria, se pone fin a la universidad de los conocimientos y se inaugura una universidad centrada en competencias, destrezas y habilidades que responden al mercado. Con Bolonia, el esfuerzo mayor est puesto en formar en la competitividad profesional, en detrimento

de la enseanza cientfica y humanista; dirigir los postgrados a la formacin especializada en funcin de que los poseedores de estos ttulos aspiren a alcanzar una cualificacin que vaya de maestra a doctorado, a sabiendas de que, con ello, no se puede absorber a todos los estudiantes porque, en este campo, se ofrece slo lo que las empresas precisen y financien con prstamos que se saldan mediante trabajo gratuito a su servicio. Las investigaciones que no sean rentables econmicamente estn condenadas a desaparecer.[lx] Con Bolonia se pretende dejar de realizar investigacin bsica para beneficiar la investigacin aplicada que se supedita a las trasnacionales como la alimenticia, farmacutica, automotriz y armamentista. Bilogos y bioqumicos, entre otros, pondrn los laboratorios en manos de la Bayer, Monsanto o de la General Motor; se anular la investigacin de temas como el calentamiento global, el desequilibrio ecolgico, la desigualdad social y el hambre. Y tanto socilogos como politlogos, tendrn que realizar encuestas por encargo, por ejemplo, de los grandes almacenes, los lderes de partidos polticos, etc.; los periodistas respondern por completo a las grandes empresas mediticas.[lxi] Con Bolonia, a las universidades se les compara por medio derankings locales y se les clasifica geopolticamente a nivel global; se crea un mercado global para servicios de educacin superior y su regulacin se define en rondas del GATS, no en sedes acadmicas. En fin, la Universidad es ahora un gran negocio competitivo que exige de inversiones continuas y de gran envergadura. De esta suerte, si antes al individuo se le exiga una cualificacin concreta, ahora se le exige adaptacin permanente; ser capaz de captar las necesidades del mercado y contar con competencias atractivas para sus posibles empleadores. Se le exige entonces, estar totalmente disponible y ser por completo flexible, aceptando tanto la individualizacin an mayor de las relaciones laborales, como el desmantelamiento de las garantas y seguridades que han derivado de una larga lucha social y de la negociacin colectiva.[lxii] Como en muchos otros casos, las decisiones relativas a Bolonia se adoptan desde arriba, slo despus se busca la argumentacin ideolgica que las justifique. De este modo, a las autoridades les resulta fcil sostener, por ejemplo, que los estudiantes y docentes crticos estn desinformados o solo quieren armar los.[lxiii] Bolonia y Amrica Latina Las cosas en Amrica Latina no andan lejos de lo que est pasando con la educacin en Europa. La privatizacin de la misma, en la primera dcada del siglo XXI, se ha dejado sentir con tanta fuerza que los estudiantes matriculados en universidades privadas han pasado de un 20% a cerca de un 35%; significa que la regin se encuentra entre las que, en el mundo, concentran mayor cantidad de estudiantes en universidades privadas. Ello es explicable a partir del afn de las clases pudientes del continente y de sus seguidores en las casas de estudio, de copiar modelos exitosos procedentes del Norte. Por ello, se da prioridad a la formacin profesional sustentada en criterios individualistas, desprovista de pensamiento crtico. Por lo mismo, en los planes de estudio dirigidos, no por casualidad con ms fuerza a la formacin tcnica, las disciplinas que proporcionan herramientas de anlisis polticosocial que permiten comprender la realidad nacional, regional o mundial, se estiman cada vez menos importantes.[lxiv] Y lo que ms preocupa, expone Marcelo Colussi, quien nos ha ilustrado sobre lo arriba expuesto, no es tanto la desaparicin de la universidad pblica, sino la privatizacin en la concepcin que se tiene de la misma. Se trata de que, como plantea Deiby Ramrez citado por el mismo autor, la universidad es pblica no slo por ser financiada por el Estado sino, sobre todo, por estar abierta a todos los estratos sociales y porque sus beneficios se extienden a toda la sociedad. Sin embargo, las universidades pblicas se acomodan cada vez ms a ese principio de mercado que desecha lo que no proporciona ganancia, lo que no es privado y, por tanto, exitoso. El mensaje dado por las universidades pblicas cobijadas por estas concepciones neoliberales, concluye Colussi, es el de amoldarse al mercado, como fuerza que lo decide todo.

Por cierto, en la historia latinoamericana, el acomodo al poder externo ha sido un hecho dominante en la conducta de las clases gobernantes. Por ejemplo, Carlos Cuadra Pasos, idelogo del conservatismo, hablaba de amoldar la poltica interna y externa de Nicaragua al que lo decida todo en ella, o sea al Departamento de Estado.[lxv] Abierta o solapadamente, no es ello equivalente a lo que estn haciendo muchas de nuestras universidades latinoamericanas respecto a lo que demanden las transnacionales estadounidenses y europeas? Sobre cmo se expresa el amoldamiento de las universidades al mercado, el venezolano Vladimir Acosta ilustra lo que con ellas est ocurriendo en la regin: son colonizadas, dependientes, subordinadas a una visin derechista, globalizada, eurocentrista y blanca de mirar el mundo; los saberes en ellas se disocian, se fragmentan, justamente para impedir una visin de totalidad, y para hacer del estudiante que se grada, que egresa como profesional, un profesional limitado, con una visin burocrtica profesional, orientada en lo personal a hacer dinero, y en la visin que se tiene a encerrarse dentro de un marco profesional sin tener conocimiento de su identidad, de su historia y de su compromiso con su pas.[lxvi] Contra la preocupacin de personas que laboran en las universidades pblicas por las crticas constantes que externan los medios de derecha contra ellas, debe plantearse que esos medios no cuestionan los errores, pequeos o grandes, que cometen dichas instituciones, sino justamente su condicin pblica, que las hace ser financiadas por el Estado y carentes de fines de lucro. En otros trminos, es la existencia de las universidades pblicas lo que, en verdad, est en juego, no los errores reales o ficticios que ellas tengan. De ah que, como expresa Rafael Cuevas Molina, al ubicarse el gasto de educacin en el campo social, el mismo se estima reducido y, a partir de ello, se le exige a la universidad que, de modo creciente, mediante la venta de servicios, genere sus propios recursos; cuando, por otra parte, se le empuja a racionalizar sus gastos reduciendo los que destina a salarios del personal, con lo que crece la cantidad de profesores horarios, sujetos a prestar sus servicios espordicamente, bajo precarias formas de contratacin.[lxvii] 6. PERVERSA REINGENIERA Educacin en competencias Iniciamos este apartado sealando que no nos preocupa la adopcin en s de un concepto proveniente de cualquier esfera social, lo que no nos cuadra para nada es que, por lo regular, la mayor parte del utillaje conceptual usado en las universidades no slo se impone por los capitales globales, sino que, adems, por ms que se niegue, se acepta con el mismo sentido. Por lo dems, las instituciones educativas se muestran incapaces para lanzar al ruedo conceptos propios que deriven de su propia realidad y experiencia. Veamos qu ocurre Hace relativamente poco tiempo, aceptbamos la aparentemente inocente educacin en competencias, creyendo que estaba destinada a hacer algo por la academia. Pero, ahora, descubrimos su verdadera faz, tan proterva como la competitividad. De hecho, ambas se dan de la mano, porque responden por entero al capitalismo. Examinemos el asunto. Edistio Cmere, un educador, hace ver que la competencia puede entenderse bsicamente de tres formas: 1) como capacidad para hacer las cosas, 2) como facultad que a cada quien le corresponde;3) como rivalidad. Seala, adems, que ser competente no equivale a ser competitivo. Tiene razn.[lxviii] Pero, como seala Renn Vega Cantor, el Banco Mundial y resto de organismos del capitalismo contemporneo, comprenden las competencias partiendo de la ltima acepcin de este concepto, propiamente, como lucha y enfrentamiento, sobre todo en el mbito econmico mundial.[lxix] Desde esa ptica, anota, se comprende que la formacin educativa general no sea importante, porque ha dejado de ser til para el capitalismo. Lo que ahora interesa es el desarrollo de competencias que faciliten la adaptabilidad de la fuerza de trabajo a la competitividad global. Por la misma razn, se

elogian las concepciones pedaggicas que evalan competencias tales comosaber hacer, saber ser, saber lograr, puesto que ellas permiten adaptarse rpidamente a situaciones distintas, pero en funcin de solucionar problemas y realizar proyectos que la empresa global o local (no la sociedad) requiera. En este marco, la cultura comn se desdea, porque lo crucial es tener acceso a nuevos saberes para estar en capacidad de responder al mercado ante situaciones imprevistas. No asombra que el adiestramiento entecnologas de la informacin y la comunicacin (TIC) ocupe el primer lugar entre las competencias demandadas. Siguiendo siempre a Vega Cantor, queda claro algo sumamente importante para entender el origen de muchos fenmenos elevados, ahora, al rango acadmico: desde el marco educativo, el uso del trmino competencia es muy reciente. Se emple por primera vez en 1992 en Estados Unidos, por la Secretaria de Trabajo de ese entonces, al conformar una comisin de expertos a la que encarg la elaboracin de un documento: Lo que el trabajo requiere de las escuelas. Tras esta acotacin, el mismo autor seala que dicho informe, siendo encargado por la Secretaria de Trabajo y no por la de Educacin, demuestra quin determin, desde un inicio, la relevancia de las competencias. Por otra parte, anota que el concepto competencias sustituy al concepto calificaciones, temindose que los convenios colectivos conspiraran contra la flexibilidad (precariedad) y la polivalencia de los trabajadores.[lxx] Pero qu competencias demanda el mercado? A partir de una recomendacin hecha por el Parlamento Europeo, se plantea que se trata de las que, supuestamente, requieren las personas para realizarse y desarrollarse, as como para que gocen de ciudadana activa, inclusin social y empleo.[lxxi] Estamos, pues, ante una utilizacin de conceptos que parece denotar preocupacin por la educacin en s misma; las personas tomadas individual y colectivamente; la ciudadana y la inclusin social; cuando lo que en verdad se quiere es que lo humano y lo natural queden por entero sujetos a las necesidades de empleabilidad de las transnacionales y las empresas que se les subordinan en el Norte y en el Sur. Lo que no entra del todo en esas destrezas bsicas son la reflexin, las habilidades creativas y la adopcin de una actitud crtica. Y por ms que el mercado diga que toda empresa debe centrarse en las personas, expresa Jorge Garca, su propsito real consiste en que las competencias que en su provecho debe forjar la educacin, se reduzcan a una actualizacin de las normas para el reclutamiento y seleccin de personal, a la evaluacin psicolgica laboral y educativa del trabajo en la llamada economa del conocimiento. Con ellas, contina, se quiere que el capitalismo definitivamente colonice la subjetividad, la sensibilidad y la inteligencia.[lxxii] Se critica as, por ejemplo, la separacin con el mundo laboral, la abundancia de oferta de licenciados, el divorcio entre la llamada oferta acadmica y las demandas del mercado de trabajo y la economa, la depreciacin del ttulo, etc. En el mismo sentido, se habla de la necesidad de una mano de obra desreglada, flexibilizada, innovada, aprendiendo permanentemente, etc. De esta suerte, concluye Jorge Garca, la patronal interviene de modo creciente en la definicin de referencias de empleo, programacin de saberes, etc. Debe quedar clara una cosa ms, a saber, que el modelo de habilidades y competencias se pretende aplicar a todas las materias por igual, sin detenerse para nada en su naturaleza, expresa Jos Carlos Bermejo Barrera. As, filologa, historia, filosofa, matemticas, derecho, economa, ciencias experimentales, asignaturas en las que nadie defiende el valor epistemolgico de ese modelo, se someten igualmente a patrones de docencia que se aprueban en documentos que contienen ideas intiles, concluye el mismo autor. [lxxiii] Antes de pasar al ltimo asunto, haremos de paso referencia a un concepto que hoy se pregona por doquier con aparente inocencia: hablamos del concepto emprendedurismo que llama, como muchas cosas, a parecerse cada vez ms al empresario como modelo de conducta y accin. Todo se reduce a que, detrs del mismo, se esconde el propsito de empujar a los individuos a generar, por s mismos, el empleo que el sistema capitalista les arrebata de forma cada vez ms implacable y, como antes y ahora,

les arrebata, adems, todo medio de subsistencia que no sea su fuerza de trabajo, amplindose como nunca lo que Marx y Engels llamaron ejrcito industrial de reserva, lo que vuelve en gran medida ilusoria esa generacin de empleo. Por ello, compartimos este planteo respecto al concepto emprendedurismo: no pretendemos satanizar el trmino, pero tampoco podemos ignorar que se trata de una prctica[] ntimamente asociada a la ideologa neoliberal y a su propuesta de estructurar la sociedad sobre la base del individualismo [].[lxxiv] Las TIC Ms all de lo que anuncia, pregona y promete el capital globalizado, por ejemplo en trminos de comunicacin, sta no es, para nada, seala Carlos Soldevilla,resultado de experiencias comunes, ni de valores y normas que se transmiten gracias a la tradicin y la tica; por el contrario, deriva de antagonismos que se tratan de superar artificialmente recurriendo a una falsa reconciliacin humana y a las TIC, como herramientas para disolver la subjetividad y la comunidad, subsumindolas en el flujo de relaciones intersistmicas propias de la sociedad cibercultural.[lxxv] La promocin de estas tecnologas, est orientada a la inocente pertenencia a redes que llevan a la aceptacin de patrones nicos en el uso y comprensin de la tecnologa. Pero sabindose que ello es efectivamente as, se aduce la inconveniencia de aislarse y desconectarse. Se llama, por eso, a permanecer pro-activo, reactivo y mvil, dispuesto al cambio en aras de multiplicar nuestra capacidad de respuesta a un mundo inestable.[lxxvi] En este sentido, se manifiesta preocupacin por el hecho que los modelos de identidad y comunidad devenidos de la tradicin cultural sean, anota nuevamente Soldevilla, disueltos progresivamente por los nuevos modelos hbridos altamente tecnologizados que [] operan como actualsimos referentes de identidad individual y colectiva. El efecto de ello es que el poder poltico logra, mediante la imagen y la comunicacin, moldear la opinin pblica, la conciencia y el imaginario social. Y lo que ac interesa, sigue el autor, no es en absoluto la claridad, sino la apariencia, la ilusin, la visin decorativa y difusa de las cosas. Se trata, en fin, de colonizar opiniones, actitudes y comportamientos colectivos. De esta suerte, el individuo y el grupo dejan de tener razn de ser, convirtindose en simples puntos de la red de comunicacin de la llamada sociedad de la informacin y la comunicacin.[lxxvii] Las TIC se orientan a asegurar la mxima flexibilizacin profesional del futuro trabajador, para que se siga formando toda su vida, actualizndose siempre, en funcin de que renueve sus destrezas y habilidades para beneficio del empresario colectivo o individual, sostiene Renn Vega Cantor. [lxxviii] Si l aprende a utilizar Internet en bsqueda de informacin, se facilita la tarea de presionarlo para mantener su nivel de competitividad profesional, sea en los fines de semana, en vacaciones o durante las noches, costendose por s mismo el uso de la red, concluye el mismo. Al respecto del fenmeno acusado, los autores Simone Belli, Cristian Lpez y Javier Romano expresan: Todas las horas son susceptibles de ser trabajadas, las conexiones inalmbricas permiten conectarse en cualquier lugar en todo momento. La ecuacin del capitalismo cognitivo es clara (conexin=adentro=vida) (desconexin=afuera=muerte). [lxxix] As las cosas, cada vez con mayor fuerza, se acusa la tendencia a que las universidades se subsuman a la economa y al mercado y vayan, de esa forma, perdiendo gradualmente autonoma, incorporndose a redes de produccin del saber en las cuales las decisiones acadmicas comienzan a adoptarse en funcin de motivaciones econmicas. La apertura, el cierre o redefinicin de las unidades acadmicas, como los departamentos, en funcin de definir la asignacin de recursos econmicos; los cambios en la naturaleza, contenido y organizacin relativos, por ejemplo, a la docencia y la investigacin, son parte de esos fenmenos que se estn observando en el alma mater, impuestos por la globalizacin neoliberal. Y lo que est ac en juego es el control, la apropiacin y la distribucin del conocimiento generado en funcin del xito en la competencia global.[lxxx] Mediante las TIC, convertidas en fines en s mismas, a las universidades se les pretende convertir en

rebaos digitales, como ya sucede en Espaa. Y a travs de estos rebaos, se quiere simplificar el pensamiento; volver crecientemente estpidos a estudiantes y docentes; vender la idea de que el aula para ser tal debe ser forzosamente virtual. Por si ello fuera poco, el desprecio a los libros, para darle primaca a la imagen, al esquema y al cuadro, est volviendo a educadores y educandos cada vez ms superficiales. Por si fuera poco, el vnculo en la red est provocando la disminucin de la lectura. Entre el alumnado, se difunde ms y ms la idea de que el mundo es lo que dice Internet, ignorndose que todo lo que en ste hay lo ha metido alguien, un autor, un plagiario y que paquetes enteros de informacin no son del todo originales. Por todo esto, en la academia espaola se desprecia cada vez ms la docencia, al grado que a los peores docentes se les castiga recargndolos de ms docencia; mientras a los mejores, a los virtuales, se les libera de modo creciente de la misma.[lxxxi] En sntesis, sin negar la potencialidad y la utilidad que encierran, lastimosamente, en tanto que son dirigidas desde los centros que el sistema transnacionalizado define, y por cuanto muchsimas instituciones educativas se dejan arrastrar por estos centros, las TIC estn sirviendo para llevar las cosas a lmites por completo deshumanizantes. Como corolario, los avances tecnolgicos que impulsa y manipula la globalizacin neoliberal en su provecho, sacan cada vez ms al ser humano de la produccin y, junto a eso, lo privan del saber con igual intensidad. La que sabe hacer ahora es la mquina. De esta suerte, las personas, en vez de servirse de la ltima, se vuelven sus apndices, con lo que se origina el fenmeno de que el orden en el mundo lo impone ella. El ser humano pasa, as, a ser un nmero ms, pierde su historia y su identidad dentro de la gran metrpolis.[lxxxii] A manera de conclusin Los pueblos de Nuestra Amrica, los gobiernos que en ella velan por sus intereses, los profesionales y universidades comprometidas con los mismos y el conjunto de fuerzas que bregan porque nuestra regin alcance su segunda y definitiva independencia, debemos librar batallas decisivas en todos los terrenos, incluyendo el plano de las ideas que adquiere una gran relevancia para contrarrestar la influencia ideolgica que el neoliberalismo ejerce sobre muchsimas personas. En tal sentido, creemos en la necesidad de precisar qu conceptos desechar o combatir; cules lanzar al ruedo en su sustitucin y con cules seguir operando, una vez se les redefina desde una perspectiva liberadora. Mas, no podremos emanciparnos nunca si caemos en el perverso entramado conceptual del imperio, sus transnacionales y sus mercados globalizados. A los conceptos del neoliberalismo debemos entonces oponerle aquellos que estn en concordancia plena con las aspiraciones, deseos e intereses de nuestros pueblos. Pero el reto sealado no es slo una incumbencia de nuestra regin, lo es tambin, en igual grado, de todos los pueblos, del Norte o del Sur, que aspiren a librar a la humanidad de la peor de las pandemias que jams haya existido sobre el planeta: la de la civilizacin capitalista. Notas: -------------------------------------------------------------------------------[i] El presente trabajo, en lo esencial, sintetiza una serie de artculos sobre educacin que hemos venido elaborando desde el 2008 al presente ao. [ii] Estudiantes de Estudios Internacionales de la UCV se pronuncian contra la guerra (Aporrea, 22/03/03); Poetas se pronuncian contra la guerra. La Prensa. Nicaragua. 07 de marzo de 2003); Universidades se pronuncian contra las guerras Universidad de Alicante, Informacin 02062003; El pas