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ELITO sociedad Rtvis\a de a.. nda,s Sociak$ EI castigo emotivo y ostentoso I Su declinaci6n y resurgimiento en la sociedad moderna John Pratt! Victoria University of Wellington En este articulo quiero analizar y explicar 10 que parece ser una importante mutacion que esta ocurriendo en los dispositivos pe- nales del mundo modemo, en particular en sus sectores angloparlantes. La misma tiene relacion con una tendencia hacia las pnicti- cas penales disei'iadas para dar espacio a la liberacion emocional -que pueden cubrir la gama completa de los sentimientos huma- nos, desde el perdon y la reconciliacion a la degradacion y la humillacion- y estan dirigi- das a esparcir signos y simbolos facilmente descifrables para las comunidades locales 0 el publico en general acerca del modo de ver a los ofensores sobre los que son inflingidas, abarcando desde la reaceptacion hasta la ig- nominia y la degradacion. Esta "tendencia hacia el castigo emotivo y ostentoso" -asi I Publieado en inglcs en Punisment and Society, Vol. 2 (4), 2000, pp. 417-439. la lIamD-, pareciera representar una separa- cion importante con respecto a la que ha de- venido la principal trayectoria penal de la modemidad: el enfasis sobre la adl11inistra- cion fonnal y burocnitica y la racionalizacion de los asuntos penales -a expenSas del in- volucramiento publico informal, de las de- mostraciones de el11ociony de cualquier for- ma de exhibicion ostentosa. Por supuesto, durante la modernidad, como en cualquier otra epoca, el castigo ha enviado "l11ensajes",a menudo muy osten- tosamente y tambien alimentados por toda la gama deliberaciones emotivas. Lo que quiero sugerir aqui, sin embargo, es que a 10 largo de este periodo estos aspectos del cas- tigo fueron pau!atinamente contenidos y re- traidos hasta el punta que, hasta muy re- , Tradueei6n de Augusto Montero, Universidad Na- cional del Litoral.

EI castigo emotivo ostentoso Su declinaci6n y resurgimiento en la sociedad moderna · 2020. 12. 27. · ELITO sociedad Rtvis\a de a..nda,s Sociak$ EI castigo emotivo yostentoso I

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    Rtvis\a de a..nda,s Sociak$

    EI castigo emotivo y ostentoso ISu declinaci6n y resurgimiento en la sociedad moderna

    John Pratt!Victoria University of Wellington

    En este articulo quiero analizar y explicar10 que parece ser una importante mutacionque esta ocurriendo en los dispositivos pe-nales del mundo modemo, en particular ensus sectores angloparlantes. La misma tienerelacion con una tendencia hacia las pnicti-cas penales disei'iadas para dar espacio a laliberacion emocional -que pueden cubrir lagama completa de los sentimientos huma-nos, desde el perdon y la reconciliacion a ladegradacion y la humillacion- y estan dirigi-das a esparcir signos y simbolos facilmentedescifrables para las comunidades locales 0el publico en general acerca del modo de vera los ofensores sobre los que son inflingidas,abarcando desde la reaceptacion hasta la ig-nominia y la degradacion. Esta "tendenciahacia el castigo emotivo y ostentoso" -asi

    I Publieado en inglcs en Punisment and Society, Vol.2 (4), 2000, pp. 417-439.

    la lIamD-, pareciera representar una separa-cion importante con respecto a la que ha de-venido la principal trayectoria penal de lamodemidad: el enfasis sobre la adl11inistra-cion fonnal y burocnitica y la racionalizacionde los asuntos penales -a expenSas del in-volucramiento publico informal, de las de-mostraciones de el11ociony de cualquier for-ma de exhibicion ostentosa.

    Por supuesto, durante la modernidad,como en cualquier otra epoca, el castigo haenviado "l11ensajes",a menudo muy osten-tosamente y tambien alimentados por todala gama deliberaciones emotivas. Lo quequiero sugerir aqui, sin embargo, es que a 10largo de este periodo estos aspectos del cas-tigo fueron pau!atinamente contenidos y re-traidos hasta el punta que, hasta muy re-

    , Tradueei6n de Augusto Montero, Universidad Na-cional del Litoral.

  • cientemente, es probable que estuvieran res- encuentre la mas cercana expresion en eltringidos a comentarios de jueces indigna- modelo de la New Zeeland Family Groupdos y estallidos ad hoc (usualmente, pero Conference. Este se desarrollo al mismo tiem-no siempre) de enojo y disgusto de victimas po (a traves de la Children, Young Personsindividuales 0 del publico en general acerca and their Families Act de 1989) que el traba-de un sistema penal supuestamente dema- jo de Braithwaite, aunque hasta donde po-siado liberal. En realidad, hasta hace poco seo informacion los dos grupos de estrate-tiempo, podria decirse qu~ todo el aparato gias e ideas se desarrollaron independiente-de justicia habia side formalmente disel'iado mente. Es decir que el procedimiento de lapara operar con precision y eficiencia buro- justicia de menores (y algunos elementos delcraticas: las interrupciones 0 liberaciones sistema de justicia para los adultos) en Nue-emotivas no solo no eran deseadas sino que va Zelanda sigue ahora un camino mas in-eran profundamente perturbadoras para to- fonnal que fonnal: las conferencias, cuya ubi-dos los invo[ucrados (ver, por ejemplo, cacion variara, son idea[mente dirigidas porCohen, 1975). En contraste, "la preocupa- profesionales de trabajo social, que actiIancion administrativa, racionalista y normali- como mediadores; la profesion legal esta casizadora por administrar" (Garland, 1990:180) comp[etamente ausente y hace una apari-habia devenido su caracteristica organiza- cion, si la hace, solo para autorizar fonnal-dora dominante. mente el curso de accion decidido en la con-

    Al menos podria decirse que esto ha sido ferencia. Se pretende que este sea el resulta-asi hasta hace mas 0 menos una decada. do de un dialogo entre la victima y el ofensor,Quiero argumentar que la emocion y la os- redes de apoyo, familias extendidas 0 "co-tentacion se han vuelto elementos importan- munidades de interes" locales. El propositotes para el desarrollo penal desde todos [os de la audiencia es "poner las cosas en or-puntos del espectro politico (Braithwaite, den" entre la victima y e[ ofensor y en con-1989;Anderson, 1995). En primer lugar, pue- secuencia avergonzar al ofensor de maneraden encontrarse algunos aspectos de estas reintegrativa mas que estigmatizadora. Des-tendencias en la vergiienza (reintegrativa) de entonces, estos dos canales avergonzan-de los ofensores individuales (ver particu- tes han sido altamente influyentes en el de-larmente Braithwaite, 1989).Opuesta ala ver:-:--sarrollo y en la coalescencia de un movimien-giienza estigmatizadora (en gran medida no to de justicia restauradora de bases masdeseada, al menos por las autoridades pena- amplias (Van Ness, 1996), en el que. nueva-les) producida como una de las consecuen- mente, las expresiones productoras de emo-cias informales de la penalidad modema, la cion cumplen un rol importante en el proce-vergiienza reintegrativa resulta una tactica so de castigo (Braithwaite, 1996).fonnal de castigo en si misma, disefiada para Sin embargo,junto a esta linea de desarro-producir y dar expresion a sentimientos de 110vemos otra que comenzo nuevamente enculpa, remordimiento y formacion de con- 10sultimos al10Sde la decada de 1980 y queciencia en el ofensor en tanto que favorece toma otra vez la forma de penalidades dise-simultaneamente su reintegracion al interior fiadas para dar expresion a la emocion 11U-de una comunidad local que 10perdona. Esto mana. Pero aqui su intenciol1 deliberada esinvolucra un conjunto de ideas que tal vez humillar, degradar 0 brutalizar al ofensor de-

    lante del public03. Esto puede hacerse pormedio de una probation judicialmente orde-nada 0 de sanciones de trabajo comunitarioque usualmente toman la fonna de obliga-ciones para los ofensores de usar ropas es-tigmatizantes y/o desempenar labores servi-les frente a una audiencia publica (ver, porejemplo, Brilliant, 1989; Garvey, 1998, Karp,1998); 0 puede tomar la fom1ade trabajos enla prision, como vemos con el retomo de lascadenas de forzados en el Deep South delos Estados Unidos (Crist, 1996). De esasmaneras, los delincuentes y los prisionerosdeben publici tar su propia criminalidad anteelmundo (Massaro, 1997): a un ofensor, porejemplo, se Ie requirio que fijara un cartelfuera de su hogar y en su auto que decia"Ofensor Sexual Peligroso - No Se PermitenNinos" (Karp, 1998:281).

    Aunque estas dos aperturas -vergiienzaproductiva por un lado, humillacion degra-dante por otro- han devel1ido parte de lapolitica oficial en algunas de estas jurisdic-ciones, es posible tambi.en discemir tenden-cias hacia sanciones extralega[es similam1en-te expresivas. Estas pueden consistir en eltrabajo de grupos vigilantes locales4, persi-guiendo y luego inflingiendo castigos que

    ; En estos aspectos. aunquc cl tcrmino "vcrgiicnza"es comllll a ambas pcnalidades brutalizantcs y alaspnicticas dc justicia restaurativas. debcmos tencrcuidado de no eonfundir las dos tendcncias: c1ara-mente el sujcto "avcrgonzado" dc la justicia restau-raliva-que siente remordimiento. culpa, determinacion ahacer enmiendas- es una crialura muy diferentc del sujcto degradado,rcbajado-quc siente humillacion y amargura- de la nueva brutalizacion. Habiendo dicho esto.reafimlaria que 10 que las une es cl modo cn el queambos grupos de estrategias cnfocan la tiICrza emo-tiva dcl castigo.

    il1voiucren la humillaciol1 sobre ofensoresconocidos 0 sospechosos (Giding et aI.,1998).Altemativamente, podemos encontrarla emergencia de movimientos sociales tem-porarios que deciden actuar como conse-cuencia del proceso legal mismo: ya sea cuan-do se piensa que ha dado una respuesta in-adecuada a un delincuente determinado,generando demostraciones de enojo frentea su casa; 0 cuando sucede como si e[ dere-cho hubiera alentado inadvertidamente talactividad -en el caso, por ejemplo, de losdelincuentes sexuales cuyas direcciones hansido puestas bajo la atencion de las comuni-dades locales como resultado de los reque-rimientos de infonne e identificacion de laley de los Estados Unidos sobre los atacan-tes sexuales y otras leyes relacionadas (verTime Magazine del 26 dejulio de 1993; NewYork Times del 19 de junio de 1998). Lo quevemos en estos ejemplos son reflejos de unestado de animo publico mas que una politi-ca estatal de intolerancia, peTo 10que pare-ciera ser importante para los propositos deeste articulo es el modo en el que este esta-do de animo publico puede ser traducido a1aaccion en lugar de ser simplemente dejadoen el nivel del "discurso", y que la gente

    -t "Vigilantismo" obviamcntc signitica mas que gen-te tomando simplementc ei dcrccho en sus propiasmanos. Para los prop6sitos de eslc articulo confioen la dejinici6n provista por Johnston (1996), qucsosticne que es necesario que cxistan scis rasgos: (I)planeamiento y prcmcdilaci6n, (2) involueramien-to voluntario de ciudadanos privados. (3) que seauna lonna de "ciudadania autonoma", constituyen-do por eso un movimiento social. (4) la posi\}ilidadde involucrar el uso dc la fuerza, (5) quc surja de laperccpci6n dc amenazas al orden establccido. (6)que implique el control dc las transgresiones de laIcy ofrecicndo seguridad a sus partieipantcs y cspec-tadorcs.

  • puede ahora estar preparada para actual' de Ness, 1998),ademas de su inscripcion en paI1eesta manera sin la autoridad del Estad05. del sistema de justicia en Nueva Zclanda y

    Aunque existen diferentes finalidades y algunos de 10sEstados de Australia. EI casti-fomms de legislacion que fundamentan es- go que toma la forma de signos y simbolostas variedades de castigo emotivo y osten- oficialmente aprobados, ostentosos y usual-toso, parecen compartir algunos temas. En mente denunciatorios, puede hallarse a 10lar-primer lugar, privilegian 0 presuponen de una go de un importante numero de Estados enmanera u otra la paI1icipacion del publico en los Estados Unidos y en partes de Australiala administracion y la provision de castigo (vel', respectivamente, Massaro, 1991; Pratt,(en algunos casos con aprobacion fomlal y 1999). El involucramiento publico en la vigi-en otros sin ella) en oposicion al modo en el lancia y el seguimiento de los delincuentesque en la sociedad modema pasaron a que- sexuales liberados se esta difundiendo a tra-dal' encerradas dentro del compuesto exclu- yeS de los Estados Unidos y ha devenidosivo de las burocracias penales. En segun- parte de la agenda penal en Inglaterra, Nue-do lugar, dan preeminencia a la expresion va Zelanda y Australia. Las expresiones deemotiva a expensas de la racionalidad con- violencia publica activa y ostentosa y la acti-trolada que ha dominado hasta aqUi la impo- vidad de tipo vigilante que conducen a casti-sicion de castigo en la sociedad modema y gos humillantes son allll mas dificiles deque ha intentado mantener su potencial emo- cuantificar (no es un dato menor que seantivo a raya. Y en tercer lugar, en cualquiera esporadicas y ad hoc). La impresion en elde las fonnas que toman reflejan una dife- discurso academico (Johnson, 1992, 1996;renciacion con relacion almarco del moder- Rose, 1994; Dawes y Hill, 1998) Y en docu-nismo penal y sus presupuestos -POl' medio mentales de television sobre el tema6, juntode la recreacion de fonnas penales de epo- con la evidencia de una cobertura crecientecas distintas, 0 pOl'una voluntad de cons i- pOl'parte de la prensa del fenomeno en estosderar juntas alas formas penales de diferen- uitimos ailos (West, 1998) es que estas acti-tes fomlaciones sociales. vidades se estan incrementando. Cuando re-

    Es importante, pOl'supuesto, no exagerar unimos estas corrientes, parecen brindamosestas tendencias -en realidad a 10 largo de evidencias bastante importantes del resurgi-las sociedades angloparlantes observamoS'"' miento de una tendencia hacia aperturas pe-un desarrollo muy fragmentado y despare- nales que abastecen, y a menudo aprueban,jo-. Sin embargo, se estima que existen unos la liberacion de emociones y que "envian500 proyectos de justicia restaurativa en los mensajes" a traves de su despliegue osten-Estados Unidos y 100 mas en Canada (Van toso.

    5 Vcr Sky Ncws dcl 7 dc abril dc 1998 para infomlcsdcsdc Gran Brctafia dc dCl11ostracioncs cnojadas dcmultitudcs lucgo dc la libcraci6n dc la prisi6n dcdclincucntcs scxualcs. La violcncia publica dc dis-tintos tipos dc intcnsidad ha cstado, por supucsto,rcgularmcntc prcsentc durante el dcsarrollo dc lapenalidad l11oderna; sin embargo, 10 notable dc las

    dcmostracioncs dcseriptas cra prccisal11cntc quc c1lasfucran demostraeiones dc cnojo aetivas y osten to-sas. en vcz dc tomar la forma mas discreta de "car-tas al editor" 0 qucjas en convcrsacioncs.

  • zaci6n a 10 largo de areas mas amplias del EI segundo de estos elementos se relacio-tejido social modemo -en realidad, esta ten- na con los cambios en los habitos sociales.dencia hacia la "disminuci6n de los contras- Elias acm16 este tennino (que ha sido mastes sociales, pero con un incremento de las ampliamente conocido a traves del trabajovariedades" es para Elias otro identificador de Pierre Bourdieu, 1984)para referirse al "ca-clave del proceso de civilizaci6n en l11archa nicter social 0 a la constituci6n de la perso-(Mennell, 1992). nalidad" de las personas (Mennell, 1990:207).

    Pero los cambios culturales por los cuales Es decir, es como si con el avance del proce-su trabajo es probablemente mejor conocido so de civilizaci6n estos desplazal11ientosha-son solamente un rasgo del proceso de civi- cia una mayor previsi6n y autocontrol selizaci6n. Deben ser leidos en una interacci6n volvieran, podria decirse, una "segunda na-con otros tres elementos con respecto a los turaleza". En la medida en que estos contro-cuales no tienen una existencia independien- les intemalizados sobre fa conducta de unte. El pril11erose relaciona con el cambio so- individuo se volvieron mas automaticos yciaIestructural. El Estado modemo empez6 a penetrantes, cada vez mas un aspecto dadoasumir una mayor autoridad y control cen- por supuesto de la vida cultural que en con-tralizados sobre las vidas de sus ciudada- secuencia aumentaba el umbral de sensibili-nos, hasta el punto en que lleg6 a tener el dad y vergiienza, ayudaban eventualmente amonopolio sobre el conjunto de impuestos y producir el ideal de ciudadano completamen-el despliegue de la violencia legal (y, al me- te racional, reflexivo y responsable, que nonos por inferencia, la imposici6n de castigo actuaria impulsivamente, renunciana a lavio-legal). En la medida en que surgian disputas, lencia, sentina malestar por la visi6n de sufri-los ciudadanos miraban crecientemente ha- miento y reconocena la autoridad del Estadocia el Estado para que las resolviera por ellos para resolver cualquier disputa en la que estu-en vez de intentar hacerlo ellos mismos. 19ual- viera involucrado.mente, resulta probable que el crecimiento Esto conduce a 10que, en tercer lugar, Eliasde los Estados naci6n (europeos) y la forma- llama los "modos de conocimiento" -es de-ci6n de limites territoriales firmes y cir, los sistemas humanos de creencias y ma-defendibles haya dado lugar a un crecimien- neras de entender el mundo. Encontramosto en los sentimientos de responsabiIidad'" asi, particulannente en el penodo modemo,hacia sus conciudadanos y de identificaci6n cada vez menos confianza en las fuerzascon ellos. Hicieron posible la fonnaci6n de extrahumanas como la Naturaleza, la Fortuna"interdependencias" que se tornaron mas y el Destino. En lugar de eso, el mundo seamplias y mas firmemente cementadas con la volvi6 mas calculable y entendible: el riesgodivisi6n del trabajo heterogenea y eI conco- se volvi6 ladinamica del mundo modernomitante cambio desde la vida rural a la vida desplazando alas fuerzas sobrenaturalesurbana. Las personas significativas a quie- (Beck, 1992); de la misma manera, los indivi-nes se debia algun tipo de reciprocidadlobli- duos ya no fueron impotentes frente a losgaci6n se volvieron mas numerosas y se ne- dioses, sino que pudieron activamente hacercesitaron restricciones alas conductas im- al riesgo predecible y entendible (Bemstein,pulsivas y las agresiones junto con el 1996). Al misl110tiempo, esto produjo siste-simultimeo fomento de 10opuesto: previsi6n mas de creencias que ya no estaban organi-y autocontrol. zados en tomo al mito y la fantasia, sino cada

    El castigo cmotivo y ostenloso. Su declinacion y re~urgjl11icnto en 1::1socicdad moJcma 39

    vez Illasalrededor del saber de expertos cien-tificos de tipos variables, particularmentecuando este saber fue consolidado en lasorg'anizaciones burocraticas del gobiernomodemo.

    Un punto final aqui. Debe acentuarse queesta excursi6n te6rica forzosal11entetiene queser tomada en un nivel l11uygeneral -en cual-quier exegesis del trabajo de Elias es vitalevitar ser convencional-. Debe enfatizarseque el no estaba proponiendo un 1110delounilineal de desarrollo social -en realidad seencontraba lejos de eso-. Las secuenciasinteractivas del proceso de civilizaci6n po-dian ser vanadas, probablel11enteviajaran apasos diferentes y divididas en vias distin-tas, de acuerdo con el predominio y la natu-raleza de aquello a 10que el se refin6 como"fuerzas centnfugas locales" (por ejemplo,los niveles de poblaci6n, los !imites geogra-ficos) un punto que deja claro en su magnumopus y en algun otro lugar (Elias, 1996). Asi,aunque los efectos del proceso de civiliza-ci6n pueden ser visualizados en un nivell11uygeneral, ese proceso puede tambien condu-cir a manifestaciones locales, diferenciadas.Y no s610esto, el proceso civilizador mismopuede ser interrumpido -por fen6menoscomo la guerra, las catastrofes, cambios so-ciales dramMicos, etc.-. En estas situacio-nes, "Ia annadura de la conducta civilizadase desmorona rapidamente", con una conco-mitante fragmentaci6n de la autoridad guber-namental centralizada y un descenso en lacapacidad humana para la acci6n racional

    7 En rcalidad, cn el trabajo postcrior de Elias, elHolocallsto en sf mismo es observado como el reSlll-tado no intcncional de aspcctos del proeeso civili-zatorio que trajo con 61 burocratizaei6n tecnocniti-ca, orden, cliciencia, etc.: c intlueneias deeivilizato-rias cspecilieas, puestas cn mareha por medio de

    (Elias, 1994;Fletcher, 1998:82).Con estas cir-cunstancias, el proceso de civilizaci6n sena"puesto en reversa" y veriamos lareemergencia de conductas y valores masapropiados a eras anteriores.

    Habiendo dicho esto, el uso que hace Eliasdel concepto de "descivilizaci6n" para des-cribir esas eventualidades no involucra nin-guna "vueita atras del reloj" en general. Pri-mero, la intensidad y la duraci6n especificasde cualquiera de tales "derrames" va a de-pender, como el grado de desarrollo del pro-ceso civilizador mismo, de contingencias lo-cales. Y segundo, parece improbable que laefectividad del proceso de civilizaci6n comoun todo sea hecha a un lado por tales fuer-zas. En realidad, en la sociedad modema lastendencias de larga duraci6n hacia la buro-cratizaci6n no s610proveen en sl l11ismasunimportante obstaculo contra el colapso engran escala del orden social existente, sinoque es probable que su propio impulso lasarrastre hacia adelante, localizando asi ade-mas los efectos de cualquier influel1ciadescivilizadora. En ese contexto sena posi-ble observar tendencias civilizadoras ydescivilizadoras operando juntas can inten-sidad variada7• Cual1doesto es traducido enefectos penales, probablemente se genere elpotencial para la acentuaci6n del "castigovolMil y contradictorio" (Garland, 1996; 0'Malley, 1999) -mas particulal111ente,la acre-centada continuidad del racionalismo buro-cratico junto con el resurgimiento del casti-go el11otivoy ostentoso que observamos hoy.

    inseguridadcs y una dfsminuei6n de tolerancia y autocontrol (Elias, 1996: Fletcher, 1998): la eticicneiateenol6gica necesaria para cometer asesinatos ma-sivos sostenidos combinados con una cultura de odioa 10s outsiders sc hacc asi tolet'J1llJe':{~, mmbi6n, enun eontcxto diferente. van Krieken, 1999).

  • Lo que podemos tambien extraer de los del poder de castigar, mayor el sentido deparametros teoricos de Elias es que, en la identificacion mutua y mayor el umbral depenalidad modema, el juego de las dos fuer- sensibilidad y vergiienza, en mayor medidazas mencionadas va a ser un reflejo de la esto da lugar a una penalidad inserta en elparticular intensidad de los rasgos del pro- racionalismo burocnitico. Como corolario,ceso de civilizacion en cualquier tiempo cuanto mayor enfasi~ encontremos sobre eldado. Como ha planteado el problema castigo emotivo y ostentoso, es mas proba-Stephen Mennell (1995:9) "Ios regimenes de ble que observemos, con referencia a ten-administracion de la emocion se fOrman y dencias en la direccion opuesta a estos ras-cambian de manos junto con los cambios gos, 0 una adaptacion mas lenta al procesoen la organizacion social". Cuanto mayor civilizador 0 una interrupcion descivilizadorasea la tendencia hacia el monopolio estatal del mismo.

    Permftasenos ahora intentar sostener es- de signos, simbolos y mensajes crudamentetas afim1aciones en referencia al desarrollo codificados asociados con esta misma pena-penal modemo. Un argumento convincente lidad publica y ostentosa y sus mutilacionesya ha sido planteado(Spierenburg, 1984) acer- y trabajo forzado; sus exposiciones y exclu-ca de que en la era premodema el patron de siones, lapidaciones y hogueras, ahogos ycastigo en las sociedades occidentales se- las pnicticas de tarring y featheringS".guia en gran medida los valores implicitos en Si usamos Inglaterra como un ejemplo deel proceso de civilizacion. En la medida en la particularidad de estos cambios, Gatrellque los umbrales de sensibilidad y vergiien- escribe que: "... el Ltnicovestigio de torturaza aumentaron, encontramos actitudes cam- que sobrevivio en el siglo XVIII. la presionbiantes hacia los castigos corporal y capital. con pesas. cayo en desuso luego de 1735 yEstos pasaron a ser mas moderados en fero- file legalmente abolido en 1772. como 10cidad y restringidos en uso, y a reflejar, ert'"fileron las marcas mas extremas de ignomi-linea con los parametros teoricos de Elias, nia inscriptas sobre el cuerpo del criminaluna sensibilidad creciente hacia el sufrimien- -Ios sellos en 1779. la hoguera para Iosto de los otros, y un fastidio, para no decir cuerpos colgados de las mujeres traidorasdisgusto, hacia aquellos aspectos del espec- en I 790" (Gatrell, 1994:15).taculo premodemo de castigo que eran cre- Se refiere asimismo a la reduccion de loscientemente considerados como "eventos castigos corporales en la decada de 1830 y aperturbadores". Las ejecuciones y los azo- la abolicion de las ejecuciones publicas entes publicos, ciertamente, caen en esta cate- 1868. Durante el mismo perfodo encontramosgoda pero, ademas, toda la otra parafemalia la abolicion de la procesion de los condena-

    x Practica eansistente en la aplieacion de alquitran mas que se pegaban al alquitnin y aumentaban lacaliente sabre la piel desnuda y el agregado de plu- humillaeion del eastigado (N. del T.).

    dos desde la Newgate Prison hacia TybumGallows en Londres; el vestido de negro dela plataforma de la horca (ahora cn Newgate),en un intento de darle mas solemnidad a laocasion; la introduccion del tmlido de lascampanas de la iglesia en el momento de laejecucion y la abolicion de visitas de miem-bros curiosos del publico (que pagaban) enNewgate para ver el servicio enla iglesia brin-dado al condenado la noche antes de su eje-cucion (Griffiths, 1896: 199; Radzinowicz,1948). Ademas, la picota fue abolida en 1815,el ducking stoot' en 1817 Ylos cepos fueronusados por ultima vez en 1860. Lo que estepatron indica es la declinacion en el perfodomodemo temprano de una penalidad quehacia un despliegue ostentoso y contaba conla posibilidad y la apertura emotiva comocomponentes centrales.

    Si, durante el curso'dei siglo XIX, las ex-presiones de indignacion y disgusto contrasus remanentes se encontraban inicialmen-te entre 10sgrupos de elite de fonnadores deopinion (novelistas, visitantes de las prisio-nes, ensayistas, antiesclavistas, etc.), gra-dualmente empezaron a enraizarse en el inte-rior del aparato penal mismo y tambien delproceso politico (ver Reportfrom the SelectComittee of the House of Lords on CapitalPunishment, 1856; mas generalmente, Gatrell,1994). De esta manera, en la sociedad mo-dema se gasto una energia considerable entratar de expulsar de la estructura penal acualquiera de los rasgos que quedaran; ycomo el castigo se aisla crecientemente comouna propiedad exclusiva de las burocraciasgubemamentales centralizadas, encontramoscada vez mas un enfasis sobre una raciona-

    " Dispositivo usado para el castigo cansistente enuna silla en la que eI ofens or era atado y zambullidoen eI agua (N. del T.).

    lidad cuasicientifica no emotiva como su jus-tificacion.

    En estos aspectos, y en contraste con eldisgusto asociado con el "espectaculo desuftimiento" premodemo (Spierenburg, 1984),la construccion de las primeras prisionesmodernas fue contemplada con un sentidode orgullo y realizacion -ellas tenian una es-trecha correspondencia con las expectativasculturales de 10 que era considerado comouna forma aceptable de castigo en la socie-dad modema-. Whitfield (1991: 19) escribeque la prision Maidstone, construida en 1819,"era ef edljicio mas grande y mas imponen-te de la ciudad. Las imagenes del siglo die-cinueve muestran como dominaba el hori-zonte y ef area a su alrededor ". LaPentonville Model Prison, abierta en 1842,con su sistema de calefaccion central comosu piece de resistance, fue considerado eledificio mas modemo (y mas caro) en el pais,capaz de atraer dignatarios extranjeros comovisitantes. Del mismo modo, la grandiosidadaustera de su arquitectura devino un modelopara la mayor parte del desarrollo subsiguien-te de las prisiones en el siglo XIX. Las gargo-las (como en Newgate, reconstruida en 1784)Y la fortificacion extensa y ostentosa quesigno a la arquitectura de algunos de los con-temporaneos a Pentonville deberian de he-cho ser mantenidas en un minimo ("el aspec-to de las carceles mas tenebrosas a travesde su exhibicion de grilletes es ofensivo paralos bien dispuestos [v] no se encuentra quesea repulsivo para los viciosos", [Field,1848:73]; Brodieetal., 1999). Unpublico cre-cientemente excluido (Dixon, 1850) encontra-ria poco para observar dentro del "espacio

  • sin alegIia" (Teeters, 1957:73) que la coni en- para tomar al transporte de los prisioneroste principal de la arquitectura de las prisio- desde Ios tribunales a la carcel menos obviones ahora constituye. Para guiarlo, existian y notable durante el siglo XIX -Ia procesionreaseguramientos con relacion a algunos ele- de prisioneros encadenados por las callesmentos del establecimiento de prisiones emer- locales fue abolida en la decada de 1820gente: "... Ia construccion de la prision (Griffiths, 1896). Eran conducidos, en cam-(Pentonville), en casi todos los puntos un bio, en "vehiculos prisiones", que adquirie-modelo -un noble ed(/lcio-· el propio rever- ron rapidamente una infamia como "Blackso de la tenebrosidad (un tema de no poca MaIias", a causa de la poco respetable natu-importancia para los espiritus) mostraba de raleza de sus pasajeros y sus negocios (Oneuna vez al hombre. de entrada. que et esta- who has endured it, 1877). En la segundaba entrando a una prision de instruccion y mitad del siglo XIX, la presencia de prisione-de probation 111{1S que a una carce! de casti- ros en las estaciones ferroviarias y sobre engo opresivo" (Kingsmill, 1854:121). 10s trenes -cuando eran transferidos de una

    Las condiciones en el interior de las nue- prision a otra delante de un publico curioso-vas prisiones podrian parecer tan salubres dio lugar a arribos mas discretos y a viajes en(almenos para las autoridades) que el medi- coches y vagones celTados reservados ex-co de la prision, Campbell (1884: 124)destaco clusivamente para ellos (Balfour, 1907).que "nuestras prisiones pueden ser compa- Ademas, hacia el final de ese siglo, encon-radas en cuanto a la salud con cualquier tramos el desarrollo de un diseiio arquitecto-establecimiento dentro del pais. y los pri- nico que intento apartar la construccion desioneros recibidos en una condici6n debil y prisiones de un estilo caracterizado por unextenuada son muchas veces liberados con exterior Iigido y amenazante que habia deve-una salud robusta ". nido el modo en el que su austeridad habia

    Pero aun en el punta mas alto de su pompa sido "traducida". Ahora, la "mirada" de lay esplendor las prisiones comenzaron a in- prision era algo que debia ser evitado y en-vocar sentimientos de inquietud y disgusto. contramos varios intentos para camuflar 0La Am11eyPrison en Leeds, abierta en 1848, disfrazar su apariencia. Hobhouse yfue reconocida como una fuente de "orgullo Brockway escribieron de Wonnwood Scrubs,y desgracia" para sus ciudadanos locales~abierta en 1884: "Una vez pasada la pesada(Report of the Inspectors of Prisons of the puerta de ingreso. la entrada podia ser laA1idlandsand Eastern District, 1849): orgu- de un colegio. EI camino de piedra rodeallo porque los edificios de la prision ellton- un cesped bien mantenido bordeado porces representaban las fomms mas avanzadas geranios rojos. En la parte trasera hay unade diseiio arquitectonico e inversion civica; gran cap ilIa construida en piedra gris endesgracia a causa de su asociacion con algo estilo normando. Conducen a ella pasajesque era ahora observado como desagrada- alineados con arcos de piedra como losble per se -el castigo de los ofensores-. Al claustros de algLinmonasterio ... Pero luegorespecto podemos ver ahora como una sen- de pasar desde la puerta al hall de entrada.sibilidad creciente hacia el sufrimiento de los el color y la belleza raramente se ven... Enotros conduce a una remocion gradual de los la mayoria de los casos la prisi6n en si mis-prisioneros de la escena 0 de la vision publi- ma no esta librada de monotonia"ca. Se hicieron varios intentos, por ejemplo, (Hobhouse y Brockway, 1923:78).

    De manera similar, Wood(1932:277) obser-vaba que Camp Hill (1908) tenia "hermososalrededores ... dentro de la prisi6n, enfi"entede las o/icinas. hay cesped bien mantenidoy jardines hermosa mente cuidados que enel verano son un alboroto de color y peljit-me. Los ladrillos de la carcel descansandetras, siniestros y amenazantes ".

    EI posterior diseiio de Ias prisiones asumioen conjunto una forma que buscaba hacerlasimperceptibles, a medida que advertimos uncreciente enfasis sobre Ia necesidad de pro-teger las sensib{lidades de aquellos que lle-vaban adelante actividades en la prision deunau otra fonna. EIHome Office (1959) inclu-yo en sus planes para 10que fue entonces elmayor programa de constrnccion de prisiocnes del siglo XX "dos rasgos (que) cambia-rim en gran medida el aspecto amenazantede la prision como el publico la ve. No ha-bra un gran muro. pero la privacidad seramantenida por un muro de concreto de ochopies. dentro del cual habra una cerca concadenas de doce pies que culmina con alam-bre de ptias con propositos de seguridad.Los visitantes de la prision. sea de negocioso para vel' prisioneros. ya no tendran quepasar a traves de unaformidable puerta sinoque entraran a un ed(jicio ordinario de ofi-cinas que forma parte del perimetro. Estecontendra todas las o/icinas administrati-vas y los cuartos de visitas para los amigosde los prisioneros" (The Home Office,1959:117).

    Estas modificaciones arquitectonicas fue-ron acompafiadas par un cambio en la ubica-cion geografica de la prision desde emplaza-mientos urbanos que habian sido caracteris-ticos de la mitad del siglo XIX hacia areasremotas, alejadas y ocultas. Los valores cam-biantes de las tierras obviamente jugaron unpapel en esta transicion, pero otro factor, otravez, fue el creciente sentimiento de perturba-

    cion y disgusto que su presencia provocabaahora en las comunidades locales. Hopkins(1930: 13) destaco que "las prisiones y looSprisioneros nunca seran considerados ve-cinos deseables y en todas partes deben es-perarse oposiciones a su emplazamiento " -estos sentimientos eran repetidos regular-mente (Report o{the Prison Commissioners,1947;Home Office, 1977).Y de la misma ma-nera, en la medida en que este rechazo publi-co y esta intencion de eludir a la prision ysils dispositivos comenzaron a estar estable-cidos en el habito social, las autoridades pe-nales empezaron a actuar con independenciade un publico aparentemente incomprensivoy no interesado, como si las fuerzas de racio-nalizacion y modemizacion fueran su propie-dad exclusiva. Por ejemplo, el Report of thePrison Commissioners (1954) respondio alasansiedades locales acerca de los planes paraconstruir la prision psiquiatrica GrendonUnderwood como sigue: "Parece haber unmalentendido en algunos puntos con res-pecto alas jimciones que se pretende queestos nuevos establecimientos deberian te-nel:" necesita ser en/atizado que no se in-tenta que se vueIvan solamente ni aun prin-cipalmente un establecimiento para psico-patas. La orientacion sera tratamientolrehabilitacion. y cargar el clima clinico conlas personalidades psicopaticas mas di/id-les y a veces irreversibles viciaria la at;nos-lera terapeutica con mirada hacia eljilturoa la que se espera que perteneceran ... "(Report (~lthe Prison Commissioners,1954:100-101).

    Junto a estos cambios en ubicacion y apa-dencia encontramos un disgusto creciente -en interes tanto de las autoridades penalescomo de muchos miembros del publico- poralgunos de los rasgos mas humillantes delos regimenes intemos de las prisiones. Asi,los unifom1es infamantes con sus marcas de

  • patas de gallo y sombreados infantiles fue- Este incremento de la sensibiiidad frente alron gradualmente modificados desde la 61ti- despliegue de 10 que era considerado unama parte del siglo XIX (Report of the fuerza emotiva indebida que el castigo aca-Committee oj'lnquiry on Prison Rules on rreaba consigo, se refleja tambien en los cam-prison dress, 1889). Y no parece haber dudas bios en el lenguaje penal durante el mismoacerca de que fue la disconfonnidad regular- perfodo. El glosario emotivo de la ultima par-mente expresada ante la vision de los prisio- te del siglo XIX (la exhortacion del juezneros en sus ridiculos atuendos (Griffiths, Stephen en 1883 habia sido que los deiin-1904:146), y el sentido de degradacion que cuentes debian ser "odiados") dio lugar du-esto acarreaba y que los mismos prisioneros _rante el curso de este siglo a afimlaciones y

    t· . t t ban (One who J1as reflexl'olles mas moderadas. EI ex !ider de lacon muamen e no a .endured it. 1877;Balfour, 1907; Leigh, 1941; English Prison Comission, Sir EvelynWicks, N. D., Houghton, 1972) 10que ayudo Ruggles-Brise (1921:87) sugirio que "hastaa impulsar estos cambios. De manera similar una cierta edad. todo delincuente podriaotros aspectos de la vida de la prision, rela- ser considerado potencialmente como uncionados con la apariencia personal, la higie- buen ciudadano ... ". En otras palabras, lane, las dietas y los dispositivos para alimen- superacion delos umbrales de la vergiienzatarse, las expresiones de deferencia exagera- y el embarazo hizo posible pensar a la crimi-da hacia la autoridad, se volvieron mas naJidad de una manera que reflejaba estasrelajados, a partir del enfasis puesto en mejo- nuevas sensibilidades. Tambien ayudo a pro-rar la dignidad y el autorrespeto de los pric veer modos de pensar acerca del delito quesioneros y remover las visiones que el Prison desplacen a la emocion y al sentimiento,Commissioner Alexander Paterson encontro remplazandolos por mas objetividad y re-tan ofensivas en una visita a Dartmoor en flexion. Sir Lionel Fox (1952:5), otro ex lider1909: "Los 1110notonos un(j'ormes [de los pri- de la Prison Comission fue por esta epoca desionerosJ estaban enyesados con amplias la opinion de que "debemos evitar la tram-flechas. sus cabezas estaban qj'eitadas ... ni pa de tratar al delito y al pecado C0l110ter-siquiera una rasurada de seguridad era minos sinonimos. y conjill1dir al derechopermitida. de manera que ademas de los res- penal can un codigo de hica ... la preven-tos de pelos sobre sus cabezas. sus cara;"" cion del de lito en el sentido mas an.lplio re-estaban cubiertas con un sucio moho. re- quiere actual' en muchos campos fuera delpresentando el crecimiento de pelo que un sistema penal". En realidad, al me:l~~en elpar de l1uiquinas para cortar el pelo no re- grupo de elite de fonnadores de opullon quemoverian" (Ruck, 1951:II). estaba en ese tiempo ublcado en la acade-

    Nuevamente, los dispositivos penales que mia, las burocracias gubemamentales. y lasinvolucraban algunos elementos de brutali- organizaciones asistenciales, ta~fue elmcre-zacion y humillacion se consideraban fuera mento de la simpatia por eI delmcuente, quede luaar a causa de su efecto en las sensibi- fue como si ellos mismos hubieran se huble-lidad:s de los observadores y no solo en las ran vuelto las victimas de las injusticias de lade aquellos sobre los que la penalidad habia sociedad: "ellos han ciertamente daii~do asido impuesta. sus compaiieros. pero tal ve: la socleda~

    involuntariamente los ha danado a ellos(Glover, 1956:267).

    Hemos usado el ejemplo de Inglateml comouna sociedad que ha estado continuamentereevaluando sus fonnas penales durante granparte del periodo modemo en un intento depurificarse de 10que se habia tomado la man-cha del castigo emotivo y ostentoso. Pero,como parte de su historia local, y tal vez es-tampado mas claramente aqui que en cual-quier otra sociedad similar, vemos tambien laimpronta del prin,cipiode menor elegibilidad,queprima facie pareceria arrojar dudas sobrela tesis que estoy tratando de desarrollar -esdecir que, durante gran parte del periodo mo-demo, es posible ver la marca del proceso decivilizacionsobre el desarrollopenal-. En con-traste, en relacion con la politica penal en lamitad del siglo XIX, el principio de menor ele-gibiJidad fue disefiado deliberadamente parahacer a la experiencia de la prision degradan-te y humiJlante.Y aunque este principio enca-jaba con la economia politica prevaleciente,podemos pensarlo en el marco de Elias comoel producto contingente del modo en el que ladramMicaurbanizacion de la vida en Inglate-rra en la primera mitad del siglo XIX perturbolas interdependencias existentes y necesitoforjar nuevas, antes de que el proceso civili-zador pudiera continuar. Lo que es evidenteen muchos de los analisis sociales de la epo-ca es el enonlle abismo social y espacial quehabia sido generado por la industriaJizacion(Poynter, 1969;Dennis, 1984).A la luz de esto,es posible hipotetizar que aunque el procesode civilizacion habia comenzado a desenma-rai'iary reemplazar a los dispositivos penalesmodemos, los reemplazos mismos sintieronlas fuerzas principales de esta interrupcion,dfmdonos, como ha escrito Richard Sparks(1996:73), "esa ideologia caracteristica delcastigo victoriano que sostenia que la pri-sion podia pelfeccionar un sistema de disci-

    plina al mismo tiempo intachablemente hu-mano e incesantemente severo ". Pero fue unainterrupcion tempormia; las condiciones dela prision comenzaron a ser sostenidamentemejoradas desde el siglo XIX en adelante,cuando las nuevas interdependencias de lasociedad industrial habian empezado a enrai-zarse y cuando el conocimiento de los sufTi-mientos de los pobres devinieron ampliamen-te accesibles, ayudando a elevar el umbral desensibilidad y compromiso.

    Si bien estas fuerzas culturales ayudaron arelegar el principio de menor elegibilidad des-de el lugar central que habia ocupado en lamitad del siglo XIX, este podria todavia tratarde reimponerse de tiempo en tiempo, como siesa temprana preeminencia hubiera ayudadoa encastrarlo en la fabrica cultural de la socie-dad inglesa modema; podia haber perdido sudominio, pero podia ser reactivado en cual-quier tiempo dadas las circunstancias propi-cias. Los regimenes de los centros de deten-cion introducidos por la Criminal Justice Actde 1948 fueron procurados para golpear yhumillar a aquellos ofensores condenados air alIi. Y sin embargo a los pocos afios debie-ron ser abandonados sobre la base de queeran demasiado brutales e insensibles: la opo-sicion a eUos vino no solo de los gropos deelite de los ref0D11adorespenales sino de lospropios oficiales de quienes se esperaba queimplementen estos regimenes: ellos encontra-ron imposible hacerlo sin sufTirseveros tor-mentos de conciencia -como si 10que se es-peraba de eUos fuera ignominioso en si mis-mo (Dunlop y McCabe, 1965)-. Lo que estaoposicion sefiala seguramente es el estable-cimiento de un habito que, en ese tiempo, re-flejaba la intolerancia mas general hacia elsufrimiento y labrutalidad innecesarios refle-jados en los asuntos penales. Si los ofenso-

  • res debian ser castigados, no debia ser hecho siderada como una sanci6n innecesariamenteen una manera que los humillara 0 degradara; degradante y deshonrosa.o POl'10menos este no debia ciertamente ser Nuevamente, sin embargo, la "cultura deel objetivojormal de lapolitica penal. Se con- tolerancia" que se encontraba en estas so-sideraba que esta debia ser conducida, en tan- ciedades no era una caracteristica innata. De-to fuera posible, sobre una base racional, no beria ser entendida como un resultado de lasemotiva, guiada por descubrimientos de i11- caracteristicas locales que habia11"traduci-vestigaci611mas que pOl'el sentimiento publi- do" el proceso civilizador. Esto es apoyadoco y sustentada pOl'las burocracias del Esta- por el hecho de que, aunque la penalidad tan-do mas que porIa gente comun. to de Holanda como de los paises escandi-

    Si nos alejamos ahora de las dinamicas in- navos en esta coyuntura tenian rasgos simi-temas del procesocivilizadoren funcionamien- lares, los valores culturales que representa-to en la penalidad moderna en Inglaterra hacia ban habian evolucionado por caminosun nive! de analisis mas general, podemos ver diferentes. Parece claro, en relaci6n con Ho-sus consecuencias operando como una espe- landa, que estos valores habian emergido decie de continuum a 10largo de la mayoria de la larga historia de pluralismo racial y religio-las sociedades occidentales modemas. En los so en ese pais. Este interactuaba con unaprimeros afiosde la decada de 1970encontra- aHa densidad de poblaci6n y ayudaba asi amos en uno de los extremos de este continuum producir un habito social en el que devinoa los paises eseandinavos y a Holanda con una segunda naturaleza ser tolerante con lossus tasas partieulamlente bajas de encarcela- veeinos para asegurar la coexistencia pacifi-miento y, al menos en comparaci6n con socie- ca (Downes, 1982). Respecto de Escandina-dades similares, condiciones de prisi6n hu- via, encontramos sociedades mas pequeiias,manasytolerables(Franke, 1995).Enrealidad, mueho mas homogeneas, con un mayor es-estas caracteristicas habian ayudado a con- paeio geografieo, en las cuales razones opues-vertirlos en modelos para e1futuro desarrollo tas a las de Holanda quizas ayudaron a esta-penal de occidente (Ward, 1972;Tollemaehe, blecer una mayor toleraneia con los propios1973; Hall, Williams y Leigh, 1981). En esta veeinos. Pero al mismo tiempo, 10que estosepoca, tal como 10ha eserito David Garlan4,. distintos paises del norte de Europa tenian(1990:224), "el castigo habia devenido una en comun en los primeros afios de Ia decadaactividad vergonzosa. desarrollada por es- de 1970 era un Estado de bienestar altamentepecialistas y profesionales en enclaves (ta- desarrollado con una inversi6n considerableles como prisiones y reformatorios) que eran. en los 6rganos centralizados de gobierno. Loen todos ios casas, removidos de ia vista del que podemos decir, entonees, es que los ele-ptibiico ".Ademas, la propia caida en desgra- mentos localizados del proceso de civiliza-cia de la prisi6n ahora ayudaba a restringir el ci6n necesarios para un mayor umbral de sen-acceso a ella para un grupo cada vez mayor de sibilidad y verguenza (que eran asi capacesdelincuentes: deudores, ofensores que delin- de colaborar en el desarrollo de un sistemaquian pOl'primera vez, j6venes, j6venes adul- penal en gran medida no emotivo y no estig-tos, alcoh61icos,pequeiios reincidentes y aun, matizador y en un menor nivel de poblaei6nen la mitad de ladecada de 1970, ladrones y carcelaria) se hallaban firmemente presentesotros ofensores contra la propiedad -para en este tiempo a 10 largo de estas socieda-quienes la prisi6n habia comenzado a ser con- des. Eran capaces de produeir una penalidad

    El castigo emotivo y oslentoso. Su decJinaci611 y resurgimienlo en 13 sociednd lllodema 47

    que encajara entonces con las sensibilida-des modernas y los correspondientes dispo-sitivos soeiales estructurales: una penalidadque retlejaba un mayor nivel de verguenza yembarazo; una penalidad que reflejaba unsentido general de seguridad entre los-ciu-dadanos, a traves de la provisi6n material y/o de dispositivos sociales, de manera que nohabia necesidad de castigar para cump lir estafunei6n a traves de un despliegue ostento-so; y una penalidad que reflejaba el controlestatal centralizado y monop61ieo. Estas ha-bian devenido las sefiales del "castigo civili-zado" en el sentido de Elias. Ello no quieredecir que tales castigos tueran en si mismoscivilizados en el usa de sentido comun deeste tennino; mas de un siglo de biografia dela prisi6n testificando la privaci6n y la bruta-lizaci6n sostenida 10confimla. Pero 10que elproeeso de civilizaci6n habia pennitido de-sarroliar era una penalidad en gran medidaan6nima, remota y a la que el creciente poderde las fuerzas burocnitieas formaron, definie-ron e hicieron inteligible -yen la que, preci-samente a causa de este marco, las brutalida-des y las privaciones pudieron ser en granmedida no verifieadas 0 no observadas porun publico que en general preferia no verseinvolucrado (Franke, 1995;Pratt, 1999).

    En el otro extrema del continuum civiliza-dor estan alas soeiedades oecidentales cu-yos asuntos penales (y sus dispositivos so-ciales mas generales) eran observados conconsiderable disgusto: ellos habian venido arepresentar una oscura mancha en el paisajede la civilizaei6n occidental. Aunque esto seadapta a algunos paises en los confines delmundo modemo (politica y geografieamente,tales como Grecia y Turquia), es quiza el surde los Estados Unidos el lugar que se en-cuentra mas obviamente en el polo opuestoal de los paises del nOlie de Europa. i,Porque? Porque los dispositivos penales de este

    grupo de Estados han estado hist6ricamenteenfrentados con aquellas tendencias mas fir-memente enraizadas en el resto del mundomodemo -0 al menos van ceITando su mar-cha-. En esta regi6n, por ejemplo, los dispo-sitivos penales emotivos y ostentosos ha-bian estado en gran medida intactos desde elfinal de la Guerra Civil NOlieamerieana, conpoco que ver con el desaITollopenal moder-no (Steinery Brown, 1927/1969;Brown, 1975;Hindus, 1980). El aeento aqui estaba puestoen los castigos al cuerpo humano, en la par-ticipaci6n activa del publico en los proeesosde castigo, en la resoluci6n de las disputasde los ciudadanos pOl'si mismos por mediodel duelo 0 del reeurso a otras fonnas de eom-bate fisico altamente ritualizado (Wyatt-Brown, 1982;Greenberg, 1990),separando deesta manera al sur de otras tendencias quetenian lugar no solamente a 10 largo de losEstados Unidos sino de la mayoria de lasotras soeiedades angloparlantes.

    Lo que ha ocurrido para explicar esta dife-renciaci6n es que el proceso de civilizaei6ntuvo etectos mas lentos en el sur de los Esta-dos Unidos. Alli, encontramos al poder con-centrado en elites rurales por 10menos hastalos Ultimos afios del siglo XIX; existia unaalta valorizaci6n del individualismo y el pa-temalismo y poco lugar para la autoridad cen-tralizada del Estado; era una regi6n en la quela respuesta inmediata a 10que fuera percibi-do como un insulto 0 una insubordinaci6nhabia devenido una "segunda naturaleza" yno algo que debia ser reprimido por la via delautocontrol. Lo que resulta mas importantees que el orden social y las relaciones huma-nas estaban estructuradas por el hecho deque estos eran Estados esclavos: las conse-cuencias de la esclavitud no solamente fluiana traves de todas estas otras subordinacio-nes a sus dispositivos sociales y penales,sino que en si mismas crearon cadenas extre-

  • madamente cortas y rigidas de interdepcn- macabros que podian conducir a una brutal i-dencias y las mas extremas fonnas de distan- dad espectacularmente vii no cstaba fueracia social -entre esclavos y no esclavos, en- de lugar en la cultura del sur y sus relacionestre negros y blanc os. Dificil111ente pueda sor- sociales correspondientes. El vigilantismoprender, entonces, que los castigos al cuerpo ayud6 a juntar a los blancos, particulam1entehumano (particulannente por parte de blan- a aquellos en "el fragil limite mas bajo dc lacos sobre negros) fueran tolerados en esa respetabilidad" en tomo a una causa "toda-sociedad cuando se hicieron intolerables ra- via digna de ser defendida" (Giding et aI.,pidamente en otros 1ugares: las restricciones 1998:486) -su percepci6n de la propia supe-que habia sobre los castigos corporales se rioridad racial y 1a necesidad de defender arelacionaban, parece, solamente a los azotes las mujeres blancas de negros supuestamen-de 10s blancos: parque esto significaba que te sexualmente codiciosos (ver Hall, 1979)-estos sean castigados de la misma manera que, al parecer, para grandes sectores de laque los negros (Hindus, 1980: 101). sociedad de posguerra del sur el derecho ya

    En el periodo siguiente a la Guerra Civil, 1as no era capaz de garantizar. Los linchamien-caracteristicas sociales y economicas del Sur tos nuevamente demostraron una toleranciacambiaron en alguna medida: la segregaci6n, mucho mayor al sufrimiento en esta cultura,consagrada en el derecho, reemplazo a 1a es- particulannente cuando eran todavia inflin-clavitud y encontramos un lento giro desde gidos por blancos sobre negros: que las bar-el agrarismo hacia la industrializacion y la ur- baridades que producian (ver Williams, 1959;banizacion. Nuevamente, la penalidad en el Hall, 1979; Bartley, 1983) pudieran realmentesur comenzo a reflejar elnuevo orden social, ser toleradas nos dice cmin grande pennane-aunque cargando todavia el legado cultural cio la distancia social entre b1ancos y negrosde 1a esclavitud y sus correspondientes par gran parte del periodo modemo: y tam-creencias y prejuicios. El mundo penal pre- bien muestra en que medida la actividad pe-modemo que habia existido hasta la GuelTa nal era todavia conducida mucho mas aHa deCivil se habia ido. Sin embargo, desde la lilti- la autoridad del Estado en esa region.ma parte del siglo XIX hasta 1a mitad del si- Encontramos, de manera similar, una to1e-glo XX, dos de los rasgos definitorios del rancia alas cadenas de forzados trabajandosur pasaron a ser el vigilantismo y los lincha":'"' en las autopistas pliblicas hasta la decada demientos; aquello que a 10s ojos del resto del 1960, mucho despues de desaparecer en so-mundo modemo era visto como camavales ciedades similares10 (Sellin, 1976). Parece cla-

    10 La lucha para haccr alas cadcnas dc forzados lidad dc cstas mcdidas; cl pcriodismo dc invcstiga-inaccptablcs tanto para prisioncros ncgros como cion cfcetivamentc "'avcrgonzo'"a aqucllos Estadosblancos iba a tomar varias dccadas mas, c involucro todavia pcndicntesdel pasado pcnal de esta mancraun proceso sostcnido de desgastc: eI cneadenamien- (vcr Time Magazine, 13 de scpticmbre de 1943.to gradual mente paso a ser mcnos rcstrictlvo, la "'Georgia'sMiddleAges"). Posteriormcntc,Thorsteinconeieneiapublica fue clcvada por revclacioncscon- Scllin (1976: 170) ibaa cscribir que "'Iosrefonnadorestinuas de cscandalosy brutalidades;una famosapcli- de la prision Iibraronuna dil1ci1batalla quc en algu-eula de la dccada de 1930 (I am a Fugitivc from a nos Estados no fue parcialmente ganada sino hastaChain Gang) atrajo la simpatia publica; los casos medlados dc los eincuenta y cn otros esta todaviajurisprudeneiaies (por ejcmplo, Johnson v, Dye slendo sostenida aun euando las viejas primitivas(1947) 71 F, Supp 262) desatiaron la constituciona- eadenas dc forzados scan historia ahora",

    T;ro l1uevamente que el predominio de los ne-gros en las cuadrillas de prisioneros encade-nados ayud6 a hacerlas tolerables por tantotiempo luego de su desaparici6n 0 la de suequivalente en otros lugares (Mohler, 1924;1925). Y encontramos una tolerancia a las con-diciones de pl;si6n que hablaba de una eco-nomia de sufrimiento y expectativas cultura-les dramaticamente diferentes de 10 que eraun castigo tolerable con relaci6n a 10 que seencuentra en otras sociedades modernas. Porejemplo las Georgia State Prison Rules de 1898disponian que "Ias mencionadas autorida-des prepararim y publicarim reglas comple-tas, razonables y humanas... LV) espec(fica-mente prescribiran los poderes y deberes delsuperintendente, el comisionado, el guarda,

    eljele de azote,l'u otra persona relacionadacon la administracion de los condenados"(Prison Conunission of Georgia, 1899: 17).

    A pesar de los intentos de -por 10 menos-algunos de los Estados del sur en la decadade 1950 para reflejar mas adecuadamente laspracticas y el lenguaje penal de sus contem-pOr3neosll, el Deep South representaba demanera indeleble el polo opuesto delcontinuum civilizador y sus caracteristicasno deseadas. En estos aspectos, la relaci6nen la decada de 1970 de estas polaridadespenales -caracterizadas por la racionalidadburocratizada en un extremo y el castigo emo-tivo y ostentoso en el otro- con el procesode civi1izaci6n puede ser representado en unafom1a tabular como en la Tabla 1.

    Dispositivos penales raciona-les y burocr:iticos

    Dispositivos penales emotivos yostentosos

    Autoridad central fuerteInterdependencias fuertes yextensas

    Autoridad central debilInterdependencias debiles ysuperficiales

    AutocontrolRacionalidad y calcuio'Seguridad

    Falta de controlMito y fantasiaMiedo

    Bajas tasas de encarcelamientoCondiciones tolerables

    Altas tasas de encarcelamientoCondiciones intolerables

    " EIAnnualReport of the StateBoardof Correctionsde Georgia (1950:2) proelam6 quc "Georgia !ideraal resto de la nacion en el empleo luerativo de sutrabajo uti!... Los oficiales de prisioll de fuera deGeorgia estan asombrados por el bUCIltrabajo quecstamos haciendo"; ct de 1952:2 notaba que "'esta-

    Sur de Estados Unidos

    mos orgullososdel progreso quc hemos heeho cn laadministraeion de la prision duranle los liltimosafios". Hacia 1965, el logo del departamento habiasido "La rehabilitacion paga" (Annual Report ofthe Stalc Board of Corrections, 1965).

  • Los actuales distanciamientos con respec- go y el peligro son globalizados por los me-to al racionalismo burocratico de la penali- dios de comunicacion, parece probable quedad parecieran sugerir que las precondiciones se produzca un recorte mayor en la seguri-para ese enfasis -monopolio del Estado cen- dad, el sentido de bienestar y el potencialtral del poder de castigar, fuertes interdepen- para la tolerancia (Giddens, 1990)-revirtien-dencias y un alto umbral de vergiienza y em- do el proceso de civilizacion y dando lugar abarazo- han sufrido algun reajuste. Pero la posibilidad de efectos descivilizadores-.aque! no es en S1mismo 10 suficientemente Por ejemplo, los peligros devienen mas om-fuerte como para trastomar a la "penalidad nipresentes e incalculables; los mitos y lascivilizada" de la modemidad, sino solamente fantasias empiezan a reemplazar a la objetivi-para impulsar a segmentos de esta en nue- dad y a la conjura de los monstruos que pa-vas direcciones. Como hemos notado, hay recen acechar detras del lustre y el brillo de laactualmente, junto con estos desarrollos, una vida cotidiana.continuidad -un mejoramiento en ciertos as- De manera similar, aunque la naturalezapectos- de los dispositivos penales existen- heterogenea de la sociedad moderna hoytes. Lo que esto estaria indicando, entonces, puede forjar nuevas interdependencias y re-es una nueva configuracion del poder penal ducir la distancia social, esto puede tenerreflejando tanto las influencias civilizadoras tambien el efecto de erosionar sus funda-como las descivilizadoras y arrastrando en mentos mas establecidos (desde la decadaconsecuencia las posibilidades de castigo en de 1970 estamos ante el cuestionamiento dedirecciones enfrentadas y contradictorias. 1afamilia, 1aescuela, 1apolicia, la Iglesia,etc.),

    Por ejemplo, puede considerarse que las recOliando de esta manera un sentido de latendencias hacia 1agloba1izacion, el desarro- estabilidad social profundamente inculcado.110tecnologico y la comunicacion masiva son Nuevamente, los efectos que las fuerzas po-una continuacion del proceso de civilizacion; liticas de las ultimas dos decadas han tenidoes probable que refuercen las interdependen- en la reduccion y 1a desacreditacion de lacias (a traves del comercio intemacional, las autoridad monopolica del Estado en un con-nuevas alianzas intemacionales, etc.) e il.;':'"junto de sectores devienen en que la seguri-crementen 1aidentificacion con -0 al menos dad misma en sus variadas fonnas comienzaprovean mas tolerancia hacia- los ciudada- a ser comodificada (Garland, 1996),mas quenos de otros paises. Es probable que en 1a ser una ob1igacion para Estado, que debe"aldea global" la vecindad se extienda mu- proveerla. Ademas, en un clima de recursoscho mas aHade la propia localidad geografi- escasos, en yuxtaposicion con las ofertasca inmediata. De manera similar, la naturaleza de altas recompensas para 10stomadores exi-crecientemente cos1110politay p1uralista de tosos de riesgos, el propio vecino 0 compa-las sociedades modemas implicaria un incre- nero de trabajo resulta un rival 0 competi-mento en la tolerancia bacia grupos minorita- dor; el propio habito social comienza a refle-rios y ordenes personales diferentes. Al con- jar menos tolerancia y autocontrol y unatrario de esto, la globalizacion puede condu- mayor probabilidad de agresion. De esta ma-cir a un debilitamiento de la soberania de los nera, junto con 1aposibilidad de nuevas in-Estados-nacion; y en la medida en que el ries- terdependencias, existe la posibilidad para

    nuevos "grupos estab1ecidos y gruposoutsiders" (Elias y Scotson, 1965), con unadistancia social en expansion y un concomi-tante descenso en la identificaci6n entre losdos; 1a trayectOlia civi1izadora continua enalgunos aspectos, y es puesta en reversa enotros.

    Y es esta dualidad la que parece subyacera los desarrollos penales contradictorios delpresente. Por un lado, el Estado central escapaz de continuar y extender su propio po-der de castigar. Nuevos rasgos de expansiondel racionalismo burocratico Ie penniten ad-ministrar mas eficientemente las consecuen-cias, por ejemplo, de las sentenc1as de pri-sion cada vez mas largas. Por otro, es tam-bien capaz de demostrar de esa manera queesta respondiendo alas crecientes deman-das del publico acerca de que, habiendosedesprendido de la responsabilidad de pro-veer seguridad en otros sectores del cuerposocial, debe volver atras sobre sus recursospenales para procurar proveerla y hacerloefectivamente. Por esta raz6n esta preparadopara revalidar 1as posibilidades de castigarque dan 1ugar a 10s mas obvios signos dedisgusto para 10s ofensores y a reasegura-mientos para e1publico ("recuerdo la visionde las cadenas de jiJrzados como un nino ...fa impresion que tenia era fa de un estadode trabajo duro y de cumpfimiento de fa lev.Esa es fa imagen que Florida necesita ho·v.en fugal' de una de inocentes ciudadan~ssiendo robados y viofados todos los dias",Crist, 1996:178). Si bien la presencia de estosdispositivos hasta muy recientemente habiaprovocado la condena sobre una sociedadtal por parte del Testodel mundo modemo, eldescenso del umbral de sensibilidad y ver-giienza los hace tolerables nuevamente.

    Otra vez, la adaptacion de las tendenciasdescivilizadoras al interior de la continuidaddel proceso de civi1izacion significa que en-

    contramos que la configuracion del poderpenal caractcristica de la modemidad -lasmodemas burocracias contonnadas por ex-pertos proveyendo una guia autorizada a 10spoliticos, con el publico ajeno a la situacion-es significativamente reconfigurada. La "pu-nitividad populista" (Bottoms, 1995)comien-za a tener mas influencia y los representan-tes del Estado tratan de colocar al desarrollopenal mas en linea con el sentimiento publi-co. Algunos marcos de referencia hasta aho-ra asociados con la configuracion mas tem-prana -tratamiento y rehabilitacion, expresio-nes de simpatia y comprension para elofensor- parecen ser cada vez mas redun-"dantes. En cambio, en 1a medida en que laseguridad y la estabilidad social sonerosionadas por la ansiedad y el miedo, ob-servamos el recurso ala "demonizaci6n" deformas particulares de conducta criminal -conduciendo a respuestas que en realidadcombinan las tendencias penales opuestas-. Vemos esto reflejado en la nueva genera-cion de leyes sobre ofensas sexuales (Simon,1998), que disponen la evaluacion actuarialdel riesgo del ofensor y el involucramientode la comunidad local/gmpos de vecinos enla vigilancia y el seguimiento postliberacion.

    Aun aS1,estas medidas pueden todav1a noser suficientes para contener al humor publi-co, 0 puede que un incremento como el men-cionado en el poder del Estado, no sea suti-ciente para reasegurar a un publico desilu-sionado por la desinversion estatal deautoridad y el reconocimiento de que suspropias organizaciones burocr

  • mas deliberadas de grupos vigilantes prove- una version mucho mas saneada) se enraizayendo las fom1asde castigo expresivo que el nuevamente con rapidez en esa region masEstado todavia difiere de autorizar a causa que en cualquier otra parte. En un pais comode su compromiso mucho mas sostenido con Canada son las practicas de castigo de suslos valores asociados con el proceso de civi- habitantes indigenas las que reemergen delizacion -pero a las que el publico en general esta manera. Como 10 hacen en Nuevaes mas gustoso de considerar, el menor um- Zelanda, donde son parte de unmosaico cadabral de sensibilidad facilita el autocontrol y vez mas complejo de castigo que refleja tan-toma a tal accion una posibilidad. to las continuidades civilizadoras como las

    Una consecuencia adicional de estas ten- intelTupciones descivilizadoras y esferas dedencias descivilizadoras es que si bien du- influencia que compiten aun dentro de estarante gran parte del periodo modemo habia ultima trayectoria. El desarrollo penal actualsido posible vcr al proceso civilizador unifi- en ese pais incluye una creciente burocrati-cando al desarrollo penal y arrastrando sus zacion a traves del managerialismo y eltendencias en la misma direccion positiva actuarialismo (Department of Justice, 1996);(Radzinowicz, 1991) podriamos ahora tener los regimenes penales son crecientemente li-que abandonar estas expectativas, en la me- beralizados y saneados. Mientras tanto losdida en que observamos una creciente pre- sucesivos gobiemos en los ultimos diez atlOSdisposicion a reactivar sanciones previamen- han incrementado el poder del Estado parate dejadas de lado en diferentes fom1aciones dar lugar a tem1inos mas largos de prision -sociales. La unidad es abandonada en la me- duplicando casi la poblacion carcelaria- sindida en que nos adentramos en este nuevo un sentimiento de incomodidad 0 reticenciaterreno en el que las contingencias locales acerca de hacerlo -estas son simplemente unadevienen detenninantes importantes del de- consecuencia deseable de "la guerra contrasarrollo penal, con efectos muy diferentes el delito". Como si esto no fuera suficiente, eldesde que esta tendencia comenzo a enrai- 80% del electorado voto, en noviembre dezarse mas 0 menos una decada atras. Junto 1999, en un referendum generado por la ciu-con la continuidad del aparato penal existen- dadania'", en apoyo de sentencias todaviate (apartado de cualquier otra cosa, mucho mas largas y "trabajo duro" para los prisio-mas profundamente enraizado como para-neros, siendo la proporcion de votos 92% adesaparecer repentinamente), existe el espa- favor y 8% en contra. Si bien existe apoyocio para reactivar la herencia de tradiciones para las iniciativas de justicia restitutiva queculturales locales. Asi las cadenas de forza- acercan al ofensor y ala victima (Lee, 1996)ydos reaparecen en el Deep South de los Esta- que colocan sobre la resolucion de los con-dos Unidos y la pena de muerte (aunque en flictos la herencia de 10s indigenas maories,

    " Esta prevision cn cl sistema elcctoral fuc introdu- ciguar a un cIcctorado cnojado y amcnazado. paracida lucgo dc la c1eccion dc Nucva Zelanda de 1993. quien cl marcado giro hacia las modalidadcs neolibe-Un rcfcrendum pucdc scr gcncrado sobrc cualquicr ralcs de gobiemo por las sucesivas administracioncsasunto por la prescntacion cn el parlamcnto dc una (indcpcndientcmcntc dc su lugar usual en cI cspcctropcticion firmada por cl 10 por cicnto dcl e1cctora- politico) dcsdc 1984 habia crcado un profundo scn-do. Fuc una prcvision introducida por cI gobcrnantc tido dc alicnacion con relacion al sistcma politicoNational Party en gran mcdida. sugcriria, para apa- cxistcnte.

    las investigaciones de encuestas de opi-nionl3, tambien indican una creciente mayo-ria (63%) en favor de la pena de muerte parael homicidio, con un apoyo mas fuerte entrelas personas de 18 a 24 aiios de edad (75%),seguramente reflejando los puntos de vistade quienes estal1en la primera linea del cam-bio social estructural de las ultimas dos de-cadas y el habito que viene con el hecho deser instados a "cuidarse a si mismos". Y exis-ten iniciativas comunitarias diselladas parahumillar 0 ademas excluir a los consideradosofensores. La policia, por ejemplo, usualmenteen conjunto con grupos de la comunidad lo-cal u organizaciones de negocios, se ha in-volucrado en la publicacion de fotografiasde prisioneros liberados u ofensores conoci-dos en las ventanas de los eomereios 0alertando al publico local a cuidarse. Existentambien informes de grupos vigilantes enfuncionamiento y demostraciones fuera de10shogares de delincuentes sexuales cono-cidoSl4•

    Lo que estos variados desarrollos seiia-Ian es que el ten-enDdel castigo ha devenidouna arena mucho mas disputada de 10 quehabia sido durante gran parte del periodomodemo, en la medida en que la expresionemotiva -desde las lagrimas y los abrazosde la Family Group Conference, a la humilla-cion en publico por via de una orden de untribunal, a la violencia y elenojo del tumulto

    vigilante- comienza a hacer incursiones ensus formales, inescrutables, frios y distan-tes procesos de justicia. En el vertice queahora existe mas alla de las regiones restrin-gidas de las burocracias estatales, y mas allade la lineas de demarcacion nuevamente tra-zadas de la autoridad estatal, es posible vcra 10sdispositivos penales portando la mar-ca de una serie de movimientos sociales yconjuntos de ideas que compiten entre si,reflejando posicionamientos. cambiantes porel poder en las jurisdicciones locales y elimpacto de tradiciones culturales diferentes.La "penalidad civilizada" empieza a compar-tir algun grado de poder con este conjuntode fuerzas nuevas, progresistas y regresi-vas, proveyendo autoridad para algunas,viendo su propia autoridad desafiada porotras. Esta nueva configuracion puede con-ducir a fonnas de castigo basadas en tomoal respeto por culturas y minorias que noeran respetadas anterionnente, reforzando enconsecuencia las interdependencias; y pue-de crear posibilidades para la persecucion yel castigo de aquellos a quienes las estruc-turaciones previas del poder penal habianpennitido escapar en gran medida desaper-cibidos (Braithwaite, (999); pero puede tam-bien conducir a nuevas formas de sancio-nes brutales y humillantes que ya no man-chan alas sociedades modernas en las quepueden ahora ser encontradas.

    IJ Vcr National Busincss Revicw. 7 dc marzo dc 1999. justicia es demasiado indulgentc y eerca dc la mitadLa misma investigacion mostro un apoyo del 67 por crcen que la introduecion dc la pena de mucrte redu-ciento para la propucsta de que la prision pcrpctua ciria cl crimen violcnto".para 10s ascsinatos deberia scr para toda Ia vida. 14 Vcr The Dominion, 6 de marzo dc 1993. 30 deOtras invcstigacioncs eonlirman estas visioncs, por marzo de 1993. 27 de julio dc 1993. 24 de septiem-ejemplo Christchurch Press, 21 de octubre dc 1997: bre de 1993, 7 dc julio dc 1994, 3 de agosto dc 1994."una encucsta del Reader's Digcst mucstra quc trcs 6 de agosto dc 1994.de eada cuatro ncozelandcses ercen quc el sistcma de

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