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El Buen Pastor (II) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Primer Servicio Guatemala, 23 de abril del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Hace algunos meses, para ser más exactos, el 23 de diciembre de 2016, estuvimos enseñando acerca de Los Dos Tiempos en el evangelio, para lo cual vimos la vida de Jacob, cómo era su vida siendo un engañador y después cuando tuvo el encuentro con el Señor y cambió su vida; lo vimos más claramente como Betel y Peniel. Realmente vimos muchas cosas es aquella oportunidad, pero hay 2 tiempos más que no vimos: el tiempo de recibir y el tiempo de dar. Cuando alguien se queda en 1 solo tiempo, tiene el riesgo de quedarse como limosnero, siempre está con la mano extendida esperando que le den pero no para dar. Tampoco estamos diciendo que sea pecado el hecho que estemos pidiendo cada vez más, porque de la presencia de Dios queremos cada día más y más; aunque también debemos saber para qué queremos más del Señor. Pero entonces el problema en realidad radica en que si nos quedamos en la primera faceta, obviamente no avancemos a la siguiente la cual es de dar. Juan 12:24 (LBA) En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. En este versículo vemos 2 tiempos: primero la tierra recibe el grano de trigo que representa a nuestro Señor Jesucristo; el segundo tiempo es cuando produce mucho fruto. Entonces recibió pero cuando dio, fue potencializado su fruto; dicho en otras palabras, si recibimos pero tenemos el don de dar, ese don será potencializado y recibiremos más, convirtiéndose entonces en un círculo virtuoso. Es muy interesante que los israelitas tengan un dicho muy particular respecto al mar muerto; dicen que está muerto porque no da, en cambio el mar de Galilea recibe de 3 ríos: el más largo, el más profundo y el más acaudalado, esto viene a ser en figura, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero el mar de Galilea sigue fluyendo de lo que recibe; mientras que el mar muerto no da, solo recibe. Por eso decimos que muchos cristianos han estado por mucho tiempo recibiendo, pero nunca han dado, se han convertido en un receptor pero no quiere pasar a ese emisores y por no querer avanzar, se convierten en religiosos. Es por eso que cuando estamos en la congregación, es un tiempo de recoger y lanzar piedras, aunque pero para eso es necesario que veamos qué trato ha tenido cada piedra. Recordemos que las piedras llegan a ser lisas y con una bonita forma, pero para eso tuvieron que pasar por un trato en el río, donde se encuentras con piedras más grande que de pronto son golpeadas, pero eso hace que sea limada cualquier aspereza hasta que quedan lisas. En lo espiritual, estando en el río de Dios, hay momento donde ese río se convierte caudaloso y la mayoría de piedras son movidas por la fuerza de la corriente, eso hace que las piedras choquen unas con otras provocando que toda la aspereza de nuestra alma sea limada, más aun cuando chocan con una piedra gigantesca, la cual puede estar representando un pastor, anciano o diácono. Todos seguimos en el río hasta el momento en que nos toman para que seamos lanzados, pero ya tuvimos que haber recibido de la ministración de Dios para que al llegar el momento, seamos considerados para el segundo tiempo de dar y entonces seamos lanzados para hacer la obra, pero tuvimos que haber estado en la primera faceta y asimilado todo lo que recibimos.

El Buen Pastor (II)retirodeverano.com/assets/el-buen-pastor-(ii).pdf · 2017-08-04 · El Buen Pastor (II) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Primer Servicio Guatemala, 23 de abril del

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El Buen Pastor (II) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Primer Servicio Guatemala, 23 de abril del Año De La Revelación

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Hace algunos meses, para ser más exactos, el 23 de diciembre de 2016, estuvimos enseñando acerca de Los Dos Tiempos en el evangelio, para lo cual vimos la vida de Jacob, cómo era su vida siendo un engañador y después cuando tuvo el encuentro con el Señor y cambió su vida; lo vimos más claramente como Betel y Peniel. Realmente vimos muchas cosas es aquella oportunidad, pero hay 2 tiempos más que no vimos: el tiempo de recibir y el tiempo de dar. Cuando alguien se queda en 1 solo tiempo, tiene el riesgo de quedarse como limosnero, siempre está con la mano extendida esperando que le den pero no para dar. Tampoco estamos diciendo que sea pecado el hecho que estemos pidiendo cada vez más, porque de la presencia de Dios queremos cada día más y más; aunque también debemos saber para qué queremos más del Señor. Pero entonces el problema en realidad radica en que si nos quedamos en la primera faceta, obviamente no avancemos a la siguiente la cual es de dar. Juan 12:24 (LBA) En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. En este versículo vemos 2 tiempos: primero la tierra recibe el grano de trigo que representa a nuestro Señor Jesucristo; el segundo tiempo es cuando produce mucho fruto. Entonces recibió pero cuando dio, fue potencializado su fruto; dicho en otras palabras, si recibimos pero tenemos el don de dar, ese don será potencializado y recibiremos más, convirtiéndose entonces en un círculo virtuoso. Es muy interesante que los israelitas tengan un dicho muy particular respecto al mar muerto; dicen que está muerto porque no da, en cambio el mar de Galilea recibe de 3 ríos: el más largo, el más profundo y el más acaudalado, esto viene a ser en figura, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero el mar de Galilea sigue fluyendo de lo que recibe; mientras que el mar muerto no da, solo recibe. Por eso decimos que muchos cristianos han estado por mucho tiempo recibiendo, pero nunca han dado, se han convertido en un receptor pero no quiere pasar a ese emisores y por no querer avanzar, se convierten en religiosos. Es por eso que cuando estamos en la congregación, es un tiempo de recoger y lanzar piedras, aunque pero para eso es necesario que veamos qué trato ha tenido cada piedra. Recordemos que las piedras llegan a ser lisas y con una bonita forma, pero para eso tuvieron que pasar por un trato en el río, donde se encuentras con piedras más grande que de pronto son golpeadas, pero eso hace que sea limada cualquier aspereza hasta que quedan lisas. En lo espiritual, estando en el río de Dios, hay momento donde ese río se convierte caudaloso y la mayoría de piedras son movidas por la fuerza de la corriente, eso hace que las piedras choquen unas con otras provocando que toda la aspereza de nuestra alma sea limada, más aun cuando chocan con una piedra gigantesca, la cual puede estar representando un pastor, anciano o diácono. Todos seguimos en el río hasta el momento en que nos toman para que seamos lanzados, pero ya tuvimos que haber recibido de la ministración de Dios para que al llegar el momento, seamos considerados para el segundo tiempo de dar y entonces seamos lanzados para hacer la obra, pero tuvimos que haber estado en la primera faceta y asimilado todo lo que recibimos.

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¿Cómo podemos ver que estamos asimilando lo que recibimos? Haciendo el bien a los demás, cuando veamos que alguien está necesitado, buscaremos la forma de cómo ayudarlo. Por eso cuando avanzamos a esa nueva etapa, nos convertimos en personas muy prácticas en cuanto a la forma de ver el evangelio y lo queremos adaptar a nuestra vida haciendo bien a los demás. Por eso también es que hemos estado enseñando y activando los dones que le corresponden a los 5 ministerios, pero cuando nos activan, podemos ser apostólicos sin ser apóstoles, podemos ser proféticos sin ser profetas; ser evangelizadores sin ser evangelistas; pastorear sin ser pastores y enseñar sin ser maestros; pero todo es porque hemos sido activados en los dones que le corresponden a cada ministros primario. Dispongamos nuestra vida a la ministración de dar de gracia lo que de gracia recibimos.