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\ _lij eJ !, Il§ ti áDÓruOT ESTABA LOCALIZADA LA LEGENDARIA Itrlsul-R SEPTEm ClvltRtulvl O ..ISLA OE SIETE CIUOROES,, QUE LOS ROMANOS TANTO CODICIABNru? UruN DE LAS VERSIONES SOBRE SU MISTERIOSO EMPLAZAMIENTO AFIRMA QUE SE ENCONTRABA EN EL Esrnoo eRRstLEÑo DE PIRUí, LUGAR DONDE, ANTES DE LA LLEGADA DE LOS rsp¡ñolEs, PARECE QUE sE REPARTTERoN "EL BoríN" FENICIOS, EGIPCIOS, ARIOS, PUEBLOS MEGALITICOS, DIOSES ASTRONAUTAS, VIKINGOS Y ATLANTES. CNMO DE CULTIVO PARA TODAS LAS TEORíRS, LRS SrerE Cluolors DE PtnuÍ soN ToDnvíe uN ENIGMA PARA LA AReuEol-ocin. Texlo y Folos: Poblo Villsrrubio Mquso OBRE un impresionante conjunto rocoso salPicado de pequeños cráteres, co- nocido como El Mirante, puede otearse un extenso horizonte preñado de rocas con forma de to- rres, murallas, estatuas ciclópeas y recintos fortificados. Tal es el esce- nario que nos regalan las llamadas "Siete Ciudades" de Piauí, en Brasil, lugar de destino de los componen- tes de una reciente expedición inte- grada por Reinaldo Arcoverde Coutinho, geólogo y exPerto en ar- queología de la región, el explorador y escritor Enéas do Rego Barros, la fotógrafa Lourdes Frota Y quien esto escribe. Para llegar allí tuvimos antes que atravesar los 190 kilóme- tros que separan Teresina, la capital de Piauí, y el pueblo de PiriPirí. El objetivo de nuestro viaje era descu- brir algo más sobre aquel conjunto de remotas rocas con tan extraños formatos y disposición. 66 tA TRA DEt CIELO CAYó §OBRE §IETE CIUDADES Todo empezó con el escritor suizo Erich von Dániken, quien en su li- bro E/ oro de /os dioses comentaba: "Siete Ciudades es un tremendo ca- os, algo así como Gomorra, que fue aniquilada con fuego y azufre desde el cielo. La roca está destrozada, se- ca, ha sido derretida por poderes apocalípticos. Y debe hacer mucho tiempo que la ira del cielo se hizo presente aquí". El escritor afirmaba, además, que resultaba imPosible atribuir a los caprichos de la Natura- leza la distribución de sus ruinas. Llamó especialmente su atención lo que le pareció escoria de metal tritu- rada, que asomaba entre las capas de roca y cuyas huellas se asemeja- ban a lágrimas que discurrieran por su superficie. También intrigó a Von Dániken la regularidad de los bloques poliédri- cos que componen algunas "mura- llas" de la ciudad o las esfinges de piedra que asoman entre matorrales. Dániken sostenía, incluso, que las pinturas rupestres que abundan en la región muestran naves y estacio- nes espaciales, notas musicales, ca- denas de ADN, astronautas con cas- cos redondos y, sobre ellos, objetos semejantes a OVNIs y otras máqui- nas voladoras. Todo ello dibujado por un pueblo del que apenas sabe- mos nada porque jamás se han lle- vado a cabo excavaciones sistemáti- cas en la región ni dataciones con un mínimo rigor. Nada más llegar, nuestra exPedi- ción se dispuso a comprobar las ob- servaciones de Dániken. Vimos, Por ejemplo, formaciones que reciben el nombre de "cañones de Piedra" Y constituyen otro enigma de Siete Ciudades. Se trata de tubos de Pie- dra huecos cuyo espesor no sobre- pasa los cuatro centímetros Y que

El Enigma de Las Siete Ciudades de Piaui R-006 Nº103 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

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!,Il§ tiáDÓruOT ESTABA

LOCALIZADA LA LEGENDARIAItrlsul-R SEPTEm ClvltRtulvl

O ..ISLA OE SIETE

CIUOROES,, QUE LOSROMANOS TANTO

CODICIABNru? UruN DE LASVERSIONES SOBRE SU

MISTERIOSOEMPLAZAMIENTO AFIRMA

QUE SE ENCONTRABA EN ELEsrnoo eRRstLEÑo DE

PIRUí, LUGAR DONDE, ANTESDE LA LLEGADA DE LOS

rsp¡ñolEs, PARECE QUEsE REPARTTERoN "EL BoríN"FENICIOS, EGIPCIOS, ARIOS,

PUEBLOS MEGALITICOS,DIOSES ASTRONAUTAS,VIKINGOS Y ATLANTES.

CNMO DE CULTIVO PARATODAS LAS TEORíRS, LRS

SrerE Cluolors DE PtnuÍsoN ToDnvíe uN ENIGMA

PARA LA AReuEol-ocin.

Texlo y Folos: Poblo Villsrrubio Mquso

OBRE un impresionanteconjunto rocoso salPicadode pequeños cráteres, co-nocido como El Mirante,

puede otearse un extenso horizontepreñado de rocas con forma de to-rres, murallas, estatuas ciclópeas yrecintos fortificados. Tal es el esce-nario que nos regalan las llamadas"Siete Ciudades" de Piauí, en Brasil,lugar de destino de los componen-tes de una reciente expedición inte-grada por Reinaldo ArcoverdeCoutinho, geólogo y exPerto en ar-queología de la región, el exploradory escritor Enéas do Rego Barros,la fotógrafa Lourdes Frota Y quienesto escribe. Para llegar allí tuvimosantes que atravesar los 190 kilóme-tros que separan Teresina, la capitalde Piauí, y el pueblo de PiriPirí. El

objetivo de nuestro viaje era descu-brir algo más sobre aquel conjuntode remotas rocas con tan extrañosformatos y disposición.

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tA TRA DEt CIELO CAYó§OBRE §IETE CIUDADES

Todo empezó con el escritor suizoErich von Dániken, quien en su li-bro E/ oro de /os dioses comentaba:"Siete Ciudades es un tremendo ca-os, algo así como Gomorra, que fueaniquilada con fuego y azufre desdeel cielo. La roca está destrozada, se-ca, ha sido derretida por poderesapocalípticos. Y debe hacer muchotiempo que la ira del cielo se hizopresente aquí". El escritor afirmaba,además, que resultaba imPosibleatribuir a los caprichos de la Natura-leza la distribución de sus ruinas.Llamó especialmente su atención loque le pareció escoria de metal tritu-rada, que asomaba entre las capasde roca y cuyas huellas se asemeja-ban a lágrimas que discurrieran porsu superficie.

También intrigó a Von Dániken laregularidad de los bloques poliédri-

cos que componen algunas "mura-llas" de la ciudad o las esfinges depiedra que asoman entre matorrales.Dániken sostenía, incluso, que laspinturas rupestres que abundan enla región muestran naves y estacio-nes espaciales, notas musicales, ca-denas de ADN, astronautas con cas-cos redondos y, sobre ellos, objetossemejantes a OVNIs y otras máqui-nas voladoras. Todo ello dibujadopor un pueblo del que apenas sabe-mos nada porque jamás se han lle-vado a cabo excavaciones sistemáti-cas en la región ni dataciones conun mínimo rigor.

Nada más llegar, nuestra exPedi-ción se dispuso a comprobar las ob-servaciones de Dániken. Vimos, Porejemplo, formaciones que reciben el

nombre de "cañones de Piedra" Y

constituyen otro enigma de SieteCiudades. Se trata de tubos de Pie-dra huecos cuyo espesor no sobre-pasa los cuatro centímetros Y que

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parecen ser resultado de alguna téc-nica desconocida de labrado o mol-deado de la piedra.

Por su parte, el escritor Enéas Ba-rros, quien recientemente ha publi-cado una guía sobre los lugares má-gicos de Piauí, comentó cómoencontraron hace algunos años unmanuscrito dejado por su abuelo, eliritelectual Fontes lbiapina, quemencionaba la presencia de "diosesastronautas" en Siete Ciudades mu-cho antes que Dániken. Con lengua-je hermético y esotérico, el citadomanuscrito sostenía que las inscrip-ciones de la "Ciudad Encantada" sereferían "al fuego que bajó del cielojunto a un hombre sin cabeza".

Y es que tanto Von Dániken comolbiapina -y no han sido los únicos- sehan preguntado acerca de lo que ocu-rrió en Siete Ciudades y cuáles fueronlas fuerzas que allí actuaron dejandoun panorama tan desolador. Pero nin-guno de ellos encontró respuestas.

¿vlKrNcos EN rAAMAZONIA?

En uno de sus recientes viajes alca (Perú), el investigador italoargen-tino Gabriele D'Annunzio Baraldivisitó el museo del doctor JavierCabrera, lugar que cobija miles depiedras supuestamente esculpidasen un pasado remoto. Dichas pie-dras muestran escenas insólitas condinosaurios, operaciones de corazóny hasta catalejos. Según Baraldi, unade esas piedras porta una imagendel continente americano en la quese señala el actual emplazamientode Siete Ciudades y una gran isla enmedio del oceáno Atlántico. "Es po-sible que Siete Ciudades haya sidouna colonia avanzada de la Atlántiday que, tras el hundimiento de estecontinente, Piauí fuera refugio segu-ro para los últimos supervivientes deaquel imperio", declaró Baraldi.

Sin embargo, para el francés Jac-

A lo izdo., gigantescas formociones deSiete Ciudodes,'sobre estos líneos, vista

p aron ámico desde " O' Mirante".

ques de Mahieu, las pinturas deSiete Ciudades son la prueba difiniti-va de que unos vikingos, ¡proceden-tes de Tiahuanaco, en Bolivia!, estu-vieron por aquellos parajes hacia elaño 1000 de nuestra era. Aquellosvikingos, según Mahieu, redujeron alos indios tapuias y tupis transfor-mándolos en esclavos y en víctimasde cultos religiosos solares. En 1974Mahieu publicó el libro -Los vikingosen la Amazonla- donde mostraba fo-tografías y dibujos de las pinturasrupestres encontradas en cuevas osobre las rocas, cuyas formas seme-jantes a esfinges y otras criaturas élno atribuía al azar o a la Naturaleza,sino a la mano del hombre.

Así, Mahieu visualizó allí lo que élinterpretó como los símbolos nórdi-cos del "árbol de la vida coronadopor un nido de águila", que repre-sentaría el Valhala o paraíso de lamitología nórdica, "sirenas", "ru-nas", y "drakkars" (los famosos bar-

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cos vikingos). lncluso vio un hombrealado con cuernos al que llamó"Diablo", además de una "rueda so-lar", esvásticas y hasta "martillos deThor". Según estas teorías, SieteCiudades podría ser la ciudad ge-mela de Externsteine de TeutobugerWald, ubicada en la actual Westfa-lia, un importante lugar de culto ger-mánico donde se celebraban lasfiestas de los solsticios y que lalglesia cristianizó más tarde.

AT'IERICA"UN GONTINENTEII,IUY VTSITADO

ANTES DE COLóN

Pero Mahieu no fue el primero enadelantar hipótesis sobre Siete Ciu-dades. El mismo confiesa que seinspiró en un oscuro y fascinantepersonaje que deambuló por Piauíen los años veinte de nuestro siglo,Ludwig Schwennhagen, un doctoren Filosofía austriaco, autor del im-presionante libro Antiga história doBrasil, publicado en 1928.

Ludwig defendía que los famososmercaderes y navegantes feniciosllegaron a Brasil a bordo de sus na-ves hacia el año '1 100 a.C. gracias asus avanzadas técnicas de navega-ción en altamar. Ludwig también es-taba convencido de que los miste-riosos tartesos -que ocupaban elsur de España- navegaban entre sucapital, Tarsos, y América central1.500 años antes de Cristo. "Es pro-bable que los tartésicos hubiesennavegado también por las cosfas deBrasil", decía, añadiendo que aquelpueblo era superviviente del gran

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cataclismo que acabó con la Atlánti-da. Según sus cálculos, el hundi-miento definitivo del continente tuvolugar entre el 2000 y el 1800 a.C.

De la fascinante lectura del librode Ludwig se desprende que, en elaño 1008 a.C., el rey Hirán de Tiropactó una alianza con el rey Davidde Judea para explorar las nuevastierras transoceánicas. Desde el1100 hasta el 332 a.C. -época dedestrucción de Tiro, en el actual LÉbano-, los fenicios explotaron el te-rritorio brasileño. Hasta los egipciospudieron recalar en Brasil en la épo-ca del usurpador Chechok, quiense apoderó del trono de los farao-nes hacia el 935 a.C. Esa inmigra-ción -nos cuenta Schwennhagen-se incrementó con la llegada de losnubios, bajo el mando de Napataen el 750 a.C. Los cartaginesesvendrían a continuación, desde el700 a.C. hasta el 147 a.C., hasta ladestrucción total de su capital, Car-tago, por las tropas romanas.

TNDTOS RUBIOS YDE OJOS AZUTES

Pero, ¿qué tiene que ver todo estocon Siete Ciudades? "Muchos explo-radores de la época colonialse sor-prendían al descubrir que existían, enregiones remotas, indios con rasgosblancos, a veces con ojos azules ypelo ntbio", confiesa Reinaldo Arco-verde, autor del reciente libro tituladoO enigma de Sete Cidades. Sus co-mentarios daban a entender queaquellos exploradores de origen me-diterráneo dejaron su huella genéticaen la población americana y que mu-chas de esas huellas podían rastre-arse en Siete Ciudades.

-¿Y de qué pueblo podría tra-tarse?, ¿de los fenicios?, le pre-gunté.

-Si realmente llegaron fenicios yarios, lo hicieron mucho después.Creo que aquí existió una culturamegalítica, posiblemente proceden-te de la península lbérica e, incluso,de guanches de las islas Canarias,que pudieron mezclarse con los na-tivos brasileños al igual que lo hicie-ron los proto-ibéricos y los vascosde la antigua España.

-¿No es esa una hipótesis de-masiado fantástica?

-En Piauí existen muchos niñosblancos de cabellos claros en lugaresque apenas tienen contacto con la

"civilización". Algunos antropólogosatribuyen este mestizaje a los france-ses y holandeses que estuvieron poraquí. Sin embargo, es imposible quehayan dejado un número tan grandede descendientes en los pocos añosque estuvieron durante el siglo XVll.

Reinaldo siguió hablando, mien-tras caminábamos rumbo al Arcodel Triunfo, una formación de másde 30 metros de altura donde sue-len ocurrir fenómenos luminosos yaparecen pequeñas esferas cente-lleantes y voladoras.

-Es posible -continuó el profesor-que pueblos ibéricos hayan llegadoal Piauíy a Siete Ciudades hace másde 7.000 años, siendo éstos losmiembros de una cultura megalítica.Disponían de embarcaciones bas-tante desarrolladas como para cru-zar elAtlántico. En el Museo Arqueo-lógico de La Coruña, por ejemplo,existe un modelo de barca que hu-biera servido a los antiguos habitan-tes de Galicia para llegar hasta lrlan-da. ¿Por qué no a Brasil?

-Esta teoría se parece a la delfrancoargelino Marcel Homet...

-Sí, de hecho coincidimos en algu-nas cosas y en otras no. El creía en lacolonización de Brasil por pueblos me-galÍticos relacionados con el culto so-lar. Una corriente migratoria podría ha-ber venido del norte de Europa víaPolinesia y otra, más reciente, de Euro-

pa Oriental directamente hasta Suda-mérica. Sin embargo, Homet forjó al-gunas de sus teorías con datos falsos.

Reinaldo Arcoverde interrumpe suconversación.

-Mira esto -me indica ojeando unlibro bastante manido-. Este dibujofue publicado en uno de los libros deHomet. Es la reproducción que él hizode la Pedra Pintada, un gigantescomonolito situado en el norte de laAmazonia brasileña lleno de pinturasrupestres. Sin embargo, si te fijasbien, verás que la imagen central deesta reproducción de una pintura ru-pestre es la misma que la reproduc-ción de una planta de las Siete Ciuda-des hecha por Ludwig para su libro.

-¡Es un montaje!, constaté conasombro.

-Al igual que Homet, Jacques deMahieu también adulteró algunaspinturas que reprodujo en su libroLos vikingos en la Amazonia. Estedibujo, por ejemplo, que Dánikenllama de "notas musicales", no secorresponde con la pintura original

que hemos visto en Siete Ciudades.Mahieu lo hizo para que cuadraracon la escritura rúnica o con lossímbolos germánicos. Los antiguoshabitantes de Siete Ciudades no co-nocieron nunca la escritura rúnica,pero sí pudieron haber desarrolladouna escritura de naturaleza alfabe-to-silábica semejante a las antiguasescrituras cipro-minoicas o ibéricas,sólo conocida por una reducida cas-ta sacerdotal. En 1977 descubrí esteposible alfabeto en la llamada Sépti-ma Ciudad o Ciudad Prohibida. Lasrepeticiones y secuencias regularesde los signos nos hace creer que setrata de un tipo sorprendentementemoderno de escritura que surgió an-tes de la invención del alfabeto porlos fenicios, algo semejante a loocurrido con las controvertidas ta-blillas de Glozel, en Francia.

GRUCE§ EN IAGIUDAD PERDTDA

Durante los cinco días que estuvi-mos en Siete Ciudades, pudimos vi-sitar la llamada Ciudad Perdida, unamplio sector al que los guardas fo-restales no permiten el acceso pormotivos de preservación medioam-biental. Con la autorización del IBA-MA (/nsfituto Brasileño del MedioAmbiente), Ilegamos en jeep hastaesa región donde crecen densosmatorrales y es necesario el mache-te para abrirse camino hasta el granconjunto de pinturas rupestres.

Una vez en el lugar, una grancruz de fuerte color rojo nos llamóla atención. Reinaldo comentó queuna de las características de la civi-

lización megalítica en todo el mun-do era el dibujo del Sol estilizadoen sus variadas formas, PrinciPal-mente como una cruz.

-"Algunas de estas cruces -meexplicaría- se asemejan mucho alas pintadas durante el paleolíticode Extremadura, en EsPaña, Y es-tán inscritas dentro de un círculo.No muy lejos, en una roca en for-ma de puño cerrado, encontramosotra cruz envuelta Por halos con-céntricos a unos 15 metros de al-tura de la base. Lo único que Podí-amos pensar es que habían sidopintadas con auxilio de andamios.¿Por qué tanto esfuerzo Por Plas-marlas en lugares tan difíciles? Se-guramente guardarían un imPor-tante mensaje desaParecido en lanoche de los tiemPos."

Reinaldo postula que las crucespodrían reflejar la misma estabilidadtemporal del mundo, siemPre a PUn-to de ser destruida Por las fuerzascósmicas o telúricas. Para los apo-pokuvas, su dios NYanderuvusu crióla Tierra rellenando los sectores conuna cruz de madera y la retirada delsímbolo destruiría la Tierra y a todoslos seres vivos; por eso los pintabanen lugares de difícil acceso.

Cerca de una formación conocidacomo Los tres Beyes Magos, subi-mos una colina donde encontramosen una pared pétrea un agujero Per-fectamente redondo que no Parecíaproducto de la erosión.

-Los antiguos habitantes de la región

se aprovecharon de esta abertura natu-ral y la redondearon -afirma el profesorReinaldo-. Al lado, tenemos varias pin-

turas en rojo, rayas y unos círculos. Ha-ce poco descubrí que era un antiguoobservatorio astronómico, donde sepodía calibrar la posición del Sol duran-te los solsticios y equinoccios.

Pero todavía nos esperaban otrassorpresas astronómicas en Siete Ciu-dades, como la Gruta do Paié (Paié

significa hechicero en la lengua fupr)'Se trata de una cavidad abovedadaen una formación rocosa de unos 30metros de longitud con forma de di-nosaurio. Dentro vimos lo que Reinal-do ha llamado el "Planetario": el te-cho está plagado de símbolosastronómicos, estrellas y planetasque cubren un área de unos veintemetros y una altura máxima de tresmetros. El recinto pudo ser una suer-te de "escuela astronómica para ini-ciados", según las palabras de Rei-naldo, donde los sacerdotes dabanclases a sus pupilos usando comopizarra el mismo techo de la bóveda'

Fuera del recinto, casi a ras delsuelo, descubrimos algunas pinturasescondidas que, según el geólogo,muestran alsolen el centro, rodeadode las órbitas de tres planetas, posi-blemente Mercurio, Venus y la Tierra.

N LA ÉPOCA DELlmperio Romano sehablaba de una tal

lnsula Septem Civitatum o"lsla de Siete Pueblos", mástarde traducidaerróneamente como "lsla deSiete Ciudades". El Prrmerdocumento que la mencionaes una crónica del año 740d.C., escrita en latín Por el

arzobispo católico de laciudad de Oporto durante lainvasión de Lusitania Porlos árabes. En el año 734d.C,, este religioso decidiÓreunir un séquito de casi5.000 feligreses, agruPadosen veinte veleros, con Iosque esperaba llegar a lafamosa isla de SieteCiudades, una esPecie de

paraíso terrenal dondeabundaban las riquezas.Nadie supo del destino delcura y de sus seguidores.Sólo mucho más tarde, en1420, el célebre infante DonEnrique de Portugal,fundador de la EscueiaNáutica de Sagres, fueinformado que la isla deSiete Ciudades no era tal

isla, sino un continentesituado más allá delestrecho de Gibraltar.

En 1473, Fernando Tellespresentó al rey de Portugalun mapa donde estabadibujada una Iarga costasiiuada al Poniente, cuYonombre era Siete Ciudades.Según LudwigSchwennhagen, aquélla era

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-Siete Ciudades -concluyó di-ciéndome Reinaldo- fue una ciudadesencialmente astronómica. Los as-tros debían ser muy importantes pa-ra sus habitantes, avezados obser-vadores del cielo. Por doquierpodemos encontrar el dibujo de unaestrella de seis puntas decorada conpequeñas esferas. Quizás estemosdelante de un símbolo equinoccial ysolsticial, la enigmática insignia deSiete Ciudades.

OVNIs Y FANIASITIAS

Por las noches, cuando la tempe-ratura desciende de los 40" C delmediodía a los agradables 25oC, tu-vimos ocasión de mantener variasconversaciones con José RomaoBatista, guarda del Parque Nacionaldesde su fundación en 1961, elhombre que sirvió de guía a Erichvon Dániken cuando éste visitó lazona, sobre el que Romao recuerdaque le "gustaba contar chistes y me-terse por lugares raros".

Romao afirma que por la nochesuelen aparecer extrañas luces, nomuy grandes, sobre la llamada Sie-

rra Negra, que colinda el Parque ydonde se acumulan muchas inscrip-ciones. También nos contó que, en1944, su hermano Juan y su padrinofueron testigos de lo que yo inter-preté como un encuentro cercanode tercer grado -con presuntos ex-traterrestres- en Siete Ciudades.Con un lenguaje simple, de campe-sino, Romao narró cómo su herma-no y padrino vieron a una mujer muybella salir del interior de una rocaextrañamente iluminada. En sus ma-nos llevaba tres esferas de varioscolores que arrojó sobre los testi-gos, produciéndoles diferentes sen-saciones térmicas -de frío y calor-

hasta hacerlos desfallecer.Y es que -según nos contaron

Romao y otros guardas forestales-,en varias de las ciudadelas quecomponen Siete Ciudades se oyenvoces, cantos, Iloros y gritos dedolor, y a veces un ruido semejanteal de una locomotora. "Los pocosque viven aquí dicen que son 'as-

sombraqoes', almas en pena quedeambulan por las ciudades depiedra buscando a alguien que leslibre de sus pecados", afirmó Ro-mao mientras miraba hacia el cieloestrellado, el lugar" dondé, quizá,estén las respuestas para los enig-mas de Siete Ciudades. *

la costa del norte de Brasil,entre el Maranhao y Ceará. El

rey Alfonso V y un grupo dematemáticos, presididos porsu hijo, el futuro rey Joao ll,estimaron que eldescubrimiento de Telles eraalgo muy importante, pero noquisieron darle laautorización oficial que elnavegante había solicitado

para su explotacióncomercial.

Telles, en un nuevointento, pidió confirmación -yla logró- de la situacióngeográfica de Siete Ciudadesal famoso geógrafo florentinoToscanelli. Así logrópresionar al rey para que ledonara las tierras, lo quelogró en 1476.f odo el asunto

ha quedado documentado enel archivo de la Torre doTombo, en Lisboa.

Pero, al parecer, Telles nollegó a ocupar Siete Ciudadesy tampoco su suegro. quiensiete años antes de la llegadade Colón a América recibióuna nueva autorización deposesión. Sin embargo,algunos historiadores,

incluyendo a Ludwig, creenque Telles y su suegro síllegaron a ocupar y visitarvarias veces Siete Ciudades,es decir, Brasil. La pruebaestá en el hecho de que losportugueses ya conocían estepaís antes de la llegada dePedro Alvares Cabras, eldescubridor oficial de Brasilpara los portugueses.

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¿ES EL DALAI LAMA UN LOBO CON PIEL DE CORDERO?Lo que comenzó como una disputa interna en el seno delbudismo tibetano en torno a una deidad supuestamente maléficase ha convertido en una batalla entre facciones que amenaza elpoder del propio Dalai Lama, convertido en blanco de duras críti-cas por parte de budistas que le acusan de reaccionario y deestar violando los derechos humanos. J. C. Deus se ha sumergidoen este violento torbellino que mezcla la religión y la política y quepuede cambiar la faz del budismo del próximo siglo.

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TODOS PODEMOS PARTICIPAR EN LA BÚSQUEDADE VIDA INTELIGENTE EXTRATERRESTRENo todo queda en manos de astrónomos ni depende de costososaparatos. También el ciudadano de a pien pertrechado de unamodesta tecnología, puede aportar su grano de arena a la bús-queda extraterrestre. Víctor A.renas nos explica cómo hacerlo.

ATERRADORES EXPERIMENTOS CIENTíFICOS CON PERSONASInoculación de virus mortales, bacterias diseminadas por lasgrandes ciudades y otros ensayos aberrantes han sido practica-62

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dos, en nombre de la eiencia, para medir la capacidad de armas ypersonas. Ignorantes de lo que está sucediendo, los ciudadanos sehan convertido en las cobayas ideales. Los datos que empiezan asalir a la luz han sido recopilados por Manuel Figueroa.

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