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por Maryluz Vallejo M. ** Fecha de recepción: 19 de julio de 2010 Fecha de aceptación: 11 de octubre de 2010 Fecha de modificación: 25 de octubre de 2010 RESUMEN Después de los enconos políticos que dejaron las guerras civiles del siglo XIX, y particularmente la guerra de los Mil Días, surgió la prensa reyista –incensario del general Rafael Reyes–, y con ella, la de oposición al régimen del Quinquenio, de carácter incendiario, polemista y satírico, que continuaba con una rica tradición. Caído el régimen, cobraron fuerza tres corrientes de la prensa liberal: la republicana, para respaldar la candidatura presidencial del periodista Carlos E. Restrepo, con Alfonso Villegas Restrepo, Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera y los Cano; la bloquista, liderada por el general Rafael Uribe Uribe; y la de oposición, con Benjamín Palacio Uribe, fundador del Gil Blas en 1910. Por su espíritu de denuncia, el Gil Blas sirve de inspiración al periodismo contemporáneo colombiano del Bicentenario. Con este “pasquín” se caen los santos del santoral de la prensa republicana en “La Atenas muisca”. PALABRAS CLAVE Historia política, periodismo de denuncia, prensa satírica, censura, libertad de prensa, Centenario de la Independencia. * El artículo corresponde a una indagación motivada por la temática del Bicentenario que abordó la Revista de Estudios Sociales, en un tema que dejé apuntado en mi libro A plomo herido: una crónica del periodismo en Colombia 1880-1980 (Planeta, 2006) , que ha sido una de mis líneas de investigación. ** Doctora en Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra, España. Profesora asociada de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Uni- versidad Javeriana. Investigadora del grupo “Comunicación, Medios y Cultura”, registrado en Colciencias (categoría A). Fundadora de la revista Directo Bogotá (2002) y directora desde 2005. En la línea de historia de la prensa colombiana ha publicado los siguientes libros: La crónica en Colombia: medio siglo de oro. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. A plomo herido. Una crónica del periodismo en Colombia (1880-1980). Bogotá: Planeta, 2006; Crónicas bogotanas de Felipe González Toledo [Prólogo y compilación]. Bogotá: Editorial Planeta - Archivo de Bogotá, 2008. Correo electrónico: [email protected]. Gil Blas’ Irreverent Shout ABSTRACT After the political rancor left by the XIX century country’s civil wars, especially by the One-Thousand-Days War, the “Reyista Press” was born. This press was President Rafael Reyes’s incense burner and an opposition instrument to the ‘Quinquenio regime’ characterized by a satiric, incendiary and polemic tone, which, at the same time, was the continuation of a rich tradition. Once the ‘Quinquenio regime’ was overthrown, three political forces gain momentum within the Liberal Press: The Republican Press–that supported the presidential nomination of journalist Carlos E. Restrepo–with Alfonso Villegas Restrepo, Eduardo and Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera and the Cano family; the ‘Bloquista’ Press, lead by General Rafael Uribe Uribe; and the Opposite Press with Benjamín Palacio Uribe, founder of Gil Blas newspaper in 1910. Due to its investigative spirit, Gil Blas newspaper served as an inspiration for Colombian contemporary journalism of the Bicentennial. With this satirical poster, the saints of the Republican Press fell off their shelves in this so-called ‘Indigenous Athens.’ KEY WORDS Political History, Muckraking Journalism, Satirical Press, Censorship, Freedom Press, Independence Centenary. El Grito de Irreverencia del Gil Blas* O Grito de Irreverência de Gil Blas RESUMO Depois dos ressentimentos políticos deixados pelas guerras civis do século XIX, e particularmente a Guerra dos Mil Dias, surgiu a impressa reyista – em alusão ao general Rafael Reyes–, e com ela, a de oposição ao regime do Quinquênio, de caráter incendiário, polemista e satírico, que dava continuidade a uma valiosa tradição. Com a queda do regime, três correntes da imprensa liberal ganharam força: la republicana, para respaldar a candidatura presidencial do jornalista Carlos E. Restrepo, com Alfonso Villegas Restrepo, Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera e los Cano; la bloquista, liderada pelo general Rafael Uribe Uribe; e a de oposição, com Benjamín Palacio Uribe, fundador do Gil Blas em 1910. Por seu espírito de denúncia, o Gil Blas serve de inspiração ao jornalismo contemporâneo colombiano do bicentenário. Com esta “sátira” caem os santos do santoral da imprensa republicana em “La Atenas muisca”. PALABRAS CHAVE História política, jornalismo de denúncia, imprensa satírica, censura, liberdade de imprensa, Centenário da Independência. 76

El Grito de Irreverencia Del Gil Blas

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El Grito de Irreverencia Del Gil Blas

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  • por Maryluz Vallejo M. **Fecha de recepcin: 19 de julio de 2010Fecha de aceptacin: 11 de octubre de 2010Fecha de modificacin: 25 de octubre de 2010

    RESUMENDespus de los enconos polticos que dejaron las guerras civiles del siglo XIX, y particularmente la guerra de los Mil Das, surgi la prensa reyista incensario del general Rafael Reyes, y con ella, la de oposicin al rgimen del Quinquenio, de carcter incendiario, polemista y satrico, que continuaba con una rica tradicin. Cado el rgimen, cobraron fuerza tres corrientes de la prensa liberal: la republicana, para respaldar la candidatura presidencial del periodista Carlos E. Restrepo, con Alfonso Villegas Restrepo, Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera y los Cano; la bloquista, liderada por el general Rafael Uribe Uribe; y la de oposicin, con Benjamn Palacio Uribe, fundador del Gil Blas en 1910. Por su espritu de denuncia, el Gil Blas sirve de inspiracin al periodismo contemporneo colombiano del Bicentenario. Con este pasqun se caen los santos del santoral de la prensa republicana en La Atenas muisca.

    PALABRAS CLAVEHistoria poltica, periodismo de denuncia, prensa satrica, censura, libertad de prensa, Centenario de la Independencia.

    * El artculo corresponde a una indagacin motivada por la temtica del Bicentenario que abord la Revista de Estudios Sociales, en un tema que dej apuntado en mi libro A plomo herido: una crnica del periodismo en Colombia 1880-1980 (Planeta, 2006), que ha sido una de mis lneas de investigacin.

    ** doctora en Ciencias de la Informacin de la Universidad de Navarra, Espaa. Profesora asociada de la Facultad de Comunicacin y Lenguaje de la Pontificia Uni-versidad Javeriana. Investigadora del grupo Comunicacin, Medios y Cultura, registrado en Colciencias (categora A). Fundadora de la revista Directo Bogot (2002) y directora desde 2005. En la lnea de historia de la prensa colombiana ha publicado los siguientes libros: La crnica en Colombia: medio siglo de oro. Bogot: Presidencia de la Repblica, 1997. A plomo herido. Una crnica del periodismo en Colombia (1880-1980). Bogot: Planeta, 2006; Crnicas bogotanas de Felipe Gonzlez Toledo [Prlogo y compilacin]. Bogot: Editorial Planeta - Archivo de Bogot, 2008. Correo electrnico: [email protected].

    Gil Blas Irreverent Shout

    ABSTRACTAfter the political rancor left by the XIX century countrys civil wars, especially by the One-Thousand-Days War, the Reyista Press was born. This press was President Rafael Reyess incense burner and an opposition instrument to the Quinquenio regime characterized by a satiric, incendiary and polemic tone, which, at the same time, was the continuation of a rich tradition. Once the Quinquenio regime was overthrown, three political forces gain momentum within the Liberal Press: The Republican Pressthat supported the presidential nomination of journalist Carlos E. Restrepowith Alfonso Villegas Restrepo, Eduardo and Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera and the Cano family; the Bloquista Press, lead by General Rafael Uribe Uribe; and the Opposite Press with Benjamn Palacio Uribe, founder of Gil Blas newspaper in 1910. Due to its investigative spirit, Gil Blas newspaper served as an inspiration for Colombian contemporary journalism of the Bicentennial. With this satirical poster, the saints of the Republican Press fell off their shelves in this so-called Indigenous Athens.

    KEy wORdSPolitical History, Muckraking Journalism, Satirical Press, Censorship, Freedom Press, Independence Centenary.

    El Grito de Irreverencia del Gil Blas*

    O Grito de Irreverncia de Gil Blas

    RESUMODepois dos ressentimentos polticos deixados pelas guerras civis do sculo XIX, e particularmente a Guerra dos Mil Dias, surgiu a impressa reyista em aluso ao general Rafael Reyes, e com ela, a de oposio ao regime do Quinqunio, de carter incendirio, polemista e satrico, que dava continuidade a uma valiosa tradio. Com a queda do regime, trs correntes da imprensa liberal ganharam fora: la republicana, para respaldar a candidatura presidencial do jornalista Carlos E. Restrepo, com Alfonso Villegas Restrepo, Enrique Santos Montejo, Enrique Olaya Herrera e los Cano; la bloquista, liderada pelo general Rafael Uribe Uribe; e a de oposio, com Benjamn Palacio Uribe, fundador do Gil Blas em 1910. Por seu esprito de denncia, o Gil Blas serve de inspirao ao jornalismo contemporneo colombiano do bicentenrio. Com esta stira caem os santos do santoral da imprensa republicana em La Atenas muisca.

    PALABRAS CHAVEHistria poltica, jornalismo de denncia, imprensa satrica, censura, liberdade de imprensa, Centenrio da Independncia.

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  • la ceNsura eN el QuiNQueNio

    Despus de la guerra de los Mil Das, la mayor parte de la prensa conservadora adhiri al lema de gobierno del general Rafael Reyes: Menos poltica y ms administracin, y aunque algunos historiado-res afirman que en el Quinquenio no existi prensa de oposicin porque el general no admita crticas a su gobierno, s circularon con dificultades y amenazas permanentes peridicos que fustigaron duramente al Gobierno por sus actos de corrupcin. Incluso, cuen-ta Luis Eduardo Nieto Caballero (Lenc) que el general gozaba mucho con las crnicas burlonas que Clmaco Soto Borda publicaba contra l en La Barra, y con las caricaturas con que pretendan ridiculizarlo en Mefist-feles (1943, 4). El mismo Lenc afirma en otro artculo que durante la dictadura cuantos se atrevieron a expre-sar veladamente su inconformidad fueron confinados, segn la falta y segn la persona, a pequeas poblacio-nes de clima ardiente. No le interesaba hacer sufrir, sino quitarse estorbos (Nieto 1930, 608).

    Quien dio la pelea ms dura fue Adolfo Len Gmez, director propietario de Sur Amrica (1903), que se de-dic a denunciar los malos manejos administrativos del Gobierno. En 1905 public en forma de folletn, y lue-go en libro, el relato autobiogrfico titulado Secretos del Panptico, en donde desvel las infrahumanas condicio-nes de vida de los presos polticos durante la guerra de los Mil Das. Condenado a muerte por el atentado del 10 de febrero de 1906 contra Reyes, el periodista se em-barc en el puerto de Cartagena vestido de sacerdote, protegido por un cura influyente (Gmez 1913).

    Censurado El Espectador en 1904 por el rgimen, otros dos peridicos liberales que circularon en esos aos fueron El Comercio (1902) y El Mercurio (1904), am-bos fundados por Enrique Olaya Herrera. Debido a sus crticos comentarios contra el Gobierno en El Mercu-rio, Olaya fue detenido varias veces por la Polica, y el codirector Guillermo Forero Franco sali deportado y slo regres al pas en 1930. Para dejar testimonio de su destierro, el periodista public un libro donde reconoce que en un principio su peridico apoy a Reyes con el criterio de quien escoge entre dos males el menos peor, confiado en las promesas de conciliacin y de reforma,

    hasta que fue desterrado a Riohacha, donde, de no ser por la intervencin de Ismael Enrique Arciniegas di-rector de El Nuevo Tiempo y amigo personal de Reyes, habra muerto de fiebre amarilla. Finalmente, parti hacia Nueva York en 1907 y slo regres al pas con el desplome de la Hegemona (Forero 1934).

    En lo sucesivo, los periodistas fueron vctimas del De-creto 47 de septiembre de 1906, que expidi el gobier-no de Reyes para que los peridicos slo publicaran informacin de inters pblico. En 1907 comenz a circular El Republicano, de Ricardo Tirado Macas, un defensor pertinaz de la libertad de prensa. En 1908 el peridico fue suspendido por 13 meses, debido a sus campaas contra la administracin.

    El bisemanario liberal XYZ, dirigido por Rafael Espinosa Guzmn, public el 24 de julio de 1909 un editorial titulado Percances del oficio, donde se resumen las vicisitudes de la Gaceta Republicana, fundada en 1908: El Doctor Olaya Herrera fue de los pocos que se apar-taron de los llamados de censura del gobierno y fund su Gaceta Republicana, que vio el espacio fugaz de tres nmeros y muri de manera violenta y sin siquiera la triste orden o resolucin que anunciaran su desapari-cin del mundo de los vivos. La suspendi el General Vargas, Ministro de Gobierno.

    Elogio constante o silenciamiento pareca ser la con-signa del reyismo, y slo despus del movimiento del 13 de marzo de 1909 presidido, entre otros, por Olaya Herrera, y de la huida del dictador en el mes de ju-lio, resurgi el movimiento periodstico para denunciar por fin la represin, el despilfarro y la corrupcin del Quinquenio. Como contrapeso a los Trecemarcistas, re-presentantes de la llamada Generacin del Centenario, la prensa oficial se dedic profusamente a justificar las medidas de control y de censura de prensa.

    Cuando Reyes abandon el Gobierno, El Correo Na-cional, rgano oficioso dirigido por Guillermo Camacho Carrizosa, anunci: El Excmo. Sr. Presidente ha salido del pas con rumbo a Estados Unidos, en donde piensa permanecer unos das, mientras da solucin a las cues-

    Cabezote Gil Blas.

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    El Grito de irreverencia del Gil BlasMaryluz Vallejo M.

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  • tiones pendientes con ese pas, y al propio tiempo arre-gla asuntos econmicos de la mayor trascendencia para Colombia. Sabemos tambin que apenas logre su objeto regresar al pas.

    el beNJamN de la preNsa ceNteNarista

    Oliverio Perry (1941) afirma que el primer reportero despus de la guerra de los Mil Das fue Julio H. Pa-lacio. En 1903, comenz a dirigir El Correo Nacional, tribuna del conservatismo fundada en 1890 por Carlos Martnez Silva. Palacio le dio un giro informativo al pe-ridico ms inclinado al periodismo decimonnico, y contrat a un equipo de reporters. Entre los jvenes (que como hecho excepcional reciban sueldo) estaban Ben-jamn Palacio Uribe, Esteban Rodrguez Triana, Eduar-do Arias Correa y Francisco Giraldo, todos liberales en un medio conservador, gracias al ecumenismo del direc-tor. Palacio Uribe vena de trabajar en Rigoletto (1902), bisemanario liberal de Barranquilla, donde colaboraban Arturo Manrique, Jos Flix Fuenmayor, Carlos Villafa-e, entre otros destacados cronistas.

    Nieto del hidalgo antioqueo Toms Uribe, e hijo del tambin periodista Benjamn Palacio quien colabor con Fidel Cano en el peridico La Consigna, redact a los 10 aos El Diablo, un peridico minsculo donde mostr su msculo de periodista combativo. En 1899 tom cursos de periodismo en la Universidad de Antio-quia y public sus sueltos en El Cascabel, de Enrique Gaviria Isaza. Muy joven tom las armas en la guerra de los Mil Das y fue a parar a la crcel de Honda, donde un amigo lo salv de la pena de muerte. Restablecida la paz nacional, l sigui en la trinchera, cargando su pluma con plomo derretido.

    En 1907 se vincul al satrico bogotano X, Y, Z; pero su mejor escuela fue El Republicano (1907), de Ricardo Tirado Macas, donde colaboraba con material de de-nuncia sobre la corrupcin pblica e hizo popular el seudnimo de Frou-Frou. Lo suyo era hacer periodismo con los puos crispados, como sola declarar el propio director en su peridico Gil Blas. Para conocer mejor el talante del director, valga esta autosemblanza que publi-c el 13 de junio de 1910:

    Soy, sin disculpas, la chucha ms rabilarga que ha salido de los rastrojos antioqueos. La hicotea ms grande que ha andado por caeras y lagunas; el armadillo ms escamoso de cuantos han agujereado la tierra de Cosiaca.

    El 1 de marzo de 1920, a los 37 aos, muri de enfer-medad breve y violenta (pulmona), como la describi el autor de la nota necrolgica de El Espectador (2 de marzo de 1920), y no a manos de sus enemigos, en uno de los tantos lances peligrosos a que se vio expuesto por cuenta de las campaas violentas y agresivas del Gil Blas. Aunque El Espectador era contrario a sus prcticas periodsticas y fue objeto de sus ataques, el autor de la nota no deja de reconocer el talento de Palacio Uribe. Otro colaborador, Miguel Rash Isla, lo relaciona con los panfletarios feroces del siglo XIX:

    Con la muerte de Palacio Uribe desaparece la persona-lidad ms original, ms extraa y voluntariosa del perio-dismo patrio [] Radical, no tanto por conviccin como por instinto tena cerrada el alma a la tolerancia. En su temperamento, como en el de los panfletistas, arda una saa innata []. Pero otras veces procedi con tino y razn. Gracias a l, andan sin careta polticos merce-narios, detentadores del Tesoro Pblico, comerciantes, pcaros de levita, etc. l los entregaba al desprecio social con una valenta que ninguno, entre sus contempor-neos, ha sabido igualar [] Tuvo para decir sus verda-des un arrojo que ray en los extremos de la demencia (El Espectador, 13 de marzo de 1920).

    Benjamn Palacio. publicado en Cromos, 6 de marzo de 1920.

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    Revista de Estudios Sociales No. 38rev.estud.soc.enero de 2011: Pp. 216. ISSN 0123-885X Bogot, Pp. 76-87.

  • Tambin dijo Rash Isla que su estilo careca de elegan-cia y de brillantez; sin contornos pulidos, sin matices ni sutilezas, enmaraado y spero como una maleza, pero dentro de la ndole de su labor, su prosa no necesitaba adornarse con florituras artsticas, porque cruda y tosca le sirvi a la patria []. Adems, reconoce que en su alma roda por un escepticismo cruel qued espacio para cultivar la poesa. Armando Solano, en su columna Glosario sencillo, lamenta la desaparicin de ese es-pritu atormentado, crepitante y malvolo del panfleta-rio que amaba con violencia homicida a la Patria (El Espectador, 13 de marzo de 1920). En El Tiempo, Jess Tobn Quintero escribi la ms justa semblanza:

    Si no hubiese nacido entre nosotros, mejor, si no hubiese vivido entre nosotros, habra sido un Bona-foux.1 Maldiciente y enrgico, l no gast sus fuerzas combativas sino contra el mal [] Su fama no puede

    1 Luis Bonafoux (1855-1918), periodista y escritor espaol nacido en Francia y contemporneo de Benjamn Palacio Uribe, fue incansable polemista e implacable censor.

    ser americana sino nicamente colombiana, porque le falt la resonancia del medio [] Palacio tena por medio nuestra capital, alejada del ruido del mar y del ruido del mundo. Sus campaas no podan tener radio mayor. Sin embargo, qu bien le hizo a la Repblica. Era un policial de seguridad tendido al frente de todas las arcas que contuviesen dinero pblico, y por eso, por excesivo celo en el impulso inicial, lleg a irse a dolorosos extremos (El Tiempo, 2 de marzo de 1920).

    Contrario a la costumbre, Palacio Uribe no fue objeto de inflamadas notas necrolgicas de exaltacin de sus virtudes morales. Sus detractores le pasaron cuenta de cobro, aunque no dejaron de admirar su valor y rebelda. La revista Cromos, de corte apoltico, registr en una breve nota el fallecimiento del joven y brillante perio-dista con esta aclaracin: No queremos juzgar su obra ni creemos que sea el instante de juzgarla, pues todava rugen las tempestades que l suscit con su pluma y todava sangran las reputaciones que hiri [] Sin duda cometi muchos errores e injusticias, pero am sincera-mente a la Patria (6 de marzo de 1920).

    A su entierro en el Cementerio Central asistieron los gre-mios de periodistas, de tipgrafos y de voceadores de pren-sa. En la ceremonia de despedida tom la palabra Eduardo Santos, quien reconoci que Palacio Uribe fue durante toda su vida, desde nio, un soldado de las ideas.

    Conoci todos los grados de esta intensa profesin: fue un experto de las secciones informativas, gil y punzante cronista, colaborador eficaz de insignes publicistas, para llegar, al fin, como coronacin de sus esfuerzos, a la direccin de un diario propio (El Tiempo, 3 de marzo de 1920).

    Y fue Santos quien proyect en el contexto internacio-nal ese estilo de hacer periodismo, avanzado en un me-dio de medias tintas:

    Al leer la prensa de oposicin de los grandes pases civilizados de ultramar, cualquiera puede advertir la persistencia, la vehemencia terrible en el ataque, el ardor combativo, la valiente apelacin al epteto que marca como un hierro; y los peridicos, que como las divisiones de vanguardia de la espantosa hecatombe pudieran llamarse de choque, cumplen su misin con enrgica violencia.

    En nombre de algunos diarios progresistas, habl su amigo Ricardo Tirado Macas, quien expres que la lti-ma voluntad del periodista fue que con l muriera tambin

    Avisos de la prensa de la poca.

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    El Grito de irreverencia del Gil BlasMaryluz Vallejo M.

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  • el peridico. Pero no la cumplieron, porque retomaron el mando dos directores, Samuel Delgado Uribe y Va-lentn Restrepo Prez, hasta 1924, cuando cerr, y se reabri en 1931 con Antonio J. Bonilla.

    despus del 13 de marzo

    Durante el gobierno interino de Jorge Holgun estall la polmica por un proyecto de regulacin de la prensa para imponerle penas severas. Es as como encarcelaron a dos lderes del movimiento del 13 de Marzo: el general Jorge Martnez Landnez y Alfredo Cortzar Toledo, lo que, segn Enrique Santos Molano, desata una tem-pestad en que los periodistas exigen completa libertad de expresin. Cuenta Santos Molano que, al salir de la crcel, Martnez Landnez fund Prensa Asociada, a la que se afiliaron cerca de 30 peridicos de Bogot y de todo el pas, y que tuvo notable injerencia en la victoria de la libertad de expresin y fue un instrumento im-ponderable en la estabilidad econmica de las empre-sas periodsticas, ya que organiz la primera agencia de distribucin de peridicos a nivel nacional [] (Santos 2004). El movimiento cont con su propio peridico, El 13 de Marzo, bisemanario republicano dirigido por Jess Cullar y Manuel Laverde.

    Ahora bien; mientras la prensa republicana alzaba el vue-lo con candidato a bordo (Carlos E. Restrepo), surgieron varios peridicos de cuo satrico, que fueron la delicia de los lectores y el tormento de los poderosos. Daba l-nea el semanario antioqueo El Bateo (1907), fundado por Enrique Castro y dirigido por Marco Vanegas, que sobrevivi otras dos dcadas a golpes de censura.

    A diferencia del semanario El Grfico fundado en ju-lio de 1910 por los hermanos Abraham y Abdas Corts para festejar el Centenario, y que estaba ms dedicado a registrar la entrada a la modernidad de la capital y las costumbres cosmopolitas de sus habitantes, estas ho-jas satricas miraron con escepticismo la celebracin del Centenario que se avecinaba, toda vez que el pas esta-ba econmicamente devastado. En sus primeras pginas no faltaba la caricatura custica, heredada de maestros como Greas, curtidos en los ataques a la Regeneracin. El Bateo se solaza con la caricatura de Gonzlez Valencia como un simio, perfecto imitador de Reyes. Asimismo, Nario, el caricaturista del Gil Blas, utiliza la figura del mono sabio para representar al Presidente.

    Sobre todo, enfilaron bateras contra el proyecto de ley que present el Gobierno a la Asamblea Nacional para

    restringir la libertad de prensa, que exiga depositar $50.000 para pagar futuras multas, y el que no contara con esa suma no poda fundar su peridico. En su pri-mer nmero, el peridico socialista Chantecler, de To-ms Rodrguez, cuestiona el proyecto de marras:

    Compuesto de sesenta y tantos artculos inspirados en el ms pavoroso ultramontanismo, que cursa actualmente en la quijotesca Asamblea Nacional. En pleno siglo vein-te, cuando el faro de la civilizacin alumbra los vastos dominios del derecho, y en los pueblos ms atrasados de la tierra se venera con profundo respeto el derecho leg-timo de la palabra escrita, esta nacin mrtir presenta la guillotina para el pensamiento y para la idea en accin. No es suprimiendo, amordazando a la prensa, como se reprimen sus faltas. Ah est el poder sancionador, la sancin del pblico; la protesta de la sociedad, el fallo inapelable de la opinin pblica para las publicaciones que ofenden la moral (11 de septiembre de 1910).

    Y as editorializ el satrico Thalia:

    Ayer pas en primer debate el abominable y mons-truoso proyecto de ley sobre represin de la prensa. En ms de sesenta artculos se prescribe el pensar escrito y hablado. Los periodistas quedan bajo la implacable amenaza de una ley terrorfica e infa-mante. La ms bella conquista de la civilizacin cae destrozada con una ley de ignominia (30 de septiem-bre de 1910).

    Finalmente, se aprob la Ley 73 de 1910, y as editoria-liz el Gil Blas:

    Para nosotros la causa fundamental del desastre nacional reside en la restriccin a la libertad de prensa. La prensa, por muchos aos, fue una monja enclaustrada, sumisa y obediente. Los delitos de opi-nin porque para los conservadores la opinin es un delito, fueron castigados con el destierro o con la ergstula,2 con la suspensin o con la multa. Pero en medio de la esclavitud hubo momentos en que la prensa respir con una relativa independencia [] La protesta contra los piratas del Tesoro, si naci en sus corazones no asom en las puntas de sus plumas. Todos fueron cmplices en grado mximo porque contribuyeron con el silencio a la corrupcin. Ahora, con las arcas pblicas en bancarrota, es tarde para denunciar a los pillos (11 de mayo de 1910).

    2 Encierro, calabozo, mazmorra.

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    Revista de Estudios Sociales No. 38rev.estud.soc.enero de 2011: Pp. 216. ISSN 0123-885X Bogot, Pp. 76-87.

  • Tres das despus el editorial se descarg con esta otra crtica a sus colegas:

    Bajo la pasada dictadura, la prensa mendaz, los escri-tores asalariados (vase El Correo Nacional) de alma ruin, fomentaron el absolutismo por medio de la lisonja y del incienso, quemado diariamente a los pies del mandatario. Con frecuencia se publicaron escri-tos apologticos desatinados porque lo consideraban superior al Libertador. Y hoy lo censuran los mismos que le permitieron los abusos [] El doctor Olaya Herrera, director de Gaceta Republicana, aplaudi estrepitosamente el confinamiento del Congreso, recibi dinero a manos del dictador y hoy se le mira como republicano convencido.

    Lo cierto es que con el antioqueo Carlos E. Restrepo volvi a existir cierto ambiente de tolerancia y de al-ternancia ideolgica en el debate pblico. Segn Enri-que Santos Molano, en 1910 el debate sobre libertad de prensa fue trascendental. Gonzlez Valencia quiso

    calmar los nimos concediendo franquicias postales a los peridicos, y su sucesor, Carlos E. Restrepo, ase-gur que en su gobierno el respeto por la libertad de expresin sera total. No obstante, la Iglesia acentu su prctica de excomulgar a los peridicos liberales y de instigar su censura y supresin desde los plpitos, y periodistas como Benjamn Palacio Uribe y Ricardo Tirado Macas fueron retados a duelo y atacados a bala en repetidas ocasiones; pero la batalla por la libertad de expresin fue ganada por la prensa y a finales de ao el presidente Restrepo dio a la polica la orden tajante de abstenerse de perseguir o detener a los periodistas por asuntos de opinin (Santos 2004).

    El 2 de octubre de 1909 sali a la calle el primer nme-ro de La Unidad, peridico de cuatro hojas pequeas, de mucha vehemencia y bastante cido sulfrico en sus pginas. Su aparicin inquieta a los sanedrines. Es un trisemanario que se edita en la imprenta de don Me-dardo Rivas y slo dispone para oficinas y tertuliadero de un local apenas mayor que la habitacin del portero del Colegio del Rosario, junto a la cual se encuentra, al decir de Guillermo Camacho Montoya (1941, 16). En ese srdido recinto se hara la oposicin ms brbara al partido en el poder. Acompaaron a Laureano Gmez en su aventura Jos de la Vega, Juan A. Zuleta, Luis Se-rrano Blanco, Juan Uribe Cualla y Jos Mara de Guz-mn, que luego dirigira el Sansn Carrasco, suplemento cmico de La Unidad, que apareci en 1911.

    Pero dada su filiacin catlica, apostlica y romana, La Unidad tuvo que morigerar sus nimos en varias oportunidades por presiones de la Iglesia. En cambio, Gil Blas, de confesa lnea agnstica, no tuvo esos pro-blemas. En el primer nmero se lee esta declaracin de principios editoriales: Hoja crata, inspirada en la doctrina demoledora (anarquista), tendencia que na-ci medio siglo atrs con Bakunin y Ravachol como insigne mrtir. Gil Blas lanza vivas al movimiento anar-quista y saludos al compatriota Bifilo Panclasta, que estaba en los calabozos. Al da siguiente comenzaron a llegar las amenazas a la redaccin, ante las cuales son-ren: Cuando uno combate con la razn, con la justicia y con la verdad nadie lo busca para atacarlo. En el editorial del 4 de mayo de 1910 clama: Provoca ser anarquista para volar con un petardo a los monarcas del dinero ajeno, adquirido por arte de especulacin monopolista, haciendo alusin a la renta de licores na-cionales que se le entreg a Pepe Sierra, consuegro del presidente Reyes. Denuncia a los millonarios como l, que no invierten en industrias ni en escuelitas para mantener al pueblo en la ignorancia.

    La inspiracin francesa del cabezote de BPU.

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    El Grito de irreverencia del Gil BlasMaryluz Vallejo M.

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  • Gil Blas, chibaletes y balas de plomo

    Aunque no est claro si el nombre del Gil Blas obede-ce a una alusin satrica a la novela Blas Gil de Jos Manuel Marroqun o si rinde homenaje a la comedia espaola Gil Blas de Castellanos del siglo XVIII o es copia del famoso hebdomadario francs de comienzos del siglo XX, al da siguiente del paso del cometa Ha-lley, el 21 de abril de 1910 circul en Bogot el primer nmero del Gil Blas. En su primer editorial, titulado El humo, se lee:

    El color del Gil Blas est bien definido: liberal. Pero no de rueda libre como ciertos mangoneadores del neismo [] Ha llegado la hora de que los partidos funcionen, cada uno por la virtud de su propia mecnica. Que no sigan comulgando con los pergaminos de una hibrida-cin de vientre infecundo, con las maravillas de una poltica de imposibles metafsicos [] Y aqu, en esta tierra de garbanzos y de generales, esas amalgamas son los grandes fracasos de los vencidos que buscan su rei-vindicacin [] La Unin Macabra es el expediente que han inventado los godos para encontrar quin les ayude a cargar la inmensa cruz de su desastre y para repartir responsabilidades por derecha e izquierda [] El conservatismo agoniza para el poder y se reconsti-tuye con inyecciones intramusculares de sangre liberal (21 de abril de 1910).

    En adelante, fustig a la fraccin del liberalismo que acompa a Rafael Reyes en la obra de Reconstruccin Nacional (en particular, al general Rafael Uribe Uri-be), pero ms grave le parece al Gil Blas la participacin de los liberales en el gobierno conservador de Ramn Gonzlez Valencia. El editorial del 10 de mayo de 1910 afirma que al menos los liberales que siguieron a Reyes obtuvieron para el partido la ley de representacin de las minoras y la eleccin presidencial por el Congreso:

    La dictadura de Reyes dej algunos grmenes de libertad, mientras que la de Gonzlez Valencia ha sido una serie de atentados a las libertades pblicas [] Los liberales y conservadores que forman ese conjunto abigarrado de la Unin Republicana, apo-yan a un mandatario que ha faltado a su palabra y que ha encarcelado a los escritores pblicos.

    Este diario satrico y sensacionalista pidi en su cuarto editorial la renuncia de un ministro, y la frase del ep-grafe rezaba: El ms bello ideal de la justicia humana es ahorcar a un ministro (Gonzlez Bravo). Entre los colaboradores ms ingeniosos estaban Enrique Fernndez

    de Soto, autor de la columna Chispazos, que firma-ba como Picio, y el poeta Delio Seravile (seudnimo de Ricardo Sarmiento). Pero en la redaccin poda parti-cipar cualquiera que tuviera epigramas de actualidad, una ancdota picaresca o una agresin poltica. Hasta su cierre, en 1924, fue fiscalizador y fustigador de todos los gobiernos conservadores.

    Gil Blas se caracteriz por su irreverencia y agresividad, y se lleva el palmars por sus ataques contra los colegas, liberales y conservadores. Justamente, el 11 de mayo de 1910 fue noticia el director del peridico por ser el blan-co de un ataque a mano armada que le hizo el general Benjamn Herrera, quien perdi la cordura con un suel-to que consider calumnioso. El suceso ocurri en las oficinas de El Republicano, de Ricardo Tirado Macas, y, asombrosamente, todos salieron ilesos. El general He-rrera, militante de la Unin Republicana, lleg a la redac-cin, donde estaba Palacio Uribe con su colega Carlos Villafae (Tic Tac), entre otros. Vengo a darle un balazo, le anunci el general a Tirado Macas, que estaba en la puerta de las oficinas. Entr, sac el revlver y exclam que iba a matar al miserable. Uno de los acompaantes desvi el disparo y luego el atacado sali a la calle, carg su revlver y entr a cumplir su deber de caballero, pero

    Voceador de prensa. Portada de Cromos, 1916.

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  • lo desarm el cronista Villafae. Luego lleg la Polica a desarmar al furioso general (Solano 1944).3

    Con el tiempo, Gil Blas toler mal tanto las publicacio-nes liberales El Diario Nacional de Olaya Herrera o La Patria de Armando Solano como las conservadoras ca-tlicas La Sociedad o El Da. Se burlaba de los folle-tines de El Diario Nacional: No lo leen ni los presos!, y lo mismo deca de los articulmetros de Lenc en El Espectador, artculos de ocho columnas que han lleva-do a muchos lectores a la muerte!. Tampoco dejaba en paz a El Nuevo Tiempo, de Ismael Enrique Arciniegas. En un suelto se lee:

    Cmo se hace un peridico? Consejos a los jvenes apasionados del periodismo sobre cmo confeccionar un gran peridico:Editorial tomado del New York Tribune y cables infla-dos por la redaccin.Revisin de la prensa nacional (con licencia del arzobispo).Folletn que conmueva a Olaya Herrera.Avisos.

    Con el mismo desafecto califica a El Nuevo Tiempo como el poderoso rgano de independencia bombsti-ca. Lo cierto es que esta guerra verbal le sala barata al Gil Blas porque se haca con los mnimos: sin servicio de cablegramas ni telegramas de los departamentos ni reporteros; slo colaboradores amigos del director que prestaban a la causa sus chispazos, sueltos y epigramas. Y el director, que escriba hasta los anuncios.

    En esa poca, la mayora de los peridicos pequeos impriman cuatro pginas levantadas con tipos de com-posicin (uno a uno) en una primitiva prensa plana, movida a pedal, y se sacaban menos de 500 ejempla-res. El negocio de la informacin se manejaba con total austeridad: por telgrafo se transmitan slo las chivas que justificaran una edicin extraordinaria; no haba despilfarros de palabras ni de centavos, salvo en caso de insultos, que deban ser reiterados y profusos para que funcionaran.

    3 Otra versin aparece en una semblanza que public la revista Semana, al morir Ricardo Tirado Macas (21 de febrero de 1948). Como ste fustig duramente a dos prohombres del liberalismo, los generales Herrera y Uribe Uribe, un da el general Herrera entr en la sala de linotipos de El Republicano, enfurecido, con un revlver en la mano, en busca de Tirado Macas, que lo haba atacado en la edicin de la maana. Vio el general a un sujeto que dictaba algo al linotipista, y le descarg su revlver; pero ese hombre no era el director sino uno de los colaboradores, el tremendo panfletario director de Gil Blas, Benjamn Palacio Uribe, quien escap milagrosamente con el saco agujereado (p. 26).

    estilo blasoNado y apertrechado

    Entre los nacientes gneros narrativos en una prensa de habitual estilo doctrinario, Gil Blas cultiv el gnero del perfil o la semblanza que no corresponde a la hagiografa (vida de santos), en exceso elogiosa, sino que ofrece un retrato a contraluz del personaje, con sus miserias y sus bajezas. Los del Gil Blas osaban tocar a los intocables con viperina lengua. De Olaya Herrera, director de El Diario Nacional, dice en 1917 Benjamn Palacio Uribe:

    Un guateco erigido en pontfice por arte de encan-tamiento; un periodista neocatlico-literario bajo el patriarcal gobierno de Restrepo, convertido en por-taestandarte del libre pensamiento. Olaya ha vuelto a llamarse liberal despus de ser republicano confeso. Cabe bien en todos los partidos: internacionalista sin obras; literato sin un estilo brillante; periodista cuyos artculos insustanciales y gelatinosos no llegan hasta el alma popular; orador consagrado por un plebiscito en que no tom parte la intelectualidad; panfletario sin panfletos. Un oportunista simplemente.

    Y el respetado Armando Solano, director de La Patria, qued perpetuado con estos crueles trazos:

    Barbilampio, regordete y pequeito, es la imagen en miniatura de un grande hombre hecho para sobre-salir en un teatro como el nuestro. Formado en las novelas de Anatole France cuando estn traduci-das y en las revistas baratas que nos regala Espaa insustancial [...]. El joven director de La Patria, tiene la caracterstica de los redactores de El Da: desco-noce absolutamente los escarceos de la pluma (20 de enero de 1917).

    En los gneros de opinin, la columna de sueltos ms popular de Gil Blas fue la de Pim-pam-pum, pura des-carga de artillera ligera, como lo sugiere el onomato-pyico nombre de la columna. En el suelto del 23 de enero de 1917 se lee: El seor general Reyes acaba de publicar el folleto Rentas, consumos, industrias, un compendio de sus actos de administracin de amor a la Patria. Cul Patria? La que presenci la carnicera de Barrocolorado? La carnicera que lleva ese nombre (de la cual es socio) o el diario del Indio Solano?. Con este estilo de sueltos el peridico sostiene su animadversin por el depuesto general Reyes y de paso apunta sus fle-chas envenenadas a los directores de la competencia.

    La metfora y el smil reinan en estas hojas irreverentes y con su poder evocativo atraen a los lectores hartos del

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  • lenguaje de los fillogos, gramticos y eclesisticos que sermoneaban en pginas como las de La Sociedad, el otro peridico que se fund en 1910, de Enrique W. Fernndez, representante de la Cruzada Catlica de Marco Fidel Surez.

    rastrillador de estircol (verde)

    El Gil Blas se destac por su lnea de denuncia de los poderes polticos y econmicos que parece inspirada en los famosos periodistas muckrakers o rastrilladores de estircol de comienzos del siglo en Estados Unidos.4 Sac a la luz grandes peculados que dejaron empobre-cido el Tesoro Nacional. Desde sus primeras ediciones, y durante meses, recogi el llamado escndalo ver-de, sobre la venta que hizo el sindicato de Muzo a la

    4 Hacia 1890 surgieron en la prensa estadounidense los muckrakers (ras-trilladores de cieno o estircol), como los apod el presidente Theodore Roosevelt, y tanto la prensa demcrata como republicana se afiliaron a la causa del perro guardin. Estos reporteros ventilaron los negocia-dos y la corrupcin de la clase dirigente y empresarial de su pas, y las mejores historias seriadas datan de la primera dcada del siglo XX.

    Emerald Co., en el gobierno de Reyes, por el cual se entregaron las minas de Muzo y Coscuez a una socie-dad extranjera que no exista legalmente en Colombia, aunque estaba representada por nacionales cercanos al presidente, como el general Lucas Caballero.

    Segn el peridico, Laureano Garca Ortiz recibi un milln de pesos por acompaar en su carcter de di-rector de las minas a los embajadores colombianos a repartir esmeraldas a los soberanos de Europa en nom-bre de Reyes. En Londres se encontr con un fiel secre-tario del Presidente, el general Caballero, quien organiz el sindicato y a cambio recibi tres mil acciones por servicios prestados. De regreso a Colombia, Caballero recomend su empresa desde la curul del Congreso y defendi el contrato de explotacin hecho con la Eme-rald Co. En juego limpio, Gil Blas public una extensa carta del general, donde negaba todas las acusaciones. Y a diferencia de otros peridicos que informaron del escndalo, aport al debate pblico las piezas procesa-les para que los lectores juzgaran por su cuenta (16 de diciembre de 1911).

    En uno de sus flamgeros sueltos, Gil Blas anuncia la creacin de El Club de los hombres verdes (copia de Nueva York, donde existe El club de los hombres bonitos), sociedad que no tiene nexos ni con la Mano Negra, ni con la Maffia, ni con la Camorra, porque la componen distinguidos miembros de la sociedad bogotana que ce-lebran sus juntas en los socavones de Muzo.

    Si bien La Crnica y La Unidad hicieron eco del caso, Laureano Gmez tuvo que suspender su campaa con-tra el Sindicato de Muzo por presiones del arzobispo de Bogot. Gmez termin cediendo por sus principios de catlico obediente, pero suspendi La Unidad en no-viembre de 1912 y se despidi dignamente de sus lecto-res porque en este desventurado pas hasta la autoridad eclesistica cohonesta las acciones de un ladrn de levi-ta. Sin embargo, a los pocos das reanud sus ataques, que duraron otros seis aos bajo ese cabezote.5

    Los dems peridicos conservadores callaron como muertos ante la renuncia del dscolo Laureano, y Gil Blas aprovech para editorializar sobre la Conspiracin del silencio y para ofrecer sus pginas al periodista amordazado. Obviamente, La Sociedad, orientado por

    5 De algo sirvi la campaa de la prensa porque en 1918 el Consejo de Ministros ech por tierra el Sindicato de Muzo y el Gobierno Nacional se qued con la administracin de las minas. Como lo reconoci Gil Blas, fue un triunfo de la prensa (a excepcin de algunas gacetas).

    Aviso de la publicacin del Gil Blas.

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  • Marco Fidel Surez, no emiti opinin alguna, debido a la prohibicin de sus superiores. Tampoco La Civi-lizacin, fundado en 1910 por Carlos Arturo Torres, compaero de armas de Palacio Uribe, y a quien ste le cobra su nombramiento como ministro de Colombia en Venezuela:

    Todo el pas conoce la historia poltica llena de con-tradicciones de este moderno Proteo, que ha ser-vido bajo todos los regmenes: ayer con Marroqun y Reyes, hoy con Gonzlez Valencia. Cuando Reyes lleg a Londres tras su fuga, quiso ejercer la presiden-cia desde all y nombr Ministro de Relaciones Exte-riores a Carlos Arturo Torres (30 de junio de 1910).

    Siguiendo esta lnea de denuncia por el mal manejo de los recursos nacionales, Gil Blas habl de la psima administracin de las minas de Marmato, arrendadas a los ingleses por la ridcula suma de 16.000 pesos oro, mientras ellos producan de mil a dos mil libras de oro mensualmente:

    Los seores ingleses pagan ese arrendamiento con el oro que le compran en dos sbados a las negritas caucanas [...] Cuntos infelices palanqueros quedan sepultados bajo moles de piedra all en el fondo de las cavernas marmateas, y esas gentes arriesgan la vida por 32 o hasta 60 centavos de paga que ni siquiera reciben oportunamente, a retazos o en espe-cie (vveres, vituallas) tomadas de una proveedura a los precios que fijan los amos.

    En el mbito poltico, Gil Blas atac al gobierno de Ramn Gonzlez Valencia apoyado por la Unin Republicana, quien prohibi los mtines populares, cuando l haba sido benefactor del movimiento del 13 de Marzo. Y arreci las crticas contra el ex ministro de Relaciones Exteriores y candidato presidencial Carlos Caldern Reyes, sobrino del general Reyes, a quien apodaban El capitn Banano (por permitir la entrada de la United Fruit Company en Colombia). Seala su responsabilidad en la concesin de tierras del Caquet a su hermano Florentino, entre otros notables que se quedaron con ms de 13.000 acciones de las 40.000 que tena la funesta Casa Arana, y lo acusa de favorecer la invasin peruana en Caquet y Putumayo. Tambin descalifica como candidato presidencial a Jos Vicen-te Concha, quien como ministro de Guerra llen de presos polticos el panptico. Otros candidatos de sus desafectos, sobre los que se apostaba en el Jockey y en el Gun Club, eran Marco Fidel Surez y Guillermo Abada Mndez.

    Al candidato Carlos E. Restrepo, que lanz el general Olaya Herrera en su Gaceta Republicana, el director del Gil Blas lo consideraba un ridculo personaje de sainete que pretenda empezar su carrera pblica por la Presidencia. Y apunta que el pblico bogotano que asisti en 1909 a las barras de la Cmara tuvo oca-sin de conocerlo y de rer a mandbula batiente de su oratoria aplebeyada, mazorral y chabacana, mezcla de vulgaridad y demagogia (y no hay que olvidar que Pa-lacio Uribe tambin era paisa, por lo que no hay nimo contra la regin).

    Sin embargo, el 16 de julio de 1910, Gil Blas anunci la eleccin de Carlos E. Restrepo como presidente y le rebaj el tono a sus crticas: Aunque no simpati-zamos polticamente con el ciudadano elegido por la Asamblea, era peor Concha, que representaba el con-tinuismo. Por su terca labor fiscalizadora el Gil Blas atrajo enemigos declarados. Tras el asesinato de Rafael Uribe Uribe, el 15 de octubre de 1914, hubo muchas voces que sealaron al pasqun de haber servido de instrumento a polticos de los dos partidos que incitaron al pueblo en contra del jefe del liberalismo. El general Herrera, enemigo mayor de Palacio Uribe, se refera al peridico como esa letrina inmunda, al igual que la prensa conservadora empez a tildarlo de calumniador y pasquinero.

    Gil Blas le apuntaba a todo lo que funcionaba irregu-larmente en la administracin local y nacional, pero su blanco predilecto era el director de la Polica, ge-neral Salomn Correal, a quien llamaba familiarmente El General Hachuela (en alusin a los artesanos que asesinaron con hachuelas a Uribe Uribe). No pasaba da o mes en que el director no hiciera referencia a algn acto de ineptitud, corrupcin o abuso de poder del general Hachuela o de sus hombres o sus hijos, los Hachuelitas.

    En la lnea de stira poltica y fiscalizacin de los po-deres, el Gil Blas hace una constante denuncia de la ineficiencia de los distintos gobiernos de la Hegemona, desde el gobierno de Jos Vicente Concha hasta el de Abada Mndez. Cuando inici su campaa en contra de Concha, declar editorialmente: No puede el escri-tor pblico apartarse de las reglas de caballerosidad y de la decencia, pero tiene el derecho y el deber de comba-tir los actos pblicos del mandatario y de sus colabora-dores, cuando lesionen los intereses de la comunidad. Con igual nfasis dice que no acepta las peticiones de moderacin a la prensa cuando hay actos de corrupcin de por medio.

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  • Sobre el nombramiento que hizo el presidente Concha del jefe de Polica de San Andrs, afirma el director con la ms fina irona:

    El general Facundino Len a duras penas firma y suele encontrar un acreedor a la vuelta de cada esquina. Por fortuna lleva de secretario al Sr. Adriano Hernndez, persona que nadie conoce fuera de la Inspeccin de Permanencia, a donde fue conducido antier por irrespeto en el Ministerio de Guerra [...]. Si el Sr. Concha no nombra gente educada y decente para ese archipilago, acabar por llevrselo el Dia-blo, en forma de To Sam (25 de mayo de 1915).

    eN el reiNo de lucifer

    A finales de la segunda dcada comenz a firmar un colabo-rador fantasma, Lucifer, que lleg a la redaccin a destapar asuntos feos de corrupcin en la ciudad. Una de sus denun-cias ms fuertes fue la entrega del Choc por parte del Go-bierno a negociadores gringos en contratos de explotacin de oro y platino: Da a da la propiedad colombiana en el Choc pasa a manos de extranjeros (29 de julio de 1920).

    Tras la muerte de Palacio Uribe, lleg a la direccin del Gil Blas Valentn Restrepo Prez, y con l reapareci Lucifer para contar las aventuras de la reconciliacin del presidente Surez con Laureano Gmez: un mila-gro de fe. Lucifer informa que el tristemente clebre Salomn Correal, ex director de Polica, fue nombrado inspector general de Obras Pblicas.

    Y escarbando en el patio del vecino, denunci intereses de poder detrs de El Espectador. Afirma que el otro-ra diario de la oposicin, desde el ascenso de Surez, empez misteriosamente a acercarse al Gobierno o al menos al Ministro de Obras Pblicas, porque el represen-tante Lucas Caballero tambin gerenciaba la Compaa Nacional de Fomento, de la cual eran accionistas pode-rosos antioqueos: Don Lucas ha estado gestionando ante el ministro de Obras Pblicas un contrato para la construccin de un ferrocarril de Nemocn al Carare. Y don Lucas est ligado con vnculos de parentesco a los Cano (30 de agosto de 1920).

    A partir de 1920, y bajo la direccin de Samuel Delgado Uribe, arreciaron las crticas del Gil Blas a Marco Fidel Surez y a sus ministros por el derroche del erario, los contratos leoninos y las comisiones para tout le monde; a todas stas, don Marco, ciego, sordo y mudo, se suma en sus Sueos de Luciano Pulgar.

    Durante los diez aos que permaneci Palacio Uribe en la direccin, Gil Blas se convirti en una especie de tri-bunal de acusacin pblica, en el fiscalizador ms per-tinaz de los caudales pblicos, en el denunciante de los ministros ineptos; por ello, el director pag incontables fianzas y muchas veces par en los calabozos. Verdade-ro diarista a lo Rochefort,6 posea el valor del sacrificio y por nada del mundo habra sido capaz de esquivar la verdad, dijeron sus discpulos en el primer aniversario de su muerte, que, contrario a todos los designios, le sobrevino natural.

    la vida breve del sucesor: Ruy Blas

    Impugnado por unos y elogiado por otros, Gil Blas dej tal vaco en el medio periodstico, que Felipe Lleras Ca-margo decidi fundar en 1927 el Ruy Blas para revivir-lo. En su primer editorial prometi decir virilmente la verdad y dar una implacable publicidad a los ms graves escndalos y negociados de la administracin. Aclara en este prospecto que se trata de una empresa edito-rial con absoluta independencia material y espiritual porque constituyeron sociedad tres caballeros distin-guidos y todos los lectores interesados podan volverse accionistas. Este diario fue bien acogido en razn de la honorabilidad de su director, representante del libera-lismo de izquierda y hermano del promisorio Alberto.

    Ruy Blas tambin emprendi una dura campaa con-tra los monopolios extranjeros en Colombia. Denunci particularmente La mancha negra de aceite: el caso de la Colombian Oil Concessions, compaa petrolera gerenciada por Eduardo Lpez Pumarejo, que adquiri 17 mil millas de terrenos petrolferos. Se preguntaba el peridico: Hasta hoy cul ha sido la ganancia efectiva para Colombia en el negocio del petrleo?. Igualmen-te, cuestion un emprstito por 60 millones de la admi-nistracin de Abada Mndez, sin contar con un plan de obras pblicas (los 25 millones de dlares equivalentes a la indemnizacin por Panam, que convirtieron al pas en eterno deudor de los banqueros de Wall Street).

    Como dato curioso, este peridico revivi la figura del colaborador imaginario, Lucifer. As lo present en re-lacin con un caso de la Cancillera: Nuestro colabora-dor Lucifer, que husmea todos los vericuetos en busca de noticias sensacionales, se ocult ayer tras una corti-na de las que decoran el saln de sesiones del ministe-rio de Relaciones Exteriores y logr sorprender algunos

    6 Clebre redactor del diario francs El Independiente.

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  • detalles de la acalorada discusin entre el canciller y la comisin asesora. A falta de tecnologa ms avanza-da para intervenir telfonos, este cronista picante de la vida poltica recurra a procedimientos non sanctos para conseguir la informacin.

    Ahora bien, tratndose de un peridico capitalino, Ruy Blas se interes por los hechos locales y estuvo atento a denunciar los chanchullos de la administracin mu-nicipal, como los contratos incumplidos de pavimenta-cin de las vas de la capital (Bogot cuenta con 200 mil habitantes y es un fangal nauseabundo). Asimismo, comenz a denunciar, un ao antes de que ocurriera la ma-sacre, la situacin de los cultivadores de banano de San-ta Marta, en desigualdad de condiciones con respecto a los de las empresas yanquis, particularmente la United Fruit. Fue el primer diario en informar, el 5 de diciem-bre de 1928, sobre la grave situacin en la zona a par-tir de informaciones de sus crculos socialistas, debido a que la censura oficial impidi la publicacin inmediata de los hechos, que slo se dieron a conocer la semana siguiente. Tras la masacre, Ruy Blas denunci las men-tiras oficiales y seal como responsables al presidente Abada Mndez, al ministro Ignacio Rengifo y al jefe de Polica Corts Vargas: cazadores de hombres. El 12 de diciembre titul sin titubeos en primera plana: Espan-tosa carnicera provocada por matarifes uniformados; La victoria de los esbirros. Tambin demostr cmo diferan las versiones de los hechos segn la fuente.

    No cesaba tampoco en sus denuncias contra los trusts extranjeros, como la United Fruit Co., a la que acus tempranamente de estar comprando territorios inmen-sos en Aracataca y Sevilla, a precios irrisorios. Por obvias razones, el diario del Lleras Camargo dscolo cerr el 31 de diciembre de 1928. Aos despus, antes de que su hermano asumiera el segundo mandato presidencial, Felipe dej caer esta aoranza en una entrevista que le hizo el diario Ya (31 de octubre de 1953):

    En el Bogot de 1927 haca falta un peridico de gue-rra. Un peridico audaz y valiente, sin compromisos con nadie, en donde se pudieran decir todas las cosas

    que las influencias hacan callar en otros. Un dia-rio respetable, pero temido a la vez. Esta necesidad se concret una noche, cuando en una tertulia del Jockey Club, de la que formaba parte Felipe Lleras Camargo, uno de los socios dijo, al referirse a un caso en que era preciso publicar una informacin no aco-gida en la prensa:Cmo hace de falta el Gil Blas! Los presentes estuvieron de acuerdo al recordar al extinguido diario de Benjamn Palacio Uribe, que se hizo clebre por sus campaas y su valor a toda prueba. Inmediatamente, Felipe Lleras exclam:No se preocupen por eso. Yo voy a sacar de nuevo a Gil Blas.

    refereNcias

    1. Camacho Montoya, Guillermo. 1941. Laureano Gmez, un dominador poltico. Bogot: Ediciones Revista Colombiana.

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    preNsa coNsultada

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    7. El Tiempo (marzo de 1920)

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