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El Infierno Tiene el poeta 35 años cuando finge encontrarse perdido en medio de una selva oscura (pecado), llena de tupidos árboles que le hacen perder la ruta, aquella de la virtud y la fe. El primer terceto con que se inicia la obra es el siguiente: “En medio del camino de la vida. Errante me encontré por selva oscura, en que la recta vía era perdida”. Después de muchas horas de angustia, ve a lo lejos la primera luz del alba sobre una colina cercana que representa la vida virtuosa. Se dirige hacia ella, pero le obstruyen el camino tres bestias feroces, un león (soberbia), una loba (avaricia) y una pantera (lujuria). Estos vicios le impiden al hombre salir del pecado y tomar el camino de la virtud. Sin embargo, se le presenta la sombra de Virgilio (enviado por Beatriz), el poeta latino que simboliza la razón humana, y le comunica que le va a servir de guía, pero que para salir de esta selva oscura (pecado), primero tiene que atravesar el infierno, después el purgatorio para finalmente llegar al paraíso. Y es así como inician su viaje por los reinos de ultratumba. El primer reino que visitan es el infierno, que Dante imagina como un inmenso cono invertido, que va desde la superficie del hemisferio septentrional hasta tocar con el vértice del centro de la tierra donde se encuentra Lucifer. Al ingresar Dante al infierno, lee sobre las puertas de este primer reino la siguiente inscripción: “Por mí, se va a la ciudad doliente por mí se va al eterno tormento:

El Infierno

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❶ El Infierno

Tiene el poeta 35 años cuando finge encontrarse perdido en medio de una selva oscura (pecado), llena de tupidos árboles que le hacen perder la ruta, aquella de la virtud y la fe. El primer terceto con que se inicia la obra es el siguiente:

“En medio del camino de la vida.

Errante me encontré por selva oscura,

en que la recta vía era perdida”.

Después de muchas horas de angustia, ve a lo lejos la primera luz del alba sobre una colina cercana que representa la vida virtuosa. Se dirige hacia ella, pero le obstruyen el camino tres bestias feroces, un león (soberbia), una loba (avaricia) y una pantera (lujuria). Estos vicios le impiden al hombre salir del pecado y tomar el camino de la virtud. Sin embargo, se le presenta la sombra de Virgilio (enviado por Beatriz), el poeta latino que simboliza la razón humana, y le comunica que le va a servir de guía, pero que para salir de esta selva oscura (pecado), primero tiene que atravesar el infierno, después el purgatorio para finalmente llegar al paraíso. Y es así como inician su viaje por los reinos de ultratumba. El primer reino que visitan es el infierno, que Dante imagina como un inmenso cono invertido, que va desde la superficie del hemisferio septentrional hasta tocar con el vértice del centro de la tierra donde se encuentra Lucifer. Al ingresar Dante al infierno, lee sobre las puertas de este primer reino la siguiente inscripción:

“Por mí, se va a la ciudad doliente

por mí se va al eterno tormento:

por mí se va tras la perdida gente”

El infierno consta de un ante infierno y posteriormente de 9 círculos; el primero de ellos es el limbo, en los cuatro siguientes se castigan a los incontinentes (lujuriosos, golosos; avaros y pródigos; iracundos, indolentes, soberbios y envidiosos). Al otro lado de la laguna del Estigia, se encuentra la ciudad del Dite, donde son castigados los maliciosos (herejes, violentos, fraudulentos y traidores) en los siguientes cuatro círculos del infierno y en el centro de la tierra se encuentra Lucifer, considerado el más grande traidor de la historia.

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ⓐ Ante infierno

Llamado “el vestíbulo de los cobardes”. Aquí se encuentran los cobardes; aquellas personas que no se dignaron a hacer el bien ni tampoco el mal. Los cobardes están condenados a correr eternamente tras una bandera que no tiene ningún significado, hostigados incesantemente por tábanos y avispas. Atravesando el ante-infierno, Dante llega a orillas del Aqueronte (alimentado por las lágrimas del género humano). Para cruzar este río, solicitan los servicios de Caronte, “el barquero de la muerte”, que transporta a las almas pecadoras a la otra orilla del Aqueronte.

ⓑ Círculo Primero: Limbo

Después de atravesar el Aqueronte, Dante se encuentra en el primer círculo del infierno, el Limbo, donde se hallan los muertos sin bautismo (uno de ellos es Virgilio). No son sometidos a ninguna pena material; pero están privados eternamente de la Beatitud.

ⓒ Círculo Segundo: Lujuriosos

En el umbral del segundo círculo está Minos, juez infernal, que escucha la confesión de las almas pecadoras y señala el círculo a donde irán a parar, de acuerdo al pecado cometido, envolviendo la cola a su cuerpo cuantas veces sean los círculos que debe descender el alma penitente. Minos quiere impedir el ingreso a Dante, pero Virgilio le advierte que el poeta es enviado por mandato divino.

Entre los lujuriosos que observa Dante están Cleopatra, Helena, Dido, Aquiles, Paris y Tristán. Ellos son empujados por un viento impetuoso de aquí para allá; representación magistral del instinto que domina y arrastra la voluntad del hombre, haciéndoles perder todo dominio sobre sí mismos. Este viento los empuja y revuelve; percutiéndolos unos contra otros.

ⓓ Círculo Tercero: Golosos

El guardián del tercer círculo es Cerbero, el perro de las tres fauces siempre hambrientas. El pecado que se castiga en este tercer círculo es la gula (exceso en el comer y beber). Los golosos están condenados a engullir por toda la eternidad una mixtura repugnante, formada por la lluvia negra que ellos reciben y el fango producido por la tierra.

ⓔ Círculo Cuarto: Avaros y Pródigos

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El guardián del cuarto círculo es Plutón, quien al divisar a Dante, intenta con vano esfuerzo detenerlo. Los avaros y los pródigos durante la vida no pensaron sino en acumular dinero los unos y en gastarlo desordenadamente los otros, ahora ambos están condenados a empujarse recíprocamente enormes pesos con el pecho, gritando cada uno de ellos: “¿por qué agarras?”, “¿por qué sueltas?".

ⓕ Círculo Quinto: Iracundos e Indolentes, Soberbios y Envidiosos

La laguna de Estigia que circunda la ciudad de Dite a modo de defensa, es el lugar de pena reservado a los iracundos, que, continuamente, se golpean a sí mismos ensangrentándose, y a los indolentes que, como en la vida fueron contrarios a todo trabajo útil, tristes y tediosos, así ahora no hacen más que suspirar bajo aguas de la laguna. Más allá, cerca de la ciudad de Dite, se encuentran los soberbios y los envidiosos, cuyos castigos son parecidos a aquellos de los iracundos. Posteriormente Dante y Virgilio cruzan la laguna Estigia gracias el barquero Flegias. Llegan a las puertas de la ciudad de Dite, las cuales son abiertas por un ángel de Dios.

ⓖ Círculo Sexto: Herejes

Una vez en la ciudad de Dite, Dante y Virgilio contemplan el sexto círculo donde son castigados los herejes, quienes están dentro de sepulcros ardientes, con las tapas levantadas, formando una corona de fuego alrededor de las murallas internas de la ciudad.

ⓗ Círculo Séptimo: Violentos

El guardián del séptimo círculo es el Minotauro, monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro. Este séptimo círculo está dividido en tres jirones. En el primer jirón, se encuentran los violentos contra el prójimo (homicidas, devastadores de países, corsarios y ladrones de caminos), quienes se hallan sumergidos en el Flegelonte, río de sangre hirviente, vigilados y flechados por los centauros. En el segundo jirón, se encuentran los violentos contra sí mismos (suicidas) quienes están convertidos en árboles que son mordidos por negras perras hambrientas, provocándoles agudos gritos de dolor. En el tercer jirón se encuentran los violentos contra Dios (blasfemadores), quienes son expuestos a una continua lluvia de fuego.

ⓘ Círculo Octavo: Fraudulentos

El guardián del octavo círculo es Gerión, verdadera imagen del fraudulento; tiene la cara de hombre justo y honesto pero el cuerpo de serpiente. El octavo círculo está divido en diez fosas concéntricas, llamadas “Bolges” o sacos, donde son castigados los fraudulentos.

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ⓙ Círculo Noveno: Traidores

En el noveno se encuentran aquellos que despreciaron el calor del cariño: los traidores. Este círculo está divido en cuatro fosas:

✍ Fosa Caína, donde se encuentran los que traicionaron a su sangre (parientes), quienes están congelados desde los pies a la cabeza en la laguna Cocito.

✍ Fosa Antenora, donde están los traidores a la patria, quienes también se hallan congelados de los pies a la cabeza.

✍ Fosa Tolomea, que alberga a los traidores a la amistad, los cuales, al igual que los anteriores pecadores, también están sumergidos en el cocito.

✍ Fosa Judeca, en donde se encuentran los traidores a su amo y señor. En el centro de esta fosa se encuentra Lucifer, quien tiene la mayor parte del cuerpo congelado; en vez de brazos tiene alas de murciélago, su cabeza tiene tres rostros: uno de color rojo, que representa el odio, en el cual mastica la cabeza de judas; el otro color amarillo, que representa la impotencia, en donde mastica el cuerpo de Bruto, y un último, color negro, que representa la ignorancia, en el cual mastica el cuerpo de Casio.

Cuando Dante observa a Lucifer no puede soportar tan horrible espectáculo y está a punto de desfallecer, Virgilio aprovecha que Lucifer extiende las alas para cruzar hacia el otro lado. A lo lejos, distinguen una montaña que emerge sobre el mar, representación alegórica del purgatorio.

Debe tenerse en cuenta que el recorrido de Dante por el infierno es en forma descendente, desde el pecado más leve hasta el pecado más grave, simbolización magistral de la degradación del hombre.

❷ El Purgatorio

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Dante y Virgilio han logrado salir de las entrañas del infierno y ahora contemplan el Purgatorio, reino que Dante coloca en una isla situada en las antípodas de Jerusalén.

Una isla en forma de montaña, en la cual se pueden distinguir los círculos o colinas de los pecadores, en donde las almas penitentes purifican sus espíritus a través del arrepentimiento. Este segundo reino está también dividido como el infierno en nueve partes: Antepurgatorio, los siete círculos y el Paraíso terrenal. El guardián del Purgatorio es Marco Poncio Catón.

✎ Antepurgatorio

El primer lugar que Dante y Virgilio visitan es el antepurgatorio, donde las almas llegan en una barca impulsada por el ángel Nauta que viene desde el Tíber. Las almas del Antepurgatorio pertenecen a aquellos que se arrepintieron del pecado a última hora y su castigo consiste en tener que quedarse esperando al pie del Monte por un tiempo más o menos largo. Después de haber atravesado el Antepurgatorio, Dante y Virgilio se encuentran ante la Puerta del Purgatorio, delante de esta puerta el poeta observa tres escalones que representan los grados teologales de la penitencia, el primero de mármol blanco (arrepentimiento), el segundo, color rosa (confesión) y el tercero, color rojo vivo (el ardor de la caridad y el amor después de la confesión). Sobre el tercer escalón, está sentado el Ángel Portero delante del cual Dante, postrándose y golpeándose el pecho, pide misericordia para que le abra la puerta. Al ingresar al Purgatorio, un ángel dibuja en la frente de Dante siete letras “p” (siete pecados capitales).

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Resumen de La Divina Comedia de Dante Alighieri

Kerchak 17/01/2014 Historia No hay comentarios

Considerada como el mayor poema épico de la literatura italiana, la Comedia fue creada entre 1265 y 1321. El calificativo divina fue agregado después, por Giovanni Boccaccio y fue con ese título como la gran obra de Dante Alighieri pasó a la posteridad.

La Divina comedia se compone de tres canticas o capítulos, el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso; los dos últimos constan de 33 cantos y el último de 34, lo que hace un total de 100. Los versos del poema son endecasílabos y están ordenados en tercetos, es decir, estrofas de tres versos.

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Ahora bien, podríamos resumir la Divina comedia como el recorrido de Dante por tres distintos niveles del mundo espiritual, en el que se topa con una variedad de paisajes, ambientes, seres y circunstancias, que son más o menos arduos, oscuros y terribles, dependiendo de la peculiar condición moral que reflejan. De quedarnos con este sentido, el poema se reduce a una travesía épica, de la que el protagonista sale airoso, debido en buena parte a la sabiduría de sus guías.

Sin embargo, la Comedia es mucho más que un largo y extraordinario paseo. Prueba de ello es que incluso la estructura de su composición se ordena cuidadosamente, conforme a varios significados. Por ejemplo; el número tres, que determina de muchas formas la organización del poema, reviste una gran importancia en Dante, pues alude al orden y perfección de la Trinidad, entre otros significados.

Así, tenemos tres grandes capítulos, los dos últimos, divididos en treinta y tres cantos, con versos agrupados en tercetos. Hablando ya del contenido de la obra, encontramos que tanto el infierno como el paraíso se dividen en nueve círculos o cielos, es decir, tres veces tres. Dentro del infierno se castigan los tres vicios más graves (incontinencia, violencia y malicia) y en el paraíso se premian las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). Tres son las fieras que acechan a Dante, cuando se extravía en la selva, antes de emprender el viaje. Y tres son los personajes centrales de la narración, Dante, el poeta Virgilio y Beatriz, la imagen de la mujer ideal. Y esta es solo una de las formas simbólicas que aparecen a lo largo de la Comedia.

De hecho, el gran poema de Dante no es un texto de lectura sencilla. No, al menos, si se le quiere apreciar en su totalidad. Pues no sólo se trata de seguir los acontecimientos, sino de comprender que cada personaje, cada situación y, en suma, cada etapa del camino, remite a una idea filosófica, o bien, a un episodio de la historia de Florencia; a un postulado de la teología del Medioevo e incluso a momentos de la vida del poeta. Conviene decir que mientras más conocimientos se tengan en torno a estos temas, mayores serán la comprensión y el deleite que se puedan extraer de la Comedia.

No se podrá esperar, por tanto, que un resumen de la obra muestre todas sus profundidades. Sirva, en cambio, como una guía, para no adentrarse a solas y sin noción alguna, en un clásico de la literatura.

La Divina Comedia de Dante

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La Divina Comedia de Dante

Resumen de La Divina Comedia

INFIERNO

La empresa comienza con un Dante que, a la mitad del camino de la vida, se ve perdido. La selva oscura, asediada por fieras, en la que inicia el camino del poeta, refleja la confusión del alma que ya no encuentra el sentido de la vida conforme al bien y tan sólo halla un débil apoyo en la sensibilidad y las apariencias.

Surge entonces la razón – y, más que la sola razón, la sabiduría del arte – encarnada por Virgilio. El poeta latino salvará a Dante del asedio de las bestias, una pantera, un león y una loba, en las que algunos intérpretes ven la representación de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Después le hablará de un viaje que se ha planeado desde el cielo y que le servirá para reencontrarse con el fin auténtico, el único al cual debe dedicarse la existencia.

La jornada no será sencilla. Habrá que descender hasta lo más profundo del infierno, para ver cómo los vicios aniquilan a las almas. Después, será testigo de la expiación de los pecados en el purgatorio y, finalmente, deberá contemplar la luz de Dios, visión que tampoco es fácil de sostener (Canto I).

Dante, como es de esperarse, se siente aterrado. Pero Virgilio le rebela quién intercedió por él para que tal oportunidad le fuese concedida. Se trata de su amada Beatriz; en adelante, el solo nombre de la dama le dará la seguridad y el aliento necesarios para llevar a cabo cualquier empresa, incluyendo el descenso a los nueve círculos infernales (Canto II).

Avanzan, pues, hasta las puertas del infierno, franqueadas por el río Arqueronte. Hay, sin embargo, un vestíbulo que precede al río y en el que un grupo de almas profiere graves lamentos. Aquí – relata Virgilio – están confinadas las almas de quienes no conquistaron ningún tipo de gloria, pero tampoco merecieron algún reproche; no fueron fieles a Dios ni se rebelaron contra Él; no ganaron ni amigos ni enemigos; vivieron sólo para sí mismos, sin dejar huella en el mundo. Fue tal su indiferencia que no hay sitio para ellas ni en el cielo ni en el infierno y deben conformarse con permanecer a las puertas de este último lugar (Canto III).

Dante y Virgilio no se detendrán aquí. Ambos suben a la barca del demonio Caronte, quien los llevará del otro lado del río, hasta el Limbo, primer recinto infernal. En este lugar se encuentran las almas que no recibieron el bautismo y que no cometieron ninguna falta grave, salvo el haber vivido en una época pagana. Aquí están Homero y Horacio; Héctor y Eneas; Sócrates, Platón y Aristóteles; y el propio Virgilio, junto con otros sabios, poetas y héroes a quienes no les fue revelado el verdadero Dios. Permanecerán ahí mientras el mundo guarde su recuerdo. Sin embargo, están condenados a vivir sin la esperanza de alcanzar alguna vez la gloria divina (Canto IV).

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Luego de cruzar el Limbo, los dos poetas descienden al siguiente círculo, no sin toparse primero con el juez Minos. Con su larga cola, este demonio azota el suelo, marcando el número de círculos que deberá bajar el alma (Canto V). Es hasta el segundo círculo donde inicia el castigo de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Conviene aclarar que esta clasificación de los vicios proviene de Aristóteles; sin embargo, no todos los pecados que Dante ubica en el infierno se ajustan a ella; la herejía no cabía en el catálogo del filósofo griego, pero sí encuentra un lugar dentro de las faltas condenadas por el cristianismo.

A partir del segundo círculo, el infierno se ordena de la siguiente forma:

Vicios de incontinencia. Castigo al dominio inadecuado de la voluntad

• Segundo círculo. Un torbellino lleva las almas de los lujuriosos (Canto V).

• Tercer círculo. Los golosos avanzan bajo una lluvia de agua negruzca, nieve y granizo. El recito es custodiado por Cerbero, monstruo con tres cabezas de perro que desgarra con sus enormes colmillos a las almas que intentan evadir la lluvia (Canto VI).

• Cuarto círculo. Avaros y pródigos caminan en dos filas, arrojándose bultos unos a otros y repitiendo: “¿Por qué guardas? ¿Por qué tiras?” Su apego desordenado al dinero los somete a tal castigo. Plutón, monstruo de grandes labios hinchados, vigila que lo cumplan (Canto VII).

• Quinto círculo. Los iracundos pelean y arremeten unos contra otros, mientras están sumergidos en las aguas pantanosas de la laguna Estigia (Canto VIII).

Los círculos más profundos del infierno, aquellos donde se castigan la herejía y los vicios de violencia y malicia, están dentro de la ciudad de Dite. Esta región infernal se encuentra del otro lado de la laguna Estigia y se halla bajo el resguardo de gigantes y demonios.

• Sexto círculo. Sepulcros abrazados en llamas contienen a las almas de los herejes. Papas y clérigos destacan entre los condenados a este suplicio (Cantos IX, X y XI).

Vicios de violencia. Castigo a las ofensas cometidas contra Dios, contra el prójimo y contra la propia persona

• Séptimo círculo. Dividido en tres recintos, que castigan tres grados de violencia:

– Los que agredieron al prójimo están dentro de un río de sangre hirviendo (Canto XII).

– Los suicidas, violentos contra sí mismos, fueron convertidos en zarzas y su destino es ser destrozados por las arpías que anidan en ellos. Son las únicas almas que no recuperarán sus cuerpos después del juicio final (Canto XIII).

– Los violentos contra Dios. Hay tres formas de incurrir en este vicio: Violencia contra la naturaleza, hija de Dios; violencia contra el arte, sobrino de Dios, y blasfemia, es decir, violencia contra el propio Dios. Todos estos pecadores caminan bajo una lluvia de fuego (Cantos XIV- XVII).

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Vicios de malicia. La ejecución deliberada del mal se castiga en la llanura de Malebolge

• Octavo círculo. Aquí reciben su castigo los fraudulentos, quienes en vida engañaron al prójimo mediante la seducción, la simonía (el soborno para adquirir oficios o cargos dentro de la jerarquía de la Iglesia), la hechicería, la estafa, la hipocresía, el robo, los malos consejos, la discordia y la suplantación de personas (Cantos XVIII a XXXI).

• Noveno círculo. Contrariamente a lo que imaginamos, la región más terrible del infierno es helada. Tal es la condena para los traidores. En lo más profundo del infierno y sumergido en el hielo hasta la cintura, está Lucifer. El demonio tiene tres rostros y en cada una de sus fauces mastica a un traidor: Judas, traidor de Cristo, y Bruto y Casio, traidores de César (Cantos XXXII a XXXIV).

Hay que notar los rasgos simbólicos de los castigos infernales, mismos que obligan a pagar a las almas por las virtudes que no cultivaron. Los lujuriosos, incapaces de contener el torbellino de sus pasiones, ahora son arrastrados por él. Los suicidas, que atentaron contra su cuerpo, jamás volverán a recuperarlo. Magos y adivinos, que trataron de adelantarse a los acontecimientos, tienen el cuerpo torcido y están obligados a mirar y a caminar siempre hacia atrás. Los traidores son castigados con la misma frialdad con la que tramaron males contra otros.

Penetrando hasta el fondo del último círculo y luego de trepar por las espaldas de Lucifer, Dante y Virgilio salen del infierno y vuelven a contemplar la luz de las estrellas. No hay mucho tiempo para recobrar el aliento. Cerca de ahí se levanta el monte del purgatorio, que también deberán escalar.

PURGATORIO

Si el viaje al Infierno implica un descenso continuo y cada vez más profundo, el Purgatorio demanda un esfuerzo en dirección contraria. En adelante, el camino conducirá siempre hacia arriba y cada nuevo estrato significará, no ya la decadencia, sino la conquista de un mayor grado de virtud.

Antes de ascender por los siete círculos del Purgatorio, uno por cada pecado capital, los poetas atraviesan el Antepurgatorio, una llanura en donde aguardan las almas de quienes murieron violentamente, mostraron demasiado apego a las cosas terrenas o fueron lentos para el arrepentimiento (Cantos I a IX).

La voluntad de Dante vuelve a flaquear al contemplar una nueva índole de tristezas, la de las almas que, si bien no han perdido toda esperanza, tampoco están indemnes y deben curarse a sí mismas. Una vez más, es Virgilio quien le infunde ánimos, pero esta vez no invoca la imagen Beatriz; apela, en cambio, a la virtud del poeta: “Sé como una torre sólida, que no inclina sus almenas aunque los vientos arremetan contra ella” (Canto V).

En cada uno de los círculos del purgatorio se expía un pecado capital. Tal como vimos en el infierno, el castigo de las almas tiene una correspondencia simbólica con sus faltas.

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• Primer círculo. Expiación de la soberbia. Las almas cargan enormes peñas sobre sus espaldas, mismas que las obligan a mirar siempre hacia abajo (Cantos X a XII).

• Segundo círculo. Las almas de los envidiosos portan unas vestiduras de silicio y sus ojos, que miraron con enojo y desprecio la felicidad y el bien de otros, están cocidos con alambres (Cantos XIII a XV).

• Tercer círculo. En medio de una densa niebla, los espíritus que habitan este círculo, desatan el nudo de la ira, para liberarse y ascender (Canto XVI).

• Cuarto círculo. Castigo al “amor del bien que no ha cumplido con su deber”, la pereza. Aquí las almas corren, impulsadas por un gran fervor, para compensar la tibieza con la que vivieron (Cantos XVII a XIX).

• Quinto círculo. Los avaros y pródigos cantan alabanzas a quienes cultivaron la moderación y la pobreza (Cantos XX y XXI).

• Sexto círculo. En este lugar del monte, donde pagan sus culpas los golosos, crece el árbol de la templanza. Un árbol con frutos de aroma delicioso, junto al cual corre un arroyo; ambos excitan el hambre y la sed de las almas que, al no poder comer ni beber, conquistan la abstinencia que no ganaron en vida (Cantos XXII a XXIV).

• Séptimo círculo. El fuego abraza las almas de los lujuriosos (Cantos XXV a XXVII). En la cima del monte del purgatorio descansa el paraíso terrenal, el lugar donde vivieron los primeros hombres creados. Este es el último punto al que llegará Virgilio, pues al ser un espíritu pagano tiene prohibida la contemplación del Paraíso. A partir de entonces la guía de Dante será Beatriz (Cantos XXVIII a XXXII).

✍ Círculo primero: Soberbios.

✍ Círculo segundo: Envidiosos.

✍ Círculo Tercero: Ira.

✍ Círculo Cuarto: Perezosos.

✍ Círculo Quinto: Avaros y Pródigos.

✍ Círculo Sexto: Golosos.

✍ Círculo Séptimo: Lujuriosos.

✍ Paraíso Terrenal.

EL PARAÍSO

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Canto I.- Prólogo del paraíso.- La gloria de aquel que todo lo mueve se difunde por el Universo. Dante invoca a Apolo para que éste lo llene de valor. Dante continua admirando su asenso al Paraíso; y por lo cual Beatriz le llama la atención diciéndole “No debes pues, a lo que pienso, admirarte mas más de tu ascensión. Lo más maravilloso en ti sería que, libre de todo obstáculo te hubieras sentado abajo, como lo sería el que la viva llama permaneciese quieta y apagada a la Tierra.

Canto II al V.- Primer cielo, el de la luna: las almas que no cumplieron sus votos.

Dante nos advierte que por el agua donde sigue jamás fue recorrida, Minerva sopla en su vela y Apolo lo conduce a las nueve musas que le enseñan las osas, también manifiesta la maravillosa sensación de penetrar en la luna refiriéndose a esta como una margarita que lo recibió dentro de sí. Beatriz explica que las manchas que presenta la luna son las diferentes virtudes.

Dante ve imágenes debilitadas y creyendo que no existirán continuo su camino junto con su guía (Beatriz) pero ella le dijo que en realidad eran sustancias que habían faltado a sus votos y le dijo que les creyera todo cuanto le dijeran pues la verdadera luz que las acogía evita que tuerzan sus pasos. Aquí las almas se encuentran en una esfera muy lenta y a estas almas la virtud de la calma las calma. Dante comprende ahora porque todo en el cielo es paraíso y pregunta ¿ si es posible satisfacer un voto con alguna buena obra? A lo cual Beatriz responde que si cree que puede hacer buen uso de lo que ya ha ofrecido, es como si quisiera hacer una buena obra con una cosa mal adquirida y Dante encuentra a un alma resplandeciente que le habla y que se esconde dentro de su mismo fulgor.

Canto VI y VII.- Segundo cielo. El de mercurio: Las personas que practicaron el bies por conseguir honor y fama. Nos habla de algunos personajes que encaminaron con sus palabras a la verdadera fe y como Dios los ayudaron a realizar grandes obras y Beatriz explica a Dante porque el hombre necesitó que Dios mandara a su hija para salvarnos del pecado.

Canto VIII y IX.- Tercer cielo. El de venus: Las almas que estuvieron sujetas al amor. En este cielo se menciona al amor, Dante al pasar a este cielo ve más hermosa a Beatriz, habla de porque los hijos tienen diferentes caracteres a los de los padres, que si el hombre se apoyara en los cimientos de la naturaleza habría mejores habitantes en él y de las maldiciones de los papás que solo piensan en el dinero.

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Canto X al XVI.- Cuarto cielo. El del sol: Las almas de los sabios: Nos muestra la gran sabiduría de Dios al crear el mundo, Dante asciende al sol y Beatriz le dice: da gracias al sol de los ángulos que por su bondad te ha elevado a este sol sensible. Aquí hay mas espíritus vivos y triunfantes.

Dante encuentra a unas santas luces que cantaban y danzaban después de terminar se refirieron a ellos, felicitándose de pasar de uno a otro lado y que los hombres no deben aventurarse a los juicios. Nos manifiesta el gozo y el resplandor después de la resurrección de la carne, se dice que cuando nos revistamos de la carne gloriosa y santa nuestra persona será mucho más grata a Dios y que el que toma su cruz y sigue a Cristo todo será mejor.

Canto XV al XVIII.- Quinto cielo. El de marte: Las almas que ha combatido por la fe. Dante se complace al encontrar a su tatarabuelo al que le pregunta por su infancia, le pide que le aclare a su futuro destierro, le dice que abandonará todas las cosas que más ame y que este será el primer dardo que arroje al arco del destierro, probará cuán duro camino es el pan ajeno y lo que mas grabará se espaldas será la compañía estúpida y malvada pero agrega: Tu primer refugio será la cortesía de Lombardo. Beatriz le dice a Dante que son bienaventurados los espíritus que allá abajo antes de venir al cielo alcanzaron gran renombre con sus acciones. Dante se da cuenta que el hombre que obro bien advierte que de día en día el aumento de su virtud. Dante vio unas luces que formaron cinco veces siete vocales y consonantes formando la siguiente frase “Diligite Jiatitiam” y las ultimas fueron “qui judacatis terram” y después estas mismas luces al chocar formaron la cabeza y el cuello de un águila y los demás bienaventurados terminaron por formar el cuerpo del águila, todo esta formación provino de que la M final se transforma en flor de lis y águila imperial.

Canto XIX y XX.- Sexto cielo. El de marte: Los justos y piadosos. El águila imperial le dice a Dante que por haber sido justo y piadoso está aquí exaltado hasta esta gloria y que no se deja vencer por el deseo y sigue diciendo; que en la tierra dejo tal memoria de él, que los hombres más perversos la recomiendan pero no siguen el ejemplo. Dante hace hincapié sobre que sin fe y sin obras no hay salvación.

Después de haber visto las brillantes luces que adornaban la sexta estrella el águila real le explica las diferentes almas que forman su ojo - pupila está en medio y fue el cantor del espíritu santo encargado de transportar el arco de ciudad en ciudad, de los cinco que forman el arco de mi ceja el más próximo al pie conoce cuan caro cuesta no seguir a Cristo, el que le sigue en la parte superior de la circunferencia conoce que los eternos juicios de Dios son invariables aunque una

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ferviente oración consigue allá abajo que suceda mañana lo que debería suceder hoy, el otro guiado por una buena intención que produjo malos frutos conoce que el mal resultado de su buena acción no le es nocivo por mas que haya sido su destrucción, el que esta en el declive del arco conoce ahora el amor del cielo hacia un rey justo y lo manifiesta por el resplandor que lo rodea.

También se le dice que Dios abrió sus ojos a nuestra redención futura y le menciona a las tres mujeres que estaban junto a la rueda derecha del carro le bautizaron mas de mil años antes de que se instituyera el bautismo.

Canto XXI y XXII.- Séptimo cielo. El de saturno: Los contemplativos. Dante cada vez que ve el rostro de su amada lo ve mas bello, ella le explica que brillara mas su rostro cuando mas se ascienda por las gradas del eterno palacio. Después el observa una escala del color del pro y tan elevadas que no podrían sus ojos seguirla y por ahí bajaron muchos resplandores, el que se quedo cerca de ellos comenzó a resplandecer mucho y él pregunta ¿quién es? Y comienza a decirle que era Pedro Damián el cuenta su vida y se hace una crítica del lujo y malicia delos prelados.

Cuando su guía observó cien esferas tenía miedo preguntar cuando la mayor de las perlas se adelanto hacía Dante para detener su curiosidad, ella habla de la caridad y señala a unos fuegos que fueron hombres contemplativos es decir aquellos que abrazan aquel ardor que hace nacer las flores y frutos santos, Dante le pide ver su rostro descubierto pero el le explica que solo su deseo se realizará en la última esfera donde todos son perfectos, maduros y enteros. Se menciona la corrupción de los monasterios.

Canto XXIII al XXVII.- Octavo cielo. El de las estrellas fijas: Triunfo de CRISTO. Dante y Beatriz se encuentran en la legión del triunfo de Cristo y todo el fruto recogido de la rotación de estas esferas. Dante sigue maravillado con la belleza de Beatriz y no percibe el hermoso jardín que florece bajo los rayos de Cristo por lo cual ella le llama la atención así mismo Cristo y la Virgen María se remontan al Empíreo. Se le hace un examen de fe a Dante comenzando por preguntarle ¿que es la fe? Es la sustancia de las cosas que se esperan y el argumento de las que no aparecen a nuestra mente, pero él sigue preguntando ¿por qué la colocan entre las sustancias y no entre los argumentos? Porque las cosas que aquí se manifiestan claras y patentes en la creencia sobre que se funda la alta esperanza por eso se toma el nombre de sustancia. Dante sale bien de la prueba y es bendecido. Santiago apóstol examina a Dante sobre la esperanza, a lo que el contesta, La esperanza es una expectación cierta de la vida futura, producida por la gracia divina y los meritos anteriores. Hay una aprobación general y Dante trata de ver el cuerpo del santo ( San Juan ) lo que momentáneamente siega a Dante a pesar de que Beatriz esta a su lado.

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Nuevamente es examinado pero ahora sobre la cavidad, recibe el aplauso de los elegidos y recobra la vista aquí encuentra a Adán dándose una explicación del porque fue desterrado no por comer la fruta del árbol prohibido si no por haber infringido la orden. Los bienaventurados cantan un himno, se menciona la corrupción general del hombre y sus causas.

Canto XXVIII y XXIX .- Noveno cielo o primer móvil. Dios y los ángeles. Menciona que simultáneamente fue creado y establecido el orden de las sustancias, el producido en acto puro están en la cima del mundo, y el inferior es destinado a la potencia pura y el medio unió a la potencia y acción, la causa del que mora ahí en el centro de la tierra fue el orgullo.

Canto XXX al XXXIII.- Décimo cielo o Empíreo: Dios, ángeles y bienaventurados.

Ha desaparecido el punto luminoso y los coros angélicos desisten de seguir cantando la belleza de Beatriz. Ya han salido del mayor de los cuerpos celestes para subir al cielo que es pura luz. Aquí el amor tranquiliza , Dante siente elevarse de un modo superior a sus fuerzas. Dante contempla la viva luz, y voltea a ver a su dama, pero en su lugar hay un anciano vestido como la familia gloriosa, el le indica que vea el tercer circulo a partir de la grada superior y ahí esta Beatriz que por su merito ha ocupado este trono. Dante la invoca pidiéndole le mantenga su alma sana, el anciano que es San Bernardo le dice que el lo llevara a feliz termino de su viaje, Dante ve como mil ángeles festejan , ve sonreír una beldad, el anciano explica la distribución de los elegidos en la Rosa, debajo de Maria se encuentran en el orden que forman los terceros puestos, Raquel, Beatriz, Sara, Rebeca, Judith y la bisabuela del cantor y desde la séptima grada para abajo se suceden las Hebreas, dividiendo las hojas de la flor y en la parte en que están provista de todas las hojas están los que creyeron en la venida de CRISTO y en los semicírculos interrumpidos por huecos, están los que creyeron en él después de haber venido y en los otros escaños inferiores que forman gran separación esta Juan siempre santo que sufrió la soledad y el martirio y debajo de el esta Francisco y debajo de éste Benito y otros varios y en la grada que corta por mitad ambas filas hasta bajo nadie se sienta por su propio merito porque son espíritus desprendidos de la tierra. Aquí en este reino los asientos no son dados por casualidad, tampoco cabe la tristeza la sed ni el hambre. Le dice que en los primeros siglos bastaba con tener la inocencia y la fe de los padres para salvarse. Maria es glorificada por Gabriel y los demás ángeles.

San Bernardo hace una plegaria a la Virgen para que Dante pueda contemplar el sumo placer, y su plegaria ha sido escuchada y Dante fija su mirada en la luz divina. Fin de la visión .