El Jesús histórico y la arqueología bíblica

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  • 8/9/2019 El Jess histrico y la arqueologa bblica

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    Prefacio

    El Jess histrico y la arqueologa bblica:cuestiones

    Los comienzos de la investigacin sobre el Jess histrico sepueden datar a finales del siglo XVIII, con la publicacin en 1778de algunas partes del magnum opusde Hermann Samuel Reimarus(1694-1768)1. El inters por el Jess histrico decay en el perodode entreguerras (aprox. 1913-1945) y volvi a chisporrotear a unanueva vida con la Nueva Bsqueda del Jess histrico despus de1953. Sin embargo, no ha sido sino hasta hace poco cuando estenuevo inters por el estudio del Jess histrico la Investigacinsobre Jess se ha visto espoleado, e incluso enriquecido, por lainvestigacin arqueolgica.

    Los expertos en Nuevo Testamento coinciden con razn en queellos son telogos. El estudio de Jess empieza con textos teolgicos,los evangelios intracannicos. Estos textos estn claramente confi-gurados por el deseo de proclamar que Jess de Nazaret es el Cristo(el Mesas) y que se debe creer en l como el Salvador. Con fre-cuencia se tiene la impresin de que la historia no es importante; loque cuenta es la teologa.

    A los arquelogos les gusta afirmar que ellos son cientficos.Excavan un rea determinada y procuran averiguar todo lo posible

    1 A. Schweitzer dijo con toda razn: ANTES DE REIMARUS, NADIEHABA INTENTADO FORMARSE UNA NOCIN HISTRICA DE LAVIDA DE JESS (las maysculas son del original): Schweitzer, The Quest ofthe Historical Jesus: A Critical Study of Its Progress from Reimarus to Wrede, tr.

    W. Montgomery, Macmillan, Nueva York 1906, 1964 (reimpreso con frecuencia),p. 13 (traduccin al espaol del original alemn: Investigacin sobre la vida de Jess,2 vols., tr. Juan Miguel Daz Rodelas, Comercial Editora de Publicaciones, Valencia1990-2002). Schweitzer inform de que el manuscrito completo de Reimarus estabaen la biblioteca municipal de Hamburgo y llega a las 4.000 pginas (p. 14).

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    acerca de cmo fue en el pasado la vida en ese lugar concreto ydurante los perodos revelados por cada estrato (nivel de ocupacin).Habitualmente afirman que los realia(los objetos que se recuperanen las excavaciones, como vasijas, puntas de flecha, utensilios debronce o de hierro y monedas) tienen prioridad sobre cualquiertexto que se refiera al yacimiento o rea excavada.

    En realidad, los especialistas en Nuevo Testamento son ms quetelogos. Admiten que la historia es imprescindible para entenderlas teologas presentes en el Nuevo Testamento. Reconocen que losevangelios hacen referencia habitualmente a sitios y a realia (refe-rencias a cosas fsicas dentro de un texto). As, se considera que Jess

    visit e hizo ciertas cosas en sitios concretos, como Nazaret, Can yBetsaida, y tambin en lugares como una sinagoga. Jess hace refe-rencia a cosas concretas (realia) como vasijas, utensilios y monedas.Ningn especialista serio cuestiona hoy en da la existencia de un

    judo llamado Jess hijo de Jos; admiten muy gustosos que actual-mente sabemos una cantidad considerable de cosas acerca de lo quehizo y de sus enseanzas bsicas (la proclamacin de que el dominiode Dios [el reino de Dios] estaba despuntando en la tierra).

    Los arquelogos rara vez se presentan de manera engaosa decla-rndose imparciales ante lo que se descubre. Habitualmente les inte-resa algo ms que un puado de objetos del pasado, y con frecuenciase entusiasman (y con razn) con la posibilidad de entrar en contactocon el pasado y darle nueva vida. Una de las razones de esta energaes que nuestra cultura celebra de muchas maneras lo que se consi-dera que sucedi en la antigua Palestina (hoy Israel) y en TierraSanta. La mayora de los arquelogos son judos y cristianos y,

    aunque muchos son ms laicos que religiosos, no dejan de estarinfluidos por las maneras en que nuestra cultura y nuestros valoreshacen posible que en los oscuros balksbrille el sentido.

    Ni los arquelogos ni los especialistas bblicos son observadoresobjetivos. Como demostraron Merleau-Ponty y Michael Polanyi,toda persona da forma a aquello que ve y estudia siguiendo para ellonormas subjetivas2. Que nadie piense que los especialistas bblicosson telogos subjetivos, y los arquelogos, cientficos objetivos.

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    2 Para mis reflexiones personales, vase Charlesworth, Polanyi, Merleau-Ponty, Arendt, and the Foundation of Biblical Hermeneutics, en J. Krasovec(ed.), Interpretation of the Bible, Slovenska akademija znanosti in umetnosti -Sheffield Academic Press, Ljubljiana - Sheffield 1998, pp. 1531-1556.

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    Toda bsqueda humana de verdad y entendimiento est guiada porla fe en la metodologa (que se encuentra en revisin constante) y poruna serie de presupuestos (que con frecuencia pasan inadvertidos).Por un lado, un descubrimiento arqueolgico limita la discusin;pero, por otro, no trae consigo su propia interpretacin, y habi-tualmente cuestiona a los intrpretes. An no haba cumplido yolos treinta aos cuando, durante el tiempo en que estaba estu-diando en la cole Biblique, me qued sorprendido por un acalo-rado debate entre K. Kenyon y R. de Vaux, y ms tarde por un di-logo vehemente entre Glueck y Mazar en un balkal sur del montedel Templo. Los descubrimientos arqueolgicos hacan aparecer

    talantes volcnicos. De ah que dichos descubrimientos habitual-mente requieran discusin antes de que una sntesis y una recons-truccin histrica resulten aceptables.

    Los captulos que siguen ponen de manifiesto cmo los especia-listas en Nuevo Testamento aprenden de los arquelogos, que sonexpertos estratigrafistas de yacimientos arqueolgicos, y cmo losarquelogos recogen conocimientos de los especialistas en NuevoTestamento, que son expertos en la estratificacin de textos. He

    observado y experimentado una relacin estrecha y respetuosa entreespecialistas bblicos y arquelogos. Despus de todo, a menudo estclaro que algunos especialistas son ambas cosas, como sucede en elcaso de Petrie, Albright, Wright, Cross, Kenyon, De Vaux, Benot,Murphy-OConnor, Corbo, Strange y prcticamente todos cuantosparticiparon en el Simposio del Milenio y prepararon los captulosdel presente volumen.

    As, resulta oportuno plantear numerosas preguntas acerca del

    modo y manera en que los descubrimientos arqueolgicos pueden ayu-darnos (si es que realmente pueden) a reconstruir y a entender la viday las enseanzas de Jess, hijo de Jos (Jn 1,45 y 6,42)3. Las preguntasque siguen son una pequea seleccin entre las ms destacadas:

    Qu se puede saber de Nazaret durante el tiempo en queJess vivi de joven all, donde ley la Escritura en una sina-goga, creci y quiz trabaj en un taller de albail?

    Qu indicios arqueolgicos se han encontrado que nos ayu-

    den a recrear y a localizar la actividad de Juan el Bautista?

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    3 La designacin de Jess como el hijo de Jos slo se encuentra en el evan-gelio de Juan. La exigen las genealogas recogidas en Mateo y Lucas.

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    Dnde est Can? Hay algn indicio de vida juda alldurante el tiempo de Jess? Se han descubierto recipientes depiedra para los ritos judos de purificacin?

    Dnde est Betsaida? Qu indicios apuntan a que all vivieronpescadores? Llegamos a vislumbrar lo que Jess y sus primerosdiscpulos pudieron ver antes del ao 30 E.C.?

    Qu se puede saber sobre la vida en Sforis cuando Jess era joven? Cmo pudo l verse influido por la cultura de esaciudad?

    Qu se puede saber acerca de las sinagogas en tiempos deJess?

    Cmo era Samara en tiempos de Jess, qu se ha descubiertoque nos ayude a recrear ese territorio?

    Cmo era Jerusaln cuando Jess la visit?

    Cmo era de majestuoso el Templo y sus aledaos? Qu res-tos quedan que nos ayuden a comprender lo que pudo ver un

    judo que subiera caminando hasta el Templo en la Pascua delao 30 E.C.?

    Proporciona la arqueologa algn dato confirmatorio relativoa Caifs, Pilato y Simn de Cirene?

    Dnde fue crucificado Jess y qu se puede saber acerca de lacrucifixin en la antigua Palestina en aquella poca?

    Evidentemente, siempre tendremos ms preguntas que respues-tas. El proceso de formacin personal entraa, en muchos sentidos,sustituir unas pocas preguntas de corto alcance por muchas pregun-tas amplias. La investigacin arqueolgica repercute en la Investiga-cin sobre Jess como van a poner de manifiesto los captulos quesiguen y nos ayuda a hacer preguntas honradas. Al final obtendre-mos reflexiones ms maduras sobre la vida en la antigua Palestinadesde el tiempo de Herodes hasta el de la destruccin del 70 E.C.

    Estoy muy agradecido a quienes hicieron sacrificios para poderasistir al Simposio del Milenio en Jerusaln. Muchos llegaron por lamaana temprano de sus excavaciones y regresaron junto a sus equi-pos arqueolgicos inmediatamente despus de presentar sus comu-nicaciones. Tambin deseo expresar mi agradecimiento por el apoyo

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    del alcalde Teddy Kollek, que pudo asistir al almuerzo de inaugura-cin. Me sent muy honrado por la presencia de Bill Eerdmans yTom Cousins; agradezco su presencia y su inters por Jess y laarqueologa. Walter Weaver me ayud a mejorar mis borradores. Lascomunicaciones fueron revisadas por m con la ayuda de numerososestudiantes; tres de ellos colaboraron especialmente conmigodurante un ao a ritmo diario para completar la tarea de revisin.

    James J. Foster me ayud a corregir las pruebas. Joe Eason me ayuda revisar y completar las notas. Jacob Cherian me ayud a pulir cadacaptulo y compuso el glosario. Jonathan Soyars trabaj conmigo enla ltima fase puliendo el volumen para su publicacin, proporcio-

    nando importante ayuda informtica y completando la bibliografaseleccionada. A todos y cada uno de ellos deseo expresarles mi msprofundo agradecimiento.

    JHCPrinceton

    Enero de 2005

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    La Investigacin sobre Jess y la arqueologa:una perspectiva nueva

    James H. Charlesworth

    De qu maneras significativas puede ser importante la arqueo-loga en la Investigacin sobre Jess?1 El presente intento de respon-der a esta pregunta est organizado en tres secciones sucesivas: unbreve repaso de las publicaciones ms destacadas en este campo, unavaloracin de los descubrimientos arqueolgicos realizados en Tie-rra Santa2 y que pueden resultar muy tiles en la Investigacinsobre Jess, y un vistazo a tres debates cruciales entre expertos. De

    vez en cuando voy a indicar, lo mismo que en la conclusin, cmocabra comprender la importancia fundamental de la arqueologa ala hora de recrear el mundo social y espiritual de Jess de Nazaret3.

    Aunque Jess vivi en un mundo apocalptico cargado de esprituscsmicos, l utiliz imgenes terrenas que dieron forma a sus pen-samientos creativos. Dos mil aos despus, muchas de esas imge-nes se pueden recrear con mayor exactitud, puesto que hoy pode-mos ver o incluso tomar en nuestras manos realiadel siglo I, como

    recipientes de piedra4

    , lmparas y frascos (en realidad, alcuzas de1 Pongo con mayscula Investigacin sobre Jess porque se ha con-

    vertido en una expresin tcnica. Con ella denoto el estudio del Jess histricoiniciado en torno a 1980 (a continuacin de la no-bsqueda y de las dosbsquedas).

    2 El concepto de Tierra Santa no es una creacin cristiana. Apareci antesdel siglo I E.C. en la literatura juda primitiva. Vase Charlesworth, The Jesusof History and the Topography of the Holy Land, en T. Holmn S. E. Porter(eds.), The Handbook of the Study of the Historical Jesus, Brill, Leiden 2005.

    3 Vase Mt 21,11; cf. Mt 4,13; Mc 1,9.4 Vase Jn 2,6. Slo el cuarto evangelista hace referencia a las tinajas de pie-

    dra que son necesarias para los ritos judos de pureza ritual. Vase especialmente11QTemplo 50.

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    aceite)5, vias provistas de muros y torres6, monedas (incluso elbolo de la viuda)7 y espadas8, que dieron forma a sus enseanzas yparbolas, dotadas de gran riqueza plstica9.

    Resea de publicaciones

    En 1988 intent evaluar, entre otras cosas, cmo la arqueologaestaba empezando a enriquecer la Investigacin sobre Jess. Algunosexpertos no llegaron a captar esta idea, pues la arqueologa aparecaslo como subttulo deJesus within Judaism: New Light From Exci-

    ting Archaeological Discoveries10

    .En este momento, a comienzos del siglo XXI, voy a centrarme

    principalmente en la profunda comprensin arqueolgica deltiempo de Jess obtenida por arquelogos cualificados que hanexcavado en Galilea, Judea y los alrededores de la antigua Palestina.Qu pueden aprender de la arqueologa los especialistas a la hora deabordar la Investigacin sobre Jess?

    Qu se entiende por Investigacin sobre Jess? Se puede deter-

    minar que el uso de esta expresin tuvo su inicio en 1980, a raz deldeclinar de la nueva bsqueda del Jess histrico. sta se hallabamarcada por inquietudes teolgicas e incluso existenciales. La Inves-tigacin sobre Jess atrae no slo a especialistas cristianos, sino tam-

    34 JAMES H. CHARLESWORTH

    5 Vase Mt 25,1-12.6 Vase Mc 12,1-9.7 El bolo (operutah) de la viuda, dos monedas de cobre, se menciona ni-

    camente en Mc 12,42-43 y Lc 21,2-3.8 Vase especialmente Mt 26,52, que es el nico versculo en el cual Jess

    advierte que quienes empuen la espada a espada morirn. De hecho, esta adver-tencia aparece dos veces en este mismo versculo.

    9 Una versin de esta publicacin apareci en el Festschrift de Peder Borgen(NovTSup 106). Agradezco a E. J. Brill y al profesor Borgen su permiso parapublicar una versin revisada de ese trabajo. Una versin todava anterior de lapresente publicacin fue entregada al Seminario sobre Jess en la SNTSMS;estaba dedicada a dos arquelogos que ensean en la Universidad Hebrea de Jeru-

    saln, a saber, Lee I. Levine y Ehud Netzer. Ambos fueron colegas mos durantelos dos aos que ocup la ctedra Lady Davis en el Departamento de Historia dela Universidad Hebrea.

    10 Charlesworth,Jesus within Judaism: New Light from Exciting ArchaeologicalDiscoveries, ABRL 1, Doubleday, Garden City (N. Y.) 1988.

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    bin a expertos judos como Flusser, Vermes, Gruenwald, Mendels11

    y Segal que no tienen ansias de descubrir a un Jess consideradodigno de ser seguido. La Investigacin sobre Jess procede mediante

    cuestiones abiertas y no est marcada por objetivos teolgicos, comolo estuvieron todos los estudios precedentes sobre el Jess histrico.

    La Investigacin sobre Jess contrasta con las dos bsquedas delJess histrico, tanto con la vieja como con la nueva. La vieja noestaba definida por interrogantes, sino determinada por el intentode algunos estudiosos (y de otras personas) de escribir una biografade Jess. La nueva estaba ms definida por preguntas, de las cualesla principal era: Qu significa el Jess histrico para m como cris-

    35LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    11 Vase especialmente D. Mendels, Jesus and the Politics of His Day, enCharlesworth W. P. Weaver (eds.), Images of Jesus Today, FSC 3, Trinity, ValleyForge (Pa.) 1994, pp. 98-112.

    Figura 1. Qumrn, loc. 48: gran mikveh. Quiz en esta mikvehse lespermita a los varones jvenes entrar por primera vez en las aguas que lespurificaban y les posibilitaban pasar a formar parte de la comunidad.

    CORTESA DEJ. H. CHARLESWORTH

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    tiano?12. Los temas de la Investigacin sobre Jess contrastan conestos objetivos cristolgicos13. Casi siempre est definida por inves-tigaciones de forma interrogativa. Algunas de las preguntas msimportantes de la Investigacin sobre Jess son las siguientes:

    Quin fue ese judo al que se llama Jess de Nazaret? Cmo contribuye la investigacin arqueolgica a recrear las

    circunstancias de tiempo y lugar de Jess? Cmo nos ayudan estos nuevos conocimientos a entender la

    vida y los hechos de Jess? Cmo nos ayuda la investigacin arqueolgica a comprender

    los propsitos de Jess? Cmo nos ayudan los descubrimientos arqueolgicos arecrear su entorno social?

    Cmo nos sirven para entender mejor las enseanzas deJess?

    Cmo nos ayudan a comprender la enseanza de Jess losrealiaprocedentes del tiempo y del lugar en los que vivi?

    Cmo nos ayudan a escribir una psicobiografa de Jess?14

    Queda claro que la Investigacin sobre Jess es primordialmenteinquisitiva. No est configurada primordialmente (o de manera habi-tual) por objetivos teolgicos. Apareci despus de descubrimientosarqueolgicos excepcionales como los manuscritos de Qumrn y loscdices de Nag Hammadi y de revelaciones con frecuencia espec-taculares procedentes de excavaciones realizadas especialmente enGalilea, Judea y el valle del Jordn, y en la costa mediterrnea dela antigua Palestina (hoy Israel). La pregunta fundamental de laInvestigacin sobre Jess es: Quin fue Jess de Nazaret, qu sepuede saber acerca de su tiempo y de los lugares donde vivi, y

    36 JAMES H. CHARLESWORTH

    12 Para ulteriores reflexiones, vase Charlesworth, Archaeology, Jesus, andChristian Faith, en Charlesworth Weaver (eds.), What Has Archaeology to Dowith Faith?, FSC, Trinity, Filadelfia 1992, pp. 1-22.

    13 Por supuesto, algunos de quienes se dedican a la Investigacin sobre Jesscontinan una bsqueda de Jess por razones cristolgicas. No voy a citar sus

    obras en esta resea, pues no han mostrado ningn inters por la arqueologa.14 Vase Charlesworth, Jesus Research and the Appearance of Psychobio-graphy, en D. W. Parry et al. (eds.), Revelation, Reason, and Faith: Essays inHonor of Truman G. Madsen, FARMS, Provo (Utah) 2002, pp. 55-84. Vase,adems, la nota siguiente.

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    cmo nos ayudan estos nuevos descubrimientos a recrear su vida ysus enseanzas?.

    As, mientras que, por lo general, la nueva bsqueda estaba deter-minada por las brillantes ideas de Martin Heidegger (1889-1976)sobre el tiempo y el ser, son la historiografa, la sociologa, la psico-loga y, especialmente, la arqueologa las que de manera intermitenteestn contribuyendo a definir y configurar la Investigacin sobre Jess.

    Cules son algunas de las nociones sociolgicas ms importan-tes? Al parecer, de la sociologa y la arqueologa hemos aprendidoque, entre los elementos principales de la vida aldeana tradicional en

    la Baja Galilea, estaban el parentesco, la nacionalidad, diversos tiposde judasmo, el gnero, la herencia, la propiedad, la ocupacin, elnivel econmico y la salud. Desde la perspectiva de la psicologa,algunos especialistas se estn dando cuenta de que podemos cen-trarnos en la personalidad de Jess. Por un lado, debemos mantenerla distancia entre esta investigacin y los modernos mtodos clni-cos; por otro, podramos enriquecer la Investigacin sobre Jessestando al tanto de las metodologas psicobiogrficas15.

    La nueva bsqueda supona y proclamaba que, en la actuali-dad, una biografa de Jess era sencillamente imposible, pues se con-sideraba (errneamente) que los evangelios eran un gnero nico enla antigedad. Adems, durante ese perodo (aproximadamente,1953-1980), los especialistas en Jess sostenan que cualquier inte-rs mostrado por los evangelistas respecto a la vida de Jess se debanicamente al kerigma. Se consideraba que esta proclamacin deque Jess era el Mesas, el Hijo de Dios, al que Dios resucit deentre los muertos, era importante porque aportaba vida y sentido a

    nuestra existencia presente. En la actualidad, especialmente debidoa la influencia de R. A. Burridge, muchos estudiosos estaran deacuerdo con la siguiente afirmacin de G. Stanton: No pienso queen este momento sea posible negar que los evangelios son un sub-grupo del amplio gnero literario antiguo de las vidas, es decir, bio-grafas. Aun cuando los evangelistas ignoraran en gran medida latradicin de las vidas griegas y romanas, fue en el marco de dichatradicin como los evangelios fueron recibidos y escuchados en las

    37LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    15 Vase Charlesworth, Psychobiography: A New and Challenging Metho-dology in Jesus Research, en J. H. Ellens W. G. Rollins (eds.), Psychology andthe Bible: A New Way to Read the Scriptures, Praeger, Westport (Conn.) - Londres2004, 4:21-57.

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    primeras dcadas posteriores a su composicin16. Yo hara hincapien la conveniencia de incluir en esos anlisis otra comparacin. Puestoque Jess era judo y su judasmo estaba determinado de manera evi-dente por la cultura griega (entre otras), es necesario que comparemoslos evangelios con el inters biogrfico por antiguas figuras bblicasideales que caracteriza a los apcrifos y pseudoepgrafos del AT; porejemplo, Jos es saludado como el hijo de Dios por el autor de lanovela biogrfica titulada Jos y Asenet, que se escribi hacia lamisma poca que la edicin final del evangelio de Juan.

    Aunque, en el mbito de la investigacin histrica, el consensosiempre puede resultar difcil de alcanzar, parece que los especia-listas en Nuevo Testamento estamos de acuerdo en que dentro delestudio del Jess histrico se ha producido un cambio de para-digma17. En la actualidad, pocos de nosotros estn dispuestos ahacer caso omiso de lo que la arqueologa est averiguando acercade la vida en Galilea y Judea durante la poca de Jess. Sinembargo, todava no est claro lo que gracias a las excavacionesarqueolgicas se ha averiguado acerca de emplazamientos conoci-dos por los documentos neotestamentarios, ni cmo esa informa-

    cin puede ayudarnos a recrear el mundo de la poca de Jess y supropia vida y mensaje. Tal empeo es el tema de este libro,Jess y laarqueologa, y, al mismo tiempo, el centro principal de atencin delpresente captulo.

    Visiones generales

    A la hora de intentar examinar el campo de Jess y la arqueolo-ga, uno se enfrenta a problemas inmensos. El primero de ellosparece ser la conciencia de que tal vez no exista an tal campo deestudio. Por un lado, nos vemos enfrentados al vasto nmero depublicaciones sobre arqueologa palestinense centrada en el perodo

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    16 Vase la afirmacin de Stanton en la pgina IXde R. A. Burridge, What Arethe Gospels? A Comparison with Graeco-Roman Biography, Eerdmans, GrandRapids 2004.

    17 Mucho despus de que este estudio se hubiera completado, o hablar de lacolaboracin acometida por J. L. Reed y J. D. Crossan sobre Jess y la arqueologa;vase su libro titulado Excavating Jesus, HarperSanFrancisco, San Francisco 2001(traduccin al espaol: Jess desenterrado, tr. Tefilo de Lozoya, Editorial Crtica,Barcelona 2003).

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    anterior al ao 70, en las que no hay prcticamente ningn interspor el Nuevo Testamento, por no hablar ya de Jess de Nazaret. Porotro lado, nos vemos ante un autntico aluvin de libros y artculossobre Jess en los que el inters que se manifiesta por la arqueologao el conocimiento que se demuestra de ella es increblemente escaso.Este concentrado examen relativo a Jess y la arqueologa est orga-nizado, por tanto, de manera que las mejores visiones generales, lasenciclopedias ms fiables y las obras en un solo volumen ms tilesqueden situadas en primer plano dentro de la Investigacin sobre

    Jess.

    Para nuestros propsitos, la visin general ms til parece ser laobra de Jonathan L. Reed Archaeology and the Galilean Jesus(2000)18. Reed ha participado en excavaciones arqueolgicas enGalilea y ha ocupado el puesto de codirector de las excavacionesde la acrpolis de Sforis. Su objetivo principal es compartir conun pblico amplio las novedades producidas en la arqueologa decampo en Galilea y sealar cmo y por qu stas son importantesen la Investigacin sobre Jess.

    A la hora de estudiar al Jess histrico, Reed habla de Sforis yCafarnan. Ello se debe a que ha pasado ms de una dcada ayudandoa excavar y analizar estos dos yacimientos19. Advierte atinadamente deque los estudios sobre Jess y Sforis se han visto distorsionados pordicotomas falsas, como la de helenismo frente a judasmo y la de lourbano frente a lo rural. Seala que fue Antipas quien forz una ten-dencia hacia la helenizacin en Galilea y que este hecho resultapatente en los realiay restos arquitectnicos posteriores.

    39LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    18J. L. Reed,Archaeology and the Galilean Jesus: A Re-Examination of the Evi-dence, Trinity, Harrisburg (Pa.) 2000 (trad. esp.: El Jess de Galilea: aportacionesdesde la arqueologa, Sgueme, Salamanca 2006). Para un tratamiento menos cr-tico e informado de la arqueologa y la Investigacin sobre Jess, pero que incluye

    Judea e incluso la Dispora, vase J. McRay,Archaeology and the New Testament,Baker, Grand Rapids 1991. Una obra demasiado desfasada es la de J. Finegan,

    Archaeology of the New Testament: The Life of Jesus and the Beginning of the EarlyChurch, Princeton University Press, Princeton 1970 (1990, ed. rev.).

    19 Si hubiera participado en las excavaciones realizadas en Betsaida, probable-

    mente Reed habra dicho sobre este yacimiento algo ms que las dos frases que lededica a propsito de su utilidad para evaluar por qu Jess tal vez no visitaraSforis (vase Reed,Archaeology, p. 133). Los nmeros de pgina que aparecen devez en cuando en los prrafos siguientes remiten a la obra de ReedArchaeology andthe Galilean Jesus.

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    Reed organiza su libro en tres partes. En primer lugar examinalas diversas opiniones de los especialistas con respecto a la identidadde los galileos. Eran principalmente judos o judeanos trasplanta-dos, como sostienen S. Klein y S. Freyne? Eran fundamentalmentegentiles o itureos forzados a hacerse judos por los asmoneos,como afirmaban E. Schrer y W. Bauer? O eran descendientes delos israelitas del norte, como afirman A. Alt y R. Horsley?20 Segnseala Reed, el trabajo arqueolgico revela que no hubo continuidaddesde la Edad del Hierro hasta el siglo I A.E.C. (con el debido res-peto a Alt y Horsley). Reed pone de manifiesto que no hay indiciosde seminmadas itureos en la Baja Galilea (con el debido respeto a

    Schrer y Bauer). Demuestra que Galilea y Judea estaban unidasculturalmente (las monedas asmoneas son abundantes nicamenteen Judea, Galilea y el Goln) y que los galileos y los judos compar-tan una herencia comn.

    El cambio de significado de ioudaios (que puede significar ju-deano o judo), del trmino etno-geogrfico judeano a la desig-nacin religiosa judo, se produjo durante el perodo asmoneo, enel siglo II A.E.C.21. Muy probablemente, la referencia ms antigua aioudaiosen el sentido de judo aparece en 2 Mac 6,6 y 9,17. Estetexto se escribi poco despus del ao 134 A.E.C., pues hace referen-cia a la concesin del sumo sacerdocio a Juan Hircano, que tuvo lugardicho ao.

    Reed afirma acertadamente que existen indicadores religiosos dehomogeneidad cultural entre los judos galileos y los judos judea-nos. Entre dichos indicadores destacan cuatro: los descubrimientosen ambas provincias, y prcticamente en ningn otro lugar, de reci-pientes de piedra, las mikvaot (baos judos para la purificacinritual), las tcnicas comunes de enterramiento y la ausencia de hue-sos de cerdo entre los desechos animales. Hoy en da es relativa-

    40 JAMES H. CHARLESWORTH

    20 Vase R. A. Horsley,Archaeology, History, and Society in Galilee: The SocialContext of Jesus and the Rabbis, Trinity, Valley Forge (Pa.) 1996; Horsley, Galilee:History, Politics, People, Trinity, Valley Forge (Pa.) 1995; Horsley, Jesus and theSpiral of Violence: Popular Jewish Resistance in Roman Palestine, Fortress, Minepolis

    1993; Horsley, Bandits, Prophets, and Messiahs: Popular Movements in the Time ofJesus, Winston, Minepolis 1985.21 Esta idea se la debo a S. J. D. Cohen; vase su obra The Beginnings of

    Jewishness: Boundaries, Varieties, and Uncertainties, University of California Press,Berkeley 1999, pp. 70-71 y 82-106.

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    mente seguro que fueron los asmoneos quienes introdujeron lasmikvaotque de estos cuatro indicadores es el rasgo arquitectnicoms importante entre los galileos.

    Muchos judos galileos se adheran a la celebracin del Templopor parte de la Tor. Muy probablemente, algunos lo considerabanel axis mundi(cf.Jubileos). Los descubrimientos arqueolgicos en laBaja Galilea, donde Jess centr su ministerio (segn los sinpti-cos), dejan patente cmo las races religiosas de los judos galileos seextendan hacia el sur hasta Judea y Jerusaln.

    En segundo lugar, Reed est interesado en aclarar la situacin

    demogrfica de las ciudades y pueblos de Galilea. Pone de mani-fiesto que los especialistas han inflado la poblacin de Cafarnan,hacindola pasar de 1.000 habitantes (Loffreda y Bagatti; Strange enIDBSup) a 15.000 (Meyers y Strange) e incluso hasta 25.000 (H. C.Kee)22. Midiendo el rea circunscrita de las ruinas y la densidad depoblacin, que se deduce del nmero de viviendas particulares quesubsisten y de la comparacin de stas con lo que se puede saberacerca de Ostia Antica y Pompeya, Reed calcula que, en tiempos de

    Jess, la poblacin de Cafarnan tal vez llegara a los 1.700 habitan-tes, como mximo. Debido a las tumbas situadas a 300 metros alnorte de la orilla, Reed estima que el tamao de la localidad era slode entre 6 y 10 hectreas. Por tanto, lo ms probable es que, entiempos de Jess, en Cafarnan habitaran entre 600 y 1.500 perso-nas. Si Nazaret tena menos de 400 vecinos, Cafarnan era uno delos pueblos mayores (p. 152). Contrasta, sin embargo, con las ciu-dades ms grandes de la Baja Galilea: Sforis y Tiberias (o Tibera-des), que tenan poco menos de 12.000 habitantes. Esta seccin

    sobre la demografa de la Baja Galilea es uno de los aspectos atrac-tivos del libro de Reed.

    Afirma con razn este autor que la cuestin crucial no esdnde estuvo Jess en Cafarnan, sino cmo era la Cafarnan de

    Jess (p. 143). Estoy convencido de que es preciso reunir muchosms datos antes de poder estar seguros de que Cafarnan no era uncentro urbano (Downing), sino un pequeo pueblo de pescadores(Bagatti, Loffreda, Strange), como en este momento parece probable.

    41LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    22 H. C. Kee, Early Christianity in the Galilee: Reassessing the Evidencefrom the Gospels, en L. Levine (ed.), The Galilee in Late Antiquity, JewishTheological Seminary of America, Nueva York 1992, pp. 3-22.

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    En mi opinin, los descubrimientos hechos por los franciscanosen el sector oeste de Cafarnan requieren una comparacin con loque se ha desenterrado en el sector este. Los peregrinos, turistas eincluso especialistas rara vez visitan las ruinas del perodo romanoinicial que se encuentran en el sector griego ortodoxo del antiguoCafarnan. stas son importantes, pues en una zona hay unas anti-guas termas romanas con caeras de cermica todava in situ. Lastermas son claramente de la poca romana inicial, pero qu anti-gedad tienen? Datan de antes o de despus del 70 E.C.? Y sea cualsea la respuesta que se d, qu criterios permiten demostrar esa afir-macin? As pues, todava hay mucho que hacer en el estudio de

    Jess y del Cafarnan que l conoci.En la actualidad, Cafarnan est a unos cuatro kilmetros al

    oeste del Jordn, la antigua frontera que separaba los territorios deAntipas y de Filipo23. Aunque tena una aduana, la localidad noestaba en una ruta internacional de gran importancia. Careca deedificios pblicos o cvicos importantes y creca sin un plan prees-tablecido. No tena murallas.

    Reed advierte de que los cimientos situados bajo la sinagoga delsiglo V tal vez slo sean los restos de un lugar de reunin. En su opi-nin, el balneumromano (las termas) se debe datar en el siglo II E.C.

    As, las termas no proporcionan prueba alguna de la presencia delegionarios durante la poca de Jess, que no estuvieron all hastams tarde, durante la poca de Adriano. Con estos juicios, Reed seaventura a llegar casi hasta la postura de los minimalistas. Un lugarde reunin para judos coincide exactamente con el significado eti-molgico de sinagoga. A estas alturas debera estar claro que, antes

    del 70 E.C., sinagoga puede denotar no slo un lugar de reunin,sino tambin una construccin, puesto que las inscripciones hacenreferencia a la reparacin de la sinagoga (como pondr de mani-fiesto ms tarde). Aunque la mayora de las inscripciones procedende la Dispora, en este momento poseemos los conocimientos sufi-cientes para saber que no se debe pensar en grandes distincionesentre costumbres de la Dispora24 y tradiciones palestinenses.

    42 JAMES H. CHARLESWORTH

    23

    Para una fotografa de Cafarnan, vase Charlesworth,Jesus within Judaism,ilus. 6.24 Judasmo de la Dispora sustituye otra expresin anterior que induce a

    error: judasmo helenstico. El judasmo de la Dispora abarca a los judoshabitantes de Persia, Siria, Egipto, Grecia, Roma y el noroeste de frica.

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    En Cafarnan no se ha encontrado ninguna mikveh. Cmoexplicar este descubrimiento sorprendente? Reed sostiene que sedebe a la cercana del lago, la dureza del basalto y la falta de riqueza.Observaciones que, ciertamente, son perspicaces.

    Las viviendas de Cafarnan estn construidas con el basalto dela zona. Habitualmente, las casas tenan una sola habitacin quedaba a un pequeo patio que compartan varias unidades familia-res25. Con frecuencia la familia viva en una sola habitacin y quizdorma en una sola cama amplia. As, las relaciones ntimas eran amenudo demasiado pblicas, y uno poda despertarse y descubrirque una persona amada se haba quedado fra a su lado (como seseala en varios pseudoepgrafos del Antiguo Testamento).

    Reed ciertamente tiene razn cuando seala la falta de riquezaque se daba en Cafarnan. Las casas estaban pobremente construi-das. Sus piedras no las tallaban artesanos, como en Sforis, y los teja-dos se cubran simplemente con juncos. Aunque Cafarnan proba-blemente era un sencillo pueblo de pescadores y campesinos, era

    judo, como demuestran los recipientes de piedra herodianos, quedan a entender la necesidad de pureza ritual. A diferencia de los de

    Sforis, ninguno de ellos se hizo en un torno grande.Segn Lucas, en Cafarnan haba un centurin (Lc 7,1-10). La

    historicidad de esta tradicin como es bien sabido ha sido objetode acalorados debates entre estudiosos del Nuevo Testamento. Reedsostiene que probablemente s hubo all un centurin, pero que steno era el jefe de cien legionarios romanos. Reed piensa que proba-blemente era un funcionario dentro del aparato administrativo ymilitar de Antipas (p. 162).

    Este juicio est bien fundamentado. A diferencia de Nazaret,Cafarnan estaba cerca de territorio gentil y era un cruce fronterizopor el que se entraba a la antigua Palestina, de modo que bien pudorequerir un militar romano, especialmente un oficial con experiencia.Un centurin podra haber tenido capacidad econmica para ayudara cubrir los costes de construccin de una sinagoga y podra habercontado con la motivacin religiosa para hacerlo.

    Estoy, pues, de acuerdo con Safrai en que los modestos funda-mentos de basalto situados debajo de la sinagoga de Cafarnan, edi-

    43LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    25 Y. Hirschfeld, The Palestinian Dwelling in the Roman-Byzantine Period,Franciscan Printing Press - Israel Exploration Society, Jerusaln 1995.

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    ficada con caliza blanca, tal vez sean vestigios de la sinagoga queconstruy el centurin26. As pues, me inclino a seguir a Safrai, con-tra Reed, e imaginar una sinagoga debajo de una sinagoga posterior.Por qu? La sinagoga ms reciente no est simplemente encima deun edificio anterior; est orientada con mayor exactitud hacia Jeru-saln, quiz debido a una mejor orientacin cientfica o a leyes cla-rificadas en tradiciones rabnicas posteriores al ao 70 que hacanhincapi en que los judos, cuando orasen en las sinagogas, debanmirar a Jerusaln.

    En tercer lugar, Reed completa su obra con reflexiones sobre laprocedencia del documento Q. Este documento perdido es unasupuesta fuente de dichos de Jess utilizada slo por Mateo y Lucas.Puesto que ese estudio escapa al objetivo que centra el presente cap-tulo, no se va a incluir aqu27. Baste afirmar que Reed sita Q enGalilea, muy probablemente en la regin en torno a Cafarnan, enla ribera norte del mar de Galilea (p. 182). Esta conclusin se basaen los lugares que predominan y son fundamentales en Q: Cafar-nan, Corazn y Betsaida. La conclusin de Reed respecto a laimportancia arqueolgica de Q no ser tan importante si Q es, en

    cuanto fuente, tan slo una invencin moderna, como numerososespecialistas sostienen actualmente.

    Crticas

    Gracias a la honradez de Reed, resulta fcil sostener que esteautor ha dependido demasiado de indicios anecdticos, ha empleadomodelos sociolgicos de manera excesivamente eclctica y ha desarro-

    llado sus pensamientos a partir de intuiciones que tomaron formamientras se dedicaba a la labor arqueolgica en Sforis (p. XI).

    El presente libro informa de muchos datos y descubrimientosarqueolgicos que no se mencionan en el libro de Reed. A veces sonposteriores a su libro, y no pudo tener noticia de ellos. As pues, lasntesis de Reed no slo es prematura, sino que precisa un afina-

    44 JAMES H. CHARLESWORTH

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    S. Safrai, The Synagogue the Centurion Built, Jerusalem Perspective55(1998) 12-14.27 Vase, sin embargo, J. S. Kloppenborg, Excavating Q: The History and

    Setting of the Sayings Gospel, Fortress, Minepolis 2000 (trad. esp.: Q: el evangeliodesconocido, tr. Jos Pedro Tosaus Abada, Sgueme, Salamanca 2005).

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    miento. Adems de las crticas que se le han hecho ya, ser necesa-ria y oportuna alguna mejora a la hora de valorar la importancia dela arqueologa para la Investigacin sobre Jess. Parte se proporcio-nar ahora, en esta introduccin, y parte se presentar, o se dar aentender, en los captulos siguientes.

    Reed pretende centrarse en el examen de los indicios constan-tes de la cultura material que inciden en el estudio de los orgenescristianos (p. 3). Parece claro que no cabe centrarse nicamente enla Investigacin sobre Jess, nicamente en los sinpticos y nica-mente en una regin geogrfica, Galilea (p. 3), sin distorsionar elestudio de los orgenes cristianos28. Ciertamente, en la Investigacinsobre Jess se deben incluir todas las partes del Nuevo Testamento,y, evidentemente, quienes han excavado en Judea, y sobre todo en

    Jerusaln, han desenterrado datos fundamentales para valorar elmodo como la arqueologa enriquece la Investigacin sobre Jess.

    Como indica el ttulo de su libro, Reed se ha concentrado sloen Galilea. Perfecto; pero en muchas ocasiones olvida esa limitacinque se ha impuesto y hace afirmaciones que son engaosas o falsas.

    Afirma que las principales ciudades de Palestina eran CesareaMartima y Escitpolis (p. 94), que los principales centros urbanosdel Levante eran Cesarea Martima, Escitpolis y Tiro (p. 96). Sumirada rara vez desciende ms abajo de Galilea para adentrarse enSamara y Judea.

    Las excavaciones realizadas en la Ciudad Vieja de Jerusalndemuestran que, antes del 70 E.C., Jerusaln era una metrpoliimportante con casas elegantes, calles anchas y admirablementepavimentadas, palacios, tumbas monumentales y quiz el temploms suntuoso del mundo (vase el captulo de Bahat)29. Jerusaln erala ciudad principal de la antigua Palestina y uno de los grandesncleos urbanos del Levante. Si Cesarea Martima y Escitpolis

    45LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    28 La obsesin personal de Reed por la arqueologa galilea le lleva a pasar poralto la enorme cantidad de trabajo arqueolgico realizado desde 1968 que hasacado a la luz la vida y la sociedad de Jerusaln antes del ao 70 y durante eltiempo de Jess. As, sus comentarios estn con frecuencia fuera de lugar; ntese,

    especialmente, su afirmacin errnea de que, en la Investigacin sobre Jess, elcentro de atencin se sita cada vez ms en las particularidades de la reginprxima, y en el caso de Jess, Galilea (p. 7).

    29 Vase la reproduccin del Templo herodiano de Lane Ritmeyer en Char-lesworth,Jesus within Judaism, ilus. 14.

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    tenan 20.000 y 40.000 habitantes, respectivamente (p. 94), Jerusa-ln pudo perfectamente haber tenido ms de 40.000 (judos, roma-nos y otros [vase Hch 2,9-11]). Puede que esta metrpoli tuvierams habitantes an si las ruinas situadas al norte de la Puerta deDamasco son indicio de viviendas anteriores al 70 integradas dentrode una Jerusaln mayor.

    Hay otras ciudades que se deben incluir en cualquier valoracinde los ncleos urbanos de la antigua Palestina. Adems de las queReed menciona, debemos tener en cuenta: Gamla, en el Goln(aunque al parecer Jess nunca fue hasta all); Tiberias (que en laactualidad est siendo excavada por Hirschfeld); Sebaste, en Sama-ra (vase el captulo de Zangenberg), y quiz Betsaida (vase elcaptulo de Arav).

    De este modo, Escitpolis ciertamente no era la ciudad msgrande, y quiz la ms rica, de Palestina (p. 95). Aunque los esplen-dores de Cesarea Martima y Escitpolis son evidentes, la arquitec-tura encontrada en estas localidades es con frecuencia posterior alao 70 E.C. Slo excepcionalmente igualaron estas dos ciudades laopulencia y la grandiosidad de algunos de los palacios y viviendaspalaciegas anteriores al ao 70 de la Ciudad Alta de Jerusaln. Ade-ms, nada en ellas tiene parangn con la zona del Templo y sus alre-dedores. Algunos de los juicios de Reed se deben revisar a la luz deldescubrimiento de un suntuoso palacio y hacienda, con aguacorriente y termas, en Ramat Hanadiv (vase el captulo de Hirsch-feld). En la antigua Palestina, la riqueza no estaba presente nica-mente en Escitpolis, ciudad que creci notablemente despus deltiempo de Jess.

    Se debe aadir que Reed presenta sus cifras sin las cautelas nece-sarias. Resulta discutible que ciudades italianas, como Pompeya,proporcionen un patrn fiable para las ciudades galileas. No existenpruebas epigrficas que permitan establecer la demografa de nin-guna ciudad ni pueblo de la Galilea anterior al ao 70. Asimismo,hoy por hoy resulta imposible calcular el tamao de Tiberias: hastael momento, las excavaciones no han clarificado su permetro ni hanindicado su densidad de poblacin30. Adems, a menudo es imposi-

    46 JAMES H. CHARLESWORTH

    30 Hirschfeld est dirigiendo un nuevo equipo de arquelogos en Tiberias.Hasta enero de 2005, en esta zona de excavaciones no haban desenterradoestratos de ocupacin del siglo I anteriores al ao 70.

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    ble distinguir entre las construcciones iniciales de Antipas y losensanches requeridos ms tarde por la afluencia de judos a Galilea,especialmente tras la destruccin de Jerusaln en el 70 E.C. y, mstarde, tras la derrota de Bar Kokeb en el 135/136 E.C.

    Aunque se dan diversas fechas para la fundacin de Tiberiaspor Herodes Antipas (4 A.E.C.-39 E.C.), ni Josefo ni Eusebio pro-porcionan informacin fiable acerca de ese ao. Sin embargo, lanumismtica, en particular las monedas de ciudad imperialromana acuadas en Tiberias, demuestra que la ciudad fue fun-dada entre el 17 y el 22 E.C.31.

    Hacer un clculo de la poblacin en cada pueblo y ciudad es untrabajo hercleo. Tal vez en el siglo XXI podamos aproximarnos conmayor exactitud a la poblacin de la antigua Palestina antes de lasdestrucciones del 70 E.C. Lo ms probable es que su poblacin seacercara a los tres millones de habitantes32.

    Las excavaciones arqueolgicas de Reed, realizadas nicamenteen Galilea, parecen haberle llevado a afirmar que el ministerio de

    Jess se ha de situar en Galilea y que l era un galileo (p. 10).

    nicamente ha seguido el relato sinptico de la trayectoria de Jess.El cuarto evangelio sita una parte importante del ministerio de

    Jess en el sur, en Samara33 y en Judea. Carece el cuarto evangeliode datos e importancia histricos? En la actualidad, muchos especia-listas de la Investigacin sobre Jess dependen no slo de los sinpti-cos, sino tambin del evangelio de Juan. Entre estos estudiosos del

    Jess histrico que llegan a la conclusin de que Juan es histrica-mente fiable se encuentran P. Fredriksen en suJesus of Nazareth: King

    of the Jews, B. Chilton en su Rabbi Jesusy B. D. Ehrman en suJesus:Apocalyptic Prophet of the New Millennium(trad. esp.:Jess, el profetajudo apocalptico, tr. Ramn Alfonso Dez Aragn M del Carmen

    47LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    31 Vase M. Avi-Yonah, The Founding of Tiberias, IEJ1 (1950) 160-169,especialmente p. 168; Y. Meshorer, Ancient Jewish Coinage, Amphora Books,Nueva York 1982, 2:35.

    32 M. Avi-Yonah estimaba que la poblacin de Palestina era de dos millones y

    medio, aproximadamente. Vase Avi-Yona en The Jewish People in the First Century,Fortress, Filadelfia 1974, 1:108-110. Vase tambin S. Applebaum en ANRW2.8, p. 376.

    33 Zangenberg aclara la importancia y complejidad de Samara antes de lapoca de Jess y durante sta. Vase su captulo en el presente volumen.

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    Blanco Moreno, Paids Ibrica, Barcelona 2001). Muchos de losexpertos que se reunieron en Jerusaln para la celebracin del milenioen torno a Jess y la arqueologa, y que han colaborado en el presentevolumen, ponen de manifiesto de vez en cuando un nmero sorpren-dente de vnculos entre lo recogido en Juan y lo que se est desente-rrando en Galilea y Judea, especialmente en la Jerusaln herodiana.Dos de las valoraciones mejores y ms equilibradas que se han hechode los elementos histricos y topogrficos fiables del evangelio de

    Juan, y de la importancia de la arqueologa para comprender estetexto, son las de P. N. Anderson y U. C. von Wahlde34.

    No se entiendan estos comentarios como un menosprecio dellibro de Reed. Es magnfico, y ciertamente merece ser tomado enserio. De vez en cuando muestra cmo las diferentes situaciones delos evangelistas alteraron las tradiciones y cmo sus mundosnarrativos determinan el cuadro de Galilea (p. 160; cf. p. 212).Entre otras cosas, pone con sagacidad de manifiesto por qu espoco verosmil la hipottica existencia de escuelas de filosofacnica en Sforis (p. 135), que despus de todo era una ciudadhabitada por judos religiosos.

    La obra de Reed se debe complementar con un estudio arqueo-lgico de Jess en Judea, especialmente en Jerusaln, y se ha de enri-quecer con los nuevos descubrimientos expuestos y analizados en elpresente volumen. El autor seala acertadamente que la principalaportacin de la arqueologa a la Investigacin sobre Jess estribaen su capacidad para reconstruir el mundo social de Jess (p. 18).Es decir, la arqueologa se ha de estudiar junto con la antropologa,la psicologa y la sociologa a la hora de concebir y describir el

    mundo social de Jess y el movimiento palestinense de Jess.Reed hace con razn un llamamiento a dar a la arqueologa un

    papel ms destacado en la Investigacin sobre Jess (p. 213). Estaoportuna tarea fue prevista por el presente volumen y facilitada porla publicacin de dos grandes enciclopedias en varios tomos. Tantola una como la otra son importantes, pero quienes han colaboradoen ellas no reflexionan sobre el modo en que la arqueologa puedeser importante para la Investigacin sobre Jess.

    48 JAMES H. CHARLESWORTH

    34Anderson se centra en la historia y la arqueologa; Von Wahlde examina latopografa del evangelio de Juan y la investigacin arqueolgica y la topografa dela antigua Palestina.

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    En 1993, Ephraim Stern edit The New Encyclopedia of Archaeo-logical Excavations in the Holy Land(NEAEHL)35, una obra de reco-nocido prestigio que est ordenada alfabticamente y profusamenteilustrada. En esta enciclopedia en cuatro volmenes, los especia-listas encontrarn algunos de los anlisis ms eruditos de impor-tantes yacimientos arqueolgicos relacionados con la vida y lasenseanzas de Jess, a saber, Jerusaln, Cesarea Martima, Cafar-nan, Nazaret, Beln, Escitpolis, Jeric y Sforis. Estos volme-nes son la fuente ms importante y autorizada para estudiar laarqueologa de Tierra Santa. Los artculos estn compuestoshabitualmente por expertos que han excavado en el yacimiento en

    cuestin, y la atencin de la enciclopedia se concentra en los yaci-mientos bblicos. Sin embargo, como suele quedar patente en elmundo de la arqueologa, casi todas las entradas se estn quedandorpidamente desfasadas. Pero, lamentablemente, en NEAEHLnohay casi inters alguno ni por la vida y las enseanzas de Jess nipor el movimiento palestinense de Jess.

    La segunda gran enciclopedia de arqueologa fue editada en1997 por Eric Meyers. Consta de cinco volmenes y se titula TheOxford Encyclopedia of Archaeology in the Near East36. Esta obra nose limita a la arqueologa bblica, y contiene entradas valiosas sobrealgunos yacimientos esenciales para un estudio de Jess en relacincon la arqueologa. Particularmente importantes son las entradassobre Betsaida, el Templo bblico, los usos funerarios, Cafarnan, lacermica de los perodos helenstico y romano (vol. 1); ciudades delos perodos helenstico y romano, monedas, la primera sublevacin

    juda, Galilea, la barca de Galilea (vol. 2); la Jeric herodiana, ins-

    cripciones de los perodos helenstico y romano, Jeric, Jerusaln,lmparas, Magdala, medicina (vol. 3); nabateos, Nag Hammadi,osario, Palestina desde el perodo persa hasta el romano, los partos,baos rituales, carreteras, el imperio romano, Sforis (vol. 4); sina-gogas e inscripciones sinagogales y, finalmente, Tiberias (vol. 5).

    Quiz la enciclopedia de arqueologa bblica en un solo volumenms fiable, perspicaz y fcil de usar haya sido The Archaeological

    49LA INVESTIGACIN SOBRE JESS Y LA ARQUEOLOGA: UNA PERSPECTIVA NUEVA

    35 E. Stern (ed.), The New Encyclopedia of Archaeological Excavations in theHoly Land, 4 vols., Simon and Schuster, Nueva York - Londres 1993.

    36 E. M. Meyers (ed.), The Oxford Encyclopedia of Archaeology in the Near East,5 vols., Oxford University Press, Nueva York - Oxford 1997.

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    Encyclopedia of the Holy Land, de Avraham Negev37. En la actuali-dad, Simon Gibson, con la ayuda de unos cien expertos, ha revisadoy ampliado este valioso recurso38. Entre las entradas y secciones nue-vas o revisadas se encuentran las siguientes: Jess (pp. 268-269),

    Juan el Bautista (pp. 271-272)39, Josefo (pp. 272-273), Filn, losmanuscritos del mar Muerto (pp. 134-136), apcrifos del AntiguoTestamento (p. 39), pseudoepgrafos del Antiguo Testamento (p.413), astrologa y serpientes (pp. 457-458). Este volumen ser espe-cialmente til para los especialistas en Nuevo Testamento, puestoque evita la jerga, las impenetrables expresiones tcnicas, y est pen-sado para un pblico amplio. Es tambin ms actual que las enci-

    clopedias en varios volmenes que acabamos de resear; no obs-tante, necesita una puesta al da a la luz de la informacin contenidaen los captulos que siguen.

    Al llegar al final de esta breve resea de publicaciones que guar-dan relacin con el estudio de la importancia que la arqueologatiene para la Investigacin sobre Jess, me siento impresionado antedos observaciones.

    La primera de ellas que ya qued sealada antes es que los

    arquelogos no suelen estar interesados en Jess. Parece que o bienpara la mayora de ellos tal inquietud est demasiado orientada porla fe, o bien suponen que los evangelios y los dems documentos delNuevo Testamento, como Hechos, estn desprovistos de informa-cin histrica. Por ejemplo, durante los treinta aos largos que pasen Jerusaln, en lo que ahora es el Instituto Albright, fui testigo deun cambio de paradigma. A finales de los aos sesenta, cuando yoera becario Thayer, los estudios bblicos y la arqueologa se discutan

    a diario de manera atractiva. A finales de los noventa, cuando eraprofesor anual, las cuestiones bblicas afloraban rara vez, y cuandoyo las mencionaba se produca con frecuencia un silencio educadohasta que se pasaba a discutir lo que se podran considerar cuestio-nes ms cientficas. Este retraimiento ante los estudios bblicospuede deberse a dos factores. El primero es que el estudio bblico se

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    37 Vase A. Negev, The Archaeological Encyclopedia of the Holy Land, Prentice-Hall, Nueva York - Londres 31990.

    38 Vase A. Negev S. Gibson (eds.), Archaeological Encyclopedia of the HolyLand, ed. rev., Continuum, Nueva York - Londres 2001. Los nmeros de pginaen lo que queda de prrafo proceden de esta edicin actualizada.

    39Adems, vase el captulo de M. Piccirillo en la presente obra.