ENDAS DE AZA - Caza Mayor en los Cinco Continentesdel oro”. Es salvaje de verdad, siendo el mayor estado americano con un millón y medio de kilómetros cuadrados, (como ... En la

Nº63

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ValmayorEdiciones S.L.

AZAY CONSERVACIONISMO

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ENDAS DE

portada 63:36.qxd 24/09/2010 13:22 Página 3

uchos de los lectores deesta magnífica revistasabrán que Alaska es cono-

cida en el resto de los Estados Unidoscomo “la última frontera”. Los motivos

de este sugerente nombre son varios:sólo se incorporó a EE.UU en fecha tancercana como 1867 año en que fue com-prada a Rusia por la ridícula cantidad de7.000.000 de dólares. Por ello y dado su

Caza mayor

Roque Armada

... que fue española

Tras el carnero de Dall en Alaska...

M

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Tras el carnero de Dall:Africa addio copia.qxd 19/10/2010 20:13 Página 2

durísimo clima fue el último estado de laUnión en ser colonizado, pues su pobla-ción por ciudadanos de Estados Unidosapenas empezó a finales del siglo XIXmotivada por las numerosas “carrerasdel oro”. Es salvaje de verdad, siendo elmayor estado americano con un millón ymedio de kilómetros cuadrados, (comotres veces España), y apenas una pobla-ción de 600.000, habitantes la mitad delos cuales viven en Anchorage. Es tierrade increíbles glaciares, ríos indómitos,enormes montañas, como Mckinley, lamás alta de Norteamérica, mares, bahí-as y estuarios salvajes… además tieneuna fauna que hace soñar a los cazadoresdel mundo y que fue el motivo del viajeque vamos a narrar.

Cuando Alaska fue española…

Los primeros colonizadores fueronaventureros rusos que a principios delsiglo XVIII penetraron desde sus basesde pesca y caza en el este de Siberia,atraídos por esas posibilidades de pescay sobre todo por el lucrativo comercio depieles de nutria marina, las cuales sepusieron de moda entre la acaudaladapoblación de la corte del zar y motivaronla entrada por el norte de rusos así comola creación de numerosas bases comer-ciales en lugares como la isla de Kodiak,Sitka o Unalasca. A la vez, la religiónrusa ortodoxa penetró en el territorio y

se fundaron algunas bonitas iglesias queaún se conservan.

Aunque el papel más conocido en lacolonización de Alaska fue ruso, puescomo hemos dicho antes Estados Unidosno compró el territorio hasta 1867, quie-ro escribir unas líneas sobre el descono-cido e importantísimo papel que tambiéntuvo España en la conquista de esa tie-rra. Como es uno de los episodios olvida-dos de la heroica historia naval española,quiero rendir un honor a aquellosvalientes navegantes. Además, el hechode tener vinculación familiar directacon uno de sus protagonistas me haceconocer esta historia en profundidad yme pide que les hable de ese episodio taninjustamente relegado de nuestro pasa-do. La penetración rusa por el norte delterritorio fue motivo de inquietud eintranquilidad por parte de las otras dospotencias que se disputaban el dominiosobre la costa noroeste de America:España e Inglaterra. En aquellos años laprimera controlaba la mitad del conti-nente norteamericano a través delVirreinato de Nueva España que luegodio lugar a México. Inglaterra era nues-tro perpetuo enemigo, que desde sus 13colonias en la costa este y su dominio deCanadá, quería extender sus posesionesdel Atlántico al Pacífico. No olvidemosque Estados Unidos no había nacido aun,y cuando lo hizo en 1782 apenas eran 13pequeños estados al este del Missisipi,con una frontera a más de 4.000 kilóme-

Mapa Españolde 1790 en elcual se muestranlas diferentessingladuras debarcos españolesentre 1776 y1790. Aparece enel extremo sur laIsla deVancouver hastalas Islas Aleutianas aloeste de Rusia, esdecir, toda lacosta de Alaska.En el original seve que la mayoría de los accidentes geográficos tienen nombresen español,dados por nuestros marinosde final del siglo XVIII.

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tros de estas costas. En la segunda mitaddel siglo XVIII reinaba en España CarlosIII, un rey sabio y culto de la casa deBorbón, en un imperio donde merced alas posesiones de ultramar no se ponía elsol. Fue impulsor de las artes y las cien-cias además del mejor alcalde de Madrid.Inquieto ante los avances rusos y aspira-ciones británicas ordenó varias expedi-ciones navales a la costa noroeste delPacífico, desde nuestras bases en elVirreinato de Nueva España. Los barcospartían principalmente desde el puertode San Blas, cerca del actual Acapulco ylos de los puestos avanzados en el actualestado norteamericano de California,entonces español, de las ciudades de SanDiego y San Francisco. En 1773 se reci-bieron instrucciones de fletar las llama-das “Expediciones de Altura” con objeti-vo militar y sobre todo diplomático, car-tográfico y científico, al noroeste del con-tinente americano. El marino español alque corresponde el honor de ser el pri-mer explorador en estas costas fue elmallorquín Juan Pérez, quien, al mandode la fragata Santiago, llegó en enero de1774 hasta el paralelo 55 explorando lacosta oeste de Canadá y las islas deVancouver y Reina Carlota.

En 1775 el marino Juan Francisco dela Bodega y Cuadra capitaneó la siguien-te expedición con la fragata SantaGertrudis, llegando hasta el paralelo 60y descubriendo el monte San Elías, ya enterritorio de Alaska, justo al lado de lacacería que vamos a narrar. A su regresoexploró la isla de Vancouver que llamóIsla de Bodega y Cuadra, hasta su poste-rior cesión a Inglaterra. Hasta 1778, cua-tro años después que los españoles, nollegarían a esas costas dos navíos almando del capitán Cook que había zar-pado dos años antes desde Inglaterra. Asu regreso a Londres, causaron granimpacto las pieles preciosas que lleva-ban, lo cual incrementó la codicia britá-nica por estas tierras. Cuando hoy se leeen cualquier guía de turismo que el pri-mer navegante que llegó a estas tierrasfue el capitán Cook, no puedo evitar unaleve sonrisa de indignación.

Las expediciones de altura continua-ron bajo órdenes del Conde deFloridablanca y en 1787 los capitanesEsteban Martínez y Gonzalo López deHaro al mando de las fragatas Princesa ySan Carlos llegaron hasta Unalaska yexploraron las islas Aleutianas. A suvuelta el capitán López de Haro fundó el

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Joaquín Tello yJesús Montanernos muestran elpuerto de Valdez,ciudad situada enun estuario descubierto porlos navegantesespañoles en elsiglo XVIII ycuyo nombre sedio en honor delalmiranteAntonio Valdés y Bazan.


puesto de Santa Cruz de Nootka en lacosta oeste de la isla de Vancouver.Desembarcó una tropa de 28 soldados,dos cabos y un sargento y construyócasas de oficiales, de marinería y tropa,un horno, una capilla y una herrería. Ladureza por la supervivencia de esta guar-nición, durante años defendiendo el nom-bre de España a muchos kilómetros decualquier establecimientos español enMéxico o California, es otra de las triste-mente olvidadas historias de nuestro glo-rioso pasado militar. Hoy cuando sehabla de los orígenes de la colonizacióneuropea en la costa noroeste de Américase suele achacar a la fundación de unpuesto comercial británico de intercambiode pieles, fundado por James Douglas dela compañía de la Bahía de Hudson en1843. Este puesto luego creció y se convir-tió en la cuidad de Victoria, en la isla deVancouver y capital de la provincia cana-diense de Columbia Británica. Yo nopuedo evitar una irónica sonrisa, cuandopienso en aquellos valientes soldadosespañoles que 50 años antes que Douglas,saludaban cada mañana a su bandera enNootka, sólo unos kilómetros más allá.

Con la muerte de Carlos III, en 1788, ybajo las órdenes del Virrey Flores,España suaviza su postura de la luchapor norteamérica y Nootka queda aban-

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Una de las cabañas que componen el campamento base de la organización. Cada una tiene ducha, baño, dos dormitorios y unbonito cuarto de estar.

El interior de una de las cabañas de loscazadores con un magnífico Dall naturalizadoen la pared. Son magníficas la pena es que sólose está en ellas un día y luego hay que volar alos durísimos campamentos volantes.


donado. Pero en 1789 y ya bajo el reinado de CarlosIV se nombra Virrey de Nueva España a un ilustreantepasado mío, el Capitán General don JuanVicente de Güemes y Pacheco de Padilla, segundoConde de Revillagigedo. Alarmado ante las preten-siones rusas y británicas ordenó retomar la base deNootka, reconstruyó el fuerte y lo reforzó con unacompañía de voluntarios de Cataluña al mando delcapitán Pedro Alberni. Revillagigedo envió tresnavíos capitaneados por Francisco de Eliza almando de la fragata Concepción, de 30 cañones, anavegar hacia el norte y con orden de establecercombate, si fuera preciso, con cualquier nave britá-nica o rusa que intentara poner en duda la sobera-nía española en esas costas. Esta postura de fuerzadespejó cualquier duda sobre la zona y permitió quelas expediciones de altura continuaran protegidaspor la marina española

En 1790 llegó a esas costas la expedición deAlejandro Malaspina al mando de las corbetasDescubierta y Atrevida que habían partido dosaños antes de Cádiz, en un viaje de circunvalacióndel mundo. Fue un viaje de indudable interés cien-tífico llevando a bordo naturalistas, cartógrafos,dibujantes y científicos. Todos sus mapas, dibujosy trabajos se conservan en el museo Naval deMadrid donde he tenido la suerte de ver y estudiaresta joya histórica. Penetraron profundamente enterritorio de Alaska y fondearon frente al monteSan Elías dando su nombre al mayor glaciar denorteamérica, el Malaspina.

Uno de los espartanos campamentos volantes de caza decarnero de Dall. Está situado justo en la morrena de un glaciar. Observen los sobres de comida liofilizada de lamarca americana “Mountain house”, que componen laúnica dieta en estos campamentos.


Manu

Nota

Accepted definida por Manu

Nuestra presencia en Alaska se culmi-na con la expedición de 1790 de la fraga-ta San Carlos, al mando del capitánSalvador Fidalgo, armada con 50 volun-tarios de Cataluña. Fidalgo había nacidoen la Seo de Urgel en 1756 pertenecientea una familia Navarra de origen noble yhabía sido gaurdamarina en la armadahasta que ocupó el mando de Capitán enla base mejicana de San Blas. Bajo sumando el San Carlos costeó toda la costadel sur de Alaska, descubrió una bahía,hoy conocida como Orca Inlet y un mag-nífico puerto natural que bautizó comoCórdoba. Un poco más lejos descubrióotra tranquila bahía a la cual bautizócomo Valdés, en honor del almiranteespañol Antonio Valdés y Bazán, dondedesembarcó. Contactó con los nativos,intercambió regalos y realizó una solem-ne ceremonia. Los españoles levantaronuna gran cruz de madera y con los mari-neros alineados, los Voluntarios deCataluña formaron, presentaron armase izaron una gran bandera de España.Mientras vientos racheados agitaban la

enseña roja y gualda de la Real Armada,Hidalgo leyó una proclama por la quetomaba posesión de todos aquellos terri-torios para España en nombre del ReyCarlos IV. Era el 3 de junio de 1790 y elprotagonistas un heroico capitán de fra-gata español, encomendado por unVirrey de voluntad inquebrantable; enun lugar salvaje, lejano, y frío con estehumilde acto, el Imperio Español alcan-zaba la mayor extensión territorial quejamás tuvo en su historia. Mal no lodebió hacer mi ilustre antepasado, elconde de Revillagigedo, cuando a suregreso se le concedió el mayor honornobiliario que teníamos y aun tenemosen este país, que es la Grandeza deEspaña. Además, sus eternos enemigos,los ingleses, dieron su nombre, que aunse conserva, a la isla Revillagigedo,situada al sur del actual estado deAlaska, en la frontera con BritishColumbia, y cuya capital, Ketchikan, seconsidera el puerto de pesca de salmónmás importante del mundo. Y los mejica-nos, a pesar de la leyenda negra que tie-

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nen sobre su época española, dieron tam-bién su nombre, que también se conser-va, a otro archipiélago de islas descubier-to bajo su mandato, en el OcéanoPacífico, justo al oeste de la bajaCalifornia de México.

Como colofón de esta heroica y desco-nocida parte de nuestra historia militar,en 1796 se firmó la paz con Inglaterra yen México se recibieron instruccionesdetalladas de la corte de Carlos IV, deceder toda la costa oeste de América, alnorte del paralelo 48 a los codiciosos bri-tánicos, abandonar el asentamiento deNootka y todos los territorios al norte delmismo. Sólo quedaba para nuestro país,dentro del virreinato de Nueva Españalos territorios al sur del paralelo 48,actual frontera entre Estados Unidos yCanadá. Era un inmenso territorio queincluía además de México los estadosactuales de Washington, Oregón,California, Utah, Nevada, Colorado,Arizona, Nuevo México, Texas y Florida,

El magnífico guía Johnny preparando el sobrecito de comida liofilizada. Una taza deagua hirviendo, cinco minutos cerrado, y acomer. Con este régimen los componentes delgrupo perdieron un kilo de peso cada día decaza. Observese la “cómoda” pedriza en la queestán montadas las tiendas de campaña, justodebajo de la morrrena del glaciar.


es decir, un tercio de los actualesEstados Unidos de América.

El largo viaje al campamento

Con ánimo de conocer “la ÚltimaFrontera” y ver si quedaba alguna hue-lla de nuestro glorioso pasado, acabo deregresar de guiar a un grupo de buenosamigos de Armada Expediciones en unacacería en esa tierra mítica que esAlaska. El objetivo principal era el car-nero de Dall, secundariamente las aris-cas “mountain goat” y de paso ver si sedejaba ver algún grizzli, oso negro o alceque se pusiera delante de los rifles.

El viaje empezó con un largo vuelotransoceánico de Madrid a Chicago, sinmayores problemas con las armas, yaque previamente habíamos sacado loscomplicados permisos de armas deEstado Unidos. Otro saltito y aterriza-mos en Anchorage, la ciudad más impor-tante de Alaska, aunque no su capitalpues este honor corresponde a la ciudadde Junnou mucho más al sur, y sede del

gobierno estatal. Una vez allí, y suman-do mi afición a los temas históricos y elconsejo que me había dado ese magníficocazador y buen amigo que es JuanEnrique Serrano, nos fuimos a descansarde la larga jornada al acogedor"Anchorage Historic Hotel" en el nume-ro 330 de la calle E en pleno centro his-tórico de la cuidad, un pequeño y acoge-dor hotel, el más antiguo de la ciudad,fundado en 1915 y con apenas tiene 30habitaciones.

Al día siguiente el principal objetivofue visitar las tiendas de caza y deportesque hay en la ciudad y cuyos datos doy,por si les pudieran ser útiles algún día.En ellas usted podrá completar su equi-po, pero recuerdo que para ello debe con-tratar sus vuelos y conexiones de modoque le permitan tener tiempo para lascompras. Visitamos primero la magnífi-ca tienda “Mountain View SportsCenter” en la calle 3838 Old SewardHighway, donde entre osos polares yenormes alces disecados compramos lascolchonetas inflables que necesitaríamosen los duros campamentos volantes que

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Roque Armadapreparado

delante de una delas avionetas

“Supercub” enlas que te

transportan a loscampamentos

volantes. Esincreíble donde

pueden llegar a aterrizar.


nos esperaban. Luego fuimos a “BarneysSports Chalet” en el 906 W NorthenLights Blvd, mucho más pequeña y espe-cializada en material ultraligero paracaza de carneros. Por último visitamos el"Sportman´s Warehouse" situada en elnúmero 8681 de la calle Old SewardHwy. Es un enorme almacén más orien-tado a cazadores locales aunque tambiénencontrará increíbles productos a preciosmuy razonables.

Por la tarde volamos en un pequeñoavión como de 40 plazas a la ciudad deValdez, donde nos recogería la organiza-ción. Éste es el puerto natural cuyasaguas no se congelan en invierno situadomás al norte de toda América y por elloes el destino final del oleoducto que vienedel Océano Ártico, cruzando toda Alaska.Allí nos encontramos con el amable guíaJohnny, que en un descomunal todote-rreno metió todo el equipo y nos trasladóen un viaje de tres horas en coche hastael pueblecito de Chitina. Esta diminutapoblación es el último pueblo con carrete-ra al que se puede llegar, en su pista deaterrizaje te recoge la organización y enun cómodo avión Otter, monohélice, enuna hora de vuelo te traslada al campa-mento base al pie de las montañasMacColl, en la cordillera Wrangler.

Desde la avioneta pudimos ver 100 ani-males en diversos grupos y tal vez sepueda pensar que “eso está chupado”…No sabes qué equivocado estás, queridolector, pues la mayoría son hembras ycrías y los machos se saben defender enlos cortados y acantilados, pero no quie-ro anticiparme. Vayamos por partes.

A la llegada al lodge del campamentobase, nos aguardaban una serie de sor-presas muy agradables. Varias acogedo-ras cabañas de madera con tejados pin-tados de rojo y rodeadas de macizos deflores; cada una tiene un par de dormito-rios y un cuarto de estar, cuentan conducha, retretes, estufa, sofás y bonitadecoración. Un pequeño porche conincreíbles vistas y rodeado de hierba cui-dadosamente cortada que rodea cadacasita, dándole un aspecto de eleganteclub de campo inglés. Si bien las habita-ciones tienen ducha, la amable dueña,Donna, nos pide que en vez de ellasempleemos una sauna, con agua hirvien-do en la que por el procedimiento delcazo, podemos lavarnos y además noshará buena falta cuando volvamos moli-dos de los campamentos volantes. Elmotivo es ahorrar gas, pues cada bombo-na como absolutamente todo ha de sertransportado por el dueño en avioneta y

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El durísimocazador deZaragoza,

Joaquín Tello,nos muestraorgulloso su

bonito carneroconseguido

después de sietedías recechandosin parar en las

montañas.


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a su esposa le da miedo. Una cabaña másgrande hace de salón con inmensos ven-tanales y comedor. Aquí la amablemadre del organizador Eleonor, de másde setenta años prepara increíbles comi-das y agradables postres de cocina conarándanos y todo tipo de frutas del bos-que. Hay televisión, conexión a internet,cómodos sofás, teléfono por satélite…asombroso para quien conozca las durascacerías de norteamérica. Pero no tehagas ilusiones querido lector, aquí sóloestarás un día, pues a la mañanasiguiente, una vez hechas las parejasentre los cazadores y guías, saldrás en las

diminutas avionetas "Piper Supercub"hacia uno de los campamentos volantespara iniciar una de las cacerías másduras que podrás recordar en tu vida. Aldía siguiente prepararás tu mochila parair por los míticos carneros de Dall. Loideal es que lleves desde España unamochila no muy grande, pues la podrásmeter una vez allí en la brutalidad demochila que te asignarán. Una vez meti-da la ropa de repuesto, tu equipo perso-nal, tu ropa de recambio, tu saco de dor-mir y algo de comida que te asignarán,subirás a uno de estos diminutos“Supercub”, y en uno de los vuelos más

En esta foto seven tres

carneros de Dall justo

encima del rifle,que por

desgracia no fueron legales.


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bonitos que hayas hecho en tu vida, tedepositarán en uno de los campamentosvolantes. El dueño de la organización,Paul, tiene el record de Alaska de despe-gue rápido en… ¡70 metros! Estos dimi-nutos aviones apenas pesan 500 kilos,tienen un potente motor de 180 caballosy unas enormes ruedas que sólo he vistoallí, que les permiten aterrizar en cual-quier lado. Y precisamente en estaspequeñas avionetas se basa el éxito deesta organización para sus cacerías. Alvolar continuamente suministrando los10 ó 12 campamentos volantes no parande ver los carneros, los localizan desde elaire y cuando tú llegas te van a posardonde ya los tienen vistos. Dormirás enla dura tienda de campaña y al díasiguiente cazarás el animal localizado,pues en Alaska no es legal cazar elmismo día que has volado y lo cumplen arajatabla. Si en dos días no has localiza-do el carnero que buscabas o bien a éstele faltaba tamaño para ser legal, te reco-gerán. En diez minutos de vuelo, quesería un día andando, te pondrán en otro

campamento, en cuyas cercanías tienenlocalizados más carneros.

Parece fácil, pero amigo… una vez queel avión te ha dejado y se aleja, ya todo lodemás es a pie, bueno a pie y con lamochila a cuestas, que no es lo mismo. Alos cazadores más jóvenes y duros lossuelen llevar a los glaciares y si hayalguno de más edad a las McColl, dondeen principio la aventura es un pocomenos dura, pero sólo un poco.

Los carneros no viven en los glaciares,sino en las laderas de las montañas quecaen a ellos donde hay pastos y unoslíquenes que les encantan. El problemaes que sólo bajan a primera hora ydurante el día se refugian en los terrenosmás escarpados que hay más arriba.Puedes tener suerte y engancharlos aprimera mañana y habrás acabado elprimer día, como le pasó a uno de loscomponentes del grupo. O te podrá pasarcomo a mí, que después de la noche enuna pedrera al lado de un glaciar, entra-mos magníficamente a un grupo de ochocarneros a menos de 150 metros y desde

Roque Armadanos muestra laenorme mochilacon la que se desplaza a los campamentosvolantes. Ésta,llevada desdeEspaña va en elinterior juntocon media tienda, ropa derepuesto y algode comida.


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arriba y pensé que estaba chupado. Peropor desgracia ninguno llegó a tener lavuelta completa que la ley de Alaskaexige para que un carnero sea legal. Sóloles faltaba una pulgada, pero estás enEstados Unidos y no hay trampa quevalga, pues la organización cumple rigu-rosamente la ley, pues si no perderían laconcesión. Si hicieras la machada detirar sin permiso del guía, no sólo te con-fiscarán el carnero y no te lo llevarías,sino que te pondrán una descomunalmulta y te prohibirán cazar allí en lospróximos diez años. Sin embargo, acon-sejo que en cuanto veas unos carneros adistancia razonable de tiro, intentes bus-car una posición cómoda de tiro y unbuen apoyo del rifle en la mochila. Nomires al animal con tus prismáticos,mientras lo juzga tu guía, prepáratepara asegurar un buen tiro, si te autori-zan. Lleva unos prismáticos ligeros de8x30 y no más, pues casi no los vas ausar. Los carneros de Dall se localizanfácilmente, pues son blancos y en agostoy principios de septiembre, no suele

haber nieve en sus querencias. Todo elprocedimiento de juzgar el trofeo lo haráel guía con unos magníficos telescopiosSwarovski que tienen. Si no tienes suer-te ese día, volverás a tu pequeña tiendaprobablemente cansado y bastante moja-do, bien por algún chaparrón que casisiempre te cae o por el sudor de las cami-natas. No es mucho más duro que un díabueno de caminata detrás de un sarrioen el Pirineo, pero lo malo es que si notienes suerte como el simpático MarioMiguelañez, que cobró su precioso carne-ro el primer día, el cansancio se acumuladías tras día exponencialmente.

Llegarás a la tienda y, sentado en unaincómoda piedra y a la intemperie, teprepararán una curiosa comida liofiliza-da en sobre. En el mismo añaden aguahirviendo y tras cinco minutos está listopara comer. Lo curioso es que a mi megustó, pero no deja de ser insuficiente. Tepondrás ropa seca, si te queda algo en lamochila, pues por la altura no hay bos-ques y no puedes hacer fuego, por tantoal tercer día puede que no te quede seco

Joaquín Tellonos muestra unlobo que cobró

en las montañasMcColl con un

buen tiro y elanimal

corriendo atodo trapo.


ni los calzoncillos. Al saco de dormir,pues la temperatura baja mucho por latarde y a dormir en la colchoneta, sobrelas pedreras de un glaciar. Bueno, el queduerma algo en estas situaciones.

Debes llevar ropa de montañero hechacon fibras articiales tipo polipropileno, concuriosos nombres comerciales comoCoollmax, Termax, Capilene o Termastat,según las marcas, que absorben hume-


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dad, no dan olor, son agradables para lapiel y, sobre todo, secan muy rápido.Debes evitar absolutamente el algodón,incluso en los calzoncillos, pues tardamucho en secar. Forros polares finos yuna chaqueta y pantalón enterito deGoretex como capa exterior. Todo encapas finas que te puedas poner unasencima de otras, o quitar según el ejerci-cio que hagas y el calor que generes.Cuando repeches para buscar carneroste sobrará hasta la camisa, pero cuandopares en una cuerda a buscar con losprismáticos o a juzgar algún animal tepuedes enfriar, si has mojado la primeracapa. Así pues mucho, pero que muchísi-mo cuidado, a la hora de seleccionar elquipo, pero si te atreves con esta duracacería no te preocupes pues en ArmadaExpediciones somos apasionados de lamontaña y te daremos una completísimalista de equipo y de tiendas donde com-prarlo en España.

Dormirás en el suelo con una colcho-neta de “icolen”, esa especie de gomaespuma y tal vez una inflable delgadi-ta, para aislarte del duro suelo. Engeneral se llevan dos tiendas y portanto no tienes que compartir techo con

tu guía que será un duro alaskeño queseguro ronca y se tira todos los pedosdel mundo sin ningún pudor.

Y ya que he hablado del los guías quie-ro decir que son buenos. Pero buenos deverdad, auténticos hombres de los bos-ques que harán todo lo posible para quecobres tu trofeo y no salgas demasiadomagullado de esta cacería. Llevaránpesos increíbles en sus mochilas, monta-rán tiendas, prepararán campamentos, yte harán la cena (bueno el sobrecito demarras), buscarán la caza, le entrarán,la juzgarán y, si tienes suerte y cobras elcarnero, trasportarán la carne, buencasi toda. Pero no te hagas ilusiones,pues la costumbre dice que el cazador, ósea tú, debe sacar la cuerna, la piel y loslomos de su trofeo. Esto suma fácilmente25 ó 20 kilos, que deberás atar, meter oponer encima de tu mochila, además delo que ya llevas para el día. Querido lec-tor, te aseguro que en toda tu vida nuncahabrá hecho algo parecido.

Yo suelo medir la dureza de las cace-rías según la cantidad de peso queganes o pierdas en ellas. En un buensafari sudafricano sueles ganar unoskilos. Pues bien éstas se llevan de largo

Roque Armadanos muestra los

increíbles paisajesdonde se

desarrolla la cacería. El glaciarque se ve se llama

Houkins y tieneun kilómetro deanchura. Desdeaquí tuvo ocho carneros a 150

metros pero pordesgracia ninguno

llego a ser un trofeo legal.


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el récord de adelgazar. La montaña, lamochila, el mal dormir, la comida liofi-lizada, la ropa húmeda, hacen que pier-das de media un kilo por día. De modoque si tienes suerte y matas en los dosprimeros días no lo notarás casi. Tresde los cuatro componentes del grupoperdimos entre 5 y 7 kilos. Bueno, en elfondo nos vino fenomenal.

Debes entrenarte bastante andandopor montaña todo lo que puedas e inclu-so yendo a un gimnasio por lo menos tresy mejor seis meses antes del viaje. Lomejor es andar en cinta y hacer “este-pler”,- mejor con una mochila con peso-,pero debes hacerlo, pues si no, no podrásmoverte al segundo día y además habráspagado un buen dinero por ello. Y enAlaska, como en todo Norteamérica, sino matas no te devuelven un duro. Esverdad que te suelen decir que vuelvascuando quieras a coste mínimo, pero note reembolsaran un céntimo. Ellos consi-deran que su deber es hacer lo imposible

para que caces un carnero y realmente lohacen, hasta un punto que en general vamás allá del aguante de un cazadormedio español. Pero si no matas porqueno llegas a tener un carnero legal a tiro,no consideran para nada que sea suculpa. Y no lo es.

Voy a comentar algo sobre las armasadecuadas para esta cacería. No sontiros dificilísimos pues se suele tirarentre 200 y 300 metros y los carneros songrandes, pero hay que saber tirar y apo-yar firmemente el rifle en montaña.Probablemente solo tendrá una oportu-nidad en 8 ó 9 días de caza. Esta caceríaes demoledora para las armas; continúaslluvias, cruces de arroyos, arrastrándo-nos por las rocas hacen que sean muy,pero muy aconsejable llevar un rifle conculata de material sintético o kevlar. Porla noche además estarás tan cansado ycuidándote a ti mismo que apenas tequedarán ganas de limpiar el rifle, porello también será importante un cañón

El afortunado díaque consigacobrar su carnero la carnela transportarásu guía, pero tradicionalmenteel cazador llevael trofeo, la piel ylos lomos. Conello la mochilaronda los 30 kilosy aun así aJoaquín le quedaron fuerzas para sonreír.


de acero inoxidable o tratamientoantióxido. Aunque sé que esto pondrála piel de gallina al Director de estarevista, hágame caso y por lo menos aesta durísima cacería lleve uno de estasarmas, pues si no cuando terminepuede no reconocer su culata al aceiteinglés y su cañón con precioso pavónazulado. Cualquier calibre de montañaentre .270 y un .300 será suficiente. Loscuatro llevamos el mismo rifle, Blaser“off-road” con culata de plástico, siendodos 7 mm R.M., un .270 y un .300Winchester. He de decir que aunquecon nuevas cicatrices, acabaron a lacacería bastante más enteros que susdueños. Si no lo pides, no te bajarán allodge hasta que mates tu carnero. Cadados días, incluso cada día te cambiarande campamento volante con las avione-tas, siempre a carnero visto y hasta quelo consigas cobrar.

Bueno, si no renuncias antes. Yomismo, que estoy bastante trabajaditoen esto de las montañas, al cuarto díatuve que pedir que me bajaran para des-cansar un día, pues no podía más. Teníaabsolutamente toda la ropa mojada y

dolores variados en el pecho, la muñeca ylas rodillas. Indudablemente esta caceríano es para cualquiera. Deberás estar enmediana forma y debe tener toda laexperiencia de caza en montaña quepuedas. Ni se te ocurra pensar en estedestino como primera cacería america-na. Y como ya va siendo hora de acabareste largo relato, debo concluir, queridolector, que si te atreves con esta cacería,habrás cazado en la indómita Alaska,habrás visto sus glaciares, cruzado susríos y trepado sus montañas; conocerás“la última frontera”. Si logras cobrar tucarnero, que no es seguro, no te quepaduda que cuando lo mires naturalizado,sin duda lo verás como uno de los másimportantes, si no el más, entre todoslos que hayas conseguido en tu largavida de cazador.

Un abrazo y buena caza.

Nota:Agradecemos a Roque Armada ya Armada Expediciones (616 98 75 83 y91 298 19 03), e-mail [email protected], la realización de estereportaje y la cesión del material gráficoutilizado en el mismo.

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Roque Armada,organizador de la

cacería, con dosde los cazadores

del grupo nosmuestran tres

trofeos deCarnero de Dall,cobrados delante

del Lodge del campamento

base.


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ENDAS DE AZA - Caza Mayor en los Cinco Continentesdel oro”. Es salvaje de verdad, siendo el mayor estado americano con un millón y medio de kilómetros cuadrados, (como ... En la