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Ensayo metodologia 1

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Page 1: Ensayo metodologia 1

¿HACIA LA SUPERACIÓN DEL CONFLICTO ARMADO EN

COLOMBIA?: EL CASO PARAMILITAR

Marcela Taborda Mazo [email protected]

"Parece que a este nuestro pueblo, al igual del personaje de Poe, lo ha invadido la irremediable cobardía de no abrir los ojos, no tanto por esquivar la visión de horribles cosas cuanto por el fundado temor de no ver nada." Jorge Eliécer Gaitán

l conflicto armado

colombiano 1 , es quizá

uno de los asuntos que

mayor lugar ocupa en la

producción académica y en el

debate nacional; pero al mismo

tiempo, es también una de las

problemáticas sobre las que más

poca certeza se tiene en relación a sus posibilidades reales de superación;

ello por el entramado de fenómenos que encierra en sí mismo, que

transforma las viejas lógicas y genera nuevos actores y expresiones de

violencia.

1 A pesar del tratamiento ambiguo que ha tenido este concepto en el país desde los diferentes

gobiernos, para efectos del presente ensayo se entiende por Conflicto Armado al enfrentamiento protagonizado por grupos de diversa índole, tales como fuerzas militares regulares o irregulares, guerrillas, grupos armados de oposición y grupos paramilitares, que usando armas u otros medios de destrucción, provocan victimas e innumerables daños de tipo social, político, económico e inclusive cultural.

E

Foto /Archivo Semana

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El conflicto armado por el que atraviesa el país extiende sus raíces hasta por

lo menos cincuenta años atrás, con la violencia partidista y más adelante con

la aparición de grupos revolucionarios al margen de la ley como el Eln

(Ejército de Liberación Nacional) y Las Farc (Fuerzas Armadas

Revolucionarias de Colombia),además del recrudecimiento del fenómeno del

narcotráfico que ha dejado a su paso enormes daños para la sociedad y el

estado colombiano; desde entonces, el conflicto lejos de disminuir, ha

aumentado sus expresiones de manera alarmante; el foco de atención

principal ha estado centrado en la lucha armada sostenida entre dos grupos:

Las Farc y Las Auc (Autodefensas Unidas de Colombia). Estás ultimas

constituyen el tema central de análisis del presente texto, cuya finalidad es

caracterizar a este grupo paramilitar y, dado su vigente protagonismo en el

contexto colombiano, determinar sí procesos e iniciativas como la

desmovilización y la Ley de Justicia y Paz, han contribuido de manera

efectiva a la de superación del conflicto armado en Colombia.

Los grupos paramilitares,

según Stathis Kalyvas y

Ana Arjona, “son grupos

armados que están directa

o indirectamente con el

Estado y sus agentes

locales, conformados por el

Estado o tolerados por

éste, pero que se Imagen tomada de Internet

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encuentran por fuera de su estructura formal”2. Su actividad central es la

producción de violencia y, aunque no ha sido posible comprobar que tipo de

vínculo los liga al Estado, es claro que éste es un actor clave en el fenómeno

y en tanto se aduce su responsabilidad, sea por acción u omisión.

El paramilitarismo constituye un fenómeno histórico dentro del contexto

colombiano, sus orígenes se remontan a los llamados años de la violencia,

con la estrategia utilizada por las élites nacionales de acallar a sus opositores

mediante el uso de la fuerza. Sin embargo, en la historia reciente del país

puede observarse que los grupos paramilitares nacen bajo el contexto de la

Guerra Fría y la Doctrina de Seguridad Nacional que buscaba combatir a

grupos guerrilleros, tal como lo afirma el sociólogo e investigador Rainer

Huhle,

“A la aversión cuasi natural de los terratenientes y

narcotraficantes contra la guerrilla (a la cual incluían todo

campesino no conforme con su dominio incondicional sobre la

región), los militares agregaron su anticomunismo ideológico

formado en la escuela de las Américas y otros centros de

formación. Las condiciones desventajosas en la lucha contra la

guerrilla, considerada el único enemigo, hicieron casi natural la

alianza entre el Ejército y los grupos locales de poder. Lo que

posiblemente ninguno de los dos actores habría logrado sólo,

militares y bandas armadas privadas junto lo hicieron con bastante

éxito: el desalojo total de la guerrilla del Magdaleno Medio, a costo

de un sinnúmero de víctimas entre la población campesina. El

2 KALYVAS, Stathis y ARJONA, Ana. Paramilitarismo: una perspectiva teórica. En: RANGEL, Alfredo

(Editor), El poder paramilitar, Bogotá, Fundación Seguridad y Democracia- Planeta, 2005, Pág. 29.

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éxito del modelo produjo su imitación y reproducción en otras

regiones, tal como el Urabá o los Santanderes”.3

Posteriormente, con la creación en los años ochenta del grupo Muerte a

Secuestradores más conocido como Mas, y luego con la creación del

organismo de seguridad privada conocido como las Convivir – ambos grupos

desbordaron los límites de lo legal,- empieza a darse un plan de expansión y

crecimiento de los grupos de autodefensa en todo el territorio nacional con

un amplio predominio de la zona del Magdalena Medio y el departamento de

Córdoba.

Hacia el año 1997 se conforma una

unión de todos estos grupos

paramilitares bajo el mando de

Carlos Castaño y denominado Auc,

éstas logran un gran apoyo de

importantes élites regionales,

sectores sociales e incluso de

personajes insertos en la política,

que después confluirá en un

fenómeno conocido con el nombre de “parapolítica”, una macabra alineación

de intereses paramilitares y políticos con graves implicaciones para la

institucionalidad y legitimidad del estado colombiano. Es así que la

parapolítica viene a representar uno de los episodios más graves en términos

de conflicto armado en el país, del que se puede descubrir cómo el

paramilitarismo se convirtió en especialista para comprar la conciencia de los

congresistas para poder limpiar un poco - desde arriba - su camino. Se trata

3 HUHLE, Rainer, La violencia Paramilitar en Colombia: Historia, estructuras, políticas del Estado e

impacto Político. En: Revista del CESLA [En línea] 2001, N. 2, Pág. 67.

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de la inclusión de uno de los actores del conflicto armado colombiano que

más conductas sanguinarias ha ejecutado, en la actividad política del país

para la consecución de un fin determinado: decidir el rumbo del país por

medio de las esferas políticas a conveniencia propia y egoísta.

Es evidente tal como lo afirma Daniel García Peña Jaramillo que,

“el Estado le ha dado al fenómeno del paramilitarismo a lo largo

del tiempo un tratamiento cambiante y ambiguo: primero legal,

pero sin una reglamentación adecuada; luego ilegal, pero ignorado

por la política oficial o catalogado simplemente como parte anexa

al narcotráfico, y después perseguido por las autoridades, pero

apoyado por círculos de poder local, regional y nacional…Así

mismo, es obvio que los diferentes gobiernos han tenido

profundas diferencias internas al respecto y los mensajes que han

enviado han sido contradictorios”4.

De allí que por ejemplo tras las desmovilizaciones ocurridas durante el primer

periodo del gobierno de Álvaro Uribe, y la Ley 975 de 2008 de Justicia y Paz,

que prometía verdad y reparación a las victimas sobre los crímenes

cometidos por los paramilitares, hayan quedado grandes vacíos en términos

jurídicos, teóricos y prácticos; Por un lado las estructuras criminales de los

grupos de autodefensa no se eliminaron con estas desmovilizaciones; al

contrario, surgen nuevas estructuras denominadas Bacrim (Bandas

Criminales) junto con estructuras derivadas del narcotráfico, como la “Oficina

de Envigado” que siguen manteniendo fuertes disputas entre sí, y que en el

plano actual, se han trasladado al escenario urbano, sin dejar de lado

grandes zonas rurales como el bajo cauca donde operan grupos como Los

4 GARCÍA-PEÑA, Daniel. La relación del estado colombiano con el fenómeno paramilitar: por el

esclarecimiento histórico. En: Análisis Político [En línea].Bogotá, 2005, Vol. 18, N .53, Pág. 65

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Rastrojos y Los Paisas, que siguen atentando de manera directa contra la

sociedad civil y generando desplazamientos.

Vale la pena entonces preguntarse, a qué se refiere el gobierno colombiano,

cuando plantea que el conflicto armado va en camino a su desaparición, en

parte gracias a los avances propiciados por las desmovilizaciones y en la Ley

de Justicia y Paz. Indiscutiblemente, el panorama demuestra otra situación:

al no atacarse las bases estructurales del conflicto, las estructuras de poder

que lo generan siguen intactas; por ello, siempre queda la posibilidad de que

surja un nuevo actor armado que se incorpore a la dinámica del conflicto y

entre a hacer presencia y a ejercer control en zonas que antes dominaban

las autodefensas.

Por tanto el conflicto armado en estos términos está lejos de acabarse. Así el

gobierno defienda una tesis de que ahora se ha entrado en una etapa de

postconflicto, los índices de asesinatos siguen creciendo, los procesos de

reconciliación han sido superficiales, la verdad aún no ha sido revelada y las

políticas emprendidas por el estado colombiano no resuelven el problema.

Tal como afirma William Ospina, lo que arroja el panorama actual es fruto de

una manera errada de entender y administrar a Colombia, bajo una lógica

totalmente guerrerista. Vale la pena citarlo como reflexión final:

“Yo sé que quieren hacernos creer que esos monstruos son los

únicos causantes del sufrimiento de esta nación durante medio

siglo, pero yo me atrevo a decir que no es así. Esos monstruos

son hijos de una manera de entender a Colombia, de una manera

de administrarla, de una manera de gobernarla, y millones de

colombianos lo saben….Porque esos monstruos son como frutos

que brotan y caen del árbol muy bien abonado de la injusticia

colombiana. Y por eso, aunque quieren hacernos creer que serán

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estas y otras mil muertes las que le traerán la felicidad a Colombia,

los desórdenes nacidos de una dirigencia irresponsable y apátrida,

yo me atrevo a pensar que no será una eterna lluvia de las balas

matando colombianos degradados, sino un poco de justicia y un

poco de generosidad , lo que podrá por fin traerle paz y esperanza

a esa mitad de la población hundida en la pobreza, que es el surco

de donde brotan todos los guerrilleros y todos los paramilitares y

todos los delincuentes que en Colombia han sido…Qué dolor que

Colombia no sea capaz de asegurarle a cada colombiano un lugar

en el orden de la civilización, en la escuela, en el trabajo, en la

seguridad social, en la cultura, en la sana emulación de las

ceremonias sociales, en el orgullo de una tradición y de una

memoria.

Yo, personalmente, estoy cansado de sentir que nuestro deber

principal es el odio y nuestra fiesta el exterminio.”5

5 OSPINA, William, El viejo Remedio, Revista Semana [En línea], Bogotá, 2 de octubre de 2010.

Imagen tomada de Internet.

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Ahora bien, Si vamos a hablar de la violencia, el asunto toma aún mayor

trascendencia, porque lejos de verla desaparecer en el panorama

colombiano, nos encontramos ante un fenómeno que involucra todo el orden

social del país y que ha permeado todas las esferas posibles que puedan

pensarse. Bajo esta perspectiva la violencia en Colombia es fruto de una

multiplicidad de circunstancias: una clase dirigente totalmente excluyente y

elitista, una sociedad injusta e intolerante, un Estado ineficaz y nulo para

cumplir con las funciones universales que le corresponden, una país

manejado según la conveniencia de lo ilegal, plagado de corrupción y malas

administraciones gubernamentales; no queda más que plantear dos

interrogantes que constituyen la gran panacea: ¿Qué puede esperarse que

ocurra entonces en relación con la violencia en Colombia, bajo unas

circunstancias como las anteriores? Y más complejo aún: ¿Cómo pensarse

la construcción, desarrollo y evolución de un país que ha levantado sus

bases y ha aprendido a vivir bajo la lógica de la violencia?

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BIBLIOGRAFÍA

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GARCÍA-PEÑA JARAMILLO, Daniel. La relación del estado colombiano con

el fenómeno paramilitar: por el esclarecimiento histórico. En: Análisis Político

[En línea].Bogotá, 2005, Vol. 18, N .53, pp. 58-76. Disponible en:

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0121-

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HUHLE, Rainer, La violencia Paramilitar en Colombia: Historia, estructuras,

políticas del Estado e impacto Político. En: Revista del CESLA [En línea]

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KALYVAS, Stathis y ARJONA, Ana. Paramilitarismo: una perspectiva

teórica. En: RANGEL, Alfredo (Editor), El poder paramilitar, Bogotá,

Fundación Seguridad y Democracia- Planeta, 2005, pp. 25-45

OSPINA, William, El viejo Remedio, Revista Semana [En línea], Bogotá, 2 de

octubre de 2010. Disponible en:

http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/william-

ospina/columna-227426-el-viejo-remedio.

ROMERO, Mauricio (Editor). Parapolítica La ruta de la expansión paramilitar

y los acuerdos políticos [En línea]. Bogotá: Corporación Nuevo Arco Iris-

ASDI-Intermedio Editores. 2007, 472 págs. Disponible en:

http://www.nuevoarcoiris.org.co/sac/files/libros/Libro_parapolitica.pdf.